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RESUMEN DESARROLLO III

PSICOLOGIA DEL CICLO VITAL.


Se propone que la psicología del ciclo vital es más amplia que la psicología del desarrollo.
Coherente con una visión integral del curso del ciclo vital esta psicología enfatiza la irrelevancia
de la edad, los cambios permanentes, la multidimensionalidad, y la plasticidad, también como
la importancia del contexto y la historia. Se refiere al proceso de envejecimiento, a la adultez,
la vejez y la muerte en el marco del ciclo vital; enfatiza posibilidades relacionadas con el
envejecimiento exitoso, el bienestar subjetivo y la sabiduría, acordes con el punto de vista de
la psicología positiva y posible de lograr mediante el aprendizaje durante toda la vida o la
educación vitalicia. La psicología del ciclo vital es más amplia que la psicología del desarrollo
porque considera al envejecimiento a lo largo de todo el ciclo vital y no lo atribuye solo a la
vejez.
Nos referimos a un contexto del ciclo vital para indicar los estilos y condiciones de vida en
términos de espacios donde se desarrolla la actividad humana, modalidades de dicha actividad
y formas de interacción. Estos elementos a su vez se presentan en distintos sistemas.
Microsistema (el ambiente más cercano a la persona, familia, comunidad, colegio, trabajo),
mesosistema (interacción entre los macrosistemas), exosistema (circunstancias sociales,
políticas, culturales, científicas y económicas), macrosistema (relacionado con elementos
simbólicos de las culturas, tales como creencias y representaciones sociales) y cronosistema
(referente al transcurso del tiempo, hechos históricos y biográficos).
Multidimensionalidad: existen diferentes dimensiones que cambian con la edad, órganos
corporales, inteligencia, memoria, lenguaje, valores, relaciones sociales, etc.
Multidireccionalidad: los cambios pueden producirse en cualquier dirección, unos implican
crecimiento en términos psicológicos mientras que otros implican declive y a veces esto se
produce simultáneamente.
Variabilidad interindividual: los cambios no actúan en todas las personas de la misma forma.
Temporalidad: el cambio puede producirse en cualquier punto del ciclo vital, tener
perdurabilidad y acabar en cualquier punto de la vida.
Plasticidad: las intervinientes sobre individuos con déficits iniciales permiten recuperar sus
capacidades iniciales.
Cambios en estos distintos sistemas ecológicos producen transformaciones en el ciclo vital de
las personas.
El envejecimiento como procedimiento de diferenciación progresiva, el cual comienza con la
vida y termina con la muerte, es una realidad característica de todas las formas de vida
multicelular y de todos los seres humanos. Pedersen dice que las personas se vuelven más
diferentes con la edad, debido a razones ambientales y genéticas. La variabilidad
interindividual se incrementa con la edad. Desarrollo y envejecimiento han de entenderse
como procesos simultáneos durante toda la vida, donde se entiende la irrelevancia de la edad
cronológica, ya que es más importante lo que pasa en el tiempo que el tiempo que pasa. La
edad es más un constructo demográfico que funcional. Con respecto a los estereotipos de un
anciano existentes, debemos recordar como las expectativas de otros influyen sobre la opinión
que uno tiene de sí mismo, es decir que, los problemas relacionados con la vejez no comienzan
a una edad determinada sino cuando se empieza a etiquetar a una persona como de edad
madura o como trabajador retirado.
La multidimensionalidad, la multidireccionalidad, la plasticidad y la discontinuidad son rasgos
característicos del curso de la existencia humana. Esto implica que múltiples factores y
sistemas se conjugan e interactúan en la vida de una persona, en diferentes direcciones. En la
vida de un individuo existen rupturas o discontinuidad y continuidad ya que algunos aspectos
se mantienen a la vez que surgen otros.
Con plasticidad queremos decir que han quedado atrás muchos supuestos fatalistas acerca de
la herencia biológica como destino inevitable, esta puede ser moldeada debido a influencias
del entorno.
Selectividad, optimización y compensación: a medida que vivimos resulta fundamental
optimizar la utilización de los bienes disponibles (tiempo, recursos de la naturaleza y
personales como habilidades, relaciones, etc.). Además de la multidimensionalidad y la
multidereccionalidad, la vida implica la selectividad, optimización y compensación. La
selectividad equivale a darse cuenta de oportunidades y restricciones y actuar en consecuencia
diseñando y seleccionando metas alcanzables o cambiándolas y acomodándose a otras pautas.
