Вы находитесь на странице: 1из 16

EL ASUNTO CULTURAL

(En torno al concepto de Ideología y Acción Social)

Por: Javier A. Bosch Fossi

La Ideología

Pregunto: ¿Es la poesía y su discurso ideología?, ¿todo es sencillamente a la


postre ideología?, ¿qué no lo es?, ¿lo paradigmático de la ciencia es el modelo de lo
ideológico?, ¿la interpretación es parte de una ideología más?, ¿cuál es el estado
actual de las reflexiones y avances ante tales preguntas? El concepto de ideología
supone en gran manera una mirada a las perspectivas teóricas y en ese su ser
examinadas, a las perspectivas históricas. Ha sido entendido entre otras cosas como
ideología el discurso considerado mistificación de la realidad, al igual que todo otro

1
discurso que no haga llamado a la praxis (acción) o no sea la resultante de
encaminarse prioritariamente hacia dicha acción. Más específicamente para la
concepción de la filosofía materialista, el discurso ha de ir más allá de la pretensión
de hacer teoría (contemplación, conceptualización) para encaminarse así al
proclamado intento de cambiar el mundo.

En la consideración de este entender, la ideología

"se muestra en el carácter híbrido, en la confusión ciencia-


filosofía o teoría-praxis. Si ideología puede significar
sustitución de la real praxis del hombre por construcciones
mentales abstractas, es ideológico convertir la idea
abstracta de consecuencia práctica en criterio de verdad,
puesto que esta consecuencia no siempre coincide con el
conocimiento" (Bonetti, 2004: 29).

En su valorar la ideología como naturaleza misma de engaño, se señala en el


filósofo Karl Mannheim (1929) tal orientación, dado que

"las estructuras mentales se forman de modo diverso


según sea el ambiente social e histórico. Por ello la teoría
de la ideología es, y en este punto Mannheim es fiel a
Marx, el estudio de las formas de lo inexacto e insincero"
(Bonetti, 2004:21).

Hay en el interrogar de Nietzsche una búsqueda del significado de las


palabras desde el acto mismo de nombrar; es el preguntar entonces por la
Genealogía de la moral (1887) y tras la cual dirige su pensamiento en la
tarea de un explicar -en una interpretación del hecho moral- los orígenes de
los conceptos imperantes de bueno y malo. Es con Nietzsche de esta forma
el pensamiento precursor de lo que puede el lenguaje y cuyo poder otorga a
lo humano la voluntad de lo creador, según lo cual, el creador es quien
ofrece nuevas tablas, esto es, nuevos valores, que no es otra cosa que

2
genealogías o interpretaciones de lo dado, o el camino por excelencia del
nombrar que corresponde en Nietzsche a los hombres por venir, es decir en

Friedrich Nietzsche

cada uno de estos, al poeta, puesto que, "éste es el que crea la meta del hombre y
el que fija a la tierra su sentido y su futuro. Sólo éste crea el hecho de que una cosa
sea buena y una mala" (Nietzsche, 1995: 149).

Para Nietzsche esencialmente la fuente del engaño es, el hecho de nombrar


las cosas sin una pretensión interpretativa o genealógica en cuanto al origen o
precedencia de estas; el fundamentar erróneamente el deber y la voluntad. Así pues:
"Para Nietzsche lo ideológico radica en una conducción (o seducción) equivocada
por parte del lenguaje" (Bonetti, 2004:18).

3
Ideología y Pensamiento Paradigmático

La ideología especialmente ha sido vista en el siglo XX en relación al concepto


de estilo de pensamiento, colectivo de pensamiento y estructura de pensamiento,
esto, producto de un condicionamiento social e histórico que se expresa en los
modos de explicar los fenómenos del mundo. El campo de la ciencia y su comunidad
de científicos evidencia tal estado de cosas en una fusión del saber hacer y del saber
pensar y lo cual remite al concepto de paradigma expuesto por Thomas Khun. De tal
manera, el paradigma es lo ideológico como modelo o canon de la unidad de las
técnicas y las teorías esgrimidas ante el mundo. Es así la noción de paradigma la
que ofrece idea de lo conmensurable o inconmensurable, de lo inteligible o
ininteligible, del orden o del caos, de lo necesario o postergable; define las líneas de
las explicaciones y los métodos en la ciencia y es el modelo legitimado a seguir de la
mano de una comunidad de hombres de ciencia cuyos quehaceres -se cuestiona-, no
pueden ser neutrales en cuanto a la historia y la sociedad.

