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INSTITUTO TECNOLÓGICO

SUPERIOR DE VALLADOLID
Por el saber universal y la grandeza del espíritu

8°A
INGENIERÍA CIVIL
MARCO LEGAL PARA EL INGENIERO CIVIL.

TEMA 4

ALUMNOS:
 FRANCISCO SEBASTIAN NOVELO PERERA
 ARGEL JOSUÉ CANUL ESCOBEDO
 BENJAMIN GONZALES AREVALO.

DOCENTE:
 Mtro. Rolando V. Cámara Loria
CONTRIBUCIONES

El Estado y sus fines

La gran complejidad de la vida en sociedad ha provocado que las personas que


habitan en ella establezcan algún tipo de organización dentro de la misma, con el
fin de que la convivencia sea lo más armónica posible. Como resultado de lo
anterior ha surgido el Estado, el cual puede definirse, al igual que lo hace García
Máynez, como “la organización jurídica de una sociedad bajo un poder de
dominación que se ejerce en determinado territorio”.

El Estado tiene como finalidad garantizar el orden, el bien común, la justicia, la


libertad y la seguridad jurídica de sus habitantes. Dichas funciones son las que
motivan el nacimiento de un Estado, y son ellas quienes justifican su existencia. Las
formas en que el Estado da cumplimiento a lo anterior pueden variar en grande
manera de un Estado a otro, dependiendo de sus circunstancias particulares, de
sus necesidades, de sus anhelos, de la época, de sus recursos, etc. Es decir, cada
Estado tendrá atribuciones distintas, y la forma en que las lleve a cabo dependerá
de los factores antes mencionados, entre otros.

Respecto de las funciones que se le deben atribuir al Estado y de las necesidades


de la población que se le deben encomendar, existen muy variadas posturas. De la
Garza explica que una de ellas es el llamado liberalismo individualista, que sostiene
que el Estado debe satisfacer únicamente las necesidades más ingentes, y en
ningún caso debe ocuparse de las necesidades individuales. Otra postura,
totalmente opuesta a la anterior, es el socialismo estatista, que afirma que el Estado
debe ocuparse de la satisfacción del mayor número posible de necesidades de la
población. Entre estas corrientes, que son las más radicales, existe un mundo de
opiniones diversas.

Sin embargo, independientemente de cuál sea la postura que se adopte, y de cuáles


sean las atribuciones que se le encomienden a un determinado Estado, éste tiene
la obligación de cumplirlas, para así satisfacer las necesidades que la población
demanda.
La doctrina habla de dos tipos de necesidades que se manifiestan en los habitantes
de una sociedad: necesidades individuales y necesidades colectivas.

Necesidades individuales: son las que afectan al individuo independientemente de


sus relaciones con la sociedad y con el Estado, pues aunque no perteneciera a
ellos, el ser humano experimentaría este tipo de necesidades.

Necesidades colectivas: son las que surgen o se agravan como consecuencia de la


convivencia con otros hombres.

Algunos autores5 hablan también de las necesidades públicas, las cuales, en


nuestra opinión, son las necesidades, ya sean individuales o colectivas, que por su
gran importancia son encomendadas al Estado. Reciben el carácter de públicas
debido a que el Estado las satisface por medio de organismos públicos.

Marco teórico conceptual

Como afirma Francisco de la Garza, “el Estado tiene encomendadas tareas que
debe realizar para que la sociedad civil pueda encontrar organización y vida”.
Gabino Fraga agrega que lo anterior implica la necesidad de instrumentar, impulsar
y coordinar todo un aparato burocrático que desempeñe esa pluralidad de tareas y
funciones, el cual necesita realizar gastos imprescindibles para lo cual es necesario
allegarse de los medios indispensables. Carrasco Iriarte aclara que al hablar de
gastos imprescindibles se refiere a justicia, salud pública, educación, seguridad, y
en general, todo aquello que se relaciona tanto con la supervivencia y la calidad de
vida de los habitantes, como con la subsistencia del aparato estatal.

El Estado, para lograr los fines y ejercitar las atribuciones que le han sido asignadas,
necesita tener recursos y poder disponer de ellos. Como afirma Ernesto Flores
Zavala, para que el Estado pueda realizar las tareas que tiene a su cargo, “requiere
bienes muebles e inmuebles, servicios y, por lo mismo, dinero en efectivo”. Por
consiguiente, el Estado se ve en la necesidad de establecer mecanismos tendientes
a la obtención de recursos económicos, para después administrarlos y erogarlos
con el objetivo de lograr sus fines. Raúl Rodríguez Lobato ha dicho que “la
organización y funcionamiento del Estado supone para éste la realización de gastos
y la procura de los recursos económicos indispensables para cubrirlos, lo cual
origina la actividad financiera del Estado”.

