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Curso: Teoría literaria I Carrera / Ciclo: Literatura IV

Alumno: Eugenio Rojas, Jhonatan Alexander Cod: 2016010863

SOBRE EL ESTILO
Tras la lectura de Sobre el estilo de Demetrio hallamos los siguientes conceptos:

PROSA

Está dividida y diferenciada de la siguiente manera:

 PERÍODOS

Es la unión de miembros y frases dispuestos en relación con el pensamiento que

ha de ser expresado. Los más cortos constan de dos miembros, los más largos de

cuatro, también de tres y de un miembro, llamado período simple o unimembre.

O KOLA

Son los miembros que conceden reposo al que habla y al tema mismo, ponen

límites en muchos lugares a lo que se dice. Divide, diferencia a la prosa y evita

que el discurso sea largo e ilimitado para no dejar sin respiración al orador. La

oportuna longitud del miembro contribuye a la elevación de un pasaje,

dependiendo de su naturaleza. Existen, por ejemplo: a) miembros opuestos y

algunos que, aunque no sean opuestos, muestran cierta antítesis por la forma

antitética de su escritura; b) miembros simétricos (parómoia) que pueden estar al

principio o al final, una clase es el isokolon: miembros de igual números de

sílabas; c) miembros de terminaciones semejantes (homoiotéleuta), ya sea con la

misma palabra o con la misma sílaba. Tales recursos debilitan la vehemencia de

un pasaje por su amaneramiento (párrafos. 1-8).


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o DIFERENCIA CON EL ENTIMEMA

El entimema es un pensamiento expresado por una disputa o como una

consecuencia lógica y el período es autónomo. El entimema es una especie de

silogismo retórico y el período no supone ningún tipo de reflexión, sólo es una

combinación de palabras (párrafos 30-33).

 KÓMMA

Es la brevedad en la composición, es menor que un miembro (párrafo 9).

Conviene a las sentencias y a las máximas como un signo de inteligencia superior

al resumir muchos pensamientos en una frase.

 ORIGEN DEL PERÍODO

a) estilo “enlazado”, compuesto de períodos, se halla en todos los cuales los

períodos se suceden unos a otros con regularidad.

b) estilo suelto, compuesto de miembros que no están estrechamente unidos,

todo el estilo antiguo es un ejemplo. Los miembros parecen amontonarse

unos sobre los otros sin conexión ni soporte, sin prestarse ayuda mutua,

como ocurre en los períodos. Parecidas a piedras que han sido puestas sin

más, unas juntas a otras, y que se encuentran desunidas;

c) estilo periódico, piedras que soportan techos abovedados y siguen unidas;

d) estilo de tiempos antiguos, tiene algo de pulido y sin adornos, como

estatuas arcaicas, cuyo arte parece consistir en una gran sencillez y

e) estilo de los escritores de época posterior, parecida a las esculturas de

Fidias, que revelan a la vez grandeza y perfección.


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CLASES DE PERÍODOS*

 HISTÓRICO

No debe ser demasiado redondeado ni demasiado suelto, sino estar entre los dos;

construido de tal forma que no parezca retórico ni poco convincente a causa de su

forma redondeada, sino que su majestuosidad y poder de exposición le vengan de

su simplicidad.

 RETÓRICO

Es entrelazada y redondeada; necesita de una abertura de la boca redonda y de

una manera que gire con el ritmo. Casi desde el principio tal pensamiento contiene

algo entrelazado y una señal de que no tendrá un final simple.

 CONVERSACIONAL

Se llama a aquel que es todavía más suelto y más simple que el histórico, apenas

muestra que es un período. Los miembros se echan encima unos de los otros,

como en el estilo suelto, y cuando vemos que estamos al final descubrimos sólo

con dificultad que lo que hemos dicho es un período. Por su forma, este período

debe estar entre el estilo suelto y el periódico y sea una mezcla igual de ambos.

 DE MIEMBROS OPUESTOS

Su oposición puede residir en el tema, en la expresión o en ambos. Como en la

comparación entre Helena con Heracles, donde el artículo se opone al artículo,

verbigracia. Una cosa se opone a la otra, es un paralelismo total.

