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Recursos / Información Historia de la Iglesia Enciclopedia A ANTINOMIANISMO
ANTINOMIANISMO
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Antinomianismo es una designación comparativamente moderna para varios tipos de pensamiento ético en los cuales la hostilidad hacia la
ley de Moisés (incluyendo el Decálogo) y a los principios incorporados desembocan en una enseñanza y práctica inmoral. Huellas de tal
pensamiento son evidentes en el Nuevo Testamento. La espiritualización de la ley en el único precepto del amor a Dios, enseñado y
ejemplificado por Jesús, estimuló a algunos entusiastas devotos a creer que habían sido exaltados hasta tal altura de espiritualidad y a tal
dominio del amor a Dios que no necesitaban tener en cuenta los preceptos morales o la conducta externa. El duro conflicto de Pablo con los
judaizantes respecto a las ceremonias judaicas, podía hacer creer a sus partidarios más anti-judaicos que el esfuerzo para mantener la ley
no sólo era inútil sino que vaciaba el evangelio de la gracia en Cristo Jesús. Es probable que alguna de tales perversiones de la enseñanza
de Pablo se contemple en 2 Pedro 3:16. Los miembros de la iglesia de Corinto que estaban enorgullecidos y no se afligieron por la persona
incestuosa, así como las facciones culpables de unión abominable (1 Corintios 5:1-6) eran probablemente antinomianos y de semejante
tendencia eran sin duda los nicolaítas (Apocalipsis 2:2,15), los que sostenían la enseñanza de Balaam (Apocalipsis 2:14) y los que toleraban
a Jezabel (Apocalipsis 2:20).
Antinomianismo gnóstico
Antinomianismo en la Edad Media
De los siglos XVI y XVII
En Inglaterra
Los ranters.
Fases posteriores del antinomianismo
Controversias antinomianas; Reforma alemana; primeras enseñanzas de Lutero sobre la ley
Controversia de Agrícola con Melanchthon, 1527
Controversia de Agrícola con Lutero, 1537 y sgg.
Jakob Schenk
Controversias posteriores
Resolución sobre la controversia
La controversia antinomiana de Nueva Inglaterra
Texto antinomiano
Antinomianismo gnóstico.
Muchos gnósticos objetaban que la ley de Moisés era demasiado formal y no suficientemente espiritual, por un lado, y daban demasiado
lugar a la indulgencia carnal por otro. Desdeñando la carne por ser un producto maligno del demiurgo, algunos pensaron que su deber era
practicar un ascetismo riguroso, mientras que otros fueron considerados por sus adversarios cristianos destructores del cuerpo mediante
prácticas viciosas. Los cainitas aprobaban a Caín, Esaú, Coré, los sodomitas y todos los otros personajes reprobados en el Antiguo
Testamento y presumiblemente suponían estar haciendo un servicio a Dios al desafiar la autoridad de Jehová (el demiurgo) y practicar lo
prohibido en la ley. Carpócrates y Epifanes diseminaron las enseñanzas antinomianas. Los seguidores de Marción y los maniqueos fueron
antinomianos en el sentido de que rechazaron la ley mosaica por permitir el matrimonio e incluso la poligamia y el concubinato, la pena
capital, etc.; pero, hasta donde se sabe, hicieron del repudio a la ley una excusa para la indulgencia carnal. Los seguidores de Prisciliano,
una facción fuertemente ascética en España con tendencias gnósticas (siglos cuarto y quinto), fueron torturados hasta confesar las prácticas
más inmorales, pero no hay razón para adjudicarles las calumnias de sus perseguidores. Los mesalianos, una secta mística que floreció en
Siria, Mesopotamia y Armenia desde el siglo cuarto en adelante, se dice que practicaron una especie de ascetismo sórdido, mendicidad,
promiscuidad de hombres y mujeres y oración al diablo. A causa de esta última práctica a veces fueron llamados satanistas. Parece
probable que eran antinomianos. De semejante carácter, o peor, fueron los adamitas nombrados por Epifanio, y lo mismo se puede decir de
las facciones medievales conocidas por ese nombre.
1. Que la ley moral no tiene utilidad en absoluto para un creyente, ni es una norma para caminar y para examinar su vida y que
los cristianos son libres del poder de la misma; de ahí que uno de ellos [antinomiano] gritara desde el púlpito: "Fuera con la ley,
que le corta al hombre las piernas y le impide caminar."
2. Que es tan posible para Cristo pecar como para un hijo de Dios hacerlo.
3. El hijo de Dios no necesita pedir perdón por el pecado y es nada menos que una blasfemia si lo hace.
4. Que Dios no castiga a ninguno de sus hijos por el pecado ni por los pecados del pueblo de Dios es castigada la tierra.
5. Que si un hombre sabe que está en estado de gracia, aunque beba, o cometa asesinato, Dios no ve pecado.
6. Que cuando Abraham negó a su esposa y en su apariencia externa pareció mentir en su recelo, mintiendo, disimulando y
diciendo que su esposa era su hermana, incluso entonces todos sus pensamientos, palabras y hechos fueron perfectamente
santos y justos de toda mancha de pecado a los ojos de Dios.
