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Resonancias de la Rebelión de los Forajidos y la caída presidencial de Lucio

Gutiérrez en Ecuador.

Hugo Ramiro Ortiz Puebla 1

Resumen:

El artículo en cuestión, analiza, desde las gramáticas de la acción colectiva, los


acontecimientos que dieron paso a la Rebelión de los Forajidos surgida en Ecuador, bajo
el mandato de Lucio Gutiérrez, en el año 2005, y cómo está consiguió cambiar, mediante
la protesta, la estructura política del Estado.

Es por ello, que el presente trabajo investigativo, empieza por evidenciar la agenda clásica
de las teorías de la acción colectiva, pasando por una dinámica de la acción, hasta las
gramáticas de la acción, presentando un enfoque novedoso desde el cual se analiza la
manifestación multitudinaria que derrocó a un presidente.

Descriptores: Gramáticas de la Acción; Rebelión de los Forajidos; Ecuador; Protesta,


Manifestación; Lucio Gutiérrez.

Abstract:

This article analyzes, from the grammars of collective action, the events that involve the
Rebellion of the Outlaws (Rebelión de los Forajidos) that emerged in Ecuador, in the
presidency of Lucio Gutiérrez, in 2005, and how that rebellion could change, the political
structure of the State.

This paper, begins by studying the classic agenda of theories of collective action, for later
evidence the dynamics of action, and finally, the grammars of action, presenting, by this
way, a novel approach from which is analyzed this multitudinous manifestation that
deposed a president.

Key Words: Grammatics of collective action; Rebellion of the Outlaws; Ecuador;


Protest, Manifestation; Lucio Gutiérrez.

1
Hugo Ortiz Puebla. Licenciado en Ciencia Política y en Relaciones Internacionales por la Universidad
Internacional, Ecuador. Actualmente, Maestrando en segundo año en la Universidad de Buenos Aires,
Argentina.
Hugo.ortiz.puebla@gmail.com
Introducción

La rebelión de los forajidos, fue uno de los acontecimientos más significativos de la


acción colectiva ecuatoriana, tanto por sus implicaciones políticas, como por las
dinámicas de protesta en medio de los acontecimientos que derrocaron a Lucio Gutiérrez,
ex mandatario del país. La rebelión se originó en el año 2005 y, tuvo como principal
objetivo deponer al presidente, bajo la consigna popular ¡que se vayan todos!

La gente se movilizó y se concentró en la ciudad capitalina del Ecuador, Quito; las


manifestaciones multitudinarias, aglutinadas bajo el membrete de forajidos, alcanzaros
niveles alarmantes, hasta que al fin consiguieron derrocar a Gutiérrez, con ayuda del
Congreso y de la institución castrense, quienes retiraron su apoyo al defenestrado.

Si bien es cierto, los forajidos no se constituyeron como una organización social formal,
no obstante, lograron genera un impacto visible, sobre todo por las dinámicas de
movilización en contra del régimen que hasta ese entonces los gobernaba. Es así que,
resulta importante estudiar el origen, de esta acción colectiva, al igual que sus dinámicas
y su posterior desenlace.

Algunas consideraciones breves sobre la acción colectiva

Antes de iniciar con el análisis de la rebelión de los forajidos, es importante aclarar ciertos
aspectos conceptuales de la acción colectiva, la misma que, encuentra el auge de su
estudio sistemático a partir de los años ochenta, con la realización de varias conferencias
organizadas en la Universidad Libre de Ámsterdam y en la Universidad de Cornell, en
1985 y 1986.

Cabe recalcar, que antes del desarrollo de esta iniciativa, ya existían estudios
independientes sobre movimientos sociales2, sin embargo, es gracias a las conferencias
realizadas por estas universidades, que varios especialistas en estos temas, comparten
información y llegan a ciertos acuerdos, en virtud de lo cual, autores como: McAdam,
McCarthy, & Zald (1999) fundamentaron, tres corrientes clásicas de la acción colectiva.

2
Varios autores habían analizado los movimientos sociales desde diversas perspectivas, es así que, por
ejemplo, autores como: Le Bon (1895), estudio la sugestión y el contagio al interior de los movimientos
sociales, tomando como eje central la psicología de masas; Smelser (1963), quien mediante la teoría del
comportamiento colectivo introduce a los movimientos sociales en el estudio sociológico y; Mancur Olson
(1965), quien realiza aportes direccionados hacia la lógica de la acción colectiva, en donde se involucra a
la participación en un plano de racionalidad individual, desplazando por completo la perspectiva de
psicología social.

1
La primera de ellas, definida como de oportunidades políticas, tiene que ver con la
interacción entre los movimientos sociales y la estructura institucional del Estado, en
cuyo caso, los movimientos sociales reaccionan de acuerdo a la influencia de las
oportunidades y constricciones de la política interna de cada país. Se pueden mencionar
al menos cuatro dimensiones de las estructuras de oportunidades políticas, por las cuales
puede o no existir movilización: 1) Apertura del sistema político institucionalizado; 2)
estabilidad de las alianzas de las élites políticas que defienden determinados lineamientos
políticos; 3) posibilidad de contar con el respaldo de las élites y; 4) la capacidad de
represión del Estado en contra de los movimientos sociales.

