Вы находитесь на странице: 1из 36

UNIDAD DE APRENDIZAJE NRO.

1: GESTIÓN DE SÍ MISMO

Aprendizaje Esperado:

Autoevalúa su autogestión y actitud emprendedora en su ámbito de desempeño laboral.


Reconociendo, de esta forma la actitud emprendedora en su ámbito de desempeño laboral;
¿quién soy, qué quiero y hacia dónde voy?, como estrategia de proyección al interior de la
organización, actualizando sus recursos personales, conocimientos, habilidades y actitudes
para su desarrollo en el quehacer de su profesión.

Competencia Genérica a trabajar: Autogestión nivel 2: Gestiona su proceso de aprendizaje


para responder a objetivos y metas académicas y profesionales actualizando sus recursos
personales.

COMPETENCIAS GENÉRICAS:

La presente unidad está permeada toda ella con referencias a las competencias genéricas,
tópico que actualmente está causando gran expectativa en varias partes del mundo y de
manera específica en el área educativa y el mercado de trabajo, lo cual ha venido a ser
motivo de análisis y discusión en nuestro país debido a las exigencias actuales de la
globalización de las economías que exige que la educación debe ahora formar
profesionales que vengan a dar respuesta a los requerimientos actuales del mercado de
trabajo.
Por lo anterior, tratemos de definir lo que son las competencias genéricas y busquemos
conocer cómo éstas están impactando actualmente en el ámbito educativo y en el mercado
de trabajo.

El papel de la educación en el mercado de trabajo


La educación juega un papel importante en lo que las personas aprenden antes de ingresar
al mercado de trabajo. En nuestra sociedad llamada del conocimiento o economía del
conocimiento, especialmente la educación superior se enfrenta con la gran responsabilidad
de prepararlos en un nivel elevado, que alcancen posiciones directivas para un mejor
funcionamiento en el mercado de trabajo.

Por ello, algunos autores hacen énfasis en el papel crucial del llamado desarrollo de
competencias específicas durante la educación: la profesión o campo específico de
conocimiento y habilidades que son pertinentes para el tipo de trabajo para el cual el
programa educativo prepara.

Otros autores defienden que es muy importante prestar la atención a las llamadas
"competencias genéricas", habilidades como la habilidad de aprender (para aprender), y
más académicamente "competencia conceptual", así como la comunicación y habilidades
para trabajar en equipo.

Esta clara contradicción puede explicarse por dos factores. Por un lado, los programas
educativos pueden tener objetivos diferentes con respecto a la preparación para el mercado
de trabajo. Por otro lado, prioridades diferentes en la educación relacionan a diferentes
definiciones y clasificaciones de competencia y operacionalizaciones diferentes. (Semeijn
et al., 2005).
El concepto de competencia
Los diferentes acercamientos al concepto de competencia constituyen una razón para
vistas divergentes en qué tipo de competencia es más importante para el mercado de
trabajo. Es común entender que el concepto comprende el conocimiento, habilidades y
actitudes de las personas, y el carácter holístico de éste.

Se enfatiza que el funcionamiento humano en el trabajo no solamente debe ser definido en


componentes separados de habilidades y conocimientos, sino que también debe ser
considerado en conjunto. Sin embargo, el carácter holístico no puede ser utilizado o definido
equivocadamente para hacer el concepto más útil en la investigación educativa que el
tradicional conocimiento separado, habilidades y actitudes componentes a que se refiere
(en diferencias) el funcionamiento humano.

En un buen análisis de significados, se distingue entre los autores que tratan las
competencias como un concepto situado socialmente (habilidad para realizar tareas y roles
de acuerdo con los estándares esperados) y aquellos otros que lo definen como situado
individualmente (conjunto de capacidades o características personales requeridas en un
trabajo o situación).

La competencia, definida socialmente, puede ser aplicada en cualquier estadio de la


carrera, los estándares esperados pueden variar, por lo que no especifica qué
requerimientos y expectativas deben ser tenidas en cuenta. Por el contrario, situada
individualmente, se relaciona con unos criterios de referencia efectivos en cada profesión.
La noción de competencia es central en las relaciones entre profesionales y sus clientes,
recomendándose emplear el término "capacidad" para describir el concepto situado
individualmente (aptitudes que una persona tiene para pensar o hacer, dado un contexto
apropiado para demostrarlo). De este modo, "competencia" es la habilidad para realizar las
tareas y roles requeridos según los estándares esperados. Las capacidades se relacionan
con operaciones específicas, competencia tiene un significado más amplio, referido a
situaciones complejas (Bolivar y Domingo, 2004).

Según Westera (2001), las competencias representan otro nivel del conocimiento,
significando la "aplicación de manera efectiva de conocimiento utilizable y habilidades en
un contexto específico". Más específicamente, el concepto de competencia en educación
tendría dos denotaciones: desde una perspectiva teórica, competencia es concebida como
una estructura cognitiva que facilita conductas determinadas. Desde una perspectiva
operativa, las competencias cubren un amplio espectro de habilidades para funcionar en
situaciones problemáticas, lo que supone conocimiento, actitudes, pensamiento
metacognitivo y estratégico. Las competencias tienen, pues, un componente mental de
pensamiento representacional y otro conductual o de actuación.

Las competencias genéricas también se refieren a otras habilidades generales, como


habilidades para trabajar en equipo y habilidad comunicativa. Estos tipos o aspectos de
competencia genérica no son muchas veces medidas separadamente en los programas
educativos.

Las competencias en la educación superior


A través de esta asignatura los estudiantes deben evidenciar un nivel mínimo de
competencias genéricas y habilidades transferibles que les permitan un aprendizaje
independiente y eficaz en la educación superior.

Ellos requieren de cuatro tipos diferentes de competencias:


1. Competencias cognitivas, como solución de problemas, pensamiento crítico, formular
preguntas, investigar información relevante, emitir juicios documentados, uso eficiente de
información, dirigir observaciones, investigaciones, inventar y crear cosas nuevas, analizar
datos, presentar datos, expresión oral y escrita;
2. Competencias metacognitivas, como autorreflexión y autoevalución;
3. Competencias sociales, como conducir discusiones y conversaciones, persuadir,
cooperar, trabajar en equipo;
4. Disposición afectiva, como perseverancia, motivación, iniciativa, responsabilidad,
autoeficacia, independencia, flexibilidad.

¿Por qué son importantes las competencias genéricas?


Las competencias o habilidades genéricas son importantes porque los trabajos hoy
requieren la flexibilidad, iniciativa y la habilidad de emprender muchas tareas. Estas no son
prescritas y definidas como en el pasado y generalmente están más orientadas al servicio,
por lo que las habilidades sociales y la producción de información han tenido un crecimiento
importante. Siendo ahora el enfoque de los patrones la adaptación, reducción de costos,
aumento en la productividad, nuevos mercados, productos y servicios.

Los empleados necesitan hoy demostrar trabajo en equipo, solucionar problemas, y


capacidad de tratar con procesos no rutinarios. Deben también saber tomar decisiones, ser
responsables y comunicarse eficazmente.

Las habilidades en el amplio rango de competencias genéricas, hoy se ha vuelto el principal


requisito para el trabajador moderno.

Los patrones buscan reclutar y retener a los empleados con estas habilidades; así,
programas de educación que dan énfasis a tales habilidades les ofrecen una ventaja
comparativa a aprendices en el mercado de trabajo. Los proveedores de educación también
están interesados en las habilidades genéricas porque ellos animan a que los aprendices
sean más reflexivos y capaces de autodirigirse. Internacionalmente, va en aumento el
interés que se está poniendo en la capacidad de la ciudadanía activa y de la comunidad, lo
cual se ve reflejado en el vasto trabajo de aprender de las comunidades. Las competencias
genéricas ofrecen de forma prominente y fundamental el desarrollo de comunidades
exitosas, progresivas.

¿Cuáles son los beneficios del desarrollo de competencias genéricas?

El mundo de autoridades locales están cambiando rápidamente con un aumento de


demandas, expectativas y oportunidades. Los viejos roles y modelos están desapareciendo
con los nuevos y más complejos que los reemplazan. Sin embargo, existe un núcleo
genérico de "habilidades de empleo", identificadas por los patrones del sector público y
privado que apuntalan todos los trabajos, profesiones y ocupaciones. Las personas
provistas con estas habilidades serán más adaptables y flexibles.
Los desafíos cambian, pero también se presentan las oportunidades para los individuos y
las organizaciones. El alumno que esté provisto con las competencias o habilidades
genéricas apropiadas en el nivel correcto estará en la mejor posición para aprovechar estas
oportunidades.

Las organizaciones también obtendrán los beneficios sustanciales de tener una estrategia
para el desarrollo de habilidades genéricas, vinculándose para desarrollar y planificar el
recurso humano.

Bibliografía recomendada:
http://www.monografias.com/trabajos56/competencias-genericas/competencias-
genericas2.shtml#ixzz3nLqlwMIs
Australian Chamber of Commerce and Industry & Business Council of Australia. 2002.
Australian Education Council, Mayer Committe, 1992. Key Competencies. Report of the
committee to advise the Australian educational council and ministers of vocational
education, employment and training on employment-related key competencies for
postcompulsory education and training, Australian educational council and ministers of
vocational education, employment and training, Canberra.
Bolívar Botía, Antonio y Domingo Segovia, Jesús. 2004. Competencias profesionales y
crisis de identidad en el profesorado de secundaria en España. Rev. Perspectiva
educacional, Instituto de Educación PUCV, No 44, pp. 11-36.
Employers’ Organisation, 2004. Generic Skills Development in Local Government. UK. 19
pp.
Hattie, J., Biggs, J. y Purdie, N. 1996. Effects of learning skills interventions on student
learning: A meta-analisys. Review of Educational Research. 66: 99-136.
National Centre for Vocational Education Research. 2003. Defining generic skills. NCVER
Ltd. Station Arcade Adelaide. Australia. 12 pp.
Semeijn, J. H., van der Velden, R., Hans Heijke, H., van der Vleuten, C., Boshuizen, H.
2005. Competence indicators in academic education and early labour market success of
graduates in health sciences. Research Centre for Education and the Labour Market Faculty
of Economics and Business Administration Maastricht University . The Netherlands. 29 pp.
Tait, H y Godfrey, H. 1999. Defining and assessing competence in generic skill. Quality and
Higher Education. 5(3): 245-253.
Westera, W. 2001. Competences in education: a confusion of tongues. Journal of
Curriculum Studies, 33 (1): 75-88.

AUTOCONOCIMIENTO Y EMPRENDIMIENTO:

Imagínate que estás en el sofá de tu casa, viendo en la tele el programa que te gusta,
comiéndote un helado de tu sabor preferido, con el pijama y bien calentito. ¿Te apetecería
salir de casa? Aunque sepas que sólo saliendo de ella encontrarás nuevas experiencias y
aventuras, la verdad es que a la mayoría nos da pereza. Eso es porque estamos muy
acostumbrados y a gusto en lo que se llama nuestra “zona de confort”, ese espacio que
conocemos, dominamos y en el que nos sentimos cómodos y protegidos.
Sin embargo esa cálida zona tiene un inconveniente: limita el aprendizaje. Es cierto que,
dentro de ella, podemos aprender. Pero lo que aprenderemos será parecido a lo que ya
sabemos, la gente a la que podremos conocer será de un círculo muy reducido y las
experiencias serán todas muy similares entre sí.

