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a música, tal como se ha hecho con otros temas académicos, se con-
vierte hoy en un objeto de investigación que abre una nueva pers-
pectiva de estudio, permitiendo un importante avance en la histo-
riografía nuestra, y sobre el cual se hace necesaria una mayor reflexión en
lo metodológico, conceptual y teórico. Este artículo pretende contextuali-
zar nuestros previos aportes al tema,2 con nuevas teorías, orientaciones y
1
El autor agradece profundamente al profesor Humberto Barrera Orrego por su per-
manente estímulo, constante ayuda y amable consejo en la elaboración de este artículo.
2
Rodríguez Álvarez, Luis Carlos. “Primer movimiento. La independencia de Antioquia
(Andante in tempo di marcia)”, Músicas para una región y una ciudad: Antioquia y Medellín,
1810-1865. Aproximaciones a algunos momentos y personajes, Mención Especial del Premio
IDEA a la Investigación Histórica de Antioquia 2006, X Versión, Medellín, Instituto
para el Desarrollo de Antioquia - IDEA, diciembre 2007. Conferencia “La música de la
independencia y primeros tiempos republicanos”, en el ciclo Los procesos de independencia:
ideas, actores y conflictos, Cátedra Luis Antonio Restrepo, Auditorio Torre de la Memoria,
Biblioteca Pública Piloto, 9 octubre 2009. “Escuchemos nuestro pasado. La música en la
época de la independencia y en los primeros tiempos republicanos”, en Eduardo Domín-
guez Gómez (Director Académico). Todos Somos Historia, tomo 3 “Control e Institucio-
nes”, 2010, pp. 27-46. “Algunas notas sobre la música de la independencia y primeros
tiempos republicanos en Antioquia”, Ecos de un grito, Academia Antioqueña de Historia.
Medellín: L. Vieco e Hijas Ltda., 2010, pp. 311-325rr. “Un cuadernillo anónimo o la
música de guitarra de mi señora doña Carmen Cayzedo”, folleto adjunto al CD Música de
guitarra de mi Señora Doña Carmen Cayzedo, Julián Navarro, guitarra clásica-romántica,
Bogotá, 2012.
431
documentos, entendiendo la música como una preciosa oportunidad para
describir otros aspectos, ricos e interesantes, profundos y complejos, de la
revolución independentista entre los cruciales años de 1810 y 1825, en un
medio como el nuestro, que en el tema específico de lo sonoro, no ha sido
estudiado a fondo. Y es que las manifestaciones musicales se inscriben en el
ámbito de lo que se denomina historia cultural.
En el estudio de la historia hay, en la actualidad, nuevos métodos, nue-
vas propuestas, nuevos análisis, nuevos direcciones, nuevas consideracio-
nes, nuevos objetos de estudio, que ofrecen, entonces, nuevos retos, nue-
vas interpretaciones, nuevas miradas y nuevas audiciones, replanteando las
antiguas formas de historiar el período, de narrar los sucesos y las acciones
de las personas, y de entender las formas de vida y las maneras de leer y
asimilar los discursos. Esta nueva manera de escribir y entender la historia
incluye grupos humanos diferentes a las élites participantes del proceso, y
recupera las diversas manifestaciones de la cotidianidad, entre ellas las ex-
periencias musicales y sonoras, con la intención de mostrar una situación
quizás distinta a la que afirma que “la pólvora y el ruido de sables y mache-
tes fue la música de fondo que orquestó la vida colombiana del siglo XIX”.3
Los modernos conceptos de prácticas, imaginarios, representaciones,
identidades, mentalidades, ideas, símbolos, memorias, inventarios, genea-
logías y demás, frutos del trabajo de las recientemente establecidas escuelas
de historiadores de la cultura, nos permiten avanzar en múltiples análisis
que pueden hacer más productivas las investigaciones sobre el Bicentena-
rio, ofreciendo miradas más pausadas y comprensivas a los procesos de
independencia, lenguajes políticos y espacios públicos.4
Las partituras son textos, objetos de análisis hermeneúticos, y como
cualquier otro documento –testamentos, libros, revistas, periódicos, vo-
lantes, boletines, impresos y manuscritos–, en su lenguaje críptico, tie-
nen la facultad sui generis de “sonar” al descifrarse, leerse e interpretarse,
3
Jaramillo Castillo, Carlos Eduardo. “Guerras civiles y vida cotidiana”, Castro Carvajal,
Beatriz (editora). Historia de la vida cotidiana en Colombia. Bogotá: Grupo Editorial
Norma, 1996, p. 291.
