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SER MUJER Y MADRE EN PRISIÓN: DIÁGNOSTICO DE LA SITUACIÓN ACTUAL

A PARTIR DE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO

Anyela Paola Calderón Díaz

Universidad Nacional de Colombia

Facultad de Ciencias Humanas

Departamento de Psicología

Bogotá, Colombia

2015
SER MUJER Y MADRE EN PRISIÓN: DIÁGNOSTICO DE LA SITUACIÓN ACTUAL

A PARTIR DE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO

Anyela Paola Calderón Díaz

Trabajo de grado para optar por el título de:

Psicóloga

Director

José Ignacio Ruíz Pérez

Psicólogo

Universidad Nacional de Colombia

Departamento de Psicología

Facultad de Ciencias Humanas

Bogotá, Colombia

2015
La utopía está en el horizonte. Camino dos
pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte
se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para
qué sirve la utopía? Para eso, sirve para
caminar.

Eduardo Galeano
Agradecimientos

En primer lugar quiero agradecer a mis padres Esperanza Díaz y Carlos Calderón, les agradezco
por confiar en mí, por darme el mejor ejemplo, por enseñarme que no hay límites para los
sueños, mientras exista el persistente deseo de avanzar. Gracias por acompañarme en este
extenso y hermoso camino, por permitirme soñar y acompañarme en esos sueños. Agradezco a
mi padre porque siempre me ha enseñado el valor de las cosas y de la vida, porque me ha
enseñado a ser persistente y luchadora, agradezco a mi madre quien ha sido todo un ejemplo de
superación en la vida al igual que mi padre, ahora sé que de ella tengo uno de los mejores
ejemplos de la reivindicación de la mujer.

Agradezco a mi hermano, Carlos Calderón por ser mi compañía a lo largo de la vida y por
mostrarme la magia que ésta puede tener.

A aquellos amigos que desde ya hace varios años me han acompañado en ese complejo proceso
de crecer y transformarse: a Andrea Fonseca, a Laura Guzmán, a Kevin Serrano y a Sebastián
Tejada, gracias por estar siempre conmigo, por enseñarme tantas cosas, por ser una familia para
mí y por el apoyo que cada uno me brindó en el proceso de la realización de este trabajo. Ustedes
son testigos de este largo proceso y me siento feliz por ello.

A mi pareja, Julián Díaz, cuyo apoyo fue de vital importancia en este proceso, gracias por
permitirme compartir este mundo contigo, por la compañía, por las enseñanzas, por las charlas
en las que íbamos pensando cómo darle forma a este trabajo y de paso cómo transformar el
mundo. Gracias por persistir conmigo, por perseguir este sueño a mi lado, por ser ese compañero
incondicional que cada día me aporta cosas distintas, gracias por crecer conmigo. Agradezco a su
familia también por su acogimiento y el apoyo en este proceso.

A Sebastián Salgado, sin duda su apoyo y su guía aportaron a este proceso. Fue un honor
compartir contigo este momento tan especial de nuestras carreras. Gracias por orientarme, por la
paciencia y por la sabiduría. Este trabajo es también en parte el resultado de nuestras largas
charlas, seguro que lo verás reflejado.

A Karla Trujillo, quién me mostró una versión distinta del mundo. Las largas charlas con ella, así
como la idea de transformar la realidad que vulnera a muchos aportaron sin duda alguna a mi
formación profesional y personal, gracias por los momentos, los sueños y las enseñanzas. Por
mostrarme la importancia de la reflexión y la educación.

Al profesor José Ignacio Ruíz, quién además de ser el director de este trabajo ha sido un docente
guía. Gracias por todas las enseñanzas, por la guía en este trabajo y por la confianza depositada.

Al Laboratorio de Psicología Jurídica de la Universidad Nacional de Colombia y a cada uno de


los integrantes que conocí en diversos momentos, especiales agradecimientos a Ever López, a
Carolina Piña, a Ana María Sánchez, a Jorge Calderón y a Manuel Huertas, fue todo un placer
conocerlos y compartir con ustedes esta pasión por la Psicología. Gracias por todo lo que me
enseñaron, por los bonitos momentos.

A todas las mujeres que hicieron parte de mi investigación, infinitas gracias por depositar su
confianza en mí y por permitir conocer parte de sus vidas, espero con este trabajo poder aportar a
la transformación de su situación.

Al Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario y a cada uno de los profesionales que hicieron
posible mi acceso a los establecimientos de reclusión, a Dora Torres, psicóloga de la reclusión de
mujeres de Pereira, a Lina Perea docente del jardín infantil “Casita de sueños”; a Lyda
Bohórquez, psicóloga de la reclusión de mujeres de Bucaramanga y a Juliana docente del jardín
infantil “Mis huellitas”; y a Edwin Conde psicólogo en la reclusión de mujeres de Bogotá, a
María del Pilar, directora del jardín infantil “El esplendor”, a Yenny Chávez psicóloga del
mismo y a la dragoneante de la reclusión de mujeres de Bogotá Jeimmy Fajardo.

Finalmente, agradezco a todas aquellas personas que me acompañaron en mi formación como


psicóloga y a aquellos amigos que me han acompañado a lo largo de la vida.
Contenido

Introducción .................................................................................................................................... 1

Justificación .................................................................................................................................... 3

Objetivos ......................................................................................................................................... 5

Objetivo general .......................................................................................................................... 5

Objetivos específicos................................................................................................................... 5

Planteamiento del problema ............................................................................................................ 6

Formulación del problema: ......................................................................................................... 7

Marco teórico .................................................................................................................................. 8

Género, mujer y prisión ............................................................................................................... 8

Perspectiva de género y prisión. .............................................................................................. 8

Estudio de la delincuencia femenina. .................................................................................... 10

Aumento de las tasas de delincuencia femenina. .................................................................. 14

Exclusión social de la mujer. ................................................................................................. 16

Proporción de delincuencia femenina.................................................................................... 18

Áreas con impacto diferencial para la mujer en prisión. ....................................................... 21

Marco contextual .......................................................................................................................... 37

Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario ........................................................................... 37

Problemáticas del sistema carcelario y penitenciario ................................................................ 39

Hacinamiento. ........................................................................................................................ 39
Infraestructura inadecuada. .................................................................................................... 42

Servicio de salud ineficiente. ................................................................................................. 42

Deficiencia de competencias profesionales y técnicas del personal. ..................................... 44

Establecimientos de Reclusión del Orden Nacional ................................................................. 44

Población femenina privada de la libertad ................................................................................ 46

Establecimientos de Reclusión para mujeres ............................................................................ 50

Marco normativo ........................................................................................................................... 52

Normativa nacional ................................................................................................................... 52

Normativa internacional ............................................................................................................ 54

Metodología .................................................................................................................................. 55

Tipo de investigación ................................................................................................................ 55

Periodo y lugar donde se desarrolló la investigación ................................................................ 55

Reclusión de Mujeres Bogotá. ............................................................................................... 56

Reclusión de Mujeres Bucaramanga. .................................................................................... 58

Reclusión de Mujeres Pereira. ............................................................................................... 60

Participantes .............................................................................................................................. 62

Criterios de inclusión. ............................................................................................................ 62

Instrumento................................................................................................................................ 63

Cuestionario. .......................................................................................................................... 63

Análisis de datos........................................................................................................................ 64
Procedimiento............................................................................................................................ 64

Aspectos éticos .......................................................................................................................... 65

Resultados ..................................................................................................................................... 68

Aspectos sociodemográficos ..................................................................................................... 68

Aspectos asociados al historial delictivo ................................................................................... 72

Red familiar ............................................................................................................................... 74

Composición del núcleo familiar. .......................................................................................... 74

Calidad de la relación con los integrantes del núcleo familiar. ............................................. 79

Contacto y redes sociales. ...................................................................................................... 82

Salud e higiene ........................................................................................................................ 101

Actividades ocupacionales ...................................................................................................... 105

Discusión..................................................................................................................................... 107

Conclusiones ............................................................................................................................... 123

Recomendaciones ....................................................................................................................... 125

Generales ................................................................................................................................. 125

Área familiar ........................................................................................................................... 125

Salud e higiene ........................................................................................................................ 127

Actividades ocupacionales ...................................................................................................... 127

Referencias .................................................................................................................................. 128

Referencias legales .................................................................................................................. 128


Referencias documentales ....................................................................................................... 130

Anexos ........................................................................................................................................ 140


Lista de Figuras

Figura 1. Tasa de encarcelamiento femenino América Latina .....................................................19

Figura 2. Población reclusa y capacidad de los ERON ................................................................39

Figura 3. Tasa de hacinamiento ....................................................................................................40

Figura 4. Promedio de la población femenina recluida 2006-2015 ..............................................46

Figura 5. Población femenina recluida por regional .....................................................................47

Figura 6. Edades población femenina recluida .............................................................................47

Figura 7. Distribución de niños y niñas menores de 3 años que residen en los ERON ................48

Figura 8. Tendencia delictiva en la población femenina recluida ................................................49

Figura 9. Reclusión de mujeres de Bogotá El Buen Pastor. .........................................................55

Figura 10. Reclusión de mujeres de Bogotá El Buen Pastor. .......................................................55

Figura 11. Jardín Infantil “El esplendor”. Reclusión de mujeres de Bogotá El Buen Pastor ......56

Figura 12. Jardín Infantil “El esplendor”. Reclusión de mujeres de Bogotá El Buen Pastor .......56

Figura 13. Reclusión de mujeres de Bucaramanga .......................................................................57

Figura 14. Jardín Infantil “Mis huellitas”. Reclusión de mujeres de Bucaramanga .....................58

Figura 15. Jardín Infantil “Mis huellitas”. Reclusión de mujeres de Bucaramanga .....................58

Figura 16. Reclusión de mujeres de Pereira .................................................................................59

Figura 17. Jardín Infantil “Casita de sueños”. Reclusión de mujeres de Pereira. .........................60

Figura 18. Jardín Infantil “Casita de sueños”. Reclusión de mujeres de Pereira. .........................60

Figura 19. Distribución de edades en la muestra .........................................................................67


Figura 20. Lugar de procedencia de la muestra ............................................................................68

Figura 21. Nivel de escolaridad de la muestra ..............................................................................69

Figura 22. Tendencia delictiva de la muestra ...............................................................................71

Figura 23. Número de hijos/as de las mujeres participantes.........................................................74

Figura 24. Edades de los hijos/as de las mujeres participantes ....................................................74

Figura 25. Ubicación de los hijos/as por Departamento ...............................................................76

Figura 26. Número de niños y niñas que se encuentran residiendo en reclusión .........................86

Figura 27. Sexo de niños y niñas que se encuentran residiendo en reclusión ..............................87

Figura 28. Edades niños y niñas que se encuentran residiendo en reclusión ................................87

Figura 29. Calidad del jardín infantil ............................................................................................91

Figura 30. Calidad de las instalaciones para los menores.............................................................93

Figura 31. Percepción de apoyo para la crianza ...........................................................................94

Figura 32. Jardín Infantil “Mis huellitas”. Reclusión de mujeres de Bucaramanga .....................95

Figura 33. Jardín Infantil “Mis huellitas”. Reclusión de mujeres de Bucaramanga ....................95

Figura 34. Jardín Infantil “Mis huellitas”. Reclusión de mujeres de Bucaramanga ....................95

Figura 35. Personas que se harán cargo de los menores una vez que salgan del establecimiento

........................................................................................................................................................96

Figura 36. Calificación atención y servicio médico por establecimiento ...................................102

Figura 37. Modalidades de ocupación laboral por establecimiento............................................104


Lista de Tablas

Tabla 1. Porcentajes de población femenina recluida en América Latina ....................................18

Tabla 2. Categorización ERON por generación............................................................................44

Tabla 3. Direcciones Regionales INPEC ......................................................................................45

Tabla 4. Características jardín Reclusión de Mujeres Bogotá ......................................................56

Tabla 5. Características jardín Reclusión de Mujeres Bucaramanga ............................................58

Tabla 6. Características jardín Reclusión de Mujeres Pereira ......................................................60

Tabla 7. Muestra trabajo de investigación ....................................................................................62

Tabla 8. Distribución del número de hijos/as de las mujeres participantes .................................75

Tabla 9. Calidad de la relación con los integrantes del núcleo familiar .......................................78

Tabla 10. Frecuencia de contacto telefónico con familiares y amigos ........................................82

Tabla 11. Información sobre la población embarazada en reclusión ............................................89

Tabla 12. Enfermedades que las participantes padecen ..............................................................100

Tabla 13. Cursos de capacitación tomados por las participantes ................................................105


Lista de Anexos

Anexo 1. Consentimiento informado ..................................................................................... 139

Anexo 2. Desarrollo de la investigación ................................................................................ 141

Anexo 3. Contenido de las sesiones ....................................................................................... 143

Anexo 4. Imágenes de las visitas realizadas .......................................................................... 146

Anexo 5. Cuestionario ........................................................................................................... 149


Introducción

La privación de la libertad como medida de aseguramiento, que obedece al cumplimiento de

una pena establecida por la ley, es experimentada de manera diferencial por hombres y mujeres,

debido a condiciones de género que determinan no sólo la forma en que se vive el encierro, sino

también las consecuencias y niveles de afectación personal y familiar de los internos y las

internas que se encuentran en reclusión (Briceño-Donn, 2006).

Cifras actuales, de julio del presente año, proporcionadas por el Instituto Nacional

Penitenciario y Carcelario (en adelante INPEC) muestran que para el mes de julio del presente

año había un promedio de 110.927 internos y de 8.330 internas, lo cual evidencia que la

población femenina recluida en los Establecimientos de Reclusión del Orden Nacional (en

adelante ERON), es en cantidad bastante menor a la masculina.

Sin embargo, pese a ser una población minoritaria (7% de la población privada de la libertad),

son las mujeres quienes soportan de manera particular la privación de la libertad. No sólo

afrontan el impacto que ocasiona estar recluida y los problemas existentes en el sistema

carcelario, sino que afrontan también la confluencia de lo anterior con aquellos eventos que

hacen parte de la condición única de ser mujer, tales como estar en embarazo, ser madre cabeza

de hogar, ser cuidadora casi exclusiva de los hijos u otros familiares, necesitar atención médica

especializada, afrontar un severo estigma social por el ingreso a prisión o ser excluida

socialmente. Sumado a ello, la predominancia de un enfoque genérico (no diferencial) en las

políticas penitenciarias (Del Pozo & Martínez, 2015), causa que la experiencia de estar privada

de la libertad se configure como altamente negativa, colocando a dichas mujeres en una situación

de vulnerabilidad. Así mismo, cabe señalar que esta confluencia de eventos no sólo impacta a la

1
mujer que cumple con la pena privativa de la libertad, sino que trasciende en su caso específico a

familiares que se encuentran fuera del establecimiento y a los hijos e hijas que residen con ellas

dentro de los establecimientos de reclusión.

En Colombia, la Ley 65 de 1993, estipula que la dirección del INPEC “permitirá la

permanencia en los establecimientos de reclusión a los hijos de las internas, hasta la edad de

tres años” (Artículo 153, modificado por la Ley 1709 de 2014), y aunque las opiniones

suscitadas al respecto son diversas, aún no se halla un consenso definitivo acerca de si los

menores deberían o no residir en los establecimientos de reclusión. Por un lado, se expone que,

en efecto, la prisión es un lugar inadecuado para la crianza de menores y por otro que la

separación entre madres e hijos tiene efectos perniciosos, sobre todo para estos últimos y

específicamente en la primera infancia (Centro de Estudios Legales y Sociales, Ministerio

Publico de la Defensa & Procuración Penitenciaria de la Nación, 2011). No obstante y bajo lo

estipulado por esta ley, mujeres con hijos e hijas menores de tres (3) años de edad, por diversos

motivos toman la decisión de solicitar la estancia de los mismos en los ERON para que residan

junto a ellas, situación que nuevamente les coloca en un lugar de vulnerabilidad, puesto que se

deben afrontar la conjugación de eventos anteriormente mencionada, el enfoque genérico de la

política penitenciaria y la decisión de asumir la responsabilidad de ejercer el rol materno al

interior de la prisión.

Por ello, frente a este panorama, es importante indagar si dicha situación de vulnerabilidad,

producto de un enfoque genérico de atención penitenciaria, tiene ocurrencia en la vida de

aquellas mujeres que residen con sus hijos e hijas al interior de los ERON, por lo que se buscará

conocer la situación actual de dichas mujeres relacionada con una serie de áreas que hacen parte

de la vida cotidiana en prisión.

2
Justificación

Las problemáticas y situaciones diferenciales que tienen lugar dentro de los establecimientos

de reclusión, especialmente en aquellos dispuestos para las mujeres, y que son producto de una

política penitenciaria de enfoque genérico, causan una vulneración a los derechos y reproducen

la exclusión, la desigualdad de género y la violencia contra la mujer. Entre dichas situaciones se

encuentran la falta de adecuación a la infraestructura de las reclusiones, la restricción de espacios

para visitas familiares, el fuerte desarraigo familiar y social, la inexistencia o la poca existencia

de programas socio-laborales y de tratamiento penitenciario dirigidos a la mujer, la falta de

atención especializada en salud para mujeres, entre otras (Del Pozo & Martínez, 2015).

La maternidad como esfera de la vida de algunas de estas mujeres se constituye también como

una de las áreas que se viven de manera diferencial a la hora de cumplir con la pena. El impacto

que tiene esta situación diferencial, recae no sólo sobre estas mujeres sino también sobre sus

hijos e hijas, ya sea que residan o no con ella en prisión, y sobre otros familiares.

De igual manera, el INPEC como institución a cargo de la población reclusa, debe identificar,

reconocer y atender las necesidades específicas que tiene dicha población, así como asegurar que

el ejercicio del rol materno dentro de los ERON se dé dentro de las mejores condiciones,

garantizando con todo ello el ejercicio pleno de derechos y contribuyendo con ello a la

adquisición, desarrollo y consolidación de competencias, habilidades y comportamientos pro

sociales necesarios para la vida en libertad que aportan al cumplimiento del objetivo primordial

de la pena privativa de la libertad: la resocialización (Departamento Nacional de Planeación

[DNP], 2015).

3
En ese sentido, el presente trabajo de investigación surge entendiendo que la situación de las

mujeres que residen con sus hijos e hijas dentro de los establecimientos merece una atención

prioritaria y un tratamiento especial, por lo que es necesario emprender acciones que contribuyan

a la protección de sus derechos; a la reducción de los efectos negativos que puede tener la

privación de la libertad, para la mujer sus hijos e hijas y sus familiares; a la eliminación de las

situaciones diferenciales de género; y a favorecer el cumplimiento del fin fundamental de la

pena.

4
Objetivos

Objetivo general

Establecer y describir a partir de una perspectiva de género cuál es la situación actual que

viven las mujeres que son madres y residen con sus hijos e hijas menores de tres (3) años de edad

dentro de tres establecimientos de reclusión del país.

Objetivos específicos

1. Describir el perfil socio-demográfico y delictivo de las mujeres que son madres y se

encuentran residiendo con sus hijos e hijas menores de tres (3) años de edad dentro de

los establecimientos de Reclusión de Mujeres de Pereira, Bucaramanga y Bogotá D.C.

2. Identificar y describir cuáles son las situaciones diferenciales que viven las mujeres

que son madres y se encuentran residiendo con sus hijos e hijas menores de tres (3)

años de edad dentro del establecimiento de Reclusión de Mujeres de Pereira,

Bucaramanga y Bogotá D.C.

3. Formular a partir de los hallazgos recomendaciones que permitan trabajar sobre las

situaciones identificadas que puedan llegar a ser diferenciales y problemáticas para

esta población específica.

5
Planteamiento del problema

Estudios realizados en Colombia (Briceño-Donn, 2006; Instituto Rosarista de Acción Social –

SERES–, 2011; DNP, 2015; Del Pozo & Martínez, 2015), dan cuenta de algunas condiciones

específicas que impactan de manera negativa y diferencial a la mujer que se encuentra privada de

la libertad.

Dentro de dichas condiciones se encuentran: un servicio de salud ineficiente que no cuenta

con atención ginecológica frecuente (DNP, 2015); dificultades relacionadas con las visitas de las

internas, afectadas cuando el establecimiento de reclusión se encuentra fuera del lugar de origen

(Instituto Rosarista de Acción Social –SERES–, 2011); debido a las expectativas que se tienen

sobre la mujer, la interna es mayormente estigmatizada que el interno, durante la privación de la

libertad, situación que se ve reflejada en el abandono que experimentan una vez ingresan a la

reclusión (Instituto Rosarista de Acción Social –SERES–, 2011).

De igual manera, un estudio llevado a cabo en el año 2006, dio cuenta que de que a las

internas con hijos hasta los seis (6) meses de edad, no se les permitía desarrollar actividades

educativas ni laborales, debido a que debían permanecer junto a sus hijos, no contaban con una

asesoría para el trato y estimulación de los menores, carecían de herramientas para establecer

relaciones afectivas con los mismos, al momento de separación no tenían asesoría psicológica y

su ingreso a las guarderías era mínimo (Briceño-Donn, 2006).

Para la eliminación o reducción de aquellas condiciones específicas que causan un impacto

negativo en la vida de las mujeres que se encuentran en reclusión en general y de aquellas que se

encuentran residiendo con sus hijos, es necesario conocer en primer lugar si existen situaciones

diferenciales dentro de los establecimientos de reclusión para mujeres y en segundo lugar,

6
describir cuáles son, lo cual favorecerá la futura implementación de modelos de intervención

diseñados para la población reclusa femenina.

Formulación del problema:

Desde una perspectiva de género, ¿Viven las mujeres que se encuentran en reclusión y que

están residiendo con sus hijos menores de tres (3) años de edad al interior de los

establecimientos, situaciones diferenciales que les vulnere?

7
Marco teórico

El marco teórico del presente trabajo de investigación ofrece una visión general de las

situaciones diferenciales que viven las mujeres que se encuentran recluidas en prisión. Se

presentará un gran eje temático en el cual se abordarán las diferencias de género que se presentan

en el contexto penitenciario y carcelario y que producen un impacto diferencial para la población

femenina.

Género, mujer y prisión

Perspectiva de género y prisión.

La perspectiva de género adoptada para la comprensión del presente problema de estudio es

aquella por la cual se hace manifiesta la existencia de desigualdades entre hombres y mujeres,

reconociendo que una cosa es la diferencia sexual y otra son las representaciones, ideas,

atribuciones y prescripciones sociales que se construyen a partir de la diferencia sexual sobre

hombres y mujeres (Lamas, 1995).

Su adopción para la comprensión del problema implica el reconocimiento de tres premisas:

las relaciones de poder se dan entre géneros y su distribución es por lo general favorable para los

hombres y discriminatoria para las mujeres; dichas relaciones se han constituido social e

históricamente y son constitutivas de las personas; y las mismas son transversales al entramado

social y se articulan con otras relaciones sociales como las de raza, etnia, religión, edad,

preferencia sexual y clase (Gamba, 2008).

Estudios realizados desde la tradición sociológica han puesto de manifiesto que las

instituciones que hacen parte del entramado social no son neutras y por el contrario responden a

8
un conjunto de valores que tienen vigencia en la sociedad en un momento concreto (Ballesteros

& Almeda, 2015); de igual manera dichos estudios han señalado que las instituciones promueven

estereotipos específicos bajo los cuales la sociedad debe actuar, por ejemplo, se exige a hombres

y a mujeres que desempeñen roles pre-establecidos sin dan lugar a que dichos estereotipos sean

cuestionados (León & Roldán, 2007).

A su vez, estudios feministas y de género han puesto en evidencia que las instituciones

sociales tienen también una configuración androcéntrica- la cual es definida como una ideología

que asume a los hombres como el centro de todas las cosas, como más importante y de

trascendencia para el funcionamiento social, dejando a la mujer en un lugar relegado, en el que

se le excluye, se le ignora o se le invisibiliza (Núñez, 2013) - que tiene efectos diferenciales

sobre los hombres y las mujeres, siendo discriminatorios para estas últimas (Ballesteros &

Almeda, 2015).

En ese sentido, las cárceles y penitenciarías, como estructuras que hacen parte del sistema

social no están exentas de presentar un escenario de desigualdad y discriminación, en el cuál la

población femenina recluida se ve afectada (Cárdenas, 2010). Así mismo, estos establecimientos

se han constituido como “una de las principales instituciones sociales de construcción de género

en las sociedades modernas” (Cárdenas, 2010, p. 12).

Diversos estudios han evidenciado dicha realidad: la discriminación que sufren las mujeres

dentro de los sistemas penitenciarios y la existencia de un modelo de construcción de identidades

de género normativas sanciona a las mujeres en un doble sentido: por un lado se juzga sobre la

trasgresión a la ley y por otro sobre la transgresión que se hace al rol asignado (Almeda,

2002,2003; como se cita en Ballesteros & Almeda, 2015).

9
La aceptación e introducción de estereotipos de género dentro del entramado social

contribuyen a que la transgresión asociada al delito no sea concebida de la misma manera en

tanto si es cometida por un hombre o por una mujer, los estereotipos que han delimitado y

determinado las conductas que son o no aceptadas para cada género moldean el tratamiento que

se le da a dichas faltas (Juliano, 2009). Por ejemplo, es altamente probable que la conducta

delictiva masculina sea mayormente aceptada y justificada, dado que dicha conducta se

encuentra asociada con la agresividad, constructo directamente asociado a la masculinidad

(Askew & Ross, 1991; como se cita en Del Pozo & Martínez, 2015).

Por lo tanto, la privación de la libertad se instaura como una experiencia doblemente

estigmatizadora y dolorosa, en razón de que la construcción social del género femenino ha

establecido patrones de conducta para los cuales la comisión de un delito constituye una de las

mayores transgresiones al rol asignado a la mujer. Así, la mujer que pasa por un establecimiento

penitenciario es calificada con frecuencia como mala, desadaptada, degenerada, etc., en tanto ha

renunciado al papel que se le ha asignado: esposa, madre o hija, dócil, débil o dependiente

(Antony, 2007; León & Roldán, 2007; Cárdenas, 2010; Del Pozo & Martínez, 2015), lo cual

constituye de entrada una diferenciación en el modo en que se experimenta el ingreso y la

estancia en prisión entre hombres y mujeres.

Estudio de la delincuencia femenina.

En este contexto, vale la pena también hacer una revisión de algunas de las teorías

criminológicas sobre la delincuencia femenina, las cuales han marcado históricamente la forma

en que se ve a aquellas mujeres, que por diversos motivos, contextos y razones han cometido

delitos. Esta revisión servirá más que para evaluar el contenido de las teorías y asumir una como

10
la más apropiada, para poner en evidencia la manera sesgada en que se ha estudiado a la mujer

que ha cometido delitos, sesgo que surge de la determinación estereotipada y tradicional de la

mujer, donde con frecuencia se le ve reducida a condiciones de tipo biológico y donde se le

asume como un ser irracional, completamente emocional y patológico, concepción que como

plantean del Pozo & Martínez (2015) no ha sido superada y continúa aun influyendo en el

surgimiento de posiciones androcéntricas que perpetúan un determinado imaginario de la mujer

que ha cometido un delito.

Hasta la década de los setenta del siglo XX, los estudios criminológicos se encontraban

caracterizados por un fuerte androcentrismo, se tendía a asumir que las necesidades de las

mujeres eran las mismas que los hombres y se le daba poca importancia a las particularidades de

las mujeres (Fuller, 2008), en otras palabras, se tendía, desde el paradigma tradicional de la

criminología, a asumir que la delincuencia era un fenómeno concerniente únicamente a hombres

(Stenglein, 2013).

Los primeros estudios de carácter explicativo sobre la delincuencia femenina, pueden ser

situados temporalmente en la segunda mitad del siglo XIX (Yugueros, 2013), los cuales se

encontraban encabezados por las teorías biologicistas desarrolladas por autores como Lombroso

y Ferrero (1895; como se cita en Yugueros, 2013).

Dichas teorías consideraban que evolutivamente las mujeres eran inferiores a los hombres y

por lo tanto tenían una menor capacidad para delinquir, lo cual, se creía, contribuía a que la tasa

de delincuencia femenina fuera menor; se atribuía también a la mujer una mayor crueldad, al

identificarla con lo primitivo y se le acuñaba una mayor comisión de delitos relacionados con la

11
sangre, tales como el homicidio y las lesiones personales (Canteras 1990; como se cita en

Yugueros, 2013).

Por la misma línea, se consideraba que las mujeres que cometían delitos en comparación con

aquellas que eran “normales” presentaban diferencias a nivel craneal y de desarrollo genético, lo

cual podía explicar las diferencias en su vida social (Tarnowsky; como se cita en Ruíz &

Useche, 2011); se asumía que a diferencia del hombre la mujer cometía delitos debido a

desequilibrios mentales (Van de Warker; como se cita en Ruíz & Useche, 2011), que debido a

diferencias cerebrales, todas las mujeres tenían una menor inteligencia que el hombre (Bean;

como se cita en Ruíz & Useche, 2011) y que a causa del ciclo menstrual así como de otros ciclos

biológicos específicos de la mujer, se podrían presentar alteraciones que la inducirían a la

comisión del delito (Middleton; como se cita en Ruíz & Useche, 2011; Merecías, 2012), entre

otras consideraciones.

