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Universidad del Valle

Licenciatura en Artes Visuales


Psicología del arte
Fernando Flórez
Laura Andrea Gallo Morales 1343255

LA MENTE COMO EPIFENÓMENO

Al hablar de la mente, la hipótesis del epifenómeno hace referencia al debate que se da


frente a la relación mente-cuerpo. Esta hipótesis considera a la conciencia como
fenómeno secundario del cerebro, que es donde suceden todos los procesos mentales.
Para el epifenomenismo, el cerebro como materia implica determinismo, es decir una
causa necesaria. La ciencia moderna defiende que la conciencia tiene una base material y
el constante estudio científico está en búsqueda de encontrar su gestación en algunas
neuronas, pero a pesar de diversas búsquedas, aún sigue siendo un enigma. Es por ello
que surgen teorías sobre la causa de la consciencia, una de ellas es la creencia de causa
ascendente la cual indica que la conciencia se genera por la mente y de ahí pasa a las
neuronas, la materia. Esta creencia se defiende cuando se trata de hablar y explicar
fenómenos como la hipnosis o el placebo. Estos fenómenos ponen en evidencia la
capacidad que tiene la mente para lograr interferir en la forma en que esta procesa la
realidad, volviendo tangibles los pensamientos intangibles.

Nada de esto deja de lado una afirmación sobre el proceso operativo que tienen las
neuronas, más bien pone en tela de juicio la operación que lleva a cabo. Considera
entonces que el proceso neuronal es el resultado de una correlación y no la causa, dicho
de otro modo, que las neuronas trabajan como las transmisoras entre dos puntos, logrando
transmitir pensamientos y emociones de la mente al cuerpo.
Todo esto da al por qué muchos científicos y filósofos se refieren a “una de las más
grandes supersticiones de la ciencia” al reducir la conciencia como un epifenómeno. La
creencia de causa descendente sugiere que las neuronas determinan y generan nuestra
mente, lo cual da soporte para ver la mente como un epifenómeno. La considera un
producto inesperado de la actividad cerebral e incluso podría decirse incluso que vendría
siendo un producto casi irrelevante. En ese orden de ideas entonces, al cerebro, a la
materia, le corresponden aquellas actividades que se ligan más a su diario vivir como la
cuestión de la supervivencia y la mente representa sólo un producto, epifenómeno, que se
comporta según la materia se desenvuelve.

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