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EL LIBERALISMO Y CARLOS A . MENDOZA EN LA HISTORIA PANAMEÑA

C A P I T U L O

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GOBIERNO
DE
AMADOR
GUERRERO
(1904/08)
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EL LIBERALISMO Y CARLOS A . MENDOZA EN LA HISTORIA PANAMEÑA

Trayectoria de Amador Guerrero

Había nacido en Turbaco, villa del departamento colombiano de Bolí-


var, el 30 de junio de 1833, e hizo sus estudios superiores en la Universidad de
Cartagena, donde obtuvo el grado de doctor en medicina . Se estableció en Pa-
namá en 1854, y en la ciudad de Colón se le nombró médico de la Compañía del
Ferrocarril, y también administrador de Correos .
Se trasladó más tarde a la provincia de Veraguas, continuó en la prácti-
ca de la medicina, y fundó con su hermano una casa comercial dedicada a la ex-
portación de productos nacionales .
Llevado de su vocación política como miembro destacado del partido
conservador, desempeñó cargos de elección de consejero municipal, diputado a
la Asamblea Legislativa del Estado y diputado por esa provincia a la Cámara de
Representantes que funcionaba en Bogotá (1858-59) .
Más tarde participó en actividades políticas que produjeron choques
armados entre liberales y conservadores, comandados los primeros por el general
Buenaventura Correoso, quien infligió a los adversarios una decisiva derrota.
Vencido en ese levantamiento armado de 1868, que frustró su aspiración a ocupar
la Presidencia del Estado, se le impuso la pena de exilio . Regresó a Panamá en
1870, y fue nombrado médico del Hospital Santo Tomás . Su matrimonio con la
distinguida dama panameña María de la Ossa le colocó en posición muy favorable
para tomar parte en la vida social y política, vinculándose a las figuras más
prominentes del partido conservador . Todo lo cual determinó que cuando llegó
la hora de preparar el movimiento separatista, ocupara un lugar de primera fila
entre sus gestores, ayudado además por sus vinculaciones con la Compañía del
Ferrocarril, la que adoptó una actitud de positiva eficacia en el desarrollo de los
acontecimientos .

La Constituyente de 1904

Mediante el decreto 25 del l 2 de diciembre de 1903, la Junta de Gobierno


Provisional de la República convocó para el 15 de enero de 1904 las elecciones
con el fin de integrar la Convención Nacional Constituyente, que estuvo formada
por 32 diputados, a razón de cuatro por cada una de las provincias de Bocas del
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Toro, Coclé, Chiriquí, Colón, Los Santos y Veraguas, y ocho por la provincia de
Panamá . Los diputados principales y los suplentes, según lo dispuesto en el de-
creto, fueron elegidos "por votación directa y secreta en una sola lista para cada
provincia ." 1
La Convención realizó su tarea en un período de seis meses, dedicado el
primero a elaborar el texto constitucional, y los cinco restantes a dictar las leyes
de mayor urgencia . Actuó como presidente el doctor Pablo Arosemena, de
filiación liberal, y como vicepresidente, don Luis de Roux, del partido conser-
vador .
Sobre la Constitución se ha dado ya una información somera en el ca-
pítulo precedente . Respecto a la labor legislativa hay que decir que fue indis-
pensable ordenar, con los dineros que estaban a disposición del Gobierno, la
construcción de obras públicas para el funcionamiento de las dependencias del
Estado, como el Palacio Nacional en la ciudad de Panamá, y los de gobierno en
las capitales provinciales . Hubo que construir puentes que facilitaran el cruce de
ríos caudalosos : el de Santa María en Coclé, el de Chiriquí y otros . Se procedió
a edificar cárceles, hospitales, a dotar de alumbrado público a distintas pobla-
ciones, a construir caminos y a promover obras de saneamiento .
Se organizaron las secretarías de Estado, el Tribunal de Cuentas y el
Poder Judicial, mediante un concienzudo estudio del doctor Carlos A . Mendoza,
del que ya se ha hecho mérito . Se legisló sobre la unidad monetaria, llamada
balboa, las corporaciones electorales, las votaciones populares, el presupuesto
nacional, sueldos, asignaciones y rentas públicas . Fueron adoptados el escudo
nacional, el himno y la bandera de la República . Como era urgente, además, pre-
parar técnicamente a los hombres que habrían de servir para el mejor funciona-
miento de la administración pública, un grupo de jóvenes talentosos fueron
enviados al exterior a emprender estudios especializados .

Nombramiento del presidente de la República

Se dijo antes que ni José Agustín Arango ni Manuel Amador Guerrero


quisieron aceptar el nombramiento, a título individual, de jefe del Estado, cuando
se organizó el Gobierno Provisional, y que por insinuación de Tomás Arias se
convino en la formación de un triunvirato .
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Amador Guerrero sí estaba visiblemente interesado, en cambio, en que


se le escogiera como primer presidente constitucional, por un período de cuatro
años . Aunque contaba con numerosos simpatizantes, hubo un grupo de disiden-
tes que se opuso a su designación .
En el seno de la Constituyente se notó, desde un principio, que había una
minoría briosa y exaltada, que no estaba de acuerdo con entregar el gobierno con
exclusividad al partido conservador, acaudillado por Amador Guerrero, y que
éste, por su parte, no estaba dispuesto a entregar puestos claves del gabinete a
miembros de esa oposición, en la que figuraban hombres conspicuos del libera-
lismo, que habían luchado con tesón en las filas del movimiento separatista, y no
se conformaban con quedar excluidos del equipo gobernante .
Quien de modo visible y sin tapujos empuñó la bandera contra la pre-
tensión absolutista, y en particular contra la candidatura de Amador Guerrero, fue
un hombre de extraordinario valor en las filas del liberalismo : el doctor Carlos A .
Mendoza . Existía entre ambos un viejo resquemor, que se convirtió en declarada
enemistad . No quería el prócer de Santa Ana que un enemigo suyo ocupara la
Presidencia . En consecuencia, opuso a su candidatura la de José Agustín Arango .
Amador se encontraba en Washington, junto con Pablo Arosemena y Federico
Boyd, comisionado por la Junta de Gobierno para intervenir en la redacción del
tratado del canal . Habiendo embarcado con tal fin el 10 de noviembre de 1903,
llegaron a esa ciudad el 18 del mismo mes, cuando ya Bunau-Varilla, a espaldas
del pueblo panameño, había firmado fraudulentamente el convenio que tan
funestos males trajo consigo a la nación recién nacida .
Casado Amador Guerrero con doña María de la Ossa, fue informado
cablegráficamente por un cuñado, Jerónimo de la Ossa (autor de la letra del him-
no nacional), acerca de la campaña que se adelantaba en favor de Arango . Por
lo cual hubo de regresar precipitadamente a Panamá a fin de contrarrestar los
efectos de esa campaña contra sus aspiraciones presidenciales . z
La Asamblea Constituyente se instaló el 15 de enero de 1904, bajo la
dirección de Pablo Arosemena, y procedió de inmediato a discutir el texto cons-
titucional, aprobándolo el 13 de febrero del mismo año . Dos días después fue
sancionado, y en sesión secreta efectuada el día 16 escogió a Manuel Amador
Guerrero como primer presidente de la República, por un período de cuatro años,
que se inauguró con solemnidad en el Parque de la Catedral, especialmente
acondicionado para la ceremonia el 20 de febrero de 1904 . Por lo cual cesaron
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en sus funciones los integrantes de la Junta Provisional de Gobierno, que con


tanto desprendimiento y lealtad habían guiado a la nación en la etapa inicial de
la independencia .

