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SEMINARIO TEOLÓGICO ADVENTISTA DE INTERAMÉRICA

Recinto Universidad de Montemorelos

LA CONVERSIÓN

Monografía presentada en el cumplimiento


parcial de los requisitos de la clase de
Doctrina de la Salvación
(OTST650)

por

Marquicio Vladimir Del Ángel Chávez

Julio de 2018
Introducción

El apóstol Pedro en la primera de sus cartas esboza una imagen del alcance de la

justificación que resulta útil para destacar su propósito último: “Él mismo llevó nuestros

pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados,

vivamos a la justicia. ¡Por su herida habéis sido sanados!” (1P. 2:24)1. Tres ideas se

destacan:

1. “llevó nuestros pecados sobre el madero” (un sustituto).

2. “para que nosotros, estando muertos a los pecados” (morir al pecado, primera

condición).

3. “vivamos a la justicia” (nueva vida, segunda condición u ofrecimiento de Dios).

El raudal del propósito de la justificación se perfila a que “vivamos a la justicia.” El

cielo sabe que el hombre no necesita mejorar su vida sino necesita una vida nueva, un

nuevo nacimiento.

Después de todo, ¿A quién le interesaría el evangelio si solo ofreciera, la

declaración de absuelto sin la solución para un corazón que comúnmente se auto sabotea?

¿A quién le interesaría buscar al Salvador si solo ofreciera proselitismo de primera línea y

no una relación viva, fresca y que transforma?

Para usos prácticos y locales cada cristiano haría bien en preguntarse ¿Dónde quedó

el poder del evangelio? Parece que su única y mejor oferta es declararle, ¡eres justo! Sin

1
Todas las referencias bíblicas serán tomadas de la versión Reina Valera 1995, a menos que
se indique otra cosa.
duda, es indispensable pero el compromiso es completo, “estando persuadido de esto, que

el que comenzó en vosotros la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Flp.

1:6). El hombre no solo aspira a la vida eterna, anhela por su estado y condición deplorable

experimentar el gozo de la salvación por medio de una vida diferente. Fue así, que Jesús,

sin rodeos fue al meollo del asunto con Nicodemo: “[…] de cierto, de cierto te digo que el

que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios” (Jn. 3:3).

En una ocasión le preguntaron al destacado evangelista metodista George

Whitefield por qué predicaba siempre sobre Juan 3:3, mirando a su interlocutor le

respondió: “porque tú debes nacer otra vez”; cerca de trescientas veces había predicado

sobre este versículo.2

El gran psiquiatra Carl Jung dijo: “La neurosis central de nuestro tiempo es el

vacío.”3 No es necesario ir muy lejos para saber que esta es la condición general de la

humanidad un gran vacío que no sabe cómo llenar. Dios ofrece llenar ese vacío del corazón

humano no solo con una nueva oportunidad sino con una nueva vida.

Términos sinónimos

En la literatura acerca del tema de la salvación, se encuentra que algunas veces para

referirse al milagro de la conversión se usan otras palabras de manera intercambiable o a

modo de sinónimos. Entre los términos más comunes están: “nuevo nacimiento, renovación

de la mente, […] regeneración, renovación o conversión.4

2
Morris Venden. El milagro de la conversión (México: Agencia de Publicaciones México
Central), 24.
3
Ibíd., 13.
4
Charles Hodge. Teología sistemática, 2 vols. (Terrassa, Barcelona: Editorial CLIE, 1991),
2:295.
Sin embargo, se usa el termino regeneración como el acto de Dios y conversión lo

que ocurre en el corazón del hombre, a esto se le llama nuevo nacimiento.

La regeneración es el acto de Dios, “el cambio instantáneo de muerte espiritual a vida

espiritual. Por lo tanto, la regeneración es una resurrección espiritual.”5 En un sentido el

hombre es pasivo, “es Dios quien regenera. E1 alma es regenerada en este sentido el alma

es pasiva en la regeneración.”6

En lo que respecta a la conversión, “es el cambio de corazón que ocurre cuando el

pecador es convencido de pecado y del hecho de que Dios lo ama a pesar de ese pecado.”7

