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“AÑO DE LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCION Y LA IMPUNIDAD”

UNIVERSIDAD PERUANA LOS ANDES

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

ESCUELA PROFESIONAL DE MEDICINA VETERINARIA Y ZOOTENIA

FORMAS DE RESISTENCIA A LA RESPUESTA INMUNITARIA

CATEDRA : PATOLOGIA VETERINARIA

CATEDRATICO : DR. MV. SELVA QUIROZ MEZA

ESTUDIANTES :

 RIOS PORRAS LUIS

 RODIGUEZ ORDOÑEZ LUIS

 MATEO SANCHEZ VICTOR ANDRES

 LAZARO ROMA SAUL

HUANCAYO – PERU

2019
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Dedicatoria:

Dedico este trabajo a nuestros compañeros

que día a día dedicamos por nuestro sueño

del profesionalismo, a nuestros padres por

el apoyo incondicional y a los maestros que

nos guían en el camino hacia ese sueño.

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AGRADECIMIENTO

A todas aquellas personas con sed de conocimiento y deseos de superación, que

leen hoy estas páginas y premian el esfuerzo de este trabajo.

Agradecemos en primer lugar, al ser Supremo, único dueño de todo saber y

verdad, por iluminarnos durante este trabajo y por permitirnos finalizarlo con éxito;

y en segundo lugar, pero no menos importante, a nuestros queridos padres, por su

apoyo incondicional y el esfuerzo diario que realizan por brindarnos una buena

educación.

Los esfuerzos mayores, por más individuales que parezcan, siempre están

acompañados de apoyos imprescindibles para lograr concretarlos.

En ésta oportunidad, nuestro reconocimiento y agradecimiento a nuestra docente

Dr. M.V. Selva Quiroz Meza; por su oportuna, precisa e instruida orientación para el

logro del presente trabajo.

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Objetivo General:

Conocer las diferentes causas del por que ocurre las formas de resistencia a las

respuestas inmunitarias.

Objetivo específico:

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INDICE

A. CARATULA
B. DEDICATORIA
C. AGRADECIMIENTO
D. INDICE
E. INTRODUCCION
F. TOLERANCIA GENETICA
G. TOLERANCIA Y INFECCION PRENATA LLUISITO
H. DESENSIBILIZACION DE CELULAS INMUNITARIAS
I. HIMETISMO MOLECULAR
J. INMUNOSUPRESION JOSELUIS
K. AUSENCIA DE UN BLANCO APROPIADO PARA LA RESPUESTA
INMUNITARIA
L. PRESCENCIA DE MICROBIOS EN SITIOS CORPORALES
M. INDUCCION DE ANTICUERPOS MATEO
N. ABSORCION DE ANTICUERPOS
O. EVASION DEL COMPLEMENTO
P. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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INTRODUCCIÓN

El hecho de que algunos agentes infecciosos logren producir enfermedad,

indican que las barreras de defensa del hospedador no constituyen una línea

impenetrable para los organismos. Existen miles de agentes infecciosos que

afectan a los animales domésticos, produciendo muy diversas enfermedades. En

algunos padecimientos, la infección no es eliminada y persiste en el organismo.

Esta permanencia representa una falla de los mecanismos de defensa del

hospedador. De esta forma. El agente infeccioso persiste causando alteraciones

patológicas o es eliminado por el hospedador.

Una vez que las superficies epiteliales han sido penetradas, los principales

mecanismos de defensa del hospedador los constituyen los anticuerpos, la

inmunidad mediada por células, el complemento, las células fagociticas y el

interferón.

Se considera que si existe alguna manera de vencer a los mecanismos de

defensa del hospedador, entonces algunos microorganismos son capaces de

detectar esa posibilidad. Los agentes infecciosos evolucionan muy rápidamente

en relación con su hospedador, de modo que es posible que todas las estrategias

anti hospedador hayan sido exploradas y capitalizadas.

A continuación se explican los mecanismos por los cuales loa gentes

infecciosos resisten o evaden la respuesta inmunitaria del hospedador.

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MARCO TEÓRICO

1. El agente causal (parásito)

Algunas bacterias poseen cápsulas anti fagocitarias, como Corynebacterium ovis,

Mannheimia haemolytica y Listeria monocytogenes. Parece ser que los componentes

lipídicos hidrófobos de la membrana de los neutrófilos repelen al gel capsular

hidrofóbico bacteriano. Otros mecanismos son las estreptolisinas producidas por

bacterias del género Streptococcus sp, que inhiben la migración de neutrófilos y

monocitos al sitio de infección.

