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Arjun Appadurai

El rechazo de
las minorías
Ensayo sobre la geografía de la furia

ENSAYO
• TUSQUETS
EDITORES
;de ser simultánea-
I I
b las abstracciones El temor a los núipieros pequeños
^, las minorías y sus
rado de abstracción
r y vigilar poblacio-
minoría histórica-
cción de lo familiar
;o en la vida social,
bal se encarne en él
cienes se presentan Existe un enigma básico en torno a la ira contra
2rpo sea aniquilado, las minorías en el mundo globalizado. La incógnita es
render muchísimos por qué los números relativamente pequeños que dan
para llegar desde la a la palabra «minoría» su significado más simple y
que usualmente suponen una debilidad política y mi-
ista la exaltación ín-
litar no impiden que las minorías sean objeto de te-
p aquí la posibilidad
mor y de furia. ¿Por qué se mata, tortura y encierra en
;1 esfuerzo por ami-
guetos a los débiles? Ésta podría ser una pregunta re-
1 aparente amplitud levante en relación con la violencia étnica contra pe-
)nfirmezay reducir-1 queños grupos en cualquier época de la historia (Hin-*
Itemo. Tal violencia, ton, 2002). Aquí trataré de aclarar este enigma con
e ver con viejos odios especial referencia a la era de la globalización, sobre
e un intento de exor- todo desde finales de la década de los años ochenta
incierto, uno de cu- hasta el presente.
as" de mayoría y m i -
^cias liberales, es res-
ipecial'de ambas con El temor a los débiles
lina con mayor déte-
En cualquier caso, la pregunta de historia compa-
rada no se aplica a toda la historia humana, puesto
que las minorías y las mayorías son invenciones his-
tóricas recientes, esencialmente vinculadas a ideas
acerca de las naciones, los pueblos, la representación

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^7
y la enumeración, que no tienen más que unos pocos que se considera como una consecuencia mecánica
siglos de vigencia. También hoy son ideas universa- del proceso de creación del ellos. El proceso requiere
les, dado que las técnicas de recuento, clasificación y contrastes simples y límites marcados que ayuden
participación política que subyacen a las nociones de a consolidar la identidad del «nosotros». La creación
mayoría y minoría se asocian en todas partes al Esta- del nosotros, de un colectivo de «yoes», es desestima-
do-nación moderno. da en esta tradición puesto que se considera que es
La noción de mayoría no es previa ni indepen- sociológicamente natural y que no requiere una re-
diente de la de minoría, sobre todo en los discursos de flexión más profunda. La corriente dominante de la
la política moderna. Las mayorías son producto de la teoría sociológica, especialmente la relacionada con
enumeración y de las denominaciones políticas en la formación de grupos, estudia el papel del conflicto
la misma medida en que lo son las minorías. En efec- (como en la, tradición de Simmel), de la religión (en
to, las mayorías necesitan de las minorías para existir, la tradición de Durkheim) o de los intereses antagó-
incluso más que a la inversa. nicos (como en la tradición de Marx) en la construc-
Por consiguiente, el primer paso para aproximarse ción de identidades colectivas. Pero aun cuando estas
a la cuestión de por qué en tantos escenarios de nacio- tradiciones arrojan algo de luz sobre la formación de
nalismo étnico se teme a los débiles consiste en retor- la identidad del nosotros como proceso parcialmen-
nar a la distinción «nosotros/ellos» de la teoría socio- te independiente, sin referencia a la dialéctica noso-
lógica elemental. Según esta teoría, la creación de los tros/ellos, no acometen una reflexión profunda sobre
otros como colectivo, o de uij ellos, es un requisito la formación de lo que en otro lugar he denominado
que, mediante la dinámica de la construcción de es- «identidades predatorias» (2000a).,
tereotipos y del contraste de identidad, contribuye a
colocar los límites y a demarcar la dinámica del «no-
sotros». Este aspecto de la teoría del chivo expiato- • Las identidades predatorias
rio, del estereotipo y del otro se desarrolla a partir del
tipo de interaccionismo simbólico expuesto en las Defino como predatorias aquellas identidades cu-
obras de Cooley y Mead, pero también es crucial en yas construcción social y movilización requieren la
la interpretación de Freud de la dinámica de grupos, extinción de otras categorías sociales próximas, defi-
incluyendo su clásico ensayo sobre el narcisismo de nidas como una amenaza para la existencia misma
las diferencias menores (al cual me referiré más ade- de determinado grupo definido como «nosotros». Las
lante en este capítulo). identidades predatorias surgen, periódicamente, de
En esta tradición sociológica, la comprensión del pares de identidades, a veces de conjuntos de más
proceso de creación del nosotros es limitada, puesto, de dos, que poseen una larga historia de estrecho con-
í
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tacto, mezcla y cierto grado de formación de estereo- cunstancias en las que puede considerarse plausible-
tipos mutuos. La violencia ocasional puede formar mente que mayqrías y minorías corren el riesgo de in-
parte, o no, de esa historia, pero siempre se halla cier- tercambiar sus lugares. Esta reciprocidad intrínseca
to grado de identificación por contraste. Una de las es un punto central de este análisis y será retomada
identidades de esos pares o conjuntos a menudo se más adelante en el presente capítulo.
vuelve predatoria al movilizarse y concebirse a sí mis- Las identidades predatorias emergen de la tensión
ma como una mayoría amenazada. Este tipo de rnp^ entre identidades mayoritarias e identidades naciona-
vilización es el paso clave para la transformación de les. Una identidad puede caracterizarse como «mayo-
una identidad social benigna en predatoria. ritarista» no tan sólo cuando es invocada por el gru-
La conversión de una etnia en una nación moder- po objetivamente más numeroso del sistema político
na frecuentemente proporciona las bases para el sur- de una nación, sino cuando se esfuerza por eliminar
gimiento de identidades predatorias, identidades que la distancia que existe entre la mayoría y la pureza
demandan la extinción de otra colectividad para su del todo nacional. Éste es un punto clave en lo que
propia supervivencia. Las identidades predatorias son respecta a las condiciones bajo las cuales las identida- ,
casi siempre identidades mayoritaristas. E§ decir, se des se vuelven predatorias. Las identidades mayorita-,
fundamentan en reivindicaciones en defensa y en nom- rias que rriovili?an con éxito lo que he definido antes
bre de una mayoría amenazada: t)e hechp, en mu- como-la angustia de lo incompleto en relación con su
chos casos se trata de demandas relativas a mayorías' soberanía pueden convertirse en predatorias. Lo in-
culturales que intentan vincularse exclusiva o exhaus- cómplete, en este sentido, no concierne sólo al control
tivamente con la identidad de la nación. A veces esas efectivo o a la soberanía en la práctica, sino, lo que
demandas se efectúan en relación con las mayorías re- es más importante, a la pureza y su relación con la
ligiosas, como las hindúes, cristianas o judías, y otras identidad.
veces se basan en mayorías lingüísticas, raciales o de En el capítulo anterior me he referido a las contri-
otro tipo, como las alemanas, indias o serbias. El dis- buciones de Mary Douglas a las cuestiones de la pu-
curso de estas mayorías movilizadas a menudo lleva reza y de la identidad de las categorías. Su punto de
consigo la idea de que el propio grupo puede volverse vista podría ampliarse para señalar que las identida-
minoritario a menos que desaparezca otra minoría, y des predatorias, sobre todo cuando están asociadas
por esa razón los grupos predatorios emplean con con el mayoritarismo, se potencian en el espacio que
frecuencia argumentos pseudodemográficos que ape- media entre la sensación de mayoría numérica y la
lan a la ascendente tasa de natalidad entre los enemi- fantasía de pureza y totalidad de la nación. En otros
gos minoritarios elegidos como objetivo. De este modo, términos, las identidades predatorias son producto de
las identidades predatorias aparecen en aquellas cir- situaciones en las que la idea de singularidad del pue-

