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Tentures Murales
Lavables

M O ^ SALUBRA
LES PAPIERS PEINTS
LES ÉTOFFES ET
LA PEINTURE Wv-
^Sonl remplaces AVANTAGEUSEMENT]
Sur les Murs par
/
Téiéphone ^ Jes TENTURES
325-41 X T E K K O ET
^SALUBRA,
Télégrammes
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NOUVELLE lETALLISATION
DÉCORATION PLASTIQUE' INALTERABLE
SOLíD/rÉ «• L£G£fíEr£ D'ORNEMENTS DÉCORATIFS
fLEX/B/L/r£ SUR
C O R N I C H E S , R O SACES P L Á T R E , GRES,
MOULURES. GV PHlx :
S.'LOUIS I9Ü4 BOIS.
MOTIFS AJOURÉS, LIÉ&E 1905

PANNEAUX.
^aRUXELLES

kDIPlÓnt
STATÚES
PUBLICACIONES LEO MERELO & GUIDO FILS

MUNDIAL MAGAZINE-
Director literario : RUBÉN DARÍO

üb

»V^J. J_vl 1 V _ ^ X l \ 0 m

ARGENTINA HAITÍ

VSUSMSI} jmnTmrrmí
SOLIVIA HONDURAS

BRASIL

ACTUALIDADES lili NICARAGUA

PANAMÁ

' 1 PARAGUAY

PERÚ

REPÚBLICA PUERTO RICO


DOMINICANA O

PORTUGAL
ECUADOR
REPÚBLICA DEL
ESPAÑA SALVADOR

FILIPINAS URUGUAY

GUATEMALA
VENEZUELA
MUNDIAL

\r

d e l N u m . I.

M a y o 1911

MÉXICO, por AMADO ÑERVO y


ARTÉMIS, por ENRIQUE LARRETA 15
DOS E S T R O F A S d e R U B É N D A R Í O y
Un dibujo d e M o n t e n e g r o 25
F r a n c i s c o Qoya 27
MENSAGE, por LEOPOLDO LUGONES . . . . 34
Los A r t i s t a s Hispano - Americanos -37
El mes Hispano-Americano 45
PARIS-NOCTURNO, p o r R U B É N D A R Í O (ilus-
t r a c i o n e s e n color) 49
Crónica Mundial 57
NOTÍCULAS, p o r R. BLANCO FOMBONA . . . 68
LOS Q U E D A N L U S T R E , p o r A . - V . M A U D E T . . 75
Variedades 82
MAGESTADES CAÍDAS, por ANDRÉS IBELS. 83
P o r los e s c e n a r i o s p a r i s i e n s e s , p o r FRANCO
H. Rossi • . . . . 90
MONNA D E L Z A , p o r S 95
Historia, por HUGO D . BARBAGELATA. . . . 99
MAYO, p o r A L E J A N D R O S U X 101
L a v e r d a d e r a m o d a , p o r M A R Í E B E R T I N . . . 102
Libros Hispano-AmericanoE 105

iIJ'Í
En nuestro próximo Número :
V O C E S D E G E S T A
Tragedia en tres jornadas, inédita de
D O N RAMÓN DEL VALLE INCLAN.
w sf !0r fc ^ ^ j s r ^ ^ ^ ^ ^ j r ^ j r j r

PUBLICACIONES LEO MERELO & GUIDO FILS

MUNDIAL
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24, Boul. d e s Capucines, P A R Í S
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Señores Leo Merelo.& Guido fils,.24, Boule- que presenten interés general para los ame-
vard des Capucines, Paris. ricanos.
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piedad de nuestra casa de edición y no ficios.
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por nosotros. paiscs americanos, retratos de hombres
célebres, políticos, artistas, etc., sucesos
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levard des Capucines, hemos instalado un
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dos y lectores, á quienes invitamos á visi- su publicación en la revista serán generosa-
tarnos con frecuencia. El éxito de una publi- mente pagadas.
cación depende del interés que en ella toman Es de la más alta importancia que vengan
sus lectores. En el Salón de lectura encon- acompañadas de una descripción completa
trarán una gran cantidad de publicaciones, y que lleven el nombre y señas del corres-
americanas, españolas y francesas. Todos ponsal al dorso de cada fotografía.
nuestros lectores pueden hacerse dirigir la Nuestra revista, siendo ante todo artística,
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Recibiremos con gusto y contra remunera- garantimos los accidentes, como pérdidas,
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E N E S T E N U M E R O
ARTEMIS, por Enrique LARRETA (Illustrado) ... PARÍS
NOCTURNO, por Rubén D A R Í O (Magnificas ilustraciones en
colores) ... LOS ARTISTAS HISPANO-AMERICANOS
EN EL SALÓN. (Reproducción de los cuadros).
MUNDIAL

mUNDIAL
aparece Heno de buena voluntad y con elementos que
hacen esperar el éxito, si el público hispano-americano
acoje con simpatía y estimulo á quienes quieren llevar á cabo
una obra de cultura, haciendo los sacrificios que r e q u i e r e una
publicación que en lengua castellana no t e n d r á rival p o r su
presentación tipográfica y artística y por lo n u t r i d o y vario de
su colaboración literaria.
La característica demagazine— habrá que a d o p t a r la palabra
en castellano — hará que en sus páginas alternen lo ameno y
lo c u r i o s o con lo bello y lo útil, y se p r o c u r a r á que el interés
no decaiga y que toda s u e r t e de lectores e n c u e n t r e en tal
r e p e r t o r i o complacencia, instrucción ó p r o v e c h o .
N o habrá preferencia por escuela ninguna, en lo exclusi-
vamente literario, de manera que no se tendrá en cuenta sino
la belleza y nobleza de la e x p r e s i ó n .
L o ingenioso, lo elegante, lo risueño t e n d r á n , como es de
razón, su consiguiente cabida. Y l o d o trabajo irá ilustrado
p o r la fotografía ó p o r el talento y la habilidad de especiales
dibujantes. Para ello la dirección artística p r o c u i a r á e l mayor
esmero.
Las Repúblicas hispano-americani.s s t r t n cbjeio de n u e s t r o
particular cuidado, así como E s p a í i a ; y será principalmente
con elementos propios coino llevaremcs á cabo nuestras
tareas.
Ua actualidad universal, en industria, c c m e r c i o , ciencias,
a l t e s , vida teatral, nnodas, e t c . . será atendida con singular
dedicación é interés p o r aptos c o l a b o r a d o r e s . Demás decir
que siendo un << ; magazine » que aparece en P a r í s , la nota
parisiense será de las p r e f e r i d a s .
-¡Wu/ií/m/cumplecon enviar su saludo
á sus colegas de ambos hemisferios y
en particular á los de nuestra A m é -
rica y de la madre P a t r i a .
Los EDITORES.
Ex'"" i>r. J'uiiiiiu lJ,,iL.
Presidente de la República de México, que viene ejcrcicmlu cs'.a mapilralura desde hace treinta años.
ll.Hiin;i.ui,jnir;iiiii-

LA AnmiCAammK^m

MÉXICO
mimTin.n i n i m i i r n n 11 i.i.iimj:i 11 INLVULUIU

LOS ÚLTIMOS SUCESOS


Juzgando que los sucesos que de Noviembre último
á esta parte vienen desarrollándose en México
SEÑOR JOSÉ J . NINANDOUR, son de un interés y de una actualidad muy grandes,
Ministro de liocicnda de Míxico. hemos creído oportuno consagrarles una sección
especial en Mundial, publicando un articulo
descriptivo de la República, especial de Amado Ñervo, y algunas observa-
ciones — muy atinadas y exactas — sobre la situación del país cuyo
autor es el Excelentísimo Señor de la Barra, actual Administrador de
Relaciones Exteriores. • ....•.,••

ALGUNAS NOTAS DESCRIPTIVAS Pues bien, yo, en este artículo, voy áser un
verista.
AY una nueva escuela teatral Rubén Darío me pide algo sobre la situa-
(|ue llamaremos el verismo, )' ción actual de México para el primer número
consiste esencialmente en no del gran Magazine Mundial lanzado por los
llevar á la escena el conflicto sciiorcs I,éo Merclo y Cuido hijos — y yo
interior sino es dejándose pre- comiéndome mi cuita, la inquietud (inquie-
sentir ó entrever. tud y no alarma) que en todo buen mexi-
En la vida, segrm los íunda- cano tiene que producir la fiebre de 40 gra-
(ioics de esta escuela (cuando dos (fiebre de crecimiento, la llamo yo) que
menos en la vida chic) no se aqueja á nuestra tierra bien amada, voy á
labia jamás de lo que se siente. hablar de México en general. De su exten-
Es cursi ir refiriendo á todo el sión, (k: sus liabitantes, de sus regiones, de
mundo nuestras angustias interiores, que sus climas, espigando datos de aquí y dé
sólo á nosotros nos interesan. Es lamen- allá, de todo, menos de politica.
table obrar como aquel pobre é ingenuo Así cumjilo no sólo con la nueva escuela,
pcéta que en las reuniones bulliciosas llamaba sino con mi deber de diiilomático á quien le
aparte á un amigo y le llevaba á un ángulo está vedada con justicia toda apreciación que
de )a sala para decirle : no sea artistica, literaria... liasla filosófica.
— Hermano, soy muy desgraciado I Que mi natural inquietud la adivinen los
El hombre que se vá á batir al día si- míos. Sólo si quiero decir que el enfermo es
guiente con un rival temible, arbitro de la robusto, muy robusto, que acaso su crisis
espada, la víspera discurre sobre las vir- parcial no es más que efecto de la edad á que
tudes industriales de la remolacha. Los Ikíga y recuerdo las frases de una amiga chi-
padres cuya ímica hija se ha escapado con un lena mu\' linda por cierto, que ha poco rae
seductor, hablan á sus visitas de las ventajas decía con su voz de oro :
que tiene Biarritz sobre San Sebastián... — México es uno de los países del mundo
Que el oyente adivine, si quiere ó si puedo, que ha pasado por más terribles pruebas, y
los desastres íntinnos, las conflagraciones sin embargo h a sabido siem]ire triimfar.
morales. El censo de 1900 daba á México
MUNDIAL

Fotografía tomada con motivo de la entrevista del Presidente Tafl, de los Estados Unidos, y Porfirio Días, en
la fronlera El Paso.
13.145.462 habitantes... mal contados, por- eso México goza fama de hosjjitalario. ¿ No
que dada la estructura del país y la índole es la cortesía la cuna de la hospitalidad ? ¿ No
de las razas indígenas, el censo ha sido siem- es la virtud por excelencia de la especie ?
pre cosa difícil en la República. De la República Mexicana dijo alguien
En la actualidad bien contados, México debe que era un país de tres pisos : el litoral, la
tener dieciséis millones de habitantes, lis altiplanicie y las montañas inmortalmente
por lo tanto la nación hispano-americana niveas. Recuerdo haber expresado esta idea
que mayor número de nacionales cuenta. Su en los versos siguientes :
extensión de muy cerca de dos millones de
kilómetros cuadrados bastante inferior á la México ensaya sus vuelos
del Brasil, é inferior á la de la Argentina, de gran águila caudal
en tres gradas sin igual
hace que á pesar de la poca vecindad de su del altor de sus anhelos :
población, sea de los países más poblados Costa, Meseta central
de raza latina americana, México. y cumbres de eternos hielos.
De esos dieciséis millones de habitantes Muy montañoso es por lo general el terri-
que sin exajeración ninguna le suponemos torio nuestro, arrugado colosalmente jior
á México, el 54 por ciento pertenecen á la la Sierra madre que se bifurca formando dos
raza mestiza ; el 30 á la raza indígena, el 13 á cadenas enormes. Las más altas cimas
la raza blanca y criolla y el uno por ciento llámanse el Pico de Orizaba, el cofre de Pe-
solamente á la raza negra. Loemos á Dios, rote, el Popocatepelt (ó montaña que humea)
porque teniendo el problema indígena, no el Yztaccihualt (la soñadora y misteriosa
tenemos el problema negro como los Estados mujer blanca de los astecas, perennemente
Unidos, Cuba, el Brasil. El indio se educa recostada en su gigantesco mausoleo ; el
fácilmente. Es inteligente, apacible por lo .\jusco y el nevado de Toluca. Todas estas
general, á veces bello como una bella estatua montañas son de una majestad incomparable
de bronce y cuando la raza quiere dar una y custodian valles que, como el de México,
flor, dá un Juárez por ejemplo ! podrían contener muchas metrópolis.
El indio es además cortés. La cortesía es Muy variados climas reinan en l.i Ki|)ú-
una virtud primordial. En general el mexi- blica, debidos á la extensión v á l.i inmen-
cano, indio, criollo ó blanco es cortés y p w sidad de sus configuraciones. Desde las nic-
MUNDIAL

ves hoscas de Chihuahua y de Coahuila de la moda y del reclamo vaya hacia nues-
hasta la tórrida molicie de Veracruz, de Cam- tras costas, podremos saciar el hambre de
peche ó de Yucatán, se extiende... toda la lira enignia y la curiosidad de todos los po tas,
que pulsan ya los cálidos terrales ya, los cier- de todos los artistas del Universo.
zos sutiles y enemigos. 2° La historia de las siete nahuatlacas,
Así los productos de todas las zonas se de las incansables peregrinas que vinieron
prodigan : el trigo, el arroz, el maíz y el frijol del norte, de las que uniéndose con los pri-
(bases de la aÜBnentación nacional) el cen- meros pobladores fueron engendrando impe-
teno, la cebada, el alpiste, el arvejón ; la rios, reinos y señoríos ; las que fundaron
huvas, las lentejas ; el garbanzo (que cons- esos prodigios de Tenochtitlan y de Texcuco,
tituye la mayor parte de nuestra exportación al borde azul y en el centro mismo de las
á Kspaña) el camote, tubérculo exquisito (la mansas turquesas de los lagos. El último
batata española) ; chiles (pimientos, guin- capítulo de esta historia ] ay qué capitulo !
dillas, etc.) de todas clase ; los derivados de que canto terrible de una iliada más que
la caña de azúcar, del maguey, de la vid ; homérica, es la conquista ; lo cierra con su
los textiles, como el ramié, el algodón, la espada de Toledo Hernando Cortés, sobre
pita, el henequén ; el ixtle de mague}' y la las ruinas del Anahuac vencido I
lechuguilla ; las maderas más preciadas como 3° La historia Colonial en que, además de
el ébano, la caoba, el roble, el madroño, el todos los héroes damos á España un Juan Ruiz
nogal, el palo de Rosa, el haya, el álamo, el de Alarcón y nos damos á nosotros una Le-
sabino, el ciprés, el zapote, el piño, el fresno, guenza y Gíngora, una Sor Juana Inés de la
el ocote, el guayabo y el guayacán. Cruz, un Padre Clavijero, un Navarrete, un
En cuanto á los productos minerales, sería Cabrera...
ocioso insistir. En más de 2.200 km. corren 4° La historia contemporánea primero
escondidas ó explotadas, ricas vetas de oro, convulsa, incierta, buscando cauce amplio
plata,cobre,h¡crroy])lomo. Laproducción del para su caudal robusto ; luego, encauzada
oro hasta hace pocos años mínima, aumenta ya,, serena, diáfana por un espacio tal de
en proporciones halagadoras. El México ar- tiempo que en Europa apenas pudiera con-
gentífero y productor de cobre se vuelve tarlo de paz alguna potencia privilegiada,
México aurífero y el yeso, el carbón de pie- ahora transitoriamente convulsa, de nue\'o
dra, el azufre, el kaolín y últimamente en Iransitoriamente inquieta; pero que habrá
proporciones considerables el petróleo, unen de sci'enarse pronto, muy pronto, á fin de que
su riqueza á la riqueza en flor de todas las se abran definitivamente para nosotros,
zonas. cuan grandes son, las puertas de esmeralda
México es un ])aís que tiene cuatro historias; del porvenir.
1" La precolombina, la misteriosa historia
de las remotas civilizaciones Maya y Zapo-
teca. Esta dejó ruinas muy más sugestivas Yen do desde aquellas distan tísimas civiliza-
que las de Egipto y el día en que la corriente ciones Maya y Zapoteca que por su antigüe-

los Presidentes Par/irio üiaz y T<i/Í recorriendo las ciiUes de lü Paso, froniern mexicana.
MUNDIAL

p r o p o n í a q u e se hiciera (y creo que en b u e n a


jiartc se hizo) m u c h o m á s , algo de u n a d i a -
fanidad y de u n a c a r i d a d sublimes : q u e
c a d a m u j e r i n s t r u i d a de n u e s t r a t i e r r a ,
cn.señara á leer á u n n i ñ o ó n i ñ a del j)ucblo
e s p e c i a l m e n t e indígena.
E n estos m o m e n t o s se e s t u d i a n leyes
q u e t e n d e r á n á elevar la condición inoral
de esa e s t i r p e q u e es carne de n u e s t r a c a r n e ,
a l m a d e n u e s t r a a l m a y que sólo espera q u e
se le i l u m i n e la frente, ver, p a r a l a n z a r s e
c o m o halcón real á la c o n q u i s t a de las c i m a s
eternas !
AM.\UO NKRVO.

LA SITUACIÓN ACTUAL DE MÉXICO


Según el Señor de la B . ^ R R A .