Otras definiciones de la Actividad Financiera del Estado que han sido formuladas
por distinguidos juristas, son las siguientes:

Valdés Costa señala que “la actividad financiera del Estado es aquella relacionada
con la obtención, administración o manejo y empleo de los recursos monetarios
indispensables para satisfacer las necesidades públicas”.

Francisco de la Garza ha sostenido que “el Estado debe cumplir funciones


complejas para la realización de sus fines, tanto en lo referente a la selección de
sus objetivos, como a las erogaciones, a la obtención de los medios para atenderlas
y a la gestión y manejo de ellos, cuyo conjunto constituye la actividad financiera”.

A manera de síntesis, podemos decir que en la actividad financiera del Estado


destacan tres momentos esenciales, en los cuales los órganos públicos del Estado
realizan distintos tipos de actividades, que son: la obtención de ingresos, su
administración y su erogación encaminada a la satisfacción de las necesidades
públicas.

Es importante mencionar que a pesar de la división de la actividad financiera hecha


en el párrafo anterior, la actividad financiera del Estado es una sola, y no obstante
que para su mejor comprensión y aplicación suela dividirse en 3 partes, no debemos
olvidar que todas ellas forman parte de un todo, y están íntimamente ligadas entre
sí. Es decir, todas obedecen al mismo objetivo, y simplemente constituyen diversas
etapas de la actividad estatal. Por consiguiente, la obtención de ingresos no
constituye un fin en sí misma, sino que se justifica solamente en la medida en que
dichos recursos sean administrados y erogados para la consecución de los grandes
fines del Estado.
La actividad financiera del Estado es un fenómeno económico, político, jurídico y
sociológico, y por consiguiente puede analizarse desde distintos puntos de vista,
para lo cual es necesario recurrir a las diversas disciplinas científicas que lo
componen, explicándolas brevemente a continuación:

a) Aspecto político: el aspecto político de la actividad financiera juega un


papel muy importante, pues como afirma Mario Pugliese, la naturaleza
política de la actividad financiera se debe a que político es el sujeto
agente, políticos son los poderes de los que éste aparece investido,
políticos son también estos mismos fines para cuya obtención se
desarrolla la actividad financiera. Asimismo afirma que en los Estados
modernos el derecho de consentir a la exacción de los tributos atribuidos
en la Constitución directa o indirectamente a los ciudadanos, sólo puede
entenderse en el sentido relativo: una negativa absoluta a consentir al
Estado la exacción de medios económicos necesarios para su existencia
equivaldría sustancialmente a un acto de rebelión política, a una negativa
a consentir ulteriormente la existencia de aquella forma determinada de
organización política. En ese orden de ideas, Mario Pugliese considera
que todos los demás principios económicos, éticos, sociales, técnicos,
jurídicos, quedan subordinados al principio político que domina y sostiene
toda la actividad financiera del Estado.

b) Aspecto económico: es muy importante, debido a que la actividad


financiera “se trata de la obtención, administración o manejo y empleo de
recursos monetarios”. Jiménez González profundiza más al explicar que
la realidad económica de la actividad financiera se da debido a que
“implica el uso de recursos financieros limitados frente a necesidades en
principio ilimitadas” así como “los medios de que se vale para conseguir
sus propósitos, prioritariamente monetarios”. Varios economistas, tales
como Viti di Marco, Adolfo Wagner y Leroy-Beaulieu, han llegado a
considerar que todas las cuestiones financieras hallan su solución en una
teoría meramente económica, denominada “teoría de la producción y el
consumo de bienes públicos”, aunque no niegan totalmente los otros
aspectos (político, sociológico, jurídico, etc.) de la actividad financiera del
Estado.

c) Aspecto jurídico: su importancia radica en que la actividad financiera del


Estado, como cualquier otra actividad del mismo en un estado de
Derecho, debe estar sometida al derecho positivo, ya sea que actúe como
ente de derecho público, o desempeñando funciones reguladas por el
derecho privado, ya que en caso de que no lo haga dentro del marco de
la legalidad, la propia ley establece los medios de defensa o el camino a
seguir para que el afectado pueda reclamar sus derechos vulnerados.

d) Aspecto sociológico: se refiere a “la influencia que ejerce y los efectos que
produce sobre los diversos grupos de la sociedad que operan dentro del
Estado”. Las apetencias y anhelos de los grupos sociales que actúan
dentro de cada organización política tienen un papel determinante, pues
son ellos quienes inspiran y condicionan los fines políticos de la actividad
financiera.

