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Ciertas condiciones específicas de Gran Bretaña y la combinación de todas ellas dieron como
resultado la primera Revolución industrial.
Debe destacarse que la economía británica creció a lo largo de todo el siglo XVIII. Inglaterra era
uno de los países más ricos del mundo al iniciarse la Revolución Industrial, y su situación era
muy diferente de la de los países subdesarrollados.
La economía británica
La población.
La población inglesa comenzó a aumentar a un ritmo acelerado.
El crecimiento demográfico tuvo como causa inmediata principal el aumento de la fecundidad
y el descenso de la mortalidad. El crecimiento de la fecundidad a su vez fue consecuencia del
incremento de la nupcialidad (casamientos) y de la reducción de la edad del matrimonio.
Creció el número de matrimonios por las condiciones económicas favorables de la economía.
Todo aumento de la población generaba un alza de los precios de los alimentos, al tiempo que
la capacidad productiva de la economía llegaba a sus límites. Cuando el crecimiento
demográfico superaba dicha capacidad, el precio de los alimentos se elevaba. Con ello se
generaba un desequilibrio que desembocaba en un aumento de la mortalidad, una reducción
de la fecundidad y el posterior descenso de la población.
El crecimiento demográfico era un proceso que terminaría en un desastre o en una
contracción económica.
La capacidad de crecimiento de la población era infinitamente mayor que la capacidad de la
tierra para producir alimentos para el hombre.
El problema era que la mejora de las condiciones económicas generaba un aumento de la
población, pero que la población creía más deprisa que la producción.
El desequilibrio entre la oferta de alimentos y el crecimiento de la población podía resolverse
por dos caminos:
1) Incremento de la mortalidad como consecuencia de la enfermedad y el hambre. Al
aumentar la mortalidad, la población se reducía, y el equilibrio se establecía.
2) Reducción de la natalidad, a través del matrimonio tardío y del control de la
reproducción.
El crecimiento de la población no desembocó en un período de hambre y mortalidad. Estaba
desapareciendo la correlación positiva entre tasa de crecimiento de la población y tasa de
cambio de los precios de los alimentos, lo cual permitía mantener un aumento sostenido. Ello
se debía principalmente al incremento de la producción agrícola, que había posibilitado
satisfacer la creciente demanda generada por el aumento de la población.
Los cercamientos: En el caso inglés, las innovaciones en las técnicas agrícolas fueron
acompañadas por modificaciones en los sistemas de propiedad. Los cultivos se llevaban a cabo
en franjas discontinuas y los campesinos tenían derechos. Esta forma de explotación de la
tierra había prácticamente desaparecido.
La desaparición de los campos abiertos se dio como consecuencia de las Leyes de
Cercamientos, que establecían la obligatoriedad de cercar tierras. Había nuevas parcelas en las
que los propietarios concentraban la superficie de tierra que antes tenían repartida.
El resultado de los cercamientos fue que una proporción muy alta de los pequeños
propietarios se vio obligada a vender sus tierras, que fueron compradas por grandes
propietarios locales o inversores provenientes de otras áreas. También se vieron perjudicados
los campesinos sin tierras que ocupaban campos comunales. Los campesinos expulsados de
sus tierras se transformaron en jornaleros o arrendatarios (que rentaban) con contratos de
corto plazo.
La concentración de la propiedad de la tierra generó una mayor desigualdad social, pero
contribuyó a incrementar la producción agraria, porque creció la superficie de terreno
cultivado.
Los cercamientos favorecieron la difusión de las innovaciones, en la medida en que los grandes
propietarios y arrendatarios disponían de mayor capital y mayor información para incorporar
los avances tecnológicos.
No hubo un proceso automático de innovación por parte de los propietarios. Mientras algunos
aplicaron a sus tierras las nuevas técnicas agrarias, otros dejaron esta decisión en manos de los
arrendatarios, y algunos ni siquiera las explotaron.
Los trabajadores al perder la propiedad de los medios de producción, se ven obligados a
vender su fuerza de trabajo en el mercado, en un sistema de producción basado en una
relación salarial entre propietarios de capital y trabajadores.
Los cercamientos habían dado paso a la agricultura capitalista.
Las industrias.
La actividad industrial tuvo en Gran Bretaña un crecimiento sostenido pero con un modelo
muy irregular tanto en términos regionales como sectoriales.