Por lo tanto, Dios resucita (regeneración) al hombre de su condición espiritual y

convencido de su estado pasado copera para que su corazón sea transformado (conversión),

esto es el nuevo nacimiento, “la regeneración y la conversión son otras palabras para

describir el nuevo nacimiento. Se ha dicho que existe una diferencia entre la regeneración y

la conversión: la primera sería el lado divino del nuevo nacimiento; la segunda, el lado

humano. Desde el lado humano, la conversión es que el hombre se vuelve del pecado a

Dios.”8

5
Hodge., 2:296.
6
Ibíd., 2:297.
7
Woodrow W. Whidden. La seguridad de mi salvación en el juicio (Doral, FL: Asociación
Publicadora Interamericana, 2013), 86.
8
Edward Heppenstall. Salvación sin límites (Doral, FL: Asociación Publicadora
Interamericana, 2009), 121.
¿Qué es la conversión?

Dos preguntas son necesarias para contestar y comprender mejor el lugar de la

conversión: (1) ¿Cómo mira la conversión al pecado? (2) ¿Cómo mira la conversión al

hombre?

¿Cómo mira la conversión al pecado?

Dos han sido las condiciones del hombre, una antes del pecado y la otra después del

pecado. Esto es lo que trata de explicarle Jesús a Nicodemo al decirle que, “lo que nace de

la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es”. (Jn 3:6), no solamente que el

hombre nace bajo una inclinación natural de gustar y disfrutar del pecado, sino que, en

esencia es una condición de vida en la cual podemos situar al hombre como en la actitud de

rival natural de Dios, “por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios,

porque no se sujetan a la Ley de Dios, ni tampoco pueden” (Ro. 8:7).

No solo vive en esta actitud natural, sino que le es imposible por cuenta propia tener

otra manera de acercarse a Dios que le sea más provechosa. Elena G. de White escribió:

“Es imposible que escapemos por nosotros mismos del hoyo de pecado en el que estamos

sumidos. Nuestro corazón es malo, y no lo podemos cambiar”.9 Para este aspecto también

tiene respuesta la justificación de Dios.

Reconfigurar dicha actitud resulta necesario para la sanidad existencial, a menos,

que el hombre mire a Dios desde la plataforma correcta nunca correrán por él motivos y

decisiones dichosas, “la separación del corazón humano de Dios es lo más trágico que

puede haberle ocurrido a la humanidad”.10

9
Elena G. de White. Camino a Cristo (México: Agencia de Publicaciones México Central,
2016), 16.
10
Heppenstall., 26.
La conversión es esa actitud correcta para con Dios producto del desfibrilador

divino (trabajo del Espíritu Santo). Es lo que le aconteció al hijo prodigo aun estando lejos,

“volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y

yo aquí perezco de hambre!” (Lc. 15:17). Un chispazo de vida le hizo reaccionar y meditar

en la bondad de su padre. No lo había visto como ahora empezaba a verlo. Es este milagro

producto del Espíritu Santo que detona una reflexión y apreciación correcta del carácter de

Dios. Como resultado la enemistad se empieza a desmoronar, “me levantaré e iré a mi

padre, y le diré: Padre he pecado contra el cielo y contra ti” (Lc. 15:18). La actitud cambió,

ahora comprendía su estado en la relación con su padre (enemistado) y su condición como

pecador (separado de Dios), por lo que pudo decir “me levantaré e iré a mí padre”.

Otro caso que revela la intención de sanar la enemistad del hombre con Dios

(pecado) es el de Nicodemo, “le parecía que no necesitaba cambio alguno. Por eso le

sorprendieron las palabras del Salvador. Le irritaba su íntima aplicación a sí mismo”.11

Desde la perspectiva de Nicodemo no había mucho que mejorar. Sin embargo, Jesús le

dijo: “De cierto, de cierto te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de

Dios” (Jn. 3:3). Nicodemo también había sido desfibrilado por Dios, “el viento sopla de

donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo

aquel que nace del Espíritu” (Jn 3:8). No había sido un momento de manera puntual sino

más bien un trabajo previo y arduo del Espíritu Santo el que logro hacerle entender que no

se trataba de lo impecable que pudiera llegar a ser sino su condición natural de pecador

(enemistado) lo que había que solucionar, “muchos llaman a esto conversión repentina;

