Érase una vez un niño llamado Daniel, que era muy fanático a los video
juegos.
No supo qué tocó pero lo siguiente que vió fue un rayo de luz azul y en
unos segundos estaba en un lugar totalmente distinto.
Al caminar por ese pasillo vio una galleta flotando y tuvo la intuición de
que debía tomarla. La agarró y se la comió.
Entonces entendió que se trataba de una especie de reto, como los que
acostumbraba a ver en los videojuegos. Eso lo emocionó y empezó a
buscar en todos los recovecos las galletas para así sumar puntos. La
cuenta aumentaba.
También notó que en el lado izquierdo superior del pasillo, había tres
círculos verdes. En su recorrido, encontró algo que no había visto hasta
ahora: una planta en un maceta enorme.
Avanzó entonces y volvió a ver varias macetas como la primera, pero las
ignoró y esquivó a todas.
Pero Daniel se concentró, saltó y saltó hasta que logró la meta. Otra
puerta. Al abrir esta puerta vio una luz muy brillante que no puedo
resistir. Tuvo que cerrar los ojos.
Todos creían que había sido una experiencia dolorosa, pero Daniel sentía
que esa había sido la aventura de su vida. ¿A qué videojuego había
jugado?