Es cierto que las personas somos ineludibles en la construcción de nuestro mundo
moral, ya que, los encargados de formular los juicios morales, de aprobarlos y transmitirlos somos también nosotros, quienes somos parte de una sociedad. Para tener muy claro este tema, tomaremos los conceptos de los autores duchos en este tema, pero de una manera crítica. Si bien es cierto, las normas de convivencia en una sociedad no solo se ocupan principalmente de lo prohibido y lo permitido, sino del acuerdo de la totalidad de estas normas; lo cual, es sumamente imposible. Es por ello, que se han propuesto dos teorías fundamentales en busca del funcionamiento de la sociedad, los cuales son; La ética de mínimos y la ética de máximos, la primera es relacionada hacia una sola moral y sus fines están preestablecidos por las normas, ello implica tener prácticas mínimas de obligatorio cumplimiento; Es decir, ningún ciudadano debe incumplir los mínimos éticos por lo contrario recibirá una sanción. Según Adela Cortina, la ética de mínimos, son normativos compartidos por la conciencia de una sociedad pluralista, desde los que los miembros de esa sociedad pueden tomar decisiones morales compartidas en cuestiones de ética aplicada. Mientras que la ética de máximos en la que su filosofía es pluralista y su fin es llegar a valores morales elevados como la felicidad; Es decir, son formas de ser de cada persona que aspira, influye a los demás y a la vez tratan de ser excelentes para el beneficio de una sociedad sin ser obligados por ninguna persona. Según Adela Cortina; La ética de máximos consiste en dar razón del fenómeno moral en toda su complejidad y por eso entienden la moral como el diseño de una forma de vida felicitante, por lo tanto, son consideradas como las éticas conciliatorias, que invitan o dan consejos desde la experiencia vivida en primera persona. De acuerdo a mi consideración; Los siguientes deberían ser los mínimos éticos en el Perú: El pago de impuestos; Es uno de los casos de la ética de mínimos que debe de estar siempre presente en cada uno de los peruanos; ya que, como bien afirma Stuart Mill; “El simple hecho de vivir en la sociedad atribuye a cada uno de los individuos, una cierta línea de conducta hacia los demás”. Por lo tanto, somos cada uno de nosotros los responsables del bienestar de nuestro país; Por ello, resulta un imperativo ético contribuir al sostenimiento del Estado a través del sistema impositivo y, por tanto, quien no lo hace desarrolla un comportamiento inmoral, repudiable y debe recibir una sanción porque es una norma que se debe cumplir para el beneficio de los individuos mismos. En términos generales, la cuestión es muchísimo más compleja y requiere un análisis más detenido La administración pública existe para servir al interés general; es decir, para promover y proteger el ejercicio de los deberes y derechos de la ciudadanía. Pero a decir de Adela Cortina, en muchos casos la República, que es la cosa de todos, se gestiona como "cosa nuestra". En otras palabras, como si se tratase de un organismo diseñado para servir al interés de unos pocos. Sin embargo, los pagos de impuestos son el sustento de todo un país, ya que gracias a ello, se pueden generar las inversiones públicas y éstos deben ser un mínimo ético ya que algunos casos no se llega a sancionar a las personas y las grandes empresas y compañías que no pagan y quedan impunes.
La libertad religiosa; En la actualidad, en el Perú vivimos en un estado laico; Es decir,
las autoridades políticas no se adhieren públicamente a ninguna religión determinada ni las creencias religiosas influyen sobre la política nacional. Sin embargo, la Ley 29635 (Ley de Libertad Religiosa) y la constitución política del Perú, tienen la facultad de garantizar el derecho fundamental de toda persona a la libertad de religión y a la vez garantiza el respeto y el cumplimiento de esta libertad; “Nadie puede ser obligado a manifestar su convicción religiosa”. (Artículo 09, ley 29635). Todas las personas tenemos un bien superior que es la libertad humana, lo cual se debe respetar. En el Perú, esta libertad debería ser un mínimo ético para que la convivencia funcione, ya que sin ello no se cumplirá en su totalidad. Al ser un mínimo ético, implica un cumplimiento normativo y obligatorio.