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2.3. Empuje sobre superficies planas y curvas.

Con frecuencia, un buen aprovechamiento del agua (agrícola, hidroeléctrico,


etc.) precisa que sea almacenada para su uso posterior. Para proceder al cálculo
de estas estructuras de almacenamiento, el ingeniero debe situar y calcular las
fuerzas que van a actuar sobre las paredes.
Cualquier pared plana que contenga un líquido (muros, compuertas, depósitos,
etc) soporta, en cada uno de sus puntos, una presión que ha sido definida como
la altura de la superficie libre del líquido al punto considerado, siempre que se
trate de recipientes abiertos, que es el caso más frecuente en aplicaciones
hidrostáticas. Por tanto, todas las fuerzas de presión paralelas, cuya magnitud y
dirección se conocen, tendrán una resultante, P, que representa el empuje del
líquido sobre una superficie plana determinada, cuyo valor y punto de aplicación
vamos a determinar.

Cálculo del valor de la presión total.

Suponemos una pared inclinada que contiene un líquido y que forma con su
superficie libre un ángulo , y en ella un elemento diferencial de superficie
d.

Superficie libre del líquido 
 



z
 x

 dw


 Pared 


Figura .

 = Traza del plano que forma la superficie libre de un líquido


 = Traza de una pared plana finita que contiene el líquido
(ambas trazas respecto al plano del papel)
Las trazas de ambos planos forman un ángulo cualquiera .

d = Superficie elemental sumergida, de cota z, a una distancia x de la


traza de ambos planos, .

La presión que actúa con intensidad uniforme sobre d es:

dP  P  d    z  d  dP    (x  sen )  d


La fuerza de presión total, p, que actúa sobre la cara de una superficie plana
finita será la integral en toda el área , puesto que todos los elementos de fuerza
son paralelos.

P     x  sen   d   sen   x  d 


x  d es el momento estático del área respecto a la traza



Si G es el cdg de dicha área, su abcisa xG valdra


∫𝜔 𝑥. 𝑑𝜔 ∫𝜔 𝑥. 𝑑𝜔
𝑥𝐺 = = −> ∫ 𝑥. 𝑑𝜔 = 𝑥𝐺. 𝜔
∫ 𝑑𝜔 𝜔 𝜔

Sustituyendo en 5 quedará:

P    sen   xG      ZG    PG  

P  PG  

La presión total que ejerce un líquido sobre una superficie plana es el


producto del área por la presión hidrostática que actúa sobre su centro de
gravedad.

Determinación del centro de presión (cdp).

Superficie libre

zG
xG zC
G

xC

Eje de simetría
(pared)

Figura centro de presión

La fuerza de presión resultante, P, cuyo valor se ha obtenido en el punto


anterior, tiene su aplicación en el centro de presión C (xc, yc , zc).
Para determinar este punto bastará normalmente, en la práctica, con
determinar la coordenada xc. Para ello se toman momentos a lo largo del eje
de simetría.

P  xc
  x  dP

A su vez, dP  P  d    z  d , luego:

P  xc
  x    z  d     x  z  d


como
z  x  sen 

P  xc
    x2  sen   d    sen    x2  d

La integral  x2  d Representa el momento de inercia del área ω

respecto a la traza Ɛ, por lo que, aplicando el teorema de Steiner:


Con lo que se demuestra que el centro de presión está por debajo del centro
de gravedad.

Si fuera necesario calcular las coordenadas yc, zc, las ecuaciones a utilizar
serían análogas a las utilizadas para la determinación de xc.

P  yc  y    z  d     y  z  d

P  zc  z    z  d     z2  d
Pared rectangular sumergida e inclinada

Figura 2.12.

La pared rectangular, de superficie  = bh, está sumergida a una distancia d de


la superficie libre del líquido. Es el caso de una compuerta rectangular (Fig. 2.12).

Pared circular sumergida e inclinada

 

r
G

Figura 2.13.

P  PG      zG      sen   xG  

siendo:
xG  d r r2

Luego: P    sen   (d  r)    r 2


Pared circular sumergida y vertical

Caso particular del anterior con  = 90º, por lo que sen  = 1.

p    (d  r)    r2

Presión total sobre una pared plana rectangular con


líquido a ambos lados.