Al considerar la ideología como consenso y a la ciencia como práctica


consensuada,

"Kuhn y el problema interno de lo que ocurre dentro de la


comunidad científica será el punto inicial de una discusión
iniciada en 1962 y que se extiende hasta nuestros días,
con un inusitado énfasis. Aquí cabría preguntarse si la
ciencia al idealizar cada vez más al mundo, al poner como
punto central el ponerse de acuerdo de la comunidad
científica sobre la natural primacía del ser, no estará ella
misma tornándose en la ideología del mundo" (Bonetti,
2004: 26).

De esta manera, si la ciencia moderna es la nueva y delatada ideología; se


concibe así que toda orientación que desde sus horizontes se haga, tiene el sello de
lo ideológico. "La ideología es sobre todo una mera expresión (Ausdruck) de la

4
realidad, expresión condicionada por la posición de los hombres en el proceso de
producción" (Bonetti, 2004: 30).

Martin Heidegger

La Concepción de Mundo

Apreciado un vínculo o una muy cercana relación entre la poética y la filosofía


en cuanto una y otra están en la búsqueda de las cosas, gracias a la reflexión y la
ruptura con modelos preestablecidos, hay a su vez una distancia compartida entre lo
que estas dos actitudes hermanas significan frente a lo que se denomina y entiende
como la concepción de mundo. Cuando no se trata de señalar para injuriar a la
filosofía por lo más propio de ella, que es la reflexión ante lo que no necesariamente
son las evidencias, la filosofía es en su ensimismamiento y disposición de

5
contemplación, una poética, una ensoñación, que va tras esos sus fundamentos.

Dado el proceder de lo filosófico, se percibe la concepción de mundo o el


aglutinarse cada vez de muchas concepciones que se funden y asimilan en la
masificación, puesto que, toda concepción de mundo es avasallante y unificadora del
ver, del sentir y del pensar. Filosofía y concepción de mundo resultan incompatibles
si se entiende que la "concepción de mundo debe negarse nuevas posibilidades,
para permanecer sí misma" (Heidegger, 2003:47). Así pues, la concepción de mundo
se mantiene en los linderos de su hacer y creer por lo que su afirmarse es también
un negar excluyente de las búsquedas imperiosas y como siempre nuevas de la
filosofía. La concepción de mundo busca cerrarse al origen de su fundamento, no
puede crear por encima de sí por devoción o sumisión a las costumbres o por lo que
se excusa ahora como la falta de tiempo en el hacer para el mero consumo. En la
concepción de mundo dícese: "El crear es desde un comienzo reemplazado por el
emprendimiento" (Heidegger, 2003: 49). En torno a la concepción de mundo se teje
el accionar mecánico y la maquinación.

En el desvirtuar y trascender las imágenes delimitadas de la concepción de


mundo se logran las de la poética como el umbral abierto hacia una nueva vivencia y
conocimiento. En esto poética y filosofía resultan una misma frontera; es la poética el
emparentarse con el extrañamiento y la angustia de la creación de lo en su momento
en ninguna parte señalado. Otra cosa es la concepción de mundo que implica un
oponerse al preguntar y a la decisión de cuestionabilidad.

La Teoría de la Tensión

Como una consecuencia de los enfoques cualitativos de la ciencia social que


intentan después de los años 60 superar las limitantes del esquema teórico y
metodológico de los paradigmas, la antropología cultural sin pretender férreos
modelos de explicación, ve en las más sentidas expresiones culturales de lo humano,

6
lo que considera una posible ruta de salida hacia la opresión de los sistemas de
pensamiento, los sistemas económicos y sociales y por ende de la ideología.

En lo que toca concretamente a lo ideológico en su relación con la expresión


humana, dado el trabajo teórico del antropólogo cultural Clifford Geertz se toma la
ideología ya no como lo alienante que como tal en el pensar materialista es
aplastante-manipulador, sino, como en el entender de la nueva antropología cultural,
es la necesidad de salida y liberación en virtud de interpretar lo ideológico en sus
aspectos gestadores de ensoñación para un ser humano sumido en sociedad, en un
estado de desesperación.

