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Contrato de permuta

Introducción

Podemos definir el contrato de permuta como el intercambio de una cosa por otra, claro, en la

realidad este tiene muchas más connotaciones, nuestro código civil lo regula, específicamente, en

los artículos 1955 al 1958 definiéndolo de esta manera

“La permutación o cambio es un contrato en el que las partes se obligan mutuamente a dar una

especie o un cuerpo cierto por otro”

Es decir, cada uno de los contratantes se obliga a entregar el derecho a la propiedad que tiene

sobre una cosa a cambio de otra, de esta forma, presentándose un intercambio de “dominios”

sobre dos bienes diferentes, estos pueden ser del mismo valor o de diferente, en este último caso,

sumándole otro o sumándole una cantidad de dinero que complete el precio total del contrato.

Nuestra legislación establece que en los casos donde haya vacíos legales o faltas de regulaciones

específicas para la permuta se aplicaran entonces los de la compraventa, pues, después de todo es

como si ambas partes fueran vendedores de algo, cabe decir que el contrato de permuta es

consensual, esto quiere decir que se perfecciona con el solo consentimiento de las partes sin

necesidad de entregar una cosa u la otra

¿Cuáles son las obligaciones de los permutantes?

1. Traspasar la propiedad de las cosas o derechos objetos de la permuta.

2. Dar la cosa (posesión).

3. Responsabilizarse por los vicios ocultos de la cosa permutada (vicios redhibitorios).

4. Respaldar la posesión pacífica del bien permutado.

5. Amparar el dominio y la posesión de la cosa (responder por la evicción).


6. Pagar la suma de dinero que la Ley establezca por concepto de gastos de escritura y registro (A

menos que los permutantes hayan dispuesto otra cosa).

7. Pagar los impuestos correspondientes, de acuerdo a la cosa permutada (inmueble, vehículo)

A lo largo de este trabajo analizaremos determinadas sentencias donde se han visto afectados los

principios contractuales que hemos visto durante la clase, de esta forma, podemos entender de

una manera más profunda el contrato escogido, en este caso, el de permuta.

Primera sentencia.

Radicación n° 2004-00602-01.

Clase: sentencia de casación.

Proceso: Ordinario de resolución de promesa de permuta e indemnización de perjuicios.

Magistrado ponente: Aroldo Wilson Quiroz Monsalvo.

¿Qué se demanda?

Los accionantes solicitaron se declare la resolución de la promesa de permuta suscrita por las partes

el 7 de diciembre de 1999, en lo que aún no ha sido ejecutado por los promotores, ante el

incumplimiento de los demandados, ordenándose a estos restituir la casa ubicada en la carrera 51

nº 173 – 49 de Bogotá y el apartamento 801 de la Etapa III del Interior 3 de la Agrupación de

Vivienda Rafael Núñez ubicada en la calle 45 nº 38 C – 04 de la misma ciudad; se proclame la

resolución del contrato de compraventa plasmado en la escritura pública nº 3810 otorgada el 21 de

diciembre de 1999 en la Notaría 5ª de Bogotá, por medio del cual los peticionarios enajenaron a

Jacqueline Ruiz Beltrán el predio ubicado en la carrera 51 nº 173 – 49 de Bogotá; y que en


consecuencia se condene a los enjuiciados a pagar los perjuicios que causaron a los reclamantes,

debidamente indexados, debido a que:

 Arcelio Marín García y Jacqueline Ruiz Beltrán, de un lado, y Julia Cecilia Rojas de

Bautista y Gonzalo Bautista Sandoval, del otro, el 7 de diciembre de 1999 celebraron por

escrito promesa de permuta, en la cual aquellos se comprometieron a enajenar a estos el

apartamento 1004 de la torre 3 de la Avenida 19 nº 131 A – 30 de Bogotá, que tenía un

valor de $235’000.000; en contraprestación los primeros recibirían $75’000.000 en

efectivo, la casa situada en la carrera 51 nº 173 – 49 y el apartamento 801 de la etapa III del

interior 3 de la Agrupación de Vivienda Rafael Núñez ubicada en la calle 45 nº 38 C – 04,

ambos de la misma ciudad.

