Вы находитесь на странице: 1из 54

Instituto a Distancia José Dolores Estrada

San Carlos, Rio San Juan

Monografía

“Rubén Darío y su Obra Azul”

Elaborado por:
Arelis Margarita Romero

Tutor:
Prof. Auxiliadora Chávez Roblero

San Carlos, Rio San Juan


Junio 2017

0
I. Tema General

La Obra Azul de Rubén Darío y


su contexto Histórico Social

1
II. Tema Delimitado

“Azul y su importancia en el Modernismo”

2
III. ÍNDICE

Articulo Pagina
Tema General 1
Tema Delimitado 2
Índice 3
Dedicatoria 4
Agradecimiento 5
Introducción 6
Antecedentes 9
Justificación 22
Objetivos 23
Hipótesis 24
Marco Teórico 25
Conclusiones 41
Recomendaciones 44
Cronograma de Actividades 45
Anexos 46
Glosario 52
Bibliografía 53

3
IV. Dedicatoria

Dedico el presente documento producto de esfuerzo y sacrificio primeramente:

A Dios por darme la fuerza, la sabiduría y la salud para finalizarlo

Mi familia porque de una u otra manera participo en el desarrollo de este trabajo.

Mis amistades por ser un respaldo en los momentos necesarios.

Mis docentes del Instituto a Distancia “José Dolores Estrada” por entendernos y

darnos el pan de la sabiduría.

4
V. Agradecimiento

Con el fruto de este esfuerzo quiero agradecer en primer lugar

A Dios por darme sabiduría y entendimiento para llevar a cabo esta investigación

Acción.

A mis Docentes, por el apoyo incondicional que me han brindado durante las

consultas en la elaboración de esta investigación.

A mi familia; por la ayuda y asesoría que me brindaron en los momentos de duda

A mi tutor por guiarme durante la elaboración de esta investigación.

5
VI. Introducción.
Este documento pretende entre sus propósitos narrar la participación que tuvo el
máximo exponente de las letras castellanas en el desarrollo del modernismo en
América.
Contiene las experiencias vivida tanto dentro como fuera del país presentando una
crónica de sus viajes y la influencia que tuvieron otros poetas en su poesía.
Para la formación poética de Rubén Darío fue determinante la influencia de la poesía
francesa. En primer lugar, los románticos, y muy especialmente Víctor Hugo. Más
adelante, y con carácter decisivo, llega la influencia de los parnasianos: Théophile
Gautier, Leconte de Lisle, Catulle Mendès y José María de Heredia. Y, por último, lo
que termina por definir la estética dariana es su admiración por los simbolistas, y
entre ellos, por encima de cualquier otro autor, Paul Verlaine. Recapitulando su
trayectoria poética en el poema inicial de Cantos de vida y esperanza (1905), el
propio Darío sintetiza sus principales influencias afirmando que fue "con Hugo fuerte
y con Verlaine ambiguo".
Ya en las "Palabras Liminares" de Prosas profanas (1896) había escrito un párrafo
que revela la importancia de la cultura francesa en el desarrollo de su obra literaria:
El abuelo español de barba blanca me señala una serie de retratos ilustres: "Éste —
me dice— es el gran don Miguel de Cervantes Saavedra, genio y manco; éste es
Lope de Vega, éste Garcilaso, éste Quintana." Yo le pregunto por el noble Gracián,
por Teresa la Santa, por el bravo Góngora y el más fuerte de todos, don Francisco
de Quevedo y Villegas. Después exclamo: "¡Shakespeare! ¡Dante! ¡Hugo...! (Y en mi
interior: ¡Verlaine...!)"
Luego, al despedirme: "—Abuelo, preciso es decíroslo: mi esposa es de mi tierra; mi
querida, de París."
Muy ilustrativo para conocer los gustos literarios de Darío resulta el volumen Los
raros, que publicó el mismo año que Prosas profanas, dedicado a glosar brevemente
a algunos escritores e intelectuales hacía los que sentía una profunda admiración.
Entre los seleccionados están Edgar Allan Poe, Villiers de l'Isle Adam, Léon Bloy,
Paul Verlaine, Lautréamont, Eugénio de Castro y José Martí (este último es el único
autor mencionado que escribió su obra en español). El predominio de la cultura

6
francesa es más que evidente. Darío escribió: "El Modernismo no es otra cosa que el
verso y la prosa castellanos pasados por el fino tamiz del buen verso y de la buena
prosa franceses".
No quiere esto decir, sin embargo, que la literatura en español no haya tenido
importancia en su obra. Dejando aparte su época inicial, anterior a Azul..., en la cual
su poesía es en gran medida deudora de los grandes nombres de la poesía
española del siglo XIX, como Núñez de Arce y Campoamor, Darío fue un gran
admirador de Bécquer. Los temas españoles están muy presentes en su producción
ya desde Prosas profanas (1896) y, muy especialmente, desde su segundo viaje a
España, en 1899. Consciente de la decadencia de lo español tanto en la política
como en el arte (preocupación que compartió con la llamada Generación del 98
española), se inspira con frecuencia en personajes y elementos del pasado. Así
ocurre, por ejemplo, en su "Letanía de nuestro señor Don Quijote", poema incluido
en Cantos de vida y esperanza (1905), en el que se exalta el idealismo de Don
Quijote.
En cuanto a los autores de otras lenguas, debe mencionarse la profunda admiración
que sentía por tres autores estadounidenses: Emerson, Poe y Whitman.
Con el análisis de Azul, de Rubén Darío se puede desarrollar conocimientos
literarios y de distintos tipos de lenguaje ya que Distingue el lenguaje literario frente
a otros tipos de lenguaje, de acuerdo a sus funciones.
Rubén Darío nació en 1867 en Nicaragua. Su obra Azul publicada en 1888 es
considerada la más representativa del modernismo. Esto se debe a sus variaciones
temáticas, el uso de recursos estilísticos y sus innovaciones métricas. Además, tiene
una combinación de prosa y poesía en la que destaca el preciosismo, exotismo y
la riqueza del lenguaje, los cuales caracterizan al modernismo. Murió en 1919
en Nicaragua.
Azul es la obra más representativa del modernismo. Marca lo mejor de este
movimiento literario. Una de sus características más importantes es la mezcla que se
da de prosa y verso. En todos los cuentos cortos y los poemas podemos apreciar
una descripción pictórica de los paisajes. El narrador es omnisciente o en primera
persona. Usa la rima y la repetición como efectos musicales. Utiliza el simbolismo y

7
las metáforas. La evasión de la realidad es una característica muy importante del
modernismo y definitivamente se muestra en este libro. Los temas de cada cuento y
poema son bastante diferentes entre sí, ya que durante el modernismo no existió un
tema definido. Utiliza un lenguaje elegante.
La descripción de los paisajes es una característica del modernismo y se puede
apreciar en los siguientes fragmentos del El Rey Burgués y Acuarela.
En esta obra fundamental para el desarrollo de la corriente modernista en el ámbito
de las letras hispanas, Rubén Darío (1867-1916) aportó una nueva sensibilidad y
una diferente concepción del arte, al tiempo que demostraba una extraordinaria
capacidad para apropiarse y transformar en sustancia propia las influencias más
variadas. Animada por una decidida voluntad de renovar la poesía castellana del
momento, Azul…, que inició la renovación modernista que había de culminar en
«Prosas profanas» (L 5325) y «Cantos de vida y esperanza» (L 5332), tuvo una
rápida repercusión en los países de habla hispana y supuso un fortísimo estímulo
para los escritores de la segunda generación del modernismo hispanoamericano. A
cargo de Arturo Ramoneda, la presente edición incorpora textos que figuran en la
primera de la obra (Valparaíso, 1888) pero que se suprimieron en las posteriores, así
como los textos, en español y en francés, que Darío añadió en la segunda
(Guatemala, 1890). Se completa además con un apéndice y una completa y
esclarecedora introducción.

8
VII. Antecedentes
Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío nació en (Metapa, hoy
Ciudad Darío, Matagalpa, 18 de enero de 1867 y murió en León, 6 de febrero de
1916), fue un poeta, periodista y diplomático nicaragüense, máximo representante
del modernismo literario en lengua española. Es, posiblemente, el poeta que ha
tenido una mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo XX en el ámbito
hispánico. Es llamado príncipe de las letras castellanas.
Fue el primer hijo de Manuel García y Rosa Sarmiento, quienes se habían casado en
León (Nicaragua) en 1866, tras conseguir las dispensas eclesiásticas necesarias,
pues se trataba de primos segundos[cita requerida]. Sin embargo, la conducta de
Manuel, aficionado en exceso al alcohol y a las prostitutas, hizo que Rosa, ya
embarazada, tomara la decisión de abandonar el hogar conyugal y refugiarse en la
ciudad de Metapa, en la que dio a luz a su hijo, Félix Rubén.
El matrimonio terminaría por reconciliarse, e incluso Rosa llegó a dar a luz a otra hija
de Manuel, Cándida Rosa, quien murió a los pocos días. La relación se volvió a
deteriorar y Rosa abandonó a su marido para ir a vivir con su hijo en casa de una tía
suya, Bernarda Sarmiento, que vivía con su esposo, el coronel Félix Ramírez
Madregil, en la misma ciudad de León. Rosa Sarmiento conoció poco después a otro
hombre, y estableció con él su residencia en San Marcos de Colón, en el
departamento de Choluteca, en Honduras.
Aunque según su fe de bautismo el primer apellido de Rubén era García, la familia
paterna era conocida desde generaciones por el apellido Darío. (El propio Rubén lo
explica en su autobiografía): “Según lo que algunos ancianos de aquella ciudad de mi
infancia me han referido, uno de mis tatarabuelos tenía por nombre Darío. En la pequeña
población conocíale todo el mundo por don Darío; a sus hijos e hijas, por los Daríos, las
Daríos. Fue así desapareciendo el primer apellido, a punto de que mi bisabuela paterna
firmaba ya Rita Darío; y ello, convertido en patronímico, llegó a adquirir valor legal; pues
mi padre, que era comerciante, realizó todos sus negocios ya con el nombre de Manuel
Darío”.
La niñez de Rubén Darío transcurrió en la ciudad de León, criado por sus tíos
abuelos Félix y Bernarda, a quienes consideró en su infancia sus verdaderos padres

9
(de hecho, durante sus primeros años firmaba sus trabajos escolares como Félix
Rubén Ramírez). Apenas tuvo contacto con su madre, que residía en Honduras, y
con su padre, a quien llamaba "tío Manuel".
Sobre sus primeros años hay pocas noticias, aunque se sabe que a la muerte del
coronel Félix Ramírez, en 1871, la familia pasó apuros económicos, e incluso se
pensó en colocar al joven Rubén como aprendiz de sastre. Según su biógrafo
Edelberto Torres, asistió a varias escuelas de la ciudad de León antes de pasar, en
los años 1879 y 1880, a educarse con los jesuitas.
Lector precoz, en su Autobiografía señala: Fue algo niño prodigio. A los tres años
sabía leer; según se me ha contado.
Entre los primeros libros que menciona haber leído están el Quijote, las obras de
Moratín, Las mil y una noches, la Biblia, los Oficios de Cicerón, y la Corina (Corinne)
de Madame de Staël. Pronto empezó también a escribir sus primeros versos: se
conserva un soneto escrito por él en 1879, y publicó por primera vez en un periódico
poco después de cumplir los trece años: se trata de la elegía Una lágrima, que
apareció en el diario El Termómetro, de la ciudad de Rivas, el 26 de julio de 1880.
Poco después colaboró también en El Ensayo, revista literaria de León, y alcanzó
fama como "poeta niño". En estos primeros versos, según Teodosio Fernández, sus
influencias predominantes eran los poetas españoles de la época Zorrilla,
Campoamor, Núñez de Arce y Ventura de la Vega. Más adelante, sin embargo, se
interesó mucho por la obra de Víctor Hugo, que tendría una influencia determinante
en su labor poética. Sus obras de esta época muestran también la impronta del
pensamiento liberal, hostil a la excesiva influencia de la Iglesia católica, como es el
caso su composición El jesuita, de 1881. En cuanto a su actitud política, su
influencia más destacada fue el ecuatoriano Juan Montalvo, a quien imitó
deliberadamente en sus primeros artículos periodísticos. Ya en esta época (contaba
catorce años) proyectó publicar un primer libro, Poesías y artículos en prosa, que no
vería la luz hasta el cincuentenario de su muerte. Poseía una superdotada memoria,
gozaba de una creatividad y retentiva genial, y era invitado con frecuencia a recitar
poesía en reuniones sociales y actos públicos.