* Párrafos 19-21.
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CLASES DE ESTILO

 ESTILO ELEVADO

También llamado “elocuente”. Se muestra de tres maneras: a) en el pensamiento

(diánoia), o en el asunto de que se trata (prágmata); b) en la dicción (léxis) y c) en

la composición (sýnthesis). El uso de partículas eleva la composición, las figuras

de la lengua son también ellas mismas una forma de composición. Al estilo

elevado, estas figuras son apropiadas: la anthypallage, la repetición (epanaphorá),

el asíndeton, la unión (synápheia), la repetición de palabra (anadiplosis).

Sin embargo, no se debe usar con demasiada frecuencia las figuras, pues ello

demuestra falta de gusto y una cierta irregularidad de estilo. La dicción en el estilo

elevado debe ser grandiosa, distinta y los más desacostumbrada posible. Se

deben proporcionar metáforas, pues proporcionan al estilo placer y distinción,

debe parecer espontáneas y por analogía. Cuando esta parezca demasiado

atrevida, se debe cambiar por un símil, una metáfora extendida. La costumbre es

maestra de las metáforas, pues revistiéndolo casi todo con metáforas, lo hace con

tanta seguridad que pasa desapercibido. También se han de emplear palabras

compuestas, por su natural composición poseerá una cierta variedad y grandeza,

y con ellas también brevedad. Se han de crear palabras, o bien para cosas que no

tenga nombre o se pueden formar palabras nuevas a partir de las ya existentes.

La alegoría es algo sublime sobre todo en las amenazas, usado como un velo

para las palabras. Por eso los misterios son revelados en forma alegórica, para

causar estremecimiento y temor.


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La concisión y sobre todo la reticencia (aposiopesis) producen elevación, pues

algunas cosas parecen mucho mayores cuando no se dicen, sino más bien se

insinúan. El llamado “epifonema” podría ser definido como “dicción que embellece”

y es la figura de mayor grandeza en el discurso. Pues de la dicción, unas partes

ayudan al pensamiento, otras la embellecen. El lenguaje poético empleado en la

prosa le da grandiosidad, aunque algunos escritores hacen uso de una imitación

de los poetas, o no emplean la imitación sino más bien la transposición.

Empero, la frialdad, como la elevación, reside en tres puntos: a) en el

pensamiento, cuando éste es exagerado o imposible; b) en la dicción, según

Aristóteles, se tiene un cuádruple origen: términos oscuros, epítetos, cuando las

palabras compuestas se hacen a la manera ditirámbica (en la composición) y en

las metáforas; c) en la composición, cuando no tiene un ritmo variado, sino que

carece de él y tiene sílabas largas desde el principio al fin; también causa frialdad

la colocación, pues las formas poéticas empleadas inoportunamente son frías,

como todo lo que no guarda medida. Por consiguiente, la frialdad es como la

presunción y la hipérbole es la más fría de todas las figuras, siendo de tres clases:

i) en la semejanza, ii) en comparación o iii) en la descripción de la imposibilidad.

Por ello, toda hipérbole parece fría, porque es imposible (párrafos 38-127).
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 ESTILO ELEGANTE

De expresión graciosa y brillante. En las formas de las gracias, las hay que

residen en el tema, pero también el lenguaje puede hacerlos más graciosos y por

obra del escritor los temas pocos atractivos se convierten en agradables. La

primera gracia es la que tiene su origen en la brevedad, cuando el mismo

pensamiento alargado es desagradable, por la rapidez de expresión se convierte

en algo agradable. Una segunda fuente de la gracia procede del orden de las

palabras, un mismo pensamiento colocado al principio o a la mitad de la frase

puede no tener gracia, pero colocado al final es gracioso.

Las gracias de estilo que resultan del uso de las figuras son obvias, por medio de

la repetición; algunas veces con el uso de la anáfora; pueden resultar de la

elección de palabras o por la metáfora; a través de un nombre compuesto y

ditirámbico o también por una expresión común; muchas palabras tienen un

encanto cuando son aplicados a una cosa especial; de la comparación surge la

gracia; algunas alegorías encierran cierta chismorrería y hay cierto encanto en lo

inesperado, la gracia procede aquí de dos fuentes: no sólo se añade lo

inesperado, sino que no tiene relación con lo que precede; con frecuencia

miembros semejantes producen cierta gracia de estilo; a veces reproches velados.