Escritas las anteriores notas encontramos


en el I m p a r c i a l de México un artículo del
Señor Embajador de la Barra (actualmente
Secretario de Relaciones Exteriores) con dalos
y reflexiones tan serenos, exactos y lucidos,
acerca de la situación actual de la República,
que nos apresuramos á hacer de él la segunda
parte de este trabajo, la más substancial de se-
guro, reproduciéndolo integro.
Una iglesia de México. Este artículo apareció primero en el Maga-
zine T h e Y n d e p e n d e n t y dice así :
d a d forman h o r i z o n t e en la historia, h a s t a
estos breves m o m e n t o s de p r u e b a , u n p r o - H a b i é n d o m e e n c o n t r a d o lejos de México
b l e m a social, u n g r a n p r o b l e m a , á t r a v é s de d u r a n t e n u e v e años en el d e s e m p e ñ o de v a -
t o d a s las épocas. E s t e p r o b l e m a es el difici- rios cargos d i p l o m á t i c o s , h e e s t a d o en a]5titnd
lísimo del indio, al q u e t o d o s s a b e m o s q u e d e e x a m i n a r con t o d a c a l m a é im));u(iíil
urge i l u m i n a r e s p i r i t u a l m c n t e , p o r c u y a v i d a criterio, la situación política de mi ])alii;i,
m e n t a l t o d o s d e b e m o s t r a b a j a r , como han su m a r c h a j w r el c a m i n o del progreso v la
t r a b a j a d o los liombrcs e m i n e n t e s de México. evolución q u e en él se h a c t c c t u a d o en el
Y o cristalicé este p r o b l e m a h a c e m á s de t r a n s c u r s o de ios ú l t i m o s años. Bajo este
doce años, allá en mi m o c e d a d , en un soneto : c o n c e p t o , gustoso, a c e p t é l a a m a b l e i n v i t a -
ción q u e m e hizo el distinguido editor del
Anahuac, estadio fuiste de contiendas y j'i i n ' , Independiente, á fin de q u e es( ril)ier,i jiara .su
más hoy eres la doncella que orgullosa • !• v;,iiia, m a g a z i n c , u n a b r e v e reseña di: bis ;ictualcs
desdeñando el himno rojo de fusiles y cañones, condiciones de n u e s t r a política.
con la paz entre les labios y el arrullo en la garganta.
Creo q u e e s t a s líneas d e m o s t r a r á n el
De tus hoscas torrenteras ya no surgen las traiciones,
en tus fértiles campiñas el trabajo su himno canta p r o f u n d o a m o r h a c i a m i país, q u e m e h a
y en tus jóvenes ciudades el poder de los millones a l e n t a d o s i e m p r e en el c u m p l i m i e n t o de los
multiplica las escuelas, los alcázares levar,la. d e b e r e s d i p l o m á t i c o s q u e se me h a n con-
La Razón ocupa el solio de las cátedras tranquilas; fiado.
nuestras madres ya no rezan, ya no anidan las esquilas I P o r q u é — se p r e g u n t a el e x t r a n j e r o —
como pájaros bronzíneos en ¡atorre qne dccpiK'blas; se h a p e r t u r b a d o la p a z en u n a nación c u y a s
Triunfa Spencer, muere Aquino; các nn imindo; un finanzas e s t á n florecientes, c u y a i n d u s t r i a
mundo brota. es p r ó s p e r a y c u y o gobierno t r a b a j a i n t e n -
Todo es vida y esperanza!... Sólo el indio trota, trota,
con el fardo á las espaldas y la frente en las tinieblas... s a m e n t e p a r a e n s a n c h a r los c o n o c i m i e n t o s
y m e j o r a r el b i e n e s t a r del p u e b l o r
D e s d e q u e escribí este s o n e t o , m u c h o se h a Son innegables los h e c h o s rpie arroja n u e s -
hecho p o r l a r a z a y el a ñ o p a s a d o u n a m e x i - t r o progreso d u r a n t e los ú l t i m o s t r e i n t a
c a n a angélica con m o t i v o del c e n t e n a r i o años ; el e x c e d e n t e de rOo.ooo.ooo de pesos
MUNDIAL

Desfile por los ciiVcs ilí México de un regimienlo de caballería.

en la Tesorería, la cual suma ha sido dedicada nidas ]ior cualesquiera bonos de la América
en parle á obras de beneficio público y se ha latina ; las cifras de nuestro comercio inter-
reunido por medio de los superávits alcan- nacional muestran un aumento de más de
zados en los últimos diez añcs, gracias á la 300 por ciento en treinta años, y el desenvol-
patente mano de una administración hábil vimiento de nuestra industria minera nos
y previsora ; nuestros xnlorcs en el extranjero coloca en la ])ritncra fila como ]iroduc*-Ores
han logrado las más alias cotizaciones obte- de plata v en la. Irrccia loiiio ¡iroductores
M UNDIA L

noticia de que la paz se había perturbado en


México, fué suficiente para producir el pá-
nico entre ciertas gentes pusilánimes ;
suscitó en el extranjero la desconfianza ; esti-
muló á algunos soñadores visionai'ios que
creyeron haber encontrado la oportunidad de
cambiar á una administración política que
ha seguido largo tiempo rápida y firme mar-
cha por el verdadero camino del progreso ;
agitó á los descontentos que siempre han exis-
tido en todos los países y en todos los tiem-
pos ; excitó al mismo tiempo las malas pa-
siones de aquellos que sólo medran en épocas
de revuelta y á quienes se ajustan, en mi
país lo mismo que en los otros del mundo, el
antiguo proverbio de los romanos ; « Tur-
Palacio en México de Alvarado, Rey del oro. batis rebus, improba valcnt >•.

de cobre. La instrucción píiblica está muy


extendida ; los trabajos de irrigación que el
gobierno favorece en gran manera, han Estudiando á fondo la cuestión, después
comenzado ya á revelar su influencia sobre de la alarma provocada por las j^rimeras
la producción agrícola, que irá aumentando
cada día ; y la red íerrocarrilera, que en 187O
apenas sería de poco más de 600 kilómetros,
y hoy excede de 24.800 kilómetros de vías,
proporciona muchas facilidades á la industria
y al comercio y contribuye á propagar la
civilización á través de toda la República.

Encontrándose México en tal gestado, \-


cuando precisamente acaba de celebrar con
legítimo entusiasmo el centenario de nuestra
Independencia, demostrando con justo or-
gullo el progreso que ha realizado y la firme \
consciente unidad nacional, estalla en No-
viembre último un movimiento sedicioso que En una mina de oro mexicana.
ha sido sumamente exagerado por la prensa y
la opinión pública, debido quizá a l a sorpresa noticias, y una vez conocida la verdadera
que tan inesperado y triste incidente produjo. importancia del movimcnto sedicioso, la
Insignificantes como son los elementos que calma renació en el público, pues se com-
han sostenido el movimiento sedicio.so, en prendió que el orden sería restablecido,
comparación con los vastos recursos de la gracias álos mediosdcqucdisponccl gobierno,
nación y las fuerzas del gobierno, la simple para derrotar á los sublevados, en la campaña
dtJ guerrillas que han emprendido, y prin-
cipalmente por el desaliento <\\u\ reina entre
los promotores de la deplorable IIH lia, á causa
de la falta de simpatías en la República y la
observación de los graves peligros á que
pudieran haber expuesto á su país con su
descabellado levantamiento.
Entre los sediciosos alzados en armas ac-
tualmente, pueden señalarse tres grupos :
los sedicidos, que de buena fé se han creído
apóstoles de la democracia y del progreso ;
los vencidos en la lucha por la vida, ya sea
por su propia incapacidad ó por otras cir-
cunstancias, que aspiran á figurar en un
Ruinas de un Palacio aníiguo en el estado de Oaraca. nuevo régimen que les proporcionará pro-
MUNDIAL 13

México. Plaza de la Catedral.

picio campo para sus actividades no siempre orden. Debieron, entonces, comprender que
buenas ó útiles; y aquellos individuos, la nación ha progresado, que el gobierno, pro-
escoria de la sociedad, que están á todas motor de la evolución, la sigue y estimula,
horas listos para pelear por cualquier causa y que ellos, en cambio, no han mejorado,
en que puedan obtener algún provecho y puesto que en sus actos muestran la impre-
poner en ejecución sus aviesas intenciones. visión que inspiró á muchos de los caudillos
Los primeros, han supuesto que por medio revolucionarios durante la dolorosa época
de un movimiento i-evolucionario cambiarían de nuestras guerras civiles.
en la República la presente situación, que i Qué bueno sería que pudieran ver cla-
no consideran ellos satisfactoria, echando ramente en qué estriba el verdadei'O interés
en olvido las cnsefíanzas de la historia, y de México, é iluminados por el patriotismo,
dejando de reconocer, en su juicio equivo- procedieran sabia y ]:)rudcntemente en lo
cado y miope, los adelantos realizados en el futuro !
curso de los últimos años por la honrada,
patriótica é ilustrada administración que el
Genera! Díaz ha presidido.
Mirando solamente algunos defectos de La actual situación de la República es la
ciertas administraciones secundarias (¿ en siguiente : lín el Norte, en una porción del
qué pais no los hay ?) y queriendo remediar listado de Chihuahua, algunas bandas de
determinadas deficiencias que son en realidad descontentos contra la administración local,
el resultado de nuestras condiciones étnicas sin organización militar, propiamente ha-
y sociales, no han reconocido la maravillosa blando, sostienen una campaña de guerrillas
evolución que se ha efectuado en el jiueblo en la cual muy en breve serán dominados
mexicano, como consecuencia de la difusión por la fuerza de las armas, á pesar de las
de la instrucción pública y la ventajosa si- ventajas que esa clase de luchas les propor-
tuación que han alcanzado las clases tra- ciona en una región montañosa.
bajadoras, debido al progreso de nuestras La norma política de nuestro gobierno
industrias. prosiguiendo la obra emprendida, ha contri-
V.n su propaganda nunca han encontrado buido á inspirar confianza á los ánimos
ningún obstáculo, mientras se han conser- intranquilos, que no solamente ven ésto con
vado dentro de los límites de la ley, el respeto satisfacción, sino que han llegado á ser soste-
á la vida privada y el mantenimento del nedores de la causa del orden, como lo son
14 MUNDIAL

todos los que han creado intereses en nuestro cracia más efectiva dentro del orden, y para
país. llegar á ser dignos siempre de respeto debido á
Yo espero que el reducido movimiento los paLses. como el nuestro, celosos de su
revoltoso en Chihuahua será reprimido y soberanía v que conocen las obligaciones
que todos volveremos á trabajar de nuevo, que les imponen las leyes internacionales.
unidos en el mismo elevado y generoso ideal : Antes de terminar, una última palabra :
fortaleciendo nuestra nacionalidad ; y por una palabra de concordia, una palabra de
medio del esfuerzo en nuestra labor, como esperanza y de buena voluntad para todos
obreros, ó como personas dedicadas á ocu- mis compatriotas, que bien saben que antes
paciones intelectuales, coino hombres de ac- que todas las divisiones de partido, que todas
ción ó funcionarios oficiales, haremos que el las diferencias entre hombres que abrigan
mundo civilizado — que tantas considera- diversas opiniones en política, se encuentran
ciones tuvo para con nosotros durante la cele- los más importantes y sagrados intereses
bración del centenario de nuestra Indepen- de nuestra patria, de .su prosperidad y de su
dencia — olvide esta transitoria excitación futuro. Podamos vernos unidos en el mismo
en nuestra vida de paz y progreso, v aplauda ideal, y ohddando todas la-s diferencias,
el constante y firme impulso con que todos trabajar juntos por el j^rogreso de la verda-
nos dedicamos al trabajo, para que nuestro dera democracia y el mejor desarrollo de la
adelanto sea más cierto y nuestra demo- tierra madre.
A. N.

Tip"'i incxicanns, — JJn i>e>u¡.edf>r ambulante.


Hacia el oriente los montes de la Arcadia se alejalnm como olas de un mar iluminado.

ARTEMIS
por Enrique LARRETA

/ Salve, oh, muy bella, la más bella de las vírgenes del Olimpo, Artémis soberana!
Te doy esla corona tejida en intacta pradera nunca locada por la hoz, donde
'jamás han jmcido rebaños, sólo visitada por la abeja primaveral y que el Pudor
fecunda con su rocío.
(EURÍPIDES, Hippólito.)

KA un liermoso día de ^Grecia. do sus yjropios muros, coronada de santua-

I
IL^

5
I-.

t.
El gran ciclo puro desplegaba rios, de ex-votos, de estatuas innumerables,
de pórticos, de carros de triunfo, la ciudad
sus velos de oro sobre el'valle sagrada recortaba sobre el azul del cielo su
de 01yni]iia. Hacia el oriento acrópolis blanco. El radiante medio día r e -
los montes de la Arcadia so verbei"aba en los mármoles y chispeaba
alejaban como olas de un mar aquí y all.á en la pintura dorada de algún
iluminado; mientras el vecino templo.
Cronio interponía por él norte Fuera del estadio, donde en aquel m o -
su falda cubierta de laureles mento se celebraban los juegos de la olim-
florecidos, y las montañas de piada nonagésima, todo estaba entonces
Trifdia cciraban el sur con sus silencioso y casi desierto. Apenas si algu-
escar])aini('ii(os estériles v |)e(lrcgososquc nos vendedores descansaban á ' l a sombra
brillaban :il sol. adormecedora de los toldos en las tiendas
En medio del valle asomando por arriba
i6 MUNDIAL

esparcidas por la llanura, ó algún sacerdote su piel rosada el color de la aurora. Un


cruzaba solitario las calles asoleadas del estrofión de perlas sustenta por debajo sus
Altis. Sin embargo, como traído por el vuelo firmes senos en ñor, y desprendidos los
inseguro del viento, un vago murmullo, que broches de oro del péplos vése nacer,
se apagaba y renacía por instantes, llegaba su fresca garganta desnuda, con la gra-
del otro lado del Alféo. Era el bullicio de las cia de una fuente. Ajúsfale el cuello pro-
mujeres, á quienes las leyes prohibían, bajo digioso collar con las nueve musas cin-
pena de ser precipitadas desde lo alto de celadas en la veta lechosa de una gema
una roca, la entrada en el Circo, y que, celeste como el cielo, y una ajorca de ba-
reunidas en la margen opuesta del río, se cante acentúa, con raro incentivo, la deli-
consolaban con escuchar, á distancia, el cadeza sensual de sus pies, calzados por
estruendo de las aclamaciones que reventa- sandalias de marfil, dignas de una diosa.
b a n á lo lejos como el embate intermitente Todo es en ella luz, gracia, armonía.
y lejano de un mar. Ideal resplandor rodea su belleza serena y
Así, á la sombra de los grandes árboles, fatal como la calma de los mares. Y su sola
unas parlando sin cesar otras dejándose mirada desconcertaba los sentidos.
adormecer por el rumor delicioso de las Si pueden darla los triunfos del amor,
aguas, esperaban la terminación de los ninguna mujer alcanzaba entonces en Gre-
juegos : las hermanas, las esposas y las cia la gloria de Mircia. Nacida en la popu-
madres de los atletas, que habían querido losa Corinto, y destinada desde temprano
seguirles hasta la misma Olimpia, las por .sus padres al templo de Afrodita, recibió
hetairas venidas en busca de un mercado de en aquel famoso seminario de cortesanas la
amor, y las innumsrables curiosas arrastra- más completa educación amorosa. Luego,
das por la ola de la peregrinación y la gran- tan pronto como pudo considerarse dueña
diosidad de las fiestas. de su vida, se estableció en Atenas; y sin
Veíanse allí mujeres de todos los pueblos: hacer nada de su parte por atraer las adora-
élias, árcades, mésenlas, megarenses, sici- ciones, con la sola magia de su belleza impa-
lianas esbeltas, jonias del Asia Menor y de sible, la nueva reina de la Hetairía vio rodar
las islas, las que habitaban la divina Atenas á sus pies, como un río, el oro de los ricos
y Rodas y Creta la de golfos azules; las mercaderes, los homenajes frenéticos del
hijas ardientes de Lesbos y Abidos, rica en arte y las guirnaldas de flores de los man-
palomas, las nacidas en las colonias del Me- cebos. Los más famosos avaros se sentían
diterráneo y en las riberas brillantes del poseídos por el vértigo de los pródigos.
Euxino. Confundida de aquella suerte la Donde quiera que guiara sus pasos atraía en
femenina multitud, llenaba de un hechicero pos de sí las miradas y los deseos, y todo
vasto rumor claro el paraje. I.a hierba exten- era incompleto en Atenas sin su presencia.
día su tapiz suntuoso esti'cllado de anémo- La brillante cortesana era la púrpura de las
nas primaverales, por debajo de los pinos, fiestas, la copa dorada del vicio, la rosa de
de las encinas, de los plátanos, del rojo ma- las orgías, ¡ Cypris misma! El oro hacía
droño, del mirto, del laurel que, entrela- crujir el cedro de sus cofres, y su nombre
zando sus follajes, formaban hondos senos viajaba de ciudad en ciudad, aborrecido por
obscuros, frescos como grutas, donde los las esposas y cantado por los poetas.
insectos rayaban el agua de los estanques Sin embargo, .Mircia no era dichosa.
dormidos, y los sátiros de piedra, pelosos de Había creído llegar ¡jor la riqueza y el re-
musgo enseñaban entre las hojas su risa nombre á la satisfacción de sus anhelos
bicorne. inmensos; pero su naturaleza era dema-
Extendida en su silla ateniense, junto al siado selecta para ello y, como un actor
tronco de un roble y rodeada de esclavas fatigado de su vida ficticia y tiránica, así
numerosas, Mircia, la joven cortesana, in- ella sentíase ahora esclavizada por su gloria
clina sobre el hombre su adorable cabeza y privada, tal vez para siempre, de las
coronada de rosas y entrecierra ]3or instantes pasiones libres, de los sacrificios ciegos y
sus ojos. voluptuosos del amor; y ya su espíritu co-
Como brilla Artérnis y se la reconoce menzaba á doblarse bajo el peso del hastio
entre su cortejo de ninfas, así resplandece como una débil rama bajo la nieve.
ahora, entre todas las mujeres, la encanta- ¿ Qué le valía todo aquel oro arrancado,
dora Mircia, y su frente pura reluce como á fuerza de astucias lamentables, á viejos
una estrella. mercaderes ? (• Xo hubiera sido, aca.so, más
Teñida de pálido azafrán y bordada á la feliz con la .sola dicha de un amor verda-
manera asiática de flores desconocidas, la dero ?... Estos pcnsamiíiii')'- ;iii"ir-tif,^í)s
tela transparente de su vestido toma sobre rodaban ahora por su • ¡iiiiu cl(,|„i-
MUNDIAL 17

