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La Mayéutica de Sócrates
La mayéutica (del griego μαιευτικóς, maieutikós, «perito en partos»; μαιευτικη´, maieutiké,
«técnica de asistir en los partos»1) es el método aplicado por Sócrates a través del cual el maestro
hace que el alumno, por medio de preguntas, descubra conocimientos.
La técnica consiste en preguntar al interlocutor acerca de algo (un problema, por ejemplo) y luego
se procede a debatir la respuesta dada por medio del establecimiento de conceptos generales.
El debate lleva al interlocutor a un concepto nuevo desarrollado a partir del anterior. Por lo general,
la mayéutica suele confundirse con la ironía o método socrático y se atribuye a Sócrates.
En síntesis, la Mayéutica Socrática consiste en saber interrogar y a cada respuesta contraponerle
una nueva pregunta que de ser posible debe de ser tan fría y cruel que se pierda cualquier
sentimiento, intentar con preguntas e interponer otras a las respuestas dadas hasta encontrar una
respuesta verdadera que haya superado e integrado la verdad parcial de todas las anteriores, si se
logra llegar a ello el proceso de la mayéutica estará completo.
Sin embargo, puede existir un fracaso o un éxito de este proceso, estos se pueden definir de esta
manera:
Éxito: Sucede cuando el interlocutor vierte todo su conocimiento y el locutor se abstrae de sus
preconceptos, prejuicios y experiencias.
Fracaso: Sucede cuando el interlocutor se reúsa a verter conocimientos y el locutor tiene que verse
en la necesidad de aportarlos el mismo cuando estaba tratando de que el interlocutor descubra por
si sola la verdad, esto se considera el fracaso de la técnica ya que imposibilita la contribución de
conocimiento del interlocutor.
La frase “solo sé que no sé nada” únicamente tiene sentido en este contexto: Sócrates se presenta
como ignorante con respecto al tema de reflexión, porque su función no es la de hallar él mismo la
verdad sino la de contribuir a que el interlocutor la encuentre.
ejemplos
Una situación de compra-venta
La psicología
La educación
Foros de discusión
En esta teoría se divide la realidad en dos mundos, por un lado el Mundo sensible o Mundo visible,
que contiene formas y entidades que se captan a través de los sentidos y están sometidas al cambio
constante y por otro lado el Mundo Inteligible o Mundo de las ideas, donde conviven las cosas
universales, eternas y que están más allá del tiempo y el espacio.
A través del Mundo sensible percibimos las cosas, pero en realidad esas cosas no son más que una
copia del original. El original reside en el Mundo de las ideas, donde todo es perfecto e inmutable.
El Mundo de las ideas aloja “las esencias” que existen aunque no sean percibidas por las personas.
Las esencias son parte del conocimiento abstracto y no pueden ser objeto del conocimiento
sensible, no pueden materializarse, solo se puede acceder a ellas a través de la razón. Por su
naturaleza, son entidades independientes y puras.
En cambio el Mundo sensible se caracteriza por ser cambiante e inestable. Es el mundo material y
tangible al que los hombres pueden acceder y percibir a simple vista, aunque en realidad este
mundo no sea más que una ilusión, una “copia del mundo real”, que es el de las ideas.
A través de esta dualidad, la Teoría de las ideas intenta explicar que la única forma de acceder a la
realidad y a la verdad es a través de la razón. No podemos dejarnos llevar por las apariencias,
debemos percibir el mundo y desconfiar de nuestros propios sentidos si queremos interpretarlo
correctamente.
En ese sentido, la filosofía se debe encargar de hacer pensar a los hombres para que tengan la
capacidad de transitar desde un mundo al otro, para contemplar finalmente la “Idea de Bien” que
habita en el mundo de las ideas.
2. La creación de conceptos
Tal y como hemos visto, el proceso de generar conocimiento empieza con estímulos sensoriales. Sin
embargo, hasta esta fase, el proceso es igual a lo que según este filósofo ocurre en la mente de otras
formas de vida animal. Este conocimiento es de tipo sensible, y no es exclusivo del ser humano.
El proceso de cognición propiamente humano, según la teoría del conocimiento de Aristóteles,
empieza con el modo en el que elaboramos los datos sensoriales para llegar a conclusiones más
abstractas que lo que hemos visto, oído, tocado, olido o saboreado. Para ello, en primer lugar el
sentido común unifica las propiedades del objeto o entidad que estamos percibiendo para crear
una “imagen mental” de ello gracias a nuestra capacidad imaginativa.
Así pues, aunque todo empiece con la impresión perceptiva, es necesario que esa información pase
por una serie de mecanismos mentales. ¿Cómo se hace?
3. Conocer es identificar
Como Aristóteles admite que la realidad está compuesta por elementos cambiantes, para él
conocer significa saber identificar qué es cada cosa. Este proceso de identificación consiste en
reconocer la causa eficiente, la formal, la material y la final. Todo esto son potencialidades que para
Aristóteles residen en la materia y que permiten comprender cada cosa y en qué se transformará.
Así, la combinación entre imaginación y memoria no solo hacen que retengamos una imagen de lo
que hemos experimentado mediante los sentidos, sino que nos aportan una primera pieza a partir
de lo que podemos ir comprendiendo cuáles son las potencialidades de cada cosa, de qué manera
es y cómo va cambiando. Por ejemplo, gracias a esto sabemos que de una semilla puede salir un
árbol, y también que una parte del árbol puede ser usada para construir casas y barcos.
Así pues, a partir de las impresiones que dejan los sentidos, creamos abstracciones. Estas
abstracciones no son reflejos de una realidad compuesta por ideas puras, tal y como creía Platón,
sino que son representaciones de cualidades contenidas en elementos materiales que componen la
realidad física.
4. La creación de universales
Paralelamente a la creación de la imagen generamos un universal de esa idea, es decir, el concepto
que aplicaremos no solo a lo que hemos visto, oído, tocado y saboreado, sino también a otros
hipotéticos elementos con los que no hemos entrado en contacto directo, por un lado, y otros que
no habíamos visto antes, por el otro.
Para Aristóteles, el proceso por el cual a partir de las impresión se crea el universal es realizado por
algo que él llama “entendimiento agente”, mientras que del reconocimiento del universal en las
nuevas formas de los estímulos sensoriales es llevado a cabo por el “entendimiento paciente”.
Pestalozzi creía que la solución a las contradicciones y la pobreza en la sociedad se debían buscar
en una buena educación.
Creía que a los niños no se les deben proporcionar conocimientos ya construidos, sino la
oportunidad de aprender sobre sí mismos mediante la actividad personal.
Que los maestros deben estar preparados para lograr un desarrollo integral del alumno más que
para implantarles conocimientos, algo que solo constituye una sola parte de la educación, y el
verdadero objetivo debería ser un "hombre moral" total; este hace el bien y ama, sus acciones se
basan en la fe y, en lo posible, deja a un lado su egoísmo.
Ideas Pedagógicas
Para su enseñanza tomó en cuenta la intuición intelectual, tomando los aspectos que conforman su
educación elemental que son:
Principios Pedagógicos
Naturalidad: Pestalozzi indicó que sólo la educación podía realizarse conforme a una ley (armonía
con la Naturaleza). De este principio se deriva la necesidad de libertad en la educación del niño; es
preciso que esté libre, para que pueda actuar a su modo en contacto con todo lo que le rodea
(ambiente).