En los temas de gracias se consiguen con el uso de un proverbio, pues por su

naturaleza es un tema gracioso, una fábula introducida a su tiempo es muy

graciosa, así como podemos formar fábulas apropiadas y convenientes a nuestro

tema; también la gracia en el estilo resulta de una confusión por miedo. Las

gracias en la comedia surgen del empleo de las hipérboles, por ser algo imposible.
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La diferencia entre lo ridículo y lo gracioso resalta por su temática. Por el léxico:

pues lo gracioso se acompaña de adorno o palabras bellas que producen encanto

y lo ridículo emplea palabras vulgares y comunes. Además, se desvanece lo

ridículo con el adorno del estilo y en lugar de producir risa produce asombro.

Sobre todo, se diferencian en su intención, pues el gracioso quiere alegrarnos y el

bromista quiere hacernos reír. Y nuestras reacciones son diferentes: risa en una

caso y elogio en el otro.

Las palabras que llamamos hermosas contribuyen también a un estilo gracioso.

Son expresiones agradables a la vista, pues todo lo que es agradable de ver, es

también bello al pronunciarlo. Una palabra suave está compuesta sólo o

principalmente de vocales, una palabra es bien proporcionada cuando participa de

los dos caracteres y mezcla por igual las letras. El énfasis de una palabra es

debido a tres cualidades: a la amplitud de su pronunciación, a la longitud de sus

sílabas y su forma. Sólo las suaves deben ser usadas por poseer cierta elegancia.

En relación con la elegancia en la composición baste con lo expuesto, pues el

tema es difícil. Junto al estilo elegante se halla el contrario, cuyo nombre común es

“afectado”. Se da en tres sitios: a) en el pensamiento; b) en relación con el léxico,

se podría dar en las palabras y en no ser absolutamente apropiada y c) en la

composición, es afectada cuando es anapéstica y parecida sobre todo a medidas

métricas quebradas y pocos dignas (párrafos 128-189).


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 ESTILO SENCILLO

Con temas sencillos y apropiados, el léxico debe ser todo él propio y de uso

corriente, pues, cuanta más llana es una expresión, más corriente resulta. El

lenguaje debe ser claro, esta claridad depende de muchas cosas: de palabras

propias, después del uso de las conjunciones, siendo apropiado para la oratoria

forense. Un estilo claro debe huir de las anfibologías, debe emplear la figura

llamada epanalepsis: repetición de una misma partícula después de un pasaje

largo. Por claridad se debe repetir también muchas veces una palabra, se deben

evitar también los casos oblicuos ya que son oscuros, se debe conservar el orden

natural de las palabras como en la frase, se debe evitar alargar los períodos

acabando la frase en seguida y dando descanso al oyente. Hay que huir de los

miembros largos pues toda longitud implica elevación, por ellos debemos usar la

mayoría de veces miembros trimétricos y algunas veces frases. También de los

encuentros de vocales largas y de diptongos, que todo alargamiento es pomposo.

Las figuras llamativas han de ser evitadas, pues todo lo excéntrico es insólito y

extraordinario.

La claridad surge de una expresión rigurosa, sin omitir ni cortar nada. Debe su

claridad a que son mencionados todos los incidentes que le acompañan y a que

no se omite nada. También resulta de la descripción de las circunstancias que

acompañan a la acción. Las palabras onomatopéyicas producen claridad porque

están hechas para imitar. El poder de la persuasión reside en dos cosas: en la

evidencia y en la naturalidad, pues lo oscuro y artificial no es convincente.


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El estilo epistolar debe ser también simple, por ello, quizá hay cierta verdad en lo

que él dice, pero no es toda la verdad. La carta debe ser algo más elaborado que

el diálogo, pues en su construcción se presenta más preparación. Y, como él,

debe ser rica en la descripción de caracteres. La longitud de una carta, lo mismo

que su expresión debe ser ordenada cuidadosamente. En consecuencia, la carta

en su modo de expresión ha de mezclar los dos estilos, esto es, el gracioso y el

sencillo.

