Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
1
La clásica relación vertical que se establecía entre el médico y su paciente, a
través del vínculo de una enfermedad, ha sido sustituida por una compleja
relación donde por lo general participan: varios médicos, enfermeras, técnicos,
familiares, administradores, etc., dentro de una estructura que a diferencia del
paternalismo tradicional tiende a ser más horizontal, en el trato con el enfermo.
Es un nuevo esquema, con una dinámica completamente diferente, con un nuevo
enfoque ético, que el médico de hoy debe conocer y que solo es posible
comprender a través de la revisión del proceso histórico y de los diferentes
elementos que han incidido en este cambio. Es por tanto necesario revisar al
menos tres aspectos:
3
Finalmente el estado debe participar en estas relaciones para preservar los
derechos de los enfermos, asi como, cuando no se llega a un acuerdo entre las
partes, o en circunstancias en las que el principio de justicia distributiva, priva
sobre la voluntad individual.
Por una parte, este avance tecnológico exige al médico una formación cada vez
mas especializada, cada vez mas parcelada a un campo restringido de su
profesión; un profundo conocimiento técnico, para el manejo de sofisticados
equipos, de forma que en la medida que crece el conocimiento se restringe,
cada vez mas, el campo de acción del médico. Esta superespecialización, ha
llevado a que con mucha frecuencia los pacientes sean vistos por varios
especialistas, lo cual ha contribuido, en muchos casos, a despersonificar la
relación entre el médico y el enfermo. Al extremo de transformarla, en muchas
ocasiones, en una relación técnica, impersonal, numérica, casi similar a una
línea de producción de una gran fábrica que en nada se parece a la relación
personal, particular que en un consultorio o hasta en la casa realizaba hace unas
décadas el médico de familia.
4
Otro factor que ha influido en este mismo sentido viene dado por la estructura de
nuestros sistemas sanitarios. Tanto los sistemas de atención médica social como
los de atención privada tipo HMO exigen al médico ver un elevado número de
pacientes en un tiempo relativamente corto con lo cual la consulta se restringe a
tratar la dolencia del paciente en el menor tiempo posible.
El médico de hoy formado dentro de un esquema predominantemente
tecnológico, siente la obligación de utilizar esta tecnología, sin considerar muchas
veces la voluntad del paciente, sus valores, circunstancias, sociales, económicas,
o de riesgo beneficio. Con frecuencia se confunde lo que se puede hacer con lo
que se debe hacer.
Esta nueva realidad histórica ha creado una forma de relación clínica, mucho
mas impersonal, que dista mucho de la clásica relación entre un médico y su
enfermo. Ha surgido un nuevo esquema, con una dinámica distinta y por tanto la
necesidad de plantear un enfoque ético diferente.
5
Esta estructura de relación asimétrica tuvo su origen en la concepción Griega de
la enfermedad. Dentro de una concepción naturalista, los Griegos aceptaban la
existencia de un orden natural, según el cual, la naturaleza establecía los fines y
el hombre solamente debía gestionar los medios necesarios para el logro de
tales fines. Todo cuanto promoviera la vida, la salud, la belleza, actuaba a favor
del orden natural y por ende se consideraba bueno, a su vez, todo cuanto se
oponía a este orden era malo. En consecuencia, el enfermo era considerado, un
ser minusválizado, incapaz de tomar decisiones prudentes y por tanto, no solo
estaba limitado desde el punto de vista físico sino también fuera del orden moral.
(1)
6
educación moral. De este grupo salían los mejores, los gobernantes, hombres
perfectos capaces de interpretar el mundo de las ideas y por tanto saber lo
bueno, lo malo, lo justo, lo injusto, por eso los considera filósofos. (1)
La posición social era natural, innata: “Para Platón hay zapateros natos y
gobernantes natos. La justicia de un estado consiste en que todos conozcan su
posición. De las cuatro virtudes tradicionales, la valentía pertenece a la clase de
los guardianes auxiliares cuya función es la defensa, y la sabiduría a los
guardianes del gobierno” (4).
