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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIAPAS

FACULTAD DE MEDICINA HUMANA

DR. MANUEL VELASCO SUÁREZ

CAMPUS II

Historia Clínica

Alumno: Arvey Arriaga Pérez

Grado y grupo: segundo semestre “A”

ENSAYO:

Efectos del glucagón y la insulina en la concentración plasmática de glucosa en


los deportistas.

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ····················································································· 3

DESARROLLO DEL TEMA ········································································ 4

CONCLUSIÓN ······················································································· 13

FUENTES DE INFORMACIÓN ································································· 14

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INTRODUCCION

En el presente ensayo conoceremos de una manera clara y precisa cuales son los
cambios hormonales en el cuerpo que se presenta en los deportistas, cambios que
a su vez ocurren para mantener una buena concentración plasmática de glucosa,
con el objetivo de que las células puedan absorber esa forma de combustible
durante el entrenamiento de fuerza; claro que no solo se trata de un par de
hormonas, ya que también se presenta una clara participación de otras. Sin
embargo, interesa saber el funcionamiento de nuestras hormonas clave, llamadas
insulina y glucagón. Hormonas que como muchos de nosotros sabemos, son
antagonistas, pero que coinciden en una y muy importante función, la cual es la
homeostasis de la glucosa, por eso y por mucho más, este ensayo explica los
mecanismos de acción de cada una. Es muy importante tener un conocimiento claro
porque alguna secreción anormal de cualquiera de ellas, puede provocar cambios
muy evidentes y eso a su vez limitar la actividad del deportista. Si bien viene siendo
en condiciones normales, y con una buena alimentación, estas hormonas se
secretan en suficientes y adecuadas cantidades. En resumen, podríamos decir que
el ejercicio supone no solo una actividad exterior en lo que a movimientos y posturas
se refiere, sino que también constituye un trabajo a nivel interno, ya que
conseguimos mover la maquinaria interna.

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DESARROLLO

En este proceso entran en escena diferentes glándulas del organismo, órganos


clave a la hora de obtener energía y hacer que el cuerpo funcione correctamente
durante el ejercicio, ya que ellas son las que segregan las diferentes hormonas
necesarias para poder llevar a cabo la actividad deportiva, y las causantes en
muchos casos de los diferentes cambios que vamos a sufrir en nuestro organismo.

Normalmente cuando nos mantenemos en una situación de reposo el organismo


funciona de forma relajada. No es necesario echar mano de energía rápida que en
otras circunstancias sí que necesitaríamos. En estos momentos la producción de
hormonas es más reducida. En cambio, cuando practicamos deporte las
necesidades corporales cambian, lo que nos lleva a aumentar la producción de
hormonas, algo que no debemos pasar por alto. las hormonas son sustancias
químicas que tienen la capacidad de alcanzar todo el cuerpo mediante su recorrido
por la sangre, de esta forma cumplirán de forma eficaz con su función.

Como hemos comentado en infinidad de ocasiones, las hormonas son necesarias


para que podemos realizar las diferentes acciones corporales.

En el caso del deporte, la obtención de energía es la función principal en la que se


centra el organismo, ya que con la actividad el consumo es elevado y es necesario
un correcto transporte y aprovechamiento de la misma a través del organismo. En
este punto las hormonas son muy importantes.

Cuando realizamos ejercicio el cuerpo aumenta la secreción de algunas hormonas


en detrimento de otras que no se producen de la misma manera. El motivo de esto
es la glucosa que trasporta la sangre y que es la que desencadena esta actividad
de las glándulas para que la aprovechemos al máximo y así obtener energía. Pero
reamente es la concentración plasmática de glucosa la que en ultima instancia
indicara, que hormona se secretará con mayor avidez, a la vez que la secreción de

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otras se inhiba. Por ello debemos tener en cuenta las diferentes hormonas que se
liberarán mientras practicamos ejercicio y las que se dejarán de producir.

Ahora que conocemos el funcionamiento básico, es necesario conocer de manera


mas profunda, en que consisten las hormonas insulina/glucagón que controlan el
nivel de glucosa sanguíneo, en este caso dirigido a los deportistas.

La insulina se produce en las células beta del páncreas, concretamente en los


islotes de Langerhans. Es un polipéptido formado por dos cadenas de aminoácidos
unidas por dos puentes disulfuro (S-S).