Por otra parte, teorías de corte psicosocial y sociológico, toman el contexto social como un

referente y se concentran en los niveles macro y micro, entendiendo el primero como la

estructura de la sociedad y el segundo como el ambiente social cercano (Stenglein, 2013). Y

aunque sería valioso poder hacer una revisión de gran parte de estas teorías, no se hará dado el

amplio número existente1, en su lugar se revisarán algunas de las teorías expuestas en Ruíz &

Useche (2011), que dan cuenta del mecanismo reduccionista de estudio de la delincuencia

femenina.

1
Para una revisión exhaustiva de dichas teorías, revisar Stenglein, 2013.

12
Dentro de las teorías y estudios señalados por dichos autores se encuentra el estudio de Otto

Pollak (1950; como se cita en Ruíz & Useche, 2011) el cual expuso que el delito femenino tenía

un carácter enmascarado, producto de la facilidad que según el autor, tiene la mujer para el

engaño, lo cual le permite ocultar sus actos. Así mismo, asumió que el carácter privado de los

roles que ejercía la mujer, tales como ama de casa, esposa, madre, etc., permitía que sus actos no

fueran de carácter público, lo cual le facilitaría la comisión del delito.

En forma similar, la teoría liberal funcionalista de Thomas (s. f. como se cita en Ruíz &

Useche, 2011) admitió dentro de sus postulados la influencia de precedentes lombrosianos, sin

descartar la presencia de factores psicosociales y psicológicos, planteando que la mujer es

inferior al hombre en términos biológicos, psicológicos y sociales, y que la poca socialización,

así como la imperfecta canalización de los instintos biológicos explican la comisión de delitos

por parte de las mujeres

La teoría del rol, por su parte, destacó el papel de la socialización diferencial entre hombres y

mujeres y asumió que debido a la socialización pasiva y no agresiva que se les da a las mujeres,

estas se encuentran menos preparadas para la comisión del delito (Smart, 1976; como se cita en

Ruíz & Useche, 2011; Stenglein, 2013).

Así mismo, la teoría de las diferentes oportunidades de Figuiera-MacDonough (como se cita

en Ruíz & Useche, 2011) planteó dos postulados que señalan que la delincuencia femenina tiene

una menor frecuencia de comisión de delitos en comparación a la masculina, porque la mujer ha

tenido menos oportunidades estructurales y que dado que se les ha comenzado a dar mayores

oportunidades en el mundo social sus aspiraciones comenzarán por lo tanto a ser mayores, lo

cual les llevará a cometer más delitos.

13
Finalmente, la teoría del control social (Ruíz & Useche, 2011) planteó que las bajas tasas de

delincuencia femenina pueden ser explicadas a causa del intenso control social que hay hacia la

mujer y de la imposición que se hacen hacia sí mismas de barreras morales y conductuales.

Como se pudo observar a través de la revisión de las anteriores teorías criminológicas, la

construcción del conocimiento relacionado con la mujer que ha cometido un delito, además de

escaso, es evidente e “injustamente discriminatoria e irreal” (Juliano, 2010; como se cita Del

Pozo & Martínez, 2015, pp. 13), estas teorías muestran cómo la delincuencia femenina ha sido

estudiada a través de estereotipos de género, en los cuales se ha relacionado a la mujer con la

crueldad, la pasividad, la inteligencia inferior a la del hombre, el engaño, la moralidad y con

condiciones biológicas que terminan despojándoles de toda racionalidad.

Aumento de las tasas de delincuencia femenina.

El fenómeno de la delincuencia femenina ha sido menos abordado por la criminología que el

de la delincuencia masculina, ya que se ha considerado históricamente que el delito femenino

repercute socialmente menos que el masculino (Ruíz & Useche, 2011), siendo apreciado

también como de poca transcendencia debido al volumen reducido de las tasas de criminalidad

femenina (Vizcaíno, 2010). De igual manera, las atribuciones que se hacen al género femenino

de estar ligado al cuidado y a la perpetuación del núcleo familiar, contribuyen a que exista una

menor percepción de peligrosidad sobre las mujeres que sobre los hombres (Tárraga & Vázquez,

2003; como se cita en Ruíz & Useche, 2011), lo cual en últimas genera que el fenómeno pueda

ser entendido como de menor prioridad de estudio, sin embargo, como lo señala el Institute for

Criminal Policy Research (2015), la delincuencia femenina ha aumentado de manera alarmante

14
en los últimos 15 años, lo que plantea una exigencia para que los estudios sobre la misma

aumenten también.

La tercera edición de la World Female Imprisonment List (Institute for Criminal Policy

Research, 2015) señaló el número actual de mujeres y niñas que se encuentran recluidas en 219

instituciones penales a nivel mundial, a partir de la información disponible para finales de julio

del presente año, y corresponde a un número aproximado de 700.0002 mujeres y niñas recluidas

en prisión, incluidas mujeres sindicadas y condenadas. Estados Unidos, China y Rusia encabezan

la lista de mayor población femenina recluida a nivel mundial, con un total de 205.400, 103.766

y 53.304 mujeres recluidas, respectivamente; se encuentran también dos países latinoamericanos,

en esta lista, Brasil con un total de 37.380 mujeres recluidas y México con un total de 13.400 en

la quinta y octava posición, respectivamente.

Así mismo, se señaló un aumento a nivel mundial en la tasa de población femenina recluida,

el número de niñas y mujeres en prisión aumentó en un 50%, y ha crecido de una forma más

rápida en comparación a las tasas de crecimiento de la población recluida total (20%) y de la

población recluida masculina. Los países que han mostrado un aumento particularmente drástico

en los últimos años son Guatemala, El Salvador, Brasil, Colombia, Camboya e Indonesia, con

aumentos de hasta ocho veces el número que existía para el año 2.000 para el caso de El

Salvador, de cuatro veces para Guatemala y Brasil, de tres veces para Colombia y de más de

cuatro veces para Camboya e Indonesia (Institute for Criminal Policy Research, 2015).

2
Teniendo en cuenta que se reporta que no hubo información disponible en siete países y que los datos para
China se encontraban incompletos.

15
Exclusión social de la mujer.

Dentro de las causales de la delincuencia femenina, León & Roldán (2007) encontraron que

con frecuencia la mujer es abandonada por su pareja, dejando en sus manos toda la

responsabilidad por la familia. Esta situación le fuerza a la búsqueda de diversas formas de

generación de ingresos económicos, entre las cuáles se encuentran la comisión de delitos.

Hallazgos similares fueron encontrados en un estudio realizado en Colombia por González,

González & Moscoso (2012), dentro de los motivos para delinquir se encontró una fuerte

necesidad económica, producto de la responsabilidad que conlleva ser mujer cabeza de hogar y

mantener el núcleo familiar, el cual depende de manera exclusiva de ellas, asociado a una

imposibilidad para hallar un trabajo estable y bien remunerado, circunstancias que han de ser

vistas a través de la discriminación que históricamente ha vivido la mujer y que le ponen en

desventaja una vez que es abandonada por la pareja y debe asumir la responsabilidad por la

familia, enfrentando situaciones de exclusión social que le son desfavorables (Yagüe, 2007;

Rainero, 2013). Azaola & Yacamán (1997; como se cita en Briceño-Donn, 2006, p. 20) señalan

que “el examen de la naturaleza delictiva de la actividad a que se dedica la mujer se superpone

característicamente al de la victimización propiamente dicha”.

Diversos estudios, han contribuido a la comprensión de la delincuencia femenina, indagando

acerca de las características que construyen el perfil social de la mujer que se encuentra en

prisión y que se constituyen en factores de vulnerabilidad que le colocan como menos

competente a nivel social y que le empujan a involucrarse con la comisión de delitos (Yagüe,

2007). La gran mayoría de las mujeres que se encuentran en prisión son de estratos sociales bajos

o muy bajos, con pocas oportunidades para la superación; dichas mujeres muestran un alto nivel

16
de desventaja en los ámbitos económico, laboral, formativo, sanitario, residencial, personal y de

participación ciudadana (De Miguel Calvo, 2014).

En el ámbito familiar, se puede apreciar que en su mayoría éstas mujeres asumen la

responsabilidad de los hijos como madres solteras, son mujeres víctimas de violencia intra-

familiar y son mujeres cabeza de hogar (Yagüe, 2007; León & Roldán, 2007; González et al.

2012; De Miguel Calvo, 2014), con una infancia rodeada de dificultades, y carente de afecto y

oportunidades, con algún familiar en prisión (Yagüe, 2007) y con familias desestructuradas,

donde se presenciaron eventos de abuso y maltrato (González et al. 2012; Covington & Bloom,

2000; como se cita en Fernández, 2011).

A nivel educativo, se encuentra que los niveles son bajos, se padecen altas tasas de

analfabetismo y se encuentra una alta probabilidad de deserción escolar a una edad temprana

(León & Roldán, 2007; Yagüe, 2007; González et al. 2012).

De igual manera se encuentra que hay falta de apoyo moral, baja comunicación con la familia

y/o la pareja (León & Roldán, 2007) y dificultades para la consecución de un trabajo estable

(González et al. 2012), así como una historia laboral irregular (Covington & Bloom, 2000; como

se cita en Fernández, 2011).

Briceño-Donn (2006) señala que un aspecto que caracteriza a muchas de las mujeres que se

encuentran en prisión es que han crecido y vivido en contextos violentos, en los cuales han sido

víctimas de agresiones de tipo físico, sexual y/o emocional.

Adicionalmente, es fundamental tener en cuenta que además de la exclusión social que

enfrenta la mujer, ésta se encuentra en la actualidad en un proceso de transición en el que el rol

pasivo que ejercía en la sociedad y que se le había asignado por años ha comenzado a quedar a

17
un lado para comenzar a asumir un rol activo según el entorno en el que se encuentre, que le

permite asumir a su vez un gran número de responsabilidades ideológicas y económicas. Ahora

la mujer actúa en diversos escenarios y contrario a lo que pasaba anteriormente se le reconocen

sus actividades y éxitos, lo que conlleva según León & Roldán (2007) a que la mujer decida

también involucrarse en áreas distintas a las tradicionalmente asignadas, tales como la actividad

parasocial.

Proporción de delincuencia femenina.

Dentro de los datos proporcionados por el Institute for Criminal Policy Research (2015)

también se señaló que los índices de delincuencia femenina son significativamente bajos, en

comparación a los índices de delincuencia masculina. Se halló que la población femenina

recluida a nivel mundial con frecuencia representa entre el 2 y el 9% de la población total

recluida, dónde sólo 18 países mostraron una cifra mayor, entre los cuales se encuentran dos

países latinoamericanos: Bolivia y El Salvador (Ver Figura 1). Respecto a América Latina, la

Tabla 1 permite observar la población femenina recluida total y la tasa de población femenina

recluida por cada 100.000 habitantes. Respecto a la población femenina recluida total, se

encuentra que Brasil, México y Colombia ocupan los tres primeros lugares, mientras que

respecto a la tasa de población femenina recluida por cada 100.000 habitantes El Salvador,

Panamá y Costa Rica ocupan los tres primeros lugares con tasas de 45,9, 27,5 y 20,4

respectivamente.

18
Tabla 1
Porcentajes de población femenina recluida en América Latina
Población femenina recluida
País Población femenina
por cada 100.000 habitantes
Argentina 2.839 6,8
Belice 44 12,8
Bolivia 1.724 16,4
Brasil 37.380 18,5
Chile 3.212 18
Colombia 8.452 17,1
Costa Rica 1.009 20,4
Ecuador 1.999 12,5
El Salvador 2.952 45,9
Guatemala 1.709 10,5
Guyana 70 9,2
Honduras 627 7,6
México 13.400 11,2
Nicaragua 450 7,5
Panamá 1.077 27,5
Paraguay 776 11,3
Perú 4.396 14,2
Suriname 28 5,2
Uruguay 598 17,5
Venezuela 3.260 10,6
Fuente: Elaboración propia a partir de datos suministrados por el Institute for
Criminal Policy Research en la tercera edición de la World Female Imprisonment
List (2015).

Adicionalmente, la Figura 1 permite ver los porcentajes de población femenina recluida para

cada país en Latinoamérica en contraste con la población masculina recluida, los cuales se

encuentran concentrados principalmente entre el 6% y el 7% (Institute for Criminal Policy

Research, 2015). En este caso, Bolivia ocupa el primer lugar de países con mayor porcentaje de

población femenina recluida con 15%, El Salvador se posiciona como segundo con 10% y

Guatemala como tercero con un 9%.

19
Figura 1. Tasa de encarcelamiento femenino América Latina
Argentina 4%
Belice 3%
Bolivia 15%
Brasil 6%
Chile 7%
Colombia 7%
Costa Rica 6%
Ecuador 8%
El Salvador 10%
País

Guatemala 9%
Guyana 3%
Honduras 4%
México 5%
Nicaragua 5%
Panamá 7%
Paraguay 7%
Perú 6%
Suriname 3%
Uruguay 6%
Venezuela 6%
0% 2% 4% 6% 8% 10% 12% 14% 16%
Porcentaje
Figura 1. Tasa de encarcelamiento femenino en América Latina. Fuente: Elaboración propia a
partir de datos del Institute for Criminal Policy Research (2015)

Dichas cifras evidencian que, en efecto, las mujeres privadas de la libertad son una minoría en

el mundo entero y en América Latina, razón por la cual podría explicarse el fenómeno histórico

de la invisibilización de la mujer en prisión o en palabras de Antony (2007, p. 74) “la ausencia de

una mirada de género” dentro de lo criminológico y lo penal, lo cual como se ha mencionado,

causa un impacto diferencial tanto en la manera en que se estudia a la mujer que comete delitos,

como en la manera en que se le trata una vez que ingresa a prisión (Del Pozo & Martínez, 2015).

En ese sentido, se evidencia un surgimiento de problemáticas y situaciones diferenciales que

afectan especialmente a las mujeres en reclusión (Cárdenas, 2010) y que son resultado de una

política penitenciaria sin perspectiva de género que, además del impacto diferencial, causa una

vulneración de los derechos de la mujer, reproduciendo la exclusión, la desigualdad de género y

la violencia contra la misma (Rainero, 2013), ignorando las características e intereses específicos

20
de la población, que se relacionan con su condición biológica y con su condición socio-cultural,

obedeciendo a un modelo de gestión penitenciaria androcéntrico centrado principalmente en las

problemáticas, intereses y necesidades de los hombres que se encuentran en prisión (Briceño-

Donn, 2006; Ballesteros, 2010; Rodríguez, 2015).

Áreas con impacto diferencial para la mujer en prisión.

Dentro de las situaciones diferenciales que viven las mujeres en reclusión, se destacan cuatro

grandes áreas que ponen en evidencia el impacto diferencial del que se ha venido hablando, estas

son: red familiar, salud e higiene, actividades ocupacionales y centros de reclusión.

Red familiar.

Entre las situaciones diferenciales que se presentan en prisión, se encuentra que el área

familiar es unas de las áreas que se ve mayormente impactada (Briceño-Donn, 2006),

principalmente porque la mayoría de estas mujeres tienen hijos e hijas y la probabilidad de que

ellas sean las principales, si no las únicas, responsables por ellos, es más alta que en la población

masculina recluida (Townhead, 2006; Añaños, Fernández & Llopis, 2013) y porque con

frecuencia ejercen un rol importante en el núcleo familiar (Herrera & Expósito, 2010), lo cual

conlleva a que la experiencia se configure como un evento “traumático” para la mujer privada de

la libertad (Antony, 2007).

Los efectos del ingreso a prisión en los vínculos familiares y la forma en que impactan de

manera particular a la mujer pueden ser vistos a través de tres situaciones: la primera, plantea la

existencia de un impacto negativo directo para la familia; la segunda, un abandono por parte de

la pareja y/o la familia; y la tercera, una separación generada a causa de requisitos establecidos

en el sistema de visitas existente en los centros de reclusión.

21
Con respecto al impacto negativo que recae de manera directa sobre la familia de la mujer que

ingresa a prisión, hay dos formas de afectación: En primer lugar, su ingreso obliga a la ruptura

del lazo, causando una profunda desvinculación afectiva con los integrantes de la familia y con

los hijos e hijas (Briceño-Donn, 2006), quienes luego del ingreso de la madre deben quedar al

cuidado de terceros. Al respecto Cárdenas (2010) señala que son principalmente los familiares

femeninos cercanos, especialmente la madre (abuela materna), quienes asumen el cuidado y la

responsabilidad por los hijos e hijas de las mujeres que se encuentran en prisión; sin embargo, en

algunos casos los menores deben quedar a cargo de familiares lejanos o de instituciones del

Estado enfocadas en el cuidado infantil. En segundo lugar, reconociendo que muchas veces la

mujer es el principal soporte económico y afectivo de la familia y que por ello trabaja fuera y

dentro del hogar, combinando las tareas domésticas, la crianza y el trabajo fuera de casa, su

encierro afecta a un alto número de personas, desestructurando la red familiar existente

(Townhead, 2006; Herrera & Expósito, 2010).

Dichas situaciones tienen consecuencias sobre la mujer que pueden ser entendidas a partir de

tres factores planteados por Cárdenas (2010): a) la estructura familiar en el continente es

matricentrada, b) los hogares monoparentales dónde la mujer es cabeza de hogar están en

aumento y c) hay una centralidad en el vínculo madre e hijo que afecta la salud física y psíquica

tanto de madres como de hijos. Estos factores evidencian como la responsabilidad sobre la

familia recae casi que de manera exclusiva sobre la mujer, lo cual genera que durante la

permanencia en prisión se produzcan fundamentalmente un sentimiento de culpa por el hecho de

haber abandonado a sus hijos e hijas (Antony, 2007; Pontón., 2006; Nari et al. 2000; como se

cita en Malek & Puche, 2012); una intensa preocupación, que se hace presente en todo el tiempo

de la privación de la libertad y que muchas veces llega a convertirse en una obsesión (Antony,

22
2007; Malek & Puche, 2012) (en Antony [2005; 2006; como se cita en Antony 2007] se encontró

que con frecuencia las mujeres recluidas en prisión se preguntaban acerca de la situación de sus

hijos, si tenían suficiente alimento, si alguien les maltrataba, si las perdonarían por haber

delinquido y sobre cómo las recibirían una vez salieran de prisión); y una sensación de

incertidumbre por la responsabilidad familiar que aún tiene en el exterior (Yagüe, 2007;

Cárdenas, 2010) e impotencia ante la previsión de consecuencias irreversibles por el ingreso a

prisión (Yagüe, 2007) tales como la pérdida de la vivienda o el restablecimiento de la vida de

pareja (Cárdenas, 2010).

Por otra parte, al ingresar a prisión, la mujer debe enfrentarse también al abandono por parte

de la pareja. Con frecuencia, muchas de estas mujeres se encuentran emparejadas antes del

ingreso, pero frente a dicha situación son abandonadas por sus compañeros o esposos (Antony,

2007; Cárdenas, 2010; Rainero, 2013; Rodríguez, 2015) quienes luego encuentran otra pareja

(Rodríguez, 2015). En menor medida, pero con constancia se presenta también el abandono por

parte de familiares y/o amigos (Briceño-Donn, 2006; Cárdenas, 2010), relacionado con el

estigma que recae sobre la mujer que ha cometido un delito, por lo que el evento es vivido por la

familia de manera “catastrófica” (Gómez, 2014). Esto genera a su vez una mayor angustia, en la

medida en que estas mujeres se encuentran abandonadas y hay una ausencia del entorno en el

que solía desempeñar un rol central (Briceño-Donn, 2006). No obstante, el estigma en mención,

así como el asociado al mal ejercicio de la maternidad (Briceño-Donn, 2006; Antony, 2007), no

se detiene una vez la mujer ingresa a prisión, se encuentra que éste continúa una vez se recupera

la libertad, la comunidad continua estigmatizando a la mujer que ha estado en prisión

(Townhead, 2006), lo que se constituye como una situación que pone múltiples limitantes a la

mujer.

23
Finalmente, los vínculos familiares se ven también afectados debido a las restricciones que se

tienen respecto a las visitas, tales como las condiciones de tiempo (Briceño-Donn, 2006) o de

infraestructura: poco apropiada y adaptada para la realización de las mismas (Rodríguez, 2015).

Así mismo, respecto a las visitas, se encuentra que es usual que la mayoría de visitantes sean

mujeres (Antony, 2007; Rainero, 2013), lo cual se asocia al abandono por parte de las parejas

masculinas (Martínez de Compañón, 2014). El Centro de Estudios Legales y Sociales et al.

(2011), señala que cuando un miembro de la familia es encarcelado, sea hombre o mujer, las

mujeres son quienes ejercen el rol activo que mantiene el vínculo, “existe un marcado rol de

género” asociado al cuidado, al apoyo y al acompañamiento a las personas que se encuentran en

prisión que ha sido asignado culturalmente a la mujer (Observatori del Sistema Penal i els Drets

Humans, 2006; como se cita en Centro de Estudios Legales y Sociales et al. 2011, p. 91).

Respecto a la visita íntima o conyugal, se halla que a las mujeres se les exige unos

determinados requisitos para poder acceder al derecho de la visita, tales como demostrar el

vínculo afectivo con la pareja, realizarse exámenes médicos y adoptar un método anticonceptivo

(Rainero, 2013), lo que causa que el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos se vea

afectado. Adicionalmente, Salinas (2014) señala como restricción para el ejercicio del derecho a

la intimidad, el hecho de que la visita íntima no se encuentra debidamente regularizada para

aquellas mujeres que quieren acceder a la misma. Un estudio realizado por Rodríguez (2015) en

Panamá demostró que en los cinco centros de reclusión que hacían parte de éste, tan sólo un 1%

de las mujeres participantes en el estudio tenía la posibilidad de la visita conyugal, lo cual

conlleva a la pérdida de los pocos lazos afectivos que aún conserva la mujer después de su

ingreso a prisión (Cavazos, 2005; como se cita en Salinas, 2014). Finalmente, como otra forma

24
de discriminación en éste ámbito, Antony (2007) señala que con frecuencia a las mujeres

lesbianas se les niegan las visitas conyugales por parte de su pareja.

Maternidad.

La maternidad como esfera de la vida de algunas mujeres tiene también lugar dentro de las

instalaciones de los establecimientos penitenciarios y es altamente común (Ballesteros, 2010), es

una realidad que se constituye como otra de las áreas en las que las mujeres viven de manera

diferencial el cumplimiento de la pena privativa de la libertad (Briceño-Donn, 2006; Herrera &

Expósito, 2010; Centro de Estudios Legales y Sociales et al. 2011; Unicef, 2009; Comité contra

la Tortura, 2009; Pacceca, 2012; como se cita en Graziano, Villalta, Ciordia, Gesteira &

Fernández, 2013; Mejía, 2014; Martínez de Compañón, 2014; Tabbush & Gentile, 2015) y se

transforma como un complemento punitivo, por lo que desconocer la realidad y las necesidades

que tiene este colectivo de mujeres, lejos de contribuir al objetivo resocializador que tiene la

pena privativa de la libertad, contribuye a profundizar la invisibilidad que tiene la sobre-

vulneración que viven dichas mujeres (Graziano et al. 2013).

Es un hecho frecuente que al ingresar a prisión las mujeres no sólo se vean obligadas a

abandonar a sus hijos e hijas, sino también a ingresar en embarazo, situación que impone para las

mismas un sufrimiento mayor al que ya supone la privación de la libertad (Centro de Estudios

Legales y Sociales et al. 2011; como se cita en Mejía, 2014), lo cual plantea para dichas mujeres

una doble condición de vulnerabilidad e indefensión, en la que una etapa vital se vive de una

forma distinta a como se haría en libertad, dejando ver que hay un trato diferencial

discriminatorio que genera violencia de género, por ejemplo, la mujer privada de la libertad en

estado de embarazo tiene restricciones respecto a la afiliación al sistema de salud (Mejía, 2014).

25
Respecto a la opinión de las mujeres reclusas, afirman que uno de los hechos que mayores

diferencias implica es la maternidad, la cual supone una vivencia distinta de la prisión en

relación a los hombres y se añade como una dificultad a los problemas propios del sistema

carcelario así como al hecho de estar en prisión. Dentro de las problemáticas que se reportan

debido a dicha situación diferencial se encuentra que la mayoría de las veces estas mujeres son

las únicas responsables por sus hijos y no cuentan con apoyo de su pareja o del padre del menor

tal como les gustaría (Martínez de Compañón, 2014).

La maternidad es comúnmente pensada en términos biologicistas que conducen a que ésta sea

asumida por la sociedad como algo innato a la mujer, que le pertenece sólo por el hecho de haber

nacido mujer. Sin embargo, esta concepción está lejos de reflejar lo que realmente constituye el

hecho de ser madre, el cual se ve configurado por nociones históricas y sociales. Así, bajo dicha

concepción se establecen formas “legítimas” de ejercicio de la maternidad, que por medio de

mensajes prescriptivos y coercitivos, se establecen como referencia para evaluar y juzgar a

aquellas mujeres que son madres (Graziano et al. 2013). Igualmente, dado que no hay

equivalencia en cuanto a consideraciones legales (o sociales) para los progenitores, los hombres

que ingresan a reclusión no tienen la posibilidad de solicitar el ingreso de los hijos e hijas al

establecimiento, por lo que finalmente el cuidado de la primera infancia queda delegado

únicamente a la mujer (Tabbush & Gentile, 2015). Por ello, ésta circunstancia debe estar

acompañada del planteamiento e implementación de las medidas que sean necesarias para

facilitar el ejercicio del rol materno al interior de los establecimientos (Centro de Estudios

Legales y Sociales et al. 2011).

En ese sentido, otra de las problemáticas asociadas al hecho de ejercer la maternidad al

interior de la prisión tiene que ver con la alta culpabilización que se sufre debido a que se

26
considera que no se puede ejercer de forma adecuada el rol materno establecido (Ballesteros,

2010), sin olvidar que como afirma Naredo (2007; como se cita en Ballesteros, 2010, p. 127) “la

mujer que delinque obtiene un mayor reproche social que el hombre, pues no ha sabido

comportarse conforme al rol que le viene asignado por la sociedad, por un lado sumisa, pasiva,

obediente y, por otro, representante del orden familiar, mediadora en conflictos ajenos, etc.”.

Según Martínez de Compañón (2014) una gran mayoría de las mujeres que se encuentran en

prisión y son madres toman la dura decisión de dejar a sus hijos e hijas recién nacidos en manos

de otros, con el objetivo de alejar al recién nacido/a de lo que significa la vida en prisión, así

como de darle la oportunidad de crecer en libertad y con las condiciones que le serían negadas

dentro del establecimiento de reclusión. Sin embargo, como se mencionó en la sección anterior la

red familiar se ve afectada a raíz del ingreso a prisión, lo que configura un fuerte desarraigo que

llega a romperse sólo hasta el fin de la condena y plantea para la mujer “un cúmulo de

sensaciones en sus mentes” (p.54). De igual manera, la “disociación parcial” (p. 54) del ambiente

familiar llega en muchos casos a causar en estas mujeres determinados trastornos mentales que le

impiden una marcha normal (Martínez de Compañón, 2014).

No obstante, otras mujeres toman la decisión de solicitar el ingreso de sus hijos e hijas a los

establecimientos de reclusión asumiendo la responsabilidad que conlleva el hecho de ser madre

al interior de la prisión, a pesar de que ellas mismas reconocen que ésta no es un lugar adecuado

para la crianza de los hijos e hijas. Esto refleja en primera instancia la calidad excluyente que

tiene la decisión de criar a los hijos e hijas en un establecimiento de reclusión en tanto se

reconoce lo inadecuado que es el lugar pero también se reconoce la intención y necesidad

fundamental de preservar el vínculo madre e hijo/a (Tabbush & Gentile, 2015); en segundo

lugar, esta decisión plantea una división del afecto materno en dos periodos: antes y después del

27
ingreso del hijo y/o hija al establecimiento, y es asociada a diversas visiones que enfatizan en

aspectos del desarrollo del menor. Por una parte se considera que es primordial para el desarrollo

del menor que pase los primeros años junto a la madre, lo que permite el ingreso del menor a

prisión, dada la prelación de lo mencionado; sin embargo, existe otra visión que plantea que

luego de cierta edad, su socialización en el ambiente carcelario y la influencia de las mujeres

transgresoras (Bernstein, 2008; como se cita en Tabbush & Gentile, 2015), conllevará efectos

perniciosos, por lo que se sugiere la salida del establecimiento del menor (Tabbush & Gentile,

2015).

Respecto a las condiciones del ejercicio de la maternidad al interior del establecimiento,

existe una regulación de la misma, custodiada por la guardia, quiénes rara vez advierten las

consecuencias y todo lo que implica el asumir el rol materno al interior de prisión (Centro de

Estudios Legales y Sociales et al. 2011). Se encargan de regular el ejercicio del rol materno (que

cumpla con lo esperado) y la economía afectiva y la material. En cuanto a esta última, cabe

señalar que las mujeres recluidas cuentan con dos fuentes económicas al interior del

establecimiento, la remuneración que se les da por actividades laborales y los bienes que les

procuran familiares y amigos en las visitas (Tabbush & Gentile, 2015).

