Saludos, mis leales vasallos.

Rezo a nuestros ancestros para que esta carta os encuentre con

buena salud.

Al escribir esta misiva, recuerdo la majestuosa furia de los kami que despertaron debajo de una
montaña llamada Hadakayama, cercana al Castillo Soshi. Mientras el espíritu bajo la montaña
rugía, ceniza gris cayó como si fuera nieve sobre un pequeño pueblo abandonado en el valle bajo
ella. Más tarde descubrí que un grupo de bandidos había aprovechado la ocasión para saquear las
escasas pertenencias que los habitantes de la aldea habían abandonado a su suerte. Pero este des-
carado robo fue su perdición; quedaron atrapados por la ceniza y acabaron enterrados junto con el
pueblo, en una tumba cenicienta y sin lápida.
Recordando este incidente, podemos tener en cuenta sus lecciones a la hora de abordar la si-
tuación a la que se enfrenta nuestro clan en la actualidad. Pronto nos enfrentaremos a otra crisis,
una que sacudirá al Imperio con la misma fuerza que el enfurecido espíritu de la montaña. Así
como aquellos bandidos que, en su avaricia y arrogancia, sólo vieron en la erupción del volcán una
oportunidad de enriquecerse, aquellos que únicamente sean capaces de ver una oportunidad en los
inminentes disturbios del Imperio nos enfrentaremos también a la tragedia.
Puedo oíros insistir a algunos que nuestra posición es inquebrantable. Nuestro poder político
es prácticamente incontestable en las cortes del Imperio, que tenemos garantizado nuestro lugar
privilegiado al lado de aquel que se sienta en el trono. El apreciado Bayushi Yojiro-san abandona-
rá pronto su servicio en Ryoko Owari para asumir las obligaciones de magistrado en jefe de Toshi
Ranbo, y ayudará al nuevo gobernador Imperial a reconstruir y administrar la ciudad, así como a
poner fin al derramamiento de sangre entre los maltrechos ejércitos Grulla y León. Mientras tanto
los Dragón languidecen en sus montañas, inmersos en sus propios asuntos, los Cangrejo solicitan
insistentes nuestra ayuda para cumplir con su sagrado deber en la Muralla del Carpintero, y así
se va sucediendo la lista de perturbaciones que acosan a los Grandes Clanes. Solo nuestro clan
permanece relativamente libre de problemas y en una posición de dominio sin precedentes en las
cuestiones Imperiales.
¿Necesitamos, entonces, preocuparnos por lo que parecen ser nuevas oportunidades para acu-
mular mayor influencia y poder? No olvidéis a los bandidos oportunistas que ignoraron la crisis y
trataron de desafiar no sólo a los elementos, sino también a Hadakayama-sama en sus esfuerzos

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por enriquecerse. Más les hubiera valido haber sido descubiertos por los magistrados antes de aden-
trarse en la aldea condenada, ya que ello podría haberles brindado la oportunidad, al menos, de
haberse salvado de la destrucción. En cambio, fueron víctimas de un destino horrible, enterrados
bajo el inmenso peso de unas circunstancias desapasionadas.
Tened la seguridad de que no permitiré que ninguno de vosotros, mis honorables vasallos, su-
cumba ante un resultado tan nefasto. Yo, y aquellos a los que elija, os vigilaremos de cerca para
asegurarnos de que esto siga siendo así.
Que Bayushi-no-Kami, de sabiduría siempre atenta, guíe vuestros pensamientos, acciones y
palabras al servicio de vuestro clan y de vuestro Imperio.

Señor Bayushi Shoju,

El más dedicado, Señor de los Secretos entre otros títulos conocidos y desconocidos, daimyō de
la familia Bayushi y Campeón del Clan del Escorpión

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