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CONCIENCIA

Sinopsis:

“los verdaderos mostros no habitan en los cuentos los encuentras en tu familia,


en tu vecino en tu pareja”.

La historia se basa en hechos reales, la cual inicia mostrando un personaje de


nuestra idiosincrasia “un campesino común y corriente, y a medida que pasa el
cortometraje pasara de un campesino bonachón y preocupado en su familia en
el monstro que en realidad es, un pedófilo y asesino. Los hechos ocurren en
una zona rural de nuestro país en los inicios de los 90.

Posibles premisas y/o títulos para el cortometraje:

“entre el cielo y la tierra no hay nada oculto”

“la culpa en el corazón es como una bala en la cabeza”

“la culpa no implica la disculpa”

“la muerte no exime de culpa”

“la culpa es nuestro juez y ejecutor”


ESCALETA

INT.EXT. DÍA, CASA DE CAMPESINO, BAÑO, CALLE

El Campesino termina de desayunar, se baña, se arregla y empaca una


muñeca prende un cigarrillo y sale de su casa toma calle abajo con rumbo
desconocido.

EXT. DÍA. TARDE. CAMINO RURAL. FACHADA CASA.

El campesino se dirige pausadamente por el camino rural observa extrañado


unos juguetes al lado del camino, luego e unos segundos observa a lo lejos
una casa, entra, luego de un tiempo sale.

EXTERIOR. DÍA. CAMINO RURAL.

El Campesino dirigiéndose por el camino rustico saca de su mochila un regalo


observa un niño en el mismo lugar donde el día anterior había observado unos
juguetes, el niño lo observa con curiosidad el campesino revisa de nuevo en su
mochila saca una manzana se la entrega al niño y sigue su camino al divisar
la casa observa unas tinas con mucha ropa, y en la puerta una joven al verlo
llegar cierra la puerta.

EXTERIOR .TARDE. CAMINO RURAL

Al salir el Campesino de la casa y devuelta a su hogar en el camino observa al


mismo niño que se ha encontrado en varias ocasiones se miran fijamente y el
campesinos e pone incomodo acelera su paso y saca de su mochila una botella
de licor.

EXTERIOR. CAMINO RURAL .FACHADA CASA .DÍA.

El campesino con un poco de barba, caminando de lado a lado por el camino


Pedroso al ver a continuo espectador (el niño) se enfurece patea una piedra
camina muy rápido casi corriendo entra a la casa y cierra la puerta muy duro.
Luego de unas horas sale de la casa con paso veloz observa a lo lejos el
espacio de juegos de el niño al no verlo calma su paso, pasa al lado de la zona
de juegos escucha unos ruidos en los matorrales adyacentes para voltea a ver
por unos segundos y sigue su camino. Al alejarse el campesino el niño quien
era quien estaba detrás de los matorrales se pierde entre la maleza.

EXTERIOR DÍA.NUBLADO. LLOVIZNA. CAMINO RURAL. FACHADA CASA.

El campesino ya con barba con su camisa desteñida y su pelo largo y enredado


ve en medio de la llovizna al niño su cara se contorsiona y se dirige hacia el
corriendo con furia en su mirada, el niño se pierde en los matorrales, el
campesino se resbala por la humedad de las piedras y no logra alcanzar al
niño. El campesino con la ropa sucia toma su mochila saca una muñeca y la
rompe. Entra a la casa y se escucha ruido de muebles y artefactos cayéndose.
Fead in, fead out el campesino sale de la casa, las nubes han despejado al
salir de la casa se sube la bragueta prende un cigarrillo.

El niño anteriormente nombrado observa al campesino detrás de los


matorrales. El niño pisa un palo y lo rompe El campesino para y se devuelve a
ver qué ocurrió. El Campesino busca entre los matorrales y ve al niño se
abalanza contra el Niño y lo alcanza el Campesino sale de los matorrales lleno
de tierra en la cara, y la ropa se observa en las mangas algunas gotas de
sangre.

EXTERIOR. DÍA, CAMINO RURAL. FACHADA CASA.

Campesino estrenando ropa, con su cara rasurada y su pelo cortado se dirige


a la casa cuando va llegando a su destino ve los tendederos llenos de ropa
colgada y saca de su mochila un par de tenis femeninos. Entra a la casa y se
escucha el llanto de una joven. El Campesino pasa al lado de la zona de juegos
y observa unos carritos de plástico, para un momento y cierra los puños de ira
y sigue su camino.

EXTERIOR. INTERIOR. DÍA. CAMINO RURAL FACHADA CASA. INTERIOR


CASA.

Campesino se dirige a la casa caminando erráticamente con una botella de


licor en la mano. Entra a la casa con furia y da un portazo y bota la botella.

El Campesino ve a la joven y empieza a botar todo a su alrededor bota un vaso


a una foto colgada de la pared. Se quita el cinturón y la joven lo observa con
terror en su rostro y susurrándole algo se acurruca en una esquina moviéndose
de lado a lado. FLASHBACK un niño observando a un hombre violando a su
mama de nuevo al presente el campesino se acerca a la joven y la jala de las
piernas luego se escuchan gritos sale de la casa y se sube la bragueta, al
dirigirse por el camino observa a un niño muy similar al del flashback queda
estupefacto al observar al niño le grita “no es mi culpa no es mi culpa” saca de
su mochila un revolver y se escucha un disparo.

Yace el campesino en el suelo. Y en el fondo se ve la niña salir de su casa se


limpia sus lagrimas y se observa una leve sonrisa y vuelve a entrar.

Fin

Conciencia es un cortometraje de más o menos 10 minutos donde se


presentara la historia un lobo con piel de oveja se ah tomado como referencia
los casos presentados en séptimo día y especiales pirry donde se trataron
estos temas donde los violadores son los miembros más cercanos de la familia

Atmosfera contrastada según la dinámica de la escena colores vivos hasta los


ocres y fríos y oscuros los colores de los interiores interfieren en la situación
así como al inicio del corto son muy vivos y mucha luz natural proveniente de
las ventanas

Diseño de Arte:
Vestuario de los 90 y de los 70 se basa los colores y el vestuario en la
Medellín de inicios de los 90 como se puede ver en escobar el patrón del mal y
café con aroma de mujer de los 79 de caballo viejo
Dirección de Actores

En cuanto a la dirección de actores se tratará de usar actores naturales pero


que tengan una quinésica muy marcada ya que prácticamente no hay diálogos
el montaje será de suspenso que irá acompañada de música acorde a la época
que solo realzara las acciones por ningún motivo puede tomar protagonismo
solo en la tensión habrá pequeños picos en la música para que el espectador
este alerta a las próximas acciones
INT.EXT. DÍA, CASA DE CAMPESINO, BAÑO, CALLE
El campesino mientras se afeita en un pequeño
baño, se oye una cafetera metálica sonar, al
escuchar esta se limpia la barba con una pequeña
toalla blanca se dirige a la cocina la cual es muy
básica con un fregadero corroído una cocineta y
una pequeña gaveta donde reposa la cocineta. Hay
una ventana donde esta un radio el cual esta
encendido en una estación de música popular. El
campesino sirve un café en una taza metálica y se
sienta en la sala comedor la cual la componen una
mesa de cuatro puestos con sus respectivas sillas
y un sofá de dos puestos. Las paredes de la casa
aunque limpias están en algunas partes agrietadas
y llena de cuadros de caballos y ganado vacuno Al
terminar de tomarse su café recoge un paquete que
yace al lado del sofá lo mete en una mochila de
lona se abrocha una camisa manga corta de franjas
verticales toma las llaves al lado de una pequeña
mesa donde reposa un portarretratos con lo que
pareciera una foto familiar. Sale de su casa
cierra la puerta, saca del bolsillo de su pantalón
de dril azul un paquete de cigarrillos y una caja
de fósforos. Prende uno y camina calle abajo con
rumbo desconocido.
EXT. DÍA. TARDE. CAMINO RURAL. FACHADA CASA.
El campesino se dirige pausadamente por el camino
rural el cual es muy rustico Pedroso, observa
extrañado unos juguetes al lado del camino, un
camión dos trompos y 5 canicas, luego de unos
segundos observa a lo lejos una casa, de fachada
blanca de tejas rojas en arcilla al lado un
tendedero inmenso solo similar al de un hotel, un
lava ropa de 4x2, unas tinas azules repletas de
ropa dos ventanas con rejas verdes y un árbol de
tomate de árbol ya viejo y a punta de caerse. La
puerta de madera dañada en su parte inferior por
el paso del tiempo y del agua entra se escucha a
lo lejos el sonido de dibujos animados en un
televisor se cierra la puerta y luego de un tiempo
sale el campesino.

Fade in EXTERIOR. DÍA. CAMINO RURAL.


El Campesino dirigiéndose por el camino rustico
saca de su mochila un regalo observa un niño en el
mismo lugar donde el día anterior había observado
unos juguetes, el niño lo observa con curiosidad
el campesino revisa de nuevo en su mochila aunque
se ve lo que pareciera el cacha de un arma, saca
una manzana se la entrega al niño y sigue su
camino al divisar la casa observa unas tinas con
mucha ropa, y en la puerta una joven al verlo
llegar cierra la puerta.

EXTERIOR .TARDE. CAMINO RURAL


Al salir el Campesino de la casa y devuelta a su
hogar en el camino observa al mismo niño que se ha
encontrado en varias ocasiones se miran fijamente
y el campesino se pone incomodo acelera su paso y
saca de su mochila una botella de licor.

FLASH BACK exterior Día


Se observa un niño muy similar al anteriormente
visto por el campesino esta vez está jugando en el
árbol frondoso al lado de la casa y la casa
impecable esto indica que fue muchos años atrás se
ve al niño columpiándose muy tranquilo. Y de
repente unos ruidos dentro de la casa lo hacen
asustarse, bajarse del árbol y esconderse detrás
del lavadero el cual es inmenso sale un señor
grueso con bigote abrochándose el pantalón al ver
que se aleja aquel hombre entra corriendo a la
casa y observa a la que se supone su mama con
marcas en los brazos y el labio sangrando. El niño
queda paralizado al ver esta escena fade out.
EXTERIOR. CAMINO RURAL .FACHADA CASA .DÍA.
El campesino con un poco de barba, su camisa sucia
al igual que el pantalón caminando de lado a lado
por el camino Pedroso al ver a continuo
espectador (el niño) se enfurece patea una piedra
camina muy rápido casi corriendo entra a la casa y
cierra la puerta muy duro. Mas que furioso su
rostro refleja espanto ya que el niño estaba con
ropa muy similar a la que el utilizaba cuando
tenía la misma edad.
EXTERIOR. CAMINO RURAL
Luego de unas horas sale de la casa con paso veloz
como escondiéndose de alguien o algo, observa a
lo lejos el espacio de juegos de el niño al no
verlo calma su paso, pasa al lado de la zona de
juegos escucha unos ruidos en los matorrales
adyacentes para, voltea a ve por unos segundos al
no ver nada extraño y pensar que fue un animal
sigue su camino. Al alejarse del camino el
campesino se ve detrás de los matorrales el niño
quien era quien estaba se pierde entre la maleza.
Recorre un tramo y el niño observa una casa en la
ladera con las luces prendidas el niño sube la
pequeña ladera y entra a la casa.
EXTERIOR DÍA.NUBLADO. LLOVIZNA. CAMINO RURAL.
FACHADA CASA.
El campesino ya con barba con su camisa desteñida,
su mochila sucia por la tierra y barro y su pelo
largo y enredado ve en medio de la llovizna al
niño su cara se contorsiona y se dirige hacia el
corriendo con furia en su mirada, el niño se
pierde en los matorrales, pero se le cae en un
zapato, el campesino se resbala por la humedad
de las piedras y no logra alcanzar al niño. Pero
recoge el zapato del niño. El campesino con la
ropa sucia toma su mochila saca una muñeca y la
rompe. Entra a la casa y se escucha ruido de
muebles y artefactos cayéndose.
Fead in, el campesino sale de la casa, las nubes
han despejado al salir de la casa se sube la
bragueta prende un cigarrillo. Toma ropa de los
tendederos se echa agua con una tina la cual mete
en el lavadero. Se cambia y toma nuevamente el
camino Pedroso.
El campesino con una nueva actitud como si no le
importara nada ni nadie camina tranquilamente por
el campesino observa algunas huellas en la zona de
juegos y se ríe.
El niño anteriormente nombrado observa al
campesino detrás de los matorrales. El niño pisa
un palo y lo rompe El campesino baja la velocidad
de sus pasos y se da vuelta velozmente a ver qué
ocurrió, El Campesino busca entre los matorrales y
ve al niño se abalanza contra el Niño.

flash back se ve al señor de bigote que antes


apareció en un recuerdo golpeando, con una vara de
caña al niño y este al proteger la cara el que
pareciera su padre le hace una gran herida en la
maño derecha

Flash forward. El campesino lanza sus manos como


si quisiera ahorcar el niño que está en el suelo
paralizado del susto y se ve en la mano derecha
una cicatriz en su mano fade out fade in el
Campesino sale de los matorrales lleno de tierra
en la cara, y la ropa se observa en las mangas
algunas gotas de sangre, en un charco se lava las
manos y sigue su camino.

EXTERIOR. DÍA, CAMINO RURAL. FACHADA CASA.


Campesino estrenando ropa, con su cara rasurada y
su pelo corto se dirige a la casa cuando va
llegando a su destino ve los tendederos llenos de
ropa colgada y ve salir de la casa a una mujer ya
madura con algunas canas en su pelo la cual baja
la ropa y la va metiendo en unas cajas y las sube
a un pequeño jeep que esta encendido esperando por
las cajas. saca de su mochila un par de tenis
femeninos, ene se momento la mujer lo ve a lo
lejos le hace una seña con la cara se sube al
jeep y arrancan. Entra a la casa e inmediatamente
el sonido de un televisor encendido se detiene y
empieza llanto de una joven.
Elipsis de tiempo. El Campesino pasa al lado de la
zona de juegos y observa unos carritos de
plástico, y misteriosamente esta el zapato perdido
del niño que el posiblemente asesinó, para un
momento y cierra los puños de ira y sigue su
camino.

