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ANALISIS SITUACIONAL DE LA DEFENSA NACIONAL

PERÚ – CHILE

I. PRESENTACIÓN

El aspecto de la Defensa Nacional es un hecho trascendente en la política nacional


de cualquier Estado; en este contexto, muchos estudios realizados por especialistas
coinciden en que cualquier país tiene la obligación ante su pueblo, de invertir en la
defensa y seguridad integral, en tanto y en cuanto, este es un campo de la actividad
nacional que genera las condiciones más favorables para alcanzar el desarrollo
sostenible de la nación. Así, el desarrollo y seguridad del Estado, como expresiones y
necesidades de la política nacional, imponen una toma de posición, en función al
interés nacional. En este contexto, la política interna y externa de todo Estado tiene
este enfoque condicional, que, en los casos de Perú y de Chile, devienen en políticas
disímiles en tanto sus intereses en materia de defensa nacional, tienen sentidos
contrapuestos, fundamentalmente desde el punto de vista de las formas de acción y
de enfoque de los intereses nacionales, los que ulteriormente se materializan en la
aspiración colectiva de los pueblos, particularmente en los campos social y
económico. Desde este punto de vista, se aprecia que las políticas adoptadas por
Chile y Perú devienen en contradictorias, mientras Chile viene armando una de las
más poderosas Fuerzas Armadas del hemisferio sur, el Perú prioriza el desarrollo
económico en función a una política de buena vecindad y de paz internacional; ello
evidentemente no promueve el equilibrio militar, sino que, por el contrario durante la
última década el poder combativo relativo chileno (PCR) frente al peruano se ha
incrementado exponencialmente llegando a alcanzar un nivel de 5 a 1.

Hallar respuestas sobre ambas políticas no es complicado, aunque si complejo,


especialmente en los actuales escenarios en donde, en la Corte Internacional de La
Haya se viene dilucidando el problema de la delimitación de la frontera marítima,
cuyo fallo definitivo, luego de culminados los alegatos efectuados por ambos países,
está previsto para emitirse a partir del segundo semestre del presente año. En suma,
las motivaciones que impulsan las acciones de defensa nacional, tienen en la hora
presente, vertientes diversas, lo que debe ser observado con suma preocupación ya
que la complejidad de la situación amerita adoptar políticas públicas al respecto.

II. ANALISIS DE LA DEFENSA NACIONAL EN PERÚ RESPECTO A CHILE.

La Defensa Nacional en el Perú, tiene connotaciones constitucionales y su Política


Nacional al respecto se orienta en dos ámbitos o escenarios, en el ámbito interno,
nuestro país reafirma el ejercicio de su soberanía e independencia nacional, su
existencia y la integridad de su territorio y de su patrimonio, así como la protección y
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consecución de sus intereses, aspiraciones y objetivos, actuando con plena
autonomía y libre de toda subordinación frente a cualquier amenaza, riesgo o
desafío; y en el ámbito externo, al estricto respeto al Derecho Internacional, a la
igualdad jurídica y soberana de los Estados; a la observancia del principio de la no-
injerencia y la no intervención en los asuntos internos de otros países; a la libre
determinación de los pueblos, al fiel cumplimiento de los tratados, a la solución
pacífica de conflictos y la prohibición del uso o amenaza de uso de la fuerza; así
como a respetar el derecho soberano de cada Nación de construir y mantener
libremente su sistema socio-económico y sistema político que ellos mismos elijan.

Bajo estas premisas cuyo contenido doctrinario nadie discute, hay que mencionar
que desde el punto de vista operacional, la Defensa Nacional peruana en la hora
presente no está en condiciones de sobrellevar con éxito, un enfrentamiento con las
distintas amenazas que fluyen del exterior, en tanto, en el frente interno, viene
realizando esfuerzos denodados para erradicar los aún remanentes de la subversión
y el flagelo de su socio natural, el narcotráfico, cuya vigencia a lo largo de las últimas
tres décadas se ha fortalecido ante la falta de políticas públicas que afronten con
severidad la lucha contra estos fenómenos antisociales, los que a lo largo de las
décadas, han desgastado gran parte del poder militar de nuestras Fuerzas Armadas.