4
Chicangana-Bayona, Yobenj Aucardo y Ortega Martínez, Francisco Alberto (editores
académicos). “Introducción”. 200 años de independencias. Las culturas políticas y sus lega-
dos. Medellín: Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, 2011, pp. 15-16.
El contexto: lo musical-histórico
Poco antes de que terminara el llamado período colonial en esta región,
según palabras de Manuel Uribe Ángel:
En la segunda década del siglo XIX, España estaba viviendo aún la re-
saca de su propia guerra independentista contra la invasión napoleónica,
la instalación de las Cortes de Cádiz, la promulgación de la Constitución
de 1812, la restauración de Fernando VII… Y la música, secular, militar y
religiosa, lo inundaba todo: el campo de batalla, el salón social, la calle, la
plaza, el teatro, la iglesia y el recinto doméstico. Los bandos, las ceremonias
cívicas y sagradas, las fiestas populares, las alegrías y las tristezas, lo patriota
y lo realista, lo monárquico y lo republicano, la tiranía y la democracia,
celebran con música, representan con música, imaginan con música, odian
con música, aman con música… De esta manera, la música se constituye
en participante activa en la conformación de la identidad nacional, por
asimilación o por oposición.
5
Uribe Ángel, Manuel. Compendio histórico del departamento de Antioquia en la Repú-
blica de Colombia. Obras completas, volumen III. Medellín: Gobernación de Antioquia,
1979, pp. 271-2.
En toda América Latina, las décadas segunda y tercera del siglo XIX, es de-
cir, el período comprendido entre 1810 y 1830, marcan el comienzo de la
independencia nacional, que debía tener considerable influencia en la vida
musical de las nacientes naciones. Esas dos décadas fueron una época de
transición gradual durante la cual el sentimiento nacionalista conformaba
fundamentalmente la organización socio-política de los nuevos países. Las
instituciones coloniales se mantuvieron, sin embargo, bien entrado el siglo
XIX, si no en teoría, al menos en la práctica. En las artes, el concepto de
nacionalismo se desarrolló solo después de promediar la centuria.7
Quedan, sin embargo, muchos aspectos que aún deben estudiarse con
profundidad. Uno de ellos es la música española de ese tiempo, la otra cara
de la moneda, la alteridad, para usar el término acuñado en los estudios
de la postmodernidad… Otro es la presencia de las músicas, los bailes, las
6
Eli Rodríguez, Victoria. “Nación e identidad en las canciones y bailes criollos”, La
música en Hispanoamérica. Historia de la música en España e Hispanoamérica, volumen
6 (2010), p. 97.
7
Béhague, Gerard. La música en América Latina (Una introducción). Caracas: Monte
Ávila Editores, 1983, p. 145.
8
Rensselaer, Rensselaer van. Cartas desde la Nueva Granada (Traducción, prólogo y
notas: Humberto Barrera Orrego). Medellín: Fondo Editorial Universidad Eafit - Banco
de la República, 2010.
9
Botero G., Néstor. “Antioquia al iniciarse el siglo XIX, 1805-1819”, Un Siglo de Go-
bierno en Antioquia, 1800-1886, II. Medellín: Academia Antioqueña de Historia - Secre-
taría de Educación y Cultura, Colección Especial, 1990, pp. 48-49.
10
Gómez Barrientos, Estanislao. “El Dr. José Antonio Gómez. Gobernador de Antio-
quia”, Repertorio Histórico, Academia Antioqueña de Historia. Año I, Nos. 5-8, Medellín,
agosto 11 de 1913, pp. 406-411. Gómez Barrientos transcribe la cita entre comillas, sin
determinar el autor original. Da a entender que la copió, pero no da luces sobre la fuente
original. A su vez, los posteriores historiadores y musicógrafos, la han comentado de igual
manera, citando siempre al mencionado Gómez Barrientos. Entre ellos, José María Res-
trepo Sáenz, Gobernadores de Antioquia. 1571-1819. Bogotá: Imprenta Nacional, 1931,
tomo I, p. 296; y Duque Betancur, Francisco. Historia del Departamento de Antioquia.