t a n d o a l a vez el recuerdo
de los eíebos a p a s i o n a -
dos, llenos de vigor flo-
reciente y en t o d a la
gracia de l a j u v e n t u d , q u e
habian suspendido en
v a n o t a n t a s coronas á
su p u e r t a , y el í n t i m o
m u r m u l l o de la m e d i t a -
ción c e r r á b a l e los azula-
dos párpados, mante-
n i é n d o l a a l e j a d a de los
círculos bulliciosos de las
demás cortesanas.
P e p r o n t o , dos gritos
a,L;u(l()s que d o m i n a r o n el
r u m o r de las conver-
saciones, la hicieron íihru-
los ojos, r . r a la voz feme-
n i n a y d e s t e m p l a d a de
Calipo, i n i c r m c d i a r i o ga-
l a n t e de las h e t a i r a s ,
personaje a b y e c t o , seco,
enfermizo, de p i e r n a s y
brazos miserables, de
ojos serviles. Vestía su
cuerpo el lino azul de u n a
t ú n i c a p l e b e y a y colgaban
de sus orejas, c o m o ador-
no, dos aros de m a d e r a .
Durante los juegos,
Calipo, en un incesante
ir y venir del Alíéo al
e s t a d i o y del estadio al
Alféo, m a n t e n í a infor-
m a d a s á las mujeres de
los m á s )5equcños inciden-
tes de las luchas y del
n o m b r e de los vencedores
a c l a m a d o s ])or el h e r a l d o ;
\' allí volaban ]>or <•! aire
las jjcsadas m o n e d a s con
q u e las malignas corte-
s a n a s rntriljuían sus ser-
vicios, apiiiilándolc á la
calvicie, desde lejos.
— ¡ Dryas 1 ¡ Dryas !
— exclamaba ahora. - -
i Vencedor en el p a n c r a -
cio I... — Y llovían las
preguntas.
—- ¿ D e d ó n d e ?
— C a z a d o r de Mese-
nia.
¿ l".s m u y fuerte ?
i'.s m á s (li<'sti'0 q u e
fuerte. Xo lia recibido tin
sólo golpe. Maíiana lu- Así rcsplendecc mire /odas las mujeres la belleza de Mircia.
cli.-ir;'i tíunhirii por l.astres
coroii.is del pciilatlo.
i8 MUNDIAL

— ¿ E s hermoso ? — preguntaba otra. pasearse tranquilamente por delante del


— ¡ Parece un dios ! — agregaba Calipo, exedro. El andar sabio, rítmico, que se
jadeante por la carrera. aprendía en los seminarios, animaba extra-
Entretanto, la tarde declinaba desper- ñamente su belleza, y al pasar entre las
tando los céfiros húmedos. Las montañas columnas su armonioso contorno se recor-
alargaban sus sombras sobre el valle. En taba sobre el fondo del cielo como esas
el bosque sagrado el sol horizontal comen- figuras serenas pintadas en las ánforas.
zaba á filtrar profundainente su polvo de En poco tiempo el camino se llenó de
oro purpúreo, y los pájaros golpeaban el público. Mircia parecía no advertir aquella
follaje buscando sus nidos; y así como muchedumbre creciente que se agolpaba á
asoman á veces por todas partes y se dis- sus pies, y de donde las miradas partían
persan en los aires las doradas abejas en como flechas hacia ella. Algunas amigas
zumbadora nube, asi ahora por todas las se le juntaron, y poco después comenzaron á
puertas del estadio, tumultuosa y alegre, llegar los compradores de amor. | ;
una turba inmensa comenzaba á inundar Hoplitas enriquecidos en la guerra y
la llanura, continuando sus disputas debajo adornados con las joyas de los muertos;
de los pórticos, vitoreando á los vencedores, viejos mercaderes queriendo gozar al fin
corriendo á las tabernas y haciendo crujir del fruto de su trabajo, y llegando tarde
la arena bajo las sandalias numerosas. al placer : marinos tostados por el aliento
Un clamoreo enorme subía de aquel del mar y oliendo á aceite de pescado ; filó-
océano viviente. Los hombres venidos .sofos sensuales, políticos solemnes, artis-
de las más alejadas regiones se disputaban tas envanecidos, todo aquello comenzó á
con desesperación el puesto á lo largo de los agitarse, como una jauría, en toi"no de la
caminos, para ver pasar á los grandes perso- carne perfumada de las hetairas.
najes cuya celebridad había traspasado los Entretanto, sobre la otra margen del
confines de la Grecia, ó admirar la pompa de río, un tumulto se movía en dirección al
las teorías y el desfile de los helanódicos, que puente más próximo. En su centro distin-
presidían los juegos con sus largos sayos de guíase un personaje esbelto y teatral que
púrpura. Y mientras la sudorosa multitud arrastraba el manto resplandeciente de los
invadía, luego, entre los gritos de los vende- afeminados. La plebe ateniense le seguía
dores, las habitaciones de los peregrinos, las aclamándole con delirio. Algunos curiosos
tiendas, las tabernas, el Pascilo, el Bulcn- trepaban sobre los hombros de sus com-
terión, los pórticos y los terrados, las mu- pañeros para verle pasar.
jeres abandonaban su retiro y se esparcían Era Alcibíades, en todo el esplendor de
por el camino que venía del mar festoneado, su renombre. Después de liabcr roto la paz
de uno y otro lado, por una hilera de tem- de Kicias y conseguido la alianza de Ar-
plos, de estatuas y de pequeños boscajes que gos contra Esparta, enviaba ahora siete
se sucedían armoniosamente en el oro de la carros á los juegos de Olimpia, lo que no
tarde tranquila. habían conseguido jamás ni las ciudades.
Mircia no quiso disputar á otras el camino, ni los reyes. Al llegar á un declive de la
y, sólo cuando todas las mujeres hubieron ribera, donde la tierra se mostraba polvo-
desaparecido detrás de los árboles, siiliii'i rosa y removida como en esos parajes ])or
en su litera y se hizo llevar por sus fuertes donde los animales bajan á beber á los
esclavos, que marcaban á compás el paso. ríos, se detuvo, y una muHitucl ¡U- cuida-
La muchedumbre se abría ante ella, y dores de caballos, de ])cóncs, de aurigas
la herniosa hetaira adelantaba, por entre y toda clase de gentes hábiles en el «'ma-
nejo de los carros, le rodeó al instante.
aquel pueblo adorador de la belleza escu-
Uno de sus cocheros traía asido por la
chando su suave nombre de Mircia balbu-
oreja un caballo todo blanco, cuya ])icl
ceado dulcemente como ci de una diosa
tenía un brillo de nieve. Era un tésalo ar-
favorable. diente, clástico, fogoso, de íomi.is llcii.is.
A un costado del camino de Pylos, una el ojo espantado y la nariz por ikntvo
eminencia formaba como una terraza natu- roja de sangre. Parecía escapado con vida
ral, }• sobre ella levantábase un viejo ]iór- de un marmóreo carro triunfal. Alcibíades
tico, presente de los Mcscnios á la ciudad examinó con amor aquellos tendones po-
santa de Olimpia. Desde allí la vista se derosos que guardaban una parte do su
volcaba extensamente sobre la llanura más anhelada gloria : el triunfo de los hipó-
hasta las más lejanas \)QYS\II-I ii\,is de) valle. dromos.
Al iias.ii- junto á él, Mirtin ordenó á sus es-
cl;i\i)>, i|iu; subiesen las gradas. Una vez A alguna distancia, siguiendo los pasos
arriba descendió de la litera v comenzó á de .\lcibíades. venía un vicjf) Silí^nu, sobria-
MUNDIAL 19

mente %'est;ido, de rostro aplastado, de la- bárbaro, de collares, zarcillos, ajorcas y sor-
bios gruesos, de barba filosófica. Seguíale, tijas incontables que acentuaban su fealdad.
á su vez, un risueño auditorio, ante el cual En el ancho rostro amarillo, encuadrado por
discutía sobre la naturaleza de la Verdad la cerda hispida y grasicnta de los cabellos,
con un sofista famoso de Cirene, que cami- sus pupilas duras brillaban como los ojos de
naba enmudecido al lado suyo. Como po- esmalte de un ídolo.
seído por una divinidad fa.miliar, gesticu- Las hetairas sintieron especial interés
laba, extendía ambas manos, so dclenía por aquel nuevo personaje. Mircia, sin em-
por instantes, y proseguía luego su camino, bargo, sentada en el banco del exedro,
mirtmdo al cielo y á los árboles, mientras las dio poca importancia á la aparición del
palabras zunibaban en sus labios como labo- asiático y continuó charlando animada-
riosas abejas primaverales. : Bien conocido mente con el círculo do admiradores y de
<era entonces en Grecia el nombre do Só- amigas que la rodeaban cómo á una reina,
crates ! hasta que sus ojos se detuvieron con intensa
Entretanto, Alcibíades cruzó el puente, curiosidad en un tumulto que invadía
continuando su paseo por el camino del ahora la terraza aclamando á un joven atleta.
mar, y su nombre corrió por la turba como « ¡ Es Dryas de Mésenla, vencedor en el pan-
los ecos sucesivos de las montañas : « i Al- cracio I — exclamó el escultor Pylades. —
cibíades ! ¡ el Almcónida ! » murmuraban i Por Zeus ! jamás he visto un cuerpo más
todos los labios ; y las cortesanas se estrecha- hermoso, ni más noble cabeza ! Al verle se
ban en la terraza para mirarle, estremeci- experimenta, como ante las bellas estatuas,
das por aquel nombre que representaba la tentación de tocarle y sentir bajo la mano
para ellas el más enloquecedor de los sue- las ondulaciones armoniosas de los múscu-
ños. Unas se extasiaban ante la finura de los. Ha}'- algo de divino en su cuerpo. Parece
sus cabellos ondulantes, peinados con el el mismo Pirotóo de nuestro templo de Zeus
corimbo de las doncellas y prendidos sobre con el fuego de la vida. »
las sienes y la frente con brillantes ciga- A un gesto de Mircia. un guerrero de
rras de oro ; ante la insolente elegancia de altos hombros se dirigió fuera del pórtico.
su andar majestuoso ; ante la belleza de Al caminar dejaba oír un ritmo de bronce.
su rostro, donde los dioses habían reunido Era Polictor de Tebas, famoso estratega,
arn^oniosamcnte todo lo qué hay de her- valiente como Aquiles. De pié sobre las gra-
moso en el hombre y la mujer ; — otras mi- das comenzó á hacer señas al grupo de que se
raban fascinadas el primor de sus sanda- acercase. Su coraza reflejaba la luz i'oja del
lias ó la esplendidez de su manto i-esiilan- poniente. El penacho negro del casco flamea-
dcciente que arrastraba en el polvo. ba en el viento, y sus ropas do púrpura aso-
Caminaban junto á él Calías, hijo de maban por entre las placas de bronce como
Hipónicos, Theodoros, Antiocos, Polytion la sangre de las heridas.
y el célebre Zeuxis, cuya clámide lle\'aba, Sus ademanes fueron ])ronto compren-
escrito varias voces su ]}ropi.o noinhii' 011 didos, V.\ el'ebo, con los ojos encendidos
letras de oro. por la embriaguez del triunfo, caminaba
Aquel grupo inicialia el desfile'La mul- como aturdido entro el clamor de las ova-
titud se movía ]ior detrás desbordando los ciones. Algunos compatriotas se disputaban
caminos. el puesto á su lado para dejar comprender
De pronto, cuatro esclavos, haciendo que oran amigos del vencedor.
resonar las gradas con su calzado de palo, Como \ina hiz que brilla de pronto en la
lanzaron sus altas voces, como hondazos, noche, así la belleza de Dryas atrajo todas
pidiendo paso entre la muchedumbre, y, las miradas. Armoniosa gracia se desprendía,
una vez en el pórtico, depositaron sobro como una claridad, de todas las formas de
eirsuclo una suntuosa litera fabricada con su cucr]5o. vestido apenas de la escasa
maderas raras del Asia. Sus cortinas ce- túnica doria. Lu fuerza no había deformado
lestes con poseídos flecos de plata se des- su finura viril. Sus negros cabellos encres-
corrieron, y ])or entre ellos asomó la ca- ])a.(loK y ceñidos sobre las sienes con simple
beza monstruosa de Mcgabasis de Sardos, cordel, formábanle como una corona de ja-
el más rico comerciante de Atenas, el rey cintos, en torno de la pequeña cabeza sos-
del oro en el puerto del Piréo. tenida con vigor por el cuello poderoso. Un
Megabasis se apeó de su litera y se puso á fuerte surco dividía en dos su pecho como en
caminar penosamente en dirección á las el doblo relieve de un poto de bronce. Cono-
cortesanas. A cada movimiento su vientre cíase que el calor del sexo no había quemado
enorme oscilaba á uno \- OIID lado bajo la aún la flor intacta de sus labios, finos como
i'íquísima túnica. Iba cubierto, (-onio \\n rev los de una virgen, y la expresión de timidez
MUNDIAL

selvática de su mirada revelaba, al pronto, la con una contracción indescriptible, sólo


plena inconsciencia de su belleza soberana. comparable al gesto espantoso de las gorgo-
Entretanto, Mircia no quitaba un ins- nas funestas... Pero una de las hetairas, más
tante sus grandes ojos del mcsenio ; con- oportuna que sus compañeras, pasóle el
templaba su cuerpo floreciente, cubierto brazo por encima del cuello amorosamente
toda\áa por el polvo del estadio, su noble \' .se lo llevó consigo.
cabeza donde brillaba el resplandor divino Las horas huían ; la luz se apagaba en
de los vencedores ; y, entonces, ante la vi- el ciclo. Todas las formas tomaban un con-
sión misma evocada en sus sueños, sintió torno ceniciento, indeciso, en la mortecina
que desde aquellas jiestañas obscuras luz del crepúsculo. Extensa bruma dorada
Eros le disparaba su flecha infalible y fatal. flotaba al pie de las montañas. Los horizontes
Así, al verle pasar indiferente á las solici- se poblaban de largos gritos lejanos.
tudes amorosas de las cortesanas que le Ya la multitud se recogía á las instala-.
tiraban de la túnica, se oprimían sobre él ó ciones innumerables que rodeaban el Altis,
le deslizaban al oído palabras lascivas, Mir- y las mujeres comenzaban á perderse, aquí
cia, con un esfuerzo íntimo, frenético, que
y allá, en la sombra.
sólo conoce la mujer, atrajo hacia los ojos
del atleta y clavó en ellos la más ]5erturba- Mircia llamó á Calipo, y colocándole en
dora, la más ardiente, la más honda de sus la mano una moneda do plata, se puso á es-
miradas. Dryas se detuvo desconcertado, cribir en una de sus tabletas.
vaciló un instante, y luego, bajando la ca- •( Drvas : Una traición se prepara contra
beza, continuó su camino entre el estrépito do tí, para mañana, en el juego del pentatlo.
los aplausos que estallaban á su paso como Si esperas esta noche donde te indicará
un aleteo innumerable. Calipo lo sabrás todo por boca de un amigo. »
— Toma. Calipo — anadió luego Mir-
Fué entonces que la cortesana, cu\-o
cia ; — engáñale con astucia, porque ijarccc
corazón palpitaba todavía, escuchó junto
á ella la voz de Megabasis que balbucea- asu.stadizo como un ciervo, y ,si sospecha
ba con acento amoroso : — i Salud, blanca el lazo no querrá .seguirte. ¡ Corre ! ¡ corre i
Mircia ! — Y añadía después de breve inter- Ya sabes : junto al lago y á la estatua de
valo : — Esta noche Megabasis escoge á Artémis. cuando salga la luna.
Mircia }• le ofrece treinta minas por su amor. Ya la noche_ ennegrece el Éter profundo.
La hetaira, por tínica respuesta, meneó Las claras constelaciones tiemblan en el
negativamente la cabeza. — Y bien, cua- cielo como agitadas por un viento divino.
renta minas, agregó entonces el mercader. Es la hora del sueño. Sin embargo, la
— Ni cuarenta, ni mil, ni todo tu abo- ciudad de Olimpia vela entre las sombras.
minable dinero, contestó la cortesana con Un vapor de oro surge en la noche de la
exasperada violencia. — Y Megabasis con puerta de sus templos, y los airrs resuenan
una agria sonrisa de des]jccho : — Pero. con el vocerío de los festines en las tiendas
Mircia. exclamó, ¿ por qué tanta soberbia iluminadas.
con los viejos amigos ? ¿ H a s olvidado \ a En cl valle, el céfiro que llega del mar
cuantas veces se te encendicrou los ojos atraviesa por instantes las tinieblas, como
de alegría al Icér tu nombre v el mío en el el velo espectral de alguna divinidad, agi-
muro del Cerámico, .seguidos de cs])léndida tando la llama errante de las antoichas y
oferta y cuántas mi generosidad te libró los negros follajes dormidos.
de imjjaciontes acrcL'dorcs .' Y ahora...
De pronto, luciente y puro como cl liom-
Como cuando un rayo de crepúsculo bro divino de una náyade emergiendo de las
resbala súbitamente sobre la nieve, así la aguas, asoma sobre el obscuro horizonte el
excitación encendió entonces el i'ostro páli- disco de la luna. Sus ]ir¡meros raNos desta-
do de Mircia. Atiesó el cuerpo, y tomán- can la cresta de los montes cercanos, y res-
dose las manos sobre la rodilla, con los balando luego hacia el valle platean la cima
brazos rígidos, fulminó al mercader sin vaga de las selvas. Y, como surge súbita-
darle tiempo á que terminase su frase. mente en el recuerdo toda una ciudad hace
— ; Quieres saberlo ? Y bien, desde hoy tiempo olvidada, a.sí aparece ahora blanca,
te aborrezco á tí y á todos los que como bañada de luna, recortando en la noche sus
tú viven sin más gloria fiuc el lucro. ¡ Por netos perfiles de mármol, la ciudad sagrada
los dioses ! ¡ antes dejaré tpic el hamlire me de Olimpia.
seque la vida, que dejarme tocar por uii;i I r a la hora. Aprovechando de la embrJa-
boca de mercader ! í^utz de los comensales, adormecidos en
I El asiático se enrojeció ; la sangre in- les lechos ó extendidos como muertos de-
yectaba sus ojos y su rostro todo se demudó bajo de las mcsa.s, entre las copas \olca-
MUNDIAL

