Вы находитесь на странице: 1из 12

La aplicación del enfoque de género como límite al principio de

imparcialidad judicial en la labor judicial

Andrea Carrasco Gil1

Introducción

Si bien la imparcialidad judicial es un principio y a su vez un derecho fundamental de la


persona- derecho a ser juzgado por un juez imparcial-, dicho principio se reviste de limitaciones
y retos cuando los jueces se encuentran frente a casos de violencia de género. Esto se debe a
que, tanto los operadores de justicia como la ciudadanía, nos encontramos inmersos en un
sistema en el cual la violencia de este tipo ha sido naturalizada y legitimada, generándose un
patrón de discriminación estructural. Así pues, el principio de imparcialidad judicial se fractura
cuando el magistrado o magistrada se aproxima al caso en base a prejuicios u estereotipos de
género, lo cual genera una situación de discriminación que pone en riesgo los derechos humanos
de las mujeres.

Tanto en instrumentos jurídicos nacionales como internacionales, se ha proscrito el trato


desigual y la violencia contra la mujer basada en tal condición, señalando que la necesidad de
erradicar dicho problema alcanza a todos los niveles, tanto social, político y sobre todo jurídico.
La propuesta de incorporar medidas, a fin de que los y las magistradas utilicen en su trabajo la
perspectiva de género, se engloba en un esfuerzo de mayor calado referido a generar cambios
culturales en contra de la discriminación por género. Así pues, desde el año 2007, se encuentra
en vigencia la Ley N° 28983, Ley de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, en
cuyo artículo 8 se establece que: “Todos los Organismos Constitucionales Autónomos, en el
desarrollo de sus funciones, aplicarán los principios y normas establecidos en la presente Ley.”
Mientras, que el artículo 7 de la misma norma establece como lineamientos obligatorios para el
sistema de justicia: “Garantizar el acceso a la justicia en igualdad de oportunidades,
impulsándose la modificación de concepciones, actitudes y valores discriminatorios de los
operadores de justicia.” En ese sentido, todos los órganos del sistema de justicia tienen la
obligación legal de desarrollar medidas, enmarcadas en políticas públicas, para generar cambios

1 Abogada por la Pontificia Universidad Católica del Perú y estudiante de la Maestría en Derecho con
mención en Política Jurisdiccional de la misma casa de estudios. Miembro del Área Académica y de
Investigaciones del Instituto de Democracia y Derechos Humanos (IDEHPUCP). Se ha desempeñado
como asistente en organizaciones que trabajan por erradicar la violencia basada en el género y brindar
apoyo legal a personas en situación de vulnerabilidad. Entre sus temas de interés se encuentran los
derechos humanos, el género como categoría de análisis jurídico y reformas del sistema judicial.
culturales en los operadores de justicia a favor de la no discriminación y garantizar el acceso a
la justicia en igualdad de oportunidades.

En relación con lo antes mencionado, el presente artículo responderá a la siguiente interrogante


¿El principio de imparcialidad judicial se ve vulnerado al aplicarse el enfoque de género? Esta
pregunta se responderá bajo la hipótesis de que es deber del sistema de justicia generar cambios
culturales contra la discriminación por género, por lo cual se deben establecer límites al
principio de imparcialidad judicial y generar medidas concretas que coadyuven al cumplimiento
de dicho deber, a través de la aplicación del enfoque de género para resolver casos de violencia
contra las mujeres. Así pues, el deber de aplicar el enfoque de género en casos de violencia de
género será planteado como una excepción jurídicamente legítima al principio de imparcialidad
judicial a través del uso de dicha categoría de análisis como herramienta necesaria para el
quehacer judicial.

Para ello, se hará énfasis en la necesidad de que los órganos jurisdiccionales apliquen el
Derecho desde un enfoque de género, no solo debido a las obligaciones internacionales a las que
se ha sometido el Estado peruano, sino también debido a la importancia de la garantía de los
principios y derechos fundamentales propios del Estado Constitucional de Derecho, a partir del
análisis de la sentencia del caso Arlette Contreras del año 2005, y haciendo especial énfasis en
los instrumentos y estándares de Derecho Internacional.