La insulina es una de las


hormonas que se dejan de
producir cuando realizamos
ejercicio. El páncreas, que
es el órgano que se encarga
de generar esta hormona,
deja de funcionar, y es que
la insulina es la encargada
de reducir los índices de
glucemia en sangre. Como
el cuerpo necesita energía
cuando practicamos deporte esta hormona deja de actuar para que aprovechemos
la glucosa y no la almacenemos. No obstante, esta situación se va a modificar en
gran medida al final del entrenamiento de fuerza en donde sus concentraciones
volverán a su estado basal.

No solo la insulina se ve afectada, sino que otras hormonas como el glucagón, la


adrenalina y la noradrenalina, somatotrofina, el cortisol y la cortisona, la
triyodotironina y la tiroxina se ven afectadas por el ejercicio, ya que el organismo las
libera en mayor cantidad para poder hacer frente al ejercicio físico que vamos a
realizar. Sin embargo, a pesar de que muchas hormonas contribuyan, el efecto más

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evidente y al cual nos enfocaremos en este ensayo es el mediado por la insulina y
el glucagón. La insulina por tanto dentro de sus muchas funciones es la encargada
de obtener glucógeno, que es una forma de almacenar la glucosa, mejorando el
riego sanguíneo y la recepción de la energía por parte de las células, al igual que
logran obtenerlo de las reservas de grasa del organismo. Como es de suponer la
función de la insulina radica en almacenar la glucosa. Por ello al final de una comida
rica en hidratos de carbono, sus concentraciones plasmáticas aumentan para de
esta forma reducir la glucemia.

Es importante que tengamos en cuenta que el deporte desencadena un proceso


hormonal intenso según el cual el organismo se prepara internamente para
abastecernos de energía y obtenerla de donde sea, lo que hace que reduzcamos
las reservas de grasa y aceleremos este proceso, que en reposo no tiene lugar.

La insulina posee un efecto anabólico y va a llevar a cabo acciones no sólo en el


metabolismo de los glúcidos, sino también en el de los lípidos y proteínas. En
cuanto a los glúcidos, la insulina favorece el uso de la glucosa como combustible
metabólico, aumentando la captación de glucosa por parte de las células. Esto es
realmente importante para que las fibras musculares estén dotadas de suficiente
combustible para poder soportar el proceso desencadenado durante el
entrenamiento de fuerza.
Niveles altos de glucosa en sangre favorecen la secreción de insulina, la cual
provocará la disminución de la glucemia, haciendo que cese la liberación de insulina
(feedback negativo). Más concretamente, la insulina inhibe la secreción de
glucagón, que es una hormona secretada en las Células α del páncreas. Esto es
realmente admirable pues es el mismo órgano en donde ocurre la síntesis de la
insulina. Las cuales son mutuamente excluyentes. Al ser una hormona anabólica, la
insulina también favorece la lipogénesis (síntesis de lípidos) y la síntesis de
proteínas. A su vez esta última función anabólica proteica nos da una idea concisa
y precisa de cómo se fomenta la recuperación de los tejidos y estructuras dañadas,
importante en el momento postentreno. Pero la pregunta ideal que debemos
enfatizar, es ¿Cómo la insulina actúa en los momentos del ejercicio físico?...

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Cuando llevamos a cabo un esfuerzo o realizamos ejercicio, la glucosa debe ser
utilizada por nuestros músculos para la obtención de energía. Puesto que la glucosa
es ese combustible ideal con el cual pueden desencadenarse muchas rutas
metabólicas que resultan en la obtención de productos de alta energía. Por ello,
deben favorecerse dos procesos: la glucogenólisis y la gluconeogénesis. Proceso
que consisten en la degradación de glucógeno (que resulta en la formación de
glucosa) y en la formación de glucosa a partir de otros precursores. La acción de la
insulina es contraria a estos dos procesos, (he aquí el motivo del porque se dice
que la insulina es antagonista del glucagón) por lo que esta hormona estará
disminuida ante periodos de ejercicio. En contraposición, aumentará la secreción de
las llamadas hormonas contrainsulares, cuya función será la de elevar la glucemia.
Dichas hormonas son: glucagón, cortisol, adrenalina y noradrenalina. Estas
hormonas se aumentan durante el ejercicio incrementando la glucogenólisis. De la
misma manera, por acción del cortisol, se verá aumentado el catabolismo proteico
para poner los aminoácidos liberados al servicio de la gluconeogénesis.

la realización regular de ejercicio también provocara otro cambio que consiste en el


aumento de la sensibilidad a la insulina, provocando una necesidad de menores
cantidades de insulinemia (insulina en sangre) para el control de la glucemia.

