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UNA GRAN DIVERSIDAD

En América indígena, anterior a la conquista española (prehispánica-


precolombina), existieron varias etapas de desarrollo de las sociedades que en ella
habitaban: cazadores- recolectores (paleoindio); iniciación de la agricultura (arcaico);
formación de las civilizaciones (formativo); de apogeo de estas civilizaciones (clásico);
y expansionista o imperialista (post-clásico). Los grupos humanos entonces, pasaron
de bandas de cazadores-recolectores a las tribus de asentamientos agrícolas, y luego a
las jefaturas (en América llamadas señoríos o cacicazgos). Finalmente, en algunos
sitios, se desarrollaron grandes civilizaciones organizadas en ciudades-estados y
también en imperios.

En el extenso territorio de América existía mucha diversidad de pueblos que


pertenecían a distintos grupos étnicos, hablaban diversas lenguas, tenían distintas
culturas y organizaciones sociales, variados sistemas económicos y culturales. El
continente contaba con una población de sesenta a ochenta millones de habitantes.
Pero, como ocurre en la actualidad, estos pueblos no estaban distribuidos en el
continente por igual y había zonas más densamente pobladas que otras. Alrededor del
1500 tanto los Mexicas en Mesoamérica (área que comprende el centro y sur de
México, Guatemala, Honduras y Nicaragua) como los Incas en el área andina (Bolivia
y Perú como centro y recorre la cordillera desde Ecuador hasta Chile y Argentina)
formaron Estados imperiales de carácter expansivos y militarizados, con economías
sólidas basadas en la agricultura,
sociedades muy jerarquizadas (con
marcada diferencia social) y culturas
muy complejas. Otros como los mayas
construyeron ciudades-estados y
confederaciones o ligas defensivas
cuando se producía algún ataque. En
zonas cercanas a estas culturas,
existieron pueblos agricultores sin este
mismo desarrollo. Por último, muchas
sociedades, inclusive después de la
conquista española, siguieron siendo
cazadoras-recolectoras, que no tenían
un territorio fijo (nómades) sino que se
movilizaban de acuerdo a la búsqueda
de alimentos.
LA CULTURA MAYA
El pueblo maya formó una de las civilizaciones más antiguas y brillantes de
América. La cultura maya tuvo lugar en el área central que conocemos como
Mesoamérica: nos referimos al extremo sur del actual México, Península de Yucatán,
Guatemala, Belice, Honduras y el Salvador (zonas en las que actualmente hay una
importante cantidad de descendientes mayas). Cuando hablamos de la cultura maya
debemos resaltar que, como todo desarrollo cultural, no surgió de un día para otro. Al
contrario, se trata de un proceso que comenzó a verse en el 2000 antes de Cristo (a.C),
cuando pequeños grupos de cazadores-recolectores habitaban este territorio. En el
año 900 después de Cristo ya encontramos pueblos mayas propiamente dichos y su
historia cultural llega hasta la conquista española, es decir hasta 1697 después de
Cristo (d.C).

Región Maya y las cuidades más importantes

Los 3000 años de historia maya

Durante los tres milenios de historia de los pueblos mayas se conocen


diferentes etapas de desarrollo. Como dijimos en un principio, desde el año 2000 antes
de Cristo, en la zona maya habitaban pueblos cazadores-recolectores que no habían
desarrollado la agricultura y que se organizaban socialmente en pequeñas familias.
Pero, a partir del año 1000 antes de Cristo los pueblos de la región adoptaron la
agricultura.

Por otro lado, la civilización maya construyó importantes centros ceremoniales


alrededor del año 300 d. C., estos tenían una importancia como lugares religiosos y
recibían peregrinaciones desde distintos puntos de la región. Entre el siglo IV y el IX
después de Cristo se consolidó la civilización maya. En ese período se desarrollaron
algunas características particulares como su idioma, escritura y la construcción de
grandes ciudades. Esta etapa de crecimiento maya es conocida como período
Teocrático (sistema político en el cual los sacerdotes ejercen y controlan el poder
político), debido al significativo papel que el grupo de sacerdotes comienza a tener en
el desarrollo de la política. Una de las características de los pueblos mayas fue la
importancia de la religión en los aspectos económicos, sociales y culturales.

