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Morin, E. (2001). Capítulo I: Las cegueras del conocimiento.

Los siete saberes necesarios


para la educación del futuro. (pp.21 - 36) Bogotá: Cooperativa Editorial Magisterio
El objetivo de esta reseña es hacer un análisis crítico de las ideas que expone Edgar Morin
en el capítulo 1 del texto Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Dicho
análisis nos permite ver cómo la educación y el conocimiento están expuestos al error y la
ilusión. Todas estas ideas que expone Morin resultan imprescindibles para quien busca
hacer pedagogía, de ahí la importancia de esta reseña para aquellos que son formados
como educadores. Primero se evidenciará la problemática de la cual parte el texto, después
se encontrará la tesis central que plantea Morin, más adelante abordaremos cada tema y
subtema tal y como está constituido el primer capítulo, es decir, El talón de Aquiles del
conocimiento y sus subtemas; Los errores mentales, Los errores intelectuales, Los errores
de la razón y Las cegueras paradigmáticas, luego El imprinting y la normalización, La
noología: Posesión, La incertidumbre del conocimiento. Finalmente, para concluir esta
reseña realizaré un comentario crítico con base en una pregunta problema respecto al texto
de Morin.
Según el autor, la problemática de este primer capítulo es que “es muy diciente el hecho de
que la educación permanezca ciega ante lo que es el conocimiento humano, sus
disposiciones, sus imperfecciones, sus dificultades, sus tendencias tanto al error como la
ilusión y no se preocupe por hacer conocer lo que es conocer”. Además, “El conocimiento
no se puede considerar como una herramienta ready made que se pueda utilizar sin
examinar su naturaleza, el conocimiento del conocimiento debe aparecer como una
necesidad primera”.
La tesis que plantea Morin es que la educación del futuro debe afrontar el problema del
error y la ilusión desde dos aspectos: error e ilusión, no se puede subestimar el problema
del error y la mayor ilusión sería subestimar el problema de la ilusión. La educación debe
mostrar que no hay conocimiento que no esté amenazado por el error y la ilusión, esta debe
entonces dedicarse a la identificación de los orígenes de errores, de ilusiones y de
cegueras.
El talón de Aquiles del conocimiento.
Según Morin, todo conocimiento y forma de percibir al mundo por parte del ser humano está
inevitablemente dentro del error y la ilusión. El conocimiento, al ser una representación en
forma de teoría, palabra o idea es una reconstrucción/traducción mediada por el lenguaje y
por lo cual es objeto de ser interpretado. Dicha interpretación está expuesta al error, que
puede ser mayor si se tienen en cuenta factores como la emocionalidad, deseos, miedos,
perturbaciones mentales debido al interior de la subjetividad del sujeto que conoce. La
afectividad está ligada con el desarrollo de la inteligencia, la cual puede enceguecer o
fortalecer dicho proceso, así pues, un déficit alto de emoción puede ser la causa de
comportamientos irracionales.
Los errores mentales.
Más adelante el autor expresa que la mente está sujeta al error e ilusión. El sistema neuro-
cerebral casi en su totalidad funciona en pos de lo interno, es decir, que nos lleva en la
construcción de un mundo psíquico en el cual surgen sueños, deseos, imágenes y
fantasmas, mundo que se infiltra en la percepción que tenemos del mundo exterior.

Robert Andrés Saldaña, Universidad Pedagógica Nacional.


