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xío. Por- Facultad de Teología
.córno es CENTRE-SEVRES (parís)
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o a cam-
acrificio
el precio INTRODUCCIÓN
sino por
antifica- Bajo su aparente inocencia, el título que me han propuesto para esta
vencido conferencia tiene sus complicaciones; en efecto, se asocian en él dos pa-
do hacia . labras que están en el corazón de las cuestiones de nuestros días. Con el
iornía en
término Dios, no sólo está en causa la posibilidad para el hombre de un
son éstas acceso en verdad a su misterio, sino toda la imagen de Dios presente en
io».
nuestra cultura. Todavía no ha superado por completo nuestra época los
~partici- desafueros del deísmo ilustrado, uno de los generadores del ateísmo con-
I rescate, temporáneo; y hoy el propio «teísmo» resulta embarazoso para algunos
10 obser- teólogos y lo ponen al mismo nivel que a su hermano enemigo el ateís-
de Cris- mo.
Iladdela En cuanto al término padre. se ha visto sometido a la crítica de la psi-
Padre cología de lo profundo incluso en su aplicación a Dios. Por su parte, el
movimiento feminista reclama que se hable también de Dios como de una
madre y ve una injuria en el empleo gramatical del género masculino para
designar a Dios. Pienso en el libro tan sugestivo del Pastor W. A. Vis-
sert't Hooft, escrito poco antes de su muerte, La paternité de Dieu dans
un monde émancipé (Geneve, Labor et Fides, 1984). Intenta hablar de
Dios Padre a unos hombres para los que la paternidad está asociada a las
imágenes negativas de una sociedad a la vez patriarcal y paternalista y
que algunos intelectuales esperan ver sustituida por una «sociedad sin
padres». La emancipación de todas las dominaciones, que intenta llegar
~ ---~~ ~I
DIOS PADRE EN LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA ACTUAL 205
204 BERNARD SESBOOÉ

1. ENTRE LOS CATÓLICOS ALEMANES: DE RAHNERA KASPER


hasta la emancipación del padre, lleva entonces a plantear la cuestión:
«Emancipación, ¿para qué?». Visser't Hooft responde a esta cuestión
mostrando cómo la paternidad de Dios en la Biblia está lejos de todo pa- 1. Karl Rahner
ternalismo. El cristiano ha sido invitado por adopción a entrar en la acti-
tud filial de Jesús respecto a su Abba, actitud que va ligada en él a una li- a) El «Grundaxion»
bertad completa respecto a las reglas de la sociedad patriarcal, Como ocurre con el movimiento cristológico, también en el punto de
especialmente respecto a las mujeres y las relaciones familiares. partida de la renovación de la consideración trinitaria contemporánea nos
Pero es además la asociación de los términos la que está en el corazón encontramos con K. Rahner. Ya en 1960 formuló su célebre Grundaxion
de la diferencia entre las perspectivas trinitarias oriental y occidental. o «axioma fundamental», que no hace sino formalizar la convicción de
Cuando emplea la palabra Dios, el Occidente piensa en el Dios uno y los Padres de la Iglesia sobre la relación entre «teología» y «economía»:
Oriente piensa en el Padre. Si le pedimos a la Biblia y a la tradición anti- «La Trinidad "económica" es la Trinidad "inmanente", y a la inversa»
gua que zanje el debate, es ciertamente el Oriente el que tiene la razón. (Mysterium Salutis Il-I, Cristiandad, Madrid 1969,370). En otras pala-
De algún modo nuestra expresión «Dios Padre» es un pleonasmo. Pero bras, Dios se nos manifiesta tal como es en sí mismo. Este axioma con-
tiene la ventaja de insertar debidamente nuestro tema en un contexto trini- juntaba la consideración trinitaria y la de la encarnación, ya que Cristo es
tario. Esto no impide que la vinculación del nombre de Dios con el Padre portador de la revelación de la Trinidad. El misterio de Dios no puede
se encuentre en el centro de las preocupaciones de la teología contempo- pensarse desde un punto de vista cristiano sin apelar al envío del Hijo y
ránea. ¿No se habla muchas veces del «Dios de Jesucristo» para designar al don del Espíritu. Nadie va al Padre sino en el Espíritu y por medio del
al Padre, tal como nos lo revelan la palabra, la vida y la muerte de Jesús Hijo. No juzgamos inútil citar aquí sus palabras para comprender todo su
de Nazaret? alcance:
En un campo tan amplio, me veo obligado a limitarme a la confluencia Apelando al axioma mencionado, podemos decir en primer lugar: la
de estas dos palabras en los temas evocados y en los autores tratados. diferenciación de la autocomunicación de Dios en historia (de la verdad) y
Entiendo por «reflexión teológica actual» la renovación de la considera- espíritu (del amor) debe convenir a Dios «en sí mismo». Porque en caso
contrario, esta diferencia, que se da sin duda, destruiría la autocomunica-
ción trinitaria que es solidaria del movimiento cristológico contemporá-
ción de Dios. Pues estas modalidades y su diferenciación o bien son algo
neo. Así como en los primeros siglos de la Iglesia los dogmas trinitario y propio de Dios (... ), o sólo tienen valor para nosotros, pertenecen sola-
cristológico se desarrollaron de forma concertada, con un ligero avance mente al ámbito de las criaturas como efecto del obrar divino creador.
del primero sobre el segundo, también la teología cristológica y la trinita- Pero en ese caso son mediaciones de Dios (... ), no pueden ser otra comu-
ria han ido de acuerdo en el nuevo impulso de la reflexión teológica, pero nicación de Dios que la que tiene lugar en la misma creación ( ... ). Enton-
ces ya no tiene lugar una autocomunicación: no es Dios mismo el que se
esta vez con un cierto retraso de la Trinidad sobre la Cristología. Voy a hace presente, sino que está representado por la criatura (lb., 429-430).
presentar aquí tres dossiers, dos de ellos alemanes (uno católico y otro
protestante) y el tercero francés. Para simplificar las cosas, les daré el tí- Y a la inversa, la «Trinidad inmanente» se presenta como el funda-
lulo de sus protagonistas principales; entre los católicos alemanes, desde mento de la «Trinidad de la economía de la salvación»:
Rahner hasta Kasper; entre los protestantes alemanes, desde Moltmann No se pierda de vista la siguiente conexión: si la Trinidad es necesaria
hasta Jüngel; en Francia, desde Bouyer hasta Durwell. Soy consciente de como «inmanente» y Dios es absolutamente «simple» y de hecho se co-
que omito por ignorancia algunas investigaciones, quizás muy importan- munica a sí mismo libremente en la Trinidad «económica», que es la
«inmanente», la Trinidad «inmanente» es la condición necesaria de posi-
tes, del mundo anglosajón y del mundo hispánico. Os pido excusas por
bilidad de la autocomunicación libre de Dios (lb. 431, n. 107).
ello.