Así mismo, con frecuencia la guardia y los demás funcionarios y funcionarias ponen por

encima de la condición de madre, la condición de reclusa, por lo que a menudo se coloca bajo

sospecha toda actividad que desarrolle la mujer reclusa, creyendo que el ingreso de su hijo y/o

hija al establecimiento se asocia con la obtención de beneficios o con la utilización del mismo

para el ingreso de drogas al establecimiento (Ballesteros, 2010).

28
La obstaculización para el acceso al trabajo al interior del establecimiento suele ser otro

mecanismo de regulación del ejercicio del rol materno: se procura ubicar a estas mujeres como

madres de tiempo completo, reduciéndolas exclusivamente al cuidado maternal (Tabbush &

Gentile, 2015) y reproduciendo el estereotipo del instinto maternal inherente a toda mujer.

Todo ello contribuye a una construcción emocional de la maternidad que limita la agencia y la

transformación social con las que cuentan las mujeres recluidas (Tabbush & Gentile, 2015), y al

surgimiento de los efectos perniciosos mencionados anteriormente en la subjetividad de la mujer

recluida (Centro de Estudios Legales y Sociales et al. 2011).

Finalmente, respecto a la separación que tiene lugar luego de cumplida la edad estipulada por

la legislación en los países en los que se permite la permanencia de menores en establecimientos

de reclusión, la UNIFEM (2006; como se cita en Del Pozo & Martínez, 2015) informó que las

mujeres que residen con sus hijos no reciben acompañamiento psicológico que les permita

prepararse para el momento de separación con los hijos. El cuál genera en la mujer sentimientos

de desarraigo, desazón, vacío, repugnancia, soledad, miedo, tristeza, angustia, sensación de

inutilidad, desplazamiento, desorientación y ansiedad (Martínez de Compañón, 2014). Así

mismo, que los hijos e hijas salgan del establecimiento plantea para ellas la amenaza de una

ruptura total del vínculo creado con ellos, siendo conscientes de la desventaja en la que se

encuentran en caso de que necesiten entablar algún reclamo para poder ver a sus hijos e hijas

(Graziano et al. 2013).

Salud e higiene.

Otra de las áreas en las cuáles se evidencia un impacto diferencial para la mujer recluida es la

salud, que como derecho fundamental ha sido vulnerada. En el caso de América Latina,

29
Cárdenas (2010) señala que los establecimientos de reclusión para mujeres no cuentan con

sistemas de salud que respondan de manera adecuada a las necesidades específicas de las

mismas, a pesar de que esta población presente problemáticas particulares de salud tales como

enfermedades psíquicas y psicosomáticas o el embarazo (Nari et al. 2000; Anthony, 2003, 2007;

DPFL et al. 2003; como se cita en Cárdenas, 2010).

Por la misma vía, el Informe Regional de la investigación Mujeres privadas de Libertad del

Centro por la Justicia y el Derecho Internacional CEJIL (2006) y el informe de la investigación

Mujeres en prisión, los alcances del castigo, desarrollada por el Centro de Estudios Legales y

Sociales, el Ministerio Publico de la Defensa y la Procuración Penitenciaria de la Nación (2011)

realizados en Argentina indicaron que dentro de los establecimientos de reclusión las mujeres

padecen problemas particulares de salud que se relacionan con experiencias previas al encierro

tales como hábitos toxicológicos y violencia de género (Rainero, 2013).

Adicionalmente, dichas investigaciones dieron cuenta de que la atención médica dentro de los

establecimientos de reclusión para mujeres presenta serias dificultades que terminan afectando el

buen desarrollo de los derechos sexuales y reproductivos. Como ejemplo de esta situación, se

encontró que en varios de los establecimientos que hicieron parte de las investigaciones en

mención existía una falta de atención médica ginecológica (Rainero, 2013). De igual manera la

Asociación para la Prevención de la Tortura (2013) señaló también como mecanismo de

violación de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer la ausencia de servicios de salud

de carácter preventivo centrados en las necesidades específicas del género, como por ejemplo el

cáncer cervical y de mama, o servicios de tratamiento de enfermedades e infecciones de

transmisión sexual, tales como las pruebas voluntarias, el tratamiento y la atención del

VIH/SIDA, al cual las mujeres tienen particular vulnerabilidad.

30
Así mismo, el estudio realizado en Panamá por Rodríguez (2015), mostró que el principal

problema que viven las mujeres que se encuentran recluidas en este país, consiste en las malas

condiciones de salud. Los centros de atención sanitaria disponibles al interior de las reclusiones

cuentan con tan sólo uno o dos profesionales de la salud que trabajan en un horario limitado y

con atención limitada, por ejemplo 10 mujeres por jornada (Rodríguez, 2015), lo cual pone en

especial vulnerabilidad a la población, en tanto se niega el derecho al acceso total a los servicios

médicos.

Como evidencia de la falta de atención en salud asociada al género, se encuentra también que

a la hora de realización de exámenes médicos, en algunas circunstancias, éstos suponen una

experiencia degradante e inhumana para la mujer, por ejemplo, es común que a la mujer que pida

ser examinada y tratada por un especialista de la salud femenina se le niegue la solicitud. Así

mismo, la privacidad médica y la dignidad femenina son violadas cuando en la toma de

exámenes hay personal médico masculino, situación que para las mujeres que han sido víctimas

de violencia de género puede generar intensa angustia y preocupación (Asociación para la

Prevención de la Tortura, 2013)

Por otra parte, Briceño-Donn (2006) señaló también que en los establecimientos de reclusión

de mujeres se presenta una falta de asesoría por parte de profesionales en psicología con

experiencia, teniendo en cuenta que las necesidades femeninas, tanto fisiológicas como

psicológicas, y que se determinan en parte por las desigualdades de género exigen una atención

especializada y permanente.

Así mismo, el Centro de Estudios Legales y Sociales et al. (2011), señaló que además de la

salud, las condiciones de higiene también determinan y configuran de manera diferencial el paso

31
de la mujer por el establecimiento de reclusión. Rodríguez (2015), resalta que dentro de los

intereses específicos de la mujer que se encuentra en reclusión, las mujeres demandan que se les

se les provea artículos de higiene femenina. Al respecto, encontró que dentro de algunos

establecimientos de reclusión no hay provisión de artículos de higiene femenina, la cual al igual

que la provisión de alimentos o del lugar para dormir, son básicos y necesarios para el desarrollo

de la vida diaria de la mujer. Así mismo, encontró que las condiciones higiénicas de los

establecimientos no son óptimas, situación que genera la propagación de enfermedades.

Por su parte, la Asociación para la Prevención de la Tortura (2013), “bajo el proyecto de

Reforma Penal Internacional (PRI) Fortaleciendo las instituciones y construyendo capacidades

en las organizaciones de la sociedad civil para combatir la tortura en 9 países de la Comunidad

de Estados Independientes” señaló que las mujeres requieren tener acceso en forma regular al

agua, especialmente aquellas que se encuentran en su periodo de menstruación, en la

menopausia, embarazadas o tienen a sus hijos e hijas residiendo junto a ellas en el

establecimiento de reclusión. También es indispensable que las mujeres puedan tener un fácil

acceso a toallas sanitarias o compresas libres de cargo tal como se estipula en las Reglas de las

Naciones Unidas para el tratamiento de las reclusas y medidas no privativas de la libertad para

las mujeres delincuentes (Reglas de Bangkok), sin tener que sentirse avergonzadas al solicitarlas.

Al respecto el Comité Europeo para la Prevención de la Tortura ([CPT]; como se cita en

Asociación para la prevención de la tortura, 2013) considera que la falta de provisión de estos

elementos se constituye como un trato degradante, por lo que sugiere que hayan grupos de

monitoreo que comprueben la provisión de las necesidades especiales de higiene de las mujeres

en general, de las mujeres embarazadas, madres lactantes y la de sus hijos e hijas.

32
Cabe mencionar, para cerrar este apartado que también debe ser monitoreada la situación de

entrega de kits de aseo, en aquellos establecimientos en los que si se lleva a cabo, impidiendo

que se presenten situaciones como la mencionada por Briceño-Donn (2006), en donde la entrega

de los mismos se configura como una recompensa o premio que se concede tan sólo en fechas

especiales o que se encuentra condicionada a donaciones realizadas por terceros como iglesias u

organizaciones privadas, las cuales muchas veces según lo señalado no son entregadas con una

periodicidad fija, ignorando las necesidades específicas femeninas.

Actividades ocupacionales.

Otra área de vital importancia en el estudio de las situaciones diferenciales y discriminatorias

para las mujeres tiene que ver con las actividades ocupaciones que se desarrollan al interior de

los establecimientos. Los trabajos o actividades ocupacionales que se desarrollan al interior de

los mismos suelen concentrarse en un enfoque tradicional con dinámicas propias del estereotipo

femenino del trabajo y con escasas ofertas de programas y/o actividades socioeducativas

(Añaños, et al. 2013; Briceño-Donn, 2006).

Briceño-Donn (2006) constató que además de las escasas oportunidades de trabajo que se

brindan al interior de los establecimientos de reclusión, éstas se encuentran relacionadas con

actividades que se han considerado tradicionalmente específicas para mujeres tales como

elaboración de tarjetas, manualidades o muñecos de peluche, o actividades de cocina y aseo,

siendo estas dos últimas opciones una de las escasas posibilidades de trabajo concreto que hay al

interior de los establecimientos de reclusión (Cárdenas, 2010).

La formación profesional que se imparte se asocia a la división sexual del trabajo relacionada

a estereotipos de género (Rodríguez, 2015), la enseñanza se encuentra enfocada en labores

33
domésticas tales como cocinar, planchar, limpiar, coser, confeccionar artesanías o tomar cursos

de modistería (Antony, 2007); trabajos que más que permitir la resocialización de la mujer

conllevan a que se continúe reproduciendo el estereotipo de género femenino, entrenándoles para

que continúen siendo seres subordinados, dependientes e incapaces de tomar decisiones

responsables por sí mismas (Cárdenas, 2010; Salinas, 2014) y reforzando las condiciones que

hacen que la mujer se posicione con desventaja en la sociedad y se refuerce la situación de

pobreza que muchas de estas mujeres y sus familias han vivido y que han llevado a segmentos de

esta población a la delincuencia (Briceño-Donn, 2006; Cárdenas, 2010),

Los trabajos ofrecidos tienen poco valor dentro del mercado, no atienden la demanda que hay

al exterior e ignoran las dinámicas del mercado que le espera a estas mujeres una vez que

recuperen su libertad, ya que pocas de estas actividades les permitirá subsistir de forma

independiente (Antony, 2007; Añaños, et al. 2013; Bodelón, 2012) y si son remunerados suelen

ser los peores remunerados al interior de la prisión, además de la menor oferta de trabajo que hay

dentro de los establecimientos de reclusión para las mujeres en comparación con los hombres

(Bodelón, 2012).

Finalmente, Corral & Sosa (2009) plantean que al interior de los establecimientos de

reclusión para mujeres no se brinda una real capacitación profesional y llaman la atención sobre

lo planteado por Zaffaroni: “atendiendo a la realidad económica, laboral y social, no es

exagerado afirmar que es imposible que un régimen penitenciario, caracterizado por la ejecución

de tareas domésticas más bien de tipo artesanal, sea eficaz para garantizar un mínimo de

posibilidades de reinserción social a las mujeres, principalmente en los centros urbanos” (s. f.;

como se cita en Corral & Sosa, 2009, p. 7).

34
Centros de reclusión.

Los establecimientos de reclusión femenina como tal no son la excepción al impacto

diferencial que tiene la prisión para la mujer. Su capacidad, su ubicación y el entorno autoritario

que le rige, se configuran como condiciones que también alteran de forma diferencial la forma en

la que la mujer vive en prisión.

Cómo lo muestran las estadísticas de la Figura 1, la población femenina recluida es bastante

menor en proporción a la masculina, lo cual ha generado que exista un número reducido de

establecimientos de reclusión para las mujeres y que éstos se ubiquen lejos del lugar de origen y

de la familia de la mujer recluida (Townhead, 2006).

Asociado al número reducido de establecimientos, existen dos tendencias en la ubicación de

los mismos, que dan cuenta de que el espacio destinado para la mujer en prisión es improvisado

y oportunista, construido con menos recursos y peor acomodación que los establecimientos de

reclusión masculinos (Mapelli, Herrera & Sordi, 2013).

La primera tendencia consiste en construir un gran establecimiento ubicado normalmente en

la capital y la segunda en crear anexos para las mujeres en establecimientos de reclusión de

hombres, lo cual plantea una situación doblemente desventajosa para la mujer ya que en el

primer caso esto implica para muchas mujeres estar alejadas de su lugar residencia y por ende

tener dificultades para recibir visitas, teniendo en cuenta que en muchos casos las familias de

estas mujeres tienen pocos recursos económicos lo cual dificulta que se realicen largos viajes

causando una ruptura en los vínculos afectivo y familiar (Rodríguez, 2015).

En el segundo caso, la desventaja radica principalmente en que los espacios se encuentran mal

acondicionados para el tratamiento resocializador y rehabilitador que estipula la pena privativa

35
de la libertad, debido a que estos lugares son originalmente pensados para hombres (Salinas,

2014). Esta modalidad es mucho más problemática y perjudicial para la mujer que se encuentra

en prisión que aquella en la que se destina un centro de forma exclusiva para dicha población

(Ortiz, 2015). Entre las deficiencias se encuentra que las condiciones de habitabilidad son peores

y los espacios son reducidos, la oferta de programas de reinserción para la mujer es reducida

(Ortiz, 2015), se carece de espacios adecuados para la educación, el trabajo, la recreación e

incluso actividades básicas (Salinas, 2014) y la provisión de los recursos se rige bajo la lógica de

la funcionalidad masculina, atendiendo las necesidades que se encuentran dentro de la población

masculina recluida, que en cantidad es bastante mayor (Ortiz, 2015; Bodelón, 2012). De igual

forma, el hecho de que los espacios sean reducidos y la imposibilidad de contar con múltiples

espacios para separar a las mujeres según su clasificación conlleva al incumplimiento del

principio fundamental del tratamiento penitenciario que establece la clasificación y separación

(que en el caso Colombiano se estipula en la Ley 65 de 1993 en su artículo 63) de los internos e

internas según sexo, edad, delito, condición jurídica, condición sanitaria y exigencias de

tratamiento (Añaños, et al. 2013; Gómez, 2014; Ortiz, 2015).

36
Marco contextual

Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario

Con el Decreto 2160 de 1992, se fusiona la Dirección General de Prisiones del Ministerio de

Justicia con el Fondo Rotatorio del Ministerio de Justicia, dando origen al Instituto Nacional

Penitenciario y Carcelario INPEC, Establecimiento Público del Orden Nacional, adscrito al

Ministerio del Interior y de Justicia, con personería jurídica, patrimonio independiente y

autonomía administrativa (INPEC, 2015e).

Dentro de sus objetivos, el artículo 3° del Decreto en mención contempla los siguientes:

ejecutar y desarrollar, dentro de los lineamientos establecidos por el Gobierno Nacional, la

política carcelaria y penitenciaria; hacer cumplir las medidas de aseguramiento, las penas

privativas de la libertad y las medidas de seguridad establecidas por las autoridades judiciales;

diseñar y ejecutar programas de resocialización, rehabilitación y reinserción a la sociedad; y

diseñar y establecer los mecanismos necesarios de control de los programas ejecutados (Decreto

2160 de 1992).

Respecto a sus funciones, según el artículo 4° del Decreto en mención, se encuentran las

siguientes (INPEC, 2015b): formular y ejecutar los planes y programas para la gestión carcelaria

y penitenciaria; ejercer la dirección, administración, control, vigilancia, custodia y determinación

de los sistemas de seguridad al interior y exterior de los establecimientos carcelarios y

penitenciarios, así como establecer sistemas que garanticen su funcionamiento; establecer y

llevar un control estadístico sobre el movimiento y traslado de internos de los establecimientos,

así como organizar y administrar el sistema nacional de información carcelaria y penitenciaria;

propiciar el normal funcionamiento del Instituto y los centros de reclusión, a través del diseño e

37
implementación de planes y programas y de la adquisición de inmuebles; adquirir y suministrar

los equipos y demás enseres, así como los productos y elementos de tipo médico que requieran

el Instituto y los centros de reclusión; autorizar y supervisar la actuación de terceros que

desarrollen programas y actividades de resocialización de internos y post-penados; participar con

otros organismos del Estado en investigaciones y estudios sobre el sistema penitenciario,

encaminados a la formulación de políticas, planes y programas, dentro de estos últimos será

función también diseñar programas de carácter post-penitenciario; formar, capacitar y adiestrar al

personal administrativo y de custodia; organizar, reglamentar y administrar el Sistema de Carrera

Penitenciaria; imprimir, distribuir y comercializar el DIARIO OFICIAL y otras publicaciones;

finalmente, se considerarán también las demás funciones que le asigne la ley, los reglamentos y

los estatutos.

En cuanto a la formulación estratégica institucional del INPEC, ésta tiene en cuenta la misión,

visión, principios y valores y lineamientos estratégicos.

Como Misión el INPEC se plantea contribuir al desarrollo y resignificación de las

potencialidades de las personas privadas de la libertad a través de los servicios de tratamiento

penitenciario, atención básica y seguridad, todo ello con base en el respeto a los derechos

humanos (INPEC, 2015e); como Visión establece que el instituto será reconocido por su

contribución a la justicia “mediante la prestación de los servicios de seguridad penitenciaria y

carcelaria, atención básica, resocialización y rehabilitación de la población reclusa, soportado en

una gestión efectiva, innovadora y transparente e integrada por un talento humano competente y

comprometido con el país y la sociedad” (INPEC, 2015e). Dentro de sus principios se encuentran

el respeto, la justicia y la ética pública; los valores institucionales que le guían son la dignidad, la

lealtad, la transparencia, el compromiso y la solidaridad (INPEC, 2015e). Por último, el INPEC

38
establece siete (7) lineamientos estratégicos que orientan la actuación de los funcionarios que

hacen parte del instituto, especialmente de aquellos que ejercen el liderazgo y la dirección de los

equipos de trabajo, los cuales se conciben dentro de un ciclo que comienza con la efectividad de

los servicios institucionales y continúa con enfoque gerencial, talento humano competente y

comprometido, innovación y fortalecimiento de tecnologías de la información y la

comunicación, coordinación interinstitucional, gestión de la cultura organizacional y confianza y

credibilidad (INPEC, 2015e).

Problemáticas del sistema carcelario y penitenciario

Hacinamiento.

El sistema carcelario y penitenciario colombiano afronta en la actualidad un fenómeno de

carácter nacional e internacional que le ha afectado históricamente: el incremento de la población

penitenciaria. En Colombia, la población reclusa ha crecido en una proporción mayor al índice

demográfico, así lo que en el año 1993 eran 80 internos por cada 100 mil habitantes, en el año

2012 las cifras exponían un número mucho mayor, es decir, 235 internos por cada 100 mil

habitantes, esto de acuerdo al Centro Internacional para Estudios Penitenciarios convierte a

Colombia en el 5° país sudamericano con mayor población carcelaria, así mismo se ubica como

el 13° con mayor población carcelaria total en el mundo (Relatoría de Prisiones, Grupo de

Derecho de Interés Público y Facultad de Derecho, Universidad de los Andes, 2012;

Departamento Penitenciário Nacional, 2014).

A la fecha, según cifras suministradas por el INPEC (2015a), dentro de los ERON se cuenta

con una capacidad para 78.044 internos, cifra que deja sin cupo a más de 40 mil internos,

39
teniendo en cuenta que la población total al interior de los ERON hasta el mes de julio del

presente año fue de 120.840 internos.

En el periodo comprendido entre el año 2006 y el presente año la población penitenciaria pasó

de un promedio por año de 62.906 internos a 119.257 (ver Figura 2), lo cual indica que a lo largo

de los últimos 10 años se presentó un aumento del 90% de la población (56.351 internos).

Figura 2. Población reclusa y capacidad de los ERON


250.000

117.987 117.389 119.257


200.000 109.822
94.267

81.095
150.000 74.277
Número de internos

67.812
62.906 61.543

100.000
73.451 75.679 75.797 76.777 77.947
61.100
52.115 52.504 53.784 55.019
50.000
Población
Capacidad
0
2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Año
Figura 2. Población reclusa y cantidad de cupos disponibles para la misma, en el periodo
2006-2015. Fuente: Elaboración propia a partir de datos suministrados por el INPEC
(2015a).

No obstante, y de manera lamentable, el crecimiento de la población reclusa no se ha visto

correspondido con un aumento en la capacidad de albergue de los establecimientos y en los

últimos 10 años el aumento de cupos ha sido tan solo del 49,6% , es decir, de 25.832 cupos, cifra

que no cubre siquiera la mitad del número promedio de internos que aumentó en el mismo lapso

de tiempo, de esta manera la tasa de hacinamiento se hace cada vez mayor, con un aumento del

32.3% en los últimos 10 años. Actualmente la tasa de hacinamiento es de 53,0% (Ver Figura 3),

cifra que por ser un promedio nacional, oculta niveles aún más alarmantes de hacinamiento,

40
presentes en otros establecimientos de reclusión (Relatoría de Prisiones, Grupo de Derecho de

Interés Público & Facultad de Derecho, Universidad de los Andes, 2012)

Figura 3. Tasa de hacinamiento


60,0% 55,7%
52,9% 53,0%

50,0% 45,1%
Porcentaje de hacinamiento

40,0% 35,0%
32,7%
28,3%
30,0% 26,1%
20,7%
17,2%
20,0%

10,0%
Hacinamiento
0,0%
2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Año
Figura 3. Tasa de hacinamiento ERON en el periodo 2006-2015. Fuente: Elaboración
propia a partir de datos suministrados por el INPEC (2015a).

Cifras concernientes a la distribución de género dentro de los ERON, dan cuenta de que en los

últimos 10 años ha habido en total 844.422 internos y 61.933 internas en promedio. Asimismo,

cifras actuales muestran que para el mes de julio del presente año había un promedio de 110.927

internos y de 8.452 internas.

Las cifras anteriores logran poner en evidencia que en efecto Colombia y su sistema

carcelario afronta hoy un grave problema de hacinamiento que impide garantizar el efectivo

cumplimiento de los fines que tiene la pena privativa de la libertad en condiciones de dignidad

humana (DNP, 2015).

41
Infraestructura inadecuada.

El número elevado de población reclusa y las altas tasas de hacinamiento, se relacionan con la

capacidad existente que puede llegar a tener el INPEC para solventar problemas que conciernen

a diversas áreas tales como la infraestructura física en términos de cupos y condiciones de

salubridad de la misma. Cifras reportadas por el DNP (2015) evidencian que el presupuesto de

inversión del sector justicia y del derecho en el periodo comprendido entre 2002-2014 se ha

concentrado principalmente en solucionar los problemas de infraestructura, área a la que se le

han asignado 3.34 billones de pesos constantes de 2015 (91,06% del presupuesto total)

descuidando así otra serie de inversiones estratégicas, dentro de las cuales, se encuentran las

áreas de tratamiento penitenciario y de programas de resocialización, a las cuales se les asignó

tan sólo un 1,96% del presupuesto.

Sin embargo, a pesar de tal inversión, la infraestructura actual no es la más adecuada.

Respecto a áreas de infraestructura destinadas para la atención y el tratamiento de la población

detenida, los ERON no cuentan con las suficientes. Tal como sucede con los espacios para

operación administrativa, alojamiento de la guardia, de guardería, de patios de visitas y

pabellones destinados al alojamiento de internos e internas, servicios sanitarios, bibliotecas,

talleres y comedores, falencias que impiden la atención adecuada de la demanda, así como

brindar a la población interna alojamiento, capacitación y bienestar social de forma óptima

(DNP, 2015).

Servicio de salud ineficiente.

Con la reforma al sistema de salud en Colombia, se abrió la posibilidad de afiliar a la

población penitenciaria (artículo 14, literal m, de la Ley 1122 de 2007), esto con el fin de

42
garantizar una adecuada atención en salud (Contraloría General de la República, 2010) y

mediante el Decreto Reglamentario 1141 de 2009, se reguló la afiliación. Sin embargo el estado

de los servicios de salud dentro de los ERON es ineficiente.

Según el DNP (2015) en la actualidad, los ERON no cuentan con la infraestructura de

atención sanitaria y saneamiento básico para atender las necesidades de la población reclusa.

Sumado a que la prestación de servicios médicos es limitada, factores como el hacinamiento, la

baja intervención de carácter preventivo y las condiciones mínimas de higiene, de disponibilidad

de servicios públicos y de calidad del agua, propician la concentración en los riesgos de salud

(DNP, 2015). Cifras proporcionadas por la Dirección de atención y tratamiento del INPEC, de

137 ERON, 81 reportan una insuficiencia de insumos médico-quirúrgicos para la prestación del

servicio dentro de los establecimientos, 73 reportan que existe un suministro de medicamentos

inadecuado y 23 reportan que no cuentan con una red prestadora de servicios de carácter externo

(DNP, 2015). Con todo ello el Ministerio de Salud declara que existen problemas importantes

relacionados con la garantía al derecho fundamental a la salud (DNP, 2015).

Adicionalmente, se encuentra otra serie de problemas que afectan la integridad física y mental

de la población reclusa. Las principales dificultades a nivel de la salud son: prevalencia de

enfermedades infectocontagiosas; enfermedades mentales que se ven agravadas por las

condiciones de reclusión; la desarticulación institucional para trabajar de manera integral en los

riesgos en salud; el desuso del sistema de historias clínicas; dificultades reportadas por parte de

la entidad aseguradora, relacionadas con el modelo existente, tales como la deficiencia en los

sistemas de información y la existencia de determinantes de la salud asociados a condiciones

higiénico-sanitarias (DNP, 2015).

43
Finalmente, otra de las dificultades relacionadas con el servicio de salud ineficiente, se

relaciona con la población femenina reclusa, ya que las condiciones mínimas a las cuales

deberían tener acceso se ven afectadas, puesto que no siempre cuentan, por ejemplo, con

atención médica ginecológica, situación que afecta el derecho fundamental a la salud y a la vida

de madres gestantes y lactantes (DNP, 2015).

Deficiencia de competencias profesionales y técnicas del personal.

Otra de las problemáticas del sistema carcelario y penitenciario, se relaciona con el personal.

Una de las principales dificultades que se asocian al personal es la ausencia de competencias

profesionales y técnicas acorde a las áreas en las que se desenvuelven. En el año 2011, por medio

del Auto 41, la Corte Constitucional señaló que se presentaba una ausencia de personal

especializado lo cual en efecto coloca en riesgo los derechos fundamentales de la población

reclusa, así como la posibilidad de dar cumplimiento al fin resocializador que tiene la pena

privativa de la libertad (DNP, 2015).

Establecimientos de Reclusión del Orden Nacional

Respecto a la infraestructura existente actual, en Colombia se cuenta con 137 ERON, los

cuales se encuentran de acuerdo a los años de construcción y características de los mismos

divididos en tres categorías (Ver tabla 2) (DNP, 2015). La agrupación de los ERON se da

igualmente por niveles de seguridad, conforme a estándares predeterminados y teniendo en

cuenta la categorización de la población interna, el nivel de riesgo, la infraestructura y la

generación de los ERON, entre los que se encuentra: seguridad alta con 17 establecimientos

(12,4%), seguridad mediana con 117 establecimientos (85,4%) y seguridad mínima con 3

(2,2%) (INPEC, 2015c; 2015d).

44
Tabla 2
Categorización ERON por generación

Generación Cantidad Cualidades

Construidos y adecuados desde 1580 hasta inicios de la


década de 1990. Albergan el 62% de la población privada de
la libertad, con una capacidad para 39.968 internos. Suelen
Primera 121 tener fallas frecuentes en las redes eléctricas e
hidrosanitarias; deterioro en muros, alumbrado y alojamiento;
espacios inadecuados en los ranchos, áreas de sanidad y
garitas.

Construidos a finales de la década de 1990 y comienzos del


2000. Albergan el 11% de la población privada de la libertad,
con un total de 9.610 cupos. Por su diseño han ofrecido
mejores condiciones de operación y funcionamiento, sin
Segunda 6 embargo, persisten problemáticas de infraestructura y
operatividad generadas principalmente por la falta de
mantenimiento preventivo y correctivo, así como de personal
administrativo, del Cuerpo de Custodia y Vigilancia y de
actividades de tratamiento penitenciario.

Construcciones de la última década, en los que se ubica el


27% de la población privada de la libertad. Con su
Tercera 10 construcción de sumaron 22.453 cupos al sistema
penitenciario y carcelario. Cumplen con las características
técnicas requeridas.

Fuente: Adaptado de INPEC (2014; como se cita en DNP 2015) & INPEC (2015d)

A nivel administrativo el INPEC se encuentra dividido en seis direcciones regionales, siendo

la Regional Central, la de mayor concentración con un 29% del total de establecimientos, la

Regional Occidente tiene un 17,5%, las Regionales Noroeste y Viejo Caldas con 15,3% cada una

y las Regionales Norte y Oriente participan con 11,7% y 10,2% respectivamente, cubriendo 127

municipios y 29 de los 32 Departamentos del país (INPEC, 2015c) (Ver Tabla 3).