 La escritura pública que perfeccionaría el traspaso del apartamento 801 no fue signada,

porque en la promesa de permuta se acordó que lo harían un año después, esto es, el 14 de

diciembre de 2000, plazo durante el cual Julia Cecilia Rojas de Bautista y Gonzalo Bautista

Sandoval cancelarían el gravamen hipotecario sentado a favor de la Caja de Vivienda

Militar.

 La Oficina de Registro de Instrumentos Públicos de Bogotá devolvió sin inscribir la

escritura pública 4664 de 21 de diciembre de 1999 de la Notaría 37 de Bogotá, porque el

inmueble objeto de esa convención fue embargado con anotación sentada el 18 de febrero

de 2000, por cuenta del Juzgado 34 Civil del Circuito de Bogotá, para el proceso ejecutivo

con garantía real iniciado por la Corporación de Ahorro y Vivienda Colmena

 Arcelio Marín García y Jacqueline Ruiz Beltrán fueron requeridos en múltiples ocasiones

para que solucionaran tal inconveniente, a lo que se comprometieron.


 La inminencia del juicio ejecutivo impulsó a la pareja Bautista a negociar con la

Corporación Colmena la desafectación del apartamento 1004 -con la aquiescencia de los

ejecutados-, mediante el pago de $75’000.000, que fueron desembolsados por aquellos y

dio lugar al levantamiento del embargo.

 Afirman los accionantes que los demandados incumplieron la promesa de permuta y

actuaron de mala fe porque no se perfeccionó la tradición del apartamento 1004 de la torre

3 de la Avenida 19 nº 131 A – 30 de Bogotá hasta tanto no fue desembargado, gracias al

pago asumido por aquellos; también quebrantaron la compraventa contenida en la escritura

4664, pues en ésta manifestaron que dicho inmueble estaba libre de gravámenes y pleitos.

Intervinientes (decisión primera y segunda instancia).

 Decisión primera instancia: El a-quo negó las pretensiones con sentencia de 19 de febrero

de 2010.

 Decisión segunda instancia: El ad-quem confirmó con fallo de 25 de agosto de 2011.

Problema jurídico

¿Si una persona incumple una obligación debido a que la parte con la que contrajo un contrato de

permuta la incumplió primero, puede alegar la resolución del mismo?

La tesis planteada por parte de la Sala resuelve el problema debido a que reconoce que cuando una

persona deja de cumplir las obligaciones que nacen debido a un contrato de permuta siempre y

cuando este legitimada para hacerlo ya sea porque cumplió con ellas o dejo de cumplir alguna

debido al incumplimiento de su contendor conduce a que sus obligaciones no sean exigibles.


Pese a lo anterior la misma Sala concluye que no puede casar la sentencia pues el interés surgió

mucho tiempo después cuando ya estaba subsanada la petición de los demandantes mediando

incluso el consentimiento de ellos, por lo que lograron desembargar el inmueble objeto de la

permuta, por lo que no se podía dar ejecución a una situación que se resolvió previamente de mutuo

acuerdo, incluso antes de iniciar el presente proceso.

Segunda sentencia.

¿Qué se demanda?

En los autos se da cuenta que mediante promesa de permuta suscrita el 30 de julio de 2004, el

demandante se obligó a transferir el derecho de dominio de un inmueble y parte de otro, ambos

situados en la ciudad de Medellín, y el convocado, a cambio, un lote de terreno avaluado en

$160’000.000, con planos para construir, ubicado en Rionegro, un automotor por $20’000.000,

materiales de ferretería en cuantía de $20’000.000 y $60’000.000 en efectivo, para un total de

$260’000.000.

