NUBES AMIGAS EN CHILE
Pilar Cereceda
egresar a la pequeña aldea
R
costera de Chungungo
[población de 330 habi-
tantes] en el norte de Chile es
muy a menudo una experiencia
emocional para Pilar Cereceda,
geógrafa de la Universidad de
Chile, en Santiago. Hace catorce
años, Chungungo era una más
entre centenares de aldeas de la
región carentes de agua potable.
La aldea se asienta en el desierto
costero del norte de Chile, justo
al SUI del Atacama, el desierto
más árido del mundo. Los habi-
tantes estaban acostumbrados a
recibir el agua por medio de un
camión que la traía desde una
distancia de 40 km., a un costo
de US$S,OO por 1.000 litros. La
familia promedio tenía sola-
mente catorce litros por día y
sólo tres durante períodos más Pilar Cereceda inspecciono los colectores de niebio o
io largo de ia cordillera de El Tofo, Chile.
secos. Actualmente, catorce años
más tarde, un innovativo sistema
para la captura de niebla, finan-
ciado por el CIID y la Embajada Canadiense en Santiago
(con apoyo científico de la Universidad de Chile y la Uni-
versidad Católica), proporciona a la aldea un sistema local
de suministro de agua en completo funcionamiento.
suficiente agua potable para uso en los hogares, para culti-
var vegetales y flores e incluso para algunas labores
agrícolas.
El “milagro” del agua potable para Chungungo se realizó
a través de la introducción de grandes colectores de niebla,
“un tipo de red de vóleibol que captura la niebla (llamada
camanchuca), típica del norte de Chile”, explica Cereceda
quien, conjuntamente con el Dr. Robert Schemenauer, del
Ministerio del Medio Ambiente de Canadá, ha dirigido y
asesorado la instalación de estas redes en otros lugares en
Chile, Perú, Ecuador y el Desierto Arábigo.
El proceso incluye la instalación de mallas de
polipropileno, de 12 metros de largo por 4 metros de alto,
en las montañas que rodean la aldea. La niebla, fenómeno
común en el área, pasa a través de la malla, donde se forman
gotas de agua que descienden hacia un canalón que lleva el
agua hasta un tanque de almacenamiento en la aldea. Los
75 colectores de niebla construidos por el Servicio Forestal
Chileno cerca de Chungungo, capturan un promedio de
10.000 litros de agua diarios. De una aldea que luchaba por
su independencia, Chungungo ha pasado a ser una comu-
nidad próspera que incluso atrae a vacacionistas.
La experiencia en la aldea ayudó a Cereceda a compren-
der la importancia de la participación comunitaria
20 El CIID Informa, enero de 1995
cualquier proyecto investigativo.
“La participación de la comu-
nidad en aprender a utilizar el
agua prudentemente y evitar gas-
tos innecesarios es obviamente
muy importante ya que la canti-
dad de agua recolectada dis-
ponible varía con las condiciones
atmosféricas”.
“Muchos otros lugares áridos
del mundo donde las montañas
pueden interceptar a las nubes
podrían beneficiarse de este
mismo sistema”, expresa Cere-
ceda. Entre estos lugares se
incluyen muchas áreas del sur,
oriente y occidente de Africa, la
India, varios países en América
Latina, partes del Medio Oriente
y las Filipinas.
El contacto con las gentes y
las culturas más extraordinarias
es una de las razones que hacen a
la profesora Cereceda mostrar un
amor incondicional por su tra-
bajo y la naturaleza. La carrera
investigativa y pedagógica de Cereceda continúa la tradi-
ción de una familia dedicada al aprendizaje y el
conocimiento. Su abuelo fue rector de la Universidad Téc-
Hay nica Federico Santa María, una de las universidades más
prestigiosas de Chile. Su padre, médico, fue profesor en la
Universidad de Chile. La misma Pilar Cereceda es profesora
de Geografía, Historia y Ciencias Políticas. Tiene dos hijas y
un hijo. “Mis tres hijos me acompañan cuando hago trabajo
de terreno y son verdaderos expertos en mi trabajo”.
Autora de más de una docena de libros sobre tales tópicos
como la geografía de Chile, los riesgos ambientales y la
hidrografia, Cereceda confiesa que su logro más gratificador
ha sido “ayudar a hacer posible el “milagro” del agua, cam-
biando con ello la calidad de vida de muchas familias”.
Enseñar también le da una inmensa satisfacción, especial-
mente cuando se traslada a las montañas con sus estudi-
antes y les enseña geografía sobre el terreno.
El deseo más querido de Cereceda es dejar atrás la conta-
minación de la ciudad y vivir en el campo. Sueña con un
entorno de vida más natural y recuerda con gozo particular
los muchos viajes emprendidos a aldeas rurales aisladas pero
inspiradoras. “Poder vivir en medio de una naturaleza
rodeada de tanta quietud sería formidable, incluso si ello
significa hacer algunos sacrificios”.
María de Luigi, periodista en Santiago de Chile.
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