EXTERIOR. INTERIOR. DÍA. CAMINO RURAL FACHADA


CASA. INTERIOR CASA.
Campesino se dirige a la casa caminando
erráticamente con una botella de licor en la mano.
Entra a la casa con furia y da un portazo y bota
la botella.
El campesino entra y se ve unas fotos colgadas en
la pared hay una que es igual a la que se observo
en la casa del campesino, toma una mesa de
planchar y unos montones de ropa que están en el
suelo y los lanza por toda la casa entra a la
cocineta que es muy rustica ya que es fogón de
leña y el mesón es de concreto crudo. Toma un
cuchillo y se dirige hacia una de las dos camas
sencillas, la cuales las separa una mesita de
noche la cual tiene una lámpara la que el
campesino toma y la lanza contra la pared en la
otra mano aun con el cuchillo lo lanza contra la
cama vacía, Se quita el cinturón y la joven lo
observa con terror en su rostro susurrando algo
se acurruca en una esquina moviéndose de lado a
lado. FLASHBACK. El niño observa a su padre
violando a su mama de nuevo al presente el
campesino se acerca a la joven y la jala de las
piernas luego se escuchan gritos sale de la casa
y se sube la bragueta, al caminar por el camino
observa al niño del flasback con el zapato en su
mano, queda estupefacto al observar al niño le
grita “no es mi culpa no es mi culpa” saca de su
mochila un revolver y se escucha un disparo. Y en
cámara subjetiva cae en plano aberrante se ve la
maño del campesino con el arma al lado. La joven
sale de su casa al escuchar el tiro se limpia las
lagrimas ys e observa una pequeña sonrisa en su
rostro entra a la casa y vuelve a escucharse
dibujos animados. El campesino Yace el campesino
en el suelo.
Fin
Escenografía
UTILERIA
Sofá chico, Mesa, Sillas, Estufa, Refrigerador,
Lavaplatos, Lavadora Secadora,
Microondas, Tostador, Abrelatas, Licuadora,
Batidora,
Cafetera metálica, Bandejas/platones,
Ollas/sartenes, Cuchillería, Utensilios
Cristalería, Sillas, Mesa de centro, Mesitas
laterales, Lámparas, /tapetes
Cortinas, Porcelanas decorativas, Portarretratos.
Sofá chico, Libros, Mesa de comedor, Sillas,
Vitrina, Vajillas/platos, Cristalería
Cubiertos, Marco de la cama, Colchón, Mesitas de
noche, Tocador
Cómoda/cajonera, Librero, Espejo, Ropa de cama,
tapetes, Cortinas Espejo
Cepillo de dientes, Rasuradora, Toallas, Alfombra
plástico,. Pinturas oleos de ganado Esculturas
ganado, Cerámica, televisor 14 pulgadas, radio
equipo de sonido.

INVESTIGACION Y ANTECEDENTES

http://www.cronica.com.ar/diario/2012/11/11/36840-viaje-a-la-mente-de-un-
violador.html
Viaje a la mente de un violador
Se dice que son insensibles al dolor ajeno y, como también suelen ser
inteligentes y astutos, se mimetizan en la sociedad y a veces incluso
tienen una doble vida: trabajo, familia, amistades que los "visten" de
personas normales. Hasta se convierten en tipos muy simpáticos y
confiables.
No puede considerarse que tengan un patrón de conducta en el
comportamiento social, aunque para un estudioso de las conductas humanas
es posible identificar frialdad emocional, egoísmo, intolerancia a las
frustraciones, capacidad de seducción cuando desean mostrarse simpáticos y,
para el medio social, familiar y cultural en el que están inmersos, son
generalmente más inteligentes que el promedio y capaces de manipular a
quienes los rodean.
En cuanto al entorno familiar, muchas veces ni conocen las facetas ocultas de
la personalidad del violador serial, que pasa inadvertido como una persona más
o menos normal, pues también tienen capacidad para disimular sus pulsiones
de delincuente contra la integridad sexual.
Esta fue la primera pregunta formulada por Crónica Libre al médico psiquiatra
y legista Miguel Maldonado. A partir de esta cruda y reveladora respuesta,
arrancó la extensa nota en la cual arribamos a la elaboración del verdadero
perfil psicológico de un violador. A continuación te ofrecemos la tesis doctoral
del especialista con más de cuatro décadas de experiencia en el campo de la
psiquiatría forense.
-¿Se puede reconocer a un violador por algún aspecto de su
personalidad?
-El desorden de personalidad es una alteración en sus formas de pensar y
sentir que los lleva a procurarse un placer máximo con el sometimiento, la
degradación y la tortura de su víctima, centrando su accionar en la actividad
sexual, que no necesariamente conlleva o culmina con la penetración.

En efecto, el goce consiste en utilizar todas las formas posibles de humillación


y sufrimiento de la presa cautiva. Son fríos e insensibles al dolor ajeno y, como
también suelen ser inteligentes y astutos, se mimetizan en la sociedad y suelen
tener una “doble vida”: trabajo, familia, amistades, que los“visten” de persona
normal, aunque ocultamente dan rienda suelta a sus perversas pulsiones y
comenten las violaciones llegando, incluso, hasta la muerte de sus víctimas
para evitar ser reconocidos.

En síntesis, podemos afirmar que es difícil para un ciudadano común reconocer


a estos verdaderos depredadores. Solo un avezado estudioso de las conductas
humanas podría, en muchos casos aunque no en todos, advertir rasgos que
hacen sospechoso a un individuo. Por este motivo, los violadores reincidentes
no deberían ser puestos en libertad con los mismos cómputos de pena que el
resto de los condenados. Son delincuentes especiales que no responden a los
patrones delictivos comunes en la sociedad.

Resulta interesante señalar que los violadores seriales son aquellos que
comenten el mismo delito tres o más veces, separados por un intervalo de
tiempo variable, que tienen un patrón de conducta. Es decir, respetan ciertos
pasos y rituales en su cometido delictual y actúan en un sector geográfico
determinado llamado “zona de confort”.
-¿Pueden nacer con esa patología? De lo contrario, ¿por qué se genera?
¿Se convierten en violadores porque fueron abusados?
-La inmensa mayoría de estos delincuentes son hombres con una infancia que
registra maltratos, abusos, privaciones materiales o afectivas. Desarrollan una
personalidad con baja autoestima, que vigorizan sometiendo a sus víctimas.
Ese goce está vinculado a la actividad sexual, aunque no necesariamente
siempre realizan la penetración.

-En general, ¿cómo se manejan antes de caer sobre sus víctimas? ¿Son
amables, respetuosos o toscos y desagradables? ¿De qué modo las
eligen?
-Una característica distintiva es que en la sociedad se muestran tranquilos y no
agresivos, casi mimetizándose con el resto de los ciudadanos. Pero en cambio
se puede hablar de un perfil cuando deciden realizar su actividad como
violadores; así, actúan y se visten casi siempre de la misma forma para realizar
su “tarea”. Y también hay un perfil de víctimas que suelen buscar y elegir: altas
o bajas, rubias o morochas, con abundantes caderas, con grandes senos,
menuditas, etcétera. Por eso es tan importante que quienes realizan tareas de
investigación criminal desarrollen las técnicas de perfilado, cosa que hasta
ahora en la Argentina no se hace.
-¿Son todos asesinos en potencia o hay alguna diferencia entre los que
mataron y aquellos que todavía no lo hicieron?
-Actúan como el cazador con su presa, pero no siempre matan a sus víctimas:
la acechan, la espían, la eligen, esperan el momento más oportuno para actuar
y lo hacen sobre seguro. Cuentan con la indefensión que siente la mujer y la
incapacidad de reaccionar enérgicamente ante situaciones de peligro, lo cual
les permite inmovilizarla y a veces acallarla para consumar sus designios.
Suelen iniciar su actividad obligando al sexo oral para después lograr la
penetración anal, que resulta ser la forma más humillante de violar a la mujer
en esas circunstancias. A veces también penetran a sus víctimas vaginalmente,
como para que no quede nada sin vulnerar, pero no es el objetivo principal. La
realidad es que lo que entusiasma y deleita al violador serial es el temor, el
sufrimiento, la humillación de la víctima, mucho más que llegar al orgasmo con
ella. En general, al principio son amables y gentiles hasta que están en su
terreno, la “zona de confort”. Entonces sí se vuelven brutales, agresivos y
humillantes. -
¿Son enfermos y deben purgar condenas en lugares especiales?
-Debe reiterarse que el violador serial porta un desorden de personalidad,
entidad nosográfica que, si bien se traduce en severos trastornos de conducta,
no es una enfermedad y, por lo tanto, no es pasible de curar, como muchos
pretenden. La personalidad, a cierta altura de la vida, se torna casi
inmodificable y, por consiguiente, estos individuos reiterarán esas conductas
anómalas cada vez que tengan oportunidad, salvo que se los “interne” en
instituciones especiales. Aun así, la probabilidad de obtener éxito es bastante
exigua.
-¿Ha crecido este tipo de ataques en los últimos años?
-En el último medio siglo se ha incrementado en nuestro país el número de
delincuentes, y delitos, contra la integridad sexual. Y esto es así porque en la
sociedad, por causas que debemos comenzar a investigar seriamente, cada
vez hay más desórdenes de personalidad y los delincuentes que atacan la
integridad sexual parecieran ser la mayoría.

-¿Niegan todo o se hacen cargo cuando los descubren?


-En mi experiencia, he tenido que examinar decenas de asaltantes sexuales
seriales. Siempre niegan ser autores. No me han tocado individuos que
reconozcan ser violadores seriales y que admitan su trastorno de personalidad.
Sin embargo, después de que muchos de ellos son juzgados y condenados,
piden ser curados para nunca más hacer sufrir a víctimas inocentes de su
enfermedad. Lo hacen por consejo de sus defensores, porque increíblemente
muchos jueces y magistrados se conmueven, e incluso eso los beneficia
cuando piden un acortamiento de sus condenas y la excarcelación prematura.
Obviamente soy partidario de la internación en institutos especiales por tiempo
indeterminado. No soy partidario, en cambio, de la pena de muerte o de los
apremios ilegales, pues no se puede proceder de la misma manera con el
delincuente que como él ha procedido con sus víctimas. Hoy la investigación
criminal tiene sobrados medios para lograr la aprehensión y la condena de los
delincuentes contra la integridad sexual. Lo que ocurre es que solo se denuncia
una cuarta parte de estos delitos por miedo o por pudor. Hay que exhortar a las
víctimas a que siempre denuncien y habría que crear cuerpos especiales para
la investigación de estos delitos. Hoy existiría, con la moderna tecnología, la
posibilidad de esclarecer el 95 por ciento de estos casos.

-¿Para usted cuál fue el más terrible de la historia?


-Debo decir que no lo puedo indicar yo, pues para cada una de las víctimas de
violación el violador más terrible de la historia es el que a ella le tocó en
desgracia.

-Por último, ¿cuál es el papel de la Justicia?


-Creo que hay que estudiar la legislación mundial sobre estos temas, pues los
países centrales, desarrollados, cultos y democráticos son los que tienen las
disposiciones más severas y restrictivas de la libertad. Nosotros tenemos un
sistema laxo, donde aun se está discutiendo si al juez Axel Lópezhabría que
hacerle o no un jury, después de que excarceló prematuramente a tres
delincuentes que terminaron matando poco tiempo después, con el agravante
que dos de ellos primero violaron y luego asesinaron, y todos tenían
antecedentes delictivos. Obviamente ponerlos rápidamente en libertad después
que cometen sus crímenes, como ocurre actualmente muy a menudo, es
colocar nuevamente al zorro en el gallinero... Por último, los legisladores
deberían ponerse de acuerdo en darle más seriedad y severidad al tratamiento
de los delitos contra la integridad sexual; los magistrados, en aplicar en estos
casos la legislación con el máximo rigor, ya que no hay violadores que se
vuelvan“buenos”; y las fuerzas de seguridad en armar grupos de investigación
de delitos sexuales que utilicen todos los avances de la ciencia para lograr
aprehender a estos depredadores sociales.
CASOS QUE CONMOVIERON
La opinión pública se vio conmovida en los últimos días al conocerse dos casos
de violación seguida de muerte cometidos por hombres con antecedente
penales por abusos sexuales. A ellos se les suma el recordado crimen
de Soledad Bragna, la joven que fue apuñalada en mayo de 2009 por un
vecino del mismo edificio del barrio porteño de Caballito, con prontuario de
violador, cuando intentaba someterla en su casa. Los dos episodios cometidos
en el interior del país y el que tuvo lugar en la Capital Federal prueban una vez
más que este tipo de delincuentes son reincidentes y que no tiene cura en
cuanto a su comportamiento, a pesar de evidenciar un supuesto cambio de
actitud y conducta en la cárcel. Uno de los recientes sucesos ocurrió en la
provincia de Chaco y tuvo como víctima a la radióloga Tatiana Kolodziez,
quien fue secuestrada, violada y estrangulada por un remisero que había
cumplido 16 años de prisión por violaciones cuando era taxista en la Ciudad de
Buenos Aires. Según consta en las causas judiciales anteriores sobre el
acusado, en todos los hechos el hombre, quien al momento del último caso
gozaba desde hacía un mes de libertad condicional, se valía de su empleo
como chofer para captar a sus víctimas. El otro resonante crimen es el de Sofía
Viale, la niña de 12 años que era buscada desde hacía dos meses en la ciudad
pampeana de General Pico. La menor fue hallada muerta debajo de la parrilla
de una vivienda de un vecino. El dueño de casa, de 32 años y detenido por el
asesinato, tenía libertad asistida por abuso simple de su hijastra.
Cómo cuidarte ante un probable ataque
Los siguientes datos surgieron a partir de una investigación a violadores
alojados en cárceles de nuestro país. ¿Qué buscan ellos en una potencial
víctima y cuáles serían las formas de prevenirse? La ropa. Al parecer eligen a
las mujeres que usan ropa fácil de arrancar rápidamente. También buscan a
aquellas que hablan por celular o hacen otras cosas mientras caminan: esto les
indica que están desatentas y desarmadas, y pueden ser fácilmente atacadas.
La hora. Está comprobado que las horas del día en que más atacan y violan a
las mujeres es al comienzo de la mañana, entre las 5 y las 7.30, y después de
las 22.30. El método. En general procuran atacar en lugares en que puedan
cargar a la mujer rápidamente para dirigirse luego a otro punto donde no
tengan que preocuparse de ser atrapados. Si esbozás cualquier reacción de
lucha, acostumbran a desistir en aproximadamente dos minutos porque creen
que no vale la pena, que es una pérdida de tiempo. Paraguas o carteras
importantes. La mayoría de los violadores manifestó que no atacan a mujeres
que cargan paraguas u objetos que puedan ser usados como arma a una cierta
distancia. La pregunta salvadora. Si alguien estuviera siguiéndote en una calle
solitaria, andén o garaje, o si estuvieras con un sujeto sospechoso en un
ascensor o en una escalera, miralo directamente a la cara y preguntale alguna
cosa, por ejemplo: “¿Qué hora tiene?”. Si fuera un violador, tendrá miedo de
ser posteriormente identificado y perderá el interés en tenerte como víctima. La
idea es convencerlo de que no vale la pena elegirte. El grito que los aleja. Si
alguien se presenta imprevistamente y trata de tomarte, gritá. La mayoría de
los violadores dijo que soltaría a una mujer que gritase o que no tuviera miedo
de pelear con él. Ante cualquier situación de esas características, deberás
gritar “¡Fuego!”. Se presentarán de inmediato muchas personas y curiosos. En
cambio si gritás “¡Socorro!”, la mayoría se abstendrá por miedo.
Negocian con buena conducta