En el campo externo, se debe expresar que nuestras Fuerzas Armadas, luego de


que en los años 70 y parte de los 80 del siglo pasado fueran de las primeras en
América latina, hoy se encuentran potencialmente disminuidas, sin poder disuasivo,
aunque, el actual gobierno, ha emprendido un proceso de reforma del sector
defensa, en el que se han emitido nuevas leyes marco no solo para definir las
organizaciones institucionales aprobadas por leyes de hace más de 25 años, sino
también para armonizar un proceso de recuperación y modernización hacia el futuro,
tal como se evidencia en las disposiciones contenidas en el Decreto Legislativo Nº
1142, emitido con fecha 10 de diciembre del año 2012, en el cual se fijan los objetivos
de modernización militar para el corto mediano y largo plazo en función a cinco ejes
estratégicos de acción.

Chile por su parte, expresa una visión distinta cuya orientación sigue la teoría
expansionista propugnada desde el siglo XIX por su máximo exponente geopolítico
militar el extinto diplomático y político Diego Portales quien propugnó el
fortalecimiento de los medios de defensa del país del sur en el entendido que una
fuerza militar con gran poder ofensivo es garantía de soberanía e integridad
territorial. En efecto, durante para nadie es un secreto que durante los últimos 30
años, Chile ha alcanzado un importante desarrollo social, económico y militar en la
Región. Con inversiones de más de 30 mil millones de dólares para el desarrollo
industrial y militar, los chilenos han alcanzado un nivel de desarrollo significativo,
constituyendo el país sudamericano que más se ha desarrollado; sin embargo, este
desarrollo ha tenido un elevado costo. Sus reservas energéticas especialmente en la
zona de Magallanes se han visto disminuidas, calculándose que en un plazo de entre
10 a 15 años, los problemas de energía serán tan dramáticos, que medio país se
verá paralizado por falta de energía eléctrica o gasífera. La solución radica en
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encontrar nuevas fuentes de energía. Las exploraciones que se han efectuado en el
país, han dado resultados negativos, en consecuencia, en la actualidad están
dependiendo de las importaciones de recursos energéticos de la Argentina; sin
embargo, este país ya ha anunciado la reducción de su potencial gasífero y en
consecuencia ha decidido reducir la venta de gas a Chile.

Las consideraciones expuestas permiten inferir que a Chile no le queda otra opción
de nutrirse de energía proveniente de Perú y Bolivia, países con gran potencial en
recursos energéticos y para ello vienen desarrollando una estrategia geopolítica y
geoeconómica que en hipótesis comprende dos aspectos fundamentales: primero,
desde el punto de vista geopolítico, diseñar bases para ocupar territorios fuera de su
propio Estado; es decir, iniciar conflictos con Perú y Bolivia, con el propósito de
apropiarse de las zonas ricas en energía; esta hipótesis cobra mucha más fuerza,
cuando se evidencia que Chile lleva adelante un proceso gradual de fortalecimiento
de su poder militar, siendo actualmente la segunda potencia militar en la región
después de Brasil. De otro lado, desde el punto de vista geoeconómico, está
evidenciado que Chile ha destinado gran parte de sus inversiones hacia Perú y
Bolivia. En el Perú Chile ya lleva invertidos más de 10 mil millones de dólares, en
diversos sectores tales como minería, hidrocarburos, bancos, servicios comerciales,
etc., aspectos que según algunos entendidos, le serviría de justificación para
promover un conflicto con el Perú, en caso de ser desfavorecido con el fallo de La
Haya.

En consecuencia, los intereses de la Defensa Nacional de Chile, en la actualidad va


de la mano con el desarrollo energético del país y el aseguramiento de los recursos
de gas e hidrocarburos para evitar que el país se paralice; y para ello, no dudarán en
iniciar conflictos con los países vecinos; la historia de la guerra del pacífico nos debe
servir de ejemplo que no se debe confiar en la pretendidas “buenas intenciones” del
gobierno chileno; ya lo han demostrado en 1879, lo vienen demostrando con el
desconocimiento de la soberanía peruana en el mar de Tacna que ha obligado al
Perú a una demanda internacional; y probablemente harán lo mismo en el futuro; y
para ello vienen trabajando conjuntamente de la mano, el poder político y el poder
militar, en una suerte de simbiosis con efectos adversos a los intereses peruanos.