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blo nacional se reduce con éxito al principio de sin- haber constituido una movilización exitosa de un ras-
gularidad étnica, de modo que incluso la existencia go del pueblo alemán continuo, inmutable y nacio-
de la minoría más pequeña dentro de los límites de nalmente codificado, el antisemitismo tuvo que ser
la nación es considerada como un intolerable déficit despertado y movilizado con regularidad mediante
de pureza en el todo nacional. En tales circunstan- fuertes campañas de propaganda racial y política en
cias, la idea misma de constituir una mayoría es una virtud de las cuales los judíos pudieron ser vistos como
frustración, puesto que implica una suerte de difu- no alemanes y antialemanes. La contribución particu-
sión étnica de la singularidad-del pueblo nacional. lar de los nazis a la compleja tradición del antisemi-
De esta forma, las minorías, siendo un recordatorio de tismo europeo, según algunos grandes investigadores,
ese déficit pequeño pero frustrante, desencadenan fue la de introducir el racismo científico y las ideas
el impulso de purificar He aquí un elemento funda- eugenésicas y demográficas asociadas con él en meca-
mental de la respuesta a la pregunta de por qué los nismos anteriores de formación de estereotipos reli-
números pequeños despiertan odio. Los números pe- giosos y sociales. • "
queños representan un obstáculo mipúsculo entre Incluso»Daniel Goldhagen (1996), quien por lo de-
la mayoría y la totalidad o la pureza total. En cierto más elabora un cuadro notablemente racista de las
sentido, cuanto más pequeño es el grupo y más débil identidades de los «alemanes corrientes», concede que
es la minoría, más profunda es la furia, por la capa- los nazis realizaron nuevas contribuciones críticas a la
cidad que aquél tiene para hacer que la mayoría se definición -f la movilización de la germanidad enten-
sienta una mera mayoría y no una etnia total e irre- dida como la identidac;! de una mayoría amenazada,
futable. amenazada especialmente por el cáncer racial (tam-
En el siglo xx, el ejemplo más notable de este sen- bién una metáfora nazi) de los judíos. Cualquiera que
tido de pureza frustrada es, por supuesto, la movili- sea el grado de acierto de los argumentos de Goldha-
zación de «la germanidad» como identidad predatoria gen acerca de lo que denominó «antisemitismo elimi-
llevada a cabo por los nazis, dirigida especial, aun- nacionista» y su movilización entre la vasta mayoría
que no exclusivamente, contra los judíos. Varios es- de alemanes corrientes, el punto más débil de su libro
pecialistas han argumentado de forma convincente es la negativa a reconocer las sólidas pruebas que el
que, sobre todo para los judíos asimilados que per- propio t^xto aporta, no tanto acerca de la profunda,
tenecían a la burguesía alemana, fue posible, incluso primordial y perenne forma de antisemitismo presen-
bien avanzado el periodo del poder nazi, creer que te entre todos los alemanes, captada con éxito por los
eran judíos en un sentido por completo secundario y nazis a favor del proyecto de eliminar a todos los ju-
que en todos los aspectos importantes eran plenamen díos de la faz de la tierra, cuanto acerca de la extraor-
te alemanes. A su vez, se puede sostener que, lejos de dinaria cantidad de energía que se necesitó para con-

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vertir a muchos ciudadanos alemanes en instrumen- 'í pureza incompleta: homosexuales, ancianos y enfer-
tos de la Solución Final. mos, gitanos y, sobre todo, judíos. Los judíos fueron
El enorme aparato de los medios de comunicación caracterizados en la propaganda nazi como represen-
y los espectáculos nazis, la infatigable puesta en cir- tantes de amenazas de diferente orden: social, políti-
culación de propaganda racista, de rumores alentados co y económico; pero, sobre todo, fueron considera-
oficialmente y las presentaciones que se confirmaban dos como un cáncer, un problema para la pureza de
a sí mismas (en las que la denigrada población judía la sangre aria germana, para el proyecto casi perfec-
se consideraba la prueba de las cualidades infrahu- to de una etnia nacional pura y sin mancha. La iden-
manas de los judíos) constituyeron un logro extraor- tidad alemana, tal como fue movilizada por los nazis,
dinario de la activa ingeniería ideológica y política. requería la completa eliminación de los judíos del
Incluso en sí mismos, estos factores podrían conside- cuerpo social alemán, y puesto que el proyecto alemán
rarse como una prueba del esfuerzo requerido para era un proyecto de dominio mundial, requería su eli-
construir un consenso- nacional exitoso en apoyo de minación del mundo entero. . .
la campaña contra los judíos como plataforma cen- El proyecto nazi de eliminar varias minorías de la
tral del Tercer Reich. Podría sostenerse también que la faz de Ja tierra también arroja luz sobre otro aspecto
propia integración de diversas clases de civiles en los del modo en que se movilizan las identidades preda-
cuadros de la policía, en los canjpos de concentración torias. En este caso, quizá por primera vez eri la histo-^
y en las marchas forzadas incluidos en la maquinaria ria de la humanidad, se movilizaron dos impulsos
de la Solución Final formaba parte de las realizacio- contradictorios en un proyecto de genocidio. El pri-
nes políticas gracias a las cuales los judíos fueron efi- mero fue el lado mecánico, tecnológico y burocrático
cazmente convertidos en seres infrahumanos, y que del proyecto, reflejado en» la expresión memorable de
aquellos alemanes que estaban directamente iínpli- Hannah Arendt: «la banalidad del mal» (Arendt, 1963).
cados fueron introducidos a través de un acto violento El segundo, sin embargo, fue la degradación, el abu-
en el consenso en torno a los judíos como la hez de so y la violencia hoTriblemente íntima que los solda-
la nación. dos, reclutas, guardias de campos de concentración,
Podría decirse mucho más sobre el antisemitismo milicias y ciudadanos corrientes alemanes desencade-
nazi y el proyecto de nación más amplio del nacional- naron en todos los niveles y en todos los ámbitos de la
socialismo. Para el propósito,de mi argumentación el Solución Final. Ésta es la intimidad contradictoria ge-
punto principal es que, una vez que el proyecto de la nerada por las identidades predatorias. Una manera
germanidad quedó definido en términos étnico-racia- de entender esta contradicción es que el hecho de re-
les y se puso en juego la lógica de la pureza, una varie- ducir a las poblaciones elegidas a un estado infrahu-
dad de minorías se convirtió en objeto de la ira de la mano facilita la tarea del homicidio a gran escala de-

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bido a que crea distancia entre asesinos y asesinados yoritarismos llevan en sí el germen del genocidio de-
y a que proporciona una prueba que se confirma a sí bido a que están invariablemente relacionados con
misma del argumento ideológico de que las víctimas las ideas de la singularidad y el carácter completo pro-
son infrahumanas, alimañas, insectos, escoria, basu- pias de la etnia nacional.
ra e incluso una parte cancerosa del valioso cuerpo La dificultad de la cuestión radica en determinar
de la nación. cómo y en qué condiciones un mayoritarismo liberal
Todavía hay algo más sobre la degradación que puede volverse intolerante* y potencialmente genoci-
suele acompañar a la violencia genocida' a gran esca- da. ¿Cuándo el hecho de la pureza nacional incom-
la. Quisiera sugerir que es precisamente la pequenez pleta se vuelve susceptible de ser traducido y movili-
de la brecha entre la totalidad de la, nación y la pre- zado al servicio de la construcción de una identidad
sencia de la minoría lo que produce la angustia de lo predatoria? Hay dos njaneras de responder a esta pre-
incompleto y crea la frustración y la ira que conducen gunta sin entrar en un intrincado análisis empírico
a aquellas formas de degradación que más nos impre- de causas, condiciones y comparaciones. Una consiste
sionan: desde la Alemania nazi hasta Ruanda, desde en sostener que es inherente al pensamiento liberal
Kosovo a Mumbai. De nuevo debemos retornar a al- una ambivalencia fundamental en cuanto a la legiti-
gunos argumentos acerca del narcisismo de las dife- midad de las colectividades como agentes políticos y,
rencias menores, cosa que hago más adelante en este en consecuencia, siempre queda abierto a la manipu-
capítulo. lación de argumentos cualitativos disfrazados de ar-
Parecería que el ejemplo nazi es un caso extremo gumentos cuantitativos. Indagaremos esta aproxima-
que tiene poco en común con los mayoritarismos l i - ción más adelante, en, este mismo capítulo.
berales recientes como los de India, Pakistán, Gran La segunda da una respuesta provisoria, de ma-
Bretaña o Alemania,(entre otros), todos los cuales yor amplitud histórica, a la pregunta de cuándo el ras-
son más abiertos ante las diferencias sociales de lo go de la pureza incompleta conduce a un argumento
que eran los nazis. La ideología hindutva en India, a favor del genocidio. La transformación, o las condi-
por ejemplo, la ideología de «los hijos de la tierra» en ciones para que ésta se desencadene, parecen incluir
Malasia o diversas ideologías de la ciudadanía en Eu- los siguientes elementos históricos: la toma del Estado
ropa podrían considerarse como mayoritarismos libe- por partidos u otros grupos políticos cuya apuesta po-
rales, es decir, como mayoritarismos que se proponen lítica s^ halla dirigida hacia algún tipo de ideología
ser inclusivos. Estos mayoritarismos, ¿son esencial- nacionalista con componentes racistas; la disponibi-
mente diferentes de los más «totalitarios», como el que
* E l texto en inglés presenta un juego de palabras: «liberal...
los nazis establecieron en Alemania en los años trein- ''liberal», que hemos traducido por «liberal ... intolerante». (N. de
ta y cuarenta? Mi punto de vista es que todos los ma- los T.)

