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Religión Egipcia

La religión es un factor fundamental de la cultura egipcia y es muy difícil de


comprender. Se trata de una religión politeísta, pero con tendencia al
monoteísmo ya que cada nomos (o pequeña región) tenía un dios al que rendía
culto principalmente y luego rendía culto a los demás de manera secundaria.

Estas divinidades se representan como figuras humanas con algunos símbolos,


aunque luego algunos se sincretizan. Unas veces tienen cabeza de animal y
otras veces sólo se representan con la forma animal. Hay dos tipos de dioses:

 Dioses locales: los de cada nomos (por ejemplo, el Dios de Memphis es


PTAH)
 Dioses cósmicos: mucho más amplios, para todos los normos. Entre
estos cabe destacar una triada que va a ser muy importante desde un
principio: Geb, dios de la tierra, Nut, dios del cielo, y Ra, dios del sol.
 Muchos semidioses, que se van multiplicando.
 También hay animales sagrados (que no divinos), a los que se trata con
mucho respeto y se momifican al morir.

Principales divinidades egipcias:

Dios Descripción Representaciones


Es el sol en todo su esplendor. A
El disco solar o una figura humana
veces se le relaciona con otros
Ra con un disco solar encima de la
dioses importantes, como Horus o
cabeza
Amón.
Dios de Tebas. Muchas veces se
identifica con Ra, y entonces se le
Amón da el nombre de Amón-Ra. Es
considerado el creador del mundo
y el dispensador de la vida
En torno a él hay una leyenda que
explica la aparición de otros dioses.
Es el primogénito de Geb y Nut y
es el dios de la luz. Sale por la
mañana, brilla durante el día y por
Se le va a representar vendado,
la noche es asesinado por Seth
los brazos cruzados sobre el pecho
(porque por ser el primogénito iba a
con los dos atributos del faraón y
heredar la tierra). Isis, su mujer, va
una corona muy alta o gorro cónico
Osiris a recorrer la tierra llorandorellas. Al
flanqueado por dos altas plumas.
amanecer sale Horus venerando la
Tiene barba puntiaguda y la cara
muerte de su padre de manera que
de color verdoso (relación con el
consigue que vuelva a la vida, pero
limo?)
a partir de ahí no reinará en la
tierra sino sobre los muertos, y va a
reinar en la tierra de occidente, que
está personalizada en la figura de
la bella Amentet.
Dios de la momificación de los Un hombre con cabeza de chacal o
Anubis
muertos y conductor de las almas un chacal
Un halcón o un hombre con
Horus El sol naciente cabeza de halcón y a veces lleva
sobre la cabeza el disco solar
Un escarabajo o como un hombre
Dios también asimilado a Ra.
con cabeza de escarabajo, a veces
Símbolo de la resurrección, es el
Khopri puede llevar el disco solar o una
que empuja al sol por encima del
especie de bola (como las que
horizonte para que vuelva a brillar.
hacen los escarabajos)
Un hombre vestido de guerrero. En
el rostro tiene una especie de
hocico curvo que sobresale de
Seth Dios de las tinieblas
forma convexa y unas orejas
largas y puntiagudas que
sobresalen hacia arriba
Dios de la ciencia, es el creador de
la escritura jeroglífica y del
Thot Un hombre con cabeza de ibis
calendario, es el que puso orden
del tiempo
Una mujer con cabeza de vaca con
Diosa de los placeres, es la diosa cuernos liriformes y un disco solar
Hathor del amor, una de las más por encima de la cabeza o una
veneradas. Es la mujer de Horus vaca con los cuernos liriformes y el
disco solar en la boca
Mujer con una silla en la cabeza (la
Isis Es la mujer de Osiris silla es el jeroglífico que representa
su nombre)
Mujer con una pluma de avestruz
Maat Diosa de la justicia sobre la cabeza (la pluma es su
jeroglífico)
Ayudante de Isis y Osiris en el Mujer con cabeza de gato o un
Neftis
juicio final. Es la esposa de Seth gato
Es la diosa castigadora de los Mujer con un escorpión sobre la
Selkis crímenes. Está relacionada con el cabeza, con cabeza de escorpión o
mundo del más allá. simplemente un escorpión

Todas estas divinidades, que son muy pocas en relación con todas las que
había, se mantienen sin prácticamente variar hasta la época grecorromana en
que empiezan a desaparecer o se empiezan a fundir con dioses griegos o
romanos (los dioses siguen siendo los mismos pero desaparecen las
representaciones o se convierten en figuras humanas o de animales
simplemente [desaparecen figuras humanas con cabeza animal, etc]).

La religión egipcia permanecerá durante la época romana hasta el Edicto de


Teodosio de finales del siglo IV d.C. Estos dioses vienen complementados con
la creencia en la vida de ultratumba, que explica el culto de los muertos, que se
da en toda la sociedad. Esta costumbre data de época prehistórica y afirma que
después de la muerte el hombre permanece. Así, además del cuerpo (elemento
material) hay otro elemento espiritual, el Ba, que se representa bajo el aspecto
de un pájaro con cabeza humana y está representado en el interior de las
tumbas, a veces volando y a veces quieto.

El Ba es el principio, el soplo vital del hombre, su energía. Sale del cuerpo al


morir, vuela al cielo hasta el doble del cuerpo del que se ha separado, el Ka, el
soporte vital. El Ba no muere nunca, no se descompone y necesita para ser
feliz en el más allá rodearse de todo lo que ha tenido en vida (representaciones
de la vida mortal y objetos encontrados en las tumbas).

La momificación

Todo lo anterior nos lleva a la momificación. El desierto puede asegurar al


hombre la momificación porque seca el cuerpo evitando su descomposición,
pero según avanza el tiempo los cuerpos se empiezan a momificar para
conseguir una mejor conservación y esta momificación lleva a una serie de ritos
muy complejos.

La momificación se convierte en todo un arte que se realiza en las "casas de la


muerte" a las que llevan los muertos. Se necesitan una serie de ungüentos que
a veces se encontraban en Egipto, pero otras veces no, por lo que eran muy
costosos. Las técnicas se van perfeccionando según se va desarrollando el
comercio y están plenamente conseguidas en el Imperio Medio y Nuevo.

Heródoto lo vivió en su viaje a Egipto y lo describe perfectamente. Se trata de


deshidratar totalmente el cuerpo, para lo que se le pone a macerar durante 70
días en natón, y una vez deshidratado se extraen todas las vísceras menos el
corazón y el riñón. El cuerpo se lava y se purifica con resinas y perfumes. Se
impregna en aceites aromáticos que ayudan a conservar el cuerpo. Después,
se procede al fajado del cuerpo con una serie de vendas y se le coloca en un
sarcófago que tiene forma humana hecho con telas superpuestas y
endurecidas, y de este sarcófago se mete a su vez a uno más grande, de
madera, metal o piedra. Tanto en el fajado como en el primer sarcófago se
colocarán muchas inscripciones con un gran carácter simbólico y espiritual.

Evidentemente esto dependía mucho de distintos factores (principalmente del


económico) y podía ser de muy distintas formas. Por ejemplo, varían el tipo de
ungüentos y perfumes utilizados para purificar el cadáver, la manera de extraer
los órganos e incluso la manera de fajado y de enterramiento, ya que las
familias más pobres sólo se podían permitir envolver el cadáver con un lienzo y
enterrarlo tal cual en un hueco en la tierra. Sin embargo hay una serie de ritos,
como el macerado del cuerpo durante 70 días en natón, que no varían.

Otros ritos funeraios


Otro rito funerario muy importante en el Antiguo Egipto era el traslado por el
Nilo del cadáver a la ciudad de los muertos. Este traslado conlleva una serie de
ritos, entre los que se encuentra una procesión en la que aparecen los
familiares del muerto, sacerdotes, etc. que se representa en muchas
ocasiones.

Otro rito muy importante que también es muy representado es el de la apertura


de la boca, que se realiza cuando ya se ha llegado a la ciudad de los muertos y
que consiste en devolver al muerto los sentidos que ha tenido en vida (gusto,
olfato, vista, tacto y oído). Esto se hace mediante una ceremonia en la que un
sacerdote con una careta de Anubis se dirige con distintos instrumentos a los
ojos, la boca, etc de la momia. Este rito también se hace en algunas ocasiones
a estatuas, para darles vida.

