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DESATANDO AL QUE HABÍA MUERTO

Pastor Edwin Recinos.

TEXTO:
“Jesús, conmovido otra vez dentro de sí, fue al sepulcro. Era una cueva y tenía puesta una piedra contra la
entrada. Jesús dijo: --Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: --Señor, hiede ya,
porque tiene cuatro días. Jesús le dijo: --¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? Luego quitaron la
piedra, y Jesús alzó los ojos arriba y dijo: --Padre, te doy gracias porque me oíste. Yo sabía que siempre me
oyes; pero lo dije por causa de la gente que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Habiendo
dicho esto, llamó a gran voz: --¡Lázaro, ven fuera! Y el que había estado muerto salió, atados los pies y las
manos con vendas y su cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: --Desatadle y dejadle ir.” Juan 11:38-44

OBJETIVO:
Enseñar la importancia de renovar nuestro entendimiento por medio de la Palabra de Dios y ser libres de
ataduras que viene de un paradigma equivocado.

INTRODUCCION:
Todos nosotros estábamos muertos en nuestros delitos y pecados hasta que Dios nos dio vida en Cristo…

“Pero Dios, quien es rico en misericordia, a causa de su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros
muertos en delitos, nos dio vida juntamente con Cristo. ¡Por gracia sois salvos! Y juntamente con Cristo Jesús,
nos resucitó y nos hizo sentar en los lugares celestiales, para mostrar en las edades venideras las
superabundantes riquezas de su gracia, por su bondad hacia nosotros en Cristo Jesús.” Efesios 2:4-7

La vida nueva en Cristo es maravillosa hasta que de pronto nos damos cuenta de las muchas cosas que aun
debemos cambiar. El viejo ser todavía radica en nosotros y nos limita a partir de la vieja manera de pensar. El
paradigma equivocado de nuestro pasado se vuelve una atadura que nos aprisiona y dificulta la victoria que
quisiéramos vivir.

Lázaro había resucitado, pero sus pies y manos estaban aun atadas y su rostro envuelto en un sudario. No
podía ver ni hablar bien. La condición de aquel muerto que ahora ha resucitado es una ilustración de lo que
pasa con aquellos que hoy tratan de vivir el esplendor de su nueva vida en Cristo, pero encuentran su
experiencia atrofiada por aquello que Dios aun tiene que restaurar.

I- QUITAD LA PIEDRA.
Jesús estaba conmovido por el amor que le tiene a su amigo Lázaro y también por el dolor que expresan los
que se duelen por su muerte. Sin embargo, les ordena accionar y por mandato suyo les hace que remuevan la
piedra que bloquea el camino del muerto que pronto saldrá vivo de aquella tumba.

Lo primero que debemos hacer los que queremos ver cambios milagrosos en nuestro entorno es confiar y
obedecer a Dios allanando el camino para que ocurra lo sobrenatural.

Quita la piedra de tu incredulidad… ¡Y verás la gloria de Dios!


II- HIEDE YA.
Por lógica natural el muerto ya no tiene esperanza y por eso es que la hermana de aquél se opone a que quiten
la piedra. No es que no quiera ver a su hermano vivo, sino que no tiene la capacidad ni la fe para creer que
pueda ocurrir el milagro.

Hay muchas razones para dudar y no dejar que la esperanza y el entusiasmo provocado por la fe nos lleve a
siquiera imaginar que el milagro anhelado sea remotamente posible.

Jesús le dice a la incrédula: --¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? Lo mismo le dice a todo aquel
que hoy tiene una lista completa de todas las razones lógicas por las cuales el milagro que anhela no va a
ocurrir. ¡Si crees verás tu milagro!

III- ¡LAZARO VEN FUERA!.


Lázaro estaba muerto pero la palabra de Cristo lo levantó de la tumba. Una y otra vez la historia es cambiada
cuando la palabra de Cristo alcanza el espíritu del hombre y le da vida.

Todos los que hemos resucitado con Cristo hemos experimentado el poder y la vida que emana de la Palabra
de Dios. Nunca olvidamos el primer destello de luz que llegó a nuestro ser y la potencia divina que nos arrancó
de la tumba que nos aprisionaba. Ahora sabemos que en Cristo hay poder para salir de la muerte a la
vida. Conocemos el poder del perdón y la alegría de la salvación.
Pero hay ataduras que persisten en el alma…

La libertad total y la vida abundante solo viene cuando nuestro entendimiento y nuestras emociones son
desatadas por la verdad que reemplaza la mentira y la sanidad que quita el dolor y los traumas del alma.

IV- DESATADLE Y DEJADLE IR.


Cuando Lázaro salió de la tumba, todavía necesitó que lo desataran y le dejaran ir… Eso es una buena
ilustración de lo que pasa con los creyentes que aunque ya fueron salvos, todavía necesitan conocer la verdad
que los hará libres de esas 160,000 cosas que permanecen en la mente rutinaria. Esas vanas maneras de
pensar que se aferran al subconsciente y que atormentan sus emociones.

“Con respecto a vuestra antigua manera de vivir, despojaos del viejo hombre que está viciado por los deseos
engañosos; pero renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre que ha sido creado a
semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad. Por lo tanto, habiendo dejado la mentira, hablad la verdad
cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros.” Efesios 4:22-25

Los creyentes de Éfeso ya habían resucitado con Cristo y habían pasado de muerte a vida nueva, PERO Pablo
les aconseja que se despojen del viejo hombre viciado por los deseos engañosos y se renueven en el espíritu
de sus mentes.

Los viejos paradigmas se esconden en los rincones del subconsciente y desde ese lugar controlan las
reacciones, maneras de hablar y patrones de conducta.

Algunos ejemplos del paradigma equivocado y contrario a la verdad de Dios:


1-Recuerdos que marcaron tu realidad.
2-Pactos contigo mismo basados en un momento traumático.
3-Conceptos colectivos aprobados por todo un grupo familiar.
4-Lealtades culturales, raciales y nacionales.

Las ataduras del creyente se manifiestan en desesperanza, falta de estima personal, complejos de fealdad y
capacidad de salir adelante, sentimientos derrotistas, visión fatalista, quejas contra si mismo, declaraciones
absurdas que denigran su propia dignidad y muchas expresiones semejantes.

CONCLUSION:
“y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” Juan 8:32
La verdad de la Palabra de Dios ayuda al nuevo creyente a romper todas sus ataduras.

Con el conocimiento de Dios y la verdad que revela su palabra los creyentes vamos desarrollando todo nuestro
potencial para vivir en vida nueva, abundante y gloriosa.
Una vida sin ataduras.

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