Gobierno y oposición

Elegido Amador Guerrero en un ambiente político caldeado y frente a un


grupo de hombres osados y capaces que le miraban con visible hostilidad, com-
prendieron sus partidarios que era necesario fundar con sus amigos de la Con-
vención y los simpatizantes que no figuraban en ella, una agrupación partidista
de respaldo que se llamó Partido Constitucional, sugiriendo con este nombre que
se empeñaban en rodear al mandatario como intérpretes de la Constitución y las
leyes, en tanto que los opositores habían escogido el camino de luchar contra ella,
apartándose de las normas legales .
Lo más selecto del liberalismo, lo mismo en la capital que en las pro-
vincias, rodearon a los caudillos que había enarbolado la bandera de la rebelión,
que desde el principio se mostró implacable contra el Gobierno, escarneciéndo-
lo y censurándolo .
Llegado de Venezuela como desterrado político de Cipriano Castro, el
doctor Odoardo León Ponte, experimentado luchador, se aprovechó tal oportu-
nidad para colocarlo en la dirección del periódico que entonces se fundó con el
nombre de Diario de Panamá, que estaba llamado a perdurar en nuestra vida
cultural y política como órgano combativo y respetado . Hombres de la talla de
Carlos A . Mendoza, Belisario Porras, Pablo Arosemena, Eusebio A . Morales,
Francisco Filós, Heliodoro Patino, pusieron su pluma al servicio de la nueva
publicación, que se nutrió con el prestigio que ellos le daban, y ejerció influjo
creciente en el público panameño . Sobre las campañas enconadas que realizó,
dice Santander Callejas :
"El Diario de Panamá como órgano del partido libró batallas memora-
bles, en que se vio de una vez atacado por sus enemigos con furia e inquina ; si es
cierto que en algunos casos recibió embestidas de sus enconados adversarios, no
es menos cierto que luchó denodadamente, abriendo brecha imborrable en todos
los sectores ; aniquiló, por así decirlo, a políticos enfatuados ; criticó y enmendó
errores o corruptelas; fue defensor tenaz del Tesoro público ; por último, en su
sección de caricaturas que le daban al periódico mucha actualidad, criticó, analizó
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y se fustigó de lo lindo las actuaciones de los gobernantes, políticos y adversarios,


propasándose en algunas ocasiones a terrenos vedados por la hidalguía y caba-
llerosidad periodística ."'
Los partidarios del gobierno se aprestaron, por su parte, a fundar un
tribuna periodística que se llamó La República, cuyo primer número apareció en
el mes de enero de 1904, dirigido por Antonio Papi Aizpuru . Allí colaboraron
plumas destacadas, liberales y conservadores . Por distintos motivos su publi-
cación fue suspendida, y surgió en su lugar La Nueva Era . Durante todo el resto
de la administración Amador mantuvo la campaña en su defensa, tratando de
contrarrestar los recios ataques que el Diario de Panamá enderezaba de continuo
contra el Gobierno .

El regreso de Porras

Se encontraba el doctor Porras en San Salvador cuando recibió una carta


de su íntimo amigo Carlos A . Mendoza, fechada el 8 de noviembre de 1903, en
la que le daba cuenta de los sucesos referentes a la independencia .
Comenzó para él desde entonces un período de lucha interior en la que
le atormentaban, por un lado, los hondos efectos que le ligaban a Colombia, donde
se formó espiritualmente, y por otro, sentía el deber de acompañar a sus amigos
entrañables que, como Mendoza y Morales, estaban compenetrados con la gesta
separatista, y a ella concedían sus mejores luces y energías . Había, por otra parte,
nacido en el Istmo, y quería con devoción a su tierra de origen, por la cual luchó
tesoneramente durante la Guerra de los Mil Días, empeñado en hacer triunfar el
liberalismo .
El lapso comprendido entre el día en que se enteró del consumado mo-
vimiento separatista, y el 24 de abril de 1904, cuando aceptó los hechos cum-
plidos, es de profunda vacilación, de tormentos continuos. 4 El 11 de enero de
1904 escribe a un amigo de Puntarenas :
'Puede estar seguro que mi actitud no ha cambiado . Circunstancias de ser
nativo istmeño, y tener en él mis mejores afectos, me impiden ser hostil, pero mi
inconformidad y mi reprobación no pueden ser más públicos, constantes y
evidentes. Últimamente me han llamado a la Convención y no he contestado
siquiera ; iría si pudiera salvar amigos y salvar al Istmo, pero no me creo capaz
para realizar tamaña empresa, me da profunda lástima con los incidentes ."
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La carta que envió a un grupo de panameños que le instaban a volver,


entre ellos Carlos A . Mendoza, Julio Isaza, el general Quinzada y Juan B . Sosa,
envuelve ya un cambio de actitud . Han pasado varios meses . Sus dudas persis-
ten, aunque más atenuadas, y se inclina ante los hechos cumplidos . La carta está
escrita en San Salvador, el 24 de abril de 1904, aunque, según apunta Sisnet,
biógrafo del doctor Porras, no fue redactada por él mismo . e He aquí algunos
extractos :
"Nací panameño, pero por eso mismo nací colombiano . De una parte
me obligaban mi amor a Colombia, y a su gloriosa historia, y mi convicción
profunda de que, principalmente en los actuales tiempos, se impone como
necesidad de independencia, la creación de grandes nacionalidades ; de otra me
atraía con seducción de madre, la tierra nativa, cuna también de mis hijos, que es
el centro de mis afecciones y de mis recuerdos más queridos, donde conservo
amigos tan bondadosos como sinceros, y a los que tengo el deber de servir con
plena abnegación, sacrificando no ya mis convicciones, sino también mi vida .
Esto en cuanto al sentimiento . Por lo que hace el dictamen de mi criterio, me ha
inspirado siempre un gran temor la ayuda del poderoso al débil, porque es
protección que esclaviza y, sin que pueda remediarlo, es más fuerte que mi
voluntad la idea de que existen en perspectiva próxima no lejana y más o menos
disfrazadas, la absorción y la conquista . Errado o no, he sido sencillamente
patriota, leal y probo . Debo decirlo así porque así es, sin asomos de presunción
ni jactancia y sin que haya en mí el propósito de hacer ningún reproche a cuantos
pensaron y procedieron de otro modo, pues cada cual es libre en su opinión y en
su conciencia ; y, por mi parte, tanto en filosofía como en política, no soy el último
en respetar tales fueros . Torturado y esclavizado entre mi duelo de colombiano
y mi amor de panameño, en la hora del trascendental suceso hube de decir lo que
pensaba, más por otra causa, como grito de alarma y de dolor ; y a partir de ese
momento he guardado la abstención más rigurosa . Si en la ruidosa transfor-
mación hay gloria, a mí no me corresponde ninguna . Si hay responsabilidad,
tampoco .
"En tanto la República de Panamá es un hecho consumado, reconocido
por todos los gobiernos civilizados, y siendo panameño me inclino ante una
solución ya infalible que Colombia misma tendrá que aceptar ; acato las institu-
ciones de la nueva República y las que ellas crean .. . Con plena conciencia de que
cumplo un deber sagrado y solemne, resuelvo volver al Istmo no en pos de medros
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personales, sino a restablecer mi quebrantada salud, con los aires del patrio
suelo. .."
Si se la mira bien, esta carta constituye un testimonio del mayor valor en
la cual el doctor Porras hace una honrada confesión del fundamento de sus dudas,
del pensamiento que las inspiraba desde el punto de vista político y de los móviles
que, desde el aspecto afectivo, le repartían por igual entre Colombia y Panamá .
El imperativo del amor al terruño venció al fin . Dice en otro párrafo :
"Sacrifico convicciones, domino dolores y me inclino ante la obra de
gloria o de infortunio que han realizado los istmeños, mis hermanos ."
No estuvo en su ánimo, eso sí, medir y sopesar las razones que esos
hermanos suyos tuvieron para desgajarse del tronco común, pues aunque vieron
también los peligros a los que se enfrentaban, tampoco olvidaron los años de
infortunio y desconsideración sufridos bajo el dominio colombiano, que nunca
constituyeron un invitación ni un estímulo para mantener perdurablemente un
vínculo desventajoso. No fue una decisión ingrata, sino una despedida obligada
y dolorosa.