Después de esto, se entierra al difunto, se celebra el banquete y luego tiene


lugar el juicio de los muertos.

El Juicio de los muertos


En este juicio se pesan las obras de un hombre para saber si es digno de ir al
reino de Anubis. El muerto tiene que declarar, siempre con un sentido negativo
(no maté, no robé…), y su declaración será puesta por escrito, así como el
resultado del peso del alma, por el Dios de la sabiduría, Thot. El que fiscaliza
todo es Anubis.

Este juicio tiene una importancia muy grande ya que es algo inédito en las
culturas de la Antigüedad y no volverá a darse nada parecido hasta el
cristianismo, que recogerá mucha de la simbología que utilizaban los egipcios.

El juicio de los muertos se representa siempre de la misma manera: está


presidido por Osiris, que está sentado bajo un baldaquino y está asistido por
Isis y Neftis. Los tres dioses están rodeados por 42 asesores, los dioses de los
distintos nomos. En uno de los lados aparece el difunto conducido de la mano
por Anubis, "el conductor de almas". Llegan al centro de la escena donde hay
una balanza; en un platillo se encuentra el corazón del difunto y en el otro una
pluma (símbolo de la diosa Maat). Si los platillos quedan en equilibrio, el difunto
es exculpado y avanza hacia Osiris acompañado por Horus, alcanzando la
inmortalidad. Si los platillos no quedan en equilibrio el difunto debe ir hacia el
dovrante o la devoradora (mezcla de cocodrilo e hipopótamo).

El Libro de los Muertos

Todos estos ritos funerarios están recogidos en "El Libro de los muertos", que
es el principal representante de la literatura funeraria, muy importante y extensa
en Egipto.

Algunos ejemplos de esta literatura son "El Libro de la Noche", "El libro de las
cavernas", etc., pero sin duda el Libro de los muertos es el más importante. De
él se hicieron numerosas copias, algunas de las cuales se han conservado
hasta nuestros días.
Se trata de un compendio de textos y fórmulas mágicas mediante las cuales los
muertos pueden pasar sin dificultades el camino hasta el más allá. En él
estaban descritos todos los ritos que debían hacerse cuando moría una
persona. Muchas de las partes se conocían ya en el Imperio Antiguo, pero no
estuvo totalmente configurado hasta el Imperio Nuevo.

Uno de los capítulos más importantes es aquél en el que se recogen los


pecados que debe evitar el hombre para que la balanza no se desequilibre en
el juicio de los muertos. Tiene un carácter muy pragmático. Muchos fragmentos
del libro eran escritos en las vendas con las que se envolvían los cadáveres y
en los sarcófagos para que el muerto tuviera más facilidades en su camino al
más allá.

Akenaton , el faraón olvidado , el faraón hereje

Había tres pilares fundamentales de la sociedad egipcia que no se podían


cambiar:

Importancia de la Religion
Papel del Ejercito
Papel del Faraón

Akenaton, fue un Faraón transgresor que trató de cambiar todos ellos.


Akenatón, el Faraón hereje, también conocido como el Faraón Olvidado, sería
el padre de Tutankamon. Egipto Antiguo era la civilización o país más
conservador de la historia antigua. Quizás en ello influía el clima poco variable.
Ni la política ni el arte evolucionaron mucho en miles de años; si acaso se
podría decir que con el paso de miles de años entraron en declive.

Amenhotep IV, que luego se cambiaría el nombre a Akenatón, reinó en Egipto


Antiguo en torno a 1353-1336 a. C. El nombre que adoptó significa: beneficioso
para el Atón, el orbe solar. El un faraón que adora a Atón, el orbe solar, como
único dios. Fue el primer monoteísta de la historia.

Era hijo del gran faraón Amenhotep III. Fue corregente con él en los últimos
años. Igual de famosa que Akenaton es su reina, Nefertiti.

Akenaton no solo cambia su nombre, también cambia el arte de Egipto: Su


representación en estatua es bastante extraña, como extraterrestre: con rostros
alargados, y con pechos. Extrañas figuras las de Egipto en esta época, incluso
un poco deformes.

Akenaton también construyó extraños templos en Karnak. Gem-Pa-Aten (Atón


ha sido hallado), y es un templo abierto al sol. Cambió la religión de Egipto de
politeísta a monoteísta, convirtiendo a Atón en el único dios oficial y
provocando la ira de los sacerdotes.

Por ello es probable que mudara la casa real desde Tebas a una ciudad santa
que construyó en el desierto, al oeste del Nilo: Amarna, Tell el-Amarna en su
nombre árabe.

En Amarna , edificios oficiales se erigían a los lados de la Vía Real, la calle


central, donde se encontraba un Palacio amurallado donde habitaba el Faraón
Akenaton y su familia. Tabién se han hallado vivendas lujosas y un gran
almacén. En sur de Amarna había un gran templo de Atón.

Durante el periodo de Amarna ocurren muchos cambios en Egipto, se crea


mucho arte. Amarna es una gran ciudad. Pero cuando muere Akenaton, la
ciudad decae y se termina abandonando. A este faraón se le entierra en una
tumba solitaria.

Egipto ignoró e incluso borró de la historia a Akenaton (incluso a varios de sus


sucesores). Le considera una especie de faraón místico perdido en el desierto,
con su familia y algunos de sus subditos. Un borrón en la historia de Egipto.

Como documentación de esta época destacan las Cartas de Amarna,


correspondencia diplomática. El ejercito y los burócratas en Tebas no tenían en
mucha consideración a este faraón. A menudo no le hacían mucho caso.

Akenatón fue un visionario religioso, el primer individuo y nos dejó como legado
el primer monoteismo y a su hijo Tutankamon.

Nefertiti y Akenaton

El mito de Isis y Osiris

Asesinado por su hermano Set y devuelto a la vida gracias a su esposa Isis,


Osiris (rey del Más Allá, como el faraón era rey de Egipto) se convertiría en la
figura más importante del panteón egipcio, aquella que, con su resurrección,
garantizaba una nueva vida tras la muerte

En el mito de Isis y Osiris se encierra la esencia de la religión y la espiritualidad


de los antiguos egipcios. La historia se inscribe en una compleja cosmogonía
con la que los egipcios trataban de explicar el origen del universo. Así, Isis y
Osiris eran hijos del dios de la tierra y la diosa del cielo, Geb y Nut
respectivamente, que a su vez descendían de otra pareja divina, Shu y Tefnut,
creados por el dios primordial del universo, Atum. Isis y Osiris formaban una
pareja, y tenían otros dos hermanos también casados, Set y Neftis.

La historia trágica del mito nace de la rivalidad entre los dos hermanos varones,
Osiris y Set. El primero se presentaba como el dios de las regiones fértiles del
valle del Nilo, sobre las que había reinado desde el principio de los tiempos. En
esos tiempos primoridales Osiris transmitió a los hombres los conocimientos
técnicos y económicos sobre los que se fundamentaba toda la civilización. Set,
por el contrario, reinaba en las tierras yermas del desierto y las montañas.
Corroído por la envidia, Set decidió tramar una encerrona contra su hermano,
convenciéndolo de que se introdujera en un sarcófago que a continuación cerró
y arrojó al Nilo. Alertada por Neftis, Isis logró rescatar el ataúd, pero Set se
apoderó de nuevo del cadáver descuartizándolo en catorce pedazos, que
repartió por todo el país. Isis logró recuperarlos, y sobre el cuerpo inerte de su
esposo concibió un hijo, Horus, que finalmente vengaría a su padre derrotando
a Set.

Los protagonistas de este mito fueron objeto de cultos especiales a los que se
entregaban todas las clases sociales. Así, las ceremonias fúnebres se
inspiraban en la historia de Osiris, en quien se veía una promesa de
inmortalidad. Isis, por su parte, aparecía como encarnación de los valores de la
esposa y la madre, anticipando la figura de la Virgen María en el cristianismo.
Tras estos dioses descubrimos el pálpito de un pueblo, sus inquietudes y sus
expectativas más íntimas, lejos de la imagen hierática que a veces nos inspiran
los monumentos de esa civilización desaparecida.