10
En diciembre de ese mismo año se trasladó a Managua, capital del país, a instancias
de algunos políticos liberales que habían concebido la idea de que, dadas sus dotes
poéticas, debería educarse en Europa a costa del erario público. No obstante, el
tono anticlerical de sus versos no convenció al presidente del Congreso, el
conservador Pedro Joaquín Chamorro y Alfaro, y se resolvió que estudiaría en la
ciudad nicaragüense de Granada. Rubén, sin embargo, prefirió quedarse en
Managua, donde continuó su actividad periodística, colaborando con los diarios El
Ferrocarril y El Porvenir de Nicaragua. Poco después, en agosto de 1882, se
embarcaba en el puerto de Corinto, hacia El Salvador.
En El Salvador, el joven Darío fue presentado por el poeta Joaquín Méndez al
presidente de la república, Rafael Zaldívar, quien lo acogió bajo su protección. Allí
conoció al poeta salvadoreño Francisco Gavidia, gran conocedor de la poesía
francesa. Bajo sus auspicios, Darío intentó por primera vez adaptar el verso
alejandrino francés a la métrica castellana.8 El uso del verso alejandrino se
convertiría después en un rasgo distintivo no sólo de la obra de Darío, sino de toda
la poesía modernista. Aunque en El Salvador gozó de bastante celebridad y llevó
una intensa vida social, participando en festejos como la conmemoración del
centenario de Bolívar, que abrió con la recitación de un poema suyo, más tarde las
cosas comenzaron a empeorar: pasó penalidades económicas y enfermó de viruela,
por lo cual en octubre de 1883, todavía convaleciente, regresó a su país natal.
Tras su regreso, residió brevemente en León y después en Granada, pero finalmente
se trasladó de nuevo a Managua, donde encontró trabajo en la Biblioteca Nacional, y
reanudó sus amoríos con Rosario Murillo. En mayo de 1884 fue condenado por
vagancia a la pena de ocho días de obra pública, aunque logró eludir el
cumplimiento de la condena. Por entonces continuaba experimentando con nuevas
formas poéticas, e incluso llegó a tener un libro listo para su impresión, que iba a
titularse Epístolas y poemas. Este segundo libro tampoco llegó a publicarse: habría
de esperar hasta 1888, en que apareció por fin con el título de Primeras notas.
Probó suerte también con el teatro, y llegó a estrenar una obra, titulada Cada
oveja..., que tuvo cierto éxito, pero que hoy se ha perdido. No obstante, encontraba

11
insatisfactoria la vida en Managua y, aconsejado por el salvadoreño Juan José
Cañas, optó por embarcarse para Chile, hacia donde partió el 5 de junio de 1886.
Desembarcó en Valparaíso el 24 de junio de 1886 según las memorias del propio
Rubén Darío detalladas por su biógrafo Edelberto Torres Espinosa, o en los primeros
días de junio según sugieren Francisco Contreras y Flavio Rivera Montealegre. En
Chile, gracias a recomendaciones obtenidas en Managua, recibió la protección de
Eduardo Poirier y del poeta Eduardo de la Barra. A medias con Poirier escribió una
novela de tipo sentimental, titulada Emelina, con el objeto de participar en un
concurso literario que la novela no llegó a ganar. Gracias a la amistad de Poirier,
Darío encontró trabajo en el diario La Época, de Santiago desde julio de 1886.
En su etapa chilena, Darío vivió en condiciones muy precarias, y tuvo además que
soportar continuas humillaciones por parte de la aristocracia del país, que lo
despreciaba por su escaso refinamiento. No obstante, llegó a hacer algunas
amistades, como el hijo del entonces presidente de la República, el poeta Pedro
Balmaceda Toro. Gracias al apoyo de éste y de otro amigo, Manuel Rodríguez
Mendoza, a quien el libro está dedicado, logró Darío publicar su primer libro de
poemas, Abrojos, que apareció en marzo de 1887. Entre febrero y septiembre de
1887, Darío residió en Valparaíso, donde participó en varios certámenes literarios.
De regreso en la capital, encontró trabajo en el diario El Heraldo, con el que colaboró
entre febrero y abril de 1888. En el mes de julio, apareció en Valparaíso, gracias a la
ayuda de sus amigos Eduardo Poirier y Eduardo de la Barra, Azul..., el libro clave
de la recién iniciada revolución literaria modernista. Azul... recopilaba una serie
de poemas y de textos en prosa que ya habían aparecido en la prensa chilena entre
diciembre de 1886 y junio de 1888. El libro no tuvo un éxito inmediato, pero fue muy
bien acogido por el influyente novelista y crítico literario español Juan Valera, quien
publicó en el diario madrileño El Imparcial, en octubre de 1888, dos cartas dirigidas a
Rubén Darío, en las cuales, aunque reprochaba a Darío sus excesivas influencias
francesas (su "galicismo mental", según la expresión utilizada por Valera), reconocía
en él a "un prosista y un poeta de talento". Fueron estas cartas de Valera, luego
divulgadas en la prensa chilena y de otros países, las que consagraron
definitivamente la fama de Darío.

12
Esta fama le permitió obtener el puesto de corresponsal del diario La Nación, de
Buenos Aires, que era en la época el periódico de mayor difusión de toda
Hispanoamérica. Poco después de enviar su primera crónica a La Nación,
emprendió el viaje de regreso a Nicaragua. Tras una breve escala en Lima, donde
conoció al escritor Ricardo Palma, llegó al puerto de Corinto el 7 de marzo de 1889.
En la ciudad de León fue agasajado con un recibimiento triunfal. No obstante, se
detuvo poco tiempo en Nicaragua, y enseguida se trasladó a San Salvador, donde
fue nombrado director del diario La Unión, defensor de la unión centroamericana. En
San Salvador contrajo matrimonio civil con Rafaela Contreras, hija de un famoso
orador hondureño, Álvaro Contreras, el 21 de junio de 1890. Al día siguiente de su
boda, se produjo un golpe de estado contra el entonces presidente, el general
Francisco Menéndez, cuyo principal artífice fue el general Ezeta (que había estado
presente, en calidad de invitado, en la boda de Darío). Aunque el nuevo presidente
quiso ofrecerle cargos de responsabilidad, Darío prefirió irse del país. A finales de
junio se trasladó a Guatemala, en tanto que la recién casada permanecía en El
Salvador. En Guatemala, el presidente Manuel Lisandro Barillas estaba iniciando los
preparativos de una guerra contra El Salvador, y Darío publicó en el diario
guatemalteco El Imparcial un artículo, titulado "Historia negra", denunciando la
traición de Ezeta.
En diciembre de 1890 le fue encomendada la dirección de un periódico de nueva
creación, El Correo de la Tarde. Ese mismo año publicó en Guatemala la segunda
edición de su exitoso libro de poemas Azul..., sustancialmente ampliado, y llevando
como prólogo las dos cartas de Juan Valera que habían supuesto su consagración
literaria (desde entonces, es habitual que las cartas de Valera aparezcan en todas
las ediciones de este libro de Rubén Darío). Entre las adiciones importantes a la
segunda edición de Azul... destacan los Sonetos áureos (Caupolicán, Venus y De
invierno) y Los medallones en número de seis, a los que se suman los Èchos, tres
poemas redactados en francés. En enero del año siguiente, su esposa, Rafaela
Contreras, se reunió con él en Guatemala, y el 11 de febrero contrajeron matrimonio
religioso en la catedral de Guatemala. En junio, el diario que dirigía Darío, El Correo
de la Tarde, dejó de percibir la subvención gubernamental, y tuvo que cerrar. Darío

13
optó por probar suerte en Costa Rica, y se instaló en agosto de ese año en la capital
del país, San José. En Costa Rica, donde apenas era capaz de sacar adelante a su
familia, agobiado por las deudas a pesar de algunos empleos eventuales, nació su
primer hijo, Rubén Darío Contreras, el 12 de noviembre de 1891.
Al año siguiente, dejando a su familia en Costa Rica, marchó a Guatemala, y luego a
Nicaragua, en busca de mejor suerte. Inesperadamente, el gobierno nicaragüense lo
nombró miembro de la delegación que ese país iba a enviar a Madrid con motivo del
cuarto centenario del descubrimiento de América, lo que para Darío suponía ver
realizado su sueño de viajar a Europa.
En el viaje hacia España hizo escala en La Habana, donde conoció al poeta Julián
del Casal, y a otros artistas, como Aniceto Valdivia y Raoul Cay. El 14 de agosto de
1892 desembarcó en Santander, desde donde siguió viaje por tren hacia Madrid.
Entre las personalidades que frecuentó en la capital de España están los poetas
Gaspar Núñez de Arce, José Zorrilla y Salvador Rueda, los novelistas Juan Valera y
Emilia Pardo Bazán, el erudito Marcelino Menéndez Pelayo, y varios destacados
políticos, como Emilio Castelar y Antonio Cánovas del Castillo. En noviembre
regresó de nuevo a Nicaragua, donde recibió un telegrama procedente de San
Salvador en que se le notificaba la enfermedad de su esposa, que falleció el 23 de
enero de 1893.
A comienzos de 1893, Rubén permaneció en Managua, donde renovó sus amoríos
con Rosario Murillo, cuya familia le obligó a contraer matrimonio con la joven. En
abril viajó a Panamá, donde recibió la noticia de que su amigo, el presidente
colombiano Miguel Antonio Caro le había concedido el cargo de cónsul honorífico en
Buenos Aires. Dejó a Rosario en Panamá, y emprendió el viaje hacia la capital
argentina. Antes de llegar, pasó brevemente por Nueva York, ciudad en la que
conoció al ilustre poeta cubano José Martí, con quien le unían no pocas afinidades; y
realizó su sueño juvenil de viajar a París, donde fue introducido en los medios
bohemios por el guatemalteco Enrique Gómez Carrillo y el español Alejandro Sawa.
En la capital francesa, conoció a Jean Moréas y tuvo un decepcionante encuentro
con su admirado Paul Verlaine (posiblemente el poeta francés que más influyó en su
obra). Finalmente, el 13 de agosto de 1893 llegó a Buenos Aires, ciudad que le