En un sentido distinto a la teoría del interés o tradicional visión marxista de la


ideología, y la cual es catalogada como el sistema de las orientaciones políticas,
morales, estéticas y económicas que sostiene las estructuras sociales de la
dominación de unos intereses de clase sobre los restantes, otra teoría sobre la
ideología, llamada teoría de la tensión, expone como una justificación de esta y
paradójicamente como una opción, la necesidad que el ser ideológico tiene de
articular expresiones de catarsis ahí en los espacios sociales que lo determinan.

En la propuesta teórica de la lectura de la ideología que no es el discurso del


poder para lograr ventajas -disfraz entonces o arma-, la teoría de la tensión explica el
fenómeno como un síntoma y remedio "atendiendo a un permanente esfuerzo por
corregir el desequilibrio sociosicológico" (Geertz, 2001:177) y con lo cual lo humano
escapa de los estados de ansiedad que le procura el momento histórico.

La teoría de la tensión, no necesariamente en contradicción con la del interés,


abre la alternativa de entender las construcciones colectivas como respuestas al qué
mental, emocional de la condición humana y su experiencia sensible de tensión y
afectividad. De tal manera lo humano no está movido esencialmente por cálculos o
previsiones que le permiten hacerse al control y al poder de la especie de los seres

7
sociales; no se trata de reducir el ser de la cultura, de entender una pura voluntad de
estabilizar o perturbar las expectativas sociales y reducir los logros humanísticos a
una mera denuncia de un trasfondo puro de tácticas y estrategias. A la luz de la
teoría de la tensión la ideología no es un constructo sólido de planificación.

"Hay discontinuidades entre normas en diferentes sectores


de la sociedad: la economía, la política, la familia, etc. Hay
discrepancias entre metas en el seno de los diferentes
sectores: (...) Y están las contradictorias expectativas en lo
que respecta a los roles sociales" (Geertz, 2001:179).

La teoría de la tensión permite entender que los vacíos, inconsistencias,


caminos encontrados, tiempos muertos, dejan expresar lo que debería ser por sobre
lo que es y en ello, el potencial encuentro con otros individuos que en situaciones y
roles similares experimentan lo mismo.

"La ideología es una reacción estructurada a las tensiones


estructuradas de un rol social: la ideología suministra "una
salida simbólica" a las agitaciones emocionales generadas
por el desequilibrio social. Y como uno puede suponer que
semejantes agitaciones y perturbaciones son, por lo
menos de una manera general, comunes a todos los que
desempeñan un determinado papel u ocupan una
determinada posición social, las reacciones ideológicas a
tales perturbaciones tenderán a ser similares, una
semejanza reforzada sólo por los presuntos caracteres
comunes de la "estructura básica de la personalidad" de
los miembros de una cultura particular, de una clase o de
una categoría laboral" (Geertz, 2001:179).

El Interaccionismo Simbólico

En el siglo XX han entendido los sociólogos de lo simbólico que a partir de un


algo dado, se tiene las cosas del lenguaje y no, las cosas mismas. Ante esto al
querer hablar de tales manifestaciones que impactan los sentidos y por lo cual han
sido referente, ya no se habla de la cosa en sí sino de las formas que están en el

8
pensamiento de los hablantes y desde ello, a los fenómenos que son puestos por el
lenguaje, que están en el lenguaje y que tienen el carácter de expresiones culturales.

El distinto modo en que fueron asumidos y entendidos los problemas del


conocimiento en los siglos XIX y XX implicó un cambio de paradigma que desplazó
respectivamente el interés de estudio por los fenómenos de la conciencia, a favor de
los estudios por los fenómenos del lenguaje hasta tal punto que puede decirse que
todo desde el siglo XX gira en torno al lenguaje. Tal cambio de paradigma está dado
por el avance de las ciencias sociales que, con sus objetos específicos de
conocimiento, siguen derroteros propios al separarse en primera instancia -no sin
influencias-, de la filosofía especulativa idealista, y en segunda instancia, y de
manera radical, del espíritu de la filosofía positivista que todo lo cosifica y reduce
desde el plano de lo observable.

