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Nombre : Katherine Johanna Chacón Zagal

Curso: CTS Grupo: 1


Fecha: 19 de Junio 2019

Inquisición, Cruzadas
En los comienzos de la Iglesia, la pena habitual por herejía era la excomunión. Cuando
los emperadores romanos convierten el cristianismo en religión tolerada en el siglo IV,
los herejes empiezan a considerarse enemigos del Estado. En su momento San
Agustín aprobó con reservas la acción del Estado contra los herejes. En respuesta al
resurgimiento de la herejía de forma organizada, se produce en el siglo XII en el sur de
Francia un cambio de opinión dirigida contra la doctrina albigense, la cual no coincidía
con los puntos de vista de la Iglesia católica con relación a la salvación, al matrimonio y
otras instituciones de la sociedad. Como reacción, el papa Inocencio III organizó una
cruzada contra los albigenses promulgando una legislación punitiva contra ellos. Sin
embargo, los esfuerzos iniciales destinados a someter la herejía no estuvieron bien
coordinados y fueron ineficaces.

Inquisición fue una institución especial de enjuiciamiento e investigación creada por


la iglesia católica romana durante el medioevo para luchar contra el librepensamiento y
los movimientos populares antifeudales. Era un tribunal eclesiástico establecido para
inquirir y castigar los delitos contra la fe. Sus orígenes se encuentran en la persecución
de las herejías populares del siglo XII hace referencia a varias instituciones dedicadas a
la supresión de la herejía mayoritariamente en el seno de la Iglesia católica. La herejía en
la era medieval europea muchas veces se castigaba con la pena de muerte y de esta se
derivan todas las demás.

La Inquisición medieval se fundó en 1184 en la zona de Languedoc (en el sur de Francia)


para combatir la herejía de los cátaros o albigenses. En 1249 se implantó también en
el reino de Aragón, siendo la primera Inquisición estatal; y en la Edad Moderna, con la
unión de Aragón con Castilla, se extendió a esta con el nombre de Inquisición
española (1478-1821) bajo auspicio de la monarquía hispánica, cuyo ámbito de acción se
extendió después a los territorios conquistados en lo que se denominaría América:
la Inquisición portuguesa (1536-1821) y la Inquisición romana (1542-1965). Sus
víctimas eran seres humanos, e incluso animales, acusados de brujería, o
de homosexualidad; en 1600 se emitió la orden de no incoar más procesos 'por sodomía',
por blasfemar, por practicar bestialismo, por herejía (cristianos que niegan algunos de los
dogmas instituidos por la Iglesia romana) y por acusaciones de judaizar en secreto.

Aunque en los países de mayoría protestante también hubo persecuciones, en este caso
contra católicos, contra reformadores radicales como los anabaptistas y contra supuestos
practicantes de brujería, los tribunales se constituían en el marco del poder real o local,
generalmente adecuado para cada caso concreto y no constituyeron una institución
específica.
Al establecerse el Tribunal del Santo Oficio, los primeros procedimientos consistían en
una ceremonia llamada el "Juramento", en la que, como lo dice el nombre, los asistentes
juraban denunciar a todas las personas que consideraran sospechosas y prestar al tribunal
la ayuda que pudiese, pero, además, al concluir esa ceremonia se daba lectura a un edicto
de los inquisidores, llamado Edicto General de Gracia, por el cual se conminaba a quienes
se sintieran culpables a denunciarse dentro de un plazo fijado so pena de excomunión
mayor. En el edicto se indicaban con minuciosidad los hechos considerados punibles y se
les prohibía a los confesores dar la absolución a los que de algún modo no hubieren
cumplido con aquel mandamiento.

Los acusados eran interrogados, a veces mediante torturas, y castigados si se les


encontraba culpables, requisándose sus bienes. También, se podían arrepentir de su
acusación y recibir la reconciliación con la iglesia.

