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Legislación Española
Mientras que la doctrina española suele estudiar este tipo de obligaciones entre las
modalidades derivadas del objeto de las mismas, la doctrina extranjera coloca su estudio
entre las modalidades derivadas de la existencia de una pluralidad de sujetos. En principio
existen razones para justificar ambas posturas. Si atendemos al criterio de distinción entre
obligaciones divisibles e indivisibles, es evidente que éste radica en las prestaciones que
son contenido de la obligación. Pero si atendemos a los efectos derivados de esta
clasificación de las obligaciones, veremos que se producen fundamentalmente en conexión
con la existencia de una pluralidad de acreedores o de deudores.
Así, pues, aunque, siguiendo a nuestra doctrina, se estudien las obligaciones divisibles e
indivisibles entre las modalidades que puede adoptar la prestación, conviene no olvidar que
su estudio se encuentra íntimamente unido al de las obligaciones con pluralidad de sujetos.
En efecto, el Código civil español prevé respectivamente regímenes para los supuestos de
pluralidad de sujetos, según que la obligación sea solidaria, divisible o indivisible.
“La divisibilidad o indivisibilidad de las cosas objeto de las obligaciones en que hay un
solo deudor y un solo acreedor no altera ni modifica los preceptos del capítulo II de este
título”.
Puesto que los deudores tienen que actuar conjuntamente para el cumplimiento de la
obligación, parece lógico que en cuanto que falle alguno de aquéllos se produzca la
imposibilidad del cumplimiento in natura, por lo que habría que transformar la obligación
en una indemnización de daños y perjuicios, prestación pecuniaria divisible por excelencia,
a la que se podrá aplicar el régimen de las obligaciones mancomunadas divisibles (división
de la obligación entre los distintos deudores), con aplicación retroactiva de la
responsabilidad individual de cada deudor por la parte que le ha correspondido. De ahí que
«los deudores que hubiesen estado dispuestos a cumplir, no contribuirán a la indemnización
con más cantidad que la porción correspondiente del precio de la cosa o del servicio en que
consistiere la obligación»1 considerando que «desde que cualquiera de los deudores falta a
su compromiso», automáticamente la obligación se resuelve en indemnizar daños y
perjuicios. Sin embargo, no parece que exista razón alguna que justifique semejante
restricción a las posibilidades de actuación del acreedor insatisfecho.
“Para los efectos de los artículos que preceden se reputarán indivisibles las obligaciones
de dar cuerpos ciertos y todas aquellas que no sean susceptibles de cumplimiento parcial.
Las obligaciones de hacer serán divisibles cuando tengan por objeto la prestación de un
número de días de trabajo, la ejecución de obras por unidades métricas u otras cosas
análogas que por su naturaleza sean susceptibles de cumplimiento parcial.
En las obligaciones de no hacer, la divisibilidad o indivisibilidad se decidirá por el
carácter de la prestación en cada caso particular”.
Obligaciones de dar
Resulta difícil encontrar ejemplos de divisibilidad cuando las obligaciones de dar recaen
sobre bienes inmuebles. La doctrina remite frecuentemente a las normas que regulan la
liquidación (a través de la división) de la comunidad de bienes. Es fácil comprobar a través
de la jurisprudencia las dificultades que existen en disolver la comunidad mediante la
división de la cosa común. La sentencia del Tribunal Supremo de 9 noviembre 1881
rechaza la petición de los demandantes de proceder a la división de una cosa común por
considerar (de acuerdo con la Ley 10, Título 16, Partida 6. ª) que dicha división
menoscabaría mucho el valor de dicha comunidad. En el caso se trataba de unos almacenes
«compuestos de diferentes partes, con el uso o destino peculiar a cada una, como el tanque,
la casa del mayordomo, el almacén y el muelle, con inclusión de sus respectivos
terraplenes». Parece claro que en cualquier supuesto en el que el bien sea una unidad de
producción, la división del mismo resulta especialmente problemática. La sentencia del
Tribunal Supremo de 27 febrero 1979 rechaza la divisibilidad de una comunidad sobre
inmuebles entre los cuales había un hotel en funcionamiento, ya que «de intentarse la
división material, el conjunto se destruiría o haría inservible económicamente». El mismo
criterio adopta la sentencia del Tribunal Supremo de 13 julio 1981 en relación con una
fábrica de cerámica por el «gran desmerecimiento» que la división supondría para la
misma.
