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Nicolás Flamel

Historia de un Alquimista
Un hombre lleno de sabiduría y de buenas costumbres, impresionó a todos los intelectuales de
la época por su maravillosa inteligencia. Su búsqueda constante por el elixir de la vida lo
convirtió en una de las figuras más representativas de la alquimia, aunque su nombre muchas
veces esté relacionado con misteriosas fábulas y leyendas.

¿Quién fue Nicolás Flamel? El misterioso alquimista

Nicolás Flamel, nació en el año 1330, en Pontoise- Francia. Desde pequeño recibió una muy
buena educación, era un joven inteligente y se le facilitaban las ciencias y los idiomas.
Comenzó a trabajar como escritor de leyes en Paris, el título para la época era “escripvain”,
una mezcla de escritor con abogado y periodista. La profesión era muy respetada pero no tenía
buenos ingresos.

En búsqueda de mejorar su condición económica comenzó a trabajar con el rey Juan II de


Francia, en su compañía se convirtió en un bibliófilo. Se dice que pasaba innumerables horas al
día leyendo e investigando sobre toda clase de temas. Trabajando con el rey, conoció a
grandes personalidades de la época y se volvió un erudito, por su propia pasión por la
inteligencia.

Se casó con una joven viuda llamada Pernelle, con quien vivió el resto de su vida. Ella se
convirtió en su principal confidente y en su aprendiz, juntos trabajaron en la alquimia y
vivieron en una casa que él construyó para ella. No tuvieron hijos.

Una profesión poco aceptada: Soy Alquimista y erudito.

Para la época, todo lo que tuviera que ver con religiones antiguas, mitología y ciencias ocultas,
especialmente el alquimismo, era considerado un pecado, todos eran criticados y perseguidos.

Un libro que cambió totalmente la trayectoria de su vida

Convertido ya en un bibliófilo, eran pocas las veces que se negaba a aprender. Una misteriosa
tarde, llegó un extraño a ofrecerle un libro antiguo por 2 florines, aceptó la oferta y comenzó a
estudiar cuidadosamente cada una de las páginas. Por primera vez, el conocimiento se le
resistía, no lograba entender qué decía el libro. Él mismo, lo explica así:

“Después de la muerte de mis padres, logré el arte de vivir, haciendo inventos, sacando cuentas
y sumando entre profesores. Hasta que un día, por la suma de dos florines llegó a mi un libro
muy antiguo y grande. No era papel ni pergamino, como todos los demás libros, estaba hecha
de delicadas cortezas, como de tiernos árboles jóvenes, estaba decorado con figuras y palabras
que no podía entender, según yo, eran griegos o algún idioma antiguo que iba más allá de mi
comprensión.”
Transformando mercurio en Oro

Junto a su esposa en 1382, logró convertir medio kilo de Mercurio en plata pura. Dos meses
después, hizo la misma hazaña, esta vez convirtiéndolo en oro puro.

La historia de la piedra filosofal

La piedra filosofal es una sustancia química muy famosa en el mundo de la alquimia, que
supuestamente tiene el poder de convertir los metales en oro. También tiene como función
garantizar la vida eterna y producir el elixir de la juventud. Conseguirla era la meta final de
todos los alquimistas y al parecer, Nicolás Flamel lo consiguió junto a su esposa.

La famosa piedra no era un tesoro que buscar debajo de la tierra, sino una obra que producir.
En su libro «La exposición de figuras Hieroglíficas», la describe como una roca traslúcida de
color rojo, cuyo líquido tenía propiedades mágicas. Nadie sabe a ciencia cierta si el
descubrimiento de Flamel es cierto, pero es el único alquimista que ha hablado abiertamente
sobre el tema y que explicó el procedimiento que utilizó para descubrirla.

La piedra filosofal no solo es la meta de todos los alquimistas, sino también es la fantasía de
muchísimos escritores y cineastas. Quizás su aparición más famosa y recordada es en la
primera película de la saga «Harry Potter y la piedra filosofal», en la que se el argumento está
basado en que la piedra se debe destruir porque es una tentación para la maldad del mundo y
que una vez que se destruya, Flamel morirá.

¿Qué sucedió con Flamel?

Nadie sabe a ciencia cierta qué pasó con Flamel, su cuerpo nunca se encontró y sus estudios
desaparecieron misteriosamente. Se sabe que su esposa murió primero que él y se presume
que él murió cerca de 1418, pero no está comprobado. Lo único que queda de Nicolás, son sus
escritos y su antigua casa en París, que resulta ser la más vieja de toda Francia, en 51 rue de
Montmorency, 75003.