Los ranters.
Los más repelentes sectarios en este tiempo fueron los ranters, quienes parecen haber sido casi idénticos en doctrina y práctica con los
Hermanos del Libre Espíritu y quienes, por su entusiasta propaganda, sedujeron a muchos miembros de las denominaciones evangélicas.
Según Samuel Fisher (Baby Baptism Mere Babism, Londres, 1653), "algunos ranters no se avergüenzan de decir que ellos son Cristo y Dios
y que no hay otro Dios que ellos y el que está en ellos y blasfemias semejantes." Negaban la existencia del diablo, el cielo y el infierno. De
Moisés dijeron que era un mago y de Cristo un engañador del pueblo. La oración es inútil. Predicar y mentir es todo uno. Las Escrituras las
consideraban un conjunto de fábulas y cuando condescendían a usarlas practicaban las más absurdas alegorizaciones. Afirmaban que nada
es pecado sino lo que un hombre piensa que es. Su práctica se correspondía con su enseñanza inmoral.
Al combatir las tendencias legalistas de la enseñanza medieval católica y las facciones extremistas de los primeros tiempos de la Reforma,
Lutero se permitió usar un lenguaje menospreciativo hacia la ley de Moisés tan fuerte que dio motivo a los que propugnaban la libertad
carnal. Se pueden citar algunas frases suyas: "Cristo no es duro, severo, cortante, como Moisés... Por tanto, fuera con Moisés para siempre,
que no aterrorice a los corazones engañados." "El evangelio es celestial y divino, la ley terrenal y humana; la justicia del evangelio es tan
distinta de la de la ley como el cielo de la tierra y la luz de las tinieblas. El evangelio es luz y día, la ley tinieblas y noche." En su polémica
"Contra los profetas celestiales" (edición de Erlangen, xxix. 150) afirma: "No consideraremos ni escucharemos a Moisés... Decimos además
que tales maestros de Moisés [es decir, los profetas de Zwickau] niegan el evangelio, proscriben a Cristo y derriban el Nuevo Testamento.
Hablo ahora como cristiano a cristianos, ya que Moisés fue dado solo al pueblo judío y nada tiene que ver con nosotros cristianos y gentiles.
Tenemos nuestro evangelio y Nuevo Testamento; si prueban desde el mismo que las pinturas han de ser quitadas de las iglesias los
seguiremos gratamente. Pero si quieren por Moisés hacernos judíos, no lo toleraremos." Por supuesto, Lutero no quería decir que repudiara
totalmente a Moisés, sino que se trataba de un tour de force para repudiar lo que consideraba un uso dañino de Moisés.
1. El arrepentimiento no procede del Decálogo ni de ninguna ley de Moisés, sino del sufrimiento y muerte del Hijo por el
evangelio.
2. Pues Cristo dice en el último capítulo de Lucas: "Así está escrito y así fue necesario que el Cristo padeciese y resucitase de
los muertos al tercer día y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados."
3. Cristo, en Juan, dice que el Espíritu, no la ley, convence al mundo de pecado.
4. El último discurso de Cristo enseña lo mismo: "Id y predicad el evangelio a toda criatura."
7. Sin nada más es dado el Espíritu Santo y los hombres son justificados; la ley no es necesaria ni para el comienzo, ni la
continuación, ni la consumación de la justificación.
8. Pero el Espíritu Santo habiendo sido dado de antiguo es también dado perpetuamente, siendo los hombres justificados sin la
ley por el evangelio solamente.
13. Por tanto, para conservar la pureza de doctrina hay que resistir a los que enseñan que el evangelio no se ha de predicar
salvo a quienes han sido abrumados y hechos contritos por la ley.
16. La ley solo convence de pecado y sin el Espíritu Santo, convence para condenación.
17. Pero hay necesidad de una doctrina que no sólo con gran eficacia condene sino que al mismo tiempo salve, la cual es el
evangelio, que enseña conjuntamente el arrepentimiento y la remisión de pecados.
18. El evangelio de Cristo enseña la ira desde el cielo y al mismo tiempo la justicia de Dios, Romanos 1. Es la predicación del
arrepentimiento unido a una promesa que la razón no capta naturalmente, sino que viene por revelación divina.
Lutero añadió a estos artículos de Agrícola varias declaraciones de dudosa autenticidad que supuestamente había hecho Agrícola. La ley no
es digna de ser llamada palabra de Dios. Seas una prostituta, un ladrón, un adúltero o cualquier otra clase de pecador, si crees estás en
camino de salvación. El Decálogo pertenece a la municipalidad y no al púlpito. Todos los que van en compañía de Moisés, van en compañía
del diablo. Escuchar la palabra y vivir de acuerdo a ella es la consecuencia de la ley. Escuchar la palabra y sentirla en el corazón es la
consecuencia del evangelio. Pedro no sabía nada de la libertad cristiana. Su declaración "haced firme vuestra vocación y elección, porque
haciendo estas cosas no caeréis jamás" no vale para nada. Tan pronto como piensas que en ti y en la cristiandad todo ha de ser refinado,
honorable, discreto, santo y casto, has prostituido el evangelio. Agrícola repudió las más manifiestamente inmorales de esas proposiciones,
no habiendo razón para creer que las practicara o aprobara la inmoralidad envuelta en sus enseñanzas.
