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Hemos mencionado en otras publicaciones de nuestro blog, lo mucho que se escribió respecto
del Valle Yokavil y también dijimos que este espacio geográfico producía diferentes juegos de
impresiones en lo humano, cultural y regional. En medio de aquellas impresiones están las que son
propias de los hijos de estas tierras y otras que le son ajenas.

En la globalidad de la producción escrita encontramos a muchísimos investigadores de


diferentes áreas científicas quienes dejaron su impresión en un número cuantioso de publicaciones.
Tras el afán de conseguir objetivos para probar sus hipótesis, estos científicos, fueron plasmando en el
papel aquello que les resultaba útil a sus trabajos científicos. Es así que un sin número de impresiones
fragmentarias en el cuerpo textual de lo producido, dibujaron con palabras la realidad del valle. Sus
escritos dejaron ante el mundo, no tan solo su aporte, sino también su mirada y nos mostraron el cristal
bajo el que fuimos observados. Sus escritos, a nuestra mirada vallista, los transformó en ese V V
  V, que nos hizo objeto de sus estudios.

Como sabemos El VALLE YOKAVIL es una porción geográfica del macro VALLE
CALCHAQUÍ y, si bien compartimos nuestra tierra, la diferencia cultural en la actualidad es
sumamente evidente y firmemente compartida. Probablemente muchos conozcan a medias o no, a
cerca de este espacio geográfico-cultural. Desde hace un tiempo atrás se les dio a conocer como los
valles en los que resistieron férreamente al conquistador Español. Otros, los conocerán porque su
resistencia también se hizo contra el invasor Inca, imperio que lastimó profundamente la estructura
interna de su sociedad, facilitando posteriormente la conquista hispánica. Y están los que no conocen
este espacio geográfico. Pues bien, a ellos, les recomendamos que se detengan un poquitín sobre las
publicaciones anteriores de nuestro blog.

Retomando a algunos autores, podremos ver desde donde se mira al vallisto. Así tenemos a J.B.
Ambrosetti que en una publicación de 1967 llamada
   V      , realiza una
recopilación de lo vivido en el Valle Calchaquí. En el capítulo sobre estos valles, nos retrata de la
siguiente manera:    V       V   
VV V V     V    VV  V V V 
  V   V  ! V
V    V  V   V V "

# V  !  


$    V        
V!!V   %
&    V  !V 

 V!V V   V V V   


       % 
 V    V VV V
 !   V   V  ! V  
!      V   V 
$  V V  V   
  V    V          

V     V  V V  V  !  V    V  
 !   V  V  V   V   V        
   V    &   V   V              V  
V         V  V  !   V!  '

Entre sus escritos Ambrosetti menciona una realidad desde un punto de vista algo peculiar, su
método se basaba en la extracción de información de los peones de fincas, valiéndose de obsequios
como coca, cigarro y uno que otro trago de aguardiente. De esta forma, lograba obtener notas curiosas
y complementarias, con otras que poseía, como las prácticas funerarias, la hierra (o yerra), etc. Según
relata, obtuvo también datos sobre el abandono del espíritu; datos que sometió a verificación a diversos
indios-peones, de diferentes puntos del valle, mediante interrogatorios a los que él mismo les llama
  V V .

María Elena Vargas de Sánchez, nos trae otra forma perceptiva interesante de nuestra realidad
desde el artículo: (   V, una forma de enfermedad social, en la estructura política
argentina. Dicho análisis se encuentra en el marco de las VI )V    *,
allá por 1986. Les acercamos unas cuantas líneas de su trabajo:

³  V    *      V  V%             V V V 
  V    V        V V  !V V   V   V  
      VVV V   V  V  ! V    V!
!      V "´ La autora nos habla de una curación social que estaría dirigida a
vencer esas resistencias originadas en la ignorancia y en una rutina que se opone a todo cambio y
afirma que: ³ V (se halla) V  V V  V  V!          
  V    V  V  V                   !
 V  V V V  V    V   V    V            
       V  V de haber VV   V    V  V! 
  V        V   $     ´

Gaspar Risco Fernández, en su obra    +  , hace un extenso y rico análisis de los
valles. Para el presente artículo tomamos una porción muy significativa de su trabajo, esta hace
referencia al desarrollo integral del valle. El autor habla de que se debe tender a ³«    
  !     V      V V    V      V   $ VV   
!VV V      V V V  ! %  'Este proceso, según él, está concatenado al
NOA (noroeste argentino), espacio ³,  V   V - V     V  V.  -V 
/ V      &  $ .   %V   V   (el que)   & 
    V      V  '"En un párrafo aparte sostiene que: ³V %  
*            V V  !     """'Y
agregará que en el valle se gestan las proto-celulas del NOA y seguirá insistiendo en que es el NOA el
que deberá de revitalizar las comunidades del valle. El NOA no como sentimiento o ilusión, sino como
el producto de una recuperación de superposiciones culturales, capaz de recobrar su impulso creador,
de formularse como proyecto regional susceptible de articulación nacional.

Lo producido por un sin número de autores, está siempre girando alrededor del extracto de ideas
citadas precedentemente. Es cierto que la realidad observada desde 1946 a 1987 tuvo un cambio
importante, pero mayor fue el cabio sociocultural y geográfico producido desde aquella época al
presente. Podríamos decir que, tras la condición de marginalidad, de las poblaciones vallistas de los
centros urbanos correspondientes a las capitales de provincia se sumaron: la situación de frontera, la
integración intra-valle y la condición de mestizos étnicos culturales. Es así que los vallistos hemos
tendido a un desarrollo regional interesante. A este proceso social complejo no le falta la emigración a
los centros urbanos importantes del NOA, a la región Pampeana, y tampoco una rica inmigración desde
aquellos hacia el valle. Este movimiento poblacional trajo consigo el enriquecimiento profesional e
intercambio sociocultural necesario, desde esta realidad se pretende conservar el patrimonio material e
inmaterial pero con miras al progreso económico, tecnológico y social. Me atrevería a decir que el valle
crece, merced al cambio climático, a los vaivenes de la economía regional y a las mezquindades
políticas e ideológicas reinantes en el proceso de globalización en el que estamos inmiscuidos todos los
pueblos de Argentina. Fueron, son y serán, sus valores culturales los que asegurarán su única y digna
forma de vivir, aun cuando esto nos acuse de cierto hermetismo, aun cuando estemos perseguidos sin
cesar por la adversidad en gran parte de nuestras empresas, aún cuando estemos forzados a vivir en un
aislamiento emocional ylas barreras jurisdiccionales rompieran nuestra unidad geográfica, ecológica e
histórica.

Mirar al valle, con ojos diferentes es


siempre un ejercicio pleno y diverso desde
cualquier ámbito, estatus social y cultural.
Mirar a su gente y su historia sigue siendo aún
hoy un desafío de entendimiento, aceptación,
respeto y corazón.

Solo me quedó en el tintero el


Vallista, pionero, trabajador, del que hoy
heredamos su abnegación y vocación, aquel al
que honramos en la memoria al sostener
nuestra estancia en estos valles. Abuelos,
bisabuelos que trabajaron con mucho
sacrificio. Se nos llena la boca de palabras, de
verdades, de recuerdos y realidades. Con ellos nos apoyamos para afirmar con fuerza de corazón que el
valle es nuestro lugar que Trabajamos la tierra, amos y vivimos. Que estamos aquí por qué Dios lo
quiso así y ahora nosotros nos confiamos a su Misericordia.

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