Conceptos y normativa básica: Estereotipos y violencia de género e imparcialidad judicial

Para empezar el análisis, es importante señalar a qué nos referimos cuando hablamos de
estereotipos y violencia de género e imparcialidad judicial. De acuerdo con Cook y Cusak, un
estereotipo es la “visión generalizada o preconcepción sobre los atributos o características de los
miembros de un grupo o los roles que las personas de tales grupos puedan cumplir. 2” En ese
sentido, a través de los estereotipos atribuimos características particulares a personas por
pertenecer a un determinado grupo social. Por ejemplo, la idea de que las mujeres son
cuidadoras por naturaleza constituye un estereotipo atribuido a la generalidad de mujeres como
grupo sociales.

2 Cook, Rebecca y Cusack, Simone, Gender Stereotyping. Transnational Legal Perspectives, (University of
Pennsilvania Press) 2010, p. 9 y ss.
Los estereotipos no tienen necesariamente una connotación negativa y pueden basarse en datos
estadísticos reales, pero pueden acarrear problemas en dos sentidos: 1) el uso de estereotipos
ignora las necesidades, circunstancias y deseos de los sujetos más allá del grupo social al que
pertenecen, lo cual niega y restringe las diversas identidades de manera individual y social. Por
ejemplo, muchas mujeres se han visto forzadas, tanto a nivel familiar como social, a asumir el
rol de cuidadoras sin tomar en cuenta sus aptitudes o preferencias individuales; 2) muchos
estereotipos conllevan a connotaciones negativas que afectan desproporcionadamente a grupos
sociales específicos. Por ejemplo, la idea de la inferioridad de las mujeres respecto a sus pares
hombres es un estereotipo que afecta a las mujeres como grupo social al tomar al género como
diferencia que justifica la subordinación.

Al respecto, según Casas y Gonzales:

Los estereotipos de género involucran representaciones, características, atributos, roles y


funciones que se dan a los hombres y mujeres en la sociedad, y que son temporales y
espacialmente determinados. Involucran el sexo o diferencias anatómicas de las personas, la base
de la diferencia sexual, a la que se adosa una jerarquización sobre las relaciones entre varones y
mujeres

En ese sentido, como señalamos anteriormente, los estereotipos per se no son negativos o
problemáticos, pero llegan a serlo cuando justifican un trato diferenciado que pone a uno de los
grupos sociales caracterizados en una situación de desventaja, discriminación e incluso
violencia, no solo a nivel social, sino también a nivel cultural, político y sobre todo jurídico. Al
respecto, existen numerosos instrumentos jurídicos internacionales que se han referido al tema y
han proscrito el uso de estereotipos de género. De acuerdo con el artículo 5 de la Convención
sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer de Naciones
Unidas (en adelante Convención CEDAW) 3, la violencia basada en género encuentra asidero en
la conservación de estereotipos y patrones socios culturales que anulan los derechos y el goce de
la libertad de las mujeres.

El artículo 1 de dicha Convención señala que la violencia de género supone una situación de
discriminación contra la mujer, y que, para erradicarla, el Estado debe garantizar la eliminación
de patrones socioculturales relacionados a conductas que le corresponden a hombres y mujeres
que conservan y legitiman los roles asignados, y que condicionan situaciones de violencia sobre

3 Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, adoptada el 18
de diciembre de 1979 y en vigor desde el 3 de setiembre de 1981.
todo recaídos sobre las mujeres, quienes sufren las consecuencias del sistema que las domina.
Por su parte, la Recomendación N° 19 del Comité CEDAW 4 señala que la violencia contra la
mujer como forma de discriminación restringe gravemente la capacidad para el ejercicio de sus
derechos, con un impacto diferenciado y desproporcional recaído sobre ellas.

Según jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH):

118. Este Tribunal recuerda, como lo señala la Convención de Belém do Pará, que la violencia
contra la mujer no sólo constituye una violación de los derechos humanos, sino que es “una
ofensa a la dignidad humana y una manifestación de las relaciones de poder históricamente
desiguales entre mujeres y hombres”, que “trasciende todos los sectores de la sociedad
independientemente de su clase, raza o grupo étnico, nivel de ingresos, cultura, nivel
educacional, edad o religión y afecta negativamente sus propias bases5.