También menciona algo llamado self-deception que representa la posibilidad de mentira a
sí mismo y que es fuente permanente de error y de ilusión. Por otra parte, la mente se
encarga de configurar elementos como las memorias, añadiendo o quitando elementos de
manera inconsciente para nosotros, lo que le expone al error.
Los errores intelectuales.
Según Morin, “Nuestros sistemas de ideas (teorías, doctrinas, ideologías) no solo están
sujetos al error sino que también protegen los errores e ilusiones que están inscritos en
ellos”, estos errores existen debido a la resistencia que presentan las teorías,
planteamientos y doctrinas frente a cualquier tipo de amenaza o adversidad de su creencia,
esto forma parte de la lógica organizadora de cualquier sistema de ideas.
Los errores de la razón.
Aquí el autor plantea “La racionalidad es el mejor pretil contra el error y la ilusión”. Sin
embargo, dice que hay una diferencia entre racionalidad y racionalización. La racionalidad
se destaca porque esta permanece abierta y dialoga con una realidad que se le resiste,
mientras que la racionalización es cerrada y si bien es cierto que toma las bases de la
racionalidad, se niega a la discusión de argumentos y verificación empírica y es ahí donde
incurre en el error. La verdadera racionalidad toma en cuenta elementos como la
afectividad, el amor, el arrepentimiento, conoce los límites de la lógica y sabe que la mente
humana no podría ser omnisciente. Comenzamos a ser verdaderamente racionales cuando
reconocemos nuestra verdadera racionalización dentro de nuestra racionalidad. Es
necesario entonces, reconocer en la educación para el futuro un principio de incertidumbre
racional, si no se mantiene la autocrítica, la racionalidad puede convertirse en una ilusión
racionalizadora; es decir que la verdadera racionalidad no es solamente teórica ni crítica
sino también autocrítica.
La ceguera paradigmática.
Los paradigmas instauran las relaciones que constituyen los axiomas, determinan los
conceptos, las teorías, imponen los discursos y organizan la organización de los mismos.
Esto lo debe tener bien en cuenta la educación, esta debe ser consciente del paradigma
donde se encuentra. Morin, como referencia da a conocer el “gran paradigma” formulado
por Descartes, este separa al sujeto del objeto con un campo para cada uno: la filosofía y
la investigación reflexiva por un lado y la ciencia y la investigación objetiva por el otro:
Sujeto / Objeto, Alma / Cuerpo, Espíritu / Materia, Calidad / Cantidad, Finalidad /
Causalidad, Sentimiento / Razón, Libertad/Determinismo, Existencia/Esencia.
Este paradigma nos determina a ver una doble perspectiva del mundo, un mundo de objetos
que están sometidos a ser observados, experimentados y manipulados y un mundo de
sujetos planteándose problemas de existencia, de comunicación, de conciencia y de
destino. Un paradigma puede al mismo tiempo dilucidar y cegar, revelar y ocultar y es allí
donde se encuentra escondido el problema clave de la verdad y del error.

Robert Andrés Saldaña, Universidad Pedagógica Nacional.


El imprinting y la normalización.
El imprinting es un término donde Morin cita a Konrad Lorentz y que usa para referirse a
cómo se inscribe el conformismo y se normaliza aquello que ha de discutirse, a cómo se
implantan huellas sociales en la mente desde el nacimiento con el sello de la cultura familiar,
escolar, y desempeño profesional. Tal como dice el autor: “El poder imperativo y prohibitivo
de los paradigmas, creencias oficiales. Doctrinas reinantes, verdades establecidas
determina los estereotipos cognitivos, ideas recibidas sin examen, creencias estúpidas no
discutidas, absurdos triunfantes, rechazos de evidencias en nombre de la evidencia y hace
reinar bajo los cielos conformismos cognitivos e intelectuales”.
La noología: Posesión.
Aquí el autor explica que siendo esta la esfera de la espiritualidad, ha sido la que promueve
la creación de mitos, leyendas, creencias que han dado lugar a sucesos importantes como
masacres, delirios, crueldades, adoraciones. Las sociedades domestican a los individuos
por los mitos y las ideas, las cuales a su vez domestican las sociedades y los individuos,
pero los individuos podrían domesticar sus ideas al mismo tiempo que podrían controlar la
sociedad que los controla. Una idea o una teoría no deberían ser pura y simplemente vista
como instrumento ni imponer sus veredictos de manera autoritaria. Una teoría debe ayudar
y orientar las estrategias cognitivas conducidas por los sujetos humanos. Sin embargo, son
las ideas las que nos permiten concebir las carencias y los peligros de la idea. De allí, la
paradoja: debemos llevar una lucha crucial contra las ideas, pero no podemos hacerlo más
que con la ayuda de las ideas.
Lo inesperado.
Según Morin, lo inesperado sorprende porque como humanidad nos hemos instalado
firmemente en nuestras teorías, ideas, y estas no tienen estructura de cómo acoger lo
nuevo. No se sabe cuándo ni cómo se presentara pero si se debe contar con que llegará.
Una vez llega se debe revisar las teorías e ideas en lugar de dejar entrar por la fuerza a la
teoría que es incapaz de acogerlo.
La incertidumbre del conocimiento.
El autor continúa diciendo que hay muchas fuentes y causas de error e ilusión en todos los
conocimientos, por eso la educación debe despejar los grandes interrogantes de nuestra
posibilidad de conocer. Esta práctica es como un desintoxicante para el conocimiento
complejo ya que destruye el conocimiento simplista. El conocimiento del conocimiento que
lleva a la interacción del que conoce en su conocimiento, este debe ser tomado en cuenta
por la educación como un principio y una necesidad permanente. La educación debe
enseñar a reflexionar sobre el conocimiento, las ideas que argumento las poseo pero
también me poseen.
Agrega más adelante que en la búsqueda de la verdad las actividades auto-observadoras
deben ir en conjunto con las actividades observadoras, las autocríticas deben estar junto
con la críticas y os procesos reflexivos son inseparables de los procesos de objetivación.
Morin afirma que se necesitan negociaciones y controles mutuos entre nuestra mente y
nuestras ideas. Necesitamos intercambios y comunicaciones entre las diferentes regiones
de nuestra mente. Necesitamos civilizar nuestras teorías, o sea una nueva generación de