206 BERNARD SESBOOÉ DIOS PADRE EN LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA ACTUAL 207

Sin embargo, Rahner mantiene claramente la distinción entre la vida orden del origen. Ya Basilio de Cesárea insistía en este punto. El mismo
inmanente de la Trinidad y la libre comunicación que hace de sí misma en K. Rahner, en un estudio sobre «Theos en el Nuevo Testamento (Escri-
la economía de la salvación. En ambos casos se trata de la misma y única tos de Teología 1, Taurus, Madrid 1961,93-167) había mostrado que el
Trinidad, pero por una parte según lo que ella es en sí misma, en un re- término Theos designa allí siempre al Padre, excepto en seis empleos en
gistro en el que coinciden la libertad y la necesidad, y por otra parte donde se aplica también al Hijo. Este dato masivo tiene una gran impor-
según que se comunica de manera libre y no necesaria: tancia teológica. Porque la relación filial que estructura toda la vida de
Este comportamiento trinitario -libre e indcbido- para con nosotros
Jesús es también la revelación de una relación paternal. Pues bien, el
no es sólo una imagen o una analogía con la Trinidad inmanente sino ella Padre de Jesús es Dios, es el Dios del Antiguo Testamento, revelado en
misma, bien que libre y comunicada por gracia. (vAdvertencias sobre el una nueva profunidad. Como el Padre, así el Hijo: sólo el Padre conoce
tratado dogmático "De Trinitate?», en Escritos de Teología IV, Taurus, al Hijo y sólo el Hijo conoce al Padre (cf, Mt 11, 27). «El que me ha
Madrid 1961,127).
visto a mí, ha visto al Padre», dice Jesús a Felipe (Jn 14, 9). Esta es la
Esta última observación es capital, ya que impide una interpretación teología de Jesús. La existencia concreta de Jesús, que recapitula en una
errónea del Grundaxion, que reduciría de hecho la Trinidad inmanente a actitud filial, es por tanto la revelación de Dios como Padre. No solamen-
la Trinidad económica. En efecto, el «a la inversa» puede plantear pro- te Dios es padre de todas las criaturas, no solamente Dios es padre de los
blemas. Algunos teólogos, concretamente el P. Congar, han mostrado al- hombres llamados a ser hijos suyos, sino que Dios es el Padre único del
gunas reservas sobre esta inversión del axioma: la Trinidad de la econo- Hijo unigénito, que se dirige a élllamándolo «Abba».
mía es la Trinidad inmanente. Más recientemente, Yves Labbé, en su Puede decirse que la visión del Grundaxion afecta a toda la teología
Essai sur le monothéisme trinitaire (Cerf, Paris 1987, 126 ss), emite re- trinitaria contemporánea, situando de nuevo el misterio triniiario en la
servas por el estilo. Pero la intención de Rahner no encierra ninguna am- perspectiva concreta de la economía de la salvación. Y afecta también a la
bigüedad, si se respeta la dinámica de sus afirmaciones y las precisiones teología del Padre, en la medida en que rehabilita la perspectiva
con que las acompaña. Lo cierto es que se ha dado de su axioma una in- «monárquica» de la Biblia y de la tradición antigua.
terpretación demasiado matemática. P. Schoonenberg siguió algún tiem-
po este camino, llegando a un agnosticismo trinitario, orientado fuerte-
b) El concepto de persona
mente hacia un modelismo en lo que se refiere a la Trinidad inmanente
(cf. Un Dios de los hombres, Herder, Barcelona 1972; «Trinity - The Rahner ha intervenido en un segundo punto de la doctrina de la Trini-
consummated covenant: Theses on the doctrine of the trinitarian God», dad, criticando con bastante energía el uso trinitario del concepto de per-
en Studies in Religiont Sciences religieuses V, 2, fall 1975-1976, 111- sona. La evolución del sentido de este concepto desde las formulaciones
116). Volveremos a encontrarnos con una interpretación de este tipo en antiguas del dogma hasta sus desarrollos en la filosofía de los tiempos
J. Moltmann.
modernos ha hecho que el cristiano de hoy atribuya indebidamente a Dios
¿Qué importancia tiene esta concepción en lo que se refiere a Dios el contenido que le da por otra parte a esta palabra. Los antiguos tenían
Padre? Es esencial, porque toma distancias frente a la triadología occi- un concepto más limitado, más abstracto, de la persona y concedían es-
dental y vuelve a las perspectivas orientales. Dios no es ya la simple na- pontáneamente a la naturaleza cierto número de rasgos que el pensamien-
turaleza divina contradistinta de las personas. Dios es ante todo y sobre to moderno relaciona más bien con la persona, en especial el de «un cen-
todo el Padre, esto es, el inengendrado original, la fuente de la naturaleza tro de actuación propio, libre, que dispone sobre sí mismo y se delimita
y de las energías divinas que comunica al Hijo y al Espíritu. Así es como frente a otros con saber y libertad» (Curso fundamental sobre la fe, Her-
se revela en el Antiguo y en el Nuevo Testamento. Es el primero en el der, Barcelona 1979, 168). Pues bien, en Dios no hay más que una sola
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DIOS PADRE EN LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA ACTUAL 209

libertad y una sola conciencia. Se corre entonces el peligro de caer en un dia del concepto de persona en la teología trinitaria». No está ausente del
triteísmo. mismo una intención polémica frente a la postura de Rahner. Éste autor
Por eso Rahner prefiere hablar de «tres modos distintos de subsistir» recoge en detalle el dossier histórico de los conceptos de hipóstasis y de
(Subsistenzweise), según un vocabulario parecido al de Karl Barth, pero persona, cuyos resultados permiten salir tanto de una oposición como de
que recoge sobre todo el lenguaje de los padres capadocios, especialmen- una confusión demasiado fáciles entre los conceptos de hipóstasis y de
te de Basilio de Cesarea en el acto mismo en que elabora conceptualmen- «persona» y ofrecen «a la investigación teológica el problema de una arti-
te el término de hipóstasis: la define como un tropos tés nytparcheás. culación de lo "individual" y de lo "social" en una nueva ontología rela-
«En tanto la forma de darse Dios a nosotros -escribe Rahner- como cional» (Ch. Theobald, «Bulletin de théologie dogmatique. Question de
Espíritu, Hijo y Padre no significa la misma forma de darse, por cuanto Dieu et Trinité», en R.S.R. 78 [1990] 20). Su estudio concede un lugar
en la manera de comunicarse a nosotros hay diferencias verdaderas y rea- importante al análisis del concepto de persona en Tertuliano, antes de
les, estas tres formas de darse a nosotros han de distinguirse estrictamen- proponer una reflexión sobre la utilización ana lógica de un concepto co-
te ( ... ). Mas en tanto estas formas de darse a nosotros el único y mismo municacional de «persona» en la teología trinitaria. Los teólogos alema-
Dios no puden suprimir la autocomunicación real de Dios como el Dios nes discuten actualmente estas ideas (cL/b.).
uno, único y mismo, las tres maneras de donación del único y mismo
Dios han de corresponderle a él, el uno y mismo, en él mismo y para él 2. Hans Urs von Balthasar
mismo» (lb., 170).