2.- A partir de lo anterior, en el libelo se afirma que el demandado incumplió las obligaciones a su

cargo, puesto que únicamente entregó el lote y suscribió el título de dominio, el 6 de agosto de

2005, por un valor de $100’840.000, el automotor, los materiales para construcción y la cantidad

de $72’580.000. Fuera de esto, no concurrió el 20 de octubre de 2004, a las 3 p.m., a la Notaría

Diecisiete de Medellín a suscribir las escrituras públicas, pese a ostentar la posesión de los

inmuebles prometidos por el actor, en virtud de la entrega que éste realizó.

El pretensor solicita, por lo tanto, que se declare el incumplimiento del demandado y que como

consecuencia se le condene a pagar la “suma de $167’221. 852.oo (…) como parte del precio que
le falta”, con los intereses moratorios correspondientes, lo mismo que a cancelar la cantidad de

$30’200.000, por concepto de la cláusula penal pactada.

3.- El demandado se opuso a las pretensiones, alegando, en cuanto a las obligaciones a su cargo,

cumplimiento total de lo estipulado, de una parte, porque como lo expuso el actor, no sólo pagó

$72’580.000 y entregó los materiales y el automotor, ambas cosas por un valor de $40’000.000,

sino también el inmueble que había prometido, con el título de dominio, en el equivalente a

$160’000.000, cual se había convenido, y no en la cantidad de $100’840.000, de donde se

desprende que cumplió en exceso en un monto igual a $12’580.000.

3.1.- Presentada demanda de mutua petición, el contrademandante solicita que el reconvenido sea

condenado a pagar, entre otros perjuicios, el valor de la cláusula penal y la suma que canceló de

demás, todo con intereses moratorios.

3.2.- Lo anterior, al haber honrado en exceso lo pactado. Además, porque el inicial demandante

incumplió lo de su cargo, pues se negó a recibir en forma oportuna el lote de Rionegro, pretextando

que no le servía y exigiendo otro a cambio; acudió a la notaría en la fecha acordada sin los paz y

salvos respectivos, cuando era su obligación llevarlos; y no hizo la entrega real y material del

inmueble de Medellín.

3.3.- El contrademandado se opuso a lo pretendido, aduciendo que la renuencia a recibir el predio

de Rionegro se debió a que no tenía el área prometida, de ahí que se convino en que se pagaría en

efectivo el excedente; que los paz y salvos se obtendrían con el saldo que adeudaba el
contrademandante, cosa que no ocurrió, por cuanto no se presentó a la notaría; y en que la entrega

reclamada se verificó antes de la fecha señalada.

4.- El Juzgado Doce Civil del Circuito de Medellín, mediante sentencia de 11 de septiembre de

2008, negó las pretensiones de una y otra demanda, al encontrar que los prometientes incumplieron

recíprocamente sus obligaciones, el vendedor, al acudir a la notaría el día y hora señalada sin los

paz y salvos de rigor, y el comprador, al no haber asistido.

En cuanto al área del lote ubicado en el municipio de Rionegro, el a-quo consideró que al

prometerse el contrato futuro por el sistema de cabida, la disputa debía solucionarse por “otras vías

y término”, máxime cuando la venta que se realizó, en cumplimiento de la obligación, aceptada así

por las partes involucradas, se había efectuado de “tercero a tercero”.

5.- El Tribunal, en el fallo recurrido en casación, al resolver el recurso de apelación que interpuso,

únicamente, la parte demandante, confirmó la anterior decisión.

Problema jurídico

Cabe precisar, ante todo, que el demandante promovió el proceso, no para obtener la resolución de

la promesa en cuestión, sino con el fin de que se ejecutara, en concreto, para que el convocado le

cancelara determinada cantidad de dinero, “como parte del precio que le falta por pagar”, con los

accesorios correspondientes, al igual que los perjuicios causados, representados en el valor de la

cláusula penal pactada.