Isis

Isis es una divinidad femenina de origen egipcio atestiguada desde momentos


muy antiguos en Egipto (III milenio a. C), y presente en los más antiguos
relatos míticos. Los lugares sagrados en Egipto del culto a Isis son Filae, en el
Alto Egipto y Behbeit el-Hagar, en el Delta. Aparece fundamentalmente con el
papel de gran madre divina, hermana y esposa de Osiris, el rey divino
primigenio[1]. Cuando Seth le da muerte, es Isis la que emprende la colosal
tarea de recuperar sus restos a lo largo y ancho del País del Nilo. Este episodio
de la muerte de Osiris y la búsqueda de su cuerpo para proporcionarle una vida
eterna (Textos de las Pirámides) tendrá enorme influencia posterior como parte
de la “historia sagrada” del culto isíaco. Isis es también, en la mayoría de las
tradiciones mitológicas, la madre del dios Horus, deidad unida a la persona real
que legitima su autoridad política por encima de todo. El papel de Isis como
madre real se refleja en su iconografía, representada en un trono y con tocados
y atributos de poder. Se asocia también con el mundo celeste y la regeneración
solar. Isis, como madre, acaba asimilándose con otras deidades femeninas
egipcias como Hathor, de la que toma, por ejemplo, el sistro, elemento
iconográfico asociado a la diosa que perdurará en la representación de la
misma en momentos tardíos y época romana.

Isis-Fortuna.

Museos Vaticanos.

El culto a Isis se extendió, a partir de la entrada en Egipto de Alejandro Magno


(332 a. C), por diversos lugares del Mediterráneo: el norte de África, Anatolia, el
Egeo (Iseo de Delos), la Península Itálica (Iseo de Pompeya) e Ibérica y
también hacia el interior del continente europeo, dentro ya del ámbito romano.
En época romana, su culto llega a todo el territorio imperial, hasta sus
confines. Su celebración principal es la Navigium Isidis, que inauguraba la
temporada de la navegación[2]. Las ceremonias isíacas y sus “misterios”
estaban abiertas al público.

Escena isíaca en Herculano.

Isis es un ejemplo de caracterización de divinidad femenina capaz de


concentrar las atribuciones y significados necesarios para convertirse en una
diosa madre universal, siguiendo una tradición que arranca de las deidades
naturales femeninas primordiales de momentos prehistóricos, hasta conectar
con la propia diosa madre del cristianismo, María. De hecho, la iconografía de
Isis dando el pecho (Isis Lactans) al dios niño Horus-Harpócrates es idéntica a
la de la Virgen con el niño-Dios. Isis reúne una larga y antigua tradición
religiosa en relación con las primeras deidades femeninas y aún con las “potnia
theron[1]”, señoras de la naturaleza, dominadoras de los animales y el caos
natural. Este carácter múltiple se refleja en el epíteto que se le atribuirá, “la de
los mil nombres” o “innumerables nombres”.

Es un modelo de madre y esposa real y divina en origen, de quien proviene la


vida. Isis en la iconografía egipcia protege maternalmente con sus alas y da la
vida a la propia realeza[2]. Es la madre simbólica de todos los faraones, de
toda la tradición real a lo largo de tres milenios, y las esposas reales físicas
egipcias se mirarán en este modelo divino, en el que buscarán su legitimación
última. Es diosa de la fecundidad y protectora de las mujeres, por lo que se
asimilará también en época tardía con Afrodita, en la Alejandría ptolemaica.

A través del mundo helenístico, Isis llegará a introducirse en el mundo religioso


romano, con una nueva iconografía: esta vez no directamente asociada al niño
divino, apareciendo a menudo sin él y portando un recipiente con el agua
mágica del Nilo y con la otra mano el sistro con el que se efectuarán las
ceremonias en los Iseos. Isis se asociará también a otra deidad romana
protectora de la navegación y el comercio, Fortuna. Era, bajo esta forma,
venerada por los pescadores y las profesiones relacionadas con el mar[3]. Isis
protagoniza multitud de complejos procesos de asimilación y sincretismo. En su
vertiente de diosa de la fertilidad agraria, se asimilará también con Ceres,
representándose con la cornucopia o “cuerno de la abundancia”.

El carácter mágico y la espiritualidad del culto isíaco, su accesibilidad, la


compasión asociada a Isis, la cercanía y seguridad que ofrece respecto a la
muerte y el ofrecimiento de la resurrección son elementos propios de las
religiones orientales y mistéricas, que rivalizarán con el cristianismo naciente.

El sincretismo religioso greco-egipcio se produce a partir de finales del siglo IV


a. C con el mundo helenístico, y las divinidades egipcias se adoptan y
popularizan por diversos lugares del Mediterráneo, tras pasar por el filtro
griego. Esto ocurriría con el carácter de las divinidades y así también con su
iconografía, dando lugar a las llamadas “divinidades alejandrinas”. En este
proceso juega un papel fundamental la nueva construcción de este panteón
greco-egipcio por Plutarco, en su obra De Iside et Osiride. El mundo romano
reinterpretaría de nuevo los rituales y la caracterización de estos dioses.
Los antiguos egipcios y el mundo de los muertos

LA GUÍA EN EL MÁS ALLÁ


Texto de Ampa Galduf/Arquehistoria

En su obsesión por alcanzar la vida eterna, los antiguos egipcios, se hicieron


enterrar acompañados de una serie de fórmulas mágicas que les permitieran
llegar al Más Allá. Eran éstas, unas indicaciones, a modo de guía, para sortear
los posibles peligros de un enigmático viaje de ultratumba que les habría de
llevar a una nueva vida.

Esta especie de consejos para facilitar al difunto la nueva vida, fueron inscritos
en distintos soportes; papiro, paredes de las tumbas, sarcófagos, objetos del
ajuar funerario del difunto, incluso en las vendas de lino de las momias, y hoy
son conocidos como el Libro de los muertos.

Un egipcio moría cuando su Ka (o energia) abandonaba su cuerpo.


A partir de ahí, desposeído de su flujo vital dejaba de existir. En ese instante
era cuando el BA (alma) se dirigía al encuentro con los dioses para la
realización de su juicio.

Detalle de pintura egipcia representando el Ka y el Ba


El difunto era llevado ante Osiris y su corazónpesado en una balanza frente a
una pluma que representaba a Maât, la diosa de la verdad y de la justicia.
Los que habían sido buenos accedían a la vida nueva como espíritus
transfigurados.
El difunto se salvaba cuando la pluma y el corazón quedaban en equilibrio

Los antiguos egipcios conservaron, durante más de tres milenios, su religión y


sus creencias funerarias, fundamentadas, en esa desconocida otra vida. Ideas
que, les llevaron a;
 la elaboración de una serie de complejos rituales de embalsamamiento y
momificiación, y

 a enterrar a sus muertos en ricos recintos funerarios; templos, mastabas o


pirámides.

Hacia el final del tercer milenio a.d.c, ya aparecen tempranos textos


funerarios escritos sobre distintos objetos.

Estos textos inscritos en los sarcófagos de altos funcionarios del Imperio


Medio comprendían más de 1000 sortilegios con las indicaciones sobre la vida
bajo la tierra, en el reino de Osiris.

Allí los difuntos trabajarían en los Campos de las ofrendas y de los juncos. En
estos textos se nos habla por primera vez del Juicio de los muertos, para
alcanzar una vida nueva.

Más tarde, hacia el Tercer período Intermedio, XI-VII a. C. otras fórmulas


mágicas, a modo de capítulos, formaron parte de los textos funerarios que hoy
se conocen como “el Libro de los muertos” que siguieron las mismas pautas
que aquellos primigenios sortilegios.

EL RITUAL FUNERARIO

Ritual egipcio de la apertura de la boca

Toda vez que la momia había sido preparada, el sacerdote realizaba el “Ritual
de la Apertura de la Boca” para que eran una serie de conjuros mágicos.

Según un artículo de Historia National Geographic;


[” Los egipcios creían que el difunto emprendía un viaje subterráneo desde el
oeste hacia el este, como Ra, el sol, que tras ponerse vuelve a su punto de
partida. Durante ese trayecto el fallecido, montado en la barca de Ra, se
enfrentaría a seres peligrosos que intentarían impedir su salida por el este y su
renacimiento. El peor de ellos era Apofis, una serpiente que trataba de impedir
el avance de la barca solar con el objeto de romper el Maat, la justicia y el
orden cósmico, y forzar el caos. Apofis cada día amenazaba a Re durante su
viaje subterráneo”.]