Su casa fue hecha por él mismo y las paredes están talladas con misteriosos dibujos y teorías,
hoy en día funciona como un centro turístico.
Otra versión para la Piedra Filosofal

También llamada “elixir rojo” o “tintura de oro”, es una sustancia en forma de polvo, obtenida
mediante complejos procesos alquímicos, que permite transmutar cualquier metal en oro. Se
le atribuye asimismo la propiedad de curar todas las enfermedades y proporcionar la
inmortalidad a quien la ingiera.

La transmutación de los metales era el objetivo principal del arte medieval de la Alquimia, que
constituía a la vez una búsqueda experimental y espiritual, motivo por el cual sus tratados
están escritos en un lenguaje hermético que resulta ininteligible a los no iniciados.
Los procedimientos alquímicos conllevan una carga simbólica que sus practicantes deben
comprender antes de ponerlos en práctica.

Se basaban en la creencia de que toda sustancia material está formada por los cuatro
elementos (tierra, agua, aire y fuego) y dos principios básicos: azufre y mercurio. El alquimista
debía buscar una materia prima y realizar sobre ella cuatro operaciones: licuarla, evaporar el
agua superflua, separar los dos principios básicos y después purificarlos. Paradójicamente,
para obtener la piedra filosofal, la materia prima de partida era una pequeña cantidad de oro,
inversión inicial que llevó a muchos a la ruina.

La época dorada de la Alquimia fue campo abonado para timadores que se presentaban ante
sus víctimas como depositarios de los secretos de la piedra filosofal. Realizaban
demostraciones prácticas basadas en burdos trucos (como, por ejemplo, recubrir de hierro una
barra de oro) y en el poder de sugestión que proporcionaba la creencia generalizada en ciertos
antecedentes.

Existían personajes célebres a los cuales se les atribuía más allá de toda duda el logro de la
transmutación de los metales en oro: Ramón Llull, Arnaldo de Villanova, Paracelso, Bernardo
Trevisano y, sobre todo, Nicolas Flamel, quien además dejó una narración de sus
investigaciones titulada Explicación de las figuras jeroglíficas puestas por mí, Nicolas Flamel,
escribano, en el cementerio de los Inocentes, en la cuarta arcada.

Flamel era escribano y librero en la ciudad de París. Una noche un ángel se le apareció en
sueños y le mostró un libro extraordinario cuyo contenido, sin embargo, no llegó a ver. Años
después, en 1357, un hombre entró en su librería y le ofreció un volumen en el cual Flamel
reconoció aquel libro de su sueño. Aunque el hombre le pidió la importante suma de dos
florines, él no dudó en comprarlo.

Tenía una tapa de cobre bien encuadernada, sus hojas no estaban hechas de papel ni de
pergamino, sino de corteza de arbusto, y parecía muy antiguo. En lugar de letras contenía unas
figuras extrañas que Flamel no alcanzaba a comprender, y lo firmaba un tal Abraham el Judío.

Durante los años siguientes, con la ayuda de su fiel esposa Perenelle, intentó descifrar el
contenido del libro. Sin embargo, a pesar de dedicarle varias horas durante todas las tardes, no
realizaba ningún progreso. Frustrado, consultó a los alquimistas más célebres de París, pero
estos no supieron proporcionarle pista alguna acerca del significado de aquellos símbolos.
Como en Francia no hallaba respuestas, decidió viajar a la cuna de la Alquimia europea: la
Península Ibérica. Mientras peregrinaba a Santiago de Compostela, conoció a un judío
converso llamado Canches, quien al ver una copia de varios pasajes del libro le dijo
emocionado que aquellos signos estaban relacionados con la Cábala. Deciden entonces
regresar juntos a París para profundizar en el estudio de la obra. Antes de llegar, Canches, ya
muy enfermo desde tiempo atrás, muere.

No obstante, el español ya había dado a Flamel la clave para descifrar el manuscrito, por lo
que este continuó estudiándolo en compañía de su esposa, y pronto ambos comenzaron a
realizar experimentos. En 1382 logran convertir mercurio en plata. Unos meses más tarde
obtienen la piedra filosofal y el 25 de abril transmutan por fin una cierta cantidad de mercurio
en oro puro. A partir de aquí amasan una pequeña fortuna que dedican sobre todo a obras de
caridad. Al menos, eso es lo que el propio Flamel cuenta en el escrito que se le atribuye.

Se considera un hecho comprobado que Nicolas Flamel adquirió una gran fortuna en muy
poco tiempo, lo cual se convirtió para sus contemporáneos en prueba irrefutable de que
poseía el secreto de la transmutación de los metales. Unos años después de su muerte, tanto
su tumba como la de su esposa fueron saqueadas para buscar la piedra filosofal y el libro de
Abraham el Judío, pero ni una ni otro aparecieron.

Algunos dicen que tampoco se encontraron los restos del matrimonio, ya que ninguno de los
dos murió realmente, ni morirán nunca, gracias a las propiedades regeneradoras de la piedra
filosofal.

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