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sentimientos de afirmación del «nosotros», es, a la vez,
lidad de herramientas y técnicas censales que esti-
mecánica y parcial. La movilización de sentimientos
mulen a comunida.des contabilizadas a convertirse
de afirmación del «nosotros», sobre todo de la manera
en la norma ideal de la comunidad misma; el senti-
enfática que he denominado aqqí predatoria, depende
miento de falta de concordancia entre las fronteras
de la tensión entre la totalidad sagrada del pueblo
políticas y las migraciones y poblaciones de la comu-
nacional y la noción estadística de mayoría. El mayo-
nidad, con la creación de un nuevo estado de aten-
ritarismo se afirma allí donde las mayorías se con-
ción hacia aquellos que siendp afínes desde el punto
vierten en presa de la fantasía de purera nacional, en
de vista étnico están abandonados por la política o
esa zona donde la cantidad se iguala con la cualidad
hacia aquellos que siendo dispares desde el punto de
(aunque no la define completamente). Esta cuestión
vista étnico aseguran ser afines; y una campaña exi-
nos abre otra dimensión del problema de los núme-
tosa dirigida a infundir un temor en las mayorías nu-
ros pequeños como es la relación entre número, can-
méricas que las convenza de que corren el riesgo de
tidad y voz política. .
ser destruidas por minorías que saben utilizar la ley
(y todo el aparato de la política democrática liberal)
para conseguir sus fines particulares. A estos facto-
res la globalización añade sus fuerzas especiales, que » ' • El número en la imaginación liberal
examinaremos al final del capítulo. Este conjunto de
factores no tiene la intención de ser exhaustivo ni Los números tienen un lugar ambivalente en la
predictivo. Tiene el propósito de señalar que quizás teoría social liberal, y la relación entre los números y
el proyecto nazi fue extraordinario en su coherenci las categorías se encueritra actualmente en el centro
y en el alcance de su ingenio genocida. Pero en cuan dé algunas tensiones fundamentales entre la teoría
to ideología de un mayoritarismo que se convirtió e social liberal y las normas de la democracia. La cues-
predatorio, nos impide pensar que el liberalismo sea tión de las mayorías en el Estado-nación moderno
inmune a las condiciones que producen el genoci- nos permite examinar estas tensiones de una manera
dio mayoritarista. La India de las dos últimas déca- provechosa. Desde cierto punto de vista, el número
das es el ejemplo más significativo de esta última po- crítico para la teoría social liberal es el número uno, el
sibilidad. cual es el signo numérico del individuo. En la medi-
da en que el individuo se encuentra en el centro nor-
El caso del nazismo nos permite ver cómo se cons-
niativo del liberalismo y es el fundamento compartido
tituyen las identidades predatorias y reconocer que
incluso por liberalismos rivales, el número uno es el
la reflexión sobre el otro, en la que los chivos expiato-
número importante más pequeño para el liberalismo.
rios (frecuentemente las minorías) son considerados
En calidad de entero más pequeño, para los matemá-
como un requisito funcional para la construcción de
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ticos el número uno tiene una serie de propiedades lar ia caracterización estándar de los modelos de mer-
interesantes, pero para la teoría social liberal es en cado de la economía neoclásica y de la imagen de la
cierto sentido el único número esencial además del vida colectiva que subyace tras ellos. En este sentido,
cero. El número cero tiene casi la misma importancia el pensamiento liberal supone que las colectividades
porque es la clave para convertir a los enteros en cen- son formas sociales cuya lógica, motivos y dinamis-
tenas, millares, millones, etcétera. Dicho con otras pa- mo siempre pueden inferirse a partir de algún mé-
labras, el cero es la clave numérica de la idea de las todo de interpretación del agregado de individuos im-
masas, una de las categorías en tomo a las que el pen- plicados.
samiento liberal y democrático se divide. Suele atri- Para el pensamiento liberal, desde sus mismos
buirse a Lenin la siguiente cita: «La política está allí comienzos, el problema de la democracia consiste en
donde están las masas, no donde hay miles, sino don- la posibilidad de que se promueva la legitimidad po-
de hay millones; allí es donde comienza la política se- lítica de los números grandes. El marcado contraste
ria» (Merton y Sills, 2001). entre el pueblo y las masas se perfila en el pensa-
Gran parte del pensamiento liberal imagina los miento liberal en relación con lo que sucede cuando
grandes grupos como agregados de individuos (es de- al número uno se le agregan varios ceros. En el pen-
cir, como infinitas combinaciones del número uno). samiento liberal la idea de masa (como en la obra
Una parte significativa de la tradición utilitarista del clásica de Ortega y Gasset La rebelión de las masas)
pensamiento liberal, desde Bentham hasta Rawls, con- se asocia con números grandes que han perdido la
jetura que la vida colectiva se halla organizada en tor- racionalidad ínsita en el individuo, en el número uno.
no a formas de toma de decisión conjunta que pri- De este modo, la masa siempre se considera producto
vilegian al individuo o a un número de personas no y fundamento del fascismo y del totalitarismo, tan-
mayor que uno. De este modo, el pensamiento libe- to en el sentido de que se halla esencialmente com-
ral, en tanto que teoría de la representación, teoría puesta de no individuos (o individuos que han perdido
del bien colectivo y teoría de la ciencia social, concibe las facultades intelectuales para ejercer sus propios
los agregados de individuos como constituidos por la intereses racionales), como en el sentido de que con-
suma de grandes conjuntos de números uno. Expre- siste en una colectividad dirigida por fuerzas exter-
sado de otra manera, en las tradiciones centrales del nas a sí misma, como pueden ser el Estado, un dic-
pensamiento liberal la fisonomía de las colectivida- tador o un mito que no haya sido generado por la
des es una cuestión de agregación de intereses y de interacción deliberativa de los individuos. La cita de
agentes singulares que buscan soluciones al hecho Lenin contiene precisamente lo que el pensamiento li-
de hallarse obligados a interactuar el uno con el otro. beral teme de los números grandes. Es justo a causa
Naturalmente, esto es sólo una manera de reformu- de esta potencial afinidad entre los números grandes

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y el origen de las masas por lo que buena parte del político mediante algún mecanismo claro de repre-
pensamiento liberal ha sido correctamente caracteri- sentación, i .^ •;, .^v ,
zado por su temor a los números grandes. De manera Las minorías son el único caso significativo de nú-
intuitiva, esto parece claro: Pero ¿de dónde_surge en- meros pequeños que en el imaginario liberal despier-
tonces el temor a los númerQs.pegueños? ta la adhesión antes que la desconfianza, y sucede así
Excepto el número uno, que es un caso especial, porque las minorías encarnan esa pequenez numé-
los números pequeños resultan problemáticos para rica cuyo representante por antonomasia es el número
el pensamiento social liberal debido a una variedad uno, el individuo. De modo que una vez que el pensa-
de razones. En primer lugar, los números pequeños miento liberal se desarrolla en íntima conexión con la
están asociados a oligopolios, élites y tiranías. Sugie- democracia electoral y con procedimientos deliberati-
ren la posibilidad de lo que actualmente se denomina vos en la legislación, la idea de la minoría adquiere
«apropiación por parte de las élites» de recursos, pri- una valía notable (conio la gran consideración que se
vilegios y de la capacidad misma de intermediar. Los muestra por la opinión de las minorías en el Tribunal
números pequeños también causan inquietud porque Supremo de Estados Unidos). De hecho, en su genea-
invocan el fantasma de la conspiración, de la célula, logía política, la idea de una minoría no es una no-
el espía, el traidor, el disidente o el revolucionario. Los ción ética o cultural, sino procedimental, y se vincula
números pequeños promueven la intromisión de lo con las opiniones discrepantes expresadas en contex-
privado en la esfera pública y con ello los peligros ane- tos deliberativos o legislativos dentro de un marco de-
jos del nepotismo, la connivencia, la subversión y el mocrático. Así, en la historia del pensamiento liberal
engaño. Albergan asimismo la posibilidad de lo ínti- el interés positivo por las minorías y por sus opinio-
mo y lo secreto, anatemas de los principios de publi- nes tiene mucho que ver con el disenso y poco con la
cidad y transparencia que resultan vitales para las diferencia. Esta distinción contribuye sobremanera al
nociones liberales de comunicación racional y delibe- temor contemporáneo a las minorías y demanda un
ración abierta. - - " análisis cuidadoso.
En términos más generales, los números peque-
ños siempre conllevan la posibilidad de lo que en el
-vocabulario liberal vernáculo de Estados Unidos se Disenso y diferencia en los sistemas
denomina «intereses particulares», y constituyen así políticos contemporáneos
una amenaza a determinada idea del «interés gene-
ral», del cual se piensa que está mejor protegido cuan- La valoración positiva inicial de las minorías en
do los individuos deliberan o negocian en cuanto in- el pensamiento liberal de Occidente se origina fun-
dividuos con todos los otros individuos del sistema damentalmente en una cuestión de procedimiento.