La segunda, denominada como estructuras de movilización, se encargó de estudiar los


diferentes medios, formales o informales, por los cuales los individuos acceden a
movilizarse. Existen dos teorías que describen las dinámicas de las estructuras de
movilización, la primera fue la teoría de movilización de recursos (TMR), la cual se
enfocó en las manifestaciones organizativas formales de los procesos, acoplando la
noción de empresario al contexto político y fundamentando un análisis de las
organizaciones bajo una perspectiva de costo-beneficio, determinando el éxito o fracaso,
de acuerdo a factores estratégicos inherentes a dichas organizaciones. Dentro de la TMR
existió una propensión hacia la negociación para la consecución de los fines,
manteniendo, a su vez, un estrecho relacionamiento entre la organización y el sistema
político.

La segunda teoría, al interior de las estructuras de movilización es la que encuentra su


centro en los procesos políticos, los cuales dejan de lado el cotejo entre movimientos
sociales y organizaciones de corte formal, con la finalidad de ubicar el objeto de estudio
en la conformación de la acción colectiva en variados entornos básicos, tales como el
familiar o el laboral, y en determinados escenarios de confrontación y ciclo de
movilización.

La última dimensión es la de procesos enmarcadores, la cual se encarga de definir los


significados compartidos y conceptos por los cuales los individuos tienden a delimitar
cierta situación por la que se sienten agraviados, dando como resultado, la conformación
de la protesta, que surge con el objetivo de mejorar la situación en la que se encuentran.
En otras palabras, los procesos enmarcadores intentan definir el elemento cultural de una
movilización; en palabras de David Snow, citadas del texto de McAdam, McCarthy y
Zald (1999), son los esfuerzos estratégicos conscientes realizados por grupos de personas
2
en orden de forjar formas compartidas de considerar el mundo y a sí mismas que
legitimen y muevan a la acción colectiva.

Los procesos enmarcadores intentan definir como el agravio promueve la participación,


principalmente por medio de dos modelos: el Estático, en el que la movilización genera
las condiciones para movilizaciones futuras; y el dinámico, en el cual se inscribe la
contienda política, es decir, la interacción episódica y pública en donde se ven afectados
los intereses del agraviado, como del agraviante.

Una vez descritas las teorías clásicas de las organizaciones de movimientos sociales, es
importante entender cómo se sistematizó su funcionamiento. El mismo que se articuló en
una dinámica de movilización. Es así que, autores como McAdam, Tarrow y Tilly (2005),
se encargaron de definir las diferentes aristas y articulaciones de la movilización, en lo
que denominaron dinámica de la contienda política. En este sentido, las organizaciones
de movimientos sociales salen del estudio del paradigma estratégico de las teorías clásicas
y se inmiscuyen en un contexto de contienda, en el que priman las conexiones de los
episodios, los actores, los mecanismos, los ámbitos, y los procesos.

Para ello, fue importante conceptualizar a la contienda política como la acción política
colectiva, superadora de la acción política convencional (definida como buena) y no
convencional (definida como mala); motivo por el cual se propuso un modelo diferente,
dividiendo la contienda en: contenida y transgresiva. La primera define un panorama
político en donde los actores, ya constituidos, emplean medios convencionales para la
reivindicación, mientras la segunda categoría, representa a aquellos actores 3 que
interactúan episódicamente e irrumpen en el escenario político, innovando el mismo.

Si bien es cierto, se deja en claro que no toda la política es contenciosa, debido a que
existen mecanismos burocráticos-formales y ceremoniales. Es importante mencionar que
la contienda contenida y transgresiva se inmiscuye en escenarios dinámicos y
querellantes, que cuentan, a su vez, con mecanismos, los mismos que pueden ser
ambientales, tales como la injerencia de ciertas medidas sobre la vida de la sociedad,
cognitivos, como la modificación de la percepción de los individuos y, relacionales, como
la alteración del relacionamiento entre los individuos y grupos.

3
Los actores que participan en la contienda transgresiva, son, en su mayoría, actores auto-identificados
como nuevos

3
Además de los mecanismos, la contienda política contó con: procesos, que se definen a
sí mismos como cadenas de causalidad conformadas por los mecanismos, anteriormente
mencionados; actores, que asumen identidades y formas de interacción; y episodios, que
en su gran mayoría son contencioso y aglutinan diferentes procesos. Es así que los
mecanismos y los procesos fueron utilizados para la explicación y los episodios como la
base de la descripción de la movilización.

La movilización no fue pensada como fases de los movimientos sociales, sino como una
multiplicidad de conexiones que dan lugar a la acción colectiva. Para ello se debe
considerar que las movilizaciones no siempre defienden una lucha para ganar mayor
libertad de derechos, sino que, a veces, es todo lo contrario, un claro ejemplo, son los
movimientos vinculados con procesos de nacionalismo (pro-nazis).