45
Tabla 3
Direcciones Regionales INPEC

Dirección Cantidad de Cantidad


Departamentos
Regional municipios de ERON

Regional Central Amazonas, Boyacá, Cundinamarca, Meta, 38 41


Tolima, Huila, Caquetá, Casanare

Regional Valle del Cauca, Cauca, Nariño, Putumayo 23 24


Occidente

Regional Norte Atlántico, Córdoba, Bolívar, Cesar, Sucre, San 14 16


Andrés, Magdalena, Guajira

Regional Oriente Santander, Norte de Santander, Arauca, Cesar 13 14

Regional Noroeste Antioquia, Chocó, 21 21

Regional Viejo Tolima, Caldas, Quindío, Risaralda, Boyacá 18 21


Caldas

Fuente: Elaboración propia a partir de la información proporcionada por el INPEC (2015c; 2015e)

Población femenina privada de la libertad

Datos suministrados por el INPEC (2015c) en su último informe estadístico señalan que para

el mes de Julio la población carcelaria y penitenciaria intra-mural estaba conformada por un total

de 8.452 mujeres, que representan un 7,0% de la población reclusa del país, con 3.555 mujeres

sindicadas y 4.897 mujeres condenadas. La proporción de mujeres privadas de la libertad es de 1

a 13 con respecto a los hombres. Cifras relacionadas con las tasas de crecimiento muestran que

en los últimos 10 años hubo un incremento del 110,2% en la población femenina, la cual pasó de

un promedio de 3.692 mujeres reclusas a 8.330 (cifra promedio del año 2015) (Ver figura 4).

46
Figura 4. Promedio de la población femenina recluida 2006-2015

10.000 8.961
9.000 8.274 8.379 8.330
8.000
6.809
7.000
5.285
Población

6.000
4.648
5.000 4.048
3.692 3.506
4.000
3.000
2.000
1.000 Mujeres en reclusión

0
2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Año

Figura 4 Tendencia promedio de la población femenina recluida 2006-2015. Fuente:


Elaboración propia a partir de datos suministrados por el INPEC (2015a).

En cuanto a la distribución por Regional, se encuentra que cerca de un tercio de la población

se encuentra en la Regional Central con 2.691 mujeres, la Regional Occidente cuenta con 1.904

internas, la Regional Norte con 494, la Regional Oriente con 889, la Regional Noroeste 1.304 y

la Regional Viejo Caldas con 1.170 (INPEC, 2015c). La figura 5 ilustra la distribución

porcentual de la población.

En cuanto a los rangos de edades, el INPEC (2015c) hace una distribución de cuatro grandes

rangos etarios, en la figura 6 se aprecia que hay una alta concentración de reclusas en el rango de

edad de 30 a 54 años con 4.829 mujeres (57%), el segundo lugar lo ocupa el rango de edad de 18

a 29 años con un total de 3.129 mujeres reclusas (37%), el rango de edad de 55 a 64 años ocupa

el tercer lugar con 418 mujeres (5%) y finalmente en el rango Mayor de 65 años se encuentran

76 mujeres (15%).

47
Fígura 5. Población femenina recluida por regional

14%
Central
32% Occidente
Norte
15%
Oriente
Noroeste

10% Viejo Caldas

6% 23%

Figura 5. Distribución de la población reclusa femenina por Regional. Fuente:


Elaboración propia a partir de datos suministrados por el INPEC (2015c).

Figura 6. Edades población femenina recluida


4,95% 0,90%

37,02%
18 a 29 años
30 a 54 años
55 a 64 años
57,13% Mayor a 65 años

Figura 6. Distribución de edades de la población reclusa femenina. Fuente:


Elaboración propia a partir de datos suministrados por el INPEC (2015c).

Respecto a los grupos en condiciones excepcionales, en este apartado se tendrán en cuenta dos

por su importancia para el presente trabajo de investigación, con n cifras actualizadas para el mes

de julio del presente año: madres lactantes (19) que representan el 0,2% de la población en

condición excepcional, madres gestantes (89) que representan un 1,0% de la población en

condición excepcional. En relación a los niños que residen al interior de los ERON con sus

48
madres, para el mes de julio se encontraban 87 menores, 42 niños y 45 niñas, de los cuáles el

12,6% (3 niños y 8 niñas) era menor de un año y el 87,4% (39 niños y 37 niñas) se encontraba

entre uno y tres años (INPEC, 2015c). La distribución por regional se muestra en la figura 7.

Figura 7. Distribución de niños y niñas menores de 3 años que residen


en los ERON

Viejo Caldas 9
5

Noroeste 11
7
Regional

Oriente 2 Niños
3

0 Niñas
Norte 3

Occidente 17
17

Central 3
10

0 5 10 15 20
Menores

Figura 7. Distribución por sexo y regional de niños y niñas menores de tres años de edad que
residen en los ERON junto a sus madres. Fuente: Elaboración propia a partir de datos
suministrados por el INPEC (2015c).

Finalmente, en relación al comportamiento delictivo, a julio de 2015 la población

penitenciaria y carcelaria femenina registró la comisión de 11.988 delitos, un 6,6% de

participación en comparación a la tasa de participación en comisión de delitos por parte de los

hombres, quienes registran el 93,4%. Las tres transgresiones a la ley que más se cometieron o

presuntamente se cometieron por parte de esta población fueron: Tráfico, fabricación o porte de

estupefacientes, con 1.231 mujeres sindicadas por dicho delito y 2.743 condenadas, para un total

de 3.974 mujeres recluidas en relación a dicho delito (33%), Hurto con 519 mujeres sindicadas y

885 condenadas, para un total de 1.404 mujeres recluidas en relación a dicho delito (12%) y

Concierto para delinquir con 767 mujeres sindicadas por dicho delito y 584 condenadas, para un

total de 1.351 mujeres reclusas en relación a dicho delito(11%). Las 3.555 mujeres sindicadas

49
presuntamente cometieron 4.677 delitos (39%) y las 4.897 mujeres condenadas fueron juzgadas

por 7.311 (61%) infracciones a la ley penal3 (INPEC, 2015c). La figura 8 señala la tendencia

delictiva en la población femenina recluida.

Figura 8. Tendencia delictiva en la población femenina recluida

Trafico fabricacion o porte de


estupefacientes
22% Hurto
33% Concierto para delinquir
2% Homicidio
2%
3% Fabricacion trafico y porte de
armas de fuego o municiones
6% Extorsion

9% 12% Secuestro extorsivo

11% Rebelion

Figura 8. Tendencia delictiva de la población femenina recluida Julio de 2015.


Fuente: Elaboración propia a partir de datos suministrados por el INPEC (2015c).

Establecimientos de Reclusión para mujeres

El artículo 26 de la Ley 65 de 1993, establece que son reclusiones de mujeres los

establecimientos que se encuentran destinados para la detención y descuento de la pena privativa

de la libertad impuesta a mujeres infractoras de la ley. Así mismo, la Ley 1709 de 2014, como

ley que modifica algunas disposiciones de la Ley 65, amplía las determinaciones con respecto a

los establecimientos de reclusión para mujeres, estableciendo en el artículo 26, la existencia de

cárceles y penitenciarías para mujeres. Las cárceles estarán destinadas para la detención

preventiva de las mujeres procesadas mientras que las penitenciarías se destinarán para el

3
El total de registros de delitos es superior a la población reclusa teniendo en cuenta que un interno o interna
puede estar inmerso con uno o más hechos delictivos (INPEC, 2015c).

50
cumplimiento de la pena impuesta a las mujeres condenadas. Bajo el mismo artículo se establece

que dichos establecimientos deberán contar con una infraestructura que garantice a las mujeres

gestantes, ya sean sindicadas o condenadas, un adecuado desarrollo de su embarazo; y un

ambiente propicio para madres lactantes que propenda por el correcto desarrollo psicosocial de

los y las menores que se encuentran residiendo con sus madres en prisión. Finalmente, se

establece que el ICBF en coordinación con la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios

(USPEC) establecerán las condiciones que deberán cumplir dichos establecimientos con el fin de

resguardar los derechos de los y las menores que se encuentran residiendo con sus madres en

prisión.

Actualmente en el país se cuenta con 6 reclusiones de mujeres, de las cuales 3 se encuentran

en la Regional Viejo Caldas, respectivamente en las ciudades de Manizales, Pereira y Armenia,

con una capacidad de 122, 305 y 156 respectivamente. Las Regionales Central, Occidente y

Oriente cuentan cada una con 1 reclusión, respectivamente en las ciudades de Bogotá D.C.,

Popayán y Bucaramanga, con una capacidad de 1.275, 100 y 247 respectivamente. Así mismo se

cuenta con tres (3) Establecimientos Penitenciarios de Mediana Seguridad y Carcelario con

Reclusión de Mujeres, dos (2) ubicados en la Regional Central, respectivamente en las ciudades

de Sogamoso y Villavicencio y uno (1) en la Regional Occidental respectivamente en la ciudad

de Pasto. Todos los establecimientos son de Primera Generación (INPEC, 2015c).

51
Marco normativo

Normativa nacional

En Colombia, el fundamento constitucional a partir del cual se elabora toda la política

criminal y penitenciaria, se encuentra en el artículo 12 de la Constitución Política (DNP, 2015) el

cual establece que nadie podrá ser sometido “a torturas ni a tratos o penas crueles, inhumanos o

degradantes.”

De igual manera, en el marco del presente trabajo de investigación ha de tenerse en cuenta el

artículo 43 de la Constitución, el cual determina las garantías para la igualdad y la protección de

la mujer, éste artículo es de vital importancia en tanto establece que la mujer no será objeto de

discriminación alguna, gozará de atención especial y protección por parte del Estado, el cual dará

también apoyo especial a la mujer cabeza de familia.

Respecto a leyes de carácter ordinario, el principal instrumento de regulación del sistema

penitenciario y carcelario es el Código Penitenciario y Carcelario, expedido por la Ley 65 de

1993, a través del cual han de regularse el “cumplimiento de las medidas de aseguramiento, la

ejecución de las penas privativas de la libertad personal y de las medidas de seguridad.”, acorde a

los postulados señalados por la Carta Magna y las Organizaciones Internacionales defensoras de

los Derechos Humanos (INPEC, 2015).

La Resolución 7302 de 2005, es expedida como desarrollo reglamentario del Código y

establece las pautas para la atención integral y el tratamiento penitenciario (DNP, 2015). Línea

por la cual se expide de igual forma la Resolución 3190 de 2013, por la cual se determinan y

reglamentan los programas de trabajo, estudio y enseñanza, válidos para la evaluación y la

certificación de tiempo para la redención de penas (DNP, 2015).


52
Ha de tenerse en cuenta de igual manera, en el marco de la presente investigación, la Ley 750

de 2002, por la cual se expiden las normas sobre el apoyo de manera especial, respecto a la

prisión domiciliaria y el trabajo comunitario; estableciendo en el artículo 1° que la ejecución de

la pena privativa de la libertad se cumplirá en el lugar de residencia o en su defecto en el lugar

señalado por el juez, en los casos en que la mujer infractora sea mujer cabeza de familia, siempre

que se dé cumplimiento a los siguientes requisitos: que el desempeño social, laboral, familiar o

personal de la mujer infractora permita determinar a la autoridad judicial competente que no

colocará en peligro a la comunidad o a las personas a su cargo, hijos menores de edad, o hijos

con incapacidad mental permanente y que dicha ley no será aplicable a las mujeres infractoras

“los delitos de genocidio, homicidio, delitos contra las cosas o personas y bienes protegidos por

el Derecho Internacional Humanitario, extorsión, secuestro o desaparición forzada o quienes

registren antecedentes penales, salvo por delitos culposos o delitos políticos” (Artículo 1°).

Así mismo, la ley 65 de 1993 a través de su artículo 153 (modificado por la Ley 1709 de

2014) regula la permanencia de niños y niñas menores de tres años edad en establecimientos de

reclusión, los cuales según la ley podrán permanecer en los mismos, salvo que un juez de la

República estipule lo contrario. Por su parte, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (en

adelante ICBF) prestará junto al servicio social penitenciario y carcelario la atención especial a

los menores.

Finalmente, ha de considerarse en su totalidad la Ley 1709 de 2014, por medio de la cual se

reforman algunos artículos de la Ley 65 de 1993, de la Ley 599 de 2000, de la Ley 55 de 1985 y

se dictan otras disposiciones.

53
Normativa internacional

Respecto a los lineamientos legales que fundamentan el tratamiento de las personas privadas

de la libertad se encuentran los siguientes convenios internacionales:

 Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada el 10 de Diciembre de

1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

 Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos,

aprobadas en 1955 por el primer Congreso sobre prevención del delito y tratamiento

del delincuente, llevado a cabo en Ginebra.

 Reglas de las Naciones Unidas para el tratamiento de las reclusas y medidas no

privativas de la libertad para las mujeres delincuentes (Reglas de Bangkok),

aprobadas en 2011 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

 Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, adoptado y abierto a la firma,

ratificación y adhesión el 16 de Diciembre de 1966 por la Asamblea General de las

Naciones Unidas.

 Conjunto de principios para la protección de todas las personas sometidas a cualquier

forma de detención o prisión, adoptado el 9 de Diciembre de 1988 por la Asamblea

General de las Naciones Unidas.

 Principios básicos para el tratamiento de los reclusos, adoptados y proclamados el 14

de Diciembre de 1990 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

 Convención Internacional contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o

degradantes y su protocolo facultativo, adoptada en 1984 por la Asamblea General de

las Naciones Unidas.

54
Metodología

Tipo de investigación

Estudio a) no experimental, definido por Hernández, Fernández & Baptista (1991) como

aquel en el que se investiga sin la manipulación deliberada de variables y los fenómenos son

observados tal cual se dan en su entorno natural, con el fin de analizarlos posteriormente; b) de

diseño descriptivo, definido como aquel que tiene como propósito describir situaciones y

eventos, con el cual se busca especificar las propiedades importantes de las personas o grupos

(Dankhe, 1986; como se cita en Hernández et al. 1991), midiendo y evaluando diversas

dimensiones, aspectos o componentes del fenómeno de estudio (Hernández et al, 1991); c) de

corte transversal, el cual hace referencia a la recolección de datos en un solo momento y en un

tiempo único, con el propósito de describir variables para su posterior análisis (Hernández et al.

1991); y d) de enfoque mixto, considerado como un enfoque que representa un alto grado de

integración o combinación entre los enfoques cualitativo y cuantitativo, ambos se combinan en

todo el proceso de investigación o al menos en gran parte de sus etapas, agregando complejidad

al diseño de estudio, pero contemplando todas las ventajas que tiene cada enfoque (Hernández,

Fernández & Baptista, 2003; como se cita en Pereira, 2011), utilizado con el propósito de tener

una mayor comprensión acerca del objeto de estudio (Creswell, 2008; como se cita en Pereira,

2011).

Periodo y lugar donde se desarrolló la investigación

El presente trabajo de investigación se desarrolló a lo largo de seis (6) meses, de Julio a

Noviembre de 2015. La etapa de recolección de información se llevó a cabo en los

establecimientos de reclusión para mujeres de las ciudades de Bogotá D.C., Bucaramanga y

55
Pereira en el mes de Noviembre. La elección de los establecimientos se hizo a conveniencia: un

establecimiento de reclusión por regional. Así mismo se decidió incluir la mitad de los

establecimientos de reclusión de mujeres del país, a saber tres, ubicados en las Regionales

Central, Oriente y Viejo Caldas.

Reclusión de Mujeres Bogotá.

Figura 9. Reclusión de mujeres de Bogotá Figura 10. Reclusión de mujeres de Bogotá El Buen
El Buen Pastor. Fuente: Elaboración Pastor. Fuente: Elaboración propia.
propia.

La Reclusión de mujeres de Bogotá D.C., conocida tradicionalmente como El Buen Pastor,

debido a la labor que ejerció la comunidad de las Hermanas Misioneras del Buen Pastor, se

encuentra ubicada al occidente de la ciudad, en la localidad Barrios Unidos. Su estructura se

encuentra constituida por nueve pabellones que agrupan a 1.839 mujeres. Su capacidad es de

1.275, con lo cual el índice de hacinamiento es de 44,2%. El Pabellón número 4, específicamente

el primer piso, se encuentra destinado al alojamiento de aquellas mujeres que residen con sus

hijos al interior del establecimiento. Así mismo, dentro de las instalaciones del establecimiento

se cuenta con el Jardín Infantil el Esplendor. La coordinación es llevada a cabo por el convenio

56
tripartito INPEC- ICBF-Fundación padre Damián. Las características generales del jardín pueden

ser observadas en la Tabla 4.

Figura 11. Jardín Infantil “El esplendor”. Reclusión de Figura 12. Jardín Infantil “El esplendor”. Reclusión de
mujeres de Bogotá El Buen Pastor. Fuente: mujeres de Bogotá El Buen Pastor. Fuente:
Elaboración propia. Elaboración propia.

Tabla 4.
Características jardín Reclusión de Mujeres Bogotá.

Categoría Descripción
Infraestructura Capacidad para 45 niños
Locación Al exterior de la Reclusión.
Horario 07:00 am a 04:00 pm
Niños y niñas 13 niñas y 09 niños

Madres que se ven beneficiadas 22

Tres salones, ludoteca, comedor, cocina, baños,


Espacios dispuestos al interior
bodega y salacuna

Espacios dispuestos al exterior Granja, parque

Tres docentes, una trabajadora social, una


Equipo profesional nutricionista, un médico general, una
coordinadora

Fuente: Elaboración propia a partir de la información recolectada en las visitas realizadas.

57
Reclusión de Mujeres Bucaramanga.

Figura 13. Reclusión de mujeres de Bucaramanga. Fuente:


Elaboración propia.

La Reclusión de Mujeres de la ciudad de Bucaramanga, se encuentra ubicada en el

Departamento de Santander, en la vía Palenque- Chimitá, en el área conocida como café Madrid

en la zona industrial de Bucaramanga. Su extensión es aproximadamente de 300 metros

cuadrados, con una capacidad para 247 internas (INPEC, 2015c, 2015f). Su población actual es

de 458 internas, lo cual representa un índice de hacinamiento de 85,4%.

Así mismo, el establecimiento cuenta con un jardín infantil, llamado Jardín Infantil Mis

Huellitas, que se coordina a través del convenio tripartito INPEC- ICBF-Fundación Colombo

Alemana Volver a sonreír. Las características del mismo pueden ser observadas en la tabla 5.

58
Figura 14. Jardín Infantil “Mis huellitas”. Reclusión de Figura 15. Jardín Infantil “Mis huellitas”. Reclusión de
mujeres de Bucaramanga. Fuente: Elaboración propia. mujeres de Bucaramanga. Fuente: Elaboración propia.

Tabla 5.
Características jardín Reclusión de Mujeres Bucaramanga

Categoría Descripción

Infraestructura Capacidad para 15 niños

Locación Al interior de la Reclusión, en el área


administrativa.
Horario
07:00am-11:00am 01:00pm-04:00pm
Niños y niñas 05 niñas y 02 niños

Madres que se ven beneficiadas 07

Salacuna, un cuarto para actividades lúdicas,


Espacios dispuestos al interior
cocina, baño.

Espacios dispuestos al exterior No cuenta

Una docente, estudiantes practicantes de


Equipo profesional
enfermería.

Fuente: Elaboración propia a partir de la información recolectada en las visitas realizadas.

59
Reclusión de Mujeres Pereira.

Figura 16. Reclusión de mujeres de Pereira. Fuente: Elaboración propia.

La Reclusión de Mujeres de la ciudad de Pereira, se encuentra ubicada en el municipio de

Dosquebradas, Risaralda, en el sector comercial, industrial e institucional de La Badea. Cuenta

con un área total de 25.976 metros cuadrados. Su construcción data del año 1958, según ordenes

de la Comunidad del Buen Pastor, la cual donó la edificación para la construcción de la

Reclusión en el año 1960 (INPEC, 2014a). Su estructura se compone por dos pabellones y tiene

una capacidad para 238 internas, su población (a julio del presente año) es de 320 internas, lo

cual representa un índice de hacinamiento de 34,4% (INPEC, 2015c).

Dentro de sus instalaciones se cuenta con el Jardín Infantil Casita de sueños, el cual funciona

a través del convenio tripartito INPEC-ICBF-COOASOBIEN, sus características pueden ser

observadas en la tabla 6.

60
Figura 17. Jardín Infantil “Casita de sueños”. Reclusión de Figura 18. Jardín Infantil “Casita de sueños”.
mujeres de Pereira. Fuente: Elaboración propia. Reclusión de mujeres de Pereira. Fuente:
Elaboración propia.

Tabla 6.

Características jardín Reclusión de Mujeres Pereira.

Categoría Descripción
Infraestructura Capacidad para 14 niños
Locación Al exterior de la Reclusión
Horario 08:00am - 04:00pm
Niños y niñas 03 niñas y 05 niños

Madres que se ven beneficiadas 08

Espacios dispuestos al interior Cocina, comedor, zona de juegos, salacuna,


baños, ludoteca, cambiador
Espacios dispuestos al exterior Zona de juegos – parque

Una enfermera profesional, una psicóloga, una


Equipo profesional
docente.

Fuente: Elaboración propia a partir de la información recolectada en las visitas realizadas.

61
Participantes

La muestra participante del presente trabajo de investigación se obtuvo a partir de un

muestreo no probabilístico, cuya ventaja radica en su utilidad para este tipo de estudio, ya que no

requiere de la representatividad de los sujetos sino de una controlada y cuidadosa elección de los

mismos, los cuales deberán tener unas características previamente especificadas dentro del

planteamiento del problema de investigación (Hernández et al. 1991). La muestra se encuentra

conformada por un grupo de 41 mujeres privadas de la libertad (Ver Tabla 7), que son madres y

residen con sus hijos e hijas en los establecimientos de reclusión de Bogotá, Bucaramanga y

Pereira.

Criterios de inclusión.

Para efectos del presente trabajo de investigación, el grupo de mujeres privadas de la libertad

fue conformado a partir del cumplimiento de los siguientes criterios de inclusión:

 Mujeres privadas de la libertad que de manera voluntaria quisieran participar en el

presente estudio.

 Mujeres privadas de la libertad que fueran madres.

 Mujeres privadas de la libertad que residieran junto a sus hijos dentro del

establecimiento de reclusión.

62
Tabla 7.
Muestra trabajo de investigación

Total de Total de mamás que residen


Muestra de la
mujeres por con sus hijos al interior del
investigación
establecimiento establecimiento

N N % N %

Reclusión de
1839 27 1,5% 22 81%
mujeres Bogotá

Reclusión de
mujeres 458 7 1,5% 7 100%
Bucaramanga

Reclusión de
320 8 2,5% 8 100%
mujeres Pereira

Fuente: Elaboración propia.

Instrumento

Cuestionario.

Para el presente trabajo de investigación se diseñó un cuestionario mixto auto-administrado

(ver Anexo 5), el cual es definido como un documento que recoge de manera organizada los

indicadores de las variables a describir (Casas, Repullo & Donado, 2003), y se aplicó a las

internas de los tres establecimientos de reclusión con el fin de recolectar información acerca de

las siguientes dimensiones a) perfil socio-demográfico b) composición familiar y relaciones

familiares antes y después del ingreso, c) dinámicas del diario vivir de la madre: salud,

educación y ocupación d) maternidad en prisión: atención a la madre y al menor, motivaciones y

percepciones respecto al ingreso de su hijo y/o hija al establecimiento de reclusión, dinámicas de

relación con el menor y percepción de la institución respecto al acompañamiento, y e) datos de

ingreso al establecimiento. Cabe aclarar que algunas preguntas fueron adaptadas del cuestionario

63
utilizado en la investigación llevada a cabo en Argentina por el Centro de Estudios Legales y

Sociales et al. (2011).

Análisis de datos

La información cuantitativa recolectada se organizó, tabuló y corrigió con el programa

Microsoft Excel, distribuido por Microsoft Office, el cual permite acceder a funciones para el

tratamiento y el análisis de datos. Posteriormente, los datos fueron exportados al paquete

estadístico SPSS 22, el cual permite el análisis estadístico de la información. Así mismo la

información de tipo cualitativo se analizó a través del software para el análisis cualitativo de la

información Atlas Ti versión 7.5.4, el cual permite la organización de los documentos y su

codificación para su posterior análisis.

Procedimiento

La recolección de información para el presente trabajo de investigación se realizó a lo largo

de dos semanas del mes de noviembre en los establecimientos de reclusión de mujeres de las

ciudades de Bogotá D.C, Bucaramanga y Pereira. Luego de un encuentro con las directivas del

INPEC y de la aceptación del proyecto de investigación, se procedió a hacer la recolección de

información en tres sesiones: a) acercamiento a la población, b) aplicación de cuestionario y c)

actividad de cierre. En el Anexo 3 se encuentra clarificado el contenido de cada una de las

sesiones.

64
Aspectos éticos

Teniendo en cuenta la Ley 1090 de 2006, la cual reglamenta el ejercicio de la profesión de

psicología, se resalta la importancia de algunos artículos que orientaron el presente trabajo de

investigación:

Artículo 2°. De los principios generales. “El ejercicio de la profesión se regirá por los

siguientes principios universales” (para el presente trabajo de investigación): responsabilidad, se

mantienen los más altos estándares de la profesión y se acepta la responsabilidad de las

consecuencias que llegaran a tener los actos realizados en el marco de la presente investigación;

competencia, se reconocen los límites de la competencia y las limitaciones de cada una de las

técnicas utilizadas, solamente se han utilizado las técnicas para las cuáles la investigadora se

encuentra cualificada; estándares morales y legales, la investigadora se rige por los estándares de

la comunidad; confidencialidad, como obligación básica del psicólogo, la investigadora ha

adoptado el principio de la confidencialidad respecto a la información obtenida de las personas

participantes en la presente investigación, el análisis de la información así como los resultados se

presentarán de manera grupal, las referencias de carácter individual dentro del documento se

cobijarán bajo el anonimato, de igual manera se hará entrega de un Consentimiento Informado

(Ver Anexo 1) a cada una de las participantes, con el fin de hacer expreso el deseo de

participación voluntaria y de contar con su autorización para el uso de la información; Bienestar

del usuario, se ha respetado la integridad de cada una de las participantes y se ha protegido su

bienestar, así mismo se mantuvo a cada una de las partes informadas de los propósitos de la

presente investigación, de su naturaleza, de los procedimientos a realizar y se reconoce la

libertad de participación; e Investigación con participantes humanos, la decisión de llevar a

cabo la presente investigación descansa en el juicio sobre cómo hacer una contribución mejor al

65
desarrollo de la psicología y al bienestar humano, para el desarrollo de la misma se ha tenido

pleno conocimiento de las normas legales y de los estándares profesionales que rigen la

investigación con participantes humanos.

Artículo 10° Deberes y obligaciones del psicólogo. “Son deberes y obligaciones del

psicólogo”, para el presente trabajo de investigación: “a) Guardar completa reserva sobre la

persona, situación o institución donde intervenga (…)”, como se mencionó anteriormente, la

información será tratada de manera grupal, no habrán referencias de tipo individual que no se

cobijen bajo el anonimato y no se darán los nombres de las personas participantes a ninguna

entidad.

Artículo 49. Los profesionales de psicología dedicados a la investigación son responsables de

los temas de estudio, la metodología utilizada y los materiales empleados en la misma, del

análisis de sus conclusiones y resultados, así como de su divulgación y la referenciación a pautas

para su correcta utilización. La presente investigación ha implicado un proceso previo de

revisión de literatura respecto al tema de estudio, la escogencia de la metodología a utilizar bajo

parámetros de confiabilidad, validez y pertinencia, y del material requerido; de igual manera la

escogencia de técnicas para el análisis de la información se hizo basada en la cualificación por

parte de la investigadora para el uso de las mismas; finalmente se comprende cuáles son las

condiciones para la divulgación de los resultados de la investigación.

Así mismo se ha tenido en cuenta la Resolución Nº 008430 de 1993, la cual dicta en el

Capítulo V del Título 1, lo referido a las investigaciones en grupos subordinados, entendiendo

como parte de estos a “internos en reclusorios o centros de readaptación social”. Dicha

resolución establece que dentro del comité de ética de las investigaciones llevadas a cabo con

66
tales grupos, se deberá contar con la participación de al menos uno de los miembros de dicho

grupo, capaz de representar los valores culturales, morales y sociales del grupo, así como vigilar.

Dada la restricción para realizar un previo contacto con un miembro del grupo participante, en la

primera sesión de la visita de campo realizada por la investigadora se hizo contacto con una

participante que quisiera de manera voluntaria conocer de forma previa lo concerniente a la

investigación. Igualmente teniendo en cuenta lo estipulado, en la presente investigación la no

participación no tuvo consecuencias de ninguna índole para las participantes; los resultados no

serán utilizados en perjuicio de las participantes.

Todo lo anterior se comunicó de manera verbal y escrita (de forma recopilada) a cada una de

las participantes en el presente estudio, por medio de una sesión de socialización de objetivos de

la investigación con los grupos con los que se trabajó, así mismo se hizo entrega del

consentimiento informado en el cual se comunicó de manera escrita los objetivos de la presente

investigación y el marco de la misma.

