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Derecho Comparado

Legislación Española

Las obligaciones divisibles e indivisibles como categoría de las obligaciones con


pluralidad de sujetos.

Mientras que la doctrina española suele estudiar este tipo de obligaciones entre las
modalidades derivadas del objeto de las mismas, la doctrina extranjera coloca su estudio
entre las modalidades derivadas de la existencia de una pluralidad de sujetos. En principio
existen razones para justificar ambas posturas. Si atendemos al criterio de distinción entre
obligaciones divisibles e indivisibles, es evidente que éste radica en las prestaciones que
son contenido de la obligación. Pero si atendemos a los efectos derivados de esta
clasificación de las obligaciones, veremos que se producen fundamentalmente en conexión
con la existencia de una pluralidad de acreedores o de deudores.

Cierto que la divisibilidad o indivisibilidad de una obligación resulta también relevante


aunque no exista tal pluralidad de sujetos. Pero la problemática que plantean tales casos es
menos compleja y, además, totalmente distinta. Tan es así que normalmente la doctrina -
incluida aquella (la española) que clasifica este tipo de obligaciones entre las categorías de
obligaciones por razón de su objeto- se ocupa única y exclusivamente de la divisibilidad o
indivisibilidad de las obligaciones en relación con la pluralidad de sujetos,
desentendiéndose del caso de singularidad del acreedor y del deudor, y relegando las
cuestiones derivadas de éste al estudio de los supuestos de extinción parcial de las
obligaciones. Con lo que la doctrina se limita en este punto a ajustarse a una exégesis del
propio Código civil, ya que los únicos tres preceptos sustantivos que expresamente recoge
sobre esta materia se refieren a una pluralidad de sujetos.

Así, pues, aunque, siguiendo a nuestra doctrina, se estudien las obligaciones divisibles e
indivisibles entre las modalidades que puede adoptar la prestación, conviene no olvidar que
su estudio se encuentra íntimamente unido al de las obligaciones con pluralidad de sujetos.
En efecto, el Código civil español prevé respectivamente regímenes para los supuestos de
pluralidad de sujetos, según que la obligación sea solidaria, divisible o indivisible.

Texto del artículo: Artículo 1149°

“La divisibilidad o indivisibilidad de las cosas objeto de las obligaciones en que hay un
solo deudor y un solo acreedor no altera ni modifica los preceptos del capítulo II de este
título”.

Las obligaciones divisibles e indivisibles sin pluralidad de sujetos.


Al hablar del concepto de las obligaciones indivisibles y divisibles ya apuntaba cómo éste
se relaciona estrechamente con la existencia de una pluralidad de acreedores o de deudores
en la relación obligatoria. Sin embargo, también la divisibilidad y la indivisibilidad de las
obligaciones trascienden los supuestos de pluralidad para adquirir relevancia jurídica en
supuestos de unidad de deudor y de acreedor. El artículo 1.149 se limita a remitir a lo
previsto para las obligaciones en general.

Texto del artículo: Artículo 1150°

“La obligación indivisible mancomunada se resuelve en indemnizar daños y perjuicios


desde que cualquiera de los deudores falta a su compromiso. Los deudores que hubiesen
estado dispuestos a cumplir los suyos no contribuirán a la indemnización con más cantidad
que la porción correspondiente del precio de la cosa o del servicio en que consistiere la
obligación”.

Régimen jurídico de las obligaciones indivisibles con pluralidad de sujetos

Puesto que los deudores tienen que actuar conjuntamente para el cumplimiento de la
obligación, parece lógico que en cuanto que falle alguno de aquéllos se produzca la
imposibilidad del cumplimiento in natura, por lo que habría que transformar la obligación
en una indemnización de daños y perjuicios, prestación pecuniaria divisible por excelencia,
a la que se podrá aplicar el régimen de las obligaciones mancomunadas divisibles (división
de la obligación entre los distintos deudores), con aplicación retroactiva de la
responsabilidad individual de cada deudor por la parte que le ha correspondido. De ahí que
«los deudores que hubiesen estado dispuestos a cumplir, no contribuirán a la indemnización
con más cantidad que la porción correspondiente del precio de la cosa o del servicio en que
consistiere la obligación»1 considerando que «desde que cualquiera de los deudores falta a
su compromiso», automáticamente la obligación se resuelve en indemnizar daños y
perjuicios. Sin embargo, no parece que exista razón alguna que justifique semejante
restricción a las posibilidades de actuación del acreedor insatisfecho.