14
causó una honda impresión. Atrás quedó su esposa Rosario, encinta del poeta. El
26 de diciembre da a luz un niño, bautizado como Darío Darío, del cual diría su
madre: "su parecido con el padre era perfecto". Sin embargo, la criatura morirá a
consecuencia del tétano al mes y medio de nacido, porque su abuela materna le
cortó el cordón umbilical con unas tijeras que no estaban desinfectadas.
En Buenos Aires, Darío fue muy bien recibido por los medios intelectuales. Colaboró
con varios periódicos: además de en La Nación, del que ya era corresponsal, publicó
artículos en La Prensa, La Tribuna y El Tiempo, por citar algunos. Su trabajo como
cónsul de Colombia era meramente honorífico, ya que, como él mismo indica en su
autobiografía, "no había casi colombianos en Buenos Aires y no existían
transacciones ni cambios comerciales entre Colombia y la República Argentina." En
la capital argentina llevó una vida de desenfreno, siempre al borde de sus
posibilidades económicas, y sus excesos con el alcohol fueron causa de que tuviera
que recibir cuidados médicos en varias ocasiones. Entre los personajes que trató allí
se encuentran políticos ilustres, como Bartolomé Mitre, pero también poetas como el
mexicano Federico Gamboa, el boliviano Ricardo Jaimes Freyre y los argentinos
Rafael Obligado y Leopoldo Lugones.
El 3 de mayo de 1895 murió su madre, Rosa Sarmiento, a quien el poeta apenas
había conocido, pero cuya muerte le afectó considerablemente. En octubre del
mismo año surgió un nuevo contratiempo, ya que el gobierno colombiano suprimió
su consulado en Buenos Aires, por lo cual Darío se quedó sin una importante fuente
de ingresos. Para remediarlo, obtuvo un empleo como secretario de Carlos Carlés,
director general de Correos y Telégrafos.
En 1896, en Buenos Aires, publicó dos libros cruciales en su obra: Los raros, una
colección de artículos sobre los escritores que, por una razón u otra, más le
interesaban; y, sobre todo, Prosas profanas y otros poemas, el libro que supuso la
consagración definitiva del Modernismo literario en español. Como el propio Rubén
explica en su autobiografía, con el tiempo los poemas de este libro alcanzarían una
gran popularidad en todos los países de lengua española. Sin embargo, en sus
comienzos no fue tan bien recibido como hubiera sido de esperar.

15
Las peticiones de Darío al gobierno nicaragüense para que le concediese un cargo
diplomático no fueron atendidas; sin embargo, el poeta vio una posibilidad de viajar a
Europa cuando supo que La Nación necesitaba un corresponsal en España que
informase de la situación en el país tras el desastre de 1898. Con motivo de la
intervención militar de los Estados Unidos en Cuba, Rubén Darío acuñó, dos años
antes que lo hiciera José Enrique Rodó, la oposición metafórica entre Ariel
(personificación de Latinoamérica) y Calibán (el monstruo que representa
metafóricamente los Estados Unidos). El 3 de diciembre de 1898, Darío se
embarcaba de nuevo rumbo a Europa. El 22 de diciembre llegaba a Barcelona.
Darío llegó a España con el compromiso, que cumplió impecablemente, de enviar
cuatro crónicas mensuales a La Nación acerca del estado en que se encontraba la
nación española tras su derrota frente a Estados Unidos en la Guerra hispano-
estadounidense, y la pérdida de sus posesiones coloniales de Cuba, Puerto Rico,
Filipinas y la isla de Guam . Estas crónicas terminarían recopilándose en un libro,
que apareció en 1901, titulado España Contemporánea. Crónicas y retratos
literarios. En ellas, Rubén manifiesta su profunda simpatía por España, y su
confianza en la recuperación de la nación, a pesar del estado de abatimiento en que
la encontraba.
En España, Darío despertó la admiración de un grupo de jóvenes poetas defensores
del Modernismo (movimiento que no era en absoluto aceptado por los autores
consagrados, especialmente los pertenecientes a la Real Academia Española). Entre
estos jóvenes modernistas estaban algunos autores que luego brillarían con luz
propia en la historia de la literatura española, como Juan Ramón Jiménez, Ramón
María del Valle-Inclán y Jacinto Benavente, y otros que hoy están bastante más
olvidados, como Francisco Villaespesa, Mariano Miguel de Val, director de la revista
Ateneo, y Emilio Carrere.
En 1899, Rubén Darío, que continuaba legalmente casado con Rosario Murillo,
conoció, en la Casa de Campo de Madrid, a Francisca Sánchez del Pozo,
campesina analfabeta, natural de Navalsauz, en la provincia de Ávila, que se
convertiría en la compañera de sus últimos años.

16
En el mes de abril de 1900 Darío visitó por segunda vez París, con el encargo de La
Nación de cubrir la Exposición Universal que ese año tuvo lugar en la capital
francesa. Sus crónicas sobre este tema serían recogidas posteriormente en el libro
Peregrinaciones. Por entonces conoció en la Ciudad Luz a Amado Nervo, quien
sería su amigo cercano.
En los primeros años del siglo XX, Darío fijó su lugar de residencia en la capital de
Francia, y alcanzó una cierta estabilidad, no exenta de infortunios. En 1901 publicó
en París la segunda edición de Prosas profanas. Ese mismo año Francisca dio a luz
a una hija del poeta, Carmen Darío Sánchez, y, tras el parto, viajó a París a reunirse
con él, dejando la niña al cuidado de sus abuelos. La niña fallecería de viruela poco
después, sin que su padre llegara a conocerla.
En 1902, Darío conoció en la capital francesa a un joven poeta español, Antonio
Machado, declarado admirador de su obra. En marzo de 1903 fue nombrado cónsul
de Nicaragua, lo cual le permitió vivir con mayor desahogo económico. Al mes
siguiente nació su segundo hijo con Francisca, Rubén Darío Sánchez, apodado por
su padre "Phocás el campesino". Durante esos años, Darío viajó por Europa,
visitando, entre otros países, el Reino Unido, Bélgica, Alemania e Italia.
En 1905 se desplazó a España como miembro de una comisión nombrada por el
gobierno nicaragüense cuya finalidad era resolver una disputa territorial con
Honduras. Ese año publicó en Madrid el tercero de los libros capitales de su obra
poética: Cantos de vida y esperanza, los cisnes y otros poemas, editado por Juan
Ramón Jiménez. También datan de 1905 algunos de sus más memorables poemas,
como "Salutación del optimista" y "A Roosevelt", en los cuales enaltece el carácter
hispánico frente a la amenaza del imperialismo estadounidense. En particular, el
segundo, dirigido al entonces presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt:
Eres los Estados Unidos, eres el futuro invasor de la América ingenua que tiene
sangre indígena, que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.
Ese mismo año de 1905, el hijo habido con Francisca Sánchez, "Phocás el
campesino", falleció víctima de una bronconeumonía.
En 1906 participó, como secretario de la delegación nicaragüense, en la Tercera
Conferencia Panamericana que tuvo lugar en Río de Janeiro. Con este motivo

17
escribió su poema "Salutación del águila", que ofrece una visión de Estados Unidos
muy diferente de la de sus poemas anteriores:
Bien vengas, mágica águila de alas enormes y fuertes a extender sobre el Sur tu gran sombra
continental, a traer en tus garras, anilladas de rojos brillantes, una palma de gloria, del
color de la inmensa esperanza, y en tu pico la oliva de una vasta y fecunda paz.
Este poema fue muy criticado por algunos autores que no entendieron el súbito
cambio de opinión de Rubén con respecto a la influencia de Estados Unidos en
América latina. En Río de Janeiro, el poeta protagonizó un oscuro romance con una
aristócrata, tal vez la hija del embajador ruso en Brasil. Parece ser que por entonces
concibió la idea de divorciarse de Rosario Murillo, de quien llevaba años separado.
De regreso a Europa, hizo una breve escala en Buenos Aires. En París se reunió
con Francisca Sánchez, y juntos fueron a pasar el invierno de 1907 a Mallorca, isla
en la que frecuentó la compañía del después poeta futurista Gabriel Alomar y del
pintor Santiago Rusiñol. Inició una novela, La Isla de Oro, que no llegó a terminar,
aunque algunos de sus capítulos aparecieron por entregas en La Nación. Por
aquella época, Francisca dio a luz a una niña que falleció al nacer.
Interrumpió su tranquilidad la llegada a París de su esposa, Rosario Murillo, que se
negaba a aceptar el divorcio a menos que se le garantizase una compensación
económica que el poeta juzgó desproporcionada. En marzo de 1907, cuando iba a
partir para París, Darío, cuyo alcoholismo estaba ya muy avanzado, cayó
gravemente enfermo. Cuando se recuperó, regresó a París, pero no pudo llegar a un
acuerdo con su esposa, por lo que decidió regresar a Nicaragua para presentar su
caso ante los tribunales. A fines de año nació el cuarto hijo del poeta y Francisca,
Rubén Darío Sánchez, apodado por su padre "Güicho", y el único hijo superviviente
de la pareja.
Después de dos breves escalas en Nueva York y en Panamá, el poeta llegó a
Nicaragua, donde se le tributó un recibimiento triunfal, y se le colmó de honores,
aunque no tuvo éxito en su demanda de divorcio. Además, no se le pagaron los
honorarios que se le debían por su cargo de cónsul, por lo que se vio imposibilitado
de regresar a París. Después de meses de gestiones, consiguió otro nombramiento,
esta vez como ministro residente en Madrid del gobierno nicaragüense de José

18
Santos Zelaya. Tuvo problemas, sin embargo, para hacer frente a los gastos de su
legación ante lo reducido de su presupuesto, y pasó dificultades económicas durante
sus años como embajador, que solo pudo solucionar en parte gracias al sueldo que
recibía de La Nación y en parte gracias a la ayuda de su amigo y director de la
revista Ateneo, Mariano Miguel de Val, que se ofreció como secretario gratuito de la
legación de Nicaragua cuando la situación económica era insostenible y en cuya
casa, en la calle Serrano 27, instaló la sede. Cuando Zelaya fue derrocado, Darío
tuvo que renunciar a su puesto diplomático, lo que hizo el 25 de febrero de 1909.
Permaneció fiel a Zelaya, a quien había elogiado desmedidamente en su libro Viaje
a Nicaragua e Intermezzo tropical, y con el que colaboró en la redacción del libro de
este Estados Unidos y la revolución de Nicaragua, en el que acusaba a Estados
Unidos y al dictador guatemalteco, Manuel Estrada Cabrera, de haber tramado el
derrocamiento de su gobierno.
Durante el desempeño de su cargo diplomático, se enemistó con su antiguo amigo
Alejandro Sawa, quien le había solicitado ayuda económica sin que sus peticiones
fueran escuchadas por Darío. La correspondencia entre ambos da a entender que
Sawa fue el verdadero autor de algunos de los artículos que Darío había publicado
en La Nación.
En 1910, viajó a México como miembro de una delegación nicaragüense para
conmemorar el centenario de la independencia del país. Sin embargo, el gobierno
nicaragüense cambió mientras se encontraba de viaje, y el dictador mexicano
Porfirio Díaz se negó a recibir al escritor. Sin embargo, Darío fue recibido
triunfalmente por el pueblo mexicano, que se manifestó a favor del poeta y en contra
de su gobierno. En su autobiografía, Darío relaciona estas protestas con la
Revolución mexicana, entonces a punto de producirse:
Por la primera vez, después de treinta y tres años de dominio absoluto, se apedreó
la casa del viejo Cesáreo que había imperado. Y allí se vio, se puede decir, el primer
relámpago de la revolución que trajera el destronamiento.
Ante el desaire del gobierno mexicano, Darío zarpó hacia La Habana, donde, bajo
los efectos del alcohol, intentó suicidarse. En noviembre de 1910 regresó de nuevo a
París, donde continuó siendo corresponsal del diario La Nación y desempeñó un