En este cambio de perspectiva frente a los signos puestos ante el


entendimiento para no hacer filosofía decimonónica y hacer entonces ciencia, está
enmarcado a cargo de los sociólogos norteamericanos George H. Mead (1863-1931)
y Charles H. Cooley (1864-1924), el nacimiento a comienzos del siglo XX de la
escuela del interaccionismo simbólico que toma al lenguaje como materia y asunto
constitutivo de las realidades sociales y que tiene como fundamento teórico, el tratar
los hechos sociales como realizaciones complejas dada su esencia cultural y no,
como cosas simples o fácticas. Así pues, el nuevo enfoque al interesarse por el
lenguaje interroga por el contenido de lo que con el lenguaje se dice y construye.

Sostiene el interaccionismo simbólico que "la conducta humana no está


determinada por los hechos objetivos de una situación, sino por los significados que
le gente adjudica a una situación" (Gelles y Levine, 1997:72). Entiende así que el
significado dado por cada formación u organización humana a sus prácticas sociales,
orienta a tal comunidad. El significado hace que las interacciones humanas se
constituyan como espacio intersubjetivo de prácticas simbólicas y este significado es

9
el contenido y orientación de las prácticas sociales. Sobre el particular y según el
modo de entender del sociólogo alemán Max Weber (1922), se dice entonces: "La
significación deriva de una orientación valórica del sujeto hacia ciertos eventos que
los convierten en objetos culturales" (Briones, 1996: 56).

Con la consideración del lenguaje como asunto mismo de conocimiento se


comprende ya que todo es producto del lenguaje, que la denominada realidad es
una construcción del lenguaje y que las cosas no existen por fuera del lenguaje. Este
es el legado que los interaccionistas y todos los estudios del lenguaje del siglo XX y
lo que va del XXI, toman del idealismo alemán al entender que la denominada
realidad ya no está ni en el objeto ni en el sujeto del conocimiento, sino, en el
lenguaje que es la síntesis y realidad (como plano de lo interpretado) entre estas dos
dimensiones inseparables. Esta realidad "se concibe como determinada e influida
por la cultura y las relaciones sociales lo que la hace dependiente para su definición,
comprensión y análisis de las formas de percibir, pensar, sentir y actuar de quienes
la abordan para conocerla" (Sandoval, 1997:27).

Acción y Comunicación

El carácter de la acción y su potencialidad de ser acción comunicativa, se


hace necesario en el estudio de la acción social, dada la humana relación de
acciones entre sí y su logro de acuerdos en torno a sus significados. El concepto de
acción es piedra angular en la formulación que hace Habermas de la teoría de la
acción comunicativa (1981). El pensador distingue cinco tipos diferentes de acción: la
acción teleológica, la acción estratégica, la acción regulada por normas, la acción
dramatúrgica y la acción comunicativa. Explica Habermas: "llamo acciones sólo
aquellas manifestaciones simbólicas en que el actor (...) entra en relación al menos
con un mundo" (Habermas, 1999:139). Las acciones son estudiadas por Habermas
en relación con los tres mundos de Popper y en esto las denominadas acciones
teleológicas y estratégicas no requieren cada una sino un solo mundo, el mundo

10
objetivo, en cambio, las acciones reguladas por normas, el mundo objetivo de estado
de cosas existentes y el mundo social. En lo que toca a las acciones dramatúrgicas
estas requieren el mundo subjetivo que expone el sujeto. Estas acciones
dramatúrgicas en tanto suponen relaciones interpersonales son tomadas en
consideración como hechos sociales por lo que la acción dramatúrgica implica un
mundo interno y otro externo.

En la acción teleológica el sujeto realiza un fin eligiendo en la situación dada


los medios indicados y empleándolos de la manera más adecuada. La acción está
orientada por máximas y respaldada en una interpretación de la situación.

"En todos los casos se presupone la estructura teleológica


de la acción, ya que se supone a los actores la capacidad
de proponerse fines y de actuar teleológicamente y, por
tanto también un interés en la ejecución de sus planes de
acción" (Habermas, 1999:146).

La acción estratégica, acción tildada de utilitarista, es la concurrencia de


acciones teleológicas en la que los actores involucrados calculan sus logros en
relación a sus expectativas para la realización de sus propósitos. La acción regulada
por normas es definida como la acción de sujetos de un grupo social orientada por
valores comunes para seguir o transgredir una norma. "El concepto central de
observancia de una norma significa el cumplimiento de una expectativa generalizada
de comportamiento" (Habermas, 1999:123).