Por lo tanto, resulta imperativo, para la dinámica de la contienda política, pensar en cuáles
son las oportunidades, amenazas y repercusiones de la movilización, al igual que su
estructura, y los procesos de enmarcamiento a los cuales se adhieren estas revueltas.
Además, se debe tomar en cuenta que algunas organizaciones, se movilizan sin recursos,
e inclusive utilizan la performance como medio para la protesta.

Ahora bien, un último episodio de importancia en la teorización de las organizaciones de


movimientos sociales, es la transición del paradigma estratégico, y del de la contienda
política, hacia una gramática de la acción, la cual se tomará en cuenta para el análisis
posterior de la rebelión de los forajidos. Aquí, autores como Melucci (1996) ,definirán a
los actores de la acción colectiva, como aquellos que construyen significados y toman
decisiones al interior de un sistema de oportunidades, en el cual, no todo funciona por
asignación de intereses, ya que algunas organizaciones buscan orden y otras, quebrantar
el orden.

Daniel Cefaï (2011), siguiendo la línea de Melucci, asegurará que el cálculo racional es
imposible en esta perspectiva, en vista de que las organizaciones sociales buscan
satisfacer la necesidad del vivir juntos, mediante una búsqueda de lo afectivo, de lo
identitario, y de lo simbólico. En cuyo caso, el punto inicial para el análisis de las
organizaciones de movimientos sociales se encuentra en: 1) la experiencia de los actores,
que son quienes otorgan sentido al contexto en el que se encuentran; 2) la mayor
relevancia de los métodos cualitativos en el análisis del contexto, de los actores, de sus
preferencias políticas, y de la situación contenciosa que conlleva a dichos actores a

4
comprometerse en la acción colectiva y; 3) de que los macro-procesos, tales como las
clases sociales, las organizaciones revolucionarias, el Estado y la Sociedad Civil, dejen
de ser el centro del análisis, para pasar al estudio de los procesos de interacción y
coordinación, en relación con la experiencia de quienes se moviliza, que son, a su vez,
quienes, al crear organizaciones y hacer política, se transforman en actores políticos.

La gramática de la acción piensa a los movimientos sociales como un conjunto de actores


que se movilizan y reaccionan frente a diferentes situaciones problemáticas, analizando
la acción colectiva fuera de la estructura, es decir, evitando la racionalidad de la
organización, ya que el colectivo existe solo si se nombran a sí mismos y si los demás los
identifican como tal, inclusive mucho antes de simbolizarlos y representarlos. Un
colectivo es, sobre todo, el uso nombres y pronombres personales (nosotros, ellos,
ustedes), además de adjetivos posesivos (nuestro/a), para de esta forma, reivindicar algún
tipo de situación por la que los colectivos se sienten agraviados.

En este contexto, los movimientos sociales se representan a sí mismos en tres o sentidos


o vías, dirá Cefaï (2011): cognitivo, teatral y político; transformando el lenguaje erudito
en lenguaje común, tal es el caso de los Nuevos Movimientos Sociales (NMS) que, según
Cefaï (2011), buscan nuevas formas de política contestataria. No por ello, estos
movimientos, son menos analizables; las condiciones de su estudio se encuentran, en
primer lugar y como ya se ha mencionado, en el análisis de las experiencias de los actores
que se movilizan y, en segundo lugar, en no consentir caer en el espejismo de la identidad
o de la unidad de un movimiento social, sino en el estudio sistemático de su union y su
indentificación en escenarios contenciosos.

Es en base a todo esto, que existe cierta tensión entre la gramática de la acción y el
paradigma estratégico, en especial, en lo referente a la teoría de movilización de recursos,
ya que ésta última atribuye una carga organizacional-empresarial a los movimientos
sociales, en donde el objetivo primigenio es la apropiación de recursos para la reducción
de los costos de la protesta, mientras que la primera, atribuye al actor político
conocimientos básicos sobre como funciona la política y, aduce que el espacio público
no funciona como un mercado, por lo cual es imporrtante la identificación de los
argumentos de las organizaciones antes que los intereses.

Ya que los movimientos sociales, tienen la capacidad de configurar y reconfigurar las


situaciones problemáticas, es posible pensar las relaciones entre movimientos sociales y

5
Estado4 en tres aristas propuestas por Giugni (1998) y citadas por Cefaï (2011): 1)
Incorporación: las moviliaciones pueden dar origen a la fundación de organizaciones que
son parte de la institucionalidad de un país; 2) Transformación: el sistema político es
conciente de que existe un cambio de las reglas de juego e induce a un reordenamiento
de los poderes institucionales y; 3) Democratización: los derechos y los deberes del
Estado y de los ciudadanos son redefinidos.