En el año 900 aprox. la civilización maya entró en una etapa de decadencia,


como consecuencia de un conjunto de múltiples factores: los conflictos armados entre
ciudades, la sobreexplotación de los recursos y el agotamiento del suelo, la
deforestación de los bosques. Sus habitantes abandonaron muchas de las ciudades en
la península de Yucatán.

A partir del año 1000 hasta el 1697 después de Cristo, se abrió el período pos
clásico, en el que existieron diversos enfrentamientos entre las ciudades que
conformaban la región maya. Esta civilización también tiene como característica
principal una fuerte militarización, por lo que los guerreros de las diferentes ciudades
se enfrentaron en muchas ocasiones por obtener la supremacía en la región. Los mayas
nunca formaron un Imperio, su vida política fue dinámica y fue cambiando con el
tiempo y las circunstancias; hasta conformar ciudades-estados y confederaciones o
alianzas defensivas.

Gobierno maya

La sociedad maya conformó una forma de gobierno que se reconoce como la


de ciudad-Estado: cada ciudad comprendía el centro urbano y el territorio
circundante. Las ciudades más grandes dominaban a las más pequeñas y también las
zonas agrícolas y se gobernaban a sí mismas. Diferentes ciudades y aldeas mayas se
encontraban bajo el mando de un jefe supremo gobernante, de carácter hereditario
por línea masculina (Halach- uinic) o de una liga de gobernantes. En los diferentes
períodos encontramos una o más ciudades que se destacan en su poderío y de donde
proviene la elite gobernante. Todas las
regiones debían fidelidad a la elite y tenían
que aportar tributo. Por ejemplo, ciudades
como Copán, Tikal, Calakmul y Palenque
fueron capitales de las que dependían
política y económicamente el resto de las
regiones. Muchas veces estas ciudades-
Estado se enfrentaban militarmente entre
ellas o luchaban juntas contra terceros.

Estratificación social

La sociedad estaba compuesta por: el


halac uinic ó Ahua quien desempeñaba la
gobernación del Estado; el gran gobernante
estaba acompañado por un consejo formado por sacerdotes y señores mayas. En cada
cuidad o pueblo había un batab que era encargado del gobierno local y se encontraba
asistido por señores de menor rango denominados ahkuleles. La mayoría de los mayas
pertenecían al pueblo común, muchos eran campesinos denominados Ah chembal
uinicoob que, en idioma maya, significaba hombres inferiores o vulgares. Por último,
en la base de la pirámide social nos encontramos con los esclavos, personas sin
derecho que eran comprados o capturados en guerra y muchos de ellos sacrificados
en fiestas rituales. Los sectores sociales eran grupos cerrados, lo que significaba que
nadie podía ascender o descender y la posición social se heredaba por nacimiento
(sociedad estratificada y de castas).

Base económica

La base fundamental de la economía era la agricultura, desarrollada por los


campesinos, y el comercio. La tierra se encontraba bajo el poder del batab (encargado
del gobierno local), quien recibía un tributo en especie (alimentos cultivados) y la
fuerza de trabajo de parte de los campesinos que cultivaban las tierras y trabajaban en
el mantenimiento de obras de infraestructura en las ciudades.

La agricultura se llevaba a cabo mediante un sistema agrícola conocido como


quema y roza que se realizaba de forma colectiva, combinado con los jardines
individuales de las familias campesinas que proporcionaban importantes plantas. La
roza consistía en talar los árboles en la selva para luego realizar la quema de malezas.
Las cenizas resultantes se enterraban para abonar la tierra e iniciar la siembra hasta
que la tierra se agotara. Los principales productos que componían la dieta
mesoamericana: maíz, frijoles y calabazas.

El maíz servía para hacer


De la semilla del cacao se
bebidas y también se
podía obtener una pasta
podía extraer una pasta
para elaborar una bebida
con la que se realizaba los
(chocolate) que se tomaba
tamales o tortillas.
rebajada con agua.