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Está relacionada con la elevada estimación del deba- diversas convenciones sobre derechos humanos que
te racional, del derecho al disenso, del valor del di- se llevan a cabo después de IETinstitución de dicho
senso como signo de valores más amplios (tales como organismo. Por descontado, hubo varias ideas preli-
la libertad de palabra y de opinión) y de la libertad minares, no sistemáticas, acerca de la defensa de las
para expresar puntos de vista discrepantes acerca de minorías antes de la instauración de las Naciones Uni-
cuestiones de trascendencia pública sin temor a su- das; pero es sólo en la segunda mitad del siglo xx, a
frir represalias. Quizá sea la Constitución de E s t a T l medida que la noción de derechos humanos se con-
dos Unidos el sitio más adecuado para examinar el vierte en la moneda más fuerte para negociar acuer-
papel central que desempeña el disenso respecto a dos internacionales sobre los derechos elementales
la idea misma de libertad. Pero si no obramos con de toda la humanidad, cuando las minorías socia-
cuidado, probablemente invirtamos el curso de la les sustantivas se transforman en objeto relevante de
historia y coloquemos un fenómeno relativamente interés constitucional y político en muchas demo-
reciente, que podríamos denominar disenso sustan- cracias de todo el mundo. Los derechos de las mino-
tivo (por ejemplo, el derecho a expresar incluso opi- rías, aonsiderados bajo la rúbrica más abarcadora de
niones moralmente escandalosas, el derecho a criticar los derechos humanos, adquirieron un crédito nota-
las políticas del Estado o el derecho a cuestionar las blemente amplio durante este periodo y en diferen-
opiniones religiosas de la mayoría), antes que el que tes contextos nacionales se convirtieron en el funda-
podríamos llamar disenso procedimental, que es el mento de decisivas luchas jurídicas y constitucionales
contexto original en el que tuvo lugar la estimación por la ciudadanía, la justicia, la participación políti-
positiva de las minorías y, especialmente, de la opi- ca y la igualdad.
nión de la minoría. La palabra clave aquí es opinión, Este proceso, en el que las minorías sociales y
pues las minorías procedimentales no son cultura- culturales pasaron a ser universalmente considera-
les o sociales, sino minorías temporales, minorías das como portadoras de derechos potenciales o reales,
sólo a causa y en función de una opinión. Las mino- oculta una mal teorizada, incluso no prevista, transfe-
rías sociales y culturales, que podríamos denominar rencia de valor normativo de las minorías procedi-
minorías sustantivas, son permanentes; se trata de mi- mentales y las minorías temporales a las minorías
norías que se han tornado sociales y no meramente sustantivas, las cuales a menudo se han convertido en
procedimentales. colectividades sociales y culturales permanentes. •
Si tenemos en cuenta la historia de las leyes y las Este desplazamiento no buscado de la preocupa-
concepciones occidentales sobre las minorías, adver- ción liberal por la protección de la opinión de las mi-
timos que adquieren pleno contenido liberal sobre norías procedimentales (tales como las minorías en
todo tras la creación de las Naciones Unidas y en las los tribunales, ayuntamientos, parlamentos y otros

84 85
cuerpos deliberativos) hacia los derechos de las mi- der sus propias reivindicaciones de dignidad y reco-
norías culturales permanentes es una ñiente decisiva nocimiento culturales. Esta doble presión fue el ras-
de la profunda ambivalencia actual respecto a las mi- go distintivo de los años noventa y produjo una crisis
norías en todos los tipos de democracia. Los numero- en varios países en torno al sentido de las fronteras
sos debates sobre multiculturalismo en Estados Uni- nacionales, la idea de soberanía nacional y la pure-
dos y Europa, sobre nacionalidades subalternas en za de la etnia nacional; además, es responsable direc-
diversas regiones de la antigua Unión Soviética, sobre ta del desarrollo de racismos mayoritaristas en socie-
laicismo en India, sobre los «hijos de la tierra» en di- dades tan diversas como Suecia e Indonesia, así como
versos países de Asia, sobre lo «autóctono» en nume- Rumania, Ruanda e India.
rosas regiones de África y sobre los derechos de los
«pueblos indígenas» a lo largo de Latinoamérica y
en lugares tan alejados entre sí como Nueva Zelanda, ' V Los musulmanes en India:
Canadá, Australia y las Islas Hawai se diferencian en ; .. contemporización y pureza
grandes matices. Sin embargo, todos esos debates tie-
nen en común la preocupación por los derechos de las El caso de India es instructivo respecto a la argu-
minorías culturales en relación con los estados nacio- mentación sobre minorías sustantivas y minorías pro-
nales y las diferentes mayorías culturales, y siempre cedimentales que he desarrollado. El Estado-nación
suponen conflictos sobre derechos culturales en la indio fue constituido en 1947 en virtud de una par-
medida en que se los relaciona con la ciudadanía na- tición política que creó también Pakistán como un
cional y con cuestiones de pertenencia. En muchos nuevo Estado-nación, concebido como refugio polí-
casos estos conflictos han sido relacionados directa- tico para los musulmanes que vivían en el Imperio in-
mente con la emergencia de identidades étnicas pre- dio de Gran Bretaña. Se han consagrado análisis muy
datorias y con campañas exitosas destinadas a movi- numerosos y polémicos a la historia de la Partición,
lizar a las mayorías en proyectos de limpieza étnica o a las circunstancias políticas que condujeron a ella
etnocidio. Estas fricciones se precipitaron durante las y a la singular geografía a la que dio lugar (con una
décadas de los años ochenta y noventa, a lo largo de India independiente flanqueada por Pakistán Orien-
las cuales muchos estados-nación tuvieron que enfren- tal y Pakistán Occidental desde 1947 hasta 1973, año
tarse con dos tipos de presión: la presión de abrir sus en que Pakistán Oriental logró separarse de Pakistán
mercados a las inversiones, mercancías e imágenes ex- Occidental y dio origen a Bangladesh, una nueva na-
tranjeras y la presión de afrontar la capacidad de sus ción en la frontera oriental de India). No abordaré
propias minorías culturales de emplear el lenguaje aquí la cuestiói^ política, excepto para señalar que ge-
globalizado de los derechos humanos a fin de defen- neró un estado de guerra permanente entre India y

86 87
Pakistán, produjo la crisis aparentemente insoluble de ralistas y laicos de la Constitución india y de Nehru,
Cachemira, creó un pretexto para la identificación el primer y más carismático primer ministro de India.
de los ciudadanos musulmanes de India con el ene- En su lugar, la coalición de movimientos de base y
migo principal del país, el limítrofe Pakistán, y sen- partidos políticos encabezados por el Partido del Pue-
tó los fundamentos de la actual crisis de laicismo de blo Indio (el Bharatiya Janata Party o BJP) logró crear
India. un profundo vínculo entre la memoria de las humilla-
La historia de esta crisis también es demasiado ciones inferidas a los hindúes por los gobernantes mu-
compleja para ser referida aquí. Lo que conviene te- sulmanes de India anteriores al dominio británico, el
ner presente es que el hinduismo y sus movilizadores patriotismo bajo sospecha de los ciudadanos musul-
políticos desarrollaron una tenaz política cultural en manes de India, el conocido deseo de Pakistán de des-
el curso de los siglos xix y xx, y que la creación de Pa- truir militarmente a su vecino indio y el crecimiento
kistán generó un nuevo vínculo entre el sentido hin- de los actos violentos ejecutados por terroristas mu-
dú del «nosotros», el interés constitucional por los sulmanes aso'ciados a pretensiones antiindias en el
derechos de las minorías y el ascenso al poder de una disputado estado de Cachemira.
poderosa coalición política hindú en la década de Ha despertado mucho interés, tanto periodísti-
los años noventa. Esta coalición de partidos políti- co como académico, esta notable historia en la qué la
cos y diversos movimientos sociales (denominada a democracia más grande del mundo, nacida con una
veces Sangh Parivar) se produce de forma práctica- Constitución que muestra una eyidente preocupación
mente simultánea con la exposición de India a las pre- por la inclusión religiosa, por la tolerancia laica de las
siones de la globalización, y fue circunscrita por dos diferencias religiosas y un interés generaljizado por
de las más horrendas agresiones contra los musul- proteger a los «grupos más desfavorecidos» de la so-
manes en India desde las masacres de la_ Partición: la ciedad, a los cuarenta años de su nacimiento se con-
destrucción de la mezquita de Babur. ur^a mezquita vierte en un sistema de gobierno decididamente hin-
musulmana en el norte del país en 1992, precedida y duizado, que de manera reiterada y sistemática trata
sucedida por una ola de revueltas genocidas contra de identificar India con los hindúes y el patriotismo
poblaciones musulmanas por toda India, y el mortí- con lo hindutva (lo hindú). Esta evolución india arroja
fero pogromo perpetrado contra los musulmanes en el una luz particular sobre el miedo a las minorías que
estado de Gujarat en 2002. Los diez años delimitados vale la pena examinar con más detalle.
por estos sucesos también fueron testigos de la con- En este punto, rni argumentación ha de admitir
solidación nacional de una amplia mayoría de la opi- una interrupción significativa proveniente del mun-
nión pública india, incluida su culta y otrora liberal do de los asuntos políticos. Después de que la pri-
clase media, en contra de los ideales inclusivos, plu- niera versión de este texto fuera redactada, en octu-