La violencia contra la mujer y el deber de garantizar la igualdad y no discriminación es un deber


del Estado que no solo encuentra asidero en instrumentos internacionales, sino también en
nuestra legislación nacional. El artículo 2° de la Constitución Política de 1993 señala
expresamente que “Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma,
religión, opinión.” Asimismo, desde el año 2015 se encuentra en vigencia la Ley para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar, dirigida
a operadores públicos, en cuyo artículo 9° señala que: “Las mujeres y los integrantes del grupo
familiar tienen derecho a una vida libre de violencia, a ser valorados y educados, a estar libres
de toda forma de discriminación, estigmatización y de patrones estereotipados de
comportamientos, prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad y
subordinación.”6

Sobre el principio de imparcialidad, Montero Aroca señala que la imparcialidad judicial


requiere:

(..) la ausencia de designio o de prevención en el juez de poner su función jurisdiccional al


servicio de un interés particular de una de las partes. La función jurisdiccional consiste en la
tutela de los derechos e intereses legítimos de las personas por medio de la aplicación del
Derecho en el caso concreto, y la imparcialidad se quiebra cuando el juez tiene el designio o
prevención de no cumplir realmente con esa función, sino que, incumpliendo con ella, puede
perseguir en un caso concreto servir a una de las partes.7

4 COMITÉ CEDAW. Recomendación General N° 19. La Violencia Contra la Mujer. 29 de enero de 1992.
5 CORTE IDH. Caso Fernández Ortega y otros Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 30 de agosto de 2010.
6 CONGRESO DE LA REPÚBLICA. LEY 30364. Ley para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra
las mujeres y los integrantes del grupo familiar. Lima, 22 de noviembre del 2015. Disponible en:
https://busquedas.elperuano.pe/normaslegales/ley-para-prevenir-sancionar-y-erradicar-la-violencia-
contra-ley-n-30364-1314999-1/
Este principio ha sido tratado como la imposición al juez el deber de colegirse de manera
neutral, sin identificarse con las pretensiones de alguna de las partes o de ponerse en el lugar de
alguna de ella. Un juez es imparcial, así, cuando no tiene más motivos para emitir una decisión
que los dados por el propio Derecho. Pero también ha sido desarrollado como derecho
fundamental. Al respecto, el artículo 14 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y
Políticos (1966), señala sobre la imparcialidad judicial, que: “toda persona tendrá derecho a ser
oída públicamente y con las debidas garantías por un tribunal competente, independiente e
imparcial, establecido por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación de carácter penal
formulada contra ella o para la determinación de sus derechos u obligaciones de carácter civil”

Por su parte, el Tribunal Constitucional peruano ha señalado que el derecho al juez imparcial es
un derecho fundamental implícito, vinculado estrechamente con el principio de dignidad. A este
respecto, manifiesta que: “el derecho a ser juzgado por jueces imparciales no se encuentra
reconocido expresamente en la Constitución. Ello, sin embargo, no ha impedido a este Tribunal
reconocer en él a un derecho implícito que forma parte de un derecho expreso. A saber, del
derecho al debido proceso, reconocido en el inciso 3) del artículo 139 de la Constitución.

¿Por qué es necesario el enfoque de género en la labor judicial? ¿Es un límite legítimo al
principio de imparcialidad?

La imparcialidad judicial supone que el juez o jueza se acerque a la resolución de un caso con
elementos provenientes únicamente del Derecho y los hechos relevantes, sin inclinarse por la
defensa de alguna de las partes por su condición o pertenencia a algún grupo social. Por su
parte, la lucha por la erradicación de la violencia basada en género propugna que tanto la
sociedad como, especialmente, los operadores del Estado, garanticen medidas para erradicar el
trato discriminatorio contra las mujeres y la violencia a la que conlleva, por lo cual deben
aplicar enfoque de género para hacer contrapeso respecto a la situación de desigualdad
estructural.