7
Esta concepción se encontraba profundamente arraigada, la medicina de esa
época es mas que una profesión, es una fuerza cultural de la sociedad griega es
la encarnación de la ética profesional.(5)
Este concepción del acto médico quedó claramente establecida en los textos
hipocráticos: “Hay que describir lo pasado, conocer lo presente, predecir el
futuro, practicar esto. Ejercitarse respecto a las enfermedades en dos cosas:
ayudar o al menos no causar daño”. (6)
Este esquema de relación médico paciente conocido como paternalismo fue así
una constante de toda al ética médica de la antigüedad, y en forma muy
interesante se extendió hasta nuestros días ocupando un periodo de 25 siglos
que sin duda han dejado una tradición muy difícil de borrar.
8
El descubrimiento de América, en el siglo XV, marcó un hito de gran
significación, al descubrir un hombre que vivía en perfecto estado natural, sin
que existiera un orden civil y que debía por ende defender su vida, como un
derecho innato, no otorgado. En el siglo XVII se establecen por primera vez los
derechos a la vida, la libertad, la salud y la propiedad, (ref Locke) con lo cual
cambió radicalmente la concepción naturalista, absolutista y vertical, y se inició
un periodo donde se reconoció al hombre como un ser autónomo, con derechos
naturales adquiridos por su condición humana y no otorgados por otros. Surgió el
“principio de libertad moral” según el cual todo individuo es un agente moral
autónomo, embestido de dignidad y a quién deben respetársele su ideas y
creencias dentro de una ambiente de pluralismo moral.
Esta nueva concepción del hombre y sus derechos prende la llama que lleva a
las grandes revoluciones de los dos últimos siglos y son la base de la
Constitución de los Estado Unidos (1774), y de la Declaración de los Derechos
del Hombre y del Ciudadano de la Asamblea Nacional Francesa (1789). A partir
9
de ese momento los derechos humanos negativos, conocidos luego como
derechos o civiles y políticos son una conquista que se expresa en la mayoría
de las Constituciones del mundo, conocidos hoy como derechos de primera
generación. Se convierten en la base ética, política y jurídica, de la estructura
de la muchas de las sociedades, especialmente en el mundo occidental.
Es así, como a finales del siglo pasado, comenzaron a aparecer demandas por
engaño donde los pacientes argumentaban que el médico no había hecho lo que
le había informado. (ref Aguiar). El siguiente paso fueron las demandas por
agresión física, en aquellos casos donde el médico intervenía sin el
consentimiento del paciente (7). En 1905 y 1906 se dictan las primeras dos
sentencias contra los médicos por haber operado a 2 pacientes sin su
consentimiento. En 1914, el Juez Cardozo dicta una sentencia que marca un
precedente histórico al afirmar: “cada ser humano de edad adulta y sano juicio
10
tiene el derecho a determinar lo que debe hacerse con su propio cuerpo y un
cirujano que realiza una intervención sin el consentimiento de su paciente
comete una agresión de cuyas consecuencias es responsable”. (1)
Este largo proceso termina a comienzos de la década del 70, cuando en 1973
surge la Carta de Derechos del Paciente (ver apéndice); y es así como luego de
25 siglos de tradición, de una relación monárquica, vertical se pasa a una
relación que tiende a ser horizontal.
11
Al médico de hoy le ha tocado vivir el choque de estas dos grandes tradiciones,
por una parte la tradición clásica paternalista, que no cuenta en la actualidad con
una fundamentación que permita sustentarla, pero que cuenta con un respaldo
histórico milenario, y por otra parte la tradición autonomísta, fuertemente
fundamentada en los derechos humanos, pero que aún muchos médicos no
aceptan, o peor aun, no conocen.
Sin embargo, aun cuando las cosas han cambiado, muchos médicos siguen
dentro de una formación clásica, orientada en gran parte por la tradición
hipocrática. A pesar de la evolución antes descrita, muchos médicos de la
actualidad mantienen en la práctica clínica una actitud paternalista que a la vez
choca con una realidad que en muchos aspectos se opone a este esquema. El
médico se confunde al sentirse parte de una tradición milenaria que se debate en
un ambiente de tecnicismo y rápidos cambios. Otros, formados ya dentro del
nuevo esquema técnico, no están en capacidad de entender que un paciente
pueda rechazar un tratamiento que lo ofrece una esperanza. . El médico,
muchas veces, encerrado en su tradición y educación se niega a aceptar esta
realidad. Cómo entender que un paciente se niegue a aceptar algo que le
conviene?. ¿Cómo entender que un paciente prefiera continuar sufriendo una
enfermedad o incluso morir por no someterse a algo que eventualmente pudiera
sanarlo o al menos aliviarlo? ¿Cómo entender que un paciente se niegue a ser
reanimado?, ¿Cómo aceptar que un enfermo se niegue a continuar en diálisis o
a recibir quimioterapia? O ¿Cómo permitir que un paciente Testigo de Jehová se
niegue a recibir sangre? Hay un cambio indudable en las reglas del juego,
cambio que ha creado, como sería de esperarse gran confusión
12
quién el enfermo viene a buscar, confiando ciegamente en sus conocimientos, le
pregunte que quiere hacer?