Para aprender cosas muy distintas, encontrar a gente diversa y disfrutar de experiencias
diferentes, tenemos que quitarnos los calcetines y disponernos a salir de nuestra zona de
confort.

Un emprendedor, al igual que cualquier persona, también se siente a gusto con lo que ya
conoce pero está dispuesto a arriesgar no sólo en términos económicos sino también
cualitativos, es decir, se dispone a traspasar lo conocido para adentrarse en la
incertidumbre en busca de “algo” que espera que sea mejor para él/ella.

Y, aunque esa zona está repleta de interrogantes, lugares y personas desconocidas, nos
invita a aprender más de nosotros mismos. Desafía nuestros límites y, si conseguimos
resistir el deseo de volver a nuestra zona de confort, nos premia. Y lo hace
enriqueciéndonos como personas y profesionales.

Además, con el tiempo, esa zona antes desconocida se convierte en una nueva zona de
confort. Y, de nuevo, como emprendedor seguimos avanzando conquistando otras zonas
en busca de nuevos aprendizajes.

Si eres de los que se resisten a quitarse el pijama, quizá puedas preguntarte qué crees
que conseguirías si salieras fuera y qué necesitas para dar ese paso.

No lo dudes: aunque estés cómodo donde estás, puedes ser y tener más. Si te atreves a
salir de tu zona encontrarás caminos con los que disfrutarás y aprenderás.

¿A quién no le gusta que le digan “lo has hecho muy bien” o “eres un crack” o “gracias a ti
hemos alcanzado el éxito”? Son frases que otros nos regalan y que implican un
reconocimiento hacia nuestro trabajo, capacidad o manera de ser. El efecto positivo es
inmediato: satisface la intrínseca necesidad de todo ser humano de elevar su autoestima.
Además, y como emprendedores, recibir esta clase de aliento de quienes nos rodean, nos
motiva a seguir impulsando nuestros proyectos.

Existen tres modalidades de reconocimiento que se dan como válidas y que se aplican a
la vida profesional y personal.

La primera empezaba con la frase “quiero felicitarte por haber hecho…” seguida de la
acción que quisiera reconocer. Con esto expresaba mi enhorabuena orientada a un
determinado comportamiento.
La segunda decía “quiero felicitarte por tu capacidad para…” y añadía cuál era esa
capacidad reconocida. En este caso, la orientación del reconocimiento se dirigía a la
habilidad o talento de la persona.
Y la tercera modalidad de reconocimiento la iniciaba con el enunciado “quiero felicitarte
por ser…” al que incorporaba qué cualidades de su ser consideraba merecedoras de
reconocimiento.

El impacto que generaba el reconocimiento en la persona era superior cuanto más lo


dirigiese a su ser y no a una determinada acción.

Sin embargo y a partir de la lectura del libro “Comunicación no violenta” del autor Marshall
B. Rosenberg, que resulta muy revelador, podemos descubrir el peligro que entraña cierto
tipo de expresión del reconocimiento, especialmente el orientado a la habilidad y al ser de
la persona.

Esos reconocimientos, excepto el que se dirige a reconocer una acción específica,


implican un juicio de quien los emite respecto de la persona que los recibe. Si bien ese
juicio, al resaltar cualidades positivas, tiene un efecto también positivo, no por ello deja de
ser un juicio que hacemos sobre otro (“yo pienso que tú eres…”, “yo creo que tú tienes
capacidad para…”). En cuanto el sentido del juicio deje de centrarse en lo positivo para
hacerlo sobre lo negativo, el efecto será entonces demoledor porque también le daremos
validez al haber desplazado lo que opinamos sobre nosotros mismos del yo al otro.

El emprendedor es una persona que habitualmente siente que está sometida a


muchísimas evaluaciones: la suya propia, la de sus socios, equipo de trabajo, inversores,
proveedores… y que, a la vez, evalúa al resto. Por eso me parece especialmente
interesante, a la par que contribuirá a su propio desarrollo y al de su negocio, el saber dar
y recibir reconocimiento.
Siguiendo la teoría del autor Rosenberg, tanto para cuando demos como para cuando
recibamos reconocimiento, convendría prestar atención a estos 3 elementos:

1. las acciones que contribuyeron a nuestro bienestar;


2. nuestras necesidades específicas que quedaron satisfechas;
3. los sentimientos placenteros que son el resultado de la satisfacción de dichas
necesidades.
Traduciendo esto en el ejemplo de la frase que he utilizado al inicio “eres un crack”, si de
verdad queremos aprender algo de lo que esconde ese reconocimiento más allá de
satisfacer nuestro ego y aumentar nuestra autoestima, sería interesante que
averiguásemos:

1. cuál fue esa acción que te llevó a pensar que yo era un crack;
2. a raíz de lo que hice, qué necesidad tuya satisfice… (te ahorré trabajo, te di beneficios,
te hice salir en la portada de un periódico…)
3. qué sentimiento generó esa satisfacción (alivio, fortaleza, admiración…)
De esta manera algo tan general como el juicio sobre mi persona de que soy un crack se
concreta en algo mucho más específico que me permite no regocijarme en el halago sino
aprender y conectar con quien me reconoce. Y lo más interesante es que funciona igual si
el juicio comporta negatividad. En lugar de tomar por válido el juicio de otro creyéndome
que “eres un desastre”, sepamos qué acción concreta le llevó a pensar de tal manera, qué
necesidad suya no quedó satisfecha por esa acción y qué sentimiento que no le es
cómodo le apareció. Si aplicáis estos 3 elementos veréis cómo ganaréis fortaleza.

Y ya por último, apliquémoslos también para aquellos a quienes queramos reconocer. El


funcionamiento es exactamente el mismo y los efectos son extraordinariamente positivos
al proporcionarle a esa persona información sobre qué hizo que nos ayudó a satisfacer
una determinada necesidad que teníamos y cómo nos hizo sentir.

Ahora bien, ¿cuál es, en esencia, el valor de conocernos? No es únicamente la conciencia


que adquirimos sobre nosotros mismos sino, fundamentalmente, transformar esa
conciencia e información en acción. Es decir, gracias a lo que sé de mí, actúo de una
determinada manera para conseguir lo que busco y alcanzar mis objetivos, tanto a nivel
personal como profesional.
Por eso, más allá de elaborar un FODA personal, conviene dar otro paso que implica
estar dispuesto a entrar en acción. La herramienta que complementa al FODA es, por
tanto, la que se conoce como CAME a través de la cual elaboramos un plan de acción
para Corregir nuestras Debilidades, Afrontar las Amenazas, Mantener nuestras Fortalezas
y Explotar las Oportunidades.

Lo interesante e importante es que este CAME personal no quede en una simple


declaración de intenciones sino que devengan acciones concretas en situaciones
definidas. Por eso, en la medida de lo posible, concrétalas todo lo que puedas y ponte en
marcha!. Y algo más:

– Fija un calendario para cada una de esas acciones que vas a ejecutar.
– Evalúa, cada cierto tiempo que tú decidas, si estás cumpliendo o no con lo que te
habías comprometido a hacer.
– Si es que estás cumpliendo, ¿piensas que puedes añadir nuevas acciones que amplíen
tu horizonte y te permitan seguir desarrollándote?, ¿cuáles serán?
– Si no estás siguiendo las acciones que te habías marcado, ¿qué está fallando?, ¿en
qué sentido debes revisarlas?

EMOCIONES:

Las emociones tienen una gran importancia y utilidad en nuestras vidas, puesto que nos
ayudan a responder a lo que nos sucede y a tomar decisiones, mejoran el recuerdo de
sucesos importantes y facilitan nuestras relaciones con los demás. No obstante, también
pueden hacernos daño cuando suceden en el momento inapropiado o con la intensidad
inapropiada.

Las emociones se producen cuando una persona considera que una determinada
situación es relevante con respecto a sus metas.

Estas metas pueden ser pasajeras, como ver una película en el cine, o permanentes,
como estar sano; pueden ser simples o complejas, conscientes o inconscientes,
compartidas por la mayoría de las personas (como tener pareja o amigos) o solo por una
minoría (como coleccionar discos de vinilo).

La palabra "meta" se entendería en un sentido amplio, incluyendo cualquier cosa que una
persona desee y valore. Por ejemplo, ser tratado con justicia. Por tanto, si alguien nos
insulta es muy probable que sintamos una emoción negativa, mientras que si nos elogian,
sentiremos una emoción positiva, puesto que tanto el elogio como el insulto son sucesos
relevantes para nosotros, relacionados con una meta importante, la de ser tratados de un
modo justo.

Así pues, la emoción se genera por el significado que atribuimos a una situación que
consideramos psicológicamente relevante. Si ese significado cambia, la emoción también
cambia (por ejemplo, si dejas de sentir amor por tu pareja, no te afecta demasiado si te dice
que desea romper la relación).

Emoción y acción

Las emociones no solo nos hacen sentir algo, sino que nos suelen empujar a hacer algo
(por ejemplo, para dejar de sentir una emoción negativa) y provocan cambios en nuestra
fisiología (como aceleración del corazón, sudoración, etc.).

Las emociones poseen también una cualidad imperativa, que significa que pueden
interrumpir lo que estamos haciendo y surgir en nuestra conciencia lo queramos o no.
Estas situaciones psicológicamente relevantes que desencadenan las emociones pueden
ser internas o externas. Por ejemplo, un recuerdo de un suceso agradable sería una
situación interna que desencadenaría una emoción positiva.

Cuando sentimos una emoción solemos responder a ella, y esta respuesta hace que cambie
la situación, lo que a su vez puede dar lugar a otra emoción y otra respuesta. Una discusión
entre dos personas puede ser un buen ejemplo de esto: la emoción negativa que sientes
cuando alguien te hace un reproche te lleva a responder diciéndole algo que hace que esa
persona sienta ira y responda de un modo que genera en ti desprecio y otra respuesta
negativa, y así sucesivamente.

Emociones y estados de ánimo

Las emociones (como ira, tristeza) se diferencian de los estados de ánimo (como la
depresión) en que los estados de ánimo suelen durar más y no se suelen relacionar con un
suceso concreto, mientras que las emociones suelen estar relacionadas con una situación
específica que la ha desencadenado y suelen dar lugar a una respuesta conductual. Los
estados de ánimo son más difusos y, aunque también pueden dar lugar a respuestas
conductuales, como la retirada o el aislamiento social, son respuestas más amplias e
inespecíficas.

Las emociones se distinguen también de otros impulsos motivacionales como el hambre, la


sed o el dolor. La diferencia es que las emociones se despliegan con una mayor flexibilidad
y tienen un rango mucho más amplio de objetivos (el hambre está relacionado casi
exclusivamente con la falta y necesidad de comida, mientras que la ira, por ejemplo, puede
estar relacionada con una gran variedad de situaciones diferentes).