H. Urs von Balthasar es uno de los primeros en haber subrayado que
Sin duda Rahner se acerca aquí, por miedo al triteísmo, a uno de los
«la revelación definitiva del misterio trinitario no tiene lugar antes del
extremos de la teología trinitaria, el que considera a las personas como
misterio pascua!... Esta revelación se preparó en la oposición de las vo-
especialmente «fluidas». Rechaza en particular las analogías psicológi-
luntades en el Huerto y en el abandono de la cruz. Pero con la resurrec-
cas, porque desbordan la experiencia de la economía de la salvación.
ción se hizo plenamente patente» (Mysterium salutis III-2, cap. IX. El
Pero su llamada de atención -que no hay que comprender como el re-
misterio pascual,Cristiandad, Madrid 1969, 287). Por tanto es a él a
chazo del lenguaje dogmático de las «tres personas»- tiene la ventaja de
quien hay que atribuir la paternidad de la que será más tarde la tesis esen-
recordarnos primero que las palabras de la fe cambian de sentido, en vir-
cial de Moltmann. Para Balthasar el mensaje pascual tiene una forma o
tud de la historia humana del espíritu y del lenguaje, y que debemos te-
una estructura trinitaria. «La resurrección del Hijo muerto se ve como la
nerlo en cuenta; segundo, que el uso del término de persona a propósito
obra del Padre. Y en estrecha relación con esta resurrección está la infu-
de la Trinidad es radicalmente analógico respecto a su empleo para los
sión del Espíritu divino» (p. 278). Pero esto vale ya de la pasión: «En la
hombres y que no debe dar lugar a representaciones ingenuas; y final-
oposición de los quereres del Padre y del Hijo, así como en el abandono
mente, que este mismo concepto de persona sigue siendo analógico cuan-
del Hijo en la cruz se hace patente, por un lado, la suprema oposición
do se le emplea a propósito del Padre, del Hijo o del Espíritu. Cada uno
"económica" entre las personas divinas; pero por otro, ... esta misma
tiene un modo de ser persona original, que lo distingue precisamente de
oposición es la manifestación última de toda la acción unitaria de Dios,
los otros dos. Lo cual nos remite una vez más a la originalidad propia-
cuya lógica interna ... se pone nuevamente de manifiesto en la unidad in-
mente «paternal» del modo de subsistir del Padre.
separable de muerte en cruz y resurrección» (lb., 279). La resurrección
Recientemente, y después de la muerte de Rahner, Bernard Jochen de Jesús es una obra del poder de Dios, «culminando su acción creadora
Hilberath, en su estudio Der Personbegriff der Trinitatstheologie in con la resurrección de los muertos» (lb .• 279). Y es en la fuerza del Espí-
R ückfrage von Karl Rahner zu Tertullians «Adversus Praxean», (inns- ritu como se lleva a cabo la resurrección. «La culminación de la cristolo-
bruck-Wien, Tyrolia 1986), ha presentado un «alegato para la salvaguar- gía por la intervención del Padre es a la vez la culminación de su acción
BERNARD SESBOOÉ
210 DIOS PADRE EN LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA ACTUAL 211

creadora» (lb .. 280). Esta separación entre el Padre y el Hijo es lo que ateísmo actual es el Dios de Jesucristo, la confesión trinitaria, que es pre-
permite el intercambio sacrificial entre ellos. Al final del acontecimiento, ciso rescatar de su lugar marginal y convertir en la gramática general de
«Dios muestra a Jesús como Hijo suyo» (U. Wilckens). «Al hacer apare- toda la teología» (lb .. 9). Es lógico que el Dios de Jesucristo, el Dios re-
cer al Hijo como el justificado y el resucitado, está el Padre mostrándose velado y adorado por Jesucristo, no puede ser más que el Padre, fuente
a sí mismo. por ser el Hijo la Palabra del Padre» (lb .. 282). «La libertad de la Trinidad. Como se ve, la intención de fondo es muy parecida a la
del Padre al resucitar al Hijo por un acto de libre señorío se da a conocer de Rahner. Kasper, por su parte, intenta hablar de Dios en proposiciones
en la libertad con que el Hijo decide por sí mismo el mostrarse ... Lo de- existenciales.
cisivo aquí es el misterio trinitaria: que es precisamente la persona del
Dedica un capítulo al estudio teológico de cada persona divina: fijé-
Hijo la que da a conocer la persona del Padre, que en él se manifiesta»
monos en lo que dice del Padre. Puntualiza en primer lugar la contesta-
(lb .• 287). La resurrección del Hijo es también la revelación del Espíritu,
ción contemporánea, a la vez sociológica, psicoanalítica y feminista, de
como desarrolla Balthasar. la idea de Padre, y luego los datos de la historia de las religiones. En el
Quedémonos de esta teología con lo que se refiere al Padre. En la Antiguo Testamento encuentra la idea del Dios Padre vinculada a la alian-
cruz y en la resurrección Jesús se realiza perfectamente en su humanidad za, que remite a su vez a la creación. El nombre de Padre es la «palabra
como Hijo; por eso mismo nos revela a Dios como Padre, en su misterio fundamental de la revelación bíblica» (lb .. 167). Porque la aportación
más íntimo. Dios había revelado ya su paternidad en su gesto creador y de la historia de las religiones se encuentra allí remodelada para dar a la
en su actitud de Padre con los hijos de Israel. Pero el misterio de Jesús palabra Padre el significado de «la libertad y la soberanía de Dios. su
que se revela totalmente en el misterio pascual nos revela la parte interna trascendencia. que es libertad en el amor y que por eso se revela histó-
de esta cara externa: si Dios es así Padre ad extra. es porque es esencial- ricamente como descendencia de Dios en la inmanencia. como ser-con-
mente Padre. La generación eterna de su Hijo, que la fe sólo puede perci- nosotros» (lb .. 168). En el Nuevo Testamento, la palabra "Padre" o "el
bir mediatamente, se nos traduce de alguna manera en lenguaje de exis- 'Padre" se convierte en la designación pura y simple de Dios (lb .. 168-
tencia humana, a través de la relación. que se establece entre Jesús, el 169). La verdad del Padre está ligada a la del Hijo, cuyo comportamiento
Hijo por excelencia, y aquel a quien llama AMa. filial revela al Padre como Abba. Por tanto, la verdad del Padre no es una
verdad universal y abstracta: se revela en la historia. El término de Abba
constituye «una intensificación personal inaudita en la apelación de
3. Walter Kasper
"padre"» (lb .. 170). Así, «el anuncio de Jesús sobre el Padre resume de
Después de su cristología, ya clásica, Jesús. el Cristo (Sígueme, Sa- modo personalísimo la totalidad de su mensaje: la respuesta a la espe-
lamanca 1976), Walter Kasper publicó una obra importante, El Dios de ranza del hombre» (lb .. 171). La confesión de Dios como Padre de Jesu-
Jesucristo (Sígueme, Salarn.mca 1985). Este libro se inscribe perfecta- cristo es lo proprium et specificum christianum que Juan conceptual iza
mente en la problemática ya evocada. Se trata para el autor de ver en un en la fórmula: «Dios es amor» (1 Jn 4, 8.16). «El Nuevo Testamento in-
solo movimiento el De Deo uno y el De Deo trino. es decir, de reconci- terpreta, pues, la cuestión fundamental de la filosofía antigua con la pala-
liar la problemática cristiana sobre Dios con el misterio trinitaria. En bra "padre". Dios aparece así como origen de toda realidad, sin que él
efecto, Kasper está convencido de que el ateísmo moderno tiene su fuen- mismo tenga origen» (lb .• 172).