La interpretación que HERNÁNDEZ-GIL da al artículo 1.150 señala cómo se trata con él


de ofrecer al acreedor la facultad de acudir directamente a la indemnización de daños y
perjuicios y a la resolución de la obligación bilateral, frente al criterio del artículo 1.124,
que tiende a una mayor conservación, en la medida de lo posible, de dichas obligaciones,
dejando siempre abierta en último extremo la vía de la resolución. Sin embargo, no parece
que el legislador haya pensado precisamente en eso al redactar el artículo 1.150, puesto que
la redacción de la segunda frase indica que en principio no prevé la resolución. De lo
contrario, los únicos que deberían la indemnización de daños y perjuicios serían los
deudores que faltaron a su compromiso.
1
BERCOVITZ, Rodrigo. Comentarios al Código Civil y compilaciones forales, p. 430.
Texto del artículo: Artículo 1151°

“Para los efectos de los artículos que preceden se reputarán indivisibles las obligaciones
de dar cuerpos ciertos y todas aquellas que no sean susceptibles de cumplimiento parcial.
Las obligaciones de hacer serán divisibles cuando tengan por objeto la prestación de un
número de días de trabajo, la ejecución de obras por unidades métricas u otras cosas
análogas que por su naturaleza sean susceptibles de cumplimiento parcial.
En las obligaciones de no hacer, la divisibilidad o indivisibilidad se decidirá por el
carácter de la prestación en cada caso particular”.

Obligaciones de dar

Resulta difícil encontrar ejemplos de divisibilidad cuando las obligaciones de dar recaen
sobre bienes inmuebles. La doctrina remite frecuentemente a las normas que regulan la
liquidación (a través de la división) de la comunidad de bienes. Es fácil comprobar a través
de la jurisprudencia las dificultades que existen en disolver la comunidad mediante la
división de la cosa común. La sentencia del Tribunal Supremo de 9 noviembre 1881
rechaza la petición de los demandantes de proceder a la división de una cosa común por
considerar (de acuerdo con la Ley 10, Título 16, Partida 6. ª) que dicha división
menoscabaría mucho el valor de dicha comunidad. En el caso se trataba de unos almacenes
«compuestos de diferentes partes, con el uso o destino peculiar a cada una, como el tanque,
la casa del mayordomo, el almacén y el muelle, con inclusión de sus respectivos
terraplenes». Parece claro que en cualquier supuesto en el que el bien sea una unidad de
producción, la división del mismo resulta especialmente problemática. La sentencia del
Tribunal Supremo de 27 febrero 1979 rechaza la divisibilidad de una comunidad sobre
inmuebles entre los cuales había un hotel en funcionamiento, ya que «de intentarse la
división material, el conjunto se destruiría o haría inservible económicamente». El mismo
criterio adopta la sentencia del Tribunal Supremo de 13 julio 1981 en relación con una
fábrica de cerámica por el «gran desmerecimiento» que la división supondría para la
misma.

Así resulta también de la sentencia del Tribunal Supremo de 17 marzo 1921 en el caso de
un conjunto de fincas rústicas. Del dictamen emitido por tres peritos nombrados de común
acuerdo resultaba que las fincas reseñadas con las letras G, H, J, no podían sufrir una
división en dos lotes que no entrañase la destrucción del servicio de las mismas; que la
división en dos mitades de la casa existente en la finca señalada con la letra G causaría la
pérdida del 50 por 100 de su valor, a base de practicarse en ella las obras necesarias para
conseguir la independencia de las mitades; que las otras fincas, no comprendidas
anteriormente, de dividirse materialmente en dos lotes de igual valor, sufrirían un quebranto
en su valor actual, no tan sólo por desaparecer el conjunto armónico que hoy constituían,
sino también por la depreciación que sobre las mismas causarían las servidumbres que la
división creara; que, constituyendo, en realidad, las fincas un conjunto armónico, en el que
se complementan sus necesidades y producciones, una división de las mismas en dos lotes
de igual valor, entre sí, además de causar los expresados perjuicios, destruiría la trabazón y
armonía que entre las mismas existe, causando todo ello una pérdida de rendimiento que
directamente recaería sobre el precio de venta que en el mercado alcanzasen los dos lotes
en que se dividiese el patrimonio, y 429 cuy a pérdida, en junto y total, la estimaban en un
27 por 100 de su valor actual».

Legislación Argentina

Texto del artículo: Artículo 805°

“Obligación divisible es la que tiene por objeto prestaciones susceptibles de cumplimiento


parcial”.

En lo referente a las obligaciones divisibles e indivisibles, Vélez se sustentó en distintas


fuentes, habiendo criticado lo adoptado por el Código Civil francés, debido a que entendía
consideraba que era complejo, y de esa manera lo expuso en la nota al Título XII, Delas
obligaciones divisibles e indivisibles.

En este análisis, Vélez cita a Savigny, inclinándose por el razonamiento de Marcadé quien
al calificar la divisibilidad o indivisibilidad de la obligación atiende a la prestación y no al
objeto mediato (cosa). Asimismo, se aparta de la divisibilidad intelectual del art. 1217 del
Código francés y solo recepta la divisibilidad física o material, observándose esto en la nota
al art. 679 CC, que se basa en Freitas.