Ahora bien, para Danny Trom (2008), la acción colectiva bajo esta perspectiva
gramatical, debe pensarse en terminos de coordinación, es decir de la orientación hacia el
bien común; de intención, en donde los individuos o tienen intereses individuales por lo
tanto incluyen a más personas, o el colectivo como tal, comparte una misma
intencionalidad, y semántica, preguntandose siempre sobre quien es el sujeto de la acción
y porqué actúa.

Es erroneo pensar que cualquier motivo es propicio para la movilización, el motivo


idoneo, es aquel que justifique la acción colectiva, es por ello que las movilizaciones se
constituyen en medio de procesos de emergencia, y fomentan asociaciones, cooperación
y comunicación, al respecto de situaciones publicas o problemas públicos, tal y como se
analizará más adelante con el caso de Lucio Guitierrez y la rebelión de los foragidos.

Finalmente, se puede mencionar que la manifestación, en general, tiene como objetivos


primordiales: 1) quebrantar la forma vigente de hacer política, sea esta convencional o no
convencional; 2) convocar a aquellos que militan en una organización, como tambien a
aquellos que no lo hacen (individuos que se sientan identificados); 3) apertura a debates
anteriormente excluídos, y que con la manifestación toman relevancia en la escena
política y en el estudio institucional y; 4) romptura de la lógica de democratización, ya
que así como se democratiza, también se puede des-democratizar lo público.

Breve contexto histórico del Gobierno de Lucio Gutiérrez.

Lucio Gutiérrez Borbúa, fue el último presidente del Ecuador que no logró terminar su
mandato presidencial. Su carrera política, tomo relevancia en medio de los
acontecimientos que derrocaron a Jamil Mahuad5. Gutiérrez, quien, para ese entonces,
ostentaba el grado de Coronel del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas del

4
Para la gramática de la acción, es imprescindible dejar de pensar al Estado como algo inaccesible, sino en
cuales son los distintos modos de acceso al mismo.
5
Ex presidente ecuatoriano electo en 1998 y derrocado en enero del año 2000.

6
Ecuador, junto a Antonio Vargas, Presidente de la Confederación de Nacionalidades
Indígenas del Ecuador (CONAIE) y el ex presidente del Corte Nacional de Justicia (CNJ),
Carlos Solórzano, posesionaron una Junta de Salvación Nacional, después de que las
Fuerzas Armadas ecuatorianas retiraran todo su apoyo al defenestrado ex presidente
ecuatoriano Jamil Mahuad.

Después de varias negociaciones entre el alto mando militar y algunos miembros de la


Junta de Salvación Nacional, Gutiérrez fue remplazado por el General Carlos Mendoza,
quien, para aquel tiempo, era el Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas del
Ecuador. Pocas horas después, Mendoza renunció y apoyó el derecho constitucional de
sucesión de Gustavo Noboa, vicepresidente de Mahuad.

La participación de la entidad castrense en la política ecuatoriana, se acrecentó en el


periodo presidencial de Jamil Mahuad, sobre todo, porque los sectores nacionalistas, con
las fuerzas armadas a la cabeza, se sentían indignados por la firma de paz con el Perú,
además, dada la crisis económica que asoló al país, se redujo el presupuesto que se
destinaba al mantenimiento de la institución militar, al igual que se depreciaron los
salarios de los miembros de las fuerzas armadas.

En este contexto, y según Carlos de la Torre (2008), la participación de Gutiérrez,


conjuntamente con los grupos indígenas del país y algunos sectores de izquierda, en la
toma de poderes del Estado, como el Congreso, representó para la población en general,
la toma del curso del Estado y del poder político, de la mano aquellos que se sentían
excluidos del mismo.

Una vez que Gustavo Noboa, vicepresidente de Mahuad, fue posicionado como
Presidente de la República del Ecuador, el Coronel Gutiérrez fue acusado de traición y
sometido a juicio por la entidad castrense y las autoridades judiciales; en consecuencia,
fue dado de baja de las fuerzas armadas y arrestado; la condena se redujo a cuatro meses
gracias a una amnistía otorgada por el Congreso a espaldas del ejecutivo. La decisión del
legislativo se justificó en el apaciguamiento de la situación caótica en la que se había
sumido el país desde el gobierno de Mahuad.

Gutiérrez, libre al fin, se propuso a trabajar en su carrera política, fundando el movimiento


político, Sociedad Patriótica (SP)6, el mismo que contó con la participación de varios ex

6
No es la primera vez, en la tradición histórica del Ecuador, que se nombra a un movimiento político como
Sociedad Patriótica. Puesto que la denominación en cuestión, puede rastrearse hasta el siglo XVIII, cunado

7
militares que estuvieron presentes en la revuelta contra Mahuad y algunos sectores de
izquierda; muchos de ellos eran considerados como héroes y defensores de la soberanía
popular. Para el 21 de enero de 2002, Gutiérrez presentó su candidatura a la presidencia,
ganando la misma, en segunda vuelta electoral (balotaje) el 24 de noviembre de 2002.