67
Resultados

Aspectos sociodemográficos

Dentro de la investigación se contó con la participación de 37 mujeres privadas de la libertad

que se encontraban residiendo con sus hijos al interior del establecimiento (90,2%) y de cuatro

mujeres privadas de la libertad que se encontraban en estado de embarazo al momento de la

visita (9,8%), para un total de 41 mujeres participantes, de las cuales el 53,7% pertenecía a la

Regional Norte, el 26,8% a la regional Oriente y el 19,5% a la Regional Viejo Caldas. A

continuación se relacionan los datos sociodemográficos de la muestra.

De la muestra participante, más de la mitad se encontraba en el rango de 18 a 29 años

mientras que el porcentaje restante se encontraba en el grupo etario de 30 a 54 años (Ver figura

18). La edad promedio de las participantes fue de 29,12 años (DE=7,353; Mínimo=20 y

Máximo=44).

Figura 19. Distribución de edades en la muestra

44%
de 18 a 29 años
56%
de 30 a 54 años

Figura 19. Distribución de edades de la muestra. Fuente: Elaboración propia a partir


de datos recolectados.

68
En cuanto al lugar de procedencia, señalado como el lugar en el cuál se residía antes de

ingresar al establecimiento, se encuentra la siguiente distribución por establecimiento: el 62,5%

de las internas de la Reclusión de mujeres de Pereira provenía del departamento de Risaralda, el

25% de Quindío y el 12,5% de Caldas; en la Reclusión de mujeres de Bucaramanga, un 55,6%

provenía del departamento de Santander, un 22,2% del departamento de Bolívar, un 11,1% del

departamento de Norte de Santander y un 11,1% del departamento del Cesar; mientras que en la

Reclusión de mujeres de Bogotá, un 64,7% provenía del departamento de Cundinamarca, y un

5,9% en los departamentos de Atlántico, Caldas, Caquetá, Meta, Norte de Santander y Santander,

respectivamente. Respecto a los porcentajes de la muestra total, los departamentos que

encabezan la lista son Cundinamarca, Santander y Risaralda (Ver Figura 20).

Figura 20. Lugar de procedencia de la muestra

3% Atlántico
Bolivar
6% Caldas
17%
6% 3%
Caquetá
3%
Cesar
Cundinamarca
15%
Meta
Norte de Santander
6% 32% Quindío
6% Risaralda
Santander
3%
Figura 20. Distribución de los lugares de procedencia de la muestra. Fuente:
Elaboración propia a partir de datos recolectados.

Respecto al estado civil, el 51,2% de la muestra indicó encontrarse en Unión libre, el 39,0%

reportó encontrarse Soltera, el 4,9% Casada y el 4,9% Divorciada o Separada.

69
En cuanto al nivel de escolaridad de la muestra, se encontró que la gran mayoría reportó no

haber culminado sus estudios, tan solo un 21% reportó que sí pudo completarlos (Ver Figura 21).

Figura 21. Nivel de escolaridad de la muestra

3% 2%

10% Sin estudios


18%
Primaria incompleta
Primaria completa
22% Bachillerato incompleto
Bachillerato completo
Técnico
45%

Figura 21. Distribución del nivel de escolaridad de la muestra. Fuente: Elaboración


propia a partir de datos recolectados.

Respecto al estrato socioeconómico se encontró que el 33,3% reportó ser de estrato

socioeconómico 1, el 14,3% de estrato socioeconómico 2 y el 11,9% de estrato socioeconómico

3 (un 38,1% de la muestra no respondió esta pregunta, en algunos casos porque su lugar de

residencia no tenía un estrato socioeconómico).

A su vez, se encontró que la responsabilidad económica del hogar estaba principalmente a

cargo de estas mujeres (42,1%), seguida por la responsabilidad exclusiva de la pareja (21,1%), y

de una responsabilidad compartida con la pareja (15,8%), en los otros casos la responsabilidad la

asumían los padres, era compartida con un hijo o era compartida entre la pareja y la madre.

Por otra parte, la fuente de ingresos era esencialmente (46,3%) producto de trabajos de índole

informal tales como ventas ambulantes, trabajo en casas de familia, reciclaje, cultivo en el

campo, trabajo en taller de mecánica, entre otros. La segunda fuente de ingresos representativa
70
(19,5%) al interior de la muestra era la comisión de delitos tales como hurto y venta de

estupefacientes.

Finalmente, se indagó acerca del maltrato físico o psicológico que se pudo haber sufrido en

algún momento de la vida y se encontró que el 60% de la muestra sufrió en algún momento

maltrato por parte de la pareja (53,8%) y de la familia (46,2%), respecto al maltrato recibido por

parte de la pareja se indicó que éste era causado por celos y consumo de alcohol, y era

principalmente físico; en el caso de la familia no se reportaron los motivos, pero se especificó

que igualmente el maltrato era principalmente físico.

71
Aspectos asociados al historial delictivo

En relación a aspectos asociados a la comisión de delitos, se indagó si habían estado en un

establecimiento de reclusión en otra oportunidad y se encontró que el 33,3% reportó haberlo

hecho, mientras que un 66,7% señaló que no. Así mismo se indagó si alguna vez habían estado

en un centro correccional de menores y el 23,1% señaló haber estado en uno, mientras que el

76,9% señaló que no. Dentro de los motivos que se encontraron para haber estado en un centro

correccional de menores se encontraron: el consumo de sustancias psicoactivas y el hurto.

En cuanto a la tendencia delictiva de la muestra participante (Ver Figura 22), se encontró que

la mayoría se encontraba en reclusión por delitos asociados al “Tráfico, fabricación o porte de

estupefacientes”, luego por “Hurto”, “Homicidio”, “Concierto para delinquir”. Un 30% de la

muestra se encontraba en reclusión por otros delitos entre los que se encuentran “Fabricación,

tráfico y porte de armas de fuego o municiones”, “Rebelión”, “Secuestro”, “Violación”,

“Desplazamiento forzado”, “Extorsión”, “Fabricación, tráfico y porte de armas y municiones de

uso privativo de las fuerzas armadas”, “Lesiones”, “Terrorismo” y “Violencia intrafamiliar”.

Figura 22. Tendencia delictiva de la muestra

Tráfico, fabricación o porte


de estupefacientes

Hurto
30% 30%

Homicidio

Concierto para delinquir

7%
Otros
20%
13%

Figura 22. Distribución de la tendencia delictiva de la muestra. Fuente: Elaboración


propia a partir de datos recolectados.

72
Respecto a la situación jurídica, el 20,6% reportó encontrarse sindicada y un 79,4%

condenada y en cuanto a la fase de condena, se encontró que el 25% se encontraba en fase de

observación, diagnóstico y clasificación, el 46,9% en fase de alta seguridad, el 18,8% en fase de

mediana seguridad, el 3,1% en fase de mínima seguridad y el 6,3% reportó estar sin fase.

En cuanto al tiempo que llevan bajo privación de la libertad, ya sea que se encuentren

sindicadas o condenadas, el promedio de tiempo es de 33 meses (DE=37,95; Mínimo=03 y

Máximo=144).

73
Red familiar

Respecto a la red familiar se indagó acerca de la composición del núcleo familiar, de la

calidad de la relación que se tenía con los integrantes de dicho núcleo, de la frecuencia de

contacto que se tenía con amigos y familiares, y de la reacción que tuvo el núcleo familiar una

vez se conoció la noticia del ingreso a prisión.

Composición del núcleo familiar.

En cuanto a la composición del núcleo familiar, se encontró que el 38,9% de las mujeres

participantes convivían con la pareja y los hijos, el 16,7% sólo con la pareja, el 11,1% sólo con

los hijos, el 8,3% con la pareja, los hijos y los padres. El 19,6% restante residía con los

convivientes anteriormente mencionados más otros familiares y otros no familiares.

A partir de la información suministrada por las mujeres participantes, se encontró que excepto

una, todas las mujeres tenían hijos, dentro y fuera del establecimiento de reclusión, en total el

número de hijos e hijas de la muestra fue 95. De dichas mujeres, el 31,7% tiene sólo un hijo, el

24,4% dos, el 26,8% tres y el 14,9% de cuatro a seis hijos (Ver Figura 23) y el promedio es de

dos hijos o hijas.

Respecto al sexo de los hijos e hijas de estas mujeres, el 62% son de sexo femenino y el 38%

de sexo masculino, con datos perdidos de tres hijos e hijas. En cuanto a las edades, se realizó una

agrupación en ocho grupos etarios: a) Menores de seis meses, b) seis meses a tres años, c) cuatro

a cinco años, d) seis a nueve años, e) diez a 12 años, f) 13 a 15 años, g) 16 a 18 años y h)

mayores de 18 años, y se encontró que casi la mitad (47,3%) de los hijos e hijas de estas mujeres

74
se encuentra entre los seis meses y los tres años, seguido por el grupo de seis a nueve años (14%)

y el de 13 a 15 años (11,8%) (Ver Figura 24).

Figura 23. Número de hijos/as de las mujeres participantes

16
14
14
Número de madres

12 11
10 9
8
6
4
2 2 2
2 1
0
0 1 2 3 4 5 6
Número de hijos
Figura 23. Distribución de hijos/as de las mujeres participantes. Fuente: Elaboración
propia a partir de datos recolectados.

Figura 24. Edades de los hijos/as de las mujeres participantes

50 47,3%
45
40
35
Porcentaje

30
25
20
14%
15 11,8%
9,7%
10 6,5% 5,4%
2,2% 3,2%
5
0
a
d be c
f g h
Grupo etario
Figura 24. Distribución de las edades de los hijos/as de las mujeres participantes
según grupo erario. Fuente: Elaboración propia a partir de datos recolectados.

De los 95 hijos e hijas de las mujeres participantes, el 28% nació en el tiempo de reclusión de

la madre. El 39% (37 niños y niñas) se encuentra residiendo al interior del establecimiento junto

75
a su madre y el 61% (58 hijos e hijas) se encuentra residiendo en diversos departamentos del

país. La Tabla 8, muestra el número de hijos e hijas, así como el porcentaje de aquellos que se

encuentran residiendo al interior o fuera del establecimiento de reclusión.

Tabla 8.
Distribución del número de hijos/as de las mujeres participantes

Reclusión de Reclusión de mujeres Reclusión de


mujeres Bogotá Bucaramanga mujeres Pereira
Fr % Fr % Fr %
Núm. de hijos que
22 48 7 22 8 47
residen en la reclusión
Núm. de hijos que
residen afuera de la 24 52 25 78 9 53
reclusión
Total 46 100% 32 100% 17 100%

Fuente: elaboración propia

En el caso particular de la Reclusión de Mujeres de Bogotá, se encontró que hay un total de

46 hijos e hijas, de los cuales el 48% (22) se encuentra residiendo al interior del establecimiento

junto a su madre, mientras que el 52% (24) restante se encuentra distribuido en los

departamentos de Antioquia, Boyacá, Caquetá, Cauca, Cundinamarca, Norte de Santander y

Santander (Ver Figura 25). En la Reclusión de Mujeres de Bucaramanga hay un total de 32 hijos

e hijas de los cuales el 22% (7) se encuentra residiendo al interior del establecimiento junto a su

madre, el 78% (25) restante se encuentra residiendo en los departamentos de Cesar,

Cundinamarca, Santander y Norte de Santander (Ver Figura 25). En la Reclusión de Mujeres de

Pereira, se encontró que hay un total de 17 hijos e hijas de las mujeres que se encuentran al

interior del establecimiento, de los cuales el 47% (8) se encuentra residiendo junto a su madre al

interior del establecimiento, el 53% (9) restante se encuentra distribuido en los departamentos de

Caldas y Quindío (Ver Figura 25).

76
Respecto a los hijos e hijas que no se encuentran residiendo junto a su madre en el

establecimiento de reclusión (61%) se encuentra que el 51,9% se encuentra bajo la

responsabilidad de los abuelos, principalmente maternos; que el 15,4% asume su propia

responsabilidad; que el 11,5% se encuentra al cuidado de otras personas no familiares como

“amiga”, “padrastro”, “vecina” o bajo el cuidado del ICBF; el 9,6% bajo el cuidado del papá y

bajo el cuidado de tíos o tías respectivamente; y finalmente el 1,9% se encuentra bajo el cuidado

del padre y de los abuelos al mismo tiempo. Así mismo, se encontró que el 12,2% de los hijos e

hijas tuvieron que ser separados de sus hermanos y/o hermanas, para residir en distintos hogares.

77
Figura 25. Ubicación de los hijos/as por Departamento

RM Bogotá
RM Bucaramanga
RM Pereira

Ubicación hijos RM Bogotá


Ubicación hijos RM
Bucaramanga
Ubicación hijos RM Pereira

Figura 25. Ubicación de los hijos/as de las mujeres participantes por Departamentos del país.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos recolectados. Imagen: mapa de Colombia
extraída de http://www.uxabilidad.com/recursos/mapa-politico-de-colombia-en-vectores.html

Adicionalmente, se indagó si las mujeres participantes tenían antes de ingresar al

establecimiento personas a su cargo que no fueran sus hijos y se encontró que el 73,2% no tenía

a otras personas a su cargo, mientras que el 26,8% sí, de las cuales el 59% eran menores de edad

con parentesco “primos”, “ahijados”, “sobrinos” y “hermano” y el 41% mayores de edad con

parentesco “mamá”, “tía”, “abuela” y “suegros”.

78
Calidad de la relación con los integrantes del núcleo familiar.

Respecto a la calidad de la relación que se tenía con cada integrante de la familia con el que se

convivía, se encontró que casi la mitad de las mujeres que dijeron convivir con su pareja calificó

dicha relación como “buena” (48%); más de la mitad de las mujeres que dijeron convivir con los

hijos calificó la relación como “muy buena” (70,8%); cerca de la mitad de las mujeres que dijo

convivir con los padres calificó la relación como “buena” (45,5%); así mismo aquellas mujeres

que reportaron vivir con otros familiares calificaron dicha relación principalmente como

“regular” (42,9%) (Ver Tabla 9).

Tabla 9.
Calidad de la relación con los integrantes del núcleo familiar
Otros
Pareja Hijos Padres
Familiares
Fr % Fr % Fr % Fr %
Muy
10 40 17 70,8 4 36,4 2 28,6
buena
Buena 12 48 5 20,8 5 45,5 1 14,3
Regular 3 12 2 8,3 1 9,1 3 42,9
Mala 0 0 0 0 0 0 1 14,3
Muy mala 0 0 0 0 1 9,1 0 0
Total 25 100% 24 100% 11 100% 7 100%

Fuente: elaboración propia

De igual manera, se preguntó si la calidad de dicha relación había cambiado luego del ingreso

al establecimiento de reclusión y se encontró lo siguiente: de la totalidad de mujeres que reportó

encontrarse viviendo con la pareja antes del ingreso al establecimiento, un 67,9% indicó que la

relación sí cambió después de su ingreso, mientras que un 32,1% indicó que no se presentaron

cambios; respecto a la relación con los hijos, el 68% indicó que su relación había cambiado y el

32% que no; en cuanto a la relación que tenían aquellas mujeres que vivían con los padres los

porcentajes fueron equitativos el 50% sí evidenció cambios en la relación y el 50% no;


79
finalmente aquellas mujeres que vivían con otros familiares, indicaron en un 85,7% que dicha

relación si cambió y el 14,3% que no.

Dentro de los motivos señalados para el cambio que se presentó en la relación con la pareja,

se encontró que cambió principalmente de forma negativa, y que la distancia y el abandono son

las principales razones, tal como se evidencia en algunas de las respuestas citadas4:

“Porque nos vemos poco, él vive en Armenia, le queda duro venir” (Angélica, 22 años,
RM Pereira).
“Creo por estar privada de mi libertad por estar lejos” (Beatriz, 35 años, RM
Bucaramanga).
“El esposo se consiguió otra mujer” (Susana, 37 años, RM Bucaramanga)
“Por las circunstancias me dejó sola” (Angie, 21 años, RM Bogotá).
“Me dejó abandonada” (Camila, 28 años, RM Bogotá).
“Cambió la relación con mi esposo porque quiso irse y dejarme” (Tatiana, 25 años RM
Bucaramanga).

Respecto al cambio de la relación con los hijos se encontró que el cambio que surgió en la

relación, fue para la mitad del grupo negativo y para la otra, positivo. Dentro de los motivos de

un cambio positivo se encuentra que ahora hay una mayor comprensión hacia los hijos e hijas,

que son su motivo para continuar adelante por lo que los y las valoran más que antes, por lo que

la comunicación telefónica es frecuente con el objetivo de poder comunicarles la importancia

que los mismas tienen para ellas.

“Porque son mi razón de vivir” (Lucila, 26 años RM Pereira).


“Porque el estar aquí me doy cuenta de que él merece todo lo mejor y comparto más
con él todos sus avances” (Katherine, 20 años, RM Pereira).

4
Todos los nombres que se mostrarán a continuación fueron cambiados por cuestiones de confidencialidad.
80
“Aprendí a valorarla más y soy más cariñosa de lo normal” (Doris, 21 años, RM
Bucaramanga).

Dentro de los motivos de un cambio en la relación negativo, se encontró que producto del

ingreso a prisión se produjo una ruptura en el vínculo con los hijos e hijas.

“Si, pues mis padres ya fallecieron y no tengo ningún familiar en esta ciudad quien me
los traigan en las visitas pero al igual yo los llamo y ellos me expresan cuanto me aman
y yo en lo poco que puedo les colaboro” (Juliana, 35 años, RM Bucaramanga).
“Hace muchos días no los veo yo, ya no quieren hablar casi conmigo por teléfono”
(Ariadna, 24 años, RM Bogotá).
“Porque ya no estoy con mi hijos y casi no nos vemos ni compartimos” (Linda, 24 años,
RM Bogotá).
“Mi hija se enferma siempre que viene y cuando viene se olvida de mí” (Angélica, 22
años, RM Pereira).
“Por la ausencia de uno y todo se acaba y ellos quedan a la deriva” (Maritza, 41 años,
RM Bogotá).

En cuanto a aquellas mujeres que evidenciaron un cambio en la relación que se tenía con los

padres, se encuentra que este fue principalmente positivo, se argumenta que ahora hay un mayor

apoyo y comprensión por parte de la familia.

“Porque me doy cuenta de que sólo cuento con ella y sus consejos son por un bien y
para mejorar mi estilo de vida” (Katherine, 20 años, RM Pereira).
“No vivíamos en el mismo hogar pero siempre en todo el día estábamos en contacto, a
mejor ahora estamos aún más unidos” (Jazmín, 33 años, RM Pereira).
“Mi madre me ha apoyado mucho pues ella cuida mi hijo mayor y nos brinda amor”
(Patricia, 21 años, RM Bucaramanga).

Finalmente, respecto al cambio señalado en la relación que se tenía con otros familiares, con

los que se convivía, se encontró que de esas relaciones más de la mitad tuvieron un cambio

negativo, dentro de los motivos se encuentra que dichas personas se aislaron.


81
“Con mis hermanos ha cambiado mucho por el motivo de cuando los necesito no
cuento con ellos” (Daniela, 39 años, RM Pereira)
“La verdad desde el momento que caí a la cárcel me di cuenta que ha cambiado mucho
nuestra relación” (Blanca, 35 años, RM Bogotá)
“Porque son las personas más hipócritas” (Lucila, 26 años RM Pereira)

Contacto y redes sociales.

Para medir la frecuencia del contacto familiar se indagó acerca del número de visitas que se

han recibido en el último mes, y se encontró que en promedio todas las mujeres participantes

reciben una visita al mes. Los días establecidos (según lo conocido en las visitas a los

establecimientos) para las visitas son los fines de semana, el día sábado pueden visitar los

hombres y el día domingo las mujeres, mientras que los menores de edad pueden ingresar el

último domingo de cada mes.

En general, el 27% de la muestra reportó no haber recibido visitas en el último mes, el 45,9%

reportó recibir una, el 16,2% reportó haber recibido dos visitas, el 8,1% tres y el 2,7% cuatro.

Por establecimiento, se encontró que en el establecimiento de reclusión de mujeres de Bogotá el

promedio de visitas recibidas en el último mes fue de una, el 35% reportó no haber recibido

visitas, el 55% haber recibido una, el 5% dos y el otro 5% cuatro; en el establecimiento de

reclusión de Bucaramanga, se encontró que el promedio de visitas recibidas en el último mes fue

1, el 20% reportó no haber recibido visitas, el 40% haber recibido una y el otro 40% haber

recibido dos; y en el establecimiento de reclusión de mujeres de Pereira, el promedio de visitas

es de dos, así mismo se encontró que 14,3% no recibió visitas en el último mes, el 28,6% recibió

una, el 14,3% recibió dos y el 42,9% tres.

82
Entre las personas que las visitan con mayor frecuencia se encuentran la madre (28,8%) y la

pareja (22%). En menor cantidad reciben la visita de familiares como hermanos y/o hermanas

(11,9%), hijos e hijas (10,2%), el padre (3,4%) y otros familiares (3,4%) como tíos y/o tías y

primos y/o primas. El 20,3% restante representa la visita de otros no familiares como cuñados

y/o cuñadas, suegros, amigos, entre otros.

Respecto a las personas que se encuentran fuera del establecimiento con las que se tiene

mayor contacto se encuentra que la principal es la madre (24,1%), seguida por los hijos e hijas

(22,8%) y otros familiares (19%) como tíos y/o tías, la abuela y hermanos y/o hermanas.

En cuanto al contacto telefónico (Ver Tabla 10), se encontró que en relación a los amigos y a

otros familiares éste fue principalmente nulo (65%). Dentro de los motivos que indicaron las

participantes respecto al bajo contacto telefónico se encuentra que tienen pocos amigos o que

aquellos que tenían se alejaron luego del ingreso, así como poco contacto con otros familiares

distintos a los padres y los hijos e hijas; otra de las razones es que sus limitaciones económicas

implican que haya una elección y priorización sobre a quién se llama y a quién no, debido a que

las llamadas tienen costo.

El contacto telefónico con la pareja fue frecuente, se realizaron llamadas “Más de una vez por

día” (20%) y “Una vez por día” (20%). Dentro de los motivos por los cuáles se mantiene dicha

frecuencia de contacto se encuentra como principal, la necesidad de poder hablar respecto a los

hijos e hijas, ya sea que se encuentren dentro o fuera del establecimiento de reclusión.

Respecto al contacto telefónico con los hijos e hijas, se encontró que este fue bastante

frecuente. Las participantes señalaron comunicarse con ellos y/o ellas “Más de una vez por día”

83
(20%) y “Una vez por día” (44%). Como motivo principal de dicha frecuencia se encuentra que

las participantes llaman a sus hijos e hijas con la intención de saber cómo se encuentran en

general.

En cuanto al contacto telefónico con los padres, se encontró que no fue tan frecuente, sólo el

35% de las participantes reportó tener contacto con sus padres “Más de una vez por día” y “Una

vez por día”, entre las razones se encuentran las limitaciones económicas para realizar las

llamadas.

Tabla 10.
Frecuencia de contacto telefónico con familiares y amigos
Otros
Amigos Pareja Hijos Padres
Familiares
Fr % Fr % Fr % Fr % Fr %
Más de una vez
2 5 8 20 5 20 4 10 2 5
por día
Una vez por día 0 0 8 20 11 44 10 25 1 2,5
Una vez por
5 12,5 8 20 7 28 9 22,5 5 12,5
semana
Una vez cada
1 2,5 1 2,5 1 4 1 2,5 1 2,5
15 días
Una vez cada
6 15 2 5 1 4 4 10 7 17,5
mes
Nunca 26 65 13 32,5 15 0 12 30 24 60

Fuente: elaboración propia

El 43,9% de las mujeres participantes del estudio indicó haber solicitado visitas conyugales.

Del total de mujeres que solicitaron la visita conyugal, al 75% le fue aceptada la solicitud y al

15% le fue negada, el 10% restante se encuentra esperando una respuesta. Dentro de los motivos

que indicaron las mujeres participantes para que una visita conyugal fuera negada, se encontró

que según ellas hay una falta de colaboración por parte de la institución, a continuación se

pueden observar dichas afirmaciones:

84
“Los primeros cinco meses, la respuesta era que tenían cosas más importantes que
hacer, que aceptar solicitudes de conyugal” (Julieth, 33 años, RM Pereira).
“Pues duré mucho tiempo hasta lograr la visita con mi esposo, pues a veces no
colaboran aquí mucho con esto y a veces nos vemos obligadas a quejarnos y llamar a la
regional y ahí si es rápido todo” (Juliana, 35 años, RM Bucaramanga).

Finalmente, se preguntó cuál había sido la reacción que había tenido la familia respecto al

ingreso al establecimiento de reclusión y se encontró que al interior de las familias hubo

principalmente una afectación emocional caracterizada por la tristeza y el sufrimiento, asociada a

un sentimiento de sorpresa al conocer la noticia de ingreso al establecimiento.

“La reacción que tomaron fue muy triste y deprimente ya que con mi familia tengo un
buen trato” (Julieta, 31 años, RM Bogotá).
“Muy mal psicológicamente se encuentran inestables, lloran mucho y se sienten
culpables, pues aún no entienden por qué esta injusticia” (Julia, 33 años, RM Pereira)
“Muy mal, lloraron demasiado” (Doris, 21 años, RM Bucaramanga)

Así mismo se encontró que una causante principal de angustia dentro de las familias fue el

hecho de que se ingresara al establecimiento con un hijo o hija, o se abandonara a los hijos e

hijas, dicha separación ha causado alta preocupación en las familias. Por otra parte, se encontró

que hubo también una afectación a nivel económico al interior de las familias debido a que la

mujer que ahora se encuentra al interior del establecimiento era parte del sustento económico y a

que al dejar a los hijos e hijas a cargo de la familia, se dejó una responsabilidad y una carga

económica que complicó la situación familiar.

“Pues mi mamá se preocupó mucho porque mis hijos quedaban solos” (Susana, 43
años, RM Bogotá)

85
“Pues para mi familia fue muy duro (…) y los hijos se desestabilizan como en sus
rutinas diarias como el colegio el orden en sus cuartos y demás mejor dicho todo esto
es muy difícil emocionalmente para todos” (Yaneth, 33 años, RM Bogotá).
“La reacción fue muy dura porque yo llegue embarazada y no podíamos asimilar esto
tan duro mis hijas se pusieron muy mal” (Victoria, 41 años, RM Bogotá).
“Fue muy duro tanto emocional como económicamente porque me tocó dejarle la niña
mayor e ingresar a la cárcel con el menor me convertí en una responsabilidad” (Kelly, 22
años, RM Pereira).
“Pues mi madre sufrió mucho aún más pensaba en el niño pues sólo tenía 5 meses y a
ella no le quedaba casi tiempo para cuidarlo (…) pues a mi madre le está tocando aún
más duro porque ya no son sólo las cosas de la casa sino las del niño y yo” (Sara, 20
años, RM Pereira).

De igual manera, se encontró que varias de las participantes manifestaron que sus familias las

han apoyado desde que ingresaron el establecimiento y que incluso en algunos casos sintieron

alegría y tranquilidad dado que preferían que su familiar se encontrara en reclusión que

delinquiendo.

“Me ha estado apoyando en todos momentos (Martha, 30 años, RM Bucaramanga).


“Muy mal, lloraron demasiado pero me apoyaron desde que me capturaron” (Daniela, 21
años, RM Bucaramanga)
“Se llenaron de impresión pero a la vez me dieron mucho ánimo” (Luisa, 34 años, RM
Bogotá).
“A pesar de toda esta situación están pendientes de mis cinco hijos que tengo mi bebé
aquí conmigo en la reclusión” (Milena, 35 años, RM Bucaramanga).
“Reacciono bien ya que yo me encontraba en un grupo armado y ellos prefirieron que
yo esté aquí que en ese lugar” (Jazmín, 28 años, RM Bogotá).
“Ellos se pusieron contentos porque estaba en un grupo armado y ellos sufrían mucho,
estaba en el lugar equivocado” (Derly, 31 años, RM Bogotá).

86
Maternidad al interior del establecimiento.

Como respuesta a lo planteado por la Ley 65 de 1993, 37 niños y niñas residen al interior de

los establecimientos de reclusión de mujeres que hicieron parte del estudio, la mayoría de ellos

(más de la mitad) se encuentran residiendo en el establecimiento de reclusión de mujeres de la

ciudad de Bogotá, el 19% en la reclusión de mujeres de la ciudad de Bucaramanga y el 21,6% en

la reclusión de mujeres de la ciudad de Pereira (Ver Figura 26).

Figura 26. Número de niños y niñas que se encuentran residiendo


en reclusión

22%
RM Bogotá

RM Bucaramanga

19% 59% Rm Pereira

Figura 26. Distribución del número de niños y niñas que se encuentran residiendo
en reclusión. Fuente: Elaboración propia a partir de datos recolectados.

Del total de niños y niñas que residen al interior de los establecimientos de reclusión, el 65%

corresponde al sexo femenino y el 35% al sexo masculino. La distribución de sexo de los

menores por establecimiento puede ser apreciada en la Figura 27.