Recibimiento triunfal

Que su prestigio era muy grande y extendido en todo el país, que había
recorrido a lo largo de una campaña bélica en pro del partido liberal, que deseaba
ver entronizado en el poder, campaña que fue también de proselitismo político,
pues ganó numerosos adherentes en todas partes, lo demuestra el hecho de que
el pueblo acudió a recibirlo con entusiasmo .
Era el 9 de junio de 1904, y desde que comenzó a circular la noticia de
su llegada, la estación del ferrocarril y las calles por donde había de pasar se
colmaron de gentes deseosas de aclamarlo. Se le acompañó, en grandiosa mani-
festación, a la casa del doctor Carlos A . Mendoza . Hubo discursos en la Plaza de
Santa Ana, ya considerada como el santuario de la democracia panameña .
Las fiestas y celebraciones se prolongaron hasta el día siguiente . En la
Plaza de Herrera se congregó una gran cantidad de ciudadanos cuyo entusiasmo
se desbordaba . Con música y fuegos artificiales, marcharon hacia el Parque de
Santa Ana, donde hubo nuevos discursos de salutación al caudillo .
Su arribo al país sirvió para promover la unificación del partido liberal,
que la guerra de los tres años, o de los Mil Días, había dejado desarticulado . Era
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indispensable convertirlo en fuerza actuante, en palenque de conquistas electo-


rales, que le permitieran llegar al poder . Precisamente porque la mayoría de los
jefes liberales abrigaba la convicción de que la presencia del doctor Porras
contribuiría grandemente a robustecer el partido, dotándole de esa dinámica sin
la cual no se logra el ascenso alas cumbres del poder, se le llamaba con insistencia
a volver al solar patrio . Conseguido este propósito, todos se sintieron conforta-
dos, y con esperanzas de triunfar .

Persecución contra
Porras y el liberalismo

Si en la etapa de Gobierno Provisional destacados miembros del partido


como Carlos A . Mendoza, Eusebio A . Morales, y otros, ocuparon posiciones a las
cuales llegaron por sus méritos y capacidad, y sobre todo porque los dirigentes
conservadores, conscientes de su valor, les llamaron a colaborar en las tareas
gubernamentales, no ocurrió lo mismo en la administración Amador .
Declarada la lucha entre ambas facciones ya en el seno de la convención,
la disidencia fue cobrando mayor impulso, hasta que se convirtió en batalla a
campo abierto . Lo atestiguan los artículos que menudeaban en el Diario de Pa-
namá y La República, órganos respectivos de la oposición y del gobierno .
Visto el prestigio del doctor Porras, se comprendió que una manera
eficaz de neutralizarlo y combatirlo consistía en hacer converger en contra suya
las reticencias con que miró el movimiento emancipador, poniendo de relieve su
colombianismo . Era preciso atacarlo en ese flanco débil, hacer ver que no era un
panameño auténtico, y que sus convicciones no le situaban en el bando de la
República ni podían propender a estabilizarla .
Con tal fin se obtuvo la complicidad de un abogado poco escrupuloso,
llamado José Bustamante, entendido en cuestiones judiciales, que se prestó a
presentar ante la Corte Suprema de Justicia la demanda destinada a privar a Porras
de su condición de ciudadano panameño . Dice al respecto Santander Callejas :
"Una vez presentada ante la Corte la solicitud, lo demás fue obra de los
hombres que tras de bastidores movían todos los resortes de la política : creían
estos señores obcecados, que separado el doctor Porras de la política, ya iba a
cesar la oposición o a terminarse para siempre la interminable falange de adláteres
que le seguían ciegamente de uno a otro, confín de todo el país . La Corte Suprema,
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pues, tras los trámites legales resolvió por medio de sentencia proferida en 15 de
noviembre de 1905, que el doctor Porras dejaba de ser ciudadano panameño, y
por consiguiente perdía los derechos civiles y políticos ." e
El acuerdo número 54 de la Corte Suprema de Justicia de la República
de Panamá (sobre nacionalidad del doctor Porras), analiza en todos sus pormeno-
res la demanda presentada por José Bustamante . Actuó como magistrado sustan-
ciador don Fernando Guardia, y su proyecto fue aprobado por cuatro votos, con
excepción del conjuez señor Benítez, quien le negó el suyo .
Anonadado por tan dura sentencia, Porras se retiró a su pueblo natal, Las
Tablas, con la idea de alcanzar la tranquilidad en medio de los suyos ; se dedicó
a la agricultura y a tratar de mitigar, consagrado al cultivo de la tierra, las ingra-
titudes de la política .
Sus amigos, sin embargo, no se quedaron inactivos . Sabían que la so-
lución del problema estaba encomendada a la Asamblea Nacional, que reunida
en 1906, se pronunció en favor del eminente panameño, mediante solicitud
expresa de Pablo Arosemena, que los diputados presentes aprobaron por una-
nimidad . El doctor Belisario Porras fue rehabilitado por ella, devolviéndole el uso
pleno de sus derechos de ciudadano .

Las elecciones de 1906


o "el domingo sangriento"

Siguiendo las huellas del sistema colombiano, se llegó en Panamá a la


práctica de hacer elecciones cada dos años : las unas para presidente de la Re-
pública ; las otras, destinadas al Poder Legislativo y a la renovación de los
concejos municipales .
Rehabilitado el doctor Porras en sus derechos ciudadanos y acrecentado
con tal motivo el caudal de la oposición, que cada vez se mostraba más pujante
y arrolladora, el partido conservador en el poder, cuyo período expiraba en 1908,
entendió que la continuidad se mostraba muy dudosa y casi imposible por las vías
legales . De aquí su disposición de acudir a recursos vedados con el fin de man-
tenerse en el mando .
En tales circunstancias nada favorables se convocó a elecciones para
elegir diputados y concejales correspondientes al período de 1906 a 1908 . Tales
elecciones eran de suma importancia, pues sus resultados concederían al partido
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vencedor grandes ventajas para la futura elección presidencial, la que habría de


verificarse en 1908. Por otra parte, tendría en sus manos la integración de los
jurados electorales y el nombramiento de designados para ejercer el Poder Eje-
cutivo, en sustitución del titular .
Las elecciones populares habrían de verificarse el 6 de junio de 1906 en
toda la República, y los ánimos estaban sobre manera exaltados en uno y otro
bando, y hacían acopio de todos los recursos necesarios para triunfar . No cabía
duda de la pujanza del partido liberal, que contaba con grandes simpatías en la
mayoría de las poblaciones, que superaban las del partido contrario, no obstante
encontrarse éste en el poder .
Menudeaban los discursos y manifestaciones públicas . Los periódicos
satíricos y de combate, y las hojas sueltas, daban cuenta de las numerosas ad-
hesiones que recibía a diario el liberalismo, en tanto que el partido conservador,
aunque hacía ostentación pública de su voluntad de triunfo, no lograba demos-
trar que contaba efectivamente con decisivo respaldo . Desde luego, no estaba
dispuesto a dejar que la voluntad popular definiese la contienda . Se preparaba
para el fraude y el atropello, para hacer valer todos los recursos ilícitos, apri-
siona do a los contra ios, impid éndoles el ej rci o del vot , vejándoles en todas
las formas a su alcance, hasta con el uso de las armas .
Se rechazaba a los votantes enemigos, en las mesas electorales adueña-
dos como estaban de las mismas, acudiendo a pretextos baladíes ; las irregula-
ridades se interpretaban como procedimientos correctos . Los partidarios del
gobierno, enardecidos, desafiaban a los contrarios, peleaban y les negaban el
derecho a votar, desconocían abiertamente sus reclamos . Aunque los liberales,
enardecidos a su vez, se mantenían en actitud amenazante, dispuestos a votar, los
conservadores estaban decididos a impedir la votación, a burlarla descarada-
mente .
Por último se entronizó la agresión directa a garrotazos, y se utilizó la
fuerza pública, que descargó sus fusiles contra el pueblo, y provocó una repulsiva
matanza . La elección, por la fuerza, fue decidida en favor del gobierno, cuyos
candidatos fueron declarados vencedores, en amañados escrutinios .
Los muertos, heridos y contusos fueron numerosos ; la votación, una
burla despiadada y cruel . Por tal motivo, aquel día trágico recibió el calificativo
de "domingo sangriento' .'
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El Concejo y la Asamblea Nacional,