11
Elena G. de White. El deseado de todas las gentes (México: Agencia de Publicaciones
México Central, 2016), 157.
pero es el resultado de una larga intercesión del Espíritu de Dios; es una obra paciente y

larga”.12

En ambos casos, tanto el del hijo prodigo como el de Nicodemo hay un punto donde

pueden apreciar de manera más palpable el trabajo del Espíritu Santo y no solo sentir

tristeza y dolor por el resultado de sus pecados sino por el pecado en sí mismo que los

mantenía lejos de Dios y ofendiéndole. Es con el arrepentimiento que se ha “llegado a la

sustancia misma del significado de la gracia. De hecho, el arrepentimiento forma el núcleo

mismo del proceso regenerador y de conversión que lleva al nuevo nacimiento”.13

Entendiendo que la “pecaminosidad humana no consiste en nuestra falta de

capacidad, sino en la perversión de aquellas que ya poseemos causadas por nuestra

separación de Dios”14, entonces, la conversión permite el acercamiento del hombre a Dios

bajo los términos adecuados y saludables apreciándolo tal como es, santo y amante. En esta

apreciación correcta el hombre sana esa actitud de enemistad disponiéndolo para

mantenerlo cerca de quien le da vida y valor existencial.

¿Cómo mira la conversión al pecador?

Hasta aquí el pecador bajo la obra del Espíritu Santo ha llegado a un primer estado

por así llamarlo, donde es consciente de su condición y de la de Dios (arrepentimiento),

ahora llega “al momento crítico en que están capacitados (solo por la gracia) ya sea para

rechazar la obra de gracia de Dios o para arrojarse, desamparados, ante Cristo en busca de

12
Elena G. de White. El deseado de todas las gentes, 158.
13
Whidden., 85, 86.
14
Heppenstall., 120.
una nueva vida y de redención”.15 Dos son las opciones que tiene el pecador bajo esta

primera condición, rechazar la obra de gracia o aspirar a una nueva vida siempre consciente

de su necesidad del Salvador. Para quienes toman la segunda opción se puede hablar de un

segundo estado que bien describe Pablo, “de modo que si alguno está en Cristo, nueva

criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas” (2Co 5:17). Estar en Cristo

sitúa al hombre en la misma condición desde donde Jesús vivió en esta tierra, una

naturaleza que no requería de dicha conversión simplemente porque no vivió en enemistad

con Dios sino todo lo contrario, “[…] de cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer

nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre. Todo lo que el Padre hace, también lo

hace el Hijo igualmente, porque el Padre ama al Hijo y le muestra todas las cosas que él

hace; y mayores obras que éstas le mostrará, de modo que vosotros os admiréis” (Jn. 5:19,

20). Nunca hubo enemistad entre ellos. Una armonía que disponía el corazón para obedecer

por amor y confianza a sus promesas. Estar en Cristo es ser una nueva criatura. “Dios

adoptó la naturaleza humana en la persona de su Hijo, y la llevó al más alto cielo”.16

La conversión no es un acto mágico sino la actitud para con Dios que proviene de la

gracia del Salvador y nos permite entrar en la dimensión correcta. “El deleite en las cosas

así reveladas es la necesaria consecuencia de la iluminación espiritual; y con el deleite

vienen la satisfacción y la paz, la elevación por encima del mundo, o una mentalidad

espiritual, y un sentimiento tan acusado de la importancia de las cosas que no se ven,

eternas, que todas las energías del alma renovada se dedican (o se reconoce que debieran

dedicarse) a alcanzarlas para sí y para otras. […] la regeneración es un nuevo nacimiento.

15
Whidden., 86.
16
Elena G. de White. El deseado de todas las gentes, 19.
Al nacer, el niño entra en un nuevo estado de existencia. El nacimiento no es su propio

acto. Es dado a luz”.17

No existe la comprensión del hombre alejado de Dios, por lo que, la conversión

lleva al hombre a lado de Dios donde en dicha cercanía es sanado. La justificación requiere

no solo la imputación de los beneficios del Salvador sino también la sanidad del corazón

del pecador siempre respetando su libertad. Ahí a lado de Dios constantemente se lleva a

cabo el milagro que madurará la vida espiritual y por lo tanto integral de la criatura. “En el

momento en que el hombre considera que es independiente de Dios se destruye su

identidad. Ya no puede verse como hombre o comprenderse a sí mismo. […] Mientras el

hombre esté vinculado a Dios continuará viviendo. Separado de la Fuente de la vida morirá

tarde o tem prano. El hombre no es inmortal”18.