A pesar de que el plan de gobierno de Gutiérrez se enfocaba en la lucha a la corrupción,


especialmente en lo concerniente a fraudes económicos llevados a cabo por funcionarios
públicos y empresarios privados, dejando en claro que aquellos procesados por estos
delitos y que se encontraran fuera del país, serían extraditados, proponiendo, para este
fin, una reforma al código penal, con penas severas, tales la de cadena perpetua.
Mencionado plan, también se acogió el programa electoral del Partido Social Cristiano,
organización política de tendencia derechista, la cual impulsaba las privatizaciones de
sectores estratégicos, tales como las empresas de agua, luz y telefonía.

Si bien su gobierno se caracterizó de pluralista, ya que se escogieron como ministros de


Estado y funcionarios públicos de rangos jerárquico superior, a representantes de los
movimientos sociales indígenas, tales como Pachakutik7 y de movimientos de tendencia
izquierdista, como el Movimiento Popular Democrático (MPD); En el legislativo, no
contaba con mayoría, consiguiendo tan solo trece curules en contraposición con los casi
cien que repartidos entre: Partido Social Cristiano, Partido Roldosista Ecuatoriano
(fundado por Bucaram8) y el partido de Izquierda Democrática.

Las alianzas mantenidas con los sectores indigenistas y de izquierda se tensaron cuando,
transcurridos unos cuantos meses de gobierno, Gutiérrez visitó Estados Unidos,
declarándose a sí mismo como amigo de la nación norteamericana. Posteriormente, con
una minoría declarada en el legislativo, el ex Coronel, da un giro a la derecha, y pacta con
el partido Social Cristiano; a la par, firma unas cartas de intención con el Fondo Monetario
Internacional y adopta medidas neoliberales, permitiendo la participación de los sectores
privados en empresas petroleras, eléctricas y de seguridad social.

Un tiempo después decretó un alza del precio en los combustibles, con lo cual el pueblo
ecuatoriano protestó en rechazo a las políticas económicas tomadas por Gutiérrez, quien,
arremetió en represión policial y militar, en un intento de desmovilizar a los

algunos ilustrados de la época fundaron la Escuela de la Concordia, también conocida como Sociedad
Patriótica de Amigos del País.
7
Movimiento político ecuatoriano de tendencia indigenista.
8
Expresidente ecuatoriano electo en 1996 y derrocado en 1997, por incapacidad mental.

8
manifestantes, para después nombrar a miembros de la banca privada y empresariales al
interior de su gabinete ministerial.

Para el año 2003, emergen varios escándalos de corrupción, uno de los más importantes
fue el que implicó a Gutiérrez en la desaparición de armamento militar ecuatoriano, el
mismo que se sospechaba había caído en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia (FARC). De igual manera, se le acusó de nepotismo, y de cómplice en lo
que respecta a varios de sus ministros de Estado, quienes también se habían implicado en
casos de corrupción.

Como resultado, surgieron varias manifestaciones mientras el descontento popular crecía


hacia la gestión de Lucio Gutiérrez. Pero, fue la alianza de Gutiérrez con el PRE9, y otros
sectores populistas, en un intento de conseguir mayoría en el legislativo, con la finalidad
de traer de vuelta a Abdalá Bucaram de su exilio en Panamá, que se propiciaron
movilizaciones masivas en contra de Gutiérrez, principalmente porque, para lograr este
cometido, Gutiérrez dispuso la destitución de los magistrados de la Corte Nacional de
Justicia, para después posicionar a jueces pertenecientes al Partido Roldosista
Ecuatoriano (PRE) y a organizaciones políticas adherentes a su gestión.

Acto seguido, esta Corte Nacional de Justicia, denominada como Pichi-Corte por algunos
medios de comunicación, descartó los juicios en contra de Abdalá Bucaram10,
ocasionando protestas que llegaron a escala nacional. Para el año 2005, las
manifestaciones se volvieron multitudinarias, inclusive, el Alcalde de Quito, lo catalogó
como dictador; Lucio, por su parte, y en defensa a tales acusaciones, se autodenominó:
Dictócrata, aseverando que el malestar popular era obra de las oligarquías que
conspiraban en su contra.

Finalmente, las manifestaciones se salieron de control el día en que Gutiérrez denominó


como forajidos a quienes manifestaban en su contra y decretó, el 15 de abril del año en
cuestión, un Estado de excepción en la ciudad capitolina, en donde se concentraban la
mayoría de manifestaciones populares. Al mismo tiempo, el Vicepresidente de Gutiérrez,
Alfredo Palacio, denunciaba, ante los medios de comunicación, el carácter dictatorial del
ex Coronel. El 16 de abril, el mandatario retiró el Estado de excepción e intentó apaciguar

9
Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), Fundado por Abdalá Bucaram.
10
Bucaram tenía varios juicios por peculado.

9
la situación en un llamado a todas las organizaciones políticas y a la población en general,
al dialogo, pero, dichas medidas no calmaron las protestas ni el malestar popular.