¿Qué le esperaba al difunto en la otra vida?

El alma del fallecido con el beneplácito de Osiris tenia alguna de estas


posibilidades;

 Dirigirse al “Campo de paz”

 Acceder al cielo para vivir como las estrellas,

 Ser uno más junto a Osiris en un “mundo superior”,

 Viajar con Ra en su barca solar;

 o bien, una combinación de estos cuatro estados.


Los que eran juzgados como malos, eran lanzados a la diosa Amémet, “la
tragona”, que fue representada con la parte posterior de hipopótamo, la parte
anterior de león y con cabeza de cocodrilo.
LA ETERNA MORADA DEL KA

Estatua de la pareja formada por Katep y Hetepheres encontrada en un tumba


de Giza. La estatua servía para mantener viva la memoria de los dueños y su
personalidad aunque su cuerpo fuera destruido

Tras la muerte, el Ka continuaba cerca del cuerpo del difunto. Los egipcios
creían que el sarcófago o las esculturas y eran la morada eterna del difunto, de
su espíritu vital. Esa energía quedaba encadenada eternamente al sepulcro.

Es por ello, que se creyó en la necesidad de alimentarlo con todo aquello que
solía formar parte de la vida cotidiana del difunto.

 Los faraones eran enterrados con sus preciados objetos reales, y los
egipcios pertenecientes a las clases altas junto a sus servidores que
debían acompañarlos también en su otra vida.
 Los que no eran ricos eran rodeados por estatuillas, o grabados que los
representaban.

 Los egipcios creían que “la representación de un objeto poseía las mismas
cualidades del propio objeto”.
EL LIBRO DE LOS MUERTOS

Se convirtió en una especie de cara necesidad, enterrar a las momias con toda
aquella literatura funeraria, consistente en una serie de instrucciones y ayuda al
difunto para dirigirse a la otra vida.

En el Imperio Antiguo, solo el faraón tenía derecho a estos hechizos e


instrucciones pero, con el tiempo, éstas evolucionaron hasta conformar lo que
se conoce como “El Libro de los Muertos”.

Eso sí solo aquel que pudiera pagarlo, tendría acceso a él.

Este libro contiene cerca de 190 capítulos de fórmulas mágicas y


rituales, ilustradas con dibujos para asistir al difunto en su viaje hacia la
eternidad. Los sacerdotes de los principales centros de culto como Menfis,
Tebas o Hermópolis trataron de ponerlas en orden.

Las selecciones del “Libro de los Muertos” están contenidas en los papiros de
Ani, Hunefer y Anhai, aunque entre sí guardan cierta confusión.

Como curiosidad:

En su sentido práctico, estos antiguos egipcios confeccionaron ejemplares


“homologados” del Libro de los Muertos.

En estos papiros, el texto se escribía dejando en blanco el lugar


correspondiente al nombre del difunto. Después el hueco era rellenado con el
nombre del comprador.

El precio de estos ejemplares era bastante más económico que el de los


hechos por encargo, que podían llegar a costar un deben de plata, la mitad de
la paga anual de un campesino.
Aunque para los egipcios, el valor de este texto era incalculable, dado el
inmesno valor que tenia para orientar a sus difuntos en su otra vida.

LITERATURA

La literatura egipcia está orientada hacia la vida de ultratumba, como los


textos de las pirámides, los textos de los sarcófagos y principalmente el Libro
de los Muertos. Esta literatura se conoce con el nombre de literatura sagrada,
pero también existe la literatura filosófica o sapiencial como Las Máximas de
Ptahotep, en donde se exponen los principios de la sabiduría del mundo. Este
filósofo tuvo seguidores y así tenemos Los Proverbios de Gemni y Los
Proverbiois de Duaf.

Hasta el siglo XIX se desconocía el significado de la escritura egipcia y los


historiógrafos tenán que basarse en Herodoto, en Manetón, en Diódoro de
Sicilia, etc., pero cuando en 1799 Napoleón Bonaparte realizó la campaña de
Egipto, el comandante Boussard encontró en la población de Roseta una
piedra trilingüe, o sea, con tres inscripciones. Esta piedra pertenecía al siglo II
A.C. y era un decreto del faraón Ptolomeo Epífanes.

El primero que inició la transcripción fue el inglés Tomás Young y años


después un profesor de la Universidad de Grenoble llamado Juan Francisco
Champollion descrifró la piedra de Roseta el 14 de Septiembre de 1822. Con
este descubrimiento se inició la egiptología que luego continuarían Mariette,
Maspero y Meyer.

OBRAS LITERARIAS

Una de las primeras y mas relevantes muestras de lo anterior las tenemos


en los escritos de contenido mágico, mítico, cosmogónico o religioso, escritos
que se plasmarían en los denominados inicialmente "Textos de las Pirámides",
más tarde "Textos de los Sarcófagos" y finalmente en el "Libro de los Muertos",
unos textos que en conjunto plasman tanto descripciones de rituales funerarios
o fórmulas para transitar con éxito el largo y tortuoso sendero por el Más Allá,
como encantamientos para proteger de los peligros representados por
determinadas fuerzas o entes maléficos. Ejemplos adicionales de esta clase
son: "El Libro de las Puertas", "El Libro de las Cavernas" o "El Libro de la Duat",
breves ejemplos sin duda, entre los que cabría añadir descripciones
mitológicas (como la lucha entre Set y Horus, o el intento de destruir la
humanidad por parte de la diosa Sejmet) o himnos de indudable belleza
destinados a elogiar a muchas de las deidades en las que tan profundamente
creían.

Otros géneros importantes y destacados son aquéllos que tienen un


contenido épico y biográfico, géneros en los que se puede comprobar por su
redacción, que la presumible precisión histórica que los caracteriza, se ha
dejado claramente de lado en aras de un elogio a todas luces bastante
idealizado de los protagonistas. Muestra de esta clase es el famoso "Poema de
Pentaur" (en el que se narra la batalla de Qadesh en la que Ramsés II se
enfrentó a los hititas), así como el extenso número de biografías existentes de
un surtido de personajes.

Especialmente interesantes y variados son los conocidos cuentos o novelas


de aventuras, en los cuáles, en un estilo hábil, rico y elegante, se narran
sucesos que tienen un contenido más real que inventado. El prototipo mas
destacado de estos es: "La Historia de Sinuhé", la cuál debió gozar de una gran
fama en su momento (a juzgar por el amplio número de copias encontradas de
ella). También caben citar "El Cuento del Náufrago", "El Cuento de los Dos
Hermanos", "Keops y los Magos", "El Príncipe Predestinado", o "El Campesino
Elocuente".

Otro tipo de literatura era la que manejaba conceptos filosóficos. Entre ellas
podemos destacar "Las Máximas de Ptahotep", "Las Instrucciones de
Merikaré", "Las Enseñanzas de Amenemope" o "Las Enseñanzas de Ani", "Las
Lamentaciones de Ipuwer", "El Diálogo de un Desesperado con su Alma", o "La
Sátira de los Oficios".

Respecto al terreno de la poesía, trataban temas de amor y el tema de la


muerte, el Más Allá, se incita por todos los medios a los posibles lectores a vivir
la vida con auténtica pasión y a disfrutar de los placeres que ésta ofrece sin
límites. Ejemplos de ella son: "El Canto de los Arpistas" o "Los Cantos de
Amor".

Para finalizar, existía una forma especial y curiosa de literatura: era el


llamado género epistolar, el cuál se plasmaba en las denominadas "Cartas a
los Difuntos", unas misivas destinadas a los fallecidos y en las que se exponían
desde sencillos saludos, hasta la petición de explicaciones por males que
presuntamente el difunto pudiera estar causándoles a los vivos, pasando por la
exposición de problemas legales o peleas domésticas.

El profesor McManus en Egipto con las pirámides de Guiza al fondo.

