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La iconografía cristiana interesa no sólo a la historia del arte, sino también a la historia de la
civilización en general, del pensamiento humano y, más particularmente, del sentimiento
religioso. Refleja, como un espejo fiel, todos los progresos del pensamiento, todos los
matices de la sensibilidad; y así, de la misma manera que una palabra puede tener varias
acepciones simultáneas o sucesivas, una imagen puede sugerir, según las épocas, ideas muy
diferentes o incluso diametralmente opuestas.
La evolución iconográfica de un tema nos ilustra sobre las variaciones de las creencias, sobre
la tensión o la relajación del sentimiento religioso. Existe una semántica icónica que merece
un lugar en la jerarquía de las ciencias históricas, análogo al que ocupa la semántica verbal
en el campo de las ciencias filológicas.
La iconografía no refleja solamente las creencias: a menudo las crea. Muchas leyendas de
santos deben su nacimiento a imágenes a veces mal comprendidas o interpretadas en
sentido contrario.
Así pues, la iconografía no es solamente una ciencia auxiliar, sino una ciencia independiente
por su objeto y sus métodos que, aun prestando servicio a la arqueología y a la historia del
arte, abre horizontes a la historia general de la civilización, a la evolución del pensamiento y
del sentimiento religiosos y contribuye, tanto como la estilística, a la comprensión de la vida
profunda de las imágenes.
Para estudiar la iconografía de Dios, es necesario examinar aisladamente cada una de las
tres personas divinas y la Trinidad.
DIOS PADRE
- La mano de Dios
- El Anciano de Días
- El Papa o el Emperador celeste de la Edad Media
- El Júpiter cristiano del Renacimiento
DIOS HIJO
EL ESPÍRITU SANTO
- Los siete dones del Espíritu Santo
- La Ascensión y el Descenso sobre los fieles
LA SANTÍSIMA TRINIDAD
- Símbolos geométricos
- Representaciones antropomórficas
LA MANO DE DIOS
El símbolo más antiguo de Dios Padre es una mano que sale de una
nube. Es la representación figurada más importante de Dios Padre
desde el siglo IV al VIII. ¿Por qué se ha elegido una mano como
jeroglífico de Dios? Porque la palabra hebrea iad significa a la vez
"mano" y "poder"; en estilo bíblico, "Mano de Dios" es sinónimo de
poder divino. La Mano de Justicia que los reyes llevan como insignia de soberanía, con el
globo y el cetro, es una supervivencia de esta muy antigua tradición.
Esta mano es siempre la derecha, que por ser la más fuerte tiene preeminencia. Para
significar que es una mano divina tiene dimensiones colosales y además está rodeada de un
nimbo. A veces proyecta un triple rayo de luz, en alusión a la Trinidad, o aparece en medio
de una fuente de relámpagos. En algunos casos la mano hace un gesto: de bendición, de
mando o de amenaza. Es una mano hablante que traduce el pensamiento y la voluntad del
Señor.
Bajo la influencia de los autos sacramentales, el arte más realista de fines de la Edad Media
representó a Dios Padre con las insignias del papa y del emperador, encarnaciones terrestres
de la omnipotencia espiritual y temporal.
Dios aparece entonces en el arte de los siglos XV y XVI sentado bajo palio, tocado con
corona imperial o con tiara. En la mano sostiene a veces el globo rematado por una cruz.
La asimilación entre Dios y su delegado en la tierra se lleva tan lejos, que en un cuadro
del siglo XIV Giovanni da Milano le confiere las llaves como atributo.
Se diferencia del Cristo en Majestad del arte de Occidente, que reina en figura completa en
los tímpanos de las portadas, porque el Pantocrator siempre está representado en busto en
los remates de las cúpulas o en el remate de los ábsides desde donde domina a los doce
apóstoles y a los cuatro evangelistas.
En la pintura de los iconos rusos, ese tipo comporta numerosas variantes definidas por las
particularidades de la mirada o de la barba: Jaroie Oko (El ojo fulgurante), Spas Mokraia
brada (El Salvador con la barba húmeda)...
Este tipo sacerdotal o eucarístico es la ilustración de un pasaje de los Salmos: "Ha sido
hecho sumo sacerdote para la eternidad, de acuerdo con la orden de Melquisedec".
Se vincula con dos temas particulares del arte bizantino: la "Comunión de los apóstoles", en
que Cristo distribuye él mismo el pan y el vino, y la "Divina Liturgia", donde Cristo celebra la
eucaristía con la asistencia de ángeles vestidos de diáconos.
Hacia fines de la Edad Media los tres ángeles ya no son idénticos. El del medio, que simboliza
a Dios Padre, está realzado y sus alas elevadas para destacar su presencia. Los ejemplos, en
el arte bizantino o bizantinizante, que se reparten entre los siglos V y XV, son muy
numerosos.
2.b.1. Las tres personas son semejantes. Las tres personas divinas,
representadas con forma humana, se presentan de frente, sobre el mismo
plano. Son rigurosamente idénticas e intercambiables: las mismas edades,
actitudes y expresiones. A veces, para distinguirlas, llevan un elemento
diferenciador: el Padre la tiara; el Hijo las heridas de manos y pies y el
Espíritu Santo es alado o lleva un libro. El tema está documentado en
Occidente a partir de fines del siglo XII y gozó de preferencias en el XV.
2.b.3. Las tres personas son diferentes y el Espíritu Santo tiene forma
humana o de paloma. Poco a poco se fueron diferenciando las tres Personas
por su edad y también por sus atributos. El Padre es un anciano, el Hijo un
hombre adulto y el Espíritu Santo un adolescente.
Es sobre todo la posición de la paloma del Espíritu Santo lo que cambia. A veces
planea, de acuerdo con el dogma de la "procesión", entre las cabezas del Padre y del
Hijo; a veces desciende de la boca del Padre hacia la cabeza del Hijo; a veces está
posada sobre el hombro del Hijo, en el travesaño de la cruz o en el libro que sujeta el
Padre.
Sobre el origen de este tema hay varias versiones, pero lo más probable es que sea
una creación francesa.
- El Niño Jesús
- El Cristo maestro
- El Varón de Dolores
- Cristo Rey
- Cristo enseñando las llagas
- El Sagrado Corazón de Jesús
Esa sigla, difundida en el siglo XIV por la predicación de San Bernardino de Siena, fue
adoptada en el siglo XVI por los jesuitas, que la convirtieron en su divisa. Las tres letras de
la sigla cristológica son para ellos una abreviatura de Jesum Habemus Socium.
En el origen del cristianismo, Cristo fue representado con forma humana, pero aún se
trataba sólo de símbolos. El pez y el cordero concuerdan con el Cristo Pescador de almas y el
Buen Pastor, de manera que Jesús, así como es la viña y el viñador al mismo tiempo,
también puede ser simultáneamente, el pez, el pescador, el cordero y el pastor.
La imagen de Cristo pescador de almas estaba naturalmente sugerida por la vocación de los
cuatro primeros apóstoles: Pedro y Andrés, Santiago y Juan, que vivían de la pesca en el
lago de Genesaret. Por ello, en las pinturas de las catacumbas y en las caras laterales de los
sarcófagos, el Cristo Pescador de almas coge con anzuelo un pececillo, símbolo del alma
salvada. Con frecuencia forma pareja con el Buen Pastor.
EL BUEN PASTOR
Así como Cristo es pez y pescador al mismo tiempo, es también cordero y pastor a la vez. El
arte de las catacumbas ha tomado la idea de ese simbolismo pastoral del Antiguo y del
Nuevo Testamento, en los libros de los profetas y en los evangelios. Para realizarla de una
manera plástica se ha inspirado en las figuras crióforas de la escultura griega.
La parábola del Buen Pastor está prefigurada tres veces en el Antiguo Testamento: en los
Salmos y en las profecías de Ezequiel e Isaías. En el simbolismo cristiano, el Buen Pastor es
la imagen de Cristo que reencuentra al pecador penitente y lo devuelve al redil.
Este tema idílico es uno de los predilectos del arte cristiano primitivo. Aparece a partir del
siglo II en los frescos de las catacumbas. El Buen Pastor generalmente está representado
con los rasgos de un joven pastor adolescente. El tema comporta dos versiones diferentes,
sugeridas una y otra por los profetas y los evangelistas, según que el pastor vigile su rebaño
o conduzca una oveja perdida sobre los hombros.
EL NIÑO JESÚS
No incluiremos aquí en las representaciones del Niño Jesús que se incluyen en la iconografía
de la Virgen (Niño sentado sobre las rodillas de la Virgen Majestad, Niño en brazos de la
Virgen de ternura, etc.).
El Niño del pájaro es muy frecuente en el arte de la Edad Media, sobre todo en la escultura.
Si el pájaro perdió pronto todo significado simbólico, no ocurrió lo mismo con el racimo de
uvas, otro atributo habitual del Niño Jesús, que no es específico de los países productores de
vino. Siempre se ha asociado la idea del sacrificio con las uvas, que aplastadas en el lagar,
dejan escapar un mosto rojo como la sangre.
El tipo del Niño Jesús llevando el globo se popularizó en el siglo XVII. Fue en esta época
cuando una joven carmelita de Beaune, la hermana Margarita del Santo Sacramento, creó la
Asociación del Niño Jesús. Con frecuencia, el Niño aplasta la serpiente con los pies.
EL CRISTO MAESTRO
EL VARÓN DE DOLORES
Las dos representaciones del Varón de Dolores que consiguieron mayor popularidad a fines
de la Edad Media son el Cristo de la Piedad de la Misa de San Gregorio y el Cristo de las cinco
llagas.
1. El Cristo de la Misa de San Gregorio. Esta representación del Varón de Dolores, cuyo
significado sacramental es evidente, derivaría de un icono bizantino ofrecido por el papa
Gregorio Magno a la basílica romana de la Santa Cruz de Jerusalén. Se la explica por una
visión, pero resulta más verosímil creer que fue a título de autor del Sacramentario que San
Gregorio fue representado celebrando la misa frente al propio Cristo que aparece sobre el
altar.
Al contrario de lo que postula una opinión muy difundida, no fueron las visiones de Margarita
María de Alacocque, del convento de las salesas de Paray le Monial, las que constituyeron el
origen de esta devoción, patrocinada sobre todo por los jesuitas. El verdadero iniciador del
culto litúrgico del Sagrado Corazón de Jesús fue el normando Juan Eudes, fundador de los
eudistas. Todo cuanto se puede reconocer a la salesa es que Eudes no separaba el Corazón
de Jesús del Corazón de María, al tiempo que el fervor femenino de M. M. Alacocque se
orientó hacia el de Cristo sólo. Esta nueva devoción, consagrada oficialmente en 1685,
acordaba con la política del catolicismo romano que quería afirmar por medio de este símbolo
del corazón abierto, al encuentro del protestantismo y del jansenismo, el amor de Dios hacia
todos los hombres, sin excepciones.
ICONOGRAFÍA
A pesar de los progresos de este culto a partir del reinado de Luis XIV, fue necesario esperar
al siglo XVIII para que el tema del Sagrado Corazón de Jesús entrara definitivamente en el
repertorio de la iconografía católica.
Fue por una mujer, la reina de Portugal, que se pintó la primera imagen del Sagrado
Corazón, obra del italiano Pompeo Batoni en 1780. Ésta representa a Cristo cardióforo que
tiene un corazón en llamas en la mano izquierda rematado por una pequeña cruz y rodeado
por una corona de espinas. Esta fórmula ha sido rechazada, y hasta prohibida, por la
Congregación de Ritos, de manera que en la actualidad se puede elegir únicamente entre dos
modelos:
Las estatuas del Sagrado Corazón de Jesús que se multiplicaron a partir del siglo XIX
proceden casi todas de la figura de Cristo esculpido por el danés Thorvaldsen para la
iglesia de Nuestra Señora de Copenhague.
ANTIGUO TESTAMENTO
- Sofía, Sabiduría divina
- Miguel archiestratega
- Arcángeles, querubines y serafines
- Ángeles custodios y demonios
- Creación y Expulsión
- Abraham, Isaac y Jacob
- Paternidad
ARTE BIZANTINO - Hospitalidad de Abraham
- Moisés y Aarón
- David, Salomón y Daniel
- Los tres jóvenes en el horno
- Elías
- Isaías
- Árbol de Jesé
- Visión de Ezequiel
- Jonás
EPISODIOS EVANGÉLICOS Y FESTIVIDADES
- Las Doce Grandes Fiestas
- Joaquín y Ana
- Visitación a Isabel
- El anciano Simeón
- Jesús en la sinagoga
- Juan Bautista
- Bodas de Caná
- Cristo y la samaritana
- La resurrección de Lázaro
- Última Cena
- Pasión de Jesús
- Descendimiento y Llanto
- Las mujeres en el sepulcro
- Incredulidad de Tomás
- Juicio Universal
LA VIRGEN
- La Virgen de Majestad
- La Virgen Protectora
- La Virgen de Ternura
- Zarza ardiente
- En el trono
- Orante
- Del Juego
- De las Cuevas
- Es verdaderamente justo
- Fuente de vida
- Jardín cerrado
- Alegría de todos los afligidos
- En ti se alegran
- Loores de la Virgen
- Montaña no cortada
- La Virgen en brazos de Ana
- De la Súplica
- Del Refugio
- Gran humildad
- Consuela mi pena
- Deposición velo y cinto
- Gozo inesperado
- Instructora
- De las Tres Manos
- Flor inmarcesible
CRISTO
- Silencio Bienaventurado
- Emmanuel
- Frutos de la Pasión
- En el trono
- No llores por mí
- No hecho por la mano del hombre
- Ojo que vela
- Señor del universo
- Salvador
- Intercesión
- Rey de Reyes
- Vid Verdadera
- Preparación del trono
APÓSTOLES, SANTOS, PADRES DE LA IGLESIA
- Los Evangelistas
- Pedro y Pablo
- Ignacio de Antioquía
- Esteban protomártir
- Demetrio de Tesalónica
- Jorge de Lydda
- Martirios colectivos
- Marina
- Menas
- Parasceves y Anastasia
- Hipacio de Gangra
- Floro y Lauro, Blas y Espiridión
- Nicetas
- Cosme y Damián
- Catalina de Alejandría
- Los primeros obispos
- Nicolás de Mira
- Cuatro jerarcas bizantinos
- Máximo el Confesor
- Gregorio Palamás
- Visión de Eulogio
- Cirilo y Metodio
- Juan Damasceno
- Primeros ermitaños
- María Egipcíaca
- Antonio el Grande
- Efrén el Sirio
- Juan Climaco
- Santos estilitas
- Teodoro Estudita
- Juan de Rila
- Boris y Gleb
- Príncipes y metropolitas
- Procopio de Ustiug
- Antonio Romano
- Sergio de Radonez
- Beatos iconógrafos
- Ermitaños del norte
- Basilio el Bienaventurado
- Fundadores de monasterios
- Serafín de Sarov
LAS "DODEKAORTON"
Son las grandes fiestas de la Iglesia Ortodoxa, que giran en torno a la Pascua, que es la
Fiesta de las Fiestas. Tienen fechas fijas salvo la Entrada en
Jerusalén, la Ascensión y Pentecostés, que son móviles. El año
litúrgico bizantino no comienza el primer domingo de Adviento,
sino el 1 de septiembre, por lo que la primera de ellas es la
Natividad de María, el 8 de septiembre. Los iconos que
representan estas fiestas sintetizan los elementos principales de la
fe creyente.
LA NATIVIDAD DE MARÍA
Esta fiesta nació en el siglo V, en Jerusalén, donde la tradición sitúa la casa natal de María
(cerca de la piscina probática y lde la actual basílica cruzada de Santa Ana). Coincide con el
principio del año litúrgico bizantino, y está considerada como la raíz de todas las fiestas, ya
que con el nacimiento de la Virgen empieza a cumplirse la historia de la salvación. El número
ocho representa la plenitud del octavo día de la Resurrección, que sigue a los seis días de la
Creación y al séptimo día del reposo sabático. Ocho son,
asimismo, los lados de la fuente bautismal (y del edificio del
baptisterio) donde el catecúmeno renace a una nueva vida.
LA PRESENTACIÓN DE MARÍA
Joaquín y Ana, seguidos por un séquito de vírgenes, presentan a la pequeña María al
sacerdote para que la acoja en el Templo, donde permanecerá hasta la adolescencia. El icono
representa el séquito que acompaña a María, y una estancia alta del santuario, en el corazón
del Templo, donde la Virgen recibe el alimento divino del ángel. La virgen y el templo se
identifican entre sí: del mismo modo que María vive dentro del santuario, Jesús vivirá en el
interior de su cuerpo; así, la divinidad de Cristo queda oculta a la humanidad, siguiendo la
lógica de la encarnación.
LA ANUNCIACIÓN
Frente a la solemnidad de la
Pascua y de la Epifanía, que
subrayan la centralización de Cristo, la fiesta de la Anunciación
exalta la maternidad divina de María (concilio de Éfeso de 431),
puesto que cae exactamente nueve meses antes de la Natividad y
seis meses después de la concepción de Juan Bautista (23 de
septiembre); en efecto, María recibe de Gabriel la noticia de que
Isabel, prima suya y futura madre del Bautista, se halla en su
sexto mes de embarazo.
En el diálogo con el ángel Gabriel aparece como la nueva Eva, de ahí que pueda haber una
alusión al paraíso terrenal o lugar del pecado original. En algunos casos vemos un rayo de
luz que viene de los cielos, como muestra de que acepta la orden del Padre.
El icono de la Anunciación está en las puertas reales del iconostasio, ya que ella es la puerta
de los misterios.
LA NATIVIDAD DE JESÚS
Hasta el siglo VI, la solemnidad del nacimiento de Jesús se celebraba el 6 de enero, junto a
la Adoración de los Reyes Magos (pequeña Teofanía) y el Bautismo del Señor (gran
Teofanía). Posteriormente, queriendo hacer hincapié en la condición humana de Cristo, se
instituyó la fiesta de la Navidad el 25 de diciembre. La imagen más antigua de la Natividad
se guardaba en la basílica de Belén, y se contempla en las ampollas que
traían los peregrinos de Tierra Santa. María tiene al Niño en las rodillas en
señal de que su parto ha sido indolor, virginal.
EL BAUTISMO DE JESÚS
En la Iglesia Oriental en este día se bendecían las aguas ante una fuente al exterior del
templo, con tres surtidores que aludían al misterio trinitario. En Occidente hubo menos
tradición mistérica, y en himnos y antífonas se concentró la atención en la adoración de los
magos.
LA TRANSFIGURACIÓN
La doctrina espiritual de Gregorio Palamas, que entiende la luz como una emanación de la
energía divina no creada, recibe el nombre de "hesicaísmo", y es la base de la pintura de
iconos. "A Dios nadie lo ha visto jamás"; así pues, la única manera de conocerlo es por
negación, a través de la oscura luminosidad de una nube que revela escondiendo (la nube
del no conocimiento).
LA VIRGEN DE MAJESTAD
LA VIRGEN PROTECTORA
Bizancio ha creado antes que Occidente el tipo de la Virgen mediadora que intercede en
la salvación de los hombres.
LA VIRGEN DE TERNURA
Durante largo tiempo se ha creído que todas las Vírgenes bizantinas tenían un carácter de
hierática solemnidad. Un estudio más atento ha demostrado que no era así. En realidad, los
bizantinos precedieron a los artistas sieneses en la creación de Vírgenes más humanas y
maternales que amamantan al Niño, lo acarician o comparten sus juegos. Las diferentes
versiones se pueden clasificar en tres tipos principales:
La Panagia Galaktotrophousa es la Virgen que amamanta al Niño. Los rusos la llaman
Mlekopitatelnitsa y en Italia se convirtió en la Virgen de la Leche. La Panagia Eleousa es
la Virgen de las caricias. La Panagia Strastnaia es el equivalente de la Virgen de los
Dolores, que se entristece previendo la futura Pasión de su Hijo, simbolizada por ángeles que
llevan la cruz y la lanza.
JARDÍN CERRADO
En la Rusia del siglo XVI se pasó de la imagen botánica del huerto, que une belleza y
utilidad, a cultivos puramente decorativos y simbólicos. En Rusia se desarrolló el gusto por el
jardín occidental barroco, setecentista y rococó, y este icono es un buen ejemplo. Su autor,
que trabajó en la armería del Kremlin de Moscú, pintó una balaustrada con vistas al parque
imperial y un paisaje de colinas y pueblos al fondo. El oro domina profusamente en las
coronas y las vestiduras del Niño y la Madre, en los cuatro jarrones de las esquinas y a lo
largo de la balaustrada. El jardín se divide en tres zonas, donde los claveles y los tulipanes
se alternan con arbolillos ornamentales.
La devoción a esta imagen nació en Rusia por la curación de una mujer. El milagro se
produjo el 24 de octubre de 1688 en la iglesia moscovita de la Transfiguración, y la
fiesta se celebra el mismo día. El icono se convirtió en la meta de muchos peregrinos y
enfermos que pedían ayuda a María en sus tribulaciones. En 1720, el zar Pedro el Grande se
llevó una copia a la guerra contra los turcos y a su residencia imperial de San Petersburgo.
En este icono, la Virgen, de pie, recibe las solicitudes de los fieles en las cartelas que le
presentan los ángeles custodios. María lleva corona y regias vestiduras. Muestra un motivo
floral en la mano derecha, como en el icono Flor Inmarcesible, y en la izquierda un rollo con
la oración "Oh Hijo clementísimo, vuelve tu mirada hacia tu Madre y oye las plegarias de tus
siervos". Los textos de las súplicas son los siguientes: "Visítanos y socórrenos en la vejez y
la enfermedad, soberana"; "Ayuda a los que sufren el tormento del hielo y de la desnudez";
"Da alimento a los hambrientos"; "Viaja con los que viajamos".
EL CRISTO EMMANUEL
El profeta Isaías fue el primero que usó el término Emmanuel, que significa "Dios con
nosotros". El icono plasma la contemporaneidad. No estamos ante un niño, sino ante el
rostro misterioso e incognoscible de Dios, eternamente joven y viejo al
mismo tiempo, tal como subrayan los Padres de la Iglesia. La edad
infantil no remite al Niño sino a la incorruptibilidad y eterna juventud del
Cordero del sacrificio, que el icono recuerda en su renovación incruenta y
cotidiana en el altar mediante la Eucaristía. Confirma esta interpretación
el hecho de que en Moscú, en la catedral de la Dormición del Kremlin, se
colocó un icono de Emmanuel en déesis sobre las puertas
septentrionales del iconostasio que lleva a la prothesis (la sala donde se
preparan los dones sagrados). Además, en la cultura rusa Emmanuel
representa el principio de la Sofía, la Sabiduría a la que se refiere Juan
en el prólogo de su Evangelio.
Cristo imberbe, de medio busto o en alguna ocasión de cuerpo entero, sentado en el trono,
se inscribe en una déesis angélica entre Gabriel y Miguel, los arcángeles que participan en la
Divina Liturgia. En otros ejemplos, los ángeles se convierten en una cohorte, como en la
sinaxis de los ángeles alrededor de Emmanuel.
SALVADOR EN EL TRONO
La tradición occidental identifica como el "verdadero" rostro la huella que dejó Cristo
milagrosamente en la tela que usó la Verónica para
secarle la cara camino del Calvario, pasaje
procedente de los evangelios apócrifos. Cuenta la
Leyenda aúrea que el emperador Tiberio se curó al
ver esta imagen, que llevó a Roma la Verónica. La
reliquia, que recibe este nombre, "Verónica", fue
copiada reiteradamente hasta que se perdió su
rastro. Hay quien la identifica con el icono de
Manopello (Chieti), o con el de Génova (San
Bartolome degli Armeni). Según el Oriente
cristiano, la auténtica Santa Faz es el mandylion, el
retrato que Jesús envió a Edesa para curar al rey
Abgar. Este se escondió en un muro, se recuperó
en el 545 y se llevó a Constantinopla en el 944. La
imagen estuvo expuesta en Santa Sofía hasta 1204
(año en que desapareció, durante la cuarta
cruzada), y podría corresponder a la Sába Santa de
Turín doblada. Actualmente hay tres mandylion
que derivan del de Constantinopla: el de Novgorod,
la Santa Faz de Laon y la Santa Faz de Yaroslavl.
El culto de Demetrio permanece vivo en Grecia, donde más de doscientas iglesias llevan su
nombre. En Rusia goza de un culto sumamente difundido, y la catedral de Vladimir se edificó
en su honor. Desde aquí Dimitri Donskoi llevó a Moscú en 1380 un icono milagroso del santo
como protección (se dice que pintado en un tablón de su ataúd, procedente de Tesalónica)
en vísperas de la batalla de Kulikovo. Todavía se encuentra en la catedral de la Dormición del
Kremlin.
BORIS Y GLEB
A caballo o a pie, con espadas y vestidos de príncipes, están considerados como los primeros
mártires rusos, porque murieron para no perjudicar a su hermano
mayor.
Se les conoce por los nombres paganos de Boris y Gleb, pero sus
nombres de bautismo eran Román y David. Eran los hijos
pequeños del príncipe Vladimir de Kiev, que en el 989 inició la
difusión del cristianismo entre los pueblos eslavos. Su hermano
mayor Svyatopolk los asesinó al nombrarlos herederos su padre.
En 1019, el príncipe Yaroslavl vengó su muerte derrotando a
Svyatopolk, reconquistó Kiev y, en 1020, reunió las reliquias de
Boris y Gleb en la iglesia de San Basilio de Visgorod. Se
canonizaron en 1051.
SERGIO DE RADONEZ
LA VIRGEN APOCALÍPTICA
2. La mujer, con los mismos ornamentos astrales, tiene como entreabierto su seno, en cuyo
interior se pone de manifiesto su hijo, rodeado de rayos solares. La actitud de esta imagen
es todavía la de orante, con los brazos abiertos.
3. La mujer, con los ornamentos astrales de estrellas, sol y luna, colocados sin norma a sus
pies y cabeza, sostiene en sus brazos al Hijo, lo que externamente le quita el carácter de
orante.
LA VIRGEN SIBILINA
Este episodio legendario tuvo una consagración semilitúrgica, puesto que en el famoso
Pesebre de Ara Coeli se cantaba la siguiente antífona: Aquí dentro de un círculo estrellado,
un día, gracias al oráculo de la sibila, te vio el rey en el cielo.
No es de extrañar que esta escena haya sido frecuentemente representada por el arte
cristiano.
LA VIRGEN DE GUADALUPE
Tanto la Virgen apocalíptica como la sibilina, en tanto que son apariciones celestes,
están rodeadas de rayos solares. Ellas dieron la pauta a no pocas imágenes de Virgen
aparecida, creando un tipo iconográfico que se repite a menudo sin conocerse su
primitiva ascendencia. A este tipo iconográfico hay que referir la imagen mejicana de
Nuestra Señora de Guadalupe.
Estas imágenes de Vírgenes aparecidas casi siempre responden a un modelo antiguo, que
llega a influir en la real o supuesta visión. El tipo iconográfico de Virgen rodeada de rayos
solares era frecuente mucho antes de la aparición de la Virgen mejicana. Formaba parte de
la iconografía mariana universal. De manera que es muy fácil identificar erróneamente como
Virgen de Guadalupe una de estas Vírgenes simplemente apocalípticas, que flotan en la
iconografía de María, esperando cristalizar definitivamente en una imagen de la Inmaculada.
Otra de las figuraciones controvertidas teológicamente eran aquellas que ponían en el seno
de la Virgen a las tres Personas de la Santísima Trinidad, teoría que no explica
adecuadamente el dogma de la Encarnación: María es Madre de Dios Hijo, pero no de Dios
Padre ni de Dios Espíritu Santo.
Desde el punto de vista iconográfico, este tema aparece mucho después que las Vírgenes de
Majestad y de Piedad, siendo casi extraño al arte de la Edad Media.