La acción dramatúrgica es la caracterizada por ponerse en escena o situación


en una interacción, el actor o los actores ante un otro u otros y en esto, crear una
impresión o imagen de sí mismos. Tal escenificarse implica una estilización de la
expresión de vivencias. Se observa que: "Las vivencias subjetivas no deben
entenderse como estados mentales o episodios internos; pues con ello las
asimilaríamos a ingredientes del mundo objetivo (...) en general, los sentimientos y
deseos sólo pueden ser manifestados como algo subjetivo" (Habermas, 1999:133).

11
En el sostener de Habermas que prima en la vida humanizada la pretensión
de entendimiento (conducida por el interés pragmático y el interés emancipatorio),
por sobre la pretensión de éxito y su previo cálculo de resultados (conducida por el
interés técnico), tal entendimiento se encamina en torno a los significados ofrecidos
en el habla y en ello el sentido mismo de la acción social y el proyecto humano. Por
tanto, la acción social constituida gracias al acuerdo logrado por los hablantes en el
significado de lo dicho-hecho, es acción comunicativa y en esto posibilidad de un
algo nuevo en la esfera de lo social.

Al ser la orientación del estudio de lo social la interpretación del significado de


lo que se dice-hace, se está igualmente en el camino de la aprehensión de la
naturaleza humana y cultural que es de contenido simbólico.

"En ese orden de ideas, la realidad humana se concibe


como una realidad eminentemente construida, ubicada en
un triple plano: físico-material, socio-cultural y personal-
vivencial. Es una realidad en donde la racionalidad y el
discurso de la causalidad y el lenguaje formalizado a
través de las ecuaciones propias de las ciencias de la
naturaleza, dan paso a la reflexión sobre los órdenes de lo
ético, lo político, lo cultural, lo significativo en los planos de
lo subjetivo y lo intersubjetivo, propio de las ciencias
sociales o de la discusión como prefieren
contemporáneamente denominarlas algunos autores.
Ligado a este planteamiento se encuentra la aceptación de
que la experiencia humana tiene un triple afincamiento:
Universal (como especie), Particular (como parte de una
cultura y sociedad particular) y Específico (como realidad
única e irrepetible, propia de un momento de la historia
social y personal)" (Sandoval, 1997:35).

Teoría de los Tres Mundos

La teoría de los tres mundos (1967) expuesta por el filósofo Karl Popper,
sostiene que el entendimiento humano construye respecto a las cosas el mundo

12
objetivo, el mundo social y el mundo subjetivo. En la formulación de su teoría de la
pragmática universal denominada teoría de la acción comunicativa (1981), el
también filósofo Jürgen Habermas retoma la contribución de Popper y aborda estos
tres mundos como "los que constituyen conjuntamente el sistema de referencia que
los participantes suponen en común en los procesos de comunicación. Con este
sistema de referencia los participantes determinan sobre qué es posible en general
entenderse" (Habermas, 1999:121).

En la conceptualización hecha de los tres mundos, el mundo objetivo está


dado por un estado de cosas o entidades; el mundo social por el conjunto de todas
las relaciones interpersonales de los sujetos por lo que su sentido está dado en la
referencia a la vigencia de normas; y el mundo subjetivo, por la totalidad de
vivencias a las cuales el sujeto, que está ante los demás, tiene un acceso
privilegiado. Para reconocer este mundo subjetivo es importante observar que las
opiniones no son consideradas mundo subjetivo sino mundo objetivo. Tienen que ver
las opiniones con un estado de cosas. Sólo las opiniones se consideran mundo
subjetivo cuando estas no guardan correspondencia con el mundo objetivo. Mas este
ámbito de subjetividad sólo merece el nombre de mundo si es explicitado en los
enunciados de la comunicación como los otros dos mundos, esto es, como mundo de
totalidad de cosas y, como mundo en que rige u opera un sistema de normas
sociales.