El 19 de abril, la represión policial dejó un muerto y varios heridos de entre los


manifestantes; la mañana siguiente, el 20 de abril, el comandante de la Policía Nacional
y el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, expandieron rumores que, dados los
acontecimientos, se retiraría el apoyo a Gutiérrez. Casi al instante, los miembros del
Congreso se reunieron en el Centro Internacional de Estudios Superiores de
Comunicación para América Latina (CIESPAL), puesto que las oficinas del Congreso
estaban ocupadas por los manifestantes y, resolvieron declarar a Gutiérrez como cesante
de sus funciones presidenciales por haber abandonado el cargo del ejecutivo, a pesar de
que este no había salido del palacio de gobierno.

Mediante comunicado, las Fuerzas Armadas retiraron su apoyo a Gutiérrez, ordenando, a


su vez, a las fuerzas militares que se encontraban resguardando el palacio presidencial
que regresaran a sus respectivos cuarteles. La Presidente del Congreso, Cinthya Viteri,
tomó juramento a Alfredo Palacio, Vicepresidente de Gutiérrez, proclamándolo como
Presidente de la República del Ecuador hasta el año 2007.

Palacio, por su parte, ordenó el cierre de fronteras para que ni Gutiérrez ni Bucaram
abandonaran el país, no obstante Lucio Gutiérrez ya se había dado a la fuga en un
helicóptero del ejército con destino hacia el Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre de
Quito, en donde una avioneta lo recogería, más, las pistas aéreas del aeropuerto estaban
ocupadas con manifestantes, por lo cual se vio forzado a refugiarse en la Embajada de
Brasil, para después huir a Brasilia, ciudad capitalina de Brasil.

La rebelión de unos cuantos forajidos.

La rebelión de los forajidos encuentra su auge a principios del año 2005, en medio de
manifestaciones masivas en contra de las políticas neoliberales, y de las modificaciones
al sistema judicial del Ecuador, levadas a cabo por Lucio Gutiérrez. Hasta ese momento,
variados colectivos se habían conformado para protestar en contra del régimen de turno
y de su actuar político.

Pero, es a partir del 13 de abril de 2005 que las manifestaciones alcanzan niveles
alarmantes; la ciudad de Quito despertó con casi 100 heridos y cubierta de gases
lacrimógenos. Ese miércoles, el oficialismo estatal se declaraba triunfador, no obstante,

10
empezó a rodar en medios radiales una invitación a la protesta con cacerolazos por parte
de Radio la Luna. Esa noche más de 5000 personas salieron a las calles de Quito con
cacerola en mano y entre griteríos se escuchaban las voces retumbantes de los
manifestantes: “que se vayan todos”.

De nuevo, la maquinaria estatal, al mando del Coronel Gutiérrez, reprimió las


manifestaciones con medios policiales y militares. La indignación de algunos
manifestantes los llevó a la casa del Presidente, la cual se encontraba ubicada en un barrio
bastante exclusivo de la ciudad. Los pocos manifestantes reunidos en el lugar, mediante
gritos y algarabía, le exigía que se retirara del cargo, exigencia generalizada en ciudades
importantes del país, tales como Quito, Guayaquil y Cuenca.

Al día siguiente, el Coronel amenazó con demandar a los manifestantes, a quienes los
calificó como un grupo pequeño de “forajidos que fueron a atacarme a mi domicilio”.
La población en general, que había participado en estas protestas, expandió rápidamente
el calificativo con el cual Gutiérrez los había denominado. Desde ese momento todos eran
forajidos y desde ese instante, se estableció el inicio del fin del mandato del Coronel.

A la par, varios medios de comunicación hicieron eco de la creatividad de aquellos que


protestaban, en las calles de podían divisar, caricaturas, banderas del Ecuador (con el
tricolor y letras negras en donde se leía la palabra, “forajidos”), cacerolazos y voces en
grito con el lema “que se vayan todos”. Desde ese día las manifestaciones subieron de
tono, convocadas por ciudadanos a pie. Cualquier persona podía convocar a una marcha
o manifestación bajo el estandarte de forajidos.

Radio la Luna, medio de comunicación que encabezó los levantamientos, abrió las puertas
de sus oficinas para que cualquier indignado o forajido pudiera convocar a la
movilización, en este sentido, y retomando las palabras de Alberto Acosta (2005), este
medio de comunicación, al igual que su periodista estrella, Paco Velasco, se convirtieron
en símbolos de la protesta en contra del gobierno de Gutiérrez. Ya no se trataba solamente
de un grupo minúsculo de manifestantes, para ese entonces, eran miles quienes se
autoproclamaban forajidos y se oponía a el Coronel y a la forma convencional de hacer
política.