En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil,

administrando justicia en nombre de la República de Colombia y por autoridad de la Ley, NO

CASA la sentencia de 13 de diciembre de 2010, proferida por el Tribunal Superior del Distrito

Judicial de Medellín, Sala Civil, en el proceso ordinario promovido por el demandante contra el

demandado.

Las costas del recurso corren por cuenta de la parte demandante recurrente. En la

liquidación respectiva, inclúyase la suma de SEIS MILLONES DE PESOS ($6’000.000), por

concepto de agencias en derecho.

En este caso podemos encontrar como la solución que plantea el demandante busca ir al espíritu

del contrato, como ya lo hemos visto en clase, esta es una forma de suplir vacíos, y es entender el

por qué que se contrata y de esta forma darle una solución al conflicto.

Corte suprema de justicia, sala de casación civil.

Magistrado ponente: Arnoldo Wilson Quiroz Monsalvo

Referencia: SC1209—2018

¿Que se demanda?

El señor Ceballos convocó a un proceso ordinario de mayor cuantía a la señora Molina, para que

se declarara resuelto el contrato de promesa de permuta celebrado entre ellos el 30 de junio de 1992

y, consecuencialmente, se condenara a la demandada a hacerle entrega del apartamento No. 701

del Edificio “Palos De Moguer” de la ciudad Cartagena y, a su vez, al demandante a devolverle a


aquella la camioneta marca Chevrolet Luv y el local comercial ubicado en la carrera 43B No. 11A-

03 de Medellín.

Así mismo, solicitó se condenara a la demandada a pagar “los perjuicios ocasionados al

demandante por su incumplimiento”, junto con “la cláusula penal convencional pactada entre los

permutantes” y, en caso de oponerse, las costas del proceso.

¿Cómo se sustentó lo anterior mente expuesto por parte del señor Ceballos?

A. Con fecha 30 de junio de 1992, las partes celebraron un contrato de promesa de permuta,

en virtud del cual el demandante se obligaba a transferir a la demandada el apartamento No. 701

del Edificio “Palos de Moguer”, localizado en la carrera 6a. No. 6-79 de Cartagena y, a cambio,

ésta le transmitiría a aquel el dominio de la camioneta Chevrolet Luv 2300 cabinada, placa BAQ

944; del apartamento No. 302, ubicado en el Edificio Palmar de la Concha, de la ciudad de

Medellín; del local comercial situado en la carrera 43B No. 11A-03, de esta misma ciudad; y

$10’000.000.oo, de los cuales se entregaron $5’000.000.oo el 15 de junio de 1992, quedando

pendiente el saldo, para ser cancelado el 15 de julio siguiente.

B. La señora Molina “entregó” el vehículo y el local comercial, pero en relación con

el apartamento No. 302 ya mencionado, incumplió “su obligación de entregar real y material, el

inmueble prometido en el contrato de permutación y, por ende, la obligación de hacer o suscribir

la escritura que solemnice el acto contractual”. El señor Ceballos, por el contrario, sí le transfirió

la propiedad del apartamento localizado en Cartagena, como consta en la escritura pública No.

3685 del 13 de octubre de 1992, otorgada en la Notaría 20 de Medellín, la cual fue debidamente

registrada.
LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL

1. Señaló el sentenciador de segundo grado que era necesario, en primer lugar, dilucidar la

validez jurídica de la promesa de permuta, específicamente en lo tocante con la determinación del

contrato prometido, en torno a lo cual acotó que, si bien los inmuebles no fueron alinderados, sí se

disponía de datos que permitían su identificación “al momento de la celebración de la programada

escritura”. Agregó que “la omisión en el señalamiento del precio asignado a cada uno de los bienes

a enajenarse en futura convención”, se había “convalidado…por las partes” a través de las

compraventas solemnes de los bienes relacionados en la promesa”, negocios jurídicos de los que

se deduce “que los prometientes permutantes agotaron en su mayoría las prestaciones objeto del

contrato prometido”, lo que igualmente permitía concluir que la obligación de hacer “quedó

subsumida por las derivadas de aquellos; habiendo de reconocerse entonces que dado su carácter

temporal, el acuerdo preparatorio dejó de existir y que las únicas acciones que asisten al

demandante son las que corresponden a las convenciones solemnes celebradas”.