¿Por qué tienen el deber de aplicar un enfoque de género? Como señalamos en la introducción
del presente artículo, desde el año 2007, se encuentra en vigencia la Ley N° 28983, Ley de

7 MONTERO, Juan. Derecho a la imparcialidad judicial. Comentario al artículo II- 107 del Tratado por el
que se establece una Constitución para Europa. En: Revista Europea de Derechos Fundamentales. N° 7
Primer Semestre.
igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, en cuyo artículo 7 establece como
lineamientos obligatorios para el sistema de justicia: “Garantizar el acceso a la justicia en
igualdad de oportunidades, impulsándose la modificación de concepciones, actitudes y valores
discriminatorios de los operadores de justicia.” En ese sentido, todos los órganos del sistema de
justicia tienen la obligación legal de desarrollar medidas, enmarcadas en políticas públicas, para
generar cambios culturales en los operadores de justicia a favor de la no discriminación y
garantizar el acceso a la justicia en igualdad de oportunidades.

Una de las medidas a ser implementadas es el uso del enfoque de género en la labor judicial.
Sobre ello, el enfoque de género es el ejercicio a través del cual se evalúa las consecuencias e
impacto diferenciado que tienen ciertas medidas, tanto sociales, políticas o legales, para
hombres y mujeres. Según Joan Scott 8, la perspectiva de género es esa mirada que nos enfrenta
a reconocer que la realidad se vive de manera muy diferente entre hombres y mujeres, con
amplias desventajas para las segundas. La categoría de género no sólo es una categoría analítica,
sino también es una herramienta de cambio que nos obliga a transformar estas desventajas y
desigualdades, en todos los niveles de la sociedad.

Es importante responder aquí la pregunta ¿Aplicar enfoque de género contraviene al principio


de imparcialidad judicial? Consideramos que no. Aplicar enfoque de género, tal como señala
Joan Scott, es mirar la realidad y el impacto diferenciado de la misma respecto a los hombres y
mujeres. No implica crear sesgos que beneficien a las mujeres en desmedro de sus pares
hombres, por el solo hecho de serlo. Tampoco involucra considerar a priori que las mujeres que
se enfrentan al proceso dicen siempre la verdad, o que son sensibles y deben recibir cuidados
especiales. Eso implicaría reproducir patrones y estereotipos. El enfoque de género es una
herramienta que permite al operador judicial ver y enfrentar la realidad de las partes a través de
otra perspectiva que le dará las herramientas necesarias para decidir, de acuerdo a Derecho. Una
fuerte corriente de teóricas feministas que propugnan la aplicación de la perspectiva de género
en el derecho afirma que dicho análisis requiere reconocer y verificar la existencia de una
relación desequilibrada de poder para poder responder a dicha situación a través de medidas
especiales de protección.9

8 SCOTT., Joan. “El género: una categoría útil para el análisis histórico”, en Martha Lamas compiladora El
género: La construcción cultural de la diferencia sexual, PUEG-UNAM, México, 1996.
9 AVILES, Lucía. Juzgar con perspectiva de género. Por qué y para qué. España: Tribuna Feminista, 2017.
Más allá de entender la eliminación de la violencia contra la mujer como una obligación
internacional del Estado peruano, en todo nivel, es necesario comprender que el principio de
imparcialidad judicial no es absoluto y está sujeto a restricciones, las cuales son legítimas. La
aplicación del enfoque de género en la labor judicial podría estar desnaturalizando el principio
de imparcialidad judicial en tanto los jueces ya no solo se aproximan al caso en razón de
elementos basados meramente en el Derecho, la aplicación literal de la norma y los principios
de la labor judicial, sino también se valdrán de una herramienta de análisis para entender la
complejidad de las estructuras y diferencias que subyacen a los casos. El principio de
imparcialidad judicial no parece evitar el uso de este tipo de herramientas, pero sí proscribe la
existencia de sesgos que puedan beneficiar a una de las partes en desmedro de otras. En cambio,
llevar a cabo la labor judicial sin el entendimiento de la realidad diferenciada, gracias al enfoque
de género, contraviene injustificadamente la imparcialidad judicial por el uso y mantenimiento
de estereotipos de género.