Jakob Schenk.
Tras Agrícola fue especialmente Jakob Schenk, predicador de la corte del duque Enrique y reformador de Freiberg, quien cayó bajo
sospecha de antinomianismo; se dice que había declarado que "todos los que predican la ley están poseídos por el diablo... haz lo que
quieras, si sólo crees, pues eres salvo" y "¡A las galeras con Moisés!". Por una investigación instituida contra él (junio de 1538) acabó siendo
llamado por el elector a Weimar como predicador de la corte. En 1541 el duque Enrique le citó a Leipzig como predicador y profesor de la
universidad, pero el consejo, el clero y la facultad teológica se opusieron fuertemente a él. Se objetó a la publicación de sus sermones,
encontrándose que en varios puntos diferían de la Confesión de Augsburgo. En la acusación aparece el antiguo cargo de doctrina
antinomiana, aunque apoyado en fundamentos muy superficiales. Finalmente en 1543 dejó el ducado. El contenido de sus escritos
publicados no permite base suficiente para llamarlo antinomiano. Pero no hay duda que sus sermones erraron repetidamente en esa
dirección.
Controversias posteriores.
En relación con la disputa majorista sobre la necesidad de las buenas obras, los discípulos de Lutero, Andreas Poach de Erfurt y Anton Otho
(Otto) de Nordhausen negaron que la ley tuviera importancia alguna para los creyentes, surgiendo la disputa de tertio usu legis. Otho dirigió
su lucha inmediatamente contra Melanchthon, aunque éste había meramente repetido las declaraciones de Lutero. Contra Otho y los de
ideas similares surgieron varios líderes, en particular Mörlin y Wigand. Por otro lado, Melanchthon y su escuela más inmediata fueron
acusados de doctrina antinomiana al declarar que el evangelio es la proclamación del arrepentimiento.
Texto antinomiano.
El carácter de este movimiento puede exponerse mejor citando un resumen contemporáneo de las enseñanzas de Anne Hutchinson:
1. Que la Ley y la predicación de la misma no es útil en absoluto para guiar al hombre hacia Cristo.
2. Que el hombre es unido a Cristo y justificado sin fe, desde la eternidad.
3. Que la fe no es recibir a Cristo, sino un discernimiento humano de lo que ya ha recibido.
4. Que el hombre es unido a Cristo sólo por la obra del Espíritu en él, sin ningún acto por su parte.
5. Que ningún hombre es efectivamente de Cristo, hasta que tiene la seguridad.
6. Esta seguridad viene sólo por el testimonio del Espíritu.
7. Este testimonio del Espíritu es meramente inmediato, sin ninguna relación con la Palabra o concurrencia con ella.
8. Cuando alguien tiene este testimonio nunca más duda del mismo.
9. Cuestionarse esta seguridad, aunque se caiga en el asesinato o adulterio, significa que nunca se tuvo.
10. La santificación no puede ser evidencia del buen estado de alguien.
11. Ningún consuelo puede tenerse de una promesa condicional.
12. La pobreza en espíritu es solo eso, darse cuenta de estar desprovisto de gracia.
13. Percibir que no se tiene gracia dará consuelo, pero tomar consuelo de la gracia es legalismo.
14. Un hipócrita puede tener la misma gracia que Adán tuvo en estado de inocencia.
15. La gracia de los santos y la de los hipócritas no difiere.
16. Todas las gracias están en Cristo, como sujeto, y no en nosotros, de manera que Cristo cree, Cristo ama, etc.
17. Cristo es la nueva criatura.
18. Dios no ama más a alguien por cualquier santidad en él y nunca menos por no ser santo.
19. El pecado nunca debe perturbar a un hijo de Dios.
20. La perturbación de la conciencia por pecados de comisión o por faltar al deber, muestra que el hombre está bajo el pacto de
obras.
21. Todos los pactos de Dios, expresados en obras, son obras legalistas.
22. Un cristiano no está sometido a la Ley, como norma de conducta.
23. Un cristiano no tiene que orar, a menos que el Espíritu le mueva.
24. Un ministro que no tiene esta luz, no puede edificar a otros que la tienen.
25. Toda la letra de la Escritura es un pacto de obras.
26. Ningún cristiano debe ser presionado para andar en santidad.
27. Ningún cristiano debe ser exhortado a la fe, amor, oración, etc., salvo que sepamos que tiene el Espíritu.
28. Un hombre puede tener todas las gracias y sin embargo no tener a Cristo.
29. Toda la actividad del creyente no es más que cometer pecado.
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