En efecto, el art. 679 CC, apartándose del art. 1217 del Código francés, no considera la
cosa, objeto indirecto del nexo obligatorio, y sí la prestación misma que es su contenido, a
la cual la juzga en todos los casos como indivisible, por tratarse del hecho de la entrega,
que no puede reputarse consumado por completo si el mueble o inmueble que se tuvo en
mira, o el conjunto de ellos, no ha sido íntegramente transferido. Así lo impone la voluntad
de las partes y la naturaleza del acto, sin tener en cuenta las calidades propias del cuerpo
que se procura enajenar. La indivisibilidad puede resultar de la naturaleza de la prestación o
de la forma en que la prestación fue prometida. Toda la construcción legal de la
divisibilidad está dominada por una idea de finalidad. Las obligaciones deben cumplirse
con o sin fraccionamiento según cual haya sido la intención de las partes al contratarlas, y
en virtud de ello se las reputará divisibles o indivisibles. Así entendida, la teoría de la
indivisibilidad entronca con las teorías fundamentales de derecho que se basan en la idea de
fin, tal como sostiene BUSSO. En materia de obligaciones, no basta la divisibilidad
material de la prestación para que la obligación deba ser considerada divisible. Se exige
además que la división no haga perder a la cosa su valor económico.
Cuando el fraccionamiento desvaloriza en forma apreciable la cosa o compromete su
productividad, tampoco se permite la división o el cumplimiento. Este admite la
indivisibilidad convencional; y así, un objeto indivisible nunca podría originar una
obligación divisible, pero, según Salvat y Galli, un objeto divisible puede corresponder a
una obligación indivisible.

En esta materia se han receptado reglas ampliamente compartidas por la doctrina, tratando
de simplificar la redacción y los conceptos con la finalidad de obtener mayor claridad.

La obligación divisible es la que tiene por objeto prestaciones susceptibles de cumplimiento


parcial. Se requiere que su objeto, la prestación, sea materialmente fraccionable, de modo
que cada una de sus partes tenga la misma calidad del todo; y que no quede afectado
significativamente el valor del objeto. Luego se regulan sus efectos, el principio de
división, el límite de la divisibilidad, el derecho al reintegro, la participación entre los
acreedores.2

Interpretación

En este tema, el hecho que una obligación sea divisible o indivisible va a depender de que
sea fraccionable la prestación. Si la prestación puede ser fraccionada la obligación es
divisible, caso contrario es indivisible. En algunos casos, ya sea por imperio de la ley o por
voluntad de las partes, la prestación divisible se considera indivisible, sin que pueda regir el
principio de fraccionamiento. Alterini, Ameal y López Cabana ponen como ejemplo el caso
de que D y E deban entregar a un terreno compuesto por dos lotes para destinarlo en su
totalidad a la construcción de una casa; en tal situación, a pesar de que el terreno compuesto
por dos lotes es en sí mismo divisible, no se admite que el cumplimiento de la obligación
sea regido por el principio del fraccionamiento: no hay división a pesar de la divisibilidad.

Concluyen diciendo que la indivisibilidad puede ser material o voluntaria; la divisibilidad


solo puede ser material.

Así, se observa que las obligaciones serán divisibles en la medida en que los objetos y las
prestaciones sean susceptibles de cumplimiento parcial o por partes, e indivisibles en caso
contrario.

En este tipo de obligaciones, queda admitida expresamente la indivisibilidad intelectual o


convencional, junto a la material. Y la divisibilidad puede ser material, siempre que no
devenga antieconómica.

2
HERRERA, Marisa y PICASSO, Sebastian. Código Civil y Comercial de la Nación Comentado. Tomo III, p. 104.
Alterini, Ameal, López Cabana explicaban que una cosa es el objeto de la prestación; y
otra, su contenido. La primera es lo debido, es lo que sirve para satisfacer el interés del
acreedor. El contenido es la conducta que despliega el deudor a favor del acreedor para
lograr que la obligación se cumpla.

Asimismo permite precisar si una prestación puede ser factible de cumplimiento parcial. Y
la posibilidad de cumplimiento parcial de la obligación no se refiere solamente a la
posibilidad de fraccionar el objeto de la obligación, sino también a la divisibilidad de la
prestación.

Texto del artículo: Artículo 806°

“La prestación jurídicamente divisible exige la concurrencia de los siguientes requisitos:


a. ser materialmente fraccionable, de modo que cada una de sus partes tenga la misma
calidad del todo; b. no quedar afectado significativamente el valor del objeto, ni ser
antieconómico su uso y goce, por efecto de la división”.

Interpretación

Tal como surge de la lectura simple del articulado se sigue que la divisibilidad de la
obligación va a depender de dos factores: la homogeneidad y el valor económico.

La aptitud del objeto debido de ser satisfecho por partes de manera que cada una conserve
proporcionalmente las cualidades y el valor del todo —es decir que cuando la adición de las
prestaciones parciales equivalga, en calidad y en valor, a una prestación total única
(Lambías, Ameal), por ejemplo, una deuda de dinero— conduce a que la obligación sea
divisible, de lo contrario no.

Así, las cosas divisibles son las que pueden ser susceptibles de ser fraccionadas en dos o
más partes. Y esa divisibilidad siempre está conectada a razones materiales y económicas
funcionales.

En consecuencia, la divisibilidad material existe cuando la cosa puede ser fraccionada de


modo que las singulares partes resultantes de la división tengan la misma función que el
todo; por lo tanto, entre las partes y el todo haya diferencia de cantidad más que de calidad.
Es decir que puedan ser divididas o fraccionadas en partes homogéneas sin que se aprecie
su deterioro.