El dogma según el cual la Virgen María fue preservada por Dios del pecado original desde su
concepción se proclamó en 1854, poniendo fin a una larga controversia que había
comenzado en el siglo XII y tuvo su punto culminante en España en el siglo XVII. En el
marco de la compleja y dilatada historia de la formación iconográfica de la Purísima hay
varios momentos importantes.
La fórmula definitiva e la Inmaculada, que va a dominar a lo largo del siglo XVII, será la
resultante de la conjunción del motivo Tota pulchra con el de la mujer vestida de sol del
Apocalipsis.
El arte barroco del siglo XVII, por tanto, tiene el mérito de haber creado el tipo definitivo de
la Inmaculada Concepción. Libre ya de todos los símbolos de las letanías, rodeada sólo por
ángeles, sus pies aplastan la serpiente tentadora, para recordar su victoria sobre el pecado
original.
LA VIRGEN DE LA PIEDAD
El origen del tema, que parece derivar del tipo tradicional de la Virgen sentada, por simple
sustitución del Niño Jesús por el Crucificado, se encuentra en
los conventos de monjas del valle del Rin hacia 1320.
LA VIRGEN DE LAS
SIETE ESPADAS
Después del
enterramiento de
Cristo, la Virgen queda
sola con su dolor. Se la
representa con las
manos juntas y gruesas
lágrimas que corren
por sus mejillas.
¿Cómo se pasó de la Virgen con una espada a la Virgen de las siete espadas? Por la devoción
a los Siete Dolores, que se oponen simétricamente a los Siete Gozos de la Virgen. A partir
del siglo XIII se ve aparecer la devoción a los Siete Gozos de la Virgen, popularizada por la
orden toscana de los servitas. La devoción a los Siete Dolores es más tardía: fue en 1423
cuando el sínodo de Colonia agregó a las fiestas de la Virgen "la fiesta de las angustias de
Nuestra Señora".
1. Profecía de Simeón.
2. La huida a Egipto.
3. La pérdida del Niño Jesús que permanece en el templo en medio de los doctores.
5. La crucifixión.
6. El descendimiento de la cruz.
7. El entierro.
ICONOGRAFÍA
Este tema correspondía muy bien a las tendencias generales del arte patético de finales de la
Edad Media. De Flandes marítimo, que fue su cuna, pasó a Francia y a la Alemania renana.
Pero no se mantuvo inmutable: experimentó una evolución en las que se pueden detallar las
sucesivas etapas. Los Siete Dolores de la Virgen en principio están representados
simbólicamente por siete espadas. Luego, cada espada tuvo un pomo ornamentado con un
tondo que representa uno de los Dolores. Pero al final las espadas desaparecieron y la Virgen
apareció rodeada sólo por una aureola de siete tondos.
2. Los siete tondos. Este ovillo de espadas erizando el corazón o la cabeza de la Virgen tenía
el inconveniente de ser poco plástico y, además, insuficientemente explícito. Los fieles
deseaban saber cuales eran los dolores que habían atormentado a Nuestra Señora. Para
satisfacer este deseo no había otro medio que reemplazar el haz de espadas por tondos
explicativos. En principio se intentó combinar las espadas y los tondos. Luego, siguiendo el
ejemplo del Rosario, se eliminaron las espadas. La Virgen está sentada al pie de la cruz, con
las manos juntas o cruzadas sobre el pecho. A veces es una Virgen de la Piedad que tiene a
Cristo muerto sobre las rodillas. Alrededor de ella se disponen los tondos historiados.
También es frecuente que las escenas con los dolores de la Virgen que se disponen en torno
a ella no estén en tondos, sino en marcos rectangulares, como es el caso de las obras de
Isenbrandt y Durero.
LA VIRGEN DE LA SOLEDAD
El devoto sentimentalismo popular se complacía sobre todo en los dolores de la Madre de
Dios. Después de haber creado los temas de la Piedad y de la Virgen de los Dolores, creó
todavía otro, que es el de la Soledad.
El tema tiene una ascendencia muy remota, y su gran tradición se sitúa topográficamente en
la "Estación de María", es decir, en una capilla dedicada a la Virgen, frente al Calvario, donde
según la leyenda la Virgen residió desde el momento en que fue consumada la Pasión hasta
la Resurrección. La capilla de Santa María en el Calvario era propiedad de los etíopes desde
el siglo XIV. Este monumento debió producir honda impresión en el ánimo de los devotos
peregrinos que visitaban los Santos Lugares. Fueron ellos quienes transmitieron a Occidente
el piadoso recuerdo de la desolación de María.
El arte español se apropió del tema y lo glosó de una manera muy típica y elocuente, con
una fastuosa policromía de sentimientos y actitudes.
- Las imágenes y bustos aislados, muy frecuentes en el arte español, sobre todo en
escultura. Con mucha frecuencia estas tallas tienen elementos añadidos, como pestañas,
lágrimas de cristal, etc.
LA VERÓNICA DE LA VIRGEN
Otra variedad de la Virgen dolorosa es la Verónica. Al principio, la palabra indicaba una
efigie, un rostro de Jesús viviente y glorioso, más tarde sangriento y coronado de espinas,
reproducción del supuesto sudario de la Verónica.
Pronto a la verónica del Señor se unió la verónica de la Virgen, reproducción de la vera efigie
de María pintada por San Lucas.
La verónica de Jesús tenía ya un carácter doloroso cuando surgieron las verónicas de María,
y así se explica que éstas tuvieran siempre el mismo carácter aflictivo. El detalle que más lo
revela es la toca con que siempre aparece retratada la Virgen.
Por lo regular ambas verónicas iban separadas, y así se prestaban mejor para ser colocadas
sobre los altares, tal como era costumbre, entre las velas, relicarios y floreros. También eran
llevadas en las procesiones.
Otro tipo de Dolorosa es la Virgen de la Vid o del Racimo. La Virgen o el Niño llevan un
racimo que de una manera especial simboliza el sacrificio del Calvario y también el sacrificio
que se consuma en el altar. El atributo puede también constituir una alusión a la virginidad
de María, inspirada en el Defensorium inviolatae virginitatis beatae Mariae. Pero este
simbolismo resulta esporádico y se desvanece ante el auténtico y bíblico simbolismo de la vid
y del racimo, que Santos Padres y teólogos, predicadores y poetas medievales glosaron con
tanto apego.
Entre las diferentes representaciones tenemos distintos tipos: las figuras se encuentran bajo
un emparrado del que cuelgan racimos; la Virgen o el Niño sostienen en sus manos un
racimo; un ángel le presenta al Niño el racimo, que alarga su mano para cogerlo; la Virgen
levanta en su mano el racimo, con un gesto dubitativo, como si quisiera mantenerlo alejado
LA VIRGEN DE LA MISERICORDIA
Los orígenes de la Virgen de la Misericordia son muy antiguos. El motivo del manto protector
procede de la antigüedad más remota. Es un simbolismo tan natural que resulta común a
todas las épocas, a
todos los estados de
civilización. Se lo
encuentra en los ritos
de adopción y de
matrimonio. Abrigar a
un niño bajo el propio
manto es adoptarlo. En
la Edad Media, los
acusados se refugiaban
bajo los faldones de un
obispo o un señor para
buscar asilo.
La difusión del tema de la Virgen de la Misericordia se debe sobre todo a las cofradías de
penitentes, que se multiplicaron en todas partes, especialmente en Italia, donde san
Buenaventura fundó hacia 1270 la cofradía de los Recommandati Virgini; y en el sur de
Francia. Un gran número de estas representaciones entra en la categoría de los exvotos
dedicados por las ciudades o las cofradías en tiempos de peste. En tiempos de epidemia, las
poblaciones se volvían hacia los santos "antipestíferos": San Sebastián, San Roque y,
especialmente, hacia la Virgen de la Misericordia.
Si examinamos las pinturas o esculturas que representan a la Virgen, desde el punto de vista
de su composición podemos distinguir dos elementos: la figura de la Virgen y los orantes
acurrucados bajo su manto.
A veces la Virgen aparece sentada, pero en la mayoría de los casos está de pie, y siempre de
frente, a fin de no ocultar a los orantes. Ella es de una estatura gigantesca en relación a sus
protegidos, que tienen talla de niños. Esa desproporción es una necesidad del tema y no
tenía nada chocante para los artistas de la Edad Media, acostumbrados a expresar la
jerarquías espirituales por las diferencias de escala entre los personajes.
En ciertos casos, la Virgen está representada con el Niño Jesús sobre el brazo izquierdo. Pero
la presencia del Niño concuerda mal con el tema de la Virgen protectora, que necesita tener
las manos libres para desplegar su manto. Es por ello que la Virgen de la Misericordia casi
siempre está representada sin el Niño. A veces tiende los brazos para elevar por sí misma los
faldones de su manto. En otras versiones une las manos en gesto de plegaria y entonces son
los ángeles o los santos quienes le prestan el servicio de desplegar el manto protector.
En cuanto a los refugiados bajo el manto, se pueden distinguir diversas versiones claramente
diferenciadas:
1. La Mater omnium (la Madre de todos). Es cuando la Virgen protege bajo su manto a la
cristiandad entera. Pero la teología medieval cultivaba las clasificaciones y las jerarquías. Por
ello, los sexos están generalmente separados. Con mayor frecuencia aún, la cristiandad está
dividida en clérigos y laicos.
Los artistas del Renacimiento se alejaron del tema a causa de su carácter arcaico. La rígida
frontalidad del tema y la desproporción inevitable molestaban a unos artistas formados en el
culto de la anatomía y de la perspectiva. A veces se intentó remediar representando a la
Virgen descendiendo del cielo, o elevada sobre un estrado de numerosos peldaños. Pero esas
enmiendas sólo sirvieron para salir del paso, y además contribuyeron a poner de manifiesto
la incompatibilidad radical entre el tema medieval de la Virgen de la Misericordia y el ideal
artístico del Renacimiento. Así se explica la rápida desaparición del tema, que a principios del
siglo XVI sucumbió a los ataques convergentes del Renacimiento y de la Reforma. En el siglo
XVII el cuadro de Zurbarán en Sevilla no es más que una supervivencia.
La devoción de la Virgen del Rosario está muy vinculada con el culto de la Virgen de la
Misericordia del cual, en ciertos aspectos, no es más que una prolongación.
Los dominicos hacían remontar el origen de esta devoción al fundador de la orden. Alrededor
de 1210 la Virgen se habría aparecido a Santo Domingo y le habría entregado un rosario que
éste llamó corona de rosas de Nuestra Señora. En realidad, como demostraron los
bolandistas, el rosario es una creación de un bretón que se llamaba Alain de la Roche (Alanus
de Rupe) que vivió a fines del siglo XV. En 1470 escribió una obra titulada De Utilitate
Psalterii Mariae, que fue traducido a todas las lenguas.
La Virgen del Rosario no apareció sobre ningún monumento figurativo anterior al último
cuarto del siglo XV. Se trata de una devoción tardía más o menos contemporánea del culto
de la Virgen de los Siete Dolores y muy posterior a las Vírgenes de la Piedad o de la
Misericordia.
ICONOGRAFÍA
Para representar a la Virgen del Rosario los dominicos tomaron en principio el tipo de la
Virgen de la Misericordia. La primera representación conocida de este tema es un tríptico de
la iglesia de San Andrés de Colonia. La única diferencia con la Virgen de la Misericordia es
que dos ángeles sostienen una corona de rosas sobre su cabeza.
Una segunda fórmula, no mucho más original, tomó el modelo de la Virgen de los siete gozos
o de los siete dolores, rodeada por una aureola de tondos. La Virgen se inscribe en una sarta
en forma de mandorla, compuesta por grandes rosas historiadas que se intercalan entre
cada decena. Uno de los ejemplos más conocidos de este tema es la Salutación angélica de
Veit Stoss (iglesia de San Lorenzo, Nuremberg).
En un tercer tipo iconográfico la Virgen se presenta sentada, con el Niño Jesús sobre las
rodillas, y es ella o el Niño quienes presentan el rosario a Santo Domingo. Posteriormente se
elimina el conjunto de tondos, quedando sólo la escena principal.
LA VIRGEN DE LA MERCED
La Orden de la Merced recogió un aspecto, muy importante en
la Edad Media, de la protección de María hacia sus hijos. Fue
la protección a los cautivos.
LA DIVINA PASTORA
En el arte español del siglo XVII se crea un tipo iconográfico de Virgen pastora que es
una transposición tardía del Buen Pastor.
Tocada con un sombrero de paja adornado con una cinta y guirnalda de flores, la Virgen
empuña un cayado y acaricia un cordero. A veces se la representa con el Niño Jesús en
brazos. Este tipo de Virgen abunda mucho en los conventos femeninos, especialmente en los
de capuchinas.
El tipo se volvió laico en la pintura francesa del siglo XVIII e inspiró numerosas imágenes de
la reina María Antonieta y de la marquesa de Pompadour.
LA VIRGEN MAJESTAD
Este tema iconográfico, que desde el siglo IV aparecía en la escena de la Adoración de los
Magos, se caracteriza por la actitud rigurosamente frontal de la Virgen sentada sobre un
trono, con el Niño Jesús sobre las rodillas, y por su expresión grave, solemne, casi hierática.
En el arte francés, los ejemplos más antiguos de Vírgenes de Majestad son las estaturas
relicarios de Auvernia, que datan de los siglos X u XI. Las Vírgenes de Majestad esculpidas
sobre los tímpanos de la portada Real de Chartres (hacia 1150), la portada Sainte Anne de
Notre Dame de París (hacia 1175) se parecen a aquellas estatuas relicarios de Auvernia, a
causa de un origen común antes que por influencia directa. Casi todas están rematadas por
un baldaquino que no es, como se ha creído, la imitación de un dosel procesional, sino el
símbolo de la Jerusalén celeste en forma de iglesia de cúpula rodeada de torres.
Siempre bajo las mismas influencias bizantinas, la Virgen de Majestad aparece más tarde con
el nombre de Maestá, en la pintura italiana del Trecento, transportada sobre un trono por
ángeles. Basta recordar la Madonna de Cimabue, la Maestá pintada por Duccio para el altar
mayor de la catedral de Siena y el fresco de Simone Martini en el Palacio Comunal de Siena.
LA VIRGEN SACERDOTISA
LA VIRGEN DE TERNURA
- La Virgen de parto sobre el lecho. Así como la Virgen encinta se separa del grupo de la
Visitación, la Virgen acostada sobre el lecho de parturienta, presentada aisladamente, surge
del tema de la Natividad. Esta representación, que apareció a fines de la Edad Media, ha sido
popularizada por visiones de monjas místicas. Casi todas las imágenes de este tipo proceden
de conventos femeninos.
Cuando el Niño es destetado la Virgen le da gachas de leche con un cacillo. Ese motivo de la
Virgen de la sopa o Virgen con la cuchara parece haber sido de la particular preferencia de
los pintores flamencos de finales de la Edad Media, como Isenbrandt o Gerard David.
- La Virgen de humildad. En el arte italiano del Trecento surgió bajo el nombre de Virgen de
Humildad una variante de la Galaktotrofusa bizantina o Virgen de la leche, reconocible por
estar sentada en el suelo, a veces sobre un cojín. Este motivo, sin duda de origen dominico,
nació en Umbría o en las Marcas y fue adoptado por la escuela de Siena.
A decir verdad, las Vírgenes pintadas o esculpidas de la Edad Media están menos sonrientes
de lo que se cree: su expresión es generalmente grave e incluso preocupada, como si
previera los dolores que le deparará el futuro. Sucede con frecuencia que ni siquiera mire al
Niño que tiene en brazos, y es raro que participe en sus juegos. Es el Niño quien acaricia la
barbilla o la mejilla de la madre, quien sonríe y tiende los brazos. Los frutos, los pájaros que
sirven de juguetes al Niño tenían, al menos en su origen, un significado simbólico que explica
esta expresión de inquieta gravedad. El pájaro es el símbolo del alma salvada; la manzana y
el racimo de uvas aluden al pecado de Adán redimido por la sangre del Redentor. A veces el
Niño está representado durante el sueño mientras la Virgen vela.
- La Virgen adorando al Niño. El tema está tomado de la Natividad, en la que a partir del
siglo XIV la adoración reemplaza al alumbramiento. Este tema es muy popular en la escuela
florentina del Quattrocento.
Una variante de este tema es el de la Virgen sentada sobre la zarza ardiendo, símbolo de la
maternidad virginal. En el célebre tríptico de Nicolas Froment en Aix en Provence, la zarza
ardiendo de Moisés se convierte en un rosal (ver en el tema "La maternidad Virginal de
María").
Es necesario distinguir entre Vírgenes abiertas y Vírgenes abrideras. Las primeras pertenecen
a la categoría de estatuas relicario, en las que se habín especializado los talleres de
esmaltado de Limoges, y están vaciadas en la espalda. Las Vírgenes abrideras, por el
contrario, talladas generalmente en madera o marfil, se abren por delante, con la ayuda de
una bisagra con resortes, de manera que separan dos postigos que constituyen, con la parte
central, una especie de tríptico. El interior, detrás de los postigos, está habitualmente
esculpido, pero también puede estar decorado con pinturas.
De acuerdo con lo que las Vírgenes abrideras tengan en su interior pueden distinguirse dos
tipos principales: las que abrigan al grupo de la Trinidad y las que llevan a Cristo en la cruz,
rodeado de escenas de la Pasión.
Las Vírgenes negras son particularmente veneradas en Francia y en España, aunque también
existen algunos ejemplos en otros lugares, como Baviera.
De las cuatro Vírgenes negras más importantes de Francia sólo queda la de Rocamadour,
pues la de la cripta de Chartres y la Virgen negra de Puy fueron quemadas durante la
Revolución Francesa, y la de Notre Dame des Tables de Montpellier fue destruida por los
hugonotes en el siglo XVI.
En España reciben especial veneración Nuestra Señora de Atocha en Madrid, la de Montserrat
en Cataluña y la de Guadalupe en Extremadura.
Sentadas, presentan al Niño para la adoración de los fieles. Se distinguen del tipo habitual de
las Vírgenes de Majestad por su color.
Para explicar el ennegrecimiento voluntario se aducen dos razones diferentes: bien para
asimilarla a la desposada del Cantar de los Cantares, que declara "nigra sum, sed formosa",
bien relacionado con el hecho de que muchas de ellas hayan sido veneradas en criptas, en
iglesias subterráneas, como en Chartres. Teniendo en cuenta que, además, son
especialmente invocadas para la fecundación y el parto, se ha formulado la hipótesis de que
derivarían de antiguas divinidades ctónicas, de ídolos paganos que glorifican la Tierra negra y
fecunda.
Este motivo se encuentra ya a fines del siglo XI en una miniatura del Evangeliario de
Vysehrad, en Praga, y vuelve a hallarse en numerosos manuscritos litúrgicos alemanes. Del
campo de las miniaturas pasa a la escultura monumental, a las vidrieras y a la pintura. Es
posible que el tema naciera en Oriente.
Jesé está siempre representado con los rasgos de un anciano de barba blanca. Casi siempre
está acostado, en actitud de meditación o durmiendo, pero tambié existen ejemplos en los
que está sentado o en pie. En esta variedad hay que tener en cuenta la forma del soporte,
que en algunos casos es marcadamente vertical.
Al principio, quien siempre ocupaba la cima del árbol era Cristo en Majestad, aureolado con
siete palomas místicas representativas de los dones del Espíritu Santo. A partir del siglo XIII,
con el auge del culto a la Virgen, María sustituye a su Hijo en la cima del árbol y Jesús se
convierte en un niño en los brazos de la Virgen. Esta exaltación de la Virgen está
estrechamente relacionada con la doctrina de la Inmaculada Concepción. El árbol de Jesé se
convierte en uno de los símbolos predilectos de la Inmaculada Concepción.
Un tema tan fecundo como éste desapareció a fines del siglo XVI. Sobrevivió algo más de
tiempo en las pinturas sobre vidrio, pero la estética del Renacimiento no podía conciliar con
un tema tan arcaico, más cerca de la heráldica que de la pintura religiosa.
LA PARENTELA DE MARÍA
Este tema genealógico es de origen mucho más reciente que el árbol de Jesé. No tiene su
fuente en la Biblia, sino en una leyenda apócrifa que se popularizó en 1406 por la visión de
una monja mística de Corbie, santa Coleta, que se convirtió en abadesa de un convento de
clarisas de Gante. Nacido en un convento de mujeres, el tema, que parece una transposición
femenina de la genealogía viril del árbol de Jesé, se difundió a partir del siglo XV, sobre todo
en los Países Bajos y en el norte de Alemania.
Según la leyenda, Santa Ana, después de enviudar de Joaquín, se casó con Cleofás, hermano
de éste, teniendo una hija llamada María Cleofás. Cuando murió Cleofás volvió a casarse con
Solas (o Salomé), del cual tuvo una tercera hija, llamada María Salomé. Sus tres hijas, a su
vez, se casaron y tuvieron hijos: María Cleofás con Alfeo, que le dió cuatro hijos (Santiago el
Menor, Judas, José el Justo y Simón), y María Salomé con Zebedeo, siendo madre de
Santiago el Mayor y Juan.
El grupo familiar, en su origen, contaba con diez y siete personajes: Santa Ana, sus tres
maridos, sus tres hijas, sus tres yernos y sus siete nietos. Pero a principios del siglo XV la
genealogía se complicó con la suma de más personajes: Estolano y Emerencia (padres de
Santa Ana), su hermana Hismeria o Esmeria, la prima de la Virgen Santa Isabel con su hijo
Juan, y hasta un pariente lejano, Servando.
En el origen la figura de Santa Ana ocupa el centro de la composición, pero a medida que
aumenta el culto a María, ésta fue desplazando de su lugar a su madre.
Después del Concilio de Trento este tema desapareció bruscamente, al ser rechazada la
leyenda de Santa Ana por la autoridad eclesiástica.
LA SAGRADA FAMILIA
Desde el punto de vista artístico, la disposición de esta Trinidad terrestre plantea los mismos
problemas y sugiere las mismas soluciones que la Trinidad celestial. No obstante, las
dificultades son menores. Ya no se trata de un único Dios en tres personas del cual deba
expresarse la unidad esencial al mismo tiempo que la diversidad. Los tres personajes están
unidos por un vínculo de sangre, ciertamente, pero no constituyen un bloque indivisible.
Además, los tres están representados en forma humana, mientras que la paloma del Espíritu
Santo introduce en la Trinidad divina un elemento zoomórfico difícil de amalgamar con dos
figuras antropomórficas.
Este tipo de Sagrada Familia agrupa a tres generaciones, abuela, madre e hijo, y en realidad
podría ser un fragmento separado de la parentela de María. Al igual que este último tema, ha
encontrado los mayores favores en Alemania, hasta el punto de que la expresión Anna
selbdritt (santa Ana triple, en tres, trinitaria) se emplea corrientemente en otras lenguas
para designar brevemente este grupo. Se encuentran ejemplos a partir del siglo XIV; pero
fue en los siglos XV y XVI cuando el tema se hizo realmente popular, no sólo en los países
germánicos, sino también en Italia y España.
Agrupar de una manera satisfactoria dos mujeres adultas y un niño no es tarea fácil. Los
artistas intentaron la superposición, la yuxtaposición, el agrupamiento vertical y el
horizontal. En el primer caso, santa Ana lleva a la Virgen y al Niño Jesús; en el segundo, el
Niño está sentado entre santa Ana y la Virgen.
1. a. Santa Ana lleva a la Virgen y al Niño. Esta disposición vertical puede ser
realizada de dos maneras: santa Ana lleva a la Virgen y al Niño sobre cada uno de
los brazos, o bien ella está sentada y tiene sobre las rodillas a su hija, que a su vez
sostiene al Niño Jesús. El inconveniente de esta solución está a la vista: comporta
una desproporción chocante entre madre e hija, que normalmente deberían ser de la
misma talla, mientras que la Virgen sentada sobre las rodillas de santa Ana se
encuentra reducida a la estatura de una niña.
2. b. Las dos Trinidades. A veces la Trinidad terrestre está puesta bajo la protección
de la Trinidad celestial. En el siglo XVII, el tema de las dos trinidades era frecuente
en los retablos franceses y también en los Países Bajos.
2. c. La Sagrada Familia ampliada. A los artistas muchas veces les gustó ampliar el
grupo de la Sagrada Familia con Santa Isabel y San Juan niño. Esta adición no está
en modo alguno justificada por los Evangelios, según los cuales San Juan conoció a
Jesús cuando lo bautizó en el Jordán. El tema puede derivar de las meditaciones del
Pseudo Buenaventura.
LA ASUNCIÓN
La Virgen, en actitud orante, eleva las manos unidas, en una mandorla llevada por ángeles,
encima de la tumba abierta. La tumba está vacía o llena de lirios y rosas. A veces la Virgen
está sentada dentro de esa mandorla.
Otra innovación italiana es la de añadirle al tema de la Asunción la leyenda que cuenta que
Tomás, el apóstol incrédulo, recibió el cinturón de la Virgen, que ésta dejó caer para
convencerle de la veracidad del milagro. Pero mientras que la transformación de la Asunción
en Ascensión se difundió en todo el arte cristiano, la iconografía del cinturón de la Virgen se
mantuvo exclusivamente en el área toscana.
3. La Virgen es coronada por Cristo. Es necesario diferenciar tres variantes. En los siglos XIII
y XIV, la Virgen está sentada; a principios del siglo XV está arrodillada ante su Hijo. Se
conoce, por último un ejemplo de la Virgen representada en pie.
5. La Virgen es coronada por la Trinidad. Este tipo aparece en España, Italia y Francia desde
principios del siglo XV, y predominó en todo el arte europeo hasta el siglo XVII. La Santísima
Trinidad está representada mediante tres personas semejantes o diferentes. El Espíritu Santo
suele aparecer en forma de paloma. A veces Cristo está solo, pero representa a la Trinidad
por las tres coronas que querubines mantienen sobre su cabeza.
Así, en cada etapa, asciende la dignidad de la Virgen: en principio es coronada por un ángel,
luego por Cristo, por Dios Padre y finalmente por la Santísima Trinidad. Este crescendo
iconográfico es una confirmación impresionante del progreso de la mariolatría.
A los personajes esenciales e indispensables se unen ángeles y hasta santos, a pesar del
anacronismo que ello comporta. Son, casi siempre, San Bernardo, San Francisco de Asís y
San Antonio de Padua, por su devoción a la Virgen. Fra Angelico les agrega los apóstoles, los
evangelistas y santos de su orden: Santo Domingo, San Pedro Mártir y Santo Tomás de
Aquino.
LA MATERNIDAD VIRGINAL
El ciclo comprende siete temas, todos interpretados como imágenes de la Virgen que parió
sin perder la virginidad. Los dos primeros están tomados del Pentateuco, el tercero del libro
de los Jueces y los otros cuatro de los profetas Ezequiel y Daniel.
1. La zarza ardiendo que se quema sin consumirse. Es la imagen de la Virgen que lleva en sí
la llama del Espíritu Santo sin quemarse con el fuego carnal.
3. El vellocino de Gedeón, sobre el cual cayó el rocío del cielo sin que el área de alrededor
resultara mojada. El vellón es el vientre de la Virgen; el área que permanece seca es la
imagen de su virginidad intacta.
4. La puerta cerrada de la visión de Ezequiel. Así como la puerta deja pasar al Rey de Reyes
sin abrirse, María concibe y pare un niño sin perder la virginidad.
5. La piedra sellada de la fosa de los leones de Daniel. Habacuc consigue hacer pasar a
Daniel un cesto con víveres sin romper el sello real. Así, Cristo penetra en el vientre de su
madre y sale de él sin romper el sello de su virginidad.
7. Los tres jóvenes hebreos en el horno. Arrojados al fuego, el fuego los respeta. De la
misma manera la Virgen, abrasada por la llama del Espíritu Santo, permanece indemne.
Según la leyenda
medieval, el unicornio
era un animal imposible
de cazar. La unica
manera de atraparlo era utilizando como cebo
a una joven virgen, porque el unicornio se
acercaba a ella sin ningún temor. La escena
está situada en un huerto cerrado con una
muralla almenada. En el interior, la Virgen,
sentada en el suelo, acaricia a un unicornio
que se apoya en su regazo. A su alrededor se
disponen algunos símbolos como el vellón de
Gedeón, la zarza ardiendo y la fuente sellada.