Resistencia a la destrucción intracelular

Incluyen principalmente la inhibición de la fusión del fagosoma con el lisosoma. Cuando

los agentes son de vida intracelular, como micobacterias, hongos y virus, hay resistencia

a la destrucción, ya sea por cambios bioquímicos o por la nula acción del sistema de

defensa celular. En estos casos, al inhibir la fusión del fagosoma con los lisosomas no se

produce la destrucción del agente, como ocurre en la infección por Mycobacterium spp.

Y Toxoplasma gondii entre otros.

Formas de resistencia a la respuesta inmunitaria

El hecho de que algunos agentes infecciosos logren producir enfermedad,

Indica que las barreras de defensa del hospedador no constituyen una línea impenetrable

para los microorganismos. Existen miles de agentes infecciosos que afectan a los

animales domésticos, produciendo muy diversas enfermedades. En algunos

padecimientos, la infección no es eliminada y persiste en el organismo. Esta


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permanencia representa una falla de los mecanismos de defensa del hospedador. De esta

forma, el agente infeccioso persiste causando alteraciones patológicas o es eliminado por

el hospedador.

Una vez que las superficies epiteliales han sido penetradas, los principales mecanismos

de defensa del hospedador los constituyen los anticuerpos, la inmunidad mediada por

células, el complemento, las células fagocíticas y el interferón.

Se considera que si existe alguna manera de vencer a los mecanismos de defensa del

hospedador, entonces algunos microorganismos son capaces de detectar esa posiblilidad.

Los agentes infecciosos evolucionan muy rápidamente en relación con su hospedador,

de modo que es posible que todas las estrategias antihospedador hayan sido exploradas y

capitalizadas.

A continuación se explican los mecanismos por los cuales los agentes infecciosos

resisten o evaden la respuesta inmunitaria del hospedador.

Tolerancia genética

Los estudios sobre mecanismos de tolerancia han experimentado un impulso con la

tecnología transgénica

Con las técnicas de Ingeniería Genética es posible "diseñar" ratones de laboratorio que

portan genes previamente clonados bajo el control de promotores adecuados (ratones

transgénicos). Esto permite estudiar de modo directo la auto tolerancia, ya que el gen

introducido se expresa en fases tempranas del desarrollo, y por lo tanto podemos

comprobar el efecto de que el sistema inmune entre en contacto temprano con

determinadas moléculas. La proteína codificada por el gen introducido es tratada por el

sistema inmune como un auto antígeno, y sus efectos se pueden estudiar sin los métodos
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traumáticos y llenos de artefactos que existían antes de la llegada de estas técnicas

transgénicas.

Desde el punto de vista de cómo se logra el estado funcional de tolerancia, se pueden

distinguir varios tipos de mecanismos:

Delección clonal: eliminación física de las células (auto)-reactivas en algún momento de

su proceso de maduración;

Aborto clonal: bloqueo de la maduración/diferenciación de la célula inmadura;

Anergia clonal: inactivación funcional del linfocito maduro.

Ignorancia clonal: clones de linfocito T o B autor reactivos potencialmente funcionales,

pero que no llegan a activarse porque el auto-antígeno está en muy pequeña cantidad

(ejemplo: idiotipos de Ig o de TCR) o está secuestrado en órganos inmunológicamente

privilegiados.

Desde el punto de vista de dónde se produce la inducción de tolerancia, se puede

distinguir entre tolerancia central y tolerancia periférica.

Tolerancia central: la que ocurre en los órganos linfoides primarios con los linfocitos

inmaduros. Este proceso debe de estar ocurriendo continuamente, ya que también lo está

la producción de linfocitos T y B.

Pero esta tolerancia central no debe de ser la única, ya que es difícil imaginar que todos

los posibles auto-antígenos lleguen al timo y a la médula ósea durante la maduración de

los linfocitos T y B. Dada la gigantesca variedad de receptores que puede lograrse por
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los mecanismos aleatorios genéticos, cabe pensar que algunos linfocitos T y B

inmunocompetentes contengan receptores para antígenos propios que no fueron

presentados durante su educación (maduración). Se habla entonces de que deben de

existir también mecanismos de inducción de tolerancia periférica.

1) Tolerancia central en linfocitos T

Parece ser que los auto antígenos secretados por diversos órganos y tejidos llegan al

timo, donde son internalizados y presentados por macrófagos y células dendríticas a los

timocitos dobles positivos (CD4+ CD8+); es aquí cuando se produce la selección

negativa, en la que los clones autor reactivos son eliminados (delección clonal).

El estado de diferenciación del timocito (linfocito inmaduro) es determinante para esta

delección. Esto puede deberse a que en este estado inmaduro los auto-antígenos

desencadenan vías de transducción de señal diferentes a las de los linfocitos T maduros.