En conclusión, esa divisibilidad económica-funcional se da cuando la cosa puede ser


dividida en partes que tengan un valor y una utilidad proporcional al todo.
Y cuando se sostiene que no afecte el valor económico de la cosa, Ameal dice que si la
obligación es dar un diamante de 20 quilates, esa obligación no es divisible, pues —en caso
de ser fraccionado en diez partes de 2 quilates cada una— ellas en conjunto no
representarían el mismo valor que el diamante inicialmente debido.

Otro ejemplo sería que las colecciones de cosas pueden ser indivisibles, basado en el
criterio económico.

En relación a la indivisibilidad legal, se da cuando la cosa puede ser divisible, pero el


ordenamiento legal la considera indivisible. Y el fundamento de esto es, lisa y llanamente,
un criterio económico, pues se considera que la cosa es indivisible si su partición implica
una disminución de su valor económico3. Un ejemplo sería la tierra que, en principio, es
una cosa divisible, pero si su fraccionamiento por debajo de criterios mínimos es
antieconómico para su uso y aprovechamiento, es prohibido por la ley. Esto es como
principio general, y queda delegado a las autoridades locales la reglamentación de la
superficie mínima dela unidad económica, teniendo en cuenta las características del lugar,
la densidad de la población, tierras aptas para el cultivo, servicios que presente (agua), entre
otros.

Texto del artículo: Artículo 807°

“Deudor y acreedor singulares. Si solo hay un deudor un acreedor, la prestación debe ser
cumplida por entero, aunque su objeto sea divisible”.

Interpretación

En este aspecto, el artículo es muy claro en lo referente al modo de cumplir con la


obligación. Así, por ejemplo, el pago para ser considerado con fuerza de tal y extinguir la
obligación debe ser completo, es decir, abarcar toda la cuantía del objeto debido. Esta
exigencia, que es conocida como principio de integridad, determina que, aunque la
prestación debida sea fraccionable por su naturaleza, el pago debe ser íntegro.

En este sentido se expidió la Cámara Civil, al sostener que no obstante que la prestación
debida sea fraccionable por su naturaleza, el pago siempre ha de ser íntegro, y aun así el
acreedor no puede ser obligado a recibir pagos parciales, ni el deudor a hacerlos.

Si se da el caso en que en una obligación de dar sumas de dinero, originada entre un deudor
y un acreedor, varios terceros pagan subrogándose en los derechos del acreedor, la misma
se divide entre los terceros pagadores subrogados en una pluralidad de obligaciones que
deben ser tratadas independientemente.

3
HERRERA, Marisa y PICASSO, Sebastian. Código Civil y Comercial de la Nación Comentado. Tomo III, p. 107.
Texto del artículo: Artículo 808°

“Principio de división. Si la obligación divisible tiene más de un acreedor o más de un


deudor, se debe fraccionar en tantos créditos o deudas iguales, como acreedores o
deudores haya, siempre que el título constitutivo no determine proporciones distintas.

Cada una de las partes equivale a una prestación diversa e independiente.

Los acreedores tienen derecho a su cuota y los deudores no responden por la insolvencia
de los demás”.

Texto del artículo: Artículo 809°

“Límite de la divisibilidad. La divisibilidad de la obligación no puede invocarse por el


codeudor a cuyo cargo se deja el pago de toda la deuda”.

Estos artículos establecen que la división de la deuda entre varios acreedores o deudores se
define en función del principio de igualdad. Ello, claro está, siempre que no haya, en
contario, ninguna convención. Y en este sentido, es de vital importancia y se debe tener en
cuenta el principio de autonomía de las partes.

Interpretación

Explicando el principio del fraccionamiento del crédito y de la deuda, señala Von Thurque
si la prestación que ha de hacerse efectiva a varios acreedores o por varios deudores es
única, según la intención de las partes, puede ocurrir que, siempre y cuando que esa
prestación sea divisible, nazcan varias obligaciones parciales, en cuyo caso el acreedor
podrá reclamar una parte de la prestación proporcional al número de acreedores, y cada
deudor hacer efectiva otra parte igual. Las obligaciones parciales nacen del mismo negocio
jurídico —o de otra fuente de obligaciones—, pero son independientes las dunas de las
otras; en cuanto a su existencia y ejecución: cada acreedor se halla asistido de un crédito
independiente, cada deudor tiene que responder de una obligación propia.

En lo referente al límite de la divisibilidad, nada impide que uno de los codeudores asuma
el pago total de la deuda, en cuyo caso la división de la obligación no puede ser invocada.

Texto del artículo: Artículo 810°

“Derecho al reintegro. En los casos en que el deudor paga más de su parte en la deuda: A.
si lo hace sabiendo que en la demasía paga una deuda ajena, se aplican las reglas de la
subrogación por ejecución de la prestación por un tercero. B. si lo hace sin causa, porque
cree ser deudor del todo, o porque el acreedor ya percibió la demasía, se aplican las
reglas del pago indebido”.

El presente artículo se refiere a los supuestos en que un deudor efectúe, ya sea un pago
íntegro o un pago mayor del que le correspondía, pudiendo ejercer contra sus codeudores la
acción pertinente, solamente por la parte que a ellos le hubiese correspondido en la
obligación cumplida.