Un ángel cazador se acerca armado con una lanza y tocando un cuerno de caza. Conduce a
cuatro lebreles identificados como la misericordia, la justicia, la paz y la verdad por unos
rótulos que sostienen en sus bocas. No poseemos una reproducción de dicha pintura, pero
podemos ver una muy parecida en un grabado del siglo XV que se conserva en la Biblioteca
Nacional de París.
LA VIRGEN PEREGRINA
Así como el Buen Pastor hace juego con la Virgen Pastora, la devoción española de la
Contrarreforma creó una Virgen Peregrina en pareja con el Cristo Peregrino.
LA COSTURERA PROFÉTICA
También se ha supuesto que María tejió la túnica de Jesús, tan importante por su
significación en la Pasión. Tanto en La Sagrada Familia del pajarito, de Murillo, como en La
casa de Nazaret, de Zurbarán, halla Moffitt sendos ejemplos de esta segunda lectura
iconográfica. También en la Virgen niña orante, del propio Zurbarán, que sería para él, de
hecho, una Anunciación con el ángel invisible. María anticipa así, no sólo mediante la
revelación que recibe, sino también visiblemente mediante lo que hace (coser algo muy
crucial), el destino salvífico de su hijo.
El atributo decisivo en todas estas pinturas es el canastillo o cesta donde se encuentran sus
útiles de costura.
ICONOGRAFÍA DE LOS En el apartado de arte bizantino se encuentran algunos de los santos más populares del
SANTOS área oriental del mundo cristiano.
- Águeda
- Agustín
- Alberto Magno
- Ambrosio de Milán
- Andrés, apóstol
- Antonio abad
- Antonio de Padua
- Apolonia
- Bárbara
- Bartolomé, apóstol
- Basilio
- Benito
- Bruno
- Carlos Borromeo
- Catalina de Alejandría
- Catalina de Siena
- Cecilia
- Cosme
- Cristóbal
- Damián
- Dionisio
- Domingo de Guzmán
- Elena
- Esteban
- Eulalia
- Gregorio Magno
- Inés
- Jacinto
- Jerónimo
- Jorge
- Juan Bautista
- Juan Evangelista
- Lorenzo
- Lucas
- Lucía
- Luis Beltrán
- Marcos
- Margarita
- Martín
- Mateo, apóstol
- Miguel, arcángel
- Mónica
- Nicolás de Bari
- Pablo, apóstol
- Pablo, ermitaño
- Práxedes
- Pudenciana
- Roque
- Sebastián
- Simón, apóstol
- Tomás, apóstol
- Vicente de Zaragoza
VIDA Y LEYENDA
PATRONAZGOS
Santa Águeda es la patrona de Catania y de Malta. Como los verdugos le arrancaron los
senos, que después San Pedro curó, se convirtió en patrona de las nodrizas y de las madres
que amamantan a sus hijos. Se la invoca para la curación de abcesos, mastitis y cáncer de
mama.
Por otra parte, su intercesión se consideraba muy eficaz contra las erupciones volcánicas y
los terremotos que las acompañan. Por un fenómeno de extensión muy corriente en
hagiografía, pronto se invocó su protección contra toda forma de fuego.
ICONOGRAFÍA
Al principio carecía de atributos propios, fuera del común de la palma del martirio.
Posteriormente se utilizaron una antorcha encendida o una pequeña casa en llamas
(aludiendo a su poder contra el fuego). A veces la antorcha se confunde con un cuerno de
unicornio, símbolo de virginidad. Pero su atributo más común son sus senos arrancados con
una tenaza o puestos sobre una bandeja.
Suele estar representada formando pareja con Santa Apolonia o Santa Lucía.
En cuanto a las escenas más representadas, son su martirio y su curación por
San Pedro. A veces es un ángel quien efectúa la curación, como en el ejemplo
que aparece en esta página.
AGUSTÍN
VIDA Y LEYENDA
PATRONAZGOS
Por sus escritos fue elegido patrón de los teólogos y los impresores. En Florencia su
protección se extiende a los que recogen papeles viejos. Aunque no sea un santo curador, en
los países de lengua germánica la etimología popular, que estableció una relación entre
Agustín y Auge (ojo), le confirió el poder de curar enfermedades oculares. Por ser africano,
se lo invocó contra las plagas de langosta.
ICONOGRAFÍA
Está representado casi siempre como obispo, con mitra y báculo; pero a veces como simple
monje, con hábito negro y cinturón de cuero. Su atributo habitual es el corazón inflamado,
atravesado por una o tres flechas. A partir del siglo XV con frecuencia se lo caracteriza por la
presencia de un niño, en alusión a la leyenda ya comentada.
Se representan además diferentes escenas de su vida: Agustín conducido por su madre a la
escuela de Tagaste, la despedida de ambos, su vocación, su bautismo, su predicación ante
Valerio, obispo de Hipona, su consagración episcopal, su encuentro con el niño que quería
vaciar el mar, lavando los pies a Cristo peregrino, argumentando contra el maniqueo Festo,
quemando los libros de arrianos y maniqueos, su partida para Milán y su llegada a la misma
ciudad, enseñando en Roma, su funeral y su glorificación.
Fuente: Iconografía del arte cristiano, de Louis Réau.
ALBERTO MAGNO
VIDA
Nacido en 1207, en
1233 ingresó en la
orden de los dominicos.
Enseñó teología en
Colonia y en París. En
esta ciudad tuvo como
alumno a Tomás de
Aquino. En 1260 fue
nombrado obispo de
Ratisbona. En 1262
renunció a esa dignidad
y murió en Colonia en
1280, ciudad donde se conservaban sus reliquias en la iglesia de San
Andrés. Beatificado en 1622, fue canonizado en 1933.
ICONOGRAFÍA
AMBROSIO DE MILÁN
VIDA Y LEYENDA
Es uno de los cuatro grandes doctores de la Iglesia latina. Nació hacia 340 en Tréveris, pero
fue criado en Roma. Fue elegido obispo de Milán en 374, aunque era un simple catecúmeno.
Fue él quien en 387 bautizó a san Agustín. Se hizo popular por la firmeza de que diera
pruebas en 390 ante el emperador Teodosio, a quien prohibió el acceso a sus iglesia después
de las matanzas de Tesalónica, hasta que el emperador hizo pública penitencia. Murió en
Milán en 396, donde fue enterrado cerca de las reliquias de los santos Gervasio y Protasio,
según sus deseos, y posteriormente, bajo el altar mayor de la basílica que lleva su nombre.
Su historia se adornó muy pronto con rasgos legendarios recogidos en la Leyenda Dorada.
Como dormía con la boca abierta en la cuna que se había instalado en el patio de la casa
paterna, las abejas se posaron sobre sus labios "entrando y saliendo de su boca como si
quisieran hacer miel allí". Es una leyenda que ya contaban los griegos a propósito de Píndaro
y de Platón. Su aplicación a san Ambrosio se explica por un juego de palabras con ambrosía,
el alimento de los dioses, que se asimilaba a la miel. Cuando el episcopado de Milán quedó
vacante, una voz de niño se hizo oír, diciendo que Ambrosio debía ser elegido obispo. Se
habría dormido un día mientras decía misa, y arrebatado en espíritu lo transportaron a la
ciudad de Tours, en el momento en que se enterraba san Martín. De acuerdo con una
tradición tardía del siglo XV, copiada de la leyenda de Santiago en España, san Ambrosio
habría salvado a Milán en 1338 apareciendo a caballo en lo más álgido del combate, y
poniendo en fuga a las tropas del emperador Luis de Baviera con un látigo de tres correas.
PATRONAZGOS
Es el patrón de los canteros porque éstos eran en su mayoría lombardos. Era también el
patrón de los apicultores.
ICONOGRAFÍA
Está representado como obispo con báculo y mitra, y además caracterizado por numerosos
atributos individuales tomados de su leyenda: un enjambre, un niño en la cuna, huesos
(porque encontró las reliquias de los santos Gervasio y Protasio) y un látigo de tres colas.
Entre las escenas representadas se encuentran la de las abejas
en la boca de Ambrosio en la cuna, el bautismo de san Agustín,
cuando prohíbe entrar al emperador Teodosio en la iglesia, la
invención de las reliquias de Gervasio y Protasio, san Ambrosio
arrebatado en espíritu a Tours, san Ambrosio persiguiendo a los
enemigos con un látigo y la apoteosis de san Ambrosio.
ANDRÉS, APÓSTOL
VIDA Y LEYENDA
Su leyenda procede de los Hechos apócrifos. Según esta, después de la muerte de Jesús
habría sido designado para evangelizar la Escitia, es decir, la actual Rusia. Al tiempo que
predicaba en Escitia, se le apareció un ángel que le dijo: "Ve hacia Mateo". Fue
milagrosamente guiado hacia Etiopía, donde San Mateo había sido cegado y metido en
prisión. Las puertas de la cárcel se abrieron ante él, se arrodilló ante Mateo, se puso a orar,
y al punto los ojos de Mateo volvieron a abrirse a la luz. Cumplida su misión, llegó a Grecia y
luego a Asia Menor, donde habría realizado una serie de milagros. Encarcelado por el
procónsul romano Quirino, gobernador de Macedonia, que lo acusaba de incitar a la
destrucción de los templos y desviar al pueblo del culto a los dioses, fue arrojado a las fieras,
pero estas lo respetaron. Cuando visitó el Peloponeso, en Patras, curóa la mujer del
procónsul Egeas. Pero este, que le reprochaba predicar la desobediencia al emperador, lo
hizo azotar con varas y luego ordenó que lo ataran con cuerdas a una cruz con forma de X
(crux decussata), donde murió al tercer día.
ICONOGRAFÍA
El atributo más popular de San Andrés es la cruz en forma de X, y que tomó el nombre de
cruz de San Andrés. También se la llamaba cruz de Borgoña, porque en 1433, el duque
Felipe el Bueno, habiendo recibido en Constantinopla un fragmento de la cruz que se habría
empleado en la crucifixión del apóstol en Patras, la convirtió en insignia de su orden del
Toisón de Oro.
Esta tradición no se apoya en texto alguno. De hecho, el arte cristiano de la Edad Media
vaciló mucho tiempo antes de adoptar la cruz en forma de X como atributo de San Andrés.
Hasta el siglo XV la mayoría de las veces se le representa crucificado en una cruz normal.
Algunas veces usa como segundo atributo una red llena de peces.
Las escenas más representadas son: su vocación, la expulsión de siete demonios en forma
de perros en la ciudad de Nicea, el milagro del incendio sofocado en Tesalónica, la
flagelación, su conducción al martirio, su crucifixión, el descendimiento de su cuerpo, su
enterramiento y un milagro póstumo por el cual se apareció a un obispo para librarlo de la
tentación del demonio.
PATRONAZGOS
Fue adoptado como patrón por las corporaciones de los pescadores de agua dulce, los
pescaderos y los cordeleros que proporcionaban a los pescadores cuerda para las redes. Lo
invocaban las mujeres casaderas que deseaban encontrar un marido, quizás porque su
nombre (Andros) evocaba en griego la idea de un hombre, como San Colomán (mann) en los
países de lengua alemana. Como curador, era invocado contra la gota, calambras, tortícolis,
erisipela y disentería, que era llamada mal de San Andrés.
ANTONIO ABAD
VIDA Y LEYENDA
Según la leyenda, habría nacido hacia el 251 en Egipto y muy joven se retiró a la soledad del
desierto. Hacia el final de su vida, visitó a Pablo el ermitaño, superior de los anacoretas de la
Tebaida, milagrosamente alimentado por un cuervo que ese día llevó en su pico doble ración
de pan. Algún tiempo después, al enterarse de la muerte de su venerable hermano, fue a
enterrarlo ayudado por dos leones. Además, en Cataluña se le atribuyeron aventuras y
milagros que sirvieron de tema a Jaume Huguet para su gran
retablo de San Antonio en Barcelona.
PATRONAZGOS
ICONOGRAFÍA
San Antonio está representado habitualmente como un anciano barbudo que viste el sayal
con capucha, prenda común de los antonitas. Sus atributos más habituales son el cerdo, la
esquila, las llamas del fuego de San Antón y la tau. Las llamas suelen salir de sus pies o del
libro que tiene en la mano. Las escenas más representadas son la visita a Pablo el ermitaño
y las tentaciones en el desierto.
ANTONIO DE PADUA
VIDA
San Antonio de Padua es, después de San Francisco de Asís, el más popular de los santos
franciscanos. Nació en Lisboa en 1195 y sólo pasó en Padua los dos últimos años de su vida.
Después de haber estudiado en el convento de Santa Cruz de Coimbra, en 1220 ingresó en
la orden de los hermanos menores, donde cambió su nombre de pila, Fernando, por el de
Antonio. Después de haber enseñado teología en Bolonia, recorrió el sur y el centro de
Francia, predicando en Arles, Montpellier, Puy, Limoges y Bourges. En 1227 participó en el
capítulo general de Asís. En 1230 se ocupó de la traslación de los restos de San Francisco.
Predicó en Padua y allí murió a los 36 años, en 1231. Fue canonizado sólo un año después de
su muerte, en 1232.
PATRONAZGOS
Hasta finales del siglo XV, el culto de san Antonio permaneció localizado en Padua. A partir
del siglo siguiente se convirtió, en principio, en el santo nacional de los portugueses, que
ponen bajo su advocación las iglesias con edifican en el extranjero; y luego en un santo
universal.
ICONOGRAFÍA
APOLONIA
VIDA Y LEYENDA
Virgen de Alejandría, pretendida hermana del diácono san Lorenzo, martirizada en 249, sin
duda a avanzada edad, puesto que se la califica de anciana doncella.
PATRONAZGOS
Patrona de quienes padecen afecciones en los dientes, y a la vez de quienes las curan,
protege al mismo tiempo a los dentistas y a su clientela.
ICONOGRAFÍA
Además de la insignia general de la palma del martirio, su atributo usual es una pinza o
tenaza, que con frecuencia la hace confundir con santa Águeda, a quien los verdugos le
arrancaron los senos con tenazas. Pero el diente cogido en la pinza permite reconocerla con
facilidad.
Las escenas de su vida que se representan son su acción de destruir ídolos paganos y su
martirio.
BÁRBARA
LEYENDA
Hija del sátrapa Dióscuro, habría nacido en Nicomedia. Para sustraerla al proselitismo
cristiano, su padre la encerró en una torre iluminada sólo por dos ventanas. No obstante,
recibió las enseñanzas de un sacerdote que se hacía pasar por médico. Para expresar su fe
en la Santísima Trinidad, ella perforó en el muro una tercera ventana.
Consiguió huir pero fue apresada por su padre, y al negarse a abjurar del cristianismo y a
casarse con un pagano la entregaron al juez Marciano, que la torturó de diversas formas.
Finalmente, su padre le cortó la cabeza.
PATRONAZGOS
Sus patronazgos son muy amplios. Se la consideraba protectora contra los rayos porque su
padre, después de haberla matado, fue fulminado por un rayo. Su nombre solía estar inscrito
en las campanas de las iglesias, que se echaban al vuelo durante las tormentas. Por eso era
patrona de los campaneros. Como protege del rayo, se considera que preserva también de la
muerte fulminante. Por el hecho de proteger contra el rayo y contra la mala muerte, se
convirtió en el siglo XV en patrona de los artilleros. También los artificieros la adoptaron
como patrona. Los arcabuceros, bombarderos, cañoneros y culebrineros nunca olvidaban
situar su imagen protectora en los escudos de armas o piezas. La cofradía de Santa Bárbara
en París agrupaba a salitreros, fabricantes de pólvora y oficiales de artillería. Se da el
nombre de Santa Bárbara a los polvorines, arsenales y fuertes. En los barcos de guerra, se
llamaba cámara de Santa Bárbara al habitáculo del maestro artillero. Por la torre en la que
ella misma perforó la tercera ventana, era patrona de presos, arquitectos y albañiles.
ICONOGRAFÍA
Sus atributos son la palma del martirio y la corona, la torre con tres ventanas, una pluma de
pavo real, un cáliz rematado con una hostia, un cañón o una
bala de cañón.
BARTOLOMÉ
BASILIO
HISTORIA Y LEYENDA
Uno de los cuatro padres de la Iglesia griega. Nació en Cesarea de Capadocia, Asia Menor, en
328. Se convirtió en obispo de su ciudad natal en 370 y murió en 379. Pertenecía a una
familia de santos: su abuela, padre y madre, sus dos hermanos, San Gregorio de Nisa y San
Pedro de Sebaste, y su hermana Santa Macrina, fueron todos canonizados por la Iglesia
griega. Luchó con valor contra la herejía de Arrio, se enfrentó al emperador Valente que
profesaba el arrianismo, e hizo devolver a los ortodoxos una iglesia cedida a los arrianos.
Pero su popularidad se debe sobre todo a que fue el legislador del monaquismo oriental.
Redactó la regla de los monjes basilios, única orden monástica que existe en la Iglesia
griega.
Su vida se enriqueció con leyendas recogidas en la Leyenda Dorada. Habría recibido la vista
de San Efrén, que vio una lengua de fuego en su boca. Cuando el emperador Valente quiso
firmar una orden de destierro contra él, la pluma se le quebró tres veces entre los dedos.
ICONOGRAFÍA
En el arte bizantino aparece representado con frecuencia junto a los otros doctores de la
Iglesia griega: San Gregorio Nacianceno y San Juan Crisóstomo. Pero nunca fue popular en
Occidente, donde las escasas representaciones que existen se deben a la influencia del arte
bizantino o de los monjes basilios.
Tiene como atributos el palio, una cruz de tres travesaños y una
paloma posada sobre la cabeza o el hombro. La escena donde se
enfrenta al emperador Valente en la iglesia de Cesarea forma
pareja con la de San Ambrosio prohibiendo la entrada al
emperador Teodosio en la iglesia de Milán.
BRUNO
VIDA
Beatificado tardíamente, en 1514, fue canonizado en el siglo XVII, en 1623. Ello explica que
no ejerza otro patronazgo que el de la orden de los cartujos, que comparte con san Juan
Bautista.
ICONOGRAFÍA
La beatificación tardía también explica que aunque haya vivido en el siglo XI, el arte de la
Edad Media lo haya ignorado completamente. En las numerosas cartujas que han tenido un
papel de primera importancia en la historia del arte, como la de Champmol les Dijon, por
ejemplo, o en la de Pavía, no se encuentra ninguna imagen de san Bruno. Sólo ocupó un
lugar en la iconografía cristiana a partir del siglo XV, cuando se autorizó su culto a los
cartujos, y sobre todo después de su canonización en 1623.
Está vestido con el hábito blanco de los cartujos. Sus atributos son una estrella en el pecho,
en recuerdo de la visión de san Hugo, obispo de Grenoble, quien fuera avisado por siete
estrellas de la llegada de los primeros siete cartujos; la mitra y el báculo bajo los pies,
símbolo de su desprecio a las jerarquías de este mundo; una calavera ante la que medita; un
crucifijo arborescente, porque gracias a él la cruz de Cristo fue plantada en la soledad
boscosa de la cartuja; una rama de olivo, que alude al salmo 51, que se le aplica. A veces
tiene un dedo cruzado sobre los labios que indica el voto de silencio impuesto a los cartujos
por la regla. Su iconografía es en su mayor parte francesa y española.
CARLOS BORROMEO
Nacido en 1538 en Arona, a orillas
del lago Mayor, y en la noble familia
de los Borromeo, estudió derecho en
la universidad de Pavía. Luego fue
llamado a Roma por su tío, el papa
Pío IV, que lo nombró arzobispo de
Milán. Durante la peste en Milán, en
1575, se ocupó personalmente de
curar a los apestados. Descalzo y con
una soga en el cuello seguía las
procesiones penitenciales para
implorar el final de la plaga, que se
cobró unas 20.000 víctimas.
Organizó lazaretos y movilizó a
sacerdotes y monjes como
enfermeros.
CATALINA DE ALEJANDRÍA
VIDA Y LEYENDA
El relato, completamente legendario, de su vida se extendió a partir del siglo IX. Santa
Catalina ha sido objeto de una inmensa veneración durante la Edad Media. Su culto se
desarrolló de manera particular en Inglaterra. Fue invocada por Juana de Arco, al igual que
santa Margarita.
Es la patrona de las jóvenes, que tenían el privilegio de colocar en
la cabeza de su imagen una corona de flores cuando era su fiesta,
así como de la gente instruida y los carreteros.
ICONOGRAFÍA
CATALINA DE SIENA
VIDA Y LEYENDA
Santa dominica del siglo XIV. Nacida en Siena hacia 1347, era
la vigésimo quinta hija de un tintorero que se llamaba Jacopo
Benincasa. A los siete años hizo voto de virginidad. Como su
madre quería casarla, se rasuró la cabeza. Recibida en la
tercera orden de santo Domingo a los dieciséis años de edad,
a pesar de la oposición familiar, vistió el hábito negro de las
terciarias o Hermanas de la Penitencia. En el convento llevó
una vida ascética que arruinó su frágil salud. Profesaba una
devoción particular a santa Inés de Montepulciano. Según la
leyenda, cuando Catalina visitó la tumba de santa Inés, y se
inclinaba ante el cuerpo de la santa para besarle el pie, ésta la levantó hasta la
altura de sus labios. Se la glorificaba por haber contribuido a traer al papa
Gregorio XI a Roma, desde Aviñón. En ocasión del cisma de Occidente, tomó
partido por Urbano VI. Murió en Roma en 1380 y fue canonizada en 1461. Su cuerpo reposa
bajo el altar mayor de la iglesia dominica de Santa María sopra Minerva, cerca de Fra
Angelico. Pero su cabeza fue reclamada por Siena, su ciudad natal.
ICONOGRAFÍA
CECILIA
Joven patricia de la familia romana Caecilia. Con santa Inés,
santa Cecilia es la más popular de las mártires romanas.
COSME Y DAMIÁN
VIDA Y LEYENDA
Hermanos gemelos de origen árabe que ejercían gratuitamente la medicina en una ciudad de
Cilicia para convertir a sus pacientes a la fe cristiana. Habrían muerto en 287, durante el
reinado de Diocleciano.
La pasión de estos hermanos es del todo legendaria. Denunciados como cristianos, se
negaron a ofrecer sacrificios a los ídolos. Por ello el procónsul Lisias ordenó que se los
azotara. Como ese suplicio no tuvo efecto alguno, los arrojaron al mar encadenados, pero un
ángel rompió sus ligaduras y los condujo sanos y salvos a la orilla. Lisias no se dio por
vencido. Los hizo atar a postes junto a sus otros tres hermanos y quemar vivos. Los mártires
oraron en medio de las llamas, y éstas se volvieron contra los verdugos. Acusados de magia,
fueron condenados a lapidación y luego acribillados a flechazos. Las piedras se volvían contra
quienes las arrojaban, y los arqueros fueron heridos por sus propias flechas. Como último
recurso, el juez ordenó que los decapitasen, al igual que a sus tres hermanos.
PATRONAZGOS
A causa de una etimología popular, san Cosme, cuyo nombre en ruso Kuzma se parece a la
palabra herrero, se volvió en Rusia patrón de los herreros y herradores.
ICONOGRAFÍA
CRISTÓBAL
DIONISIO
LEYENDA
Según Gregorio de Tours, a mediados del siglo III habría sido enviado como misionero a las
Galias por el papa Fabiano, y decapitado en París hacia 280.
Su leyenda fue forjada en el siglo IX por Hilduino, abad de Saint Denis. Él fue quien identificó
al patrón de su abadía con san Dionisio Areopagita, y quien situó su martirio en Montmartre,
cuyo nombre interpreta como Mons Martyrum, cuando en verdad se trataba de Mons Martis.
Santiago de Vorágine recogió estas fábulas en la Leyenda Dorada. Su relato es la fuente que
emplearon todos los artistas a partir del siglo XIII.
San Dionisio, convertido por San Pablo que lo consagró obispo de Atenas, habría ido a París
a predicar el Evangelio. Por órdenes del emperador Domiciano, el prefecto romano lo apresó
y lo llevó al martirio en compañía de sus acólitos Eleuterio y Rústico. Sufrió muchos
tormentos, aunque sobrevivió a todos. Al día siguiente fue decapitado junto con sus dos
compañeros. Pero inmediatamente su cuerpo se incorporó, cogió la cabeza cortada en las
manos, y caminó así dos millas, desde la colina de Montmartre a su sepultura. Esta leyenda
nació de una falsa interpretación de las imágenes del santo, a quien se representaba
llevando su cabeza en las manos, simplemente para indicar la naturaleza de su martirio. Ello
significaba que había sido decapitado, y nada más. Pero el pueblo crédulo llegó a la
conclusión de que había caminado después de morir.
Es obvio que el San Dionisio de París que vivía en el siglo III no puede
ser identificado con Dionisio Areopagita que se nos presenta como
contemporáneo de San Pablo. Puede tratarse de una confusión a
causa del nombre o un intento de retrotraer a los patrones de las
catedrales o abadís hasta los orígenes de la Iglesia. En el siglo XVII la
propia Iglesia de París tomó partido contra la leyenda de su santo
patrón, negando la identificación con Dionisio Areopagita, instituyendo
dos fiestas distintas, y el milagro de caminar con su cabeza en las
manos. Fueron eliminadas de los misales las alusiones a todo ello, por
lo que se produjo un duro golpe a la iconografía popular de San
Dionisio.
PATRONAZGOS
ICONOGRAFÍA
DOMINGO DE GUZMÁN
VIDA Y LEYENDA
Domingo nace en Castilla la Vieja en 1170. Convertido muy pronto en canónigo de Osma,
acompaña a su obispo a Languedoc para unirse a los cistercienses que intentaban convertir a
los herejes albigenses. A la muerte del obispo, en 1207, Domingo pasa a dirigir la misión,
predicando sin descanso, esforzándose por llevar una vida de extraordinaria sencillez,
viviendo en medio de los laicos, rodeándose de algunos compañeros con los que se entrega a
la oración, al estudio y a la penitencia. El apostolado de Domingo entre los cátaros y los
albigenses fracasa, pero en 1215 se dirige a Roma, al concilio de Letrán, y el año siguiente
obtiene del papa Inocencio III la autorización para fundar la orden de los Hermanos
predicadores. Los últimos años de su vida están consagrados a la organización de ésta y a
varios viajes misioneros a Francia e Italia. Muere en Bolonia, a donde se había dirigido para
presidir el capítulo general de su orden, en 1221.
La leyenda ha añadido mucho a esta vida. Su nacimiento, como el de Cristo y el de todos los
grandes santos, habría sido anunciado por numerosos presagios. Su madre, especialmente,
habría visto en sueños al hijo que esperaba marcado en la frente con una estrella y
acompañado por un perro blanco y negro que llevaba en la boca una antorcha encendida.
ICONOGRAFÍA
ELENA
Madre del emperador Constantino, debe su popularidad sobre todo a la Invención de la Vera
Cruz. Nació en Bitinia hacia el 250 y fue convertida al cristianismo por Luciano de Antioquía.
Se casó con Constancio Cloro, a quien había conocido en Asia Menor cuando sólo era tribuno
militar. Acompaño a su marido en las campañas de Serbia, donde nació Constantino, de
Tréveris y York. Pero como Elena no era de origen romano, Constancio Cloro la repudió
cuando fue designado gobernador de las Galias por Diocleciano, en el 293. No obstante, y
aunque Cloro tuvo tres hijos de su segundo matrimonio, fue al hijo de Elena al que nombró
sucesor.
En 324 Constantino conquistó el Oriente. Elena lo siguió a Asia Menor, luego fue a Palestina.
Allí hizo construir la basílica de la Natividad en Belén y la iglesia de la Anástasis en Jerusalén,
sobre el lugar del Santo Sepulcro. Acerca de la Invención de la Santa Cruz existen muchos
relatos divergentes (véase el tema en el apartado "De todo un poco"). La emperatriz murió
en Tracia en 329.