89
bre de 2003, y corregida, en agosto de 2004, tuvo lu-
globales y entre la política local basada en el siste-
gar en India un trascendente e inesperado episodio
ma de castas y una política más amplia, postétnica y
electoral. La coalición hindú de derechas encabezada
pluralista. : '''v!w;V'íy:'í;;i-; • • / r . ? . / S í í v í f j / - , . . ' >.,,.,,,,
por el BJP fue rotundamente derrotada en las eleccio-
Sin embargo, continúa siendo crucial preguntarse
nes generales y una nueva coalición, liderada por el
por qué muchos partidos políticos de India, una parte
Partido del Congreso de los seguidores de Nehru, ha
significativa de su pobla:CÍón y un sorprendente nú-
accedido al poder. Esta extraordinaria revolución de-
mero de intelectuales cosmopolitas y liberales se vol-
mocrática, que no es la primera en la historia de la
caron hacia el mensaje hindutva durante el lapso trans-
India independiente, ha sorprendido incluso a los ana-
currido entre 1985 y 2004, un periodo que abarca un
listas políticos más agudos (de forma no muy dife-
tercio de la historia de India como nación indepen-
rente de la caída de la Unión Soviética en 1989). Aun-
diente. Y no se trata simplemente de una pregunta his-
que el significado de este importante cambio todavía
toriográfíca o académica. Las fuerzas del sistema del
está siendo rumiado por los expertos, la mayor parte
mayoritarismo hindú no han desaparecido sin más, y
de los analistas está de acuerdo en que la derrota de
sus métodos, valores y técnicas permanecen aún muy
la coalición BJP envió dos mensajes. Uno, que el elec-
activos en el sistema político indio. Nos encontramos
torado indio (tanto el rural como el urbano) estaba
en un momento de tregua, y para asegurar que la hin-
saturado del discurso de lo hindutva y no encontró
duización de la política india se quede en la historia,
en él nada que pudiera sustituir los planes y proyec-
necesitamos estudiar este periodo con tanta escrupu-
tos sobre la economía y la política cotidiana a nivel
losidad como seamos capaces.
local. El segundo, que los sectores inferiores del elec^
torado indio (tanto el rural como el urbano) también El advenimiento de la Derecha Hindú como la
estaban cansados de ver que los beneficios de la glo- principal y mayoritarista qoalición política de India,
balización eran consumidos por un pequeño grupo en tras décadas de haber sido un conjunto de movimien-
el continuo circo de la corrupción estatal y los gas- tos políticos fragmentarios y marginales, y su capta-
tos de la élite, mientras que para ellos quedaban muy ción de la opinión nacional mayoritaria durante la
pocos beneficios tangibles. Es decir, la globaUzación mayor parte de la década de los años ochenta estu-
vieron relacionados con cuatro procesos fundamen-
insensible y la misántropa movilización antimusul-
tales vinculados con la cuestión de los números y las
mana dejaron de ser programas viables para sostener
minorías. Cada uno de estos procesos tiene también
una coalición nacional. De modo que nos encontra-
un sentido instructivo para otras naciones y regiones
mos con otra etapa inesperada en la política india, en
del mundo. , v ; „.
la cual el Congreso y sus aliados dirigen una difícil
travesía entre la justicia económica y los mercados El primer proceso se relaciona con las minorías
vinculadas con movimientos, identidades y redes glo-

90
bales. Los musulmanes de India siempre han sido dad, la imagen del islam combativo y transnacional
objeto de la acusación de ser más leales al mundo mu- ha quedado virtualmente naturalizada en el discurso
sulmán que a India, y sus presuntos lazos afectivos del terrorismo islámico, sobre todo después del 11 de
con Pakistán (a menudo enérgicamente repudiados septiembre.
por los musulmanes indios) siempre se han interpre- En el caso de India, esta imagen dé los ijiusulma-
tado en el contexto de los recursos y de las aspiracio- nes indios como instrumentó (y objeto) de movimien-
nes políticas de la globalización del islam. En la In- tos islámicos globales (habitualmente caracterizados
dia de los años ochenta, la Derecha Hindú mostró como violentos, antinacionales y antihindúes) fue fa-
un especial interés en los recursos que provenían del vorecida por el compromiso permanente de los mu-
Oriente Medio musulmán destinados a instituciones sulmanes indios de continuar con la práctica de la
educativas y religiosas de India; aducía que esa suer- Haj (la peregrinación sagradaa La Meca, considerada
te de subsidio a los musulmanes indios necesitaba como una acoión conveniente al menos una vez en
ser supervisada y limitada y que justificaba la contro- la vida de todo musulmán devoto) y por las relaciones
vertida política de reconversiones emprendi4a por la cada vez más intensas desde comienzos de los años
Derecha Hindú, especialmente entre los campesinos ochenta entre trabajadores indios (de todo tipo y cla-
pobres y las poblaciones tribales, dado que éstos, ar- se) y las ricas monarquías productoras de petróleo de
gumentaba, habían sido embaucados para convertir- Oriente Medio, en especial Arabia Saudí,- Dubai, Ku-
se al islamismo mediante los recursos del islam glo- wait y Bahrein. Entre estos emigrantes al Golfo Pérsi-
bal. Tales reconversiones también fueron instituidas co se encontraba un número significativo de musul-
en las comunidades cristianas de InÜia y aún hoy con- manes indios, aunque hay pocos indicios de que se
tinúan siendo la principal plataforma de la violencia tratase de otra cosa que de una opción económica
y de la estrategia política de las bases de la Derecha para ellos. No obstante, el tráfico entre India y el Gol-
Hindú. En sus primeras manifestaciones durante los fo se convirtió en escenario de una aguda ansiedad
años ochenta, esta batalla de reconversiones fue apo- moral y política que se expresó en innovaciones bu-
yada alegando el tamaño, el poder y la influencia de rocráticas tales como la creación de la oficina de «El
las fuerzas e intereses islámicos globales, que se con- Protector de los Inmigrantes», agencia gubernamen-
sideraban caballos de Troya ocultos en el número re- tal destinada a garantizar que los trabajadores indios
lativamente pequeño de musulmanes de las comu- no fueran exportados al Golfo por razones inmorales
nidades de India. Asíj>ara expresar^ruda^^ la o fraudulentas. En un drama moral conexo, se prestó
cuestión, el número relativamgnte pequeño de musul- mucha atención al aumento de la práctica de matri-
manes de India era considerado una máscara del gran •Tionios concertados entre hombres árabes adinerados
número de musulmanes del mundo. En la actuali- (y a menudo mayores) originarios del Golfo y mujeres