Supongamos una pared rectangular que contiene por ambas caras un líquido
de peso específico  (Fig. 2.14). En este caso, sobre la misma pared se ejercen
dos presiones hidrostáticas paralelas de sentido contrario. Se trata de
determinar la presión resultante p y su punto de aplicación C.
A1

A2

P1
C1
1/3 h1
P2
1/3 h2

Fuerzas en superficies curvas


Para una superficie curva sumergida, la determinación de la fuerza hidrostática
resultante se necesita la integración de las fuerzas de presión que cambian de
dirección a lo largo de la superficie curva.

La manera más fácil de determinar la fuerza hidrostática resultante FR que


actúa sobre una superficie curva bidimensional es determinar las componentes
horizontal y vertical FH y FV por separado.

Esto se realiza cuando se considera el diagrama de cuerpo libre del bloque de


líquido encerrado por la superficie curva y las dos superficies planas (una
horizontal y la otra vertical) que pasan por los dos extremos de la superficie
curva.

La fuerza resultante que actúa sobre la superficie sólida curva es igual y opuesta
a la que actúa sobre la superficie líquida curva (tercera ley de Newton).
Componente horizontal de la fuerza sobre la superficie curva: FH=Fx
Componente vertical de la fuerza sobre la superficie curva: FV=Fy+W
Por tanto, se infiere que:

a) La componente horizontal de la fuerza hidrostática que actúa sobre una


superficie curva es igual (en magnitud y respecto a la línea de acción) a la fuerza
hidrostática que actúa sobre la proyección vertical de esa superficie curva.

b) La componente vertical de la fuerza hidrostática que actúa sobre una


superficie curva es igual a la fuerza hidrostática que actúa sobre la proyección
horizontal de esa superficie curva, más (menos, si actúa en la dirección
opuesta) el peso del bloque de fluido.

La magnitud de la fuerza hidrostática resultante que actúa sobre la superficie


curva es:

𝐹𝑅 = √𝐹𝐻 2 + 𝐹𝑉 2

Y la tangente del ángulo que forma con la horizontal es:

𝐹𝑉
tan 𝛼 =
𝐹𝐻

Estas observaciones son válidas para todas las superficies curvas, sin importar si
se encuentran arriba o abajo del líquido.
2.4 Principio de Arquímedes

El verdadero principio de Arquímedes fue enunciado por el siracusano en un tratado


en dos tomos probablemente publicado en el año 250 a. C.
Digo probablemente porque, por desgracia, sólo tenemos parte en el griego
original, y otra parte traducida al latín muchos años después. El tratado, Sobre los
cuerpos flotantes, constituye el primer libro científico sobre hidrostática, y
Arquímedes es sin ninguna duda el padre de esta ciencia.
En el primer tomo, Arquímedes enuncia la ley o principio que lleva su nombre, y
que en un lenguaje moderno dice lo siguiente:
Cualquier cuerpo parcial o totalmente sumergido en un fluido sufre una fuerza
vertical hacia arriba, llamada empuje, que es igual al peso del fluido que desaloja.
El físico siciliano dice muchas más cosas en este libro, por cierto, y a una de ellas
volveremos luego, pero antes tenemos que desgranar este principio porque es largo
y se puede hacer difícil de asimilar. Una vez comprendido, por cierto, intentaré
convencerte de que ya no es un principio, pues es posible demostrar su
inevitabilidad a partir de conceptos más básicos. Sí lo era en la época de
Arquímedes y por eso sigue llamándose así, claro.
¿Qué dice el principio si lo desmontamos en partes? Dice básicamente tres cosas,
en orden de detalle:
En primer lugar, algo sucede siempre que un cuerpo (o parte de él) está sumergido
en un fluido: líquido, gas o plasma.
En segundo lugar dice en qué consiste ese algo: es una fuerza que lo empuja hacia
arriba.
En tercer lugar cuantifica esa fuerza: es idéntica al peso del fluido desalojado por
el cuerpo.
De las tres cosas la más difícil de asimilar, con diferencia, es la tercera. Un modo
más burdo, pero tal vez más fácilmente visualizable, de expresar el peso del fluido
desalojado por el cuerpo es la siguiente: imagina el cuerpo, por ejemplo, la corona
de Arquímedes. Ahora imagina que el mismo cuerpo, con la forma exacta de la
corona metálica estuviera hecho de agua –pues ése era el fluido en el caso de la
historia– en vez de hecho de metal. ¿Cuánto pesaría esa “corona de agua”? Ése es
el valor de la fuerza hacia arriba –el empuje– que sufre la corona metálica.
Ese empuje vertical hacia arriba es algo que todos hemos notado, por ejemplo, al
intentar meter bajo el agua una pelota en la piscina. Sin embargo, antes de hablar
de consecuencias del principio y volver a la historia de la corona quiero intentar
explicar por qué se produce este fenómeno, utilizando precisamente el ejemplo de
la pelota y la piscina por ser algo con lo que –espero– todos estamos familiarizados.