Patrona de los Caballeros del Santo Sepulcro, también lo era de la corporación de fabricantes
y vendedores de clavos. Los fieles se dirigían a ella para encontrar los objetos perdidos. En
Rusia se sembraba el lino el día de su fiesta, para que creciera tan largo como su cabellera.
Sus atributos son la corona y el manto imperial, pero el más característico es la cruz que
lleva en los brazos o ante la cual está de pie.
ESTEBAN
VIDA Y LEYENDA
Diácono cuyo nombre griego (Stephanos) significa corona. Lapidado por los judíos, quienes
le acusaban de blasfemar contra Moisés, fue el primer mártir de la fe cristiana.
Según la Vita fabulosa sancti Stephani protomartyris, cuyo texto manuscrito del siglo X se
conserva en Montecassino, el día en que nació fue arrebatado por Satanás, que puso un
pequeño demonio en la cuna para sustituirlo. Lugo dejó al niño fajado a la puerta de un
obispo llamado Julián. El obispo descubrió al niño que era amamantado por una cierva blanca
y adoptó al recién nacido. Algún tiempo después Esteban regresó a la casa paterna, y con el
signo de la cruz expulsó al demonio que ocupaba su lugar. Ordenado diácono por los
apóstoles, discutió con los retóricos judíos, que lo hicieron detener y condenar por blasfemia
a morir lapidado.
PATRONAZGOS
ICONOGRAFÍA
Las escenas más representadas son su sustitución por un diablillo cuando niño, su
ordenación como diácono, la disputa con los rabinos, su predicación, su arresto e
interrogatorio y la lapidación, además del ciclo de la invención y traslación de sus reliquias.
EULALIA
VIDA Y LEYENDA
El martirologio español diferencia dos santas con este nombre: Eulalia de Mérida y Eulalia de
Barcelona, que en verdad son una sola, como lo prueba la identidad de la leyenda y el hecho
de que las fiestas de ambas se celebraban el mismo día originariamente. La santa de Mérida
fue la primera en aparecer. Está probada a partir del siglo IV por un himno de Prudencio, en
tanto que los primeros indicios de la Eulalia catalana proceden del siglo VII. A decir verdad,
las dos homónimas son igualmente improbables desde el punto de vista histórico. La leyenda
de Santa Eulalia está copiada de las atribuidas a las jóvenes mártires Santa Inés de Roma y
Santa Fe de Agen. Al igual que éstas, habría sufrido el martirio a los doce años.
Conducida ante el gobernador romano, se negó a incensar a los ídolos. Para colmo de
audacia, los pisoteó y escupió ante el gobernador. Los hagiógrafos la hacen pasar por una
inverosímil escalada de suplicios: después de flagelada fue rociada con aceite hirviendo y
desgarrada con ganchos de hierro. Además, habrían espolvoreado sal sobre sus heridas y la
habrían quemado con antorchas. Cuando la colocaron desnuda sobre una hoguera, el fuego
no la daño, así que el verdugo tuvo que cortarle la cabeza. Una paloma blanca como la nieve
salió de su boca inocente. Según otra versión, una espesa capa de nieve cubrió su cuerpo y
la envolvió con una blanca mortaja.
ICONOGRAFÍA
Sus atributos son la cruz en aspa o de San Andrés, o una pequeña cruz rematada en un
disco y la palma del martirio. Una paloma escapa de su boca.
GREGORIO MAGNO
Papa del siglo VI, con el nombre de Gregorio I, es uno de los cuatro
Padres de la Iglesia latina. Nació en Roma hacia 540 y era hijo de
Santa Silvia. Se retiró de la vida mundana cuando murió su madre y
convirtió el palacio de su familia, sobre el monte Coelius, en un
monasterio benedictino, del que llegó a ser abad. Elegido papa contra
su voluntad en 590, murió en 604.
INÉS
Su nombre se tomó del adjetivo griego agné que, al igual que Catalina (Katharos), significa
"pura", "casta". Por ota parte, los romanos lo vincularon con el sustantivo latino agnus
(cordero), aunque no haya relación etimológica alguna. De esta etimología popular deriva la
leyenda de la santa. Se ha creído que semejante nombre podía ser un símbolo (virgo casta)
antes que una persona real, tanto más por cuanto la existencia histórica de santa Inés
resulta dudosa.
El documento más antiguo que la concierne es el Cronógrafo del año 354, según el cual, el
21 de enero se celebraba la fiesta de Agne (la Casta) en la catacumba de la Via Nomentana.
Al principio existían dos tradiciones distintas que se referían a dos mártires homónimas, que
luego resultaron confundidas. Según san Ambrosio y san Dámaso, Inés sería una niña
martirizada a los doce años de edad, no por decapitación sino degollada. Su martirio habría
ocurrido hacia 305, durante la persecución de Diocleciano. La tradición griega, diferente,
concierne a una virgen adulta. Según el Menologio de Basilio, Inés se habría negado a
ofrecer sacrificios a los dioses. Las dos tradiciones, latina y griega, no tardaron en fundirse y
enriquecerse con nuevos rasgos legendarios, como el milagro de los cabellos y el manto, que
fue popularizado por la Leyenda Dorada.
JACINTO
HISTORIA Y LEYENDA
Después de estudiar en Cracovia, Praga, Bolonia y París, en 1220 recibió en Roma, de manos
de Santo Domingo, el hábito de los dominicos.
Fundó conventos dominicos en Praga, Olmutz (Moravia) y Cracovia. Entre 1224 y 1236 fue
misionero en Polonia y en Rusia, donde se convirtió en prior de un monasterio de Kiev. Murió
en Cracovia en 1257.
Sobre ese cañamazo histórico los hagiógrafos dominicos añadieron numerosos milagros:
curaciones, restableció un trigal destruido por el granizo y salvó la vida a un mozo que se
ahogaba. Cuando los tártaros sitiaban Kiev avanzó al encuentro de los enemigos con un
copón en una mano y una imagen de la Virgen en la otra, caminando sobre el agua sin
mojarse. Era lo que se llama "el camino de San Jacinto". Para agradecer su devoción se le
apareció la Virgen con el Niño en brazos. Fue canonizado en 1594, lo que explica el
desarrollo tardío de su iconografía.
PATRONAZGOS
Es uno de los patrones de Polonia y sobre todo de Cracovia y de Breslau. Su culto fue
difundido en Francia por la reina Ana de Austria en el siglo XVII. Se lo invocaba sobre todo
para proteger a las personas en peligro de morir ahogadas y a las mujeres de parto.
ICONOGRAFÍA
VIDA Y LEYENDA
Uno de los cuatro grandes doctores de la Iglesia latina. Nació en Estridón, cerca de Aquilea
en 347, y en Roma fue alumno del famoso gramático Donato. Retórico consumado, además
era políglota. Bautizado a los 19 años de edad, en 373 partió en peregrinación hacia Tierra
Santa. Entre los años 375 y 378 se retiró en el desierto de Siria para llevar una existencia de
anacoreta. De vuelta en Roma en 382, después de residir en Antioquía, se convirtió en el
colaborador del papa Dámaso, quien le encargó revisar la traducción latina de la Biblia según
el original hebreo y la versión griega de los Setenta. Después de la muerte del papa prefirió
regresar a Palestina y en 386 se radicó en Belén, donde terminó la traducción de la llamada
Vulgata. Allí murió en el año 420.
Sobre este cañamazo, la Leyenda Dorada bordó una novela que proporcionó a los artistas un
material más atractivo que la historia. Los temas más populares son:
- La flagelación de san Jerónimo por los ángeles. Durante un acceso de fiebre, soño que era
conducido ante el tribunal de Cristo, que le preguntó si era cristiano o ciceroniano y lo
condenó a ser azotado por ángeles. Jerónimo se despertó con contracturas, y juró que no
volvería a leer libros profanos.
- Sus tentaciones en el desierto. Durante su retiro, su piel se volvió negra como la de un
africano. A pesar de sus ayunos y mortificaciones, estaba obsesionado por sueños lascivos
de danzas de muchachas desnudas. Para hacer penitencia se mortificaba el pecho día y
noche.
- El león domesticado. Un día, cuando explicaba la Biblia a los monjes de su convento, vio
llegar a un león que cojeaba. Le extrajo una espina de la pata y lo mantuvo a su servicio,
encargándole que cuidase a su asno mientras pacía. Unos mercaderes robaron el asno y el
león lo recuperó y lo devolvió.
PATRONAZGOS
San Jerónimo es el patrón de Dalmacia. Su culto se ha extendido sobre todo gracias a los
jerónimos y más tarde a los jesuatos, que adoptaron su regla. En el Renacimiento se
convirtió en el patrón de los humanistas. En nuestros días, a causa de su versión latina de la
Biblia, se convirtió en el patrón de los traductores.
ICONOGRAFÍA
La iconografía de san Jerónimo no tiene en cuenta los datos históricos. Son sus atributos la
piedra que emplea para golpearse el pecho y la calavera sobre la que medita en el desierto.
También el capelo cardenalicio, a pesar de que nunca fue cardenal, y el león domesticado.
JORGE
Santo fabuloso a quien se considera oriundo de Capadocia, a
causa de una confusión con otro Jorge, obispo arriano de
Alejandría. Su leyenda, que fue rechazada por el concilio del
siglo V como apócrifa, lo hace oficial de una legión romana,
que atravesó una ciudad aterrorizada por un dragón que
devoraba hombres y animales. Para calmar el hambre del
monstruo, los campesinos le entregaban dos ovejas diarias.
Cuando se acabó el ganado, le entregaban dos jóvenes
elegidas por sorteo. Un día la suerte recayó en la hija del rey.
Cuando la joven estaba a punto de ser devorada apareció san
Jorge y atravesó al dragón con su lanza. Según la Leyenda
Dorada, sólo lo habría herido. Jorge le pidió a la princesa que
anudara su cinturón alrededor del cuello del dragón, que la
siguió a todas partes como un perrito llevado por la correa. El
santo distribuyó entre los pobres el dinero que le dio el rey
como recompensa.
JORGE
Santo fabuloso a quien se considera oriundo de Capadocia, a causa de una confusión con
otro Jorge, obispo arriano de Alejandría. Su leyenda, que fue rechazada por el concilio del
siglo V como apócrifa, lo hace oficial de una legión romana, que atravesó una ciudad
aterrorizada por un dragón que devoraba hombres y animales. Para calmar el hambre del
monstruo, los campesinos le entregaban dos ovejas diarias. Cuando se acabó el ganado, le
entregaban dos jóvenes elegidas por sorteo. Un día la suerte recayó en la hija del rey.
Cuando la joven estaba a punto de ser devorada apareció san Jorge y atravesó al dragón con
su lanza. Según la Leyenda Dorada, sólo lo habría herido. Jorge le pidió a la princesa que
anudara su cinturón alrededor del cuello del dragón, que la siguió a todas partes como un
perrito llevado por la correa. El santo distribuyó entre los
pobres el dinero que le dio el rey como recompensa.
JUAN BAUTISTA
VIDA Y LEYENDA
Lo que los evangelios dicen acerca de su vida puede resumirse en pocas palabras. Hijo del
sacerdote Zacarías y de Isabel, prima de la Virgen María, recibió el nombre de Johanan o
Jochanaan. Se retiró muy joven al desierto de Jueda para llevar una vida ascética y predicar
la penitencia. En Jesús, que se hizo bautizar por él, reconocía al Mesías anunciado por los
profetas. Ese acontecimiento habría ocurrido en el año 28. Arrestado en el 29, en la fortaleza
transjordana de Maqueronte por el tetrarca de Galilea Herodes Antipas, cuyo matrimonio con
Herodías, que era su sobrina y su cuñada a la vez, se habría atrevido a censurar, fue
decapitado.
Sobre ese delgado cañamazo bíblico la leyenda bordó innumerables anécdotas que inspiraron
el arte cristiano durante siglos. Los Apócrifos hablan de la huida de Isabel con su hijo en el
momento de la matanza de los inocentes, con la leyenda de la montaña que se abre para
ocultar a madre e hijo.
PATRONAZGOS
San Juan Bautista era el patrón de los sastres, porque se vistió a sí mismo en el desierto; de
los peleteros, a causa de la túnica de pelo de camello; de los fabricantes de cinturones,
zurradores y talabarteros, porque llevaba cinturón de cuero; de los cardadores de lana,
porque tenía un cordero como atributo. En memoria del festín de Herodes era venerado por
los posaderos. La prisión le valió el patronazgo de los pajareros, porque él también había
sido metido en una jaula, y su decapitación la de los cuchilleros y afiladores. A causa de su
prisión y decapitación era también el patrono de los prisioneros y de los condenados a
muerte. Las cofradías de la Misericordia que se habían fijado como misión acompañar a los
condenados al suplicio y sepultarlos, eligieron como emblema la cabeza de San Juan en una
bandeja. Era también patrono de cantores y músicos, porque los nombres de las notas de la
escala fueron tomadas por el monje benedictino Guido d'Arezzo de un himno en su honor: ut
(luego do), re, mi, fa, sol, la son las sílabas iniciales de los versos donde se lo celebraba, y la
nota si está compuesta por la S y la I de san Juan (Sancte Iohannes), invocada al final de la
estrofa. A causa del bautismo en el Jordán, tradicionalmente se consideraba a San Juan
protector de las fuentes.
La cabeza de San Juan en una bandeja era objeto de una particular devoción por parte de los
fieles que sufrín de jaqueca. En San Juan de las Viñas de Soissons, a donde los pacientes
acudían en peregrinación, se lo invocaba contra las enfermedades de garganta, las anginas y
los ahogos.
ICONOGRAFÍA
San Juan Bautista aparece en el arte cristiano con dos aspectos diferentes: como niño y
como adulto, como compañero de juegos del Niño Jesús y como predicador ascético.
Fue el Renacimiento italiano el que popularizó el tipo del niño de cabellos rizados que juega
con el Niño Jesús bajo la tierna vigilancia de la Madonna. Es un tema que no tiene
fundamento bíblico, pero se entiende el atractivo que debía ejercer sobre los pintores de la
maternidad y de la infancia.
El San Juan adulto aparece vestido en el arte oriental con un sayo de piel de camello. En
Occidente se reemplazó con una piel de oveja o de cabra que le deja los brazos, las piernas y
una parte del torso desnudos. El manto rojo que lleva a veces y en la escena de la
intercesión del Juicio Final alude a su martirio.
ATRIBUTOS
En el arte bizantino está representado como un ángel con grandes alas. Esto se basa en una
profecía de Malaquías: "He aquí que envío a mi mensajero para preparar mi camino, el ángel
de la Alianza que deseáis".
En su mano tiene una bandeja con su
cabeza cortada. Con frecuencia esa
bandeja es reemplazada por un cáliz
donde reposa como una hostia viva el
Niño Jesús desnudo.
JUAN EVANGELISTA
VIDA Y LEYENDA
Era hijo del pescador Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor. Fue llamado por Cristo al
mismo tiempo que su hermano. Es uno de los tres apóstoles que acompañaron a Cristo en el
monte Tabor, durante su Transfiguración, y en el de los Olivos, durante su agonía.
Predicó el evangelio en Judea y Asia Menor. En Roma, donde residía durante la persecución
de Diocleciano, fue sumergido en un caldero de aceite hirviente que le hizo el mismo efecto
que un baño refrescante. Acusado de magia, se exilió en la isla de Patmos. Después de la
muerte del emperador Domiciano, fue autorizado a regresar a Éfeso. El sumo sacerdote del
templo de Diana le hizo beber una copa de veneno, pero él no experimentó daño alguno.
PATRONAZGOS
ICONOGRAFÍA
ATRIBUTOS
LORENZO
VIDA Y LEYENDA
Diácono nacido en Aragón, cerca de Huesca, y martirizado en Roma en 258. Según sus
Hechos legendarios, por humildad lavaba los pies de los cristianos, habría curado a una viuda
del dolor de cabeza y dado la vista a un ciego mediante el bautismo. Tres días después del
martirio del papa Sixto II, quien lo había ordenado diácono y le había confiado el tesoro de la
Iglesia, fue detenido y conminado a entregar dicho tesoro. Pero no quedaba nada de éste, ya
que Lorenzo lo había distribuido entre los pobres. Furioso por haber sido frustrado en su
codicia, el emperador Decio ordenó que se lo flagelase con varas, se le quemaran las
costillas con un hierro candente y que, por último, se lo extendiera desnudo sobre una
parrilla dispuesta sobre un manto de brasas.
Este suplicio está desprovisto de toda verosimilitud. Era extraño a la tradición romana asar a
los condenados a las brasas, sobre una parrilla. Como este suplicio se atribuye a otro
aragonés, san Vicente de Zaragoza, puede conjeturarse que se trata de una invención
española, quizá copiada de Oriente, puesto que esta leyenda vuelve a encontrarse en la
Pasión de los mártires frigios. También se ha supuesto que podía tratarse de un error de
lectura: la expresión passus est habría sido transformada en assus est por un copista que
omitió la letra inicial.
PATRONAZGOS
San Lorenzo era el patrón de los pobres, entre quienes distribuyera los tesoros de la Iglesia.
Además fue adoptado como patrón por numerosas corporaciones y oficios. Sus funciones de
diácono le valieron el homenaje de los biliotecarios, bibliófilos y libreros, porque los diáconos
estaban encargados de la guarda de los libros sagrados. Pero sobre todo fue el suplicio de la
parrilla lo que le aseguró la mayor popularidad. Se lo invocaba contra el fuego, y se lo
consideraba protector de todos los oficios expuestos a las quemaduras: bomberos,
carboneros, panaderos, cocineros, asadores, vidrieros y planchadoras.
ICONOGRAFÍA
San Lorenzo, joven y con la cabeza descubierta, viste una dalmática de diácono, sobre la
cual, a veces, hay llamas bordadas. Lleva el libro de los Evangelios y una cruz procesional,
porque portar la cruz y guardar los Evangelios eran responsabilidad de los diáconos. Una
bolsa o un cáliz lleno de monedas de oro aluden a los tesoros de la Iglesia que el papa le
confiara y que él distribuyó entre los pobres. Pero su atributo más característico es una
parrilla, instrumento de su martirio.
Suele formar pareja con otros santos diáconos: Esteban, Vicente y Ciriaco.
ESCENAS
LUCAS
HISTORIA Y LEYENDA
Era un judío helenizado, nacido en Antioquía de Siria, donde, según san Pablo y san
Jerónimo, ejerció la medicina. Convertido por san Pablo, se hizo su discípulo favorito y lo
acompaño en sus viajes. Después de la decapitación de san Pablo, habría continuado
predicando el Evangelio en Egipto y en Grecia, y habría sido crucificado en Patras junto a san
Andrés. Según otra tradición, tan dudosa como la anterior, habría muerto en Damasco.
La leyenda que lo presenta como el pintor de la Virgen no es
anterior al siglo VI. Los retratos que se le atribuyeron
corresponden a una época muy posterior, como el que se venera
en la basílica de Santa María la Mayor, en la capilla paulina, es una
Virgen bizantina del siglo XII.
ICONOGRAFÍA
El arte de la Contrarreforma, después del concilio de Trento, tendió a sustituir al buey por el
retrato de la Virgen, por el escaso decoro del primer tema. No obstante, los dos atributos no
se excluyen.
LUCÍA
VIDA Y LEYENDA
Virgen de Siracusa que habría sido martirizada en 304, en tiempos de Diocleciano. Según la
leyenda, con su madre Eutiquia emprendió una peregrinación a Catania, a la tumba de santa
Águeda. Después de la curación de su madre, Lucía distribuyó toda su fortuna entre los
pobres. Denunciada como cristiana por su novio pagano, el cónsul Pascasio, fue condenada a
permanecer en un prostíbulo, pero un potente tiro de cuatro bueyes no consiguió hacerla
avanzar ni un paso hacia allí. El cónsul pidió auxilio a los magos. Lucía fue asperjada con
orina hirviente; que se consideraba apta para destruir los maleficios. Los verdugos le
echaron plomo fundido en las orejas, le arrancaron los dientes y los pechos. Se levantó una
hoguera a su alrededor; pero las llamas la respetaron, y para acabar con ella debieron
cortarle el cuello. Según otra versión, ella misma se habría arrancado los ojos y los habría
enviado a su novio sobre una bandeja; pero la Virgen le habría hecho nacer otros ojos aún
más bellos. Esta leyenda se apoya en la etimología popular de su nombre, Lucía, cuya raíz
está vinculada con la palabra luz. Los dos ojos que le servían de atributo no eran los suyos,
sino, por decirlo así, eran armas parlantes. Se trata de un despropósito iconográfico que ha
engendrado la leyenda de los ojos arrancados.
ICONOGRAFÍA
Sus atributos más frecuentes son los dos ojos que suele presentar sobre una bandeja. No
obstante, a veces lleva sus ojos en la palma de la mano, en el extremo de un tallo o en la
punta de un puñal. Sean cuales fueran estas variantes, todas ellas significan que se la invoca
para las enfermedades oculares. Este atributo puede hacer que se la confunda con la
alsaciana santa Odila, si esta última no presentase su par de ojos sobre la placa de
encuadernación de un libro.
LUIS
HISTORIA
Su historia fue popularizada por la Crónica del señor de Joinville, pero el arte se ha inspirado
más en el relato edificante de Guillaume de Saint Pathus, confesor de la reina Margarita. De
ahí que en la Edad Media se lo haya representado muy poco en el ejercicio real, y en cambio
se haya preferido tratarle como a un segundo san Francisco de Asís, coronado, haciéndose
administrar la disciplina por su confesor, alimentando a un religioso enfermo de lepra en la
abadía de Royaumont, y lavando los pies a los pobres, a imitación de Jesucristo.
PATRONAZGOS
San Luis había hecho componer al preboste de los comerciantes, Étienne Boileau, el Libro de
los Oficios; por ello numerosas corporaciones parisinas lo habían elegido como patrón: los
albañiles y los carpinteros de obra, porque había hecho construir la Sainte Chapelle, los
merceros que teníantienda en las galerías del Palacio de la Cité, los bordadores de casullas,
costureros, pasamaneros y botoneros, a causa de su generosidad hacia las iglesias, los
peluqueros, fabricantes de pelucas y barberos, porque, según Joinville, san Luis estaba "muy
bien peinado" y se hizo rasurar la barba antes de la primera cruzada. Según Sauval se habría
convertido en el patrón de los fabricantes de ropa blanca, porque había concedido a los
comercios de ese ramo la autorización para exhibir sus mercaderías en la calle de la Lingerie.
Se lo invocaba contra la sordera a causa de un juego de palabras con su nombre Luis (ouie:
el oído), contra la ceguera, porque fundó el Hospicio Quinze Vingts, y contra la peste, de la
que fuera víctima. Resulta más difícil explicar la devoción de los pescadores con caña, que
también se habían puesto bajo su patronazgo.
ICONOGRAFÍA
Los atributos tradicionales de san Luis son el traje constelado de flores de lis, la corona y el
cetro, a los cuales se agrega la corona de espinas y los tres clavos de la Crucifixión. A veces
tiene en la mano la maqueta de la Sainte Chapelle.
HISTORIA
ICONOGRAFÍA
MARCOS
HISTORIA Y LEYENDA
Según la leyenda, san Pedro lo habría enviado a Egipto, a la ciudad de Alejandría, en tiempos
de Nerón. A causa de su predicación en Alejandría habría sido acusado de magia y arrestado.
El populacho lo arrastró por las calles con una cuerda atada al cuello; golpeado con una
maza, falleció antes de que sus verdugos tuvieran tiempo de lapidarlo. Su cadáver fue
arrojado a una hoguera; pero una lluvia torrencial apagó el fuego. Al fin sus restos fueron
sepultados por los cristianos en una tumba cavada en la roca.
Sea como fuere, fue Venecia la ciudad que, después de Alejandría, se convirtió en el centro
principal de su culto. Los ducados de Venecia, que durante la Edad Media fueron, con los
florines de Florencia, la moneda internacional de mayor circulación, mostraban en el anverso
al dux arrodillado ante san Marcos. Junto al palacio de los Dux se edificó una magnífica
basílica bizantina con cúpulas, cubierta de mosaicos de fondo dorado, y edificada para gloria
de san Marcos, quien sustituyó a san Teodoro, primer patrón de la ciudad. Este santuario era
al mismo tiempo una capilla de mártires, una capilla palatina que comunicaba con el palacio
de los Dux y una catedral municipal independiente del patriarca.
PATRONAZGOS
Numerosas corporaciones reclamaron su patronazgo: los notarios y los escribas, porque fue
el secretario de san Pedro; los zapateros y los curtidores porque según la leyenda san
Marcos habría curado al zapatero Aniano que se había herido con una lezna mientras le
arreglaba el calzado; los vidrieros y los pintores vidrieros también a causa del zapatero
porque los vidrieros estaban expuestos a cortarse los dedos; los cesteros porque sus
reliquias se ocultaron en una cesta para sacarlas de Alejandría.
ICONOGRAFÍA
Pero su atributo principal es un león alado. Es posible que las alas del león sean por razones
de simetría con el águila de san Juan y el ángel de san Mateo, y porque esas alas se prestan
para poblar los ángulos del Tetramorfos. Ese león a veces le sostiene el tintero.
LEYENDA
La vida de santa Margarita es una fábula de origen griego que difundió en Occidente la
Leyenda Dorada de Santiago de la Vorágine. Se trata de una duplicación de Pelagia, la santa
griega, y de santa Marina. Hija de un sacerdote pagano de Antioquía de Pisidia, habría sido
cnvertida por su nodriza, quien la había puesto a cuidar a sus ovejas. El gobernador Olibrio,
cuando paseaba a caballo, vio a la joven pastora y fue seducido por su belleza. Pero como
ella se le negó la hizo encarcelar. Allí Margarita fue asaltada por Satán en forma de enorme
dragón, pero Margarita lo atacó con un crucifijo. Es posible que esta fábula se haya originado
en una imagen mal comprendida. Como tantas otras santas, estaba representada de pie, con
las manos unidas, junto a un dragón simbólico sobre el cual triunfaba mediante la plegaria.
Pero se creyó que ella salía del cuerpo del monstruo que se la había tragado. Por un
escrúpulo de espíritu crítico, el autor de la Leyenda Dorada plantea sus reservas acerca de
este milagro, que declara infundado y opina que Margarita
simplemente puso al dragón en fuga con una señal de la cruz.
Pero la devoción prefiere lo maravilloso, e hizo prevalecer la
primera versión. Según Cahier, esta leyenda sería una
aplicación mal comprendida de la alegoría del Leviatán
agujereado por el anzuelo de la cruz, tomada del libro de Job.
La alusión bíblica se habría convertido en un hecho material.
Después de vencer al dragón, Margarita padece una larga serie
de suplicios: flagelada, suspendida por los cabellos, quemada
con antorchas, sumergida en aceite hirviendo y, por último,
decapitada. La tradición popular muy pronto la asimiló a la
princesa que san Jorge liberó del dragón. De ahí que lleve una
corona en la cabeza.
PATRONAZGOS
Las otras particularidades de su culto se explican por su nombre. Margarita en latín significa
perla. En los Lapidarios de la Edad Media, la perla es el símbolo de la virginidad, a causa de
su blancura, y de la humildad, por su pequeñez. Tales son las virtudes que se atribuyen a
santa Margarita. Además, a las perlas se le atribuían propiedades terapéutica. El polvo de
perlas aplicado sobre un corte detenía instantáneamente las hemorragias. Por ello a santa
Margarita se la invocaba contra las hemorragias.
Por todas esas razones el nombre de Margarita era muy común a fines de la Edad Media. A
partir de la Contrarreforma el culto de esta santa legendaria entró en decadencia al mismo
tiempo que su iconografía se empobreció.
ICONOGRAFÍA
La corona que lleva sobre la cabeza, a causa de una confusión con la princesa que
salvara san Jorge, es una alusión a su nombre, siendo casi siempre de perlas. En cambio
es muy infrecuente que se concedan como atributo las flores blancas llamadas
margaritas. De manera excepcional tiene en la mano una antorcha o un peine de hierro,
instrumentos de su martirio.