Los antiguos egipcios creían en la inmortalidad. La vida después de la muerte


se veneraba envuelta en un halo de misterio, respeto y misticismo… pero el
paso de este mundo a la vida inmortal requería un riguroso protocolo tanto
desde el punto de vista ritual, como desde los procedimientos técnicos que se
seguían. Descubre la ciencia de la momificación en Naturalmente, Ciencias.
Los antiguos egipcios poseían un complejo concepto del ser humano,
especialmente de su espíritu, que según su cultura estaba formado por hasta 7
componentes diferentes (algunos de ellos alcanzados sólo por algunos seres
humanos). En el Antiguo Egipto no se creía que el cuerpo físico como tal
(denominado Khat) resucitase y abandonase su tumba; pero sí estaban
convencidos de que jugaba un papel fundamental en el tránsito hacia la vida
eterna, ya que era el soporte físico imprescindible para que al reunir en él otros
componentes (como el Ka, una especie de fuerza vital), se alcanzase
un cuerpo espiritual (Sahu) inmortal, capaz de vivir entre los dioses. Así pues,
mantener un cuerpo físico incorrupto era uno de los requisitos más importantes
para realizar el tránsito hacia la vida inmortal, de ahí el interés y esfuerzo por
preservar hasta donde fuera posible la integridad del cuerpo después de la
muerte.
La ciencia de la momificación

Sarcófago de Hor. Sarcófago de madera decorado de la época de la 22ª


dinastía (945-715 a. C.). Se exhibe en el Museo Británico.
(Fuente:http://www.britishmuseum.org)
Los antiguos egipcios fueron perfeccionando sus técnicas de momificación con
el paso de las generaciones, basándose exclusivamente en las observaciones
que les proporcionaba su experiencia y aún sin conocer con detalle los
procesos implicados en el procedimiento. Hoy día, conocemos el rito funerario
de la momificación con bastante detalle, pero también los fundamentos
científicos que explican la eficacia del proceso.
El principal problema para pereservar un cuerpo tras la muerte es
la descomposición y, especialmente, la fase de putrefacción. Estamos
formados por materia orgánica, que también es alimento para otros seres vivos.
No, no pienses en grandes depredadores… Quienes suelen acabar
definitivamente con la efímera delicadeza de nuestros cuerpos suelen ser
organismos extremadamente pequeños: las bacterias y hongos
microscópicos. Algunas de ellas viven de forma natural dentro de nuestro
intestino e incluso son importantes para la fabricación de algunas vitaminas,
pero durante la vida, nuestro sistema inmunitario las mantiene a raya para que
no se introduzcan, multipliquen y propaguen en nuestros tejidos.
Sin embargo, tras la muerte, las bacterias (incluso aquellas que han convivido
pacíficamente en nuestro tubo digestivo), encontrarán campo abierto para
alimentarse, transformando la materia orgánica de la que estamos hechos. Las
células y sus orgánulos irán degradándose paulatinamente. Las complejas
biomoléculas que tanto ha costado fabricar (proteínas, glúcidos y lípidos) irán
siendo destruidas y reutilizadas por los microorganismos. En un año, apenas
quedará nuestro esqueleto y al cabo de varias décadas, 40-50 años, nisiquiera
eso. Nuestro propio cuerpo en descomposición le proporciona a los
microorganismos otra sustancia fundamental para cualquier ser vivo:
elagua (ya sabes que nuestro cuerpo está formado en un 70% por agua). Vista
así, la descomposición del cuerpo tras la muerte parece un hecho inevitable
donde todos los ingredientes (microorganismos, materia orgánica y agua) están
servidos, así que los antiguos egipcios parecían tenerlo difícil para preservar
los cadáveres de sus difuntos.
Los antiguos egipcios no sabían nada, desde luego, de las bacterias y otros
organismos microscópicos, pero eran buenos observadores, y se habían dado
cuenta de que lasalazón, es decir, mantener la carne o el pescado en sal,
ayudaba a prevenir la putrefacción y a almacenar el alimento durante un tiempo
prolongado. También conocían que el enterramiento de sus muertos en las
secas arenas de los desiertos hacía que los cadáveras sufrieran una
descomposición mucho más lenta que les llevaba a un estado de conservación
especial. De hecho, la palabra momia proviene de la egipcia mummia(alquitrán)
porque al observar cadáveres enterrados tiempo atrás, los antiguos egipcios
descubrían que estaban cubiertos de una sustancia negruzca que les
recordaba al alquitrán.
Así pues, se dieron cuenta de que uno de los secretos para conservar a sus
difuntos era extraer el agua de los cadáveres con la mayor eficacia y rapidez
posible. Pero había un problema secundario, al deshidratar el cuerpo, su
estructura se hacía mucho más frágil y quebradiza, lo que dificultaba mantener
intacto el cuerpo durante periodos prolongados. Por tanto, también era
necesario idear un método para conferir cierto grado de elasticidad y
consistencia al cuerpo durante mucho tiempo.

A continuación tienes un sencillo esquema de todo el proceso que vamos a


analizar con detenimiento.

A los requerimientos “técnicos” había que añadir también los rituales:


naturalmente habría sido fácil dividir el cadáver en pequeños fragmentos y
conservarlos de esta forma, pero, evidentemente, esto estaba muy lejos de las
exigencias del ritual funerario. El objetivo era conservar la unidad e integridad
del cuerpo hasta donde fuera posible para proporcionar un soporte adecuado
durante el peligroso tránsito a la vida después de la muerte.
Los antiguos egipcios practicaban diversos procedimientos de momificación,
con diferente grado de refinamiento según las posibilidades económicas de la
familia del difunto que corría con los gastos. El procedimiento más elaborado,
que generalmente sólo se aplicaba a grandes personalidades (especialmente
miembros de la familia real) o miembros de familias muy adineradas, es un
excelente ejemplo de ciencia y ritual combinados. Cada fase del proceso tenía
un significado ritual, pero también un fin práctico para mejorar la técnica.

Primeros pasos
En primer lugar el proceso de momificación no se iniciaba inmediatamente tras
la muerte sino que con frecuencia solía comenzar uno o dos días después.
Este corto periodo era suficiente para que comenzara la autolisis de algunos
tejidos, especialmente el tejido nervioso del cerebro. Inmediatamente tras la
muerte, las células comienzan a “romperse” y liberan proteínas enzimáticas
(hasta entonces guardadas en su interior) que aceleran la autodigestión del
tejido.
El cuerpo era colocado sobre una mesa especial de piedra, se lavaba con vino
de palma y se perfumaba con aceites y extractos de plantas aromáticas. El uso
de sustancias que camuflaran el olor durante el proceso era lógico. El vino de
palma, con una concentración aproximada de alcohol etílico de un 15%, servía,
además, como desinfectante, eliminando así parte de los microorganismos que
podrían iniciar el proceso de putrefacción. Sin saberlo, los sacerdotes
embalsamadores practiban ya técnicas antisépticas en sus operaciones de
momificación.
Extracción y embalsamamiento de órganos
A continuación se extraían diversos órganos siguiendo diferentes
procedimientos. Sin duda, los egipcios habrían deseado momificar el cuerpo
intacto para mantener la unidad del mismo, pero su deseo chocaba con una
dificultad técnica que tenían que resolver: Las vísceras de la cavidad
abdominal, los pulmones o el cerebro eran masas demasiado voluminosas y
con una proporción de agua elevada como para conseguir una deshidratación
lo suficientemente rápida. Así pues, en las técnicas más elaboradas se
procedía a extraer todos estos órganos.

Extracción del cerebro a través de la cavidad nasal mediante ganchos

El cerebro era el que recibía un trato menos “delicado” para ser extraído.
Quizá esto pueda sorprenderte teniendo en cuenta la importancia de este
órgano, pero los antiguos egipcios desconocían el verdadero papel del cerebro.
Para ellos, los pensamientos y las emociones eran responsabilidad del corazón
y, aunque sabían de la participación del cerebro en algunos detalles
del comportamiento, no le daban demasiada importancia en lo que respecta al
espíritu del ser humano. Así pues, los sacerdotes responsables de la
momificación introducían una especie de gancho alargado y metálico a través
de las fosas nasales y rompían el fino y poroso tabique óseo del etmoides,
hueso que sepera lacavidad nasal de la cavidad craneal. Luego, extraían el
tejido cerebral que ya había comenzado a experimentar autolisis a través del
agujero que habían abierto con ayuda del gancho. Si con esto no era suficiente,
podían introducir algunos aceites esenciales, como el de cedro, que ayudaban
a completar el proceso de limpieza, sin que se notase ningún desperfecto
desde fuera. A continuación se desechaba el fluido y se rellenaba o al menos
se taponaba de cavidad craneal con resina.