Optimización significa identificar procesos generales involucrados en la adquisición, aplicación
y refinamiento de medios para el logro de metas relevantes, y la compensación es la
posibilidad de regular la perdida de los medios diseñando alternativas centradas en formas de
superar dichas pérdidas sin necesidad de cambiar las metas. Todo esto es posible porque el sí
mismo puede continuar siendo un sistema de afrontamiento y mantenimiento de la integridad
poderoso y resiliente.
La importancia del contexto y de la historia sirve para estudiar las trayectorias vitales que cada
vez son más atípicas y para analizar la influencia que ejercen las variables históricas y sociales
sobre la vida. De manera que hay tres factores que inciden en el curso de una vida, estos son
las expectativas sociales, los acontecimientos personales y las influencias históricas. Estas
inciden en la conformación de una identidad social (son normativas). Los acontecimientos
personales son no normativos porque son individuales y no tienen que ver con el sentido de
pertenencia a una sociedad. Las influencias normativas (expectativas sociales e influencias
históricas) están relacionadas con la edad, con el género y con cambios históricos. Toman en
cuenta relojes biológicos (edad de caminar, de hablar, de la pubertad, de la menopausia) y
relojes sociales (edad de ir a la escuela, de dejar la casa de los padres de trabajar, de
independencia económica, de formar una familia, de retirarse del mercado laboral y hasta de
votar). En toda sociedad, lo biológico y lo socio cultural son realidad flexibles y cambiantes.
Con respecto a las influencias no normativas (acontecimientos personales) aludimos a
acontecimientos cotidianos que van moldeando la vida y cambiando su rumbo. Sucesos
críticos de la vida cotidiana que irrumpen en el curso habitual de la misma y exigen
reestructuraciones.
Volviendo al concepto de envejecimiento, mas allá de su significación bilógica asociada a la
disminución progresiva de la capacidad funcional orgánica, envejecer significa aumentar en
edad y volverse más viejo por el hecho de haber vivido más tiempo. Vivir es envejecer y esto
debe celebrarse. Suele ocurrir que la edad cronológica no es la misma que la subjetiva (tengo
70 años pero me siento de 50 años).
Ser adulto significa haber crecido, es la consecuencia de un proceso de desarrollo durante la
vida, en el cual inciden múltiples influencias en interjuego. En entornos económicos y
socioculturales pobres se asumen temprano en la vida roles considerados adultos, como los
reproductivos y laborales. También se deben tener en cuenta criterios como los cognoscitivos
(desarrollo del pensamiento abstracto y formal y postformal), afectivos (posibilidad de una
intimidad con otros, responsabilidad sobre el cuidado de uno mismo y de otros) y morales
(pensamiento autónomo). Culturalmente se relaciona la adultez con los relojes sociales,
considerando que es una etapa en donde se viven más ritos de paso. También se la relaciona
con una estabilidad, ya sea emocional, de pareja, laboral, económica, etc.
La vejez es la cualidad de ser viejo, ser adulto mayor. Ser viejo significa haber envejecido o
haber vivido más que otras personas. Esta carece de límites excepto el de la muerte y varía de
un individuo a otro, de acuerdo con las expectativas sociales y culturales, con la posición social
y económica de la persona.
La muerte es el estadio final del ciclo vital, lo que no quiere decir que los jóvenes y niños sean
inmortales. La propia aceptación de la finitud posibilita el crecimiento personal.
Envejecimiento exitoso: el bienestar subjetivo o la satisfacción con la vida durante la vejez es
indicador de envejecimiento exitoso. Aquí se toma en cuenta el concepto de sabiduría como
convergencia de medios y fines tendientes y acordes con el bienestar personal y colectivo. Este
último concepto tiene similar sentido al de selectividad, optimización y compensación. Smith
sugiere una planeación efectiva de la vida, en términos de anticipación de metas para reducir
la incertidumbre, ayudar al individuo a recuperarse de situaciones iniciales y comenzar a
trabajar hacia una meta estableciendo una organización mental que se dirija hacia el logro de
esta minimizando el estrés personal y del entorno, y administración del desarrollo, de recursos
personales y del entorno.
Por último, abordamos la educación vitalicia como aquella que trasciende las etapas exclusivas
de la enseñanza tradicional.