MARTÍN
HISTORIA Y LEYENDA
Un día de invierno del año 337, cuando estaba en la guarnición de Amiens, vio a un pobre andrajoso que pedía la caridad
de los transeúntes para combatir el frío. Sin vacilar cortó en dos su manto y dio la mitad al mendigo. La noche siguiente
Cristo se le apareció en sueños, vestido con el trozo de manto regalado al pobre, y dirigiéndose a los ángeles que lo
rodeaban dijo: "Martín, aunque simple catecúmeno, me ha cubierto con esta vestidura".
Hacia 356 Martín abandonó el ejército, se bautizó y se dirigió a Poitiers, junto al obispo san Hilario, quien lo incorporó a
su iglesia. Realizó un corto viaje a su casa natal, en Panonia, para convertir a sus padres y predicar contra el arrianismo.
Pronto se reunió con san Hilario para fundar en los alrededores de Poitiers el monasterio de Ligugé. Su fama de
taumaturgo se había difundido en toda la región. En 370 fue elegido, mediante vox populi, obispo de Tours. A partir de
entonces la historia de san Martín se confunde con la de su episcopado, que duró 26 años. A pesar de su nueva dignidad,
quiso seguir viviendo como un monje, y se instaló en las afueras de la ciudad, en Marmoutier, en una simple celda que se
convirtió en el nudo de un gran monasterio. Demolió templos paganos, taló árboles sagrados y pudo conseguir
conversiones masivas. Fundó numerosas parroquias rurales y murió en 397.
La Leyenda Dorada agregó numerosos ornamentos al relato de Sulpicio Severo. Allí se encuentra el relato de una
segunda Caridad de san Martín. Como el santo había regalado su túnica a un mendigo, celebró misa con unos harapos
miserables que un archidiácono había comprado para el pobre. Un rayo de sol iluminó entonces su cabeza. Muchos de los
asistentes vieron salir de su cabeza un globo de fuego. Como sus mangas eran demasiado cortas, los ángeles rodearon
sus muñecas con piedras preciosas y le trajeron mangas tejidas con oro.
La leyenda de la sangre de san Mauricio y sus compañeros de la Legión Tebana, recogida en ampollas en Agaune, es
también una invención tardía de la cual no se encuentra huella alguna ni el Sulpicio Severo y en Gregorio de Tours. Fue
forjada para acreditar la reliquia que se conserva en la catedral de Saint Maurice de Angers.
Uno de los milagros más populares del apostolado de san Martín era la leyenda del pino derribado. Se trataba de un árbol
sagrado que los paganos veneraban. Éstos sólo aceptaban derribarlo si san Martín se ponía debajo para recibirlo en su
caída. San Martín se dejó atar del lado en que el tronco caería y el pino se derrumbó hacia el lado opuesto.
Además, se contaba que había emprendido una peregrinación en compañía del obispo Maximino de Tréveris. Ambos
peregrinos iban a pie, junto a un burro que transportaba su equipaje. En un camino de los Alpes un oso devoró al asno, y
san Martín obligó a la fiera a cargar el equipaje sobre el lomo y llevarlo hasta Roma. En Baviera se atribuye el mismo
milagro a san Corbiniano.
PATRONAZGOS
La popularidad de san Martín todavía está probada por el número excepcional de sus patronazgos. Era el patrón de los
soldados y sobre todo de los jinetes, porque el santo había servido en la caballería romana. Pero lo era también de los
sastres, peleteros y vendedores de paño, y también de los mendigos, a causa del reparto de su capa, de los curtidores,
porque el joven oficial llevaba su humildad hasta el punto de lustrar las botas de su ordenanza, de los cantineros y
posaderos y de los bebedores, porque había convertido el agua en vino. Su protección se extendía a los animales. Era el
amigo de los caballos y de las ocas.
ICONOGRAFÍA
A san Martín se lo representa ya como legionario romano, ya como obispo. Además del mendigo con el que reparte la
capa, a veces tiene como atributo una oca silvestre, que es una alusión al paso de dichas aves migratorias, que coincide
con la fiesta de san Martín.
Las escenas más representadas son: san Martín armado caballero, san Martín partiendo la capa con el mendigo, el sueño
de san Martín, bautismo y ordenación de san Martín, san Martín se despide de san Hilario, la misa de san Martín, la
aparición de la Virgen con santa Inés y santa Tecla, el milagro del pino derribado, san Martín recoge la sangre de san
Mauricio y diferentes curaciones y resurrecciones.
ICONOGRAFÍA
El tipo iconográfico de san Mateo es triple, puesto que se lo representa como publicano,
como apóstol y como evangelista. De ahí que se le adjudicaran tres series de atributos.
Como publicano lleva una bolsa, o balanzas para pesar oro. Como apóstol, para indicar su
conversión, pisotea un saco del cual salen monedas. El instrumento de su martirio es una
lanza o una alabarda. Como evangelista, tiene por símbolo un ángel.
Las escenas más representadas son la vocación, la cena en casa de Leví (primer
nombre de san Mateo), sus milagros y su martirio.
MIGUEL
TRADICIÓN
Es jefe de la milicia celestial y defensor de la Iglesia. Precisamente por ello combate contra
los ángeles rebeldes y contra el dragón del Apocalipsis. Es además psicopompo, es decir que
conduce a los muertos y pesa las almas el día del Juicio Final.
Los eruditos han relacionado su culto con el de varios dioses antiguos: Anubis, Hermes,
Mercurio, Wotan. En Occidente, el culto a san Miguel comienza a desarrollase a partir de los
siglos V y VI primero en Italia y Francia, y después en Alemania y en toda la Cristiandad. Las
iglesias y las capillas que se le dedican son innumerables en torno al año 1000; a menudo
están localizadas en lugares altos: Miguel es un santo celestial.
Los reyes de Francia le dispensaron una veneración particular a partir del siglo XIV. La
Contrarreforma le convierte en jefe de la Iglesia contra la herejía protestante. Su culto recibe
entonces un nuevo impulso.
PATRONAZGOS
Miguel es ante todo un santo militar. Es el patrón de los caballeros y de todos los oficios
relacionados con las armas y las balanzas.
ICONOGRAFÍA
VIDA
Madre de san Agustín. Nació hacia el 330 en Tagaste, en el norte de África, y consiguió la conversión al cristianismo de su
marido y de su hijo. En Milán se reunió con su hijo, y murió en Ostia en el 387, en el momento en que se disponía a
embarcar hacia África.
PATRONAZGOS
Fue nombrada patrona de Ostia, ciudad donde murió. Junto a santa Ana, es la patrona de las madres de familia. Su
cinturón se consideraba eficaz para facilitar los partos.
ICONOGRAFÍA
La relativa abundancia de su iconografía tardía se debe sobre todo al celo de los conventos de agustinos y agustinas, que
la hacían pintar junto a los dos mayores santos de la orden: san Agustí y san Nicolás de Tolentino. Está representada con
ropas de viuda o de matrona, con el velo y el griñón, asistiendo al bautismo de san Agustín o despidiéndose de éste.
HISTORIA Y LEYENDA
San Nicolás, quien fuera en la Edad Media y aún sigue siendo en la actualidad uno de los
santos más populares, tiene el privilegio de pertenecer a la Iglesia griega y al mismo tiempo
a la latina. Nació en Asia Menor y su culto se traspasó al sur de Italia, junto con sus
reliquias. Reivindicado por Patras, Mira y Bari, el culto de san Nicolás no padeció el cisma y
ha seguido sirviendo como vínculo.
Pero a pesar de su popularidad es uno de los menos históricos. Habría nacido hacia 270 en
Patras de Licia, localidad que la Leyenda Dorada confunde con Patras de Grecia. Habría sido
obispo de Mira, en Asia Menor, encarcelado y liberado por el advenimiento del emperador
Constantino. Se contaba que había combatido la herejía arriana en el concilio de Nicea.
Habría muerto en 342.
En realidad la historia fue muy pronto ahogada por la leyenda. Su precocidad fue asombrosa:
el mismo día de su nacimiento se mantuvo de pie, solo, en la cuba que llenaron de agua para
darle el primer baño. Los dos episodios más conocidos de su leyenda son su ejemplo de
caridad, al dotar a tres jóvenes casaderas muy pobres a quienes la miseria empujaba al
vicio, y el milagro de los tres monaguillos resucitados.
La leyenda de las tres doncellas es tan conocida como la caridad de san Martín compartiendo
su manto. Un noble reducido a la indigencia no tenía otra salida que prostituir a sus tres
hijas. San Nicolás las salvó de la deshonra arrojando tres bolsas llenas de oro a través de la
ventana de su casa, recursos que permitieron casarlas hnorablemente.
La leyenda de los tres niños resucitados es más compleja, porque se trata de la deformación
de la historia de los tres oficiales falsamente acusados e injustamente condenados a muerte,
a quienes san Nicolás habría arrancado del tajo del verdugo apareciéndose en sueños al
emperador Constantino. Esta leyenda, que nació en Francia en el siglo XII, se explica por la
falsa interpretación de una imagen. En el arte de la Edad Media, los cautivos están
representados en una torre cortada por el centro. Los tres oficiales en prisión cuyas cabezas
emergían de una torrecilla se tomaron por tres niños hundidos en una cuba que la
imaginación popular convirtió en saladero.
Los demás milagros de san Nicolás están, casi todos ellos, relacionados con el mar. Los
marineros griegos sorprendidos por la tempestad invocaban a san Nicolás con la esperanza
de que les socorriera.
PATRONAZGOS
Por último, la leyenda de los tres oficiales injustamente encarcelados le había valido el
reconocimiento de los presos y de las víctimas de errores judiciales.
ICONOGRAFÍA
En el arte bizantino, san Nicolás está representado con una ancha frente y barba blanca, y
vestido como un obispo griego; es decir, con felonion y omoforión blancos, y siempre con la
cabeza descubierta. En la mano izquierda lleva el libro de los Evangelios o una cruz de doble
travesaño, mientras que con la diestra hace un gesto de bendición. No tiene atributos
individuales.
En el arte de Occidente está transformado en un obispo latino, es decir, tocado con mitra y
apoyado en un báculo.
Fue a partir del siglo XIV cuando se le concedieron atributos individuales nacidos de la
leyenda o del culto. Sus atributos individuales son las tres bolsas de oro que mantiene sobre
el libro de los Evangelios y los tres niños emergiendo del saladero. Las tres bolsas de oro a
veces se convierten en tres manzanas a causa de los regalos de Navidad que deja a los niños
en sus zapatos. En su calidad de patrón de los marineros tiene como atributo un ancla, que
puede hacer que se lo confunda con el papa san Clemente si no llevase mitra en lugar de
tiara.
PABLO
HISTORIA Y LEYENDA
Era un judío helenizado de la Diáspora, nacido en Tarso, capital de Cilicia. Por lo tanto, era
judío por su origen étnico; griego por su cultura y romano por su nacionalidad. Recibió el
nombre de Saulo, pero después de su conversión lo cambió.
Su vida se divide en tres fases:
3. San Pablo en Roma. En el año 60 embarcó hacia Roma, pero naufragó en la costa
maltesa, donde escapó a la picadura de una víbora. Llegado a Roma, permaneció en la
ciudad presuntamente hasta su muerte. Manifestó su intención de viajar a Hispania, pero no
hay constancia de que este viaje se realizara. Según Tertuliano, habría padecido martirio en
Roma al mismo tiempo que San Pedro, pero al ser ciudadano romano tuvo el privilegio de ser
decapitado en lugar de crucificado. En verdad no existe ningún documento preciso acerca de
su martirio, que los Hechos de los Apóstoles no mencionan. Es posible que fuera ejecutado
hacia el 64, perdido entre la multitud de víctimas de Nerón.
PATRONAZGOS
En la Edad Media numerosas corporaciones fueron puestas bajo su patronazgo. Era venerado
al mismo tiempo por los clérigos y por los laicos, los teólogos y los caballeros. La espada que
tiene como atributo le deparó la devoción de los bruñidores. La de los fabricantes de cuerdas
se explica, bien porque tenía como oficio tejer tiendas con pelo de cabra, bien por un juego
de palabras acerca de su conversión, cuando las cuerdas se fabricaban por "conversión" o
torsión del cáñamo. El cesto, instrumento de su evasión, le habría valido además el
patronazgo de los cesteros. Por el hecho de haberse salvado milagrosamente de un naufragio
y de la picadura de una víbora, se lo invocaba contra las tormentas y contra las serpientes
venenosas. En el Delfinado lo creían capaz de preservar del miedo, por un juego de palabras
con el vocablo paou, que en el dialecto del lugar significa lo mismo Pablo que miedo.
No obstante, San Pablo no fue nunca un santo popular, al contrario que San Pedro, lo que
prueba la relativa pobreza de su iconografía. El lugar que ocupa en el arte no guarda
proporción con su importancia en la difusión del cristianismo.
ICONOGRAFÍA
En el arte cristiano primitivo sólo tiene como atributos genéricos un libro o un rollo. Su
atributo personal es la espada, instrumento de su martirio. Este emblema apareció en su
iconografía en el siglo XIII.
PABLO ERMITAÑO
LEYENDA
La vida del primer ermitaño fue escrita en latín por San Jerónimo, y luego popularizada por
la Leyenda Dorada. No acusa elementos históricos sino que es una variante de la vida de San
Antonio.
La hagiografía copió elementos de esta leyenda del Antiguo Testamento. El milagro del
cuervo nutricio aparecía ya en la vida de Elías. Los teólogos vieron un símbolo de la Santa
Cena y de la Eucaristía en la fracción del pan por los dos ermitaños.
ICONOGRAFÍA
Vestido con una túnica de hojas de palmera trenzadas, el
primer ermitaño tiene como atributos el cuervo y los dos
leones. Suele formar pareja con Antonio Abad. Ambos se
apoyan en una tau.
PRÁXEDES Y PUDENCIANA
VIDA Y LEYENDA
Según la leyenda, eran hijas del senador romano Pudencio, en cuya casa habitaba
San Pedro. Esta genealogía se explica simplemente por la semejanza del nombre
Pudenciana con el de Pudencio.
ICONOGRAFÍA
Patronas de Roma, tienen como atributo la esponja que usaban para embeber la
sangre de los mártires. Las dos hermanas suelen aparecer recogiendo dicha sangre.
ROQUE
VIDA Y LEYENDA
Santo del siglo XIV cuyas biografías, francesas o italianas, de carácter legendario, se
remontan a fines del siglo XV. Puede decirse que es más conocido por la devoción
popular que por la historia de su vida.
Nació en Montpellier hacia 1350. Quedó huérfano a muy temprana edad. Cuando
murieron sus padres repartió la fortuna familiar entre los pobres y los hospitales, vistió
hábito de peregrino y en 1367 se dirigió a Roma donde estuvo tres años, hasta 1371. Al
llegar a Acquapendente, en los Apeninos, encontró la ciudad devastada por la peste: asistió y
animó a los enfermos a quienes curó. Al regresar de su peregrinación, en Plasencia sintió los
primeros síntomas de la enfermedad. Se retiró a un bosque para morir en solidad y no
contagiar a nadie. Según la leyenda, un perro lo alimentaba llevándole pan todos los días, y
un ángel lo curaba. Restablecido, partió hacia Montpellier donde nadie pudo reconocerlo, ni
siquiera su tío. Fue denunciado como espía y lo encarcelaron. Un día, su carcelero lo
encontró muerto. En verdad habría muerto en Lombardía, hacia 1379. Esta leyenda parece
copiada en parte de la de san Alejo, quien regresó de los Santos Lugares para morir en
Roma como mendigo anónimo, bajo la escalera de la casa paterna.
PATRONAZGOS
El culto de san Roque se desarrolló tarde, incluso en Montpellier, cuya universidad en 1410
todavía se encomendaba a san Sebastián para hacer que cesara una epidemia de peste.
Evidentemente, fue la competencia de un santo universal como san Sebastián, invocado
desde mucho tiempo antes contra la peste, quien postergó el progreso de la devoción a san
Roque, aunque éste haya tenido sobre aquél la ventaja de haber curado apestados y de
haber contraído él mismo esa terrible enfermedad. Hay dos hechos que explican la difusión
del culto de san Roque en el siglo XV: la decisión del concilio de Ferrara, que amenazado por
una epidemia de peste habría prescrito plegarias públicas para pedir la intercesión del santo
de Montpellier, y el traslado de una parte de sus reliquias a Venecia en 1485. A partir de
entonces la cofradías de san Roque se multiplicaron en Francia y en Italia. Este culto popular
precedió a su canonización, que tuvo lugar en el siglo XVII bajo el pontificado de Urbano
VIII.
Algunas corporaciones lo habían adoptado como patrón: los marineros del Loira, los canteros
y los empedradores, porque empleaban en su trabajo trozos de roca (roche). También se lo
consideraba protector de los animales.
Cuando las epidemias de peste se volvieron más infrecuentes, el culto de san Roque decayó.
Además, tuvo la competencia de san Carlos Borromeo, que dio pruebas de una heroica
devoción durante la peste de Milán. Su culto conoció una provisional reanimación en el siglo
XIX, con las epidemias de cólera de 1835 y 1854.
ICONOGRAFÍA
SEBASTIÁN
VIDA Y LEYENDA
San Sebastián se aparece a santa Lucila mientras duerme para revelarle el sitio donde se
encuentran sus restos, y le pide que le dé sepultura en las catacumbas.
PATRONAZGOS
Las flechas, que habían sido el instrumento del suplicio y se convirtieron en su atributo, le
valieron el patronazgo de numerosas corporaciones: arqueros y ballesteros; el de los
tapiceros, porque las flechas que lo erizaban parecían gruesas agujas de tapicería; de los
vendedores de hierro, porque las puntas de flecha eran de hierro.
Pero su inmensa popularidad en la Edad Media deriva, esencialmente, del poder antipestoso
que se le atribuía, en una época en que las epidemias de peste diezmaban a la humanidad.
Se dan dos explicaciones para justificar este patronazgo contra la peste. La primera es que,
según una antigua creencia, el pueblo se representaba la peste como una lluvia de flechas
lanzadas por un dios irritado. En la Iliada, Apolo lanza las flechas de la plaga. Otra
explicación, la de los bolandistas, atribuye el patronazgo al
éxito de su intervención, mencionada por Pablo diácono,
durante la peste que devastó Roma en el año 680. En
cualquier caso, fue a partir de entonces que san Sebastián fue
considerado patrón de los apestados.
ICONOGRAFÍA
El santo está casi siempre de pie, atado a un árbol, a un poste o a una columna.
A partir del siglo XV, el atributo casi constante de san Sebastián es una gavilla de flechas. A
diferencia de otros santos, casi nunca tiene los instrumentos de su martirio en la mano, al
menos cuando está desnudo. Por una excepción infrecuente en la iconografía cristiana, que
se explica por su carácter de intercesor contra la peste, que pretendía traducirse visualmente
de una manera impresionante, está representado en el momento del suplicio, atado y
atravesado por las flechas.
Las escenas más frecuentes son san Sebastián derribando los ídolos, exhortando a sus
amigos Marcos y Marcelino, asaeteado, curado por Irene y arrojado a la cloaca Máxima.
Fuente: Iconografía del arte cristiano, de Louis Réau.
SIMÓN, APÓSTOL
VIDA Y LEYENDA
En los evangelios sinópticos está motejado el canaanita o el zelote. Tanto en la leyenda como
en la iconografía está asociado con el apóstol san Judas Tadeo. Ambos habrían aportado al
rey Abgar de Edesa una carta y una imagen de Cristo. Después de discutir con magos
persas, derribaron sus ídolos y fueron degollados. Según otra versión transmitida por el
Pseudo Abdías y la Leyenda Dorada, san Simón habría sido
cortado en dos con una sierra.
ICONOGRAFÍA
TOMÁS, APÓSTOL
PATRONAZGOS
Se le atribuía curar las afecciones oculares, porque Cristo le había curado la ceguera de
corazón.
ICONOGRAFÍA
VICENTE DE ZARAGOZA
VIDA Y LEYENDA
Diácono español nacido en Zaragoza, que habría sido martirizado en Valencia en el 304,
durante la persecución de Diocleciano. Su pasión, popularizada por san Agustín y por el
poeta Prudencio, es sólo un tratamiento retórico sin fundamento documental.
Para castigarlo por haber asumido la defensa de su obispo Valerio, el procónsul Daciano lo
hizo flagelar, desgarrar con garfios de hierro y asar sobre una parrilla. Pero no murió.
Devuelto a la cárcel, los verdugos lo acostaron sobre un lecho de escombros de arcilla.
Finalmente sucumbió en la hoguera. Su cadáver fue arrojado a las bestias carroñeras, pero
un cuervo gigantesco protegió el cadáver de los animales que querían devorarlo. Entonces
Daciano lo hizo arrojar al mar con una piedra de molino atada al cuello. Pero el cuerpo
permaneció en la superficie del agua, y flotó hasta la orilla, donde lo recogieron cristianos
que le dieron sepultura. El origen de todos estos detalles está en el martirio de san Lorenzo
(parrilla) y otros temas corrientes en la hagiografía popular, donde pueden encontrarse otros
ejemplos, como las leyendas de san Floriano de Lors, san Antolín de Pamiers y san Estanislao
de Cracovia.
PATRONAZGOS
ICONOGRAFÍA
San Vicente está representado como un joven diácono vestido con dalmática. Sus atributos
son la muela de molino y la parrilla. En su calidad de santo patrón de los navegantes,
sostiene la maqueta de un barco, y a título de patrón de los viticultores, sostiene un racimo
de uvas.
- Abbón de Metz: Dos ojos apoyados sobre una copa o sobre un velo.
- Acacio: Espada y crucifijo; rama espinosa de acacia que usaron para empalarlo; corona de
espinas.
- Adalberto de Praga: Venablo de siete puntas (instrumento de su martirio); águila que veló
su cadáver.
- Adán: Laya.
- Adrián: Yunque sobre el cual le partieron los miembros; león de Flandes acostado a sus
pies.
- Afrodisio: Camello.
- Agustín de Hipona: Mitra episcopal; corazón inflamado y atravesado por flechas; niño en
una playa que extrae el agua del mar con una concha o cuchara.
- Alberto de Lieja: Pala de hornera sobre la que hay tres panes; tres espadas a sus pies.
- Alberto de Siena: Ermitaño de la orden de los camaldulenses; lebrato perseguido por los
cazadores que se ha refugiado en la manga de su hábito.
- Alberto Magno: Dominico tocado con bonete de doctor u obispo con la mitra; libro y pluma
de oca.
- Alejo de Roma: Bordón de peregrino; escalera de la casa paterna bajo la que vivió como un
mendigo desconocido; carta apretada en las manos crispadas por la muerte.
- Alfio de Canterbury: Hueso de buey con el cual le habrían dado muerte, en un pliegue de
su vestidura.
- Alton: Sierra que usaba para talar árboles que empleó para edificar su monasterio.
- Ambrosio de Milán: Obispo con el báculo y la mitra; colmena; niño en la cuna; reliquias de
los santos Gervasio y Protasio que él encontró; azote de tres correas.
- Amelberga de Gante: Ocas salvajes; rey coronado (Carlos Martel) a sus pies.
- Antolín de Pamiers: Barca donde van posadas dos águilas blancas que velan sus reliquias.
- Antonio Abad o de Viana: Cerdo con cencerro; tau con campanillas; llamas del fuego de
San Antón; a veces pala y león.
- Antonio de Padua: Un tallo de lirio; Niño Jesús sobre un libro; mula arrodillada ante la
hostia; pez.
- Aredio: Barca.
- Auberto de Cambrai: Pala de panadero; asno cargado con dos alforjas o dos cestos llenos
de panes.
- Austreberta: Lobo devorando el asno del convento; palo forrado con tela que se usa para
limpiar el horno.
- Babilas: Cadenas.
- Baco: Collar insignia de los oficiales de la guardia imperial, que se confundió con una
collera de esclavo.
- Balbina: Cadenas.
- Bárbara: Corona; peña que se abre para protegerla; torre de prisión con tres ventanas;
copón rematado en una hostia; cañón o bala de cañón; perseguidor derribado a sus pies;
pluma de pavo real; palma del martirio.
- Basilio el Grande: Cruz de triple crucero; paloma inspiradora posada sobre el hombro o
sobre la mitra.
- Beato: Dragón.
- Benigno: Mitra episcopal; machete plantado en el cráneo; diez leznas hundidas bajo las
uñas; dos lanzas en diagonal que le atraviesan el pecho; los pies sellados en una pila llena
de plomo fundido.
- Benito: Tamiz partido; copa envenenada de donde escapan dos serpientes; cuervo que
lleva un pan envenenado en el pico; cálculo del que librara al emperador Enrique II.
- Benón: Pez que tiene dos llaves en las fauces, casi siempre apoyado sobre una placa de
encuadernación de un libro.
- Bernardino de Siena: Hábito marrón de franciscano; disco radiante que lleva inscrito el
trigrama J.H.S., el primer trazo de la H es una cruz; tres mitras arrojadas a sus pies.
- Bernardo: Cogulla blanca de cisterciense; báculo abacial; mitra apoyada en el suelo; perro
blanco; colmena o enjambre de abejas; instrumentos de la Pasión.
- Bernardo de Aosta: Torre con una ventana; demonio encadenado; piqueta de montañista.
- Blas: Peines de cardar con los que fue desgarrado; cirio espiralado o dos cirios
entrecruzados sobre la garganta de un niño que tragara una espina de pescado; cuerno de
caza (en Alemania); cabeza de cerdo.
- Briccio: Niño envuelto en pañales que lleva en los brazos; brasas en un pliegue de la capa.
- Brígida de Suecia: Ropa de viuda, abadesa o peregrina; corazón con cinco llagas; corona
real arrojada a sus pies.
- Bruno: Estrella sobre el pecho; crucifijo arborescente; mitra y báculo a sus pies; calavera
ante la cual medita; rama de olivo.
- Calais: Búfalo.
- Casiano de Imola: Estilo o punzón (con el cual fue martirizado por sus alumnos).
- Cástulo: Espada (a título de legionario romano); laya (fue enterrado vivo en una fosa
cavada en la arena).
- Catalina de Alejandría: Anillo de los desposorios místicos; rueda dentada del suplicio;
espada de la decapitación; cabeza del emperador Maximiano bajo sus pies.
- Catalina de Siena: Estigmas; lirio; corona de espinas.
- Cerbonio: Ocas.
- Cira: Zurrón.
- Ciriaco de Jerusalén: Cruz de Cristo encontrada por santa Elena gracias a sus
informaciones.
- Cirilo y Metodio: Cirilo es presentado por el arcángel Gabriel y San Clemente, Metodio por
el arcángel Miguel y san Andrés.
- Clara de Asís: Custodia eucarística que usó para rechazar al ejército sarraceno; cruz
rematada en un ramo de olivo; báculo de abadesa.
- Claudio: Mitra y báculo episcopales; cruz patriarcal de doble travesaño; niño resucitado a
sus pies.
- Clotilde, reina: Corona y cetro; escudo cuyas armas son tres flores de lis.
- Coleta: Cordero acostado en sus brazos; alondra; corazón atravesado por tres flechas.
- Coronados (los cuatro santos): Corona y palma del martirio; herramientas de escultor o de
albañil.
- Cristóbal: El Niño Jesús al hombro; bastón o tronco de árbol con hojas que emplea como
un bastón para atravesar el vado.
- Cutberto de Lindisfarne o de Durhan: Cabeza del rey Osvaldo en sus manos; nutria
calorífica; columna de fuego.
- Cutubila: Representada como abadesa, con ratas o ratones trepando por su hábito.
- David rey de Israel: Honda, arpa o cítara (para calmar el malhumor de Saúl o acompañarse
cantando los himnos).
- Dimas el buen ladrón: Cadena, cruz, maza que usaron para partirle los huesos de las
piernas en la cruz.
