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El excedente del consumidor y el excedente del productor son las herramientas básicas
que utilizan los economistas para estudiar el bienestar de los compradores y los
vendedores en el mercado. Estas herramientas ayudan a responder una pregunta
fundamental del análisis económico: ¿Es deseable la asignación de los recursos que el
libre mercado determina?
En primer lugar y con el objeto de contestar esta pregunta, el planificador debe decidir
como medirá el bienestar económico de la sociedad. Una posible medida sería la suma
del excedente del consumidor y el excedente del productor que llamaremos excedente
total. El excedente del consumidor es el beneficio que reciben los compradores de su
participación en el mercado y el excedente del productor es el beneficio que reciben los
vendedores. Resulta entonces natural utilizar el excedente total como medida del
bienestar económico de la sociedad. Para entender mejor esta medida del bienestar
económico, es importante recordar cómo se mide el excedente del consumidor y el del
productor. El excedente del consumidor se define como:
MERCADO EFICIENTE
Para las finanzas, la teoría del mercado eficiente dice que si un mercado de valores es
eficiente en su información por parte de los agentes económicos que están en el mismo
mercado y su competencia, pueden conducir a una situación de equilibrio en la que el
precio de mercado de algún título se le logra realizar una buena estimación de su precio
teórico. En otras palabras, los precios de los títulos crediticios (como los de las acciones),
los cuales se negocian en un mercado financiero eficiente, son acordes a la información
existente y se ajustan de manera rápida y total a la información que pueda surgir.
Si todos los títulos están bien valorados, los inversores tendrían un rendimiento sobre su
inversión el cual sería apropiado para el nivel de riesgo que afrontan, indiferentemente de
los títulos adquiridos. Es decir, en un mercado eficiente todos los títulos tienen una
valoración perfecta, por lo que no habrá títulos infravalorados o sobrevalorados. El precio
de los activos negociados en los mercados financieros muestran en esa situación, toda la
información que se conoce por los miembros del mercado y todo lo que creen los
inversores sobre el futuro.
Eficiencia débil: se basa en los precios históricos, aquellos que reflejan toda la
información conjunta de los precios pasados. La información pasada (tanto de
volúmenes como de precios) no tiene ningún poder predictivo en el futuro de los
precios de los títulos, pues todos los precios son independientes de un periodo a
otro. En un contexto de eficiencia débil de los mercados, no se podrían obtener
rendimientos ajustados al riesgo usando un análisis técnico.
Gracias a la prohibición que existe en gran parte de los mercados sobre la inversión
basándose en información privada, sería ilógico y poco realista pensar que los mercados
tiene una forma eficiente fuerte.
En gran cantidad de estudios se ha demostrado que existe una de forma de eficiencia débil
en la mayoría de los mercados. Los precios pasados no tienen relación con los precios
futuros, así los precios terminan siendo aleatorios. A pesar de esto, los estudios no apoyan
el hecho de que los precios poseen una razón y por ende reflejan siempre el valor
intrínseco correcto. Por esto, existen también anomalías que reducen la credibilidad de
los mercados que sean de una forma eficiente débil. Las finanzas conductuales
argumentan una hipótesis de la adaptación de los mercados.
Hay que aprender a leer el mercado ante de invertir: hay muchas preguntas
para responderse en cuestión de la situación del mercado y al hacer un buen
análisis se podrían sacar concusiones de lo que suceda en este a futuro.
Hay que confiar en los precios del mercado: cuando es un mercado eficiente,
indica que el precio es en base a toda la información que esté disponible sobre el
valor de cada activo