te especulativa en las derivaciones deístas de una cierta apologética de la Al final de su recorrido por la teología y por la historia de los dog-
Ilustración y que la única respuesta que se le puede dar es la proclama- mas, Kasper busca una definición de la esencia del Dios Padre, en el ho-
ción del Dios único en tres personas. Su tesis de fondo es la siguiente: rizonte de la filosofía moderna de la libertad. Semejante definición se jus-
«La única respuesta a la cuestión moderna de Dios y a la situación del tifica a partir del concepto clásico de persona. aplicado a Dios de manera
BERNARD SESBOOÉ
DIOS PADRE EN LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA ACTUAL 213
212

El reformado Jürgen Moltmann ha tenido un papel importante en esta


analógica, afirmando que Dios no es un objeto ni una cosa, sino más
materia con su célebre libro El Dios crucificado (Sígueme, Salamanca
bien la realidad que lo determina todo: «El sentido del ser no es, pues, la
1975). Pero no hay que olvidar la doble influencia ejercida sobre su in-
substancia que subsiste en sí, sino el amor que se comunica» (lb .. 185).
tuición de base: por una parte Rahner con su axioma fundamental, y por
En lo que se refiere al uso trinitario del término persona, Kasper toma
otra parte Balthasar con su teología de la cruz. Moltmann ha radicalizado
también sus distancias frente a Rahner. Opina en este punto que la refle- las ideas de sus predecesores hasta un exceso exegético y especulativo,
xión de Bernard Lonergan ha ido demasiado lejos en el análisis. Y re- al que no siempre se ha prestado la atención que era menester.
cuerda que, según el concepto moderno de persona, «sólo hay personali-
dad. concretamente. en interpersonalidad, y sólo hay subjetividad en Ante el conflicto entre el ateísmo y el teísmo, que se basan en definiti-
va en presupuestos comunes y en una idea demasiado simple de Dios,
intersubjetividad» (lb .. 329).
Moltmann plantea las preguntas siguientes: ¿Quién es el Dios que se re-
De este primer dossier podemos deducir ya algunas convergencias
vela en el abandono de Cristo en la cruz? ¿Qué significa la cruz de Jesús
significativas. Porque el axioma fundamental de Rahner sigue siendo la
para el ser mismo de Dios? La respuesta consiste en manifestar la cone-
referencia de base de la teología trinitaria contemporánea. La cuestión
xión entre la fe en el crucificado y la fe en el Dios trino: ¿acaso no hace-
cristiana de Dios es inseparable de la confesión de fe trinitaria; la Trini-
mos la señal de la cruz cuando decimos: «En el nombre del Padre, y del
dad, lejos de ser un dogma a partir del cual no podría sacarse nada útil,
Hijo, y del Espíritu Santo?»
como decía Kant, se sitúa en el corazón de la economía salvífica cristiana
y constituye su condición misma de posibilidad; la Trinidad se nos ha re- Para ello, Moltmann propone abandonar la distinción entre el Dios-
velado de manera definitiva en el misterio de muerte y resurrección de para-nosotros y el Dios-en-su-majestad y busca la relación de Dios con
Cristo; en la historia de la salvación, y en particular por la manifestación Dios en el acontecimiento de la cruz. Es la historia humana de Cristo la
de su Hijo, Dios se revela ante todo como Padre, fuente y origen de la que ha de convertirse en el ser de Dios. Se apoya, por tanto, en el axio-
Trinidad, Padre eterno del Hijo unigénito, Padre de los hombres de los ma fundamental de Rahner, pero olvidándose de tener en cuenta la preci-
que quiere hacer hijos suyos, Padre finalmente de toda la creación. sión señalada anteriormente, cuyo texto cita él mismo: «Dios se comporta
con nosotros trinitariamente, y justamente este comportamiento trinitario
-libre e indebido- para con nosotros no es sólo una imagen o una ana-
logía con la trinidad inmanente, sino ella misma, bien que libre y comu-
II. ENTRE LOS PROTESTANTES ALEMANES: DE MOLTMANN A JÜNGEL nicada por gracia» (lb .. 340). Una vez reconocido esto, asienta una afir-
mación teológica primordial y de suyo indiscutible:
1. Jür gen Moltmann
El concepto teológico de la contemplación del Crucificado es la doctri-
También en el mundo protestante asistimos a una renovación de la te- na sobre la Trinidad. El principio material de esa doctrina es la cruz de
ología trinitaria. Este dato es más interesante todavía si recordamos que Cristo. El principio formal del conocimiento de la cruz es la doctrina de la
trinidad (lb .• 341).
la doctrina de la Trinidad fue objeto en ciertas ramas de la tradición refor-
mada -pero no luterana- de una contestación unitariana bastante seria Se reconoce aquí una formalización a la que conduce el pensamiento
ya veces de un silencio embarazoso. Basta para convencerse de ello con de Balthasar.
leer las páginas de la revista Etudes théologiques et religieuses 61
Pero Moltmann quiere mostrar que el drama de la cruz se desarrolla
(1986), de Montpellier. Se encuentran allí diversos artículos negativa-
ante todo y sobre todo entre el Padre y el Hijo. Por eso valora de forma
mente críticos ante la Trinidad y uno de ellos titulado expresamente «La
muy unilateral el versículo del abandono (Mt 27, 46; Me 15, 34). Ha-
Trinité au musée?», irónico en la forma y ambiguo en cuanto al fondo.
,
214 BERNARD SESBOüÉ DIOS PADRE EN LA REFLEXIÓN TEOLÓGICA ACTUAL 215

ciendo suyo el pensamiento de W. Popkes, compara la situación de la pa- Deseando llevar su intuición lo más lejos posible, Moltmann rechaza
sión con la del sacrificio de Isaac: t I
la doctrina tradicional de las dos naturalezas de Cristo, que supone la no-
Aquí ha ocurrido lo que Abrahán no necesitó realizar (cf. Rom 8, 32);
ción del esse simplex de Dios. Porque la cruz quedaría entonces vacía de
Cristo fue entregado por el Padre con todas las consecuencias al destino la Trinidad. Comprende el acontecimiento de la cruz
de la muerte ... La primera persona de la trinidad arroja y destruye a la se-
gunda (lb., 342). como suceso de reiación entre personas, en el cual éstas se constitu-
yen en su relación mutua. Con lo cual queda dicho que en el aconteci-
Moltmann formaliza su pensamiento en este adagio: «Nemo contra miento de la cruz hemos visto sufrir no sólo a una persona de la trinidad,
como si la trinidad estuviera antes en sí misma, existiendo en la naturaleza
Deum nisi Deus ipse»,
divina (lb., 348).
Semejante radicalización de esta idea encierra graves consecuencias
para la imagen de Dios Padre. Según Moltmann, la palabra entregar en La dicotomía entre Trinidad inmanente y Trinidad económica ha que-
los relatos de la pasión tiene un sentido unilateralmente negativo: entre- dado así completamente superada, así como la que existe entre la natura-
gar es abandonar, traicionar, rechazar, matar; es la expresión de la cólera leza de Dios y su Trinidad interna.
de Dios que abandona a quienes lo abandonan. Así es como el autor com- En un libro más reciente, Trinidad y reino de Dios. La doctrina
prende el versículo de Rom 8, 32: «(Dios) no perdonó a su propio Hijo, sobre Dios (Sígueme, Salamanca 1983), Moltmann adopta el lenguaje bí-
sino que lo entregó por todos nosotros». De esta forma Dios rechazó vo- blico y tradicional que supone la distinción entre Trinidad inmanente y
luntariamente a su Hijo entregándolo a la muerte de los malditos. Porque Trinidad económica. Así es como comenta el primer artículo del Credo
las citas clásicas de 2 Cor 5, 21 Y Gál 3, 13, que tan gran papel represen-
taron en las teologías de la satisfacción en Occidente, vienen inmediata- .