Sus edades se encuentran entre los 0 (5,4% de la población tienen menos de un mes) y los 36

meses, con un promedio de 17 meses (DE=9,54). Con la mayor concentración en la edad de 24

meses (18,9%) (Ver Figura 28). Por grupos etarios se encuentra que el 86,5% de la población

87
pertenece al grupo de seis meses a tres años, mientras que el 13,5% al grupo de cero a seis meses

de edad.

Figura 27. Sexo de niños y niñas que se encuentran residiendo en


reclusión por establecimiento
16

14
Número de niños y niñas

14
12

10
Femenino
8
8 Masculino
6

4 5 5

2 3
2
0
Reclusión de mujeres Reclusión de mujeres Reclusión de mujeres
Bogotá Bucaramanga Pereira

Figura 27. Sexo de niños y niñas que se encuentran residiendo en reclusión, por
esablecimiento . Fuente: Elaboración propia a partir de datos recolectados.

Figura 28. Edades niños y niñas que se encuentran residiendo en reclusión

8
7
7

6
Número de niños/as

4
3
3
2 2 2 2 2 2 2
2
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
1

0
0 4 6 8 9 10 11 12 13 14 16 17 18 19 20 21 24 25 26 34 35 36
Edad (meses)

Figura 28. Distribución de edades de los niños y niñas que se encuentran residiendo en reclusión
. Fuente: Elaboración propia a partir de datos recolectados.

88
El 70,3% nació en el tiempo de reclusión de su madre, la distribución por establecimiento

puede observarse en la Tabla 11. Algunos de ellos y ellas nacieron al interior de los

establecimientos de reclusión en el área de sanidad, ya que debido al delito que cometió la madre

(en esos casos relacionados con menores de edad) no se les permitía salir del establecimiento ni

para el parto, ni para el puerperio, así que una vez estas mujeres tuvieron a su hijo o hija en el

área de sanidad debieron dirigirse a su celda.

Otra parte de los menores tuvo la oportunidad de nacer en hospitales ubicados al exterior de

los establecimientos de reclusión bajo dos modalidades: una, en la cual se les dio a las madres un

periodo de suspensión de la pena (a partir de los siete meses de gestación) y la oportunidad de

poder tener a su hijo en un hospital de su elección, así como de estar afuera del establecimiento

hasta que el menor cumpliera seis meses, edad en la que la madre tomaba la decisión de volver o

no con él al establecimiento; la segunda modalidad según los datos recolectados consistió en no

dar un periodo de suspensión de la pena y mantener a la madre gestante al interior del

establecimiento hasta el momento en el cual sintiera que estaba preparada para dar a luz, el

procedimiento que se llevó a cabo en dichas circunstancias fue dar aviso al área de sanidad, la

cual dio la indicación para remitir y movilizar en ambulancia a la madre en proceso de parto a un

hospital cercano, donde las madres dieron a luz, una vez estuvieron recuperadas debieron volver

al establecimiento de reclusión para la residencia con su hijo o hija.

De ese 70,3% de menores que nacieron en el tiempo de reclusión de la madre (en general, los

datos por establecimiento pueden ser observados en la Tabla 11), el 96,3% recibió controles

médicos durante el embarazo, y su calidad fue calificada en promedio como “Buena”. Por

establecimiento, se encontró que aquellas mujeres que tuvieron a su hijo o hija en el tiempo de

89
reclusión y tuvieron acceso a controles médicos los calificaron de la siguiente manera: en el

establecimiento de reclusión de mujeres de Bogotá la distribución de la calificación fue 38,9%

“Muy bueno”, 33,3% como “Bueno”, 22,2% como “Regular” y el 5,6% como “Malo”; en el

establecimiento de reclusión de mujeres de Bucaramanga, el 42,9% lo calificó como “Bueno”, el

28,6% como “Regular”, el 14,3% como “Malo” y el 14,3% como “Muy malo”; y en el

establecimiento de reclusión de mujeres de Pereira el 50% lo calificó como “muy bueno” y el

50% como “muy malo”.

Tabla 11.
Información sobre la población embarazada en reclusión
Reclusión de
Reclusión de Reclusión de
mujeres
mujeres Bogotá mujeres Pereira
Bucaramanga
Fr % Fr % Fr %
Núm. de madres 22 100 11 100 8 100
Que tuvieron hijos en
21 95,4 7* 64 2 25
tiempo de reclusión
Que recibieron
controles médicos 17 81 7 100 2 100
durante el embarazo

Fuente: elaboración propia


* En esta cifra se incluyen las cuatro madres gestantes participantes en el establecimiento de reclusión de
mujeres de Bucaramanga que están próximas a dar a luz.

Salvo las dos mujeres que se encuentran en gestación, la totalidad de las madres y sus hijos

gozan del beneficio de acceso al jardín infantil ubicado en cada establecimiento de reclusión, a

continuación se presentarán algunos aspectos asociados a la relación que tienen las madres con

cada jardín infantil.

El establecimiento de reclusión de mujeres de Bogotá cuenta con un jardín infantil ubicado a

las afueras de la edificación que contiene y da paso a los pabellones en los cuales permanecen las

reclusas. Debido a esto las madres no pueden acceder al jardín de ninguna forma, dadas las

90
normas de seguridad, por lo que no pueden llevarlos o recogerlos del jardín, ni acompañarlos en

algún momento de la jornada; los menores permanecen de 07:00am a 04:00pm en el mismo,

lugar donde reciben educación y estimulación acorde a su nivel, también reciben las tres comidas

diarias así como meriendas complementarias suministradas por el ICBF. Respecto a la

calificación que las madres dieron al servicio brindado por el jardín (de 1 a 5, dónde 1 era “muy

bueno” y 5 era “muy malo”), el 77,8% lo calificó como “Muy bueno” y el 22,2% como “Bueno”

(Ver Figura 29).

El establecimiento de reclusión de mujeres de Bucaramanga, a diferencia de los

establecimientos de Bogotá y Pereira, cuenta con un pequeño jardín infantil ubicado al interior

de la edificación que contiene los pabellones y las áreas de acceso a los mismos, junto al área de

sanidad, jurídica y de trabajo social y psicología. Su ubicación permite que las madres de los

niños y niñas que se encuentran en el mismo, los lleven y los recojan según el horario dispuesto,

de 08:00am a 11:00am y de 01:00pm a 04:00pm, y almuercen junto a ellos y ellas al interior del

patio asignado a las madres. Al igual que en el establecimiento de Bogotá, se brinda educación y

estimulación acorde al nivel de los menores, así como las tres comidas diarias y las meriendas

complementarias otorgadas por el ICBF. Respecto a la calificación que se le dio al servicio

otorgado por el jardín, el 100% de las mamás lo calificó como “Muy bueno” (Ver Figura 29).

Finalmente, el establecimiento de reclusión de mujeres de Pereira cuenta, al igual que el

establecimiento de reclusión de Bogotá, con un jardín infantil ubicado a las afueras de la

edificación que contiene los pabellones y las áreas de acceso a los mismos. Dicha ubicación

conlleva, debido a las normas de seguridad, a que las madres de los menores que se encuentran

en el jardín no puedan acceder al mismo ni para llevarlos, recogerlos o acompañarlos en algún

91
momento de la jornada, la cual se desarrolla de 08:00am a 04:00pm, en la cual, al igual que en

los dos establecimientos mencionados, se provee educación y estimulación a los menores, así

como las tres comidas diarias y las meriendas complementarias, otorgadas también por el ICBF.

Respecto a la calificación que las madres de dicha reclusión le dieron al servicio dado en el

jardín se encontró que hubo una distribución igual (50%-50%) para las opciones “Muy bueno” y

“Bueno” (Ver Figura 29).

Respecto al procedimiento llevado a cabo en cada uno de los establecimientos para el ingreso

del menor al jardín infantil, se encontró que en los tres establecimientos es unánime, por medio

del área psicosocial de cada establecimiento se informa a las madres gestantes sobre la

posibilidad de ingresar al jardín infantil del establecimiento lo único que deben hacer es solicitar

a la dirección del jardín un cupo para el menor.

Figura 29. Calidad del jardín infantil

50%
Bueno RM Pereira
Calificación

22,20%
RM
bucaramang
50% a
RM bogotá
Muy bueno 100%
77,80%

0,00% 20,00% 40,00% 60,00% 80,00% 100,00% 120,00%


Porcentaje

Figura 29. Calificación al servicio de jardín por establecimiento . Fuente: Elaboración


propia a partir de datos recolectados.

La calidad de las instalaciones del establecimiento para la residencia de los menores de edad

(Ver Figura 30) fue calificada por las mujeres de la reclusión de mujeres de Bogotá de la

92
siguiente manera: el 68,8% indicó que la calidad es “Buena”, el 18,8% como “Regular” y el

12,5% como “Muy buena”, entre los motivos para las calificaciones “Buena” y “Muy buena” se

encontró que las mujeres consideran que las instalaciones proveen los espacios suficientes para

los menores tales como las habitaciones exclusivas, el jardín y la zona de juegos dispuesta al

interior del patio para los menores, y se asocia el servicio y la atención brindada a los hijos a la

hora que calificar las instalaciones, entre las razones de la calificación “Regular”, se encontró

que se aduce que hay goteras y humedad al interior de las habitaciones, y la presencia de

personas que consumen drogas o cigarrillos.

En la reclusión de mujeres de Bucaramanga, el 36,4% de las mujeres participantes la calificó

(Ver Figura 30) como “Buena”, el 27,3% como “Regular, el 18,2% como “Muy buena” y el

18,2% como “Mala”, dentro de los motivos para las calificaciones “Buena” y “Muy buena” se

encontraron los cuidados brindados así como los beneficios, respecto a las calificaciones

“Regular y “Mala” se encontraron la falta de espacio y los malos olores.

Y finalmente en la reclusión de mujeres de Pereira la calidad de las instalaciones (Ver Figura

30) fue calificada por el 57,1% como “Buena” y el 42,9% como “Regular”, como motivos para

la calificación “Buena” se encontraron la disponibilidad de espacio exclusivo para convivir con

el menor y el cuidado y atención otorgados a los menores, respecto a la calificación “Regular” se

encontraron la presencia de humo de cigarrillo, de conductas inadecuadas que los menores tienen

que presenciar, y la falta de cosas que les gustaría brindar a los hijos o hijas.

93
Figura 30. Calidad de las instalaciones para los menores

Mala

Regular RM Pereira
Calificación

RM bucaramanga

Bueno RM bogotá

Muy bueno

0,00% 20,00% 40,00% 60,00% 80,00%


Porcentaje
Figura 30. Calificación instalaciones del establecimiento para la residencia de los niños
y niñas menores de tres años. Fuente: Elaboración propia a partir de datos
recolectados.

Respecto a la percepción de apoyo brindado por la institución para el ejercicio de la crianza al

interior de los establecimientos (Ver Figura 31) se encontró que en general el 63,2% de las

madres siente apoyo de la institución, mientras que el 36,8% no. Por establecimiento se encontró

que el 73,7% de las madres del establecimiento de reclusión de mujeres de Bogotá se siente

respalda por la institución para el ejercicio de la crianza de sus hijos e hijas, entre los motivos se

encuentra el hecho de que la institución por medio del convenio tripartito otorgue a las madres

espacio, alimentación y la posibilidad de estar con los hijos o hijas al interior del establecimiento

de reclusión; en el establecimiento de reclusión de mujeres de Bucaramanga se encontró que el

54,5% de las mujeres participantes se siente respaldada, entre los motivos se manifestó el

constante apoyo de la licenciada del jardín infantil que se encuentra en el establecimiento, que

implica a su vez la representación de un fuerte apoyo por parte del ICBF; y en el establecimiento

de reclusión de mujeres de Pereira la distribución fue equitativa (50%-50%) para sentirse y no

sentirse apoyada por parte de la institución, dentro de los motivos se encuentra que sienten un
94
apoyo por parte de las directivas del jardín, dado que cuidan de sus hijos e hijas, así como la

posibilidad de que puedan estar con sus hijos e hijas al interior del establecimiento.

Figura 31. Percepción de apoyo para la crianza


80% 74%
70%

60% 54,50%
50,00%
Porcentaje

50%

40%

30% Percepción
de apoyo
20%

10%

0%
RM bogotá RM bucaramanga RM Pereira
Establecimiento

Figura 31. Percepción de apoyo por parte de la institución para el ejercicio de la crianza
al interior del establecimiento. Fuente: Elaboración propia a partir de datos recolectados.

Respecto a la oferta de talleres relacionados con la maternidad se encontró que a nivel general

el 63,2% de las madres recibió alguno en el tiempo de estancia; mientras que a nivel específico la

distribución de los porcentajes fue 73,7% (Reclusión de mujeres de Bogotá), 91% (Reclusión de

mujeres de Bucaramanga) y 0% (Reclusión de mujeres de Pereira). La calificación dada para los

mismos por parte de aquellas mujeres que lo recibieron, fue equitativa (50%-50%) para “Muy

bueno” y “Bueno” en el establecimiento de reclusión de mujeres de Bogotá; y en el

establecimiento de reclusión de mujeres de Bucaramanga (Ver Figuras 32, 33 y 34) la

distribución fue 77,8% como “Muy bueno” y 22,2% como “Bueno”. Cabe agregar que en las

visitas realizadas al establecimiento de reclusión de mujeres de Bucaramanga se pudo ver la

realización de un taller con las madres gestantes las cuales señalaron su agrado por el mismo, en

general y como lo muestran las calificaciones dadas las mujeres se sienten bastante satisfechas

95
con el servicio y el acompañamiento que les brinda el jardín.

Figura 32. Jardín Infantil “Mis huellitas”. Reclusión de Figura 33. Jardín Infantil “Mis huellitas”. Reclusión de
mujeres de Bucaramanga. Fuente: Elaboración propia. mujeres de Bucaramanga. Fuente: Elaboración propia.

Figura 34. Jardín Infantil “Mis huellitas”. Reclusión de


mujeres de Bucaramanga. Fuente: Elaboración propia.

96
Así mismo se indagó sobre la circunstancia de separación del hijo o la hija debido a la

reglamentación que establece que los menores deberán salir del establecimiento de reclusión una

vez que cumplan tres años de edad. En general, el 36,6% de los menores que se encuentran

actualmente en reclusión serán separados de su madre, dado que ella debe continuar cumpliendo

su condena, y el 29,3% saldrán a tiempo con su madre, dado que antes de que los mismos

cumplan tres años, su madre podrá recuperar la libertad (el 24,4% no respondió la pregunta). De

ese 36,6%, el 46,2% será cuidado por el padre, el 38,5% por la abuela materna y el 7,7% serán

cuidados por los hermanos (Ver Figura 35).

Figura 35. Personas que se harán cargo de los menores una vez
que salgan del establecimiento

8%

Padre

50% Abuela
materna
42%
Hermanos

Figura 35. Personas que se harán cargo de los menores que actualmente residen en el
establecimiento de reclusión y que proximamente saldrán del mismo sin su madre.
Fuente: Elaboración propia a partir de datos recolectados.

En relación a la separación próxima del hijo o hija, se indagó si se había recibido apoyo en la

planeación de dicho evento, es decir, apoyo en la búsqueda de personas que puedan hacerse

cargo del menor, papeleo correspondiente, etc., y acompañamiento psicológico para el

afrontamiento de la separación y se encontró que del total de madres que vivirán la separación

sólo el 14,3% recibió apoyo para la planeación, mientras que el 13,3% recibió acompañamiento

97
psicológico. Quienes recibieron dicho apoyo indicaron que la calidad de los mismos fue “Buena”

en el caso del acompañamiento para la planeación de la situación; y “Muy buena” y “Buena”,

respecto al acompañamiento psicológico.

Finalmente, se consultó a las mujeres participantes sobre el motivo por el cuál su hijo o hija se

encuentra al interior del establecimiento de reclusión residiendo con ella y se encontró lo

siguiente, la principal razón por la cual las mujeres participantes han tomado la decisión de

residir con su hijo o hija al interior del establecimiento es la ausencia de un cuidador externo

para el bebé, muchas argumentan que no tienen con quién dejar a su hijo o hija, o que su familia

(principalmente la madre) ya se ha encargado de otros hijos e hijas, por lo que dejar a este último

hijo o hija implicaría una mayor carga para la familia.

“No tengo familia en esta ciudad” (Luisa, 31 años, RM Bogotá).


“Que mi mamá no puede hacerse cargo de los 2” (Paula, 21 años, RM Bucaramanga).
“Porque no cuento con ninguna persona que se haga cargo de ella, y mi abuela ya es
una señora muy mayor para dejar a mi hija al cuidado con ella, suficiente tiene con mis
dos hijos, para cuidar otra y no hago nada y ya que tengo ese privilegio por eso la tengo
aquí” (Maritza, 24 años, RM Bogotá).
“Porque no tengo con quién dejarlo afuera” (Carolina, 37 años, RM Pereira).

Otra de las razones que se encontró fue el interés en mantener el vínculo con el hijo o hija, así

como aprovechar el beneficio que les es otorgado y poder pasar con sus hijos e hijas los tres

primeros años que les conceden, primordialmente en aquellos casos en los que las condenas son

largas, así que por poder aprovechar a sus hijos e hijas toman la decisión de que ellos o ellas

permanezcan al interior del establecimiento.

98
“El amor que siento por él es inexplicable, es un tiempo que pasa y nadie no lo va
devolver no sé cuánto tiempo estuvo acá pero lo único que sé es que mi hijo estando a
mi lado aprendió a decirme mamá y siempre me va a recordar” (Magdalena, 33 años, RM
Bogotá).
“Pues es muy pequeñito y soy capaz de separarlo de mi lado y creo que el mejor lugar
para un niño es junto a su madre” (Juliana, 35 años, RM Bucaramanga).
“Cuando me capturaron ella tenía solo 12 días de nacida así que he de aprovechar hasta
el último minuto con ella mientras esté aquí en Colombia” (Yuli, 33 años, RM Pereira).
“Que es mi primer hijo y tengo una condena muy alta y no sé cuándo voy a volver a
estar con él” (Adriana, 22 años, RM Bogotá).
“Porque tengo una condena grande y quise compartir con ella los tres años que la
institución lo permite” (Rosa, 42 años, RM Bogotá).

Una última razón hallada fue que dichas mujeres consideran que el cuidado materno es

irremplazable, único e importante por lo que prefieren tener a su hijo o hija con ella al interior

que bajo el cuidado de otros.

“Mi motivo es que podía seguir velando por su cuidado y bienestar” (Paulina, 20 años,
RM Pereira).
“Los hijos que están bien sólo con la mamá porque ya no se puede confiar en nadie”
(Daniela, 39 años, RM Pereira).
“El motivo fue que mi bebé toma pecho y está muy pequeño” (Claudia, 35 años, RM
Bucaramanga).
“Quien la puede criar mejor que yo que soy su mamá” (Yamile, 35 años, RM Bogotá).
“Es mi única bebé para dejársela a otro porque es muy pequeñita y la lactancia es
importante” (Natalia, 37 años, RM Bucaramanga)

Finalmente, se preguntó sobre la opinión que tenían respecto al hecho de que niños y niñas

menores de tres años de edad residan al interior de establecimientos de reclusión y se encontró

que el 26,3% no estaba de acuerdo; el 36,8% si estaba de acuerdo y el 36,8% si estaba de

acuerdo aunque reconocía que las condiciones no eran las mejores y que dicha situación se

99
constituía en un castigo para el menor, quien según ellas estaría pagando una condena injusta, a

continuación se pueden ver algunas de las afirmaciones que respaldan los hallazgos:

“No estoy de acuerdo, pues de cierta manera pagan una condena que no deben” Yuli, 33
años, RM Pereira).
“Pues yo pienso que eso no es justo creo que cuando uno tiene un bebé es para tenerlo
en un hogar pero no en una cárcel” (Victoria, 22 años, RM Pereira).

“Bueno porque están al lado de su madre pero malo porque ellos están pagando la
condena de uno, algo que ellos no han hecho” (Catalina, 20 años, RM Pereira).
“Pues por una parte si porque comparte uno con ellos y se les inculca quien es la
mamá, por otro lado no porque ellos no pueden pagar por nuestros errores” (Sara, 21
años, RM Bucaramanga).
“Pues la verdad no es un buen lugar para nuestros hijos pero por otro lado sentimos
que están más seguros con su mamá que con otras personas afuera así sea un familiar
nadie lo va a cuidar mejor que su propia madre y nosotros estamos más tranquilas así
tener nuestro hijo nuestro lado” (Cindy, 22 años, RM Bogotá).
“No me parece el mejor ambiente para ellos pero es muy bonito que nos dejen compartir
al menos su primera infancia con ellos” (Lina, 24 años, RM Bogotá).

“La verdad no es fácil tener un niño acá porque hay necesidades pero tienen la
oportunidad de compartir con nosotras y eso es algo que a todas nos hace muy feliz y
mi hija para mí lo es todo porque es mi motivación ella y mis hijos” (Carmenza, 24 años,
RM Bogotá).
“Me parece que es muy bonito pues a pesar de estar privados de la libertad seguimos
siendo madres y tenemos sentimiento y es bonito compartir con ellos sus primeros
años de vida sus caricias y amor y demás” (Camila, 33 años, RM Bogotá).

100
Salud e higiene

El 36,6% de la muestra indicó padecer de alguna enfermedad. De ese porcentaje el 60%

señaló que comenzó a padecerla después del ingreso al establecimiento, mientras que el 40%

afirmó que la padecía desde antes de ingresar al establecimiento. Las enfermedades pueden ser

observadas en la Tabla 12. Así mismo se encontró que el 80% de las mujeres que se encuentran

enfermas han recibido atención médica en la institución.

Tabla 12.
Enfermedades que las participantes padecen

Enfermedad Frecuencia
Chikunguña 1
Gastritis 2
Dolor/quistes en los ovarios 3
Dolor de cabeza 2
Problemas de azúcar 1
Tuberculosis pleural 1
Problema en el pulmón 1
Problemas cardiovasculares 2
Mareos 1
Tiroides 1
Diabetes 1
Triglicéridos 1
Dolor en la cintura 1
Neumonía 1
Hipertensión 2

Fuente: Elaboración propia

El 78% de las participantes ha solicitado en algún momento algún servicio médico, de las

cuales al 58,1% se le brindó a tiempo. De ese 78% de participantes que solicitaron un servicio

médico y pudieron obtenerlo (a tiempo o no) el 44,8% calificó la calidad del servicio médico

brindado como “Buena”, el 27,6% la calificó como “Regular”, el 17,2% como “Mala”, el 6,9%

como “Muy Buena” y el 3,4% como “Muy mala”.

101
El servicio y la atención médica en general fueron calificados por el 46,2% de la muestra

como “Regular”; por el 30,8% como “Malo”; por el 10,3% como “Muy malo”; por el 7,7% como

“Bueno”; y por el 5,1% como “Muy bueno”.

Por establecimiento (Ver Figura 36) se encontró que en el establecimiento de reclusión de

mujeres de Bogotá el servicio y la atención médica fueron calificados por el 59,1% de la muestra

como “Regular”, por el 18,2% como “Malo”, por el 13,6% como “Bueno” y por el 9,1% como

“Muy bueno”. Dentro de los motivos para la baja calificación se encuentra que la atención

brindada no es la mejor, la ausencia de medicamentos y de especialistas; dentro de los motivos

para la buena calificación se encuentra la satisfacción con el mero hecho de poder recibir el

servicio médico. En el establecimiento de reclusión de mujeres de Bucaramanga, se encontró que

el 60% de la muestra lo calificó como “Malo” y el 40% como “Regular”. Dentro de los motivos

para dicha calificación se encuentra que no hay servicio médico las 24 horas, la atención a dichas

mujeres se tarda y no hay remisión para la toma de exámenes médicos. En el establecimiento de

reclusión de mujeres de Pereira, el 57,1% lo calificó como “Muy malo”, el 28,6% como “Malo”

y el 14,3% como “Regular”. Dentro de los motivos se encuentra la ausencia de medicamentos, de

personal médico y de interés por la salud de dichas mujeres. Cabe anotar que en la fecha en la

que se realizaron las visitas al establecimiento se encontró que el servicio médico no estaba

funcionando debido a que no había un doctor.

El 66,7% de la muestra ha recibido algún control médico de rutina. Al 26,3% de las mujeres

se le realizó la citología, a ninguna se le practicó el exámen mamográfico y dando como

resultado un 73,7% de la muestra al que no se le realizaron ni la citología, ni el examen

102
mamográfico. De ese 26,3% de la muestra al que se le realizó la citología, al 66,7% le fueron

entregados los resultados, mientras que al 33,3% no.

Figura 36. Calificación atención y servicio médico por


establecimiento

57,10%
Muy malo

29%
Malo 60,00%
18%
Calidad

14,30%
Regular 40,00%
59,10%
RM Pereira
Bueno RM bucaramanga
13,60%
RM bogotá
Muy bueno
9,10%

0,00% 20,00% 40,00% 60,00% 80,00%


Porcentaje
Figura 36. Calificación a la atención y el servicio médico por establecimiento. Fuente:
Elaboración propia a partir de datos recolectados.

Respecto a la provisión de artículos para la higiene, se encontró que al 61,1% de la muestra se

le suministró toallas higiénicas, al 5,6% tampones, al 55,6% papel higiénico, al 58,3% jabón, al

55,6% cepillo de dientes, al 2,8% vestimenta y al 33,3% ninguno de los elementos, en este

último caso se indagó sobre cuál era la fuente de adquisición de los mismos y se encontró que las

dos fuentes principales son la familia y las donaciones que realizan personas de afuera a los

establecimientos. Sin embargo, una denuncia fue realizada en el establecimiento de reclusión de

mujeres de Pereira, a pesar de que al parecer se reciben constantes donaciones, la institución no

hace llegar los elementos a las internas, los cuales al no ser entregados se deterioran. Una interna

comentó:

“Nos dan toallas dañadas con hongos”

103
Se pudo conocer además que la entrega de elementos de higiene a las internas depende en

gran parte de las donaciones y se realiza principalmente en ocasiones especiales:

“Esto sucede de vez en cuando, pero cuando no, por encomienda” (Camila, 21 años, RM
Bucaramanga).
“Rara vez nos regalan útiles” (Nayibe, 37 años, RM Bucaramanga).
“Nos dan kits de aseo, que dependen de donaciones”
“Rara vez nos regalan útiles, los mandamos a traer de la calle 2 veces al mes es la
entrada de útiles” (Paula, 21 años, RM Bucaramanga).
“Cuando uno llega este lugar y cuando hay fiesta” (María, 41 años, RM Bucaramanga).
“Cuando nos regalan un kit de aseo por festividad, el resto del tiempo me lo ganó
trabajando recursivamente” (Yenny, 43 años, RM Bogotá).
“De vez en cuando se acuerdan de que existimos” (Luisa, 34 años, RM Bogotá).

Así mismo, se indagó la cantidad de compañeras con las que se comparte la celda y se

encontró que en el establecimiento de reclusión de mujeres de Bogotá ninguna de las mujeres

participantes compartía su celda con otra compañera, el espacio es utilizado únicamente por ella

y por su hijo o hija; en el establecimiento de reclusión de mujeres de Bucaramanga se encontró

que en el caso de aquellas mujeres que vivían con su hijo o hija la celda no era compartida con

otras compañeras, mientras que las madres gestantes indicaron que debían compartir la celda con

otras compañeras; y en el caso de la reclusión de mujeres de Pereira la celda era compartida con

una compañera, sin embargo, se encontró que las internas gozan del privilegio de tener baño

privado al interior de la celda, situación que no se evidenció en los otros dos establecimientos.

104
Actividades ocupacionales

Como pilares para el tratamiento penitenciario, el INPEC ha establecido tres grandes áreas de

ocupación para los internos y las internas, a saber trabajo, estudio y enseñanza. A partir de la

información recolectada se encontró que el 46,7% de las internas se encuentran en la modalidad

de ocupación laboral, el 26,7% en la modalidad de estudio, el 6,7% hace parte de las dos

modalidades mencionadas y un 20% no hace parte de alguna de las modalidades; así mismo se

halló que ninguna de las participantes hacía parte de la modalidad de enseñanza. Los porcentajes

por establecimiento pueden ser observados en la Figura 37.

Figura 37. Modalidades de ocupación laboral por establecimiento

70
62,5
60

50 45,5
Porcentaje

37,5 37,5
40
Laboral
30 27,3 Estudio
25
22,7
Estudio y laboral
20 12,5
12,5 Ninguno
12,5
10 4,5
0
0
RM Bogotá RM Bucaramanga RM Pereira
Establecimiento

Figura 37. Distribución de las modalidades de ocupación. por establecimiento. Fuente: Elaboración
propia a partir de datos recolectados.

Dentro de la ocupación laboral se encontró la siguiente distribución: el 30,4% de la muestra

labora áreas asociadas a confecciones y tejidos; el 21,7% labora con materiales para la

producción de elementos; el 13% labora con el programa de recuperación ambiental; el 13% en

105
el área de mantenimiento y aseo; el 8,7% en el área de manualidades; y el 4,3% como

manicurista (el 8,7% restante indicó que laboraba en talleres pero no indicó en qué área).