Al respecto, es importante ejemplificar la afirmación de que la ausencia de enfoque de género


genera una fractura ilegítima al principio de imparcialidad judicial, al legitimar el uso de
estereotipos y sesgos de género. En el año 2015, Arlette Contreras fue víctimas de una brutal
agresión, tanto física como sexual, por parte de su pareja, Adriano Pozo. La denuncia penal
señalaba tentativa de feminicidio y de violación sexual. En el año 2016, el Colegiado
competente emitió una sentencia en la cual absolvió al agresor por el delito de tentativa de
violación sexual (en esta ocasión no nos referiremos a los argumentos esgrimidos para su
absolución respecto a la tentativa de feminicidio) en base a los siguientes considerandos:

17. (…) No resultando creíble que la haya subido a la fuerza pues hubiera puesto resistencia en
vista que se encontraba en una vía pública e incluso hubiera pedido ayuda al chofer del taxi si
consideraba encontrarse forzada a actuar en contra de su voluntad, no habiendo manifestado en
ningún momento haber pedido ayuda al conductor del taxi (…)(…) “si realmente la agraviada se
sentía con riesgo de amenaza por parte del acusado (…) en contra de su voluntad, bien pudo
pedir ayuda al mismo taxista para que la traslade a otro destino en resguardo de su integridad que
supuestamente se encontraba en riesgo”.
“No olvidemos que el acusado estuvo casi un minuto tocando la puerta del hotel (…) tiempo en
el cual la agraviada pudo haber efectuado hasta incluso llamadas a sus familiares en busca de
auxilio y por lo menos proporcionar la dirección y ubicación del hotel, teniendo en cuenta que
contaba con celular (…) pudo haber llamado a su señor padre si se encontraba amenazada”
21. “(…) muy bien pudo aprovechar la agraviada para salir o aparecer en dicha escena
forcejeando con algunos movimientos o indicios de tratar de escapar, sabiendo que está en
peligro su integridad sexual, e incluso estuvo abierta la puerta casi treinta y ocho segundos, lo
que conlleva a juicio del colegiado a que hubo una discusión de pareja, como se dijo, por celos
del acusado (…)” (subrayado nuestro).10

10 La lectura de la sentencia puede encontrarse en https://www.youtube.com/watch?v=HfhmcLlTQig.,


los considerandos mencionados pueden registrarse a partir de 1:45:00. Consulta: 28 de enero de 2019.
También: RODRIGUEZ, Julio y David TORRES. Sobre los perversos argumentos jurídicos de la Sala Penal
encargada del caso de Cindy Contreras. En: Anticorrupción y Justicia Penal. BOLETÍN Nº 6. Lima, 2016.
En los considerandos antes mencionados se determina que la ausencia de pedido de ayuda por
parte de la víctima en varias oportunidades específicas, implica que no existió resistencia de su
parte por lo cual podría considerarse que habría legitimado la relación sexual. Esta hipótesis y
lectura de los hechos refleja la equívoca exigencia de que las mujeres víctimas de violencia
sexual deban ejercer resistencia y pedir ayuda como requisito sine qua non para que el caso
puede determinarse como violación sexual, a pesar del peligro que supone para las mujeres
enfrentar a su agresor. Si bien de acuerdo a testigos y la propia declaración de la víctima, se
comprobó que la misma manifestó verbalmente su falta de consentimiento, para el Colegiado no
fue suficiente la negativa verbal y expresa. Además, la acción de Arlette de ingresar al hotel con
su agresor y luego oponerse a la relación sexual, a consideración del Colegiado, no es válida,
pues da a entender que había consentimiento. Al respecto, la Corte Suprema de Justicia ha
establecido en Acuerdo Plenario N° 1-2011/CJ-116 que “no resulta en absoluto relevante en el
proceso la dilucidación de si el agente doblegó o no la resistencia de la víctima de abuso
sexual”.

El análisis del Colegiado que emitió el fallo resulta, a toda vista, carente de enfoque de género
al no considerar el consentimiento expreso de las víctimas, el bien jurídico que subyace al delito
analizado: la libertad sexual y la posibilidad de poder cambiar de opinión, y los riesgos que
implica para una mujer víctima de violencia de género el oponer resistencia o enfrentar a su
agresor, reflejando un profundo desconocimiento sobre la violencia estructural y la situación de
desventaja en la que se encuentran las mujeres respecto a sus pares hombres.