tras las elecciones fraudulentas de 1906

Los abusos cometidos en la farsa electoral de 1906, en la que se burló la


voluntad popular y se acudió a toda clase de maniobras censurables, incluido el uso
de las armas, permitieron que pudiera constituirse, con prescindencia de la
oposición, la representación del municipio y la Asamblea Nacional .
Tal ejemplo, en los comienzos mismos de la República, no podía ser más
funesto, y hacía pensar que volvían a repetirse, en perjuicio de un régimen del que
se esperaban fundamentales rectificaciones, los mismos vicios que tanto despres-
tigiaron a los gobiernos pretéritos habidos en el Istmo, de tan ingrata memoria .
Las esperanzas de concordia y buen entendimiento entre liberales y
conservadores, bajo cuyos auspicios se inauguró la República de Panamá, pare-
cían esfumarse. Sin que existiera al menos el pretexto de incompatibilidades
ideológicas, como ocurría en Colombia, sino ambiciones inconfesables de poder .
Se reunió el Concejo sin representación liberal, y en iguales circuns-
tancias, el 1° de septiembre de 1906, la Asamblea Nacional . Los concejos de
provincias se constituyeron en forma idéntica, sin concejales liberales, a pesar de
que este partido contaba con numerosos adherentes en todo el país .
La mediación amistosa del ministro y gobernador de la Zona del Canal,
Charles E . Magoon, consiguió que llegasen a la Asamblea dos connotadas figu-
ras liberales, los doctores Pablo Arosemena y Eusebio A . Morales ; y un conser-
vador independiente, el doctor Abel Bravo .
Diputados por la mayoría gobiernista : Tomás Arias, Rafael Aizpuru,
Julio J . Fábrega, Teófilo Alvarado, Arturo Amador García, Antonio Burgos,
Héctor Conte B ., Demetrio Dutary, Bernardo E . Fábrega, José D . Guardia,
Demetrio Quintero C ., Samuel Quintero C., Coridano Guardia, Manuel Gonzá-
lez Revilla, Jeremías Jaén, José E . Lefevre, Osvaldo López, José de Obaldía
Jované, Ignacio Quinzada, Sebastián Sucre J ., Magdaleno Tejada H ., Valverde
F. y Gonzalo Santos R. s
La Asamblea, como es fácil comprender, estuvo al servicio del Poder
Ejecutivo, que tenía en ella amplia mayoría . Cuando llegó el momento de nom-
brar los designados para sustituir al presidente de la República, era natural que
resultasen favorecidos hombres de su plena confianza : primer designado, José
Domingo de Obaldía ; segundo, Federico Boyd, tercero, Rafael Aizpuru .
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EL LIBERALISMO Y CARLOS A . MENDOZA EN LA HISTORIA PANAMEÑA

Ausencia del presidente titular

Manuel Amador Guerrero fue objeto de una sañuda campaña oposicio-


nista, que atribuía a su gobierno toda clase de corruptelas, y sintiéndose viejo,
achacoso, decidió, por insistentes consejos familiares y de amigos muy allegados,
solicitar licencia para separarse del poder, cuando ya la Asamblea estaba para
terminar la segunda etapa de su labor legislativa . La ruda y agobiante labor, los
continuos ataques de que era objeto por parte de la oposición, le tenían agobiado
y enfermo, y necesitado de un largo descanso . La Asamblea le concedió sin
dificultad la licencia, y hubo de separarse del poder en el mes de junio de 1907,
para dirigirse a Europa, donde fue recibido con honores y con las mayores
demostraciones de aprecio, dada la dignidad de que estaba investido .

Obaldía, encargado de la Presidencia

La nación estaba urgida de un cambio en la orientación y actividades


gubernamentales . Se respiraba una atmósfera de inquietud, desasosiego e inse-
guridad, a causa de las persecuciones contra una gran cantidad de ciudadanos
cuyo solo delito consistía en pertencer al partido liberal . Una minoría entronizada
y despótica, en lugar de buscar la conciliación con el fin de lograr la tranquilidad
y el bienestar de todos, se empeñaba en gobernar sin escuchar ese clamor,
agravando la situación . Es verdad que se la combatía duramente por la prensa, y
esto la desconcertaba, arreciando la dureza del trato hacia el adversario .
Al llegar al poder José Domingo de Obaldía, que estaba vinculado a
familias liberales muy distinguidas, éstas sintieron un gran alivio . Sus condi-
ciones de ecuanimidad y tolerancia, las simpatías generales de que gozaba, su
probidad y buena fe, que le granjeaban las simpatías populares, le inclinaron a
promover la concordia entre los panameños . No cambió el gabinete que dejó el
doctor Amador, pero su política se inspiró en móviles diferentes, convencido de
que era indispensable acabar con los odios y la malquerencia reinantes .
Algunas gobernaciones y alcaldías pasaron a manos de liberales meri-
torios, honrados y capaces . De este modo se promovió la cooperación y se
consiguió que hombres eminentes de este partido, como Carlos A . Mendoza,
Eusebio Morales, Pedro y Domingo Díaz, Ramón M . Valdés, Belisario Porras y
otros, se inclinaran en favor del nuevo mandatario, procurando preparar el
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GOBIERNO DE AMADOR GUERRERO (1904108)

ambiente para su candidatura presidencial en el próximo período, ya que el


correspondiente al doctor Amador se acercaba a su fin . 9
La gente del Gobierno, por su parte, procuraba que el escogido fuese
Ricardo Arias, quien era un meritorio ciudadano de filiación liberal, pero que no
contaba con las simpatías del liberalismo y se encontraba, además, estrecha-
mente vinculado a la administración saliente, a la cual había apoyado en su
política persecutoria .

Fundación del periódico La Prensa

El movimiento que apoyaba la candidatura de José Domingo de Obaldía,


halló un poderoso aliado en el periódico La Prensa, cuya fundación estaba
visiblemente encaminada a favorecerla . Se encomendó su dirección a Guillermo
Andreve, periodista de prestigio que había luchado asiduamente en el movimien-
to separatista y volvía ahora, con renovados ímpetus, a la palestra política, en la
cual habría de ocupar posiciones de relieve . El periódico se convirtió pronto en
tribuna servida por plumas de prestigio, mas no logró consolidarse, como bien lo
merecía, una vez terminada la campaña . Llegó a considerársele como el mejor
escrito en la época de su publicación . Cumplió, pues, un propósito, logrado el cual
los hombres que lo sostenían se ocuparon en tareas distintas .

Regreso de Amador Guerrero

Su viaje al exterior duró más de seis meses, durante los cuales, según se
ha dicho, recibió los honores debidos a su alta investidura, en los distintos países
que visitó . Su prolongada permanencia fuera del territorio panameño se debió,
por lo visto, a su quebrantada salud, aunque no logró recuperarse para emprender,
con renovada energía, las tareas que le esperaban .
El 25 de diciembre de 1907 llegó a Panamá, y fue recibido con regocijo
por sus amigos y partidarios ; con tibieza y pesar por muchos otros . Los meses de
gobierno que le quedaban hubo de pasarlos en medio de continuas visicitudes . Ya
estaba encendida la campaña para el nuevo período presidencial .
Sus amigos y simpatizantes se propusieron hacerlo candidato para la
430
EL LIBERALISMO Y CARLOS A . MENDOZA EN LA HISTORIA PANAMEÑA

reelección, organizando manifestaciones, procurándole listas de adherentes y


telegramas de adhesión . Pero tocaban ya a las postrimerías de una vida gastada
en el poder y desilusionada por los muchos sinsabores sufridos, que no consti-
tuían estímulos halagüeños . A fines de enero de 1908 dirigió una carta abierta a
los empeñados en postularlo, de la cual extracto algunos párrafos :
"Nos separamos de Colombia, dijimos, para fundar una República va-
ciada en un molde distinto al de aquellos en donde quien se adueña del poder sólo
lo deja por la fuerza ; y para establecer un gobierno de orden y progreso, basado
en la alternabilidad . Desmentidos quedarían esos sanos propósitos si pareciera
yo, su primer presidente, reacio a entregar el elevado cargo que se me confió, no
obstante haber concluido el período constitucional . Además, si las anteriores
razones no fueran, como son, sobradamente poderosas para mantenerme en mi
propósito, estando próximo mi 75° natalicio después de los últimos cuatro años
de continua y penosa labor, se impone en mí la necesidad de la tranquilidad, del
descanso preparatorio del reposo eterno, que ya no puede hacerse esperar mucho
tiempo."'