19
trabajo para el Ministerio de Instrucción Pública mexicano que tal vez le había sido
ofrecido a modo de compensación por la humillación sufrida.
En 1912 aceptó la oferta de los empresarios uruguayos Rubén y Alfredo Guido para
dirigir las revistas Mundial y Elegancias. Para promocionar estas publicaciones,
partió en gira por América Latina, visitando, entre otras ciudades, Río de Janeiro,
São Paulo, Montevideo y Buenos Aires. Fue también por esta época cuando el poeta
redactó su autobiografía, que apareció publicada en la revista Caras y caretas con el
título de La vida de Rubén Darío escrita por él mismo; y la obra Historia de mis
libros, muy interesante para el conocimiento de su evolución literaria.
Tras el final de esta gira, tras desligarse de su contrato con los hermanos Guido,
regresó a París, y, en 1913, viajó a Mallorca invitado por Joan Sureda, y se alojó en
la cartuja de Valldemosa, en la que tres cuartos de siglo atrás habían residido
Chopin y George Sand. En esta isla empezó Rubén la novela El oro de Mallorca,
que es, en realidad, una autobiografía novelada. Se acentuó, sin embargo, el
deterioro de su salud mental, debido a su alcoholismo. En diciembre regresó a
Barcelona, donde se hospedó en casa del general Zelaya, que había sido su
protector mientras fue presidente de Nicaragua. En enero de 1914 regresó a París,
donde pleiteó largamente con los hermanos Guido, que aún le debían una
importante suma de sus honorarios. En mayo se instaló en Barcelona, donde dio a la
imprenta su última obra poética de importancia, Canto a la Argentina y otros
poemas, que incluye el poema laudatorio del país austral que había escrito años
atrás por encargo de La Nación. Su salud estaba ya muy deteriorada: sufría de
alucinaciones, y estaba patológicamente obsesionado con la idea de la muerte.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, partió hacia América, con la idea de defender
el pacifismo para las naciones americanas. Atrás quedó Francisca con sus dos hijos
supervivientes, a quienes el abandono del poeta habría de arrojar poco después a la
miseria. En enero de 1915 leyó, en la Universidad de Columbia, de Nueva York, su
poema "Pax". Siguió viaje hacia Guatemala, donde fue protegido por su antiguo
enemigo, el dictador Estrada Cabrera, y por fin, a finales de año, regresó a su tierra
natal en Nicaragua. Llegó a León, la ciudad de su infancia, el 7 de enero de 1916 y
falleció menos de un mes después, el 6 de febrero. Las honras fúnebres duraron

20
varios días presididas por el Obispo de León Simeón Pereira y Castellón y el
presidente Adolfo Díaz Recinos. Fue sepultado en la Catedral de León el 13 de
febrero del mismo año, al pie de la estatua de San Pablo cerca del presbiterio debajo
de un león de concreto, arena y cal hecho por el escultor granadino Jorge Navas
Cordonero; dicho león se asemeja al León de Lucerna, Suiza, hecho por el escultor
danés Bertel Thorvaldsen (1770-1844).
El archivo de Rubén Darío fue donado por Francisca Sánchez al gobierno de
España en 1956 y ahora está en la Biblioteca de la Universidad Complutense de
Madrid. Con Darío tuvo Francisca cuatro hijos -tres murieron siendo muy niños, el
otro en la madurez, está enterrado en México-. Muerto Darío, Francisca se casó con
José Villacastín, un hombre culto, que gastó toda su fortuna en recoger la obra de
Rubén que se encontraba dispersa por todo el mundo y que entregó para su
publicación al editor Aguilar, de quien era buen amigo.

21
VIII. Justificación

En este trabajo monográfico se pretende identificar en qué medida los factores


sociales de la época se relacionan con la calidad de poesía que escribió Rubén
Darío, además de presentar problemas en su entorno social.

Escogí el tema de la obra Azul dada la relevancia histórica del libro en la literatura
española ya que impulsa el modernismo en américa aun sabiendo que la niñez y
adolescencia que vivió nuestro máximo poeta conlleva una serie de características
diferenciales relevantes con la época actual y que hacen que su poesía haya sido
realista y enmarcada de un sentimiento hacia lo desconocido.

Es por esto que me ha motivado a realizar esta investigación, ya que como


estudiantes de Undécimo Grado, nos resulta un tema de relevancia con el cual
podemos proponer estrategias o alternativas dirigidas a estudiantes y docentes para
que podamos incluir en el currículo un estudio más a fondo de la obra y vida de
Rubén Darío.

Por todo lo anterior, podemos resumir que las razones que justifican la importancia
de la presente investigación son:

1. La escasa investigación en el municipio de San Carlos sobre la Vida y obra de


Rubén Darío.

2. Como el factor socioeconómico incide en la calidad de la poesía que escribió


nuestro máximo poeta.

Además fue de mucho provecho para nosotros los estudiantes y docentes, ya que la
experiencia nos permitió enriquecer y poner en práctica nuestros conocimientos
teóricos para darnos cuenta de la importancia de Rubén Darío para la sociedad, de
manera que tengamos la oportunidad de trabajar en aras del desarrollo de la
publicación de la poesía de Rubén Darío

22
.

IX. Objetivos

a) Objetivo General

Destacar la importancia de la Obra Azul como punto de partida del Modernismo en la


Literatura Contemporánea

b) Objetivos Específicos:

 Sintetizar el proceso de desarrollo cultural en Hispanoamérica de la Obra Azul

 Destacar aspectos relevantes que hicieron posible la aparición del Libro


Azul en la literatura Hispanoamericana

 Detallar de manera cronológica la vida y los acontecimiento que hicieron


posible la publicación del libro Azul

 Recomendar estrategias para mejorar el proceso de aprendizaje de las obras


de Darío en cada una de las escuelas del país.

23
X. Hipótesis

Los factores sociales y económicos que vivió nuestro máximo poeta Rubén Darío
inciden en la calidad de poesía modernista escrita en el libro azul.

24
XI. Marco Teórico.
AZUL. Fue la obra más destacada de Rubén Darío. En ella podemos encontrar una
combinación de fantasía, mitología, y romanticismo que tanto caracteriza el estilo de
este escritor.
AZUL... es una compilación de los escritos que Darío había realizado para La Época
de Santiago de Chile durante los años 1886 al 1888. El libro se compone de dos
secciones. La primera, CUENTOS EN PROSA, contiene dos partes en si: historietas
no relacionadas, en las que se destaca la nueva tendencia con gran claridad, y EN
CHILE, donde “el poeta” narra sus experiencias durante su estancia en Chile. La
segunda parte EL AÑO LÍRICO, se compone de exquisitas poesías que aunque aún
románticas, se les notan las inquietudes innovadoras.
AZUL... fue editado tres veces durante la vida del autor. La primera edición fue
publicada en Valparaíso, Chile por la Imprenta y Litografía Excélsior que terminó de
imprimir el libro el 30 de julio de 1888. La segunda, más amplia incluyendo tres
poemas en francés, se editó en la ciudad de Guatemala por la Imprenta de La Unión
en 1890. La tercera, con el contenido reducido, en Buenos Aires por La Nación en
1905.
La publicación de Azul, se convirtió en el hito fundacional de la literatura modernista,
en el vigoroso cambio de rumbo en la brújula de la sensibilidad artística. Desde el
enigmático título hasta la inusual estructura de la obra, compuesta por cuentos y
poemas, hacen de este lírico volumen una referencia fundacional del Modernismo:
renovación de los temas, ambientes lujosos, galantes y refinados, culturalismo
francés, fantasía, obsesiones individuales, técnicas e imágenes impresionistas y un
vocabulario exótico y expresivo.
Aquí podemos encontrar la obra completa, en las tres ediciones.
Uno de los cuentos más famosos de la obra Azul, fue el del rey Burgués
Un fragmento de Azul… ‘El rey Burgués’
“Cuando iba a la floresta, junto al corzo o jabalí herido y sangriento, hacía improvisar
a sus profesores de retórica canciones alusivas; los criados llenaban las copas del
vino de oro que hierve, y las mujeres batían palmas con movimientos rítmicos y
gallardos. Era un rey sol, en su Babilonia llena de músicas, de carcajadas y de ruido

25
de festín. Cuando se hastiaba de la ciudad bullente, iba de caza atronando el
bosque con sus tropeles; y hacía salir de sus nidos a las aves asustadas, y el
vocerío repercutía en lo más escondido de las cavernas. Los perros de patas
elásticas iban rompiendo la maleza en la carrera, y los cazadores, inclinados sobre
el pescuezo de los caballos, hacían ondear los mantos purpúreos y llevaban las
caras encendidas y las cabelleras al viento
Azul… (Valparaíso, Chile, 1888) es la partida de nacimiento del Modernismo. Rubén
Darío pensó titular su obra “El año lírico” e incluía solamente poesía. Luego prefirió
el título de uno de sus cuentos: “El rey burgués”. Finalmente se decidió por Azul...
¿Por qué Azul…?
Muchos estudiosos de Darío --como Jorge Eduardo Arellano en su libro premiado
por la OEA Azul… de Rubén Darío: nuevas perspectivas-- han discutido sobre el
título de la obra. ¿Por qué Azul...? se preguntan. Y es que el azul es, en la obra
rubendariana, más que un simple color. El gran crítico español Juan Valera afirma
que “azul” significa para Rubén “lo ideal, lo etéreo, lo infinito, la serenidad del cielo
sin nubes, la luz difusa, la amplitud vaga sin límites, donde nacen, viven, brillan y se
mueven los astros”.
El Nobel centroamericano Miguel Ángel Asturias, coincidente con Valera, sostiene
que Darío evocó el “azul de los cielos, los mares y los ríos de Nicaragua” y el color
cívico de nuestra bandera.
Pero la conocida frase huguesca “L’art c,est l, azur” (“El arte es el azul”) es otro
elemento importante que influyó en el famoso título. El mismo Darío emplearía en
obras posteriores (Prosas Profanas, 1896) el vocablo “azur”. En “Era un aire suave”,
dice: “… sol con corte de astros, en campos de azur”; en “Sonatina”: “…ni los cisnes
unánimes en el lago de azur”; y en “Blasón”: “…lises albos en campo azur”.
Y ya en Azul… el término aparece en “El palacio del sol”: Darío dice que Berta, la
protagonista del cuento, es “gentil como la princesa de un cuento azul”; y más
adelante agrega que tiene “casi imperceptibles venas azules”. En el comienzo de “El
fardo”, dice el poeta: “… la línea, como trazada por un lápiz azul”. Y en “El pájaro
azul”, el poeta emplea en el cuento el término “azul” estableciendo una relación
simbólica con el azul del cielo y las imágenes del vuelo: “Pero el ideal flota en el