Los tres mundos están relacionados entre sí de tal manera que el primer
mundo y el segundo, el segundo y el tercero se tocan y en ello el primero y el tercero
sólo entran en contacto a través del segundo. Al respecto Habermas considera que
como parte del tercer mundo los objetos lingüísticos más importantes son las teorías,
afirmaciones o enunciados, los cuales, se unen a la postre, a la descripción y
explicación de procesos del primer mundo. Así pues, la diferencia entre el primer y
tercer mundo radica en el contenido objetivo y la pretensión de verdad que tiene el
primero, lo cual es llamado también el mundo externo y, en el puro contenido

13
lingüístico del tercero y su pretensión de veracidad, corresponde entonces el mundo
interno en relación con el sujeto. En lo que toca al segundo mundo y su dónde
ubicarlo, este como el primero se considera mundo externo dada la explícita
existencia de las normas.

La perspectiva de los tres mundos que se integra con conceptos como los de
acción y actos de habla en la formulación de Habermas de la teoría de la acción
comunicativa, no debe ser confundida con el también necesario concepto de mundo
de la vida. Los tres mundos y el mundo de la vida se suman como conceptos
distintos pero relacionados, al análisis pragmático de lo que es la acción social y el
previo entendimiento para esto alcanzado por los hablantes.

La Acción Social

En el teorizar de la sociología sobre lo que es el producirse de lo social, se


logra el concepto de acción social y cuya primera formulación data de finales del
siglo XIX en consonancia al espíritu funcionalista que en tal época la naciente ciencia
social evidencia. La acción social es vista por Emile Durkheim (1895) como la
consecuencia del grado de control social que opera en el orden institucional. Así
pues, el proceder (acción) que se da y articula entre una población no es una acción
social propiamente dicha, si sus causas son puramente psicológicas o biológicas.
"Según Durkheim una acción social se da únicamente cuando es obligatoria para la
mayor parte de los miembros de una colectividad" (Schoeck, 1973:2).

El concepto de acción social se enriquece con el aporte de Max Weber. En la


nueva perspectiva, para que la acción social sea tal requiere en primera instancia
que los sujetos tengan en cuenta el comportamiento de los demás, lo que es también
la presencia o existencia de los mismos; en segundo lugar, que la acción de los
sujetos deba tener recíprocamente un carácter de signo o símbolo que posibilite
inscribir y considerar esas manifestaciones en un sistema de comunicación y que,

14
finalmente, según el criterio de Weber, permita tener una significación. "Es preciso,
en otras palabras, que los sujetos comprueben, con su comportamiento, que han
comprendido las expectativas de los demás y que aceptan o no responder a las
mismas" (Rocher, 1996:24). Es en todo esto, la acción social la percepción que los
miembros de un colectivo tienen de la significación de la acción de los demás y de su
propia acción. "La acción o no acción ha de ser concebida como social, si el sujeto
descubre en su comportamiento un sentido que resulta de la acción y no acción de
los otros" (Schoeck, 1973:1).

La acción social puede ser: 1) medio o condición de expectativas de fines


racionales; 2) en atención al valor ético, estético, religioso, etc.; 3) especialmente
emocional (afectiva); y, 4) en habituación de una acogida práctica (tradicional).
Según la interpretación que hace el sociólogo Talcott Parsons (1968), la diferencia de
fondo entre la acción racional y la acción de los valores es que la primera responde a
la lógica medio-fin y la segunda, a la lógica de los fines últimos o ideales.

poetico.javier@gmail.com

15
BIBLIOGRAFÍA

Bonetti, José. (2004) Doce notas introductorias al concepto de ideología. Revista de


Filosofía No. 46, Universidad del Zulia.

Briones, Guillermo. (1996) Epistemología de las ciencias sociales. ICFES, Santafé de


Bogotá.

Geertz, Clifford. (2001) La interpretación de las culturas. Editorial Gedisa, Barcelona.

Gelles Richard; Levine, Ann. (1997) Introducción a la sociología. Mc GrawHill, Ciudad


de México.

Habermas, Jürgen. (1999) Teoría de la acción comunicativa. Taurus, Madrid.

Heidegger, Martin. (2003) Aportes a la filosofía: acerca del evento. Editorial


Almagesto, Buenos Aires.

Nietzsche, Friedrich. (1995) Así habló Zarathustra. RBA Editores, Barcelona.

Rocher, Guy. (1996) Introducción a la sociología general. Editorial Herder, Barcelona.

Sandoval Casilimas, Carlos A. (1997) Investigación cualitativa. ICFES, Santafé de


Bogotá.

Schoeck, Helmunt. (1973) Diccionario de sociología. Editorial Herder, Barcelona.

16

Вам также может понравиться