92 93
(a menudo muy jóvenes) de familias sin recursos de cismo y de ecuanimidad hacia todas las comunidades
comunidades musulmanas empobrecidas de ciuda- religiosas. La Derecha Hindú, liderada por el entonces
des como Hyderabad, Lucknow y Agrá. El retrato de recién creado BJP, explotó el caso Shah Baño sin pie-
la depravación y la poligamia de los varones musul- dad, retratándose a sí misma como la auténtica pro-
manes, cuyo blanco era la ya de por sí explotada co- tectora de la mujer musulmana víctima de abusos y
munidad de mujeres musulmanas, fue difundido por de los derechos de las mujeres en general, mientras se
la prensa popular y por películas comerciales como servía del interés público hacia el caso para disemi-
Baazaar, calculadas para agitar los peores estereoti- nar mensajes maliciosos sobré el poder autoiátario de
pos de este mercado matrimonial. Es muy probable la comunidad musulmana sobre sus mujeres y la in-
que estas imágenes comerciales y populares del abuso moralidad sexual y la irresponsabilidad generalizadas
de mujeres musulmanas pobres de India por parte de de los varones musulmanes. El caso se resolvió final-
hombres árabes decadentes y adinerados estuvieran mente mediante una serie de compromisos jurídicos
detrás de la célebre controversia jurídica en torno a y políticos, pero creó grandes dudas en la opinión pú-
una mujer musulmana llamada Shah Baño, quien de- blica acerca de los beneficios del laicismo y sentó par-
mandó a su.marido por la pensión alimenticia des- te de los fundamentos de la estrafalaria idea de que la
pués de que éste se divorciara de ella y la abandonara Derecha Hindú protegía los derechos de las musul-
de acuerdo con el derecho personal musulmán (una manas de forma más responsable que nadie. También
rama del cuerpo legal especial aplicable a diversos as- estableció las bases de un debate, no resuelto hasta la
pectos de la vida familiar y civil de diferentes comu- fecha, sobre la conveniencia de un Código Civil Uni-
nidades religiosas en India) (Das, 1990). forme (UCC),* que ahora es considerado problemáti-
El caso Shah Baño, uno de los dramas jurídicos co por la mayoría de los partidos políticos y grupos
más publicitados de India tras la independencia, en- de mujeres progresistas, pero es apoyado de forma
frentó al Estado y al poder judicial,'a hindúes y mu- activa por la Derecha Hindú, para la cual resulta un
sulmanes, a feministas entre sí, a laicistas y tradi- vehículo crucial de hinduización del derecho perso-
cionalistas. También creó una oposición profunda y nal de todaslas-eomunidades minoritarias.
nociva entre los intereses de las mujeres y los de las El casoVShah Banb^pone de relieve la forma en la
minorías (pues la demanda de Shah Baño era contra que algunas"cTIéstiónes en torno a las minorías, en
el derecho de familia consuetudinario de su propia una compleja democracia plurirreligiosa como la de
comunidad). El caso mostraba todos los indicios de
que podía llegar a amenazar la estabilidad del régi- * L a s siglas U C C responden a Uniform Civil Code. E l C ó d i g o
Civil Uniforme vendría a modificar una s i t u a c i ó n en la que los mu-
men de Rajiv Gandhi, entonces primer ministro in sulmanes regulan los derechos personales s e g ú n la Sharia, la ley
dio, quien representaba la tradición de Nehru de lai- musulmana basada en el Corán. (N. de los T.)

94 95
India, pueden llegar a convertirse en el punto álgido recha Hindú, a lo largo de los años ochenta, movilizó
de debates fundamentales sobre el género, la igual- la política de Masjid (la Mezquita) contra la de Man-
dad, la legalidad, los límites del poder del Estado y la dal (la batalla entre hindúes por la reserva de trabajos
capacidad de las comunidades religiosas de supervi- para castas inferiores). También se ha señalado que
sarse a sí mismas. LoJmportante aquí es que los nú- el esfuerzo por crear un frente unificado de-casta hin»-
meros pequeños pueden desestabilizar grandes cues- dú en medio de las luchas de castas desencadenadas
tiones, en especial en países como India, donde los por el Informe Mandal hizo de la minoria musulmana
derechos de las minorías están directamente vincu- un «otro» perfecto para la producción de una mayo-
lados a argumentos más amplios sobre el papel del ría hindú movilizada. Y lo que es más importante para'
Estado, los límites de la religión y la naturaleza de los la cuestión de los números, Amrita Basu, distinguida
derechos civiles en cuanto cuestiones de legítima dife- estudiosa de la política de la violencia comunal en el
rencia cultural.' En un escenario muy distinto, la larga norte de India, ha observado que la idea de una ma-
historia india de actuaciones y litigios relativos a la yort'a hindú oculta de hecho la minoría numéríca de
acción positiva o compensatoria en el contexto de las la casta superior, las castas de terratenientes hindúes,
castas registradas* produjp la convulsión nacional re- que tienen mucho más que temer de la ascensión de
lacionada con el informe de 1980 del Comité Mandal, las castas inferiores que de los musulmanes de sus
que pretendía abrir camino a una política de reserva propias localidades (Basu, 1994). Cuando colocamos
de puestos de trabajo para castas consideradas vícti- esta preocupación contra el fondo de la politización
mas de discriminación histórica. La Derecha Hindú general y la movilización masiva de las castas inferio-
reconoció la tensión que suscitó el ascenso de las cas- res en la política pública de toda India, posiblemente
tas inferiores, indicado por el Informe Mandal, y se la mayor transformación del paisaje político del país
aprovechó activamente de la ira de las caitas superio- en la segunda mitad del siglo pasado (Jaffrelot, 2Q03),
res hindúes, que se veían amenazadas dé nuevo por se puede apreciar que el temor a los números peque-
las aspiraciones políticas de sus pares hindúes más ños resulta además manejado por la minoría hindú,
pobres. Muchos estudiosos han apuntado que la De- que de hecho,tiene más que ganar con la ficción cul-
tural de una mayoría hindú.
1. Debo esta signiñcativa aportación a Faisal Devji, quien la de-
La mayort'a hindú es una doble ficción en la India
f e n d i ó en el marco de una conferencia sobre la Partición de la India contemporái;ea; en primer lugar, porque la categoría
británica en la Universidad de Yale en el o t o ñ o de 2003. (N. del A.) «hindú» resulta impensable en la política contempo-
* Las scheduled costes, castas históricamente desfavorecidas que
se hallan «registradas» en la C o n s t i t u c i ó n de India. Entre las accio- ránea fuera de su nacimiento en las etnografías colo-
nes compensatorias que emprende el Estado para mejorar su situa- niales y las categorías censales, y en segundo lugar,
c i ó n se cuenta la reserva de algunos puestos públicos para los miei
bros de estas castas. (N. de los T.) porque las profundas divisiones entre castas superio-

96 97
res e inferiores, que siempre han caracterizado la vida de electorados separados para hindúes y musulmanes
' de la India agraria, se han convertido en una de las para las elecciones locales bajo dominio colonial. Ta-
mayores fisuras en la política del norte de India de les comunidades contabilizadas (Kaviraj, 1-992) consti-
las dos últimas décadas. De modo que puede demos- tuyen aún la principal pesadilla para el pensamiento
trarse que la mayoría hindú es un proyecto, no un he- liberal de India, porque concitan la aversión liberal
cho, y al igual que toda categoría racializada y toda debido tanto a la política de masas y sus particulares
identidad predatoría, necesita ser movilizada median- corruptelas, como al peso negativo de la posición so-
te los discursos de la crisis y las prácticas de la violen- cial y el parentesco en una democracia moderniza-
cia. La existencia de minorías, tales como la musulma- dora. Hoy en día, la importancia de los bancos de votos
na, es un aspecto esencial de dichas crisis y prácticas, en cierta medida se ha debilitado a causa del crecien-
pero la relación no es de simple contraste y formación te poder de los movimientos de base independientes
de estereotipos, como propuse anteriormente. que se resisten a la manipulación sistemática por par-
La relación entre la política de castas hindú y la te de los políticos, y del cinismo con que los propios
propaganda antimusulmana de la Derecha Hindú, es- políticos hacen y deshacen alianzas y filiaciones. Aun
pecialmente desde los años ochenta, también se vin- así, la Derecha Hindú no ha perdido ni una sola opor-
cula con una característica importante de la política tunidad de invocar el fantasma del banco de votos
electoral india desde la independencia del país que se musulmán, a menudo acusando a su principal opo-
recoge en el discurso del banco de votos. Con frecuen- nente, el ahora victorioso Partido del Congreso, de ha-
cia, sobre todo a escala local y rural, se considera que lagar a los musulmanes en un intento de capturar el
las elecciones indias dependen de manera decisiva del banco de votos musulmán en las elecciones locales e,
poder de que dispone tal o cual partido o candidato indirectamente, en las estatales y nacionales. La sor-
para capturar todo el conjunto de votos de una casta o prendente derrota del BJP en las elecciones generales
comunidad religiosa particular, conjunto que se com- de 2004 mostró que este particvilar «hombre del saco»
pra a través de sus élites y que constituye un banco de no alcanzó para comprar la lealtad de un electorado
votos. Si se suma el fenómeno del voto colectivizado y indio mayoritariamente rural.
manipulado por las élites al del voto comprado de ma- Esta cuestión nos lleva a la característica final del
nera corrupta, la imagen del banco de votos, que to- temor a las minorías en India, que tiene implicaciones
dos los políticos indios utilizan libremente los unos del mayor alcance. La Derecha Hindú, sobre todo a
contra los otros, refleja una historia de nexos profun- través de sus partidos políticos de mayor peso, ha acu-
dos entre el censo y las ideas coloniales británicas so- sado constantemente al Partido del Congreso (el par-
bre la comunidad y el electorado, notoriamente insti- tido históricamente relacionado con el laicismo de
tucionalizadas con la creación a principios del siglo XX '^ehru, el pluralismo y la tolerancia activa de los mu-