La producción tenía lugar a través de distintas formas organizativas, coexistiendo la producción
artesanal, el sistema de trabajo a domicilio y la manufactura centralizada.
La producción artesanal: Se llevaba a cabo en los centros urbanos y los alrededores.
Además de la organización gremial tradicional, existían formas cooperativas de
producción entre artesanos de un mismo oficio.
Gran parte del avance industrial en Inglaterra consistió en la expansión de las
industrias artesanales a través del sistema de industria a domicilio.
El sistema de trabajo a domicilio: Tenía como principal ventaja su flexibilidad. El
capital podía circular fluidamente de una industria a otra, ya que la parte inmovilizada
en inversiones fijas (edificios o equipos) era muy reducida. También la fuerza de
trabajo era flexible, dado que se trataba de una ocupación a tiempo parcial. Los
salarios eran muy bajos, en parte porque para los trabajadores constituían un ingreso
suplementario, y en parte porque la descentralización de la producción y la ausencia
de reglamentaciones gremiales daban a los empresarios un margen mayor de
negociación.
El desarrollo del trabajo a domicilio contribuyó por diversas vías al crecimiento
industrial. Permitió la capacitación de los trabajadores, y la acumulación de capital y
de experiencia empresarial por parte de los comerciantes empresarios. Ayudó a
sostener el crecimiento demográfico, al ofrecer mayores oportunidades de trabajo a la
población rural.
La manufactura centralizada: Se basaba en técnicas de trabajo intensivo, en la
disciplina de los trabajadores y en la maximización de las habilidades como resultado
del trabajo artesanal.
En algunos sectores una de las causas de la centralización de la actividad eran los
requerimientos de capital, muy elevados debido a la escala de la producción.
El mercado.
El mercado interno.
La conformación de un mercado interno en Gran Bretaña se vio favorecida por una serie de
factores.
1) Por el crecimiento de la población.
2) Por la ausencia de fronteras aduaneras internas y de cargas feudales, lo cual se veía
reforzado por una geografía que contribuía a la unificación, debido a las dimensiones
reducidas del territorio.
3) Por el sistema de transportes y comunicaciones. Se habían destinado fuertes
inversiones públicas y privadas a la extensión del sistema fluvial y a la construcción de
nuevos puentes y carreteras. Los transportes eran relativamente fácil y baratos.
4) Por las necesidades y pautas de consumo de sectores urbanos, en especial las clases
medias. Los mercados urbanos en gran escala de bienes de consumo barato se
desarrollaron tempranamente. Los cambios de los gustos de las clases medias se
vieron fomentados por el comercio internacional. Los mercados de artículos
extranjeros crecieron rápidamente. Parte de la demanda de nuevos artículos
manufacturados fue determinada por la moda, que variaba según las jerarquías
sociales. La pauta la dictaba la aristocracia, que era imitada por los otros sectores
sociales. Algunos empresarios fabricaban artículos para la realeza y la aristocracia, y
luego producían artículos parecidos para el resto de la sociedad. Además de imitar a
los más ricos, las clases medias incrementaron el consumo de bienes domésticos.
El mercado externo.
Inglaterra contaba con la ventaja de poder acceder a un amplio mercado externo. Había ido
desarrollando su flota hasta transformarse en la principal potencia marítima mundial. Poseía
importantes territorios coloniales (sobre todo las 13 colonias de América del Norte) pero
además de ello tenía relaciones internacionales gracias a la extensión de su poderío naval y a
su política exterior, con las colonias españolas y portuguesas en América, y con otras áreas de
ultramar.
El Estado había mantenido mediante su política exterior, la expansión económica y comercial.
De su participación en las guerras, Inglaterra había obtenido territorios coloniales y tratados de
comercio preferenciales. Las Actas de Navegación que establecieron privilegios para los barcos
ingleses en el comercio de ultramar habían servido para proteger la flota inglesa y para
debilitar el poderío naval holandés.
El crecimiento económico.
La Revolución Industrial consistió en una fuerte aceleración del proceso de innovación que se
había iniciado en Europa.
Se combinaron dos factores:
1) Los inventos.
2) La iniciativa de los empresarios para adoptarlos.
La invención es el descubrimiento. La innovación es la aplicación de este nuevo conocimiento.