Para que la glucosa pueda penetrar en las células ante niveles bajos de insulina,
por la contracción muscular se estimula una vía no insulinodependiente que
estimula el transporte de glucosa al interior celular (quinasas activadas por 5`AMP).
Y es que dichas contracciones musculares activan la AMPK, que no solo actúa en
el transporte de la glucosa, sino que también se encarga de aumentar la oxidación
de los ácidos grasos, favoreciendo la entrada de estos en la mitocondria. Por otro
lado, las CaMK, independientes de la señalización de AMPK, también regulan el
transporte de la glucosa.

Por todo lo que hemos visto hasta ahora, la función de la insulina esta lejos de ser
despreciable.

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Desde que la bioquímica pasó a formar parte de las ciencias del entrenamiento
deportivo, la testosterona ha sido la protagonista indiscutible en las cuestiones de
fuerza muscular. A la sombra de esta gran estrella, otra hormona de igual o mayor
importancia ha ido demostrando, a lo largo de investigaciones realizadas en todo el
mundo, que no merece ser dejada de lado, esta hormona como es de suponerse,
es la insulina. Empieza a ganarse un lugar de privilegio a la hora de entender los
procesos adaptativos producidos a raíz del entrenamiento de fuerza.

Producida por el páncreas, la insulina es una hormona encargada de mantener


concentraciones plasmáticas de glucosa dentro de intervalos normales.
favoreciendo además la absorción de la misma a través de la membrana celular.

La insulina se convierte en una de las hormonas más importantes en el trabajo de


fuerza, y esto es así por su papel anabolizante, presente en el trabajo de
recuperación post-esfuerzo. Cuando la actividad física termina, la insulina aumenta
promoviendo una rápida recuperación de los depósitos musculares y hepáticos de
glucógeno. Esto a su vez conduce a mantener el medio interno estable, de tal forma
que en el siguiente entrenamiento de fuerza que el deportista realice, habrá de
nuevo una cantidad suficiente de glucosa, en la forma en que esta se almacena
(glucógeno), y en última instancia lograr que el atleta consiga sus objetivos al
realizar el ejercicio.

Ahora bien, ¿para qué puede ser útil este conocimiento? Realmente podemos saber
mucho de los efectos hormonales en relación al entrenamiento de fuerza, el
problema es indiscutiblemente, llevar la teoría a la práctica. Una de las ventajas al
final de este ensayo es que ya podremos elegir alimentos ricos en carbohidratos
tomando en cuenta la gran cascada de ventajas que esto propicia. Pues estimula
la liberación de insulina y de esta forma aprovechamos la actividad de esta hormona
y lograr así un incremento de la masa muscular. Es necesario comprender que
cuando culmina el entrenamiento, la insulina ha “despertado” el apetito de las

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células, principalmente de las fibras musculares, las cuales están listas para recibir
todo aquello que le podamos aportar.

Cómo dijimos anteriormente, la insulina permite que la glucosa de la sangre vaya


a los músculos para funcionar cómo energía inmediata o convertirla en glucógeno
para una actividad física posterior.

El sistema endocrino permite las funciones corporales normales, incluyendo el


mantenimiento de los niveles de glucosa en sangre, para salud y rendimiento
óptimos. Una disminución de glucosa en sangre durante ejercicios intensos y
prolongados, puede ser un gran contribuyente para el comienzo de la fatiga. El
sistema endocrino trata de mantener niveles adecuados de glucosa en sangre
durante el ejercicio al movilizar otros combustibles para proveer energía y al
estimular la producción de glucosa a partir de aminoácidos y otras fuentes que no
sean carbohidratos. Desafortunadamente, estas respuestas sólo pueden demorar
el agotamiento de las reservas corporales de carbohidratos, y la fatiga puede ocurrir
a pesar de incrementos grandes de hormonas circulantes.

Actualmente se conocen muchas maneras de como los deportistas obtienen un


mejor rendimiento para el entrenamiento de fuerza, una de ellas es la ingesta de
bebidas correctamente formuladas con carbohidratos, ya que estos pueden retrasar
la fatiga, al mantener altos los niveles de glucosa en sangre y tal vez al economizar
las reservas de glucógeno de los músculos. Al comenzar el ejercicio, los impulsos
nerviosos de algunos centros motores en el cerebro, junto a una retroalimentación
al hipotálamo en el cerebro desde los nervios sensoriales que se originan en los
músculos, estimulan o inhiben la liberación de muchas hormonas. Ocurren cambios
rápidos iniciales en la secreción de hormonas en anticipación a la necesidad de
ajustes metabólicos y cardiovasculares necesarios para apoyar las demandas
incrementadas impuestas por el ejercicio. Estos cambios hormonales se tornan más
dramáticos a medida que se incrementa la intensidad del ejercicio y se desarrolla la
fatiga.

