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Vanguardia del Pueblo

Año 20, No. 1029


Miércoles 5 de julio de 1995
Página 4.-
Por: Odalix Roa

La celebración del 86 cumpleaños de Juan Bosch:


Una hermosa página de nuestra historia
El devenir permanente de los acontecimientos, que se tejen a veces de
una manera que ronda lo mágico, hace que la historia tenga que reservar páginas
para episodios de trascendencia inconmensurable.
Y uno de esos episodios, que se repiten quizá no más de una vez cada 100
años, y lo hacen- ya lo dijo Neruda en su Canto pan Bolívar "cuando despiertan
los pueblos", se produjo la noche del viernes 30 de junio último el Día del
Maestro, para mayores señales-, en ocasión del 86 cumpleaños del profesor Juan
Bosch.
Esa noche con el salón Anacaona del Hotel Jaragua como escenario y una
nación y un continente que gracias a la magia de la televisión seguían atentos
cada detalle- se dio cita en una misma mesa y en un mismo lugar, por primera
vez en los últimos 25 años, el liderazgo nacional eclesiástico, político,
intelectual y empresarial, para rendir homenaje a Juan Bosch, a quien el
Congreso Nacional declaró el año pasado Maestro de la Política y Gloria
Nacional.
El presidente Joaquín Balaguer, su Eminencia Reverendísima Nicolás de
Jesús Cardenal López Rodríguez; los presidentes del Senado y la Cámara de
Diputados Amable Aristy Castro y Danilo Medina; el presidente de la Suprema
Corte de Justicia Néstor Contín Aybar, el líder del Partido Revolucionario
Dominicano, doctor José Francisco Peña Gómez; el líder del Partido
Revolucionario Independiente, licenciado Jacobo Majluta; y el candidato
presidencial del Partido de la Liberación Dominicana, compañero Leonel
Fernández, entre otras personalidades, compartieron con Juan Bosch la mesa
presidencial del histórico acontecimiento.
Junto a Bosch, a quien el escritor Virgilio Díaz Grullón ha definido como
el más ilustre de los dominicanos vivos, estuvieron también los integrantes del
Comité organizador del homenaje: el rector de la Pontificia Universidad
Católica Madre y Maestra, monseñor Agripino Núñez Collado, y los señores
Abraham Selman, Ramón Báez Romano, José Miguel Bonetti, Alejandro
Grullón, Teófilo Quico Tabar, José Luis -Pepín- Corripio, Anthony Haché, José
Vitienes y Elena Viyella de Paliza. El otro integrante del Comité, Freddy Beras
Goico, conducía, con la magistralidad que lo caracteriza, la transmisión del
trascendental acontecimiento para su programa de televisión Punto Final,
difundido al país por Color Visión y, vía satélite, a todo el Continente.
Allí estaban también representados -¡y de qué forma!- los escritores
dominicanos; el Poeta Nacional Pedro Mir, quien más tarde premiaría a los
presentes con anécdotas acerca de su amistad con el homenajeado, que la
belleza de su verbo convirtió en joyas; y otro Pedro, el presidente de la Casa del
Escritor Pedro Vergés, quien hizo, también con bellísimas palabras, una
hermosa ponencia acerca de la vida y obra del Juan Bosch humanista, político
y escritor.
Desde las 8 de la noche, el escenario del acto empezó a llenarse de
personalidades de todos los sectores de la vida nacional: altos dirigentes
políticos de todas las organizaciones, dignatarios eclesiásticos, dirigentes
empresariales, funcionarios gubernamentales, directores de periódicos y de
noticiarios de la radio y la televisión, periodistas de todos los medios y una gran
batería de fotógrafos y de camarógrafos.
Miembros del cuerpo diplomático acreditados en el país, también se
dieron cita en el salón Anacaona del Hotel Jaragua para presenciar un hecho
que habrá de perpetuarse para las futuras generaciones én una bella página de
nuestra historia.
Bosch llegó a las 9:15 P.M. junto a él, su compañera inseparable doña
Carmen Quidiello de Bosch "ella sigue siendo mi novia", repite con orgullo en
cada oportunidad posible el líder peledeísta, y el candidato presidencial del
Partido morado, compañero Leonel Fernández. Inmediatamente, Bosch en
medio de las expresiones colectivas de "felicidad y larga vida, Profesor" ocupó
su asiento en la mesa de honor. También lo hizo Leonel.
Cinco minutos después, a las 9:20, llegó el doctor Peña Gómez, ya lo había
hecho el licenciado Majluta, y poco antes los integrantes del Comité
organizador. Al fondo se oía, entre abrazos y apretones de manos, la hermosa
melodía de la canción La Gaviota, escrita por el compañero Bosch, mientras los
presentes, entre mirada y mirada disfrutaban de algunas picaderas colocadas en
las mesas hermosamente adornadas con flores, o disfrutaban un whisky con
soda, un fruit-punch, un poco de Coca cola o un pedazo de biscocho relleno de
almendra. Y mientras los fotógrafos accionaban sus cámaras y las luces de los
flashes se veían como relámpagos por todas partes, Beras Goico describía
magistralmente cada detalle.
El primero en hacer uso de la palabra fue el Cardenal López Rodríguez,
quien hizo la invocación y bendición del acto, y pronunció un trascendental
discurso que publicamos en un aparte en esta misma edición de Vanguardia.
Acto seguido, habló en nombre del Comité organizador, el ingeniero Abraham
Selman, cuyas palabras también publicamos en esta edición.
A las palabras de Selman, le siguió la ponencia de Pedro Vergés, que
hallará el lector en las páginas centrales; y a éstas las del poeta Nacional, Pedro
Mir, que reseñamos en la página 11.
El poeta concluyó su intervención proponiendo a los presentes un brindis
en honor a Juan Bosch, ante lo cual se levantaron a todo lo alto las copas de los
presentes y se oyó después el estruendo de los aplausos.
El presidente Balaguer, al alzar su copa y brindar, definió a Juan Bosch
como una de las más altas glorias de las letras del país y de las letras universales.
Dijo que él y su gobierno se asociaban regocijados a la celebración del 86°
cumpleaños del Profesor Juan Bosch.
"Deseo también poner humildemente el corazón de otro insoportable Adán a los
pies de la eterna Eva, el nombre de la excelsa dama Doña Carmen Quidiello de
Bosch".
Mientras el compañero Bosch sonreía alegremente y tiraba besos a su
novia de siempre, doña Carmen se levantó de su asiento en la primera fila y
subió a la mesa de honor para saludar al mandatario y agradecer sus elogios.
Con esto se llegaba al final del acto organizado para celebrar el
cumpleaños del compañero Juan Bosch, y se dejaba escrita otra apasionante
página de nuestra historia.

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