En este sentido, puntualizó el Tribunal que “la promesa cuya resolución se pretende perdió

virtualidad, como contrato transitorio que es, y dejó de constituir fuente de obligaciones para sus

celebrantes; quedando así cancelada la posibilidad de ejercitar en relación con dicho acuerdo,

cualquiera de las acciones.

LA DEMANDA DE CASACION
Tres cargos se formularon contra la sentencia, los dos primeros por la causal primera y el último

por la causal segunda de casación. Aunque éste alude a la comisión de un yerro in procedendo, la

Sala no se ocupará de él, por cuanto la referida censura tiene alcance parcial, y el primero de ellos

-que será despachado por la Sala-, está llamado a prosperar como quiera que posee virtualidad para

quebrar totalmente el fallo.

PRIMER CARGO

Se acusó la sentencia de ser violatoria de la ley sustancial, al haber incurrido en errores

manifiestos de hecho en la apreciación probatoria del contrato de promesa de permuta; la

escritura pública número 3685 del 13 de octubre de 1992; la demanda inicial; la audiencia de

conciliación; la contestación de la demanda; el interrogatorio de parte; la declaración de “Mariela

N.” y la escritura 4804 de la Notaría 20 de Medellín.

Sostuvo el recurrente que con tales yerros, el Tribunal quebrantó los artículos 1546, 1930, 1932

inc. 1°, 1608, 1613; los artículos 1600, 1603, 1608, 1610, art. 89 de la Ley 153 de 1887, 1618,

1620, 1759, 1880, 1882 y 1884 del Código Civil.

Señaló que está “aceptado y confesado por la demandada, el incumplimiento del contrato”, que

inclusive ésta ofreció dinero en la audiencia de conciliación, de lo cual concluyó que lo que ha

debido acogerse era “el cumplimiento y la responsabilidad contractual…de la demandada”.


Seguidamente, en desarrollo de la tarea de “confrontación entre el fallo de segunda instancia y la

inocultable realidad fáctica”, el impugnante transcribió apartes de aquél; precisó que era “real y

verdadera la existencia del contrato de permuta celebrado”, e igualmente que “la obligación

consistió en que cada una –de las partes- debía entregar un cuerpo cierto”, resaltando que “en

parte alguna se habló o trató o previó con suplir un eventual incumplimiento por dinero”,

procedimiento que “conlleva a una incongruencia”.

De otro lado, después de señalar el carácter traslaticio, consensual, bilateral, oneroso y principal

del contrato de permuta, acotó el censor que de la lectura “del contrato de promesa de permuta” se

desprende, “en forma evidente, que los prometientes permutantes hoy en litis, se obligaron a

entregar mutuamente bienes inmuebles y muebles, que el demandante Ceballos Gómez cumplió

con la entrega formal real y material de su obligación, contrario sensu, Claudia Patricia Molina

Arango, incumplió en parte con la entrega formal real y material del inmueble apartamento

denominado 302 del edificio ‘Palmar de la Concha’”.

