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"Año de la lucha contra la corrupción


e impunidad"

UNIVERSIDAD PRIVADA SAN PEDRO

TEMA : LA QUIEBRA

CURSO : DERECHO CONCURSAL

DOCENTE : LARREA CANO, MARIA ELENA

CICLO : IX

ALUMNO : EGZ

TRUJILLO-PERÚ
2019
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ÍNDICE

ÍNDICE ........................................................................................................................ 2

PRESENTACIÓN ........................................................................................................ 4

INTRODUCCIÓN ........................................................................................................ 5

CAPITULO I LA QUIEBRA .......................................................................................... 6

1. LA HISTORIA DE LA QUIEBRA .............................................................................. 6

2. GENERALIDADES .................................................................................................. 7

3 SUJETOS DE LA QUIEBRA ................................................................................... 8


4. LA MASA DE LA QUIEBRA..................................................................................... 9
5 DECLARACIÓN DE QUIEBRA ............................................................................. 10

6. PROCEDIMIENTO DE LA QUIEBRA .................................................................... 10

7. LA QUIEBRA EN LA LEY GENERAL DEL SISTEMA CONCURSAL ................... 11

CONCLUSIONES...................................................................................................... 19

BIBLIOGRAFÍA ......................................................................................................... 20
......................................................................................................................................
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INTRODUCCIÓN

Hacer una declaración de quiebra puede parecer muy tentador, sobre todo si el deudor
tiene enormes cantidades de deudas. Se ve a mucha gente que está en búsqueda de
una solución rápida para borrar sus deudas a menudo como una opción práctica y
eficaz. Ven en el procedimiento de declaración de quiebra como la mejor opción que
está a su disposición. Para algunas personas es el caso probablemente, pero deben
comprender que la declaración de quiebra nunca se ha concebido para ser una
solución para todos los problemas de deudas.

Se estableció para las personas que a través de situaciones extremas, no tienen


capacidad para reembolsar las deudas que incurrieron en algún tiempo.

Esta situación de insolvencia patrimonial en la que se encuentra un deudor mercantil


que sobresee el pago corriente de sus obligaciones, puede desembocar en una
declaración judicial de quiebra.

Pero la quiebra es un status jurídico que tiene que ser declarado judicialmente, sin
que pueda ser declarada de oficio. Con la declaratoria de quiebra siguen más etapas
del proceso como la creación de los órganos de gestión, de representación, el órgano
de deliberación, el apoderamiento del patrimonio, etc.
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CAPITULO I LA QUIEBRA
LA HISTORIA DE LA QUIEBRA

El procedimiento de quiebra que hoy conocemos encuentra su origen en los Estatutos


de la ciudad Estado de Venecia, y de las ciudades italianas de Génova, Milán,
Florencia, quienes, siguiendo las viejas instituciones del derecho romano, trazaron un
procedimiento más o menos simple, para confrontar y solucionar el estado de
insolvencia de los deudores y el cobro de las acreencias por parte de los acreedores.
Ya hacia 1498, Génova, contaba con un estatuto en el cual se contemplaba el
concordato mayoritario y las nulidades de las operaciones realizadas por los
comerciantes en estado de cesación de pago en el denominado “período
sospechoso”, los cuales, como veremos, caracterizan este proceso.

Si bien la quiebra en sus orígenes, en el antiguo derecho romano, fue considerada


como un procedimiento penal, que sin distinguir entre comerciantes y civiles,
sancionaba, en un principio, con la ejecución en la persona del deudor el no
cumplimiento de sus obligaciones contractuales, este rigor dio paso a otras medidas
que recaían sobre los bienes del mismo, viéndose privado de ellos, como forma de
hacerlas efectivas.

Es lo que actualmente se conoce como embargo, cuyas raíces se encuentran en el


antiguo derecho germánico de donde fue adoptado por la legislación francesa,
después de haberse desarrollado por los usos y costumbres.

En un principio, la regulación no distinguía entre la quiebra simple y la bancarrota,


siendo asimilables ambas a una manifestación dolosa del comerciante deudor,
sancionada penalmente, quien era tratado como un criminal.

En la historia de la evolución del derecho francés, la bancarrota, como crimen que era
considerada, requería de la intervención del Estado.

La Quiebra en la Edad Media y Moderna. En el derecho Germano se da la intervención


de los órganos públicos para estos casos. Se dice que la quiebra es de origen italiano
ya que fue aquí donde se establecieron las normas para la quiebra de forma amplia y
precisa difundiéndose después por toda Europa.