Fué enlóuces que la cortesana, cuyo corazón palpitaba todavía, escuchó junto d ella la voz de Megabasis que
balbuceaba con acento amoroso : — / Salud, blanca Mircia !
MIWDIAL
das, Mircia envolvióse la cabeza en un luminosa : rondas numerosas de Dríadas v
velo y abandonó sigilosamente la oi'gía. Hamadríadas que. tomadas de la mano y
Una vez fuera, el aire puro de la noche sin despegarse de los troncos, enroscaban
refrescó deliciosamente su rostro quema- hasta las altas copas sus graciosos torbellinos.
do por el aliento lascivo de los hombres, y Todo era Heno de númenes, todo divino
algo como una ráfaga etérea y divina des- en la espesura : las lágrimas fecundadoras
cendió de la Naturaleza hasta el fondo de de la noche, la risa de las fuentes, el ale-
su alma. Al pronto, la imagen de Dryas se teo de las aves nocturnas, los perfumes
levantó ante ella con poder irresistible, y al vivos de la selva, el crujir de las cortezas
aspirar los perfumes mágicos que llegaban en la sombra. Y ^tircia se apresuraba cada
del bosque, cual si fueran el propio aliento de vez más, enloquecida por el miedo, hasta
aquellos labios codiciados, sintió que el de- que por fin los árboles se hicieron más esca-
seo corría por sus miembros con la rapidez sos, y la claridad de la luna comenzó á filtrar
de la llama en un campo de estío. entre las hojas.
La emoción la hizo apresurar el paso. El bosque terminaba ; en una revuelta del
Algunos hombres que toniaban el fresco camino sus ojos distinguieron, detrás de
en los caminos á la luz de la luna chistá- las negras ramas, un resplandor. Mircia dio
banla suavemente ; otros la detenían por la algunos pasos todavía, y bien pronto se
túnica para ofrecerla su dinero ; pero ella abrió ante ella el armonioso valle.
contestaba siempre con un movimiento El claro de luna blanqueaba los pequeños
soberbio de su cabeza invisible entre la templos de mármol de lo alto de los promon-
bruma del \-elo. torios. Hacia la izquierda, en todo el perfil
Un in.stante después entraba en el bos- de una colina, los pinos confundían á una
que. Las masas de follaje se levantaban misma altura su negro follaje extendido
como altos escarpamientos á uno y otro Kn medio del valle, el lago redondo resplan-
lado del camino, donde la maleza vivaz ha- decía como un escudo de plata. Todo el
bía crecido libremente borrando las sen- bosque rc.sonaba ahora, con el lejano rumor
das. Mírela caminaba, sin embargo, rom- de los himnos y se escuchaba, continua-
piendo las hierbas con sus pies, azuzada mente, el silbo vibrante de las flautas en la
por el miedo y con el oído atento á los \'asta quietud de la noche.
más tenues rumores. Junto al borde del lago la piedad anó-
De pronto llegó hasta ella un gemido nima había colocado una estatua de Artó-
ahogado y lúgubre, y sus ojos percibieron mis. La silvestre diosa corría acompañada
al instante, á pocos pasos del camino, una de la cierva salvaje en su fuga eterna, des-
forma humana apoyada en el ancho tronco colgando de la aljaba el dardo de la caza.
de una encina. Con veloz nrovimiento des- A algunos pasos se veía un viejo banco de
prendió de sus cabellos la aguja de oro de las mármol, puesto allí como para meditar en
hetairas, más temible que un dardo. la hija de Zeus.
El desconocido conservó, sin embargo, Era el paraje de la cita; Mircia, al acer-
su actitud tranquila. Por su aspecto deses- carse, divi.só junto al pedestal de la estatua
perado y sórdido, así como por el desor- la figura de un joven que, al escuchar sus
den lamentable de sus ro])a,s, Min i.i reco- pasos, se adelantó hacia ella. — i lis él !
noció á un vencido del estadio. — balbució brevemente, y el corazón le
Tenía las orejas cnormente liiii'liadas resonó dentro del pecho como el aleteo
como los púgiles, el labio despedazado y de un pájaro.
sangriento, destrozada la garganta por la.s Era. en efecto, Dryas, rpic se acercaba
cinco heridas de una garra humana. — ] La con la serena hermosura de un dios. La
mano de Dryas ! — pensó Min ia sin dete- cortesana dejó caer entonces sobre sus
nerse. Aquella visión atizó su demencia de hombros el blanco \clo, y su piel luciente
amor. brilló como la luna, lúi seguida, con un
Los follajes se hacían cada vaz más espe- movimiento disimulado, ordenó las ondas
sos, y la cortesana adelantaba con la ima- de sus cabellos y el lino del i» píos, cuyos
ginación llena de visiones fabulosa'- ¡lor IJliegues señalaban la graciosa firmeza de
medio de aquel bosque poblado j)ara, ella de ios senos, alzados por la juventud. Ella
divinidades y prodigios. Sus ojos, dilatados conocía los más sutiles secretos de su belleza,
por el pánico, distinguían con la realidad de y al pasarse la mano por el rostro sintió su
la vida, en los claros y encrucijadas, danzas propia hermosura.
de sátiros agitando con sus patas peludas el Entonces la brisa de la noche desliojó el
polvo y las hojas secas de los caminos que rumor de este diálogo.
al le\antarse se plateaban en la bruma — ¿ Eres t ú ?
MUNDIAL 23

— Sí, yo, Mircia.


— ; ... Vienes á revelarme
una traición ?
— ¡ I-a gloriosa Mircia !
— ¿ Qué traición ?
Antes de responder la corte-
sana se sentó en el banco y
llamó al efebo con un vago ade-
mán. Dryas, dócil y turbado,
obedeció en silencio.
— Y bien — agregó enton-
ces ; — Mircia te ha visto hoy
por la primera vez, y desafiando
sola y débil los terrores de este
bosque obscuro viene á decirte...
Aquí su voz se extinguió,
y d'Mesenio, al ver su turba-
ción, exclamó con ingenua im-
paciencia :
— Habla sin niiedo, no temas
sorprender demasiado mi con-
fianza. Bien sé yo que muy
pocos son los que celebran la
fortuna de un amigo sin envi-
diarla. Revélame cuanto sepas,
para que así pueda burlar el
lazo que me tienden, y no me
ocultes, sobre todo, el nombre
del traidor... Será tal vez que
el insistente Kubotas trata ahora
de vengar niis desdenes, ó que
Dorcón, envidioso de ver cómo
mis flechas alcanzaban siempre
la presa perseguida, niicntras
que su mano torpe y cobarde no
acertaba jamás, pretende de-
tener ahora mis triunfos con
alguna perfidia, como es]ian-
taba los ciervos en el bosque
para que no cayesen en mis ma-
nos. ¡ O h , augusta virgen,
más bella de las que liabitan e I /Jí'ff i'ii í'h'do DytciH, de Mesenia, que se acercaba con la serena
cielo — agregó entonces levan- hermosura de im Dios.
tando Ids dios liacia la imagen
de Aviéniis ; — lú (¡ue derramas la fuerza removía en su pecho para penetrar más
en el brazo de los ;illclas puros, haz inie se liondamente, y con voz entrecortada ex-
romi)an á tu sola mirada los lazos de la clamó :
envidia, y que mi frente se cubra de nuevo — No es una traición lo que vengo á
con el olivo salvaje, y te prometo ¡ oh, casta revelarte... ¡ es mi amor ! Escucha — con-
hija do Zeus 1 dar todas mis verdes coronas tinuó después, doblando su blanco brazo
para tu cabellera de oro, de vuelta á mi sobre el cuello del mancebo, como segura de
ciudad natal I ' i su triunfo. — La hora huye. ¡ Mira! Ya
F^xaltado por sus propias palabras y llena Hesyjcros desciende en el cielo inflamando
la mirada de fervoroso fuego, Di-yas tenía en amor á toda la Naturaleza. ¡ Ay de quien
en aquel momento la graciosa majestad de un (lc,sy)recic Su llama !... Escucha...
Hermes, y todo lo que contiene de fuerte, Más el Mcsenio le respondía con pala-
de casto y de dulce á la vez la libre Natura- bras solemnes :
leza, parecía ])ajpitar como un resplandor —• Sí, es la hora en que la casta Arté-
'li\iiiii (11 su siilvaje hermosura. Mircia, al iiiis sube en su carro celeste y recorre
mirarle, sintió que la flecha del deseo se los cs)iacios iluminados, con su arco de
MUNDIAL

plata siempre pronto y su túnica resplan- poderosos, que conservaban todavía el


deciente de rocío. Su mirada domina aho- aceite agonístico, se escurrieron fácilmente
ra las selvas y las montañas ; y ] ay de quien entre sus manos, )• el efebo desapareció en el
ose profanarlas !... bosque profundo como la visión desvanecida
Aquellas frase austeras como un himno de un sueño.
exasperaron á Mircia, quien acercando su I,a hetaira corrió tras él algunos pasos,
rostro al rostro del efebo, y fijando en él sus y apartando el húmedo follaje hundió su
grandes ojos fascinadores, comenzó á de- mirada en la obscuridad. El atleta estaba
cirle : ya lejos y solo .se oía el crujido de las hojas
— ¿ No sabes que los hombres más fa- secas bajo sus pies apresurados. Extra-
mosos de Corinto y de Atenas se arras- viada Mircia, comenzó á gritar : •— ¡ Dryas !
tran como esclavos á mis pies, que mi i Dryas ! — pero su voz se perdió en la
palacio encierra más maravillas que el más selva, donde sólo respondieron los ecos como
rico de los templos ? i Toda esa gloria, esa burla de las ninfas. Entonces, recogiendo un
riqueza, las dulzuras de mi cuerpo y mi pliegue de su péplos, enjugó sus ojos, donde
vida entera, todo te lo ofrezco ahora por ya brotaban las lágrimas.
tu amor !.... Así, con el rostro cubierto por sus manos
Al terminar este estallido de pasión. delicadas v la pesada cabellera en des-
Mircia se oprimió con frenesí sobre el orden, semejante á una figura de estela
fuerte pecho de Dryas, quien desconcertado funeraria, volvió hacia atrás. Al instante,
y trémulo balbuciaba débilmente sintiéndose sin que su momoria la llamara, espontánea,
desfallecer : vibrante, armoniosa, con todo el acento
— Eres hermosa, \ oh Mircia ! pero ¿ cómo apasionado de sus ritmos, Mircia escuchó,
podría vencer mañana si me abandono ahora en lo íntimo de su alma, aquella oración
en tus brazos ? ¡ Déjame, por los dioses! i El de Sapho Cjue tantas veces había entonado
calor de tu cuerpo me incendia la sangre v en los coros sacros de Corinto : « Diosa de
siento que toda mi fuerza se va en el sudor trono reluciente, Ahhrodita inmortal, hija de
de mi frente ! — Pero la hetaira, como una Zeus, no deJKS sitcunihir mi corazón... » y,
experta cazadora, lanzó entonces su flecha dejándose caer tristemente sobre el banco,
decisiva, y buscando aquellos labios nuevos, oprimió fuerte, frenéticamente, su seno en-
los mordió. ÍDryas se sintió perdido ; una cendido, su mejilla, sus brazos febriles contra
fiebre veloz corrió por su cuerpo como una el frío del mármol.
llama, despertando anhelos desconocidos. En medio del valle el lago brillaba como
Siempre que sus ojos encontraban la mirada un escudo de plata. Deliciosa frescura lle-
perturbadora de Mircia, el vértigo estremecía gaba de sus ondas. Los himnos habían ce-
sus miembros, como cuando se asomaba sado, y sólo se escuchaba, en la paz de la
al borde de los abismos en sus carreras noche, la extensa sinfonía de las ranas y,
por las montañas. Era el filtro irresistible, de tiempo en tiempo, el suspiro rústico y
la flecha de ciprés venenoso, el mal incu- lejano de alguna flauta. Acaso un llamado,
rable, la ponzoña divina que corría por .sus ó señal de pastores...
venas desabrochando la virginidad ador-
mida ; y mientras la cortesana le desli- Días después, vestido de púrpura y con
zaba en el oído su arrullo de Sirena, él el verdeante olivo doblado en torno de la
balbuciaba, como un ebrio que no encuentra frente, un atleta vencedor guía la cuadriga
sus palabras : — i Tu belleza es fatal ! ¡ Plu-
blanca por el camino de Mescnia.
guiera á los dioses que pudiese borrarla como
una pintura funesta ! i Me roba la fuerza ! Sus parientes y amigos le siguen en sudo-
rosa cabalgata.
¡ Seré vencido !... Inmensa muchedumbre los espera en las
De repente, al i'ozar con sus ojos perdi- murallas de la ciudad. Al pasar bnjn l;i
dos la blanca estatua de Artémis, parecióle puerta sonora estalla en los aires el es-
que la diosa le miraba con ceño terrible, truendo de las aclamaciones.
descolgando una saeta de su carcaj para Siguiendo la calle principal, el nirlcjo se
herirle. Entonces, rápido como el ciervo detiene junto á las gradas de im winiilo.
que se desprende de las redes, con un El vencedor desciende del cano de her-
movimiento brusco de sus hombros se des- mosas ruedas, y, entre la admiración de
ligó de aquella mujer que le arrebataba su todos, depone cuatro coronas de olivo en el
gloria. En vano hizo Mircia un esfuerzo aras de Artémis.
desesperado para contenerle : aquellos brazos
Dos estrofas de Rubén Darío
y un dibujo^de Montenegro.

Quién nos brinda la urna henchida ?


Quién nos dá la estrella encendida ?
Quién le dá la sangre á la vida?
La Vida.

Quién la copa fragante vierte ?