Al lado del estilo sencillo se halla un estilo defectuoso, el llamado estilo “árido”.

También de triple procedencia: a) en el pensamiento, en la minimización del

suceso; b) en el lenguaje, la aridez se produce cuando se describe un gran

acontecimiento con términos triviales y c) en la composición, la aridez se produce

cuando se emplean con frecuencia frases breves o cuando en relación con un

asunto importante se interrumpe el miembro y no se completa (párrafos 190-235).


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 ESTILO VIGOROSO

Hay asuntos que por sí mismos son vigorosos. La extensión destruye la fuerza,

mientras que la expresión es más vigorosa, si se manifiesta mucho en pocas

palabras. La brevedad es más enérgica y autoritaria, por este motivo las

expresiones simbólicas poseen fuerza por su analogía con las formas concisas del

lenguaje. El estilo periódico es vigoroso, mientras que la estructura suelta es más

sencilla y señal de un carácter ingenuo, como todo el estilo antiguo. En el estilo

vigoroso se debe evitar las formas arcaicas, tanto del carácter como del ritmo,

incluso la violencia origina un cierto vigor en la composición. Por ellos, las antítesis

y los paralelismos deben evitarse, pues producen un estilo pomposo no vigoroso.

También contribuye a producir con vigor colocar al final lo más enérgico, ya que, si

se coloca al medio, se desvanece. A este estilo le conviene una serie

ininterrumpida de períodos, aunque no sea apropiada a otros estilos. Sin embargo,

los períodos serán a la vez frecuentes y cortos, los de dos miembros, pues

muchos miembros darían un pasaje bello pero no vigoroso. La brevedad de

expresión es útil en este estilo, el guardar silencio será más impresionante. Así, en

algunas ocasiones la cacofonía produce vigor.

Se consigue un estilo vigoroso con las siguientes figuras: a) con las figuras de

pensamiento, la omisión, la aposiopesis, prosopopeya; b) con las figuras de

lenguaje, como la anáfora, la epanáfora, el asíndeton, el homoiotéleuton y el

clímax o gradación. El uso de metáfora puede producir vehemencia; de símiles,

aunque las comparaciones no son apropiadas para este estilo por su longitud; de

palabras compuestas; de las preguntas a los oyentes en medio del discurso.


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La figura llamada epímone, más allá de la exposición del tema, contribuye a dar

fuerza al estilo. También el eufemismo, convirtiendo en favorables las cosas

desfavorables y en piadosos los actos impíos. El llamado estilo figurado

acompañado de dos cosas: de buenas maneras y de discreción. Sin embargo, sus

formas son ambiguas y, aunque no es una ironía, da la impresión de que sí.

Aunque se podría emplear el estilo figurado reprochando a otros que hayan

obrado de manera parecida a aquellos a quien se dirigen. La particularmente

“manera socrática” como la búsqueda de recordar al otro lo ignorante que era y la

exhortación a recibir una instrucción con naturalidad y buen gusto. También lo

impensado y lo que surge de modo espontáneo darán vigor al lenguaje, sobre

todo, cuando hacemos ver nuestra irritación o que somos tratados injustamente.

La preocupación por la suavidad o la armonía no es propia de una persona

irritada, sino más bien de una persona que bromeo o que desea mostrar

conocimientos.

Junto al estilo vigoroso se encuentra el llamado estilo “desagradable”. Se da en los

temas cuando un orador dice públicamente cosas vergonzosas y que no se debían

pronunciar. En la composición es desagradable si aparece como algo

desordenado y cuando los miembros no tiene conexión alguna entre ellos, sino

que aparecen piezas fragmentadas. También los períodos continuos y largos que

dejan al que habla sin aliento, no sólo son fastidiosos, sino que desagradan.

Sucede que temas agradables por sí mismos pierden todo su atractivo debido a la

expresión (párrafos 240-302).

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