Medellín: Imprenta Departamental, 1967, p. 441.
11
Restrepo Gallego, Beatriz. “La música culta en Antioquia”, Melo, Jorge Orlando (edi-
tor). Historia de Antioquia. Medellín: Suramericana de Seguros, 1988, p. 522.
12
Zapata Cuéncar, Heriberto. Compositores Colombianos. Medellín: Editorial Carpel,
1962, p. 9. Historia de la banda de Medellín. Medellín: Granamérica, 1971, p. 5.
Para que esta comisaría tenga un conocimiento / exacto del número y clace
de instrumentos de Música / remitidos de Cartagena por el c. Uruburu, y
/ pueda en consecuencia comparar esta nota con / la de los existentes, para
solicitar / el paradero de los que faltan acompaño a V. S. / la lista adjunta.
Otras dos están anexas / aun expediente. sobre la compra de armamentos
/ en Jamayca, que el Cno. Secretario de Gracia y / Justicia dejó en un es-
tante de libros que tiene / en su estudio, de donde puede V.S. sacarle para
formar el cuarto gral de instrumentos y ver lo que hay o se han perdido.
/ -Dios guarde a V.S.- / Medellín Marzo 9 de 1815 / Francisco / Ulloa –
Secretario.13
13
Archivo Histórico de Rionegro. Documentos citados sin detallar fuente por Zapata
Cuéncar, Compositores Colombianos, op. cit., pp. 8-9.
Íbíd., p. 9.
14
Reglamento general de Milicias para la Provincia de Antioquia. Legislatura del año de 1812.
Con la rúbrica de Juan del Corral. Archivo Histórico de Antioquia, tomo 656, documento
10369
18
[Longeville Vowell, Richard]. Memorias de un oficial de la Legión Británica. Campañas
y cruceros durante la guerra de emancipación hispanoamericana. Bogotá: Biblioteca Banco
Popular, vol. 56, 1994.
19
AHA. Reglamento general de milicias para la Provincia de Antioquia. Legislatura del
año de 1812, tomo 656, documento 10369 (único), 76 folios. En el tomo hay cuadros
[láminas] que ilustran los rangos militares y su posición, incluyendo la del tambor mayor.
Banda de los Cuerpos de Antioquia, Girardot, Rifles, Cartagena, Alto Magdalena. Museo
Nacional de Colombia, Bogotá
Moreno de Ángel, Pilar. José María Córdova, 2ª. edición. Bogotá: Instituto Colombia-
20
En los días de la independencia, don Joaquín Lemus, que figura en las cró-
nicas con el título de músico mayor, dirigía una escuela de música en Santa
fe de Antioquia en mil ochocientos quince (1815). Y así se comienza la his-
toria de la música en este departamento, mediante la escuela mencionada
y en la ciudad cuyo centenario ha dado ocasión a esta serie de conferencias
universitarias. Digo la historia documental, porque no es posible pensar
que no hubiera anteriormente algún magisterio y ejercicio importante de
la música.22
21
Tobón Villegas, Jairo. “La patria boba en Antioquia, el páramo de Pisba y los primeros
himnos patriotas”, Repertorio Histórico, No. 17 (nueva etapa), 2008, p. 38.
22
Bravo Márquez, José María. “Breves apuntes acerca del arte musical en Antioquia”, El
Pueblo Antioqueño. Medellín: Imprenta Universidad, 1942, pp. 493-500.
23
Zapata Cuéncar, op. cit., p. 10.
Excmo. Sor. En esta provincia hai unos cuantos jóvenes con principios de
música de clarinete, flauta, pito tambores que se enseñaban por cuenta del
erario en el gobierno insurgente para los cuerpos militares, y creyendo con-
veniente obligar a estos a la continuación hasta instruirse bajo la dirección de
este gobierno quien cuidará de proporcionar los maestros: Lo comunico a V.