En la Gran Bretaña la actividad inventiva se desarrolló mucho más que en cualquiera de los
países de Europa.
Gran parte de los inventos fueron llevados a cabo por artesanos habilidosos o por técnicos sin
formación científica o universitaria.
Hubo dos sectores que experimentaron los primeros cambios revolucionarios en la tecnología
y en la organización económica: la industria del algodón y la industria del hierro.
La industria metalúrgica.
Su peso fue decisivo porque la creciente oferta de metal barato facilitó la mecanización de las
otras industrias, la difusión de la máquina de vapor y la transformación de los medios de
transporte.
Fueron introduciéndose importantes innovaciones tecnológicas en la metalurgia del hierro,
que permitieron obtener un producto más resistente y más barato.
La industria del hierro se divide en dos ramas:
1) Extracción y tratamiento del mineral.
2) Trabajo del metal en todas sus formas.
Debido al abaratamiento del precio del hierro, su consumo se incrementó en gran cantidad.
Parte de la producción se destinó a la fabricación de instrumentos agrícolas, cuya demanda era
creciente como consecuencia de la modernización de la agricultura. El hierro sirvió también de
base para la fabricación de la maquinaria industrial.
Se fue ampliando el uso del hierro en la construcción y fue esencial para el desarrollo de los
nuevos sistemas de transportes (los ferrocarriles).
Empresas y empresarios.
Además de las innovaciones tecnológicas, el proceso de industrialización requería empresarios
dispuestos a adoptarlas y a introducir formas de organización del trabajo. La Revolución
Industrial inglesa contó con un sector empresarial dispuesto a motorizar los cambios y a correr
los riesgos que ellos comportaban.
El término “empresario” se utiliza para designar a aquellos individuos o grupos que dentro de
la empresa desempeñan funciones estratégicas, mientras que los gerentes ejecutan las ideas
propuestas por los empresarios. Para la gran empresa moderna, las funciones están
diferenciadas.
Sin empresarios dispuestos a introducir innovaciones, el camino no hubiera sido posible.
Entre los factores favorables se destaca el bajo costo de las inversiones en los primeros
tiempos de la Revolución Industrial. Ello se debía a que las máquinas eran sencillas y poco
costosas, a que se podían utilizar edificios ya existentes para instalar las fábricas, y a que la
mano de obra era barata, y las condiciones de contratación muy flexibles. Los beneficios eran
muy elevados, y permitieron que la autofinanciación fuera una práctica muy extendida.
Con la expansión del sistema de fábrica fue surgiendo un nuevo tipo de empresario, el
capitalista industrial.
La burguesía industrial pasó a ocupar un lugar destacado en la sociedad junto a la burguesía
comercial y financiera. Su poder consistía en su riqueza.
El modelo de organización era la empresa personal, en la que el propietario del capital ejercía
tanto las funciones empresariales como las gerenciales. Las empresas eran mayoritariamente
individuales o compuestas por un número reducido de socios, que se dividían las tareas.
Aunque existían algunas empresas de grandes dimensiones, la mayor parte de las firmas era
de tamaño reducido, y no había requisitos de escala. Lo que diferenciaba a las grandes
empresas de las pequeñas y medianas no era el tipo de máquinas que usaban, sino la cantidad.
La urbanización.
La difusión del uso de la energía del vapor hizo posible la localización de las actividades
industriales en las ciudades y la creciente concentración de la población en los centros
urbanos. Las actividades artesanales y los trabajos no mecanizados eran los más numerosos.
La población rural excedente emigró hacia las ciudades o hacia destinos transoceánicos.
Las nuevas ciudades industriales.
Las ciudades que más crecieron fueron aquellas en las que se llevaban a cabo actividades
industriales. La industria modificó el paisaje urbano, a medida que las fábricas ganaban
terreno. Las nuevas ciudades industriales se caracterizaron por el deterioro de la calidad de
vida y del medio ambiente urbano. El hecho de que crecieran rápidamente creó condiciones de
vida muy precarias para los trabajadores, con fuertes déficit en lo relativo a la vivienda y a la
sanidad.
El crecimiento urbano implicó un incremento de la escala de las ciudades y una mayor
densidad de población, y fue transformando las relaciones sociales, que se hicieron más
complejas y anónimas.