- Dionisio de París: Santo cefalóforo, en las manos o sobre un libro lleva su cabeza cortada,
entera o a medias, y está enmarcado por ángeles. Sus atributos secundarios son una mitra y
cadenas.
- Domingo de Guzmán: Hábito de dominico, blanco y negro; pero blanco y negro (Domini
canis) que lleva una antorcha encendida en las fauces; estrella roja encima del nimbo, enla
frente o en el pecho; tallo de lirio; rosario.
- Donato de Munstereifel: Haz de relámpagos; gavilla de trigo (que él protege del granizo).
- Dorotea: Corona de flores sobre la cabeza; cesta de flores y frutas del Paraíso que le
entrega un angelito.
- Dunstano de Canterbury: Tenaza de herrero calentada al rojo que usó para apretarle la
nariz al diablo.
- Eduardo el Confesor: Corona real y cetro; anillo entregado a San Juan, disfrazado de
mendigo, que siete años después devolvió al rey un peregrino.
- Elena: Corona y manto imperial; instrumentos de la Pasión: cruz del Gólgota, o Vera Cruz y
los tres clavos.
- Eliseo, profeta: Paloma bicéfala apoyada en el hombro; manto que le dejara Elías; vaso de
aceite.
- Eloy: A título de herrero, tenaza y martillo, yunque, herradura o pata de caballo cortada;
como orfebre, anillo de compromiso o cáliz de orfebrería; en su calidad de obispo, báculo y
mitra.
- Emerano de Ratisbona: Escala que usaron para extenderlo y despedazarlo sobre ella.
- Enrique de Upsala: Mitra y báculo espiscopales; pisotea a su asesino armado con un hacha.
- Erasmo: Mitra de obispo; leznas hundidas bajo las uñas; cabrestante donde se devanan sus
intestinos.
- Escolástica: Abadesa benedictina con el báculo; paloma que planea encima de su cabeza.
- Especiosa: Rosas.
- Espiridión de Chipre o Corfú: Joven pastor que sostiene un aguijón con el cual lo dejaron
tuerto; obispo griego con una serpiente de oro.
- Estanislao de Cracovia: Obispo con el báculo y la mitra; a sus pies, el muerto al que
resucitó.
- Etelreda de Ely: Hábito negro de abadesa benedictina; corona sobre la cabeza o a sus pies;
báculo arborescente.
- Eufemia de Calcedonia: Lirio y palma del martirio; dos cachorros de león acostados a sus
pies o un león que le muerde el brazo; espada hundida en el pecho; rueda dentada.
- Eugenia de Alejandría: Hábito de monje que ella abre ante el juez para mostrarle los
pechos y probar su verdadero sexo, para justificarse de esa manera de una falsa acusación
de violación.
- Eulalia de Barcelona: Cruz de San Andrés, pequeña cruz rematada en un disco y palma del
martirio.
- Eustaquio: Cabeza de ciervo cruciforme; toro de bronce calentado al rojo en el cual fue
asado junto a su mujer y a sus dos hijos.
- Expedito: Armadura de legionario romano; pisotea un cuervo que grazna y que simboliza la
temporalidad o la postergación, a la que se impone eliminando rápidamente todas las
dificultades; su emblema personal, inscrito en el travesaño de la cruz que empuña es "Hodie"
(Hoy).
- Águila: Profeta Elías; San Adalberto; San Bertulfo; San Cutberto; San Juan Evangelista; San Medardo; San Estanislao;
Santa Prisca.
- Águila velando un cadáver: San Adalberto de Praga; San Floriano; San Guido; San Estanislao de Cracovia; Santa
Martina.
- Alas: San Juan Bautista; Santo Tomás de Aquino; San Vicente Ferrer.
- Alforjas de mendigo o hermano mendicante: San Alejo; San Félix Cantalicio; San Macario de Alejandría.
- Almas del Purgatorio: San Judas Tadeo; San Nicolás de Tolentino; Santa Odila.
- Altar: San Andrés Avelino; San Gregorio Magno; Santo Tomás Becket.
- Ampolla de aceite que trae una paloma desde el cielo: San Remigio de Reims.
- Ancla: San Clemente, papa; San Juan Nepomuceno; San Nicolás; San Plácido; Santa Filomena; Santa Rosa de Lima.
- Ángel: Habacuc; Profeta Malaquías; San Ambrosio; San Buenaventura; San Mateo, evangelista; San Roque; San
Estanislao; Santa Aldegunda.
- Ángel haciendo sonar la trompeta del juicio final: San Jerónimo; San Vicente Ferrer.
- Ángeles elevando un santo al cielo: San Bruno; San Pablo; Santa Catalina de Alejandría; Santa Mª Magdalena.
- Anillo de desposorios reales o místicos: Santa Catalina de Alejandría; Santa Catalina de Siena; Santa Godeberta; Santa
Juana de Valois; Santa Mustiola de Perusa.
- Anillo en las fauces de un pez: San Arnoldo de Metz; San Mungo de Glasgow.
- Aparición de Cristo: San Martín; San Pedro; Santa Lutgarda; Santa María Magdalena.
- Aparición del Niño Jesús: San Antonio de Padua; San Cayetano; Santa Catalina; Santa Francisca Romana.
- Aparición de la Virgen: San Bernardo; San Ildefonso; San Juan Damasceno; San Norberto; Santa Bernardita de
Lourdes; Santa Brígida de Suecia.
- Arado del que tiran un buey y un lobo uncidos juntos: San Gens.
- Armadura: San Adrián; San Demetrio; San Jorge; San Gereón; San Guillermo de Aquitania; San Liberal; San Longinos;
San Martín; San Mauricio; San Mercurio; San Miguel, arcángel; San Teodoro; San Víctor; San Vidal; Santa Juana de Arco.
- Asno: San Florencio; San Francisco de Paula; San Germán de Auxerre; San Hilario; San Juan Crisóstomo; San Filiberto;
San Rieul; San Seine; Santa Austreberta; Santa Francisca Romana.
- Azote: San Eulogio de Córdoba; San Francisco de Paula; San Valeriano; San Vicente; Santa Juliana.
- Báculo: Insignia y atributo de los obispos y de los abades mitrados. La voluta vuelta hacia fuera indica a un obispo, con
autoridad en el territorrio de su diócesis; hacia dentro, a un abad, cuya autoridad se ejerce sólo en el interior del
monasterio.
- Báculo abacial: San Benito; San Mauro; San Bernardo; Santa Angradema de Beauvais; Santa Escolástica.
- Báculo a los pies de un santo que ha rechazado la dignidad episcopal: San Bruno.
- Báculo episcopal en la mano: San Ambrosio; San Leandro; San Luis, obispo; San Teódulo.
- Balanzas: San Miguel, arcángel; el profeta Ezequiel; San Mateo; San Mauro; San Ivo.
- Balanza cargada con tres cálculos: Santa Clara de Montefalco.
- Balanza con los platos cargados con un cesto de frutas y una hoja de papel en la que puede leerse Deo gratias: San
Antolín de Florencia.
- Bandeja con una cabeza cortada: San Juan Bautista; San Pablo.
- Bandera: San Esteban de Hungría; San Gereón de Colonia; Santiago el Mayor; San Mauricio; San Víctor.
- Barca: San Aredio; San Antolín de Pamiers; San Atanasio el Grande; San Bertulio; San Cástor; San Florencio; San
Judas; San Julián el Hospitalario; San Nicolás; San Pedro; San Vicente; Santa Adelaida; Santa Úrsula.
- Barril: San Calais; San Otmaro; San Remigio; San Wilibrordo de Utrecht.
- Bolsa: Judas; San Antonio; San Antolín de Florencia; San Brieuc; San Juan el Limosnero; San Lorenzo; San Mateo; San
Sixto; Santo Tomás de Villanueva.
- Bordón de peregrino: San Alejo; San Benito José Labre; San Colmano de Melk; Santiago el Mayor; San Judoco; San
Maimbodi; San Morando; San Felipe; San Roque; San Sebaldo de Nuremberg; San Severino; Santa Brígida de Suecia;
Santa Sabina de Troyes; Santa Sira.
- Bóveda craneana seccionada: San Crisolo de Cominas; San Dionisio; San Elifio; San Nicasio de Reims (a causa de una
confusión con San Dionisio); San Quirino de Malmédy.
- Brasas llevadas en un pliegue de la túnica: San Bricio; San Gotardo; San Lamberto; San Tiburcio.
- Brazo arrancado o dislocado: Santa Alina de Forest; Santa Amelberga de Gante; Santa Natalia; Santa Notburga de
Hochhausen.
- Buey: San Cornelio; San Gonzalo; San Guido; San Leonardo; San Lucas, evangelista; San Sebaldo; San Silvestre;
Santo Tomás de Aquino; San Wendelino; Santa Frideswida.
- Caballo: Atributo de la muerte (por la influencia de la Visión de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis); de
Europa (en el ciclo de las Partes del Mundo); de los santos cazadores y guerreros; San Crisógeno; San Constantino; San
Eloy (patrón de los herreros); San Eustaquio; San Jorge (cargando contra el dragón o contra los sarracenos); San
Huberto (patrón de los cazadores); Santiago el Mayor (cabalgando en el aire en la batalla de Clavijo); San Longinos (al
pie de la cruz); San Martín (compartiendo su manto); San Mauricio; San Mercurio (derribando a Juliano el Apóstata); San
Pablo (desmontado en el camino de Damasco); San Foibamón; San Segundo; San Teodoro; San Wendelino.
- Caballo basculante de madera: Santiago el Mayor (se le dio este juguete como atributo en los grupos de la Parentela de
María).
- Caballos arrastrando o descuartizando el cuerpo de un mártir: San Jorge; San Hipólito (a causa de la etimología griega
de su nombre).
- Cabeza cortada en las manos: Atributo común a todos los santos cefalóforos. Santos Acaz y Acheol de Amiens; San
Albano de Maguncia; San Afrodisio; San Carauno; San Claro; San Dionisio; San Domnino de Fidenza; Sal Elifio de Toul;
San Eucario de Liverdun; San Exuperio; San Félix de Zurich; San Ferreolo y San Fergeux de Besançon; San Fortunato de
Montefalco; San Genesio de Blanc; San Grato de Aosta; San Luciano de Beauvais; San Maurón de Lectoure; San Miniato
de Florencia; San Miliau de Guimiliau; San Mitrio de Aix; San Nicasio de Reims; San Piatón de Tournai; San Román o
Romano de Antioquía; San Trémeur de Carhaix; San Víctor de Soleure; Santa Lucila; Santa Majencia; Santa Quiteria
d'Aire sur Adour; Santa Régula de Zurich; Santa Sidwell de Exeter; Santa Solemnia; Santa Valeria de Limoges.
- Bóveda craneana cortada: San Claro; San Dionisio; San Nicasio; San Piatón.
- Cabeza cortada de otro santo en las manos: San Cutberto lleva la cabeza de San Osvaldo; San Grato lleva la cabeza de
San Juan Bautista; Santa Grata lleva la cabeza de San Alejandro.
- Cabezas de niños (siete) sobre una bandeja: Santa Felicidad (cuyos siete hijos fueron decapitados).
- Cacharros de alfarería: San Godeardo; Santa Agape; Santas Justa y Rufina de Sevilla.
- Cadáver: San Claudio; San Fridolino; San Lázaro.
- Cadenas en las manos: San Adjutor; San Babilas de Antioquía; San Claudio; San Dionisio; San Dimas; San Germán de
París; San Hermógenes; San Hospicio; San Jerónimo Emiliano; San Leonardo; San Maturino; San Mederico; San Pedro,
apóstol; San Pedro Nolasco; San Quintín; San Ramón Nonato; Santa Brígida de Suecia; Santa Fe; Santa Radegunda;
Santa Reina.
- Cadenas rotas: San Epifanio de Pavía; San Félix de Valois; San Juan de Mata; San Leonardo; San Vicente de Paúl.
- Caja de ungüentos: San Cosme; San Pantaleón; Santa Anastasia; Santa Irene de Roma.
- Calavera: San Bruno; San Carlos Borromeo; San Francisco de Asís; San Francisco Javier; San Francisco de Paula; San
Jerónimo; San Pedro Damiano; San Romualdo; Santa Catalina de Siena; Santa Justina; Santa Magdalena.
- Calavera hendida: San Pedro de Verona; los cinco mártires franciscanos de Marruecos.
- Caldero de aceite hirviente: San Ciro; San Erasmo; San Guido; San Juan Evangelista; Santa Julita.
- Cáliz: La personificación de la Iglesia; San Ansberto; San Barbaciano; San Domnino; San Eloy; San Evoncio; San Goar;
San Honorato; San Juvenal de Narni; San Pascual Bailón; San Ricardo de Chichester; San Urbano; San Guenolé; San
Zósimo; Santa Odila.
- Cáliz donde se hunde una araña: San Conrado de Constanza; San Norberto de Premontré.
- Cáliz envenenado del cual escapa una serpiente: San Benito; San Juan Evangelista; Santiago de la Marca; San Luis
Beltrán; San Porciano.
- Cántaro: San Florino; Santa Isabel de Hungría; Santa Notburga; Santa Verena; Santa Zita.
- Cantimplora de peregrino: San Alejo; Santiago el Mayor; San José (en la huida a Egipto); San Roque; San Sebaldo.
- Capelo cardenalicio: San Buenaventura; San Francisco de Borja; San Jerónimo (atributo usurpado, nunca fue cardenal);
San Pedro Damiano.
- Capelo cardenalicio en el suelo: San Francisco de Borja; San Ramón de Peñafort; San Vicente Ferrer.
- Cautivos liberados: San Félix de Valois; San Juan de Mata (fundadores de la orden de los trinitarios para la redención de
cautivos); San Leonardo; San Vicente de Paul.
- Cayado de pastor: San Alano; San Joaquín (retirado entre pastores); San Wendelino; Santa Genoveva (después del
siglo XII); Santa Germana de Pibrac; Santa Solemnia (patrona de las pastoras).
- Cabeza de cerdo: San Blas (ofrenda hecha al santo encarcelado por una pobre viuda empobrecida).
- Cesto o jaula con palomas: San José (ofrenda para la Presentación de Jesús en el Templo).
- Cesto de flores y frutas: Santa Dorotea; Santa Isabel de Hungría; Santa Oportuna.
- Cetro imperial o real: San Casimiro; San Clodoaldo; San Eduardo; San Esteban de Hungría; San Enrique II; San Luis;
San Olavo; San Segismundo; Santa Radegunda.
- Cierva amamantando un niño: San Amador; San Esteban; Santa Genoveva de Brabante.
- Ciervo: San Abundio de Como; San Conrado de Piacenza; San Donaciano; San Lamberto; San Meinulfo; San Osvaldo;
San Procopio de Bohemia; San Quay; San Régulo de Senlis; Santa Mildreda.
- Ciervo blanco con una cruz roja y azul entre los cuernos: San Félix de Valois y San Juan de Mata.
- Cíngulo franciscano de nudos: San Francisco de Asís; San Luis de Toulouse; Santa Isabel de Portugal.
- Cirio encendido: San Blas; San Brandano; San Meinrado; Santa Águeda; Santa Brígida; Santa Catalina de Siena; Santa
Genoveva; Santa Lucía; Santa Viviana de Bruselas.
- Cogulla blanca: San Bernardo; los santos cistercienses, camaldulenses, cartujos y premonstratenses.
- Colmena: San Ambrosio; San Bernardo; San Juan Crisóstomo; Santa Rita.
- Copa de veneno de la que escapa una serpiente venenosa: San Benito; Santiago de la Marca; San Juan Evangelista;
San Luis Beltrán.
- Columna de fuego: San Basilio; San Brieuc; San Cutberto; San Efrén el Sirio.
- Columna que sirve de sostén a un estilita: San Alipio; San Daniel; San Simeón Estilita.
- Cómputo digital (gesto de contar los argumentos con los dedos, característico de la disputa teológica): Santo Tomás de
Aquino; Santa Catalina de Alejandría.
- Concha de peregrino: San Alejo; Santiago el Mayor; San Miguel; San Roque; San Sebaldo.
- Coraza o peto: San Jorge; San Gereón; San Guillermo de Aquitania; San Mauricio; San Teodoro.
- Coraza llevada bajo una capa episcopal: San Arnoldo de Metz; San Arnoldo de Soissons.
- Coraza o cota de malla sobre la piel: Santo Domingo Acorazado; San Guillermo de Aquitania.
- Corazón: San Antonio de Padua; San Francisco de Sales; Santa Brígida; Santa Juana de Chantal; Santa Clara de
Montefalco.
- Corazón cruciforme: Santa Brígida; Santa Catalina de Siena; beata Hosanna de Mantua.
- Corazón inflamado con el Niño Jesús en el centro (o rematado en una cruz): Santa Gertrudis la Grande.
- Corazón inflamado o radiante: San Antonio de Padua; San Agustín; San Leandro de Sevilla; Santa Escolástica; Santa
Teresa de Ávila; Santa Margarita de Alacocque.
- Corazón con una corona de espinas: San Francisco de Sales; Santa Catalina de Siena.
- Corona imperial o real: Santos Abdón y Senén; San Casimiro de Polonia; San Esteban de Hungría; San Enrique II; San
Hermenegildo; San Luis, rey de Francia; San Miniato; San Olavo de Noruega; San Onofre; San Osvaldo; San Wenceslao,
rey de Bohemia; Santa Catalina de Alejandría; Santa Isabel de Portugal; Santa Juana de Valois; Santa Margarita de
Hungría; Santa Reina; Santa Úrsula; Santa Wilgefortis.
- Corona ducal: San Calminio; San Leopoldo de Austria; Santa Avoiza o Eduvigis.
- Corona (simbólica) de espinas: San Acacio; San Francisco de Asís; San Juan de Dios; Santa Catalina de Ricci; Santa
Catalina de Siena; Santa Lutgarda; Santa María Magdalena de Pazzi; Santa Rosa de Lima; Santa Teresa.
- Crucifijo: San Antonio de Padua; San Bernardo; San Buenaventura; San Carlos Borromeo; San Francisco de Asís; San
Francisco Regis; San Juan de la Cruz; San Juan Gualberto; San Nicolás de Tolentino; San Felipe Benizzi; San Pedro
Damiano; Santa Aldegunda; Santa Brígida; Santa Catalina de Siena; Santa Lutgarda.
- Crucifijo con hojas o flores: San Alberto de Mesina; San Antonio de Padua; San Buenaventura; San Bruno; Santa
Ángela Merici de Brescia.
- Cruz: San Judas Tadeo; San Felipe; San Ciriaco de Jerusalén; Santa Elena; Santa Margarita; Santa Parasceves; Santa
Wilgefortis.
- Cruz patriarcal o primacial de doble travesaño: San Buenaventura; San Claudio; Santiago el Mayor; San Lorenzo
Giustiniani; Santa Parasceves.
- Cruz tallada en el tronco de una palmera: San Pafnucio.
- Cuerda penitencial al cuello: San Anastasio de Salónica; San Carlos Borromeo; San Juan de Dios.
- Bandada de cuervos defendiendo el cadáver de un santo de las aves carroñeras o fieras: San Vicente.
- Cuervo con un pan envenenado en el pico: San Benito. - Cuervo graznando: San Expedito.
- Cuervo que devuelve un anillo en el pico: San Osvaldo; Santa Ida de Toggenburg.
- Custodia: San Alfonso María de Ligorio; San Antonio de Padua; San Buenaventura; San Jacinto; San Norberto; San
Pascual Bailón; San Sátiro; Santo Tomás de Aquino; Santa Clara de Asís; Santa Francisca Romana.
- Dalmática: Característica de los santos diáconos: San Ciríaco, San Esteban, San Lorenzo, San Sosio de Nápoles, San
Vicente.
- Dardo: La Muerte.
- Dedo sobre los labios (en señal de silencio): San Benito, San Bruno, Santo Domingo, San Juan el Silenciario, San Juan
Nepomuceno (víctima del secreto de confesión), San Pedro Mártir, San Romualdo.
- Delfines: San Calístrato (arrojado al mar por Diocleciano, devuelto a la playa por dos delfines), San Luciano de
Antioquía (un delfín devolvió su cuerpo), San Martiniano (huyó en un delfín para escapar de la tentación de la lujuria.
- Demonio encadenado: San Bartolomé (en el arte español), , San Jaralampio, San Bernardo de Aosta, san Bernardo de
Claraval, Santa Juliana de Nicomedia, Santa Quiteria, beata Ángela de Foligno.
- Disciplina: San Luis, rey de Francia, San Luis Gonzaga, San Pedro Damiano.
- Dragón: San Beato, San Jorge, San Armentaro de Draguignan, San Hilario, San León el Grande, San Magno de Fussen,
San Marcelo de París, San Mercurial, San Miguel, San Narciso de Gerona, San Olavo, San Román o Romano de Ruán, San
Servacio, San Verano, San Vigor de Bayeux, Santa Margarita, Santa Marta de Tarascón.
- Dragón de siete cabezas llevando una estola como un perro: San Germán el Escocés.
- Ermitaño que ilumina la orilla de un río con una linterna: San Cristóbal.
- Escala celestial: San Olavo, San Pardulfo, San Romualdo, Santa Batilde de Chelles (juego de palabras entre échelle,
escala, y Chelles.
- Escalera alfombrada de pedruscos por el diablo: San Martín (que cael por ella de espaldas).
- Escalera del Capitolio de Toulouse descendida por un mártir arrastrado por un toro: San Saturnino.
- Escuadra de arquitecto: La Geometría, los Cuatro Santos Coronados, San Judas Tadeo y Santo Tomás (arquitecto de un
palacio celestial para el rey de las Indias Orientales.
- Escudo: San Adrián, San Floriano, San Jorge, San Longinos, san Teodoro.
- Espada como signo de soberanía: San Carlomagno, San Esteban de Hungría, San Teódulo de Sión.
- Espada como instrumento de martirio por decapitación: San Adauto, San Adrián, San Bavón, San Cipriano, Santiago el
Mayor, San Nereo, San Pancracio, San Pablo, Santo Tomás Becket; Santa Catalina, Santa Fe, Santa Lucía (atravesándole
el corazón).
- Espada cortando el cráneo: San Acaz, San ángel, San Pedro Mártir, Santo Tomás Becket.
- Dos espadas saliendo de la boca: El Cristo del Apocalipsis y del Juicio Final.
- Espejo: La Prudencia (símbolo del conocimiento de sí mismo); la Lujuria; las sirenas (símbolo de la coquetería).
- Espigas de trigo: Ruth, San Apolinario de Ravenna; San Bricio de Tours; San Gauderico; San Isidro Labrador; Santa
Brígida; Santa Notburga.
- Seis espigas: Santa Fara de Meaux.
- Espina en la frente: Santa Rita de Casia (herida por una espina que se desprendió de la corona de Cristo crucificado.
- Esposas o manillas de cautivo: San Felix de Valois o San Juan de Mata (fundadores de una orden para la redención de
los cautivos y los presos); San Leonardo; San Vicente de Paúl (patrono de los galeotes).
- Esqueleto animado: San Fridolino (resucitó a un muerto para que testimoniara en favor de su abadía.
- Estandarte: San Agnelo de Nápoles; San Constantino; San Eleuterio; San Floriano; San Jorge; San Gereón de Colonia;
San Juan de Capistrano; San Leopoldo; San Mauricio; San Miguel; San Urso; San Patroclo; San Venancio; San
Wenceslao; Santa Juana de Arco.
- Estatua con los pies de arcilla: Nabucodonosor (visión explicada por el profeta Daniel).
- Estigmas radiantes: San Francisco de Asís; San Pedro de Alcántara; Santa Catalina de Siena; Santa Margarita de
Hungría.
- Estola: San Huberto (que la recibió de un ángel, como insignia de la dignidad episcopal.
- Estrella sobre el pecho: San Bruno; San Nicolás de Tolentino; Santo Tomás de Aquino; San Vicente Ferrer.
- Corona de estrellas alrededor de la cabeza: La Mujer del Apocalipsis; la Virgen Inmaculada; San Juan Nepomuceno.
- Siete estrellas: San Hugo de Grenoble (visión relativa a la fundación de la Gran Cartuja.
El bestiario de Cristo
El bestiario de la Virgen
El bestiario de Satanás
El simbolismo vegetal
Los lapidarios
El arte cristiano, más que cualquier otro, concede un valor considerable a las virtudes de los
números, bien porque conserva el recuerdo de las doctrinas neoplatónicas, bien porque los
teólogos se sirven de ellos por ser un medio mnemotécnico cómodo para la instrucción
religiosa de los iletrados
La cifra 1, que no puede dividirse sin dejar de existir, es el símbolo de Dios Padre.
El 3 y el 4, que sumados dan 7 y multiplicados 12, son los números a los que el cristianismo
atribuye una mayor virtud. En el pensamiento de San Agustín expresan, respectivamente, el
alma y el cuerpo, el espíritu y la materia; sumados o multiplicados, designan la unión del
alma y del cuerpo en la criatura humana y la Iglesia universal.
4 es el número al que corresponden los elementos, las estaciones, los ríos del Paraíso, lso
temperamentos o complexiones del hombre, así como los evangelistas, los profetas mayores,
los padres de la Iglesia, las virtudes cardinales y, después del descubrimiento de América,
las partes del mundo.
A la cifra 5 corresponden los cinco libros de Moisés, las cinco llagas de Cristo, las cinco
vírgenes necias y prudentes, los cinco sentidos.
El número 8 simboliza el renacimiento por el bautismo y la resurrección, razón por la que los
baptisterio y las fuentes bautismales tienen a menudo forma octogonal. También se vincula
con las bienaventuranzas y con los tonos de la música gregoriana.
La cifra 9 contiene tres veces el número de la Santísima Trinidad. Corresponde a los coros de
los ángeles.
11 significa el pecado, porque este número "transgrede" el 10, que es la cifra del Decálogo, y
el pecado es la transgresión de la Ley.
El 12, producto del 3 multiplicado por 4, rivaliza en importancia con el 7, por ser la cifra no
sólo de los meses del año y de los signos del Zodiaco, sino también, sobre todo, de las doce
tribus de Israel, de los doce apóstoles y, por tanto, de la Iglesia universal.
33 es el número de años de la vida de Cristo y por eso Dante divide en treinta y tres cantos
su trilogía de la Divina Comedia.
40 es la cifra bíblica de los tiempos de prueba. El diluvio dura cuarenta días, así como el
ayuno de Cristo después de su bautismo. Los israelitas erraron cuarenta años por el desierto
antes de penetrar en la Tierra Prometida.
La significación de los cuatro puntos cardinales merecen tenerse en cuenta porque han
influido en la planta y en la decoración de las iglesias, así como en la disposición de las
tumbas.
Salvo raras excepciones, todas las iglesias cristianas están orientadas, es decir, su cabecera
se dirige al este, hacia el lado del sol naciente. Este uso se generaliza a partir del siglo IV. H.
Nissen precisa que los santuarios paganos o cristianos estaban orientados en función del
punto del horizonte donde se asomaba el sol el día de la fiesta del dios o del santo al que
estaba dedicado el templo.
Se trata, evidentemente, de un recuerdo de los cultos solares, de la antigua adoración del sol
naciente, ya que en Egipto y Grecia los fieles se volvín hacia el Oriente para adorar al dios
del sol y, muertos, se hacían inhumar frente al astro divinizado. En el cristianismo, el sol ya
no se adora como un dios, pero permanece como el símbolo de la divinidad del Salvador.
Hay que añadir que Oriente es, al mismo tiempo que la fuente de la luz, la dirección de
Jerusalén, la ciudad santa donde murió Jesús; también, la dirección de La Meca hacia la que
se orienta el mihrab de las mezquitas musulmanas, que marca, como el altar de las iglesias
cristianas, por así decir, el "punto de dirección" de las plegarias.
Como se ha observado con gran ingenio, esta necesidad simbólica de la orientación llevó a la
arquitectura cristiana a la adopción de la planta basilical, en longitud, frente a la forma
circular o semicircular del anfiteatro o del teatro que hubiera sido mucho más racional e
infinitamente más práctica, ya que habría permitido a todos los asistentes, sentados en las
gradas, ver las ceremonias litúrgicas y escuchar la palabra del celebrante o del predicador.