Quién detiene el paso á la Suerte ?
Quién á la Esperanza pervierte ?
La Muerte!....
RUBÉN DARÍO.
Cabeza de mujer, — iJmírahle lienzo dé Goyá.
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MUSEO DEL PRADO, MADRID

Enlre tocios los maestros de la pintura en España, sobresale Gaya, por


sus cualidades de colorista y por su genio esencialmente español. Con Goya
inauguramos una serie de artículos sobre los grandes artistas españoles al
que seguiván la biografía de Velásquez, Murillo, el Greco, ele. •

N \']h¿, un monje del CDUVciito entraba, como alumno, en el taller del pintor
(le Sania I'"é, cerca de Zara- aragonés Lujáa.
,1,'oza, caminaba lentamente La historia no ha conservado el nombre
])or la carretera real, recitan- de aquel monje amigo de las artes. En cuanto
ilo psalmos de su breviario. á su protejido, este debía adquirir una repu-
I'",n un punto determinado de tación universal ; era Francisco Goya y Lu-
su paseo levantó los ojos y cientes, que había de sor el pintor favorito de
vio un chiquillo de quince ó la corte de E.spañi, el amigo y comensal del
diez y seis añ'JS que hacía rey Carlos IV y de su todo poderoso ministro
dibujos con un carbón, sobre una blanca Godoy, príncipe de la Paz.
pared. El buen padre era muy aficionado A poco do haber entrado en el taller de
á la pintura, y pintor á ratos. Se admiró Lujan, Goya desconcierta á su maestro por
de las disposiciones naturales de aquel la fogosidad y la exuberancia de su tempe-
muchacho. Interrogado que fué, el joven ramento. Niño todavía, demuestra una ori-
dibujante plugo al monje, quien se dejó ginalidad poderosa de la cual so espantaban
conquistar por la inteligencia y el buen sus compañ3ros y profesores, influidos de la
porte de su interlocutor. El religioso le pro- pintura plácida y sin carácter importada de
puso llevárselo á la ciudad y i)roi)orc)o- Italia por los ja presto de la escuela napoli-
narle un maestro que le cnseñira á pintar. tana, venidos á España después de LucaGior-
El padre del mudiacho, consultado, dejó dano. Su naturaleza ardiente no se acomoda-
partir su hijo, quien algunos días dcsjiués ba á las feminidades de los Vanloo y de los
30 MUNDIAL

Un admirable retruln f'nr (,nya. Expuesto en el Museo del Prado.

tapias de un convento para raptar á una influente en la corte, lo presente á Men^s,


muchacha que ama. Es necesario toda la in- subintendente de Bellas Artes. Mcngs le
fluencia del embajador de España para que acoje amablemente y le confía la ejecución de
escape de las manos del Vaticano. Pero debe diferentes cartones para la manufactura real
abandonar Roma y vuelve otra vez á Madrid- de tapices de Santa Bárbara.
Al cabo de poco de su regreso á España, Goya empieza su trabajo, y ya desde los
cásase con Josefa Ba^'en. Su cuñado, muy comienzos rompe con la tradición. Dcsdciui.
MUNDIAL 31

los temas mitológicos, entonces de moda, para de San Francisco. Un,"'poco"''más tarde, se le
tratar temas nacionales, arrancados de la confia la decoración del ábside y de los al-
vida. Prefiere las danzas populares á todas tares de Nuestra señora del Pilar, de Zara-
las alegorías del Olimpo ; sustituye los dioses goza. El tema que escojió fué La Virgen y los
por toreros, las ninfas por majas desenvuel- Santos Mártires en la gloria.
tas y morenas manólas, con el clásico clavel En todas estas composiciones, Goj'a des-
en el cabello. Todo ésto lo pinta con un pincel pliega su ciencia y todas sus cualidades de
lijero, espiritual, reuniendo á sus pei"sonajes colorista. El dibujo es de una firmeza ad-
en grupos vivos y pintorescos, en paisajes mirable y la ejecución de'una factura vehe-
llenos de la vibradora luz del cielo de España. mente. Pero, digámoslo, no es ésto lo que
Goya revela enseguida lo que será en defi- vale á Goya su gloria imperecedera. Toda
nitiva : el pintor de la España luminosa y su habilidad no bastaba á suplir la ausencia
risueña, el retratista apasionado por sus de ^la fé : ningún habito religioso aviva su
tipos legendarios, el intérprete genial de sus obra : ante ella, uno se maravilla del talento
costumbres y de sus placeres. del ]:)intor sin sentir ninguna emoción verda-
Sus comienzos fueron felices. La corte y la dera ni fervor de ninguna clase.
ciudad amaron Estos trabajos,
'y~.\'!^y^^?^;i'f^-'-W "
pronto esta pintu- empero, valen á
ra nacional, los Goya el ser nom-
aficionados adivi- brado miembro de
naron en él el genio lá Academia de
y de un día para San F e r n a n d o .
el otro, el nombre Pronto obtuvo el
de Goya fué céle- favor de la corte y
bre en Madrid. Su entre la aristocra-
reputación llegó al cia madrileña, fué
colmo cuando en moda y titulo de
1778 publicó una orgullo h a c e r s e
colección de ma- retratar por Goya.
ravillosas aguas- Su taller fué
fuertes reprodu- invadido por todas
ciando las jirinci- las celebridades de
paies obras maes- aquella época así
tras de Velasquez. como por las da-
A jjartir de este mas y bellezas de
m o m e n t o vésc fama reconocida.
acosado de peticio- A esta moda debe
nes. Los conven- la posteridad la
tos, siemjjre aficio- má-s considerable,
nados a l a pintura, la mejor y la más
se lo dis])utaban. indiscutible parte
El incrédulo y vol- (le la obrado Goya.
teriano Goy a El célebre artista
hácese ])iiitor re- pintó unos dos-
ligioso, l'ara la cientos retratos-
iglesia de los Fran- Todos ellos son
ciscanos ])inló un admirables i)or la
Cnslí) en la Cruz verdad de la ex-
y una Predicación I) 'ñn l'iiilfii Alias <h' F.nnqucz. Musen ,IPI Priuhi, Mailrid.
presión, la firmeza
32 MUNDIAL

Un episódeo del 3 de Mayo de ¡SOS. Museo del Prado. Madrid.

y sobriedad del dibujo y la increíble penetra- En tanto, Goya hacía también pintura de
ción psicológica del modelo. Los retratos de género y continuaba tratando los temas na-
hombre son vigorosos y como de relieve ; sus cionales que le eran especialmente queridos.
mujeres son sabrosas, palpitantes ; en todas Citar las obras de este fecundo y poderoso
sus obras, siéntese un alma que vibra, una artista sería demasiado largo.
sangre que palpita. Enumeremos solamente algunas de las
Goya no se preocupaba en embellecer .sus míis célebres. Los Toyas en el arroyó y sobre
modelos : rehusaba toda concesión en este todo la famosa Romería de San Isidro. Goya
sentido. El hombre feo, la mujer poco agra- ha tratado también la pintura campestre :
ciada no encontraban en él al pintor compla- La Comida sobre la yerba es un modelo; Goya
ciente, sino todo lo contrario, avivaba sus h a demostrado en este género una tal ligereza
imperfecciones naturales dándoles no sé que en el hacer y una tal elegancia en el detallar que
de hermoso que les caracterizaba y les hacía recuerda lasmejorcs y más delicadas composi-
inconfundibles. ciones de Fragonard ó de VVatteau. Los acon-
Gí;ya retratista tuvo ilustres amistades. El tecimientos trajinos que hicieron caer á los
Rey le honraba con su intimidad ; la reina le Borbones y la invasión francesa fueron indi-
protejió durante mucho tiempo é incluso ferentes casi para Goya. El no tomó ninguna
le perdonó haber sido partidario, contra ella, parte en ellos. Recluido en su quinta, dejó
de la Duquesa de Alba. Desterrado por poco pasar la tempestad. Quizás el pintor que, en
tiempo, volvió á la corte más solicitado que sus caprichos había estigmatizado á !a Inqui-
nunca, prosiguiendo, cerca de las grandes sición y burládosc de la religión no vio con
señoraus, las mismas aventuras amorosas de malos ojos una invasión que acarreaba con
su juventud. ella ideas de tolerancia y de libertad. En
MUNDIAL 33
"todo caso, en aquellos tiempos tumultuosos, Pero Goya no se encontraba bien en esta
•concivió una aversión profunda para la nueva atmósfera impregnada de fanatismo.
guerra que tradujo magnificamente en sus Para alejarse de las murmuraciones y de la
inmortales composiciones dedicadas á las rancunias de los reaccionarios abandonó Es-
desgracias de la guerra. Fernando VII inau- paña y se instaló en Burdeos, donde murió
guró después una era de reacción violenta de á los 82 años.
la cual fueron víctimas todos aquellos sobre La obra inmensa de Goya es de un interés
los cuales pesaba una sospecha de simpatía artístico universal, pero es, esencialmente,
para las ideas liberales. obra española. Y, como dice Teófilo Gau-
La fama de que disfrutaba salvó á Goya tier, «en la tumba de Goya está enterrado el
de las iras de sus superiores. El rey le hizo antiguo arte español, el mundo para siempre
saber que habia merecido « el destierro y, desaparecido de toreros, majas, manólas,
más que el destierro, el garrote », pero le contrabandistas, ladrones, alguaciles, y bru-
•confirmó su título de primer pintordelacorte. i as; todo el color local de España. »

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Don Francisco liaycu.


Museo del Prado. Madrid.
34 MUNDIAL
MUNDIAL 35
36 MUNDIAL

ALFKIÍÍJO KoLi.. - Al liberador José de San-Martín,


La RepMlica Francesa.

Lienzo destinado á ser reproducido en tapicería por la Manufactura de los Gobelinos


para ser ofrecido á la República Argentina en nombre de Francia.

Expue to en el Salón de la Sociedad Nacional de Bellas Artes,


V. CASTELUCIIO. — El miedo. Expuesto en el Salón Nacional.

KMISlSISPfflOmMCM
EKELSALONDE
BELLAS MTBS DE PARÍS
os pintores españoles no son Cardona, López de Ayala, Roger de Egus-
numerosos en este salón. La quiza, Laureano Barrau, Manuel Felin, Flo-
ausencia de Zuloaga es deplo- rensa y Armis, por España; de López Bu-
rable, i Cuanto tiempo estará chardo y del escultor Irurtia, por la Repú-
ausente de este salón el maes- blica Argentina.
tro que tantos triunfos adqui- Los Jardines de España de Santiago R u -
riera en él? ¿ Y Anglada- siñol son célebres ; nos los ha dado á co-
Camarasa, cuyo arte es un nocer y nos enseña á amarlos. Su Claustro
largo poóma en honor de la de Mallorca, su Canal del Generalife, Glorieta
pintura? Antes nos era una y el Jardín del Generalife son encantadores.
alegría encontrar en los muros de la Nacio- La simetría de los tejos en Glorieta es de un
nal las obras de estos dos artistas que efecto curioso, pero nuestra preferencia per-
honran con títulos diferentes, la moderna sonal vá á esta adorable tela: Jardín del Gene-
escuela española. En otro sitio hemos dicho ralife donde el sol se solaza libremente entre
cual es nuestra admiración por Zuloaga y las flores, donde la atmósfera es pura y
Anglada y por esto otro mago de la luz, transparente.
Sorolla y Bastida. Esperemos que quieran Castclucho es uno de los jóvenes pintores
convidarnos de nuevo á nuevas fiestas. españoles que seguimos con más interés,;
En el Salón de este año vemos obras de forma parte de una trinidad que creemos
Santiago Rusiñol, Castclucho, Juan Sala, destinada á un hermoso porvenir; él, Vas-
JUAS SALA. — En el país de tas gitanas.

A. ni: i.A GÁNDARA. — Kdralo. JUA7í SALA. — /i*i ¿í /-^•'-» '^*¡ i^^ ^ilaiia^. Scllun Sacional.
MUNDIAL 39

quez-Diaz y Tito Salas, que encontraremos cualidades. Laureano Barran prosigue la


en la Sociedad de los Artistas Franceses. conquista del sol. Siembra sus rayos sobre
Castelucho expone un cuadro asaz grande, el vestido de colores vivos de su Pescador
representando una bailarina española mi- caíala y sus Saladores d'anxoves son un
mando el miedo. En un circulo luminoso, la excelente cuadro.
bailarina acaba el ciclo de su danza : las ro- Mencionaremos los laudables esfuerzos del
dillas se entre- señor de Ayala
chocan, su? cuyos retratos
brazos, retor- dedos jóvenes
cidos, se mue- m ú s i c a s son
ven en el aire, un encanto.
su gran chai El paisaje
azul tiene vi- convencional
braciones vi- es menos be-
vas. Y toda la llo. ¿ Por qué,
cara expresa el pues, hacer
horror. En el cosa«conven-
fondo, bailari- cional » cuan-
nes y bailari- do lo natural
nas sentados, está ahí, junto
la excitan con
á nosotros?
sus aplausos.
López Bu-
Esto está pin-
chardo e s t á
tado con fuer-
za, á grandes vivamente im-
pinceladas. presionado
Pero hay no p o r Anglada,
sabemos qué á quien pres-
demasiado ta su grueso
perfecta faci- de color, sus
lidad que des- blancos y sus
vía la impre- azules.,. Pero
sión y h a c e ésto es mucho,
que uno sienta atreverse á
no encontrar, abordar u n a
en esta tela, técnica que es
inexperiencias exclusivamen-
y faltas. ¡ H e - te personal y
mos t e m i d o que constituye
tantas decep- u n a persona-
ciones con lidad. K o g e r
pintores q u e de Egusquiza
Ror.Ki.io TmiHTiA. • — Gran cscvlitr argentino^ cuyas obras en el
hicieron gala Salón de Vatis qui reproducimos <n las siguientes páginas son expone una
de una maes- vnanifíianunle aiiviraílas. Muerte de /sói-
ría precoz! da pintada con
brío y franque-
En su hermosa tela Manége espaf^nal Car- za. He aquí un talento vigoroso que nos
<iona ha pintado con mucha gracia una complacemos en admirar de nuevo. Salu-
joven española. Montada en un caballo de demos ahora uno de los más notables
madera, se vuelve mirando al público, lista representantes de la estatuaria moderna :
pequeña escena es de proporción corriente; Irurtia. Este es de los que no engañan.
es el cuadro amable de un pintor que sabe No sin emoción recordamos la primera obra
agradar. que vimos de él : Sérénilé y Torse de
Juan Sala tiene mucho liumor y una pa- lemme son dos obras muy bellas, dignas
leta sana. Su manera parece ensancharse. Su del museo que las conservará. Un día
española de Flirt Andalou está tratada con tendremos ocasión de consagrar á Irurtia
brío. Inspirándose en unos versos de Alin un estudio completo. Los retratos son
Montjardin, Salaba ilustrado esta anécdota, numerosos. Antonio de la Gándara, ]3Íntor
un poco suntuosamente, á nuestro ])arccer, de las elegancias femeninas, obtiene el
€n cuanto á la dimensión. Au pays des éxito á que está acostumbrado. El artista
Giianea se recomienda i)or sus sólidas es fiel á su visión ordinaria, de la mujer. No
R. l u r u T H . — Buflo,
R. IHUKTIA. — Torso de mujer.
42 MUNDIAL

menos fiel á su virtuosidad admirada, Bol-


dini dá esbeltez á los miembros do sus be-
llos modelos, sin piedad y sin cura de las
leyes elementales de la anatomía humana.
;Pero qué le importa '.El', improvisa, ¡y juega
con el pincel como un virtuoso del violín
juega con el arquete. Esta pintura agrada ó
nó; discutirla sería hechar por el suelo mu-
chas convicciones...
El Salón de los Artistas Franceses es, cosa
inesperada, superior, en su conjunto, al de
la Sociedad Nacional de Bellas Artes. Claro
que vemos allí los eternos representantes
de las viejas tradiciones; allí " sucrcries "
insignificancias y muchos cuadros que de-
notan un sentido artístico muy pobre. Pero
al lado de estos " bouche-trous ", vemos
muchas obras interesantes que demuestran
un esfuerzo hacia una renovación de la
pintura. En fin, parece que en ciertos me-
dios artísticos se ha comprendido que el
porvenir pertenecerá á los pintores que
conocen profundamente la técnica del di-
bujo y se inspiran en la luz del sol para dar
color á sus cuadros. Citemos como ejemplo
tipico les Baigneuses de Carrera, obra fuerte,
de una fuerza y de un tecnicismo notables.
Les pintores españoles é hispano-amcri-
canos están magnificamentc representados
en este Salón. Digamos una vez más que la
joven escuela española dá más de lo que
prometía : hoy podemos augurarle una era
gloriosa. Véanse las obras de Tito Salas, Váz-
LÓPEZ BUCllARDO. lieiralo dccoraUvo. quez Diaz, I-^opez Mezquita, Carlos Vásqucz,

PRÓSPERO LÓPEZ BUCIIARDO. — Exptush en el Salen dejas Ariistcus /raneases.


D. VASQUF.Z DÍAZ. — De vtieUa de la fiesta del Cnslo en Tuledo. Salón de los Arhsias franceses.

I), VASIJUI'Z UiAZ. •— La esclava, lixpueslo en el Salmi ilc los Independíenles.


<4 MUNDIAL

CARDONA. — El lio vivo. Socittlad Xiicioiml.