I

I
(lb., 179-182), subrayando por otra parte la idea de «Padre maternal» y
rechazando la reducción monárquica de la idea de Dios. Pero desarrolla
mente a continuación. Al no perdonar Dios a su Hijo, se implica en ello 1
además sus intuiciones anteriores, llegando incluso a repetir algunos pá-
un perdón para todos los impíos. El don del Hijo al abandono de Dios es rrafos al pie de la letra. Mantiene la idea de la «tragedia en Dios», en la
la razón de la justificación de los impíos. No puede menos de verse en I línea de Boehme y de Berdiaeff. Hace él mismo referencia a
su ensayo
esta tesis cierto tufillo, modernizado sin duda y vinculado a algunos as- i (lb., 56) y se sigue apoyando en Rahner. Sus fórmulas no son ya tan
pectos positivos, de la teología de los tiempos modernos de la sustitución
penal.
I abruptas:

l· Pero no olvidemos que el pensamiento de Moltmann es dialéctico: el I Si la base para el conocimiento de la trinidad es la cruz a la que el
Padre entregó al Hijo por medio del Espíritu y en favor de nosotros, no
extremo del conflicto pasa a ser el extremo del amor:
se puede admitir una trinidad de esencia en el fondo trascendente de
El Padre entrega a su hijo a la cruz para convertirse en Padre entrega- este acontecimiento, donde no intervenga la cruz ni la entrega (lb.,
do... En el abandono del hijo, se abandona también el Padre a sí 176).
mismo ... El Padre que lo abandona y entrega, sufre la muerte del Hijo
con el dolor infinito del amor (lb., 344). Esta afirmación, que encierra un matiz importante, queda relativizada
El hijo sufre el morir, el Padre sufre la muerte del hijo. A la orfandad a su vez por el concepto de «relaciones recíprocas» entre las relaciones
del hijo corresponde la carencia de hijo por parte del Padre, y si Dios se de la Trinidad consigo misma y sus relaciones con el mundo:
ha constituido en Padre de Jesucristo, entonces sufre él en la muerte del
hijo también la muerte de su paternidad (lb., 345). El término «relaciones recíprocas» no equipara las relaciones de Dios
con el mundo a las relaciones consigo mismo; significa que las primeras
Este análisis se aplica a continuación del mismo modo al Hijo y al Es- repercuten en las segundas, aun estando determinadas primariamente por
píritu. éstas (lb., 177).

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Hay que reconocer un gran mérito a MoItmann en su preocupación por Sin la distinción fundamental entre Dios y el mundo, entre cumpli-
miento interior al mundo y cumplimiento escatológico, entre Trinidad in-
situar la cruz como el fundamento para nosotros de toda doctrina trinita-
manente y Trinidad económica y -lest not least- entre «naturaleza» y
ria. Su concepción sobre la historia y el sufrimiento en Dios tiene acentos «gracia» (sin la posibilidad de retroceder ni un solo paso tras H. de
tan cristianos que ha arrastrado la adhesión de muchos. Se trata de una Lubac, K. Rahner, H. U. von Balthasar, entre otros), no es posible ni
adquisición que se une a las otras investigaciones, contribuye a dar con- tampoco creíble una teología. Lo que deseaba mantener el principio clási-
sistencia a una percepción realmente nueva del misterio trinitario y permi- co de la analogía es que hubiera alguna estructura que respondiera a estas
distinciones fundamentales» (W. Kasper, «Revolution im Gottesverstand-
te una conversión de la idea cultural de Dios en nuestras sociedades.
nis?», en Diskussion über Moltmanns Buch «Der gekreuzigte Gott»;
Sin embargo, hay que hacer tres reservas. La primera se refiere al ca- Kaiser, München 1979, 147; trad. R. Marlé, en R.S.R. 62 (1974) 359).
rácter unilateral y hasta arbitrario de una teología que quiere deducir todo Donde Rahner quería exorcizar una «dicotomía» y una separación,
el sentido de la pasión de un solo versículo de la Escritura. El versículo Moltmann intenta suprimir la distinción. Cabe pensar, sin embargo, que
del abandono es desde luego capital y no es posible difuminarlo. Pero en las posturas adoptadas en el segundo libro constituyan una cierta correc-
la actualidad ha dado pie a exégesis muy distintas y perfectamente legíti- ción en este punto capital.
mas. Suponiendo que la interpretación de Moltmann fuera la única posi-
Porque hay un elemento de verdad en la tesis de Moltmann. Joseph
ble, pediría ser integrada en la totalidad de los relatos, que es la única
Moingt me parece que lo ha descubierto bien al desarrollar la idea de que
capaz de dar un sentido en el plano teológico. Pues bien, la relación del
«la manifestación de Dios pertenece a su ser» (en «Yisages du Christ»,
Padre y del Hijo se expresa en la pasión de otras muchas maneras, que
enR.SR.65 (1977) 330). Dice así:
tienen también un alcance trinitario.
El extremo abandono al que se ve reducido este perfecto servidor de
Segunda reserva: esta lectura está inspirada, más o menos consciente- Dios revela, como su razón de ser, otro abandono, el del Padre que se en-
mente, en la idea procedente de la tradición protestante, que hace recaer trega a sí mismo a nosotros en aquel que nos entrega, dándose por entero
sobre el Hijo el juicio de condenación del pecado por parte de Dios. Esta a Cristo en el acto mismo en que Cristo se abandona a él. El silencio es-
idea, equilibrada sin duda por la inversión dialéctica que he mencionado candaloso de Dios en el Calvario, interrogado a la luz de la pascua, se
convierte en revelación. Dios se manifiesta desapareciendo en la muerte
(y que nunca recogieron los católicos cuando asumieron esta doctrina), de Cristo, se manifiesta como la interioridad de ese acontecimiento de
ha hecho demasiados estragos en la teología y en la predicación de la fe muerte, el abandono del amor absoluto que los hace pasar el uno al otro,
hasta nuestros días, para que dejemos de ser vigilantes en su denuncia. el intercambio de relaciones y de dones que los constituyen al uno y al
El Padre no entrega directamente ni de forma deliberada a su Hijo a la otro en su ser de Padre y de Hijo.
muerte; lo entrega por amor al poder de los malvados, para que entre con No se ve dónde ni cómo se hace la revelación del Padre, si no se com-
prende que se hace en donde engaña irremediablemente nuestras esperan-
ellos en el combate del amor y del odio, combate que concluyó con su
zas y las colma, en el abandono de Cristo. No se comprende que Jesús se
muerte. Desde esta perspectiva comprendo la gran reserva del teólogo de realice en la cruz y se manifieste personalmente como Hijo de Dios, que
la liberación Juan Luis Segundo sobre la teología de la cruz de Molt- manifieste su ser-Hijo realizando su misión de Cristo, si no se capta que
mann, cuyas consecuencias prácticas no puede menos de criticar. el Padre se manifiesta y se realiza igualmente como Padre en ese mismo
momento, realizando su ser-Padre y manifestándose por y en.el abando-
Tercera reserva: se refiere a la supresión de la distinción entre Trini- no de su Hijo».