La segunda actividad económica importante fue el


comercio, el intercambio de productos con otros pueblos y
entre ellos mismos. Los mercaderes mayas realizaban un
comercio al estilo trueque (a través de intercambios de
productos), aunque a veces el cacao se utilizaba como
semimoneda de compra. Los comerciantes podían llegar a
lejanas tierras utilizando embarcaciones para transitar por los
numerosos lagos de Mesoamérica, pero también realizaban el
comercio en las plazas de las ciudades mayas.
Religión

Los mayas fundamentaron todos los actos de su vida en torno a sus creencias
religiosas. Por esta razón, el culto requería la participación de numerosos sacerdotes
y la construcción de enormes templos, adoratorios y monumentos religiosos para
realizar las ceremonias. El sumo sacerdote dirigía las principales ceremonias
religiosas.

La religión maya, como la totalidad de las religiones andinas y mesoamericanas,


era politeísta. Este término significa que creían en una importante cantidad de dioses,
a los que relacionaban con características naturales y de la vida cotidiana. Alguno de
los dioses eran: Ixpiyacoc e Ixmucané, los dioses creadores del universo; el dios del
cielo, Itzamná; la diosa de la luna y de la tierra, Ix Chel; el dios del sol y del tiempo,
Kinich Ahau; el dios de la lluvia y la fertilidad, Chac. El gobernante y los sacerdotes
tenían un papel fundamental a la hora de comunicarse con los dioses, por lo que
también la religión funcionaba como parte de la dominación social (sólo ellos que
tenían el poder social podían comunicarse con los dioses).

Además, los mayas rendían culto a los muertos ya que creían en la vida después
de la muerte. Ellos pensaban que había un lazo que unía el plano de las deidades
después de la muerte con el espacio terrenal de lo humano. De esta manera, concebían
a la muerte como un cambio a otra forma de vida que quedaba unido en una suerte
de eterno retorno; después de que se moría se volvía a la vida sucesivamente. Incluso,
los dioses adquirían una
dimensión histórica en esta
cultura, ya que se consideraba que
habían existido en otro tiempo-
generalmente en el origen de los
tiempos- y que incluso habían
muerto varias veces y vuelto a
nacer.

Las Ciudades

Los mayas construyeron


importantes centros ceremoniales
con asentamientos de población.
Estos recintos eran sede de las
ciudades-estado, cuyo poder se
manifestaba en su grandiosa
arquitectura.

En ellas se edificaron grandes pirámides artísticamente decoradas, que servían


como templos, palacios u observatorios astronómicos. En el campo de la astronomía,
los mayas elaboraron un complejo calendario solar de 265 días, uno de los más exactos
de la antigüedad. Para lograr esto construyeron observatorios astronómicos que le
permitieron estudiar el movimiento de los astros y definir con gran precisión los ciclos
del Sol, la Luna y los eclipses. También construyeron lugares públicos, como los
recintos con tribunas donde se observaba el juego de pelota.

Registro del tiempo y de la historia

Una de las características más importantes de la civilización maya fue su


desarrollo de la escritura jeroglífica, que utiliza glifos (dibujos) para representar
silabas o palabras. También crearon calendarios que permitían la numeración y la
posibilidad de fechar los acontecimientos. La escritura la conocemos a través de los
códices, realizados por los sacerdotes, que eran libros plegables. A través de ellos es
posible conocer hoy la cultura maya.

Una palabra podía escribirse con signos o glifos que


representaban sonidos de sílabas individuales o bien
toda una palabra. El sistema era muy complejo. La
escritura no se utilizaba para la comunicación
masiva sino que estaba dirigida a una minoría
social: los dioses y sus representantes en este
mundo (los gobernantes y los sacerdotes).
El Imperio de los Mexicas (denominados por los españoles como Aztecas)
La religión ligada a la guerra

A los dioses se los asociaba con elementos naturales, como el sol, la lluvia o la tierra,
o bien con animales, como el jaguar o la serpiente. Las divinidades mexicas más importantes
eran Huitzilopeochtli, que representaba al sol y la guerra, y que Quetzacóatl, dios de la
sabiduría al que se representaba como una serpiente emplumada.