Si bien es cierto que no es una trasformación automática, es importante destacar que

“el nuevo nacimiento también es un comienzo. No es el logro de un cambio total de vida ni

la adquisición de un nuevo patrón de hábitos en un solo día. Pero es un cambio radical de

rumbo”.19

Ahora bien, “los seres humanos necesitan algo más que un buen ejemplo perfecto,

necesitan vida, una vida sobrenatural. […] La vida espiritual únicamente se nos concede si

permanecemos en Cristo”.20 Jesús fue claro, “el que permanece en mí y yo en él éste lleva

mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer” (Jn. 15:5). Elena G. de White

17
Hodge., 2:300.
18
Heppenstall., 14, 15.
19
Morris Venden. 95 Tesis acerca de la justificación por la fe (Doral, FL: Asociación
Publicadora Interamericana, 2013), 96.
20
Heppenstall., 122.
escribió, “Él es la fuente de todo buen impulso. Es el único que puede implantar enemistad

contra el pecado. Todo deseo de verdad y pureza, toda convicción de nuestra propia

pecaminosidad evidencian que su Espíritu está obrando en nuestro corazón”.21

La conversión mira al pecador dispuesto a ser salvo y ofrecerle virtud y poder de lo alto

para obtener de Cristo una vida completamente nueva y santa. La conversión es la

expectativa y esperanza que le genera al pecador de avanzar a paso firme en otro tipo de

vida que le permitirá participar de la naturaleza divina, “hay la comunicación de una nueva

vida al alma; el hombre es sujeto de un nuevo nacimiento; recibe una nueva naturaleza o un

nuevo corazón, y viene a ser nueva creación. Por cuanto el cambio no tiene lugar ni en la

sustancia ni en los meros ejercicios del alma, sino en aquellas disposiciones, principios,

gustos o hábitos inmanentes que subyacen a todos los ejercicios conscientes, y que

determinan el carácter del hombre y de todas sus acciones.”22

¿Qué abarca?

A estas alturas podemos trazar y situar la conversión dentro de la justificación de

manera más gráfica y de esa manera poder asimilarla mejor.

Tanto Lutero como Wesley tenían el concepto de que la justificación no era un acto

sino una transición, “nuestra justificación no está aún terminada […] todavía está en vías de

construcción. Será, sin embargo, completada en la resurrección de los muertos.”23 Parece

ser que la justificación no es solo el acto puntual de una declaración judicial. Felipe

Melanchthon quien fue la mano derecha de Lutero, “quien cometió el grave error – escribe

21
Elena G. de White. Camino a Cristo, 24.
22
Hodge., 2:301.
23
George Knight, Guía del fariseo para una santidad perfecta (Miami, FL: Asociación
Publicadora Interamericana, 1998), 109.
Carl Braaten- de limitar la justificación a la declaración de que los pecadores son justos por

causa de los méritos externos de Cristo”.24

Para Gresham Machen “los pormenores que marcan la diferencia entre justificación

y regeneración no son tan importantes, ya que en realidad son dos aspectos de una

salvación única.”25

Esta misma postura tiene la escritora Elena G. de White al apoyar la postura de

Lutero y Wesley, “el perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual libra de la

condenación. No es solo el perdón por el pecado. Es también una redención del pecado. Es

la efusión del amor redentor que transforma el corazón”.26

Dentro de esta idea podríamos trazar a la conversión comenzando en la labor intensa

del Espíritu Santo para lograr una resurrección espiritual, el pecador puede desistir de la

gracia o refugiarse en el Salvador al atravesar por la experiencia del arrepentimiento,

entonces, la enemistad para con Dios se desmorona y el hombre entra en la actitud correcta

que al vivir cerca del Salvador puede experimentar el gozo de la salvación. Mantenerse así

le asegurará no solo la vida eterna sino también permitirá madurez espiritual.