Ribera, Hernántlez Nájera, valioso grupo apiña en sus puertas. Y un ])aisaje de


. de pintores de quienes pueden esperarse infinita belleza donde los árboles y las
producciones soberbias. aguas tienen una coloración viva y encan-
Tito Salas despierta nuestra curiosidad taílora. Una agradable y cxtraiía composi-
por una gran tela en la que ha descrito, con ción de López Mezquita llamará mucho la
toda la libertad de su pincel alerta y fogoso, atención. Por nuestra parte, su asunto trá-
una de sus escenas pintorescas de Bretaña: gico nos parece digno de los honores do
Una procesión saliendo de una iglesia. Este una gran tela. El pequeño rostro del cadá-
cuadro dá pretexto al artista para pintar ver tiene una blanca sonrisa. En la sala
magistralmcnte gran número de bretones y sombría se han reunido los parientes y
bretonas, muy bien obscr\M'IO^ jiictórica- amigos. Unos lloran, otros tocan la gui-
mente y psicológicamcnlr. I,;i ii'.jura del tarra : hay quienes baten palucas para exci-
cura es un peda/o d' iiiiitina ispiritual, tar á la gitana que baila ante el cadáver. Es
como lo es también un K'III'" ''' " ' " o s . y una obra que espeluzna; es un rincón de la
un tocador de acordeón, < ii ¡H' luní i i ] - España sombría y trágica sabiamente pin-
mino. Tito Salas merece UJÚUH nuestros tado.
plácemes. El cuadro de P, Ribera, Nuil.'; d'líapaf^ne, '
Poderoso y admirable es también el se recomienda por sus cualidades realmente
cuadro de Vazquez-Díaz, Rclour de k jéle meritorias. Hay como un perfume de amor
du Christ á, Toledo, l-'n iiiiin'T t ' n n i n o , un en el ambiente de esta obra, un ])erfumc de
joven y una muchacha L;I.II iii~a : en el amor casi oriental y que es uno ele sus
fondo, una iglesia y la multitud que se mejores hechizos.
MUNDIAL 45

EL MES fflSPfflO-MEmCMO
í Centenario de Sarmiento. — parisiense tuvo grandes y merecidos
l'or iniciativa y bajo los aus- elogios para el Sr. Lugones, hacieíido
]5Ícios del Ministro Argentino, conocer, de paso, los progresos maravillo-
Sr. Enrique Larrcta, con gran sos de la privilegiada patria de San Mar-
lucimiento y numeroso público, tín.
se efectuó el tres de abril en lil nuevo Ministerio Mejicano. — A raíz de
la Sala Richelieu de la Sorbona, los últimos sucesos acaecidos en Méjico,el Go-
la reunión en que el ilustre bierno del General Porfirio Diaz ha sufrido un
escritor y poeta Sr. Leopoldo Lugones habló importante cambio Ministerial. Los Srs. de
larga y brillantemente del gran educacio- la Barra, Vera y Estaño!, Domingucz, Sodi y
nista y hombre de Estado de la república ríc- Barroquin entran, porlanueva combinación,
platensc, Don Domingo Faustino Sarmiento. á dirigir,respectivamente, las carteras de Rela-
El Gobierno Francés se asoció al simpático ciones-Exteriores, Justicia, Comunicaciones y
acto enviando en su representación al decano Trabajos Públicos, Instrucción y Bellas Artes,
de la Universidad y Fomento. Los
de Paris, Sr. Lan- s e ñ o r e s Ninan-
douzy. Asistieron dour y Genera!
también con ca- González queocu-
rácter oficial la paban ios ministe-
mayoría de los rios de Hacienda
cónsules sud-amc- y Guerra y Ma-
ricanos y el Em- rina, siguen en po-
bajador de ]'"s- sesión de sus car-
pafla, Sr. Pérez teras respectivas,
Caballero. El Sr. Paso de un ami-
Lugones, con la sión chilena para
erudición ipic te- el Japón. — De
dos a(hnii';unos, ])aso para el Ja-
hizo conocer al ])ón, á donde lo
selecto ]) ú b 1 i c o lleva una impor-
que colmaba el ianíc misión do!
anfiteatro, la in- (¡übierno de Chile,
teresante vida está en Paris el
del que echara Sr. A l f r e d o de
en la Argentina Yrarrázabal, emi-
las ])rinieras ba- nente personali-
ses del s i s t e m a dad en el mundo
educativo que ])ülitico y literario
hoy honra á esc (lo Santiago. An-
admirable ])aís' tes de partir para
Toda la prensa. Señor h'i'ilerico (rtiiiilxia su destino, el Sr.
/lustre literato y diplonuHlco mejicano.
46 MUNDIAL

de Irarrázabal ha visitado España é Ingla- espontáneas manifestaciones de simpatía por


terra. la de la numerosa colonia uruguaya, ha sido
El Sr. Federico Gamboa. — El Gobierno recibido' el Doctor Williman, cx-presidente
de Méjico ha enviado á España al Señor de la República Oriental del Uruguay.
Federico Gamboa, eminente escritor y Fallecimienlo del Sr.' Piñeiro. — Acaba de
h o m b r e pú- fallecer en esta
blico, con el ciudad, donde
cargo de Em- desde hace
bajador extra- mucho tiempo
ordinario ante residía, el no-
la c o r t e de table escritor
Alfonso X I I I , cubano Sr. En-
en la que fué re- rique Piñeiro,
cibido con par- uno de los
ticulares mani- que más con-
festaciones de tribuyeron á
simpatía. El lalndependen-
rey le conde- cia de Cuba,
coró con la miembro en la
Gran Cruz de primera revo-
Alfonso X I I . Los funerales de la señorila In¿s de Morra, hija de los marqueses lución liberta-
Ha pasado por de Morra. dora y autor de
Paris en viaje varias o b r a s
para La Haya y Bruselas á donde vá á interesantes, entre ellas una sobre el poeta
presentar sus credenciales. En esta última Lenéa, otra sobre Hcredia, el autor de la
ciudad fijará el Sr. Gamboa su residencia. Oda al Niágara, y un estudio sobre el
El Dr. Williman. — Con sincera cordia- Romanticismo en España.
lidad por parte del Gobierno Francés y Fallecimienlo de la Señorila de Morra. —
Ha fallecido en esta ciudad la distinguida
y bella señorita Inés de Morra, hija de los
marquesas de Morra. Sus afligidos padres
recibieron muestras de condolencia de la
familia real de Italia, v rlc la aristocracia
italiana y francesa, lo mismo que de las
mejores familias de Buenos Aires, de donde
í ra hija muy apreciada.
Parlida del Síñor de Mier. — Con mo-
tivo de la enfermedad de su hijo Ber
nardo, partió para Méjico el Señor Dv.,.
H- S. de Mier.
lín/crmcdad del Sr. Pérez Caballero. — El
Señor Pérez Caballero, embajador de Es-
paña en esta ciudad, ha sufrido una deli-
cada operación ; felizmente, tenemos noti-
cias de que se encuentra en vías de completo
restablecimiento.
Trío musical mpi.ñol. — Los jóvenes Saba,
Infante y N'cla. tres notablí , c ¡i ( utantes
S. E. Don Juan Pérez Caballero.
Minislro de líspafía en Paris. españoles de gran porvenir, han dado un
MUNDIAL 47

concierto en la sala Gavcau con


gran aplauso del selecto auditorio.
• Fiesta dada por un artista español
en su estudio. — El pintor español,
tan conocido en París, Juan Sala,
obsequió con una fiesta encantadora
en su estudio, á varias familias de la
colonia argentina y española.
Entre los invitados se encontraba
el embajador de España Sr. Pérez
Caballero y Señora, y varios miembros
de la embajada.
Unenlacebrasieño-argentino. Se veri-
ficó el mes último, y íueron los desposa-
dos elScñorPortaiiay laScñora Caries. Señores Sala. Infanle y Vela, notabilidades imisicalcs españolas.

EnlacePoiiana-Carle!;. Los novios saliendo del templo. La concurrencia á. la puerta de la iglesia.

Fiesta dada por el pintor Juan Sala en su estudio, á la cual asistieron el embajador de España y otris
personalidades de las colonias española y americana.
48 MUNDIAL

Notable violoncelista ar-


gentina. — La señorita
Sofía Hastihgs, que en
la matinée musical efec-
tuada en la sala de la
Société Franfaise de Pho-
tographie, se ha revelado
como una virtuosísima
violoncelista.
El ieátro cutí lán en
París. — Con un cxito
ruidoso se ha represen-
tado recientemente en el
teatro del " Palais Roj'al"
de Paris, á cargo de la en-
tidad " Nouveau Thtátrc
d ' A r t " y bajo la dirección
del eminente actor Louis
Bourn^-, la obra Les Pies
(las Urracas) del célebre
dramaturgo catalán Igna-
sio Iglesias, cuidadosa-
mente vertida al francés
por Geoi'gesBillottc.Irma
Pcrrot y Gabriellc Fleury,
las dos celebradas actrices
cuyos retratos reprodu-
cimos contribuyeron, en Señorita Sofin Hailmgs, cuyo talento de violinista fué una verdadera reve-
lación tn el conciaio celebrado en la Sala de la rué Clichy, dirigido por su
mucho, por su labor im- profesor Gastón Coutras.
pecable, al éxito de la
obra.

Irma Perroi Ignacio Iglnias, dramalur^p calaliin. Gahrielle l-leury.


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Desde las Torres de Nolre-Vame.
MUNDIAL
feíel^.. 51

La Catedral de Pans en el mislerio de la noche.

E aquí el crepúsculo. El cielo toma un tinte rojizo. El abejéo de las vías humanas
se acentúa. Monsieur se viste, Madame inspecciona singularmente sus cabellos,
sus hombros, sus ojos y .sus labios. Los « autos » vuelven del bosque como una
enorme procesión de veloces luciérnagas. La ciudad enciende sus luces. Se
llenan las terrazas de los bulevares.
y se deslizan las íáciles peripatéti-
cas, á paso parisiense, en bu.sca de
la buena suerte.
Los anuncios luminosos, á la
Vanqui, brillan fija ó intermitentemente en los edificios y
'os tziganos rojos comienzan en los cafés y restaurants
^Hs valses, sus cake-wals, sus zardas, y su hoy indispensable
^3ngo argentino, — por ejemplo : Q^dero papila.
Un pintoresco río humano vá por las aceras, y la « tira-
•^ía del rostro » que decía Poe, se vé por todas partes. Son
Roclos los tipos y todas la razas ; los yanquis importantes
^ imponentes, glabros y duros; los levantinos, les turcos
^ los griegos, parecidos á algunos sud-americanos ; los
^^liinos, los japoneses, y los filipinos con quienes se
Confunden por el rostro de Asia; el inglés que enseguida se
define ; el negro, de Haiti, ó de la Martinica, afrancesado
^Sumanera, y e l d e los Estados-Unidos, largo, empingo^
•botado y simiesco, alegre y elástico, cual si estuviese El sueño del rio.
La Opera, de noche, en iota gala.

siempre en un perpetuo paseo de la torta. Y el italiano, y el indio de la India y el de las Américas, y las
damas respectivas, y el apache de hongo y el apache de gorro, y el empleado que vá á su casa, y la gracia
de la parisiense por todas partes, y todo el torrente de Babel, al grito de los « camelots », al clamor de
las trompas de automóvil, al estrépito de ruedas y "cascos, mientras las puertas de los establecimientos
de diversión ó de comercio, echan á la calle sonora sus bocanadas de claridad alegre.

El « morne » Sena se desliza bajo los históricos puentes, y su agua refleja las luces de oro y de colores
de puentes, barcos y cha- . . lanas. El panorama es de
poesía. En el fondo de la noche calca su H de piedra
sombría Notre-Dame. De las ventanas de los altos
pisos sale el brillo de las lámparas. En la orilla
izquierda del gran río pari- siense, por donde hay aiin
gentes que sueñan, artis- tas y estudiantes, el moví-
miento en la luminosidad de bulevares y calles, se
acentúa, y « autobuses » y tranvías lanzan sus sones
de alerta. Mimi, moderni- zada, pasa en busca de,
sonríe por, ó vá del brazo con Rodolfo, el Rodolfo
del vigésimo siglo. Ya no se vé entrar á las ccrvc-
cerías y cafés el beyel do antaño, y junto alas mesas
se oyen tanto como el francés las lenguas extran-
jeras, sobre todo los varios castellanos de la América
nuestra. Un japonés de sombrero de copa flirta
con una muchacha rubia ; un negro fino y platudo
se lleva á la más linda bai- ladora de Bullier. Aunque

J
lintre dos luces.
54 MUNDIAL

Vista fantástica del Moulin Rouge,

Bullier no sea ya como antes, á él acuden los que gustan de la danza en el país de los escolares,
Así, después que ha pasado la comida en la taberna del Panteón para unos, para otros en « bouillons » ó
« crémeries » propicios á la economía ó á la escasez, es á Bullier donde principalmente se dirijen, como
no sea á algún cine, ó «cabaret » de cancionistas. Después los cafés se llenan, los discos de fieltro se
inultiplican en las mesitas ; hasta que el vecindario que tranquilo duerme, se suele despertar por la
madrugada, á los cantos en coro de los noctámbulos.
En la orilla derecha, por la,enorme arteria del bulevar, los vehículos lujosos pasan hacia los teatros ele-
gantes. Luego son las cenas -^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^ en los cafés costosos, en
donde las mujeies de ^^^K^^^^KKtKMKKKKaKKm <^undo que
altamente se ejercen en su MS^^^^^^^B^BB^B^SSBBSSg^ tradicional oficio de des-
El ^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^1
un ^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^H
^^^^^^^^^HM^^^^^^^^^^^^H aunque
rastacuerismo vá en deca- ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ K 'f^^^^^^^^^^^^H dencia,
trar un ejemplar que man- I^^H^^^^^KA]^^^^^^^^^^^^!
Cerca de la Magdalena ^^^^^^I^^HÍHÍ^^^^^^I^I^I ^ '^'^ ^^ Plaza de la Con-
cordia, está el lugar famoso |fl|B^|^^^^^HHH^^^^^^^H V^'^ ^^ pluma
un comediógrafo. Allí ^^I^^^^H^^^^^^I^^^^^^^H " ^^^^^ enarbolan
más fastuosos penachos, ^^^^^^HlJ^^^^sH^^^^^^^^^B presentan las más osadas
túnicas, aparecen forradas ^^^^^^^HUi^^^i^K^^^^^^^^H academias, ó traficantes
figurines, para gloria de ^^I^^^^^^IH^H^^^M^^^I «boite » y regocijo de
viejos verdes, anglosajones ^^^^IHl^^^^^^^^^H^^HaRÍ ''°^°^ ^ universales efebos
de todos colores, poseídos ,alHl!^^HI^H^IIHiil^^^HB^Eíi^E del más imperioso de los
pecados capitales, bajo la urgente influencia del
MUNDIAL

üos cabarets monlmartrenses

fixtra-dry. Allí, como en tales ó cuales establecimientos de los bulevares, se consagra la noce verda-
deramente parisiense, para el calavera de Paris, ó d'ailleurs, que cuenta con las rentas de un capital, ó
•^on los productos de una lejana estancia, puesta, hacienda, rancho, fundo ó plantación.
Por la calle del íaubourg Montniartro y de Notre-Dame-de-I,orettc, asciende todas las noches una
Procesión defiesteros,tanto cosmopolitas como parisienses, afectos al Molino-Rojo y alas noches blancas,
-^^adie tiene ya recuerdos literarios y artísticos para lo que ora antaño un^reíugio^de artistas y de literatos.
A.demás, se sabe ya la ' mercantilización del Arte.
Pero existen Montoya y otros que no quieren que
'a Musa atropellada ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ _ ^ ^ _ _ _ _ ^ _ ^
Lo para la ^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^H sagrada
es la de ^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^H ^^^
y de apachas de ^^^^^^^^^H^^^^^^^^^^^l Cuando
llega ya la ^^^^^^^^^Hi^^^^^^^^^^H ^^^ Molino-Rojo,
la experiencia de ^^^^^^^^B^^^^^^^^^^^^H ^^^'^^ acompañada de un
Poco de razonamiento, ^^^^^^^^^m^Mm^^^^^^^^^^^m cabaret
se es ^^^^^^^^^^^^^^I^^^^I^^^H llegado con cheques
en bolsillo, ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ entra estableci-
'iiientos llenos de som- kings relucientes de orfe-
'^rería, adornados de cha- cspaldas esbeltas y man-
tios por el rojo de los tziganos, y en donde la
botella de champaña obli- gatoria se ostenta en la
'leladera.
Estas son las casas con nombres de abadía rabele-
^6 MUhWIAL
siana, ó de roedor difunto. Allí los indispensables violinistas hacen bailar á las hetairas, ó heteras, que
convierten en champaña los luises de los gentlemen ciertos ó dudusos; danzarines de España, ó de Italia,
ó de Inglaterra, demuestran las tentaciones de las jotas, garrotines, tarantelas, ó «gigues » ; M. Berenger
no estaría muy tranquilo desde luego, si presenciase tales ejercicios coreográficos ; y sobre todo cuando
las machichas brasileñas 3'los tangos platenses son interpretados con fioriture montmartresa, exagerando
la nota en un ambiente en que la palabra pudor no tiene significado alguno. Pero como esos centros
no son para las niñas que comen su pan en tartines, como aquí se dice, están en tales fiestas á
sus anchas quienes vienen de los cuatro puntos del mundo en busca del fabuloso París eternamente
renombrado como el paraíso de las delicias amorosas y de los goces de toda suerte. Apesar de lo que se diga,
el amante de la diversión y del jolgorio, para los derrochadores del dinero y de la salud, un i m á i iresis-
tíble. El chino en su China, el persa en su Persía, el más remoto rey bárbaro y negro que haj'a pasado
por el paraíso parisiense, recordará siempre sus encantos y pensará en el retorno.
Es que, si en cualquier gran ciudad moderna puede encontrarse confort, lujo, elegancia, atracciones,
teatros, galantería, en ninguna parte se goza de todo eso como en París, porque algo especial circula
en el aire luteciano, y porque la parisiense pone en la capital del goce, su inconfundible, su singular,
su poderosísimo hechizo, de manera que los rej'es de otras partes, reyes de pueblos, de minas, de algo-
dones, de aceites, ó de dolares, á su presencia se convierten en esclavos, esclavos de sus caprichos, de sus
locuras, de sus miradas, de sus sonrisas, de su manera de andar, de su manera de hablar, de su manera de
recojerse la falda, de comer una fruta, de oler una flor, de tomar una copa de champaña, de oficiar en
fin como la más exquisita sacerdotisa de la diosa « hija de la onda amarga », patrona de la ciudad de
las Ciudades, y cuyos devotos y peregrinos habitan todos los países de la tierra.

