Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Las raíces del romanticismo se remontan a los años sesenta del siglo XVIII, concretamente en
Inglaterra y en Suiza, aunque fue realmente en Alemania donde se desarrolló partiendo de una
tendencia a lo sentimental, la observación de lo novelesco, maravilloso, pintoresco, exótico,
etc. De hecho llego a considerarse una teoría filosófica y literaria.
Destaca el hecho de que la música predomine sobre las demás artes. A nivel interno, la música
vocal es desplazada por la música instrumental. Esta novedad se manifiesta más bien en la
teoría musical, en concreto, en la estética musical. Para despejar dudas es necesario decir que
la música romántica no surge como reflejo o sistematización de una nueva forma de hacer
música, sino como resultado directo de la visión romántica del mundo.
Por otro lado, surge una antítesis protagonizada por la melodía y la armonía. Ahora no es la
melodía quien predomina, sino que la armonía pasará de ser un soporte funcional a ser el “en-
sí” de la música, y la melodía es básicamente su proyección.
3. CLASICISMO Y ROMANTICISMO.
Es realmente a partir de los años treinta cuando se empieza a hablar de una “escuela clásica”
(termino inventado por Amadeus Wendt), que hace referencia al pasado y que discrepa con las
nuevas corrientes compositivas el romanticismo. Es en esta época también cuando surge el
concepto de “escuela romántica” dentro de la que se encuadran los modernos, innovadores,
progresistas… No obstante, el dualismo Clasico-romantico hace referencia no solo de la
distinción entre dos etapas históricas, sino también a señalar la identidad compleja de dicho
periodo histórico.
Los efectos sobre la música son los siguientes: se produce una oleada de temas medievales,
novelescos, populacheros y fantasiosos; la mirada al pasado enriquece al compositor con
nuevas técnicas y medios de expresión; favorecen también el crecimiento de la disciplina de la
historia de la música, ampliándose el horizonte cultural…
El músico pasa de ser dependiente de una corte señorías o de la iglesia, a ser dependiente del
publico burgués y el mercado editorial, lo que constituye una engañosa independencia. Ahora
el música se convierte en poeta y es consciente de que es participe de la cultura de su época.
Por primera vez en la historia se identifica al interprete como “autor”. Y aunque parezca
contradictorio, se produce un aislamiento producido por su halo místico, hecho que animara al
músico a romper los límites de su mismo arte.
Resulta curioso que cuando se proclama la música como autónoma, el músico se convierte
también en literato, narrador y/o crítico (Wagner, Listz, Wolf, Arrigo Boito, etc.). A partir de
esta época, toma gran relevancia la música escrita (fidelidad a lo escrito por el compositor);
aunque hace pocos años, con la llegada de las vanguardias, se introduce el elemento de lo
inesperado, lo imprevisible, la posibilidad del accidente (“alea”)…
Llegamos a la última antítesis, protagonizada por Schopenhauer y Schegel: por un lado, la idea
de que la música carece de carácter filosófico; por otro lado, la concepción schegeliana en la
que define a la música como combinación de conceptos que explican el mundo.
Destaca la búsqueda de la expansión tonal, a través de las disonancias (acorde disminuido), las
enarmonías, los cromatismos, modulaciones hacia tonalidades muy lejanas, etc. También deja
de tener tanta importancia la jerarquía tonal, que vemos reflejado en los comienzos de las
obras (no suelen ser en I o V) o en la predilección por las relaciones medianticas .El desarrollo
en el plano tonal produce una confrontación con la canción popular, que tuvo que tomar otro
camino en cuanto a su elaboración.
En cuanto a la melodía, puede tener un carácter accidentado, atormentado, vago y etéreo, etc.
Se altera el equilibrio entre impulsos y recaídas y se dan distancias interválicas mayores.
En cuanto a la forma, podemos decir que en ella se encuentran reflejadas todas las
ambivalencias de la relación clasicismo-romanticismo. Prevalece la forma sonata, salvando las
distancias respecto al desarrollo tonal mencionado antes. Es importante la tendencia hacia la
contradicción, como hemos podido ver. Así, podemos decir que la forma se expande tanto en
dimensiones como en sonoridad (forma sonata) y, a su vez, se concentra y agudiza en las
piezas breves (forma lied).
Debemos añadir otro enfrentamiento ahora en el ámbito compositivo. Por una parte, la
búsqueda de a continuidad; y por la otra, la tendencia a la fragmentación. La primera parece
hacer referencia a la idea de devenir romántica, la cual está relacionada con la idea de
“corriente” de Wackenroder, y cuya influencia se extiende a cada área musical: en la opera
produce la desaparición progresiva de las fronteras entre recitativo, escena y aria, en el lied
triunfa la forma “durchkomponier” (“compuesta de arriba abajo”), en la música instrumental
se plasma en el carácter progresivo y abierta de la forma sonata (herencia Beethoveniana).