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El ejercicio intenso y prolongado causa una disminución predecible de la glucosa en
sangre y un incremento correspondiente en las concentraciones de epinefrina (EPI),
de cortisol, de glucagón y de la hormona de crecimiento, que intentan aumentar la
glucosa a partir de diferentes precursores, que es prácticamente lo contrario a lo
que apunta la insulina. Estas hormonas tienen un papel primario en mantener una
concentración estable de glucosa en sangre y frecuentemente se les llama
hormonas glucorreguladoras. Las respuestas de las hormonas glucorreguladoras
ante los ejercicios intensos prolongados son más pronunciadas al ir
incrementándose la duración del ejercicio, en otras palabras, a medida que la
disponibilidad de carbohidratos se torna limitada y se desarrolla la fatiga. Los
cambios pequeños que suceden al comenzar el ejercicio tienen el propósito principal
de movilizar una cantidad adicional de combustible para responder a las demandas
incrementadas de energía del ejercicio.

Los grandes cambios hormonales que suceden más tarde en el ejercicio a medida
que se desarrolla la fatiga son causados por el agotamiento de glucógeno en el
hígado y en los músculos, por la inhabilidad de mantener una concentración
adecuada de glucosa en sangre, y por factores psicológicos relacionados al
incremento del esfuerzo necesario para mantener la fuerza y para disminuir el
estado de ánimo.

La reducida disponibilidad de carbohidratos como combustible (glucógeno y


glucosa) y la puesta en marcha de la deshidratación, son los factores limitantes más
importantes durante el ejercicio de resistencia, y está bien establecido que la
reposición de los carbohidratos y fluidos durante el ejercicio mediante la ingesta de
bebidas deportivas debidamente formuladas con carbohidratos retrasará la fatiga y
mejorará el rendimiento, como se comentó anteriormente en este ensayo. Davis y
Fitts, Hargreaves, Coggan y Coyle, sugirieron que el mecanismo principal para
retardar la fatiga es efectivamente el mantenimiento de los niveles de glucosa en
sangre y de la tasa de oxidación de carbohidratos durante las últimas etapas del
ejercicio, en las cuales el glucógeno en los músculos es limitado. La ingesta de
carbohidratos puede también economizar el glucógeno de los músculos en varios

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tipos de fibras durante el ciclismo o la carrera intermitente. Sin embargo, también
es posible que los mecanismos de la fatiga estén dentro del cerebro. Esto a veces
es muy ignorado, y en ocasiones puede estar mayoritariamente involucrado. La
alimentación con carbohidratos puede aumentar la función cerebral y mejorar la
sensación de bienestar del sujeto, puesto que como sabemos el cerebro utiliza
principalmente glucosa para su metabolismo, y cambios relativamente bajos de este
combustible puede provocar daños cefálicos irreversibles.

La mayoría de las personas deja de ejercitarse o comienza a mostrar un rendimiento


pobre porque el esfuerzo necesario para continuar se percibe como demasiado
grande. Por lo tanto, los beneficios de la ingesta de carbohidratos en retrasar la
fatiga pueden incluir una sensación reducida de esfuerzo, una motivación mejorada,
un mejor ánimo, y una inhibición reducida de la actividad motora central en las
regiones superiores del cerebro.

La ingesta de carbohidratos durante el ejercicio ayuda a mantener las


concentraciones de glucosa en sangre, reduciendo de esta forma las
concentraciones sanguíneas de EPI, glucagon, cortisol y GH e incrementando la
insulina. La principal hormona hiperglucemiante liberada durante el ejercicio es el
glucagón, y gran parte del éxito si no es que todo, proviene del mismo. Ya que, así
como algunos deportistas recurren a medios adicionales, si bien viene siendo la
mayoría aun consigue resultados increíbles con el funcionamiento propio de las
hormonas.

