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Miedo

El miedo o temor es una emoción caracterizada por


una intensa sensación desagradable provocada por la
percepción de un peligro, real o supuesto, presente,
futuro o incluso pasado. Es una emoción primaria que
se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza,
y se manifiesta en todos los animales, lo que incluye al
ser humano. La máxima expresión del miedo es el
terror. Además el miedo está relacionado con la
ansiedad.

Existe miedo real cuando su dimensión está en


correspondencia con la dimensión de la amenaza.
Existe miedo neurótico cuando la intensidad del ataque
de miedo no tiene ninguna relación con el peligro.
Detalle de Jinete sin cabeza persiguiendo a Ichabod Crane
Ambos, miedo real y miedo neurótico, fueron términos
de John Quidor (1858). Smithsonian American Art Museum.
definidos por Sigmund Freud en su teoría del miedo. En
la actualidad existen dos conceptos diferentes sobre el
miedo, que corresponden a las dos grandes teorías psicológicas que tenemos: el conductismo y la psicología profunda. Según el
concepto conductista el miedo es algo aprendido. El modelo de la psicología profunda es completamente distinto. En este caso, el
miedo existente corresponde a un conflicto básico inconsciente y no resuelto, al que hace referencia.

Índice
Enfoques sobre el miedo
Fisiología, psicología y bioquímica del miedo
Consideraciones jurídicas
Terminología
El miedo como construcción cultural
El miedo en el arte
Miedo y sociedad
Miedo y formación militar
Miedo y religión
Véase también
Referencias
Bibliografía
Enlaces externos

Enfoques sobre el miedo


Desde el punto de vista biológico, el miedo es un esquema adaptativo, y constituye un mecanismo de supervivencia y de defensa,
surgido para permitir al individuo responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia. En ese sentido, es normal y
beneficioso para el individuo y para su especie.

Desde el punto de vista neurológico es una forma común de organización del cerebro primario de los seres vivos, y esencialmente
consiste en la activación de la amígdala, situada en el lóbulo temporal.

Desde el punto de vista psicológico, es un estado afectivo, emocional, necesario para la correcta adaptación del organismo al
medio, que provoca angustia y ansiedad en la persona, ya que la persona puede sentir miedo sin que parezca existir un motivo
claro.

Desde el punto de vista social y cultural, el miedo puede formar parte del carácter de la persona o de la organización social. Se
puede por tanto aprender a temer objetos o contextos, y también se puede aprender a no temerlos, se relaciona de manera
compleja con otros sentimientos (miedo al miedo, miedo al amor, miedo a la muerte, miedo al ridículo) y guarda estrecha
relación con los distintos elementos de la cultura.

Desde el punto de vista evolutivo el miedo es un complemento y una extensión de la función del dolor. El miedo nos alerta de
peligros que no nos han ocasionado algún dolor, sino más bien una amenaza a la salud o a la supervivencia. Del mismo modo en
que el dolor aparece cuando algo nocivo ataca nuestro cuerpo el miedo aparece en medio de una situación en la que se corre
peligro.

Para algunos, el miedo en el ser humano no guarda ninguna relación fisiológica (como reacción de alerta), sino que es un
producto de la conciencia, que expande nuestro nivel de conocimiento.1