La religión estaba muy ligada a la guerra. Los mexicas creían ser el pueblo elegido
para evitar la muerte del sol. Entonces, para lograr que volviera a aparecer sobre el
horizonte pensaban que había que alimentarlo con corazones y sangre humanos. Esta
creencia justificaba las guerras y el dominio de otros pueblos: así obtenían prisioneros, que
luego eran sacrificados. Los sacerdotes oficiaban los rituales, además de ser los encargados
de manejar los conocimientos científicos y la enseñanza.

El Imperio Inca
El área andina: una geografía diversa
El paisaje andino se extiende a lo largo de la Cordillera, desde el sur de la actual Colombia,
Ecuador, Perú, Bolivia, norte de argentina y de Chile. El área principal de la zona Andina,
entre el actual Perú y Bolivia, está compuesto por una diversa geografía que comprende la
sierra en la región cordillerana; la franja costera paralela a la sierra a lo largo del pacífico;
las yungas o selvas al oriente de la sierra, que comprende la amazona. La sierra se
encuentra a gran altura y contiene una llanura de altura conocida como puna, los salares,
ríos encajonados en montañas, valles y altas cumbres con nieve. En cuanto a la costa, es
una geografía desértica y seca. La selva tiene un clima húmedo y una exuberante
vegetación.
Domesticación de plantas y animales

Desde el 7000 antes de Cristo los hombres y mujeres que circundaban la región
andina adoptaron la agricultura y supieron adaptarse a esta gran variedad de microclimas.
De esta manera, comenzaron a recurrir a una complementariedad ecológica y productiva
basada en la explotación de todos los espacios mencionados al principio. Las plantas y
animales que fueron domesticando los pueblos originarios de la zona andina fueron,
principalmente, una variedad importante de papas, quinua, algodón, maíz, llamas, alpacas
y vicuñas.

Tawantinsuyu, el Imperio Inca

El último gran desarrollo cultural antes de la llegada de


los españoles, y la consiguiente conquista de las
sociedades originarias, fue el imperio Inca (entre los
años 1100 y 1532). El mismo se consolidó
políticamente mediante guerras, presiones,
amenazas y alianzas. La extensión del Imperio en
el siglo XVI iba desde el sur de la actual Colombia, Ecuador, Perú y
Bolivia, hasta el norte de chile y el noroeste argentino.

El Imperio creado por los incas se caracterizó por una fuerte


integración política que se encontraba apoyada en la presencia
militar. Además, contaba con una sólida organización administrativa y
extensas redes de caminos y comunicaciones que permitían el control de
los pueblos dominados, la explotación de recursos estratégicos y la
obtención de excedentes.
Tawantinsuyu era la denominación que los incas le dieron
a su Imperio. Su significado era: las cuatro regiones unidas entre
sí. Los incas creían que el mundo, representado por las zonas que
gobernaban, estaba formado por cuatro partes y consideraban
que Cuzco era el centro del mundo. El imperio fue dividido así en
cuatro suyus para su administración y control, teniendo a Cuzco
como su área central.

Los pilares de control imperial

Las diversas conquistas que realizó el Imperio Inca le El calendario Inca estaba vinculado al
permitieron el control de un extenso territorio y la movilización régimen agrario, influyó la observación del
de gran cantidad de individuos como mano de obra para la sol, la luna y las estrellas
construcción de ciudades, caminos, obras de infraestructura
(como terrazas de cultivo y sistema de riego) y la expansión de la
agricultura. Una de las construcciones más importantes que se desarrolló fue la de los
caminos, que unían alejadas regiones del Imperio y permitían un rápido desplazamiento de
mensajes y tropas. A lo largo de los caminos se encontraban paradores o posadas,
denominados tambos, que permitían albergar y aprovisionar a los viajeros y donde
descansaban los chasquis o mensajeros oficiales que recorrían los caminos transmitiendo
los mensajes del Inca. También se construyeron grandes depósitos provinciales donde se
acumulaban los excedentes de producción (alimentos y tejidos).