2) Tolerancia periférica (postímica) de linfocitos T

Algunas células T potencialmente autoagresivas logran escapar de la selección negativa

del timo, por lo que el sistema inmune posee mecanismos para evitar su acción. En

experimentos con ratones transgénicos se ha visto que existe tolerancia periférica por

varios mecanismos:

Delección periférica de linfocitos Tc autor reactivos en órganos inmunoprivilegiados

(globo ocular, ovario, testículos). Las células de estos tejidos expresan CD95L, que al

unirse al CD95 del Tc le provocan la apoptosis.


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Anergia clonal, por ausencia de la señal estimulatoria (cuando la APC carece de

moléculas B7).

3) Tolerancia central de linfocitos B

Existe evidencia de que existe tolerancia central por delección clonal de linfocitos B

inmaduros (mIgM+) durante su maduración en la médula ósea. Las células B inmaduras,

una vez que contactan con el auto antígeno en la superficie de células propias, detienen

su desarrollo y mueren por apoptosis al cabo de 1-3 días, normalmente antes de salir de

la médula.

Por otro lado, los linfocitos B inmaduros que unen antígeno propio soluble quedan

anérgicos, al bajar el nivel de mIgM y aumentar el de mIgD.

4) Tolerancia periférica de linfocitos B

Son varios los mecanismos que se han estudiado:

Delección clonal de linfocitos B maduros en periferia (por apoptosis) al reconocer

moléculas de membrana propias.

Anergia clonal cuando los receptores del linfocito B tienen un alto grado de ocupación:

cuando hay altas concentraciones de un antígeno soluble monomérico, se inducen en las

células B un cambio importante: baja notablemente el número de IgM de membrana, lo

que condiciona que sean incapaces de interaccionar adecuadamente con los linfocitos

TH, induciéndose un estado de anergia. Además, su vida media desciende a sólo 3-4

días, en comparación con las 4-5 semanas que dura una célula B periférica normal.
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TOLERANCIA

Se define la tolerancia como la ausencia específica de respuesta inmune frente a un

antígeno, ya sea propio o extraño, inducida por el contacto previo con dicho antígeno. Se

trata de un estado activo (no es una simple ausencia de respuesta), dotado de

especificidad y de memoria.

Los antígenos que inducen este estado de tolerancia se denominan tolerógenos, para

distinguirlos de los que provocan respuesta inmune (inmunógenos).La tolerancia se

puede desarrollar de un modo natural, como cuando un animal en desarrollo se vuelve

incapaz de responder a sus propias moléculas (autototolerancia). Cuando este sistema

falla, se producen patologías por autoinmunidad.

La tolerancia inducida experimentalmente es un estado de ausencia de respuesta a un

antígeno que normalmente sería inmunogénico. Para ello, como veremos, el antígeno ha

de ser administrado bajo ciertas condiciones.

2.1 Propiedades de la inducción de la tolerancia

La tolerancia es un estado adquirido ("aprendido"), no innato,que se induce más

fácilmente en linfocitos inmaduros, que se induce cuando no hay señal coestimulatoria,

y que requiere que el antígeno persista para que dicho estado permanezca.

A continuación desarrollaremos cada uno de estas propiedades de la inducción de la

tolerancia, aludiendo a experimentos históricos que fueron revelando estos aspectos.

2.1.1 La tolerancia es un estado aprendido o adquirido

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A principios de siglo, mucho antes de los experimentos sobre la tolerancia, Paul Ehrlich

postuló que el sistema inmune debía tener un mecanismo para evitar la formación de

anticuerpos frente al propio individuo (a esto lo bautizó con el nombre latino de horror

autotoxicus).

En 1938 Traub indujo en ratones tolerancia específica a cierto virus al inocular dicho

virus intrauterinamente. El virus persistía toda la vida del animal, que era incapaz de

producir anticuerpos frente a dicho patógeno.

En 1945 Owen describió un "experimento de la naturaleza" en terneros dizigóticos que

habían compartido la misma placenta: durante su fase fetal se habían intercambiado

células hematopoyéticas (células madre), de modo que cada uno llevaba no sólo los

marcadores de sus propias células sanguíneas, sino los de su hermano (son quimeras

genéticas desde el punto de vista de sus células sanguíneas). Estos terneros podían

aceptar sin problemas transfusiones del otro, sin montar una respuesta inmune.

En 1951 Peter Medawar demostró que este tipo de gemelos también podían aceptar

injertos de piel uno del otro.