En la edad media hay dos grandes sistemas que se refieren a la quiebra: El italiano,
liberal, que se caracteriza por la auto administración de la quiebra por los acreedores,
y el español, oficial caracterizado por la marcada intervención en todas las etapas del
procedimiento.
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El primer ordenamiento moderno que tuvo trascendencia casi universal fue el Code
de Comerse de 1808 el cual fue modelo para casi todos los códigos Europeos o
Americanos ya sea directa o indirectamente.

2. GENERALIDADES

La quiebra en el Código de Comercio de 1902 se encuentra regulada en el Libro IV


referido a suspensión de pagos, quiebras y prescripciones, específicamente en la
Sección Primera que trata la suspensión de pagos y quiebras en general en los
artículos 883º al 952º.

La declaración judicial de suspensión de pagos del comerciante, era realizada debido


a que éste no tenía bienes suficientes para cubrir su pasivo o cuando no podía pagar
una obligación y transcurridas las cuarenta y ocho horas que la obligación se
encontraba vencida. Ya en la etapa en la que el acreedor no estaba en capacidad de
declarar bienes libres de gravamen el acreedor o el propio deudor podían solicitar se
declare el estado judicial de quiebra.

Igualmente se podía solicitar la quiebra del comerciante cuando se había fugado u


ocultado, declaración que iba acompañada del cerrajamiento de sus escritorios,
almacenes o dependencias, sin que haya dejado persona que en su representación
dirija o cumpla sus obligaciones.

De igual manera la norma establecía que una vez declarada la quiebra, el quebrado
quedaba inhabilitado para la administración de sus bienes, quedando nulos todos los
actos posteriores a tal declaración.

Un aspecto interesante de dicha norma eran las consideraciones del Título III en el
que se trataban las clases de quiebra como la insolvencia fortuita, la insolvencia
culpable y la insolvencia fraudulenta.

La quiebra fortuita del comerciante, estaba referida a la sobrevivencia de infortunios


casuales a los comerciantes que actuaban en el orden regular y prudente de la buena
administración mercantil y por lo cual su capital se reducía al extremo de no poder
satisfacer en todo o en parte sus obligaciones.

La quiebra culpable estaba referida a la responsabilidad en el actuar del comerciante,


definiendo la norma cuáles eran los actos o hechos que hacían que una quiebra del
comerciante se considerara culpable, éstos eran: gastos domésticos excesivos y
desproporcionados con relación al haber líquido; pérdidas sufridas en cualquier
especie de juego, que excedan de lo que normalmente se solía gastar en éste tipo de
entretenimientos; pérdidas sufridas como consecuencia de apuestas imprudentes y
cuantiosas o por compraventas que tenían por objeto dilatar la quiebra. Si el
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comerciante vendía durante los seis meses siguientes a la declaración de quiebra y


por debajo del precio corriente, bienes adquiridos al crédito; o cuando el comerciante
quebrado tenía deudas directas equivalentes al doble del haber líquido resultante de
su último inventario.

El antiguo Código también consideraba quiebra culpable (salvo excepciones en donde


se demostraba lo contrario), cuando el comerciante no llevaba libros de contabilidad
conforme los requisitos establecidos; la quiebra no hecha manifiesta en el término de
la norma y la ausencia del comerciante durante su declaración de quiebra o durante
el juicio de la misma y que no se haya presentado ante el juez como fijaba la ley.

De otro lado la quiebra fraudulenta era reputada a los comerciantes cuando concurrían
elementos como la desaparición de todos o parte de sus bienes; incluía en su
documentación balances, memorias, libros, créditos, deudas, etc. no ciertas; no
llevaba libros o llevándolos no eran asentados en el tiempo o lugar correctos; alteraba
los libros en perjuicio de terceros; ocultaba el balance, dinero, créditos o derechos;
consumía o aplicaba para beneficio y negocios propios, fondos ajenos.

3. SUJETOS DE LA QUIEBRA

Dentro de este proceso existen dos tipos de sujetos. El activo y el pasivo. Obviamente
el primero está constituido por todos los acreedores del deudor, y dentro de tal
expresión caben las acreencias de cualquier clase, sin distingo ni exclusión alguna.

En lo tocante al sujeto pasivo de la quiebra, es obligatorio examinar varias situaciones.


En efecto, los sujetos pasivos pueden ser distintos: el comerciante individualmente
considerado, bien que lo hubiera sido o que haya fallecido, y las sociedades
comerciales.

a. Los comerciantes individualmente considerados.

Cualquier comerciante individual que sobresea en el pago corriente de dos o más de


sus obligaciones mercantiles está en estado de quiebra, debiendo proceder a poner
en conocimiento del órgano jurisdiccional la respectiva cesación de pagos, dentro del
término legalmente establecido. Por comerciante individualmente considerado debe
entenderse a la persona natural que en forma profesional, habitual y permanente se
dedica al ejercicio de actividades catalogadas por la ley como de carácter comercial.