Fisiología, psicología y bioquímica del miedo


El mecanismo que desata el miedo se encuentra, tanto en personas como en
animales, en el cerebro, concretamente en el cerebro reptiliano, que se encarga de
regular acciones esenciales para la supervivencia como comer y respirar, y en el
sistema límbico,2 que es el encargado de regular las emociones, la lucha, la huida, la
evitación del dolor y en general todas las funciones de conservación del individuo y
de la especie. Este sistema revisa de manera constante (incluso durante el sueño)
toda la información que se recibe a través de los sentidos, y lo hace mediante la
estructura llamada amígdala cerebral, que controla las emociones básicas, como el
miedo y el afecto, y se encarga de localizar la fuente del peligro. Cuando la amígdala
se activa se desencadena la sensación de miedo y ansiedad, y su respuesta puede ser
la huida, el enfrentamiento o la paralización. Se ha encontrado que la sensación de
miedo está mediada por la actuación de la hormona antidiurética (o «vasopresina»)
en la amígdala cerebral y que la del afecto lo está por la de la hormona oxitocina,
también en la amígdala.[cita requerida] Está en estudio un antagonista selectivo de la El miedo es un producto
vasopresina, el compuesto SSR149415, que bloquea la sensación de miedo «social» emocional del cerebro. Esquema
—miedo hacia otros animales de la misma especie— pero no otros tipos de miedo; del sistema límbico del cerebro
los fármacos que bloquean el miedo social por antagonismo de la vasopresina es humano.
posible que nunca se comercialicen dadas las funciones, biológicas y de otros tipos,
que tiene tal tipo de miedo en el funcionamiento de las sociedades animales incluida
la humana (es de destacar que el etanol inhibe la producción de vasopresina); estudios con resonancia magnética de la amígdala
cerebral están encontrando datos que indican que los llamados "psicópatas sociales" sufren atrofia de las amígdalas cerebrales lo
que les provocaría la pérdida del miedo social y del afecto que les caracteriza. Es interesante señalar que el miedo al daño físico
provoca la misma reacción que el temor a un dolor psicológico.
La extirpación de la amígdala parece eliminar el miedo en animales, pero tal cosa no sucede en humanos (que a lo sumo cambian
su personalidad y se hacen más calmados), en los que el mecanismo del miedo y la agresividad es más complejo e interactúa con
la corteza cerebral y otras partes del sistema límbico.

El miedo produce cambios fisiológicos inmediatos: se incrementa el metabolismo celular, aumenta la presión arterial, la glucosa
en sangre y la actividad cerebral, así como la coagulación sanguínea. El sistema inmunitario se detiene (al igual que toda función
no esencial), la sangre fluye a los músculos mayores (especialmente a las extremidades inferiores, en preparación para la huida) y
el corazón bombea sangre a gran velocidad para llevar hormonas a las células (especialmente adrenalina). También se producen
importantes modificaciones faciales: agrandamiento de los ojos para mejorar la visión, dilatación de las pupilas para facilitar la
admisión de luz, la frente se arruga y los labios se estiran horizontalmente.

Como el sistema límbico fija su atención en el objeto amenazante, los


lóbulos frontales (encargados de cambiar la atención consciente de una
cosa a otra) se desactivan parcialmente. Durante un ataque de pánico3 la
atención consciente queda fijada en el peligro, y si los síntomas
fisiológicos como el ritmo cardíaco o la presión sanguínea son
interpretados por el sujeto como una confirmación de la realidad de la
amenaza se produce una retroalimentación del miedo, que impide una
ponderación del auténtico riesgo. Esto sucede, especialmente, en el caso de
las fobias: la atención del fóbico es incapaz de prestar atención a otra cosa
y magnifica el peligro ante la incomprensión de los presentes.
El miedo se comunica a los demás a
La consolidación en la memoria de un episodio de miedo intenso (o de un través del rostro: la actriz Candace
trauma) no es inmediata. Según los investigadores Min Zhuo, Bao Ming Li Hilligoss en la película Carnival of Souls.

y Bong Kiun Kaang4 la activación de los receptores NMDA (que son las
moléculas que reciben las señales bioquímicas que provocan un efecto
fisiológico concreto) provoca que en esos receptores se produzca una huella en las células cerebrales. En concreto, sería la
subunidad molecular llamada NR2B la que serviría de marca de memoria. En experimentos realizados con ratones, el bloqueo de
la NR2B en la corteza prefrontal produjo la desaparición de la reacción a un miedo previamente experimentado.

Otro estudio sobre lo que provoca miedo en una persona; realizado por un equipo de investigadores alemanes de la Clínica
Universitaria Charité de Berlín, y conducido por el psiquiatra Andreas Heinz demostró la relación entre la dopamina y la
sensación de miedo.5

Este estudio arrojó que la dopamina, una sustancia neurotransmisora, estimula o frena la actividad de las células nerviosas en el
cerebro. En este estudio se encontró que poca dopamina en algunas áreas del cerebro provoca la interrupción o trasformación de
la comunicación entre las células nerviosas. Las personas con una elevada concentración de dopamina en la amígdala cerebral
(Corpus amygdaloideum), área en el cerebro que participa en el procesamiento emocional, reaccionaron con más miedo y estrés
que aquellas personas con una menor concentración de dicha sustancia.