En la doctrina es común encontrar los términos de Derecho Tributario y Derecho


Impositivo, como sinónimos del Derecho Fiscal. Sin embargo, como el contenido
que se les atribuye no es nada uniforme, a continuación redactamos las
definiciones que nos parecen más acertadas de dichos conceptos:

Derecho Impositivo: en estricto sentido se puede decir que el derecho


impositivo es el que tiene por objeto el estudio de los impuestos, y como explica
Adolfo Arrioja, deja fuera de su ámbito de estudio las aportaciones de seguridad
social, los derechos, las contribuciones especiales, los accesorios, así como
otras cargas que si bien no tienen la misma importancia que los impuestos, sí
representan ingresos económicos para el Estado. El derecho impositivo,
entendido como se señala anteriormente, no es suficiente para estudiar la
materia del presente trabajo, pues éste último abarca todas las contribuciones
que se recauden para cubrir el gasto público, sin importar que sean establecidas
a través de figuras distintas a los impuestos. Sin embargo, en un sentido amplio
puede decirse que el derecho impositivo estudia todas las contribuciones que
son impuestas por el Estado. En nuestra opinión es más acertada ésta última
concepción.

Derecho Tributario: según Arrioja Vizcaíno los términos tributo y tributario


hacen referencia a situaciones de carácter histórico, pues se usan para denotar
aportaciones forzosas que los pueblos vencedores imponían a los vencidos
después de una guerra, o bien contribuciones que el fuerte establecía a cargo
del débil. Incluso hace referencia a las ofrendas que se realizaban en otras
épocas a los dioses. No obstante lo anterior, en la actualidad es común utilizar
el término tributo como sinónimo de contribución, y la palabra tributario para
expresar una relación con la Hacienda Pública del Estado. Por consiguiente,
consideramos apropiado el uso del término Derecho Tributario para referirnos a
la rama del Derecho que estudia todo lo relacionado con la contribución al gasto
público del Estado.

Derecho Fiscal: aunque este concepto también tiene carácter histórico, difiere
del anterior en que éste no se usaba para denotar una opresión del fuerte sobre
el débil, o del vencedor sobre el vencido, sino simplemente para referirse a la
aportación que el páter familias debía entregar para el sostenimiento del
gobierno. El latín fiscum se usaba para nombrar la bolsa o cesto que los
recaudadores llevaban en el brazo, en el que guardaban las sumas recaudadas.
Debido al fenómeno conocido como vulgarización del lenguaje, la palabra fiscum
comenzó a ser utilizada para nombrar al órgano del Estado encargado de la
recaudación. Por consiguiente, en la actualidad es correcto utilizar el término
fiscal, pues se refiere al “vínculo jurídico en virtud del cual los ciudadanos se
encuentran obligados a contribuir al sostenimiento del Estado”. En nuestros días,
el legislador mexicano prefiere utilizar el término fiscal, en lugar de tributario,
probablemente para evitar la sensación de que dicho tipo de obligaciones son
formas de oprimir al pueblo. Consideramos adecuada la definición que hace
Rafael Bielsa al decir que el Derecho Fiscal es el conjunto de disposiciones
legales y de principios de derecho público que regula la actividad jurídica del
fisco.

La literatura fiscal acerca de la industria de la construcción es escasa; por ello,


y debido a su carácter multidisciplinario, Estudio del régimen fiscal de empresas
constructoras, es indispensable y de gran utilidad para las autoridades fiscales,
arquitectos, ingenieros, analistas, investigadores y estudiantes, así como para
empresarios dedicados a esta actividad.

Como una consecuencia del crecimiento de la industria constructora en nuestro


país, las autoridades fiscales han considerado conveniente modificar las reglas
de tributación, pues esta área es uno de los soportes más sólidos de la economía
mexicana.

En esta obra se facilitan elementos importantes, los cuales se clasifican en los


siguientes apartados:

 Conceptos generales de la industria de la construcción.