Así resulta también de la sentencia del Tribunal Supremo de 17 marzo 1921 en el caso de
un conjunto de fincas rústicas. Del dictamen emitido por tres peritos nombrados de común
acuerdo resultaba que las fincas reseñadas con las letras G, H, J, no podían sufrir una
división en dos lotes que no entrañase la destrucción del servicio de las mismas; que la
división en dos mitades de la casa existente en la finca señalada con la letra G causaría la
pérdida del 50 por 100 de su valor, a base de practicarse en ella las obras necesarias para
conseguir la independencia de las mitades; que las otras fincas, no comprendidas
anteriormente, de dividirse materialmente en dos lotes de igual valor, sufrirían un quebranto
en su valor actual, no tan sólo por desaparecer el conjunto armónico que hoy constituían,
sino también por la depreciación que sobre las mismas causarían las servidumbres que la
división creara; que, constituyendo, en realidad, las fincas un conjunto armónico, en el que
se complementan sus necesidades y producciones, una división de las mismas en dos lotes
de igual valor, entre sí, además de causar los expresados perjuicios, destruiría la trabazón y
armonía que entre las mismas existe, causando todo ello una pérdida de rendimiento que
directamente recaería sobre el precio de venta que en el mercado alcanzasen los dos lotes
en que se dividiese el patrimonio, y 429 cuy a pérdida, en junto y total, la estimaban en un
27 por 100 de su valor actual».
Legislación Argentina
En este análisis, Vélez cita a Savigny, inclinándose por el razonamiento de Marcadé quien
al calificar la divisibilidad o indivisibilidad de la obligación atiende a la prestación y no al
objeto mediato (cosa). Asimismo, se aparta de la divisibilidad intelectual del art. 1217 del
Código francés y solo recepta la divisibilidad física o material, observándose esto en la nota
al art. 679 CC, que se basa en Freitas.
En efecto, el art. 679 CC, apartándose del art. 1217 del Código francés, no considera la
cosa, objeto indirecto del nexo obligatorio, y sí la prestación misma que es su contenido, a
la cual la juzga en todos los casos como indivisible, por tratarse del hecho de la entrega,
que no puede reputarse consumado por completo si el mueble o inmueble que se tuvo en
mira, o el conjunto de ellos, no ha sido íntegramente transferido. Así lo impone la voluntad
de las partes y la naturaleza del acto, sin tener en cuenta las calidades propias del cuerpo
que se procura enajenar. La indivisibilidad puede resultar de la naturaleza de la prestación o
de la forma en que la prestación fue prometida. Toda la construcción legal de la
divisibilidad está dominada por una idea de finalidad. Las obligaciones deben cumplirse
con o sin fraccionamiento según cual haya sido la intención de las partes al contratarlas, y
en virtud de ello se las reputará divisibles o indivisibles. Así entendida, la teoría de la
indivisibilidad entronca con las teorías fundamentales de derecho que se basan en la idea de
fin, tal como sostiene BUSSO. En materia de obligaciones, no basta la divisibilidad
material de la prestación para que la obligación deba ser considerada divisible. Se exige
además que la división no haga perder a la cosa su valor económico.
Cuando el fraccionamiento desvaloriza en forma apreciable la cosa o compromete su
productividad, tampoco se permite la división o el cumplimiento. Este admite la
indivisibilidad convencional; y así, un objeto indivisible nunca podría originar una
obligación divisible, pero, según Salvat y Galli, un objeto divisible puede corresponder a
una obligación indivisible.
En esta materia se han receptado reglas ampliamente compartidas por la doctrina, tratando
de simplificar la redacción y los conceptos con la finalidad de obtener mayor claridad.