La quiebra en estas personas puede acontecer durante el ejercicio comercial, o ya


habiéndose retirado de tales actividades, e incluso una vez fallecido. La primera
situación es apenas obvia, ya que es durante la práctica del comercio donde se
presentan en su gran mayoría eventos de cesación de pagos que conllevan a la
quiebra.
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En cuanto a las demás circunstancias, el inicio segundo del artículo 1937 del Código
de Comercio expresamente indica que la muerte del deudor o su retiro del comercio
hallándose en cesación de pagos, no impide la declaración de quiebra, sólo que ésta
no podrá pedirse sino dentro del año siguiente a la muerte o retiro.

b. Las sociedades mercantiles.

Las sociedades comerciales también pueden ser objeto de quiebra. Empero, el inciso
tercero del artículo 1937 del Código de Comercio manda que sólo podrán ser
declaradas en quiebra hasta el vencimiento del año siguiente a la fecha de inscripción
de su liquidación en el registro mercantil de la Cámara de Comercio. “ Para la correcta
interpretación de esta norma y determinar sus alcances, es necesario tener presente
otras disposiciones del Código, especialmente por cuanto también existen las
sociedades civiles, con respecto a las cuales no procede la quiebra sino el concurso
de acreedores que se tramita como la quiebra (art. 570 del C. de P.C.).

Entre otras normas tenemos el artículo 100, el cual enseña que se tendrán como
comerciales, para todos los efectos legales, las sociedades que se formen para la
ejecución de actos y empresas mercantiles. Si la empresa social comprende actos
mercantiles y actos que no tengan esa calidad, la sociedad será comercial. Agrega el
mismo artículo que las sociedades por acciones y las de responsabilidad limitada se
regirán por las normas de las compañías comerciales, cualquiera que sea su objeto.

4. La Masa de la Quiebra

La masa de la quiebra es el conjunto de bienes, o como suele llamarse universalidad


de bienes, embargables del deudor, ya sean actuales o futuros, e incluso los efectos
especialmente al pago de determinadas obligaciones, como lo indica el artículo 1961
del Código de Comercio.

La masa de la quiebra surge con la misma declaración del comerciante fallido, en la


cual debe especificar los bienes que posea. En este concepto de bienes se sitúan los
muebles e inmuebles, muebles, créditos, etc. Pero no sólo con las manifestaciones
deudor, sino también, con la denuncia de bienes que hagan los acreedores y los que
resulten del examen de los libros, documentos y balances que presenta el quebrado
al juzgado respectivo.

Para conformar la masa de quiebra, para proteger los bienes que la componen, el juez
debe separar el quebrado de su administración y decretar algunas medidas tendientes
a proteger la masa formada. Dentro de estas medidas se encuentran la guarda de los
bienes, y el embargo y secuestro de los mismos.

En términos generales la quiebra está compuesta tanto por los bienes embargables
del deudor, actuales o futuros o efectos al pago de ciertas obligados, como por los
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bienes que ingresen al patrimonio de la quiebra como producto del ejercicio de


acciones de revocación, simulación y disolución.

Bienes Excluyentes:

No todos los bienes que posea el fallido comerciante al momento de la declaración de


quiebra son parte de la masa de quiebra. Algunos de los bienes pueden ser tenidos
no a título de propiedad, sino a otro diferente, por lo tanto no hacen parte de la masa
de quiebra los siguientes bienes:

1. Las mercancías que tenga el quebrado en su poder a titulo de comisión;

2. El dinero remitido al quebrado, fuera de cuenta corriente;

3. Las cantidades que estén debiendo al quebrado por cuenta ajena;

4. Las mercancías que el quebrado haya adquirido al fiado; mientras no se haya


producido su entrega;

5. Los bienes de que sea titular el cónyuge del quebrado;

6. En general, las especies identificables que aun encontrándose en poder del


quebrado, pertenezcan a otro persona.

5. DECLARACIÓN DE QUIEBRA

La declaratoria de la quiebra de un comerciante o de una sociedad de comercio, solo


podrá ser pronunciada una vez se haya levantado el acta de no conciliación que prevé
la ley No. 4587 de 1956 a partir de cual momento es posible apoderar al tribunal.

La redacción del artículo 437 del Código de Comercio permite afirmar que, y de forma
draconiana, un comerciante está en estado de quiebra, tan pronto como cae en
cesación de pago, en este aspecto, el tribunal se ha de limitar a declarar la quiebra,
fijando como fecha efectiva de esta, la del momento en que se verificó el día en que
se produjo la cesación de pago.