En busca de independencia y productividad:
Cómo influyen las culturas occidentales en las explicaciones individuales y científicas del
envejecimiento.
El artículo analiza y sobre todo cuestiona la influencia de la cultura occidental en expectativas
culturales, teorías implícitas y estereotipos acerca del envejecimiento y la vejez; en las formas
de vivir y envejecer, así como en la formulación de políticas públicas. Destaca el influjo de
dicha cultura en la investigación y la literatura científica, al tiempo que plantea miradas
alternativas respaldadas por investigaciones sobre el particular.
El propósito de este artículo es explorar las formas mediante las cuales la cultura moldea y
dirige las vidas y el envejecimiento de las personas. Específicamente consideramos como las
expectativas culturales acerca del envejecimiento influyen sobre las metas y motivaciones
individuales y construyen trayectorias del curso de la vida. A pesar de sus esfuerzos por ser
objetiva, la ciencia no es inmune a la influencia cultural. Estas influyen en el contenido de la
literatura científica. Las creencias y valores culturales también influyen en las expectativas de
la gente acerca del envejecimiento, así como sobre sus metas, decisiones y trayectorias en la
vida. Las culturas occidentales, al reflejar valores muy arraigados de independencia y
productividad han llevado a los científicos a poner énfasis al estudio del envejecimiento desde
esa perspectiva, dejando de lado otras visiones. Visto desde este solo lado, acentúa las
pérdidas de la persona que envejece y socava lo relacionado con la autoeficacia y las
realizaciones. Los ideales occidentales acerca del envejecimiento óptimo son preservar la
juventud.
Debido a que esta cultura idealiza la eficiencia, no es sorprendente que en las investigaciones
sobre envejecimiento cognoscitivo se haga énfasis en la rapidez con que se aprende un
material nuevo. Se asocia a la tercera edad con una declinación de la inteligencia fluida cuando
está en realidad se compensa que la inteligencia cristalizada por su misma acumulación a lo
largo de la vida y por la aculturación. Además rapidez no es signo de inteligencia. Esta
información seguirá siendo deficiente en la medida que en que los investigadores se basen en
supuestas deficiencias en lugar de las fortalezas.
Las investigaciones científicas documentan una declinación en la cantidad de contactos
sociales de las personas mayores reflejando un envejecimiento socioemocional, una de las
tantas supuestas pérdidas que el sujeto sufre cuando llega a mayor. La teoría de la actividad y
la teoría de la continuidad de Neugarten ven a la disminución de los contactos sociales como
producto de prejuicios como el edadismo (forma de prejuicio cultural que incluye la restricción
de comportamientos y oportunidades, actitudes negativas basadas en la edad, estereotipos
relacionados con la edad y percepción distorsionada acerca del mantenimiento de tales
estereotipos; una creencia cultural de que la edad es una dimensión significativa por definición
y define la posición social de la persona y sus características psicológicas; un supuesto que no
se ha sometido a prueba y que generaliza a todo un grupo de determinada edad) el cual
complica la posibilidad de seguir desempeñando papeles y actividades sociales. En cambio de
la teoría de la desvinculación afirma que la disminución de contactos sociales es señal de una
retirada adaptativa como preparación para la muerte. Y aun peor, la teoría del intercambio
social, sugiere que los ancianos tienen menos recursos y por eso se vuelve menos atractivo
interactuar con ellos, porque reducen su habilidad para obtener reciprocidad en las relaciones.
Sin embargo, Cartensen demuestra que la reducción del número de contactos sociales no se
relaciona necesariamente con la soledad o la muerte sino con la agudización de las relaciones
emocionales y con un cambio motivacional de las metas sociales. Estas metas son, prepararse
para el futuro y regular de forma exitosa los estados emocionales del momento. Cuando el
tiempo se percibe como abierto, son más importantes las metas relacionadas con el futuro y
con la información. Cuando el tiempo parece limitarse cada vez mas como resultado del
avance en la edad cronológica, las metas emocionales se vuelven más importantes y las
personas prefieren interactuar con las personas con las que mantienen relaciones más
estrechas. Podría incluso suponerse que hay efectos perjudiciales en los programas que
estimulan mas contactos sociales entre los adultos mayores porque ellos pueden sentirse
presionados por las expectativas sociales a participar en actividades que no cumplen con sus
necesidades. Los adultos mayores reflejan más control sobre las emociones que los adultos
jóvenes.