Vasoso canopos pertenecientes a una mujer egipcia llamada Neskhons. Se


exhiben en el Museo Británico. (Fuente: http://www.britishmuseum.org)
Por el contrario, con los intestinos, hígado, estómago y pulmones se seguía un
proceso más elaborado. No debían dejarse en el cuerpo, porque habrían
dificultado mucho la desecación, pero tampoco debían desecharse sin más,
porque habrían privado al cuerpo de órganos importantes. Así pues, se
realizaban cuidadosos cortes en el abdomen y en la zona del diafragma y se
extraían los cuatro órganos nombrados. Se embalsamaba cada uno mediante
un procedimiento similar al que se usaba para el resto del cuerpo y, a
continuación, se introducía cada uno por separado en un recipiente especial
que recibe el nombre de vaso canopo o canope. Como te habrás imaginado,
existían cuatro vasos canopos diferentes que se diferenciaban especialmente
en su tapadera (con forma de cabeza humana para el hígado, con forma de
cabeza de babuino para los pulmones, con forma de cabeza de halcón para los
intestinos y de chacal para el estómago).

Instrumental empleado para los procesos de momificación.


(Fuente: http://www.civilization.ca)
El corazón se dejaba en el cuerpo, primero porque su pequeño tamaño y su
naturaleza muscular no suponían un grave problema para la momificación;
segundo porque se consideraba el soporte físico del ib, es decir, el componente
del cuerpo espiritual responsable de pensamientos y emociones. El corazón
debía “ser pesado” tras la muerte para valorar los méritos de la persona
durante su vida como forma de juicio global para valorar el destino que le
correspondía, así que era importante dejarlo en su lugar.
Deshidratación con natrón
Antes de proserguir, se lavaba bien el interior del cuerpo con vivo de palma y
sustancias aromáticas. El vino de palma, gracias a su contenido en alcohol,
ejercía, junto con otras sustancias cierta acción desinfectante que ayudaba a
retrasar la putrefacción.
Luego se rellenaba el cuerpo con diferentes especias y extractos de plantas
aromáticas. Con frecuencia, se introducían también saquitos de una sustancia
(más correctamente, una mezcla de sustancias) llamada natrón, que también
se usaba para recubrir completamente el cuerpo. Así, enterrado y rellenado con
natrón, el cuerpo permanecía durante un periodo aproximado de 40 días. Cada
varios días de renovaba parcialmente el natrón para mejorar el proceso de
deshidratación.

Deshidratación con nstrón. Una vez eviscerado, el cuerpo se rodeaba y


rellenaba con natron para acelerar su deshidratación.
(Fuente:http://egyptiansyear4.weebly.com)
El natrón es una sal natural que se extrae de los lechos secos de determinados
tipos de lagos o corrientes salinas. Químicamente su componente principal es
elcarbonato de sodio, aunque también suele contener cierta proporción de
bicarbonato de sodio y, en menor cantidad, cloruro sódico. Las moléculas de
carbonato de sodio tienen una propiedad muy destacada: la de asociarse a
numerosas moléculas de agua (10 moléculas de agua por cada molécula de
carbonato de sodio). Por tanto, el natrón es un excelente agente
deshidratante que abosorbe la humedad que haya a su alrededor. El natrón era
(y contnúa siendo) muy abundante en Egipto, así que no es raro que fuera
usado para esta finalidad, ya que hacía falta en cantidades considerables.

Deshidratación con natrón. Gracias a su capacidad de absorber agua, el natrón


la extrae del cuerpo del difunto (flechas negras)
A. Si no se extraen las vísceras la deshidratación sólo se produce desde fuera
y es sólo parcial. B. Al extraer las vísceras y rellenar, en parte, con natrón, este
actúa tanto desde fuera como desde dentro, acelerando así el proceso de
deshidratación.

Rodeando por fuera y por dentro con el natrón, se conseguía una eficaz
deshidratación del cuerpo y al eliminar el agua del cadáver se impedía que las
bacterias pudieran multiplicarse y desarrollar el proceso de putrefacción. El
truco de extraer los órganos y rellenar el cuerpo, por una parte, y embalsamar
los órganos extraídos por otra, mejoraba notablemente el proceso de
momificación, ya que de esta manera se aumentaba significativamente la
superficie de contacto con el natrón y, por tanto, se aceleraba la
deshidratación.

Una vez concluida la desecación se extraía el natrón que se había introducido


dentro del cuerpo y este se rellenaba con hierbas aromáticas, especias e
incluso serrín empapado en resina. De esta forma el cuerpo podía conservar su
forma.

Resinas y vendas de lino


La desecación mediante natrón era un sistema muy eficaz para prevenir la
putrefacción, pero aportaba un problema importante: al deshidratar el cuerpo, la
falta de agua hacía que algunas partes se volvieran más frágiles y quebradizas,
al perder gran parte de su elasticidad. Los expertos en momificación
encontraron una solución al problema: Usarresinas naturales de plantas.
Las resinas de plantas pueden manejarse como líquidos cuando son extraídas
pero adquieren mayor consistencia al contacto con el aire. Suelen tener
propiedades antisépticas, es decir, impiden multiplicarse a los microoganismos
y, además, conservan un alto grado de elasticidad durante bastante tiempo. En
definitiva, se trataba de una sustancia perfecta para paliar el problema.
Las resinas se usaban introduciéndolas directamente en las cavidades del
cuerpo para dar más consistencia, pero también para impregnar las bandas de
tejido de lino con las que se envolvía totalmente el cadáver. Era un trabajo
minucioso que prestaba atención a cada detalle. Las piernas se juntaban y los
brazos se pegaban al cuerpo (en diferentes posiciones según la época). El
vendaje de la momia de este modo aportaba un grado de protección y
durabilidad muy importante a la misma y, además, servía para colocar
amuletos diversos entre las numerosas capas de vendas que acompañarían al
difunto en su transición al más allá.
El cuerpo era sometido a un complejo ritual en el que era necesario pronunciar
determinadas frases que guiaban al muerto en su viaje y tocar su cuerpo con
determinados objetos para asegurar el regreso del Ka al cuerpo momificado.
Por último se introducía dentro de uno o varios sarcófagos, algunos de ellos, en
el caso de los faraones, de un lujo deslumbrante, y se llevaba a su tumba,
quizá una profunda cámara mortuoria en el corazón de una pirámide
Costumbres funerarias
(Antiguo Egipto)
Costumbres funerarias del Antiguo Egipto
Costumbres funerarias
del Antiguo Egipto. Los
numerosos eufemismos li
terarios y la falta de Concepto: Cultos y preparativos realizados por
representaciones en los antiguos egipcios para esperar la
el arte muestran el muerte.
disgusto de los egipcios
por la muerte. En el
ánimo de mitigar este evento inevitable, instauraron un elaborado ritual
funerario. No solo los reyes adquirían estatus divino tras la muerte sino que,
desde finales del Reino Antiguo el hombre común ya pudo acceder a la otra
vida tras la revolución en el culto funerario. Un difunto se transformaba
en nṯr (dios) por medio de los rituales de la momificación y el entierro, los que
incluían la ceremonia de apertura de la boca, etc.

Contenido

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 1 Momificación
 2 Rituales de purificación, unción y apertura de la boca
 3 Enterramiento
o 3.1 El ritual de las ofrendas
 4 El culto al rey difunto
 5 Fuentes

Momificación
El vendado del cuerpo, imitando la reunificación del cadáver de Osiris, era el
símbolo de la inminencia de la muerte y a la vez la transfiguración a un nuevo
cuerpo. La colocación del cadáver momificado en el ataúd era simbólicamente
realizado en los brazos de la diosa Nut, de modo que este naciera nuevamente.