26
azul; y para que los espíritus gocen de su luz suprema, es preciso que asciendan…
Para los vuelos inconmensurables tengo alas de águila que parten a golpes mágicos
el huracán”.
1. El “azul” como símbolo
El “azul” --como confesó alguna vez el poeta-- era para su vida un color simbólico.
Dice en Historia de mis libros: “El azul es para mí el color del ensueño, el color del
arte, un color helénico y homérico, color oceánico y fundamental”.
Jorge Green Huie, en su obra El lenguaje poético de Rubén Darío, nos habla del
valor simbólico del azul, que da título a la obra de Darío:
“Los críticos centroamericanos prefieren relacionarlo en parte con el cielo, los lagos
o la bandera del terruño nicaragüense, a pesar de las obvias fuentes francesas.
Pudiera mencionarse asimismo que entre los poetas del Romanticismo alemán “die
blaue Blume” (“la flor azul”) significaba algo como “lo siempre anhelado pero nunca
encontrado”.
La esencia de este símbolo estriba, quizá, en que el autor cosmopolita --nos dice
Green Huie-- “haya logrado la síntesis de elementos extraídos de múltiples culturas”.
Y luego nos explica que una crónica titulada “Carta del país azul: paisajes de un
cerebro” que se publicó originalmente en “La Época” de Santiago el 3 de febrero de
1888, Darío expone a través de prosa poética cuatro aspectos culturas múltiples, 3)
el enigma de la existencia humana y 4) lo anhelado pero inaccesible.
2. El “amado libro viejo”
En su Historia de mis libros, Rubén Darío llama a Azul…: “Mi amado libro viejo, el
que iniciara un movimiento mental que habría de tener después tantas triunfantes
consecuencias y en otra parte: de allí debía derivar toda nuestra futura revolución
intelectual”. Una revolución “seminal” (Mario Vargas Llosa) y “fundacional” (Octavio
Paz), llevada a plenitud por un intelecto --como afirma Salomón de la Selva (citado
por Carlos Tünnermann en Valores de la cultura nicaragüense)-- “despierto a las
preocupaciones sociales, políticas y económicas”. Y los problemas éticos. Y “los
problemas filosóficos más hondos”.
Y en Mitos y mitotes, Guillermo Rothschuh Tablada concluye: “Azul…, como libro
estético, pasó luego a tema y finalmente a tesis para probar, primero, que la

27
influencia dariana es todavía patente en los poetas mayores y menores de habla
española”.
Rubén Darío salió del anonimato gracias a “Azul”, un libro de herencia parnasiana
compuesto por diversos cuentos en prosa y diferentes textos poéticos que tanto se
recreaban en las estaciones anuales como laudaban a algunos de sus escritores
favoritos en sus inicios como literato, sea Leconte de Lisle, Catulle Mendès, Walt
Whitman o Salvador Díaz Mirón.
La influencia francesa en Darío está clara y no es oculta por el autor nicaragüense
residente en Chile en el momento de la escritura de este volumen. También resulta
manifiesta por Juan Valera en una carta que remitió a Darío tras enviarle éste el libro
para su oportuna consideración.
Además de los citados Leconte de Lisle y Catulle Mendés, se aprecian en “Azul”
trazos de Victor Hugo, Gustave Flaubert, Alfred de Musset o Alphonse Daudet.
Tanto sus cuentos, básicamente textos en prosa poética como “El rubí”, “El pájaro
azul” o estupendas recreaciones de vivencias chilenas, como sus poemas, significan
la delicadeza del joven Rubén Darío (tenía 22 años cuando escribió este libro) en la
elección del léxico, el afán escapista de tono melancólico en muchos de sus temas,
la musicalidad de sus ritmos y la exuberancia sensorial de carácter amoroso y
panteísta, con alusiones mítico-fantásticas, imaginerías naturales y ligazones
sentimentales con lugar recurrente para centauros, cisnes, lujo, primaveras, palidez,
ensueños líricos…
Alguna redundancia en los motivos, el artificio consciente en los temas y el derroche
de adjetivación puede llegar a hastiar en algunos momentos en una lectura por lo
general placentera y palmaria en su magisterio dentro del modernismo.
Leamos un ejemplo de “Azul” en el soneto “Venus”:
VENUS
En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría.
En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín.
En el oscuro cielo Venus bella temblando lucía,
como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín.
A mi alma enamorada, una reina oriental parecía,

28
que esperaba a su amante, bajo el techo de su camarín,
o que llevada en hombros, la profunda extensión recorría,
triunfante y luminosa, recostada sobre un palanquín.
“¡Oh reina rubia- díjele- mi alma quiere dejar su crisálida
y volar hacia tí, y tus labios de fuego besar;
y flotar en el nimbo que derrama en tu frente luz pálida,
y en siderales éxtasis no dejarte un momento de amar!”
El aire de la noche refrescaba la atmósfera cálida.
Venus, desde el abismo, me miraba con triste mirar.

3. Creación
Los poemas y cuentos que componen el libro fueron en su mayor parte escritos por
Rubén Darío durante su estancia en Chile, país en el que permaneció entre 1886 y
1889. Todos los textos habían aparecido previamente en la prensa chilena, entre el
7 de diciembre de 1886, fecha en la que apareció "El pájaro azul", y el 23 de junio de
1888 ("Palomas blancas").

4. El título
En el modernismo el color azul y el cisne blanco eran el símbolo del movimiento. En
su primera edición, la obra llevaba un prólogo de su amigo chileno Eduardo de la
Barra con un epígrafe de Víctor Hugo, poeta muy admirado por Darío, que dice así:
"L'art c'est l'azur". En una nota a la segunda edición del libro, de 1890, el autor
explica que esta cita distoria de mis libros (1913), negó esta relación. Según explica
en esta obra, el azul era para él "el color del ensueño, el color del arte, un color
helénico y homérico, color oceánico y firmamental".

5. Primera edición
En su primera edición, de 1888, el libro estaba dividido en las siguientes partes:
 "Cuentos en prosa", que incluía los relatos "El Rey burgués", "La Ninfa", "El
fardo", "El velo de la reina Mab", "La canción del oro", "El rubí", "El palacio del
sol", "El pájaro azul" y "Palomas blancas y garzas morenas".

29
 "En Chile", con dos textos en prosa: "Álbum porteño" y "Álbum santiagués".
 "El año lírico", con cuatro poemas dedicados a las cuatro estaciones:
"Primaveral", "festival", "otoñal" e "Invernal".
 Dos poemas sueltos: "Pensamiento de otoño" y "Anagke".
En los relatos, Darío inserta con frecuencia temas y motivos de la mitología griega,
pero también de los cuentos de hadas. Aparecen personajes como Mab, la reina de
las hadas, o Puck, el duende de El sueño de una noche de verano de William
Shakespeare. A pesar de que predomina este ambiente de ensueño, destaca por su
estética próxima al naturalismo el relato "El fardo", que relata la muerte de un joven
trabajador portuario. La denuncia de la injusticia social no es ajena a estos cuentos:
está presente también en el relato "La canción del oro", en el que un pobre poeta
bohemio entona un amargo himno al oro (que vale aquí como metonimia del dinero).
Uno de los ejes temáticos de los relatos incluidos en Azul... es la reflexión, muchas
veces amarga, sobre la condición del artista en la sociedad burguesa. El mejor
ejemplo es "El Rey Burgués", irónicamente subtitulado "Cuento alegre", en el cual el
poeta protagonista es condenado por el rey que da título al cuento a accionar sin
descanso el manubrio de una caja de música. Los críticos han comentado que en
gran medida esto refleja la desubicación personal del propio autor entre la
plutocracia chilena.

6. Recepción
En un primer momento, la publicación de la obra no tuvo demasiada repercusión,
fuera de alguna reseña en la prensa chilena. Sin embargo, en octubre de 1888, el
novelista español Juan Valera, cuya opinión era muy respetada entre los
intelectuales de España e Hispanoamérica, publicó dos cartas en el periódico El
Imparcial, de Madrid, en los cuales elogiaba a Rubén Darío, porque a pesar de la
fuerte influencia de la literatura francesa, había sabido destilar una personalidad
propia:
Y Ud. no imita a ninguno: ni es Ud. romántico, ni naturalista, ni neurótico, ni
decadente, ni simbólico, ni parnasiano. Usted lo ha revuelto todo: lo ha puesto a
cocer en el alambique de su cerebro, y ha sacado de ello una rara quinta esencia.

30
La aprobación de Valera, difundida en la prensa de Chile y de otros países de
lengua española, supuso la fortuna del libro. La primera edición se agotó
rápidamente. Desde 1889, Darío comenzó a preparar la segunda edición, que
aparecería en Ciudad Guatemala el 4 de octubre de 1890.

7. Segunda edición
La nueva edición se amplió con nuevos textos, tanto en prosa como en verso. Se
añadieron los relatos "El sátiro sordo", "La muerte de la emperatriz de la China" y "A
una estrella", así como nuevas secciones de poemas, tituladas "Sonetos áureos",
"Medallones" y "Èchos" (tres poemas en francés), y un poema suelto "A un poeta".
La nueva edición llevaba además notas del autor aclarando algunos aspectos de los
textos incluidos en el libro. Por último, el nuevo Azul... incorporaba las dos cartas de
Valera al inicio del libro, antes del prólogo de Eduardo de la Barra.
Especialmente notables son los "Sonetos áureos", por la novedad que suponen para
la métrica española, ya que están escritos en alejandrinos. El primero de ellos,
"Caupolicán", está basado en un pasaje de La Araucana, de Alonso de Ercilla, que
refiere el heroísmo del caudillo araucano Caupolicán. La sección "Medallones" reúne
seis poemas dedicados a sendos autores admirados por Darío: los franceses
Leconte de Lisle y Catulle Mendès, el estadounidense Walt Whitman, el cubano José
Joaquín Palma, el italiano nacionalizado francés Alejandro Parodi, y el mexicano
Salvador Díaz Mirón.
La segunda edición tuvo mayor difusión que la primera. Se sabe que recibieron
ejemplares del libro el cubano Julián del Casal, y el español Salvador Rueda (el
volumen de Rueda sería posteriormente heredado por Juan Ramón Jiménez).