E. para que en consecuencia resuelva lo que sea de su Superior agrado. Dios
Gue a V. S. ms. a. Antioquia Agosto 3 de 1816. Vicente Sánchez Lima.24
28
Salazar, José María. “Memoria descriptiva del país de Santa Fe de Bogotá, en que se
impugnan varios errores de la de Mr. Leblond sobre el mismo objeto, leída en la Acade-
mia Real de las Ciencias de París, por D. José María Salazar, abogado de esta ciudad”,
Semanario de la Nueva Granada, Miscelánea de Ciencias, Literatura, Arte e Industria, pu-
blicada por una Sociedad de patriotas Granadinos, bajo la dirección de Francisco José de
Caldas. Nueva edición corregida, aumentada con varios opúsculos inéditos de Francisco
José de Caldas. París: Librería Castellana-Lasserre, Editor, 1849, p. 405.
Costumbres diversas sean las que fueren interesan por su novedad; mas
nada me ha divertido tanto en los llanos como la música y poesía de estos
pueblos. El canto es natural al hombre como a las aves, y tanto a estas
como aquel inspira el placer tonos no aprendidos; él adelanta y perfec-
ciona, y ellas repiten las mismas notas no igualadas por su melodía: hay
música sin el conocimiento del diapasón como hay elocuencia sin retórica,
y el salvaje a falta de humana enseñanza recibe sus lecciones de los cantores
de los bosques.
No me había prometido en los llanos otra especie de música, mas no fue
pequeña mi sorpresa cuando oí a los llaneros reunidos en coro entonando
acordes composiciones regulares, y canciones patrióticas. El tráfico de es-
tos ganaderos con las Ciudades litorales, y especialmente con Caracas en
donde hasta el aire que se respira es filarmónico, ha sido la causa de dicho
adelanto.
La bandola, que es una especie de guitarra pequeña parece que habla bajo
los dedos de los llaneros y al tocar en ella su canto favorito llamado galerón
adecuado a asuntos festivos se les creería inspirados por la musa de la ale-
gría: ella les hace improvisar versos regulares de ocho sílabas en una especie
de romance arábigo que va siempre en cadencia, más de asonantes que de
rimas, y aunque todavía ruda en su estilo siempre es animada y armoniosa.
Es grato ver a la poesía en su rusticidad nativa y recibiendo apenas la forma
del arte.
En este romance cantan los llaneros las acciones de guerra, los estragos
de sus terribles lanzas, sus pasiones y amores: imitan los objetos al natu-
ral, y con la viveza que sienten sus impresiones, usan de símiles sencillos
tomadas de las cosas que los rodean, y animan de este modo sus rudos
conceptos. “Los guerreros se atacan allí como toros furiosos que entrelazan
sus cuernos y se despedazan, la fuerza llanera es como la de un río salido de
madre, y el amor pica como la víbora”. Es más común usar de metáforas
(que de comparaciones como nuestros indios salvajes, naucha, Cupapí, tuta
yarca decía una madre india que había perdido a su hijo muy joven, en
medio del día le anocheció.
Los llaneros se desafían a cantar como los pastores de las antiguas y mo-
dernas églogas usando como ellos de amebeos o cantos alternados; mas en
29
Ibíd. “Excursión de Bogotá a la isla de Trinidad por territorio de Venezuela, en el año
1816”, Obras Inéditas del Dr. J. M. Salazar (Caracas: s.f.), pp. 13-15.
30
Vergara y Vergara, José María. Historia de la Literatura en Nueva Granada. Desde la
Conquista hasta la Independencia (1538-1810). Con notas de Gómez Restrepo, Antonio
y Otero Muñoz, Gustavo. Bogotá: Biblioteca de la presidencia de Colombia, 1958, pp.
104-105, 179-181 (tomo II); y (tomo III), pp. 58-59.
31
Es necesario comentar que en muchos libros y diccionarios biográficos se ha dicho que
el Dr. José María Salazar murió en París en 1828; pero al confrontar los diarios del general
Santander y la correspondencia de doña Soledad Acosta de Samper, evidentemente este
dato es erróneo.
CORO
Al fin, ciudadanos,
Podéis respirar
El aire benigno
De la Libertad.