París nocturno es luz y único, deleite y armonía; — y, helas! delito y crimen... No lejos de los
amores magníficos y de los festines espléndidos, vá el amor triste, el vicio sórdido, la miseria semidorada,
ó casi mendicante ; la solicitud armada, la caricia que concluye en robo, la cita que puede acabar en un
momento trágico, en el barrio peligroso, ó en la callejuela sospechosa.
Más los felices no se percatan de estas cosas. Los que van al bar elegante en un 40 H.P. no piensan
en el proletariado del placer. Ni el extranjero pudiente viene á fijarse en tales comparaciones. El ha
venido con la visión, con el ensueño de un París nocturno, único y maravilloso. Halla todo lo que necesita
para sus inclinaciones y sus gustos. Sabe que con el oro todo se consigue, en las horas doradas de la
villa de oro, en donde el Amor transforma ese rincón de alegría, en donde hace algunos años todavía so
soñaban sueños de arte y se amaba con menos desinterés. Aún los tiempos del Chat noif se recuerdan
con vagas nostalgias. Se dice que los artistas de hoy, los mismos artistas ! no piensan más que en la ganancia,
y que el asno Boronali, del Lapin Agüe, es el único artista verdaderamente independiente. Así, los hombres
cabelludos y con anchos pantalones y con pipas, que se ven por Montmartre, no son ni artistas siquiera. El
talento mismo, en ellos no es ciego ; no lleva venda ; cuando más, un monóculo, que por lo general
es un luis de Francia, una libra esterlina, ó un águila amaricana. Y ese amor que no ciega, en París se
vé mejor de noche que de día.
RUBÉN DARÍO.
CRÓNICA MUNDIAL
M M JS

La Champagne e n revolución. proceder simplemente á la represión rigu-


rosa del fraude, los viticultores del Marne se
Graves desorciones tuvieron lugar en reunieron y, guiados por los profesionales de
Champagne, región vitícola francesa. Al la violencia, saquearon, quemaron, pillaron,
saber, que el Senado francés había adoptado destrozaron hectáreas de viñedos, etc. La
una orden del día invitando al gobierno á tropa, llamada á toda prisa, fué casi impo-
suprimir las limitaciones regionales y á tente para contener esta verdadera revolu-

La mani/esUiaón de los " vignerons ", (>;•»./)() de veteranit

\ 5

IJna " cruzada ", J.ús mas decididos de los nianifesta.nies.


MUNDIAL

Visitando lo destrozado por los "vignerons ".

Una leyenda... gráfica contra la República.


MUNDIAL 59

Los manifestantes ante una prefectura de la Champagne.

Un rincón del reino de Baco.


6? MUNDIAL

Viaje de Mr. Fallieres á Túnez. Autoridades Tunisinas adelantándose al recibimiento de Mr. Fallieres.

ción que hubiera ciertamente tomado pro- Jas casas Gallois, Grandin, Cornot, Aubert,
porciones más grandes todavía si el gobierno Dupont, D. Ayala, Besserat y Couvreur fue-
no se hubiese decidido á intervenir rápida ron saqueadas. Verdaderos ríos de champaña
y vigorosamente. corrían por los caminos. Mas de quince mil
En el curso de estos acontecimientos soldados ocupan todavía la región vitícola,
trágicos, el castillo de la familia Bissinger, donde parece que vuelve á reinar la paz ;

El presidente saliendo con el Bey del Bardo.


MUNDIAL 6i

La insurrección' en México. Un campamento de insurrectos.

El proceso de ¡a Camorra en Viterbe, (En las cajas los camorristas.)


62 MUNDIAL

uno de los hermanos del jefe revolucionario


Madero, recibió una herida mortal.
El presidente Díaz, á pesar del cariz de
los sucesos, es muy optimista y está seguro
de poder reprimir, dentro de poco, esta
guerra civil. Esto no impide para que el
gobierno norte-americano tome medidas de
precaución enviando tropas á la frontera
mexicana. La intervención de estas tropas
solo se hará sentir en el caso de que los rebel-
des busquen refugio, durante el combate,
en territorio norte-americano.
El P r o c e s o d e l a Camorra.
Después de haberse, con muchos esfuerzos,
constituido el jurado que debía juzgar á los
camorristas de Viterbe, los debates pudieron
empezar y proseguir á pesar de los muchos
incidentes que sobrevenían. Los acusados
estaban encerrados en una gran jaula de
hierro y de madera. Su acusador, que había
sido uno de los suyos, Abbatemaggio, apa-
rece en una jaula más pequeña, ante la cual
hace la guardia un carabinero. Continua-
mente insultado y amenazado por sus anti-
guos compañeros, Abbatemaggio no se
contiene y ruge y se enfurece. El principal
personaje de este proceso es, sobre todo,
MME ANNA ROGSTADT. — Diputado del parlamento
Noruego. el,.« maestro » Rapi, ordinario de círculos
clandestinos y prestamista, á cuya instiga-
ción, según parece, fué debido el asesinato
estas tropas no abandonai'án sus puestos de los esposos Cuoccolo con los cuales es-
hasta que se tenga la seguridad'de que tales taba en competencia de negocios. Después
hechos no pueden volver á producirse. de muchos debates, las vistas se han sus-
pendido para ser renovadas en breve.
El P r e s i d e n t e d e l a R e p ú b l i c a Fran^
cesa en Túnez.ñ L a p r i m e r a m u j e r diputado.
r M. Fallieres se embarcó el i5 de Abril El feminismo hace cada día, en el mundo
en Tolón, á bordo del FénVé para hacer un entero, nuevas conquistas. He aquí que, por
viaje á través de Túnez. Las escuadras ita- primera vez, vése á una mujer diputado. En
liana é inglesa, un buque español y otro
ruso se reunieron en Bizerta para saludar al
Presidente en nombre de Victor-Emmá-
nuel III, de Jorge V, de Alfonso X I I I y de
Nicolás II. Por todas partes donde ha estado,
en este viaje, M. Fallieres ha recibido una
acojida entusiasta, aunque el esplendor de
los fiestas y recepciones que se han dado en
su honor hayan sido, las más de las veces,
desfavorecidas por la lluvia.
Otra vez en París, el Presidente Fallieres
se está preparando de nuevo para realizar
un viaje a Bélgica.
Los sucesos de México.
La guerra civil ha estallado en México,
siendo causa de aguerridos combates entre
los revolucionarios y las tropas guberna-
mentales, en Aguaprieta, San-Bartolito y El túnel de Lasíscliberg. Equipos de trabajadores
Casas-Grandes. En este último combate. con/ralernízando.
MUNDIAL 63

En la Guinea. — Indígenas en sus canoas.

efecto, el 17 de Marzo último, la señora de una línea de ferrocarril que comunicará


Alina Rogstadt tomó asiento en el Stor- Berna con el Simplón : lo que es un beneficio
thing noruego, entre los representantes del considerable para el tráfico internacional.
pueblo. La mujer diputado fué saludada ca-
lurosamente por sus compañeros y el pri- U n a estratagema en Guinea.
mer discurso de Anna Rogstadt le sirvió para El capitán Toiiaj^ el teniente Bomand
declararse « partidaria de la paz y de los y varios soldados franceses cayeron. en una
tribunales de arbitraje » y para « expresar estratagema que los fanáticos rebeldes de
la esperanza de ver pronto desaparecer la Guinea les habían preparado. Con el enga-
guerra y los ejércitos de la misma manera ñador pretexto de firmar con los represen-
que el derecho del más fuerte ha desapa- tantes de Francia un tratado de paz y de
recido ante el derecho racional y la legali- alianza, hicieron ir á los soldados franceses
dad ». hasta la mezquita de Coumba, donde una
horda numerosa los descompuso á sablazos.
A p e r t u r a de u n g r a n t ü n e l . Algún tiempo después, el capitán francés
Laussir daba á estos indígenas una lección
Después de un trabajo que ha durado
que seguramente les será provechosa y que
exactamente 1492 días, los dos equipos que
evitará, seguramente, que se repitan seme-
trabajaban en el túnel de La3tschberg— de
jantes hechos.
14.536 metros de largo — se encontraron en
la noche del 30 al 31 de Marzo. Abierto al El n u e v o g o b e r n a d o r de A r g e l i a .
través de las peñas de los Alpes Berneses, Al siguiente día del en que M. Briand aban-
este enorme subterráneo permite la creación donaba la presidencia del consejo de niinis-

Guinéa. — Palacio del Gobernador'


64 MU K DI AL

bajo el punto de vista político, la gran cues-


tión del día en Italia.
El nuevo consejo de ministros, presidido
por Gioliotti cuenta con personalidades polí-
ticas de primer orden.

El " m a t c h " d e los dos S a m s .


El 1° de Abril, en el circo de París, se dis-
putó un gran match de boxeo entre Sam
Langford y Sam Mac Vea. El que ganara
la prueba debía desafiar al campeón del
mundo Jack Johnson, pero por una decisión
incomprensible del arbitro, la sanción match
nul fué pronunciada. Este veredicto no
tuvo lugar sin acerréar violentas ]3rotcstas
del público ya que, según el parecer de todos
los espectadores, Sam Langford tuvo siempre
M . LUTAUD. Nuevo gobernador de Argelia.
la ventaja. Incluso se ha añadido que había
hecho trabajar mucho á Sam Mac Vea y que
hubiera podido obtener, con ba.stante íaci-
tros, en Francia, M. Jonnart, gobernador de hdad. e\.knock-out.
Argelia, dimitía su cargo. M. Jonnart será Lo que.sucede es que esas exhibiciones poco
reemplazado por M. Lutaud, ex-prefecto del sinceras hacen gran mal al deporte del boxeo
•departamento del Ródano. y si se continúa organizando machts de tan
indecisos resultados, el entusiasmo del pú-
El n u e v o u n i f o r m e d e l e j é r c i t o blico decrecerá de una manera rápida. Aña-
francés. damos que jamás se había visto en Francia,
Hánse hecho diferentes ensayos para como se ha visto por el match de Sam Lang-
transformar el uniforme del ejército francés. ford-Sam Mac Vea, que un torneo de box
I I famoso « petit-pioupiou " desaparecerá produjera, en la taquilla, mas de loo.ooo fran-
probablemente para dejar el sitio á un sol- cos de entradas.
dado vestido de una manera completamente
distinta. La caballería sufrirá, en su uniforme,
cambios también radicales, como nuestros
lectores lo pueden ver por las fotografías
que publicamos.

Rusia envia un u l t i m á t u m á China.


A consecuencia de haber negado China
la libertad comercial á los subditos rusos
residentes en Mongolia así como la funda-
ción de diversos consulados rusos en esta
región, las relaciones entre Rusia y China,
en un momento dado, fueron un poco hos-
tiles. Ante los procedimientos dilatorios de
China, Rusia envió al gobierno del celeste
Imperio un ultimátum preciso y urgente,
obligándole á acceder á sus pretensiones.
Este acto enérgico valió al gobierno ruso la
respuesta favorable que apetecía.

£ 1 c i n c u e n t e n a r i o de la u n i f i c a c i ó n
italiana.
Italia ha celebrado con grandes fiestas el
cincuentenario de los principales hechos por
los cuales se llevó á cabo la unidad de la jDe-
nínsula italiana. Estas fiestas sobrevinie-
ron en plena crisis ministerial.
El ministerio Luzzatti cayó á consecuencia El nuevo uniforme en el ejércilo francés. Caballería é
de la discusión de la reforma electoral que es, Infantería.
INAUGURACIÓN DE LA EXPOSICIÓN DE ROMA
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41 Hl^
^^¿^ mUí^mí^i

•*»á^£: >.:

La Reina Madre ile Italia


mi
visitando la Exposición.
I

Los Soberanos de Italia y el Duque de Connan-ght visilando la Exposición. Vista general.


66 MUNDIAL

Llegada d Roma del Rey Gustavo de Snecia. El cortejo en las calles de Roma.

Inauguración oficial de la Exposición de Bellas Artes.


MUNDIAL 67

Los herederos del trono de Alemania, acompañados del liey de Italia, visitando el Forum romano.

F.l Rey y la Reina de Italia llegando al Capitolio.


Qtiise reñir con el viejo, d guien eché por tierra....

iiiiiiiimj|¡iiiiiiii|¡i¡iiiim|i

^t NOTICULAS |4t
El miércoles recibí papeles é instrucciones
en el Ministerio del I n t e r i o r ; y el jueves salí
VIAJIÍ 71TÍI- AI.TO ORINOCO p a r a la G u a y r a d o n d e m e e m b a r c a r l a esa,
t a r d e , á b o r d o del Manzanares, rumbo á
I, s á b a d o , \ í s p e r a del C a r n a v a l Ciudad Bolívar.
de 1905, como á las diez de la T u v o q u e deshacerse á t o d a c a r r e r a nues-
m a ñ a n a recibí un d e s p a c h o tro hogar, el viejo h o g a r roto desde 1892
telegráfico. E l Secretario Gene- con la muerte de nuestros padres, y que
ral del P r e s i d e n t e m e l l a m a b a , acabábamos de reconstruir, teniendo como
p o r ese t e l e g r a m a , al Palacio níi-,leo á nuestra hermana Isabel. Pero el
de Miraflores. I n m e d i a t a m e n t e viento del destino nos separaba de nuevo.
salí, t o m é un coche, y m e Isabel partiría con Osear para Europa. Se
dirijí á la m a n s i ó n presiden- quedaría en Holanda, con Humberto, y
cial. E l Secretario m e iníoi-mó Osear regresaiíi á ocuparse en trabajos de
q u e el Oral. Castro m e n o m b r a - agricultura, en finca de nuestras propiedades.
b a G o b e r n a d o r del Territorio A m a z o n a s . En cuanto á los demás, Augusto, Haroldo
Me alegré m u c h o ; y a la creo ! E n c a s a p a - y yo debíamos internarnos en el antiguo y :
s a m o s u n c a r n a v a l de lo m á s d i v e r t i d o . N u e s - fabuloso paíi del fabuloso y antiguo Dorado. ,'
t r a s v e n t a n a s caían p r e c i s a m e n t e al corso Luego de cinco días de navegación ama-
ó calle del C a r n a v a l . Así, p o r las t a r d e s , necimos una mañana frente á Ciudad Bolí-
grupos de r n u c h a c h a s a m i g a s d6> n u é s í t a • var. l,a capital de nuestra Guayana, vista
h e r m a n a Ysabel, s e . e n í S c i n a b a n en las ven- desde á bordo, en la bruma del amanecer, con
t a n a s , í e s t o r á i d o l a s , i l u m i n á n d o l a s , alegrán- sus torres blancas, sus casas blancas, sus
dolas. U n a noche h a s t a se bailó ! contornos áridos y en e! fondo una pirámide
MUNDIAL 69

berroqueña, aparecía en el horizonte, acu- cuatro marineros. En otra embarcación iba


rrucada sobre una roca, orillas del famoso río. acompaiiándonos un joven cauchero de Río
El buque se vá acercando lentamente. La Negro quien, por su baquía de aquellos para-
Ciudad coronada de azoteas, se divisa mejor. jes fué muy útil durante la travesía.
Parece una ciudad árabe ; y hasta me recuer- Poco más de medio día, á cosa de la una,
da vagamente, sin que sepa como, el panora- atracó la piragua en sitio favorable. Los
ma de Jerusalém, visto no sé cuando, no sé indígenas prepararon nuestro almuerzo, que
donde. devoramos á la sombra de copudos árboles.
Aquella ciudad que veía por primera vez, No bien se almorzó, partimos. La tarde fué
evocaba en mi espíritu recuerdos patrióticos. magnífica. El viento soplaba de firme. La pi-
Allí se combatió con rudeza por la nacio- ragua volaba. Navegábamos cerca de una
nalidad. Allí, se fusiló á Piar en 1817. Allí se orilla é íbamos como es de suponerse, viendo
fundó la gran Colombia en i8ig. Ala belleza tierra de un lado. Por el opuesto lado se ex-
del paisaje se reunía la belleza de la historia. tendía el Oricono, inmenso, reverberando al
Pisé tierra bajo los más gratos auspicios. sol, como un río de plata y de oro, hasta per-
La estadía fué pi^olongada, sin pensarlo ni derse de vista en el horizonte.
quererlo, en los preparativos de una inter- De la vecina selva partían de vez en
nación en las soledades del Alto Orinoco. Cuando con un pesado vuelo, bandas de gar-
Tuvimos que lamentar una desgracia con que zas i'óseas, de un rosa pálido, y albicantes
se iniciaba la expedición, siendo la primera garzas de nieve. Otras veces mirábamos de
salpicadura roja de esta odisea que iba á pié, sola, meditabunda, en actitud de cigüeña
acabar en sangre. Arvelo-Larriva que debía sobre una piedra en medio del agua, una
juntarse con nosotros en Ciudad Bolívar garza impoluta, como cristalización de espu-
para acompañarnos al Territorio, de que ya mas clarísimas. En ocasiones eran verdes
era conocedor, tuvo un lance personal con vuelos estridentes los que partían de la selva :
el propietario del Hotel donde vivíamos y lo vuelos de pericos, de loros ; y cuando menos
tendió muerto de un balazo. La multitud, lo pensábamos una bandera caprichosa, azul,
furiosa, penetró en el Hotel dando gritos y rosada, verde, i'oja y amarilla abigarraba
amenazándonos á todos. A duras penas pu- el cielo con sus múltiples colores. Era que
dimos salvar á nuestro compañero y salvar- nuestro barco asustaba las guacharacas.
nos nosotros mismos de las garras enfurecidas Como á las siete do la noche, claro toda-
del populacho. vía, arribamos á un islote de arena, en el
Por fin partinros hacia el Territorio Ama- centro del río. Allí debía pernoctar. Mientras
zonas con el dolor de dejar á Arevalo Larriva los indios preparaban de comer y los demás
en la cárcel, á bordo del vapor Apure que nos tendíamos envueltos en nuestras cobijas,
nos condujo hasta Calcara, pueblecito pe- ó capotas, sobre la tibia arena que debía ser-
cuario, rudimentario y pintoresco, situado virnos de lecho aquella noche bajo el claro
á la margen izquierda del Oricono, frente á la cielo tjue empezaba á estrellarse, Benavides
dcscnbocadura del caudaloso Apure, Aquí Ponce se dio á recorrer la ínsula. Encontró
es donde coinicnza lo épico de la odisea. cosas blancas que parecían huevos inmensos.
Hasta aquí hubo música y champaña y Partió una de acjuellas cosas blancas de un
compañía de innúnreros. caragucños que .se machetazo y de la cosa blanca salió una cosa
enderezaban á los llanos de Aupre; pero noso- obscura, \'iva, cliillona, amenazando, mor-
tros tuvimos que abandonar el vapor en Cal- diendo ; un cainiancito que brotaba del
cara y proseguir la navegación en piragua, cascarón con todos los instintos de su espe-
tripulada por indios, á vela y á remo. cie y de algunos ejemplares de la nuestra.
Una mañana á cosa de las nueve partimos. Benavides nos llamó á gritos : acudimos,
Era de día radiante, soplaba un viento pro- empezamos á romper cascarones y á ver
picio, y la piragua desplegó su única vela y salir pequeños monstruos. Aquí estábamos
orguUosa y feliz empezó ti roinontar la co- de la diversión cuando á un demonio de indio
rriente. No tendría el barquichuelo más de se le ocurrió decir que la caimana madre no
ocho ó diez metros de largo, por dos y medio andaría lejos y que no era de extrañarse,
metros de ancho, en lo más ancho, y cala- durante la noche, su extemporánea visita.
ría ó lo sumo dos pies. Iba allí. Dios sabe cómo, El gozo se fué al pozo. No faltó quien mani-
bajo provisional y arqueado techo do palmas, festara cjue cumplía recibir cortesmente, en
toda la expedición ; mis hermanos Augusto nuestro provisional domicilio, á la señora
y Haroldo, Francisco Alvarado, que iba á Caimana, madre de tan bien dentados gar-
ser mi secretario, Rafael Benavides Ponce, zones ; pero en puridad de verdad la noche
qi>e se volvió un poco más adelante, y un no debería ser muy regalada para quienes no
criado ; con más el patrón del barco y tienen la costumbre de los tibios colchones
yo- MUNDIAL