El médico psiquiatra y legista Miguel Maldonado señala: “Es bien sabido por
quienes hace muchos años trabajamos en estas cuestiones que la cárcel no es
el lugar al que los violadores tendrían que ir a purgar sus delitos. En ella estos
individuos se sienten cómodos, negocian, obtienen beneficios, tienen buena
conducta, pactan con los penitenciarios y terminan siendo privilegiados por su
conducta aparentemente impecable”.
Por tal razón, asegura el especialista, sería necesario “crear Institutos de
Rehabilitación para Delincuentes contra la Integridad Sexual, donde deberían
quedar internados por tiempo indeterminado, aunque habría que discutir la
constitucionalidad o no de esta medida. Para salir de allí, primero deberán
demostrar, ante rigurosas juntas de médicos, psicólogos, sociólogos, asistentes
sociales, etcétera, que han modificado su trastorno de conducta, cosa bastante
poco probable. Los métodos para lograr estos cambios, además de los
tratamientos convencionales psicofarmacológicos y psicoterapéuticos, deberían
consistir en pautas disciplinarias severas y un sistema de trabajo acorde a sus
conocimientos, habilidades y destrezas, de carácter intensivo, donde el
delincuente sexual produzca por lo menos lo que se gasta en mantenerlo. En
cuanto al tema de la reincidencia, cuando a un violador serial se lo envía a la
cárcel es muy probable que, al salir, reincida en sus violaciones, pero además
mate a sus víctimas para ocultar la violación. Casos como este hay a
montones: antes de ir a la cárcel viola, pero deja a las víctimas con vida;
después de la cárcel, en general ya no deja con vida a sus víctimas de las
violaciones”.

http://www.panorama.com.ve/portal/app/push/noticia80199.php

Conozca el perfil de un violador, hablan los expertos: REPORTAJE

Prisionero de sus bajos instintos, algunas veces bajo los efectos de


alucinógenos o de alcohol, violó a más de 10 víctimas durante varios años,
según los expedientes que reposan en la policía científica de Maracaibo. Así
actuó Ángelo Enrique Díaz Añez, de 20 años, el violador que fue capturado por
la comunidad de Villa Baralt, en Maracaibo, el pasado 8 de noviembre.

El hombre sometía con un cuchillo a mujeres y niñas con la excusa de robarle


sus pertenencias y luego abusaba de ellas. La comunidad, enardecida por la
ola creciente de abusos, intentó lincharlo. La policía le resguardó sus derechos
y hoy permanece recluido en el retén El Marite a la espera de juicio.

La sociedad zuliana se preguntó indignada: ¿Era Ángelo Díaz un violador en


serie? ¿ Este tipo de aberrados tienen algún patrón? ¿Se trata de enfermos
mentales? ¿Qué los impulsa a cometer este delito?

Yilberth de la Hoz, psicólogo, considera que la conducta de un violador


responde a una secuela que quedó de su infancia.

“Cuando se abusa de un niño, se rompe una esfera sexual y cuando se llega a


la etapa de la adolescencia se empieza a experimentar ese acontecimiento de
diversas formas y la persona abusada puede tener una desviación”, piensa.

“El 90 % de los violadores reincide en su conducta cuando no busca ayuda


profesional. Suelen ser consumidores de alcohol y drogas y adquieren esa
adicción para olvidar la pena por lo que les hicieron y de lo que ellos hacen. Es
una especie de venganza, con satisfacción y desagrado también”, sostiene De
la Hoz.

Ana Amelia Oliveros, psicóloga sexual, dice que este tipo de sujetos presenta
una patología.

“El psicópata es lo que consideramos una persona disocial, que está de


espaldas a la normativa, generalmente no les importa los demás. Jamás van a
pedir perdón o se van a arrepentir de corazón, estamos hablando de un
transtorno de personalidad. En el mejor hogar, el más adecuado y funcional,
puede crecer un sociópata”, dice la experta.
Oliveros opina que el disocial no se regenera nunca: “Mata de determinada
manera, sigue un técnica, suelen ser personas simpáticas, encantadoras, la
gente les guarda afecto y esconden otro lado de su personalidad oscuro”.

La subcomisaria Marisol Morales, quien se desempeñó por seis meses como


jefa de la Brigada de Violencia contra la Mujer del Cicpc Maracaibo y
actualmente jefa de grupos especiales, concuerda con Oliveros.

“Por ejemplo, el caso del violador de La Victoria, José Montilla, capturado en el


2010, se comentaba que era un señor integrado a la sociedad, delante de su
núcleo él nunca hubiese levantado sospecha. No podemos decir que los
abusadores tienen alguna característica o patrón determinado, porque muchos
pasan inadvertidos”, indicó Morales.

Recordó el sonado caso de Ángel Pocaterra, quien pagó 20 años y 11 meses


de prisión por violar y asesinar a dos mujeres y, “al salir de la cárcel, en el
2005, siguió cometiendo sus fechorías y jamás se regeneró”, rememoró. El
hombre fue decapitado en el retén El Marite.

“Uno como madre y no como investigadora ve cuando abusan de un niño y


rompen ese cristal tan frágil y uno se hace la pregunta: ¿Qué va a ser de ese
pequeño? ¿ Repetirá esa conducta más adelante?”, reflexiona la subcomisaria.

Los expertos diferencian un violador serial, que somete a desconocidas, y un


hombre que abusa dentro de su núcleo familiar.

“¿Qué pasa con los maridos que violan? Está abusando de su esposa o
concubina porque cree que tiene derechos sobre ella. Ellos dicen: ‘Es mi mujer,
hago lo que me da la gana, porque son sus deberes conyugales’. Ninguna
relación puede ser obligada”, advierte Oliveros.

“No necesariamente hablamos de un hombre con diagnóstico psiquiátrico, se


trata de un sujeto funcional, con un problema de socialización, él ve a la mujer
como una persona inferior”, opina Liliana Casanova, directora del Comité de
Coordinación y Seguimiento contra la Violencia sexual basada en género.

Este organismo agrupa a más de 60 organizaciones gubernamentales y no


gubernamentales que trabajan sobre el tema en el Zulia. “El abusador sexual
es un hombre como todos, tiene un comportamiento muy machista, su
conducta es adquirida culturalmente. La construcción de la masculinidad es un
hecho social”, asegura Casanova.

Cuando se trata de un abusador infantil, éste responde a otro patrón: Utiliza la


manipulación psicológica y la amenaza de muerte o amenaza económica para
acceder sexualmente a la niña y adolescente.
Tengan o no un patrón establecido, respondan o no a un impulso irrefrenable y
orgánico, lo único cierto es que este tipo de hombres presentan una amenaza
para la sociedad.

http://www.eldia.com.ar/edis/20061116/informaciongeneral0.htm

Radiografía de un violador
Las claves que definen la estructura psíquica del delincuente sexual.
Respuestas a los interrogantes más comunes

Ni "viejos verdes", ni marginales, ni adictos. Tipos de aspecto común y


corriente, integrados, de esos que no se caracterizan por llamar demasiado la
atención. El perfil de los violadores es frecuentemente tan común a los ojos de
su entorno, que se desmarca con facilidad de la imagen que le atribuye un
imaginario colectivo tan difundido como poco fundamentado, aseguran algunos
especialistas.

Contra lo que comúnmente se cree, los violadores no son mayoritariamente


seres solitarios

Un caso testigo alcanza para demostrar el alcance de esta afirmación y es el


de Marcelo Sajen, sindicado como el autor de 59 violaciones en la ciudad de
Córdoba y considerado el mayor violador serial de la historia argentina. Cuando
no delinquía, la vida de Sajen era tan normal que ni su mujer ni sus hijos
sospecharon jamás lo que estaba pasando. "Era un excelente padre, muy
cariñoso con sus hijos", dijo todavía shockeada la esposa al pedir perdón a las
59 víctimas, todas ellas jóvenes estudiantes sorprendidas en situación de
indefensión. "Mi papá querido, mi papá, ¿qué van a hacer mis hermanitos sin el
papi?", era el grito desgarrador de uno de los hijos de Sajen en el hospital
donde finalmente el violador serial murió después de dispararse un tiro en la
cabeza cuando se vió rodeado por la policía.

¿Qué hay detrás de los actos de un violador? ¿Qué hay en su mente? ¿Cuáles
son las causas que lo llevan a cometer actos que se cuentan entre los delitos
con mayor y más negativa repercusión social? ¿Son recuperables? Estos son
algunos de los interrogantes que vuelven al centro de la escena cada vez que
una nueva violación conmueve a una comunidad, como ha ocurrido hace pocos
días en La Plata, donde una chica de 13 años fue engañada por un individuo
que, después de sacarla de un cibercafé de Plaza Italia, la violó en una casa
abandonada en pleno centro. Lejos de tener una respuesta única, estos
interrogantes dividen las opiniones de psiquiatras, psicólogos y especialistas en
violencia contra la mujer.

UN TRASTORNO PSIQUICO
Los agresores sexuales padecen un trastorno en su estructuración psíquica. Se
trata de personas que suelen ser inseguras, inmaduras, poco tolerantes a la
frustración y que en la mayor parte de los casos sufrieron, a su vez, agresiones
sexuales en su infancia.

Son características enumeradas por algunos especialistas al describir la


personalidad de un violador, aunque otros expertos destacan que no existe un
solo perfil, sino muchos.

En lo que sí coinciden los que estudian el tema es en la existencia de un rasgo


común a todos los violadores: ese que hace que no busquen placer sexual con
su delito, sino la dominación total de una persona indefensa.

"El tema que los obsesiona es el poder y no el sexo. Y es por eso que no
buscan víctimas físicamente atractivas, sino aquellas que resultan más
vulnerables: nenas (o nenes), adolescentes, mujeres jóvenes y solas, ancianas
o discapacitadas", apunta, por caso, Olga Cáceres, médica especialista en
psiquiatría y psicología, coordinadora del refugio platense María Pueblo, para
mujeres víctimas de violencia

En ese sentido es recurrente la diferenciación entre abusadores y violadores:


los primeros se caracterizan por pertenecer al entorno de la víctima y por
generar una red de intimidación, seducción o engaño para perpetrar actos en
los que se persigue el placer sexual y en los que no siempre está presente la
violencia física. Los segundos suelen ser desconocidos, perseguir el
sometimiento de su víctima y apelar siempre a la violencia.

Psiquiatras, psicólogos y especialistas en violencia contra la mujer también


dividen opiniones cuando se habla de las posibilidades de recuperación de los
violadores.

Algunos dicen que esa recuperación es muy difícil y se mencionan índices de


reincidencia en el delito del orden del 70%.

Pero también se reconoce que no existen en el país tratamientos específicos


para recuperarlos, se habla de un sistema carcelario poco preparado para
estos tratamientos y se afirma que son pocas las terapias de este tipo que se
han experimentado en el mundo, donde incluso las investigaciones en torno al
tema son recientes.

LA LUPA SOBRE LA HISTORIA DE VIOLADORES PRESOS

Un estudio realizado por Eva Sanz sobre 60 violadores y abusadores sexuales


procesados y o condenados por la Justicia Federal en distintas unidades
penitenciarias de capital y provincia arroja algo de luz sobre las características
comunes existentes entre quienes cometen este tipo de delito.

El trabajo puso en evidencia un primer dato: que contra lo que comúnmente se


cree, los violadores no son mayoritariamente seres solitarios. De las consultas
realizadas por Sanz surgió que casi la mitad de los detenidos había dormido la
noche anterior al delito junto a su mujer.

El estudio permitió a su vez ubicar la edad promedio de lo violadores entre los


21 y los 35 años (otras fuentes, como la médica Olga Cáceres, ubica ese rango
entre los 25 y los 40 años).

