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Maestría en Educación

Universidad de Nariño

Capitalismo Histórico
Por
Leonardo Micanquer

En el siguiente escrito planteo la posibilidad y la necesidad de avanzar hacia un nuevo


sistema económico y social, esta necesidad está respaldada por el carácter despojador y violento de
la expansión capitalista que lleva a una gran cantidad de la humanidad a la pauperización material y
espiritual; y por otro lado, la posibilidad de algo alternativo se sustenta en el carácter histórico del
capitalismo y las experiencias de las luchas de emancipación de los pueblos y los proyectos
socialistas.
La instauración del sistema capitalista se ha hecho de la mano de la construcción de un
discurso que sustenta que la riqueza de los burgueses y la pobreza de otros, se debe a la inteligencia
ahorrativa, el espíritu empresarial, emprendedor, a la suerte, al trabajo duro etc., mientras el otro
lado, es producto de la pereza, del despilfarro, la mala suerte, la falta de ambición, entre otras. Este
discurso que se ha renovado constante en la historia y se ha colado en el consenso social de las
sociedades, fue ya, desmentido por Marx y Engels.
Marx develó como el proceso de acumulación capitalista en su inicio nace del despojo
violento que son víctimas los pequeños campesinos y productores propietarios de sus medios de
producción, es decir de sus talleres, de sus tierras, de sus pequeñas propiedades individuales. Estos
medios de producción se concentran en una clase social, emergente, la burguesía, que pasa a
despojar a través de la figura del salario, lo único de valor que le queda a los despojados, su fuerza
de trabajo, lo cual se convierte en la fuente de la plusvalía, es decir en el origen de la acumulación.

“ La expropiación del productor directo se lleva a cabo con el más despiadado vandalismo y
bajo el acicate de las pasiones más infames, más sucias, más mezquinas y más odiosas. La
propiedad privada fruto del propio trabajo y basada, por así decirlo, en la compenetración del obrero
individual e independiente con sus condiciones de trabajo, es devorada por la propiedad privada
capitalista, basada en la explotación de trabajo ajeno, aunque formalmente libre.” (Marx, 2018)

Este hallazgo, sirve ya de una vez, para desmentir la arenga que la base del triunfo burgués
es el trabajo duro, la inteligencia en los negocios o el espíritu ahorrativo. Pero, además, Marx
encuentra que este proceso no se detiene ahí, sino que el capitalismo basa su éxito en la continua
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explotación del obrero, despojo disfrazado de salario y la expropiación del burgués hacia su misma
clase.
“Esta expropiación la lleva a cabo el juego de las leyes inmanentes de la propia producción
capitalista, la centralización de los capitales. Cada capitalista desplaza a otros muchos.
Paralelamente con esta centralización del capital o expropiación de muchos capitalistas por unos
pocos, se desarrolla en una escala cada vez mayor la forma cooperativa del proceso de trabajo, la
aplicación técnica consciente de la ciencia, la explotación sistemática y organizada de la tierra, la
transformación de los medios de trabajo en medios de trabajo utilizables sólo colectivamente, la
economía de todos los medios de producción al ser empleados como medios de producción de un
trabajo combinado, social, la absorción de todos los países por la red del mercado mundial y, como
consecuencia de esto, el carácter internacional del régimen capitalista.” (Marx, 2018)
Es decir, Marx descubre la tendencia histórica del capitalismo, su necesidad de despojar
continuamente a otros para que aumente la cantidad de centralización de capitales, es decir para los
burgueses, la ganancia. Ese es el objetivo de todo industrial o empresario y es lo que mueve el
sistema, el deseo de buscar cada vez mayor cantidad de ganancia, y en este deseo está también la
razón de su fin histórico. En este movimiento y deseo esta su génesis y su final.
“La centralización de los medios de producción y la socialización del trabajo llegan a un
punto en que se hacen incompatibles con su envoltura capitalista. Esta salta hecha añicos. Ha
sonado la hora final de la propiedad privada capitalista. Los expropiadores son expropiados.”
(Marx, 2018)
Igualmente, Marx analizó el desarrollo de los distintos modos de producción, de cómo estos
se desarrollan, alcanzan su máximo esplendor y luego por la evolución de sus propias condiciones
internas. La continua búsqueda de plusvalía, la revolución constante de la tecnología en favor de la
productividad y el despojo constante de una clase hacia otra y por lo tanto la lucha de clases, marca
el desarrollo histórico del capitalismo, posiblemente hacia su final.