COGNICIÓN:

El término cognición tiene su origen en el latín. Proviene de cognitio, cognitionis, sustantivo


sobre la raíz del verbo cognosco, cognoscis, cognoscere, cognovi, cognitum cuyo
significado es conocer, reconocer, enterarse. Verbo formado por el sufijo con- que significa
convergencia, reunión más el verbo nosco, noscis, noscere, novi, notum, que fuera
anteriormente gnosco, gnoscis, gnoscere, gnovi, gnotum y que se refiere a conocer, saber,
examinar, entender. Este verbo proviene de la raíz indoeuropea *gno- que significa conocer.
Puede considerarse, entonces como el concepto original de esta palabra el acto de conocer,
reconocer. La definición de esta palabra es la acción y la consecuencia de conocer. Otra
posible definición es el acto de conocer. En dicho acto están comprendidos todos los
procesos mentales que se puedan considerar como una experiencia de conocimiento, como
podría ser imaginar, razonar, examinar, percibir, etc. que difieren de la voluntad y de
experiencia sentimental. Para la medicina es un proceso mental que posee como
características pensar, aprender, enjuiciar, entender. Cognición además de esos procesos
está referida también a la atención, memoria, proceso del lenguaje, resolución de
problemas, y toma de decisiones. Así como se categorizan los procesos cognitivos
naturales, también existen los artificiales, los conscientes y los inconscientes, por eso su
estudio ha sido abordado por diversas disciplinas como la filosofía, la sociología, la
psicología, la neurología, las ciencias de la información (gestión del conocimiento e
inteligencia artificial, entre otras).
En cuanto al estudio de las funciones de la mente, sus relaciones con el medio ambiente y
su observación en cuanto a su desarrollo y progresión, es realizado a través de la ciencia
cognitiva. Esta ciencia abarca muchos aspectos relacionados con el conocimiento y sus
aplicaciones tanto en el plano real como en el virtual, en toda área de conocimiento.
Observa los procesos de acción cognitiva relacionados con algún punto específico de
referencia igualmente cognitivo que fundamenta la explicación de las observaciones que
realiza.

CONDUCTA:

Acercamiento etimológico a la conducta

El interés por comprender por qué los seres humanos actúan de una manera determinada,
qué los impulsa y qué los puede detener, se remonta a épocas anteriores a la aparición de
la psicología como ciencia. Sin embargo, fundamentalmente a partir de 1879, comienza a
desarrollarse todo un sistema categorial que, aunque no privativo, sí es distintivo de la
misma. En este sentido, quizás sea la conducta uno de los términos más manejados por
las distintas escuelas psicológicas y con independencia del campo disciplinario al que se
haga referencia. No obstante, la comprensión de la conducta como categoría psicológica
ha estado marcada por los debates propios de una ciencia en ciernes, presentando un
desarrollo complejo y no exento de oscurantismos metodológicos. En este momento sería
muy aventurado posicionarse en axiomas que delimitasen la conducta, pero se hace
imprescindible una redefinición de la misma desde la perspectiva de una teoría integradora
y heurística, de manera que se amplíen los diferentes acercamientos en el orden
metodológico que hoy se realizan.

El vocablo conducta, al igual que la mayoría de los términos que hoy se utilizan en las
ciencias psicológicas, proviene de las ciencias naturales en una transpolación casi lineal de
su significado original. Vigotsky alertaba acerca de la génesis de los conceptos
psicológicos: “El lenguaje psicológico actual es, ante todo, insuficientemente terminológico:
eso significa que la psicología no posee aún su lenguaje. En su vocabulario encontramos
un conglomerado de tres clases de palabras: palabras del lenguaje cotidiano, las palabras
del lenguaje filosófico y los vocablos y formas tomados de las ciencias naturales” (Vigotsky,
1997, 324). Por supuesto, la historia etimológica de los conceptos marca, de alguna
manera, su posterior definición y utilización, produciendo generalmente restricciones
semánticas muy difíciles de eliminar. Quizás la utilización primera de la palabra conducta
se encuentre en el área de la química, donde se refiere a la actividad de las sustancias;
posteriormente, pasó a usarse en la biología, para hacer alusión a las manifestaciones de
los seres vivos ha conducido a comprensiones limitadas de este concepto en la psicología,
hecho que se avala precisamente por el significado casi idéntico con el que fue introducido
en la psicología animal por Jennings.

En este punto, cabría preguntarse el por qué de la reputación que alcanzó este vocablo en
las ciencias psicológicas. En primer lugar, la conducta encierra el conjunto de fenómenos
que son observables o que son factibles de ser detectados, es decir, es un concepto que al
aplicarlo puede ser descrito y explicado en función de los fenómenos mismos y recurriendo
a leyes de carácter mecanicista; la utilización de este término brinda, por lo tanto, la ansiada
objetividad que se buscó en las ciencias psicológicas y satisface el deseo cuantificable de
la mayoría de sus profesionales, añadiéndosele, además, que devino sustantivo propio en
la denominación de una de las escuelas psicológicas que brindó una opción a la psicología
como ciencia cuando ésta amenazaba con encerrarse en el subjetivismo.

Etimológicamente la palabra conducta proviene del latín significando conducida o guiada;


es decir, que todas las manifestaciones que se comprenden dentro de sí suponen que son
conducidas por algo que bien pudiera ser interno o externo. Partiendo de esta idea y de las
diferentes soluciones que se dedican al problema psicofísico, la conducta puede ser guiada
tanto por los fenómenos psíquicos como por la influencia que ejerce el medio social sobre
el sujeto; desde una perspectiva idealista se sugiere que la conducta es el resultado de los
fenómenos psíquicos que se expresan mediante manifestaciones corporales en el medio
externo donde el sujeto se desarrolla. En contraposición con esta teoría, la concepción
materialista expone que la conducta es un resultado de la influencia social a la que el sujeto
está sometido y que se expresa a partir de las condiciones psíquicas del mismo. Sin
embargo, ampararse en uno u otro enfoque minimiza la riqueza y enclaustra la comprensión
que puede brindar un término que en la actualidad constituye un punto de análisis primordial
para comprender al ser humano, siendo necesario examinarlo en su propio movimiento y
desarrollo a través de las diferentes posiciones psicológicas.

La conducta y el comportamiento en el behaviorismo y el enfoque histórico cultural

Aún cuando la conducta es un término extensivamente manejado en la psicología, su


significado es comprendido generalmente, de manera simplista y unilateral, subsistiendo
interrogantes que ameritan un análisis: ¿Qué es la conducta humana? ¿Cuál es el
determinismo que ejerce sobre el ser humano y su entorno? ¿Qué factores determinan la
conducta humana? ¿Existe una equivalencia entre los conceptos de conducta y
comportamiento?

Al intentar redefinir la conducta o brindar presupuestos para su comprensión, se hace


ineludible analizar el enfoque behaviorista como aquel que brindó un verdadero impulso al
tratamiento de este término en la psicología a partir, fundamentalmente, de 1913 con los
trabajos de Watson, incorporándose nociones pioneras en cuanto a la comprensión y
utilización práctica del término conducta en la investigación psicológica.

El behaviorismo promulgaba que la psicología científica debía estudiar solo las expresiones
externas del sujeto, aquellas que podían ser sometidas a observación, registro y
verificación; debe acotarse que esta idea sentó sus bases en los estudios realizados
anteriormente por P. Janet y H. Pierón, quienes ya desde 1908 se referían a una psicología
del comportamiento. Particularmente, en los trabajos de P. Janet, se incorpora el término
conciencia como una forma de conducta en específico y se describe una jerarquía de
operaciones de conducta que incluye cuatro grupos fundamentales compuestos por: la
conducta animal, la conducta intelectual elemental, las conductas media y superior.
Posteriormente, en las investigaciones realizadas por Watson, éste definió la conducta
como lo que el organismo hace o dice, incluyendo en esta denominación tanto la actividad
externa como la interna, de acuerdo con su propia terminología. Watson redujo el estudio
de la conducta a la estructura observable del ser humano: “(…) ¿por qué no hacer de lo
que podemos observar el verdadero campo de la psicología? Limitémonos a lo observable
y formulemos leyes sólo relativas a estas cosas. Ahora bien: ¿qué es lo que podemos
observar? Podemos observar la conducta” (Tortosa, 1998, 301).
En lo que respecta a esta idea, se demuestra la restricción del pensamiento watsoniano,
cuyo único fin era la predicción y el control de la conducta con métodos estrictamente
experimentales, lo que marca simultáneamente una obvia conexión con la psicología
animal, comprobándose a la vez su incapacidad teórica para comprender las conductas
humanas complejas, pues su base teórica se reducía a la psicología comparada. Sin
embargo, esto no indica, como se ha popularizado incluso en los ámbitos psicológicos, que
el behaviorismo e inclusive Watson, no reconociesen otros aspectos de la vida emocional
del sujeto: “En contra de lo que se ha afirmado en numerosas ocasiones Watson no reducía
el comportamiento únicamente a la actividad motora o movimientos, sino que admitía
también la existencia de otros tipos de actividad del organismo, como la emocional” (Parra,
2006). Es decir, la principal crítica que puede realizarse al behaviorismo clásico es su
énfasis fundamental en lo observable, hecho que metodológicamente restringió su
comprensión de lo psicológico a formaciones resultantes de una serie de respuestas
organísmicas ante las incidencias ambientales.

Por supuesto, la elementalidad de esta explicación conductual del ser humano condujo al
desarrollo del neobehaviorismo. A principios de los años treinta del siglo pasado, Hull
abordó la conducta fundamentándose en la relación estímulo-respuesta, pero tomando en
consideración no solo los estímulos externos, sino también los estímulos internos, de ahí
su interpretación de la conducta en secuencias estímulo-respuesta observable y no
observable. En este momento todavía no se había resuelto totalmente la relación psicofísica
en la conducta, pero Hull reconocía la existencia de algo interno y, partiendo de ese
reconocimiento, trató de cuantificar las conductas por medio de observaciones empíricas,
dando lugar a lo que se conoce como el “sistema de conducta de Hull”.

De manera análoga, Skinner varió el objeto de estudio de la psicología ubicándolo en la


vida mental, pero restringió los análisis metodológicos a las manifestaciones visibles: la
conducta. Skinner elaboró su propia concepción en la que insistió en la distinción entre
conductas controladas por contingencias, es decir, interacciones directas del organismo
con su medio y, conductas gobernadas por reglas, por las formulaciones verbales, órdenes
y/o instrucciones. Esta idea constituye un pálido intento de brindar un papel activo al sujeto
que ya no sería una estructura inmóvil y carente de movimiento sobre la que actúan
instancias externas, sino que conformaría una relación de interdependencia con el medio.

Es importante destacar que aún en la actualidad el término conducta se vincula


directamente con la escuela behaviorista, aunque su estudio no se reduce solamente a esta
corriente, pues también es tema de debate dentro del resto de los enfoques psicológicos.
Sin embargo, la utilización de este vocablo entre los profesionales afiliados a otras escuelas
del pensamiento psicológico ha sido controvertida, prefiriéndose el término
comportamiento. Aunque en la actualidad estas disquisiciones terminológicas apenas se
utilizan, usándose indistintamente comportamiento y conducta, según Parra (2006): “en
español el término ‘behavior’ puede ser traducido de las dos maneras”. Es válido declarar
que la principal distinción que se realiza en la literatura española en cuanto a estos
conceptos se refiere a que el comportamiento es expresión de la personalidad, mientras
que la conducta no siempre manifiesta los contenidos personológicos, poseyendo un
carácter más respondiente y otorgándole, por lo tanto, un papel más pasivo al sujeto. Es
curioso cómo el comportamiento ha adquirido un significado que demuestra una mayor
implicación del sujeto, hecho relacionado con la etimología de la palabra, también
proveniente del latín comportare, pero que significa implicar, mientras la raíz etimológica de
conducta indica algo externo, guiado.