A paso aletargado, el Poder Judicial y el sistema de justicia peruano en general vienen dando
pasos para incorporar el enfoque de género en su quehacer. Al finalizar el año 2011, el Poder
Judicial aprobó el Acuerdo Plenario N° 1-2011/CJ-1161. Dicho Acuerdo Plenario obliga a todos
los jueces a adoptar la perspectiva de género en la apreciación de pruebas en delitos contra la
libertad sexual. La necesidad de adoptar dicho enfoque en material procesal, se alinea a los
estándares que ha trazado la Corte IDH en reiterada jurisprudencia, pues se ha reconocido que la
violencia que adolecen en su mayoría las mujeres, encuentra su razón de ser en el género.

Debido a la problemática que supone la violencia basada en género, al afectar a cientos de


mujeres en nuestro país, a través de distintas manifestaciones como el caso de la violencia
sexual, es que surge la preocupación por dar una respuesta diferenciada. El Acuerdo Plenario
representa uno de los esfuerzos, desde el sistema de justicia penal, por aplicar una estrategia de
solución a los delitos contra la libertad sexual entendidos como delitos de abuso de poder que
afecta en su mayoría a mujeres, niñas y niños, al exigir que se realice una adecuada aplicación y
valoración de las pruebas. Asimismo, en el mismo año, el Poder Judicial creó la Comisión de
justicia de género del Poder Judicial, órgano que busca institucionalizar el enfoque de género en
todos los niveles de la administración de justicia a nivel nacional. En el Plan de Trabajo 2017-
2021 de dicha comisión se establece que:

El Poder Judicial es una institución que forma parte del Estado e incide de manera
directa en la vida de las peruanas y peruanos a través de su labor jurisdiccional. En tal
sentido, la necesidad de incorporar el enfoque de género en su gestión y labor es vital en
una sociedad democrática y garantista de derechos en igualdad y sin discriminación. Y
debe orientarse a asegurar a través de mecanismos sostenibles en el tiempo que la
incorporación del enfoque de género en la práctica judicial sea una práctica regular. 11

Así pues, el propio Poder Judicial, en cumplimiento de sus obligaciones normativas y


convencionales, está tomando medidas para aplicar el enfoque de género en sus quehaceres y así
garantizar el acceso a la justicia de mujeres sin prácticas discriminatorias. Si bien la creación y
adopción de dichas medidas son de corta data, es importante que sean aplicadas de inmediato
pues la violencia contra la mujer es una problemática que necesita ser tratada con urgencia.

Conclusiones

El enfoque de género, en específico la palabra “género”, es una noción un tanto desconocida y


que ha venido generado suspicacias en los últimos años. Esto se debe a una fuerte corriente
conservadora que lucha por evitar su uso y genera confusión respecto a lo que el uso dicha
categoría de análisis pretender lograr. En el ámbito judicial, se sigue discutiendo sobre el
supuesto perjuicio que generaría la aplicación del enfoque de género en una institución que debe
caracterizarse por la imparcialidad y la garantía de los derechos en igualdad.

Debido a este mencionado debate y polémica, el enfoque de género se erige como una
necesidad. A pesar de que el Derecho está compuesto por un conjunto de normas, principios,
sujetos, y procesos diseñados de manera neutral, la realidad sobrepasa dichas instituciones. En

11 COMISIÓN NACIONAL PERMANETE DE JUSTICIA DE GÉNERO DEL PODER JUDICIAL. Plan de Trabajo
2017-2021. Lima, 2016. Disponible en: https://bit.ly/2Go02yy
un contexto de violencia estructural y profundas desigualdades, un Derecho neutro termina
beneficiando al grupo social que se encuentra en situación de superioridad, en desmedro del
grupo social subordinado. Es por ello que el Derecho necesita valerse de medidas, de
herramientas como el uso del enfoque de género para abordar la realidad desde todas las aristas.