TIPOS DE RELACIÓN:
En la práctica diaria, no existe un solo modelo de relación médico-paciente, sino
que por el contrario, se establecen diferentes formas de relación entre el médico
y sus enfermos. Cada médico de acuerdo a su formación, cultura, o en forma
circunstancial, establece un determinado modelo de relación, de ahí que resulte
importante analizar algunos de estos modelos a fin de identificar, sus ventajas,
13
desventajas y sobre todo el substrato moral que subyace, en cada una de estas
situaciones.
Esta concepción, establece una forma de relación, que en su forma más pura,
promueve al control absoluto por parte del médico, a quién le corresponderá
decidir, lo que de acuerdo a su criterios y valores, considera mejor para el
enfermos. Este, a su vez acepta su condición pasiva.
14
aquellos casos en los que el enfermo está francamente incompetente y sus
familiares por alguna razón no se encuentran en condiciones de decidir.
Otros han descrito una relación netamente contractual donde por lo general
se
exige un documento que especifique los acuerdos de este contrato. Hay una
relación contractual-técnica, en igualdad de condiciones, donde se pacta en
términos de beneficios, riesgos, costos etc. El médico es un técnico al que el
paciente contrata bajo cierta condiciones.
El esquema autonomista extremo ha promovido este tipo de relación. En la cual
el consentimiento informado pasa a ser un mero contrato para cubrir las
exigencias de ambas partes y no una información discutida, compartida entre el
médico y su enfermo y donde, mas que un instrumento legal, se busque el mayor
beneficio para el enfermo. Por otra parte, los fenómenos biológicos no son
evaluables con tal exactitud que le permita al médico estimar adecuadamente la
15
magnitud y eficiencia de sus actos ni al paciente evaluar los beneficios y costos
que esto representa. Es un modelo que tiende a limitar el acto médico a una
información técnica sobre riesgos beneficios sobre la cual el paciente decidirá,
de acuerdo a sus valores, sin tomar en cuenta la opinión del médico para la toma
de la decisión final.
16
rescatar el aspecto benevolente de la relación paternalista y la autonomía del
paciente a través de la ética de la comunicación..
“Si ambos interlocutores son veraces, dicen lo que consideran objetivamente
verdadero, comprensibles se preocupan de una adecuada comprensión de lo
expresado, son honestos, dicen lo que realmente piensan y son claros y dicen lo
que realmente quieren decir se establecerá una relación respetuosa de los
deseos e intereses de los dialogantes, culminando en una relación médico
paciente éticamente impecable”.
17
ayudarlo en la toma de la mejor decisión. El modelo autonomista extremo
promueve, este tipo de relación al igual que la contractual.
18
que lo son dañinas, por ejemplo dejar de fumar. Se espera que el médico actúe
recomendándole al enfermo lo que crea mejor para él.
19
Una vez definido este marco, el médico debe cumplir con los principios de
beneficencia y autonomía, buscando el mayor bien para el paciente, que es su
principal obligación. Pero este bien, ya no es definido solo por el médico, sino
que debe respetar, los valores del enfermo. Dentro de un proceso interactivo, el
médico debe actuar en forma diligente, en la búsqueda de la mejor solución al
problema del enfermo, a través de la obtención de todos los elementos
necesarios para llegar a un determinado diagnóstico y análisis de la mejor opción
terapéutica. Pero a la vez, debe desarrollar las habilidades necesarias para
determinar los valores del enfermo y en base a estos entablar un proceso
deliberativo orientado a la búsqueda de la mejor opción. Es importante entender
que esta mejor opción podrá ir desde el desarrollo de la mejor estrategia
orientada a la búsqueda de la restitución de la salud; hasta como ocurre, en los
casos irrecuperables, orientada solo al alivio el dolor, el sufrimiento y a evitar
prologar el proceso de morir.
20
1-Gracia D. Ed. Eudema Madrid. 1989. Cap. 1 y 2.
21