Según la Iglesia católica, se adoptó el método de la tortura (lo cual era socialmente
aceptado en el contexto de la época) solo en casos excepcionales. El procedimiento
inquisitorial se regulaba minuciosamente en las prácticas de interrogación. No todos los
métodos de tortura aceptados civilmente eran avalados por la Iglesia católica y para que
un acusado fuese enviado a tortura, debía ser perseguido por un crimen considerado grave,
y el tribunal debía tener también sospechas fundadas de su culpabilidad.

El inquisidor era un juez apostólico extraordinario, porque recibía el poder del papa para
juzgar la herejía y juez extraordinario, como creado por la Santa Sede al lado del juez
ordinario que era y sigue siendo el obispo. La Inquisición medieval nunca fue un tribunal
ordinario, estable, en una u otra región; ni existió una "Inquisición de Francia", o una
"Inquisición de Toulouse" (por nombrar algunos), sino un "Inquisidor in regno Franciae
o Tolosanis, etc."Además de la herejía propiamente tal, que desde este siglo se
consideró delito de alta traición y se castigó con la muerte en la hoguera, conocía la
Inquisición en toda acusación de sacrilegio, blasfemia, magia, brujería y aun sodomía.

Las Cruzadas son las expediciones guerreras que emprendieron los cristianos de Europa
Occidental, entre los siglos XI y XIII, para recuperar de manos de los turcos los Lugares
Santos, donde vivió Jesús. En el siglo XI, después de haber sido objeto de invasiones,
Europa se convirtió en invasora, así dio inicio a un gran movimiento de migración cuyo
principal objetivo fue recuperar la ciudad de Jerusalén, que había caído en manos de los
turcos seldjúcidas, que eran musulmanes.

Estas peregrinaciones masivas de personas de todas las condiciones recibieron el nombre


de cruzadas, pues sus integrantes se cosían una cruz en la vestimenta, para identificarse
como cristianos y, a la vez, diferenciarse de los musulmanes. La historiografía tradicional
contabiliza ocho cruzadas, aunque en realidad el número de expediciones fue mayor.
Las tres primeras se centraron en Palestina, para luego volver la vista al Norte de África
o servir a otros intereses, como la IV Cruzada.

A pesar de los muchos criterios que existen sobre estas batallas, el objetivo principal de
esta fue poder recuperar Jerusalén, la cual estaba en manos de los musulmanes y lograr
que esta continuara laborando como Tierra Santa, bajo el poder del papa.

Las cruzadas debilitaron a los señores feudales; muchos perdieron la vida o quedaron en
Oriente; otros se empobrecieron por la venta de sus tierras; además, la prolongada
ausencia les impidió vigilar sus derechos. Los reyes se incautaron de los feudos vacantes
y redujeron tenazmente los privilegios de los señores. Por su parte, los siervos y vasallos
alcanzaron su libertad a cambio de dinero. Las ciudades y la burguesía resultaron
beneficiadas con las ganancias que proporcionaban el aprovisionamiento, el transporte de
los ejércitos y el incremento de tráfico con Oriente. Los franceses, principales
participantes de las cruzadas, gozaron de una influencia en los países orientales que
alcanzó hasta la época contemporánea.

Las Cruzadas influyeron en múltiples aspectos de la vida medieval, aunque, en general, no


cumplieron los objetivos esperados. Casi todas las expediciones militares sufrieron importantes
derrotas. Jerusalén se perdería en 1187 y lo que quedó de las posiciones cristianas tras la
III Cruzada hasta su definitiva pérdida en el siglo XIII (San Juan de Acre -1291) se limitaba a
una estrecha franja litoral cuya pérdida era cuestión de tiempo. Además, los señores de Occidente
llevaron sus diferencias tanto a las propias Cruzadas (Luis VII de Francia y Conrado III en la II
Cruzada; Ricardo Corazón de León y Felipe II Augusto en la III) como a los estados cristianos
fundados en Tierra Santa, dónde los intereses de los diferentes grupos dieron lugar a numerosos
conflictos.

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