Desde esta óptica, la utilización de los términos conducta y comportamiento no presenta


diferencias substanciales, lo realmente importante en este análisis es la comprensión
profunda de los mismos como un factor de influencia diversa sobre el ser humano y a la vez
expresión del mismo. En este sentido, la escuela histórico-cultural puede brindar, desde la
diversidad teórica de sus autores, presupuestos fundamentales para la comprensión de un
fenómeno complejo.

Se hace vital destacar las ideas de Rubinstein al respecto. Basándose en la solución del
dilema psicofísico, en el que maneja la interdependencia de los fenómenos físicos y
psíquicos, plantea que la conducta, más allá de la relación reduccionista estímulo-reacción,
está determinada por el mundo exterior a través de los fenómenos psíquicos; es decir, que
aún cuando los factores sociales ejerzan una gran influencia sobre la conducta humana,
ésta surge y se desarrolla en la actividad psíquica del sujeto, convirtiéndose posteriormente
en un reflejo de la misma. Es necesario destacar la designación que Rubinstein utiliza para
describir la manera cómo el factor social actúa sobre la conducta: “de modo mediato“, y en
esta expresión desacredita la inmediatez de la relación causa-efecto.

En un análisis más profundo sobre la participación activa de otras significaciones en la


conducta, este autor destaca la importancia de la historia de vida del sujeto: “…la conducta
de las personas está determinada no solo por lo que se halla presente, sino, además, por
lo que se halla ausente en un momento dado; está determinada no solo por el medio
próximo que nos rodea, sino, además, por acontecimientos que acontecen en los rincones
del mundo más alejados de nosotros, en el momento presente, en el pasado y el futuro”
(Rubinstein, 1979, 330). Es decir, la conducta se desarrolla dentro de una sucesión de actos
en los que el sujeto se ve inserto, interviniendo conjuntamente las experiencias del medio
social donde el hombre se integra, aún cuando no haya sido partícipe de ellas, pues
mediante el proceso de aprendizaje incluye estos nuevos conocimientos y experiencias
histórico-culturales a su vida personal. En concordancia con esto plantea: “Todo acto de
cognición constituye, al mismo tiempo, un acto en virtud del cual hacemos entrar en acción
nuevas determinantes de nuestra conducta” (Rubinstein, 1979, 330); de aquí que considere
el proceso de aprendizaje como un proceso desarrollador para la conducta, pues a partir
de la adquisición de nuevos significados el sujeto ganará para cada objeto o fenómeno un
nuevo sentido que definirá la posterior relación con los mismos; así, los objetos del
conocimiento aparecerán no sólo como objetos del conocimiento, sino, además, como
impulsores de la conducta.

En sintonía con estas ideas, Petrovski enfatiza el carácter histórico de la conducta: “La
conducta del hombre se caracteriza por su capacidad de abstraerse de una situación
concreta dada y anticipar las consecuencias que pueden surgir en relación con esta
situación” (Petrovski, 1982, 68). Subyacentes a estos planteamientos que hoy pueden
observarse como verdades de Perogrullo, puede entreverse un aspecto esencial para la
comprensión de la conducta: la dualidad que en ella se manifiesta, en tanto no constituye
sólo una expresión fenoménica sino que también contiene lo psíquico; es un proceso
profundamente mediatizado que en su multideterminación también actúa como
autodeterminante.
INSTROSPECCION:

La introspección es un método por el cual el ser humano puede analizarse a sí mismo, ver
su interior, y hacer una especie de examen de conciencia, con lo cual puede conocerse en
mayor medida; no obstante, es un método subjetivo, ya que el sujeto se observa a sí mismo
según su criterio, que puede coincidir con la realidad o no, pero sería realmente imposible
que alguien sea objetivo respecto de cuestiones tan poco objetivas, y más aún si se trata
de sí mismo.
El término introspección está constituido por dos vocablos provenientes del latín: “intro” y
“spectare”, el primero de ellos significa “adentro”, mientras que el segundo quiere “mirar”u
observar; por lo tanto, este concepto puede entenderse desde su etimología como la
capacidad de mirar hacia adentro. Cabe destacar que sólo el ser humano, y ningún otro ser
vivo, es capaz de realizar la introspección.

Éste no es un método sencillo, sino que tiene cierta dificultad si se quiere llegar a buenos
resultados; por otra parte, el que escucha acerca de las conclusiones sacadas de la
introspección de una persona está sujeto a las dudas propias (en referencia a la veracidad
o al nivel de la misma) que presenta la subjetividad de la introspección.

La introspección posee tanto aspectos positivos como negativos, como toda técnica. Es un
muy buen medio por el cual una persona puede perfeccionarse, y así progresar respecto
de sus virtudes; es también una buena manera de analizar los errores cometidos en el
pasado, para no volver a caer en ellos; ayuda además, a la maduración y a la comprensión
de las cualidades y defectos propios. Entre los aspectos negativos está el riesgo de realizar
una mala introspección y ver sólo los propios aspectos positivos o sólo los negativos, lo
cual generaría una visión parcial y errónea de la realidad interior propia de la persona;
introducirse en exceso en uno mismo y aislarse de la sociedad tampoco es bueno; y
debemos recordar que los niños son incapaces de poder utilizar este método
adecuadamente, puesto que aún no han desarrollado la reflexión y autoevaluación de sí
mismos y de sus actos, de manera profunda.

Bibliografía recomendada:

Autoconocimiento:

Blay, A. (1991). Personalidad y niveles superiores de conciencia. Barcelona: Ediciones


Índigo, S.A. Brunton, P. (1979). El sendero secreto (7ªed.). Buenos Aires:Editorial
Kier,S.A.(e.o.: 1955).
Dürckheim, K.G. (1982). El hombre y su doble origen. Santiago de Chile: Cuatro Vientos
Editorial,
S.A. Feuchtersleben, E. de (1897). Higiene del alma. Barcelona
Juan Gili, Librero (e.o.: 1866). García-Monge, J.A. (1997). Treinta palabras para la madurez
(2ª ed.). Bilbao: Editorial Desclée de Brouwer, S.A.
Herrán Gascón, A. de la (1998). La conciencia humana. Madrid: Editorial San Pablo.
Herrán Gascón, A. de la, y Muñoz Díez, J. (2002). Educación para la universalidad. Más
allá de la globalización. Madrid: Dilex.
Johnston, W. (1980). La música callada. La ciencia de la meditación (3ª ed.). Madrid:
Ediciones Paulinas (e.o.: 1974).
Kant, I. (1989). Crítica de la razón pura(6ªed.).Madrid:Ediciones Alfaguara,S.A. (e.o.:1978).

Cogniciones:

Carretero, Mario (1996), Introducción a la Psicología Cognitiva. Editorial Aique. Argentina.


p. 78.
VILA, Ignasi. (1996). Construcción del conocimiento. En: La construcción de
conocimientos. Universidad del País Vasco. Bilbao.
LACHMAN y Butterfield, citados por Pozo, J. I (1996) En: Teorías cognitivas y del
aprendizaje. Ediciones Morata. Madrid.
NORMAN, D.A (1986). Perspectivas de la ciencia cognitiva. Paidós. Barcelona.
GADNER, H. (1987). La nueva ciencia de la mente: historia de la revolución cognitiva.
Paidós. Barcelona.
Citados por Puente Anibal y colaboradores (1995) en: Psicologia cognoscitiva. Desarrollo
y Perspectivas. McGraw Hill. Caracas. P.11
DE VEGA, Manuel (1984). Introducción a la psicología cognitiva. Alianza Editores. Madrid.
FLAVELL (1993) Desarrollo cognitivo. Editorial Visor. Madrid.

VIGOTSKY (1989) El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Editorial Crítica.


Barcelona. P. 94.
CASE, Robie. (1989). El Desarrollo intelectual. Del nacimiento a la Edad Madura.
Ediciones Paidós.
AUSUBEL, NOVAK Y HANESIAN. (1983). Psicología Educativa. Un punto de vista
cognoscitivo. Editorial Trillas. México.

Coaching:

Araya Véliz C. (2010) El mayor avance es detenerse. Mago.

Bateson, G. (1991) Pasos hacia una ecología de la mente. Una aproximación revolucionaria
a la auto comprensión del hombre. Buenos Aires, Planeta.

Blanchard K. (2011) Liderando con amor. Norma.

Blanchard K. (2007) Empowerment. Norma.

Blanchard K. (2005) ¡Bien hecho!. Norma.

Blanchard K. (2008) El secreto. Norma.

Bloch S. (2008) El alba de las emociones. Uqbar.

Cardon, A. (2000) Coaching de equipos. Gestión.

Carnegie D. (2008) Descúbrase como líder. Debolsillo.


Devillard O. (2005) Coacher. Dunod (Francia).

Echeverría, R. (2006) Actos del lenguaje: La Escucha. Sáez (Chile).

Echeverria, R. (2001) Ontología del Lenguaje. Granica.

Elliot J. (2011) El camino de Steve Jobs. Aguilar.

Fisher, R. (2005) El caballero de la armadura oxidada. Obelisco, S.L.

Goleman, D.; Boyatzis, R.; Mckee, A. (2002) El líder resonante crea más.Plaza y Janés.

Goleman, D. (1998) Inteligencia emocional. Kairós.

Heider J. (2007) El Tao de los líderes. Del Nuevo Extremo.

Heifetz R. (2009) Liderazgo sin respuestas fáciles. Paidós.

Hunter, J. C. (2006) La paradoja. Empresa Activa.

Kofman, F. (2007) Metamanagement (3 vol). Granica.

Lenhardt V. (2007) Les responsables porteurs de sens. Insep Consulting Editions (Francia).

Levy Norberto. (2010) La sabiduría de las emociones. Debolsillo.

Maturana, H.; Varela,F. (2003) El árbol del conocimiento. LUMEN, Ed. Universitaria.

Maturana, H. y Varela, F. (1986) El árbol del conocimiento. Santiago, Universitaria.

Maturana, H. (1990) Emociones y lenguaje en educación y política. Santiago, Hachette.

Menichetti P. (2011) Aprendizaje Intelligente. Ramos Wettling X.

Rosinski, P. (2008) Coaching y Cultura. Gran Aldea.

Ruiz, M. (1997) Los cuatro acuerdos. Urano.

Senge P. (1990) La quinta disciplina. Granica.

Senge, P. (2000) La Quinta Disciplina en la Práctica. Buenos Aires, Granica.

Stephen R. Covey (1997) Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva.Paidos.

Tolle, E. (2004) El poder del ahora: un camino hacia la relización espiritual.Gaia Ediciones.

Wauters A. (1998) Los chakras y los arquetipos. Edaf.

Whitmore J. (2008) Le guide du coaching. Maxima (Francia).

Wolk, L. (2005) Coaching. El arte de soplar brasas. Gran Aldea.


Wolk, L. (2007) Coaching. El arte de soplar brasas en acción. Gran Aldea..

EMOCIONES BÁSICAS:

Existen 6 categorías básicas de emociones: • MIEDO: Anticipación de una amenaza o


peligro que produce ansiedad, incertidumbre, inseguridad. • SORPRESA: Sobresalto,
asombro, desconcierto. Es muy transitoria. Puede dar una aproximación cognitiva para
saber qué pasa. • AVERSIÓN: Disgusto, asco, solemos alejarnos del objeto que nos
produce aversión. • IRA: Rabia, enojo, resentimiento, furia, irritabilidad. • ALEGRÍA:
Diversión, euforia, gratificación, contentos, da una sensación de bienestar, de seguridad. •
TRISTEZA: Pena, soledad, pesimismo.