Interpretación
En este tema, el hecho que una obligación sea divisible o indivisible va a depender de que
sea fraccionable la prestación. Si la prestación puede ser fraccionada la obligación es
divisible, caso contrario es indivisible. En algunos casos, ya sea por imperio de la ley o por
voluntad de las partes, la prestación divisible se considera indivisible, sin que pueda regir el
principio de fraccionamiento. Alterini, Ameal y López Cabana ponen como ejemplo el caso
de que D y E deban entregar a un terreno compuesto por dos lotes para destinarlo en su
totalidad a la construcción de una casa; en tal situación, a pesar de que el terreno compuesto
por dos lotes es en sí mismo divisible, no se admite que el cumplimiento de la obligación
sea regido por el principio del fraccionamiento: no hay división a pesar de la divisibilidad.
Así, se observa que las obligaciones serán divisibles en la medida en que los objetos y las
prestaciones sean susceptibles de cumplimiento parcial o por partes, e indivisibles en caso
contrario.
2
HERRERA, Marisa y PICASSO, Sebastian. Código Civil y Comercial de la Nación Comentado. Tomo III, p. 104.
Alterini, Ameal, López Cabana explicaban que una cosa es el objeto de la prestación; y
otra, su contenido. La primera es lo debido, es lo que sirve para satisfacer el interés del
acreedor. El contenido es la conducta que despliega el deudor a favor del acreedor para
lograr que la obligación se cumpla.
Asimismo permite precisar si una prestación puede ser factible de cumplimiento parcial. Y
la posibilidad de cumplimiento parcial de la obligación no se refiere solamente a la
posibilidad de fraccionar el objeto de la obligación, sino también a la divisibilidad de la
prestación.
Interpretación
Tal como surge de la lectura simple del articulado se sigue que la divisibilidad de la
obligación va a depender de dos factores: la homogeneidad y el valor económico.
La aptitud del objeto debido de ser satisfecho por partes de manera que cada una conserve
proporcionalmente las cualidades y el valor del todo —es decir que cuando la adición de las
prestaciones parciales equivalga, en calidad y en valor, a una prestación total única
(Lambías, Ameal), por ejemplo, una deuda de dinero— conduce a que la obligación sea
divisible, de lo contrario no.
Así, las cosas divisibles son las que pueden ser susceptibles de ser fraccionadas en dos o
más partes. Y esa divisibilidad siempre está conectada a razones materiales y económicas
funcionales.
Otro ejemplo sería que las colecciones de cosas pueden ser indivisibles, basado en el
criterio económico.
“Deudor y acreedor singulares. Si solo hay un deudor un acreedor, la prestación debe ser
cumplida por entero, aunque su objeto sea divisible”.
Interpretación
En este sentido se expidió la Cámara Civil, al sostener que no obstante que la prestación
debida sea fraccionable por su naturaleza, el pago siempre ha de ser íntegro, y aun así el
acreedor no puede ser obligado a recibir pagos parciales, ni el deudor a hacerlos.
Si se da el caso en que en una obligación de dar sumas de dinero, originada entre un deudor
y un acreedor, varios terceros pagan subrogándose en los derechos del acreedor, la misma
se divide entre los terceros pagadores subrogados en una pluralidad de obligaciones que
deben ser tratadas independientemente.
3
HERRERA, Marisa y PICASSO, Sebastian. Código Civil y Comercial de la Nación Comentado. Tomo III, p. 107.
Texto del artículo: Artículo 808°
Los acreedores tienen derecho a su cuota y los deudores no responden por la insolvencia
de los demás”.
Estos artículos establecen que la división de la deuda entre varios acreedores o deudores se
define en función del principio de igualdad. Ello, claro está, siempre que no haya, en
contario, ninguna convención. Y en este sentido, es de vital importancia y se debe tener en
cuenta el principio de autonomía de las partes.
Interpretación
Explicando el principio del fraccionamiento del crédito y de la deuda, señala Von Thurque
si la prestación que ha de hacerse efectiva a varios acreedores o por varios deudores es
única, según la intención de las partes, puede ocurrir que, siempre y cuando que esa
prestación sea divisible, nazcan varias obligaciones parciales, en cuyo caso el acreedor
podrá reclamar una parte de la prestación proporcional al número de acreedores, y cada
deudor hacer efectiva otra parte igual. Las obligaciones parciales nacen del mismo negocio
jurídico —o de otra fuente de obligaciones—, pero son independientes las dunas de las
otras; en cuanto a su existencia y ejecución: cada acreedor se halla asistido de un crédito
independiente, cada deudor tiene que responder de una obligación propia.
