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El propósito del texto es ofrecer una descripción detallada del contexto en el que se desarrolla cada
etapa de la vida de la mujer indígena con el fin de ubicar sus acciones y decisiones en un escenario
verdadero y dejar de lado la visión mítica que se tiene de la misma para humanizarla y hacerla ver
como una mujer real. Para lograr este cometido la autora compara y relaciona fuentes etnográficas
nahuales y españolas, con lo que pretende dar una imagen globalizadora que incluya las
percepciones y los hechos constatados en la misma. De igual manera, se vale del avance en el
conocimiento del idioma náhuatl, que ha permitido la lectura de las producciones de los
acontecimientos vividos por los mismos indígenas antes y al momento de la conquista y que
permite además la aproximación a algunas de las formas tradicionales de pensar de los mismos.
Townsend se plantea dos tipos de preguntas: unas que se inclinan a los significados de la vida de
Malintzin y otras que pretenden enfocarse en su vida interior. Las primeras se refieren a la
importancia de esta mujer en su tiempo y si la misma cambió la naturaleza o el curso de la
conquista; la autora en este punto tiene en cuenta que las visiones otorgadas están sujetas a
percepción. Las segundas hacen referencia al sentido que tuvo para ella los acontecimientos y la
posibilidad de reconstruir su interpretación; para esto la autora considera que es importante conocer
a cabalidad el contexto para entender cómo reaccionó y para percibir el sentido de sus decisiones.
Para determinar la pertinencia de la fuente es necesaria una lectura cuidadosa, evitar proyectar
falsedades sobre esta mujer y explorar en la experiencia indígena de la época.
El resultado es un relato con una narrativa amena, similar a la de un cuento, que expone los
acontecimientos de la vida de Malintzin de una forma secuencial y cronológica, además del
contexto y la incorporación de diferentes puntos de vista indígena, limitando el papel de los
conquistadores. La autora tiene en cuenta que lo que presenta son posibilidades, ya que la fuente la
limita a no lograr todo su propósito. Pero en sí, proyecta no dar una reflexión propia de ella, sino de
la Maliche.
De aquí en adelante el libro vuelve a centrarse en la mujer indígena. Así, el séptimo capítulo
presenta diferentes interpretaciones que se tienen acerca del accionar indígena en este proceso de
conquista. Finalmente, el octavo y noveno capítulo habla acerca de la vida de los hijos de Malintzin
como reflejo del resultado de sus decisiones.
Entre las hipótesis controvertidas que se pueden señalar del texto encontramos que Townsend llega
a la conclusión de que el lugar de nacimiento de la Maliche fue en Coatzacoalcos, además de ser
proveniente de una familia noble del lugar. Se vale del contraste de múltiples documentos y
testimonios que le permiten asegurar esto frente a una controversia investigativa. Por otro lado, la
autora defiende la idea de que Malintzin había sido robada en su pueblo natal por traficantes de
esclavos y argumenta que la situación social le permite concluir que fue alguien de su propia gente
que colaboró para esto. Y en especial, pone a disposición la cuestión muy debatida sobre la visión
que los indígenas tenían de los españoles y aclara que la afirmación de que los veían como dioses
proviene de los mismos españoles, una versión modificada a gusto de ellos. Para la autora no hay
que creer en esta versión popularizada y mantenida, ya que las pruebas no dan certeza de ello,
valiéndose del Códice Florentino y de la inexistencia de relatos del momento que lo confirmen.
Opta por la visión de aceptación de una superioridad técnica española.
Este texto se distingue por la forma como la autora pone a disposición del lector la forma como
lleva a cabo la investigación para no permitir margen de duda sobre las conclusiones y las hipótesis
a las que llega. Por eso es que en las notas a pie de página podemos ver una aclaración sustancial de
los procesos investigativos, en especial cuando refieren a hipótesis controvertidas.
Townsend logra el cometido que se propuso al reconstruir cuidadosamente los contextos de cada
uno de los momentos en la vida de la Maliche, permitiendo aproximarnos a las opciones que tuvo
esta mujer en la conquista y parte de su conciencia, lo que dio lugar a sus decisiones en las
diferentes circunstancias. Además es novedoso en tanto nos permite ver a la protagonista no como
una simple mujer extraída de la realidad y pasiva, sino como un personaje con una conciencia de la
realidad y libertad propia, inteligente, habilidosa, quien por razón de circunstancias fue ubicada en
un lugar decisivo dentro del proceso de conquista de México. Finalmente, cabe enaltecer que
rechaza todos los mitos que se han desarrollados tanto favorables como hostiles alrededor de la vida
de Malintzin y de la visión de los indígenas, restaurando la dignidad de su protagonista ultrajada en
los numerosos debates a los que estuvo sujeta.
En el intento de la autora por reivindicar las fuentes de origen indígena podemos notar cierta
inclinación hacia la “visión de los vencidos”. Si bien la protagonista principal de la obra adquirió un
estatus considerable, respeto y honor, podemos evidenciar que incluso su voz, junto con la de otros
nativos, fue silenciada y suprimida por los españoles y sus constancias escritas con el fin de
enaltecerse a sí mismos y sus acciones en el Nuevo Mundo.