En una situación donde pasemos de un estado de reposo a uno de ejercicio donde


tomaremos como ejemplo a un corredor, en los primeros minutos de iniciar su
caminata dentro del organismo de nuestro corredor el musculo está produciendo
energía mediante la glucosa intracelular por lo tanto la concentración de glucosa en
sangre prácticamente no se modifica en relación a la glucemia en reposo pero
debido a la rapidez con la que el musculo utiliza la glucosa intracelular disminuye y

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el musculo tendrá que recurrir a degradar la forma almacenada de glucosa, el
glucógeno muscular que constituye la principal fuente de energía consumida
mientras el ejercicio continúa, los músculos del corredor absorben la glucosa casi
20 veces más que el ritmo normal, la degradación de glucógeno muscular termina
en una molécula de glucosa-6-fosfato que entrara posteriormente en la glucolisis
para la obtención de energía la glucosa-6-fosfato no podrá salir de la célula debido
a la carencia de una enzima especifica gracias a esto el glucosa producida del
glucógeno muscular no podrá difundir sobre el torrente sanguíneo y será utiliza
totalmente por las fibras musculares. Las reservas de glucosa en el musculo serán
consumidas de manera relativamente rápida mientras esto ocurre el hígado
empezara también a degradar el glucógeno almacenado en el organismo del
corredor al degradar el glucógeno a glucosa-6-fosfato este se unirá a una enzima la
glucosa-6-fosfatas quien se transportara al torrente sanguíneo hasta llegar a los
músculos activos en el ejercicio, gracias a esta enzima el hígado representa el único
sitio de producción y liberación de glucosa al torrente sanguíneo y debe tratar de
equilibrar el consumo de glucosa por parte del músculo.

Como hemos visto la insulina le sirve a los Atletas de resistencia, porque la insulina
ayuda a la glucosa a entrar en las células musculares. Si más glucosa entra en la
célula que se necesita, entonces el programa estimulará la formación de glucógeno.
Glucógeno es una especie de «paquete de energía» que se puede cambiar muy
rápidamente.

La insulina es utilizada para aumentar la musculación en la mayor parte de los


músculos.
Un efecto muy evidente de la insulina es que evita la ruptura de la proteína muscular.
Esto significa que se construye más musculo que el que se destruye, lo que
aumenta el tamaño de los músculos.

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CONCLUSIÓN

En este ensayo hemos aprendido a relacionar de forma precisa los efectos de la


hormona insulina y la hormona glucagón, pues ambos tienen el mismo objetivo:
mantener una concentración plasmática de glucosa dentro de los intervalos
normales. Como hemos aprendido estas hormonas son mutuamente excluyentes,
pero cada una nos ayuda en gran medida en ciertas fases del ejercicio. Es necesario
recalcar que al final de una dieta rica en hidratos de carbono la insulina aumenta
para aprovechar el combustible, depositándolo principalmente en el hígado y en el
musculo en la forma de glucógeno, lo cual a su vez es de vital importancia, por
ejemplo en el caso de los deportistas, estos realizan entrenamiento de fuerza de
manera intensa, lo cual aumenta el metabolismo de las fibras musculares y
demanda a su vez una cantidad de glucosa mayor, desencadenando así muchas
cascadas que resultan en la disposición de la glucosa para las fibras musculares.
Sin embargo, como hemos aclarado, la hormona que estimula la degradación de
glucógeno es el glucagón. De tal manera que durante el ejercicio sus
concentraciones aumentan. Todo con el fin de lograr proporcionar al musculo
energía suficiente para la hipertrofia muscular. De nuevo al finalizar el ejercicio, la
insulina contribuye con la recuperación de los tejidos, principalmente con su efecto
anabólico proteico. Y es así como estas hormonas participan en la homeostasis de
la glucosa, logrando a su vez que un deportista logre el objetivo principal del
entrenamiento de fuerza.

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BIBLIOGRAFIA

DAVILA, T. (9 de JUNIO de 2017). SLIDESHARE. Obtenido de


https://es.slideshare.net/equiposeis1/accin-de-la-insulina-y-el-glucagn-para-mantener-
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Donald voet, j. G. (2016). fundamentos de bioquimica . ciudad de mexico: panamericana .

Ferrier., D. R. (2017). bioquimica . BARCELONA: LWW.

HALL, C. (4 de JUNIO de 2016). SLIDSHARE. Obtenido de


https://entrenamientodeportivo.wordpress.com/2008/03/17/la-importancia-de-la-
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HALL, G. Y. (2016). FISIOLOGIA MEDICA . BARCELONA: ELSEVIER.

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