32
En este volumen, titulado Obras Inéditas del Dr. J.M. Salazar, se incluyen cuatro tex-
tos de largo aliento, que nos descubren un autor que tenía aún mucho por decir y enseñar:
Excursión de Bogotá a la isla de Trinidad por territorio de Venezuela en el año 1816; Elogio
histórico del señor Francisco José de Caldas; Bosquejo político de la América antes española e
Instrucción pública en Colombia.
33
Medina, José Toribio. “Notas Bibliográficas”, La Imprenta en Bogotá (1739-1821).
Santiago de Chile: Imprenta Elzeviriana, 1904.
CORO
Nunca satisfizo
El odio infernal
Con que a tantos pueblos
Quiso esclavizar:
Inventó martirios
¡Qué ferocidad!
La sangre inocente
Logró derramar.
CORO
34
Perdomo Escobar, José Ignacio. Historia de la música en Colombia. 5a ed., Bogotá:
Plaza y Janés, 1981. p. 50.
35
Ortega Ricaurte, José Vicente. Historia Crítica del Teatro en Bogotá. Bogotá: Ediciones
Colombia, 1927, pp. 40-47.
36
Salazar, José María. “Canción Nacional”, Argos de la Nueva Granada, No. 101, 26
(1815), p. 613.
CORO
37
Esta Canción Nacional fue reproducida en varias oportunidades, así: en la sección
“Variedades”, El Conductor. Bogotá, 6 de abril de 1827, p. 71. Con la siguiente pre-
sentación del doctor Vicente Azuero Plata: “Creemos dar un placer a nuestros lectores
reproduciendo la siguiente Canción Nacional, publicada el año de 1815, de que apenas
existirá rarísimo ejemplar y que es digna obra de uno de los más distinguidos talentos de
que se honra Colombia, de nuestro amable compatriota, el ciudadano José María Salazar,
antiguo ministro de Colombia en los Estados Unidos del Norte y hoy ministro de la Alta
Corte de Justicia”, Ortiz, José Joaquín. La Guirnalda, Colección de poesías y cuadros de cos-
tumbres. Bogotá: Imprenta de Ortiz & Cía, 1855, p. 77, Molina, Juan José (compilador).
Antioquia literaria, 3ª. ed., vol. 117. Medellín: Autores Antioqueños, 1998, pp. 218-219.
Fue comentada también por Laverde Amaya, Isidoro. “Los Conventos-José María Sala-
zar”, Ojeada histórico crítica sobre los orígenes de la literatura colombiana. Bogotá: Talleres
Gráficos del Banco de la República, 1963. Con algunos cambios en varias estrofas, la mis-
ma pieza aparece en la sección “Poesías patrióticas” de su póstumo libro La Colombiada o
Colón, El amor a la patria y otras poesías líricas. Caracas: Oficinas Tipográficas de Briceño
y Campbell, 1852, pp. 145-146.
38
Salazar, La Colombiada, op. cit., pp. 151-152.
Tu nombre, Bolívar,
La fama elevó
Sobre otros héroes
Que el mundo admiró.39
Y agrega:
Ibíd., p. 119.
40
pública, 1976, p. 114. Este autor tampoco le da crédito a Salazar como autor de la letra.
42
De La Plaza, Ramón. Ensayos sobre el arte en Venezuela. Prólogo: Luis García Morales,
Alfredo Boulton, José Antonio Calcaño. Caracas: Imprenta al vapor de La Opinión
Nacional, 1883.
El mismo idioma francés fue enseñado por Serviez a Córdova, de tal ma-
nera que en la pasividad de las guarniciones, en las penosas marchas a tra-
vés de las interminables estepas de los llanos de Venezuela, en las difíciles
ascensiones a las nevadas cumbres de los Andes, y aún en los desvaríos de
cruel enfermedad, el joven guerrero colombiano alegraba los momentos de
la vida, aliviaba las penalidades de la lucha, o deliraba febril, con las can-
ciones marciales o eróticas aprendidas en la lengua y de los labios mismos
de aquel veterano de las guerras de Italia en días gloriosos en que llevara
su caballo indómito –como húsar del amor y de la muerte– al través de los
campos de las más memorables batallas napoleónicas (…) A esas canciones
francesas agregaba Córdova las aprendidas entre sus compañeros del Llano,
en aquellas trágicas campañas de la guerra a muerte: música de Casanare y
el Apure, música criolla, apasionada y doliente, sugestiva y sensual, nacida
43
Botero Saldarriaga, Roberto. General José María Córdova, 1799-1829. Medellín: Be-
dout, 1970, pp. 44-45.