En lo referente al límite de la divisibilidad, nada impide que uno de los codeudores asuma
el pago total de la deuda, en cuyo caso la división de la obligación no puede ser invocada.
“Derecho al reintegro. En los casos en que el deudor paga más de su parte en la deuda: A.
si lo hace sabiendo que en la demasía paga una deuda ajena, se aplican las reglas de la
subrogación por ejecución de la prestación por un tercero. B. si lo hace sin causa, porque
cree ser deudor del todo, o porque el acreedor ya percibió la demasía, se aplican las
reglas del pago indebido”.
El presente artículo se refiere a los supuestos en que un deudor efectúe, ya sea un pago
íntegro o un pago mayor del que le correspondía, pudiendo ejercer contra sus codeudores la
acción pertinente, solamente por la parte que a ellos le hubiese correspondido en la
obligación cumplida.
Es decir, hace hincapié en la acción que podría ejercer el codeudor que hubiese pagado en
demasía. Y en esos supuestos, si conocía que la deuda era ajena, se aplican las reglas de la
subrogación.
Interpretación
A. si un codeudor paga la totalidad de la deuda por error, tiene derecho a repetir lo pagado
en exceso por aplicación de las reglas del pago de lo indebido por error; B. si el pago en
exceso se realiza en la creencia de tener el acreedor título para recibirlo, ignorando que con
anterioridad la deuda había sido ya cancelada, el pago no tiene causa y procede la
repetición de lo pagado por aplicación de las normas sobrepago de lo indebido sin causa; y
C. si, en cambio, paga deliberadamente la deuda de los demás codeudores con pleno
conocimiento del carácter ajeno de la obligación, la repetición de lo pagado en exceso no
procede, debiendo en tal caso articularse la acción pertinente contra los demás codeudores
para obtener el reembolso de lo pagado en exceso. Si dicho pago se efectuó con
asentimientos de éstos se ejercita la acción que nace del mandato, si se realizó con
ignorancia procede la acción de gestión de negocios y si el pago se hizo contra la voluntad
de los demás codeudores puede ejercitarse la acción de enriquecimiento sin causa.
Si uno de los codeudores paga a uno de los coacreedores una suma mayor a la debida, tal
circunstancia no libera a los demás codeudores frente a los restantes coacreedores, ni
tampoco al deudor que pagó en exceso frente a los restantes coacreedores, a menos que el
acreedor que recibió dicho pago hubiese efectuado la distribución pertinente con los demás
coacreedores.
Texto del artículo: Artículo 811° Participación. La participación entre los acreedores delo
que uno de ellos percibe de más se determina conforme a lo dispuesto por el artículo 841.
La participación entre los acreedores de lo que uno de ellos percibe de más está regulada
por las reglas de la solidaridad (art. 841 CCyC), donde se determina la “cuota de
contribución”.
En este artículo se pone énfasis en que el régimen establecido por la ley es supletorio al
acordado entre las partes.
En este comentario cabe puntualizar que la divisibilidad no debe ser confundida con la
solidaridad. Si bien son calidades de la obligación, responden a una concepción diferente y
suscitan un régimen con peculiaridades propias. Así, la divisibilidad responde a la división
del cumplimiento de la prestación como ya se analizó anteriormente y la solidaridad hace la
naturaleza del vínculo entre acreedor y deudor.
Texto del artículo: Artículo 813° “Concepto. Son indivisibles las obligaciones no
susceptibles de cumplimiento parcial”.
Este cuerpo normativo establece que para determinar la divisibilidad o indivisibilidad dela
obligación no se debe tener en cuenta solamente el objeto (el bien debido), sino debe
tenerse presente la posibilidad de cumplimiento parcial o no de la prestación (contenido de
la obligación).
Interpretación
Interpretación
Pizarro, la prestación no puede ser dividida en partes homogéneas al todo y tener valor
proporcional a dicho todo.