La quiebra puede ser declarada, no obstante haberse verificado el fallecimiento del


comerciante, y para ello la acción de que se trata deberá verificarse en el plazo de un
(1) año contando a partir de la fecha del óbito de este; el propósito de perseguir la
declaratoria de quiebra de un comerciante fallecido en estado de cesación de pago,
es impedir que los activos de su patrimonio pasen a sus herederos y sucesores,
quienes podrían ser compelidos en caso de aceptación de la sucesión al pago de
dichos valores.
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6. PROCEDIMIENTO DE LA QUIEBRA

1. Preliminar obligatorio de la conciliación;


2. Acta de no acuerdo;
3. Demanda a cargo de uno cualquiera de los acreedores del Ministerio Público o
del propio deudor, de la declaratoria de cesación de pago, apoderando al
tribunal de Primera Instancia del Distrito Judicial del domicilio del deudor;
4. Declaratoria de quiebra por sentencia del Tribunal;
5. Sentencia.

7. LA QUIEBRA EN LA LEY GENERAL DEL SISTEMA CONCURSAL

Artículo 99.- Procedimiento judicial de quiebra

99.1 Cuando en los procedimientos de disolución y liquidación se verifique el supuesto


previsto en el Artículo 88.7 el Liquidador deberá solicitar la declaración judicial de
quiebra del deudor ante el Juez Especializado en lo Civil.

99.2 Presentada la demanda el Juez, dentro de los treinta (30) días siguientes de
presentada la solicitud, y previa verificación de la extinción del patrimonio a partir del
balance final de liquidación que deberá adjuntarse en copia, sin más trámite, declarará
la quiebra del deudor y la incobrabilidad de sus deudas.

99.3 El auto que declara la quiebra del deudor, la extinción del patrimonio del deudor
y la incobrabilidad de las deudas, deberá ser publicado en el Diario Oficial El Peruano
por dos (2) días consecutivos.

99.4 Consentida o ejecutoriada la resolución que declara la quiebra, concluirá el


procedimiento y el Juez ordenará su archivo, así como la inscripción de la extinción
del patrimonio del deudor, en su caso, y emitirá los certificados de incobrabilidad para
todos los acreedores impagos. Asimismo, la declaración de la extinción del patrimonio
del deudor contenida en dicho auto, deberá ser registrada por el Liquidador en el
Registro Público correspondiente.

99.5 Los certificados de incobrabilidad también podrán ser entregados por la Comisión
en aquellos casos en los que un acreedor manifieste su voluntad de obtenerlos una
vez que se acuerde o disponga la disolución y liquidación del deudor. Dichos
certificados generarán los mismos efectos que aquéllos expedidos por la autoridad
judicial en los procedimientos de quiebra. En tal caso, la Comisión emitirá una
resolución que excluya a dicho acreedor del procedimiento concursal.

99.6 La declaración de la incobrabilidad de un crédito frente a una sucursal que es


declarada en quiebra, no impide que el acreedor impago procure por las vías legales
pertinentes el cobro de su crédito frente a la principal constituida en el exterior.
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COMENTARIOS:

El numeral 99.1 establece que cuando en los procedimientos de disolución y


liquidación se verifique el supuesto de haberse extinguido la totalidad del activo del
deudor, se deberá presentar la demanda de declaración judicial de quiebra del deudor
ante el Juez especializado en lo Civil.

La quiebra no es fenómeno económico que interese solo a los acreedores. Se trata


de una manifestación de carácter económico- jurídica, en la que el Estado tiene interés
preponderante fundamental.

El numeral 92.2 señala que luego de presentada la demanda, el juez de la causa


dentro de los treinta (30) días de recibida y declarara mediante auto motivado la
quiebra del deudor y la incobrabilidad de las deudas no canceladas por el liquidador.
Por ende, es necesario que verifique la extinción total del patrimonio a partir del
balance final de liquidación.

En el caso de declaración en quiebra, por lo contrario, el fallido queda privado de todo


poder sobre sus bienes, de donde la ley menciona en forma clara el régimen de
desapoderamiento y los bienes desapoderados, con las exclusiones de determinados
bienes que la ley enumera en forma expresa.

El numeral 99.3 prescribe que el auto que declara la quiebra del deudor, la extinción
del patrimonio y la incobrabilidad de las deudas, debe ser publicado en el Diario Oficial
“El Peruano” por dos (2) días consecutivos, con lo cual se otorga la publicidad debida
al tema falencial.

El numeral 99.4 establece que consentida o ejecutoriada el auto que declara la quiebra
concluirá el procedimiento y el Juez ordenara su archivo, así como la inscripción de la
extinción del patrimonio del deudor, y en su debida oportunidad otorgara los
certificados de incobrabilidad a todos los acreedores impagados. Asimismo, se ordena
que dicha declaración sea inscrita por el liquidador en el Registro Público
correspondiente. Consideramos que debió incluirse en la norma bajo responsabilidad,
pues resulta importante que se otorgue la publicidad registral al asunto de la extinción
de la empresa, sobre todo para efectos tributarios.