El trabajo de Sanz aporta una imagen alejada de un violador socialmente


marginado. Indica, en ese sentido, que el 50% de las personas detenidas por
violación que fueron consultadas realizó la escolaridad secundaria y
universitaria y el 43% se crió en una familia "bien constituida", con padre,
madre y hermanos. La mayoría, además, contaba, al momento de ser detenido,
con un trabajo estable, un rasgo que los diferencia de los autores de otros
delitos y que aparece destacado también en otros trabajos similares al de Sanz
realizados en España.

Del mismo modo, destaca que las drogas y el alcohol no tienen una presencia
central en la vida de los casos de violadores estudiados. Así, indica que el 63%
de los consultados nunca se alcoholizó, mientras que el 85% jamás consumió
drogas.

Otro dato obtenido en el estudio afirma que el 80% de los violadores detenidos
que fueron entrevistados no tenía antecedentes por otro tipo de delitos, como
robo, estafas u homicidios.

Otro estudio, realizado en cárceles de Málaga (España) pone el acento en que


los violadores son en su mayoría sujetos que actúan con pleno dominio de sus
facultades mentales y que, aún cuando tengan un trastorno mental, la acción
delictiva acontece sin relación con la afección.

DIFERENCIAS ENTRE VIOLADORES Y ABUSADORES

Desde el refugio platense María Pueblo, donde se alberga a mujeres víctimas


de distinto tipo de violencia, Olga Cáceres diferencia el perfil del autor de una
violación del que caracteriza a un abusador sexual.

"El abusador sexual, que habitualmente es alguien del entorno de la víctima,


crea un lazo basado en la confianza para obtener de su víctima el placer
sexual. En el violador, la búsqueda del placer sexual no es central. El eje
fundamental de su accionar pasa por el poder. No buscan obtener placer, sino
tener el dominio total sobre el otro", dice Cáceres.

Así como uno de los rasgos salientes del violador es el de mantener su


comportamiento abusivo separado del resto de su vida, también destacan en
su personalidad otros aspectos comunes. Entre ellos, la inseguridad, la
necesidad de obtener la aprobación de los demás, la inmadurez afectiva, el ser
proclives a la agresividad y tener una muy baja tolerancia a la frustración.

"La gente tiende a pensar que las violaciones las cometen 'viejos verdes',
marginales o alcohólicos, pero lo más frecuente es que detrás del violador haya
una persona que para los ojos de los demás es alguien común y corriente",
apunta Cáceres.

Adelma Pereyra es psiquiatra, especialista en trastornos de la personalidad y


destaca que no hay un solo perfil de violador, sino varios.

"Lo que tienen en común es la presencia de trastornos en su estructuración


psíquica que son diferentes en el caso del delincuente que sólo viola que en
aquel que viola y mata. La estructura mental de este segundo sujeto presenta,
evidentemente, trastornos mucho más graves que la del primero y el perfil es
diferente", sostiene la especialista.

Para Pereyra, el objetivo del violador es "mancillar a la mujer, humillarla y


hacerla sufrir", lo que estaría denotando la presencia de "una compleja relación
del sujeto con el género femenino, en la que quedan descartados el cariño, la
ternura y la comprensión".

Contrariamente a lo que piensan otros especialistas, Pereyra no descarta que


haya en el violador un interés por obtener placer sexual: "los casos de violación
pueden ser evidencia de la presencia de una perversión sexual que encuentra
el disfrute en la violencia".

Los factores que llevan a esta situación pueden ser diversos. Los especialistas
hablan, entre otros, de la existencia de carencias y dificultades en la infancia
que pueden condicionar a la formación de la estructura psíquica.

VIOLADORES IMPULSIVOS, VIOLADORES SERIALES

Karina Arcuschin, perito psicóloga del Poder Judicial, diferencia a su vez otras
categorías, como los violadores impulsivos y los violadores seriales.

Al referirse a los primeros afirma que en su caso, "la violación es el resultado


de aprovechar la oportunidad que se les presenta en el transcurso de otros
hechos delictivos".

En estos sujetos, la especialista distingue una característica, también presente


en otros tipos de violadores: "Un grado de inmadurez sexual y de baja
autoestima tales que necesitan que su víctima muestre poca peligrosidad e
indefensión para evitar así mantener una sexualidad con pares, consentida, en
la que los juicios valorativos puedan resultar descalificantes", describe.

En el violador serial, en tanto, dice Arcuschin, la única condición de placer


sexual está ligada al sometimiento de la víctima.

"Son sujetos que presentan escasa conexión con experiencias propias de


frustración o dolor y fallas constitutivas muy severas en su psiquismo" apunta.

Por su parte, Cáceres hace hincapié en otro rasgo distintivo de este último tipo
de violador: la costumbre de perpetrar las violaciones de manera ritual,
repitiendo zonas, horarios y signos.
UN MACHISMO MAL ENTENDIDO Y EXACERBADO

"En el caso de los violadores se presenta una exacerbación de ciertos


estereotipos sociales ligados a la masculinidad mal entendida. En la mente del
violador es el macho superior el que domina a la hembra inferior. Y esto está
ligado a una exageración de ciertas construcciones de género presentes en la
sociedad", dice Olga Cáceres aportando un nuevo elemento a la descripción
del perfil de un violador: un machismo extremo.

Es un elemento presente también en otras formas de violencia sexual contra la


mujer, según apunta Karina Arcuschin, quien lo detecta en los casos de
maltrato y violencia sexual dentro de la pareja.

"En estos casos lo que aparece en exceso es una ideología machista. Se trata
de abusos ligados a la degradación; la intolerancia a las ideas diferentes a la
propia reproducen en extremo las diferencias de las jerarquías entre los
géneros", dice Arcuschin.

La especialista afirma que en la agresión del violador hay un intento de


expresar la superioridad de la masculinidad. Pero al mismo tiempo, la propia
vivencia de la masculinidad que hace el agresor es sumamente pobre.

El violador.

¿Cuál es el perfil del violador típico? La respuesta básica a esta pregunta es


que no existe un violador típico. Los violadores varían muchísimo entre ellos,
tanto por su trabajo, educación, estado civil y antecedentes delictivos como por
su motivación para cometer la violación.

Podemos hacer algunas generalizaciones sobre los violadores. En su mayoría,


son jóvenes. Según los Uniform Crime Reports, del FBI, el 61% es menor de 25
años. Muchos tienen la tendencia a repetir su agresión. También es cierto que,
por regla general, no son asesinos. Es probable que sólo una violación de cada
500 acabe en asesinato (1). Esta estadística es importante para las mujeres
que se preguntan cómo deben reaccionar en una situación de violación. Desde
el punto de vista estadístico, aunque el violador amenace a la mujer con
recurrir a la violencia o con asesinarla, es improbable que lleve esto a cabo,
tratando sólo de asustarla para que acceda. El conocimiento de esta
circunstancia puede animar a las mujeres a oponer resistencia al atacante, en
vez de someterse a su voluntad.

Procurando ordenar la diversidad de personalidades y enfoques de los


violadores, algunos investigadores han elaborado tipologías o esquemas para
categorizarlos. De acuerdo con una de tales tipologías, los violadores varían
según que su objetivo primordial sea agresivo, sexual o una mezcla de ambos.
El problema que plantean las investigaciones de este tipo es que se basan sólo
en violaciones denunciadas y, en general, investigan a los violadores que han
sido detenidos, condenados y encarcelados. Es probable que estos violadores
se desvíen más de lo normal que quienes no son denunciados. Por tanto, esas
investigaciones pasan por alto al más corriente, "normal", como el violador de
una amiga o el jefe que viola a su secretaria.

(1) Si acaso, se trata de una sobreestimación de la cantidad de violaciones que


acaban en asesinato, dado que la violación con asesinato se descubre
siempre, mientras que es probable que la violación de la que la mujer sale con
magulladuras menores no llegue a denunciarse.

Violación Sexual

En La Mente Del Violador

Las personas abusivas, incluyendo a los violadores, típicamente piensan que


son únicos, realmente diferentes a todas las demás personas y poreso no
tienen que seguir las mismas reglas que todos los demás. En vez de ser tan
únicos, los abusadores y violadores tienen mucho en común, incluso su patron
de pensar y actuar. Algunas de sus características son:

Buscar excusas

En vez de aceptar responsabilidad por sus acciones, el violador trata de


justificar su comportamiento. Por ejemplo, "Yo fuí violado de niño" o "Estaba
borracho cuando lo hice" o "cuando ella dijo que no, pensé que quiso decir que
sí."
Culpar

En vez de aceptar responsabilidad por sus acciones, el violador trata de


justificar su comportamiento. Por ejemplo, "Yo fuí violado de niño" o "Estaba
borracho cuando lo hice" o "cuando ella dijo que no, pensé que quiso decir que
sí."

Redefiniendo

Para variar su táctica de culpar, el abusador redefine la situación para que el


problema no radique en el pero si en todo el mundo en general que le rodea.

Fantasías De Éxito

El abusador cree que él puede llegar a ser rico, famoso o extremadamente


exitoso de otras maneras, si otras personas no lo estuvieran deteniendo. El que
estos obstruyan su camino le hace sentir que está justificado al vengarse,
incluso por medio de la violación. El abusador también rebaja a otras personas
verbalmente como una manera de engrandecerse a sí mismo.

Mintiendo

El abusador usa las mentiras para controlar la información disponible y por lo


tanto controlar la situación. El abusador también puede utilizar las mentiras
para mantener a otras personas, incluyendo a la victima, sicológicamente fuera
de balance. Por ejemplo, el trata de parecer sincero cuando está mintiendo,
trata de verse engañoso aun cuando está diciendo la verdad, y algunas veces
se revela en una mentira obvia.

Pretendiendo

Las personas abusadoras a menudo pretenden que saben lo que otros están
pensando o sintiendo. Su presunción les permite justificar su comportamiento
porque ellos "saben" lo que otra persona pensaría o haría en una dada
situación. Por ejemplo: "Yo vi que ella quería que yo lo hiciera."

Por encima de las normas

Como se mencionó anteriormente, un abusador por lo general cree que él es


mejor que cualquier otra persona y por lo tanto no tiene que seguir las normas
que la gente ordinaria sigue.

Esta actitud es típica de los criminales convictos. Cada preso en una cárcel
típicamente cree que mientras todos los demás presos son criminals, "él no lo
es". El abusador muestra un pensar "por encima de las normas" por ejemplo
cuando dice: "yo no necesito consejos. Nadie conoce tanto de mi vida como yo
mismo. Yo puedo manejar mi vida sin la ayuda de nadie."
Haciendo tontos a otros

El abusador combina sus tácticas para manipular a otros. Las tácticas incluyen
mentir, hacer sentir mal a la otra persona solo para ver sus reacciones y
provocar pleitos entre otros. O tal vez trate de seducir a la persona a la que
quiere manipular, mostrando mucho interés o preocupación por esa persona
para poder hallarle el lado bueno.

Fragmentación

El abusador por lo general mantiene su comportamiento abusivo separado del


resto de su vida, física y sicológicamente. Un ejemplo de esta separación física,
es que el abusador solo asalta sexualmente a miembros de la familia pero no a
otras personas fuera de esta. Un ejemplo de la separación sicológica, es que el
abusador asiste a la iglesia el Domingo por la mañana y asalta sexualmente a
su victima, el Domingo por la noche. No mira ninguna inconsecuencia en su
comportamiento y se siente justificado en ello.

Minimizar

El abusador sexual elude responsabilidad por sus acciones mediante tratar de


que estas parezcan sin importancia. Por ejemplo: "No fue gran cosa"; o "Ella
esto quería de cualquier modo."

Ira

Las personas abusadoras realmente no están mas llenas de iras en


comparación con los demás. La ira es una herramienta que utilizan los
abusadores. Ellos deliberadamente aparentan estar muy enojados para poder
controlar las situaciones y a las personas.

Jugadas de poder

El abusador usa varias tácticas para superar la resistencia a su intimidar. Por


ejemplo, puede que se salga del cuarto cuando la victima está hablando, o grita
más fuerte que la victima, u organiza a otros miembros de la familia o
asociados para que "ataquen en grupo" a la victima al rehuirle o criticándola.

Haciéndose la victima

Ocasionalmente el abusador fingirá ser incapaz o actuará como perseguido,


para así manipular a otros para que le ayuden. Aquí, el abusador piensa que si
no obtiene lo que quiere, él es la victima; y él usa este disfraz de victima para
volver a atacar o hacer tontas a otras personas.

Drama y emoción

Las personas abusadoras a menudo tienen problemas para tener relaciones


intimas y satisfacientes con otras personas. Sustituyen drama y emoción por
intimidad. A las personas abusadoras le parece emocionante el ver que otros
se encolericen, se envuelvan en riñas o estén en un estado de alboroto
general. A menudo, ellos usan una combinación de tácticas descritas
anteriormente para montar una situación dramática y emocionante.

Canal Cerrado

La persona abusiva no dice mucho acerca de sus verdaderos sentimientos y no


está muy abierta a que le dén información acerca de como los demás lo
perciven. El es sigiloso, cerrado de mente y se justifica solo. El cree estar
correcto en todas las situaciones.

Propietario

El abusador tipicamente es muy posesivo. Cree que todo lo que quiere debe
ser suyo, y que el puede hacer lo que quiere con algo que es suyo. Este actitud
se aplica a posesiones y a personas tambien. Este justifica su comportamiento
de controlar, abusar fisicamente, y tomar posesiones de otros.

Glorificandose

El abusador por lo general piensa que él es fuerte, superior, independiente,


autosuficiente y muy masculino. Su imagen del hombre ideal es a menudo un
vaquero, o aventurero. Cualquier acción o actitud percibida de otra persona que
no se conforme a su imagen glorificada es vista como algo muy bajo. de
violadores: un tipo es un conocido de la victima, el otro tipo es un desconocido.
Los dos tipos de violadores cometen violación porque lo desean y pueden.