 Tratamiento contable de los ingresos y costos de contratos de
construcción.
 Impuesto sobre la renta.
 Ley del Impuesto Empresarial a Tasa Única.
 Impuesto al valor agregado.
 Ley del Impuesto a los Depósitos en Efectivo.
 Otros impuestos y derechos.

Al respecto, presenta la Ley del ISR, IMPAC e IVA, actualizada a 2009, según el
Diario Oficial de la Federación (DOF) de octubre de 2008, así como la
Resolución Miscelánea Fiscal para 2009, publicada en el DOF del 29 de abril de
2009.

Además, contiene una serie de propuestas relacionadas con los siguientes


temas: Programa Nacional de Desarrollo Urbano general y regional,
Financiamiento a largo plazo, Estímulos fiscales, Anticipos de obra y Fomento a
la inversión de activos fijos.

El sector de la construcción, al igual que cualquier empresa dedicada a la


comercialización de productos o servicios, está orientado a la elaboración de
bienes inmuebles, prestación de servicios de construcción y concesiones viales.
Desde este punto de vista, las constructoras tributan en primera categoría con
base en rentas efectivas que se obtienen de su misma actividad. Los impuestos
primordiales para los contribuyentes dedicados a la construcción, son:

• IVA (Impuesto al Valor Agregado)

• IETU (Impuesto Empresarial a Tasa Única)

• ISR (Impuesto Sobre la Renta)

• Ley de impuesto a los Depósitos en Efectivo De acuerdo con el artículo 29 de


la Ley de Rentas, para que las empresas constructoras puedan realizar la
tributación es necesario que reconozcan los ingresos de promesa de venta de
inmuebles e ingresos brutos que representan el valor de la obra ejecutada.
Cuando la constructora se establece como proveedora del financiamiento para
el ejercicio productivo en una sociedad de responsabilidad limitada, ocupa la
función de controladora, por lo que se representa como un solo contribuyente en
el ISR. En el caso del IETU, esta condición es considerada solo para acreditación
de pagos provisionales. ¿En qué momentos se genera contribución para ISR en
enajenación de bienes?

• Por comprobante expedido.

• En la entrega material del bien inmueble.

• Cobro total o parcial de la contraprestación pactada, incluyendo anticipos. La


tributación también ofrece beneficios empresariales como deducción de ISR,
realizada sobre el costo de adquisición de terrenos que cumplan los siguientes
requisitos:
• Que se destine a la construcción de desarrollos inmobiliarios para
enajenación.

• Los ingresos acumulables provengan del mismo fin en un 85%.

• En cuanto sea enajenado, se considere el valor total, no solo la ganancia.

• El costo no sea incluido en la estimación de costos directos e indirectos.

• Se asiente por fedatario público, que se opta por aplicar estímulo fiscal.

• Acumule como ingreso el 3% del valor del terreno, en caso de no enajenarse.


Los ingresos obtenidos por IVA, se dan por la urbanización de terrenos. La
prestación de servicios destinados a casa habitación, proporcionando mano de
obra y materiales, está exenta de este impuesto. Le resultará conveniente hacer
una revisión minuciosa de los aspectos que representan el pago de impuestos.
Conocer a detalle el régimen fiscal para constructoras, le permitirá aprovechar
mejor los estímulos y deducciones fiscales.

Empresas constructoras que celebran contratos de construcción

1. Tipos de contratos de construcción

Fundamento: Boletín D-7 de las NIF.

Las NIF que regulan la construcción o fabricación de ciertos bienes de capital


presuponen la existencia de un acuerdo contractual para realizar esta actividad, ya
que conforme a dichas normas, el contrato es el que da la pauta para el
reconocimiento de los ingresos y los costos inherentes en los registros contables.

El contrato de construcción se define como el que se negocia específicamente para


la construcción o fabricación de un activo o de una combinación de activos
íntimamente relacionados o interdependientes, en términos de su diseño, tecnología
y función, o su último propósito o uso.

Como ejemplos de contratos de construcción de un activo se encuentran, entre


otros, los de la construcción o fabricación de:
• Puentes.

• Edificios.

• Embarcaciones.

• Caminos.

Como ejemplos de contratos de construcción de un grupo de activos se encuentran,


entre otros, los de la construcción o fabricación de:

• Refinerías.

• Partes de una planta o equipo.

• Conjuntos habitacionales.

• Conjuntos industriales.