DECISION

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, administrando

justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, CASA la sentencia de 27 de julio de

1998, proferida por la Sala Civil del Tribunal Superior de Medellín, dentro del proceso ordinario

de la referencia, y antes de dictar la sentencia de reemplazo con fundamento en el artículo 180 del

C. de P.C.,
RESUELVE:

1) Decretase la práctica de un dictamen pericial, a fin de establecer a) el valor actual de los

bienes que aparecen descritos en el contrato de promesa de permuta celebrado entre las partes.

b) El valor de los frutos naturales y civiles producidos tales bienes, desde la fecha en que

fueron o han debido entregados y hasta la fecha de rendición de la experticia, y no solamente

los percibidos, sino también los que el dueño hubiere podido percibir con mediana inteligencia

y cuidado c) Los deterioros sufridos por los mismos desde la misma fecha d) Las expensas

necesarias invertidas en la conservación de la cosa e) Las mejoras realizadas, las que se

describirán por su calidad, cantidad, antigüedad, estado de conservación y valor actual f) La

actualización de la suma de diez millones de pesos con la correspondiente corrección

monetaria e intereses legales del 6% anual, desde la fecha en que fueron recibidos, hasta la

rendición de la experticia.

Para que rinda la experticia así ordenada, designase a Rafael Núñez Bueno a quien se le

comunicará el nombramiento en la forma señalada por el artículo 9° numeral 8 del C. de P.C.,

haciéndole saber que debe tomar posesión del cargo el día 19 de noviembre del año en curso, a las

2:30 p.m. El término para rendir el dictamen será de veinte (20) días que empezará a correr una

vez se incorporen al expediente los certificados de libertad y tradición que se ordenan en el párrafo

siguiente.

2) Líbrense oficios a las Oficina de Registro de Instrumentos Públicos de Cartagena y Medellín,

con el objeto de que remitan con destino a este proceso copia de los folios de matrícula inmobiliaria

números 060-0101219 y 001-137656, 001-137657, 001-494410, respectivamente.

No hay lugar a condena en costas por la prosperidad del recurso.


Cópiese, notifíquese y devuélvase al Tribunal de origen.

Conclusiones:

DE LA ANTERIOR SENTENCIA SE PUEDE ANALISAR EL GRAN NUMERO DE

INCONGRUENCIAS Y VIOLACIONES A VARIOS ARTICULOS DEL CODIGO CIVIL,

POR PARTE DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE MEDELLIN, DANDO COMO RESULTADO

LA YERNO IN PROCENDO, PERO A SU VEZ OBTENIENDO UNA RESPUESTA

FAVORABLE POR PATRTE DE LA CORTE SUPREMA A FAVOR DEL DEMANDANTE

DEBDIO A QUE ESTE SI CUMPLIO CON SU PARTE DEL CONTRATO DE PERMUTA.

Corte suprema de justicia, sala de casación civil.

Magistrado ponente: Arnoldo Wilson Quiroz Monsalvo

Referencia: SC1209—2018

¿Que se demanda?

El señor Ceballos convocó a un proceso ordinario de mayor cuantía a la señora Molina, para que

se declarara resuelto el contrato de promesa de permuta celebrado entre ellos el 30 de junio de 1992

y, consecuencialmente, se condenara a la demandada a hacerle entrega del apartamento No. 701

del Edificio “Palos De Moguer” de la ciudad Cartagena y, a su vez, al demandante a devolverle a

aquella la camioneta marca Chevrolet Luv y el local comercial ubicado en la carrera 43B No. 11A-

03 de Medellín.

Así mismo, solicitó se condenara a la demandada a pagar “los perjuicios ocasionados al

demandante por su incumplimiento”, junto con “la cláusula penal convencional pactada entre los

permutantes” y, en caso de oponerse, las costas del proceso.


¿Cómo se sustentó lo anterior mente expuesto por parte del señor Ceballos?

A. Con fecha 30 de junio de 1992, las partes celebraron un contrato de promesa de permuta,

en virtud del cual el demandante se obligaba a transferir a la demandada el apartamento No. 701

del Edificio “Palos de Moguer”, localizado en la carrera 6a. No. 6-79 de Cartagena y, a cambio,

ésta le transmitiría a aquel el dominio de la camioneta Chevrolet Luv 2300 cabinada, placa BAQ

944; del apartamento No. 302, ubicado en el Edificio Palmar de la Concha, de la ciudad de

Medellín; del local comercial situado en la carrera 43B No. 11A-03, de esta misma ciudad; y

$10’000.000.oo, de los cuales se entregaron $5’000.000.oo el 15 de junio de 1992, quedando

pendiente el saldo, para ser cancelado el 15 de julio siguiente.