A diferencia de Chile, en el Perú ocurre todo lo contrario. El poder político


escasamente presta apoyo a la Defensa Nacional; como en antaño, los políticos
viven otra realidad, alejados totalmente del escenario real. No se analiza por ejemplo
que Chile tiene mucho interés en Perú como abastecedor de gas natural, en
momentos en que sufre de una escasez energética por los recortes en el suministro
de su único proveedor, Argentina, tampoco que hay algo oscuro en la propuesta
chilena de conformar un anillo energético conjuntamente con Bolivia, Argentina, Perú
y Ecuador, cuando de todos estos países, Chile es el único que no es productor de
gas. El Perú, en el actual gobierno ha manifestado que no hay ningún problema en
venderle gas a Chile; es decir, vamos a contribuir para solucionar los problemas de
energía a los chilenos, cuando ellos siempre han demostrado transitar en la vereda
contraria a los intereses del Perú. Recordemos su conducta en la invasión luego de
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la guerra de 1879, su conducta infraterna de vender armas al Ecuador en plena
guerra del Cenepa siendo garante del Protocolo de Río y otros actos infraternos a lo
largo de la historia de las relaciones entre ambos países. En suma, el Perú está
contribuyendo con los Intereses Nacionales chilenos, sin tener claros nuestros
propios intereses.

Tampoco se analiza que antes de la presentación de la demanda internacional sobre


el problema de límites marítimos, la Fuerza Aérea chilena en su portal web señalaba
que su alcance de control del espacio aéreo de la FACH estaba signado desde el
casquete polar antártico, hasta la parte norte del Perú, sin embargo, hoy esa
información ha sido cambiada solo hacia territorio chileno, soslayando que por
satélite, nuestro espacio aéreo integral se encuentra bajo la vigilancia del país del
sur. Al carecerse de un proyecto nacional, no hay previsión de objetivos a largo plazo.
Tal vez el único instrumento digno de tomar en cuenta es el Acuerdo Nacional, el cual
aún cuando no está funcionando en su totalidad, ha permitido sentar en una sola
mesa a todas las fuerzas vivas de la Nación, deponiendo sus intereses particulares, a
favor de los intereses de las mayorías nacionales; sin embargo la lentitud en la
provisión de recursos debilita la recuperación operativa de las Fuerzas Armadas,
basta solo un pequeño ejemplo; mientras las Fuerzas Armadas de Chile reciben por
canon minero, más de 2 mil millones de dólares al año, el Perú cuenta con un Fondo
de Defensa Nacional que apenas cuenta con 40 millones de dólares, con los que no
se puede hacer gran cosa en la recuperación de la operatividad del equipamiento
militar.

III.CONCLUSIONES

A. La Defensa Nacional en el Perú, se encuentra seriamente disminuida, y las


proyecciones al corto y mediano plazo, no son alentadoras, pese a los esfuerzos
que viene realizando el gobierno actual; sin embargo, en el largo plazo hay
grandes posibilidades de recuperación, aunque los escenarios indican que las
amenazas existentes son de corto y mediano plazo.

B. La Defensa Nacional chilena se encuentra en su mejor momento. El sistema


político coadyuva a mantener la vigencia y hegemonía del poder militar y el canon
minero del 10% de las utilidades sustenta y sostiene su constante modernización.

C. Es necesario adoptar previsiones ante evidentes muestras de conducta infraterna


de Chile, ello obliga al mantenimiento de una fuerza y potencial militar, con base
en una sólida defensa aérea cuyo efecto disuasivo está plenamente comprobado.

D. Es importante propender a la recuperación de nuestra capacidad operacional, a


fin de recuperar progresivamente el equilibrio en el poder combativo relativo
(PCR) frente a Chile.

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