El numeral 99.5 señala que los certificados de incobrabilidad podrán ser entregados
por la comisión en aquellos casos que un acreedor manifieste su voluntad de
obtenerlos una vez que se acuerde o disponga la liquidación del deudor. Ello resulta
ser expeditivo para los acreedores, a efectos de no participar del procedimiento, a
sabiendas de no obtener resultados satisfactorios de cobro, con lo cual la Comisión
debe expedir resolución que excluya a dicho acreedor del procedimiento concursal.

El numeral 99.6 prescribe que la declaración de incobrabilidad de un crédito frente a


una sucursal que es declarada en quiebra, no impide que el acreedor impago procure
por las vías legales pertinentes el cobro de su crédito frente a la principal constituida
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en el extranjero. La finalidad es arribar a mecanismos que favorezcan la protección


del crédito de los acreedores e incentiven una labor diligente del deudor.

Luego de lo expresado debemos mencionar que la doctrina señala de acuerdo a lo


expresado por De Semo quien define a la quiebra como un complejo orgánico de
normas, de carácter formal y substancial de los actos jurídicos prevalentemente
procesales que tiene por finalidad dar fin al procedimiento de liquidación, consistente
en culminar la realización del activo que conforma la masa concursal y la consiguiente
repartición promocional entre todos los acreedores, organizados unitariamente, salvo
aquellos munidos de causa legítima de preferencia.

Para Bonelli el esquema del instituto es prevalentemente procesal. Para él, la falencia
se encuentra adscrita en el derecho procesal, aun debiéndose notar que el
procedimiento inicial y fundamental que se origina no entra estrictamente en el
concepto de jurisdicción contenciosa ni en el de voluntaria sino que participa de
ambas.

Satta, la quiebra es por excelencia un procedimiento concursal, el cual implica que la


consecuencia de la crisis económica de un patrimonio, esto es la satisfacción de los
acreedores, sea reparada mediante una regulación de todas las relaciones, y no
solamente esto, sino con una regulación igual para todas las relaciones (par conditio
creditorum) salvo naturalmente las causas legitimas de prelación, es decir, que las
relaciones se presenten ya al concurso como desiguales.

Como señala Fernández la acción individual como medio de ejecución, tiene en mira
el incumplimiento, y su objeto es compeler al deudor a ejecutar aquello a que se ha
obligado (dar hacer o no hacer). Los procedimientos concursales, en cambio, tienen
por mira la impotencia patrimonial del deudor, es decir, el estado de cesación de
pagos.

Por su parte Satonowsky siguiendo a Brunetti sostiene que la quiebra no es concebida


como un proceso análogo al de ejecución singular sino “fundamentalmente”, como un
conjunto de actos de naturaleza varia por los cuales los acreedores son organizados
con el fin de obtener por medio de los órganos adecuados del Estado, la satisfacción
de sus pretensiones con perfecta paridad de tratamiento – salvo los derechos de
preferencia reconocidos- cuando el patrimonio del deudor, que ha cesado en sus
pagos, se vuelve presumiblemente insuficiente para garantizar el pago íntegro.

Pajardi consiste, concretando las siguientes notas diferenciales:

1) La quiebra comprende todo el patrimonio del deudor abarcando los convenios


pendientes;
2) La quiebra se instaura y se desarrolla en el interés de todos los acreedores;
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3) En la quiebra se establecen todas las relaciones de los acreedores con todos


los bienes del deudor según el principio de la distribución de las pérdidas en
igual medida (par conditio creditorum);
4) La quiebra se declara mediante una sentencia de comprobación (certeza de
derecho) de los presupuestos de la ley;
5) La declaración de quiebra excluye el ejercicio de la acción ejecutiva ordinaria
del acreedor.
6) El proceso de quiebra es conducido por un especial órgano judicial el cual se
sustituye de modo especial a los acreedores y al deudor;
7) En la quiebra se instaura
Artículo 100.- Efectos de la quiebra

100.1 El quebrado, mientras dure ese estado, está impedido de:

a) Constituir sociedades o personas jurídicas, en general, o de formar parte de las ya


constituidas;

b) Ejercer cargos de director, gerente, apoderado o representante de sociedades o


personas jurídicas, en general;

c) Ser tutor o curador, o representante legal de personas naturales;

d) Ser administrador o liquidador de deudores en los procedimientos regulados en la


Ley.

100.2 El quebrado no deviene en incapaz por razón de la quiebra, por lo que puede
ejercer sus derechos civiles sin más limitaciones que las señaladas en el párrafo
anterior.