Desde las oficinas de Radio la Luna, se podían observar largas filas de personas que se
definían como forajidos, quienes se convocaban a las afueras de la emisora para
manifestarse en contra de la gestión del presidente Gutiérrez y proponer las más

11
novedosas formas de protesta; después de dar su nombre y número de cédula, se les
otorgaba treinta segundos para hablar sobre el tema y llamar a marchas multitudinarias.
A esta convocatoria asistieron jóvenes, adultos mayores, niños, amas de casas, indígenas,
dirigentes barriales, y todos aquellos que se sentían indignados con el actuar del gobierno
de turno.

Las manifestaciones espontaneas y dispersas por varias zonas el país, especialmente en


las ciudades más importantes: Quito, Guayaquil y Cuenca, adoptaron fórmulas
heterogéneas de protestas; cantando al unísono el Himno Nacional, para después adoptar
la forma de: cacerolazos, reventones ( en donde se revienta globos); tablazos (se golpean
tablas); rollazo ( manifestación con papel higiénico en mano, aludiendo limpieza de
suciedad); protestas en los estadios (grandes aglomeraciones de personas se congregaban
en los estadios de futbol para protestar); el basurazo (tirar basura a las afueras de la Corte
Nacional de Justicia), el escobazo (en donde barrer simboliza limpieza de la política), el
mochilazo (protesta de los jóvenes colegiales del país), entre otros.

En los autos y viviendas de la población, especialmente de los capitalinos, se podía leer


la palabra forajido o la frase “yo también soy forajido”; camiones con caricaturas de
Gutiérrez rondaban la ciudad, algunos manifestantes retrataban al mandatario con la
imagen de un burro; los papeles higiénicos colgaban de los autos y buses, quienes hacían
sonar las bocinas, respaldando las manifestaciones.

Varias emisoras y medios de comunicación se unieron a Radio la Luna, al igual que varios
cantantes populares del país y bandas de rock, animando los aires de la rebelión de los
forajidos. Las comunas barriales, presidencias parroquiales, y gobiernos descentralizados
se organizaban para unirse a las manifestaciones. Sin embargo, colectivos como la
CONAIE, que ayudaron a Lucio Gutiérrez a alcanzar el poder, y varios grupos
conservadores del país, se mantuvieron neutrales.

Gutiérrez, al ver la escalonada de las manifestaciones de los forajidos, redobló la


seguridad del palacio presidencial y, declaró, el viernes 15 de abril de 2005, un estado de
sitio en la ciudad capitalina, no obstante, las protestas no se detuvieron, ni aun cuando el
Coronel disolvió la Pichi Corte. Las acciones desesperadas del Presidente, no duraron
más de doce horas.

Una vez que el ejército retiró todo su apoyo al Coronel, negándose a arremeter en contra
del pueblo que protestaba, las manifestaciones se incrementaron exponencialmente, para

12
la noche del sábado 16 y la madrugada del domingo 17 de abril de 2005, los manifestantes
habían rodeado el palacio de gobierno, a pesar de ser repelidos por la policía, las protestas
se extendieron hasta el martes 19 de abril, día en el que se convocó a una nueva
manifestación masiva, de al menos 150.000 personas, para después marchar, una vez más,
al palacio de gobierno.

Durante lo que duró la represión policial, se notó el apoyo de los moradores cercanos a la
zona de conflicto, quienes ayudaban a los manifestantes con papel periódico para las
fogatas que contrarrestaban al gas lacrimógeno. De igual manera, la presencia de grupos
religiosos del país, que se sumaban a la protesta conjunta, y de algunos grupos indígenas,
distanciados de la CONAIE, fue evidente.

Para el miércoles, 20 de abril, los grupos defensores de Gutiérrez, muchos de ellos


pagados por el mandatario, de las arcas del Estado, se movilizaron, desde varias
provincias del país, a Quito. El anuncio de estas acciones provocó que los forajidos se
convocaran para cerrar vías e impedir el paso de los buses que traían a los grupos pro
Gutiérrez, mientras otros tantos acudieron, en son de protesta, al Ministerio de Bienestar
Social, lugar desde donde se asumía que se pagaba de 5 a 10 dólares por adherente a la
movilización del Coronel. En medio del tiroteo que se suscitó entre los grupos pro
Gutiérrez en contra de los Forajidos, El ministerio se incendió y como saldo quedó un
herido por bala.

Ese mismo día, más tarde, se anunciaba que el Comandante de la Policía renunciaba a su
cargo y, posteriormente, que el Congreso Nacional destituía a Gutiérrez por abandono del
Cargo; Gutiérrez, ya defenestrado, intentó escapar del país, no obstante, los forajidos
consiguieron que el avión en el que se encontraba no despegara. A pesar de los esfuerzos
de los manifestantes, Gutiérrez logró escapar. Una vez nombrado un nuevo Presidente, el
conglomerado de los forajidos se disolvió, aun así, algunos funcionarios leales al ex
mandatario, quienes, habían subestimado a la rebelión reconocieron, al salir de sus
cargos, la importancia de la rebelión de los forajidos. También el Alcalde de Quito, Paco
Moncayo, reconoció la importancia de la manifestación que despidió del poder a
Gutiérrez, y propuso la creación de un monumento y el nombramiento de una calle en
honor de los forajidos11.