Las expectativas culturales acerca del proceso de envejecimiento tienen la tendencia a
convertirse en profecías que se cumplen a sí misma, preservando las miradas negativas con
respecto al envejecimiento, a pesar de sus fallas fundamentales. A continuación explicaremos
como las teorías implícitas sobre el envejecimiento pueden interactuar con procesos
motivacionales individuales para perpetuar estereotipos acerca de los adultos mayores. Estas
teorías ponen de relieve los cambios y no reconocen las continuidades y contraen
percepciones distorsionadas sobre el proceso de envejecimiento. La impresión sobre
estereotipos positivos les permite mejorar su autoeficacia y su desempeño con respecto a la
memoria así como sus concepciones sobre el envejecimiento. Igualmente, hay estereotipos
positivos que pueden ser tan dañinos como los estereotipos negativos que pretenden desafiar.
El hecho de querer alcanzar una vejez exitosa puede disponer al fracasa, por ejemplo podemos
citar la responsabilidad que la cultura occidental demanda sobre hacerse cargo de la salud
física. Las comparaciones exageradamente positivas con los coetáneos producen sentimientos
de inadecuación. El imperativo cultural de vivir una vida productiva no desaparece con el
retiro. No obstante, la cultura puede ayudarnos a que nuestras vidas sean mejores.
Resumiendo, las expectativas culturales moldean el proceso de envejecimiento, así como el
proceso de investigación. La tensión entre los ideales de independencia y productividad, y el
libreto cultural sobre el envejecimiento como declinación, tiene implicaciones significativas,
aunque muy poco reconocidas por parte de los individuos a medida que van envejeciendo. Las
expectativas sobre el envejecimiento basadas en estereotipos y teorías implícitas con
frecuencia no son representativas de los adultos mayores en las culturas occidentales. Para
optimizar la experiencia de envejecer se requiere que los investigadores cuestionen sus
propias creencias y suposiciones sobre el envejecimiento y permitan que surjan nuevos
modelos sin sesgos implícitos al respecto. Las diferencias de edad no deben interpretarse
como desviaciones del ideal juvenil. En su lugar, deben desarrollarse, definiciones realistas y
más completas del envejecimiento y diseñarse sociedad al servicio de las personas de todas las
edades.

TEORIA DE LA DESVINCULACION
Sus fundadores son Cummings y Henry en 1961. Señala que es imperativo que las personas de
edad se separen de la sociedad porque van a morir, es un proceso por el cual un individuo va
retirándose gradualmente de los roles y actividades que ha ocupado en la sociedad.
TEORIA DE LA ACTIVIDAD
Creada por Havighurst y Maddox en 1973. Plantea que mientras mayor sea el numero de roles
o actividades opcionales que posea la persona mejor resistirá los efectos desmoralizantes de
salir de los roles obligatorios a los que ordinariamente se les da prioridad.
TEORIA DE LA CONTINUIDAD
Formada por Neugarten, Rosow y Atchley en 1987. Se asume que los roles perdidos no
necesitan ser reemplazados. Los individuos en las diferentes etapas van desarrollando
actitudes, valores, metas, hábitos y comportamientos que retienen en cierta medida en la
vejez. La edad avanzada no representa un cambio drástico en la vida de una persona.
TEORIA DE LA SUBCULTURA
Hecha por Arnold Rose en 1965. Los factores que especifican este grupo poblacional producen
que estos quieran relacionarse entre sí que con las demás generaciones.
TEORIA DE LOS ROLES
Rosow en 1967. Los roles se ven afectados por los cambios en la tecnología y la modernización.
En esta cultura el rol que genera más status es el trabajo por lo tanto la vejez se convierte en
una etapa sin roles reconocidos socialmente.
TEORIA DE LA SELECTIVIDAD SOCIOEMOCIONAL
Producto de Cartensen en 1992. La gente considera el tiempo que tiene por delante y fija sus
metas de acuerdo a esto, como el tiempo se percibe como algo abierto son más importantes
las metas relacionadas con el futuro y la información. Cuando se percibe como más limitado
las metas emocionales son más importantes. Los cambios en la red social no son sinónimo de
perdida sino de cambio motivacional en las metas sociales. Además los procesos emocionales
son mejor manejados en esta edad debido a la experiencia.

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