8. Otras ediciones
Una nueva edición, mutilada (faltan los textos en prosa) y no autorizada por el autor,
apareció en Santiago de Chile en 1903. La siguiente edición (Buenos Aires, 1905),
aunque contó con la aprobación de Darío tampoco era completa, pero fue la que
alcanzó mayor difusión y se convirtió en la referencia para futuras publicaciones.
Nuevas ediciones en vida del poeta se hicieron en Barcelona (1907) y Valparaíso

31
(1912). Desde entonces, se han sucedido con regularidad las ediciones en todos los
países de lengua española, si bien con frecuencia son poco fieles a la que puede
considerarse canónica (la de 1890).
Víctor Hugo había manifestado “L'Art c'est l'azur” (El arte es azul) antes de AZUL...
ser publicado. Darío, un ardiente admirador del autor francés, como muchos de los
adolescentes amantes de la literatura en la América hispánica del momento, fue
preguntado si el comentario había incitado el nombre de su libro. Darío afirmó su
familiaridad con el uso de la palabra en otras obras pero por desgracia total
desconocimiento de tan espléndida afirmación.
De acuerdo a Darío, las cartas de crítica de Juan Valera definían cuál era su
intención, tal y como prueba el contexto del libro. Al surgir el nombre, el cielo y el
océano estaban en sus pensamientos. La totalidad de la bóveda celeste, cubriendo
de horizonte a horizonte, y su pureza, como cuando se encuentra libre de nubes,
representaban sus ideas. La inmensidad de los mares, con sus misterios y encantos,
fomentó su decisión.
EL AÑO LÍRICO, igual que la compilación de poesías en el libro, era el nombre que
Darío había elegido para su libro. ¿Qué causó el cambio a AZUL...? ¡Todavía se
discute! La razón que fuese, el comentario de Víctor Hugo o no, realmente no hizo
diferencia. El contexto, especialmente la prosa, ya no era parte de la literatura
española. AZUL... solidificó la revolución que ya estaba fermentándose en toda
América Latina, llevando al mundo de la literatura hispánica al Modernismo.
AZUL... fue editado tres veces durante la vida del autor. La primera edición fue
publicada en Valparaíso, Chile por la Imprenta y Litografía Excélsior que terminó de
imprimir el libro el 30 de julio de 1888. La segunda, más amplia incluyendo tres
poemas en francés, se editó en la ciudad de Guatemala por la Imprenta de La Unión
en 1890. La tercera, con el contenido reducido, en Buenos Aires por La Nación en
1905. El debate continua, ¿es la segunda o la tercera edición la autoritaria?
AZUL... es una compilación de los escritos que Darío había realizado para La Época
de Santiago de Chile durante los años 1886 al 1888. El libro se compone de dos
secciones. La primera, CUENTOS EN PROSA, contiene dos partes en si: historietas
no relacionadas, en las que se destaca la nueva tendencia con gran claridad, y EN

32
CHILE, donde “el poeta” narra sus experiencias durante su estancia en Chile. La
segunda parte EL AÑO LÍRICO, se compone de exquisitas poesías que aunque aún
románticas, se les notan las inquietudes innovadoras.

1. EL REY BURGUÉS.
Había una vez un rey muy poderoso. Éste vivía en un gran palacio en una ciudad
inmensa.
Un día llegó al palacio un poeta pidiéndole comida; el rey le contestó que si hablaba
comería. El poeta entonces comenzó a hablar del arte y de la poesía, de una forma
rítmica, de tal forma que a la vez hacía poesía.
Entonces, el rey preguntó a los que estaban allí qué hacer, y un filósofo le dijo que el
poeta podía ganarse el pan tocando un instrumento en el Jardín de los Cisnes; y el
rey así lo hizo.
Cada vez que el rey se paseaba le daba un trozo de pan. Al llegar el invierno, una
noche, en el palacio se preparó un festín, y el poeta, debido al frío murió, y nadie
hasta el siguiente día se enteró.
Ideas Modernistas:
 Descripción de lugares exóticos, como forma del autor de evadirse.
 Narrador omnisciente, que sabe todo lo que ocurre y pasa a lo largo de todo
el cuento.
 El tema predominante es el de hablar de la situación social del momento, en
este caso, de los pobre y los mendigos.
 Utilización del simbolismo, en el que, con una simple palabra ya se sabe qué
clase de persona es: el rey BURGUÉS, imaginamos que es un rey poderoso,
altivo y algo avaricioso, el POETA, suponemos que, aunque sea pobre, es
una persona pura, limpia.

2. EL SÁTIRO SORDO.
Un sátiro, rey de su selva, fue a “espiar” a Apolo que estaba tañendo su lira. Al ver la
osadía del sátiro, Apolo le castigó dejándole sordo, de tal forma que no podía
escuchar nada de lo que ocurría en su selva.

33
El sátiro tenía dos consejeros áulicos: la alondra y el asno, que le ayudaban a
entender las cosas que ocurrían en la selva y él no oía.
Orfeo, un poeta (que tañía su lira haciendo sonreír a todos los animales) espantado
de la miseria de los hombres, quiso huir de los bosques, yendo a la selva del sátiro.
Llegó allí con su lira, se colocó enfrente del sátiro y empezó a cantar. Cuando
terminó su repertorio, le preguntó al sátiro si podía quedarse en su selva.
Éste les pidió ayuda a sus consejeros. Finalmente, el sátiro le negó su estancia allí y
Orfeo quiso ahorcarse, pero en lugar de quitarse la vida, se casó con Eurípides.
Ideas Modernistas:
 Preferencia por palabras esdrújulas, por su valor musical.
 Empleo del adjetivo como metáfora.
 Utilización de la técnica impresionista.
 Utilización de lugares y ambientes exóticos e irreales, como forma de huida
de una realidad que no les gusta.
 Influencia “Parnasianista” en el estilo, en la que se apuesta por un tipo de
literatura de gran perfección formal y con un léxico muy cuidado (“arte por el
arte”).
 Narrador omnisciente, que conoce todo lo interior y lo exterior de los
personajes.

3. LA NINFA.
En el castillo de Lesbia, en la hora del chartreuse, en la mesa se encontraban seis
amigos actores, la mesa estaba presidida por Aspasia.
Lesbia comentó que le gustaban los sátiros, los seres mitológicos y las ninfas. Un
sabio que allí se encontraba, habiéndose basado en hechos históricos pasados, les
dijo que ya bastaba de tanta sabiduría, pues al él lo que le gustaban eran las ninfas,
pero que no existían. Pero Lesbia decía que él sí las veía.
Un día de primavera, mientras un amigo de Lesbia (el que cuenta la historia) vagaba
por el laberinto del castillo, oyó un ruido, se acercó al lugar donde se había
producido, y vio a una ninfa dentro de un estanque, salió de éste y se marchó
corriendo por los rosales.

34
Después se reunió con los demás actores y Lesbia les dijo el amigo había visto una
ninfa y que ella le estaba mirando. Todos quedaron asombrados, observando cómo
se miraban.
Ideas Modernistas:
 Escenarios exóticos e irreales, que representan la huida de la realidad del
autor.
 Narrador omnipresente, que se encarna en forma de protagonista que cuenta
su historia.
 Tema nuevamente social: la burguesía, pues en esta época, los autores se
preocupaban por la situación del país.
 Empleo de la técnica impresionista, en la que se utilizan observaciones muy
detalladas del paisaje y de las cosas descritas y brillantes adjetivos, que
resaltan las descripciones.

4. EL FARDO.
Cuenta que el tío Lucas, un viejo pescador, iba todos los días con su hijo de pesca.
Vendían los fardos que pescaban, y si había buena venta, por la tarde también iban
a pescar.
Pero un sábado, por el reumatismo, el tío Lucas no pudo ir, y mandó a su hijo ir solo
a la tarea diaria.
Pescó muchos fardos, y en uno, el más grande, se colocó encima de él para poder
acabar su tarea, atando una cuerda a éste, para así poder subir las redes y coger los
últimos peces (estaba ya acercándose a la playa), cuando, de pronto, la cuerda se
soltó del fardo, haciendo que éste cayera sobre el hijo del tío Lucas y éste, con el
fardo encima, sobre el filo de la lancha, rompiéndole los riñones, desencajándole el
espinazo y echando por la boca sangre negra.
El tío Lucas lloraba abrazado al cuerpo de su hijo.
Ideas Modernistas:
 Pesimismo por la realidad en la que viven.
 Descripción de lugares de ensueño, como una forma de evasión.

35
 Narrador omnisciente, que sabe todo lo que ocurre, y encarnado en forma de
testigo que cuenta la historia y habla con el tío Lucas.

5. EL VELO DE LA REINA MAB.


Las hadas habían repartido todos sus dones; La reina Mab se coló por la ventana de
su buhardilla y vio cuatro hombres, a uno le había tocado una cantera, a otro el iris,
al tercero el ritmo y al último el cielo azul.
El primero con Grecia en la cabeza, alababa a las venus y los dioses de ésta. El
segundo protestaba, diciendo que para qué quería el iris, si después sus cuadros no
se ponían en ningún sitio y tenía que cobrarlos más baratos. El tercero decía que
pondría su alma en la gran ilusión de sus sinfonías, temiendo todas sus
decepciones, y el último alababa las epopeyas y todos los elementos que la
componían.
Entonces, la reina Mab cogió su Velo de los Sueños y envolvió a los cuatro hombres,
y desde entonces se piensa en el porvenir de los brillantes infelices y se oyen risas
que quitan la tristeza.
Ideas Modernistas:
 Narrador omnipresente, que sabe todo lo que les ocurre a los personajes,
tanto exterior como interiormente.
 Descripción de lugares irreales, como medio de huida y evasión de los
autores.
 Empleo de la técnica impresionista, en la que se realizan buenas
descripciones con brillantes adjetivos y detalladas observaciones.

6. LA CANCIÓN DEL ORO.


Cuenta la historia de un harapiento que va vagabundeando por las calles hasta
llegar a la “gran calle de los palacios”.
En ésta, comienza a observar por las vidrieras, viendo todo lo que tienen dentro los
hoteles.
La noche se va echando encima, y el mendigo come un poco de pan para poder
combatir mejor el frío.

36
Comienza a cantar una canción, en la que siempre, al principio de cada oración dice:
“¡Cantemos el oro!”. Es como un himno para él.
En medio de la noche, el vagabundo y esta canción van haciendo eco, mezclando
gemidos, ditirambos y carcajadas.
Más tarde, cuando la canción terminó, pasó una vieja y él pidió limosna. Ésta le dio
un mendrugo de pan duro, y el mendigo se fue por las sombras y las tinieblas,
castañeando los dientes.
Ideas Modernistas:
 Utilización del adjetivo de forma metafórica, intentando que la lengua sea
bella en sí misma.
 Descripción de lugares fríos, tenebrosos, y un poco irreales, como huída de la
realidad.
 Pesimismo de la época.
 Narrador omnisciente, que parece un testigo de lo que está ocurriendo.
 Influencia “Parnasianista”, en la utilización de brillantes adjetivos que hacen el
objeto muy “cargado”.
 Repetición de “¡cantemos el oro!”, que da ritmo y musicalidad a la historia.

7. EL RUBÍ.
Un gnomo está dando vueltas por el palacio diciendo q los hombres pueden hacer
rubíes y zafiros.
El cuerpo del delito estaba allí en el centro de la gruta, entonces, el gnomo cogió su
cinturón y llamó a todos los gnomos, entre ellos el más viejo y maléfico: Puck.
Tras las miradas de todos asombrados, Puck comenzó a contar la historia de cómo
después de recorrerse las calles parisinas, vio cómo se hacía el rubí. También dijo
que había cumplido una promesa: traer un rubí, y les contó la historia que le sucedió.
Salió disparado de un volcán, al caer, vio a una bella mujer, la cogió, dio un golpe a
la tierra y se la llevó. Mientras estaba dormida, Puck empezó a picar los rubíes; ya
agotado, decidió irse a dormir, pero al rato despertó por un ruido, eran los gritos de
la hermosa mujer; había intentado salir para buscar a su amado, porque entre ellos
se comunicaban y había caído en los rubíes y estaba toda desangrada.