Economía del Imperio Inca

La economía incaica estaba basada en dos actividades fundamentales, practicadas


desde hacía milenios, la agricultura y la cría de camélidos. La primera, podía realizarse en
las tierras altas tras el cultivo de vegetales resistentes al frío (papas de una gran variedad,
olluco, oca, quinua). El maíz fue un producto importante en la sociedad incaica debido a su
valor alimenticio y su facilidad de
conservación. Sin embargo, su
cultivo presentaba complicaciones
ya que necesitaba de un clima
húmedo y cálido y no era resistente
a las heladas. Para obtener el
máximo rendimiento del suelo
montañoso, en las laderas,
construyeron andenes o terrazas de
cultivo. Grandes escalones de tierra
fértil sostenida por paredes de
piedra y recorridas por canales de
riego.
En cuanto a la domesticación de animales, los incas desarrollaron la cría de
camélidos, principalmente llamas y alpacas. La llama era utilizada, en primer término, como
medio de transporte y carga, pero también proveía de lana, su excremento se utilizaba
como abono y en algunas ocasiones se consumía su carne. Asimismo, en la costa se llevaba
adelante el cultivo en los valles y los recursos provenientes del mar eran fundamentales
(pesca, recolección de mariscos, caza de aves y mamíferos).

Tubérculos

Sistema de producción de alimentos en el mundo andino incaico

La variedad ecológica del suelo andino era utilizada de una manera muy particular
por los pueblos originarios incaicos, aunque esta forma de autoabastecimiento fue
heredada de pueblos preincaicos. De esta manera, los incas disponían tierras en diferentes
pisos ecológicos, es decir a diferentes alturas sobre el nivel del mar donde cambiaban las
condiciones climáticas. Así, al explotar diferentes geografías podían tener acceso a una gran
variedad de productos. A su vez, la base fundamental de la organización productiva eran los
ayllus (que representaba a una familia o grupo étnico). Estas familias eran las que
desarrollaban la producción del sustento de todo el imperio. Las personas de un mismo
ayllus se encontraban ubicadas en diversos nichos ecológicos para abastecerse de los
distintos recursos, al estar unidos entre sí por lazos cooperativos el grupo conseguía la
autonomía económica debido a que compartía productos y trabajo. Todos los ayllus podían
utilizar los distintos pisos ecológicos que le permitía cubrir sus necesidades. La tierra no
tenía un carácter de propiedad privada, por el contrario, su uso era compartido por todos
los ayllus.

El Ayllu, base de la organización social

La población andina se organizaba en Ayllus, desde mucho antes de la llegada de los


Incas a Cuzco. El Ayllu era la familia extensa que descendía de un antepasado y provenía de
un lugar de origen común. Los campesinos de un ayllu, trabajaban una misma porción de
tierra en forma comunitaria.
Varios ayllus formaban una aldea, cuyos miembros estaban obligados a pagar
tributos en trabajo al Estado: cultivaban los campos del Inca y formaban parte de su ejército;
las mujeres tejían prendas para el Inca y su familia. Además cumplían con la mita, que
consistía en la construcción para el Estado Imperial de caminos, puentes y templos, o bien
en tareas agrícolas; se cumplía de forma rotativa (eran enviados distintos miembros de la
comunidad por turnos de trabajo).

La base de las relaciones sociales era la reciprocidad: después de conquistar


militarmente un territorio, el inca y la elite de cuzco se quedaba con las mejores tierras, los
rebaños y los recursos mineros. Los individuos de las comunidades, organizados en ayllus,
debían realizar por turnos distintos trabajos o mitas (trabajar la tierra y cuidar los rebaños
del Inca, a las divinidades y a los templos); además del trabajo que debían hacer en sus
propias tierras para la comunidad o ayllu. Los productos obtenidos para el Inca eran
almacenados y redistribuidos a todas las regiones que componían el Imperio Inca.

