Brayan Camilo Ruiz Caicedo

Lic. Artes Escénicas.

Seminario interdisciplinar.

Parto este escrito diciendo algo que mi ser dice sobre el ser, “qué jodido es saber
qué es el ser y qué soy”.
¿Qué es el ser? Creo que esta anterior pregunta esta mal formulada, pues, no
somos algo, no somos una cosa, no somos objetos. Pero entonces, ¿Cuál seria la
pregunta?, ¿Cómo definir algo que no es exacto? Pues el humano es un ser
cambiante. Esto anterior me hace recordar la paradoja del actor; uno hace que es,
el publico cree que uno es aquello que representamos, sin embargo, sé que
aquello que digo ser, no lo soy, el publico igual también sabe que aquello que ve,
no es verdad, sin embargo hacemos como que creemos que es verdad, y
entonces ¿Qué soy? Realmente no me interesa mucho ser actor, pero lo hago,
por ende no creo mucho que uno es aquello que hace. Yo pensé en la bella
paradoja del agua y el rio de Teseo, para acercarme a una definición del ser. La
paradoja dice:” Ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el
hombre ni el agua serán los mismos, pero siempre serán el mismo rio y el mismo
hombre”.
Esta esencia es lo que yo voy determinando como el ser, aquello que esta
siempre presente, pero que cambia. Pues el ser acumula experiencias, es un
tejido de recuerdos, sensaciones, creencias, ideas y con todo esto, siempre
cambiamos, pero somos el mismo.
Cuando pienso en que soy, pienso también en por qué hago lo que hago, qué
motivaciones internas tengo, por qué tengo ciertas cualidades, etc. En busca a esa
respuesta, solo llegue a una conclusión y es la de que busco la felicidad. Sé que
mi existencia en esta vida es un poco insignificante, que esta limitada y que
seguramente mi muerte les pesara a pocos. Sin embargo, creo que cuando uno
reflexiona acerca de que es uno, puede cambiarlo, se necesita saber que nos
conforma, para transformar y dar en si, un valor al ser. Cuando Mircea Eliade dice
que hay que volver al origen para transcender, me parece que cada persona
aunque no sea consciente, lo hace, es decir: cada persona tiene sus ritos, sus
maneras de buscar la transcendencia y así llegar a cumplir con su destino de ser.
Por ejemplo yo soy malabarista y este arte al practicarlo, me hace entender cual
es mi recorrido y cual es mi destino, pero pienso que no es el fin de lograr algo en
el malabar, sino que el malabar me sirve como ritual para llegar a aquello que mi
ser busca y que hasta el momento considero que es la esencia del ser; la de la
búsqueda de aquello que nos transcienda, y yo entiendo aquella transcendencia,
como la búsqueda de la felicidad. Soy un ser, en busca de felicidad.