37
Al oír esta historia, los gnomos empezaron a martillar el rubí y a quitar todas las
piedras de las paredes y las echaron al fondo de un agujero mientras Puck se
marchaba.
Ideas Modernistas:
 Narrador omnisciente, que sabe todo lo que ocurre.
 Utilización de escenarios irreales, pues los gnomos no existen mas que en
fantasía, que representan la evasión de los autores.
 Utilización del adjetivo como metáfora.

8. EL PALACIO DEL SOL.


Berta era una niña de 15 años que padecía anemia y siempre estaba triste.
Su madre llamó al doctor, y éste le recomendó glóbulos de ácido arsenioso y
duchas. Berta mejoró gracias al tratamiento, pero seguía estando triste.
Llegó un día a las puertas de su muerte, y todos los del palacio lloraban (porque era
de una familia rica). Pero una mañana, ella estaba en el jardín y vio que de una flor
salía un hada: era el hada de los sueños de las adolescentes que las llevaba al
palacio del sol, y que curaba a las cloróticas con sólo llevarlas en su carro de oro al
palacio del sol.
Cuando descendió, estaba toda su familia boquiabierta, pues Berta estaba saltando
y cantando.
Ideas Modernistas:
 Lugares exóticos e irreales, que representan la evasión del autor.
 Utilización del adjetivo de forma metafórica.
 Empleo de la técnica impresionista, de grandes observaciones subrayadas
con brillantes adjetivos.
 Utilización de los estamentos privilegiados como tema del cuento.
 Repetición de estrofas, que dan musicalidad a la historia.

9. EL PÁJARO AZUL.
En el café Plombier se encontraba el hombre más querido entre ellos, Garcín,
bautizado por ellos como Pájaro Azul.

38
Un día recibió una carta de su padre, que le decía que fuera a llevar los libros al
almacén y que cuando hubiera llegado, quemara sus manuscritos y entonces tendría
su dinero.
Garcín rompió las cartas e improvisó unos versos. Desde entonces Garcín cambió
de carácter y escribió un libro titulado “El Pájaro Azul” y lo recitaba en el café
poniendo a todos cara de asombro. Un día llegó riendo, pero en realidad estaba muy
triste porque Niní había muerto.
Al día siguiente cuando llegó al bar todos le aplaudieron, el dijo que su pájaro azul
iba a escapar; y posteriormente se marchó.
A la mañana siguiente, el café no era lo mismo: todos se marcharon a sus
habitaciones, allí habían encontrado un coronel con un disparo en el cráneo y una
nota que decía: “Hoy, en plena primavera, dejo abierta la puerta de la jaula al pobre
pájaro azul”.
Ideas Modernistas:
 Narrador omnisciente, que sabe todo lo que les ocurre a los personajes.
 Empleo de escenarios exóticos e irreales como representación de la evasión
del autor.

10. PALOMAS BLANCAS Y GARZAS MORENAS.


Rubén cuenta que, cuando él era pequeño se llevaba muy bien con su prima Inés.
Tuvo que ir a un internado a estudiar sus cursos de Bachillerato, y cuando regresó
para estar con su abuela y con se prima Inés, la encontró hecha una mujer.
Él le dijo dos veces que la amaba, y ella se echaba a reír.
Tuvo que irse a otro país, y allí, en una fiesta, conoció a Elena, su primer amor
verdadero. Con ella soñó y se dio su primer beso, el primer beso recibido de labios
de mujer.
Ideas Modernistas:
 El narrador es el protagonista de la historia.
 La mujer se idealiza, siendo, la que amas, un amor imposible.
 Descripción de lugares exóticos, con motivo de la necesidad de huir de la
realidad en la que vive el autor.

39
 Utilización del adjetivo de forma metafórica.
 Utilización de simbolismos para representar a la mujer: para referirse a su
prima Inés, utiliza el término “palomas blancas”, y para hablar de Elena, utiliza
el término “garzas morenas”.

La publicación de 'Azul', primer libro de un escritor nicaragüense de veintiún años se


convirtió en el hito fundacional de la literatura modernista. Desde el enigmático título
hasta la estructura de la obra, compuesta por cuentos y poemas, hacen de este
volumen la obra más representativa del periodo modernista. Los críticos de la época
aseguraban que, con este poemario, Rubén Darío había dado un nuevo sentido del
ritmo y de la sonoridad a la lengua española

40
XII. Conclusiones.
 Rubén Darío y el Modernismo
Rubén Darío es considerado como el autor que lideró el desarrollo del Modernismo
en lengua castellana, tanto en España como en Hispanoamérica, movimiento que,
según el propio nicaragüense "... no es otra cosa que el verso y la prosa castellanos
pasados por el fino tamiz del buen verso y de la buena prosa francesas".
La obra de Rubén Darío apareció publicada primeramente en diferentes periódicos y
después se recopiló en libros. Se trataba de poemas o de ensayos en prosa, estos
últimos referidos a asuntos de actualidad o sus impresiones acerca de lugares.
Rubén Darío es citado generalmente como el iniciador y máximo representante del
Modernismo hispánico. Si bien esto es cierto a grandes rasgos, es una afirmación
que debe matizarse. Otros autores hispanoamericanos, como José Santos Chocano,
José Martí, Salvador Díaz Mirón, Manuel Gutiérrez Nájera o José Asunción Silva, por
citar algunos, habían comenzado a explorar esta nueva estética antes incluso de
que Darío escribiese la obra que tradicionalmente se ha considerado el punto de
partida del Modernismo, su libro Azul... (1888).
Así y todo, no puede negarse que Darío es el poeta modernista más influyente, y el
que mayor éxito alcanzó, tanto en vida como después de su muerte. Su magisterio
fue reconocido por numerosísimos poetas en España y en América, y su influencia
nunca ha dejado de hacerse sentir en la poesía en lengua española. Además, fue el
principal artífice de muchos hallazgos estilísticos emblemáticos del movimiento,
como, por ejemplo, la adaptación a la métrica española del alejandrino francés.
Además, fue el primer poeta que articuló las innovaciones del Modernismo en una
poética coherente. Voluntariamente o no, sobre todo a partir de Prosas profanas, se
convirtió en la cabeza visible del nuevo movimiento literario. Si bien en las "Palabras
liminares" de Prosas profanas había escrito que no deseaba con su poesía "marcar
el rumbo de los demás", en el "Prefacio" de Cantos de vida y esperanza se refirió al
"movimiento de libertad que me tocó iniciar en América", lo que indica a las claras
que se consideraba el iniciador del Modernismo. Su influencia en sus
contemporáneos fue inmensa: desde México, donde Manuel Gutiérrez Nájera fundó
la Revista Azul, cuyo título era ya un homenaje a Darío, hasta España, donde fue el

41
principal inspirador del grupo modernista del que saldrían autores tan relevantes
como Antonio Machado, Ramón del Valle-Inclán y Juan Ramón Jiménez, pasando
por Cuba, Chile, Perú y Argentina (por citar solo algunos países en los que la poesía
modernista logró especial arraigo), apenas hay un solo poeta de lengua española en
los años 1890-1910 capaz de sustraerse a su influjo. La evolución de su obra marca
además las pautas del movimiento modernista: si en 1896 Prosas profanas significa
el triunfo del esteticismo, Cantos de vida y esperanza (1905) anuncia ya el intimismo
de la fase final del Modernismo, que algunos críticos han denominado
postmodernismo.
 Rubén Darío y la Generación del 98
Desde su segunda visita a España, Darío se convirtió en el maestro e inspirador de
un grupo de jóvenes modernistas españoles, entre los que estaban Juan Ramón
Jiménez, Ramón Pérez de Ayala, Francisco Villaespesa, Ramón del Valle-Inclán, y
los hermanos Antonio y Manuel Machado, colaboradores de la revista Helios, dirigida
por Juan Ramón Jiménez.
En varios textos, tanto en prosa como en verso, Darío dio muestra del respeto que le
merecía la poesía de Antonio Machado, a quien conoció en París en 1902. Uno de
los más tempranos es una crónica titulada "Nuevos poetas españoles", que se
recogió en el libro Opiniones (1906), donde escribe lo siguiente:
Antonio Machado es quizá el más intenso de todos. La música de su verso va en su
pensamiento. Ha escrito poco y meditado mucho. Su vida es la de un filósofo
estoico. Sabe decir sus enseñanzas en frases hondas. Se interna en la existencia de
las cosas, en la naturaleza.
Gran amigo de Darío fue Valle-Inclán, desde que ambos se conocieron en 1899.
Valle-Inclán fue un rendido admirador del poeta nicaragüense durante toda su vida,
e incluso le hizo aparecer como personaje en su obra Luces de bohemia, junto a
Max Estrella y al marqués de Bradomín. Conocido es el poema que Darío dedicó al
autor de Tirano Banderas, que comienza así:
Este gran don Ramón de las barbas de chivo, cuya sonrisa es la flor de su figura,
parece un viejo dios altanero y esquivo que se animase en la frialdad de su
escultura.

42
Menos entusiasmo por la obra de Darío manifestaron otros miembros de la
Generación del 98, como Unamuno y Baroja. Sobre su relación con este último, se
cuenta una curiosa anécdota, según la cual Darío habría dicho de Baroja: "Es un
escritor de mucha miga, Baroja: se nota que ha sido panadero", y este último habría
contraatacado con la frase: "También Darío es escritor de mucha pluma: se nota que
es indio".
 Legado
La influencia de Rubén Darío fue inmensa en los poetas de principios de siglo, tanto
en España como en América. Muchos de sus seguidores, sin embargo, cambiaron
pronto de rumbo: es el caso, por ejemplo, de Leopoldo Lugones, Julio Herrera y
Reissig, Juan Ramón Jiménez o Antonio Machado.
Darío llegó a ser un poeta extremadamente popular, cuyas obras se memorizaban
en las escuelas de todos los países hispanohablantes y eran imitadas por cientos de
jóvenes poetas. Esto, paradójicamente, resultó perjudicial para la recepción de su
obra. Después de la Primera Guerra Mundial, con el nacimiento de las vanguardias
literarias, los poetas volvieron la espalda a la estética modernista, que consideraban
anticuada y excesivamente retoricista.
Los poetas del siglo XX han mostrado hacia la obra de Darío actitudes divergentes.
Entre sus principales detractores figura Luis Cernuda, que reprochaba al
nicaragüense su afrancesamiento superficial, su trivialidad y su actitud "escapista". 46
En cambio, fue admirado por poetas tan distanciados de su estilo como Federico
García Lorca y Pablo Neruda, si bien el primero se refirió a "su mal gusto
encantador, y los ripios descarados que llenan de humanidad la muchedumbre de
sus versos". El español Pedro Salinas le dedicó el ensayo La poesía de Rubén
Darío, en 1948.
El poeta mexicano Octavio Paz, en varios textos dedicados a Darío y al Modernismo,
subrayó el carácter fundacional y rupturista de la estética modernista, para él inscrita
en la misma tradición de la modernidad que el Romanticismo y el Surrealismo. En
España, la poesía de Rubén Darío fue reivindicada en los años 60 por el grupo de
poetas conocidos como los "novísimos", y muy especialmente por Pere Gimferrer,
quien tituló uno de sus libros, en claro homenaje al nicaragüense, Los raros.