Entonces, los miembros de un ayllu tenían que pagar tributos en trabajo tanto en las
tierras del inca, sus rebaños o las tierras del templo, y, a cambio, el Inca les daba alimentos,
vestimenta y herramientas. A su vez, los curacas, que repartían la tierra entre los miembros
de la comunidad, recibían los beneficios obtenidos de este trabajo de la tierra que se
redistribuían entre los miembros de la comunidad, para ser utilizados en caso de necesidad
(una sequía por ejemplo) o para ayudar a los huérfanos, viudas o personas con alguna
discapacidad.

La sociedad Inca

La sociedad incaica se encontraba altamente jerarquizada (grandes diferencias entre


los distintos sectores de esta sociedad). El Inca era la máxima autoridad del imperio y tenía
múltiples responsabilidades y atribuciones. Como se lo consideraba hijo del Sol, su persona
era sagrada. A nivel económico, el Inca organizaba a la población para obtener recursos
excedentes y realizar grandes obras públicas. En el ámbito religioso, celebraba los rituales
más importantes, porque era considerado el mediador entre los dioses y los hombres. En el
aspecto político se encargaba de ampliar los territorios del imperio, a través de las guerras
y alianzas, con el fin de garantizar la producción necesaria para el sostén de la sociedad.

Luego, estaba la élite cuzqueña, formada por los nobles de sangre y aquellos que
eran premiados por su labor y servicio al imperio. Estos conformaban una clase dirigente,
que ocupaban un lugar privilegiado en la organización y el gobierno del Imperio Inca. Dentro
de este grupo se encontraban los sacerdotes del Sol, los jefes militares y los
administradores. En un nivel inferior estaban los señores de las etnias conquistadas por los
incas, denominados curacas o jefes étnicos, quienes eran la máxima autoridad local y los
jefes de los distintos ayllus (comunidades indígenas). Se encargaban de repartir las tierras a
los miembros del ayllu y administrar los bienes de la comunidad. También las tareas que
debían realizar los habitantes de la comunidad, desde la obtención de recursos en áreas
lejanas hasta la construcción de caminos. Los curacas que no se revelaban o demostraban
resistencia al dominio, al momento de la incorporación, recibían regalos del Inca (joyas,
tejidos, mujeres) pero si se revelaban podían ser ejecutados y reemplazados por un
representante del Inca.

Los habitantes del Tawantinsuyu eran los hatun runa que


significa los grandes hombres. Dentro de los hatun runa se
encontraban los soldados que iban a combatir en las fronteras del
imperio; los mitimaes que eran los encargados de controlar las
fronteras de los pueblos conquistados y los agricultores que eran
enviados como mano de obra a las regiones donde hacían falta. En
la escala social, a los mitimaes les seguían los yanas. Estos últimos
eran los sirvientes que trabajaban para el Inca, la coya (la reina),
el Sol, los dioses o cualquier otro señor de alto rango. Por último,
en el sector popular se encontraban los pescadores y los
artesanos, quienes no tenían tierras para cultivar y principalmente
vivían en la costa.

El quipu era una herramienta utilizada por


la administración del imperio para llevar el
Religión Incaica registro y la contabilidad

Al igual que la mayoría de los pueblos originarios de


América antes de la llegada de los españoles, la religión inca era politeísta y la diversidad de
dioses tenía relación directa con la naturaleza que los rodeaba y la vida cotidiana de las
personas del imperio. La similitud de dioses entre las diversas etnias que componían el
Imperio Inca estaba relacionada a la existencia de la adoración a la tierra (Pachamama), a
un dios creador (Viracocha), y al dios Sol (Inti). Según los incas, la Pachamama, madre tierra,
era la diosa de la fertilidad que presidía la siembra y la cosecha. El dios Viracocha era el
creador del universo y todo lo que contenía. Inti era la deidad patrona del imperio inca e
hijo de Viracocha, era considerado el dador de vida y fue adorado por los campesinos que
confiaban en el sol para recibir buenas cosechas. Los hombres andinos rendían veneración
a sus huacas (significa todo aquello que sea sagrado: templo, dioses, Inca, objetos de culto,
etc) a través de rituales y ofrendas.

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