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La empresa que viste a ETB, Lafrancol y Javeriana inició

con $100 de capital

Una empresa que hoy vende casi 60% de las prendas que produce al sector
corporativo con clientes como la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá,
Lafrancol y la Universidad Javeriana, empezó su historia hace 55 años con un
capital de $100, que además se perdieron.

Creaciones Mercy, que hoy es gerenciada por uno de los hijos de los fundadores,
el año pasado vendió cerca de $7.000 millones y espera que esa cifra para este
año suba más de 20%.

La historia empezó en el barrio Veraguas en el sur de Bogotá, cuando Luis José


León, técnico mecánico de Cementos Samper, empezó a buscar una entrada
extra para sostener a su esposa y cinco hijos (además de los dos que llegaron
años después). Por eso le dio a su mujer, Elvira Rodríguez, un capital de $100
para que comprara telas y confeccionara algunos vestidos. Aunque los primeros
intentos no fueron exitosos, Luis José la animó para que siguiera y, con la
asesoría de su madrina de matrimonio, confeccionó un vestido para un bautizo
que quedó tan bien hecho que los dueños de La moda infantil, un almacén en la
carrera séptima, le encargó una docena de ellos. Así fueron aprendiendo el
negocio y tecnificándose. Luego empezaron a distribuir a otros almacenes y a
diversificar su portafolio.

“Un año después me fui a trabajar a General Electric y tres más tarde renuncié
para dedicarme de lleno a la fábrica. A partir de ahí el negocio empezó a crecer
como espuma: yo manejaba la parte administrativa y Elvira la parte creativa.
Siempre fue muy original en sus diseños”, recuerda Luis José.

El crecimiento de la planta

Una de las primeras inversiones grandes que hizo Creaciones Mercy fue en 14
máquinas de coser que le compró al dueño de almacenes Only, empresa que en
esa época también fabricaba ropa pero que decidió dedicarse solo a
comercializarla. Las marcas de las máquinas eran las clásicas Singer y Pfaff.

Tras unos años, gracias a la recomendación de los dueños del almacén El mantón
de Sevilla, que también estaba ubicado en la carrera séptima, empezaron a
comprar las telas directamente a importadores, con lo que lograron reducir los
costos de producción de la empresa.

“Yo llevaba las cuentas del negocio en una libreta negra que hoy en día conservo.
Ahí ponía lo que me costaban las producciones, las deudas que tenía, las ventas
que hacía cada año, y anotaciones sobre los planes”, señala León mientras hojea
un viejo pero bien cuidado cuadernillo negro, lleno de cifras escritas en lápiz y con
espacios vacíos hasta el 2030: los balances financieros de los primeros años de
esta empresa.

Quince años después de tener la planta de producción en su casa de Veraguas,


los esposos León encontraron unas bodegas en el barrio Entre Ríos que ofreció
Pedro Gómez, y decidieron comprarlas en $800.000. Es allí donde actualmente
funciona la planta de producción y de la que se benefician 85 empleados.

El negocio hoy en día

Desde hace más de dos años la familia empezó su proceso de transición dentro
de la empresa. Sus hijos conformaron la junta directiva y nombraron a uno de
ellos, Wilson, como el gerente general. Los demás herederos intervienen en las
decisiones estratégicas que se toman. Además quisieron involucrar en el negocio
a la tercera generación, por lo que los nietos de los fundadores son los suplentes
de sus padres en la mesa directiva.

“Mis padres decidieron retirarse en buen momento, descansar como se lo


merecen. Nos delegaron la responsabilidad, pero ellos siguen siendo cabezas
visibles y fundadores de la empresa”, afirma Wilson.

El negocio hoy tiene dos grandes divisiones: el corporativo y el boutique. En el


primero hacen las prendas de dotaciones de organizaciones como ETB, el
Hospital Militar, el Banco de la República, la Alcaldía de Bogotá y Lafrancol, entre
otras. El otro negocio cuenta con distribuidores a nivel nacional, en Centroamérica
y el Caribe, y en Ecuador.

Hoy la planta está en un proceso de modernización, con la que busca aumentar la


producción y aprovechar las oportunidades comerciales de los TLC que ha firmado
el país. En este se han invertido cerca de $130 millones, en la reconversión de la
maquinaria, y se comprarán otros aparatos hasta llegar a los $250 millones de
inversión.

El secreto de una empresa de medio siglo

Luis José León, quien junto con su esposa Elvira Rodríguez de León fundó hace
55 años Creaciones Mercy, reveló cuál fue el secreto para que su empresa
creciera, llegara a tener ventas millonarias y hoy en día perdure: trabajar sin
descanso y ser buena paga. “El principio que yo tenía era que en diciembre
cancelaba todas mis deudas, así no se me cumplieran yo las pagaba. El principio
era no deberle a nadie, ser honesto, crear fama de buen pagador y eso lo he
conservado toda la vida. Hoy en día en diciembre pagamos lo que se pueda”,
relató Luis José.

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