“El sistema de apropiación capitalista que brota del régimen capitalista de producción, y por
tanto la propiedad privada capitalista, es la primera negación de la propiedad privada individual,
basada en el propio trabajo. Pero la producción capitalista engendra, con la fuerza inexorable de un
proceso natural, su primera negación. Es la negación de la negación. Esta no restaura la propiedad
privada ya destruida, sino una propiedad individual que recoge los progresos de la Archivo digital
de Fidel Ernesto Vásquez era capitalista: una propiedad individual basada en la cooperación y en la
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posesión colectiva de la tierra y de los medios de producción producidos por el propio trabajo”
(Marx, 2018)
Amin (2009) precisamente, analiza el estado del desarrollo del capitalismo contemporáneo
y la evolución de sus características, critica, igualmente, como el pensamiento burgués encumbre la
tendencia histórica de los modos de producción de tener un principio y un fin, (que es al fin de
cuentas, la naturaleza de todas las cosas del mundo) y la reemplaza por la idea que el capitalismo es
el fin de la historia, que no hay nada posible más allá del actual modo de producción, el carácter
egoísta y competitivo que sustenta la ideología burguesa, es la naturaleza humana, y por lo tanto
estamos en nuestra forma social más desarrollada.
“La vulgata ideológica de la economía convencional y del “pensamiento” cultural y social
que lo acompaña pretende que la acumulación sea financiada por el ahorro-virtuoso-de los “ricos
(los propietarios opulentos y de las naciones). La historia no confirma esta invención de los
puritanos angloamericanos. Es al contrario, la de una acumulación en gran parte financiada por la
expropiación de unos (la mayoría) en beneficio de otros la minoría.” (Amín, 2009, p.67.)
Es por lo tanto que la expansión y el desarrollo del capitalismo a nivel internacional, es
decir su etapa imperialista, este ligado al despojo o expropiación constante de los pueblos
subdesarrollados en términos industriales o dominados por parte de los estados imperialistas y los
monopolios.
Amín (2009) sostiene que los cuatros primeros siglos de 1500 a 1900 corresponden a la
conquista del mundo por los europeos, lo que implica la conquista militar, el exterminio de los
indios de américa, la trata de esclavo, el despojo de la tierra, etc. Fue la acumulación por
expropiación de los siglos del mercantilismo la que permitió el desarrollo industrial posterior,
luego, el apogeo del siglo XX se debe al desarrollo del capitalismo/imperialismo que se basa en el
dominio hacia los países del sur, un nuevo colonialismo, que con el pasar del tiempo se transforma,
bajo el velo de la democracia y la libertad, pero que no deja de subyugar. Amín (2009) sustenta que
este colonialismo, ha instaurado también una occidentalización económica y cultural en los pueblos
del mundo.

Entonces, encontramos que las atrocidades coloniales, la extrema sobre explotación de los
trabajadores, el despojo de la tierra y de los recursos naturales a escala mundial lo que ha permitido
el desarrollo de los mega monopolios, es decir la súper concentración y centralización del capital en
un sector más reducido, y el capitalismo internacional.
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Amin (2009) plantea que la vía del desarrollo del capitalismo histórico se basa en la
apropiación privada del suelo agrario, la sumisión de la producción agrícola a los imperativos del
mercado, expulsión progresiva y acelerada de la población campesina en beneficio de un pequeño
número de agricultores capitalistas, que son capaces de producir lo suficiente para alimentar el
conjunto de los pueblos afectados e importar excedentes de producción.
Hay que hacer énfasis, entonces, que el capitalismo genera polos de desarrollo desiguales,
como esta basa en la explotación y centralización de capitales, esto necesariamente causa que en un
sector de la sociedad se generalice la pobreza, la escases de materiales necesarios para la
subsistencia. Esto a elevada a una escala mundial nos lleva al surgimiento de los países del norte
donde se acumula la riqueza, la capacidad de consumo y el derroche, y por otro lado, los países del
sur, los países subdesarrollados donde la intervención imperialista impide su evolución plena, los
subyuga a las necesidades del norte, y lleva a la pauperización. Estos países imperialistas están
representados principalmente por Estados Unidos, Japón y Europa quienes gestionan el imperio a
través de distintas agencias como el Banco Mundial, FMI, OCDE, etc. Podemos decir que no puede
haber desarrollo capitalista sin subdesarrollo, hay sin duda un carácter polarizante que se profundiza
más con el pasar del tiempo.
Lo anterior nos permite afirmar la necesidad de construir un modelo social distinto, para lo
cual hay que regresar la mirada a los procesos socialistas de la Unión Soviética, China, Vietnam,
Cuba y las luchas de los pueblos de África, Medio oriente y América latina.

La propaganda burguesa ha promovido la inviabilidad de esos modelos alternativos, dado el


hecho histórico que fracasaron. Sin embargo, es necesario entender precisamente como lo muestra
la historia que la transformación de un modo de producción a otro no es lineal y avanza hacia
delante, al contrario, tienen reveces dado por el nivel de desarrollo de las fuerzas materiales y del
conocimiento sobre el proceso. Es así que la revolución burguesa francesa sufrió muchos reveces
hasta de lograr instaurarse como única vía, de igual manera.