Una excelente descripción se hace de la justificación práctica de Dios, mostrando

que si bien es cierto tiene una faceta de carácter judicial también tiene un elemento que

permite entender que la justificación se va construyendo, “sus pensamientos pecaminosos

son puestos a un lado, las malas acciones son abandonadas; el amor, la humildad y la paz,

reemplazan a la ira, la envidia y las contenciones. La alegría reemplaza la tristeza, y el

24
Knigth., 109.
25
Ibíd., 110.
26
Elena G. de White. El discurso maestro de Jesucristo (México: Agencia de Publicaciones
México Central, 2016), 112.
rostro refleja la luz del cielo. Nadie ve la mano que alza la carga, ni contempla la luz que

desciende de los atrios celestiales. La bendición viene cuando por la fe el alma se entrega a

Dios. Entonces ese poder que ningún ojo humano puede ver, crea un nuevo ser a la imagen

de Dios”.27

¿Cómo se evidencia?

Al haberse desmoronado la enemistad es posible contemplar a Dios tal como él es y

entonces, “esta nueva vida se manifiesta en nuevas concepciones de Dios, de Cristo, del

pecado, de la santidad, del mundo, del evangelio, y de la vida venidera; en resumen, de

todas aquellas verdades que Dios ha revelado como necesarias para la salvación.28 Su

condición es más palpable al igual que su salvación. Venden dijo que “cuando se

comprende el significado de la conversión, uno puede saber si está convertido o no”.29

La vida nueva ahora tiene una tendencia, “no significa, por supuesto, que el

creyente va a tener una vida perfecta, sino solo que su estilo de vida no va a ser el de estar

viviendo continuamente en el pecado”.30

Los personajes bíblicos que atravesaron por el nuevo nacimiento echaron de ver su

nueva actitud para con Dios. Le miraban como su Salvador.

Bien describe esta cita que el milagro de la conversión es en lo profundo del

corazón, “la regeneración, considerada subjetivamente o vista como un efecto o cambio

producido en el alma, no es un acto. […] Tampoco es ningún ejercicio consciente de

27
White. El deseado de todas las gentes, 159.
28
Hodge., 2:300.

29
Venden. 95 Tesis acerca de la justificación por la fe., 94.
30
Wyne Grudem. Teología sistemática (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2007), 1454.
ninguna clase. Es algo que está por debajo de la consciencia”.31 Es un trabajo directamente

en el corazón, “os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y

quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré

dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis

preceptos, y los pongáis por obra”. (Ez. 36:26, 27)

31
Hodge., 2:298.
Conclusión

Pablo resume la conversión en el siguiente texto: “En cuanto a la pasada manera de

vivir, despojaos del viejo hombre, que está corrompido por los deseos engañosos, renovaos

en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la

justicia y santidad de la verdad” (Ef. 4:22-24). A similitud del primer Adán, Dios puede

hacer del viejo hombre, un nuevo hombre, según Dios. La recreación también es obra de

Dios. Bien puede disponernos para acudir a Jesús y gozar de la experiencia de la salvación.

“Los cristianos no solo se han puesto una nueva naturaleza, sino que están siendo

renovados a la imagen de su Creador”.32 La implicación de estar siendo renovados se da por

el trabajo sistemático necesario, pero sobre todo porque todos días el hombre es libre y

necesita día con día decidir por Jesús como su Salvador.

32
Knigth., 107.
LISTA DE REFERENCIAS

Erickson, Millard. Teología sistemática. Viladecavalls, Barcelona: Editorial CLIE, 2008.

Grudem, Wyne. Teología sistemática. Grand Rapids, MI: Zondervan, 2007.

Heppenstall, Edward. Salvación sin límites. Doral, FL: Asociación Publicadora


Interamericana, 2009.

Hodge, Charles. Teología sistemática. 2 vols. Terrassa, Barcelona: Editorial CLIE, 1991.

Knight, George. Guía del fariseo para una santidad perfecta. Miami, FL: Asociación
Publicadora Interamericana, 1998.

Venden, Morris. 95 tesis acerca de la justificación por la fe. Doral, FL: Asociación
Publicadora Interamericana, 2013.

________. El milagro de la conversión. México: Agencia de Publicaciones México


Central, 2014.

Whidden, Woodrow W. La seguridad de mi salvación en el juicio. Doral, FL: Asociación


Publicadora Interamericana, 2013.

White, Elena G. El camino a Cristo. México: Agencia de Publicaciones México Central,


2016.

________. El deseado de todas las gentes. México: Agencia de Publicaciones México


Central, 2016.

________. El discurso maestro de Jesucristo. México: Agencia de Publicaciones México


Central, 2016.

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