Tras estas observaciones, Burnet y Fenner propusieron que el momento del primer

encuentro entre el sistema inmune y el antígeno era clave a la hora de determinar la

capacidad del sistema inmune de reconocer al antígeno como no-propio. Burnet (1954)

postuló que el reconocimiento de lo propio por parte del sistema inmune no es algo

innato, sino que debe ser aprendido durante el desarrollo embrionario y fetal: la

interacción del sistema inmune en desarrollo con moléculas propias (autoantígenos)

provocaría la eliminación o inactivación de los clones correspondientes de linfocitos

autor reactivos.
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En los años 50 Medawar y colaboradores pusieron a prueba experimental esta hipótesis.

A ratones neonatos de una raza (llamémosla raza A) le infundieron células de bazo de

otra raza singénica (raza B). Cuando los ratones A alcanzaron la madurez, les fueron

realizados injertos de piel de la raza B, que fueron aceptados sin rechazo. Esto se

acomodaba en la teoría de la selección clonal de Burnet: los clones de linfocitos que

encuentran el antígeno cuando aún son inmaduros quedan eliminados ("clones

prohibidos"). [A Burnet y a Medawar les fue concedido el premio Nobel en 1960 por

estos descubrimientos].

2.1.2 La tolerancia se induce mejor en linfocitos inmaduros

Triplett sometió a prueba la teoría de Burnet de que el aprendizaje de lo propio se

realiza durante el desarrollo fetal. Extirpaba la pituitaria a renacuajos, y posteriormente,

al llegar a fase de ranas adultas, les inyectaba su propia pituitaria, comprobando que la

rechazaban. En cambio, si sólo extirpaba la mitad de la pituitaria al renacuajo, y a la

correspondiente rana le infundía la mitad extirpada, comprobaba que la aceptaba.

Lederberg (1959) sugirió que el factor clave en determinar la capacidad o no de

respuesta estriba en el grado de madurez de los linfocitos, y no la fase de desarrollo del

individuo: los linfocitos inmaduros que contactan con el antígeno son sometidos a

"aborto clonal", mientras que las células maduras montan una respuesta inmune. Lo que

ocurre durante la fase fetal y neonatal es que el individuo es susceptible a la tolerancia

porque la mayor parte de sus linfocitos son aún inmaduros. En los animales adultos la

tolerancia es más difícil de lograr (se requieren cantidades de antígeno 100 veces

superiores que las de los neonatos).

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2.1.3 La distinción entre inmunidad y tolerancia depende de que el linfocito reciba o no

una señal coestimulatoria

Este punto fue propugnado en 1970 por Brestcher y Cohn. La evidencia experimental

llegó en los años 80, con los experimentos de Lafferty y colaboradores: injertos de

islotes pancreáticos eran aceptados cuando se eliminaban del hospedador células

presentadoras profesionales que son las que normalmente suministran la segunda señal

(coestimulatoria).

2.1.4 El mantenimiento de la tolerancia depende de la persistencia del antígeno

La persistencia del antígeno juega un papel esencial en el mantenimiento de la

tolerancia: cuando la concentración del antígeno cae por debajo de cierto umbral, se

recupera la capacidad de respuesta. Ello se debe a que se originan nuevos linfocitos a

partir de sus precursores de los órganos linfoides primarios.

2.2 Factores que afectan a la tolerancia experimental

Los principales factores que afectan a la tolerancia experimentalmente inducida son el

estado del antígeno, su dosis y vía de entrada, y el estado de los linfocitos.

2.2.1 Vía de entrada

Las rutas de entrada que mejor inducen tolerancia son las de administración oral y la

intravenosa.

La tolerancia oral puede que haya evolucionado para evitar reacciones contra proteínas

ingerid as necesarias para la nutrición.

Ciertos remedios aborígenes caseros se aprovechaban empíricamente de este hecho. Los

indios norteamericanos solían comer hígado de ciervo para evitar reacciones contra la
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hiedra tóxica. El ciervo se alimenta de esta planta; al comer su hígado, se introduce vía

oral el componente antigénico, lo que inducía tolerancia a éste (el problema es que esto

puede ocasionar hipersensibilidad en la mucosa digestiva, a veces fatal).

La administración intravenosa tiene más probabilidades de inducir tolerancia que la

subcutánea.

2.2.2 Estado del antígeno

Los antígenos solubles inducen mejor la tolerancia que los particulados. Parece que ello

se debe a que cuando son engullidos por las células presentadoras, éstas no se activan,

por lo que no expresan moléculas coestimulatorias como la B7. Cuando estas APC

presentan el antígeno a los linfocitos T, éstos no reciben esa segunda señal, lo que

induce el estado de anergia clonal. Este hecho se está intentado aprovechar a la hora de

diseñar vacunas contra alergias o enfermedades autoinmunes, administrando formas

solubles del alergeno o auto antígeno.