11
La calle y el monumento, jamás se llegaron a hacer.

13
Anotaciones finales de la Rebelión de los Forajidos

La acción colectiva de la Rebelión de los forajidos, gira en torno a las gramáticas de la


acción, que le dieron vida. El detonante primigenio de las protestas episódicas y
simultaneas, se encontró en el malestar y la indignación de los individuos en contra de las
políticas neoliberales de Gutiérrez (tales como la semiprivatización de las empresas
públicas y el alza del precio de los combustibles).

Sin embargo, fue él mismo Lucio Gutiérrez, quien brindó, hasta cierto punto identidad y
unidad a la manifestación, al denominarla como un conglomerado minúsculo de
Forajidos. La población en general, adopta tal denominación de manera contestataria, y
logra consolidar un grupo multitudinario auto-convocado, con adherentes en todos los
rincones del país.

Es así que, es importante, en primer lugar, aclarar que la concentración mayoritaria de la


protesta se situó en la capital del Ecuador, Quito, la cual se nutrió de pobladores de
diferentes ciudades que viajaban a la ciudad capitalina para manifestarse. No por ello se
descartan las movilizaciones de menor grado que suscitaron en las demás ciudades del
Ecuador, tales como Cuenca, Guayaquil, Santo Domingo, Machala, Tulcán, entre otras.

En segundo lugar, entorno a la Rebelión de los Forajidos, no se pueden identificar un


liderazgo o liderazgos clave para las movilizaciones, sino más bien protestas esporádicas
y, a veces simultáneas, en varias partes de la ciudad; estimuladas, principalmente, por
pobladores del Ecuador, y, en el caso de Quito, ayudados por la difusión de Radio la Luna
y su comentarista estrella, Paco Velasco, los cuales llegan a convertirse en casi un ícono
de la protesta de los Forajidos.

Lucio Gutiérrez, al denominar como forajidos a aquellos que protestaron en contra de su


gobierno, es decir, del orden constituido y de la manera convencional de hacer política,
da paso a una diferenciación fundamental, entre un nosotros el pueblo, oprimido e
identificado como un colectivo de forajidos, y ustedes las oligarquías neoliberales que
gobiernan el país.

A su vez, se crea cierta unidad alrededor del vocablo forajidos, haciendo del mismo un
lugar compartido, un común denominador entre aquellos que se apropiaron de la
manifestación. En virtud de lo cual todos eran forajidos, porque se reconocían así mismos

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y porque los demás los reconocían como tal, independientemente de lo que la palabra
podía en realidad significar.

Las manifestaciones tomaron modos variados de protesta, los cuales se apegan a las
experiencias de los sujetos y a las maneras en las que estos conciben al mundo, lo cual
explica los: cacerolazos, reventones, tablazos, rollazos, protestas en los estadios, el
basurazo, el escobazo, el mochilazo, entre otros. Todas ellas impulsadas por la amplia
difusión de Radio la Luna.

Al igual que la adopción de símbolos, tales como: banderas del Ecuador en las que se leía
“que se vayan todos”, los monigotes de Lucio Gutiérrez, camisetas pintadas, caricaturas
del mandatario, la concurrencia a las inmediaciones de Radio la Luna, e inclusive la
denominación de forajidos, que se convierte en ícono de lucha en contra de las
oligarquías, en todo el curso de la lucha en oposición a la administración del Coronel.

A pesar de que la rebelión de los forajidos se disuelve en el momento en que se depone a


Gutiérrez y se posesiona a un nuevo mandatario (Alfredo Palacio), sí consigue generar
un cambio de las reglas pre-establecidas, además de reorganizar los poderes
institucionales del país. Esto porque: 1) la rebelión quebranta la forma en la que, hasta
ese entonces se había hecho política; 2) la difusión obtenida por la rebelión, logra incluir
a todos aquellos que se sentían indignados por la administración de Gutiérrez,
independientemente de su postura política, estamento social y creencia, creando espacios
de voluntarismo y solidaridad entre los protestantes y; 3) porque se abre un espacio de
debate general, sobre el porque es necesario o no derrocar a un mandatario.

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Bibliografía:

Acosta, A. (2005). Ecuador: ecos de la rebelión de los forajidos. Nueva Sociedad 198, 42-54.

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emergencia». Obtenido de Voltairenet:
http://www.voltairenet.org/article124725.html

Cefaï, D. (2011). Diez porpuestas para el estudio de las movilizaciones colectivas. De la


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Latinoamericano de Ciencias Sociales, 197-223.

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En D. McAdam, J. McCarthy, & M. Zald, Oportunidades, estructuras de movilización y
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Trom, D. (2008). Gramática de la movilización y vocabularios de motivos. Les formes de l´action


collective. Mobilisatio et vocabulaires de motifs, París: École des Hautes Etudes en
Sciences Sociales, 21-47.

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