Enconada lucha por la candidatura presidencial

La carta del doctor Amador citada anteriormente, define de manera


plausible su actitud en contra de la reelección que le fue propuesta, pero no
excluye su participación en la contienda electoral en favor de un determinado
candidato . En ambientes de escasa madurez cívica como los nuestros, la parcia-
lidad gubernamental da origen a funestos resultados, pues impide que el debate
se realice en forma honrada y libre, que refleje la voluntad nacional . Fue éste el
error que cometió Amador, posiblemente forzado por la presión de sus allegados
políticos .
Se habló antes de la formación de un partido constitucional, de tendencia
oficialista, con el cual se pretendía lanzar un candidato presidencial que llevando
consigo el apoyo del gobierno, obtuviese la carta de triunfo, oponiéndose
rudamente a un candidato adverso . Contaba en sus filas con la mayoría de los
conservadores, a los cuales se sumaron adherentes liberales ; y no fue sino en el
año 1907 cuando, encontrándose en Europa Amador Guerrero, se activó dentro
del mismo la cuestión de la candidatura . Se le consultó al presidente ausente sobre
43 1
GOBIERNO DE AMADOR GUERRERO (1904/08)

el problema, y contestó diciendo : "Adoptaré la que lance el partido constitucio-


nal, y ninguna otra ."
A su regreso, había quienes patrocinaban el nombre de Ricardo Arias, y
quienes se inclinaban decisivamente en favor de José Domingo de Obaldía . Se le
dijo al presidente que si designaba a Obaldía, contaría con todos los votos ; en ca-
so de apoyar a Ricardo Arias, con sólo un 75% ; pero que se procedería de acuerdo
con su decisión .
Instó, llamándolos a conferencia, por separado, con el mandatario, a uno
y otro candidato, con la idea de que predominase uno de los dos ; pero únicamente
Arias se mostró conforme . Tampoco prosperaron otras fórmulas de avenimiento .
Por lo cual el directorio del partido constitucional convocó a una convención
nacional, que reunida el 11 de abril de 1908, proclamó el día 13 a Ricardo Arias,
candidato del partido .
Se notó después una gran excitación pública, provocada por aquella
decisión, pues los simpatizantes de Obaldía se mostraban en abierta inconformi-
dad . El presidente Amador intervino nuevamente, en busca de una fórmula de
avenimiento, que facilitó por su parte Ricardo Arias . No así José Domingo de
Obaldía, quien, contando con amplio respaldo, insistió en mantener su propia
candidatura . Amador comprendió que Obaldía estaba amparado por una densa
masa liberal, y declaró, ya exasperado, que su condición de presidente no le
despojaba de sus derechos de ciudadano, en el sentido de tomar parte en la
contienda.
Los ánimos se agriaron cada vez más . Carlos A. Mendoza residía en
Bocas del Toro, dedicado al ejercicio de su profesión de abogado, desde que
terminaron sus funciones de ministro de Justicia en la Junta Provisional de
Gobierno ; y al considerar que su presencia era necesaria en la capital, se trasladó
prontamente a ella, dispuesto a prestar todo su respaldo a la candidatura de
Obaldía . El directorio liberal, contando ya con su liderazgo y prestigio, se reunió
en una casa particular, y proclamó como candidato a José Domingo de Obaldía.
La organización que se formó para apoyarlo recibió el nombre de "Coalición
republicana" . 1'
Quedaron así en inevitable enfrentamiento dos hombres . Contaba Ricar-
do Arias con el apoyo de la maquinaria oficial, que se movió abiertamente para
impulsarlo, aunque pertenecía tibiamente al partido liberal ; pero estaba del todo
432
EL LIBERALISMO Y CARLOS A . MENDOZA EN LA HISTORIA PANAMEÑA

embarcado en las huestes del gobierno, al cual había servido sin titubear . José
Domingo de Obaldía resultó ser el candidato de la oposición, no obstante haber
sustituido al jefe del Estado mientras realizaba su viaje a Europa . En las pos-
trimerías del mandato de Amador, las fuerzas coaligadas para respaldarlo le
colocaron en posición contraria a los intereses gubernamentales, pues Arias
representaba la continuidad del conservatismo en el poder, en tanto que milita-
ban, del lado de Obaldía, los numerosos desafectos de aquel régimen, que se
sintieron vejados y perseguidos . El partido liberal, encabezado por sus princi-
pales figuras, le rodeó ampliamente . El caudal de esta agrupación política era muy
superior al de los conservadores . La carta de triunfo estaba, pues, de su lado, y
habría sido indiscutible, desde antes de la consulta electoral, pues gozaba de una
popularidad que no acompañaba a su contendor . Los pueblos se desbordaban de
entusiasmo al conjuro de su nombre .
La cuestión estaba centrada en la honradez con que se contarían los votos
el día de las elecciones, que habrían de verificarse el 12 de julio de 1908 . La
dolorosa experiencia de la coacción y el fraude perpetrados en las de 1906, hizo
pensar en la conveniencia de pedir la supervigilancia de los Estados Unidos, al
tenor de lo establecido en artículo 136 de la Constitución, que fue conseguida.
Las elecciones para renovar los municipios se efectuaron el 28 de junio,
en las que no se ventilaba la sucesión presidencial . Hubo intentos de maniobras
por parte de las gentes del gobierno, y no obstante la presencia de los represen-
tantes estadounidenses en las de presidente, celebradas el 12 de julio . Se trató de
hacer votar a extranjeros, se acudió a la fuerza pública para apresar a ciudadanos
que debían emitir su voto, hacia mediados del día, cuando se hizo evidente que
la votación en favor del Obaldía se tornaba avasalladora . Considerado como
candidato del pueblo, éste le demostró su decisivo respaldo .
La consulta electoral de 1908 marca, según habrá de verse, un hito
histórico . Entregado el poder a un conservador con ideas liberales y dotado de un
amplio espíritu de convivencia, obtuvo sin dificultad el apoyo de las figuras más
prominentes del liberalismo, lo mismo para triunfar en la contienda que le llevó
a la Presidencia de la República, que para realizar su tarea de gobierno . En el
ejercicio de su mandato se verifica una transición pacífica del poder, de manos
conservadoras a manos liberales, que en adelante, con algunas excepciones, lo
mantendrán de modo permanente .
433
GOBIERNO DE AMADOR GUERRERO (1904108)

Notas

1 . El texto del decreto en referencia puede verse en el volumen N° 2 de las


Relaciones diplomáticas y consulares entre Panamá y los Estados Unidos de América .
Publicaciones de la revista Lotería, 1965, página 77 y siguiente .
2 . Ver el libro de Ismael Ortega, Manuel Amador Guerrero . Imprenta Nacional,
Panamá, 1933, página 63 y siguientes .
3 . Ver el libro de . Santander Callejas B ., Resumen político de la administración
del Dr. Manuel Amador Guerrero . Imprenta Nacional, Panamá, 1933, página 17 .
4 . Ver Sisnet, Belisario Porras. Imprenta Nacional, Panamá, 1962, página 177 .
5 . Ibídem, página 179 .
6 . Ver Santander Callejas B ., Resumen. . . . ya citado (nota 3) páginas 26 y 27 .
7 . Ibídem, páginas 29-35 .
8 . Ibídem .
9 . Ibídem, páginas 50-52 .
10 . Ibídem, páginas 59-60 .
11 . Ver el libro de Ismael Ortega sobre Amador Guerrero . Imprenta Nacional,
Panamá, 1933, páginas 109-124 .
435
EL LIBERALISMO Y CARLOS A . MENDOZA EN LA HISTORIA PANAMEÑA