2.2.3 Dosis del antígeno

Dosis muy altas o muy bajas del antígeno pueden inducir estado de tolerancia,

existiendo lo que se denomina como zona de tolerancia a dosis bajas y zona de

tolerancia a dosis altas.

Por lo tanto, a la hora de la vacunación es esencial ajustar correctamente las dosis para

lograr el efecto deseado.

La existencia de la zona de tolerancia a dosis bajas se puede aprovechar clínicamente

para la desensibilización alérgica: se inyecta al individuo dosis repetidas a baja


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concentración del alergeno para el que está sensibilizado; con ello se puede inducir

tolerancia a las dosis normales de dicho alergeno, evitando los síntomas de esa

hipersensibilidad inmediata.

2.2.4 Susceptibilidad de las células T y B

Parece ser que existe una susceptibilidad intrínseca diferente para la tolerancia en los

linfocitos T y B:

las células T se vuelven tolerantes pronto y se mantienen así durante más tiempo que las

células B. Sin embargo, como la mayoría de las células B requieren in vivo la ayuda de

las células T, en última instancia la respuesta humoral y su correspondiente tolerancia

tendría una cinética determinada por el estado de capacidad de respuesta de los linfocitos

T.

INMUNOSUPRESION:

3.1 Supresión por IgG

Se trata de una retrorregulación negativa basada en supresión mediada por los

anticuerpos

de clase IgG. El efecto puede explicarse por:

hecho de que al aumentar la concentración de anticuerpos (conforme avanza la respuesta

inmune) se elimina más antígeno.Parece que al haber mayor concentración de

anticuerpos libres, compiten con los receptores (mIg) de los linfocitos B para unirse al
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antígeno; esto origina que cada vez haya menos células B que se activan y expanden (y

las que lo hacen son de mayor afinidad, algo análogo a la maduración de afinidad).

La IgG se uniría por su porción Fc al receptor Fcg RII de la superficie de las células B

vírgenes, y por uno de sus brazos Fab al antígeno, que a su vez estaría engarzado a una

mIg de esa célula B. Este entrecruzamiento del antígeno provocaría una inhibición del

linfocitoB virgen (ver apartado 15.4), pero no el de memoria.

Esta retrorregulación por IgG es la razón por la que a los niños no se les vacuna contra

sarampión o paperas hasta que cumplen un año; el recién nacido lleva, al menos hasta el

6º mes de vida, IgG maternas. Si le administrásemos la vacuna en esta época, las IgG

maternas provocarían una respuesta inadecuada, ya que inactivarían a los clones de

células B específicos frente a estos agentes.

Aplicación clínica: la administración de anticuerpos anti-RhD a madres Rh negativas

impide la sensibilización primaria debida a células Rh positivas derivadas del feto. Estos

anticuerpos (suministrados en la anemia hemolítica del neonato normalmente tras el

parto del primer hijo) ejercen un efecto preventivo contra la aloinmunización materna, al

suprimir la acción de los clones de linfocitos B que podrían actuar en un ulterior

embarazo frente a otro hijo Rh engativo.

El llamado "pecado antigénico original" es la tendencia a producir, durante la respuesta

secundaria (y ulteriores) anticuerpos de la especificidad que fue predominante en la

respuesta primaria, a pesar de que en la entrada secundaria y ulteriores del antígeno las

variantes (según los epitopos) sean diferentes a la original. La explicación es que los

anticuerpos con la primera especificidad (producidos durante la respuesta primaria)

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impiden en la respuesta secundaria la activación de linfocitos B vírgenes de nuevas

especificidades.

SENSIBILIDAD

4.1. Producción de IgE

Este anticuerpo se encuentra en la sangre en bajas concentraciones en individuos

normales, en cambio en individuos atópicos o infectados por parásitos, especialmente

helmintos, sus títulos están aumentados. La principal función protectora de las

reacciones inmunitarias mediadas por la IgE es la erradicación de parásitos. Esta

reacción ocurre cuando los eosinófilos reconocen y eliminan a los parásitos recubiertos

por IgE.

Entonces: ¿Qué determina que las personas atópicas produzcan IgE frente a un antígeno

en lugar de IgM o IgG como el resto de los individuos? Para responder esta pregunta, es

necesario conocer a cerca de la síntesis y regulación de la producción de IgE.

Hay tres factores que contribuyen a la regulación de la síntesis de IgE: la herencia y el

ambiente, la naturaleza del antígeno, y las células T colaboradoras y sus citoquinas.