Rituales de purificación, unción y apertura de la boca


El vertido de agua, tanto por su calidad de dadora de vida como por la de
purificación, era parte de cada ritual. El cadáver, desecado primeramente o no,
debía ser lavado (en la tienda de purificación) y luego ungida y vendada. Siete
aceites sagrados utilizados en la unción son conocidos desde la primera
dinastía. Los últimos ritos antes del enterramiento eran realizados por el
sacerdote sem, quien ofrecía libaciones e inciensoy realizaba el ritual de
apertura de la boca frente a la momia para renovar sus facultades: abrir
la boca, la nariz, los ojos y los oídos mediante la presentación de herramientas
rituales sobre los orificios, mientras se mataba un buey y era ofrecida
una pierna y el corazón al difunto o su imagen como parte del proceso de
revivificación. Este ritual podía realizarse sobre la momia o una estatua del
muerto y, por medio del uso de hechizos y gestos se lograba animar la imagen
y habilitar al ka del difunto para consumir las ofrendas que le serían traídas. El
difunto, al igual que los dioses, necesitaba sustento diario que era provisto por
medio del ritual de las ofrendas. Las tumbas estaban equipadas con un área en
las que podían ser hechas las ofrendas al difunto.
Luego del ritual de ofrendas el difunto junto a su imagen era colocado en la
tumba. Una liturgia acompañante llena de plegarias y hechizos era realizada
por los escribas lectores. El ritual era acompañado
de música y danzas acrobáticas (quizás ecstáticas) en la entrada de la tumba,
al igual que los gritos de las plañideras. El jener o grupo musical de la
diosa Hathor, la dama de occidente, anunciaba quizás a la propia divinidad que
recibiría al difunto en el inframundo y a la vez lo renovaría, probablemente
también cargaba sexualmente la atmósfera, toda vez que el muerto necesitaba
renacer hacia la otra vida.

Enterramiento
En las mastabas del Reino Antiguo consistía en un nicho de ofrendas ubicado
en el extremo sur del lado este y más tarde evolucionó hacia una capilla de
ofrendas más elaborada dentro de la propia mastaba. Una cámara dentro de la
mastaba contenía una estatua del ka del difunto y servía como otro punto focal
de las ofrendas. Posterior al Reino Antiguo, estas estatuas eran habitualmente
ubicadas en capillas separadas cerca de los templos de las divinidades. Las
tumbas excavadas en la roca incluían una capilla subterránea, la que contenía
una estela votiva del difunto en la que aparecían su nombre y títulos. También
se podía mostrar al fallecido frente a una mesa de ofrendas o recibiendo
ofrendas de sus familiares. Las ofrendas eran depositadas en una mesa al
frente de la estela.

El ritual de las ofrendas


El ritual de las ofrendas incluía la recitación de la fórmula de ofrenda, conocida
como ḥtp-dj-nswt ("Una ofrenda que el rey da"). Ya que, según la teología
egipcia, solo el rey podía hacer ofrendas a los dioses, cada vez que una
ofrenda era dada, el oferente debía decir que era el rey quien las hacía, o el rey
junto a los dioses para que estos luego la pasaran al difunto. La ofrenda en sí
era llamada prt-ḫrw ("salida de la voz" u "ofrenda de invocación"), en referencia
al rol de la recitación en el acto de proveer sustento al difunto. Incluso si las
ofrendas no eran traidas a la tumba con solo recitar la fórmula un visitante
mágicamente podía proveer al muerto con comida y bebida.
De modo que se hiciera perpetuo el suministro, cada egipcio debía crear un
establecimiento funerario antes de su muerte, en el que se le proveía a una
persona o grupo determinadas tierras a cambio de realizar el culto posterior a
su muerte y contínuamente. Estos individuos eran los sacerdotes del ka (ḥm-
kȝ), habitualmente el hijo mayor del difunto ocupaba esta posición. La creación
de establecimientos funerarios fue común durante los reinos antiguo ymedio,
pero fue sustituido durante el Imperio Nuevo por establecimientos de estatuas.
Esto consistía en dedicar estatuas del difunto a un templo y, este, a través de la
misma, participaría de las ofrendas y los festivales diarios allí realizados.
Para la gran mayoría de los egipcios, las ofrendas funerarias eran hechas por
los propios familiares o por aquellos contratados para asumir el ritual. Para
algunos individuos que llegaron a destacar surante la vida, sin embargo, sus
cultos funerarios llegaron a ser ostentosos y hasta equiparables con los de las
divinidades. La gente común acudía a sus capillas a realizar ofrendas en la
esperanza de recibir a cambio bendiciones y favores. El culto en la tumba de
Isi, nomarca de Edfú durante la dinastía VI continuó por seis siglos después de
su merte. Un amplio templo fue construido en Elefantina durante el Reino
Medio en honor al nomarca Hekaib, de la dinastía VI. El culto a estos individuos
divinizados era en esencia un asunto local, aunque algunos llegaron a tener
relevancia nacional como es el caso de Imhotep, arquitecto jefe del
rey Dyeser (dinastía III) que fue adorado como dios de la medicina y
la sabiduríadurante el período grecorromano, e incluso provisto de un linaje
divino. Amenhotep hijo de Hapu, prominente oficial bajo el reinado
de Amenhotep III([[Dinastía XVIII ()|dinastía XVIII) fue igualmente adorado
durante el período tolemaico con idénticos avatares.