Robert Andrés Saldaña, Universidad Pedagógica Nacional.


teorías abiertas, racionales, críticas, reflexivas, autocríticas, aptas para auto-reformarnos.
Necesitamos encontrar los puntos de vista sobre la noósfera, los cuales no pueden suceder
más que con la ayuda de ideas complejas, en cooperación con nuestra misma mente,
buscando aquellos puntos de vista para observarnos a nosotros mismos.
Aporte crítico.
Existen dentro del texto, varios argumentos fundamentales que nos pueden dar claridad en
los problemas de la educación que son: La forma en que entendemos el conocimiento, la
racionalización y la noósfera. Considero importantes estos tres porque evocan el problema
que se ha obviado en la educación y es la manera en que se entiende el proceso de educar.
¿Debería la educación ser reestructurada de manera que incluya en sus currículos la
observación del sujeto en su subjetividad con el fin de alcanzar objetivos educativos
mayores? No se han tenido en cuenta los factores que inciden en el conocimiento, que son
mencionados por Edgar Morin, la subjetividad del sujeto que conoce influye de manera
directa en cómo se entiende un tipo de conocimiento o cómo se transmite. Esto hace que
irremediablemente el conocimiento sea mutable y llegue de manera distinta a cada sujeto.
En relación con las experiencias académicas desde el inicio de mi proceso educativo
considero que es imprescindible replantear la manera en que se ve a los estudiantes, no se
les puede ver como un conjunto homogéneo, sino más bien como un conjunto heterogéneo,
que es conformado por unas diversidades en cada individuo. Con base en la idea anterior,
hay que pensar también en qué papel desempeña entonces quien es educador si se
replantea la manera de ver a los estudiantes. Conocer a los estudiantes en su subjetividad
involucra entonces la psicología, las ciencias sociales y otros campos del conocimiento en
los cuales deberá entonces involucrarse el educador en pos de dicho cambio.
Por otra parte, la educación al obviar dicha problemática ha perdido calidad en los
resultados pedagógicos. Algunas universidades e instituciones de educación superior
entienden el ejercicio de educar como labor para quien domina o conoce a fondo un tema.
Es un error puesto que al no conocer al sujeto educador en la subjetividad, se contratan
expertos en temas académicos que no saben enseñar. Estudiantes de este tipo de profesor
se preocupan entonces por cumplir con los deberes asignados para obtener una calificación
que les permita avanzar en su currículo académico. ¿Dónde queda entonces lo que
verdaderamente significa enseñar? Con base en esta problemática, la educación debe ser
reestructurada en su forma de ver al sujeto, reformar el currículo de manera que resuelva
esta problemática.

Robert Andrés Saldaña, Universidad Pedagógica Nacional.

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