Este tipo de solidaridad legal está integrada a las garantías que en muchos casos el
legislador quiso poner a disposición de los consumidores y usuarios. Finalmente, cabe
agregar que la obligación solidaria destaca una indivisibilidad —voluntaria o legal— de la
prestación debida y una pluralidad de vínculos entrelazados por una misma fuente, sea esta
el contrato o la voluntad del legislador. Esa indivisibilidad legal es la que le da sentido a las
obligaciones solidarias, y de la cual proceden sus efectos.
Texto del artículo: Artículo 815° “Prestaciones indivisibles. Se consideran indivisibles las
prestaciones correspondientes a las obligaciones: a. de dar una cosa cierta; b. de hacer,
excepto si han sido convenidas por unidad de medida y el deudor tiene derecho a la
liberación parcial; c. de no hacer; d. accesorias, si la principal es indivisible”.
Interpretación
El art. 815, inc. a, se refiere de dar cosas ciertas, y en este caso el Código es claro al
sostener que este tipo de obligaciones son indivisibles. Es que toda obligación de dar un
cuerpo cierto es indivisible.
En el caso que haya una pluralidad activa, el deudor no puede por sí solo decidir la forma
de distribuir las cosas entre los distintos titulares del crédito. Y en ese caso deberá
entregarles a todos en conjunto las diversas cosas debidas. Ahora, en el supuesto que exista
pluralidad de deudores, cualquiera de ellos puede obligar al acreedor a que reciba una de las
cosas ciertas, aunque los otros deudores no la entreguen simultáneamente, pues la
obligación de entregar varias cosas se descompone entro otros tantos actos de entrega
independientemente entre sí. Pero el deudor que pagó no queda liberado de la obligación,
hasta tanto los demás obligados no cumplan con la entrega de los objetos restantes.
El art. 815, inc. b, CCyC se refiere a que este tipo de obligaciones son indivisibles,
agregando como excepción que se haya convenido por una unidad de medida, como lo es la
construcción de un muro estipulada por metros o la prestación de hechos, determinados
solamente por un cierto número de días de trabajo.
Agrega la normativa que el deudor puede liberarse mediante el cumplimiento parcial dela
prestación.
Cabe mencionar que la jurisprudencia ha dicho que tratándose de una obligación indivisible
el locador de obra no la cumple mientras no entregue la obra completamente terminada; las
entregas de dinero realizadas por el locatario en las épocas previstas en el contrato y de
acuerdo al grade de aquélla, son adelantos a cuanta del precio y no pagos reconocidos.
El art. 815, inc. c, CCyC expresamente establece que este tipo de obligaciones de no hacer
son indivisibles. Esta claridad de la norma zanja las discrepancias que había en la doctrina.
Freitas y Machado sostenían que son indivisibles las obligaciones de no hacer por cuanto la
menor inactividad produce el incumplimiento total de la obligación.
Las mismas consisten en una abstención, no talar un bosque, no construir una pared a una
altura mayor a la determinada, etc.
1.3.1. Efectos
Texto del artículo: Artículo 816°”Derecho de los acreedores al pago total. Cada uno delos
acreedores tiene derecho de exigir la totalidad del pago a cualquiera de los codeudores, o
a todos ellos, simultánea o sucesivamente”.
Texto del artículo: Artículo 817° “Derecho a pagar. Cualquiera de los codeudores tiene
derecho a pagar la totalidad de la deuda a cualquiera de los acreedores”.
Interpretación
Las obligaciones indivisibles presentan como característica fundamental que cada uno delos
codeudores está obligado al pago íntegro de la deuda y cada uno de los coacreedores tiene
derecho al cobro total del crédito (Alterini, Ameal, López Cabana).Llambías sostenía que
cada acreedor no debería tener derecho sino a una parte, y cada deudor no debería satisfacer
sino también su parte, la concentración del objeto le concede al primero y le impone al
segundo, la satisfacción debida por entero.
Trigo Represas explicaba que de ahí la consecuencia inevitable en punto al régimen del
pago, del derecho de cualquier acreedor a exigir el todo de la obligación de uno solo delos
deudores. Como contrapartida, el deudor, en principio, puede y debe pagar a cualquier
acreedor, o sea que se libera cumpliendo de esa manera, y no puede pretender que
concurran al cobro los restantes acreedores.