99
sulmanes considerados como una minoría cultural) nuevo a través de la invocación global del terrorismo
de contemporizar cuando se enfrentaba a las exigen- islámico. Me ocuparé a continuación, a modo de con-
cias, quejas y reivindicaciones que los musulmanes clusión, de la figura del terrorista suicida, nacida en
planteaban ante el Estado. Él discurso de la contem- las luchas entre tamiles y cingaleses en Sri Lanka
porización es fascinante, porque está profundamente en los años setenta, y de la relación de esta solitaria fi-
vinculado al deslizamiento que más arriba he trata- gura con cuestiones del número, la minoría y el terror.
do entre el sentimiento de ser una mayoría y la frus-
tración de la identificación incompleta con la etnia
indivisa del sistema político. Cuando la Derecha Hin- ¿Cuan pequeños son los números pequeños?
dú acosa a los partidos y movimientos laicos acusán- Minorías, diásporas y terror
dolos de «contemporizar» con los musulmanes, da por
supuesto cierto oportunismo como cobardía por par- El terrorista suicida, ya sea en Israel, Sri Lanka,
te de los laicistas y, simultáneamente (tal como con Nueva York, Irak o Londres, es la versión más oscura
los nazis y Munich), crea una imagen de la pendiente posible del valor liberal otorgado al individuo, al nú-
resbaladiza que conduce desde el terpor a ceder a esta mero uno. En la actualidad, el terrorista suicida es
o aquella exigencia local de las comunidades musul- el tipo ideal de terrorista, ya que en su figura se con-
manas, hasta ceder por completo en la militarizada densan varias pesadillas. Él o ella, en primer lugar,
y ahora nuclearizada batalla con Pakistán, que cons- suprime por completo la separación entre el cuerpo
tituye el telón de fondo a gran escala de toda la pro- y el arma de terror Ya sea ciñendo bombas a su cuer-
paganda hindú militante de India. El discurso de la po, ya sea escondiendo explosivos en su cuerpo de al-
contemporización es el nexo entre las demandas de guna otra manera, el terrorista suicida es un cuerpo
las minorías dentro de las fronteras nacionales y el explosivo que promete desparramar sus propios frag-
enfrentamiento con estados enemigos al otro lado mentos ensangrentados y mezclarlos con los trozos
de la frontera, en este caso Pakistán. De esta manera, ensangrentados de las poblaciones civiles que pre-
la contemporización resulta otro dispositivo discur- tende diezmar De este modo, el, terrorista suicida no
sivo que permite que el pequeño número de musul- sólo elude la detección, él o ella también provoca una
manes indios sea amplificado e impregnado con la horrible mezcla de sangre y cuerpos entre enemi-
amenaza de Pakistán y, más allá, de las multitudes gos, violentando así no sólo la tierra de la nación, sino
mihtantes del mundo del islam global. En el perio- los mismos cuerpos de las víctimas al infectarlos con la
do inmediatamente posterior a los ataques del 11 de sangre del mártir En segundo lugar, el terrorista sui-
septiembre, como he defendido antes en este capítu- cida es una versión revolucionaria de la idea del már-
lo, estas conexiones fueron vividas e imaginadas de tir tan apreciada por el cristianismo y el islam, pues

100 101
en vez de mártir pasivo, él o ella es un mártir activo, mismo, el terrorista suicida prolifera en ámbitos de la
peligroso, que explota, un mártir asesino. En tercer vida civil, generando una forma de emergencia per-
lugar, el terrorista suicida, como el agente de El men- manente que también exige una aproximación nueva
sajero del miedo (Tlie Mancharían Candidate) que es so- al problema de los civiles y la vida civil en la era del
metido a un lavado de cerebro, es retratado de modo terrorismo globalizado. Esto nos conduce a una carac-
invariable en un estado paranormal de convicción, éx- terística final del problema de los números pequeños
tasis y determinación, con frecuencia construido me- en la era de redes globalizadas de terror como las que
diante técnicas cuasi religiosas como el aislamiento, entraron de lleno en la conciencia pública tras el 11 de
el adoctrinamiento y la alucinación inducida median- septiembre.
te drogas, en la víspera del ataque suicida. Tal imagen
es la antítesis misma del individuo liberal que actúa
con vista a su propio interés, pues la idea de un cuer- .' : , , ; Números pequeños y redes globales
po que explota voluntariamente no encaja con facili-
dad en la mayor parte de modelos de elección racio- Los acontecimientos del 11 de septiembre se en-
nal. En cuarto lugar, concebido como un autómata, cuentran hoy lo bastante alejados como para que po-
el terrorista suicida, a la vez que un caso terrorífico damos comenzar a tamizar la xenofobia, el sentimen-
de individuo, de número uno, de hecho siempre es talismo y la impresión provocados por los ataques, a
considerado un espécimen de la muchedumbre enlo- fin de reflexionar sobre las imágenes más persistentes
quecida, de la masa, víctima de la propaganda o de la que quedan de aquel episodio, las cuales ahora han de
convicción extrarracional, ejemplo perfecto de la dis- contemplarse a través del cristal oscuro de la guerra
ciplina ciega de las masas y del carácter peligrosamen- de Irak. Con casi total seguridad, Osama ben Laden
te impredecible de la muchedumbre. está vivo, los talibanes se están reagrupando en Af-
En todos estos aspectos, el terrorista suicida e ganistán y en Pakistán, varios caudillos mantienen a
la forma pura y más ab'stracta de terrorista. En este Afganistán en un estado de profunda dependencia de
sentido, también refleja algunos de los temores cru- dinero, armas y soldados que deben proporcionarse
ciales que infunde el terror En tanto figura que ha de desde el exterior y en Irak hay una insurgencia encar-
aproximarse al lugar del ataque gracias a un aspecto nizada contra las fuerzas estadounidenses. Los ira-
de ciudadano normal, el terrorista suicida lleva al ex- quíes, dominados inicialmente por el shock y el espan-
tremo el problema de la incertidumbre que he discuti- to, parecen odiar a los estadounidenses tanto como
do antes. En un ataque suicida en Israel, un terroris odiaban a Sadam Hussein, y las armas de destrucción
se disfrazó de rabino, subvirtiendo el corazón mism niasiva parecen una coartada para las armas de cons-
del orden moral visible de la sociedad judía israelí. Asi trucción masiva, en su mayor parte en manos de em-

102 103
presas como Bechtel y Halliburton. Tanto en Afganis- sionados por el alcance y la naturaleza de ideas tan
tán como en Irak, pero sobre todo en Irak, Estados básicas como el constitucionalismo, las elecciones, la
Unidos parece estar experimentando con una nueva democracia y la representación tienen lugar en Irak
forma política que podría denominarse «democracia a a la sombra de batallas de carros de combate y de una
distancia», una extraña forma de federalismo impe- guerra declarada en lugares como Nayaf y Faluya.
rial, en la que se trata a Irak como el estado america- Dos puntos relativos a la debacle en curso en Irak
no número cincuenta y dos y se actúa bajo la jurisdic- son relevantes para el problema de los números pe-
ción de la Guardia Nacional y otras fuerzas federales queños y el temor a las minorías. El primero consiste
de Washington con el objetivo de hacer frente al de- en que incluso después de poner fin a la trayectoria
sastre (producido en este caso por la decapitación del de un déspota en verdad criminal, probablemente te-
régimen de Sadam). mido y odiado por muchos iraquíes, el ejército esta-
El problema de los números, las minorías y el dounidense aún es acosado por el temor a los núme-
terror se encuentra sano y salvo en Irak, junto con la ros pequeños, esos pequeños grupos de milicianos,
cuestión de si es posible producir un «pueblo» iraquí reservistas y otra clase de gente que efectúan ataques
a partir de la megapolítica caótica de chiíes, kurdos y sorpresa sobre las fuerzas estadounidenses y en oca-
otras minorías de elevado número de integrantes. La siones corren riesgos suicidas para infligir daños y
administración de Estados Unidos en Irak se enfrenta matar a soldados norteamericanos. Completamente
al desconcertante problema de minorías tales como integrados como están dentro de la población civil,
la chií, que en términos numéricos absolutos es muy encontrar a estos «terroristas» es una endemoniada
grande y mantiene buenas relaciones con el régimen tarea de adivinación para las fuerzas estadouniden-
en el poder en Irán, o la kurda, que ocupa las fronte- ses, que contaban con la rendición total iraquí des-
ras entre Irán, Irak y Turquía y constituye una minoría pués de que un individuo funesto (Sadam Hussein)
enorme. Mientras Estados Unidos se adentra en un hubiera sido derrocado. De manera que Estados Uni-
callejón sin salida, tras convocar a toda prisa equipos dos, como fuerza de ocupación en Irak, se enfrenta al
de expertos para redactar una constitución iraquí de temor de que los números pequeños, que siguen ator-
la noche a la mañana (igual que hizo en Afganistán), mentando y matando a sus soldados, sean realmente
se ha suscitado un grave escollo conceptual que invo- representativos del pueblo iraquí, que en un principio
lucra a las grandes minorías numérícas, a la insisten- se suponía que acogería a los estadounidenses como
cia de la mayoría de los iraquíes en que el nuevo sis- a libertadores y revelaría el espectáculo de una socie-
tema político sea «islámico» y a la impresión de que dad civil bajo el cadáver del dictador.
una democracia real no puede ser islámica, excepto en Irak también presenta el desafío más abstracto
el sentido más implausible. Los enfrentamientos oca producir un pueblo nacional a partir de lo que pa-