Se descartó porque un hemiciclo o una rotonda se prestaría menos a canalizar las plegarias
de los creyentes en la dirección del sol naciente y de la Ciudad Santa.
Al igual que el presbiterio de las iglesias, la sala capitular de los claustros está también
orientada hacia el este.
Las excepciones a esta norma de la orientación son rara vez producto de una mala
implantación por la impericia de los constructores, y se explican por razones litúrgicas o,
todavía más a menudo, topográficas. Si el presbiterio de la basílica de peregrinación de
Lourdes se vuelve hacia el oeste, es para cubrir la gruta milagrosa que le sirve de iglesia
interior o cripta. La desviación del eje de la capilla absidal de Saint-Denis se explica por la
existencia de un arroyo que se extiende a lo largo del costado sur del edificio, que fue
preciso evitar para asentar bien los cimientos sobre un suelo al abrigo de la humedad, cuyos
inconvenientes ya se habían constatado en la cripta.
Los cristianos no creen que el Dios que adoran habite en el Sinaí o en Jerusalén. Lo
consideran universal y omnipresente; piensan que sus plegarias llegarán igualmente bien a
su destino. Pero, aunque había perdido desde hacía varios siglos su razón de ser, la
orientación de los lugares de culto en una regla que la Iglesia no abolió y a la que se
sacrificaba la estética medieval: de ahí, por ejemplo, que en Colonia todas las iglesias, en
lugar de mirar hacia el Rin, le dan la espalda.
Esta oposición determina, además, que al entrar el fiel en la iglesia tenga el Norte a la
izquierda y el Sur a su derecha. Ahora bien, la izquierda siempre ha tenido fama de mal
augurio, como lo prueba la doble acepción de la palabra sinister. La derecha ocupa, por el
contrario, en todas las civilizaciones, el lugar de honor. La excelencia o preeminencia
atribuida a la mano derecha está atestiguada a la vez por los textos, las imágenes y las
costumbres.
Cristo está sentado a la derecha del Padre. En la escena del Juicio Final, los elegidos están
colocados a la derecha del Juez y los condenados a su izquierda. En la nave de las iglesias,
separados por sexos, los hombres ocupan la derecha, las mujeres, consideradas inferiores, la
izquierda.
En los programas decorativos de las iglesias el Norte está reservado al ciclo del Antiguo
Testamento y el lado sur pertenece al Nuevo. Esta distinción se ve muy claramente en las
portadas laterales de la catedral de Chartres y en los rosetones del transepto de Notre-Dame
de París.
Otra consecuencia que incumbe a la arquitectura es que, según las reglas litúrgicas, el
baptisterio debe estar situado en el norte de la iglesia, porque ese lado es la región de las
tinieblas donde se sumergen los neófitos antes de su purificación por el bautismo.
El simbolismo de las cuatro partes del mundo, que se relaciona con el de los cuatro puntos
cardinales, no se desarrolla, por supuesto, hasta después del descubrimiento de América. Se
codificó en el siglo XVI en la Iconología de Ripa. Se puede considerar como una variante de
este tema la representación de los cuatro ríos del Paraíso y de los cuatro grandes ríos de la
tierra.
El pensamiento medieval da una significación simbólica no sólo a los números y a los puntos
cardinales. Los colores, los sonidos y los olores, que se relacionan con las vibraciones
percibidas por tres sentidos diferentes -la vista, el oído y el olfato- evocan también e nel
espíritu misteriosas concordancias.
A los cuatro elementos les corresponden cuatro colores: el azul al aire, el marrón a la tierra,
el verde al agua y el rojo al fuego.
El blanco, el rojo, el verde y el azul son colores benéficos que despiertan la alegría; no así el
negro, el amarillo y el violeta, colores tristes y nefastos que evocan el duelo y la penitencia.
El blanco simboliza la luz, la eternidad. En las visiones apocalípticas de Daniel y de San Juan,
el Anciano de los días, cuyos cabellos rivalizan en blancura con la lana más pura, aparece
vestido con ropa blanca como la nieve. Los ángeles que lo rodean están también
completamente vestidos de blanco. En la Iglesia, es el color de la vestimenta del papa y del
alba de los sacerdotes. Al ser el blanco emblema de la pureza y de la virginidad, es también
distintivo simbólico de los primeros comulgantes, los jóvenes casados y los catecúmenos.
El rojo, que se llama gules en heráldica, es el color de la sangre y del fuego. Entre los
griegos, el color de Ares, dios de la guerra. En la mística cristiana, el emblema del amor
divino, de San Juan, de los mártires, que son soldados de Cristo, y de los santos inocentes.
De la misma manera que el blanco se reserva para el papa, el púrpura se convirtió en el
atributo de los cardenales, considerados como los soldados del papado. Fue hacia 1295
cuando Bonifacio VIII les confirió la vestidura roja, como emblema de su intrepidez, que
llegaba incluso hasta derramar su sangre por la Santa Sede, perseguida entonces por el rey
de Francia Felipe IV.
Menos excitante que el rojo, el verde (sinople para la heráldica), que es el color de la
vegetación primaveral, constituye el símbolo de la esperanza, del amor naciente.
El azul, que posee las mismas virtudes calmantes, es el color del manto de la Virgen, quizás
en señal de duelo por la muerte de su Hijo.
Aunque esta es la significación habitual, hay que señalar, sin embargo, que algunos colores,
como muchos animales del bestiario, pueden considerarse de distinta manera y tener un
doble sentido, bueno o malo. Así, por
ejemplo, el verde, símbolo de la
virtud cristiana de la esperanza,
porque evoca la renovación de la
primavera, puede ser también el
color de Satanás.
Las tres figuras femeninas que acompañan a los personajes principales, ¿quiénes son?
La respuesta a esta pregunta nos la da el color de sus vestidos (negro, verde y rojo), que
son un mensaje dirigido a quien lo sabe leer. Se trata de las tres virtudes teologales: Fe,
Esperanza y Caridad. Todavía hoy asociamos el rojo al amor (caridad) y el verde a la
esperanza. El negro de la fe puede ser una alternativa a representar esta figura con los
ojos vendados.
EL BESTIARIO DE CRISTO
Águila
EL ÁGUILA
Cordero
EL CORDERO
El cordero es uno de los símbolos crísticos más frecuentes. El cristianismo primitivo representa a menudo a Cristo bajo
la forma de un cordero, pero estas representaciones no tienen nada que ver con el cordero del Apocalipsis. Se trata de
evocar una existencia feliz, mediante símbolos que estaban entonces de moda, y no derivaban de fuentes cristianas.
Fénix
EL FÉNIX
Hay que volverse hacia Egipto para buscar la razón de la presencia del fénix en la serie de emblemas personales de
Jesucristo, ya que allí nació la fábula que hace del fénix el pájaro más fabuloso que haya creado la imaginación humana. El
ave fénix era honrado en el templo de Heliópolis con una leyenda propia: nunca vivía más de un fénix en el mundo. Cuando
sentía que iba a cumplir quinientos años, levantaba el vuelo, pasaba primero por Arabia hasta llegar a Heliópolis, se
construia sobre el altar del templo una hoguera hecha de aromáticas plantas de Arabia que era encendida por el sol, y sobre
la cual se consumía; pero de sus cenizas nacía un pequeño gusano que antes de terminar el día se convertía en un nuevo
fénix lleno de vigor.
Los Padres de los primeros siglos, creyendo unos ingenuamente a los naturalistas de su tiempo, recibiendo la mayoría la
leyenda con reservas, sacaron todos de este animal fabuloso la imagen de Cristo resucitado. San Clemente, San Cipriano,
Lactancio, Tertuliano, Orígenes, San Cirilo de Jerusalén, San Gregorio Nacianceno, San Ambrosio, San Epifanio y otros
muchos utilizaron en sus escritos la leyenda del fénix como símbolo de la resurrección. Por ello aparece frecuentemente en
el arte cristiano, bien como emblema del dogma, bien como imagen simbólica de Cristo.
También fue emblema de diversas virtudes. En la heráldica francesa fue emblema de la Esperanza, tanto como sentimiento
humano cuanto como virtud teologal. También fue emblema de la pureza de conciencia y, a veces por extensión, de la
castidad.
Lechuza
LA LECHUZA
León
EL LEÓN
Su fortuna en la simbología de Cristo fue menos brillante que otras, por ejemplo la del pez, del cordero, del pelícano, el
ibis y del águila.
En su obra sobre el arte religioso del siglo XIII en Francia, Emile Male, al explicar la presencia del león en un vitral de
Bourges que lo muestra cerca de la tumba de Jesús resucitado, refiere la tradición en virtud de la cual el león se convirtió en
emblema de Jesucristo en el arte cristiano, en cuanto Hombre-Dios resucitado. "Todo el mundo" decía Male "admitía en la
Edad Media que la leona paría cachorros que parecían nacidos muertos. Durante tres días los cachorros no daban señales de
vida, pero al tercer día volvía el león y les daba vida con su aliento".
Los autores de los bestiarios medievales tomaron sin duda esta ficción de Aristóteles y Plinio el Viejo. En aquel mundo
completamente idealista el auge de la ficción de los cachorros nacidos muertos y vivificados al tercer día por su padre fue
enorme; contó con el favor de San Epifanio, de San Anselmo, de San Yves de Chartres, de San Brunon de Asti, de San
Isidoro, de Adamantius y de todos los fisiólogos.
Además de este significado relacionado con la resurrección, el león se convirtió en emblema de Cristo con otros significados:
- El león como emblema de las dos naturalezas de Cristo. Los antiguos estaban de acuerdo en afirmar que todas las
cualidades activas del león están localizadas en la parte delantera de su cuerpo, mientras que la trasera tan solo tenía
función de sostén, de punto de apoyo. Por eso, en sentido figurado, y apoyándose en San Ireneo, Pedro Valeriano escribirá
Anterioribus partibus coelestia refert, posterioribus terram. Partiendo de este dato, hicieron de la parte delantera del león el
emblema de la naturaleza divina de Cristo, y de la parte posterior del animal, la imagen de su humanidad.
- El león como emblema de la ciencia de Jesucristo. Eliano y muchos otros autores romanos le atribuían al león el darse
cuenta de que se acercan los cazadores; por eso, decían ingenuamente,
borra las huellas de sus pasos azotando la arena con su rabo. También
se le atribuía el reconocer por el olor de la leona cuando ésta había
faltado a la fidelidad. Así, en las fábulas muy antiguas, el león es aquel
a quien no se puede engañar.
Pavo
EL PAVO
El pavo real tiene una trayectoria muy larga como símbolo. Es un símbolo solar, debido a su vistosa cola abierta en rueda.
En el libro de los muertos tibetano sirve como trono a Amitabha o Amida, con lo cual simboliza también la inmortalidad. Por
otra parte, el pavo real había sido en Grecia el ave de Hera y en Roma el ave de Juno.
La iconografía cristiana recoge estas ideas: el pavo real es símbolo de la resurrección de Cristo y mediante ésta de la
inmortalidad del alma. También contribuyó a ésto la antigua creencia de que la carne del pavo real era incorruptible. Con
este significado aparece con frecuencia en las pinturas de las catacumbas.
Pero también se han asignado a la misma ave algunos significados menos elevados: el pavo real como emblema de la
vanidad es fruto de una reflexión acerca de la fugacidad de la hermosura y la escasa viveza del ave en cuestión, que
contrasta con su apariencia espléndida.
Pelícano
EL PELÍCANO
También se decía del pelícano que desaparece debido al calor del sol y reaparece en invierno, por lo que fue tomado como
alusivo a la resurrección de Jesús e incluso a la de Lázaro, si bien estas aplicaciones fueron menos comunes.
Otra antigua leyenda del mundo antiguo, que será retomada en la Edad Media, decía que la crías del pelícano, protegidas
por su padre, disputan con tanta violencia que lo hieren. Éste las golpea a su vez y las mata. La madre llega al nido al tercer
día; se abre el pecho a picotazos, y su sangre esparcida sobre las avecillas les devuelve la vida.
La iconografía del pelícano
aparece circunscrita sobre
todo a dos temas: aparece en
la escena llamada de la
"Crucifixión simbólica",
posada en la cruz o a su pie;
también es frecuente, hasta
la actualidad, encontrarlo
representado en las puertas
de los sagrarios.
Pez
EL PEZ
Desde un punto de vista alimenticio, tanto para los cristianos como para
los pueblos de la Biblia, la carne del pez es siempre más limpia que la del
ave o el cuadrúpedo. De ahí, en la iconografía medieval, la abundacia de
escenas de comida en que se ven peces dispuestos encima de la mesa,
empezando por la propia Última Cena. En la imagen, éstos tienen
frecuentemente un significado eucarístico.
Además, para el cristianismo primitivo, el pez evoca en primer lugar a Cristo por razones filológicas: la palabra griega IKTYS
que designa el pez constituye el acróstico de la expresión IESOUS KHRISTOS THEOU YIOS SOTER (Jesucristo, Hijo de Dios,
Salvador). Desde el siglo I este ideograma se adopta como señal de reconocimiento y de veneración por los discípulos de
Cristo y disfruta de representación en numerosísimos objetos y documentos. Raras son las inscripciones funerarias que no lo
contienen. A partir del siglo IV, cuando en Occidente el latín se convierte, en lugar del griego, en la lengua de la Iglesia,
este ideograma, difícil de comprender, se transforma en una especie de adivinanza, y se emplea menos.
Los peces representan igualmente a los fieles pescados por esos pescadores simbólicos que son Cristo, los apóstoles y los
obispos.
EL BESTIARIO DE SATANÁS
Águila
Uno de los muchos emblemas de Jesucristo. Aunque no alcanzó la popularidad del cordero, el
pelícano o el pez, no deja de ser uno de los emblemas más ricos en sentido y uno de los que
aunaron más perfectamente el simbolismo religioso pagano con el de la religión cristiana.
En el antiguo hinduismo el águila era emblema de Visnú; en el arte religioso sirio aparece
con frecuencia en los monumentos funerarios, con el papel de conductora de las almas hacia
los dioses celestiales. Los griegos y los romanos tomaron de Siria la creencia en este papel
psicopompo del águila.
Como tantos otros símbolos, además de representar a Cristo puede ser emblema de Satán,
ya que, si bien es ave noble y magnífica, también es rapaz destructora. Uno de los primeros
emblemas para representar a Cristo fue el pez, que por analogía se tomó como imagen del
fiel. Por este motivo se asoció al águila para darle a esta un significado negativo. La imagen
del águila llevando en sus garras un pez es la imagen del raptor de almas.
Lechuza
LA LECHUZA
La imagen un buho o lechuza
tiene gran caracter simbólico,
y dependiendo del contexto
en el que aparezca puede
simbolizar diferentes cosas.
Con frecuencia se suele
intrepretar como
representación del demonio,
pues es un animal que vive
en la oscuridad y huye de la
luz (Cristo la luz del mundo),
pero tambien simboliza la
soledad, y en este sentido se
suele asociar con imágenes
de ermitaños en oración,
apareciendo con frecuencia
relacionada con San
Jerónimo.
EL SIMBOLISMO VEGETAL
Olivo
EL OLIVO
Desde tiempos antiguos, la planta del olivo representa el emblema de la paz en todas las
culturas y religiones de la cuenca mediterránea. Lo vemos aparecer en la disputa entre
Atenea y Poseidón por el Ática, por ejemplo. Pero nos centraremos en la iconografía
cristiana, que es el tema de esta página. Dentro de ella, dejaremos también de lado la
escena de la Oración en el Huerto de los Olivos, ya que en ella el olivo aparece desprovisto
de simbolismo, simplemente para situar y ambientar la escena.
También lo encontramos como atributos de santas como Santa Oliva y Santa Irene, como
una mera alusión a su nombre, sin ningún otro significado (Irene significa paz en griego).
Por último, aparece a veces en la escena de la Anunciación, llevando el arcángel Gabriel una
rama de olivo en la mano, sobre todo cuando es obra de un pintor sienés, y por un curioso
motivo: evitan por este medio los pintores sieneses representar al lirio, ya que esta planta
era el emblema de la ciudad de Florencia, rival de Siena.
Palmera
LA PALMERA
Ofrecida a los vencedores como emblema de
victoria y llevada en triunfo, la palmera aparece
también como signo de buen augurio en la
leyenda sobre los orígenes de Roma. Ovidio cuenta
que Rea Silvia, poco antes de dar a luz, habría visto
en sueños a Rómulo y Remo en forma de palmeras de
ramas majestuosas que se erguían hacia el cielo.
Rosa
LA ROSA
La belleza, pero también la complejidad de la rosa, han hecho de ella un símbolo muy rico y
en Occidente tan frecuente como el loto en Oriente: aparición esplendorosa de la existencia a
partir de las aguas primordiales, microcosmos próximo al significado de la rueda, etc.
Trigo
Vid
LA VID
La vid fue identificada por los pueblos antiguos de Oriente con
la "planta de la vida". El ideograma sumerio que expresaba la
noción de vida había sido una hoja de parra. Esta intuición es
común a muchos pueblos, que consideran la vid como signo
de inmortalidad. Asimismo pasó a Israel y por éste al
cristianismo.
En muchísimas pinturas de todas las épocas y escuelas el objeto accesorio tiene un papel
simbólico. Y no sólo en la pintura religiosa o mitológica; la mayoría de los objetos que
aparecen en la pintura de género holandesa, por ejemplo, tienen un significado más o menos
claro para el espectador de la época.
Ancla
EL ANCLA
Por su función fijando el navío al fondo del mar, con lo cual éste resiste las tormentas sin
desplazarse, el ancla simboliza la seguridad, la firmeza, la solidez, frencuentemente en
contraposición a los factores de alteración e inestabilidad. El ancla, por otra parte, es un
símbolo de la cruz, que se empleó durante los primeros tiempos del cristianismo para eludir
la representación de ésta.
El ancla y el delfín ilustran el tema "Festina lente", que Erasmo glosó y Alciato incorporó a
sus emblemas, y que había sido ya la divisa de Augusto. Sus equivalencias libres "Haz
lentamente lo urgente", "Apresúrate con calma", etc., al jugar paradójicamente con el
encuentro de contrarios, contienen una lección de prudencia tan sutil como
problemáticamente realizable.
Espejo
EL ESPEJO
El espejo fue uno de los símbolos predilectos de los emblemistas. Juan de Borja le da el
significado de conocimiento de sí mismo y de esplendor del Amor divino reflejando los rayos
del sol. El espejo, como símbolo del alma devota en contemplación, aparece en una visión de
Santa Teresa, que compara el alma en pecado mortal a un espejo ennegrecido y el hereje a
un espejo roto.
Pero al mismo tiempo el espejo es emblema de desengaño. En ese aspecto se emplea en las
vanitas francesas. El gran pintor lorenés Georges de la Tour, en una de sus representaciones
de la Magdalena, pone un espejo de modo que refleje una calavera. Caravaggio, en una obra
que representa a Marta reprochando a María Magdalena su vanidad, caracteriza a esta última
por un gran espejo, entre otros objetos. El mismo tema parece tener la obra de Orazio
Gentileschi, "Dos mujeres con un espejo".
El espejo cambia de apariencia según quien lo mira, pero sin cambiar de esencia. En tal
sentido, es símbolo no sólo de la Constancia, sino también del Tiempo, que todo lo cambia,
sin cambiar él mismo.
El jesuita Pedro de Salas da otra interpretación: un ángel, que es Jesús y Amor al mismo
tiempo, tiende un espejo donde se refleja el corazón que le enseña el Alma devota. El espejo
es aquí el juez que compara el Alma con su modelo, la belleza divina. Este místico espejo
conduce al Alma, no hacia el desengaño, sino hacia la perfección.
Hay que agregar que el espejo es atributo no sólo de Verdad, sino también de Prudencia. Así,
la figura femenina pintada por Hans Baldung Grien que sostiene un espejo es identificada
usualmente con la Prudencia, de igual modo que la misma figura pintada por Giovanni
Bellini. También Rafael Sanzio, en su representación de las Virtudes Cardinales, presenta a la
Prudencia mirándose en un espejo.
De todo ello resulta que un mismo objeto tendrá, según los casos, el sentido de
Autoconocimiento, Amor de Dios, Verdad, Prudencia, Virginidad, Desengaño, Constancia,
Ejemplaridad, Justicia...
TIPOS DE CRUCES
La introducción en el tema de estas figuras viene, como tantas veces, de una errónea
interpretación de imágenes más antiguas.
El origen está en los ángeles o santos que, con las manos veladas, figuran en
representaciones del arte bizantino. Formaba parte del ceremonial de la corte bizantina que
cualquier persona que se acercara al emperador para entregarle o recibir algo, lo hiciera con
las manos cubiertas con un velo, como signo de respeto. Así tenemos, por ejemplo,
representaciones de la Adoración de los Reyes, en las que éstos presentan sus regalos al
Niño con las manos veladas, símbolo de un respeto como mínimo igual al que se le tributaba
al emperador.
Por otra parte, en el ritual del bautismo tal como se celebraba en los primeros siglos del
cristianismo, un diácono asistía al obispo sosteniendo el capillo y vistiendo a los catecúmenos
con una túnica blanca después de la inmersión.
Durante la Edad Media se desarrolló el método del simbolismo tipológico, basado en que
todos los elementos de la historia sagrada, sean acontecimentos, personajes o instituciones,
están dotados de un simbolismo escatológico, aunque en ellos los designios de Dios se
presenten de forma oscura o imperfecta. El mensaje divino, que en la antigua ley aparece
velado, está revelado en la nueva. Los teólogos exégetas de la Biblia establecieron una
homologación entre los hechos de la encarnación de Cristo, que llamaron typos, y los
anteriores del Antiguo Testamento, que designaron como antitypos.
El ejemplo más categórico es la Biblia Pauperum, manual compilado hacia mediados del siglo
XIII por un autor anónimo, que tuvo una edición xilográfica hacia 1460.
El manuscrito original, hoy perdido, tuvo treinta y cuatro escenas principales, y dio origen a
tres familias de manuscritos: los de Austria, Weimar y Baviera. Son muchos los ejemplares
de la Biblia Pauperum, pero el ejemplar que
tendría más influencia fue el ejemplar antes
mencionado de 1460. Las xilografías de esta
edición presentan las escenas en un
ensamblaje arquitectónico, con las tres
escenas principales de mayor tamaño y la
escena tipo al centro; los profetas aparecen
de medio cuerpo, por parejas, bajo arcos
separados por un mainel.
2. Nacimiento de Jesús (Mt 1, 25). La escena central está flanqueada por las de Moisés ante
la zarza ardiendo sin consumirse (Ex 3, 11) y Aarón con la vara florecida (Núm 17, 1-8). Los
profetas son Daniel (2, 34-35), Isaías (9, 5), Habacuc (3, 2) y Miqueas (5, 1).
3. La Epifanía (Mt 2, 1-12). La escena central de la Adoración de los magos está flanqueada
por la de Abner ante David (2 Sam 3, 20-21) y la de la reina de Saba visitando a Salomón (1
Re 10, 1-2). Los profetas son David (Sal 71, 10), Isaías (40- 14) y Balaam (Núm 24, 17).
4. La Presentación en el Templo (Lc 2, 22-39). El tema central está flanqueado por la escena
de la ley de la presentación en el templo del recién nacido (Lv 12, 6-8) y la de Samuel
presentado al sumo sacerdote Helí por su madre Ana (1 Sam 1, 23-24). Los profetas son
David (Sal 10, 5), Malaquías (3, 1), Zacarías (2, 10) y Sofonías (3, 15).
5. La huida a Egipto (Mt 2, 13-15). Escena principal flanqueada lateralmente por las de la
huida de Jacob (Gn 27, 41-45) y la huida de David (1 Sam 19, 8-12). Los profetas son Isaías
(19, 1), David (Sal 54, 8), Jeremías (12, 7) y Oseas (5, 6).
7. La matanza de los inocentes (Mt 2, 16). La escena central está flanqueada por la masacre
de los sacerdotes por la ira de Saúl (1 Sam 22, 17-18) y por la matanza de los príncipes de
su familia por orden de la cruel reina Atalía (2 Re 11, 1). Los profetas son David (Sal 78, 10
y Prov 28, 15), Jeremías (31, 15) y Oseas (8, 4).
8. Regreso de Egipto (M 2, 19-21). El tema central está flanqueado por las escenas del
regreso de David (2 Sam 2, 1-4) y la vuelta de Jacob (Gn 31-32). Los profetas son David
(Sal 105, 4), Oseas (11, 1) y Zacarías (1, 16).
9. El bautismo de Cristo (Mt 3, 13-17). La escena central está flanqueada por las del paso
del Mar Rojo (Ex 14) y la de Josué y Caleb volviendo de la Tierra Prometida con el racimo
(Num 13, 23-24). Los profetas son Isaías (12, 3), David (Sal 67, 27), Ezequiel (36, 25) y
Zacarías (13, 1).
10. La tentación de Cristo (Mt 4, 1-3). Tema central flanqueado por las escenas de Esaú
vendiendo su primogenitura (Gn 25, 29-34) y la tentación de los primeros padres en el
paraíso (Gn 3, 1-6). Los profetas son David (Sal 34, 16), Isaías (29-16), Samuel (2 Sam 7,
9) y Job (16, 10).
11. La resurrección de Lázaro (Jn 11, 1-45). El tema central está flanqueado por la escena
de Elías resucitando al hijo de la viuda de Sarepta (1 Re 17, 17-23) y al hijo de la Sunamita
(2 Re 4, 8-39). Los profetas son David (Sal 29, 4), Job (14, 14), Ana (1 Sam 2, 6) y el
Deuteronomio (32, 39).
12. La Transfiguración (Mt 17, 1-9). La escena central nos presenta a Cristo entre dos
apóstoles, y está flanqueada por la visita de los ángeles a Abraham (Gn 18, 1-3) y la escena
de los tres jóvenes en el horno por orden de Nabucodonosor (Dan 3, 19-23). Los profetas
son David (Sal 44, 3), Isaías (60, 1), Malaquías (4, 2) y Habacuc (3, 4).
13. El arrepentimiento de María Magdalena (Lc 7, 37-50). Las escenas laterales son el
arrepentimiento de David ante los reproches de Natán (2 Sam 12, 1-13) y la purificación de
María, la hermana de Moisés y Aarón (Num 12). Los profetas son Ezequiel (18, 22), David
(Sal 50, 19), Zacarías (1, 3), David (2 Sam 7, 22).
14. La entrada triunfal de Cristo en Jerusalén (Mt 21). Tiene como antitypos el regreso
victorioso de David (1 Sam 17) y Eliseo honrado al regresar a Jericó (2 Re 2, 13-15). Los
profetas son David (Sal 149, 2), el Cantar de los Cantares (3, 11) y Zacarías (9, 9).
15. La expulsión de los mercaderes del templo (Jn 2, 13-17), que tiene como escenas
laterales la de Darío ordenando la construcción del templo (1 Mac 4, 36-58). Los profetas son
Oseas (9, 16), David (Sal 68, 10), Amós (15, 10) y Zacarías (14, 21).
16. La conspiración contra Jesús (Mt 26, 3-4). Tiene a un lado la conspiración contra José
por parte de sus hermanos (Gn 37, 3-20) y a Absalón conspirando contra David (2 Sam 15).
Los profetas son Jacob (Gn 49,6), David (Sal 30, 14), Jeremías (11, 19) y los Proverbios (21,
30).
20. Prendimiento de Cristo (Mt 26, 36), que lateralmente está flanqueada por las escenas de
la parábola de las cinco vírgenes necias (Mt 25, 1-13) y por la caída de los ángeles (Ap 13,
9). Los profetas son Jeremías (2, 16), Isaías (53, 2), Jeremías (14, 3) y Baruc (6, 26).