B. La señora Molina “entregó” el vehículo y el local comercial, pero en relación con

el apartamento No. 302 ya mencionado, incumplió “su obligación de entregar real y material, el

inmueble prometido en el contrato de permutación y, por ende, la obligación de hacer o suscribir

la escritura que solemnice el acto contractual”. El señor Ceballos, por el contrario, sí le transfirió

la propiedad del apartamento localizado en Cartagena, como consta en la escritura pública No.

3685 del 13 de octubre de 1992, otorgada en la Notaría 20 de Medellín, la cual fue debidamente

registrada.

LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL

1. Señaló el sentenciador de segundo grado que era necesario, en primer lugar, dilucidar la

validez jurídica de la promesa de permuta, específicamente en lo tocante con la determinación del

contrato prometido, en torno a lo cual acotó que, si bien los inmuebles no fueron alinderados, sí se

disponía de datos que permitían su identificación “al momento de la celebración de la programada


escritura”. Agregó que “la omisión en el señalamiento del precio asignado a cada uno de los bienes

a enajenarse en futura convención”, se había “convalidado…por las partes” a través de las

compraventas solemnes de los bienes relacionados en la promesa”, negocios jurídicos de los que

se deduce “que los prometientes permutantes agotaron en su mayoría las prestaciones objeto del

contrato prometido”, lo que igualmente permitía concluir que la obligación de hacer “quedó

subsumida por las derivadas de aquellos; habiendo de reconocerse entonces que dado su carácter

temporal, el acuerdo preparatorio dejó de existir y que las únicas acciones que asisten al

demandante son las que corresponden a las convenciones solemnes celebradas”.

En este sentido, puntualizó el Tribunal que “la promesa cuya resolución se pretende perdió

virtualidad, como contrato transitorio que es, y dejó de constituir fuente de obligaciones para sus

celebrantes; quedando así cancelada la posibilidad de ejercitar en relación con dicho acuerdo,

cualquiera de las acciones.

LA DEMANDA DE CASACION

Tres cargos se formularon contra la sentencia, los dos primeros por la causal primera y el último

por la causal segunda de casación. Aunque éste alude a la comisión de un yerro in procedendo, la

Sala no se ocupará de él, por cuanto la referida censura tiene alcance parcial, y el primero de ellos

-que será despachado por la Sala-, está llamado a prosperar como quiera que posee virtualidad para

quebrar totalmente el fallo.

PRIMER CARGO

Se acusó la sentencia de ser violatoria de la ley sustancial, al haber incurrido en errores

manifiestos de hecho en la apreciación probatoria del contrato de promesa de permuta; la

escritura pública número 3685 del 13 de octubre de 1992; la demanda inicial; la audiencia de
conciliación; la contestación de la demanda; el interrogatorio de parte; la declaración de “Mariela

N.” y la escritura 4804 de la Notaría 20 de Medellín.

Sostuvo el recurrente que con tales yerros, el Tribunal quebrantó los artículos 1546, 1930, 1932

inc. 1°, 1608, 1613; los artículos 1600, 1603, 1608, 1610, art. 89 de la Ley 153 de 1887, 1618,

1620, 1759, 1880, 1882 y 1884 del Código Civil.

Señaló que está “aceptado y confesado por la demandada, el incumplimiento del contrato”, que

inclusive ésta ofreció dinero en la audiencia de conciliación, de lo cual concluyó que lo que ha

debido acogerse era “el cumplimiento y la responsabilidad contractual…de la demandada”.

