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Hay que considerar el cuerpo como un todo, y no observarlo como partes divididas. Por ejemplo,
la relación de postura entre la cabeza, el cuello y la columna, resultan fundamentales para la
emisión vocal.
Si el cuello está contraído y rígido se pierde flexibilidad y se desequilibra el eje entre la cabeza y
el resto del cuerpo.
En cambio, si el cuello se libera lo hace también la cabeza, la espalda se alarga, los hombros caen
y la cavidad torácica se ensancha.
Algunos ejercicios:
En posición de pie, tomo aire por nariz llevándolo hacia el abdomen (descenso de la
respiración) y lo suelto lentamente por la boca. Repetir al menos 6 veces.
Tomamos aire por nariz, lo retenemos unos segundos y lo soltamos por la boca movilizando
algunos segmentos corporales:
o Cabeza hacia un lado y otro (movimiento de lateralización).
o Cabeza hacia adelante y atrás.
o Semicírculo con la cabeza.
o Circulo completo (movimiento de rotación).
o Hombros hacia arriba y abajo.
o Círculos con los hombros, primero hacia adelante y luego hacia atrás. Intercalando
hombros y con ambos hombros a la vez.
Buscar un lugar tranquilo, tratar de despejar la mente.
Manos entrelazadas hacia arriba, con palmas mirando hacia el techo. Estirar a un costado
y al otro sintiendo como se elonga la espalda.
Con una mano sobre cada hombro, girarlos hacia adentro y hacia afuera sin despegar las
manos.
De pie, los pies separados manteniendo la apertura del ancho de los hombros. Colocar
manos entrelazadas sobre la nuca y presionar hacia abajo elongando la musculatura desde
la vertebras hasta cóccix. Retomar la posición inicial lentamente.
Con las manos sobre la cintura, quebrar la columna hacia atrás estirando toda la zona
torácica anterior.
Sentado, girar la cabeza hacia los costados hasta el punto máximo. Primero hacia un lado
y luego hacia el otro.