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En organismos multicelulares, virtualmente toda célula actúa en íntimo contacto con sus vecinas
y con componentes de la matriz extracelular. Tales interacciones ocurren de varias formas y
se inician luego de la fertilización. De hecho, el proceso de embriogénesis puede en algún
sentido ser resumido, como un complejo y exquisitamente orquestado juego de agrupamientos
en diferentes poblaciones celulares. Desde el inicio, las interacciones específicas célula -
célula y célula - matriz son necesarias para que el mantenimiento de la integridad epitelial y la
producción de la respuesta imflamatoria ante una agresión, entre muchos otros procesos. La
ruptura de los contactos celulares es incompatible con la supervivencia y es un signo
característico en la patogénesis del cáncer y de los estados de deficiencia inmunes.
Las moléculas de adherencia celular y las uniones intercelulares son las dos razones por las que
las células actúan recíprocamente y con su ambiente extracelular. Algunas de las proteínas de
adherencia de las células son componentes de las uniones intercelulares. En casi todos los tipos
de uniones, dichas moléculas relacionan superficies de membrana contiguas y terminan fijando
a las células al citoesqueleto.
Las uniones intercelulares son clasificadas típicamente en tres grupos que varían físicamente
en su composición molecular y apariencia ultrastructural y funcionalmente en la relación que
establecen entre células adyacentes.
En las uniones estrechas , oclusivas o zona ocludens se unen células epiteliales formando
una capa continua que restringe la permeabilidad.
Las uniones del hendidura, comunicantes, uniones gap o nexus forman poros entre
células que permiten el acoplamiento químico y/o eléctrico facilitando la comunicación
intercelular.
Mientras que las moléculas de adherencia celular son un grupo de proteínas que como su
nombre lo indica, unen flojamente a manera de un "Velcro" a células vecinas, constituyen un
preludio necesario al establecimiento de las uniones intercelulares que proporcionan áreas más
fuertes de contacto, a manera de "cierres" y "remaches".
Uniones estrechas
Los epitelios son hojas celulares que separan dos compartimientos actuando como una barrera
selectivamente permeable entre ellos. El epitelio del intestino delgado, por ejemplo, separa el
lumen del intestino del lecho vascular y permite sólo que determinadas moléculas puedan
ingresar del lumen a la sangre. Las uniones estrechas "pegan" de manera individual a las células
vecinas manteniéndolas juntas dentro de la misma capa de epitelio (Fig. 6.18). Las moléculas e
iones del lumen deberán atravesar las células del epitelio (vía transcelular) o difundir a través
de las uniones (vía paracelular).
La barrera de permeabilidad de un epitelio es definida por dos características de las uniones
estrechas:
a) Estas uniones impiden a la mayoría de las moléculas cruzar el epitelio entre las células. El
agua puede difundir a través ellas, pero la mayoría de los iones y incluso las moléculas
pequeñas, como azúcares simples y aminoácidos no pueden ingresar.
Estructuralmente, estas uniones son regiones de contacto célula-célula muy íntimo. La hoja de
plástico que une las latitas de gaseosa es un análogo de esta estructura. Observando al ME, se
ven las uniones estrechas como regiones de membrana celular que se tocan o incluso se funden
sin espacio intercelular discernible .
La naturaleza molecular de la unión es poco conocida. Recientemente se purifico una proteína
integral que forma parte de las mismas, la ocludina. Las ocludinas de las membranas de células
contiguas se adhieren firmemente entre si, y generalmente se encuentran en grupos, formando
una hilera de dos o tres uniones estrechas paralelas.
También se observan uniones similares en todas las células que forman revestimientos en
órganos internos como la vejiga.
Las células que conforman tejidos y órganos deben fijarse entre si y a la matriz extracelular.
Para tal fin, han desarrollado varios tipos de complejos de unión, y en cada caso, diferentes
proteínas transmembrana se extienden a través de la membrana celular uniendo proteínas del
citoesqueleto de una célula con proteínas del citoesqueleto de su vecina.
Se observan tres tipos de uniones, y difiere entre si por la proteína del citoesqueleto a la que
se unen, así como por la proteína transmembrana .
Las uniones de anclaje no sólo mantienen las células juntas, también proporcionan cohesión
estructural a los tejidos. Estas uniones son muy abundantes en los tejidos que están sujeto a
tensión mecánica constante como la piel y el miocardio.
Proteína
Uniones de Anclaje Proteína del citoesqueleto Ejemplos
transmembrana
Desmosomas Filamentos intermedios Cadherina Otras células
Matriz
Hemidesmosomas Filamentos intermedios Integrinas
extracelular
Otras células
Cadherinas e
Uniones adherentes Filamentos de actina Matriz
Integrinas
extracelular
Desmosomas
Los filamentos de actina que forman parte de las uniones adherentes son proteínas
contráctiles que además poseen función de fijación.
Se piensa que las uniones adherentes participan plegando y doblando las hojas de los epitelios.
En contraste con las uniones estrechas y las adherentes, las uniones en hendidura no sellan
céluas entre si, ni restringen el pasaje de material entre las células. Más bien, este tipo de
uniones esta compuesta de series de cauces pequeños que permiten el pasaje de pequeñas
moléculas a través de ellos. Las uniones en hendidura permiten el acoplamiento eléctrico y
metabólico entre las células, porque la señal iniciada en una célula puede propagarse
rápidamente a las células vecinas. En general, el límite superior para el pasaje a través de las
uniones en hendidura es de 1000 daltons (Da). Además de los iones, los ejemplos importantes
de moléculas que pasan incluyen AMPcíclico (329 Da), glucosa-6-fosfato (259 Da) y nucleótidos
(250-300 Da).
Se observan al ME como parches de tamaño variable, donde las membranas celulares de las dos
células implicadas en la unión, están separadas por un espacio uniforme de 2-3 nm . En el
espacio se observan tubos hexagonales llamadas conexones que forma poros acuosos de 2 nm
de diámetro entre las dos células.
La proteína del conexón es la conexina que, cuando se expresa en células que normalmente no
tienen uniones en hendidura, les permite formarlas. Se ven especies diferentes de conexinas
entre organismos diferentes y entre los distintos tejidos de un organismo. Sin embargo, todos
las conexinas comparten una estructura común. Poseen cuatro dominios transmembrana,
estando los extremos amino y carboxilo en la cara citoplasmática. La fosforilación del dominio
contiguo al extremo carboxilo, provoca el cierre del conexón, al modificar la disposición de las
conexinas. Un conexón esta formado por seis moléculas del conexina que se extienden fuera de
la célula a distancia uniforme. La alineación de los conexones de cada célula provoca la
formación de los poros que funcionalmente definen esta unión.
Las uniones en hendidura son estructuras dinámicas, porque los conexones pueden abrirse y
cerrarse independientemente. Se cierran cuando la concentración intracelular de calcio se
eleva o desciende el pH intracelular. Esta autonomía funcional del conexón de una célula dentro
de un grupo de células, permite el cierre de las uniones en hendidura en una célula dañada
aislándola eficazmente y previniendo la extensión de la lesión.
Se ven estas uniones en virtualmente todas las células. Algunos ejemplos representativos de su
importancia fisiológica incluyen:
Acoplamiento eléctrico: Las uniones en hendidura son abundantes en el músculo cardíaco y liso.
La despolarización de un grupo de células musculares rápidamente se extiende a las células
adyacentes, causando contracciones coordinadas de todo el músculo.
Fig. 6.21 - Unión en hendidura o nexus