Si tenemos en cuenta la finalidad adaptativa de las emociones, podríamos decir que tienen
diferentes funciones: • MIEDO: tendemos hacia la protección. • SORPRESA: ayuda a
orientarnos frente a la nueva situación. • AVERSIÓN: nos produce rechazo hacia aquello
que tenemos delante. • IRA: nos induce hacia la destrucción. • ALEGRÍA: nos induce hacia
la reproducción (deseamos reproducir aquel suceso que nos hace sentir bien). • TRISTEZA:
nos motiva hacia una nueva reintegración personal.

Teoría de Ekman:

Paul Ekman es un psicólogo pionero en el estudio de las emociones y la expresión facial


de las mismas. Ha sido considerado uno de los cien psicólogos más destacados del siglo
XX. Ekman asume una perspectiva evolutiva, en el sentido de que el desarrollo de los
rasgos y estados del ser humano, en el tiempo, es el fundamento de sus investigaciones.

Ekman nació en 1934 en Washington, DC y creció en Newark, New Jersey, Washington,


Oregón y California. Su padre era pediatra.
Recibió el Premio de Investigación Científica del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH)
en 1971, que renovó en 1976, 1981, 1987, 1991 y en 1997. Durante más de 40 años el
NIMH financió sus investigaciones a través de becas y premios diversos.
En 2001, Ekman trabajó al lado del actor inglés John Cleese para la BBC, en una serie
documental intitulada The Human Face (El rostro humano). Se jubiló en 2004 como profesor
de psicología del departamento de psiquiatría de la Universidad de California, San
Francisco (UCSF).
Estudios
A diferencia de las creencias de algunos antropólogos culturales, como Margaret Mead,
Ekman encontró que las expresiones faciales de las emociones no son determinadas
culturalmente, sino que son más bien universales y tienen, por consiguiente, un origen
biológico, tal como planteaba la hipótesis de Charles Darwin.
La comunidad científica de la actualidad está de acuerdo en que los hallazgos de Ekman
son válidos. Entre las expresiones que él clasificó como universales se encuentran aquellas
que expresan la ira, la repugnancia, el miedo, la alegría, la tristeza y la sorpresa. En cuanto
al desprecio o desdén, es menos claro, aunque hay evidencia preliminar en el sentido de
que esta emoción y su expresión pueden reconocerse universalmente.
Ekman describió "microexpresiones" faciales que, según demostró, pueden utilizarse para
detectar las mentiras con cierto grado de confiabilidad; ello como parte del denominado
Proyecto Diógenes. También desarrolló el Sistema de Codificación Facial de Acciones (en
inglés "Facial Action Coding System", FACS) para clasificar todas las expresiones del rostro
humano que sea posible imaginar. Ha publicado investigaciones acerca de una variedad
muy amplia de temas dentro del ámbito del comportamiento no verbal. Sus trabajos acerca
de la mentira, por ejemplo, no se limitaron a las expresiones del rostro, sino que se basaron
en observaciones acerca del cuerpo humano en su totalidad.
Ekman utiliza también los signos verbales de la mentira. Al ser entrevistado acerca del caso
Mónica Lewinsky, afirmó que, debido al lenguaje eufemístico de Bill Clinton, era posible
afirmar que estaba mintiendo.
Las contribuciones de Ekman al Comité Editorial de la revista Greater Good, publicada por
el Greater Good Science Center, un centro de investigación científica interdisciplinaria de
la Universidad de California, Berkeley, incluyen las interpretación de investigaciones
científicas acerca de los fundamentos de la compasión, el altruismo y las relaciones
humanas pacíficas.
Ekman trabaja, actualmente, al lado del investigador Dimitris Metaxas en el diseño de un
detector visual de mentiras.
Ekman ha contribuido, también, en gran medida al estudio de los aspectos sociales de la
mentira, de las razones por las que mentimos y por las que no suele preocuparnos la
detección de las mentiras.
Clasificación de las Emociones
Ekman desarrolló una lista de emociones básicas a partir de investigaciones transculturales
en individuos destacados de la tribu de Papúa Nueva Guinea. Observó que los miembros
de una cultura aislada de la Edad de Piedra son capaces de identificar con un alto grado de
confiabilidad las expresiones emocionales al observar las fotografías tomadas a personas
de culturas con las que ellos no han estado familiarizados.
También eran capaces de adjudicar ciertas expresiones faciales a las descripciones de
situaciones específicas. Con esa información, llegó a la conclusión de que algunas
expresiones son básicas o biológicamente universales en la especie humana. La siguiente
es la lista elaborada por Ekman (1972) de las emociones humanas:
· alegría
· ira
· miedo
· repugnancia
· sorpresa
· tristeza
Sin embargo, en la década de 1990 Ekman amplió esta lista de emociones básicas e incluyó
un rango más extenso de emociones positivas y negativas, de las cuales no todas están
codificadas en músculos faciales (Ekman, 1999):
· alivio
· bochorno
· complacencia o contento
· culpa
· diversión
· desprecio o desdén
· entusiasmo o excitación
· felicidad
· ira o rabia
· miedo o temor
· orgullo
· placer sensorial
· repugnancia, repulsa, asco o repulsión
· satisfacción
· sorpresa
· tristeza
· vergüenza
EMOCIÓN, SENTIMIENTO Y ESTADOS DE ÁNIMO

La afectividad es un área de estudio de la Psicología que presenta una estrecha conexión


con el área de la salud. El hombre siente, piensa y actúa, distinguiéndose por tanto, los
procesos emocionales (sentimientos, emociones, estados emocionales, humor, pasiones,
tendencias, instintos, etc..) procesos cognitivos (percepción, atención, memoria,
inteligencia, lenguaje, etc) y de la conducta (actos volitivos, actitudes, motivaciones,
aprendizaje, etc.).

A continuación se presentan los procesos emocionales: sentimientos, emociones, estados


emocionales, humor, pasiones, tendencias, instintos, con sus características distintivas y
sus principales diferencias.

1. Sentimientos

La palabra sentimiento deriva de la palabra latina sentire que significa percibir por los
sentidos. Sin embargo, es un término que abarca más que el mero significado del sentirse
estimulado. Sentimiento es lo que no es instinto, lo que no es pensamiento, lo que no es
percepción, es decir, todo lo que no es una vida psíquica objetivable.Sentimientos son
estados del yo (Scheler, 1972).

Scheler (1972), distingue sentimientos sensoriales, vitales, anímicos y espirituales (o de la


personalidad) en su estratificación de la vida sentimental:

o Sentimientos sensoriales, referidos a partes del cuerpo, p/ej dolor, hambre, sed, etc. Son
actuales.

o Sentimientos vitales, referidos al cuerpo en su totalidad. Se distinguen de los primeros


porque no están localizados. En el lenguaje común se traduce p/ej en malestar, o sentir que
un lugar es agradable o desagradable, cómodo. En los sentimientos vitales existe un
recuerdo sentimental, cosa que no ocurre con los sensoriales. No se puede revivir un dolor
físico sufrido, solo acordarse de cómo era. Algunos tipos importantes de sentimientos
vitales para la clínica son: humor, gana, gusto, náusea y asco

o Sentimientos anímicos, a los que también llama sentimientos del yo, referidos al mundo
en que se vive. Son sentimientos provocados por un estímulo exterior, p/ej tristeza o alegría
ante una noticia. Según P. Lersch (1966), son los sentimientos dirigidos o reactivos. Suelen
ser la expresión de una inclinación, de una toma de postura, o de una valoración

o .Sentimientos espirituales o de la personalidad, en cierto sentido trascendentales. Estos


son espontáneos y absolutos, es decir, no pueden apoyarse en determinados valores.
Cuando estos sentimientos existen realmente se funden con el ser mismo, llegan a ser
modos de ser, en lugar de modos de estar. En ellos se refleja el valor de la misma persona,
no éste ni aquel valor determinado.

Para Lersch las características fundamentales de los sentimientos son:

o Interdependencia afectiva entre un mundo interior y uno exterior Son propios del hombre,
característico de lo humano
o Carecen de objetividad
o Tienen tonalidades positivas y negativas, vivencias del yo agradables o desagradables
o Son estados pasivos del yo vivenciados como (+) o (-). Estar alegre o triste
o Sólo pueden ser comunicados subjetivamente, de sujeto a sujeto a través de simpatía y
empatía.
o Referidos a vivencias internas, a diferencia de los procesos cognitivos pensamiento se
dirigen a la captación de mundo externo
o Su carácter es inobjetivado,
o Son atmosférico e imprecisos. (“siento como”)
o No aprehensibles desde el punto de vista conceptual (hay diferencias de género)
o Por lo general, los sentimientos (a diferencia de las emociones) no tienen correlato
fisiológico observable, no son tan agudas y pueden no haber sido determinados por algún
evento identificable.

En síntesis, la vivencia mas íntima y profunda que experimentamos en el sentimiento, se


resistiría por su propia naturaleza, a toda elaboración racional y científica.

2. Emociones

Para Ph. Lersch existen dos tipos de vivencias a las cuales se les aplica el término
sentimientos, pero se diferencian según su movilidad y estabilidad: son las emociones y los
estados de ánimo:

2.1 Movimientos del sentimiento o emociones

Las emociones corresponden a estados vivenciales de sentirse estimulado y se


caracterizan por:

o Ser procesos, transcursos anímicos. Es decir, comienzan y terminan


o Interrumpir el curso regular, el ritmo normal del acontecer psicosomático
o .Ser sentidas mucho más intensamente que los sentimientos, ya que afectan la esfera
regulada por el S.N.C
o Clásica intensidad de la moción (actividad, movimiento)
o Tienen un rol importante en la vida anímica, ya que le dan la “tonalidad” ( junto a los
instintos y tendencias) a la vida anímica
o Juegan también un rol en la supervivencia: en el miedo y la ansiedad, ponen en marcha
mecanismos de defensa. p.e en la ansiedad (experiencia inespecífica ante una amenaza
no identificada) se ponen en marcha mecanismos inespecíficos de defensa (sobresalto o
paralización) antes de haber identificado al agresor.
o Corresponden a estados agudos, producidos por un estímulo interno o externo y
acompañados de un correlato fisiológico manifiesto (taquicardia, sudoración, cambios de
presión, variaciones de las secreciones neuroendocrinas) Las emociones han sido
estudiadas por los fisiólogos.

Lersch hace la distinción entre emoción y sentimiento en el sentido de que el sentimiento


es más que el simple sentirse estimulado. Como el caso del susto, hay sentimientos que se
convierten en emociones, según su profundidad y durabilidad en el tiempo. El sentimiento
por lo tanto sería menos intenso que la emoción, más vago, atmosférico e impreciso. Por
ejemplo sentimos algo. En definitiva, el sentimiento es más difícil de aprehender. Una
emoción es más profunda cuando mayor territorio de la vida anímica está incluido: la alegría
impregna en cierto modo toda la vida anímica.

El concepto de emoción se utiliza con sentidos diferentes. Son típicas las definiciones de
varios componentes, que atribuyen a las emociones algunos de los siguientes elementos o
todos ellos:

a) Apreciaciones cognitivas de la situación (por ejemplo apreciaciones de una situación


como amenazadora e incontrolable)
b) Estados sentimentales subjetivos (por ejemplo tensión psíquica)
c) Alteraciones fisiológicas (por ejemplo, aumento de las palpitaciones del corazón,
secreción del sudor)
d) Tendencias motivacionales (por ejemplo, deseos de escapar de la situación)
e) Comportamiento expresivo(por ejemplo expresión de angustia en el rostro)
f) Conducta instrumental, por ejemplo la huída.