dad inmanente y Trinidad económica y a una presentación que -al
menos en El Dios crucificado- da la impresión de que en la cruz Dios El texto prosigue en la nota:
se hace Trinidad. Ha sido formulada muy claramente esta reserva por W. Esta manera de hablar (<<realizasu ser-Padre) es justa, pero incomple-
Kasper en el debate que siguió a la aparición del libro: ta, en cuanto que exige resituarse en otra consideración trinitaria, hecha
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desde el punto de vista de la eternidad divina y reconducida luego a la his- que a partir de la autocomunicación de Dios. Si esto es así, la teología
toria de la revelación (lb., 324-325; los subrayados son míos).
tiene que hacerse «narrativa», partiendo del acontecimiento que se llama
Se observará en este texto el empleo repetido de la pareja «se realiza y en teología «la revelación de Dios»:
se manifiesta». La nota indica en qué sentido ha de tomarse el «se reali- La teología cristiana sólo puede usar la palabra «Dios» con plenitud de
za». El autor no se olvida ciertamente de que la Trinidad económica es la sentido en un contexto, que está determinado por la comprensión del
libre manifestación de la Trinidad inmanente. Pero tomando en serio la hombre Jesús ... Para la declaración cristiana de la palabra «Dios», el Cru-
cificado es algo así como la definición real de lo que se quiere decir con la
realidad de la encarnación, en cuanto que es un acontecimiento de Dios, palabra «Dios» (lb., 30-31).
dice que el intercambio amoroso realizado en la cruz entre el Padre y el
Hijo pertenece al mismo intercambio trinitario, el que es constitutivo de No voy a entrar aquí en el largo y difícil proceso por el que Jüngel in-
las personas del Padre y del Hijo. Así pues, la cruz nos presenta, en tenta determinar cómo es posible pensar a Dios en nuestro mundo cultu-
nuestro lenguaje de existencia humana, la trasparencia ejercida y vivida ral, especialmente después de Hegel y de Bonhoeffer. Preocupado por
del eterno acontecimiento de la generación divina del Hijo y del retorno mantener la diferencia entre Dios y el hombre, Jüngel rechaza sin embar-
del Hijo al Padre en el don mutuo del Espíritu. En la lógica de la encarna- go la tesis de que Dios sea indecible e inconcebible, ya que piensa que el
ción se realiza el eterno intercambio a través de un devenir humano que evangelio insiste más bien en el parecido de aquel que viene al encuentro
es un auténtico «devenir de Dios», pero no un devenir-Dios o un deve- de la existencia del hombre. La humanidad de Dios nos propone su mis-
nir- Trinidad. terio como una historia que contar. Siguiendo la fórmula joánica (1 Jn 4,
Esta perspectiva tiene un fundamento bíblico. El kerigma de Pablo en 8), el autor afirma la identidad de Dios y del amor. Se trata entonces de
Antioquía de Pisidia interpreta la resurrección de Jesús con la ayuda del la auto-identificación de Dios con el hombre crucificado Jesús:
Sal 2, 7: «La promesa hecha a los Padres, la ha cumplido Dios plena- La doctrina cristiana del Dios trino es el Inbe griff (quintaesencia) de
mente con nosotros, sus hijos, cuando resucitó a Jesús, como está escri- la historia de Jesucristo, porque con la distinción de un Dios en las tres
to en el salmo segundo: 'Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy'» personas del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, llega a su verdad la re-
(Hech 13, 33). Así la resurrección es un acto de generación filial. La alidad de la historia de Dios con el hombre» (lb., 439). .
misma lectura puede hacerse de la cruz, ya que la cruz y la resurrección Cristo revela el ser trinitario de Dios en el abandono mismo que espe-
no son más que un solo acontecimiento: la segunda manifiesta y realiza rimenta en la cruz: «La identificación de Dios con Jesús muerto implica,
- en lenguaje de gloria divina lo que la primera manifiesta y realiza en len- en este sentido, una autodistinción en Dios. El ser de ese muerto determi-
guaje de kénosis humana. na de tal manera el ser propio de Dios, que hay que hablar de una distin-
ción entre Dios y Dios», es decir, entre el Padre y el Hijo, pero sin diso-
2. Eberhard Jüngel ciarIos, ya que eso equivaldría a negar su amor. .. «El es Dios el Espíritu,
que permite que el Padre y el Hijo sean uno en la muerte de Jesús en dis-
La sensibilidad teológica de Jüngel está muy cerca de la de MoItmann, tintibilidad real, es decir, uno frente al otro ... De este modo precisamente
aunque a veces lo critique de una manera bastante viva. En su densa obra Dios, en su unidad, se distingue trinitariamente: en el 'estar-enfrente' de
Dios como misterio del mundo (Sígueme, Salamanca 1984), Jüngel se Padre e Hijo referidos mutuamente como Espíritu: Dios, aun en el estar-
muestra también bastante severo con el «teísmo» y, en su deseo de enfrente de la muerte, sigue siendo uno» (lb., 463-469).
«pensar a Dios de nuevo», opina que el único discurso que sigue siendo De esta manera, Jesús revela la verdad de Dios más allá de sí mismo.
posible en la teología es la iluminación de la palabra sobre Dios «a partir En él es el Padre el que manifiesta su humanidad. De esta evocación de-
de la experiencia de su humanidad». No se puede pensar en Dios más masiado breve de Jüngel quedémonos con esta perspectiva a la vez origi-
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nal y convergente con lo que la teología trinitaria intenta decir hoy sobre verso de una teología fijada en axiomas intemporales, suscitaron la crisis
Dios-Padre. modernista; el tiempo ha permitido análisis más hondos que han hecho
justicia al dogma, pero según una problemática muy distinta de la esco-
lástica. Según esta perspectiva bíblica, patrística y eucarística, «el mono-
III. EN FRANCIA: DE BOUYER A DURRWELL teísmo cristiano no es solamente, ni ante todo, el de una única esencia di-
vina, sino el de la monarquía divina, la del Padre, único principio de la
divinidad» (lb., 284). Señalemos que el término de «monarquía» es pre-
1. Louis Bouyer
niceno. Lo conservó y lo comentó Tertuliano en su lucha contra elmo-
En Francia, Louis Bouyer nos presenta una dogmática trinitaria escri- narquianismo. L. Bouyer termina su libro esbozando, a propósito de
ta a lo largo de seis años, con un libro consagrado a cada una de las per- Dios Padre, un esquema inspirado en el Maestro Eckhart:
sonas divinas: Le Fils éternel. Théologie de la parole de Dieu et christo- En Dios es tan verdadero decir que no hay más que una personalidad
logie (Cerf, París 1974); Le Pére invisible. Approches du mystére de la fundamental o fontal, la del Padre, como decir que existe en tres perso-
divinité (Cerf, París 1976); Le Consolateur. Esprit-Saint et vie de gráce nas ... Por tanto, la unidad divina no aparece como la unidad muerta de
(Cerf, París 1980). La segunda obra es la que aquí nos interesa. Hay que una simple esencia inmutable, sino como una unidad personal que lleva
observar que la precedió el libro dedicado al Hijo, como si no fuera posi- consigo, abraza y supera la multiplicidad recogiéndola en ese solo Uno
que pueda ser el Bien al mismo tiempo que el Verdadero, y que es así,
ble hablar verdaderamente del Padre sin pasar por el Hijo. El autor pre-
eternamente, el Todo en el Uno.