Con respecto a la herencia, estudios realizados en familias con alta prevalencia de

enfermedades atópicas, demuestran una clara transmisión autosómica de esta

enfermedad, aunque es probable que el patrón de herencia completo sea multigénico. Se

han identificado mutaciones ubicadas en distintos cromosomas que predisponen a esta

patología, entre ellos en el gen del receptor de IgE, y el de algunas citoquinas, como la
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IL-4. Cabe destacar, que dentro de una misma familia, el órgano diana de la enfermedad

atópica no siempre es el mismo, de modo que cada miembro afectado puede manifestar

una enfermedad diferente y con grados variables (asma, urticaria, rinitis). No obstante,

en general, todos los afectados tienen concentraciones de IgE superiores a la media. En

cuanto a la influencia del ambiente, destacamos un aspecto cualitativo y otro

cuantitativo. Cualitativo, debido al espectro de alergenos a los que está expuesto el

individuo a lo largo de su vida. Actualmente, ha cobrado relevancia en el riesgo de

sensibilización, la exposición a antígenos durante la vida intrauterina y los primeros años

de vida. Cuantitativo, debido a que es necesario una exposición repetida a un antígeno

determinado para desarrollar una reacción atópica contra ese antígeno. En relación a los

alergenos, son de naturaleza muy diversa: medicamentos, pólenes, polvo doméstico,

venenos de insectos, alimentos, productos derivados de epitelios animales o de ácaros

microscópicos. No poseen ningún rasgo estructural ni característica fisicoquímica que

los haga especialmente idóneos para inducir una respuesta de IgE.

Se postula que el problema no radica en los alergenos, que son sustancias ubicuas a las

que toda la población está expuesta, sino en el hecho de que ciertos individuos tienen la

capacidad de desarrollar respuestas IgE frente a ellos. Esta capacidad refleja una

interacción compleja de múltiples factores genéticos y ambientales.

Finalmente, con respecto a las células T colaboradoras y sus citoquinas, un paso

fundamental para la producción de anticuerpos IgE, es que la IL-4 producida por los

linfocitos T CD4+ de la subpoblación Th2, induzca un cambio de isotipo en las células

B (ver capitulo de generalidades).

Unión de la IgE
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La IgE producida luego del contacto con el alergeno, se une a los receptores de alta

afinidad (Fc e RI) para la misma, ubicados en la membrana de mastocitos, basófilos y

eosinófilos. De esta manera, se completa la fase de sensibilización con lo cual una nueva

exposición al antígeno generará la fase de desencadenamiento, quedando el individuo

sensibilizado.

Es necesario aclarar que en ocasiones, puede ocurrir desensibilización frente a un

determinado antígeno. El individuo se desensibiliza (deja de responder frente a ese

alergeno) y esto no implica necesariamente que ocurra un mecanismo específico que

revierta el proceso de hipersensibilidad de tipo I, la ausencia de repuesta puede deberse a

otros factores.

4.2 SUPRESIÓN POR CÉLULAS T

Cuando se administra a un animal grandes dosis de un antígeno, se vuelve incapaz de

responder a ese antígeno (se dice que se hace tolerante, como veremos más adelante en

este capítulo). En los años 70 se demostró que tal estado de tolerancia se podía transferir

de un animal a otro singénico simplemente por transfusión de linfocitos T, lo que llevó a

postular la existencia de una población de células supresoras especializadas,

denominadas linfocitos TS.

Ahora bien, aunque el fenómeno de supresión es real, no hay apoyos experimentales

serios como para defender la existencia de unos linfocitos supresores especializados.

Entonces, ¿cuál es la explicación de esta supresión por células T?

La supresión puede deberse, en algunos casos, a linfocitos T clásicos. En algunos

sistemas experimentales la supresión puede explicarse por el efecto citotóxico de


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linfocitos T CD8+: sobre células productoras de IL-2 y otras citoquinas, por lo que se

deprime tanto la respuesta humoral como la celular.

Existen indicios (al menos en ratas) de que las células CD4+ de tipo TH2 realmente son

capaces de regular el sistema inmune.

Recientemente se ha visto un tipo de supresión mediatizada por linfocitos TC de

fenotipo CD4+ (restringidos por MHC-II), que pueden matar selectivamente células

presentadoras de antígeno, como linfocitos B.

Mimetismo molecular

Mimetismo molecular Similitud en los determinantes antigénicos de dos moléculas

concretas. Puede ocurrir que un microorganismo presente un mimetismo molecular con

una molécula de un hospedador inmunocompetente. En tal caso, los anticuerpos

producidos contra el microorganismo reaccionarían con la molécula del hospedador,

originándole una enfermedad autoinmune.