El porqué del principio de Arquímedes


Es posible demostrar el principio de Arquímedes de un modo mucho más técnico
del que voy a usar aquí –daré alguna pista en un cuadro de texto pero lo haremos
matemáticamente en un nivel superior de este bloque–, pero por mi experiencia al
enseñar esto a lo largo de los años, la explicación que vas a leer es la que más
frecuentemente produce un “encendido de bombilla” en quien aprende – si eres
profesor sabes a lo que me refiero, la expresión en sus caras de “¡Oooooh, ahora
todo tiene sentido!” para la que vives cada día.
Volvamos al ejemplo de la pelota y la piscina. Estás tranquilamente en el agua –
seguramente flotando, pero a eso llegaremos luego–, con una pelota junto a ti, e
intentas meter la pelota bajo el agua, pero te cuesta muchísimo. ¿Cómo puede ser
tan difícil hundir la pelota diez centímetros?
Porque, en tu cabeza, estás haciendo una cosa: hundir la pelota.
Pero, en la realidad, estás haciendo dos cosas, una muy fácil y otra no tanto: bajar
la pelota y subir el agua.

El principio de Arquímedes afirma que todo cuerpo sumergido en un fluido


experimenta un empuje vertical y hacia arriba igual al peso de fluido desalojado.

La explicación del principio de Arquímedes consta de dos partes como se indica en


las figuras:

1. El estudio de las fuerzas sobre una porción de fluido en equilibrio con el resto
del fluido.
2. La sustitución de dicha porción de fluido por un cuerpo sólido de la misma
forma y dimensiones.

Porción de fluido en equilibrio con el resto del fluido.

Consideremos, en primer lugar, las fuerzas sobre una porción de fluido en equilibrio
con el resto de fluido. La fuerza que ejerce la presión del fluido sobre la superficie
de separación es igual a p·dS, donde p solamente depende de la profundidad
y dS es un elemento de superficie.
Puesto que la porción de fluido se encuentra en equilibrio, la resultante de las
fuerzas debidas a la presión se debe anular con el peso de dicha porción de fluido.
A esta resultante la denominamos empuje y su punto de aplicación es el centro de
masa de la porción de fluido, denominado centro de empuje.

De este modo, para una porción de fluido en equilibrio con el resto, se cumple

Empuje=peso=rf·gV

El peso de la porción de fluido es igual al producto de la densidad del fluido rf por


la aceleración de la gravedad g y por el volumen de dicha porción V.

Se sustituye la porción de fluido por un cuerpo sólido de la misma forma y


dimensiones.

Si sustituimos la porción de fluido por un cuerpo sólido de la misma forma y


dimensiones. Las fuerzas debidas a la presión no cambian, por tanto, su resultante
que hemos denominado empuje es la misma y actúa en el mismo punto,
denominado centro de empuje.

Lo que cambia es el peso del cuerpo sólido y su punto de aplicación que es el centro
de masa, que puede o no coincidir con el centro de empuje.

Por tanto, sobre el cuerpo actúan dos fuerzas: el empuje y el peso del cuerpo, que
no tienen en principio el mismo valor ni están aplicadas en el mismo punto.

En los casos más simples, supondremos que el sólido y el fluido son homogéneos
y por tanto, coincide el centro de masa del cuerpo con el centro de empuje.

Bibliografías
Catedra de ingeniería rural, hidrostática:
https://previa.uclm.es/area/ing_rural/Trans_hidr/Tema2.pdf
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO, Estática de fluidos,
https://core.ac.uk/download/pdf/154797607.pdf

Principio de Arquímedes:
http://biblio3.url.edu.gt/Libros/provinciales/arquimides.pdf

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