100.3 Al Presidente del Directorio de la empresa concursada así como al titular de


ésta se le aplican los mismos efectos señalados en el numeral primero del presente
artículo derogado por el Artículo 2 de la Ley N° 28709.

100.4 Corresponde al liquidador o a cualquier interesado inscribir la quiebra en el


Registro pertinente.

COMENTARIOS:

El numeral 100.1 establece que el quebrado estará impidiendo mientras dure su


estado falencial de realizar las actividades siguientes:

(i)Constituir sociedades o personas jurídicas en general;

(ii)Ejercer cargos de director, gerente, apoderado o representante de sociedades;

(iii)Ser tutor o curador o representante legal de personas naturales;


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(iv)Ser administrador o liquidador de deudores.

En verdad, no pareciera demasiado grave la imputación: algo similar han dicho las
tratadistas italianos, al criticar su Código de Comercio de 1865 que, siguiendo los
lineamientos de las leyes francesa y belga de la materia, había omitido este tipo de
regulación más casuística y por ello mismo (no siempre el casuístico es deplorable),
más necesaria. La construcción doctrinaria sobre las quiebras o bancarrotas había
elaborado un conjunto de reglas, acorde con las diversas situaciones planteadas que
procuraban conciliar los intereses de lo ya existente, contrapuesto por la quiebra.

Tales efectos se orientan a restricciones de índole societaria principalmente (como


puede ser la constitución de sociedades o la asunción de cargos directivos o
gerenciales), dejándose a salvo los derechos civiles del quebrado.

Si bien la normativa vigente va directamente a los casos, es posible enunciar algunos


principios generales en la materia:

a) Cuando se hace referencia a las relaciones jurídicas preexistentes quiere


decirse aquellas que, si bien perfeccionadas entre las partes, aun no se
encuentran terminadas, a la fecha de declaración de quiebra. Quedan pues,
excluidas, tanto las relaciones no constituidas, todavía, como aquellas otras
en la que la obligación de una de las partes ha sido cumplida, de tal modo que
no queda otra cosa que una deuda a favor o en contra del fallido.

b) Por si misma considerada, la quiebra no importa la resolución de las relaciones


jurídicas preexistentes; tampoco puede ser considerada como antecedente
(o causa, para los casualistas) para no cumplir. En consecuencia, la relación
preexistente se transmite tal cual, a la quiebra, sin sufrir modificaciones en la
modalidad como se había constituido interpartes.

c) En esta sistematización de los principios generales orientadores en la materia,


los autores están de acuerdo en decir que posee un carácter substancial a
esas relaciones preexistentes, cuyos efectos se extienden, así, más allá del
procedimiento de la quiebra. Conviene tener presente esto para diferenciarlo
de la revocación de los actos perjudiciales a los acreedores.

Hemos de acotar que somos contratarios, a lo que establece el inciso pertinente a


negar la figura de la incapacidad del fallido, puesto que consideramos que al incurrir
en mala gestión, debe ser comprendido como tal, al interior de la figura de incapaz
relativo, tal como lo prevé nuestro ordenamiento sustantivo. Consideramos que pasar
por alto el tema, no ayuda a incentivar que el comerciante proteja el crédito y realice
de manera diligente su labor en el mundo negocial.

El numeral 100.2 establece que el quebrado no deviene en incapaz por razón de su


estado falencial, pudiendo ejercer sus derechos civiles, sin más limitaciones que las
señaladas en el numeral precedente.
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El numeral 100.3 señala que al Director del Directorio de la empresa concursada, así
como al titular de esta se le aplican los mismos efectos señalados en el numeral 100.1.
Asimismo, el numeral 100.4 prescribe que corresponde al liquidador o a cualquier
interesado inscribir la quiebra en el Registro Personal, asunto que coincide con lo
establecido en el numeral 99.4 de la presente Ley siendo un acto de mero trámite,
pero reiteramos con un grado de responsabilidad que no se sanciona.

Artículo 101.- Rehabilitación del quebrado

101.1 Transcurrido el plazo de cinco (5) años contado desde la fecha de expedición
de la resolución judicial que declara la quiebra, cesará el estado de quiebra, aun
cuando los créditos no se hubieran alcanzado a pagar con los bienes del quebrado,
siempre que se acredite que el deudor no ha sido condenado por los delitos previstos
en los Artículos 209, 211, 212 y/o 213 del Código Penal, así como que no tiene
procedimiento penal abierto por dichos delitos.

101.2 Producido el cese del estado de quiebra, cualquier interesado podrá solicitar la
cancelación de las inscripciones que se hubiesen realizado en el Registro Personal y
en los registros correspondientes, para lo cual bastará con la presentación del
certificado expedido por la autoridad competente que acredite no haber sido
condenado por los delitos previstos en los artículos mencionados en el párrafo
anterior, así como que no tiene procedimiento penal abierto por los mismos.