C A P I T U L O

XXIII
\, •1 _ .,
7N 71 7

OBALDIA :
PRIMER
PRESIDENTE
POR ELECCION
POPULAR
4 36
EL LIBERALISMO Y CARLOS A . MENDOZA EN LA HISTORIA PANAMEÑA

Un gobierno pluripartidista

Ya hemos visto cómo los vicios y corruptelas que tanto empañaron la


vida política de Panamá durante el siglo pasado, y que según declaración del
doctor Amador Guerrero debía desterrarlos la República instaurada en 1903,
mostraron una vez más su aparición delictuosa en las elecciones populares de
1908, en las que se enfrentaron como candidatos a la Presidencia Ricardo Arias
y José Domingo de Obaldía . La intervención de las autoridades estadounidenses
impidió que se consumara el fraude, pero se hizo evidente que el propósito de
enmienda no dio ningún fruto saludable .
La mayoría de los electores se pronunció en favor de José Domingo de
Obaldía, cuya filiación conservadora no fue obstáculo para el escogimiento, ya
que era una personalidad atrayente, de maneras afables y acogedoras, que sabía
ganarse las simpatías de cuantos le trataban . El período de interinidad en el que
sustituyó al doctor Amador, como designado a la Presidencia, mientras estuvo en
Europa, aquilató en el consenso público sus aptitudes como gobernante . Es ver-
dad también que le acompañó, para decidir el triunfo, el vigoroso contingente del
partido liberal, con Carlos A . Mendoza en primera fila, que vino desde Bocas del
Toro para ponerse frente a la campaña . Lo que prueba que no había en la contienda
impedimentos partidistas que se opusiesen a su elección, y que la decidió la
confianza plena en su hombría de bien y en su comprobada vocación patriótica .

Significado político de su elección

Si ésta se hubiera producido en favor de don Ricardo Arias, no cabe duda


de que el predominio del grupo conservador que rodeaba al presidente saliente,
que tanto luchó por desplazar a de Obaldía, habría mantenido en forzoso aleja-
miento a los numerosos elementos del partido liberal que, no obstante su
caudaloso contingente ciudadano, habían sufrido en la administración anterior
toda clase de vejaciones . Por más que don Ricardo Arias compartiese, aunque
tibiamente, la ideología liberal, estuvo estrechamente ligado al gobierno de Ama-
dor Guerrero y ocupó dentro del mismo posiciones de suma importancia ; de
suerte que tales estrechos vínculos le obligaban a seguir, en caso de llegar al
poder, una política excluyente de igual índole .
437
OBALDIA, PRIMER PRESIDENTE POR ELECCION POPULAR

José Domingo de Obaldía fue amigo muy allegado de Amador ; mantu-


vo con su persona relaciones de extraordinaria cordialidad, y nunca le fue infiel
durante la etapa en que le sustituyó como gobernante, mientras estuvo ausente .
Pero su ideología política, por más que estuviese afiliado al partido conservador,
no excluía de su preferencia amistosa a connotadas figuras del liberalismo como
Carlos A. Mendoza y Eusebio A . Morales, que habían contribuido muy eficaz-
mente con su capacidad y saber, a la fundación de la República, y pusieron su
prestigio y decisivo apoyo al servicio de la misma . Por otra parte, debió su triunfo
al poderoso contingente del partido liberal, que le apoyó sin restricciones y con
el mayor entusiasmo bajo la jefatura del doctor Mendoza .
He aquí por qué, cuando llegó el momento de organizar su gobierno al
tomar posesión de la Presidencia el 1° de octubre, llevó a su gabinete a los dos
connotados liberales antes nombrados : Carlos A . Mendoza, como ministro de
Hacienda ; Eusebio A . Morales como ministro de Instrucción Pública .
Conviene hacer una observación más, y ésta de largo alcance . Es justo
reconocer a los varones prominentes del partido conservador que tomaron la
iniciativa y se arriesgaron en la aventura del movimiento separatista, la honrosa
responsabilidad de haberlo llevado a feliz término, con la colaboración, es
verdad, de eminentes figuras liberales y del pueblo panameño que les respaldó .
Porque no se veía otra salida para la postración en que el Istmo estaba sumido .
Pero los gobiernos conservadores no estaban llamados a perdurar porque
no figuraba detrás de ellos la mayoría de los ciudadanos . Fueron, durante el
período de la unión a Colombia, los representantes de la clase social y económica
más poderosa, y a ellos les perteneció, por haber sido también los promotores de
la independencia de España en 1821, el ejercicio del gobierno departamental, con
alternativas que han sido historiadas en el curso de este libro .
Sin embargo, tampoco cabe negar que, sobre todo en la segunda mitad
del siglo pasado, fueron surgiendo caudillos de genuina extracción popular, como
Buenaventura Correoso, que nacidos de la fuerza en ascenso representada por el
arrabal, cuyo núcleo de Santa Ana iba creciendo con visible pujanza, estaban
llamados a imponerse en la arena política, disputando a las clases altas el ejercicio
del poder .
Buenaventura Correoso propició la educación de futuros caudillos como
Mendoza y Belisario Porras, enviándolos a Bogotá, donde forjaron su ideología
4 38
EL LIBERALISMO Y CARLOS A . MENDOZA EN LA HISTORIA PANAMEÑA

política y su capacidad para la lucha, a la cual vino a sumarse la fuerte mentali-


dad de Eusebio A. Morales y, años más joven, la notable inteligencia de Gui-
llermo Andreve .
De Correoso heredaron, sobre todo Mendoza y Porras, el magnetismo
con que supieron ganarse el fervor popular, y llegaron, en efecto, a convertirse en
caudalosos dirigentes del liberalismo .
Un hombre de amplia comprensión, generoso y noblemente inspirado,
como José Domingo de Obaldía, cuando se dispuso a gobernar, entendió que el
mandato con que el pueblo panameño le había ungido, en el cual mediaba un
sólido respaldo del liberalismo, envolvía un compromiso con ese partido, en el
sentido de incorporar a su gabinete a hombres como Mendoza y Morales, pres-
tantes columnas de esa agrupación política . Su gobierno fue, así entendido, una
especie de pacto de honor tácitamente acordado, en virtud del cual el poder
público pasó del partido conservador al partido liberal, pues su inesperado
fallecimiento determinó que el hombre que hubo de sucederle como designado
fuese Carlos A . Mendoza . Desde entonces fueron ya figuras del liberalismo las
que se sucedieron en la Presidencia de la República .

Esbozo biográfico

Su padre, don José de Obaldía, fue notable figura en la historia política


de Colombia, como miembro del partido liberal, al que representó en el Senado
varias veces . Se distinguió como orador parlamentario y obtuvo la vicepresiden-
cia del Estado, que ejerció en distintas ocasiones con tacto reconocido . Doña Ana
Gallegos de Obaldía, de familia muy distinguida, fue su madre, y nació en la
población de David el 30 de enero de 1845 .
Inició sus estudios en Bogotá y los continuó en los Estados Unidos,
donde vivió por espacio de tres años . Al volver a su provincia se dedicó a los
negocios y logró hacer una cuantiosa fortuna, que perdió en gran parte con motivo
de la Guerra de los Mil Días (1899-1902)
El prestigio social y político de su familia y el ganado personalmente
gracias a sus dotes de caballerosidad y buena fe, le llevaron a obtener en dos
ocasiones la representación de la provincia en el Senado colombiano .
En su actuación pública hay dos etapas que conviene diferenciar:
439
OBALDíA, PRIMER PRESIDENTE POR ELECCION POPULAR

a . La que se relaciona con su intervención en el Senado cuando se dis-


cutió el Tratado Herrán-Hay, su nombramiento posterior como gobernador del
departamento de Panamá, las impugnaciones de que fue objeto y las incidencias
de su gestión gubernamental .
Ernesto J . Castillero Reyes tuvo la gentileza de facilitarnos su biografía
inédita de don José Domingo de Obaldía, en la que documenta muy particular-
mente lo relacionado con esta etapa de su vida .
Con una visión colombiana bien distinta, Eduardo Lemaitre, en su libro
sobre La separación de Panamá, habla a su vez sobre la actuación del señor de
Obaldía.

b. La etapa de su gestión como presidente constitucional de la República


de Panamá, en la que sólo gobernó durante dos años : 1908-1910 . Su fallecimien-
to, ocurrido el 1° de marzo de 1910, no le permitió terminar el período de cuatro
años para el que fue elegido .