En ese sentido, la aplicación del enfoque de género no debe considerarse como una vulneración
al principio y derecho de imparcialidad judicial, sino como una restricción legítima dada a
través del uso de una herramienta, no propia del Derecho, gracias a la cual los operadores de
justicia podrán tener mejores- y reales- razones para decidir. Por el contrario, el mantenimiento
de estereotipos de género en la labor judicial, generan una fractura ilegítima al principio de
imparcialidad judicial pues los operadores de justicia se aproximan a la resolución de un caso a
partir de sesgos que pueden resultar negativos para un grupo social en situación de
vulnerabilidad.

Los esfuerzos y medidas del sistema de justicia para incorporar el enfoque de género, si bien
están en proceso, deben ser considerados como prioridad. Estamos frente a un asunto de vida o
muerte. Literal. Apenas hemos terminado el primer mes del año 2019 y ya se han registrado 13
feminicidios en nuestro país.12 Es hora de que el miedo infundado a una palabra o herramienta
crítica como el enfoque de género sean tierra fértil para que el machismo siga cobrando
víctimas.

12 AMÉRICA NOTICIAS. Feminicidios en Perú 2019: se registran 13 casos en el primer mes del año.
Consulta: 01 de febrero de 2019. https://www.americatv.com.pe/noticias/actualidad/feminicidios-2019-
uno-uno-crimenes-contra-mujeres-n353912
Bibliografía:

a) Libros y artículos

ÁVILES, Lucía. Juzgar con perspectiva de género. Por qué y para qué. España: Tribuna
Feminista, 2017.

COOK, Rebecca y CUSACK, Simone, Gender Stereotyping. Transnational Legal Perspectives,


(University of Pennsilvania Press) 2010, p. 9 y ss.

MONTERO, Juan. Derecho a la imparcialidad judicial. Comentario al artículo II- 107 del
Tratado por el que se establece una Constitución para Europa. En: Revista Europea de Derechos
Fundamentales. N° 7 Primer Semestre.

RODRIGUEZ, Julio y David TORRES. Sobre los perversos argumentos jurídicos de la Sala
Penal encargada del caso de Cindy Contreras. En: Anticorrupción y Justicia Penal. BOLETÍN
Nº 6. Lima, 2016

RUBIN, Gayle. “El tráfico de mujeres: Notas sobre la ‘economía política’ del sexo”. En: Lamas
Marta Compiladora. El género: la construcción cultural de la diferencia sexual. PUEG, México,
p. 2

SCOTT., Joan. “El género: una categoría útil para el análisis histórico”, en Martha Lamas
compiladora El género: La construcción cultural de la diferencia sexual, PUEG-UNAM,
México, 1996.

b) Normativa y Jurisprudencia

COMITÉ CEDAW. Recomendación General N° 19. La Violencia Contra la Mujer. 29 de enero


de 1992.

COMISIÓN NACIONAL PERMANETE DE JUSTICIA DE GÉNERO DEL PODER


JUDICIAL. Plan de Trabajo 2017-2021. Lima, 2016. Disponible en: https://bit.ly/2Go02yy

CONGRESO DE LA REPÚBLICA. LEY 30364. Ley para prevenir, sancionar y erradicar la


violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar. Lima, 22 de noviembre del
2015. Disponible en: https://busquedas.elperuano.pe/normaslegales/ley-para-prevenir-sancionar-
y-erradicar-la-violencia-contra-ley-n-30364-1314999-1/

CORTE IDH. Caso Fernández Ortega y otros Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de agosto de 2010.
CORTE IDH. Caso González y otras (“Campo Algodonero”) Vs. México. Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009.

ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS. convención Interamericana para Prevenir,


Castigar y Erradicar la Violencia contra la Mujer. Adoptada: 6 de septiembre de 1994. Entrada
en vigor: 3 de mayo de 1995.

ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS. Declaración sobre la Eliminación de la


Discriminación Contra la Mujer. Resolución de Asamblea General de las Naciones Unidas N°
2263 (XXII), de 7 de noviembre de 1967.

ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS. Convención sobre la Eliminación de Todas


las Formas de Discriminación contra la Mujer, adoptada el 18 de diciembre de 1979 y en vigor
desde el 3 de setiembre de 1981.

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. Sentencia N° 6149-2006-AA/TC, f.j 48 y 49.

Вам также может понравиться