Tipos De Violadores

Violadores desconocidos para la victima

El violador que es un desconocido, frecuentemente tiene un cuchillo u otra


arma. Amenaza a la victima durante el ataque y puede lastimarla severamente.
También le dice que la lastimará en el futuro.

Los violadores desconocidos, tienen un enorme odio contra las mujeres.


Quieren degradar y humillar a sus victimas. Cerca del 30 por ciento de los
violadores son violadores desconocidos. Para las victimas, el miedo a la muerte
es el punto principal con el que tienen que enfrentarse.

Violadores conocidos de la victima

El violador que es un conocido de la victima, usualmente es un amigo, un


acompañante, un conocido o un pariente. Raramente amenaza a la victima con
violencia física, aparte de la violación en si, y usualmente no lastima a la
victima.
Cerca del 70 por ciento de los violadores son conocidos de la victima, quienes
violan para degradar la victima. Para la mayoría de las victimas, en sus
esfuerzos para enfrentarse a la violación, el punto principal es la violación de la
confianza que la violación sexual representa.

La Verdad sobre la Violación y Relaciones

Cuando una mujer tiene una relación cercana y personal con el hombre que la
viola, ella y otras, quedarán confundidas si el ataque realmente fue una
violación.

La ley en Oregon es muy clara en el tema de la violación en el matrimonio. El


estado de Oregon ha sido un líder en asertar que el matrimonio no borra el
derecho de una mujer en decirle "no" a su esposo. En Oregon, una mujer que
es violada por su esposo, tiene los mismos derechos que cualquier otra victima
de violación. Ella puede recibir la misma protección bajo la ley de Prevención
de Abuso Familiar para una mujer que es golpeada por su esposo.

De igual manera, lo que algunos llaman "violación durante citas" es en realidad


el crimen de violación. El termino "violación durante citas" nunca debe de
usarse. Así como nunca es apropiado el definir un crimen en el contexto en el
que ocurrió. Por ejemplo, nunca escucharía "fue un asalto tipo caminar-en-el-
parque".

Las violaciones y asaltos sexuales son planificados; no son resultados de


estallidos impredecibles de pasión. El plan suele ser sutil y complejo,
envolviendo amenazas y acciones manipuladoras. Por ejemplo, temprano por
la tarde, el violador pudo haber demostrado su fuerza de una manera
juguetona, jugando luchas o quizás le mostró a ella su colección de pistolas, o
tal vez le mencionó de actos violentos que él cometió en el pasado. El
propósito es plantar las semillas del miedo que van a socavar sus defensas
cuando sea atacada.

Los violadores que buscan poder y violan a sus acompañantes durante una cita
a menudo razonan. :Eran una cita y ella sabía lo que iba a pasar"(como si la
violación fuera parte de todas las citas); o "No debió de haber tomado tanto si
no quería hacer eso" (desde cuando es el confiar en alguien una invitación a
violación sexual?); o "Ella no puso resistencia ni gritó"(como si el estar
inmovilizada por el miedo o en estado de ataque debería interpretarse como
consentimiento.)

Las mujeres que han sido violadas por sus esposos o acompañantes en una
cita experimentan muchos de los mismos temores y sentimientos que las
víctimas de cualquier otro asalto sexual. Sufren sentimientos de culpabilidad
("¿Fué algo que yo dije o hice"?), de temor ("¿que tal si sucede otra vez?") y la
pérdida de confianza ("¿cómo pudo haberme hecho esto?")
La víctima necesita saber que fue el plan del violador y no sus acciones lo que
condujo a la violación sexual. Necesita escuchar que él es un criminal y que
ella no es cómplice del crimen sino más bien fue una víctima. Necesita
entender que sus reacciones durante el asalto, ya sea si escogió no poner
resistencia o gritar o cualquier otra táctica, fueron necesarias para sobrevivir.
Solo sus instintos pudieron alertarla si existía el potencial para violencia en ese
momento y ella hizo lo correcto en confiar en sus instintos. Si elige o no el
acusar, es importante que ella contacte a alguien capacitado para trabajar con
víctimas de abuso sexual para que así el proceso de sanación empiece lo más
pronto posible.

Drogas Para Asalto Sexual

Las drogas Rohypnol y GHB son unos sedantes muy fuertes, que a menudo se
encuentran en los centros nocturnos y las fiestas llamadas rave, y son muy
usadas por los jóvenes, los que atienden estos centros nocturnos, y los
individuos cuyas intenciones son, perpetrar asalto sexual. En muchos casos, el
violador puede mezclar la droga en la bebida de una victima insospechosa. La
combinación de estas drogar con el alcohol aumenta sus efectos, en algunas
ocasiones hasta el punto de causar la muerte.

¿Qué es Rohypnol?

Rohypnol (flunitrazepam) es un sedante muy fuerte que es fabricado y


distribuido por Hoffman-La Roche. Miembro de la familia de benzodiazepine, la
cual incluye drogas tales como Librium, Xanax y Valium, Rohypnol es diez
veces más fuerte que Valium. Aunque Rohypnol es usada en muchos países
como un analgésico antes de una cirugía o para el tratamiento de insomnio,
esta droga nunca ha sido aprobada para uso médico en los Estados Unidos
debido a que hay otras drogas más seguras disponibles. Por lo general
Rohypnol es pasada ilegalmente a Texas de las farmacias Mexicanas; los
suministros en Florida vienen de America Latina. Los precios en las calles de
Texas van desde un dólar hasta 5 dólares por pastilla. Términos vulgares para
Rohypnol incluyen Roach (cucaracha) Roche (ro-shay), Roofies, Run-trip-and-
fall, R-2, Valium Mexicano, Ropynol, Rib, y Rope. En el sur de Texas, estar
bajo la influencia de Rohypnol es "estar como cucaracha" (to get roached.)

¿Que es GHB?

GHB (gamma-hydroxybutyrate) antes se vendía en las tiendas de comida


saludable, como un aditivo que aumentaba el rendimiento de las formulas para
fortalecer el cuerpo. Aunque se rumora que GHB estimula el crecimiento de los
músculos, esto nunca ha sido probado. GHB es un sedante para el sistema
nervioso central, que es abusado por sus efectos intoxicantes. En 1990, la FDA
(Administración Federal De Las Drogas) prohibió el uso de GHB excepto bajo
la supervisión de un medico, debido a los muchos reportes de efectos
secundarios severos e incontrolables.

¿Por que se les llama a estas drogas, Rohypnol y GHB, drogas "para
asalto sexual?"

A Rohypnol y GHB se les ha llamado drogas "para asalto sexual" debido al


potencial que tienen de causar desmayos y amnesia en dosis muy altas. En la
pasada década, se han reportado casos de asalto sexual y violación por grupos
donde a las victimas les fueron dados estos sedantes, Rohypnol y GHB. Se ha
reportado que estas drogas han sido utilizadas en los ritos para iniciarse en una
pandilla. Como respuesta al abuso de Rohypnol y GHB, el Acta De Prevención
Contra Violación Inducida Por Drogas Y Su Castigo de 1996, fue promulgada
ley federal. Esta ley hace que sea un crimen el dar a alguien una sustancia que
controle sin el conocimiento de la persona y con la intención de cometer un
crimen violento. La ley también se pone dura en cuanto a los castigos por
posesión y distribución de Rohypnol y GHB.

Recuperándose del Violación Sexual

Para la victima de una violación, el ataque es solo el comienzo de su trauma.


Después de esto puede que experimente por lo menos algunos de los
siguientes sentimientos y reacciones:

 Miedo a que regrese el violador.


 Frustración con el proceso legal.
 Destrucción de su confianza en otros, aun aquellos que no tienen nada que
ver con la violación.
 Ira mal dirigida a ella de parte de su esposo o compañero.
 Critica y/o algún desprecio de parte de su familia y amigos, y aun la sociedad
en general.
 Cicatrices físicas y/o incapacidades.
 Sida o otras enfermedades de transmisión sexual.
 Embarazo.
 Sentimiento de total aislamiento.
 Trastornos del dormir.
 Miedo.
 Perdida del autoestima.
 Sentimiento de culpabilidad, de que de algún modo ella causó que ocurriera
la violación.
 Perdida del sentido de control.
 Perdida del sentido de seguridad en lo que la rodea.
 Reclamarse a sí misma, que ella debió haber hecho algo más para prevenir o
evitar la violación.
La mayoría de las mujeres no reportan a las autoridades su violación-se calcula
que solo menos del 10 por ciento lo hacen-muchas victimas no le cuentan a
nadie en absoluto.

Al escoger enfrentarse a la violación por si solas, muchas de las victimas creen


que el mantener la violación secreta es la única manera de volver a tener el
control de sus vidas. El miedo de ser culpada de la violación, así como el
sentirse aislada, contribuyen a su decisión de no decir nada a nadie, al menos
por lo pronto.

Sea que la victima confié o no en alguien, tal vez pueda que este en estado de
choque por unos días. Puede que la victima se sienta fuera de la realidad, o
sienta una inhabilidad para procesar lo que está sucediendo. La victima de una
violación sexual puede sentirse fuera de control pero a la vez de una manera
controlada. Dicho en otras palabras, la victima puede estar en estado de
choque. Esto sirve como una especie de anestesia a la mente y cuerpo como
una manera de ayudarle a la victima a sobrellevar la violación.

Relativamente pocas de la victimas de violación sexual, deciden buscar ayuda


profesional. Sin embargo para muchas mujeres, puede ser de gran ayuda el
hablar con una persona que sea segura, compasiva y que le brinde apoyo.
Algunas victimas también pueden beneficiarse de hablar con una persona
profesional que este entrenada para tratar con asuntos de violencia sexual.

Si la victima acaba de ser violada, nuestra primera preocupación, es que ella


este segura, que tenga un lugar seguro donde quedarse y personas de
confianza con quien estar. A ella se le invitara que vaya a la Casa Winston, el
refugio de Servicio De Crisis Para Mujeres Del Valle, pero por lo general ella
querrá quedarse con sus amistades en vez de en el refugio.

A la mujer que desea reportar la violación a las autoridades, se le anima que


vaya a un hospital de inmediato, para que reciba un examen por el personal
medico entrenado. En el hospital ella también recibirá la ayuda de una
defensora de Las Victimas De Violación Sexual de la oficina del abogado del
distrito (vea la siguiente página para mas información.)

El consejo profesional ayudara a la victima de violación a:

 Dejar salir el montón de abrumadoras emociones, causadas por el ataque,


incluyendo el temor, la tristeza y la ira.
 Sobrellevar los sentimientos de soledad.
 Aceptar sus sentimientos.
 Enfrentarse a la realidad del ataque y la validez de sus reacciones.
 Recuperar el sentido de control sobre su propia vida.
 Entender y evaluar sus opciones.
 Hacer decisiones informadas y racionales.
Cuidado Medico Para Las Victimas De Violación Sexual

Las victimas de asalto sexual que van a la sala de emergencia del Hospital De
Salem para ser tratadas, son atendidas por profesionales entrenados
especialmente para tratar este tipo de trauma.

Un equipo llamado Respuesta Al Asalto Sexual (SART), formado en Abril de


1995, está listo las 24 horas para asegurarse que las victimas reciban el
tratamiento apropiado lo más pronto posible y de que cualquier evidencia que
pueda ser usada al procesar al asaltante sea reunida y conservada de acuerdo
a normas muy estrictas.

Una de las primeras preocupaciones de la enfermera del equipo antes


mencionado, es la privacidad de la paciente. Después que la victima se registra
en la sala de emergencia del hospital, la enfermera del equipo (SART) la
cambiara lo mas pronto posible a otro cuarto más privado (si lo hay disponible)
para que sea examinada. También el nombre de la victima se mantendrá
confidencial del resto del personal de la sala de emergencia.

La enfermera del equipo (SART) entrevista a la victima tocante al asalto,


principalmente para obtener información pertinente a la condición medica de la
victima. La enfermera también toma muchas pruebas, tales como cabello,
saliva, pedazos de uñas y otras pizcas, y también pruebas de mordeduras,
raspones u otras lastimaduras-y las conserva para utilizarlas como posible
evidencia. La enfermera también hace pruebas para ver si hay señales de
enfermedades de transmisión sexual. Cada articulo de la vestimenta de la
victima es removido, sellado en un paquete separado, y marcado para
evidencia. Un medico hace el examen pélvico y puede que le recete
medicamentos, incluyendo algunos que le sirvan para prevenir alguna
enfermedad de transmisión sexual.

El proceso completo toma como tres horas.

Las enfermeras del equipo (SART) también efectúan un proceso de


seguimiento con las victimas. Una enfermera llamara a la victima uno o dos
días después del examen en el hospital para saber como le está yendo.
Violación: Contacto sexual con cualquier persona que no puede o no quiere dar
consentimiento voluntario

Esta no es la definición legal de violación en Oregon. Las definiciones legales,


distinguen entre grados de violación y entre violación y otras formas de asalto
sexual. Esta definición es la que El Centro De Crisis Para Mujeres Del Valle ha
creado para enfocar la atención en el tema del consentimiento.

Ya sea que la víctima haya sido atacada por un extraño o un miembro de su


familia, o que ella haya sido asaltada violentamente o se le haya oblidago por
medio de amenazas o súplicas, o que lo que le pasó a ella se define
legalmente como violación, asalto sexual, o sodomía, ella sufre el dolor de
haber sido violada. No hay un dolor de menos grado, o una clase de violación
que sea más fácil de soportar. Ella merece que se le crea, que se valoren sus
sentimientos y el saber que ella no tiene la culpa

Determinando Responsabilidad

Un mito muy común y devastador sobre la violación sexual, es que la victima


de alguna manera es responsable por el crimen. Hemos oído a algunas
personas-incluyendo, lamentablemente, a algunos abogados defensores y
jueces-decir, "¿Que estaba haciendo afuera sola?" o "No debía haber estado
tomando" o "No debía haber haber usado esa ropa."