Por lo general, no queda claro cuáles y cuántos de estos componentes (componentes que
empíricamente, se hallan correlacionados solo moderadamente) han de darse para que
podamos hablar de emoción. Además surgen problemas de deslinde en relación con
fenómenos afines, como p/ej. la motivación.

Durante los últimos años, se viene prefiriendo conceptos de emoción, que la refieren a los
tres componentes de la vivencia subjetiva:

a) Componentes afectivos (vivencia de sentimientos en sentido estricto)


b) Componentes somatoperceptivos (percepciones de alteraciones fisiológicas y motricidad
expresiva)
c) Componentes cognitivos (por ejemplo, preocupaciones por angustia, en general sobre la
problemática de la emoción)

Las emociones primarias se diferencian en estas características de aquellas emociones que


se conciben como mezclas o diferenciaciones cognitivas de las emociones primarias, p/ej,
el orgullo se concibe como una alegría cuyo componente cognitivo contiene una atribución
causal interna de un suceso positivo.
Se podría decir que la palabra emoción, delimita estados de ánimo de una cierta agudeza,
producidos casi siempre por un estímulo exterior y acompañados de un correlato fisiológico
manifiesto.

3 Estados sentimentales o sentimientos permanentes: estados de


ánimo, humor.

Los estados de ánimo y humor son sinónimos entre sí. Son sentimientos sostenidos y
persistentes, experimentados y expresados de forma subjetiva y observada por los otros.
Pero su ámbito semántico es distinto de los sentimientos. En un momento determinado se
pueden albergar varios sentimientos, incluso contrapuestos, pero en cada momento se
tiene un estado de ánimo o se está de un humor determinado. Las características
fundamentales de los estados de ánimo son las siguientes:

Son estados sostenidos y persistentes. A diferencia de los sentimientos, no se pueden


experimentar simultáneamente dos estados de ánimo.

Implican una transformación del mundo, son una forma de verlo y sentirlo. Es una nueva
forma de estar en el mundo. Cuando no se encuentran los caminos, el estado de ánimo
puede encontrar nuevas relaciones y servir a la supervivencia, más allá de los cambios
objetivos, algunos de ellos muy difíciles de asimilar por la conciencia. Ej. duelo, cólera,
irritación.

4. Tendencias e Instintos
Según Ph. Lersch se caracterizan principalmente por poner en marcha la vida anímica. Son
procesos mediante los cuales intenta realizarse la vida humana. Se dirigen a la consecución
de un estado todavía inexistente. Se hallan siempre presentes en la dirección y
configuración de la vida. Es una dinámica finalista que domina tanto la vida psíquica animal
como la humana.

Lersch aclara que en los humanos no se habla de instintos sino que de tendencias, y esto
es porque en el hombre los impulsos que atraviesan la temporalidad de la vida anímica,
muestran casi siempre un conocimiento del fin y una comprensión de las circunstancias y
de sus relaciones, no así el animal.

4.1 Instintos

En los animales se habla de instintos y su característica principal es estar dirigidos al


porvenir, pero no perciben conscientemente la meta ni el futuro como campo de acción de
sus instintos. Los instintos están dirigidos hacia un fin sin que aparezcan en forma de
representación consciente ni la meta ni el camino que a ella lleva. El instinto sería la primera
forma de comportamiento activo, en el cual tiene lugar una utilización del medio circundante
al servicio de las tendencias.

A modo de ejemplo: la hembra del górgoro, cuando alcanza la madurez sexual emprende
el vuelo y deposita sus huevos en la hoja de abedul. Pero antes de depositar los huevos,
corta la hoja y la enrolla en forma de cucurucho para que no se caigan. Otro ejemplo es el
del pollito cuando sale de la cáscara y corretea, o el pato que nada desde el primer día.
En cambio en el hombre el comportamiento finalista deriva en su mayor parte de la
inteligencia y la reflexión. En los hombres se habla por lo tanto de motivos y tendencias en
lugar de instintos.

El comportamiento instintivo es innato y heredado, no requiere de ninguna reflexión, ni


práctica ni aprendizaje. El animal sabe su acto instintivo sin haberlo aprendido, y sin haberlo
ensayado y perfeccionado a través de éxitos y fracasos.

Las acciones instintivas tienen una carácter estereotipado, son ejecutadas de un mismo
modo por los individuos de una misma especie.

Si bien el comportamiento instintivo es desencadenado por una situación típica determinada


y transcurre en forma aproximadamente idéntica, el acto instintivo no transcurre en cada
caso en forma automáticamente idéntica, sino que presenta cierto margen de variabilidad.

Componentes de la emoción:

Hay tres componentes en una emoción: neurofisiológico, conductual, cognitiva. La


neurofisiológica se manifiesta en respuestas como taquicardia, sudoración,
vasoconstricción, hipertensión, tono muscular, rubor, sequedad en la boca, cambios en los
neurotransmisores, secreciones hormonales, respiración, etc. Todo esto son respuestas
involuntarias, que el sujeto no puede controlar. Sin embargo se pueden prevenir mediante
técnicas apropiadas como la relajación. Como consecuencia de emociones intensas y
frecuentes se pueden producir problemas de salud (taquicardia, hipertensión, úlcera, etc.).
Por eso, la prevención de los efectos nocivos de las emociones en el marco de la educación
emocional se puede entender como un aspecto de la educación para la salud.

La observación del comportamiento de un individuo permite inferir qué tipo de emociones


está experimentando. Las expresiones faciales, el lenguaje no verbal, el tono de voz,
volumen, ritmo, movimientos del cuerpo, etc., aportan señales de bastante precisión sobre
el estado emocional. Esta componente puede intentar disimularse. Por ejemplo, las
expresiones faciales surgen de la actividad combinada de unos 23 músculos, que conectan
directamente con los centros de procesamiento de las emociones, lo que hace que el control
voluntario no sea fácil; aunque, siempre es posible «engañar» a un potencial observador.
Aprender a regular la expresión emocional se considera un indicador de madurez y
equilibrio que tiene efectos positivos sobre las relaciones interpersonales.

La componente cognitiva o vivencia subjetiva es lo que a veces se denomina sentimiento.


Sentimos miedo, angustia, rabia y muchas otras emociones. Para distinguir entre la
componente neurofisiológica y la cognitiva, a veces se emplea el término emoción, en
sentido restrictivo, para describir el estado corporal (es decir, el estado emocional) y se
reserva el término sentimiento para aludir a la sensación consciente (cognitiva). La
componente cognitiva hace que califiquemos un estado emocional y le demos un nombre.
El etiquetado de las emociones está limitado por el dominio del lenguaje. Dado que la
introspección a veces es el único método para llegar al conocimiento de las emociones de
los demás, las limitaciones del lenguaje imponen serias restricciones a este conocimiento.
Pero al mismo tiempo dificulta la toma de conciencia de las propias emociones. Estos
déficits provocan la sensación de «no sé que me pasa». Lo cual puede tener efectos
negativos sobre la persona. De ahí la importancia de una educación emocional
encaminada, entre otros aspectos, a un mejor conocimiento de las propias emociones y del
dominio del vocabulario emocional.

Es interesante relacionar estos tres componentes emocionales con la clasificación de


objetivos didácticos. Si bien lo observamos veremos un paralelismo entre: a) «Hechos,
conceptos y sistemas conceptuales» con la dimensión cognitiva; b) «Procedimientos» con
el comportamiento; c) «Actitudes, valores y normas» con respecto a la dimensión
emocional.

Bibliografía Recomendada:

Fernández-Abascal, E.G. (1995). Manual de Motivación y Emoción. Madrid: Centro de


Estudios Ramón Areces.
Fernández-Abascal, E.G. (1997). Psicología General. Motivación y Emoción. Madrid:
Centro de Estudios Ramón Areces.
Petri, H.L. y Govern, J.M. (2006). Motivación. Teoría, investigación y aplicaciones. México:
Thomson.
Palmero, F.; Fernández-Abascal, E.G.; Martínez, F. y Chóliz, M. (2002). Psicología de la
Motivación y la Emoción. Madrid: McGraw Hill.
Reeve, J. (2002). Motivación y Emoción (3ª edición). México: McGraw Hill.
Fernández-Abascal, E.G. y Jiménez, M.P. (2002). Control del estrés. Madrid: UNED
(Colección Cuadernos de la UNED).

Fernández-Abascal, E.G.; Palmero, F.; Chóliz, M. y Martínez, F. (1998). Cuaderno de


prácticas de motivación y emoción. Madrid:
Mestre, J.M. y Fernández-Berrocal, P. (2007). Manual de inteligencia emocional. Madrid:
Pirámide.
Fernández-Abascal, E.G. (2009). Emociones Positivas. Madrid: Pirámide.
SENSACIÓN Y PERCEPCIÓN.

Sensación

Sensación: el ambiente entrega


estímulos físicos.
Un primer aspecto para destacar es que una sensación es
un proceso de carácter fisiológico, mientras que la
percepción es de carácter sicológico.
En esencia, un proceso sensorial (sensación) se limita a una
recepción de estímulos físicos aislados simples del ambiente
mientras que el proceso perceptivo (percepción) es una
interpretación, significación y organización de esa
información que brinda el proceso sensorial.
Es decir, sentimos enrarecimientos del aire (ondas), pero
percibimos sonidos; sentimos acciones mecánicas, pero
percibimos caricias o golpes; sentimos gases volátiles, pero
percibimos la fragancia de un perfume o el aroma del
desayuno.
De modo que nuestras percepciones no son registros
directos del mundo que nos rodea, sino que se construyen internamente siguiendo reglas
innatas y constricciones impuestas por las capacidades del sistema nervioso.
La representación mental del mundo se consigue a través de la sensación; pero sin la
capacidad para seleccionar, organizar e interpretar nuestras sensaciones, ésta no sería
posible. Este segundo proceso es el que denominamos percepción.
Una sensación no implica necesariamente que la persona se dé cuenta del origen de
aquello que lo estimula sensorialmente.
Una sensación conlleva dos elementos básicos:

El medio provee energías que accionan receptores.

1.- Estimulación de los receptores sensoriales (células especializadas capaces de


transformar estímulos físicos en impulsos nerviosos).
2.- Trasmisión de los impulsos nerviosos desde los receptores sensoriales hasta el sistema
nervioso central (SNC).
Algunos autores identifican las sensaciones como los contenidos más sencillos e
indivisibles de la percepción, procedentes del mundo exterior y que se llaman estímulos.
El medio provee energías que accionan receptores e inician una cadena de actividad en el
SNC. El aprendizaje constituye un efecto relativamente permanente de estas actividades.
Para que se produzca la sensación, las estimulaciones externas deben ser trasmitidas y
transformadas en vivencias. Esta función la realizan los órganos de los sentidos (sistemas
aferentes).
Los órganos de los sentidos, en colaboración con el SNC, son los receptores del ser viviente
que capacitan para tener conciencia del mundo exterior.
La imagen que del mundo tiene el ser humano es tan consistente que se asume que
conocemos el mundo tal como es. Sin embargo, los hechos inmediatos que originan las
percepciones, no están fuera sino dentro
del sistema nervioso.