101.3 Cuando el deudor haya sido condenado, el Juez Penal ordenará la inscripción
en el Registro Personal de la resolución consentida o ejecutoriada que establece la
responsabilidad penal por dichos delitos. En este caso, sólo podrá obtenerse la
rehabilitación una vez cumplida la pena impuesta.

101.4 El plazo de rehabilitación para los representantes a que se refiere el Artículo


101.1 se computa desde la fecha en que quede firme o consentida la resolución que
declara la quiebra de la persona jurídica que representan.

101.5 En estos casos, también procede la inscripción en los términos del Artículo

COMENTARIOS:

El numeral 101.1 señala que transcurrido un plazo de cinco (5) años contado desde
la fecha de expedición de la resolución judicial de quiebra, culmina el estado falencial
del deudor, aun cuando no se haya cancelado los créditos y siempre que no hay sido
condenado por los delitos de quiebra fraudulenta o connivencia maliciosa previstos en
el Código Penal o tener procedimiento penal abierto por dichos delitos.

El fallido queda inhabilitado desde la fecha de la quiebra.

No se puede olvidar que en esta palabra perdura una nota infamante, caracterizando
la quiebra de los viejos tiempos; aun un tratadista de la talla de Satta se refiere a una
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“buena conducta específica” dirigida a la reparación del daño producido con la quiebra
o bancarrota, agregando que el plazo de cinco años es relativamente breve.

Se limita a reconocer un derecho que el afectado adquirió por imperio de la ley. El


efecto de la resolución jurisdiccional lo es retroactivo al momento en que se adquirió
el derecho, con efecto al día en que se produjo el cese efectivo de la inhabilitación. Es
igual que en la prescripción liberatoria: el juez declara prescripto un derecho, con
efecto al día en que la prescripción opero, y se limita a verificar si no hubo causales
interruptoras o suspensivas del plazo.

García Caffaro tomando una cita de Rocco, ubica el enfoque del instituto
diferenciándolo, conforme a dos grandes normativas: por un lado, la germánica,
mirando suavemente la incapacidad falencial a fin de que, terminando el concurso, el
fallido fácilmente y con relativa rapidez reintegrarse al comercio; y por el otro, la
corriente latina (nosotros diríamos, precisando un poco, la de influencia francesa, por
la repercusión de sus leyes sobre quiebra), apegada al carácter infamante de la
institución quiebrista, con toda su secuela personal. No debe tomarse al pie de la letra,
sin embargo esta mención generalizante; basta para ello consignar que en la propia
Italia su Código de Comercio de 1882 no establecía el procedimiento de rehabilitación,
el que fue posteriormente instituido en su Ley de Quiebras de 1942.

En consecuencia, como establece el numeral 101.2 a partir de la rehabilitación, el


fallido puede dedicarse a ejercer el comercio por su propia cuenta, sin que los bienes
que pese a adquirir en el futuro deban responder por las deudas de su bancarrota o
quiebra; se trata – entendemos- de dos etapas perfectamente delimitadas.

En efecto, en el ámbito de la quiebra, la rehabilitación puede ser definida como una


declaración judicial en virtud de la cual se habilita de nuevo al quebrado para el
ejercicio de aquellas actividades y derechos para los que había sido inhabilitado como
consecuencia de la declaración de quiebra.

Hemos de observar que la Ley incorpora a diferencia de la anterior legislación


concursal, la institución de la rehabilitación del quebrado persona natural, con el
objetivo de dotar de seguridad a los negocios jurídicos de la persona declarada en
quiebra ya que a partir de cumplido el plazo correspondiente desde la expedición de
la resolución judicial que declara la quiebra puede cesar dicho estado.

La persona natural que luego de estar sometida a un proceso concursal que


desencadeno en la liquidación de su patrimonio y que luego de extinguido, fue
declarada en quiebra, por medio de esta precisión legal tiene la posibilidad de dejar
de estar en la condición permanente de quebrado, es decir, de incapacidad relativa.

La Ley otorga una excepción, la misma se produce cuando el deudor ha sido


condenado por los delitos tipificados en los artículos 209, 210,211, 212 y 213 de
Código Penal, es decir, cuando en un proceso concursal el deudor, la persona que
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actúa en su nombre, el administrador o el liquidador oculte bienes, simule, adquiera


deudas, enajenaciones, gastos o perdidas y realice actos de disposición patrimonial
preferentes o no , posponiendo el pago del resto de acreedores, así como los demás
delitos tipificados en los artículos mencionados del Código Penal.

