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A partir del año 1000 hasta el 1697 después de Cristo, se abrió el período pos
clásico, en el que existieron diversos enfrentamientos entre las ciudades que
conformaban la región maya. Esta civilización también tiene como característica
principal una fuerte militarización, por lo que los guerreros de las diferentes ciudades
se enfrentaron en muchas ocasiones por obtener la supremacía en la región. Los mayas
nunca formaron un Imperio, su vida política fue dinámica y fue cambiando con el
tiempo y las circunstancias; hasta conformar ciudades-estados y confederaciones o
alianzas defensivas.
Gobierno maya
Estratificación social
Base económica
Los mayas fundamentaron todos los actos de su vida en torno a sus creencias
religiosas. Por esta razón, el culto requería la participación de numerosos sacerdotes
y la construcción de enormes templos, adoratorios y monumentos religiosos para
realizar las ceremonias. El sumo sacerdote dirigía las principales ceremonias
religiosas.
Además, los mayas rendían culto a los muertos ya que creían en la vida después
de la muerte. Ellos pensaban que había un lazo que unía el plano de las deidades
después de la muerte con el espacio terrenal de lo humano. De esta manera, concebían
a la muerte como un cambio a otra forma de vida que quedaba unido en una suerte
de eterno retorno; después de que se moría se volvía a la vida sucesivamente. Incluso,
los dioses adquirían una
dimensión histórica en esta
cultura, ya que se consideraba que
habían existido en otro tiempo-
generalmente en el origen de los
tiempos- y que incluso habían
muerto varias veces y vuelto a
nacer.
Las Ciudades
A los dioses se los asociaba con elementos naturales, como el sol, la lluvia o la tierra,
o bien con animales, como el jaguar o la serpiente. Las divinidades mexicas más importantes
eran Huitzilopeochtli, que representaba al sol y la guerra, y que Quetzacóatl, dios de la
sabiduría al que se representaba como una serpiente emplumada.
La religión estaba muy ligada a la guerra. Los mexicas creían ser el pueblo elegido
para evitar la muerte del sol. Entonces, para lograr que volviera a aparecer sobre el
horizonte pensaban que había que alimentarlo con corazones y sangre humanos. Esta
creencia justificaba las guerras y el dominio de otros pueblos: así obtenían prisioneros, que
luego eran sacrificados. Los sacerdotes oficiaban los rituales, además de ser los encargados
de manejar los conocimientos científicos y la enseñanza.
El Imperio Inca
El área andina: una geografía diversa
El paisaje andino se extiende a lo largo de la Cordillera, desde el sur de la actual Colombia,
Ecuador, Perú, Bolivia, norte de argentina y de Chile. El área principal de la zona Andina,
entre el actual Perú y Bolivia, está compuesto por una diversa geografía que comprende la
sierra en la región cordillerana; la franja costera paralela a la sierra a lo largo del pacífico;
las yungas o selvas al oriente de la sierra, que comprende la amazona. La sierra se
encuentra a gran altura y contiene una llanura de altura conocida como puna, los salares,
ríos encajonados en montañas, valles y altas cumbres con nieve. En cuanto a la costa, es
una geografía desértica y seca. La selva tiene un clima húmedo y una exuberante
vegetación.
Domesticación de plantas y animales
Desde el 7000 antes de Cristo los hombres y mujeres que circundaban la región
andina adoptaron la agricultura y supieron adaptarse a esta gran variedad de microclimas.
De esta manera, comenzaron a recurrir a una complementariedad ecológica y productiva
basada en la explotación de todos los espacios mencionados al principio. Las plantas y
animales que fueron domesticando los pueblos originarios de la zona andina fueron,
principalmente, una variedad importante de papas, quinua, algodón, maíz, llamas, alpacas
y vicuñas.
Las diversas conquistas que realizó el Imperio Inca le El calendario Inca estaba vinculado al
permitieron el control de un extenso territorio y la movilización régimen agrario, influyó la observación del
de gran cantidad de individuos como mano de obra para la sol, la luna y las estrellas
construcción de ciudades, caminos, obras de infraestructura
(como terrazas de cultivo y sistema de riego) y la expansión de la
agricultura. Una de las construcciones más importantes que se desarrolló fue la de los
caminos, que unían alejadas regiones del Imperio y permitían un rápido desplazamiento de
mensajes y tropas. A lo largo de los caminos se encontraban paradores o posadas,
denominados tambos, que permitían albergar y aprovisionar a los viajeros y donde
descansaban los chasquis o mensajeros oficiales que recorrían los caminos transmitiendo
los mensajes del Inca. También se construyeron grandes depósitos provinciales donde se
acumulaban los excedentes de producción (alimentos y tejidos).
Tubérculos
La variedad ecológica del suelo andino era utilizada de una manera muy particular
por los pueblos originarios incaicos, aunque esta forma de autoabastecimiento fue
heredada de pueblos preincaicos. De esta manera, los incas disponían tierras en diferentes
pisos ecológicos, es decir a diferentes alturas sobre el nivel del mar donde cambiaban las
condiciones climáticas. Así, al explotar diferentes geografías podían tener acceso a una gran
variedad de productos. A su vez, la base fundamental de la organización productiva eran los
ayllus (que representaba a una familia o grupo étnico). Estas familias eran las que
desarrollaban la producción del sustento de todo el imperio. Las personas de un mismo
ayllus se encontraban ubicadas en diversos nichos ecológicos para abastecerse de los
distintos recursos, al estar unidos entre sí por lazos cooperativos el grupo conseguía la
autonomía económica debido a que compartía productos y trabajo. Todos los ayllus podían
utilizar los distintos pisos ecológicos que le permitía cubrir sus necesidades. La tierra no
tenía un carácter de propiedad privada, por el contrario, su uso era compartido por todos
los ayllus.
Entonces, los miembros de un ayllu tenían que pagar tributos en trabajo tanto en las
tierras del inca, sus rebaños o las tierras del templo, y, a cambio, el Inca les daba alimentos,
vestimenta y herramientas. A su vez, los curacas, que repartían la tierra entre los miembros
de la comunidad, recibían los beneficios obtenidos de este trabajo de la tierra que se
redistribuían entre los miembros de la comunidad, para ser utilizados en caso de necesidad
(una sequía por ejemplo) o para ayudar a los huérfanos, viudas o personas con alguna
discapacidad.
La sociedad Inca
Luego, estaba la élite cuzqueña, formada por los nobles de sangre y aquellos que
eran premiados por su labor y servicio al imperio. Estos conformaban una clase dirigente,
que ocupaban un lugar privilegiado en la organización y el gobierno del Imperio Inca. Dentro
de este grupo se encontraban los sacerdotes del Sol, los jefes militares y los
administradores. En un nivel inferior estaban los señores de las etnias conquistadas por los
incas, denominados curacas o jefes étnicos, quienes eran la máxima autoridad local y los
jefes de los distintos ayllus (comunidades indígenas). Se encargaban de repartir las tierras a
los miembros del ayllu y administrar los bienes de la comunidad. También las tareas que
debían realizar los habitantes de la comunidad, desde la obtención de recursos en áreas
lejanas hasta la construcción de caminos. Los curacas que no se revelaban o demostraban
resistencia al dominio, al momento de la incorporación, recibían regalos del Inca (joyas,
tejidos, mujeres) pero si se revelaban podían ser ejecutados y reemplazados por un
representante del Inca.