La realidad es que, el violador es responsable por la violación sexual. El


Servicio De Crisis Para Mujeres Del Valle se niega a aceptar que la violación
sexual sea la consecuencia apropiada por haber andado afuera sola, tomando
o usando cierta ropa, tal como los bancos no son culpables de los robos que
les suceden por que intencionalmente tengan mucho dinero en sus cajas
fuertes.

Aquellos que culpan a las victimas tampoco tienen en cuenta que la mayoría de
las victimas de violación sexual son asaltadas por alguien a quien ellas
conocen y que creían que era digno de confianza; que el 40 por ciento de las
violaciones ocurren en los hogares de las victimas, donde ellas se creían
seguras; que las victimas a menudo son niñas, ancianas o a veces hombres; y
que al crimen es planeado con detalle y la victima no tiene el control para
cambiar tal plan.

Un tercer mito acerca de la violación sexual, es que no es algo tan serio, al


menos en la mayoría de los casos. La violación puede ser calificada como una
acción mutua en la que "tal vez se les paso un poco la mano" o "fue un error
inocente de parte del violador" (que "cuando una mujer dice que no,
usualmente quiere decir si"), o como una broma, un incidente violento pero
divertido como la caída simulada de un payaso. Las varias formas de este mito
sirven para minimizar la mala conducta del violador y humillar e ignorar aun
más a la victima
Mitos y Verdades acerca del Asalto Sexual

Mito: "No me puede pasar a mí." la violación es un evento aislado, infrecuente


que solamente le pasa a ciertas personas.

Verdad: Cualquiera puede ser asaltado sexualmente. Los estudios demuestran


que el asalto sexual puede ocurrirle a las personas de todas las edades,
colores, lesbianas/homosexuales, personas con desabilidades y personas de
cualquier grupo étnico, religioso, económico y social.

Mito: "Ella se lo buscó." Las mujeres suelen provocar la violación a través de su


comportamiento, vestimenta provocativa, saliendo solas, quedándose afuera
hasta tarde, emborrachándose, besando, etc..

Verdad: Nadie busca ser asaltada sexualmente. Las personas tienen el


derecho de estar protegidas de la violencia sexual. El ofensor, no el
sobreviviente, debe de asumir la responsabilidad por este crimen.

Mito: La mayoría de los asaltos sexuales son cometidos por extraños en


lugares aislados.

Verdad: Más del 70% de los as altos sexuales son cometidos por alguien que el
sobreviviente conoce. Más del 40% de los as altos sexuales ocurren en el
hogar de la víctima y otros 30% ocurren en el hogar de un amigo, vecino o
pariente.

Mito: Las mujeres frecuentemente "se hacen las violadas"

Verdad: la Agencia Federal de Investigaciones (FBI) reporta que solo el 2% de


todas las acusaciones de asalto sexual son falsas. Esto no difiere de los
reportes falsos para otros crímenes.

Mito: La major manera para que los sobreviviente se olviden de un asalto


sexual es actuar como si nunca pasó, dejarlo atrás en el olvido, seguir adelante
con sus vidas y ser "normal" otra vez.

Verdad: El hablar sobre un asalto sexual puede ser una parte esencial de la
recuperación para los sobreviviente. No obstante, ningún sobreviviente debe de
ser forzado a hablar pública o privadamente. Todos los sobreviviente tienen el
derecho de obtener apoyo y validación sin importar donde están en el proceso
de recuperación o que tanto haya pasado desde el asalto.

El síndrome de estrés postraumático y las víctimas de violación


Post-traumatic stress syndrome and rape victims

Roberto Manero Brito y Raúl Villamil Uriarte1

RESUMEN

El artículo revisa algunos de los elementos


fundamentales del cuadro psiquiátrico
denominado síndrome de estrés postraumático,
el cual se puede situar paralelamente a la
categoría psicoanalítica de neurosis traumática
en lo que concierne a la definición y designación
individual de la víctima. A través del estudio de
los procesos psicosociales en las víctimas de
violación, se analizan algunos de los efectos de
ocultamiento que produce la definición de la
víctima y del “estresor” en este cuadro, así como
la violencia implícita en la reducción psiquiátrica
de la violencia social.

Palabras clave: Síndrome de estrés


postraumático; Neurosis traumática; Víctimas
de violación; Efectos psicosociales de la
violación.

SUMMARY
This paper reviews some of the fundamental
elements of the psychiatric disturbance known
as postraumatic stress syndrome, which can be
assimilated to the psychoanalytical category of
traumatic neurosis concerning the definition
and the victim's individual designation. Through
the analysis of the psychosocial processes in
rape victims, some of the effects of concealment
produced by the definition of the victim and of the
"stressor" in this category are analyzed, as well
as the violence implicit in the psychiatric
reduction of social violence.

Key words: Postraumatic stress syndrome;


Traumatic neurosis; Rape victims; Psychosocial
effects of rape.

INTRODUCCIÓN
Desde hace algún tiempo, las ciencias sociales ―en especial el derecho, la
criminología, el psicoanálisis y la psicología― han iniciado el estudio de las
víctimas y los procesos de victimización en el fenómeno delincuencial; por ende,
estos estudios han abierto un campo que ya se ha denominado “victimología”. No
es extraño este súbito interés. Por un lado, ciertos fenómenos sociales de
victimización han alcanzado un lugar importante en las preocupaciones de gran
parte de la sociedad. Más que en la primera o segunda guerras mundiales, los
efectos de la guerra en los ex combatientes estadounidenses en las guerras de
Corea, Vietnam o del Golfo Pérsico han podido ser objeto de un seguimiento
que muestra las secuelas, en ocasiones bastante graves, que la experiencia de
la violencia extrema ha dejado en dichos soldados.

Sin embargo, el campo desde el cual se estructura el conocimiento de las víctimas


es más amplio. La secuela de violencia que ha dejado la operación de las políticas
neoliberales se instaura en prácticamente todo el planeta y establece sus
singularidades de acuerdo a la historia y características sociales y culturales de
cada sociedad. Países ricos y pobres, sociedades fuertemente tecnologizadas o
en un profundo subdesarrollo, todos muestran un fuerte aumento de la violencia
social. Y si bien el aumento de la violencia está evidentemente asociado con la
pobreza y la frustración de grandes grupos sociales, es indudable que también
está determinado por una amplia y complejísima red de condiciones que hacen
indispensable un estudio preciso y detallado de las formas en las que se instala en
el tejido social, así como sus efectos sobre el mismo.

En otros lugares (Manero y Villamil, 1998, 2002) hemos desarrollado algunos


ángulos de esta problemática de la violencia. Hemos mostrado que la misma se
desprende de las formas sociales normales y que es un componente de
cualquier sociedad de nuestra época. Así, los grupos delincuenciales no guardan
diferencias estructurales en relación con otros grupos que
manifiestan descontento e inconformidad respecto de la sociedad en la que viven.
Sin embargo, también hemos señalado que estos grupos o colectivos
delincuenciales requieren de la creación o construcción de un conjunto de
significaciones y de su inscripción y adopción de un campo imaginario desde el
cual se justifica y se hace posible el ejercicio de formas extremas de violencia. Tal
inscripción en un mundo de significaciones sociales imaginarias dominado por
la perspectiva mitológica de un mundo al revés dota a estosgrupos de un correlato
que exige y justifica la extrema violencia con la que actúan.

Desde esa perspectiva, la generación de los grandes grupos y redes


delincuenciales es un largo proceso, de varias generaciones, en el cual el trabajo
sobre el resentimiento social[1] se constituye como un fuerte analizador del valor
real de la existencia y de la vida humana. Dicho de otra manera, el resentimiento
manifiesto en los grupos delincuenciales es también un reflejo, quizás
distorsionado, pero más bien grotesco, del valor real de la vida humana en las
sociedades neoliberales.

Ahora bien, si desde el polo de los grupos delincuenciales podría ser clara la
inscripción en un universo imaginario que no sólo justifica sino que exige el
ejercicio pleno de una extrema violencia como condición de existencia y de
significación, nuestra mirada debía posarse sobre el polo de la víctima, quizás con
la expectativa de encontrar un universo imaginario yuxtapuesto al del polo de los
grupos delincuenciales. Dicho de otra manera, la posibilidad de sobrevivencia de
las víctimas sería posible únicamente a condición de que su victimización
adquiriera sentido. Si no fuese así, la experiencia de la extrema violencia inscrita
en el cuerpo sería insoportable, desestructurante y enloquecedora.

Sin embargo, el estudio de las víctimas de la violencia delincuencial se topa con


otro tipo de obstáculos y dificultades. En primer lugar, a diferencia del grupo
delincuencial, las víctimas no tienen un “cara a cara”, un espacio de interacciones
desde el cual se estructure una perspectiva imaginaria, una especie de latencia
grupal. Las víctimas están dispersas. No hay nada que las relacione si no es el
común denominador de haber sufrido, de manera aparentemente pasiva, la
violencia de algún delito[2].

Otra característica del estudio de las víctimas es la forma en la cual se ha


construido su concepto. En un primer momento, la víctima de la violencia es un
sujeto pasivo, una persona sobre la cual recae la acción delincuencial. La idea de
la neurosis traumática y del estrés postraumático está centrada en esta
concepción del sujeto. Por su parte, la perspectiva de la victimología se inaugura a
partir de la ruptura del mito de la inocencia de la víctima. Para los victimólogos,
siempre hay participación de la víctima en la acción delincuencial; así, el objeto se
dibuja más como una relación, como lo que se denomina la pareja penal
(Neuman, 1992). Por último, el estudio de la violencia y de las víctimas también se
ha enriquecido enormemente con las aproximaciones antropológicas. Desde esta
perspectiva, las víctimas son sujetos-soporte de la manifestación de lo sagrado.

El estudio de las neurosis traumáticas ha llevado a diversos cuestionamientos en


relación con la constitución de la víctima como sujeto pasivo. La neurosis
traumática enfatiza las características del individuo como básicas para la
comprensión del cuadro neurótico. Dicho de otra manera, hay un privilegio
metodológico en el análisis del sujeto más que del estímulo desencadenante.
Desde un plano psicodinámico, el estímulo traumático es demasiado intenso para
la capacidad elaborativa del psiquismo. El desequilibrio inducido por la irrupción
del estímulo provoca diversos efectos; en primer lugar, la alteración del equilibrio
entre el yo y el superyó. Y este desequilibrio traerá a un primer plano la presencia
de la culpa como fenómeno concurrente en el efecto traumático.

Sobre el eje de la culpa de la víctima corre una serie de elementos de análisis que
remiten a los efectos subjetivos de la violencia. La culpa no es sólo la culpa del
sobreviviente o la culpa por no evitar riesgos evitables. La culpa aparece también
como un elemento que se hace presente ante la revelación de aspectos
insospechados del mismo individuo. La víctima sometida a la extrema violencia del
delincuente se ve obligada a satisfacer su violencia, a anticipar su ansia de
dominio. Se ve obligada (como el soldado) a suprimir, aunque sea temporalmente,
el régimen moral de su superyó, y a identificarse ―para establecer
una contraestrategia desde el polo de la sumisión― con el agresor. Desde allí
actúa roles y participa en experiencias que le resultarán insospechadas.
Elrecuerdo del evento tendrá todo el poder del trauma. La neurosis traumática, sin
embargo, como expresión de los efectos de la violencia en la subjetividad, no logra
dar cuenta de las características diferenciales de los estímulos variados sobre el
psiquismo. No es lo mismo una mujer violada que un militante torturado, ni
tampoco el efecto de una catástrofe natural que el terrorismo
de Estado. Asimismo, la compleja dinámica inconsciente desatada por la violencia
extrema no sería comprensible sin una profunda reflexión y redefinición de ciertas
categorías clínicas, tales como las perversiones y, específicamente, la dinámica
del masoquismo. Una de las formulaciones que intenta rebasar las limitaciones de
la neurosis traumática es el cuadro psiquiátrico del síndrome de estrés
postraumático.

EL SÍNDROME DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO

Este cuadro psiquiátrico apareció descrito por vez primera en el DSM-III


(Diagnostic and Statistical Manual), editado por la American
Psychiatric Association (APA) en 1980. El síndrome o trastorno de estrés
postraumático fue catalogado como un trastorno de ansiedad que tiene
características singulares. Básicamente, lo padecen personas que “son víctimas
de sucesos aversivos e inusuales de forma brusca, tales como las consecuencias
de la guerra (Albuquerque, 1992), las agresiones sexuales (Echeburúa, Corral,
Sarasúa y Zubizarreta, 1990), los accidentes (Alario, 1993) o las catástrofes
(Holen, 1991). De igual modo, la victimización ―el hecho de ser víctima de un
delito― puede causar unas repercusiones psicológicas muy negativas en la
estabilidad emocional de las personas afectadas, especialmente en el caso de
las víctimas de violación” (Echeburúa y Corral, 1995, p. 172). En tanto figura
diagnóstica, el interés de esta categoría es el de establecer una especie de
“estresores genéricos”, que tendrían la vocación de sustituir la dispersión de
cuadros de trastornos de ansiedad centrados en “estresores específicos” (tales
como, por ejemplo, la violación).

Este término se acuña con referencia a los estudios de los efectos de la guerra y
del terror en los ex combatientes de Vietnam. El ejército norteamericano salió de
ese país en 1975. El cuadro se genera alrededor de 1980. Varios autores
mencionan el escepticismo de algunos psiquiatras respecto de la validez de este
diagnóstico, al cual subyacen categorías clínicas mucho más antiguas. Parecería
que fue forjado más en términos de la complejidad del sistema asistencial que de
las características y dinámica propias de la enfermedad. La forma tipo del
síndrome de estrés postraumático es el trastorno presente en un gran número de
ex combatientes. El tratamiento de dicho trastorno es el que da forma al cuadro
clínico.