Asumimos que conocemos el


mundo.
Lo que vemos se inicia en ondas de luz
reflejadas por un objeto. La energía
luminosa causa cambios químicos en la
retina, que activan las neuronas y los
impulsos nerviosos viajan hacia el cerebro.
Así, entre el ojo y el cerebro no hay una
sucesión de imágenes, sino una sucesión
de impulsos nerviosos. Solo al final de la cadena ocurre la percepción. Mientras la
percepción depende de la actividad neural del cerebro, los objetos percibidos se vivencian
como objetos en el medio, externos al sujeto que los percibe.
Entonces, una sensación se transforma en percepción cuando tiene algún significado para
el individuo. Por eso es importante analizar cuál es la experiencia de las personas con esas
sensaciones, ya que la percepción aumenta o se fortalece conforme se enriquece la
experiencia y la cultura del sujeto.
Las sensaciones no solo se reciben a través de los cinco sentidos (visión, audición, olfato,
gusto y tacto), que funcionan en forma automática y natural, sino que también dependen de
la cantidad de estímulo y de su naturaleza diferencial.
Un ejemplo de la naturaleza diferencial es
el no distinguir un objeto negro en una
habitación oscura.

¿Dos rostros o un jarrón?


Además, la capacidad sensitiva viene
definida por los umbrales de percepción; es
decir, ¿a partir de qué intensidad de
estímulos comenzamos a percibir algo?
En tal sentido pueden distinguirse tres
umbrales: máximo, mínimo y diferencial.
Sensación y percepción pueden ser
separadas desde la fisiología, en los
procesos de recepción y los procesos de
elaboración en el SNC, pero desde la
experiencia constituyen un proceso
indisoluble.

Percepción
Como ya la dijimos, la percepción es un proceso por el cual la información sensorial es
organizada e interpretada.
Los hechos que dan origen a la percepción no están fuera de nosotros, sino en nuestro
sistema nervioso.
La calidad, la intensidad, la duración y la distancia de las experiencias sicológicas dependen
de las características del estímulo que el SNC puede traducir en impulsos nerviosos.
Pero no todos los cambios son percibidos: la diferencia mínima de intensidad a la cual se
reacciona se llama umbral.
Este umbral puede ser:
Umbral absoluto: es la intensidad mínima que debe tener un estímulo para ser detectado
en forma consciente.
Umbral diferencial: es la diferencia mínima
necesaria en la intensidad de dos estímulos
para que puedan ser conscientemente
detectados como diferentes.

Vemos, pero ¿qué percibimos?


La ley de Weber: establece que el umbral
diferencial es una proporción y no una
constante. Por eso, para diferenciar entre
dos estímulos de alta intensidad se necesita
una cantidad mayor que para diferenciar
entre dos estímulos de baja intensidad: Por
ejemplo: es posible detectar la diferencia de
peso entre 1 kilo y 2 kilos, pero es más difícil hacerlo entre 50 y 51 kilos.
Otro concepto relacionado con la percepción es la adaptación, que se define como los
ajustes a la estimulación sensorial.
Esta puede ser:
Adaptación negativa o desensibilización, que ocurre cuando perdemos sensibilidad a un
estímulo debido a una exposición prolongada al mismo.
Adaptación positiva o sensibilización, que se da cuando nos volvemos sensitivos a una
determinada información sensorial.
Como resumen final, de acuerdo a lo expuesto, bien podríamos decir que las sensaciones
son solo una primera etapa en el proceso de representar estímulos externos.
El objetivo final es la percepción, que es una tarea de más alto nivel encomendada al
cerebro, mediante la cual podemos recibir una interpretación final de lo que sucede a
nuestro alrededor.

RAZONAMIENTO:

El pensamiento es un proceso de formación de conceptos, formamos abstracciones


conceptuales que nos posibilitan extender las limitadas capacidades cognitivas humanas.
De este modo el pensamiento humano utiliza los conceptos y categorías como formas de
organización del conocimiento.

Conceptos y Categorías

Los conceptos son las representaciones mentales de cierto contenido de hechos u objetos
que son elementos fundamentales en el pensamiento ya que permiten la economía
cognitiva, las categorías son los eventos posibles que puede haber en el concepto.
Categorizar significa ordenar en la memoria, de forma organizada, aquellos conocimientos
previos que poseo para ubicar un evento en un concepto.

Funciones de los conceptos:

El pensamiento utiliza a los conceptos y a las categorías como formas de organización del
conocimiento ya que los conceptos constituirían de alguna manera los elementos básicos
del pensamiento humano al ser representaciones mentales.

1) El ser humano a efectos de adaptarse a las nuevas situaciones de la vida cotidiana


precisa de conocimiento organizado y fácilmente recuperable, así podemos entender a los
conceptos como unidades constitutivas del conocimiento, en su función de organizar el
mundo.
2) Otra función de los conceptos es la predicción (uno sabe cómo se va a comportar aquello
y sabe que respuesta dar).
3) Cuando nos enfrentamos ante un hecho anómalo podemos elaborar un nuevo concepto
o podemos acudir a conceptos ya presentes en nuestro sistema. Es decir, los conceptos
permiten la realización de inferencias al atribuirle a un ejemplar propiedades y
características de otro concepto de la misma categoría.

Estudios sobre la formación de los conceptos:


Hull, neoconductista (“visión clásica”): los conceptos se adquieren por discriminación entre
los diversos elementos que componen un estímulo (ej. del concepto perro: rasgos comunes
de los perros que los diferencian de otros animales). Cada vez que uno se encuentra con
un ejemplar de la categoría, se fortalece la unión entre el concepto y las características del
ejemplar. Es decir, la abstracción de un elemento común a diversos estímulos asociados,
es el concepto. La pertenencia de un ejemplar a una categoría es una cuestión de “todo o
nada”.

Bruner, Austin y Goodnow: la adquisición de conceptos es el producto de un proceso de


comprobación de hipótesis mediante la inducción enumerativa. La inducción enumerativa
es un mecanismo por el cual el sujeto recopila datos a partir de casos particulares que le
permiten realizar una generalización que se pondrá a prueba. Los sujetos adultos no
realizan la búsqueda de manera desordenada sino que actúan guiados por hipótesis y
estrategias.

PROCESOS MENTALES:

Las operaciones mentales son procesos que se suceden en orden de complejidad, los unos
dependen de los otros y, generalmente para lograr los de mayor nivel, es necesario haber
propiciado el desarrollo de aquellos que los fundamentan. Por esta razón es importante
reconocer que no se presentan de forma lineal o aislada, sino que siempre están
interrelacionados. Un acercamiento a su naturaleza puede caracterizarse así:

NIVEL INTERPRETATIVO:

IDENTIFICACIÓN: Identificar es reconocer las características de un objeto, situación o


realidad. Es dar significado a una realidad de acuerdo a sus atributos.DIFERENCIACIÓN:
Diferenciar es reconocer algo por sus características, distinguiendo las que son esenciales
de las irrelevantes en cada situación de las que dependen. Es reconocer las características
específicas en las que son divergentes dos o más objetos o
situaciones.REPRESENTACION MENTAL: Es la interiorización de las características de un
objetivo de conocimiento. No es la fotografía del objeto sino la representación de los rasgos
esenciales que permiten definirlo como tal.COMPARACIÓN: Es un proceso en el cual se
establecen relaciones entre pares de características de objetos o situaciones. En él se
establecen semejanzas o diferencias entre las características de dos objetos o situaciones.
Es la capacidad para establecer equivalencias entre las cosas que se perciben como
diferentes.CLASIFICACIÓN: Es el proceso mental que permite agrupar ideas u objetos con
base en un criterio determinado. Permite a partir de categorías, reunir grupos de elementos
de acuerdo a atributos definitorios.Esta operación mental permite agrupar en categorías
denominadas clases y establecer categorías conceptuales.CODIFICACIÓN: Es la
operación mediante la cual un concepto o pensamiento se transforma en símbolo o código.
Es la traducción de instrucciones de un lenguaje a otro.
DECODIFICACION: Es la operación mental que permite traducir un símbolo o código, a un
pensamiento o concepto. Es la interpretación de símbolos, dándoles significado. Implica
también la traducción de instrucciones.PROYECCIÓN DE RELACIONES VIRTUALES: Es
la operación mental que permite establecer relaciones que existen potencialmente. Este
proceso permite transportar figuras, modelos o imágenes a diferentes situaciones.
(conservaciones)
NIVEL ARGUMENTATIVO

ANÁLISIS: Es un proceso que implica la separación de un todo en sus partes, teniendo en


cuenta sus cualidades, funciones, usos, relaciones, estructuras y operaciones.Este proceso
se realiza con base en un plan o de acuerdo con un criterio determinado.SÍNTESIS: Es el
proceso que permite integrar elementos, relaciones, propiedades o partes para formar
entidades o totalidades nuevas y significativas.INFERENCIA LOGICA: Inferir consiste en
utilizar la información de la que se dispone para aplicarla o procesarla con miras a emplearla
de una manera nueva o diferente. Es la capacidad para realizar deducciones con varios
fines: Resolver una tarea cuando no se da toda la información, para establecer relaciones
posibles y para llegar a una conclusión. Es una forma razonamiento inductivo- deductivo.

NIVEL PROPOSITIVO

RAZONAMIENTO
Razonamiento es el proceso mediante el cual se selecciona, almacena,abstrae, normaliza,
integra y recuerda la información construida en el aprendizaje. Es el conjunto de procesos
que permiten organizar y justificar los conocimientos.
RAZONAMIENTO ANALOGICO
El razonamiento analógico es el proceso por el cual se proporcionan marcos explicativos
útiles en dominios conocidos y familiares al sujeto para poder razonar sobre dominios en
los que falta dicho marco. La analogía puede utilizarse para: Reconstruir la experiencia del
sujeto, permite expresar experiencias que son difíciles en términos puramente lingüísticos
sin tener que recurrir a una descripción literal. Razonar analógicamente significar introducir
la posibilidad de interpretación ambigua, cuando se dirige a la argumentación.El
razonamiento analógico se concibe como la transferencia de parte del conocimiento de un
dominio ya conocido (dominio fuente) a un dominio nuevo.

RAZONAMIENTO HIPOTÉTICO
Es el proceso en el cual se realizan inferencias y predicciones de hechos, a partir de los ya
conocidos y de leyes que los relacionan. Razonar hipotéticamente consiste en ensayar
mentalmente posibles soluciones con el fin de resolver el problema con éxito.
RAZONAMIENTO TRANSITIVO
Consiste en ordenar, comparar y transcribir una relación hasta llegar a una conclusión. Este
razonamiento permite la generalización y la inferencia de nuevas relaciones.

Bibliografía recomendada:

Cognición y Razonamiento:

De Zubiría, M. (2004). Enfoques Pedagógicos y Didácticas Contemporáneas.Bogotá:


Fundación Internacional de Pedagogía Conceptual Alberto Merani
Feuerstein, R., Rand, Y., Hoffman, M. y Miller, R. (1980). Programa de enriquecimiento
instrumental. Madrid: Instituto Superior S. Pío X.MEN. (2006).