senta un largo recorrido a la vez temático e histórico: temático, porque la ... Aquí es donde podríamos adoptar el esquema de Eckhart. Dios
obra no se refiere sólo a la doctrina trinitaria del Padre, sino también al Padre es la conciencia suprema tanto como primordial, la conciencia de sí
problema de Dios en general, a propósito del cual se traza el movimiento en donde el yo paternal no se realiza más que entregándose, perdiéndose
que va de la religión natural a la teología racional por una parte y a la Pa- de tal forma que vuelve a encontrarse de un modo inconcebible en la
doble producción, sin tener que salir de su infinitud, del Hijo y del Espí-
labra de Dios por otra; histórico, porque el amor recoge en cada ocasión
ritu (lb., 371-372).
las grandes tradiciones religiosas de los autores y las doctrinas que han
tenido una influencia más decisiva.
Nos presenta en particular la revelación progresiva de la paternidad de 2. Christian Duquoc
Dios a través del Antiguo y del Nuevo Testamento, en donde el misterio Christian Duquoc inscribe su reflexión sobre Dios en un horizonte
del Padre se nos revela por el Hijo. Para el autor, el evangelium Christi bastante nuevo, con su libro Dios diferente. Ensayo sobre la simbólica
bastaría, con exclusión de todo evangelium de Christo, para justificar el trinitaria (Sígueme, Salamanca 19822). Parte del conflicto siempre pre-
conjunto de la doctrina trinitaria desarrollada por la Iglesia. Esta toma de sente en nuestra cultura entre Dios y el hombre: la imagen de Dios que
posición es significativa de un nuevo consenso en teología, que desborda genera la indiferencia religiosa es la del Todopoderoso que impone su
más allá de ciertas disputas del pasado; la raíz de la teología trinitaria está voluntad a un hombre reducido al papel de ejecutivo. Pues bien, precisa-
ciertamente en la Escritura, con tal que se tome en cuenta su totalidad co- mente la definición de Nicea hace desaparecer esta antinomia al procla-
herente. Ya no hay nadie que sostenga que el dogma trinitario es una in- mar la consubstancialidad del Nazareno con el propio Absoluto. El
vención progresiva de la Iglesia, que sólo estuviera afirmada con claridad «consubstancial» de Nicea responde a la negativa de Arrio a que fuera
después de Nicea. Al contrario, su fundamento bíblico es bien firme. Ha- «la práctica y la predicación del Nazareno», y no «el pensamiento filosó-
bría que discutir el propio canon de la Escritura para discutir la Trinidad. fico y religioso», lo que determinase en definitiva al Absoluto para nos-
Se sabe que los primeros descubrimientos históricos, al caer en el uni- otros» (lb., 31). El símbolo de Nicea rechaza la ruptura entre Jesús y
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Dios y proclama «la unidad de acción y de. manifiesto entre Jesús de Na- abba. Varias consideraciones obligan a reconocer un significado particu-
lar a esta originalidad de hecho ... Sin embargo, hay que evitar aislar de-
zaret y aquel a quien invocaba como Padre» (lb .. 32-33). Nicea nos da
masiado la forma particular abba, olvidando que se trata de un caso parti-
una interpretación rigurosa de la palabra: «Felipe, el que me ha visto a mí cular del empleo general del vocabulario de la paternidad de Dios ... Jesús
ha visto al Padre» (Jn 14,9). La verdadera paternidad de Dios se revela a habla de Dios como Padre y se dirige a él sin manifestar la necesidad de
través de la auténtica «fiIialidad» de Jesús. Como el Padre, así es el introducir matices ... Habla del Padre directamente, simplemente (lb .•
Hijo, o en términos bíblicos: «Nadie conoce al Hijo más que el Padre y 205-206).
nadie conoce al Padre más que el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera Abba es un término familiar, que tiene un sitio en la relación entre pa-
revelar» (Mt 11, 27). Con una gran distancia crítica respecto a las tesis dres e hijos. Tiene que ver con el cariño. Pero este término no estaba sin
sostenidas por O. Cullmann, Duquoc insiste en la presencia repetida del duda limitado a la esfera familiar, y la familiaridad no se opone aquí al
esquema trinitario en los contextos neo-testamentarios más diversos y respeto, sino a la distancia. Su alcance para la teo-logía de Jesús parece
pone de manifiesto la estructura de la revelación: «El Padre que se revela
estar en «la inmediatez con que Jesús se sitúa respecto a Dios», es decir,
en la humanidad de Jesús y que nos concede el don mesiánico del Espíri-
en la percepción de Dios como muy cercano, directamente accesible.
tu» (lb .. 77). «Dios diferente», es una imagen diferente del Padre, autén-
Jesús se encuentra en un plano de igualdad con el Padre. Jeremias acertó
ticamente revelada en el comportamiento de Jesús: es en cierto modo «la
en lo esencial. Esto tiene su repercusión en la cristología. Semejante
humanidad de Dios». Volvemos a encontrarnos con el tema predilecto de
comportamiento con el Padre conviene eminentemente al Hijo. Pero no
JÜngel.
hay que urgir la conclusión, ya que Abba era probablemente la invoca-
ción original del Padre nuestro. La distinción «vuestro Padre» y «mi
3. Jacques Schlosser Padre», que tiene sin duda un origen postpascual, no resulta por tanto
pertinente en este caso.
El título del trabajo de Jacques Schlosser, Le Dieu de Jésus. Etude
exé gétique (Cerf, París 1987), indica bien su finalidad. El autor intenta
restituir, sobre todo a partir de los evangelios sinópticos, la «teología» 4. Francois-Xavier Durrwell
de Jesús. Fijémonos tan sólo en lo que dice de la paternidad de Dios en F. X. Durrwell es muy conocido por su célebre obra La resurrección
los logia de Jesús. En el debate sobre la extensión de la paternidad de de Jesús. misterio de salvación (Herder, Barcelona 19673), que conoció
Dios (a todos los hombres sin distinción, o a los discípulos de Jesús), la entre 1950 y 1976 once ediciones, continuamente puestas al día, y tra-
balanza se inclina claramente en sentido particularista: Jesús pone el ducciones a varias lenguas. Mucho más recientemente acaba de ofrecer-
acento en la paternidad de Dios para con los que creen y le siguen, sin nos otros dos libros sobre el Padre y el Espíritu, inscribiendo así su re-
negar por ello el aspecto universal de esta paternidad.
flexión original en un marco expresamente trinitario: Nuestro Padre.