Es decir, hace hincapié en la acción que podría ejercer el codeudor que hubiese pagado en
demasía. Y en esos supuestos, si conocía que la deuda era ajena, se aplican las reglas de la
subrogación.

Interpretación

En este aspecto, y siguiendo a Pizarro, se pueden ir dando distintas circunstancias en


relación a la obligación, donde el derecho al reintegro se debe ir analizando de acuerdo a
distintas particularidades.

1.1. Un acreedor y varios deudores

A. si un codeudor paga la totalidad de la deuda por error, tiene derecho a repetir lo pagado
en exceso por aplicación de las reglas del pago de lo indebido por error; B. si el pago en
exceso se realiza en la creencia de tener el acreedor título para recibirlo, ignorando que con
anterioridad la deuda había sido ya cancelada, el pago no tiene causa y procede la
repetición de lo pagado por aplicación de las normas sobrepago de lo indebido sin causa; y
C. si, en cambio, paga deliberadamente la deuda de los demás codeudores con pleno
conocimiento del carácter ajeno de la obligación, la repetición de lo pagado en exceso no
procede, debiendo en tal caso articularse la acción pertinente contra los demás codeudores
para obtener el reembolso de lo pagado en exceso. Si dicho pago se efectuó con
asentimientos de éstos se ejercita la acción que nace del mandato, si se realizó con
ignorancia procede la acción de gestión de negocios y si el pago se hizo contra la voluntad
de los demás codeudores puede ejercitarse la acción de enriquecimiento sin causa.

1.2. Varios acreedores y un solo deudor

Si el deudor paga a un coacreedor la totalidad de la deuda, no se libera frente a los demás, a


quienes debe pagar la cuota parte correspondiente. Empero, el derecho de repetirlo pagado
en exceso y la deuda con los demás acreedores se extinguirían si quien recibió el pago lo
hubiese repartido con los demás coacreedores en debida forma. En tal caso, procede la
repetición de lo pagado en exceso por aplicación de las reglas del pago por error.
En conclusión, ese pago a un acreedor es inoponible a los demás acreedores, por haber sido
efectuado a un tercero no autorizado, pues cada acreedor sólo puede recibir su cuota parte
en la obligación.

1.3. Varios acreedores y varios deudores

Si uno de los codeudores paga a uno de los coacreedores una suma mayor a la debida, tal
circunstancia no libera a los demás codeudores frente a los restantes coacreedores, ni
tampoco al deudor que pagó en exceso frente a los restantes coacreedores, a menos que el
acreedor que recibió dicho pago hubiese efectuado la distribución pertinente con los demás
coacreedores.

Texto del artículo: Artículo 811° Participación. La participación entre los acreedores delo
que uno de ellos percibe de más se determina conforme a lo dispuesto por el artículo 841.

La participación entre los acreedores de lo que uno de ellos percibe de más está regulada
por las reglas de la solidaridad (art. 841 CCyC), donde se determina la “cuota de
contribución”.

Alterini, Ameal y López Cabana explican que la determinación de la cuota parte se


establece de la siguiente manera:

A. en primer lugar, de acuerdo a lo pactado conjuntamente entre deudores y acreedores,


respetándose el principio de la autonomía privada (arts. 957 y 958, CCyC); B. en segundo
lugar por lo pactado entre deudores y entre acreedores, entre sí; C. la causa por la cual los
coacreedores o codeudores contrajeron la obligación conjuntamente; D. según las
relaciones de los interesados entre sí; y E. finalmente, según las demás circunstancias.

En este artículo se pone énfasis en que el régimen establecido por la ley es supletorio al
acordado entre las partes.

Texto del artículo: Artículo 812° “Caso de solidaridad. Si la obligación divisible es


además solidaria, se aplican las reglas de las obligaciones solidarias, y la solidaridad
activa o pasiva, según corresponda”.

En este comentario cabe puntualizar que la divisibilidad no debe ser confundida con la
solidaridad. Si bien son calidades de la obligación, responden a una concepción diferente y
suscitan un régimen con peculiaridades propias. Así, la divisibilidad responde a la división
del cumplimiento de la prestación como ya se analizó anteriormente y la solidaridad hace la
naturaleza del vínculo entre acreedor y deudor.
Texto del artículo: Artículo 813° “Concepto. Son indivisibles las obligaciones no
susceptibles de cumplimiento parcial”.

Este cuerpo normativo establece que para determinar la divisibilidad o indivisibilidad dela
obligación no se debe tener en cuenta solamente el objeto (el bien debido), sino debe
tenerse presente la posibilidad de cumplimiento parcial o no de la prestación (contenido de
la obligación).

Interpretación

En este tipo de obligaciones indivisibles, el cumplimiento parcial no existe como


posibilidad, por ello es siempre indivisible la obligación de entregar un cuerpo cierto,
aunque fuese susceptible materialmente de división, ya sea por poder fraccionarse en partes
reales, cada una de ellas homogéneas y análogas a las otras partes y al todo. Y esto es así y
tiene su razón de ser, pues el objeto de la deuda de un cuerpo cierto no es la cosa a entregar,
sino el hecho en sí de su entrega.