Además se concluyó que hay otro factor que influye en las sensaciones de miedo; este es la comunicación existente entre la
amígdala cerebral y el cíngulo anterior, otra región cerebral. Ambas están interconectadas a través de fibras nerviosas. Estas
regiones se comunican cuando la persona percibe algo negativo. Cuanta más comunicación hay entre ambas regiones, menos
miedo sentían las personas afectadas; en cambio personas con poca o pobre comunicación sienten más miedo.

Se ha demostrado que a través de la psicoterapia se puede promover la comunicación de la amígdala cerebral y el cíngulo
anterior, por lo que las personas afectada podrían aprender a actuar con menos miedo y a tener una mayor seguridad en sí mismas.

Consideraciones jurídicas
En la medida en que el miedo puede restar autonomía decisoria al sujeto llega a ser un eximente de responsabilidad. El derecho
romano estableció en el 79 a. C. (mediante una innovación jurídica introducida por un pretor llamado Octavius) la acción metus
causa (por causa del miedo) como eximente de responsabilidad.6 En las siete partidas (Part. 7 tit 3.3.l.7) se establece en el
derecho castellano la invalidez de pleitos o declaraciones realizados bajo miedo, y el derecho actual determina que el miedo es
causa eximente de responsabilidad criminal. Para el caso del moderno derecho continental, y en concreto para el español, por
ejemplo, se establece que:

Están exentos de responsabilidad criminal (...) el que obre impulsado por miedo insuperable.

Código Penal español, Art 20.6, vigente desde 24 de mayo de 19967

Si bien la doctrina española no aclara de forma unánime qué naturaleza jurídica tiene la eximente del miedo insuperable, es
opinión generalizada que se basa en el «principio de no exigibilidad de otra conducta», y en ocasiones se vincula a la legítima
defensa. Se especifica que el miedo puede no ser el único motivo de la conducta ilícita, pero sí ha de ser motivo preponderante.
La jurisprudencia del Tribunal Supremo español en ocasiones (y de manera excepcional) no acepta la eximente de miedo
insuperable en ciertos delitos de acción (al entender que quien actúa lo hace habiendo superado el miedo), y no exige, en cambio,
que el peligro sea real (pues puede ser imaginario) ni inminente.8

Lo mismo ocurre en el derecho civil y en el canónico católico, en los que el defecto del consentimiento por miedo es, por
ejemplo, causa de nulidad matrimonial.[cita requerida]

Terminología
Según el diccionario de la Real Academia Española (DRAE)9 el miedo es
la «perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o
imaginario». El vocablo procede del latín metus, que tiene significado
análogo. Como todas las emociones admite graduación, y así el diccionario
ideológico de Julio Casares establece algunos términos asociados, como
temor, recelo, aprensión, canguelo, espanto, pavor, terror, horror, fobia,
susto, alarma, peligro o pánico.10

Uno de los primeros testimonios del uso de esta palabra en castellano


escrito, según el diccionario de autoridades se encuentra en la obra
legislativa conocida como las Siete Partidas (Part. 7 tit 3.3.l.7): Claustrofobia, miedo a lugares cerrados.

…e de tal miedo e de otro semejante fablan las leyes de


nuestro libro cuando dicen que pleito o postura que home face por miedo non debe valer.

[cita requerida]

José Antonio Marina y Marisa López Penas, en su Diccionario de los sentimientos, analizan las relaciones que se pueden
establecer entre distintos vocablos de un mismo campo semántico emocional, lo que nos permite conocer su matización y su
gradación. Riesgo (resecare, romper un risco el casco de una embarcación), y peligro (de la raíz indoeuropea per-, ir hacia
delante, penetrar en algún sitio) son palabras relacionadas con el miedo. Temor es el miedo a algo que se piensa que ya ha
sucedido, y aprensión es la aversión a tocar algo. Canguelo (miedo breve) procede del caló y significa originariamente apestar, y
se relaciona con el aflojamiento de esfínteres que produce el miedo.11 La gradación del miedo en la lengua castellana, según
estos autores, comienza con el miedo intensivo, la fobia, el terror y el pavor (este último del indoeuropeo peu-, golpear, de
donde proceden también pavura y espanto). El pánico es el miedo sin fundamento, colectivo y descontrolado (palabra derivada
del nombre del dios Pan, y se refiere al miedo a los ruidos perturbadores de la naturaleza). Existe también un miedo breve y
súbito, procedente de una causa pequeña, el susto (procedente del portugués), y también la alarma (que significa,
etimológicamente, «a las armas»).