5.1. Implicaciones en tu Organismo

En condiciones normales, el sistema inmunológico reconoce las moléculas de su propio

organismo, las distingue de aquellas que son extrañas y produce anticuerpos solo contra

estas. Por distintos análisis bioquímicos, se ha comprobado que algunas bacterias, virus

y protozoos, como Plasmodium y Tripanosoma, han desarrollado la estrategia de formar

complejos moleculares (fundamentalmente proteínas) muy similares a las que hay en el

organismo del ser vivo al que van a infectar, para hacerse resistentes al contraataque del

sistema inmune de este. Hay una iguana terrestre en la Isla Galápagos que se mimetiza
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en el cactus para no ser reconocida por sus depredadores. Similarmente en el organismo

patógenos, alimentos tóxicos y otros tóxicos, se mimetizan y a este mecanismo se le

llama mimetismo molecular. El Sistema Inmunológico detecta y ataca, pero se confunde

y ataca tanto a lo propio como lo ajeno. Esta teoría es una de las explicaciones del

comienzo de las enfermedades autoinmunes. Básicamente mimetismo molecular

significa que una parte de una molécula de una proteína se parece a una parte de otra

proteína totalmente diferente.

Ausencia de un blanco apropiado para la respuesta inmunitaria

Existen diversas maneras en que los microorganismos intracelulares pueden evitar la

exposición a la respuesta inmunitaria. Evaden dicha respuesta mientras permanecen en

el interior de las células infectadas, y permiten cuando mucho que una mínima cantidad

de antígeno microbiano se concentre en la superficie celular. Es de este modo como los

herpesvirus pueden infectar persistentemente las células ganglionares, o bien, como las

bacterias de los géneros Brucella, Listeria y Mycobaterium infectan a los macrófagos.

En estos casos los macrófagos soportan el crecimiento de estas bacterias y, al mismo

tiempo, les brinda protección contra la respuesta inmunitaria.

Algunos de los parásitos intracelulares que exponen sus antígenos en la superficie de las

células infectadas poseen un útil mecanismo para liberarlos. El mecanismo se basa en un

uso de anticuerpos y depende del fenómeno conocido como concentración focal de

antígenos. Esto significa que, cuando los antígenos microbianos en la superficie celular

reaccionan con anticuerpos se desplazan hacia un polo de célula. En este momento el

complejo es eliminado o llevado al interior de la célula. De esta manera, los anticuerpos

que debieron preparar a la célula infectada para la destrucción son desviados de este
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propósito y utilizados para liberar a los antígenos microbianos de la célula, con lo cual

se hace menos probable la lisis inmunitaria. Este mecanismo es utilizado por

protozoarios como: toxoplasma gondii y Leishmania spp

Los microorganismos intracelulares también evaden la acción de los anticuerpos si se

pueden difundir directamente de la célula a célula sin entrar en contacto con los líquidos

extracelulares. Este mecanismo es utilizado por los paramixovirus, a través de la

glucoproteína F, con la cual promueven la fusión de células y así invaden otras que sean

susceptibles.

Presencia de microbios en sitios corporales inaccesibles a la respuesta inmunitaria

Muchos microorganismos persisten en el animal infectado y son eliminados al exterior a

través de la saliva (herpesvirus, citomegalovirus, virus de la rabia) leche (tumor

mamario en ratones, virus de la artritis-encefalitis caprina) u orina (virus polioma en

ratones). Se puede decir que la superficie de las células infectadas ve hacia la porción

externa del huésped, debido a que están orientadas hacia la luz de las glándulas salival o

mamaria, o del tubo renal.

Mientras que las partículas virales y sus antígenos se forman únicamente en la superficie

externa de la célula y no ocurra destrucción celular, no es posible que los linfocitos

sensibilizados o los anticuerpos alcancen este sitio y eliminen la infección. Las IgA

pueden reaccionar con los antígenos virales en la superficie celular infectada, pero la

cascada del complemento difícilmente será activada y la célula no será destruida. Las

IgA pueden reaccionar con partículas virales extracelulares, pero cuando mucho las

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convertirán en partículas no infecciosas, de nuevo sin actuar sobre la fuente de la

infección.

Las bacterias que están presentes y se multiplican en la luz de las glándulas y túbulos

también disfrutan de “libertad” respecto de las respuestas inmunitarias. En las ratas

persistentemente infectadas con leptospiras, las bacterias se multiplican en la luz de los

túbulos renales y se eliminan en la orina. Otras bacterias, como Brucella abortus en la

vaca, infectan persistentemente la glándula mamaria y son eliminadas en la leche.