El 84,6% de la muestra indicó haber realizado un curso de capacitación. Los cursos de

capacitación que tomaron las mujeres participantes pueden ser observados en la Tabla 13.

El 25% de la muestra ha hecho parte de un programa transversal al tratamiento penitenciario,

de los cuales el 88,8% de las participantes pertenece a la reclusión de mujeres de Bucaramanga y

el 11.2% restante de la reclusión de mujeres de Bogotá. Los programas de los cuales han hecho

parte las participantes son Proyecto de Vida, Preservación para la vida, Preparación para la

libertad y Crecimiento personal.

Tabla 13.
Cursos de capacitación tomados por las participantes

Curso de capacitación Fr % Curso de capacitación Fr %


Bioseguridad 1 1,6 Ética para la vida 1 1,6
Ortografía 1 1,6 Estampado 2 3,3
Mercadeo y ventas 1 1,6 Muñequería 1 1,6
Contabilidad 3 4,9 Bisutería 2 3,3
Administración de
1 1,6 Costura 2 3,3
empresas
Manipulación de
Máquinas planas 2 3,3 9 14,8
Alimentos
Pintura 6 9,8 Primeros auxilios 8 13,1
Sistemas 4 6,6 Estudio financiero 1 1,6
Panadería 2 3,3 Servicio al cliente 2 3,3
Manualidades 5 8,2 Derechos Humanos 3 4,9
Liderazgo 3 4,9 Salud ocupacional 1 1,6

Fuente: elaboración propia

106
Discusión

La presente investigación tuvo como objetivo establecer y describir, a partir de una

perspectiva de género, la situación actual de aquellas mujeres que actualmente se encuentran

residiendo junto a sus hijos al interior de tres establecimientos de reclusión del país, así como sus

características; y a partir de una recolección exhaustiva de información se logró dar

cumplimiento al mismo. Se indagó acerca de cuatro escenarios de la vida cotidiana al interior de

la prisión, a saber, el contacto familiar, la maternidad como esfera de la vida que se desarrolla al

interior de la prisión, la atención en salud e higiene y las actividades ocupacionales que se

desarrollan al interior de los establecimientos.

Cabe aclarar que debido a que no se realizó un muestreo probabilístico los resultados no son

generalizables a toda la población femenina recluida que reside con sus hijos e hijas al interior de

los establecimientos de reclusión del país, por lo que hay que tener cautela a la hora de extrapolar

los resultados.

En primer lugar y antes de dar desarrollo a los hallazgos relacionados con los escenarios de

análisis mencionados, se realizará una revisión de los datos sociodemográficos que

caracterizaron a la muestra y que pueden dar cuenta de algunos factores de riesgo asociados a la

comisión de delitos en mujeres, mencionados por la literatura: Norza, González, Moscoso, &

González (2012); Martínez, Carabaza & Hernández (2008); Vizcaíno (2010).

La población se caracterizó por pertenecer principalmente a estratos sociales bajos y a zonas

rurales, y por tener un nivel educativo bajo, encontrándose que tan sólo un quinto de la muestra

logró completar los estudios en secundaria o alcanzar un nivel técnico. Estos hallazgos son

consistentes con lo reportado en la literatura (De Miguel Calvo, 2014; León & Roldán, 2007;

107
Yagüe, 2007; González et al. 2012; Martínez, Carabaza & Hernández 2008; Vizcaíno, 2010), y

se constituyen como características que ubicaron a dichas mujeres en un sector social en

desventaja, haciéndoles menos competentes a nivel social, lo cual posiblemente les incitó a

involucrarse con la comisión de delitos tal como lo planteó Yagüe (2007) (al respecto sería

relevante indagar el motivo que conlleva a las mujeres a cometer delitos). Cabe anotar que, como

plantea Norza, et al. (2012), el hecho de que estas mujeres provinieran de estratos sociales bajos

se asocia a la pobreza, situación que no se determina como elemento causal de la delincuencia,

pero si genera condiciones de precariedad que causan que el lucro producto de la delincuencia

resulte llamativo, como opción en la búsqueda de una mejor calidad de vida.

Asociado a ello, se halló que, en efecto, la mayoría de estas mujeres eran las únicas

responsables de la economía en su hogar, a través de la realización de trabajos informales y la

comisión de delitos, hallazgos que nuevamente se asocian a lo planteado por la literatura: la

mujer que comete delitos se caracteriza por ser mujer cabeza de hogar, así mismo sus

posibilidades de acceder a un trabajo formal, estable y rentable que le provea condiciones de vida

dignas son pocas, tal como lo señalan González, González & Moscoso (2012).

Así mismo, se pudo constatar que gran parte de la muestra fue víctima de maltrato físico y/o

psicológico, ejercido principalmente por familiares y por la pareja, en la infancia y la adultez, lo

que confirma lo reportado por Briceño-Donn (2006) y González et al. (2012), gran parte de la

población penitenciaria femenina ha crecido y vivido en contextos de violencia en los cuáles

ellas han sido víctimas, característica que tiene una influencia en la conducta y que puede

encontrarse relacionada con un inicio en la comisión de delitos (Norza, et al. 2012).

108
Comparando con las cifras nacionales proporcionadas por el INPEC (2015c) y con los datos

proporcionados por la investigación realizada por Norza et al. (2012), los resultados asociados al

perfil de la mujer recluida se replican. Las mujeres de la muestra al igual que el total nacional

(INPEC, 2015c) se encuentran principalmente en los rangos de edad de 18 a 29 años, lo cual

según Norza, et al. (2012), sugiere que son mujeres jóvenes con un inicio temprano en la vida

delincuente; respecto a la comisión o presunta comisión de delitos los resultados son idénticos, la

muestra presenta Tráfico, fabricación o porte de estupefacientes, Hurto, Homicidio y Concierto

para delinquir como los cuatro delitos con mayor ejecución, al igual que el total nacional

(INPEC, 2015c), lo cual da cuenta de una tendencia general en la comisión de delitos a nivel

nacional por parte de las mujeres.

Respecto a haber estado recluida alguna vez en un centro correccional para menores,

nuevamente los resultados coinciden con los hallazgos de la investigación de Norza, et al.

(2012), tan sólo un porcentaje mínimo ha estado en uno, en cuanto a los delitos los resultados de

la presente investigación concuerdan con lo planteado por Vizcaíno (2010), uno de los

principales delitos por los que las adolescentes son llevadas a centros correccionales de menores

es el hurto. Este dato es de relevancia y se constituye como un factor de riesgo en tanto aquellas

conductas delictivas que se iniciaron en la adolescencia pueden ser continuadas en la adultez,

según la hipótesis de amplificación social que plantea que si existe una conducta antisocial en la

adolescencia, se sumarán factores de vinculación a actividades delictivas en la adultez (Vandiver,

2010; como se cita en Vizcaíno, 2010).

Respecto a las dinámicas familiares analizadas, gran parte de los resultados encontrados

confirman lo planteado por la literatura, el encarcelamiento de la mujer genera un impacto

109
negativo directo para la familia que afecta a nivel afectivo y económico, como señalan Herrera

& Expósito (2010), el ingreso a prisión de la mujer conlleva estigma familiar, alteración de los

roles y problemas de apego que se agravan cuando se tienen hijos e hijas pequeños en reclusión.

Dichos autores, plantean también que una de las afirmaciones que más se repiten entre las

personas que se encuentran en prisión es que la peor implicación del encierro es la separación

forzada de sus familias, con una detención generalmente inesperada, las personas en reclusión

aducen que se sienten arrancados de su entorno familiar.

Los resultados de la presente investigación dieron cuenta de que en promedio dichas mujeres

tenían dos hijos y principalmente convivían con la pareja y los hijos. Respecto a los hijos e hijas,

se conoció que el 90% era menor de edad al momento de aplicar el cuestionario, y

mayoritariamente tenía entre los seis meses y los tres años de edad, lo cual acarrea mayores

afectaciones y complicaciones para los menores tales como las que se mencionan a continuación:

como reacción al encarcelamiento de la progenitora, la literatura señala que puede haber tristeza,

preocupación, rabia y sensación de pérdida (Robertson, 2007); los efectos pueden ser perdurables

y profundos, con frecuencia los hijos e hijas de las personas que ingresan a prisión son

estigmatizados y discriminados, sufren de miedos, vergüenza, culpa, baja autoestima y traumas

(Wear, 2000; como se cita en Robertson, 2007); presentan problemas de salud y

comportamiento, deterioro en el desempeño escolar, así como tendencias agresivas, antisociales

y delictivas (King, S.F; como se cita en Robertson, 2007), a la vez que se genera un impacto

severo en la salud mental (Robertson, 2007). Así mismo se presenta un impacto derivado de

otras situaciones tales como la separación de los padres o la pérdida de ingresos (Murray &

Farrington, 2005; como se cita en Robertson, 2007). Teniendo en cuenta la edad de aquellos

110
hijos e hijas la pérdida de ingresos y el cubrimiento de necesidades podría estarles empujando al

ingreso al mundo laboral o al delictivo.

Los resultados señalaron también que respecto a aquellos hijos e hijas que se encontraban

separados de su progenitora, más de la mitad se encontraba residiendo principalmente con la

abuela materna, quién en la mayoría de casos asume la responsabilidad y el cuidado de los hijos

e hijas de las mujeres que se encuentran en reclusión (Cárdenas, 2010), además de ser la persona

que visita con mayor frecuencia a las internas y con la que mayor contacto tienen (visitas o vía

telefónica), coincidiendo con lo hallado en otros estudios (Antony, 2007; Rainero, 2013; Centro

de Estudios Legales y Sociales et al. 2011) que plantean que las mujeres son las que

principalmente realizan las visitas y mantienen el vínculo familiar activo. Así mismo, casi la

octava parte de aquellos hijos e hijas parte tuvo que ser separado de sus hermanos y/o hermanas,

destinado a vivir no sólo en un hogar distinto, sino también en una ciudad distinta, ya que cuando

es la madre quien ingresa a prisión los menores quedan sin el cuidado y la supervisión de un

adulto, lo que genera que los mismos tengan que irse a vivir con “parientes, amistades, vecinos,

cuidadores adoptivos” o instituciones designadas a nivel estatal para el cuidado de menores

(Robertson, 2007; Cárdenas, 2010).

Dichos hallazgos ponen además en evidencia que existe una ausencia de la figura paterna a la

hora de ejercer el cuidado de los hijos e hijas, una vez que la madre ha ingresado a prisión, lo

cual plantea la probable ocurrencia de dos eventos asociados a este último: el padre de los hijos e

hijas de estas mujeres decidió abandonar la responsabilidad por los mismos o las mujeres habían

sido desde antes las únicas responsables por sus hijos e hijas, tal como lo plantea la literatura

(Townhead 2006 y Añaños, Fernández & Llopis, 2013), sin embargo dado que no se preguntó en

111
forma directa quién o quiénes eran los responsables por los menores, no se puede hacer una

suposición, por lo que se sugiere abordar dicha variable en una próxima investigación.

Así mismo, se halló que la distancia de los menores respecto al establecimiento de reclusión

en el que se encuentra la madre era mayor principalmente en el establecimiento de reclusión de

Bogotá, mientras que en los establecimientos de reclusión de mujeres de la ciudad de

Bucaramanga y Pereira se encontró una menor distancia, los hijos se encontraban o en el mismo

departamento, o en los más cercanos (limítrofes), lo que se une a la evidencia de que las ciudades

de origen de las mujeres pertenecientes al establecimiento de reclusión de Bogotá, pertenecían a

otras regiones del país, contrario a lo hallado en los establecimientos de reclusión de mujeres de

la ciudad de Bucaramanga y Pereira; esta situación puede ser asociada a la tendencia general de

centro de reclusión expuesta por Rodríguez (2015): un gran centro de reclusión para mujeres

ubicado en la capital, que genera un distanciamiento entre la mujer y sus familiares, y afecta la

relación existente entre madres e hijos e hijas, dado que limita la frecuencia de visitas y por ende

la cantidad de contacto entre los mismos y termina por amplificar el impacto que tiene el ingreso

a prisión.

Respecto al impacto de la prisión en la estabilidad familiar, los hallazgos demostraron que

antes del ingreso a prisión la relación que se tenía con la pareja, los hijos e hijas y los padres era

en términos generales buena, sin embargo, tras el ingreso a prisión se encontró que la relación

con cada uno de ellos cambió, aunque no en todos los casos en forma negativa. Se encontró una

tendencia similar a lo planteado por autores como Briceño-Donn (2006) y Cárdenas (2010), no

hubo abandono significativo por parte de los familiares más cercanos como los padres y los hijos

e hijas, de hecho algunas de las mujeres adujeron que luego de haber ingresado a prisión la

112
relación con ellos mejoró, incluso se percibió un mayor apoyo por parte de la familia; no

obstante, en concordancia con lo planteado por Antony (2007), Cárdenas (2010), Rainero (2013)

y Rodríguez (2015), el abandono se presentó principalmente por parte de la pareja, lo que se

constituyó como el principal motivo para el cambio en la relación. Por otra parte, respecto a la

reacción que tuvo la familia frente al ingreso a prisión de la mujer los resultados mostraron que

principalmente hubo una afectación emocional seguida de una afectación económica,

confirmando lo expuesto por Herrera & Expósito (2010).

En ese sentido, todo lo anterior es consistente con lo reportado por la literatura, las

repercusiones son diversas y varían de acuerdo al tiempo de condena, a la estructura previa, a las

expectativas que los miembros tienen respecto a la relación (Herrera & Expósito, 2010), al tipo

de delito, a la relación previa, a los sistemas de apoyo social y a otras variables

sociodemográficas (Cunningham, 2001; como se cita en Robertson, 2007), no obstante en

algunos casos dichas repercusiones son definitivas e irreparables, como en los casos en los que

los hijos e hijas son dados en adopción o cuando la pareja o conyugue, que se encuentra en

libertad, forma una nueva familia (Herrera & Expósito, 2010).

Respecto a la cantidad de contacto familiar al interior del establecimiento de reclusión, se

encontró que este fue bajo: por un lado se recibió en promedio una visita al mes, lo cual es

realmente bajo teniendo en cuenta que la disposición del INPEC para la realización de visitas es

todos los fines de semana, los dos días, lo cual daría como mínimo 8 visitas al mes, la causa es

desconocida pero este hecho puede ser asociado con la distancia entre la ciudad de origen y el

establecimiento de reclusión (Rodríguez, 2015) o con el progresivo abandono por parte de la

familia (Antony, 2007; Briceño-Donn, 2006; Cárdenas, 2010; Rainero, 2013; Rodríguez, 2015),

113
cabe así mismo señalar el límite de visitas por parte de los menores de edad al establecimiento, el

cual afecta la posibilidad de un contacto frecuente entre madres e hijos, más aun teniendo en

cuenta lo expuesto por Rodríguez (2015), la distancia entre la ciudad de origen o de estancia de

los hijos y el establecimiento de reclusión puede sumar dificultad a la posibilidad de realización

de visitas por parte de los menores; por otro lado las llamadas telefónicas se dirigieron

principalmente a los hijos e hijas, luego a la pareja y luego a los padres, disminuyendo con cada

grupo la frecuencia, asociado a ello se encuentra el factor económico dado que en los

establecimientos de reclusión del estudio la realización de llamadas tiene un costo, lo cual es

consistente con lo expuesto por Robertson (2007), el contacto telefónico en general es limitado

debido a restricciones en cuanto a la duración o cantidad de llamadas que un interno o interna

puede realizar.

En cuanto a las visitas conyugales, los hallazgos mostraron que contrario a lo expuesto en la

literatura internacional (Rodríguez, 2015), en los establecimientos de reclusión que hicieron

parte del estudio el ejercicio del derecho a la intimidad no se ve tan afectado, más de la mitad de

las mujeres de la muestra tuvieron acceso a la visita conyugal y tan sólo a un pequeño porcentaje

le fue negada, sin embargo es necesario prestar atención a dicho tipo de casos en los que según

se reportó la negación se da debido a la falta de disposición por parte de las directivas con el

objetivo de no permitir que los lazos afectivos se quiebren (Cavazos, 2005; como se cita en

Salinas, 2014).

En cuanto a la maternidad Mejía (2014), ha expuesto que la mujer que se encuentra privada de

la libertad vive su maternidad bajo condiciones distintas a las que se presentan en libertad, tales

como el acceso al sistema de salud. Por ello, se indagó respecto al servicio de salud que les es

114
brindado a estas mujeres durante el embarazo, si se dio un tiempo de suspensión a la pena, si se

ofertaron talleres de maternidad y si se tiene acceso al beneficio de jardín y la calidad del

mismo.

Los hallazgos señalaron que de aquellas mujeres que pasaron su embarazo durante el tiempo

en reclusión, la gran mayoría (96,3%) recibió controles médicos, lo cual difiere inicialmente del

planteamiento de la autora, y da cuenta de la existencia de una atención garantizada a las mujeres

gestantes, sin embargo, debe prestarse atención a los porcentajes distribuidos para la calificación

a dicho servicio que van desde “muy bueno” hasta “muy malo”, y que dificultan conocer de

manera unánime la calidad general del servicio de exámenes médicos prestado a mujeres en

estado de embarazo, ahondar en el conocimiento sobre la forma en que se otorga el servicio y la

cantidad de exámenes realizados durante la gestación permitirá conocer la realidad respecto a

dicho servicio ya que no se pueden ignorar los planteamientos de la autora, quien señala que

actualmente en Colombia el acceso al sistema de salud se encuentra ligado a los recursos

financieros, por lo que la salud depende de la estabilidad financiera de las entidades, lo que riñe

con los supuestos de un Estado Social de Derecho y pone una barrera de acceso a la salud para la

madre y su hijo o hija.

Respecto a la suspensión de la detención preventiva o de la pena en mujeres en estado de

gestación, la cual está regulada en el parágrafo del artículo 67 de la ley 1709 modificatoria de la

ley 65 de 1993, a saber, “Cuando una reclusa esté embarazada previa certificación médica, el

director del establecimiento tramitará con prontitud la solicitud de suspensión de la detención

preventiva o de la pena ante el funcionario judicial competente de conformidad con lo previsto

en el Código de Procedimiento Penal”, los resultados colocaron en evidencia que no todas las

115
mujeres tuvieron acceso a dicho beneficio, por lo que no se está dando cumplimiento a la

normativa y se está vulnerando la posibilidad de que la interna acceda desde una etapa temprana

de la gestación a servicios médicos eficientes al exterior del establecimiento.

Por la misma vía, se conoció la calidad percibida del servicio otorgado por los jardines

dispuestos al interior de las reclusiones, así como la oferta de talleres asociados a la maternidad y

la calidad percibida de los mismos, encontrando que las madres que gozan del beneficio de

acceso al jardín infantil para sus hijos e hijas consideran que la calidad de los mismos es en

general buena, sin embargo, el jardín que mayor puntaje obtuvo fue el de la reclusión de mujeres

de Bucaramanga donde el 100% de las mujeres lo calificó como Muy bueno; respecto a los

talleres un resultado llamó la atención: de la totalidad de madres de la reclusión de mujeres de

Pereira ninguna tuvo la oportunidad de tener un taller relacionado con la maternidad, lo cual se

encuentra asociado a la imposibilidad del ingreso por parte de las madres al jardín infantil tal

como lo manifestó una licenciada del mismo, lo que es confirmado si se compara con el número

de madres que recibieron un taller asociado a la maternidad en el establecimiento de reclusión de

mujeres de Bucaramanga (91%) y con la calificación que se le dio al jardín en dicho

establecimiento, en el cual existe la facilidad de ingreso a las instalaciones del jardín por parte de

las madres.

Dichos hallazgos dan cuenta de una falencia en el servicio a algunas madres recluidas, en

tanto la imposibilidad de acceso al jardín limita la cantidad de contacto que se pueda tener con

los menores y el ejercicio del rol materno, por lo que es necesario que se dé un planteamiento e

implementación de medidas necesarias para facilitar el ejercicio del rol materno al interior de la

116
prisión, tal como lo plantea la investigación realizada por el Centro de Estudios Legales y

Sociales et al. (2011).

Respecto al acompañamiento por parte de las directivas para la planeación de la salida de los

hijos e hijas y el acompañamiento para afrontar tal situación, los resultados coinciden con lo

expuesto por la UNIFEM (2006; como se cita en Del Pozo & Martínez, 2015), las mujeres

reciben escaso o nulo acompañamiento, tan solo el 15% aproximadamente de la muestra obtuvo

alguno de estos tipos de acompañamiento, lo que contribuye a la generación de un decaimiento

en la salud mental de dichas mujeres y a la probabilidad de la ruptura total del vínculo creado

(Graziano et al. 2013).

Por otra parte los hallazgos respecto a la distribución y ubicación espacial de aquellas mujeres

que residen con sus hijos al interior del establecimiento mostraron que en cada uno se otorgó un

espacio exclusivo para las madres y sus hijos e hijas lo cual contribuye a una mejora en las

condiciones de habitabilidad para los menores. Como aspectos a mejorar se resaltan la

infraestructura de las celdas, que según lo reportado por las mujeres se encuentran deterioradas,

la probabilidad de proveer espacios no compartidos con otras internas ya que se denunció que

algunas consumen cigarrillos y/o drogas, y la disposición de espacios más amplios para que

madre e hijo o hija puedan compartir el tiempo libre, en el que los menores no asisten al jardín.

En cuanto al reconocimiento de la calidad excluyente que tiene la decisión de asumir la

crianza al interior del establecimiento de reclusión, los hallazgos demostraron consistencia con la

literatura (Tabbush & Gentile, 2015). Las mujeres que residen con sus hijos o hijas al interior de

los establecimientos de reclusión reconocieron que a pesar de tomar la decisión de ejercer la

crianza al interior de la prisión, saben que no es la más adecuada en tanto señalan que las
117
condiciones no son las mejores y que tenerlos con ellas al interior del establecimiento representa

para los niños y niñas un castigo, el pago de una condena.

Respecto a la obstaculización por parte de los establecimientos de reclusión para el acceso al

trabajo de las mujeres que residen con sus hijos e hijas (Tabbush & Gentile, 2015), los resultados

mostraron que el 80% de la muestra pudo acceder a una actividad ocupacional laboral, por lo que

estos hallazgos no concuerdan con lo planteado por dichos autores. Dicho hallazgo, destaca uno

de los tantos beneficios que tiene el hecho de tener un jardín infantil en el cual las madres puedan

llevar a los hijos e hijas sin reducirlas, como plantean los autores, al cuidado maternal y

permitiéndoles el acceso a fuentes de ingreso.

Así mismo, el motivo de ingreso de los hijos fue consultado con el objetivo de conocer si

coincidía o no con la creencia popular de que las mujeres deciden quedar en embarazo y criar a

sus hijos e hijas en los establecimientos de reclusión por la obtención de beneficios (Ballesteros,

2010), y los resultados mostraron que no hay concordancia, las mujeres toman la decisión de

ingresar a sus hijos e hijas o de quedarse con ellos al interior del establecimiento luego de su

nacimiento porque no tienen quien los cuide, desean aprovechar el tiempo y mantener el vínculo

con los mismos, lo cual va en contra de aquel supuesto. A este respecto, vale la pena decir que es

valioso poder dar voz a las vivencias de cada una de estas mujeres, derrocando aquellos

imaginarios asociados a la mujer reclusa.

En relación a la percepción de apoyo por parte del INPEC fue principalmente positiva, gran

parte de las mujeres señalaron que perciben que si hay un apoyo por parte de la institución. Entre

los motivos se encontró que agradecen que se les brinde la oportunidad de poder residir con sus

hijos e hijas al interior del establecimiento y se les dé a los menores la posibilidad de acceso a un
118
jardín infantil así como a una alimentación sana y balanceada, acorde para su edad. Este hallazgo

debe ser tomado en cuenta para seguir fortaleciendo dichos convenios, con el objetivo de

continuar generando en dichas mujeres la sensación de bienestar y contribuir a que puedan

ejercer en las mejores condiciones el rol materno.

En cuanto al área de salud en general los hallazgos demostraron que la atención y el servicio

médico son otorgados cuando se necesitan, se presta atención médica a las mujeres que se

encuentran enfermas, la atención solicitada en cualquier momento es prestada y se realizan

exámenes médicos de rutina, lo cual plantearía que el sistema de salud al interior de dichos

establecimientos funciona correctamente, sin embargo las cifras mostraron que esto no ocurre

con la totalidad de las mujeres, lo cual llama la atención dado que al hablar de la salud debe

existir una cobertura total, más aún en esta población que “se encuentra en un estado de absoluta

indefensión y sujeción al Estado” (Mejía, 2014, p. 321) una vez que es privada de la libertad, por

lo que por orden Constitucional, el Estado debe garantizar el acceso a la salud, así como la

integridad física y psicológica, mientras permanecen allí.

De igual manera, las calificaciones dadas al servicio y la atención médica en general dejaron

ver un descontento por parte de las mujeres beneficiarias, siendo las mujeres del establecimiento

de reclusión de mujeres de Pereira las que dieron las calificaciones más bajas, lo cual se halla

sustentado en la ausencia de un profesional médico al interior de las instalaciones y coincide de

alguna manera con la situación vivida en los establecimientos de reclusión de mujeres de Panamá

donde la atención médica es limitada por razones de tiempo o por número de profesionales

disponibles (Rodríguez, 2015).

119
En cuanto a exámenes médicos especializados para la mujer: citología y mamografía (que se

realiza desde los 40 años) los resultados dieron cuenta de que muy pocas mujeres los reciben y el

porcentaje disminuye cuando se indaga respecto a la entrega de resultados, lo cual se constituye

como una forma de violación a los Derechos sexuales y reproductivos, dada la ausencia de un

servicio se salud enfocado a la prevención de enfermedades específicas de género, como por

ejemplo el cáncer cervical y de mama (Asociación para la Prevención de la Tortura, 2013) y que

ignora aquellas enfermedades únicas de la mujer.

Esto permite afirmar que los sistemas de salud en los establecimientos no responden de

manera adecuada a las necesidades de dicha población, por lo que se está vulnerando el Derecho

fundamental de acceso a la salud de las internas, tal como sucede en otros establecimientos de

América Latina (Cárdenas, 2010).

Respecto a la higiene los hallazgos coinciden con lo planteado por Briceño-Donn (2006), no

hay entregas periódicas de kits o elementos de aseo y las entregas que se presentan se

condicionan a celebraciones o a donaciones realizadas por terceros, lo cual se constituye como

un trato degradante (sin olvidar aquella situación ocurrida en el establecimiento de reclusión de

Pereira la entrega de toallas higiénicas con hongos) dado que es indispensable que la mujer

acceda fácilmente a dichos elementos básicos (Asociación para la prevención de la tortura,

2013).

Finalmente, respecto a la última área de interés abordada, los resultados mostraron que existe

una reproducción de roles de género asociada a las actividades ocupacionales laborales que hay

en los establecimientos que hicieron parte de la investigación, las actividades ocupacionales se

relacionaron con la confección, la mano de obra, el aseo, las manualidades y la peluquería,


120
actividades que además de encontrarse asociadas a los roles tradicionales de género (Antony,

2007; Rodríguez, 2015), contribuyen a la reproducción de la idea de la mujer como subordinada

y dependiente (Cárdenas, 2010; Salinas, 2014) y generan pocas posibilidades para conseguir

oportunidades laborales adecuadas una vez se recupere la libertad (Briceño-Donn, 2006),

reforzando las condiciones de pobreza en las que se encontraban antes de ingresar al

establecimiento (Briceño-Donn, 2006; Cárdenas, 2010), impidiendo que estas mujeres se

posicionen mejor socialmente y aumentando las probabilidades de reincidencia.

En cuanto a los cursos de capacitación, los hallazgos fueron distintos, lo cual es en parte

esperanzador, la oferta de cursos como primeros auxilios, estudio financiero, servicio al cliente,

Derechos Humanos, salud ocupacional, entre otros, difiere con lo encontrado en el área de

ocupación laboral porque son áreas que permitirán con una mayor probabilidad que estas

mujeres encuentren trabajos bien remunerados que les permitan subsistir de manera

independiente (Antony, 2007; Añaños, et al. 2013; Bodelón, 2012), así como mejorar su calidad

de vida sin tener que recurrir al delito como forma de subsistencia o a trabajos informales que

como se mencionó reproduzcan su situación de pobreza.

En relación a los programas transversales al tratamiento los hallazgos mostraron que existe

una baja participación (25%), sin embargo, de nuevo la reclusión de mujeres de Bucaramanga

logró la mayor cobertura, en Bogotá la cantidad de mujeres que participaron en un programa es

baja y en Pereira nulo, lo cual vuelve a llamar la atención sobre la sobre la falta de la

implementación de medidas que contribuyan a la facilitación del ejercicio del rol materno

(Centro de Estudios Legales y Sociales et al. 2011) especialmente en el establecimiento de

reclusión de mujeres de Pereira. Se reconoce, que si bien la participación es voluntaria y este

121
puede ser un factor para los bajos porcentajes de participación en programas de tratamiento en

las reclusiones de mujeres de Bogotá y Pereira, empero debe buscarse la forma de atraer a las

mujeres a la participación en dichos programas que según su objetivo podrán aportar y ser

benéficos para las mismas, contribuyendo a que el paso por el establecimiento sea productivo.