43
XIII. Recomendaciones.

Durante este proceso de recopilar de manera activa la información que existe sobre
Rubén Darío logre experiencias que me permiten poder realizar las siguientes
recomendaciones.

a) Al MINED.
 Dotar a los centros educativos de material bibliográfico en la que se enaltezca
la obra literaria de nuestro insigne poeta.

c) A los Docentes.
 Promover el estudio de las obras de Rubén Darío

d) A los Estudiantes.
 Involucrarse de manera decidida en la lectura de las obras de Rubén Darío

44
XIV. CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES

Fecha de Cumplimiento

No. Actividades Lugar MAYO JUNIO


1ra 2da 3ra 4ta 5ta 1ra 2da 3ra 4ta 5ta
Semana Semana Semana Semana Semana Semana Semana Semana Semana Semana
1 Orientación del Tema por el Tutor Centro Escolar
Programación de Actividades (Elaborar
2 Casa de habitación
Cronograma)
3 Investigar en Páginas de Internet Ciber y el Parque
4 Lectura de obras de Rubén Darío Casa de habitación
5 Análisis de la Investigación Casa de habitación
Redactar tema Central, Tema Delimitado, Objetivos
6 Casa de habitación
e Hipótesis
7 Redactar Agradecimiento y Dedicatoria Casa de habitación
8 Redactar Antecedentes y Justificación Casa de habitación
9 Redactar Marco teórico Casa de habitación
10 Extraer Resultados Casa de habitación
11 Analizar Resultados (Discusión) Casa de habitación
12 Redactar Conclusiones y Recomendaciones Casa de habitación
13 Sacar el Glosario y la Bibliografía Casa de habitación
14 Entrega de Informe Final Centro Escolar

45
XV. Anexos

Homenajes
 Premio Nacional "Rubén Darío"
Se reglamentó el Premio Nacional Rubén Darío mediante Decreto No. 5,
aprobado el 2 de enero de 1942 y publicado en La Gaceta No. 7 del 14 de enero
de 1942.
 Orden de la Independencia Cultural "Rubén Darío"
Máxima distinción cultural concedida por la Presidencia de la República de
Nicaragua a personajes o instituciones que se han destacado por sus aportes en
diferentes campos de la cultura nicaragüense o extranjera.
 Premio Internacional de Poesía "Rubén Darío"
Convocado anualmente por el gobierno de de la República de Nicaragua a través del
Instituto Nicaragüense de Cultura.
 Premio a la Excelencia Académica "Rubén Darío"
El Premio a la Excelencia Académica Rubén Darío, reconoce el esfuerzo,
perseverancia y constancia en la excelencia académica, se entrega anualmente,
en el marco de la sesión de trabajo del Consejo Regional de Vida Estudiantil de
Centroamérica y República Dominicana (CONREVE). Es el máximo galardón que
entrega el Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA) a los
estudiantes más destacados entre las 21 universidades de América Central y
República Dominicana que conforman esa entidad regional.
 Premio Bienal "Rubén Darío" y Concurso de Poesía y Prosa "Rubén
Darío"
Otorgado por el Parlamento Centroamericano (PARLACEN).
 Premio "Rubén Darío" de Poesía en Castellano
El Ayuntamiento de Palma convoca al premio Rubén Darío de Poesía en Castellano.
 Premio Internacional de Literatura "Rubén Darío"
Convocado por el Grupo Editorial Sial Pigmalión.

46
Obras de Rubén Darío
Poesía (primeras ediciones)
 Abrojos. Santiago de Chile: Imprenta Cervantes, 1887.
 Rimas. Santiago de Chile: Imprenta Cervantes, 1887.
 Azul.... Valparaíso: Imprenta Litografía Excelsior, 1888. Segunda edición,
ampliada: Guatemala: Imprenta de La Unión, 1890. Tercera edición: Buenos
Aires, 1905.
 Canto épico a las glorias de Chile Editor MC0031334: Santiago de Chile,
1887.
 Primeras notas, [Epístolas y poemas, 1885]. Managua: Tipografía Nacional,
1888.
 Prosas profanas y otros poemas. Buenos Aires, 1896. Segunda edición,
ampliada: París, 1901.
 Cantos de vida y esperanza. Los cisnes y otros poemas. Madrid, Tipografía
de Revistas de Archivos y Bibliotecas, 1905.
 Oda a Mitre. París: Imprimerie A. Eymeoud, 1906.
 El canto errante. Madrid, Tipografía de Archivos, 1907.
 Poema del otoño y otros poemas, Madrid: Biblioteca "Ateneo", 1910.
 Canto a la Argentina y otros poemas. Madrid, Imprenta Clásica Española,
1914.
 Lira póstuma. Madrid, 1919.

Prosa (primeras ediciones)


 Los raros. Buenos Aires: Talleres de "La Vasconia", 1896. Segunda edición,
aumentada: Madrid: Maucci, 1905.
 España contemporánea. París: Librería de la Vda. de Ch. Bouret, 1901.
 Peregrinaciones. París. Librería de la Vda. de Ch. Bouret, 1901.
 La caravana pasa. París: Hermanos Garnier, 1902.
 Tierras solares. Madrid: Tipografía de la Revista de Archivos, 1904.
 Opiniones. Madrid: Librería de Fernando Fe, 1906.
 El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical. Madrid: Biblioteca "Ateneo", 1909.
 Letras (1911).

47
 Todo al vuelo. Madrid: Juan Pueyo, 1912.
 La vida de Rubén Darío escrita por él mismo. Barcelona: Maucci, 1913.
 La isla de oro (1915) (inconclusa).
 Historia de mis libros. Madrid, Librería de G. Pueyo, 1916.
 Prosa dispersa. Madrid, Mundo Latino, 1919.

Obras completas
 Obras completas. Prólogo de Alberto Ghiraldo. Madrid: Mundo Latino, 1917-
1919 (22 volúmenes).
 Obras completas. Edición de Alberto Ghiraldo y Andrés González Blanco.
Madrid: Biblioteca Rubén Darío, 1923-1929 (22 volúmenes).
 Obras poéticas completas. Madrid: Aguilar, 1932.
 Obras completas. Edición de M. Sanmiguel Raimúndez y Emilio Gascó
Contell. Madrid: Afrodisio Aguado, 1950-1953 (5 volúmenes).
 Poesías. Edición de Ernesto Mejía Sánchez. Estudio preliminar de Enrique
Ardenson Imbert. México: Fondo de Cultura Económica, 1952.
 Poesías completas. Edición de Alfonso Méndez Plancarte. Madrid: Aguilar,
1952. Edición revisada, por Antonio Oliver Belmás, en 1957.
 Obras completas. Madrid: Aguilar, 1971 (2 volúmenes).
 Poesía. Edición de Ernesto Mejía Sánchez. Caracas: Biblioteca Ayacucho,
1977.
 Obras completas. Madrid: Aguilar, 2003. (A pesar del título, solo contiene sus
obras en verso. Reproduce la edición de Poesías completas de 1957).
 Obras completas. Edición de Julio Ortega con la colaboración de Nicanor
Vélez. Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2007- ISBN 978-84-8109-704-7. Está
prevista la publicación de tres volúmenes (I Poesía; II Crónicas; III Cuentos,
crítica literaria y prosa varia), de los que solo el primero ha aparecido hasta el
momento.

Algunas ediciones actuales


 Autobiografía. Oro de Mallorca. Introducción de Antonio Piedra. Madrid,
Mondadori, 1990. ISBN 84-397-1711-3.

48
 Azul.../ Cantos de vida y esperanza. Edición crítica de José María Martínez.
Madrid, Cátedra, 2000. ISBN 84-376-1371-X.
 Páginas escogidas. Edición de Ricardo Gullón. Madrid: Cátedra, 1988. ISBN
84-376-0184-3.
 Prosas profanas. Edición de José Olivio Jiménez. Madrid, Alianza Editorial,
1992. ISBN 84-206-0568-9.
 Prosas profanas y otros poemas. Edición de Ignacio M. Zulueta. Madrid,
Castalia (col. "Clásicos Castalia" nº 132), 1992. ISBN 84-7039-416-9.

La catedral-basílica de la Asunción, en la ciudad de León, en la que transcurrió la


infancia del poeta. Sus restos se encuentran sepultados en esta iglesia.

Monumento a Rubén Darío en el Parque Forestal, Santiago de Chile.

49
Facsímil del poema Pax de Rubén Darío.

Busto de Rubén Darío en el Paseo de los Poetas, Rosedal de Palermo, Buenos Aires

Glorieta de Rubén Darío en Madrid

50
Monumento a Rubén Darío en el Parque de Málaga, en la ciudad homónima

Estatua a Rubén Darío en el Paseo Marítimo de Palma de Mallorca

Busto de Rubén Darío esculpido por Edith Grøn, quien realizó más de treinta
obras de arte en su honor

51
XVI. Glosario

 Temáticas; Motivo, argumento asunto, sujeto. Proposición o texto que se

toma por asunto de un discurso

 Estilísticos; Estudio del estilo o de la expresión lingüística en general.

Interpretar o describir convencionalmente la forma de un objeto haciendo

resaltar tan solo sus rasgos más característicos.

 Innovaciones; Cambiar las cosas introduciendo novedades.

 Pictórica; Relativo a la pintura. Adecuado para ser representado en

pintura.

 Omnisciente; de la divinidad. Que todo siente.

 Apéndice; Cosa adjunta a otra, con respecto a la cual es de importancia

secundaria

 Abrojos; Planta de las familias de las dicotiledóneas, de hojas opuestas,

flores pentapetalas y fruto capsular espinoso

 Desenfreno; Entregarse a un vicio desordenadamente.

 Desaire; falta de gentileza, humillar, desatender a una persona.

 Exotismo; Carácter de lo exótico. Tendencia a exaltar o imitar costumbres

o ideas extranjeras

52
XVII. Bibliografía

 Fernández, Teodosio: Rubén Darío. Madrid, Historia 16 Quórum, 1987.


Colección "Protagonistas de América". ISBN 84-7679-082-1.

 Ferreiro Villanueva, Cristina: Claves de la obra poética de Rubén Darío.


Madrid:Ciclo Editorial, 1990. ISBN 84-87430-79-1.

 Litvak, Lily (ed.): El Modernismo. Madrid: Taurus, 1986. ISBN 84-306-


2081-8.

 Login Jrade, Cathy: Rubén Darío y la búsqueda romántica de la unidad. El


recurso modernista a la tradición esotérica. México: Fondo de Cultura
Económica, 1986. ISBN 986-16-2480-7.

 Ruiz Barrionuevo, Carmen: Rubén Darío. Madrid: Síntesis, 2002. ISBN


84-9756-048-5.

 Salinas, Pedro: La poesía de Rubén Darío. Barcelona: Península, 2005.


ISBN 84-8307-650-0.

 Vargas Vila, José María: “Rubén Darío". 1917.

 Ward, Thomas: “El pensamiento religioso de Rubén Darío: Un estudio de


Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza.” Revista Iberoamericana
55 (enero-junio de 1989): 363-75

53

Вам также может понравиться