Este cuadro también ha sufrido una evolución. En 1980, en el DSM-III se pone


énfasis en la naturaleza del estímulo. Así, el estímulo debía ser una agresión o
una amenaza a la propia vida, o el ser testigo de agresión o amenaza a la vida de
otra persona. La respuesta es una respuesta intensa de miedo, horror e
indefensión. En ese manual, un elemento importante es que tales vivencias se
encuentran fuera del marco habitual de la experiencia humana, punto que sería
posteriormente eliminado en el DSM-IV, publicado en 1994. En este último, se
hace hincapié en la respuesta de la víctima sobre la naturaleza del estímulo. Se
trataba de eliminar lo que algunos médicos planteaban como un elemento de
subjetividad: ¿cuáles son los límites del “marco habitual de la experiencia
humana”? La importancia de dicha temática puede observarse en los efectos de la
violencia de Estado en la población, especialmente quienes sufrieron
personalmente la experiencia de la tortura, así como, indirectamente, en sus
familiares, testigos y la población en general, amenazada permanentemente con
la desaparición y el sometimiento a sufrimientos atroces. Ese era su “marco
habitual”. Señala la National Alliance for the Mentally Ill (NAMI, 2001):

Aunque los síntomas de las personas que sufren de trastorno de estrés


postraumático pueden ser muy diferentes, por lo general se incluyen en las tres
categorías siguientes:

Repetición de la vivencia. Las personas frecuentemente tienen recuerdos o


pesadillas repetidas sobre el evento que les causó tanta angustia. Algunos pueden
tener "flashbacks", alucinaciones u otras emociones vívidas de que el evento está
sucediendo o va a suceder nuevamente. Otros sufren de gran tensión psicológica
o fisiológica cuando ciertos objetos o situaciones les recuerdan el evento
traumático.

Evasión. Muchas personas con trastorno de estrés postraumático evitan


sistemáticamente las cosas que les recuerdan el evento traumático. Esto puede
llegar a causar evasión de todo tipo: pensamientos, sentimientos o
conversaciones sobre el incidente, y también actividades, lugares o personas que
les recuerdan aquél. Otras personas parecen no responder a las cosas o
situaciones relacionadas con el evento y no recuerdan mucho sobre el trauma.
Estas personas también podrían mostrar una falta de interés en las actividades
que les eran importantes antes del evento, se sienten alejadas de los demás,
sienten una gama de emociones más limitada y no tienen esperanzas sobre el
futuro.

Aumento de excitación emocional. Los síntomas de las personas en las que se ve


un aumento en la excitación emocional pueden incluir sentir dificultades en
quedarse dormido o no poder despertar, irritabilidad o desplantes de ira, dificultad
para concentrarse, volverse muy alertas o cautelosos sin una razón clara,
nerviosismo o facilidad para asustarse.

La víctima de la violencia delincuencial queda así definida en torno a una serie de


síntomas, cuya relación y persistencia definirá el cuadro clínico. Repetición y
evitación serían síntomas que establecerían la permanencia de una situación de
pánico que afectaría su vida cotidiana. Las secuelas de la violencia se inscriben,
entonces, como sufrimiento permanente de la persona.

Respecto de las formas de elucidar estos síntomas, parece que la perspectiva


psiquiátrica muestra muy poco interés en una explicación dinámica. Es más bien
desde el psicoanálisis en que se pone atención a este punto, pero no es nada
distinto de lo que ya se había establecido en lo referente a las neurosis
traumáticas.

Hay también hipótesis que se establecen desde perspectivas conductistas o


incluso cognoscitivistas. Bleichmar (2000) describe articulaciones insospechadas
que redefinen inclusive las estrategias terapéuticas: “En el trastorno de
estrés postraumático, cada recuerdo intrusivo, lejos de ser abreactivo, es
retraumatizante. Por lo que las intervenciones presuntamente catárticas terminan
siendo iatrogénicas. El factor terapéutico es probable que resida en la
resignificación del suceso en el contexto de un vínculo humano reasegurante...”.

No sólo enferma la experiencia vivida sino el recuerdo del terror. Bleichmar (2000)
insiste además en un factor terapéutico que se sitúa en el nivel de la significación:
la resignificación del suceso es necesaria para recuperar la salud.

El síndrome de estrés postraumático muestra así las secuelas psicológicas y


biológicas de la violencia. Ésta no sólo tiene una cualidad traumatizante: es un
estímulo que no puede ser manejado por el psiquismo de las personas, cosa que
había sido descubierta por los psicoanalistas en la neurosis traumática. La
violencia, asimismo, tiene una cualidad retraumatizante y su efecto es también
mediato. Se trata de un efecto de largo plazo que genera en la víctima una
incapacidad cada vez mayor de llevar a cabo su vida normal. Tal efecto tiene que
ver con la reactualización imaginaria (aunque sea por vía de una memoria
temerosa) de la violencia sufrida. Es como si la violencia tuviera la capacidad de
instalarse en la vida anímica, y periódicamente manifestara a través de imágenes
terribles la presencia de aquello que se consideraba dejado atrás. Los flashbacks,
los recuerdos o sueños inopinados que se presentan en el síndrome de estrés
postraumático son la evidencia metafórica de la presencia permanente de un
poder terrible y aniquilador.

Así, este cuadro psiquiátrico tiene aunque sea esa virtud: muestra, como un
parangón terrible de la inscripción en la cultura, la introducción de un poder fuera
de todo control, capaz de otorgar la vida y de hacer permanentemente presente
la inminencia de la muerte. Detrás de la evidencia del desajuste producido por la
virulencia terrible de la violencia, se desliza la sospecha ―precisamente por su
aspecto retraumatizante, por la necesidad de resignificación de la experiencia
como condición para la recuperación de los ajustes perdidos― de que no sólo es
esa experiencia lo que enferma ni sólo su recuerdo; lo que también enferma es el
sometimiento a un poder terrible y destructor. La condición infantil de
sobrevivencia, en tanto aceptación de la castración como condición de inscripción
en la cultura, se revierte como proceso de anonadamiento. Si en la infancia la
socialización es posible Edipo mediante, el sometimiento adulto se revierte como
proceso hacia el sinsentido y la muerte. Por eso, para sobrevivir, es
necesario encontrar desesperadamente un sentido y resignificar la terrible
experiencia de la violencia.

El síndrome de estrés postraumático muestra, también, otra serie de facetas,


articuladas en su génesis social. Más arriba se había expuesto cómo este cuadro
surge específicamente en el contexto de las demandas sociales que
emergieron como resultado de las secuelas psicológicas y sociales que dejó la
guerra de Vietnam en la sociedad norteamericana. En tanto posibilidad de
establecer “estresores genéricos”, el síndrome de estrés postraumático fue
sumamente funcional como medida de control asistencialista al descontento de los
ex combatientes, en primer lugar, y, en un segundo plano, al de buena parte de la
sociedad norteamericana, enfrentada al espectáculo de la degradación de sus
soldados. Las formas específicas de atender la demanda social gravitan sobre el
cuadro psiquiátrico y lo significan fundamentalmente como una forma de
“psiquiatrización” de la violencia social. Como lo reporta Hollander (2000), según
Lucila Edelman, que pertenece al equipo de asistencia psicológica de las Madres
de la Plaza de Mayo, el síndrome de estrés postraumático “hace de unfenómeno
social un problema psiquiátrico” (p. 164).

No es primera vez que topamos con un fenómeno de esas características. Este


tipo de estrategias de Estado son las que están en el origen del trabajo de Robert
Castel, especialmente su crítica del psicoanalismo (Castel, 1980,
1984). Buena parte de la crítica antipsiquiátrica tiene como piedra de toque la
evidencia de un control social a través de la psiquiatrización del descontento y del
resentimiento social.

El síndrome de estrés postraumático, mediante la psiquiatrización e


individualización del daño producido por el terror, intenta delimitar claramente una
población afectada y establecer con toda nitidez el límite entre los damnificados y
afectados por el miedo y el terror de experiencias inenarrables y aquellos que no
lo son. Su finalidad fue ocultar y velar algo que se encuentra como sospecha en
los afectos, en las emociones colectivas de la sociedad norteamericana: que todos
fueron dañados por esa guerra; que después de Vietnam el tejido social de los
norteamericanos quedó indeleblemente marcado por el terror; que la locura
sangrienta que retrataban sus películas (Apocalipsis, por ejemplo) los había
alcanzado desde el Lejano Oriente. Establecida así una población dañada,
marcada por la violencia, ésta se convertiría no sólo en el blanco de la acción
asistencial, sino también de los procesos de depositación de las ansiedades
sociales derivadas del terror.

Por último, el cuadro definido del síndrome de estrés postraumático tiene otra
connotación, esta vez relacionada con el tiempo y referida al post. El
planteamiento del síndrome de estrés postraumático define los “estresores” o las
situaciones traumáticas a partir de un modelo que delimita muy claramente en el
tiempo el acontecimiento que produce los intensos desajustes psicológicos. El
suceso traumático es uno, y parecería que sucede una sola vez. Sin embargo,
cuando se van sucediendo las observaciones de aquellas situaciones que han
sido capaces de generar los desórdenes descritos por este diagnóstico, la
certeza respecto de la naturaleza del evento traumático se desvanece. En el caso
de las dictaduras del Cono Sur, resulta evidente que no existía un post respecto
de los efectos traumatizantes de la violencia. Se hablaría, en la sociedad
argentina, de un efectivo traumatismo social.

No se sugiere únicamente que la situación de violencia que produce el estrés


postraumático sea una situación permanente en las sociedades que, como la
nuestra, padecen un fuerte índice de violencia delincuencial. No sólo traumatiza
la acción violenta del delincuente (individual o colectivo); el clima de temor y
miedo, el terror inducido en la cotidianidad de las personas y los grupos sociales
son una presencia permanente, difícil de situar en el tiempo, del estresor, del
estímulo que desencadena el cuadro patológico.

El síndrome de estrés postraumático obliga a pensar que el acto delincuencial


violento, el ejercicio efectivo de la violencia física, psicológica y moral, no es más
que la fase terminal de un proceso mucho más complejo, de un ejercicio que
determina la introyección de un poder terrible, irracional y perverso que actúa
sobre la víctima más allá de los tiempos acotados de la definición jurídica del
delito.

LA VIOLACIÓN

Quizás ningún otro delito haya producido un estudio tan profundo sobre los
efectos psicológicos y sociales en las víctimas como la violación. Sin lugar a
dudas, al igual que los estudios de los efectos de la violencia sobre los ex
combatientes de la guerra, los realizados sobre los procesos que sufren las
víctimas de violación (y posiblementepueda generalizarse a toda forma de abuso
sexual) han servido como proceso-tipo para la definición del cuadro clínico del
síndrome de estrés postraumático.

Las definiciones de la violación son múltiples desde los distintos enfoques


disciplinarios que se ocupan del asunto; sin embargo, pueden ubicarse en torno a
dos vertientes fundamentales: la que intenta discriminar muy claramente la
violación de otro tipo de delitos y perversiones que suceden alrededor de la esfera
sexual (estupro, abuso sexual y demás), y la que intenta incluir a la violación como
delito asociado al poder, tanto desde una crítica de la violencia como de la
organización patriarcal de la sociedad. La problemática del consentimiento priva
en la primera,mientras que la imposición violenta de un poder sobre el cuerpo
victimado es la interrogante que, en la segunda perspectiva, conlleva importantes
cuestionamientos a partir de los efectos de la violencia sobre las víctimas.

Desde la primera perspectiva se ha desarrollado una gran cantidad de estudios


que incluyen, por supuesto, las secuelas de índole psicológica que genera la
violación. Este llamado “delito sexual” en su tratamiento clínico, mostró una
sintomatología que se aproximaba a lo que después sería establecido como el
trastorno de estrés postraumático. Dice Aresti (1997):

En lo tocante a las secuelas que sufre la mujer violada, el daño psíquico no fue
tomado en cuenta hasta que las feministas lo pusieron en evidencia. Este daño
siempre es grave ya que su relación con el mundo, consigo misma, con su cuerpo,
con su sexualidad y con los demás, quedará desde ahora marcado por lo
siniestro, entendiendo por siniestro aquello en que algo que es familiar y conocido
se torna repentinamente en algo desconocido, diferente y terrible [...] En muchas
mujeres, en donde aparentemente “no pasó nada”, después de varias horas, días
o semanas se suele desatar la respuesta traumática, manifestándose de diversas
formas: llanto incontrolable, temblores, aturdimiento, espasmos, pérdida de control
muscular, etc. [...] Muchas mujeres que intentaron borrar de su mente lo ocurrido,
reaccionando con aparente calma y autodominio en el momento de la agresión, se
vieron sorprendidas, tiempo después, reviviendo todo el hecho, aflorando a la
superficie una serie de emociones conflictivas y/o contrapuestas: depresión, ira,
sentimientos de culpa, etc. [...] Suelen también presentarse pesadillas
relacionadas con la violación o situaciones inherentes a ésta. Es también común el
miedo a dormir solas o a oscuras, pérdida o aumento súbito de peso, dolores
continuos de cabeza, náuseas y malestar estomacal, trastornos del ciclo
menstrual, flujo vaginal y depresión aguda, desánimo y llanto incontrolable.
Y en relación con la culpabilización: “A pesar de lo que implica para la autoestima,
produce cierta tranquilidad interna en la vida cotidiana: la violación deja de ser un
acto irracional, que puede acontecerle a cualquier mujer, en cualquier momento y
(casi) en cualquier lugar, para pasar a convertirse en un suceso que, en tanto la
víctima siente que ha provocado, puede ser controlado en el futuro” (Aresti, 1997,
pp. 40-42).