44
Moreno de Ángel, Pilar (compiladora). Correspondencia y Documentos del General José
María Córdova. Biblioteca de Historia Nacional, vol. 77. Bogotá: Ed. Kelly, 1974, p. 19.
45
Ibíd., p. 38.
46
Ibíd., p. 122.
… repetida por cada Jefe de cuerpo la inspirada voz, la banda del Voltíjeros
rompió el bambuco, aire nacional colombiano con que hacemos fiesta de
la misma muerte; los soldados, ebrios de entusiasmo, se sintieron más que
nunca invencibles.49
47
Ibíd., p. 132.
48
Ibíd., p. 145.
49
López, Manuel Antonio. Recuerdos históricos. Colombia y Perú, 1819-1826. Bogotá:
Biblioteca de la Presidencia de Colombia-Imprenta Nacional, 1955.
50
Mazuera Millán, Lubín Enrique. Orígenes históricos del bambuco. Teoría musical
y Cronología de Autores y Compositores Colombianos, 2ª edición. Cali: Imprenta
Departamental, 1972.
51
El documento original, de puño y letra de José María Córdova, al parecer fue sustraí-
do del Archivo Histórico de Antioquia, dado que cuando fui al Instituto Departamental
de Cultura con el ánimo de consultarlo, no se pudo dar con él. El profesor Barrera Orrego
pudo consultarlo cuando la directora del Archivo era la señora Amparo Velásquez. No es
la primera vez que un documento tan valioso como el citado desaparece sin más de un
archivo público para ir a engrosar colecciones particulares.
52
Navas Sierra, J. Alberto. Utopía y atopía de la Hispanidad. El proyecto de Confederación
Hispánica de Francisco Antonio Zea. Madrid: Ediciones Encuentro, 2000, p. 466.
53
Botero Saldarriaga, Roberto. Francisco Antonio Zea. Bogotá: Imprenta Municipal,
1945, p. 280.
54
[Francisco Antonio Zea]. Colombia: being a Geographical, Statistical, Agricultural,
Commercial and Political Account of that Country, adapted for the General Reader, the
Merchant, and the Colonist, dos volúmenes, edición a cargo de Alexander Walker, impresa
por Walker y Greig. Londres y Edimburgo, Baldwin, Cradock & Joy, 1822-1823. Hay
versión en español, que no se consultó para este trabajo, publicada en Bogotá en 1974 por
el Banco de la República en la colección Archivo de la Economía Nacional.
55
Navas Sierra, Utopía y atopía, op. cit., pp. 524-525. Según el propio editor, el bosquejo
histórico de la Revolución estuvo a cargo de Leandro Miranda (hijo del precursor venezo-
lano Francisco Miranda).
56
Berruezo León, María Teresa. La lucha de Hispanoamérica por su independencia en
Inglaterra. 1808-1830. Madrid: Ediciones de Cultura Hispánica, 1989, pp. 339 y ss.,
citada por Navas Sierra, J. Alberto, Utopía y atopía.
57
“Public dinner to Don F. A. Zea, Plenipotentiary from the Republic of Colombia”, en
[Francisco Antonio Zea]: Colombia…, op. cit., pp. 732 y 737.
58
Brown y Roa, Militares extranjeros, op. cit., pp. 97 y 102.
59
Ibíd., p. 97.
Ibíd., p. 102.
60
[En un artículo anónimo en La Caridad] (…) se lee que “se mandó una
comisión a la casa de Londoño para que viniera con la guitarra”, cuando
llegó la noticia de un triunfo alcanzado por las armas republicanas en la
campaña del Sur, allá por los años 24. Londoño les ayudó a “celebrar aque-
lla victoria bailando”.63
61
Martínez Montoya, Andrés. “Reseña histórica de la música en Colombia, desde la
época colonial hasta la fundación de la Academia Nacional de Música”, Anuario de la
Academia Colombiana de Bellas Artes, vol. 1 (1932).