Texto del artículo: Artículo 814° “Casos de indivisibilidad. Hay indivisibilidad: a. si la


prestación no puede ser materialmente dividida; b. si la indivisibilidad es convenida; en
caso de duda sobre si se convino que la obligación sea indivisible o solidaria, se considera
solidaria; c. si lo dispone la ley”.

Interpretación

El art. 814, inc. a, se refiere a la indivisibilidad material. La misma se sustenta en la índole


no fraccionable de la prestación (Alterini, Ameal, López Cabana), no siendo posible su
partición en razón de su propia naturaleza. En este contexto, y siguiendo a

Pizarro, la prestación no puede ser dividida en partes homogéneas al todo y tener valor
proporcional a dicho todo.

El art. 814, inc. b, se refiere a la indivisibilidad convenida, y la misma es subjetiva. Yal


focalizar esa indivisibilidad en la voluntad de los sujetos obligados, se le concede dicho
carácter a una prestación que por naturaleza no lo tiene. En relación a esa indivisibilidad,
no habría inconveniente en que la misma, al ser voluntaria, sea a su vez expresa o tácita.

Asimismo la misma puede provenir de un acto de última voluntad.

La indivisibilidad legal es la que surge de las disposiciones expresas de la ley.

La doctrina, destaca la importancia en esa relación entre la solidaridad pasiva de las


obligaciones y la garantía. En este sentido, se ha sostenido que la solidaridad pasiva es la
que asume mayor importancia práctica. Es que el hecho de que varios queden vinculados
por la totalidad del débito implica mejores perspectivas de cobro para el acreedor, que
contará con diversos patrimonios en pie de igualdad afectados al pago de la deuda.

Este tipo de solidaridad legal está integrada a las garantías que en muchos casos el
legislador quiso poner a disposición de los consumidores y usuarios. Finalmente, cabe
agregar que la obligación solidaria destaca una indivisibilidad —voluntaria o legal— de la
prestación debida y una pluralidad de vínculos entrelazados por una misma fuente, sea esta
el contrato o la voluntad del legislador. Esa indivisibilidad legal es la que le da sentido a las
obligaciones solidarias, y de la cual proceden sus efectos.

Texto del artículo: Artículo 815° “Prestaciones indivisibles. Se consideran indivisibles las
prestaciones correspondientes a las obligaciones: a. de dar una cosa cierta; b. de hacer,
excepto si han sido convenidas por unidad de medida y el deudor tiene derecho a la
liberación parcial; c. de no hacer; d. accesorias, si la principal es indivisible”.

Interpretación

1.1. Obligaciones de dar una cosa cierta

El art. 815, inc. a, se refiere de dar cosas ciertas, y en este caso el Código es claro al
sostener que este tipo de obligaciones son indivisibles. Es que toda obligación de dar un
cuerpo cierto es indivisible.

En efecto, la indivisibilidad de dar cosas ciertas surge de que materialmente la cosa no


puede dividirse sin alterar su sustancia, sin hacerle perder su individualidad como tal. Es
oportuno señalar que, cualquiera sea la finalidad por la cual se entrega la cosa, la obligación
siempre será indivisible, pues lo decisivo es la prestación y no los fines tenidos en cuenta
por las partes.

1.1.1. Obligación que comprende varias cosas ciertas

En este aspecto, la multiplicidad de cosas ciertas que comprende la obligación, no lequita el


carácter de indivisible. Y a esto se le añade, que si las partes han considerado la obligación
como indivisible, que exista una pluralidad de cosas ciertas, no la torna en divisible. Se
sostiene asimismo que, si se tiene en cuenta el género, las obligaciones también son
indivisibles, salvo “cuando teniendo por objeto la entrega de cosas inciertas no fungibles,
comprenden un número de ellas de la misma especie, que sea igual al número de acreedores
o deudores, o a su múltiple” (art. 669 CC). Ameal refiere como ejemplo, si D y E deben a A
cuatro caballos (prestación divisible), o tres terrenos (prestación indivisible).
No obstante lo expuesto, si la intención de las partes resulta clara en relación a la manera en
que se deba cumplir, hay que estar a lo convenido y, a modo de ejemplo, si las cosas ciertas
fueron consideradas en su unidad, como es el caso de una biblioteca, se deben aplicar las
normas de la indivisibilidad, pero si las partes convinieron de común acuerdo cómo sería la
distribución, nada impide que se lleve a cabo de esa manera.

1.1.2. Pluralidad activa

En el caso que haya una pluralidad activa, el deudor no puede por sí solo decidir la forma
de distribuir las cosas entre los distintos titulares del crédito. Y en ese caso deberá
entregarles a todos en conjunto las diversas cosas debidas. Ahora, en el supuesto que exista
pluralidad de deudores, cualquiera de ellos puede obligar al acreedor a que reciba una de las
cosas ciertas, aunque los otros deudores no la entreguen simultáneamente, pues la
obligación de entregar varias cosas se descompone entro otros tantos actos de entrega
independientemente entre sí. Pero el deudor que pagó no queda liberado de la obligación,
hasta tanto los demás obligados no cumplan con la entrega de los objetos restantes.