Inducción de anticuerpos inefectivos

Se forma una gran diversidad de moléculas de anticuerpos contra un antígeno en

particular, como reacción contra diversos determinantes antigénicos en la molécula. Por

ejemplo, estudios con anticuerpos monoclonales han demostrado que existen más de 20

diferentes determinantes antigénicos en la hemaglutinina, que ocupan la mayor parte de

la superficie del virus de la influenza, aunque solo 4 de ellos son importantes. De la

misma manera los anticuerpos tienden a mostrar una variedad de afinidades.

Por ejemplo si los anticuerpos formados contra un microorganismo son de baja afinidad

o si la mayor parte de ellos están dirigidos contra determinantes antigénicos de poca

importancia en el agente infeccioso, tendrán solo una débil acción antimicrobiana, y se

dificultara controlar la infección. Como ejemplo de este problema se citan las

infecciones virales persistentes en las que se forman anticuerpos que reaccionan

específicamente con la superficie del virus infectante, pero sin conseguir convertirlo en

una partícula no infecciosa. Por tanto estos complejos anticuerpos-virus son infecciosos

y circulan en la corriente sanguínea. Entre estos virus están el de la coriomeningitis

linfocítica y el de la leucemia de los ratones. En tal caso, dado a que no existe una
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inmunidad celular efectiva hacia el agente infeccioso, ya que estos virus crecen en las

células del hospedador sin dañarlas, entonces la infección persiste por toda su vida. Se

desconoce con qué frecuencia los agentes infecciosos inducen la formación de

anticuerpos inefectivos y otras infecciones microbianas, pero si aquellos se forman,

entonces el hospedador tendrá una mayor dificultad para terminar con la infección.

Absorción de anticuerpos por antígenos microbianos solubles

La acción antimicrobiana de los anticuerpos se debe en gran medida a su capacidad de

adherirse a la superficie de los agentes infecciosos. Su presencia en dicha superficie

previene la entrada de los agentes a células susceptibles, promueve la captación por los

fagocitos, activa la lisis mediada por complemento, etc. Una estrategia que los

microorganismos pueden utilizar para defenderse de la acción de los anticuerpos, seria

liberar sus componentes superficiales en una forma soluble, en los líquidos tisulares.

Estos componentes de la superficie del agente infeccioso se combinarían y neutralizarían

a los anticuerpos antes de que alcanzara al microorganismo; de la misma manera podrían

ser desensibilizados los linfocitos T.

Antígenos solubles son liberados en los líquidos tisulares durante la mayor parte de las

infecciones microbianas, aunque no siempre son antígenos de superficie. En ciertas

infecciones bacterianas se liberan polisacáridos de superficie, como ocurre en el suero de

pacientes con neumonía por neumococos y en el líquido cefalorraquídeo en la meningitis

fulminante por meningococos. De la misma manera, las bacterias gram – liberan

pequeñas cantidades de endotoxina en los líquidos tisulares.

Evasión del complemento

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El complemento es uno de los más importantes sistemas de defensa del hospedero contra

la infección, por lo que no es de sorprender que los patógenos desarrollen mecanismos

de evasión. Esta podría ocurrir por la liberación de inhibidores o inactivadores del

complemento por microorganismo o porque el complejo de ataque de membrana (CAM)

falla en formarse o no lisar el organismo. Por ejemplo, la unión de C1q puede facilitar la

entrada de tripanosoma cruzi o mico bacterias, mientras que ciertas proteínas de la

membrana de campylobacter fetus interfieren con el depósito de la C3 en la superficie

bacteriana.

Se sabe también que concentraciones elevadas de amoniaco producidas por

pseudomonas a eruginosa inactivan C3, además de la producción de elastasas que

rompen enlaces de muchas proteínas del complemento.

Existen microorganismos que han desarrollado sistemas altamente sofisticados de

evasión del complemento como ruptura de puentes proteolíticos en C3 por Leishmania

donovani, formación de complejo C5-9 no lítico por ciertas cepas de Salmonella spp. o

E. coli o inactivación de C5a por Streptococcus de grupo A. Las cadenas largas de

endotoxina de superficie (LPS), aparentemente forman una barrera de acceso de C5b-9 o

CAM.

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REFERENCIAS BLIBIOGRAFICAS

Patología General Veterinaria 3ra Edición Francisco J. Trigo Talavera, German Valero

Elizondo.

FALTA CONCEPTO DE AGENTE CAUSAL

FORMAS DE RESISTENCIA A RESPUESTA INMUNITARIA


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rESUMAN MA LA TEIRI PRESENTAD, O CASO CONTRARIO LEAN E

INTERPRETEN

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