El numeral 101.3 establece que cuando la persona ha sido condenada por el Juez
Penal, este ordenara la inscripción en el Registro Personal de la resolución consentida
o ejecutoriada que establece la responsabilidad penal por dichos delitos. De esta
manera la persona condenada no se liberara de la situación de quebrada y por ende,
de la situación de incapaz relativo.

Asimismo, el numeral 101.4 fija como plazo de rehabilitación para los representantes
a que se refiere el numeral 101.1 desde la fecha en que queda firme o consentida la
resolución que declara la quiebra de la persona jurídica que representan, en cuyo
caso en observancia con el numeral101.5 procede la inscripción a cargo del
interesado.

Artículo 102.- Quiebra en la Ley General de Sociedades

Cuando se produzca el supuesto previsto en el Artículo 417 de la Ley General de


Sociedades, el Juez competente tramitará la declaración de quiebra del deudor de
conformidad con las disposiciones establecidas en el presente Título, sin que para tal
efecto sea necesario que dicho deudor se someta al Procedimiento Concursal
Ordinario previsto en la Ley.

COMENTARIOS:

La figura de quiebra en la Ley General de Sociedades, se enmarca en lo dispuesto en


el artículo 417 que establece que los liquidadores de las sociedades sometidas a
procesos liquidatorios al amparo de la Ley General de Sociedades, podrán solicitar al
Juez la declaración judicial de quiebra del deudor de acuerdo a lo establecido en el
proceso de quiebra regulado en la presente Ley. La precisión de la Ley respecto a que
puedan utilizarse las normas concursales para iniciar la quiebra, luego de la extinción
del patrimonio de la empresa sometida a una liquidación al amparo de la Ley General
de Sociedades, reduce costos a las partes ya que se ha eliminado el presupuesto que
los liquidadores se encuentren administrando procesos liquidatorios bajo el amparo
del cuerpo legal antes citado, tengan que necesariamente iniciar procesos
concursales antes de iniciar el proceso de quiebra.
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CONCLUSIONES

 Si bien la quiebra en sus orígenes, en el antiguo derecho romano, fue


considerada como un procedimiento penal, que sin distinguir entre
comerciantes y civiles.
 Dentro de este proceso existen dos tipos de sujetos. El activo y el pasivo.
 Se denomina quiebra al estado de insolvencia en que se halla un deudor
comerciante, persona física o jurídica, al no poder hacer frente a sus
obligaciones, por no contar con activo suficiente. Se conoce también esta
situación como bancarrota.
 Se ha de entender por quiebra la situación legal de un comerciante que ha
entrado en cesación de pagos, entendiéndose por esto, el estado de
insolvencia que impide a un deudor cumplir con sus obligaciones esenciales.
 Realizando el estudio de La Quiebra, como estado jurídico en que entra un
comerciante debido a su imposibilidad de cumplir con sus obligaciones de pago
concluimos que existe un gran y profundo desconocimiento por parte de los
comerciantes con relación al proceso de La Quiebra. Decimos esto ya que a
diario vemos como en nuestros tribunales se ventilan casos que a nuestro juicio
pudieron ser evitados con tan solo dar un seguimiento adecuado y oportuno al
proceso de declaración en Quiebra.
 Desde el punto de vista del consumidor podríamos decir que hay más quiebras
porque hay más consumo, porque no hay educación antes, durante y después
del endeudamiento, porque el crédito se solicita y es otorgado
indiscriminadamente, porque hoy en día quien determina en gran medida lo que
necesita el consumidor es la publicidad y el comercio, porque el consumidor se
está orientando y conociendo mejor sus derechos por medio de los abogados
de consumidores y deudores en quiebra.
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BIBLIOGRAFÍA
 FASSI, Santiago C. y GEBHARDT, Marcelo. Concursos y quiebras. Astrea.

 FERNÁNDEZ, Raymundo L. “Fundamentos de la Quiebra. Bs. As. 1937.

 GRISPO, Jorge D.: Tratado sobre la Ley de Concursos Ed.Ad-Hoc 1999. Tomos

1-3.

 IGLESIAS, José A.:"La filosofía de la ley de concursos y quiebras", en La Ley del

30/ll/95.

 JUNYENT BAS, Francisco y MOLINA SANDOVAL, Carlos. La retracción en la

quiebra. Rubinzal – Culzoni Editores. Santa Fe, 2002.

 LAVIGNE ROBERTO HORACIO: CONTABILIDAD LEGAL: Revista Colegio de

Abogados t. 27, p. 245 hasta 270, La Plata.-

 MARTORELL, Ernesto Eduardo. Tratado de concursos y quiebras. Tomos 1 a 3.

Depalma. Bs. As. 1998.

 TONON ANTONIO:" ¿Extensión de la quiebra sin finalidad práctica?"

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