1.2. Obligaciones de hacer

El art. 815, inc. b, CCyC se refiere a que este tipo de obligaciones son indivisibles,
agregando como excepción que se haya convenido por una unidad de medida, como lo es la
construcción de un muro estipulada por metros o la prestación de hechos, determinados
solamente por un cierto número de días de trabajo.

Agrega la normativa que el deudor puede liberarse mediante el cumplimiento parcial dela
prestación.

1.2.1. Obligaciones de hacer y el contrato de locación de obra

Cabe mencionar que la jurisprudencia ha dicho que tratándose de una obligación indivisible
el locador de obra no la cumple mientras no entregue la obra completamente terminada; las
entregas de dinero realizadas por el locatario en las épocas previstas en el contrato y de
acuerdo al grade de aquélla, son adelantos a cuanta del precio y no pagos reconocidos.

1.3. Obligaciones de no hacer

El art. 815, inc. c, CCyC expresamente establece que este tipo de obligaciones de no hacer
son indivisibles. Esta claridad de la norma zanja las discrepancias que había en la doctrina.
Freitas y Machado sostenían que son indivisibles las obligaciones de no hacer por cuanto la
menor inactividad produce el incumplimiento total de la obligación.
Las mismas consisten en una abstención, no talar un bosque, no construir una pared a una
altura mayor a la determinada, etc.

1.3.1. Efectos

El deudor cumple la obligación de no hacer, si se abstiene de realizar el hecho en tiempo y


modo propio. Si se trata de una obligación de no hacer instantánea, y el deudor hace lo que
no debía, hay inejecución absoluta; pero si es de no hacer permanente, si realiza uno de los
actos que debió omitir puede no comportar una inejecución absoluta. Moisset de Espanés
dice a modo de ejemplo: si prometió suspender una actividad que venía realizando y, no
obstante, continuó con ella durante cierto tiempo para luego cesar.

1.3.3. Ejecución forzada

En el caso que el deudor incumpla la obligación, el acreedor puede reclamar la destrucción


física de lo hecho, y los daños y perjuicios.

En estos supuestos, el cumplimiento forzado de la obligación a veces no es factible, pues no


se puede ejercer violencia sobre la persona del deudor, pero no impide solicitar la fuerza
pública para su efectivización.

La destrucción de lo hecho podría resultar improcedente, si el interés social prevalece sobre


el interés del acreedor, para mantener la integridad de los bienes.

1.4. Obligaciones accesorias

Si la obligación principal es indivisible, expresamente se establece que la accesoria también


lo es (el cargo, la cláusula penal).

Texto del artículo: Artículo 816°”Derecho de los acreedores al pago total. Cada uno delos
acreedores tiene derecho de exigir la totalidad del pago a cualquiera de los codeudores, o
a todos ellos, simultánea o sucesivamente”.

Texto del artículo: Artículo 817° “Derecho a pagar. Cualquiera de los codeudores tiene
derecho a pagar la totalidad de la deuda a cualquiera de los acreedores”.

Interpretación

Las obligaciones indivisibles presentan como característica fundamental que cada uno delos
codeudores está obligado al pago íntegro de la deuda y cada uno de los coacreedores tiene
derecho al cobro total del crédito (Alterini, Ameal, López Cabana).Llambías sostenía que
cada acreedor no debería tener derecho sino a una parte, y cada deudor no debería satisfacer
sino también su parte, la concentración del objeto le concede al primero y le impone al
segundo, la satisfacción debida por entero.

Trigo Represas explicaba que de ahí la consecuencia inevitable en punto al régimen del
pago, del derecho de cualquier acreedor a exigir el todo de la obligación de uno solo delos
deudores. Como contrapartida, el deudor, en principio, puede y debe pagar a cualquier
acreedor, o sea que se libera cumpliendo de esa manera, y no puede pretender que
concurran al cobro los restantes acreedores.

Texto del artículo: Artículo 818° “Modos extintivos. La unanimidad de los acreedores es
requerida para extinguir el crédito por transacción, novación, dación en pago y remisión.
Igual recaudo exige la cesión del crédito, no así la compensación”.

El motivo de la unanimidad de los acreedores tiene su fundamento en lo que sostenía


Mercadeé, a quien Vélez transcribió en la nota al art. 668 CC: no corresponde admitir la
remisión de deuda (lo mismo ocurre con la novación, la dación en pago y la cesión de
créditos) para uno de los acreedores de la prestación indivisible, porque los acreedores—
considerados individualmente— no son “personalmente dueño(s) del crédito”.

En ese orden, en el caso que un acreedor hubiese hecho novación, dación en pago, remisión
o cesión del crédito, el resto de los coacreedores conserva su derecho para reclamar el pago
íntegro del crédito, siendo inoponible el acto jurídico realizado por el acreedor sin
consentimiento de los restantes sujetos activos de la obligación.

Texto del artículo: Artículo 819° “Responsabilidad de cada codeudor. La mora de uno
delos deudores o de uno de los acreedores, y los factores de atribución de responsabilidad
de uno u otro, no perjudican a los demás”.

Interpretación

La mora es estrictamente personal, por lo que si uno de los codeudores es interpelado por
un coacreedor para que caiga en mora, ello no se propaga a los otros deudores, no va a
beneficiar a los otros acreedores.