104 105
recen ser sólo grandes minorías de carácter étnico
o religioso. Cuando se embarcó en el proyecto de cons-
truir democracias a distancia, tanto en Irak como en Globalización, números, diferencia
Afganistán, Estados Unidos se encontró entre la es-
pada y la pared: o bien permitía que estos países se Regreso ahora a dos asuntos importantes: uno
constituyeran como repiiblicas islámicas, reconocien- es la cuestión de las diferencias menores y el otro es
do así que la única forma de crear pueblos es colocar el vínculo especial entre la globalización y la ira cre-
la propia religión a la que más teme en el centro de la ciente contra las minorías. En mi opinión, ambos
definición de la nación, o bien encontraba modos de asuntos están relacionados. Michael Ignatieff (1998)
formar coaliciones de minorías numéricamente gran- es quizás el analista más claro en su apelación al fa-
des, admitiendo que la sociedad civil de Irak y de moso ensayo de Freud sobre «el narcisismo de las di-
muchos lugares como Irak ha de construirse durante ferencias menores» a fin de profundizar nuestra per-
un periodo largo, y que las minorías son lo único con cepción de las luchas étnicas de los años noventa,
lo que se puede trabajan Sin embargo, se trata de mi^ especialmente en la Europa del Este. Partiendo de su
norias que tienen conexiones globales y existen gran- conocimiento profundo de esa región, Ignatieff se sir-
des poblaciones vinculadas con ellas. Frente a esta di- ve del punto de vista freudiano sobre la psicodinámica -
fícil disyuntiva, después de empezar una guerra que se del narcisismo para tratar de aclarar por qué grupos
resiste a terminar, Estados Unidos se encuentra com- como los serbios y los croatas llegaron a poner tanto
prometido en cuestiones de minorías, incertidumbre, empeño en el odio recíproco, teniendo en cuenta el
terror y violencia étnica que asolan muchas socie- complejo entrecruzamiento de sus historias, lenguas
dades en la era de la globalización. Hay indicios de e identidades a lo largo de muchos siglos. Se trata de
que algunos iraquíes pueden estar ya implicados en una observación fructífera que puede ampliarse y pro-
lo que se ha denominado limpieza étnica sin sangre, fundizarse mediante referencias a algunos de los ar-
como preparación para una limpieza étnica mucho gumentos desarrollados aquí.
más brutal. Si esta perspectiva se convierte en rea- En concreto, he sugerido que la pequeña distan-
lidad, necesitaremos más que nunca encontrar nue- cia entre el estatus de mayoría y la pureza étnica na-
vas maneras de negociar la distancia entre grupos de cional completa o total podía ser el origen de la ira
números pequeños que provocan la ira de las mayo- extrema contra «otros» étnicos seleccionados como
rías movilizadas del mundo, cuyos grandes números, objetivo. Tal propuesta, que en páginas anteriores he
tal como observó Lenin de forma profética, señala- denominado «angustia de lo incompleto», nos propor-
ban el comienzo de lo que éste consideraba «la polí- ciona una base adicional para extender el punto de
tica seria». i vista de Freud a las formas^ de violencia complejas, a

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gran escala y públicas, puesto que nos permite ver mercancía) crea un archivo creciente de hibridaciones
cómo las heridas narcisistas, en el ámbito de las ideo- que desdibuja las líneas firmes que demarcan las iden-
logías públicas sobre la identidad de grupo, pueden tidades a gran escala. Los estados modernos con fre-
volverse hacia el exterior e incitar a la formación de cuencia manipulan y alteran la naturaleza de las cate-
lo que he denominado «identidades predatorias>r7La gorías mediante las cuales efectúan sus censos y los
dinámica subyacente aquí es la reciprocldadlrYtrín- medios estadísticos a través de los que contabilizan
seca entre las categorías de mayoría y minoría. En la las poblaciones dentro de estos grupos. La difusión
medida en que son abstracciones producidas por téc- global de ideologías constitucionalistas improvisadas,
nicas censales y el énfasis liberal en los procedimien- . con elementos tomados de Estados Unidos, Francia e
tos, las mayorías siempre pueden ser movilizadas para Inglaterra, provoca nuevos debates globalizados so-
que lleguen a pensar que están en peligro de conver- bre etnicidad, minorías y legitimidad electoral, como
tirse en menores (cultural o numéricamente) y para vemos hoy en día en Irak. Por último, las formas múl-
que lleguen a temer que, inversamente, las minorías tiples, rápidas y en buena medida invisibles en las que
pueden convertirse fácilmente en mayores (mediante los fondos a gran escala se mueven a través de canales
la simple reproducción acelerada o gracias a medios oficiales interestatales, canales comerciales cuasije-
jurídicos o políticos más sutiles). Estos temores co- gales y canales completamente ilícitos vinculados a
nectados son un producto peculiarmente moderno de redes como Al Qaeda, están íntimamente ligadas a ins-
la reciprocidad intrínseca de estas categorías, la cual tituciones globalizadas de blanqueo de dinero, a trans-
también establece las condiciones del temor de trans- ferencias electrónicas, a nuevas formas de contabilidad
formarse la una en la otra. transfronteriza y al derecho, todo lo cual constituye
Y aquí es también donde la globalización entra esa forma de capital financiero que define virtualmen-
en juego. La globaUzación intensifica la posibilidad te la era de la globalización. Se considera correcta-
de esta transformación volátil de varias maneras, de mente y con un amplio consenso que estos rápidos,
modo que la condición de natural que toda identidad a menudo invisibles y con frecuencia ilícitos movi-
grupal busca y asume se ve perennemente amenaza- mientos dé dinero a través de las fronteras nacionales
da por la afinidad abstracta de las categorías mismas están creando los medios para que la minoría de hoy
de mayoría y minoría. Las migraciones globales a tra- se convierta en la mayoría de mañana. Cada uno de
vés y dentro de las fronteras nacionales disuelven estos factores puede contribuir a exacerbar la incerti-
constantemente los vínculos que unen a las personas dumbre social (objeto de un análisis detallado en todo
a las ideologías de la tierra y al territorío. El flujo glo- este libro) y crear así las condiciones para cruzar la
bal de imágenes del yo y del otro (imágenes mediadas línea que separa la angustia mayoritarista de la depre-
por la comunicación de masas, a veces convertidas en dación a gran escala e incluso del genocidio.

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De este modo, el temor a los números pequeños 5
está íntimamente ligado a las tensiones producidas Nuestros terroristas,
por las fuerzas de la globalización en la teoría social nosotros mismos
liberal y sus instituciones. En un mundo globalizante
las minorías recuerdan constantemente el carácter in-
completo de la pureza nacional. Y cuando dentro de
cualquier sistema político nacional concreto se dan
las condiciones (en particular las relativas a la incer--
tidumbre social) para que este carácter incompleto
sea movilizado como déficit volátil, puede producirse' He propuesto antes que entre los sistemas verte-
la ira del genocidio, especialmente en los sistemas po- brados y celulares se da tanto una dependencia mutua
líticos liberales donde la idea de la minoría, de alguna como una lucha encarnizada por la coordinación a
manera, ha llegado a ser un valor político compartido gran escala de personas, recursos y lealtades. El terro-
que afecta a todos los números, grandes y pequeños. rismo contemporáneo, es decir, la acción violenta con-
tra espacios públicos y poblaciones civiles en nom-
bre de una política antiestado, se basa ciertamente en
una forma celular de organización global, introducida
por la fuerza en nuestra conciencia por los ataques
del 11 de septiembre. También^ he sugerido que este
enfrentamiento tectónicojrodea y, a la vez, es síntoma ^
de la^risis actual del sistenia^ los estados-nación. ^ ^
Aquí propongo examinar más de cerca los aconteci-
mientos en el sur de Asia posteriores al 11 de septiem-
bre, pues en esta región parece haberse producido
una onda fractal de los hechos del 11 de septiembre
y de los ataques de Estados Unidos, primero contra
Afganistán y después contra Irak. Esta onda fractal
parece reproducir de manera inquietante la batalla
entre terroristas y estados, é n t r ^ fqrmji^ de_y \
cia celular y vertebrada y entre enfrentamientos por la
identidad política local y la díplomaciaLj;eah^^ de
los estados establecidos. En este movimiento fractal.

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