Texto del artículo: Artículo 818° “Modos extintivos. La unanimidad de los acreedores es
requerida para extinguir el crédito por transacción, novación, dación en pago y remisión.
Igual recaudo exige la cesión del crédito, no así la compensación”.
En ese orden, en el caso que un acreedor hubiese hecho novación, dación en pago, remisión
o cesión del crédito, el resto de los coacreedores conserva su derecho para reclamar el pago
íntegro del crédito, siendo inoponible el acto jurídico realizado por el acreedor sin
consentimiento de los restantes sujetos activos de la obligación.
Texto del artículo: Artículo 819° “Responsabilidad de cada codeudor. La mora de uno
delos deudores o de uno de los acreedores, y los factores de atribución de responsabilidad
de uno u otro, no perjudican a los demás”.
Interpretación
La mora es estrictamente personal, por lo que si uno de los codeudores es interpelado por
un coacreedor para que caiga en mora, ello no se propaga a los otros deudores, no va a
beneficiar a los otros acreedores.
Texto del artículo: Artículo 820° “Contribución. Si uno de los deudores paga la totalidad
de la deuda, o repara la totalidad de los daños, o realiza gastos en interés común, tiene
derecho a reclamar a los demás la contribución del valor delo que ha invertido en interés
de ellos, con los alcances que determina elartículo 841”.
Interpretación
Asimismo, se abre una nueva relación de distribución entre el acreedor accipiens y el resto
de los coacreedores.
El deudor que pagó la deuda en su totalidad, puede exigir de los demás deudores el
reintegro de sus respectivas cuotas partes, ya sea por medio de la acción recursoria o por el
pago con subrogación.
Texto del artículo: Artículo 821° “Participación. Si uno de los acreedores recibe la
totalidad del crédito o de la reparación de los daños, o más que su cuota, los demás tienen
derecho a que les pague el valor de lo que les corresponde conforme a la cuota de
participación de cada uno de ellos, con los alcances que determina el artículo 841”:
Tienen igual derecho si el crédito se extingue total o parcialmente, por compensación legal.
La contribución del valor de lo invertido está determinada por las reglas que rigen en la
solidaridad activa analizada en el art. 841 CCyC, siendo de total importancia la autonomía
privada.
Interpretación
En el caso que la obligación sea de dar un cuerpo cierto, el pago que efectúa uno de los
coacreedores tiene como consecuencia convertir a todos en condóminos del objeto. Los
acreedores que quieran reclamar su parte al acreedor que recibió la prestación, tendrán que
recurrir a las acciones destinadas a la cesación del estado de indivisión que, por la
naturaleza de la prestación, es la venta de la cosa.
Interpretación
La prescripción liberatoria, en lo que respecta a las obligaciones indivisibles, presenta la
siguiente característica: si se produce la prescripción, la misma propaga sus efectos, ya sea
aprovechando a todos los deudores y perjudicando a los acreedores.
Texto del artículo: Artículo 823° “Normas subsidiarias. Las normas relativas a las
obligaciones solidarias son subsidiariamente aplicables a las obligaciones indivisibles”.
Texto del artículo: Artículo 824° “Indivisibilidad impropia. Las disposiciones de este
parágrafo se aplican a las obligaciones cuyo cumplimiento sólo puede ser exigido por
todos los acreedores en conjunto, o realizado por todos los deudores en conjunto, excepto
las que otorgan a cada uno el derecho de cobrar o a pagar individualmente”.
Interpretación
a. deuda de varios cuerpos ciertos: si varios deudores se obligan a entregar varios cuerpos
ciertos (los caballos, Ceferino, Mapuche y Tornado) que no son fungibles, la deuda no
puede ser fraccionada en partes equivalentes, por lo cual el acreedor solo tendrá derecho a
exigir su pago conjuntamente a todos los codeudores;
En suma, como señala Trigo Represas, las obligaciones indivisibles impropias son aquellas
cuyo cumplimiento requiere de la colaboración organizada de todos los deudores y, en
consecuencia, solo puede demandarse a todos ellos en conjunto.