122
Conclusiones

A modo de conclusión se señala que el perfil socio-demográfico y delictivo de las mujeres

que son madres y residen con sus hijos e hijas al interior de los establecimientos de reclusión que

hicieron parte del estudio coincide con el expuesto por la literatura. Así mismo, los factores de

riesgo asociados a la delincuencia se presentaron al interior de la muestra.

Los hallazgos establecen que en los establecimientos de reclusión de mujeres que hicieron

parte del estudio sí se presentan situaciones diferenciales que pueden causar un impacto mayor a

la prisionización, que pueden agravar la salud física y mental y poner en vulnerabilidad a dichas

mujeres.

Dichas situaciones, tal como lo afirman otros estudios, se asocian significativamente con la

red familiar de dichas mujeres, siendo el área que se ve mayormente afectada luego del ingreso

de las mismas a prisión, debido al rol que desempeñan como mujeres y madres. Por otra parte, la

salud y la higiene, de igual manera son vividas de manera diferencial, ya que se encontró que la

atención no es la mejor, lo cual impide la garantía al acceso a dicho Derecho fundamental.

Mientras que las áreas ocupacionales asociadas al trabajo reproducen los roles tradicionales de

género y las condiciones que posibilitan la reproducción de la pobreza.

Con base en los resultados obtenidos se realizarán algunas recomendaciones en el apartado

que se presenta más adelante bajo el mismo título, con el objetivo general de poder propiciar

cambios en la realidad que viven estas mujeres y sus familias, y que contribuyan a que se cumpla

el fin resocializador de la pena, así como al mejoramiento de la calidad de vida de estas mujeres,

deteniendo aquellas situaciones que las han llevado a situaciones de pobreza, desventaja social y

a la delincuencia, influyendo en las tasas de reincidencia, lo cual será posible también en la

123
medida en que se comience a prestar atención a la situación específica de la mujer, entendiéndola

como un ser distinto al hombre, sacándola de las cifras generales y exponiendo su situación de

manera concreta.

124
Recomendaciones

Generales

 Fomentar y fortalecer la investigación asociada a la mujer que delinque así como a aquella

que se encuentra privada de la libertad, con el objetivo de conocer cuáles son los factores de

riesgo y de protección para la delincuencia en mujeres, y cuáles son sus necesidades y

problemáticas una vez que se encuentran en prisión.

 A través del conocimiento del perfil de la mujer que se encuentra privada de la libertad, crear

programas de tratamiento que tengan en cuenta sus características, el contexto social y

familiar y sus antecedentes.

 Contribuir a la eliminación de la discriminación contra la mujer prestando atención a las

mujeres privadas de la libertad como población distinta a la de los hombres privados de la

libertad.

 Realizar un seguimiento a los hijos e hijas de las madres que residieron en prisión para

conocer el efecto que puede tener dicha situación e identificar las necesidades que pueden

surgir relacionadas con la separación.

Área familiar

 Generar espacios y grupos de seguimiento conformados por profesionales que promuevan un

contacto frecuente entre las familias, así como una mejora en la calidad de la relación y/o un

mantenimiento de la relación con los miembros de la familia.

 Procurar un cambio en el sistema de visitas, cambiando el límite de días establecido para las

visitas de los menores de edad, con el fin de procurar un aumento en las mismas y no limitar

125
la posibilidad de que los hijos e hijas de estas mujeres tengan un contacto frecuente con las

mismas, buscando un beneficio tanto para madres e hijos.

 Tener en cuenta la conformación de las familias de aquellas mujeres que se encuentran

privadas de la libertad, prestando especial atención a aquellos casos en los que se tienen hijos

e hijas.

 Desde las políticas penitenciarias prestar atención al lugar de origen de las mujeres

condenadas o sindicadas, con el objetivo de ubicarlas cerca al mismo y no alejarlas de sus

familias.

 Asumir a estas mujeres no sólo como reclusas y reconocer su condición de madres, más aún

cuando la maternidad está siendo ejercida al interior del establecimiento.

 Permitir un mayor acceso a las instalaciones del jardín a las mujeres que residen con sus hijos

e hijas en los establecimientos, que permita un desarrollo adecuado de la crianza y del

vínculo afectivo que une a madres e hijos, y genere confianza y tranquilidad en las madres, a

la hora de poder conocer donde pasan el día sus hijos e hijas.

 Fomentar la oferta de talleres relacionados con la maternidad que contribuyan al ejercicio del

rol materno.

 Continuar realizando esfuerzos para brindar las mejores condiciones de habitabilidad a

madres e hijos.

 Brindar acompañamiento a las madres, así como realizar un seguimiento a los casos en los

que los hijos e hijas salen del establecimiento antes que las madres.

126
Salud e higiene

 Buscar y asegurar la cobertura total en la prestación del servicio de salud a todas las mujeres

y la garantía de un servicio humano que tenga en cuenta lo reportado por dichas mujeres y

atienda sus necesidades.

 Buscar que el servicio de salud dado a las mujeres gestantes sea el más adecuado.

 Buscar y asegurar una provisión permanente y periódica de kits de aseo para las mujeres.

Actividades ocupacionales

 Promover una mayor oferta de actividades ocupacionales que no se reproduzcan los

estereotipos tradicionales de género.

 Continuar y fortalecer la oferta de cursos de capacitación como los que hay en la actualidad y

reforzarla con el objetivo de que la totalidad de mujeres puedan acceder a este tipo de cursos,

que a futuro pueden funcionar para la consecución de una mejor forma de vida.

127
Referencias

Referencias legales

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139
Anexos

Anexo 1. Consentimiento informado

CONSENTIMIENTO INFORMADO

INVESTIGACIÓN “SER MUJER Y MADRE EN PRISIÓN: DIAGNÓSTICO DE LA


SITUACIÓN ACTUAL A PARTIR DE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO”

El propósito del presente documento es entregarle toda la información que sea necesaria para
que usted pueda tomar de manera deliberada la decisión de participar y colaborar en la presente
investigación, la cual se describirá de manera breve a continuación. Si no entiende algo, si se
presenta alguna duda o sugerencia pregúntele a la persona encargada del estudio.

La presente investigación surge en el marco de la realización del trabajo de grado para optar
por el título de psicóloga de la estudiante e investigadora Anyela Paola Calderón Díaz, estudiante
de último semestre de psicología, de la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá.

Su propósito es conocer y describir cuál es la situación actual, que viven las mujeres que son
madres y que se encuentran residiendo con sus hijos y/ o hijas menores de tres (3) años de edad,
a partir de una perspectiva de género. Para cumplir con dicho objetivo es necesaria la aplicación
de una encuesta que permita conocer la situación en mención.

Es importante que tenga en cuenta las siguientes aclaraciones:

 No se conoce ningún riesgo físico o mental por el hecho de participar en la presente


investigación.
 La investigadora será cuidadosa respecto a la confidencialidad de la información
recolectada, por ello NO se darán los nombres de las mujeres que participen en el estudio.
Sus nombres tampoco aparecerán en el documento producto de la investigación, ni en la
exposición de resultados.

140
 La información recolectada será conocida y analizada única y exclusivamente por la
investigadora.
 Los datos serán analizados de manera grupal, nunca serán utilizados para un análisis
individual.
 El objetivo de esta investigación es principalmente académico, sin embargo, al final de la
misma se dará al INPEC una exposición de resultados, que como se mencionó
anteriormente será de manera grupal.

DECLARACIÓN DE CONSENTIMIENTO

Yo _______________________________________________________ he leído el
documento de consentimiento informado que me ha sido entregado y he comprendido lo que en
él se plantea. De manera voluntaria acepto participar en la investigación y de manera libre doy
mi consentimiento para el uso de la información dada.

Yo, Anyela Paola Calderón Díaz, he explicado de manera transparente y clara la naturaleza de
la presente investigación y la forma en que se tratarán los datos. Me comprometo a velar por el
bienestar de las participantes, guardando la confidencialidad de la información dada, respetando
la voluntad de las mismas para participar, respetando y entendiendo sus historias y siendo
honesta en todo momento de la investigación.

En constancia de lo anterior se firma a los ____ del mes de ____________ del año ______

Participante: ____________________________ Investigadora: ____________________

141
Anexo 2. Desarrollo de la investigación

Fases trabajo de investigación

Fase Fecha Lugar Objetivo Metodología Instrumento

Generar interés sobre la


situación particular en el docente
Universidad
Presentación así como en las directivas del
Junio y Nacional de
del proyecto INPEC que conduzcan a la
Septiembre Colombia y - -
de aceptación del proyecto de
de 2015 Sede Bogotá
investigación investigación y a la producción
INPEC
de los permisos para el ingreso a
los establecimientos

Examinar cuáles son las


dinámicas de la situación que
Julio a
Revisión viven las madres que residen Revisión de
Octubre de - -
documental con sus hijos e hijas dentro de bibliografía
2015
establecimientos de reclusión a
nivel nacional e internacional

Acercamiento
03, y 04 Dinámica
a la
Noviembre RM Pereira lúdica
población
de 2015

Caracterizar socio-
05 y 06 de demográficamente a las madres
RM que residen con sus hijos
Noviembre
Bucaramanga menores de tres (3) años de
de 2015
edad dentro de los
Campo
establecimientos de reclusión, Recolección
así como el ingreso al de Cuestionario
establecimiento de reclusión y información.
las dinámicas de la situación que
10, 11 y 12 viven las madres participantes.
de
RM Bogotá
Noviembre
de 2015

(Continuado)

142
Fases trabajo de investigación

Fase Fecha Lugar Objetivo Metodología Instrumento

Análisis
cuantitativo SPSS
Identificar cuáles son las de la
situaciones que viven las información
Análisis de la Noviembre
- madres que residen con sus
información de 2015
hijos/as al interior del
establecimiento Análisis
cualitativo de Atlas Ti
la
información

Generar a partir de discusión de


los resultados encontrados
Noviembre y Redacción
recomendaciones que permitan
Propositiva Diciembre - del informe -
trabajar sobre las situaciones
de 2015 final
problemáticas que se presenten
población

Universidad
Dar a conocer los resultados de
Nacional de Realización
10 de la investigación generando un Estrategias de
Propositiva Colombia y de jornada
Diciembre canal de comunicación con la socialización.
Sede INPEC informática
institución
Bogotá

143
Anexo 3. Contenido de las sesiones

Sesión 1

Acercamiento a la
Realizado con el grupo de mujeres internas participantes en la investigación
comunidad

Lograr un grado de confianza que permita a las participantes sentirse cómodas y


Objetivo tranquilas en el proceso de la investigación. De igual manera se espera generar
empatía entre las participantes y la investigadora.

Materiales Hojas y esferos.

La investigadora se presenta.

Se pide a cada una de las integrantes del grupo que se presente.

Se realiza una actividad dinámica que permita generar confianza. Ésta consistirá
en pedirle a las participantes que plasmen en un papel algo que crean sólo ellas
conocen o saben hacer, luego los papeles serán introducidos en una bolsa, para
luego ser sacados de forma aleatoria por las participantes. Luego se dará la
instrucción de que cada una de las participantes busque preguntando por todo el
Procedimiento
grupo, a la persona que escribió dicho conocimiento en el papel que se sacó.
Una vez se haya encontrado a la persona que escribió el conocimiento en el
papel se le pedirá que le enseñe el mismo a la otra persona. Posteriormente se le
pedirá a cada participante que narre a las demás lo que aprendió de la otra
participante. Finalmente se crearán reflexiones frente a la importancia del
conocimiento, de la diversidad que puede tener el mismo y de enseñar al otro.

Finalmente se presentará la investigación: justificación, objetivos, metodología y


aspectos éticos.

144
Sesión 2

Aplicación de
Realizado con el grupo de mujeres internas participantes en la investigación
cuestionario

Recolectar información de carácter cuantitativo y cualitativo respecto a las


Objetivo
áreas de interés, mediante la aplicación del cuestionario.

Materiales Hojas con el contenido necesario: Consentimiento informado y Cuestionario

Se da comienzo a la sesión leyendo el Consentimiento informado y dando


espacio para que las participantes planteen las preguntas, dudas y/o
sugerencias que tengan respecto a la sesión.

Se da lugar para que cada una de las participantes contemple la decisión de


Procedimiento participar en el estudio. Luego con las personas que decidan participar se da
lugar a la firma del Consentimiento informado.

Se reparte el material y se aplica el Cuestionario. (Aclaración: la mitad del


cuestionario puede ser diligenciado en esta sesión y la otra mitad en la
siguiente, dada su extensión).

Sesión 3

Actividad de cierre Realizada con el grupo de mujeres internas participantes en la investigación

Poder dar cierre al proceso iniciado, haciendo sentir y saber a las


participantes que su participación ha sido valiosa para la investigadora y que
Objetivo
ésta se encuentra muy agradecida. Así mismo se pretende dejar un clima
emocional positivo dentro del grupo, así como una reflexión.

145
Materiales Hojas, papel periódico, pinturas y marcadores.

Se dará inicio a la actividad con la pregunta ¿Qué es una mujer?

Se pedirá a las participantes que plasmen lo que para ella es una mujer a
través del material disponible, se da paso libre a la creatividad.
Procedimiento

Se pedirá a cada una de las participantes que explique lo que para ella es ser
mujer. La investigadora, hará una síntesis de lo plasmado por las participantes
y se invitará a la reflexión sobre lo que piensa el grupo que es una mujer.

146
Anexo 4. Imágenes de las visitas realizadas

Visita Establecimiento de Reclusión de Pereira

147
Visita Reclusión de Mujeres de Bucaramanga

148
 Nota: Por motivos de seguridad no se pudieron tomar fotografías en el

establecimiento de reclusión de mujeres de la ciudad de Bogotá.

149
Anexo 5. Cuestionario

INVESTIGACIÓN “SER MUJER Y MADRE EN PRISIÓN: DIAGNÓSTICO DE NECESIDADES A


PARTIR DE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO”
El presente cuestionario hace parte de la investigación cuyo nombre aparece al comienzo de esta hoja.
Ésta investigación es llevada a cabo por la estudiante de último semestre de psicología de la Universidad
Nacional de Colombia, sede Bogotá, Anyela Paola Calderón Díaz.

A continuación usted encontrará una serie de preguntas cuyo objetivo es indagar sobre la situación actual
que viven las mujeres que son madres y que se encuentran residiendo con sus hijos e hijas menores de tres
(3) años de edad al interior del establecimiento de reclusión. Le agradezco que por favor responda con
sinceridad todas las preguntas, no hay respuestas acertadas o no, cualquier pregunta no dude en realizarla,
la investigadora estará atenta a responder cualquier inquietud

FECHA:

I. DATOS PERSONALES

1. Nombre
2. Lugar de nacimiento
3. Lugar de procedencia
4. Estrato socioeconómico
5. Edad
6. Estado Civil

150
II. COMPOSICIÓN FAMILIAR

7. A continuación usted encontrará una tabla en la cual debe indicar marcando con una X quiénes
vivían con usted, qué calidad tenía la relación con las personas con las que vivía, si la calidad de
la relación cambió después de su ingreso a la reclusión y si la calidad de la relación cambió
indique por qué.

Quiénes Calidad de la Calidad de


Si la calidad de la relación cambió, por favor
vivían con relación antes la relación
indique el motivo
usted del ingreso cambió

a. Muy buena
b. Buena
a. Sí
Pareja c. Regular
b. No
d. Mala
e. Muy mala

a. Muy buena
b. Buena
a. Sí
Hijos c. Regular
b. No
d. Mala
e. Muy mala

a. Muy buena
b. Buena
a. Sí
Padres c. Regular
b. No
d. Mala
e. Muy mala

a. Muy buena
b. Buena
Otros a. Sí
c. Regular
familiares b. No
d. Mala
e. Muy mala

a. Muy buena
b. Buena
Otros no a. Sí
c. Regular
familiares b. No
d. Mala
e. Muy mala

151
8. Respecto a sus hijos/as, por favor marque con una X el número de hijos/as, su sexo, su edad, si
nació durante el tiempo de reclusión e indique actualmente con quien viven y quien es el
responsable por él o ella:

Actualmente, quién
Nació en Actualmente, asume la
Sexo Edad
reclusión dónde reside responsabilidad por
él o ella

a. Femenino
a. Sí
Hijo/a 1 b.
b. No
Masculino

a. Femenino
a. Sí
Hijo/a 2 b.
b. No
Masculino

a. Femenino
a. Sí
Hijo/a 3 b.
b. No
Masculino

a. Femenino
a. Sí
Hijo/a 4 b.
b. No
Masculino

a. Femenino
a. Sí
Hijo/a 5 b.
b. No
Masculino

152
9. ¿Cómo reaccionó su familia frente a la noticia del ingreso al establecimiento?

10. Antes del ingreso al establecimiento, ¿Tenía personas a cargo que no fueran sus hijos/as?
a. Sí
b. No

 Si tenía personas a cargo, por favor indique cuántas eran mayores y menores de edad, el
parentesco y quién asumió la responsabilidad por ellos:

Al momento de ingresar al
Núm. Parentesco establecimiento, quién asumió la
responsabilidad por ellos

Cuántas personas
eran menores de
edad

Cuántas personas
eran mayores de
edad

153
11. A continuación usted encontrará una tabla en la cual debe indicar marcando con una X, con qué
frecuencia se comunica usted de manera telefónica con las personas del listado y los motivos de
su respuesta.

Frecuencia Motivo de su respuesta

a. Más de una vez por día


b. Una vez por día
c. Una vez por semana
Amigos
d. Una vez cada 15 días
e. Una vez cada mes
f. Nunca

a. Más de una vez por día


b. Una vez por día
c. Una vez por semana
Pareja
d. Una vez cada 15 días
e. Una vez cada mes
f. Nunca

a. Más de una vez por día


b. Una vez por día
c. Una vez por semana
Hijos
d. Una vez cada 15 días
e. Una vez cada mes
f. Nunca

a. Más de una vez por día


b. Una vez por día
c. Una vez por semana
Padres
d. Una vez cada 15 días
e. Una vez cada mes
f. Nunca

a. Más de una vez por día


b. Una vez por día
Otros c. Una vez por semana
familiares d. Una vez cada 15 días
e. Una vez cada mes
f. Nunca

154
12. ¿Cuántas visitas ha recibido en el último mes?
13. ¿Cuánto tiempo han durado en promedio las visitas?
14. ¿Quiénes son las personas que la visitan con mayor frecuencia?

15. ¿Cuál es el procedimiento que debe seguir para recibir visitas?

16. ¿Cuál o cuáles son las personas que se encuentran fuera del establecimiento con las que tiene
mayor contacto?

17. ¿En el último mes, ha solicitado visitas conyugales?


a. Sí
b. No
 ¿Su solicitud fue aceptada?
a. Sí
b. No
 Si tuvo visitas conyugales, ¿cuál fue el procedimiento que realizó para poder acceder a las
mismas?

 Si solicitó visitas conyugales y no le fueron permitidas, indique el motivo

155
18. ¿Quién asumía la responsabilidad económica en su hogar? Y ¿Por qué?

19. ¿Cuál era su fuente de ingresos antes de ingresar al establecimiento?

20. Recibió alguna vez, a lo largo de su vida, maltrato físico o psicológico por parte de su pareja o
algún otro familiar
a. Sí
b. No

 Si recibió algún tipo de maltrato, por favor indique cuándo, bajo qué circunstancias y por parte
de quién

156
III. VIDA AL INTERIOR DEL ESTABLECIMIENTO

21. Actualmente, en qué modalidad de ocupación se encuentra:


a. Laboral
b. Estudio
c. Enseñanza
d. Ninguna
 Si se encuentra en alguna de las modalidades, por favor indique que actividades desarrolla
usted dentro de la(s) misma(s)

 Si se encuentra o no en alguna de las modalidades, indique el motivo

22. ¿Cuál era su grado de escolaridad antes del ingreso al establecimiento?

23. ¿Ha estudiado o estudia usted al interior del establecimiento?


a. Sí
b. No
 ¿Por qué?

157
24. Si ha estudiado o se encuentra estudiando al interior del establecimiento, por favor
indique su nivel actual de escolaridad
a. Ciclo 1 (1° a 3° básica primaria)
b. Ciclo 2 (4° y 5° básica primaria
c. Ciclo 3 (6° y 7° básica media)
d. Ciclo 4 (8° y 9° básica media)
e. Ciclo 5 (10° media vocacional)
f. Ciclo 6 (11° media vocacional)
g. Técnico
h. Tecnólogo
i. Universitario
j. Especialización
 Si se encuentra en nivel técnico, tecnólogo, universitario o de especialización, por favor
indique en qué área

25. ¿Hace o ha hecho parte de actividades deportivas, recreativas y culturales ofrecidas por la
institución?
a. Sí
b. No
 ¿Cuál/es?

 Si ha realizado o no alguna actividad, por favor indique el motivo

26. ¿Ha hecho usted parte de algún programa de tratamiento penitenciario?


a. Si
b. No

158
 ¿Cuál/es?

 ¿Cuál fue la duración?


 Si ha realizado o no alguna actividad, por favor indique el motivo

27. ¿Ha realizado usted algún curso de capacitación al interior del establecimiento?
a. Si
b. No
 Si ha hecho parte de algún curso de capacitación, por favor indique cuál/es

 ¿Cuál fue la duración?


 Si ha hecho o no parte de alguna capacitación, por favor indique el motivo

28. ¿Con cuantas compañeras comparte su celda?


29. ¿Con cuántas compañeras comparte el pabellón?
30. ¿Cuántos sanitarios hay disponibles en su pabellón?
31. ¿Cuántas duchas hay disponibles en su pabellón?
32. Por favor marque los elementos que la institución le provee (no hay única respuesta):
a. Toallas higiénicas
b. Tampones
c. Papel higiénico
d. Jabón
e. Cepillo de dientes
f. Vestimenta
g. Ninguno

159
 Si usted marcó “ninguno”, por favor indique de qué forma obtiene dichos elementos

33. Actualmente, ¿Padece usted alguna enfermedad?


a. Sí
b. No
 ¿Cuál/es?

 ¿Desde cuándo las padece?


a. Antes del ingreso
 Después del ingreso
 Si usted padece una enfermedad, por favor indique si la institución le ha brindado atención
médica
a. Sí
b. No
 Si la institución le ha brindado atención médica, por favor indique con qué frecuencia

34. En los últimos seis meses, ¿ha recibido algún control médico de rutina?
a. Sí
b. No

 Si ha recibido controles médicos, por favor indique de qué tipo y bajo qué circunstancias

160
35. ¿Cómo califica la atención y el servicio médico que se brinda en la institución?
a. Muy bueno
b. Bueno
c. Regular
d. Malo
e. Muy malo
 ¿Por qué?

36. En los últimos seis meses, ¿solicitó algún servicio médico?


a. Sí
b. No
 ¿Qué servicio solicitó?

 ¿El servicio le fue dado a tiempo?


a. Sí
b. No
 Si el servicio le fue dado, por favor indique que tal le pareció la atención brindada
a. Muy buena
b. Buena
c. Regular
d. Mala
e. Muy mala

 ¿Por qué?, ¿Cómo fue dado el servicio?

161
37. Por favor indique cuál de los siguientes exámenes le fue realizado en los últimos doce meses (no
hay única respuesta):
a. Citología
b. Mamografía
c. Ninguno
 Si le fue realizado alguno de los exámenes, ¿Los resultados le fueron entregados?
a. Sí
b. No
38. En los últimos doce meses ¿ha necesitado ingerir algún medicamento?
a. Sí
b. No
 Si ha ingerido algún medicamento, por favor indique, cuál/es, cómo lo obtuvo y los motivos

162
IV. MATERNIDAD AL INTERIOR DEL ESTABLECIMIENTO

39. Respecto a sus hijos/as, por favor marque con una X: cuántos de ellos/as residen al interior del
establecimiento con usted, su sexo, si nacieron o no en el tiempo de reclusión e indique su edad y
el tiempo que lleva residiendo en el establecimiento.

Sexo ¿Nació en el Edad Tiempo que ha


tiempo de estado en el
reclusión? establecimiento
Hijo/a 1 a. Femenino a. Sí
b. Masculino b. No

Hijo/a 2 a. Femenino a. Sí
b. Masculino b. No
Hijo/a 3 a. Femenino a. Sí
b. Masculino b. No

40. Por favor indique cuál es la rutina (horarios y actividades) que lleva a cabo con su hijo/a al
interior del establecimiento y cuántas horas puede compartir con él o ella en un día entre semana
y un día de fin de semana:

Día entre semana Día de fin de semana

Horas: Horas:

163
41. Por favor, indique si su hijo/a tiene el beneficio de acceso al jardín:
a. Sí
b. No
 Si su hijo/a tienen el beneficio, por favor indique que tal le ha parecido este servicio:
a. Muy bueno
b. Bueno
c. Regular
d. Malo
e. Muy malo
 ¿Por qué?

 Si su hijo/a no tiene el beneficio, por favor indique el motivo

 Si su hijo/a si tiene el beneficio, por favor indique como accedió a él

42. Por favor indique cuál/es de los siguientes elementos le provee la institución, para el beneficio
del niño/a (No hay única respuesta):
a. Pañales
b. Alimentación
c. Cuna/cama
d. Tina
e. Vestimenta
f. Elementos de aseo
g. Ninguno
164
 Si usted marcó “ninguno”, por favor indique de qué forma obtiene dichos elementos

43. ¿Cómo suele manejar las siguientes situaciones con su hijo/a?:


 Indisciplina, desobediencia

 Enfermedad

44. ¿Qué actividades realiza junto a su hijo/a en el tiempo libre que tienen?

165
45. ¿Cuál fue el motivo para que su hijo/a se encuentre actualmente residiendo con usted al interior
del establecimiento?

46. ¿Qué piensa usted respecto al hecho de que niños/as se encuentren residiendo en los
establecimientos junto a sus madres?

47. ¿Por qué cree que las mujeres que se encuentran en reclusión toman la decisión de ingresar a su
hijo/a para que resida con ellas al interior del establecimiento?

48. ¿Ha recibido usted algún taller relacionado con la maternidad al interior del establecimiento?
a. Sí
b. No
 ¿Cuál/es?

166
 ¿Cuál fue el contenido y la duración?

 ¿Por qué lo realizó?

 ¿Cuál fue la calidad del mismo?


a. Muy buena
b. Buena
c. Regular
d. Mala
e. Muy mala
 ¿Por qué?

49. ¿Durante el tiempo de embarazo, recibió usted controles médicos?


a. Sí
b. No
 ¿Cuál/es?

 ¿Cuál fue la calidad de los mismos?


a. Muy buena
b. Buena
c. Regular
d. Mala
e. Muy mala
167
 ¿Por qué?

50. ¿Al momento del parto, cuál fue el proceso a seguir para que éste se llevara a cabo?

51. ¿Su hijo/a, va a cumplir tres años antes de que usted salga del establecimiento?
a. Sí
b. No
 Si su hijo/a va a cumplir tres años antes de su salida, quién se hará cargo de él una vez que
salga y por qué

52. Por favor indique si ha recibido algún tipo de acompañamiento por parte de la institución para la
planeación de dicha situación
a. Sí
b. No
 ¿Cómo se ha dado?

168
 ¿Cuál considera usted ha sido la calidad del mismo?
o Muy buena
a. Buena
b. Regular
c. Mala
d. Muy mala
 ¿Por qué?

53. Por favor indique si ha tenido acompañamiento psicológico para prepararse para la salida de su
hijo/a.
a. Sí
b. No
 ¿Cómo se ha dado?

 ¿Cuál considera usted ha sido la calidad del mismo?


a. Muy buena
b. Buena
c. Regular
d. Mala
e. Muy mala
 ¿Por qué?

169
54. Si no ha recibido acompañamiento en la planeación o en la preparación para la salida de su
hijo/a, por favor indique si le gustaría obtenerlo
a. Sí
b. No
 ¿Por qué?

55. ¿Cuál es la calidad de las instalaciones del establecimiento para la residencia de niños/as?

a. Muy buena
b. Buena
c. Regular
d. Mala
e. Muy mala
 ¿Por qué?

56. ¿Se siente usted respaldada por la institución para ejercer la crianza de su hijo/a al interior del
establecimiento?
a. Sí
b. No
 ¿Por qué?

170
V. INGRESO AL ESTABLECIMIENTO

57. ¿Había estado recluida en otra oportunidad?


a. Sí
b. No
 ¿Durante cuánto tiempo?

 ¿Dónde?

58. ¿Alguna vez estuvo recluida en un centro correccional de menores?


a. Sí
b. No
 ¿Por qué?

59. ¿Hace cuánto se encuentra usted en éste Centro de Reclusión?

60. Actualmente su condición jurídica es:

 ¿Por qué delito/s se encuentra sindicada o condenada?

 Actualmente, ¿Cuánto tiempo ha cumplido de su condena?

171
61. ¿En qué fase de condena se encuentra usted?
a. Observación y diagnóstico
b. Alta
c. Mediana
d. Mínima
e. Sin fase
62. ¿Qué piensa usted respecto a su vida al interior del establecimiento?

63. ¿Qué aprendizajes o recuerdos positivos ha tenido usted al interior del establecimiento?

172

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