Sensación y Percepción:

BARON, Robert. Psicología. México: Prentice Hall, 1996. P. 131 – 133, 135 – 138.
DAY, R. H.. Psicología de la Percepción Humana. México D. F.: Ed. Limusa–Wiley, 1973.
227 p.
FELDMAN, Robert. Psicología. México D.F.: Mc Graw Hill, 1999. 646 p.
GIOVETTI, Paola. Los fenómenos paranormales. Santafé de Bogotá: Ediciones Paulinas,
1992. 192
MATLIN, Margaret W., y FOLEY, Hugh J.. Sensación y Percepción. México D. F.: Prentice
Hall, 1996. 554 p.
Moix queraltó, Jenny, "Mensajes que no llegan a la consciencia" [en línea]. 18 de mayo de
2000. En línea <http://www.ciencia.vanguardia.es/ciencia/portada/p611.html> (Consulta:
18 de mayo de 2000)
SCHIFFMAN, Harvey Richard. La Percepción Sensorial. México D. F.: Limusa, 1983. 453
p.

Semana 5:

AUTOESTIMA Y AUTOCONCEPTO

Conocer la diferencia entre el autoconcepto y la autoestima es importante. A lo largo de


nuestra vida, en muchas ocasiones, nos podemos sentir muy a gusto con nosotras y
nosotros mismos; y en otras ocasiones en cambio podemos sentirnos algo más decaídos y
decaídas. Unos días podríamos comernos el mundo y otros, al contrario, podemos sentir
como nos pesan demasiado las circunstancias que nos rodean. Hay días y días. Pero lo
normal es que nuestro ánimo no fluctúe entre estos dos extremos: nuestro ánimo suele ser
consistente, aunque existen variables que pueden modificarlo.
El Autoconcepto

Autoconcepto es lo que yo soy, es decir, las características que conciben mi ser: mi


personalidad, mi forma de ver la vida, mis características personales. Es decir, el
autoconcepto tiene un valor descriptivo. Para algunos autores el autoconcepto consiste en
el conjunto de opiniones, hipótesis e ideas que individuo tiene sobre sí mismo.

Según Burns, el autoconcepto sería, en término actitudinales, el componente cognitivo. Es


decir, el componente cognitivo es el conjunto de percepciones, ideas u opiniones que el
individuo tiene de sí mismo; independientemente de que seas falsas o verdaderas, objetivas
o subjetivas, y estas opiniones le permiten describirse a sí mismo.

Si al pensar en nuestro autoconcepto nos sentimos a gusto, tendemos a ser más optimistas
y enérgicos.

Si, por el contrario, sentimos que no estamos a gusto, tenderemos a sentirnos más
negativos y apáticos.

La Autoestima
A la autoestima, por el contrario, le atribuímos un significado valorativo. Es aquello que
pensamos y sentimos del conjunto de características que poseemos. La autoestima
consiste en las actitudes que el individuo tiene hacia sí mismo, es decir, recreamos una
imagen de nosotras y nosotros mismos. Es un juicio sobre nuestra propia competencia y
valía personal.
Según Burns, la autoestima sería, en términos actitudinales, el componente emocional y
evaluativo. Son aquellos sentimientos favorables o desfavorables que sentimos según sea
la valoración sobre nuestras características personales.

Dentro de nuestra actitud, es el elemento clave. La percepción de nuestra autoestima


dependerá de nuestro concepto del yo ideal y del yo real, por ello, es importante ser realistas
y aprender a cambiar aquellos pequeños detalles que no nos gustan.

Características de la autoestima y el AutoConcepto

Algunas de las características del autoconcepto y la autoestima son:

● Es un conjunto de percepciones que se extraen de las experiencias que la


persona tiene en sus diferentes ámbitos.
● Tiende a ser consistente en el tiempo, estable, pero esto no significa que no sea
modificable. Siempre estamos a tiempo de acabar.
● Es jerárquica, las distintas características se gradúan.
● Es multidimensional.
● Es un sistema organizado.

La autoimagen consecuencia de ambos conceptos


La autoimagen es una representación que hacemos de nosotros mismos o mismas
normalmente muy sólida y que es difícil de modificar. Esto se debe a que la autoimagen se
ve reforzada por experiencias vividas junto con los juicios de valor realizados por los demás.

La AUTOIMAGEN es cómo consideramos que nos ven los demás. Es decir, la autoimagen
se ve afectada por ideas externas a nosotros mismos con más facilidad que el autoconcepto
y la autoestima. Éstas también se pueden ver afectadas por opiniones externas, pero con
menor facilidad que la autoimagen.

La autoimagen se divide en tres secciones diferentes: por un lado la parte basada en cómo
nos vemos nosotros mismos (autoconcepto), por cómo nos ven los demás (factor externo
que puede afectar a nuestra autoestima) y por cómo interpretamos ambas situaciones
internamente (personalidad del individuo).
Existe diferencia entre autoestima y autoconcepto

PROACTIVIDAD:

El término proactividad procede del griego y del latín. Está compuesto por dos palabras
«pro», preposición griega: pro-, que significa “a favor de”, y «actividad», que significa
“eficiencia de obrar”, “diligencia, eficacia”, término latino: activitas, activitatis. Fue un
concepto creado por el psiquiatra y neurólogo vienés Viktor Frankl (1905-1997), quien fue
prisionero del régimen nazi y sobrevivió a tres campos de concentración. En su libro “El
hombre en busca de sentido”, el autor explica que pudo subsistir en dicho contexto gracias
a que logró dotar de un logos (sentido) a su existencia, y aunque los alemanes le privaron
de su libertad física, de la alimentación y de su dignidad humana, él no permitió que le
quitaran la libertad de decidir qué hacer con esa experiencia, es decir, que definió el
concepto de proactividad como la libertad de escoger nuestra actitud frente a las diferentes
situaciones que debemos enfrentar en nuestra vida. La proactividad es la actitud del
individuo que decide controlar su conducta de una manera activa y toma la iniciativa para
obtener los resultados que cree que le ayudarán a estar mejor. Las personas proactivas
cuentan con valores especialmente seleccionados, los cuales guían su accionar y a pesar
de que les puedan suceder muchas cosas a su alrededor, deciden cómo quieren reaccionar
ante esos estímulos y son capaces de anteponer siempre sus ideales y luchar con energía
positiva ampliando de este modo su círculo de influencia. Y lo más importante, asumen la
responsabilidad de los resultados que obtienen. En cambio, lo opuesto a la proactividad, la
reactividad consiste en adoptar una actitud pasiva y quedar a merced de las circunstancias.
Las personas reactivas se ven impulsadas por el miedo o las emociones negativas que les
generan las circunstancias, condiciones y ambiente, reaccionando de una manera que
generalmente no les favorece o les aleja de sus objetivos. Mientras que las personas
proactivas seleccionan sus valores y se focalizan en las situaciones sobre las que pueden
actuar, los individuos reactivos son manejados por las circunstancias y superados por
problemas sobre los que no tienen capacidad de control, dejándose influir mucho por el
entorno, preocupándose por lo que otros hagan y centrando su atención en los hechos que
no tienen solución. En general, las personas reactivas esperan a que las cosas sucedan o
a que alguien se haga cargo de ellas. Evidentemente, esta actitud les limita la capacidad
de actuar y, por lo tanto, reaccionan y se dejan llevar por los acontecimientos. Mientras que
las personas proactivas buscan solucionar los problemas, las reactivas son, en muchas
ocasiones, ellas mismas el problema.
Actitud Positiva
Cuando vivimos la realidad como una oportunidad, por muy complicada que ésta sea,
podemos activar el pensamiento positivo que es necesario para generar a su vez una
emoción positiva que nos dé el impulso necesario para superar el reto. Si tenemos una
actitud positiva ante la realidad y decidimos afrontarla proactivamente, estaremos
incrementando nuestra capacidad de adaptación y con ello, nuestra inteligencia.
Iniciativa
No basta con tener una actitud positiva para lograr los objetivos, es necesario también
asumir activamente el control de la conducta, ejerciendo la libertad de elección sobre las
circunstancias del contexto. Para ello, emocionalmente tenemos que desarrollar la voluntad
y la confianza necesaria para decidir en cada momento lo que queremos hacer y
responsabilizarnos de los resultados, lo que implica no tener miedo a equivocarnos. Las
personas proactivas saben que si quieren lograr algo, deben hacer algo, que el cambio
debe empezar por ellas, que cualquier resultado que pretendan obtener del entorno debe
iniciarse en su círculo de influencia, que es el lugar donde pueden impactar en los
resultados y como su energía es positiva, consiguen con cada acción ampliar su círculo de
influencia cada vez más. La iniciativa también es responsabilizarse de asumir ese espacio
de libertad que todos tenemos, es hacerse cargo, afrontar, tomar las riendas, actuar para
solucionar lo que nos provoca malestar; en suma, elegir un camino que nos haga crecer.
Creatividad
La creatividad implica no solo hacer una planificación y elegir el método adecuado
aplicando la experiencia y aprendiendo de los errores, sino también salir de la zona de
confort, superando el miedo a equivocarnos, atreviéndonos a experimentar una y otra vez
diferentes acciones hasta conseguir los resultados deseados. La creatividad nos da mayor
capacidad para resolver los problemas y con ello sentirnos a su vez más capaces de asumir
nuevos desafíos.
Conclusión: La proactividad es una competencia muy valorada en la actualidad en el mundo
laboral, ya que una persona proactiva es aquella que se adelanta a los problemas, los
previene o está preparada para enfrentarlos eficientemente. Además, es capaz de soportar
las presiones del entorno, no le teme a los cambios, es más, los promueve y siempre enfoca
sus acciones en que las cosas mejoren y, principalmente, no se deja vencer por los
fracasos, sino que aprende de sus errores. Una persona proactiva es responsable de su
vida y de conseguir sus metas y objetivos, gestiona sus emociones y se autorregula. En
suma, la proactividad constituye una competencia muy necesaria en el contexto profesional
actual tan cambiante, en donde el comportamiento individual juega un papel decisivo en el
éxito profesional ya que impacta directamente en la calidad y hasta en la cantidad del
trabajo realizado.

Bibliografía Recomendada:

Autoestima:

Bruscia, KE. Defining Music Therapy, NH: Barcelona Publishers, 1998


Campaña, Eduardo y Muñoz, mirtha, 2003; Varón y Mujer Los creó ; CLAI, 2003, San José,
Costa Rica.
De Angulo José Miguel y Lozada, Luz Estella,1992, Autoestima y dignidad , MAP Bolivia,
Eric, Juan;(1997), Sobre Autoestima, Universidad Autónoma de México.
Freud, Sigmund,1914, Introducción al Narcisismo, Editorial Alianza, Madrid, España
F.I.S., Factores de riesgo, protección y resiliencia, 1997, Fundación de Investigaciones
Sociales, México.
Gaja Jaumeandreu, Raimon, 2004, Bienestar, Autoestima y Felicidad , Editorial Norma.

Proactividad:

Bateman y Crant “The Proactive Component of Organizational Behavior” Journal of


Organizational Behavior. 1993
Corvey, Stephen R. Los siete hábitos de la gente altamente efectiva (Paidós Méjico, 1996)
Frankl, Vicktor El hombre en busca de sentido (Herder, Barcelona 1979)
Luperdi Salgado Carlos “La proactividad, esa desconocida facultad humana” en
http://www.monografias.com/trabajos42/proactividad/proactividad2.shtml
Pallarés, María en “La Flecha, diario de ciencia y tecnología”
http://www.laflecha.net/articulos/empresas/que_es_proactividad?page=1

Вам также может понравиться