La lingüística comparada permite reconocer las diferencias de vocabulario emocional entre culturas. En francés,

Peur es la inquietud por la presencia de un peligro, crainte es un peur fuerte, terreur es crainte grande
y profundo, panique es terreur súbito y sin fundamento, épouvante es un terreur grande, frayeur es un
épouvante causado por la imagen del mal… effroi es un frayeur grande…

Marina Torres y López Penas, 2001, p. 248

En inglés es también abundante la variedad de términos para describir el miedo: worry (preocupación), anxiety (ansiedad), terror
(terror), fright (espanto o susto), paranoia (paranoia), horror (horror) , panic (pánico individual o colectivo), persecution complex
(manía persecutoria) o dread (pavor). La phobia es paranoia extrema, y la distrust (desconfianza) es el miedo interpersonal. El
terror (terror) se refiere a un estado pronunciado de miedo posterior al estado de horror ante un peligro inmediato, y que puede
provocar acciones atípicas e irracionales en quien lo siente.

En alemán se emplean las palabras Furcht (miedo), Sorge (preocupación), Bammel (ponerse nervioso). El término quizá más
empleado, Angst («miedo» o «angustia» en alemán y otras lenguas germánicas), de ocho siglos de antigüedad, proviene de la raíz
indogermánica anghu- (restricción), y evolucionó en la palabra del antiguo alto alemán angust, que conservó el significado de
restricción, al igual que la palabra latina angustia, con el mismo origen etimológico. La palabra Angst se extendió al inglés angst,
donde se emplea con el significado de miedo existencial o para referirse a una ansiendad intensa en lugar de la palabra anxiety, y
se emplea por ejemplo en la expresión angst-ridden (estar dominado por el miedo). El término fue probablemente importado al
inglés por George Eliot en 1849.

La escasa variación de significados entre lenguas cercanas indica que el miedo es un sentimiento universal. Pero la antropología y
la sociología muestran que el miedo tiene una modulación cultural, lo que se analizará en otro apartado de este artículo.

El miedo como construcción cultural


Catherine Lutz ha estudiado la variabilidad cultural del miedo.12 Según sus averiguaciones, la comunidad ifaluk considera
positiva la cobardía, y por tanto para ellos es bueno confesar el miedo pues es prueba de ser persona inofensiva y temerosa de las
leyes del grupo.

Joanna Bourke, autora de Fear: a Cultural History (El miedo: una historia cultural) revela que el miedo, como un sentimiento
colectivo e individual, varía con las épocas y los contextos históricos.

Durante el siglo XIX, los temores relacionados con la muerte inminente estaban estrechamente
vinculados a los miedos acerca de cualquier tipo de vida después de la muerte eventual así como
relacionados con la inquietud sobre el diagnóstico correcto del deceso (o dicho de otra manera: que
condujera a un entierro prematuro). En nuestro tiempo, por el contrario, tendemos a preocuparnos
mucho más sobre el hecho que nos obliguen a permanecer vivos más de lo debido (denegándonos la
oportunidad de «morir con dignidad»). Es el personal médico, en vez de los clérigos, el que preside
cada vez más sobre el terror a la muerte. Los debates actuales sobre la eutanasia y la muerte asistida
están relacionados con estos cambios.

Joanna Bourke13
Esta investigadora sostiene que el principal transmisor actual del miedo son los
medios de comunicación de masas, pero en todo caso se precisa de la credulidad de
la sociedad para que el pánico estalle. Tras estudiar los archivos históricos, la autora
muestra cómo entre 1947 y 1954 estalló un pánico colectivo ante el abuso sexual de
niños,13 pese a que los periódicos llevaban años publicando ese tipo de noticias.
Otro caso estudiado por la autora es el pánico colectivo desatado por la
retransmisión de La guerra de los mundos por Orson Welles en 1938, cuando una
ficción radiada sobre un ataque alienígena a la tierra desató la alarma entre los
estadounidenses. La autora recuerda que el precedente de ese experimento (una
emisión equivalente de la BBC realizada por Ronald Knox en 1926, con idénticos
resultados de miedo colectivo en el Reino Unido) fue olvidado, tal vez por un
posterior sentimiento de vergüenza colectiva:

(...) la ola de pánico que Welles causó a través de la radio ha eclipsado La sociedad colabora con el
miedo, al magnificar la
la que ocasionó Knox. Después de todo, más de un millón de
información alarmista de los
estadounidenses se vieron afectados durante la última ola de pánico medios de comunicación. En la
(muchos más que en 1926). De todas formas, existía además otra foto, Orson Welles, quien desató
razón: en 1926, había un palpable sentimiento de vergüenza: todos un ataque de pánico colectivo en
querían olvidarse del hecho tan pronto como fuera posible. En Estados 1938 con su programa de radio
Unidos, por el contrario, aunque se pudiera hablar sobre la vergüenza, La guerra de los mundos.

otros grupos dentro de la sociedad se sirvieron en muchos sentidos del


pánico para reafirmar su propio estatus (superior). Los sociólogos se
vieron involucrados, preparando elaboradas teorías sobre la psicología de multitudes. Se dio una
profesionalización del pánico en 1938 que no existía en 1926.

Joanna Bourke13

La profesionalización de los provocadores del miedo es así una característica de nuestra época, según Joanna Bourke:

A pesar de que sólo diecisiete personas perdieran la vida a causa de actos terroristas en Estados Unidos
entre 1980 y 1985, el periódico The New York Times publicó un promedio de cuatro artículos sobre el
terrorismo en cada edición. Entre 1989 y 1992, sólo treinta y cuatro estadounidenses murieron como
consecuencia de actos terroristas en el mundo, pero más de 1300 libros fueron catalogados bajo el
rubro de «Terroristas» o «Terrorismo» en las bibliotecas estadounidenses.

Joanna Bourke14

La autora concluye que el miedo es también un arma de dominación política y de control social. Son diversos los autores que
denuncian el uso político del miedo como forma de control de la población, haciéndose hincapié en la creación de falsos
escenarios de inseguridad ciudadana.15

A lo largo de la historia ha habido todo tipo de movimientos sociales y culturales fundamentados en el miedo a algo: el
milenarismo, en miedo al efecto 2000 o los movimientos apocalípticos. El miedo es también un arma de guerra, empleada con
asiduidad en la guerra moderna gracias al desarrollo de la aviación.16

El miedo en el arte
La presencia del miedo en el arte es ubicua. Tal es así que constituye un género
narrativo por sí mismo (cuentos de miedo, novelas de terror)17 ampliamente
cultivado sobre todo a partir del siglo XIX por autores de inspiración romántica como
Edgar Allan Poe, Howard Phillips Lovecraft o incluso Gustavo Adolfo Bécquer. La
literatura ha generado personajes específicos para retratar el terror y el miedo, como
Drácula o el monstruo de Frankenstein. Es también un género cinematográfico (el
cine de terror). La escultura occidental, especialmente la medieval con sus
interpretaciones del apocalipsis, ha elevado el miedo a categoría de arte. La pintura,
especialmente la contemporánea, ha retratado las angustia del ser humano moderno.
Un ejemplo conocido es el del pintor expresionista Edvard Munch en su
emblemático cuadro El grito,18 aunque los ejemplos se podrían multiplicar a casi
todas las épocas, como en el caso del Bosco, Brueghel o las obras de Piranesi.

Miedo y sociedad Obra de Piranesi.

El miedo es una característica inherente a la sociedad humana: está en la base de su


sistema educativo19 (que, como expuso de manera radical Skinner, en buena medida se define por el esquema básico del premio
y del castigo) y es un pilar del proceso socializador.20 Buena parte del sistema normativo se fundamenta en el miedo, como
muestra el Derecho Penal.