El culto al rey difunto


El culto divino del rey comenzaba en vida del mismo, especialmente a partir
del Imperio Nuevo, con Amenhotep III. Al igual que una estatua podía ser el
receptáculo del ka del difunto, el rey era el recipiente del ka de Horus y por
tanto objeto de culto. Este culto en vida se oficiaba diariamente tras el culto a
los dioses en los templos y no puede considerarse culto a la
personalidad individual del monarca, sino culto a la divinidad, al concepto de
realeza deificada representada por el ka de Horus. Este culto, evidentemente,
continuaba tras la muerte.
Desde inicios de la historia egipcia los enterramientos reales incluían un lugar
donde el espíritu del monarca podía recibir ofrendas de comida y bebida. La
evidencia más antigua del desarrollo de cultos funerarios reales constituyen las
edificaciones mortuorias de los reyes predinásticos en Abidos. La pirámide
escalonada de Dyeser (Zoser) en Saqqara (dinastía III) es el primer
monumento funerario completamente articulado en la que aparecen claramente
los conceptos de la divinidad real y los detalles del culto asociado. Los
establecimientos piramidales reales introducidos desde la dinastía IV incluían
complejos templarios situados en la zona oriental de la pirámide para el culto
del rey difunto, representado por una estatua. Desde la pirámide del
rey Userkaf(dinastía V) una estela de falsa puerta se convertiría en el punto
focal de las ofrendas al ka del rey difunto.
Los reyes de la dinastía XVIII instauraron una nueva forma de enterramiento
real, las tumbas excavadas en la roca del Valle de los
Reyes en Tebasoccidental. En las cercanías, a lo largo de la orilla occidental
del Nilo atravesando Karnak, los reyes construyeron estructuras llamadas
"templos funerarios" por los egiptólogos, aunque la conveniencia del término ha
sido discutida por Gerhard Haeny. En estos templos el ka del rey difunto
continuaría recibiendo las ofrendas, frecuentemente en compañía
de Amón y Ra-Horajti. Templos conocidos como "casas de millones de años"
fueron construidas por los reyes del Imperio Nuevo como lugares para el culto
real antes y después de la muerte. El culto a los reyes difuntos no estaba
limitado a los templos estatales: los constructores de tumbas del cercano
poblado de Deir el-Medina erigieron capillas a los deificados Amenhotep I y a
su madre Ahmose Nefertari, reverenciados como fundadores y patrones de la
ciudad y, durante el Reino Medio, los mineros egipcios del Sinaí realizaron el
culto del ya fallecido por mucho tiempo rey Seneferu (Keops).
LA MALDICIÓN DE LA MOMIA El 26 de noviembre de 1922 el arqueólogo
Howard Carter descubría la entrada a la tumba de Tutankamon, en el agreste
paraje del Valle de los Reyes , cerca de la actual ciudad de Luxor, en Egipto.
Acompañado del mecenas de la expedición, Lord Carvanon, fue el primero en
asomarse, a través de una grieta en la enorme piedra que cerraba la estancia.
Lord Carvanon le preguntó: "¿Qué ves?". Y Carter, casi en un resuello
contestó: "veo cosas maravillosas". En las primeras cámaras encontraron el
tesoro más grande jamás visto: Piedras preciosas, mobiliario hecho de oro
macizo, enseres construidos con los materiales más finos, mantos reales de la
mejor tela, y oro, oro en cantidades ingentes. El 3 de febrero de 1924 Carter y
su equipo accedieron a la cuarta y última cámara, el lugar en el que reposaba
el sarcófago del faraón. El contenedor mortuorio era una mole de granito de
más de tres metros de largo. Dentro encontraron otros tres sarcófagos, todos
lacados en oro y ricamente incrustados con todo tipo de materiales y piedras
preciosas. "La muerte vendrá con alas ligeras sobre el que se atreva a violar
esta tumba" En el último sarcófago estaba la momia del faraón. En ese
momento un lejano rumor, perdido en el tiempo, comenzó a surgir de nuevo
entre los egipcios que vivían cerca de la zona de la excavación: El que
profanara la tumba del faraón sufriría una muerte segura. Al parecer, uno de los
egiptólogos que acompañaban a Carter dijo haber descifrado las inscripciones
de una de las puertas: "La muerte vendrá con alas ligeras sobre el que se
atreva a violar esta tumba". Nunca se pudo comprobar, porque el equipo de
investigadores destrozaron la puerta para poder acceder a la tumba. Periódicos
y medios de comunicación de todo el mundo se hicieron eco del
descubrimiento y ayudarían después a fomentar la leyenda de la maldición. Se
cuenta que Howard Carter pasaba largas horas dentro de la tumba, haciendo
inventarios e investigando. Para hacer más llevadero el ambiente dentro del
sepulcro solía hacer acompañarse de una pequeña jaula dentro de la cual un
canario cantaba. Un día al levantar la vista, el egiptólogo vio cómo el pájaro era
devorado por una cobra . La cobra es el símbolo de la protección de los
faraones... COMIENZA EL MITO Lo que más ha dado que hablar de la
maldición fueron las muertes que se sucedieron tras la apertura de la tumba. El
primero en morir fue Lord Carvanon. Un mosquito le picó en la mejilla, uno de
tantos. Unos días después se cortó afeitándose justo en el lugar en el que tenía
la picadura. Poco después moría tras una terrible agonía. Una virulenta
infección le había destrozado varios órganos y le había producido horrendas
deformaciones físicas. La prensa se cebó con el hecho: La leyenda estaba
servida. Tras Lord carvanon murió su hermano, que había participado en los
trabajos de apertura de la tumba. Sin que la ciencia pudiera explicar por qué
murió fulminado en su hotel de El Cairo. En poco tiempo también murieron el
radiologista que hizo las primeras exploraciones a la momia, también de una
muerte extraña e inexplicable, la secretaria de Carter, de un ataque al corazón
y por esa afección también pereció un profesor, amigo de Carter, que había
recorrido la tumba poco antes. Las muertes parecían no cesar y aunque Carter
lo atribuía en público a casualidades, en el foro mundial la maldición era la
única culpable. A mediados de la década de 1930 un total de 21 personas
relacionadas con el hallazgo de la tumba habían muerto en circunstancias
extrañas. El embrujo maligno pareció apaciguarse, pero resurgió su sombra
misteriosa apenas 25 años después. Murieron todos los tripulantes del avión
que sacó los objetos de Egipto. El director del Museo del Cairo en torno a los
años sesenta, Muhammed Ibrahim intentó impedir que parte de los tesoros de
la tumba salieran del museo con destino a una exposición en París. Había
tenido pesadillas que indicaban que si los objetos abandonaban Egipto él lo
pagaría. Presionado por el patronato del museo firmó la autorización del
traslado y ese mismo día fue atropellado, y murió. Más tarde, en 1972, también
murió Gamal Ed-Din Mehrez, también director del museo. La noche siguiente
de firmar otro traslado para una muestra en Londres y de haber afirmado que la
maldición era una tontería falleció en su apartamento. También fallecieron, en
un período de unos pocos años todos los miembros de la tripulación del avión
que trasladó los objetos funerarios. La última actividad de la maldición se
registró en los años ochenta, tras la grabación de la película La maldición del
rey Tut, para la que se utilizaron objetos reales del faraón. El protagonista se
despeño por un acantilado el primer día de grabación. UNA LEYENDA
REBATIDA Es posible que en la actualidad muchas de esas muertes se
pudieran haber explicado científicamente. Nadie lo sabrá nunca. En cualquier
caso el argumento que se esgrime con mayor frecuencia para echar por tierra
la teoría de la maldición es el hecho de que Carter muriera por causas
naturales a los 67 años y que el doctor que le practicó la autopsia a la momia
muriera plácidamente cumplidos los ochenta.

RELIGION EGIPCIA

Del mismo modo que el culto a los muertos ha producido las pirámides y los
templos, también ha producido su literatura, al menos aquella de que se han
encontrado muestras en las tumbas. El “libro de los muertos”, las
lamentaciones de Isis y Neftis, las Letanías del Sol, el Libro de los caminos, y
otros libros teológicos y rituales, con formulas mágicas, canciones fúnebres,
etc.

Se conocen algunos cuentos y relatos que, si bien carecen de valor literario,


sirven como documentos antropológicos, preceptos morales, biografías de
personajes, textos astronómicos, tratados de medicina, calendarios, libros de
geometría, comunicados oficiales a los reyes vasallos, etc. a través de los
cuales se descubren algunos aspectos de la cultura egipcia.

La religión egipcia no fue más allá de las fronteras, pero es evidente la


influencia de Egipto en la formación de la religión mosaica.

Por su régimen autocrático, quedan grabados para la posteridad, en los


grandiosos monumentos de piedra, los nombres de los faraones de varios
milenios, los de sus esposas y los de algunos altos dignatarios y sacerdotes,
pero raramente de los artistas, sabios, astrónomos, médicos, etc.

(Editorial Sopena Argentina, Sapiens Enciclopedia Ilustrada de la Lengua


Castellana, 1961, Tomo II, pag. 19 y 20)

 Valor Simbólico de las Barcas Sagradas

Una barca Sagrada en el Antiguo Egipto, era un barco fluvial utilizado como
medio de transporte en los funerales y en la esfera religiosa, elevada a símbolo
de las embarcaciones rituales, como lo atestiguan la importante documentación
iconográfica y literaria conservada.

Barcas religiosas

www.google.com.ar/search?q=barcas+sagradas+egipto&biw=360&bih=511&pr
md=imvn&source=Inms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwizj9fgiY_NAhXD6iYKH
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 Animales de Culto.

El Gato: fue un animal sumamente popular, sobre todo porque representaba a


la Diosa Bastet, quien personificaba a la Armonía y la Felicidad.
El León: era admirado por su fuerza y su coraje. Se creía que cuidaba el paso
del Sol y era el garante del orden cósmico.

El Halcón: representaba al Dios Horus, quien era considerado como el iniciador


de la civilización egipcia.

El Escorpión: Serket fue durante el Antiguo Egipto la Diosa de la Magia y de la


Unión conyugal. Ella, sobre su cabeza, llevaba un escorpión.

La Serpiente: fueron símbolo de la resurrección y de la nueva vida. Entre ellas,


la más importante fue la Cobra.

La Vaca: Hathor fue la Diosa del Amor, la Alegría, la Danza y las Artes
Musicales. Su animal sagrado fue la Vaca.

El Escarabajo: Jepri fue un Dios que impulsaba al Sol durante las mañanas y a
veces era confundido con el propio Ra. Este Dios era representado con forma
de escarabajo.

El Toro: Apis fue el Dios de la Fertilidad en la mitología egipcia. Fue


representado como un toro o como un hombre con cabeza de toro.

El Cocodrilo: Sobek, Dios representado como un cocodrilo, fue entre otras


cosas, el creador del Rio Nilo. También era considerado como el Dios de la
Fertilidad, la Vegetación y la Vida.

El Ibis: Esta ave fue sagrada en el antiguo Egipto, aunque para alcanzar este
estatus debía poseer ciertas características, como cuello sin plumas, patas
grises con matices azules, entre otras.

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