En el Senado de Colombia

Muy quejosos los panameños de los abusos cometidos por el hermano del
general Alfredo Vásquez Cobo, quien ejercía el cargo de jefe militar en Panamá,
llevaron sus justos reclamos a Bogotá, donde en el debate que se promovió en la
Cámara de Representantes, se escamoteó la gravedad del asunto, para salvar al
acusado, José Vásquez Cobo, de las sanciones a que se había hecho acreedor .
En la sesión del 8 de agosto de 1903, el representante panameño Luis de
Roux se levantó airado para denunciarla política nefasta del gobierno central, que
creaba tan justificados resentimientos en tierra panameña :
"Cuando no se sabe qué hacer con cualquier personaje de por aquí, se le
manda a Panamá para que allí se sacie o ultraje impunemente a los hijos del lugar,
y muchos de ellos, confiados en que tienen en Bogotá personas influyentes, se
creen con derecho a hacer lo que se les antoja ."
La prensa de Bogotá destacó en forma prominente las noticias sobre el
debate producido en el Congreso, y de aquí que en sustitución del gobernador
colombiano Mutis Durán, que ejercía tales funciones en Panamá durante los
sucesos ultrajantes de Vásquez Cobo, el vicepresidente Marroquín decidiese
440
EL LIBERALISMO Y CARLOS A . MENDOZA EN LA HISTORIA PANAMEÑA

nombrar a un panameño, que vino a ser José Domingo de Obaldía, cuya de-
signación se hizo el 1° de septiembre de 1903 .
Se encontraba entonces en Bogotá el señor de Obaldía, que asistía a las
sesiones del Senado como representante por el Istmo de Panamá, y fue nombrado
miembro de la comisión que propugnaba por la aprobación del Tratado Herrán-
Hay ; pero pronto se convenció de que aquella corporación, durante un estéril
debate que duró más de un mes, estaba decidida a rechazarlo y así lo hizo el 12
de agosto de 1903 . El señor de Obaldía, muy disgustado, se retiró del recinto antes
de que la votación se produjese ; y declaró después por la prensa :
"Corregidos los errores, repito que jamás me arrepentiré de haber tri-
butado absoluto respeto a la opinión clara de la mayoría del Istmo, representada
no sólo en el número abrumador, sino en la calidad sin reproche . Los propieta-
rios probos, los sujetos que han formado hogares honestos, levantado familias
morales, los que han contribuido con hechos al adelanto del Istmo en sus múl-
tiples fases, los amigos de la paz que agachan el hombro al trabajo, esos son, con
raras excepciones, partidarios ardientes del canal y siempre estaré con ellos ." z
Ya investido con el cargo de gobernador, salió para Panamá José Do-
mingo de Obaldía, no sin que antes dos coterráneos suyos, Juan B . Pérez y Soto
y Oscar Terán, que también figuraban en el Senado, se empeñasen en hacer
aprobar resoluciones de censura contra el vicepresidente Marroquín por la de-
signación de Obaldía . Al sustentar su acusación contra Marroquín en el Senado,
manifestó Oscar Terán :
"Obaldía no ha hecho misterio de su persuasión separatista . En el Senado
de la República, la única vez que habló, se constituyó en vocero del pretendido
derecho que asiste a Panamá para independizarse ."'
Según hizo constar en la misma sesión el representante Pedro León
Montilla "el señor Obaldía manifestó en el Senado que él no consideraba un
pecado, ni mucho menos un crimen, los esfuerzos separatistas de algunos
panameños ; que Panamá, como cualquier pueblo de la tierra, tiene perfecto y
legítimo derecho de aspirar a la independencia y a disponer por sí mismo de sus
propios destinos ."
441
OBALDIA PRIMER PRESIDENTE POR ELECCIÓN POPULAR
442
EL LIBERALISMO Y CARLOS A . MENDOZA EN LA HISTORIA PANAMEÑA

En la Gobernación de Panamá

José Domingo de Obaldía, ya en sus funciones de gobernador, llegó a


Panamá el 16 de septiembre de 1903 . Como panameño de elevada posición so-
cial y económica y con carta de caballero cumplido y honorable, todo coincidía
en el sentido de que su designación fuese muy bien recibida por sus compatriotas,
que compartían ampliamente el juicio, expresado en el Senado de Colombia por
Luis de Roux, quien condenó enérgicamente la práctica de nombrar en el Istmo,
para ejercer la más alta magistratura, a personas extrañas, que ni comprendían ni
se interesaban por los problemas nativos y obraban en contra del querer y las aspi-
raciones istmeñas . Mutis Durán, su antecesor, aunque colombiano, no pertenecía
a ese grupo de funcionarios hostiles, y más bien fue víctima de las arbitrariedades
del jefe militar Vásquez Cobo . Pero se necesitaba, para mitigar el descontento
producido por las tropelías de este último, un gobernador nativo identificado con
sus compatriotas . Esto vino a significar la investidura de José Domingo de Obal-
día como gobernador .
Por desgracia, le tocó ejercer el cargo en circunstancias muy difíciles
coincidentes con la propagación de las ideas separatistas, y hubo de confrontar
el dilema, que ya había previsto, de hacer honor a su condición de panameño ce-
loso de los intereses de su tierra, o de plegarse al cumplimiento de las exigencias
disciplinarias inherentes a su condición de guardián de la administración colom-
biana.
Ya había anticipado, por lo demás, que al presentarse una situación
semejante, no duraría en sumarse a la determinación panameña, si ella optaba
por la emancipación . Debe decirse, con todo, que se mantuvo en el cargo con la
mayor discreción, y hasta fue apresado cuando se consumó el golpe separatista .
Lo que no impidió que más tarde se le pusiese en libertad, no encontrando una
causa que justificase su detención, pues permaneció completamente al margen de
los preparativos emancipadores, nada pudo hacer, como gobernador, para con-
trariarlos, y tampoco para favorecerlos, lo que no habría sido bien mirado por
propios y extraños, dada su vinculación con el gobierno colombiano .
443
OBALDIA, PRIMER PRESIDENTE POR ELECCION POPULAR

La otra etapa de su vida política

Pasado ese momento tormentoso que puso a prueba los quilates de su


amor al terruño, este imperativo le llevó a sumarse a la empresa que los pa-
nameños habían acometido, de echar a andar la República en su propio suelo . Na-
da le impedía abrazar esa causa, en favor de la cual se había pronunciado en el
Senado colombiano . Tenía amigos sobrados entre los forjadores de la indepen-
dencia, y su colaboración se recibió con el mayor beneplácito, cuando, a ins-
tancias de sus correligionarios, hubo de trasladarse a la capital .
Habiéndose retirado a su provincia de Chiriquí y al reposo del hogar,
consideró que sus futuras actividades debían reducirse a la reconstrucción de sus
bienes, muy mermados durante la Guerra de los Mil Días . Era el padre de una
descendencia numerosa, por cuyo crecimiento y educación debía velar, y además
se sentía cansado y con deseos de reposo .
Llegado al poder Amador Guerrero en 1904, estimó que debía contar
entre sus colaboradores inmediatos a un hombre de la integridad y prendas
morales del señor de Obaldía, su amigo de ilimitada confianza, y le ofreció un
cargo importantísimo, el de ministro plenipotenciario en Washington, con la idea
de que allí, con su habilidad acostumbrada, pudiese mitigar los efectos pernicio-
sos de la Convención de 1903 firmada con aquel país poderoso y nada flexible .
Obligado por tal deferencia y por el patriótico empeño de servir a su
tierra, abandonó una vez más los deberes familiares que tenía en mente, acce-
diendo a los requerimientos del mandatario . Esa misión le retuvo en los Esta-
dos Unidos desde junio de 1904 hasta julio de 1907, y durante ella cristalizó la
firma del Convenio Taft, acerca del cual se ha tratado en un capítulo anterior .
Otra prueba de la excelente opinión que Amador y sus allegados tenían
formada de José Domingo de Obaldía fue la de su escogimiento, en la Asamblea
Nacional reunida en 1906, como primer designado para el ejercicio de la
Presidencia en el bienio de 1906 a 1908 . Se ha dicho también antes cómo, con
lealtad y acierto, sustituyó al presidente Amador, con motivo de su obligado viaje
a Europa, desde el 24 de junio hasta el 27 de diciembre de 1907 . Ese intervalo en
el poder fue como el preludio de su exaltación a la Presidencia de la República,
en las primeras elecciones populares verificadas con tal fin, que correspondían al
período de 1908 a 1912 . La muerte, por desgracia, se interpuso, sin permitirle
rematar su mandato .
444
EL LIBERALISMO Y CARLOS A . MENDOZA EN LA HISTORIA PANAMEÑA