Desde el ámbito de la sociología el miedo se ha identificado como una de las características de la sociedad postmoderna. Ulrich
Beck la denomina risikogesellschaft (sociedad del riesgo) en la medida en que es ahora el momento en que por primera vez la
especie humana se enfrenta a la posibilidad de su propia destrucción y extinción.21

Miedo y formación militar


En los ámbitos castrenses, una buena parte del entrenamiento del soldado y en especial de las fuerzas especiales está orientada al
control del miedo para de este modo formar soldados, oficiales y comandos seguros de sí mismos y autómatamente efectivos a la
hora de actuar. Para ello se enfrentan a los soldados a escenarios que causan pavor, como arrastrarse bajo alambre de púas bajo el
fuego de ametralladoras, explosiones, caminar sobre campos minados, guerra de guerrillas, combate cuerpo a cuerpo, etc.

Miedo y religión
La Torá hace mención al miedo en su primer libro Bereshit. En concreto, el miedo se convierte en atributo humano por causa del
plan divino:

Y llamó Dios, el eterno, preguntándole: «¿donde estas?» Y respondió: «he oído tu voz en el huerto, y
tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso, me escondí».

Génesis 3:9-10 (https://www.biblegateway.com/passage/?search=G%C3%A9nesis+3%3A9-10


&version=DHH)

Las religiones monoteístas evidencian un tipo de miedo religioso, el temor de Dios y cada una, desde el judaísmo22 hasta el
islam23 han desarrollado su particular teología al respecto. Es de destacar que ciertas religiones recurren a adoctrinar en el
periodo de aprendizaje infantil con amenazas de sufrimiento infinito y eterno si no se cree en sus postulados y si no se cumplen
sus normas. Otras religiones, como el budismo, se fundamentan directamente en la necesidad de evitar el dolor y el sufrimiento, y
por tanto, de manera indirecta, tienen una especial relación con el miedo.24
En el cristianismo, el miedo está relacionado con el comportamiento de un individuo
y la conciencia, p. ej. en el libro de Proverbios 28:1 dice:

Huye el impío sin que nadie lo persiga; mas el


justo está confiado como un león.
—Proverbios 28:1 (https://www.biblegateway.com/
passage/?search=Proverbios+28%3A1&version=
DHH)

Por otro lado está el temor benigno, este es un temor reverente, incluye el respeto y
la obediencia, p. ej.:

El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;


los insensatos desprecian la sabiduría y la
enseñanza.
—Proverbios 1:7 (https://www.biblegateway.com/p
assage/?search=Proverbios+1%3A7&version=DH El miedo a la enfermedad, a la
H) pobreza, a la guerra y a la muerte
están presentes en la iconografía
apocalíptica tradicional. Los

Véase también cuatro jinetes del Apocalipsis,


grabado de Durero (1497-1498).
Ataque de pánico
Terror
Angustia
Sentimiento
Emociones

Referencias
7. Jefatura del Estado (24 de noviembre de 1995). «Ley
1. Useche, Oscar (2008). «Miedo, seguridad y Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código
resistencias: el miedo como articulación política de la Penal» (http://noticias.juridicas.com/base_datos/Pen
negatividad» (http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=3 al/lo10-1995.html). Boletín Oficial del Estado.
0501908). 2008. Consultado el 2 de mayo de 2018.
8. Cerezo Mir, 2001, p. 139.
2. «Fisiología Del Miedo y La Ansiedad – ¿Por Qué
Sentimos Miedo?» (http://www.viam.com.mx/articulo 9. Real Academia Española y Asociación de
s/ansiedad/fisiologia-del-miedo.htm). Mi Superación Academias de la Lengua Española (2014). «miedo»
Personal. (http://dle.rae.es/miedo). Diccionario de la lengua
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ive.org/web/20070303151409/http://www.viam.com.
mx/art-ataque%20panico.htm). Viam. Archivado 10. Casares, 1982, p. 423.
desde panico.htm el original (http://www.viam.com.m 11. Marina Torres y López Penas, 2001, p. 247.
x/art-ataque) el 3 de marzo de 2007. 12. Lutz, 1988, citado en Marina Torres y López Penas,
4. http://www.solociencia.com/medicina/05102410.htm 2001, p. 251.
5. Usi, Eva (3 de noviembre de 2008). «La dopamina 13. OConnor, Michael (2004). «Historia del miedo – Una
en el cerebro determina el miedo y la valentía» (http entrevista con la catedrática Joanna Bourke» (http://
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mina-el-miedo-y-la-valent%C3%ADa/a-3763021). _miedo.htm). Thee Monkeys Online.
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Bibliografía
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Enlaces externos
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