Amín (2009) sostiene entonces que el declive de los procesos socialistas se debió a las
limitaciones del entendimiento del proceso revolucionario que el desarrollo histórico del momento
les imponía. Se mira entonces como la forma como se resolvieron las grandes cuestiones de la
construcción social como la colectivización de la tierra y la producción agraria e industrial, la
relación entre democracia, las masas populares, el partido y el estado, la cuestión cultural e
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ideológica, el camino del socialismo mundial con visiones inmediatistas y lineales, determinaron el
nivel de avance de estos procesos y dejaron grandes lecciones para las futuras luchas.

Sin embargo, a pesar de todas las críticas, los excesos o los errores de estos caminos hacia
el socialismo, avanza en real democratización de sus sociedades, siendo la democracia entendida
mucho más allá del sistema electoral, con diferentes partidos, división de poderes, etc. La
democracia implicó para estos pueblos la participación en el devenir de sus naciones, en el ejercicio
de sus derechos colectivos, la forma de relacionarse en sus trabajos, con las autoridades del
gobierno, de las fábricas, de entender los papeles del hombre, la mujer etc.

Al contrario de la actualidad, donde la democracia occidental no es más que una forma de


gestión de los grandes mega monopolios financieros, sean de supuesta izquierda, social democracia,
derecha o fascista, todos se alinean con las necesidades de lo que Amín denomina oligopolios.

De igual manera tenemos toda la lucha de los pueblos librada en la época entre 1959-1999
que Amín (2009) denomina el proyecto Bandung, donde tenemos principalmente a países como
Afganistán, Iraq, Sudan, y Yemen del Sur, donde sus pueblos, guiados por partidos comunistas o
movimientos independentistas libraron grandes luchas anti-capitalistas y anti-imperialistas, pero que
no alcanzaron sus objetivos, de igual manera por la limitación de su visión, de su entendimiento y
aplicación del marxismo y de la cuestión del camino hacia el socialismo.

Ante estos proceso fallidos, Amín (2009) plantea una lección principal para los
movimientos revolucionarios y democráticos, abandonar la ilusión de la construcción de
capitalismos autónomos e independientes que puedan alcanzar un nivel de desarrollo similar a las
potencias imperialistas, lo que nos lleva a revisar los proyectos estatistas populistas redistribuidores
y garantes de justicia social que nos dejaron los procesos revolucionarios del siglo XX , y de igual
manera recusar la vieja idea que el capitalismo es una etapa necesaria para el desarrollo del
socialismo, y por lo tanto una vía necesaria para los países dominados para alcanzar la construcción
del comunismo, dado que el polo de sub-desarrollo es un parte inherente al sistema, no hay
posibilidad de que la periferia alcance tal desarrollo con las mismas características del centro.

Por lo tanto, es necesario pensarse un proyecto de construcción del socialismo a largo plazo,
y pensar los gobiernos democráticos no como fin último, sino como parte de este largo camino, para
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lo cual debemos reflexionar sobre los procesos revolucionarios y las luchas del momento como las
vividas en Nepal, la india,1atinoamerica, el medio oriente, e igualmente, reflexionar sobre el papel
de países como China y Rusia que se construyen así mismas intentando cuestionar la hegemonía de
la triada.

El capitalismo histórico nos ha llevado a un momento, como lo mencionamos


anteriormente, donde los mega monopolios generalizados y los países imperialistas, especialmente
lo que Amín denomina como la triada centralizan la renta gracias a la intervención política y
militar, la apertura de los mercados en relaciones desiguales, el despojo de los recursos naturales,
etc. De igual, la occidentalización ha impuesto una forma de entender el mundo que niega la
posibilidad de cambio, que no responde a la realidad histórica y que encumbre la explotación. Lo
cual nos lleva al declive de las sociedades modernas, de su supuesta democracia liberal y a cambio
todas las formas de gestión política, económica, de justicia se acomoda a los intereses de los
oligopolios. Ante esta situación, los pueblos del mundo entran a cuestionar este modelo imperante,
pero poder avanzar en su lucha de liberación de las cadenas imperiales, es necesario que
aprendamos las lecciones del pasado, y construyamos un nuevo camino para avanzar en el camino
hacia el socialismo. Es decir, si bien, la historia nos dice que el capitalismo va tener un fin, hay que
entender que eso no es un proceso mecánico, que implica un esfuerzo consiente y una fuerza que lo
haga posible, eso si queremos seguir existiendo como sociedad, pues como Amín y muchos otros
marxistas lo han planteado, el imperialismo pone hoy en día en riesgo la reserva de las fuentes
materiales de vida.

Bibliografía
Amin, S. (2009). La Crisis. España: Intervención cultural/El Viejo.
Carlos, M., & Federico, E. (1955). Obras Escogidas en dos tomos. Moscú: Literatura
Política del Estado.
Marx, C. (09 de septiembre de 2018). El Capital. Obtenido de Biblioteca de Autores
Socialista: https://webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/capital1/24.htm

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