1. Construcción física de activos.


2. Prestación de servicios que están directamente relacionados con la
construcción de un activo, entre otros:
o Servicios de administración de proyecto.
o Servicios de ingeniería técnica.
o Diseños arquitectónicos.
3. Destrucción, inclusive demolición, y restauración de activos y su entorno.
4. Fabricación o producción de ciertos bienes de capital.

Es importante señalar que dentro de estos últimos no deben considerarse los


siguientes:

• Contratos que impliquen ventas de un fabricante de bienes producidos en una


operación de fabricación estandarizada (como ejemplo, automóviles), incluso si se
producen conforme a especificaciones del cliente.

• Contratos de proveeduría para el suministro de bienes de inventario o provenientes


de una producción homogénea continua, en un determinado tiempo.
Los tipos básicos de contratos de construcción que enumeran las NIF son los que
a continuación se mencionan:

Contrato a precio fijo o alzado

Mediante éste, el contratista conviene un monto invariable por el contrato (precio fijo
total por la obra), no sujeto a ajustes que deriven de los costos incurridos por el
contratista.

Contrato a precios unitarios

Las características de este contrato son las siguientes:

1. Se paga al contratista un importe específico por cada unidad de trabajo que


se realiza.
2. En esencia, el contrato se negocia a precio fijo y sus únicas variables son las
unidades de trabajo realizadas.
3. Normalmente, el contrato se adjudica sobre la base de un precio total, mismo
que es la suma de las unidades específicas por sus precios unitarios.

Cabe destacar que la forma en que se determina el precio total puede ocasionar
precios unitarios desbalanceados a medida que el trabajo progresa, debido a que
algunas unidades previamente cuantificadas pudieron haber sido asignadas con
precios más altos, en comparación con las unidades pendientes de entregar.

Contrato de costo más comisión (sobre la base de costos más cantidad


convenida)

Mediante éste, el contratista recibe el reembolso de los costos permitidos, definidos


en el contrato, más un por ciento de éstos o una cuota fija, que representa una
utilidad.

Contrato por administración

Este último se verifica cuando el contratista se encarga de la administración del


proyecto y de que los trabajos sean realizados.
En ocasiones, el contratista es el que efectúa las erogaciones por cuenta y a nombre
del cliente y, en otras, el cliente las paga directamente. Por lo tanto, los pagos que
deben cubrirse al contratista son:

1. Los honorarios definidos (incluyendo la utilidad).


2. Las erogaciones (cuando el contratista paga y solicita su reembolso al
cliente). En ningún caso dichas erogaciones formarán parte de los costos
del contratista.

Los contratos de construcción pueden adoptar las modalidades que se indican a


continuación y, en ocasiones, combinarse entre sí:

1. Llave en mano.

En esta modalidad el contratista se compromete a entregar una instalación ya


probada y que esté operando en forma plena. El cliente contrata un proyecto integral
(ingeniería, procuración y construcción, así como pruebas, puesta en marcha y/o
financiamiento, si así se requiere).

El pago total fijo que debe efectuarse al contratista es por la obra o servicio
totalmente terminado y ejecutado en el plazo establecido. La transmisión legal de la
propiedad se realiza hasta que esté aceptado el equipo y sea operado por el cliente.

2. Por concesión a término (construir, operar y transferir).

El contratista debe financiar, construir y operar por medio de una concesión o


licencia y, finalmente, transferir el activo del contrato.

3. Incentivo por desempeño.

Mediante esta modalidad se incorpora un incentivo para el contratista con el fin de


sobrepasar los objetivos definidos de ejecución de obra, por medio de incrementos
en la utilidad, o bien, mediante decrementos a la misma (o castigos por
incumplimiento), si es que no alcanza dichos objetivos.

4. Niveles de esfuerzo.
Se obliga al contratista a dedicar un determinado nivel de esfuerzo en un periodo
definido por un importe fijo. Los contratos por niveles de esfuerzo son proyectos que
usualmente se refieren a la investigación o estudio de un área específica.

5. Procuración.

Mediante esta modalidad, los pagos al contratista están en función del costo de
materiales u otros costos especificados, más un por ciento de utilidad.

6. Ingeniería y/o construcción.

Los pagos al contratista se efectúan sobre la base de horas laborales directas


conforme a tarifas fijas por hora, las cuales cubren el costo de mano de obra directa,
gastos indirectos y la utilidad.

7. Escalación de costos y/o precios.

En esta modalidad se incluye una cláusula contractual que permite ajustes a los
precios de artículos específicos o cambios en las condiciones. Ejemplo: una
cláusula que establece modificaciones a los precios por inflación.