Indudablemente, las características del cuadro traumático son muy similares a las
que describen al síndrome de estrés postraumático. Hay, además, algunas
acotaciones que realizan Echeburúa y Corral (1995) en torno de la violación:

La probabilidad de experimentar este trastorno es mayor en las mujeres agredidas


que en los ex combatientes porque el suceso traumático se produce con
frecuencia en un ambiente seguro ―casa, ascensor, portal, lugar de trabajo,
etc.― para la víctima [...] las víctimas de agresiones sexuales [...] van a reanudar
su vida en muchas ocasiones en el mismo escenario en que ocurrió el ataque, con
el consiguiente temor de volver a experimentarlo [...] Desde una perspectiva
comparativa, el trastorno de estrés postraumático presenta unas características
diferenciales según sea el agente inductor del mismo. El aumento de la activación
desempeña un papel especialmente significativo en el ámbito de las agresiones
sexuales, que suelen ocurrir frecuentemente en el medio habitual de la víctima y a
manos, en más del 50 por 100 de los casos, de personas conocidas [...] Las
pesadillas, por el contrario, ocupan un lugar relativamente secundario, quizá
porque la mayor parte de las víctimas ―con excepción de los casos de abuso
sexual en la infancia― ha estado sólo en una ocasión en contacto con el estímulo
aversivo (pp. 174-175).

Señalaremos además, con estos autores, que “las características específicas de la


agresión sexual ―grado de violencia, lesiones físicas y presencia de armas― no
influyen en las reacciones de las víctimas a corto plazo [...] sin embargo, las
víctimas de agresiones especialmente crueles experimentan mayores problemas
de ajuste a largo plazo... La violación consumada representa, en último término, la
percepción de una dominación física total y de una humillación psicológica
extrema...” (Echeburúa y Corral, 1995, p. 183)[3].

Indudablemente, estamos muy próximos a la dinámica descrita en cuanto a las


neurosis traumáticas, sobre todo en lo que concierne a las características del
estímulo. Destacamos, en esta lógica, los efectos desestructurantesde la violencia
extrema. La víctima se ve obligada a complacer al victimario porque en lo real se
está jugando la vida. Existe, en el mejor de los casos, una percepción de la víctima
sobre la peligrosidad del violador. La coincidencia entre la eventual fantasía
violatoria de la víctima y la realidad terrible que padece no puede confundir una
real valoración del efecto traumático. No es solamente esta coincidencia ni el
recuerdo del trauma vivido; es también, insistimos, aquel descubrimiento
―siniestro en el mismo sentido en que lo maneja Aresti (1997)― de los aspectos
recónditos y terribles de nosotros mismos. El régimen especial de supervivencia
nos obligó a realizar actos (caracterizados como humillación psicológica extrema),
imposibles de integrar en nuestros equilibrios psicológicos cotidianos. Los efectos,
evidentemente, se manifestarán en el largo plazo.
Nuevamente, en la valoración estrictamente psicológica de los efectos o secuelas
de la violación quedan pendientes algunas consideraciones que hemos intentado
enunciar en el apartado anterior. En el caso de la víctima de la violación, es
también el espacio cotidiano, el hábitat de la víctima, el que queda marcado por el
terror; aparecen, entonces, las conductas de “activación”. Nos preguntamos
nuevamente si el estímulo puede reducirse al acto de violación, o más bien si
no debemos ver en esta acción el desenlace de un largo proceso que marca, de
manera casi aleatoria, la requerida e impuesta sumisión femenina ―aunque se
trate, también, de niños o varones (como es el caso, por ejemplo, de las cárceles).
Este espacio cotidiano, el hábitat, se transforma repentinamente en una metáfora,
en un escenario que, como en el cuento de Borges, refleja a la víctima en mil
espejos en una escena totalmente extraña. Se descubre allí realizando los actos
más soeces, haciendo cualquier cosa con tal de mantenerse en vida. El violador
puede estar en cualquier parte. Siempre es más fuerte. En ocasiones, cada vez
más frecuentemente, se presenta como un grupo depredador. La sumisión ya no
puede ser pasiva. No basta con la parálisis inicial (Aresti, 1997; Dowdeswell,
1987). Tiene que ser una sumisión activa, creativa. Debe complacer algo más que
el impulso sexual. La víctima de la violación sabe, en su fuero más interno, que lo
que debe complacer en su victimario es su ansia de dominio. Las diferentes
autoras de estudios sobre las secuelas psicológicas de laviolencia sexual (y más
específicamente de la violación) coinciden en señalar la profunda duda que
embarga a la víctima en torno a sí misma y a la culpabilización por las fantasías
―vividas ahora como premonitorias, como revertidas siniestramente contra sí
misma―; a la culpabilización por “provocar” o por no haber previsto
suficientemente la situación de peligro; a la culpabilización por no haberse
resistido lo suficiente, por haber quedado paralizada, como si aceptara
pasivamente aquella cosa terrible que le estaba sucediendo; a la culpabilización
por intentar salvar la vida ante un peligro que, posteriormente, pudo
pensarse como algo banal, como algo que no ponía en riesgo la vida; a la
culpabilización por intentar, de manera activa, formas distintas de sometimiento
que satisficieran las fantasías y el ansia de dominio de su victimario. Es como si la
víctima se preguntara por aquellos aspectos desconocidos de su fuero interno que
la impulsaron a vivir una experiencia tan extremadamente destructiva. Y la
evidencia es contundente. La verdad femenina, la mujer que la mujer descubre
dentro de sí, apenas la puede reconocer: es una mujer que ha dibujado el dominio
masculino, es una mujer extraña, es la mujer cuya sumisión creíamos desde hace
tiempo superada.

Más arriba decíamos que el delito de violación aparecía casi de manera aleatoria,
casi destinado a la suerte en una especie de ruleta perversa. Empero, si
profundizamos un poco más, la violación es una forma de violencia cuya
recurrencia está destinada a impactar la reactualización simbólica forzosa de las
formas más brutales e irracionales de dominación masculina. Dicho de
otra manera, cada mujer violada es la constatación de la presencia inminente,
cotidiana, brutal e irracional de un poder masculino: no hay escapatoria. Por
eso los síntomas. Insistimos: los síntomas no derivan únicamente de una
experiencia dolorosa y atroz, de un recuerdo traumático. No, los síntomas derivan
también de una nueva dimensión que se abre a la percepción. Es la dimensión de
una barbarie ocultada largamente. La mujer que dibuja esa barbarie difícilmente
es compatible con esa otra dimensión del ideal del yo y del yo ideal de las
mujeres. Por eso es fuertemente desestructurante.

La prueba de esta dimensión de dominio asociada a la violación entendida como


delito sexual (esto es, la prueba de la reducción jurídica del evento) radica en dos
elementos: el diseño del dispositivo judicial de prueba de la violación, que se
constituye como una segunda victimización en la que, como en ningún otro delito,
la víctima es perseguida desde la certeza de su participación en el acto delictivo,
es decir, como culpable en mayor o menor medida de su propia violación. Una
segunda prueba está en el lugar que tiene la violación en los conflictos de dominio,
especialmente en las guerras y revoluciones. Estos eventos se constituyen como
verdaderos analizadores de la condición de las mujeres en un mundo apropiado
desde una visión patriarcal.

Así, la violación va dejando de ser un delito preeminentemente sexual, y aparece


como uno asociado al ejercicio de un poder: “La violación es un delito contra la
libertad. No es un arrebato sexual, es el ejercicio de un poder” (Aresti, 1983, p.
26). Esa diferencia resulta sumamente importante. Clasificada jurídicamente como
delito sexual, la violación pone de manifiesto, desde su misma definición, la
ignorancia sobre la dinámica de la violencia y del poder anudadas en el
sometimiento de la víctima. Asimismo, tal definición articula la violencia del Estado
al delito mismo a través de la doble victimización. El fenómeno,
bastante generalizado en tanto gestión estatal de la violencia social, fue
ampliamente estudiado por grupos feministas con relación a la violación, y es allí
en donde el concepto tiene su paradigma. La violación se constituye así como el
analizador privilegiado de la violencia en relación con el género. El violador
―insisten los estudiosos del tema― no es un perverso sexual que está
merodeando a las víctimas para satisfacer sus deseos sexuales amplificados; es,
antes que nada, un sujeto que abusa de un poder, que no busca su satisfacción
sexual, sino el sometimiento de la víctima a su violencia.

La reducción jurídica de la violación convierte al acto en la imposición de una


relación sexual no deseada. Sin embargo, dicha definición oculta el sometimiento
forzado a la voluntad de otro más poderoso, al cual se tiene que ceder hasta el
propio cuerpo. En sus formas más crudas —la violación como estrategia de
guerra y como forma de dominación de pueblos conquistados— se muestra su
contenido propiamente político.

El aspecto político de la violación tiende a ser poco reconocido, incluso por


movimientos que “naturalmente” simpatizarían con las causas en contra de la
violencia hacia las mujeres. Así, Brownmiller (1981) anota, no sin cierta amargura,
que los movimientos pacifistas de su país nunca quisieron tomar como elemento
de lucha la cuestión de la violación y la prostitución en Vietnam.

La violación muestra nítidamente aquellos aspectos que normalmente oculta su


definición y diagnóstico en tanto síndrome de estrés postraumático. Una
dimensión política, que tiene que ver con las graves secuelas psicológicas, la
verdadera destrucción psíquica que sucede al sometimiento, es escondida detrás
de la psiquiatrización. Quizás el testimonio de una joven violada pueda ser más
explícito de la situación que intentamos describir. Lo transcribimos in extenso:
Salía de la universidad, me acompañaba mi novio; nos fuimos hacia el ‘vochito’
besándonos y de repente nos agarraron dos chavos y nos metieron en un coche
viejo y grande; había dentro tres chavos más... No sé dónde nos bajaron, y
primero pateaban a mi novio en el piso y me agarraban a mí [...] Yo me di cuenta
que uno de ellos era el que más mandaba; todos me manoseaban y ése me dijo:
“Si te vienes conmigo por las buenas, yo los paro a todos”... Yo le dije: “Sí, señor”.
Me llevó como a dos metros de los demás y me dijo: “¡Bájate los calzones!”; yo le
contestaba: “Sí, señor” [...] Eso me da mucha rabia conmigo, porque sé que lo
tenía que obedecer para que no me violaran todos, pero no tenía por qué decirle
“sí, señor” [...] Luego... me... bueno, doctora, usted ya sabe... me hizo lo que me
hizo... Bueno, si quiere que lo ponga en palabras... me penetró con su pene. Era
tal el pánico que ni sentí dolor físico... me preguntaba que si me gustaba, y yo de
estúpida, de mensa, le seguía diciendo “Sí, señor” [...] Después de un rato me
subió al coche en la parte delantera y a mi novio atrás, todo golpeado, en el piso...
él creo que lloraba, estaba muy pateado. Nos dejaron en el estacionamiento [...]
No nos mirábamos; yo llena de vergüenza y rabia conmigo por pendeja, por decir
“sí, señor”, y mi novio, pues por pena y vergüenza” [...] Tengo miedo, pues los
chavos éstos allí andan... y tengo rabia conmigo del “sí, señor”. Qué estúpida; por
lo menos debí callar y obedecer, así nomás [...] ¡Carajo! Qué rabia conmigo y qué
miedo. No puedo ver a mi novio a los ojos... él a mí tampoco... me duele todo, y
aunque ya no era virgen, nunca había sido penetrada tan feo, tan sin cuidado, tan
como rasgándome [...] Sí, dígale a otras que si tienen que obedecer, que por lo
menos no se apendejen y humillen aceptando y diciendo “sí, señor” al hijo de la
chingada que las está violando.

Indudablemente, esta joven, en su ira, intenta la recuperación a partir del suceso


terrible. Siente una inmensa cólera frente a ese plus que ella aportó al suceso. En
realidad, no sabemos si ese “sí, señor” pudo haberle salvado la vida. Es evidente
que en el momento así lo juzgó, y, relativamente, tuvo éxito al sobrevivir. Después,
cuando el régimen psicológico de excepción desaparece, no podemos aceptar eso
que descubrimos de nosotros mismos.

Código 7856285

375211579

CONCLUSIÓN

Hemos mostrado a lo largo de los apartados de este trabajo cómo la invención de


la categoría psiquiátrica de síndrome de estrés postraumático, que se sucede a la
concepción psicoanalítica de neurosis traumática, aporta algunos elementos de
los diferentes estresores o estímulos traumáticos que producen el cuadro.
Señalamos cómo, a diferencia de la perspectiva psicoanalítica, el cuadro
psiquiátrico intenta poner una mayor atención a las características de la realidad
para la evaluación y terapéutica del daño infligido a la víctima.
Sin embargo, el estudio de las formas que adquiere el cuadro en la problemática
de la violación nos muestra que esta perspectiva, nuevamente centrada en una
víctima designada individualmente, no permite la inteligencia del daño y las
secuelas que deja la extrema violencia en los grupos y los individuos.

Hemos considerado que esta “falla”, que esta incomprensión del daño en las
víctimas de la extrema violencia, deriva de la incapacidad de conceptuar las
formas colectivas de la subjetividad, así como de la sobresimplificación del medio
social, reducido a un contenedor de formas específicas de estresores. Las
secuelas colectivas de la violencia delincuencial, y también sus dimensiones
temporales, permiten plantearnos la idea de que los procesos de traumatización
proceden no de un desafortunado evento casual y traumático, sino de una
situación traumatizante, de una condición violenta de la sociedad y de las formas
de ejercicio del poder. Esas condiciones no son políticamente neutras, sino que
confluyen con otras estrategias de trabajo sobre el tejido social con la finalidad
evidente de despolitizar, de destruir las formas colectivas capaces de generar
disidencias, de cancelar los proyectos de sociedad y la construcción de futuros,
para sustituirlos por una proyección infinita del presente.

Así, en la categoría de síndrome de estrés postraumático no hay tan sólo un


desconocimiento de los contextos de la violencia, sino un correlato, una forma
paralela de violentación de las víctimas a partir de la despolitización de su
sufrimiento y, con ello, la cancelación de una resignificación que trascienda las
dimensiones propiamente edípicas. En el síndorme de estrés postraumático, la
psiquiatrización del problema social es paralelamente un ejercicio complementario
del poder del Estado.

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