Seguidamente, en desarrollo de la tarea de “confrontación entre el fallo de segunda instancia y la

inocultable realidad fáctica”, el impugnante transcribió apartes de aquél; precisó que era “real y

verdadera la existencia del contrato de permuta celebrado”, e igualmente que “la obligación

consistió en que cada una –de las partes- debía entregar un cuerpo cierto”, resaltando que “en

parte alguna se habló o trató o previó con suplir un eventual incumplimiento por dinero”,

procedimiento que “conlleva a una incongruencia”.

De otro lado, después de señalar el carácter traslaticio, consensual, bilateral, oneroso y principal

del contrato de permuta, acotó el censor que de la lectura “del contrato de promesa de permuta” se

desprende, “en forma evidente, que los prometientes permutantes hoy en litis, se obligaron a

entregar mutuamente bienes inmuebles y muebles, que el demandante Ceballos Gómez cumplió

con la entrega formal real y material de su obligación, contrario sensu, Claudia Patricia Molina

Arango, incumplió en parte con la entrega formal real y material del inmueble apartamento

denominado 302 del edificio ‘Palmar de la Concha’”.


DECISION

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, administrando

justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, CASA la sentencia de 27 de julio de

1998, proferida por la Sala Civil del Tribunal Superior de Medellín, dentro del proceso ordinario

de la referencia, y antes de dictar la sentencia de reemplazo con fundamento en el artículo 180 del

C. de P.C.,

RESUELVE:

1) Decrétase la práctica de un dictamen pericial, a fin de establecer a) el valor actual de los

bienes que aparecen descritos en el contrato de promesa de permuta celebrado entre las partes.

b) El valor de los frutos naturales y civiles producidos tales bienes, desde la fecha en que

fueron o han debido entregados y hasta la fecha de rendición de la experticia, y no solamente

los percibidos, sino también los que el dueño hubiere podido percibir con mediana inteligencia

y cuidado c) Los deterioros sufridos por los mismos desde la misma fecha d) Las expensas

necesarias invertidas en la conservación de la cosa e) Las mejoras realizadas, las que se

describirán por su calidad, cantidad, antigüedad, estado de conservación y valor actual f) La

actualización de la suma de diez millones de pesos con la correspondiente corrección

monetaria e intereses legales del 6% anual, desde la fecha en que fueron recibidos, hasta la

rendición de la experticia.

Para que rinda la experticia así ordenada, designase a Rafael Núñez Bueno a quien se le

comunicará el nombramiento en la forma señalada por el artículo 9° numeral 8 del C. de P.C.,


haciéndole saber que debe tomar posesión del cargo el día 19 de noviembre del año en curso, a las

2:30 p.m. El término para rendir el dictamen será de veinte (20) días que empezará a correr una

vez se incorporen al expediente los certificados de libertad y tradición que se ordenan en el párrafo

siguiente.

2) Líbrense oficios a las Oficina de Registro de Instrumentos Públicos de Cartagena y Medellín,

con el objeto de que remitan con destino a este proceso copia de los folios de matrícula inmobiliaria

números 060-0101219 y 001-137656, 001-137657, 001-494410, respectivamente.

No hay lugar a condena en costas por la prosperidad del recurso.

Cópiese, notifíquese y devuélvase al Tribunal de origen.

Conclusiones:

DE LA ANTERIOR SENTENCIA SE PUEDE ANALISAR EL GRAN NUMERO DE

INCONGRUENCIAS Y VIOLACIONES A VARIOS ARTICULOS DEL CODIGO CIVIL,

POR PARTE DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE MEDELLIN, DANDO COMO RESULTADO

LA YERNO IN PROCENDO, PERO A SU VEZ OBTENIENDO UNA RESPUESTA

FAVORABLE POR PATRTE DE LA CORTE SUPREMA A FAVOR DEL DEMANDANTE

DEBDIO A QUE ESTE SI CUMPLIO CON SU PARTE DEL CONTRATO DE PERMUTA.

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