ARTICULO 183 Si durante el embargo, la persona con quien se entienda la


diligencia no abriere las puertas de las construcciones, edificios o casas señalados
para la traba o en los que se presuma que existen bienes muebles embargables, el
ejecutor previo acuerdo fundado del jefe de la oficina ejecutora, hará que ante dos
testigos sean rotas las cerraduras que fueren necesario, para que el depositario
tome posesión del inmueble o para que siga adelante la diligencia.

En igual forma procederá el ejecutor cuando la persona con quien se entienda la


diligencia no abriere los muebles en los que aquel suponga se guardan dinero,
alhajas, objetos de arte u otros bienes embargables. Si no fuere factible romper o
forzar las cerraduras el mismo ejecutor trabará embargo en los muebles cerrados y
en su contenido, los sellará y enviará en depósito a la oficina exactora, donde serán
abiertos en el término de tres días por el deudor o por su representante legal y, en
caso contrario el jefe de la oficina exactora encomendará a un experto para que los
abra en presencia del ejecutor y dos testigos designados. El ejecutor levantará un
acta haciendo constar el inventario completo de los bienes, la cual deberá ser
firmada por él, los testigos y el depositario designado. En la propia oficina quedará
a disposición del deudor una copia del acta a que se refiere este párrafo.

Si no fuere factible romper o forzar las cerraduras de cajas u otros objetos unidos a
un inmueble o de difícil transportación, el ejecutor trabará embargo sobre ellos y su
contenido y los sellará; para su apertura se seguirá el procedimiento establecido en
el párrafo anterior.

ARTICULO 196. Los avalúos que se practiquen para efectos fiscales tendrán
vigencia durante seis meses, contados a partir de la fecha en que se efectúen y
deberán llevarse a cabo por las autoridades fiscales, instituciones de créditos o por
corredor público. En aquellos casos en que después de realizado el avalúo se lleven
a cabo construcciones, instalaciones o mejoras permanentes al bien de que se trate,
los valores consignados en dicho avalúo quedarán sin efecto, aun cuando no haya
transcurrido el plazo señalado en el párrafo que antecede.

Cuando los avalúos sean referidos a una fecha anterior a aquella en que se
practiquen, se procederá conforme a lo siguiente:

I.- Se determinará el valor del bien a la fecha en que se practique el avalúo,


aplicando, en su caso, los instructivos que al efecto expidan las autoridades fiscales.

II.- La cantidad obtenida conforme a la fracción anterior, se dividirá entre el factor


que se obtenga de dividir el índice nacional de precios al consumidor del mes
inmediato anterior a aquel en que se practique el avalúo, entre el índice del mes al
cual es referido el mismo. Si el avalúo es referido a una fecha en que no se disponga
del dato del índice nacional de precios al consumidor dicha cantidad se dividirá entre
el factor que corresponda según el número de años transcurridos entre la fecha a la
cual es referido el avalúo y la fecha en que se practique, de acuerdo a la tabla que
establezca anualmente el Congreso de la Unión para ajustar el costo comprobado
de adquisición en el impuesto sobre la renta.

III.- El resultado que se obtenga conforme a la fracción anterior, será el valor del
bien a la fecha a la que el avalúo sea referido. El valuador podrá efectuar ajustes a
este valor cuando existan razones que así lo justifiquen, las cuales deberán
señalarse expresamente en el avalúo. Una vez presentado dicho avalúo no podrán
efectuarse estos ajustes.

Si el avalúo debe realizarse en poblaciones donde no se cuente con los servicios


de instituciones de crédito, de corredor público o de instituciones o empresas
dedicadas a la compraventa y subasta de bienes, podrá designarse a personas o
instituciones versadas en la materia.
Bibliografía

 http://imcp.org.mx/areas-de-conocimiento/fiscal/la-literatura-fiscal-
acerca-de-la-industria-de-la-construccion-es-escasa-por-ello-y-debido-a-
su-caracter-multidisciplinario-estudio-del-regimen-fiscal-de-empresas-
constructoras-es-indispensable-y/
 http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/ledf/ponce_y_e/capitul
o2.pdf
 http://www.cucea.udg.mx/include/publicaciones_drupal/pdfs/analisis_fisc
al.pdf
 https://doctrina.vlex.com.mx/vid/aspectos-contables-221758271
 http://www.merida.gob.mx/municipio/portal/norma/contenido/pdfs/Archiv
os2005/codigo-fiscal.pdf

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