62
Bermúdez, Egberto. Historia de la música en Santafé y Bogotá 1538-1938. Bogotá:
Fundación de Música, 2000, p. 170.
63
Anónimo. “Siga, Forero, que está muy bien”, La Caridad No. 28 (1870), p. 439.
El que más me gustaba entre todos los compositores de la época, por su de-
licadeza, ternura y originalidad de sus composiciones, [era] Pacho Londo-
ño, mozo de color, hijo de padres libertos, que vivía pobremente y ejercía
el oficio de sastrería. Tocaba la guitarra a las mil maravillas y componía a
las dos mil… La muerte lo sorprendió e la edad de 50 años… en el de 54.65
64
Anuncio publicado en la cuarta página del periódico El Día, julio 1 de 1845, Colec-
ción Biblioteca Nacional de Colombia. Bermúdez, Historia de la música, op. cit., p. 130.
65
Caicedo Rojas, José. “Cristina, memorias de un antiguo colombiano”, Repertorio Co-
lombiano, volumen XXVII, septiembre de 1880. Citado en Davidson, Harry C. Dicciona-
rio folklórico de Colombia. Música, instrumentos y danzas. Bogotá: Banco de la República,
1970, tomo II, p. 309.
66
Osorio Ricaurte, Juan Crisóstomo. “Breves apuntamientos para la historia de la mú-
sica en Colombia”, Repertorio Colombiano, tomo III, No. 5 (septiembre de 1879), pp.
161-178.
67
Bermúdez, op. cit., p. 170.
68
Añez, Jorge. Canciones y Recuerdos, 2ª. Edición. Bogotá: Ediciones Mundial, 1968, p. 46.
69
Duque, Ellie Anne. La música en las publicaciones periódicas colombianas del siglo XIX
(1848-1860). Bogotá: Fundación de Música, 1998.
70
Piñeros Corpas, Joaquín. “Nota Especial sobre el Himno de Colombia”, Introducción
al Cancionero Noble de Colombia. Bogotá: Servigraphic Ltda., 1993, p. 144.
Los intermedios, concedidos para que los músicos se refocilasen y los dan-
zantes diesen tregua a sus faenas, los llenaron los guitarristas afamados, eje-
cutando las últimas composiciones del negro Londoño, de Pepe Caicedo,
o Valentín Franco...71
Por último, una hipótesis nuestra… Luego de haber cotejado todas las
opciones, y de acuerdo con la cronología, no es descabellado pensar que
Francisco Londoño haya sidoel maestro de guitarra de la señorita María
71
De Pombo, Manuel. Obras inéditas. Bogotá: Imprenta de “La Tribuna”, 1914, pp.
298-299. Publicadas por su hijo Lino de Pombo, prólogo de Antonio José Restrepo, edi-
tadas por Camacho Roldán & Tamayo.
72
Rodríguez Álvarez, Luis Carlos. “Un cuadernillo anónimo o la música de guitarra
de mi señora doña Carmen Cayzedo”, artículo del folleto adjunto a la segunda edición
del CD Música de guitarra de mi Señora Doña Carmen Cayzedo, Julián Navarro, guitarra
clásico-romántica, Bogotá, 2012.
73
Ídem.
Fuentes secundarias
Áñez, Jorge. Canciones y recuerdos. Bogotá: Ediciones Mundial, 1968.
Béhague, Gérard. La música en América Latina (una introducción). Caracas:
Monte Ávila Editores, 1983.
Bermúdez, Egberto. Historia de la música en Santafé y Bogotá, 1538-1938.
Bogotá: Fundación de Música, 2000.
Botero G., Néstor. “Antioquia al iniciarse el siglo XIX, 1805-1819”, Un siglo
de gobierno en Antioquia, 1800-1886. Medellín: Academia Antioqueña de
Historia - Secretaría de Educación y Cultura, 1990.
Botero Saldarriaga, Roberto. Francisco Antonio Zea. Bogotá: Imprenta Muni-
cipal, 1945.
______. General José María Córdova. Medellín: Editorial Bedout, 1970.