Continuación
21. El beso de Judas (Mt 26, 49), escena principal flanqueada por la de Joab traicionando a
Abner (2 Sam 3, 26-27) y por la traición de Trifón acerca de Jonatán (1 Mac 12, 39-49). Los
profetas son David (Sal 40, 10), Proverbios (17, 20), Isaías (3, 11) y Jeremías (9, 8).
22. Los judíos condenan a Cristo (Mt 27, 11-26), que está flanqueada por la escena de la
reina impía Jezabel que deseaba terminar con Elías (1 Re 19, 1-2) y por la de
Nabucodonosor condenando a Daniel (Dn 14, 1-29). Los profetas son Isaías (5, 20),
Proverbios (18, 5), Job (36, 17) y Amós (5, 7).
23. La burla de Cristo (Mt 27, 27-31), escena flanqueada por la burla de Noé desnudo por
causa de su embriaguez (Gn 9, 22-23) y el castigo de los muchachos de Betel, que se
mofaron de Eliseo (2 Re 2, 23-24). Los profetas son David (Sal 21, 8), Proverbios (19, 29),
Jeremías (3, 14) e Isaías (1, 4).
24. Cristo cargado con la cruz (Jn 19, 16-17), escena central flanqueada por al de Isaac y
Abrahán camino del sacrificio (Gn 22, 1-6) y la de la viuda de Sarepta recogiendo dos
maderos y presentándolos en forma de cruz (1 Re 17, 10-12). Los profetas son Isaías (53,
7), Jeremías (11, 19), Ezequiel (39, 17) y Jeremías (11, 9).
25. La Crucifixión (Mt 27, 23-54). Escena central flanqueada por el sacrificio de Isaac (Gn
22, 10-11) y por la erección de la serpiente de bronce (Num 21, 6-9). Los profetas son David
(Sal 21, 17), Isaías (53, 7-11), Job (40, 20) y Habacuc (3, 4).
26. La herida en el costado (Jn 19, 31-37). Esta escena central está flanqueada por las
de Eva saliendo de una costilla de Adán (Gn 2, 22-23) y la de Moisés golpeando la roca
(Ex 17, 1-7). Los profetas son David (Sal 68, 27), Zacarías (13, 6), Jeremías (1, 12) y
Amós (8, 9).
27. Cristo en el sepulcro (Mt 27, 57-60), escena central flanqueada por las de José metido en
la cisterna (Gn 37, 18-24) y la de Jonás tragado por el cetáceo (Jon 2). Los profetas son
David (Sal 77, 65), Cantar de los Cantares (5, 2), Isaías (11, 10) y Génesis (49, 9).
28. Descenso de Cristo al limbo (1 Pe 3, 19). Escena central flanqueada por las de David
matando a Goliat (1 Sam 17, 19-51) y la de Sansón desquijarando al león (Jue 14, 5-14).
Los profetas son David (Sal 106, 16), Oseas (13, 14), Zacarías (9, 11) y Génesis (49, 9).
29. La Resurrección (Mt 28, 1-10). Escena central que está flanqueada por las de Sansón
llevándose las puertas de Gaza (Jc 16, 3) y la de Jonás arrojado por el monstruo (Jon 2, 11).
Los profetas son David (Sal 77, 65), Génesis (49, 9), Oseas (6, 3) y Sofonías (3, 8).
30. Las tres mujeres ante el sepulcro (Mc 16, 1). Escena central flanqueada por la
turbación de Rubén por causa de la venta de su hermano José (Gn 37, 29-30) y la de la
Amada buscando al Amado (Cant 3, 1). Los profetas son Isaías (55, 6), David (Sal 104,
3), Miqueas (7, 7) y Génesis (49, 18).
31. La Magdalena encuentra a Cristo (Jn 20, 11-17). Escena central flanqueada por las de
Daniel en la fosa de los leones (Dn 14, 30) y la de la Amada, que ha encontrado al Amado
(Cant 3, 1-4). Los profetas son David (Sal 9, 11), Primer libro de los Reyes (2, 1), Isaías (61,
10) y Oseas.
32. Cristo se aparece a sus discípulos (Lc 24, 36). Escena central que está flanqueada por las
de José revelándose a sus hermanos (Gn 45, 1-7) y el regreso del hijo pródigo (Lc 15, 11-
32). Los profetas son David (Sal 15, 11), Libro de la Sabiduría (1, 3), Isaías (51, 1) y
Ezequiel (34, 11).
33. La duda de Santo Tomás (Jn 20, 24-31), tema central flanqueado por las escenas de la
aparición del ángel a Gedeón (Jc 6, 11-14) y la lucha de Jacob con el ángel (Gn 32, 22-30).
Los profetas son Isaías (57, 18), Jeremías (31, 18), David (Sal 85, 4) y Sofonías (3, 7).
34. La Ascensión (Lc 24, 51). Escena central flanqueada por la ascensión de Enoch (Gn 5,
22-24) y la de Eliseo recibiendo el mando de Elías (2 Re 2, 9-14). Los profetas son David
(Sal 46, 6), Isaías (63, 1), Deuteronomio (32, 11) y Miqueas (2, 13).
35. Venida del Espíritu Santo (Hch 2, 1-4). Escena central flanqueada por la de Moisés
recibiendo las Tablas de la Ley (Ex 34, 1) y la del sacrificio de Elís (1 Re 17, 21-39). Los
profetas son David (Sal 103), Libro de la Sabiduría (1, 7), Ezequiel (36, 27) y Joel (2, 29).
37. Juicio Final (Jn 5, 26-28). Escena central flanqueada por las del Juicio de Salomón (1 Re
3, 16-28) y la de David condenando a los amalecitas (2 Sam 1, 1-6). Los profetas son
Eclesiastés (3, 17), Primer libro de Samuel (2, 10), Isaías (2, 4) y Ezequiel (7, 3).
38. El infierno (Mt 3, 12). Escena flanqueada por las de Datán y Abirón tragados por la
tierra (Dt 11, 5-8) y la del incendio de Sodoma y Gomorra (Gn 19, 24-25). Los profetas
son Jeremías (25, 10), Job (16, 11), David (Sal 74, 9) y el Libro de la Sabiduría (18,
11).
39. Cristo salva a las almas (Lc 16, 22). Esta escena centra es semejante al Seno de
Abraham y está flanqueada por las del banquete de la familia de Job (Job 1, 1-5) y la de la
Escala de Jacob (Gn 28, 10-16). Los profetas son David (Sal 31, 11), Tobías (11, 11), Josué
(1, 3) e Isaías (66, 10).
40. Cristo concede el premio de la vida eterna. Escena central flanqueada por la exaltación
de la Amada (Cant 4, 7-8) y la del ángel inspirador de San Juan (Ap 21, 9). Los profetas son
David (Sal 18, 6), Isaías (61, 10), Ezequiel (24, 17) y Oseas (2, 19).
Ya en los manuscritos de fines del siglo XIII aparecen ilustraciones en las que se representa
a Cristo clavado en la cruz, entendida como un gran árbol constituido por ramas, hojas y
frutos. A partir de estas representaciones miniadas el tema tuvo gran difusión en la primera
mitad del siglo XIV en tierras italianas, entre los que cabe citar la pintura de Taddeo Gaddi
en el refectorio del convento de Santa Croce de Florencia.
La figura de Cristo está clavada sobre el madero crucífero, que es el tronco de un árbol de
espeso follaje que, a juzgar por sus frutos, es un manzano. A intervalos regulares y de forma
simétrica, surgen de cada lado del tronco seis ramas. Del extremo de cada una penden cada
uno de los doce frutos que citan los textos relacionados con esta imagen. La composición se
enriquece iconográficamente con la presencia, en la parte inferior derecha, de san Juan, y en
la parte opuesta del grupo de las tres Marías que sustentan el cuerpo
de la Virgen, desvanecida por el puñal que la atraviesa.
La exaltación de esas virtudes es la que inspira en ambos ejemplos las inscripciones que se
leen en cada uno de los frutos que cuelgan de las ramas del árbol: OBEDIENTIA, VERITAS,
IVSTICIA, VMILITAS, etc.
OBRAS COMENTADAS
- El programa iconográfico del Panteón Real de San Isidoro (León)
- El tríptico del Carro de heno, del Bosco
- La Perla de Brabante, de Dieric Bouts
- El sarcófago paleocristiano de Écija
- El Cristo Cósmico, de Pericles Fazzini
- El sarcófago de Junio Basso
- El epitafio de Severa
EL PROGRAMA ICONOGRÁFICO DEL PANTEÓN REAL DE SAN ISIDORO (LEÓN)
Muchos autores han elaborado teorías sobre el programa pictórico del Panteón Real de San
Isidoro, sin llegar a un acuerdo. Todos coinciden en que se trata de la decoración de un
cementerio, donde descansan los cuerpos de una veintena larga de reyes y reinas. Escenas
del Nuevo Testamento y algunos personajes del Antiguo y del santoral cristiano son puntos
de referencia para disquisiciones teológicas y elucubraciones escatológicas, según la
mentalidad y conocimientos del intérprete. La teoría que aquí se expone es la de Antonio
Viñayo, que parte de la idea de que la decoración funerario-escatológica del Panteón es la
Misa Hispana.
El hecho de que la liturgia hispana estuviera ya abolida no es impedimento para ello, ya que,
cuando Alfonso VI suprimió en el concilio de Burgos de 1080 el rito mozárabe, el pueblo
leonés encajó muy mal el cambio de rito y aún siguió con los libros litúrgicos antiguos, y
escribiendo códices y documentos en la también suprimida letra visigoda.
Podemos constatar que, aunque casi todos los temas del Panteón se encuentran en el
repertorio románico, en ningún otro sitio se ven así agrupados. Son, preferentemente, temas
evangélicos con Cristo como protagonista, desde su encarnación hasta su entronización
como Señor del Universo. Pero es clara la supresión de todos los hechos de la vida pública de
Jesús, limitándose a la infancia, la pasión y la glorificación, fiestas de tempore (Adviento,
Navidad, Pasión y Pascua) del calendario litúrgico mozárabe. Los que sí aparecen todos y por
el orden de la liturgia son los misterios que se asignan a cada uno de los nueve trozos en
que se divide la hostia en la confractio panis de la Misa visigótico-mozárabe, que el sacerdote
celebrante ha de anunciar por su nombre y colocar en forma de cruz sobre la patena:
Corporatio [incarnatio], Nativitas, Circumcisio, Apparitio, Passio, Resurrectio, Gloria,
Regnum. Estos misterios fundamentales se explican en la decoración con otros episodios
anecdóticos y pesonajes, todos ellos relacionados con la lucha contra el diablo, la muerte y la
resurrección.
2. Ciclo de la Pasión
En la bóveda occidental de la nave del centro se representa la Última Cena, siguiendo
después por la última bóveda de la nave norte la escena del Prendimiento. A continuación, la
negación de Pedro, el lavatorio de Pilatos, el llanto de Pedro y el Calvario.
3. Ciclo pascual
Los tres últimos fragmentos de la confractio mozárabe resumen los misterios pascuales:
Resurrección, Gloria, Reino.
Cristo, a la par que Señor de todas las cosas (Pantocrátor), es también Señor del tiempo
(Cronocrátor), como lo es del Cosmos (Cosmocrátor). El artista lo recordó en la bóveda
central, en el Anuncio a los pastores y en el Zodiaco. Nuevamente nos propone el Señorío de
Cristo en el Calendario agrícola que figura en el intradós del arco que separa las bóvedas
cabeceras central y septentrional, donde figuran las escenas del Viviente del Apocalipsis y de
la Maiestas Domini. Allí figuran, en círculos simétricos, los campesinos leoneses y sus faenas
agrícolas mes por mes.
Las otras dos personas de la Trinidad acompañan al Hijo. El Padre, representado por la
mano, y el Espíritu Santo, en forma de paloma. Ambos figuran en círculos sostenidos
respectivamente por Henoc y Elías y por Rafael y Gabriel.
De este tríptico hay dos versiones, una en el Museo del Prado y otra en el Monasterio de El
Escorial, de las cuales se cree que la original es la primera de ellas.
Con el tríptico abierto, el panel izquierdo muestra, de arriba a abajo, el pecado de los
ángeles rebeldes, la creación de Eva, el pecado de Adán y Eva y su expulsión del Paraíso. El
panel derecho es una imagen del infierno. En el panel central vemos un carro de heno que es
arrastrado en dirección al infierno en el panel derecho, mientras una multitud pugna por
coger briznas de heno del carro. Los gobernantes del mundo (un papa, un emperador
alemán, un rey francés y otros) siguen de cerca sobre sus caballos, y en primer término un
monje, unas religiosas y diversas personas de clase baja (un mendigo ciego, gitanos, un
curandero, un juglar) se entregan a actividades pecaminosas y fraudulentas. En la parte
superior del panel aparece Cristo en una nube, alzando los brazos en un gesto de
misericordia y mostrando las llagas de sus manos para recordarnos que murió para liberar al
mundo del pecado; pero nadie parece hacerle caso, excepto un ángel sentado encima del
carro.
Las líneas generales de este complejo iconográfico pueden trazarse sin grandes problemas,
siempre y cuando el observador esté familiarizado conel pensamiento cristiano medieval. En
las pinturas del tríptico abierto, el Bosco ha dado expresión a una línea de pensamiento
escatológica: de izquierda a derecha vemos el origen del pecado, su propagación en este
mundo y su castigo después de la muerte. El mensaje se centra en la figura de Cristo situada
por encima del carro. En los cuadros y miniaturas del siglo XV que representan el Juicio
Final, el motivo de Cristo mostrando sus llagas aparece una y otra vez, y numerosos pasajes
de la literatura piadosa holandesa de la época nos dicen que el pecador puede consolarse y
reconfortarse meditando sobre la pasión y las llagas de
Cristo, ya que cada día Cristo muestra sus estigmas a Dios
Padre para recordarle que todo pecador arrepentido puede
ser perdonado. Así pues, el panel central del tríptico, que
obviamente no representa el Juicio Final pero que hace
referencia a él, no insiste en el carácter pecaminoso de la
humanidad, sino en la salvación y la redención a las que el
género humano siempre puede aspirar gracias a la muerte de
Cristo en la cruz.
Pasamos ahora a considerar una serie de detalles que requieren explicaciones más precisas.
¿Por qué las figuras del panel central intentan hacerse con todo el heno posible? La
respuesta puede hallarse con facilidad en la cultura y la literatura urbanas del medievo tardío
holandés, en especial por lo que se refiere a la región de Brabante. Durante los siglos XV y
XVI, dicha cultura urbana estaba dominada en su mayor parte por los llamados "retóricos",
que se agrupaban en asociaciones culturales dedicadas a escribir poesía, producir y
representar obras de teatro y organizar fiestas urbanas como procesiones y concursos
estatales. En las obras de los retóricos pueden hallarse multitud de pasajes en los que la
palabra "heno" se refiere metafóricamente a las vanidades del mundo en general y al
comportamiento pecaminoso de la humanidad en particular. Asimismo, en 1563, un carro de
heno formó parte de una procesión religiosa celebrada en Amberes. Una descripción
contemporánea de dicha procesión indica que gentes de todo tipo tiraban del heno para
significar que las posesiones terrenas "no son más que heno". Por otra parte, las
connotaciones negativas del heno pueden remontarse a diversos pasajes de la Biblia y a la
literatura medieval escrita en latín.
Un ejemplo de más peso lo constituye el grupo de hombres y mujeres que cantan y tocan
instrumentos de música encima del carro. En la literatura erótica de los retóricos, dichas
actividades se emplean constantemente como metáforas del acto sexual. Al colocarlas en un
contexto religioso es obvio que El Bosco deseaba comunicar que el deseo sexual y la lujuria
son parte esencial de la vanidad humana y reciben demasiada atención de los pecadores; el
demonio azul que se une al sensual concierto empleando su larga nariz como instrumento
indica que todos irán a parar al infierno.
Cuando el tríptico tiene las alas cerradas nos muestra una escena en la que aparece un
buhonero en un paisaje. Lleva en la mano un largo cayado con el que aparta a un perro que
gruñe. Esta pintura se corresponde a la perfección con las interiores. El perro agresivo que
enseña los dientes aparece una y otra vez como símbolo del diablo, el cayado es una
metáfora de la fe cristiana que puede emplearse en defensa del demonio, la cesta del
buhonero representa los pecados con que carga todo ser humano y el gesto de mirar hacia
atrás quiere decir que se arrepiente de su vida anterior. Además, en algunas obras de teatro
del siglo XVI escritas por retóricos, el buhonero aparece como un pecador que acaba por
arrepentirse de sus pecados. Esto es lo que El Bosco quería simbolizar con esta figura: el
pecador que lamenta sus malas acciones y que se aparta del demonio hacia el fin de su vida.
El buhonero ha sabido comprender el mensaje que expresan las pinturas interiores del
tríptico ("Todo pecador arrepentido será perdonado") y ha enmendado su estilo de vida.
LA PERLA DE BRABANTE
El tríptico de Dieric Bouts
conocido con el nombre de
"La perla de Brabante" es
una de esas obras en las que
creemos reconocer el tema a
primera vista, pero que están
cargadas de un simbolismo
que se nos escapa, a menos
que nos sea explicado.
Aparentemente, el tema
principal de la obra es la Adoración de los Magos, flanqueada por
San Juan Bautista y San Cristóbal. Sin embargo, una gran cantidad
de símbolos ocultos bajo lo que parecen detalles accesorios del
paisaje, nos informan de que la obra está centrada en la pureza y la
virginidad de María. Esta inusual acumulación de símbolos sobre la
pureza y virginidad de María parecen sugerir que la obra estuvo
destinada a un oratorio privado o a un convento, aunque se ignora
cuál, ya que esta obra solamente fue conocida desde el siglo XIX.
Los hermanos Boisserée la compraron a un particular en Mecheln en
1813, y más tarde el rey Luis I de Baviera lo adquirió como parte de
la colección Boisserée en 1827.
- Los tres lagartos que aparecen a la derecha a media distancia probablemente representan
a la humanidad, atrapada por el pecado. En la Edad Media este animal se contemplaba como
una ilustración de los poderes curativos de la luz. Como miembro de la familia de los reptiles,
es una reminiscencia de la serpiente del pecado original, pero al mismo tiempo símbolo de la
resurrección.
- Finalmente, los cuervos que vuelan alrededor de las rocas del fondo, en este contexto,
representan al pecado y la muerte.
En la tabla central:
- Las palomas en las vigas del establo sobre la Virgen y el Niño son lo opuesto a esta imagen
negativa de los cuervos.
- La mesa en la que José coloca las ofrendas de los reyes, como hacen los creyentes sobre el
altar, es una referencia al aspecto eucarístico de la escena.
- Detrás de María aparece Salomé, una mujer que según una leyenda recogida en los
evangelios apócrifos fue a ayudar como partera y, dudando de la virginidad de María, fue
castigada quedándosele la mano seca y siendo curada al tocar al Niño.
- El establo, según la tradición medieval, está localizado entre las ruinas de un edificio
palaciego, lo que simboliza el declinar del viejo mundo.
- Las plantas del fondo y una babosa sobre el muro también tienen un significado simbólico.
Esta última es una referencia a la concepción virginal de Cristo, contradiciendo las leyes de la
naturaleza, ya que se creía que la babosa no era producto de las distintas formas de
reproducción del reino animal, sino que se formaba milagrosamente de la arcilla.
Escena del Pastor: carga sobre sus hombros una oveja, con la cara vuelta hacia el pastor;
Jesús, imberbe, lleva cayado en la mano izquierda, viste túnica corta, como los otros
personajes; a sus pies pastan dos ovejas.
Escena de Daniel: en figura de orante con las manos alzadas y extendidas, a sus pies dos
leones, sentados sobre sus cuartos traseros, vuelven las cabezas forzadamente hacia el
profeta; metidos en una jaula representada esquemáticamente.
Los sarcófagos paleocristianos son un "tópos" (lugar) teológico importante, pues reflejan el
concepto sobre la muerte que tenía el pueblo sencillo, no letrado. Las escenas eran
encargadas por los familiares del difunto, o simplemente eran ejecutadas por el grupo de
escultores funerarios. Por ello no interesa tanto la realización técnica cuanto su contenido
doctrinal.
En este sarcófago hay expresada con claridad una "historia de la salvación". Yahvé ha
intervenido llamando a Abrahán a la fe; por su confianza en ese Dios convocante, Abrahán
ha sido constituido Padre de los Creyentes, que no duda en sacrificar a su hijo (Gn 22, 1-19).
De este modo Isaac aparece como el hijo de la promesa y de la fe, en uno de cuyos
descendientes Yahvé cumplirá lo prometido.
A lo largo de la historia, Dios sigue interviniendo, incluso con prodigios como el de Daniel,
injustamente arrojado al foso de los leones por Darío por instigación de los sátrapas (Dan 6,
2-28). En la Biblia, el león es admirado y temido por sus mandíbulas; su rugido siembra
estupor. Caer en la boca del león es caer en manos de los perseguidores, que arrebatan la
vida del justo como un león (Sal 7, 3). Librar de la boda del león es librar de la muerte
segura. Daniel, liberado de los leones, es símbolo del difunto, liberado del poder de la
muerte. POr eso Daniel aparece en figura de orante salvado, con los brazos hacia arriba y
con los leones amansados que lo contemplan.
La figura del Pastor culmina el ciclo iconográfico. Según el Antiguo Testamento, Yahvé es el
Buen Pastor (Sal 23): apacienta, conforta y consuela. Según el Nuevo Testamento, Jesús es
el Buen Pastor (Jn 10, 1-16): es la puerta de las ovejas, proporciona pasto y da vida en
abundancia con el sacrificio de su propia vida. Esta transposición de funciones es una
confesión implícita de la divinidad de Jesús. El difunto se ha dejado pastorear por Cristo
(cayado), que lo ha acogido en sus brazos; ahora pasta en los jardines celestes (ovejas
pastando).
EL CRISTO CÓSMICO
HISTORIA
DESCRIPCIÓN
LECTURA
Bíblicamente A la muerte de Jesús "tembló la tierra y las rocas se rajaron (Mt 27, 51). En la
resurrecciçon "de pronto se produjo un gran terremoto" (Mt 28, 2). "Jesús resucitó en la
madrugada, el primer día de la semana (Mc 16, 9). El artista parace haberse inspirado en
estos textos como base de su obra. La resurrección de Jesús es la liberación de las energías
del cosmos y su glorificación en el hombre Jesús. La creación, sometida a la vanidad, espera
ser liberada para participar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. "La creación entera
gime hasta el presente y sufre dolores de parto. No sólo ella; también nosotros... gemimos
en nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo (Rm 8, 20.23).
HISTORIA
La época aúrea de los sarcófagos cristianos es el siglo IV. Entre los años 340 y 370 se
introducen escenas de pa pasión y triunfo del Señor; se vuelve a las formas clásicas y se
busca la elegancia de gestos y grajes. Desde el 380 predominan las escenas de triunfo. El
siglo V estará influido por
Oriente (estilo ravenés).
Tiene dos registros, con diez escenas en total. Registro superior, de izquierda a derecha:
sacrificio de Isaac; con las manos juntas, Pedro entre dos soldados que lo sujetan: Cristo,
sentado sobre Caelus (Urano), entrega la Ley a un discípulo; Cristo entre dos soldados,
escena homóloga en todo a la de Pedro; Cristo ante Pilato, sentaod en silla curul, en actitud
de duda o pregunta, con lebrillo para lavarse las manos, sostenido por un siervo. Registro
inferior, de izquierda a derecha: Job dialoga con dos amigos; Adán y Eva con la serpiente
enroscada en el árbol; entrada de Cristo en Jerusalén; Daniel entre dos leones y dos
discípulos; prisión de Pablo: va camino del martirio, guiado y custudiado por dos soldados,
como Pedro y Cristo.
LECTURA
Desde estas escenas centrales de triunfo cobran sentido las demás. Cristo ha sido liberado
de la pasión y muerte y ha iso exaltado. A Él quedan asociados en la pasión Pedro y Pablo.
Estos son exaltados a la gloria con Cristo, del que Pedro recibe la Ley y al que Pablo aclama.
En su cuerpo paciente Pedro y Pablo completaron lo que falta a la pasión de Cristo. Todo
martirio cristiano tiene capacidad soteriológica.
Si Cristo, Pedro y Pablo han sido liberados y exaltados, también lo serán todos los que se
acojan a ellos. El hombre ha pequedo liberado del pecado, iniciado en los primeros padres;
del dolor, inevitable pero sin sentido como novela el libro de Job; de la muerte, escenificada
en Daniel entre leones. Fe en la Palabra de Dios (Abrahán), sacrificio (Isaac, Cristo, Pedro,
Pablo), dolor (Job), muerte (Daniel) desembocan con certeza en la glorificación. Es la
"comunión de los santos" del Credo cristiano, de los que acogieron la Palabra en fe y
superaron el dolor y la muerte, lavándose en la sangre de Cristo y de sus seguidores más
insignes.
EPITAFIO DE SEVERA
HISTORIA
Se trata de una simple lápida sepulcral de una tal Severa, de la que sólo conocemos el
nombre. Por el modo de incisión de las figuras y por el estilo epigráfico sabemos que
pertenece al siglo III. Se encuentra en el Museo Lapidario del Vaticano.
DESCRIPCIÓN
A la izquierda, una figura de mujer, con elegante peinado y rico vestido. Por este atuendo
deducimos que debió ser una dama noble. En su mano izquierda sujeta un volumen o rollo
que señala con la mano derecha. Sigue la inscripción en latín "Severa in Deo vivas" (Severa,
ojalá vivas en Dios). En la parte derecha, tres personajes de indumentaria similar llevan en
sus manos sendas coronas; los tres están en movimiento, com indican la piernas
adelantadas y el manto ondeante. Ante ellos una mujer sentada en una cátedra sostiene a
un niño con los brazos extendidos hacia los tres varones. Detrás de la cátedra, un personaje
de pie extiende su brazo derecho indicando una estrella.
LECTURA
En el Oriente antiguo la estrella es el signo de un dios; de ahí pasó a a ser signo de un rey
divinizado. En la Biblia parece evocar la monarquía davídica, y, para el futuro, al Mesías. Por
otra parte, Isaías (49, 23; 60,5-6) profetiza que le adorarán reyes, que un sinfín de camellos
se agruparán, trayendo oro e incienso. El salmo 72 (10-11) dice que los reyes de Tarsis y de
las islas le pagarán tributo y le adorarán. con estos ingredientes Mateo (2, 1-12) construye la
escena. Los Magos ven su estrella en Oriente. La estrella les precedía y se detuvo encima del
lugar donde estaba el niño. El evangelista piensa manifiestamente en un astro milagroso,
cuya explicación natural es intento inútil. Los Magos entraron en casa; vieron al ñiño con su
madre María y, postrándose, le adoraron. Luego abrieron sus cofres y le ofrecieron dones de
oro, incienso y mirra. Los Padres de la Iglesia ven simbolizadas en estos dones la realeza (el
oro), la divinidad (el incienso) y la Humanidad (la mirra) de Cristo.
Estamos ante una escena teológica, no histórica. Aquí no hay ni casa ni cueva, sino trono. No
hay escena de familia: falta José. El contenido doctrinal estricto es éste. La estrella,
profetizada en el Antiguo Testamento y guía de los Magos, se ha hecho realidad en el regazo
de María. En el are cristiano María aparece sin llamar la atención, deja paso al Hijo, con el
que se presenta en bloque. Empezará a ser protagonista sólo a partir del concilio de Éfeso
(431). Jesús es luz que ilumina a todo hombre (Jn 1, 9) Estamos ante la llamada a la
Catolicidad, ante la "Ecclesia ex gentibus" (Iglesia de los gentiles) de la que hablan los
escritos cristianos primitivos.
La Epifanía es la fiesta de la Catolicidad salvadora, que se ofrece a todo ser humano sin
distinción. Severa es sólo un ejemplo: ha sido iluminada con esta luz, contenida en el rollo
de la Ley evangélica, que ella señala al contemplante. Señalar esta luz, esta estrella, es la
"misión" de la Iglesia cristiana
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