En su gestión presidencial hay dos sucesos notables, que la enaltecen y


acreditan en el recuerdo de la posteridad : la fundación del Instituto Nacional y la
reorganización de la hacienda pública.

Fundación del Instituto Nacional

La ley 22 de 1907 dispuso su creación y mediante decreto número 17 de


8 de marzo de 1909 se desarrolló el artículo de la citada ley . El colegio comenzó
a funcionar en el edificio que ocupaba la Escuela de Varones de Santa Ana, que
más tarde se llamó Manuel José Hurtado, en homenaje a este varón conocido
como el "padre de la instrucción pública en Panamá ." El Instituto Nacional se
trasladó al edificio que hoy ocupa, en la vecindad del Cerro Ancón, el 17 de julio
de 1911 . No pudo verlo el presidente de Obaldía en su nueva e impresionante
sede, situada en la vecindad del Cerro Ancón, a causa de su fallecimiento en 1910 .
Pero es indudable que aquel mandatario, que proporcionó todo su apoyo a la
iniciativa, era un fervoroso convencido de la importante misión cultural que ese
plantel habría de realizar en el desarrollo del pueblo panameño . Transcurrieron
dos años (1907-1909) entre la ley que autorizó su creación y el decreto que puso
en marcha la disposición legal, y pasaron otros dos (1909-1911) antes de que se
instalase, ya definitivamente, en el espléndido edificio que hoy ocupa . Estos
datos cronológicos son significativos ; presagian la pausa y la espera que suelen
tener algunas veces aquellas creaciones llamadas a cumplir una labor trascenden-
tal en el ambiente en donde surgen y prosperan .
El ministro de Instrucción Pública del presidente de Obaldía, figura pro-
minente del liberalismo, estuvo al frente de la empresa, acerca de la cual dijo
Simón Eliet, notable periodista :
"Si al doctor Abel Bravo y a su colega Amador García les corresponde
la paternidad de la idea de instaurar en Panamá un establecimiento docente de los
alcances e índole del Instituto Nacional, el brazo ejecutor de ese noble pensa-
miento lo poseyó ese vigoroso cerebro, ya hundido en las sombras de la muerte,
que se llamó el doctor Eusebio A . Morales .
Pocos hombres miraron este plantel con más honda visión que él . Pocos
penetraron, tanto como él, en la influencia que este colegio ejercería más tarde en
la vida nacional . Y pocos también dedicaron tan saludables energías a la im-
44 5
OBALDíA, PRIMER PRESIDENTE POR ELECCION POPULAR

plantación de las ideas amplias, desembarazadas de prejuicios que constituyen,


desde sus comienzos, la médula de sus enseñanzas ." 6
Son muy conocidas las declaraciones que en el discurso inaugural del
plantel hizo Eusebio A . Morales, que constituyen todo un programa de acción
educativa de carácter abierto a todas las ideas, sin restricciones ni ataduras
políticas ni religiosas . Ese programa trazó un rumbo orientador, sentó las bases
de una educación liberal, humanista, contraria a toda clase de prejuicios . La
juventud panameña acató con amplitud y fervor ese programa, que produjo entre
los partidarios de la escuela imbuída de ideas religiosas y tradicionalistas, una
reacción violenta que la prensa de la época recogió en todos sus pormenores .

Política hacendaria de Carlos A . Mendoza

Otro ministro liberal perteneciente al gabinete del presidente de Obal-


día, realizó, por su parte, una tarea de extraordinario alcance en el Ministerio de
Hacienda que tenía encomendado . La resume con mucho acierto su fraternal
amigo Eusebio A . Morales, en el escrito que preparó en 1912 acerca de Mendoza .
He aquí sus palabras :
"Después de haber sido el factor decisivo de la campaña política que
llevó a la Presidencia al señor José Domingo de Obaldía, Mendoza fue llamado
a ocupar el puesto más difícil y de más responsabilidad en este país : el de
secretario de Hacienda y Tesoro .
Fue en esa secretaría donde Mendoza reveló poseer capacidades no
conocidas antes ni aun por sus amigos íntimos . El transformó aquel departamen-
to, que era un caos, en el centro ordenado y metódico en donde podía conocerse
en un instante el estado de las finanzas nacionales ; organizó las rentas, estableció
estrecha vigilancia en la recaudación de éstas, moralizó el ramo persiguiendo sin
descanso los fraudes, y por último llevó a cabo una reforma de la mayor tras-
cendencia, cual es la centralización de la contabilidad nacional en la Secretaría
de Hacienda." 7

Fallecimiento del presidente de Obaldía

El día 1° de marzo de 1910 la ciudad se conmovió con la noticia del


repentino fallecimiento de José Domingo de Obaldía, que dejaba su mandato
446
EL LIBERALISMO Y CARLOS A . MENDOZA EN LA HISTORIA PANAMEÑA

inconcluso, pues sólo habían transcurrido dos años cinco meses del período pre-
sidencial de cuatro para el cual fue elegido . La noticia, esparcida por todo el país,
causó una verdadera consternación, pues era un ciudadano muy querido por to-
dos a quien el poder, en lugar de restarle apoyo popular, más bien lo acrecentó ;
sin duda porque supo ejercerlo con tacto y sentido patriótico .
Carlos A . Mendoza, quien le reemplazó en el mando, hizo en el cemen-
terio un conmovido elogio, que dice en su primer párrafo :
"No hay en nuestro idioma palabras propias para expresar el sentimien-
to de sorpresa y dolor que se ha apoderado del país entero al conocer la triste
noticia del hecho que aquí nos congrega . Ha sido un desenlace no esperado por
nadie, un golpe que nos hiere a todos por igual, con la celeridad y la violencia del
rayo, que nos abate y nos humilla en presencia de lo irremediable, de lo incom-
prensible, que a veces nos parece una tremenda injusticia . Hace pocos días no
más, el noble amigo cuyos restos venimos a depositar aquí, compartía con
nosotros, con entusiasmo y con fe en el porvenir, las labores del gobierno y las
aspiraciones de mejoramiento y de prosperidad nacionales, en cuya realización
cifraba su gloria, y hoy venimos, sobrecogidos y embargados de dolor, a
acompañarlo a la última morada, por haberle sorprendido en medio de sus faenas
la segadora que ni perdona ni espera ."

No as

1 . Verla biografía inédita de don José Domingo de Obaldía, escrita por Ernesto
J. Castillero, página 3 .
2. Ibídem, página 6 .
3 . Ibídem, página 7 .
4. Ibídem, página 8 .
5 . Ibídem, páginas 34 y 35 .
6. El trabajo de Simón Eliet donde aparece la cita lleva por título El Instituto
Nacional, veinte años de labor educativa, Imprenta Nacional, 1930, páginas 20 y 21 .
7 . Eusebio A . Morales, Ensayos, documentos y discursos . Colección Kiwanis,
Panamá, 1977, página 358 .

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