Texto del artículo: Artículo 820° “Contribución. Si uno de los deudores paga la totalidad
de la deuda, o repara la totalidad de los daños, o realiza gastos en interés común, tiene
derecho a reclamar a los demás la contribución del valor delo que ha invertido en interés
de ellos, con los alcances que determina elartículo 841”.

Interpretación

1.1. Relaciones de contribución


En las obligaciones indivisibles, el pago que efectúa un deudor, extingue la deuda y el
crédito. No obstante ello, ese pago efectuado por el deudor, habilita y provoca un nuevo
orden de contribución entre el que pagó y los coobligados.

Asimismo, se abre una nueva relación de distribución entre el acreedor accipiens y el resto
de los coacreedores.

1.2. Derecho del deudor que pagó íntegramente la prestación

El deudor que pagó la deuda en su totalidad, puede exigir de los demás deudores el
reintegro de sus respectivas cuotas partes, ya sea por medio de la acción recursoria o por el
pago con subrogación.

Texto del artículo: Artículo 821° “Participación. Si uno de los acreedores recibe la
totalidad del crédito o de la reparación de los daños, o más que su cuota, los demás tienen
derecho a que les pague el valor de lo que les corresponde conforme a la cuota de
participación de cada uno de ellos, con los alcances que determina el artículo 841”:

Tienen igual derecho si el crédito se extingue total o parcialmente, por compensación legal.

La contribución del valor de lo invertido está determinada por las reglas que rigen en la
solidaridad activa analizada en el art. 841 CCyC, siendo de total importancia la autonomía
privada.

Interpretación

1.1. Derecho de los coacreedores que no cobraron

En el caso que la obligación sea de dar un cuerpo cierto, el pago que efectúa uno de los
coacreedores tiene como consecuencia convertir a todos en condóminos del objeto. Los
acreedores que quieran reclamar su parte al acreedor que recibió la prestación, tendrán que
recurrir a las acciones destinadas a la cesación del estado de indivisión que, por la
naturaleza de la prestación, es la venta de la cosa.

Texto del artículo: Artículo 822° “Prescripción extintiva. La prescripción extintiva


cumplida es intocable por cualquiera de los deudores contra cualquiera de los
acreedores”.

Interpretación
La prescripción liberatoria, en lo que respecta a las obligaciones indivisibles, presenta la
siguiente característica: si se produce la prescripción, la misma propaga sus efectos, ya sea
aprovechando a todos los deudores y perjudicando a los acreedores.

Texto del artículo: Artículo 823° “Normas subsidiarias. Las normas relativas a las
obligaciones solidarias son subsidiariamente aplicables a las obligaciones indivisibles”.

Texto del artículo: Artículo 824° “Indivisibilidad impropia. Las disposiciones de este
parágrafo se aplican a las obligaciones cuyo cumplimiento sólo puede ser exigido por
todos los acreedores en conjunto, o realizado por todos los deudores en conjunto, excepto
las que otorgan a cada uno el derecho de cobrar o a pagar individualmente”.

Las obligaciones indivisibles regulares o propiamente dichas tienen como características


esenciales: 1) que no admiten ser fraccionadas, y 2) que cualquiera de los deudores está
obligado frente a cualquiera de los acreedores al cumplimiento íntegro de la prestación
debida. Pero también existen ciertas obligaciones que, siendo indivisibles, no presentan la
última de esas características, por lo cual se las denomina obligaciones indivisibles
impropias o irregulares. Los acreedores para exigir su cumplimiento o los deudores para
cancelarlo, deben actuar en conjunto.

Interpretación

El efecto característico de este tipo de obligación indivisible impropia es que los


acreedores—para exigir el cumplimiento de la prestación—, y los deudores —para
cancelarlo—deben actuar de manera conjunta.

En la redacción del CCyC, si un acreedor intenta cobrar individualmente el crédito, el


deudor demandado puede oponer la excepción de falta de legitimación activa.
Consecuentemente ningún deudor está obligado a cumplir la prestación de manera
individual.

Algunos casos para mencionar, siguiendo a Ameal:

a. deuda de varios cuerpos ciertos: si varios deudores se obligan a entregar varios cuerpos
ciertos (los caballos, Ceferino, Mapuche y Tornado) que no son fungibles, la deuda no
puede ser fraccionada en partes equivalentes, por lo cual el acreedor solo tendrá derecho a
exigir su pago conjuntamente a todos los codeudores;

b. obligaciones de colaborar: en ciertas obligaciones los deudores deben cumplir la


prestación debida en estrecha colaboración trabajando en equipo (Pedro músico y Juan
escritor, se obligan a componer un tema musical), el acreedor carece de derecho a
demandar la ejecución de la obra a cada uno de ellos en particular;
c. restitución de la cosa depositada: cuando existe pluralidad de depositantes. Si los
depositantes son varios, el depositario debe efectuar la restitución a todos ellos en conjunto,
salvo que haya designado un co depositante para recibirlo.

En suma, como señala Trigo Represas, las obligaciones indivisibles impropias son aquellas
cuyo cumplimiento requiere de la colaboración organizada de todos los deudores y, en
consecuencia, solo puede demandarse a todos ellos en conjunto.

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