El autor estudia entonces el dossier relativo al sentido y al valor que Dios en su misterio (Sígueme, Salamanca 1990) y L'Esprit du Pére et
hay que dar al término «Abba» en labios de Jesús. Porque la tesis célebre du Fils (Médiaspaul/Ed. Paulines, París/Montreal 1988; trad. española
de Jeremias sobre este tema se ha visto sometida a la crítica y pide algu- en curso). Una vez más, según la intención de esta conferencia, me limi-
nas matizaciones. Jeremias parece ir demasiado lejos cuando afirma que taré a subrayar el contenido del libro sobre el Padre. La noción de base
Jesús llamó «siempre» a Dios con el nombre de Abba. Pero hay que es la del «Padre esencial», es decir, que la paternidad y la filiación ago-
mantener su afirmación esencial: tan en cierto modo la divinidad. La relación de generación que une al
Padre con el Hijo y al Hijo con el Padre se estudia en la vida misma de
La originalidad más impresionante de Jesús reside en el hecho de que
sólo él. en el marco del judaísmo antiguo, se dirige a Dios llamándolo Jesús y principalmente en el momento del misterio pascua!. El autor ana-
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liza con predilección las citas del Sal 2, 7: «Tú eres mi Hijo, yo te he en- duce a Jesús a su filialidad total ¿no será ese paso por las tinieblas la últi-
ma aproximación al nacimiento? (lb., 67).
gendrado hoy» (él prefiere traducir: «yo te engendro hoy»), ligadas al
anuncio de la resurrección de Jesús (Heb 1, 5; Hech 13, 33). Éstas nos
El autor compara el momento de la cruz con el del nacimiento, cuan-
invitan a leer en la pasión y la resurrección el acto de generación del Hijo
por el Padre, pero un acto de generación que es para nosotros, es decir, do el niño sale fuera del cuerpo de su madre: separación dolorosa, ates-
una «entrega» del Hijo. «Dios entrega a su Hijo engendrándolo en este tiguada por un grito; pero separación necesaria para la alteridad plena
mundo» (lb .. 60). Pero no lo entrega evidentemente como Judas, los
del hijo frente a su madre. En adelante, el niño puede empezar a cons-
sumos sacerdotes o Pilato, que entregaron deliberadamente a Jesús a la truirse. Pero no por eso la madre lo rechaza, sino que lo acoge ensegui-
muerte, sino con la de un nacimiento eterno para la vida del mundo. En da en sus brazos. La cruz simboliza dolorosamente, en lenguaje de exis-
contra de algunos teólogos de la expiación, el Padre no puede querer la tencia humana en donde no hay amor más grande que el de dar la vida,
muerte del Hijo. Los Hechos de los Apóstoles, por otra parte. atribuyen y debido al pecado de los hombres, este cumplimiento personal del
Hijo.
claramente la muerte a los enemigos de Jesús y su resurrección al Padre.
No cabe duda de que este engendramiento del Hijo pasa por la muerte de El hombre Jesús, Hijo de Dios. llega de este modo a su cima de per-
Jesús. Se sabe el valor del «es preciso ...», que recorre todos los evange- sonalización divina, en la relación absoluta con el Padre y en la plenitud
lios. Pero la muerte de Jesús, no en cuanto que es la obra de los verdu- de la comunión, en los dos extremos del flujo y del reflujo y en su uni-
gos, sino en cuanto que se integra en el designio del Padre, en virtud del dad. Se hacen totales. a la vez. la comunión filial y la alteridad filial (lb.
68).
amor del Hijo, es un cumplimiento y hasta una acogida de su plegaria
por medio de la resurrección. Así pues, Dios no da a su Hijo a los hom-
Se le puede llamar a esto expiación, no ya en el sentido de un
bres «rechazándolo, sino engendrándolo para ellos en la muerte» (lb .•
castigo, sino en el de una purificación y consagración del pueblo en
62). «En la muerte, por fin, Jesús es plenamente filial» (lb., 63). Es el
Padre que hace morir al Hijo en un gran movimiento de amor. la santidad divina. En definitiva, Dios, «en Jesús, se hizo para nos-
otros lo que es en su misterio eterno: el Padre del Hijo único» (lb .•
«¿Pero para qué tantos sufrimientos?» No se puede comprender la ex- 72).
piación como siJesús pusiera sus sufrimientos en la balanza de la justicia
del Padre. «Es él, en su pasión, el que va hacia el Padre, hacia la pleni- El Padre engendra siempre a su Hijo en el Espíritu: el Espíritu es
tud de su nacimiento, en donde se convierte en el salvador universal» «Espíritu de engendramiento». Durrwell identifica al Espíritu de
(lb., 65). Éste es el contexto de sentido en el que hay que comprender el Dios, Espíritu de amor, con el engendramiento divino, que es él
grito de abandono de Jesús en la cruz. El autor se sitúa aquí, no sólo en mismo en persona. En su libro sobre el Espíritu, el mismo autor in-
contra de las teorías que atribuyen a Dios una justicia vindícativa, sino tenta superar el conflicto sobre el Filioque y respetar a la vez las
también en contra de la radicalización del grito de abandono de MoIt- exigencias legítimas de los griegos y de los latinos, señalando la di-
mann, que ve en él la expresión de una enemistad y de una separación ferencia entre el Engendrador, el Engendrado y el Engendramiento
absoluta entre el Padre y el Hijo, introduciendo así el tormento del infier- personalizan te. Hay que indicar finalmente que Durrwell inscribe su
no en el seno de las relaciones trinitarias (mantenido en tensión dialéctica reflexión en una problemática «monarquiana». Encontramos esta
con la proximidad benévola del amor). Por el contrario, misma sensibilidad en el libro un poco más antiguo de G. Tavard,
La visión de la Trinité (aparecido en 1989), que trata de la
Conviene entonces buscar el sentido de este grito en el interior de la
relación de paternidad y de filiación, en el misterio de engendramiento y «monarquía» del Padre antes de hablar de la consubstancialidad de
de nacimiento en el que Dios y Cristo son uno ... En el proceso que con- las personas.
226 BERNARD SESBOüÉ

CONCLUSIÓN

De este triple recorrido, a la vez demasiado largo para vuestra pacien- El


cia y demasiado breve respecto al tema tratado, se pueden deducir algu-
nas líneas de convergencia que vienen a corroborar las que ya el primer
dossier permitía descubrir. Los más recientes desarrollos avanzan decidi-
damente por el camino que abrió Rahner con su axioma fundamenta!. De
este modo la consideración escriturística se sitúa en primer plano. La Tri-
nidad no es ya ante todo el lugar de una metafísica especulativa que in-
tenta conciliar el número y la unidad. Es el objeto de una profunda con-
templación del acontecimiento pascua!. Dios se da a conocer en una
historia que se narra. La estructura trinitaria de los relatos, subrayada ya
tan bien en el kerigma apostólico, hace de ellos una revelación pura del
misterio de Dios. La paternidad eterna de Dios, como la generación eter-
Muchos
na del Hijo, se presentan con evidencia a través del comportamiento filial
religiosas (
de Jesús en su pasión hasta la muerte en la cruz; la una y la otra se ven
cristianos I
confirmadas por el esplendor de la gloria divina de la resurrección. En
Nuestro Se
Jesús, perpetuamente solidario del Padre y del Espíritu, tenemos también
ahora sigue
nosotros acceso a la adopción filial y descubrimos lo que es ser hijos.
No debemos separar nunca nuestra consideración de Dios de su ser pa- nes de ese I
ternal, fuente y origen de toda la Trinidad y de toda la historia de la sal- El traba
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