de arena, bajo el cielo estrellado, al arrullo del En frente de nosotros, más allá del río, .se
Oricono, ni de recir la agradable sorpresa de extendían las pampas de Guárico, los dila-
una caimana madre á quien se ha destruido tados llanos del suroeste de Venezuela. Y los
en la cuna, sus más tiernos infantes. llanos y el río y el cielo y la selva, todo co-
Con el alba partimos. El paisaje, ya cono- menzó á iluminarse de súbito á la luz de los
cido nuestro, nos distrajo menos que el día relámpagos, no de fugaces relámpagos, sino
anterior. La carne, ya no fresca, hubo que de relampagazos lentos, vastos, magníficos.
comerla salada. Y empezó el hastío sino á sen- Era un espectáculo nunca visto por nuestros
tirse á presentirse. Para distraerlo nos diver- ojos, \' que nos sobrecojía de espanto y nos
timos en ensayar nuestros winchesteres, llenaba, al propio tiempo, de encanto. El
contra los ruidosos 3' burlescos araguatos que cielo se abría, al Este, cada medio minuto,
á la vera del río cabriolaban en los árboles ; y y de aquella apertura, salia no un zig-zag
que á la vista ó al rumorciUo de nuestra em- de oro, no una raj'a de fuego, no un chorro de
barcación rompían á chillar, alborotando la luz, sino una pálida y luenga llamarada
selva Y se escapaban á toda prisa saltando que se espaciaba, iluminaba toda la pampa y
de mata en mata. Su piel, color de azafrán, reverberaba en el solemne río, cuyas aguas,
rojeaba entre los verdes follajes, en la carrei'a de turbias, corrían trocándose en aguas de
á saltos que emprendían por las copas de los topacio. El espectáculo duró como una hora.
árboles. Luego rompió á llover. Las gotas de lluvia,
Estos monos cobrizos me hicieron pensar, gruesas, pesadas, repicaban sobre las tendi-
! quien lo diría ! en Víctor Hugo. El poeta, sin das cobijas. El Orinoco rujia como el mar.
haber de juro, contemplado una aérea fuga La naturaleza nos hacía la revelación de toda
de araguatos, á orillas del Oricono, supo, si no su fuerza y magnificencia. Era imposible no
pintarla, sujerirla, cuando evocó los Duen- pensar en la infinita pequenez del hombre
des en alguna de las más preciosas Orien- ante aquella potencia de los elementos. Y sin
tales. Y hasta que no vi monos, 3'endo 5' embargo, el átomo, el infusorio humano
viniendo de rama en rama, por grupos ó en había descubierto secretos de la naturaleza ;
bandadas, no alcanzó toda la hermosura del se había defendido contra ella y en parte era
poemita hugiano. En el poemita, el metro, triunfador. Pero qué ? No es el hombre tam-
corto y suave al principio, se va estirando y bién, no es la inteligencia otra manifestación,
encrespando á medida que la banda bullan- otra fuerza de Natura ? Cállate, gusano,
gera de los duendes se aproxima, hasta atro- doblega la frente y calla ya que tienes la
narlo todo, y luego torna el metro á encojerse dicha de ser capaz de admiración.
y suavizarse, á medida que la algarabía de
los duendes se va alejando, como la algarabía
de los monos, poco á poco, por las copas de II
los árboles. UN.^ CURIAR.^ EN LA NOCHE
Disparábamos también sobre los caimanes
cuando se dignaban sacar á flor de agua sus Llovió toda la noche ; amaneció lloviendo
hipopotánicas costras ; ó bien cuando se y durante el día entero no cesó de llover.
tendían en la playa, al sol, abiertas las Avanzábamos bastante. A las once ó doce de
enormes fauces. la mañana encontramos otra embarcación
Una de estas primeras noches del Orinoco que venía rio abajo, es decir, en sentido in-
ocurrió una escena indescriptible con gran verso á nosotros. Bajaba precisamente del
iluminación de luz eléctrica : una tempestad. Río Negro. Interrogados los viajeros sumi-
La tarde se había ido encapotando. A las nistraron pé.simos informes sobre el estado
seis apenas se veía. Atracamos, en conse- político del Territorio Amazonas. El gober-
cuencia, más temprano que de costuiubre en nador estaba muriéndose. Y aprovechando el
una ensenada del terreno, al pié de altura desorden consiguiente debía estar ya, á
plantada, como una huerta, de gua^'abos. aquellas horas, invadido el Territorio por
Se colgaron entre guayabos, chinchorros )' alguna de esas bandas de foragidos que, so
hamacas ; por encima de cada lecho colgante pretextos políticos, se derraman por aquellas
se pasó un cabestro, que iba de cabuyera á soledades cuando m.énos se piensa con el
cabuyera y por sobre el cabestro de cada ha- intento de robar ó de satisfacer odios y
maca tendió cada uno, á caballo, como sábana venganzas personales, por donde se compren-
á secar, la propia cobija, por donde quedamos derá que el Territorio Amazonas entre los
bajo un techo escurridizo de balleta, y no yaen límites Bra.sil, Colombia y Venezuela, es un
lecho sino en casa flotante. Por esta industria fragmento de Améi-ica tan crudo, en pleno
de los indios pudimos esperar y menos siglo XX, como aquella otra América de los
temerosos el diluvio que senos venía encima. Conquistadores, cuanto representa de más
MUNDIAL 71

Merendando IraUe al Orinoco.


72 MUNDIAL

rudimentario y montaraz. El jefe de la inva- tortuga, detestables por viejos y recocidos


sión á mano armada, según informes de los que se pusieron á calanter para la cena. Le
víonegreros, debía ser Francisco Mirabal. Re- regalé unos cuantos bolívares á la joven mu-
cordé que de este Mirabal se me había ha- jer que venía á bordo y nos fuimos los de
blado en Tacaira, por sus veleidades gue- nuestra expedición á nuestro campamento.
rrilleras, como de probable amenaza para el El día siguiente fué bueno. Ni .sol ni
Territorio, pues sobre hombre travieso y á la lluvia. El día brumoso, entoldado, nos per-
sazón mal avenido con cuantos iban por allí mitió encarnizarnos á tiros de winchcster
á ejercer de pretores, era popular y lo aureo- contra los caimanes. Sobre una peña, en el
laba el éxito de i8g8 cuando se érijió en ar- centro del río, divisamos una cosa enorme,
bitro de aquellas comarcas luego de agredir rebulléndose ; parecía un rollo de soga atri-
y poner en fuga al gobernador. gado, grueso, de un metro de altura : era una
Mis hermanos me preguntaron • culebra de agua.
— Y con esos informes tú pretendes conti- Esa tarde leímos páginas de Castelar, cuyo
nuar viaje ? verbo caudaloso no hacía mal papel junto al
— Si, pretendo. Orinoco ; y recitamos poesías. Hasta me
— Sin tropas ? puse á improvisar versos. El recuerdo del
— Sin tropas, libertador que de vuelta del Nuevo Reino de
— Sigamos, pues, convinieron ambos. Granada, recién conquistado por él, escribía,
Comprendí, sin embargo, aunque tarde, sobre aquellas mismas ondas, en barqui-
que fué torpeza hija de mi inexpcrticia, el chuelo no más grande que el nuestro, quizás,
salir á tomar posesión de un país salvaje y el Mensaje sublime de 1819 ; el recuerdo de
desierto con cuatro compañeros y un criado. los audaces conquistadores que tantas veces
Pero á lo hecho, pecho. Volverme ? Yo le surcaron aquellas aguas en busca de imperios
tengo más miedo al ridículo que á la muerte. desconocidos que someter, hombres de mi
Esa noche sobrevino un incidente al que raza, hombres de presa que persiguieron por
coadyuvó, de seguro, la conciencia de nues- estas mismas playas la visión del Dorado ;
tra inseguridad, el estado de ánimo en que todas las memorias heroicas desde la del
nos dejó la conversación con los viajeros de conquistador Diego de Ordaz hasta la del
mediodía. Lo referiré. Dormíamos á pocos libertador Manuel que allí se agitaron, se
metros de la playa. A la alta noche me des- apiñaban á la mente! y la tarde iba pasando;
pertó Alvarado. Por el río, — me dijo, — des- las impresiones y remembranzas nó.
ciende una embarcación. Se dirijía hacia la Cuantas ideas de ambició.! y de grandeza
nuestra ; creyéndose observada, probable- se despiertan en el espíritu de un pcéta ante
mente, apogó luces ; pero anda cerca. aquellas selvas de Guayana y aquel famoso
Llamé á mi hermano Haroldo. Le dije río, pasaron por mi mente, y cuanto de li-
que se pusiera en observación, y luego viniera rismo revuelve en alma cantora el amor
á noticiarme de lo que ocurriera. Al cabo de nuevo é incógnito que se despierta por aquella
un cuarto de hora, más ó menos, regresó naturaleza ruda y maravillosa, me hicieron
Haroldo. prorumpir en destestables versos :
— Una embarcación, en efecto, pasó junto Yo tengo el alma antigua de los conquistadores,
á la nuestra y anda buscando donde atracar. Orioocos y Andes mi liuella sentirán,
Salí entonces personalmente, á ver lo que Y selvas en imperios trocindo, qué loores
fuera. Playa abajo eché á andar con mis cua- Los nietos de mis nietos á mi nombre darán.
tro compañeros y el patrón del barco, todos La convicció.i de que algún día, no lejano,
armados de winchesteres, menos el patrón. serán emporio taa vastas y ricas soledades,
Este no me inspiraba mucha confianza. á las que no falta sino gente para ser el gra-
Me lo llevé más bien como prenda de segu- nero del Mundo ; el anhelo de poder contri-
ridad, no fuera á ocurrírsele abandonarnos, buir á civilizar aquellas feraces y bellas por-
sin barco y sin provisiones, en aquella playa ciones de la patria, me hicieron romper en tan
desierta, caso de que oyera lucha, ya por malos y presuntuosos versos. Ssrá cierto que
miedo ya por complicidad con algúa posible los poetas estamos condenados á la soñación,
malhechor. Aperas anduvimos un cuarto mientras los fuertes obran y crean ? No. No.
de milla, menos quizás, se divisó la embarca- El ensueño es noble, entre otras cosas, por
ción acercándose á la playa. Corrimos á su cuanto puede traducirse en acción. El mayor
encuentro y no bien acababa de atracar la poeta es aquel que se expresa en actos nobles
tomamos por asalto. Los tripulantes se alar- transcendentales. Acaso por eso, y no sólo
maron mucho. Eran pobres marineros en por el verbo de oro y la fantasía con alas,
busca de lugar propicio donde pernoctar. escribió Jo.sé Marti del Libertador : « El
Se conversó. Nos obsequiaron con huevos de primer poeta de América es Bolívar ».
MUNDIAL 73

in tros que ignorábamos lo que estaba ocu-


rriendo y hacíamos las péares suposiciones.
TEMPESTAD Y AGUARDIENTE Se deslizaron ay ! á paso de tortuga. Por fin
salimos á cubierta. El viento fué calmándose,
Poco después arribamos al pueblo de Ur- poco á poco ; el tiempo serenándose ; y como
bana. Si Calcara se yergue en frente de la á media noche lograron los marineros atracar,
desenbocadura del Apure, Urbana se pa- sin peligro, al amparo de un montezuelo que
vonea, á la sombra de sus inontañas, no penetraba en el río, abriéndose en media
lejos de la desembocadura del Aranca, luna. No siendo propicia la obscura noche
navegable como el Apure afluente del á la orientación ni menos al desembarco,
Orinoco, y vía de comunicación como el esperamos á bordo el amanecer; y al ama-
Apure, con cl centro de la República. necer se buscó y se encontró el sitio de Santa-
Era el último pueblo que debíamos encontrar María. Santa-María era nada menos que la
en jurisdicción del Estado cuj^a Capital es casa y hato de Francisco Miraval. Sa-
la antigua Angostura. biéndolo había dispuesto, de ante mano, que
Allí despedí al criado ]5or camorrista y arribásemos allí y no á otra parte. Miraval
holgazán. Allí encontramos un antiguo cono- estaba en su casa ; y todo le pasaba por la
cido nuestro, Desiderio Zamora, que nos cabeza menos la idea de invadir el Terri-
obsequió con carne fresca, leche fresca, queso, torio. Era un hombre de pura raza blanca,
pan do maíz, ponches de huevo, y varias no nial apersonado, como de cuarenta y cinco
botellas de un aguardiente delicioso. Allí años, los ojos garcos, el cuerpo atlético y de
cambiamos la piragua por un barco grande, buenas proporciones, y el castaño bigote co-
cómodo, con cocina á bordo, á que dan el menzando á tramarse con hilos de plata.
nombre de gabarra. En resumen, hombre el más simpático que
Partimos al amanecer del siguiente día. pueda imajinarse. Me juró que las hablillas
Hizo durante cuarenta y ocho horas, más ó eran tretas de sus enemigos para que el
menos, tiempo agradable, aunque nubloso. Gobierno lo persiguiera. En prueba de su
Una noche empezó á llover y al día siguiente buena fé me entregó una viejas armas que
no cesó la lluvia. Hacia la tarde la brisa, j'a poseía ; y escribió, bajo mi dictado, una
muy fuerte, se trocó en ventaiTÓn insopor- protesta de adhesión al gobierno nacional.
table ; y hacia las nueve de la noche se desen- Por lo demás, era persona de ideas ultra-
cadenó la temi^ostad. conservadoras, enemigo de los hombres y de
Como no había camarote y la lluvia y el las tendencias liberales, pero bonísimo su-
viento nos incomodaban, sobre que nosotros jeto.
á nuestro turno, incomodábamos sobre cu- Despedí los marineros. El propio Mira-
bierta la maniobra de la marinería, nos en- val nos proporcionó bestias de silla, y un
cerramos en la bodega. El patrón buscaba amanecer partimos á caballo á través de las
donde atracar, cercanos según debíamos pampas.
de estar, de Santa María, hato ribereño á No íbamos con Miraval, que nos ser-
donde nos enderezábamos. Pero la'noche era vía de baqueano, sino Augusto, Pancho
obscura y no se divisaba sino la sombra y no Alvarado y yo. Haroldo siguió por agua en
se escuchaba sino los rezongos y silbidos del compañía del joven comerciante de Rio Ne-
viento. Se dispararon tiros de winchcstcr pi- gro. Cuanto á Bcnavidos, desalentado ante la
diendo auxilio. Pero nadie oyó, de juro, porcjue inclemencia de aquella prolongada travesía,
nadie vino. De súbito sentimos un batacazo manifestó deseos de regresar á Caracas y 3-0
formidable. Creímos los encerrados en la bo- se lo ]3crmití de muy buena gana.
dega que el barco habia encallado y se estaba Cabalgábanlos todo el día. La pampa,
yendo á pique. Empuj amos con todas nuestras verde y unida, hacía horizontes por todas
fuerzas, y en la mayor angustia las tapas de partes como el mar. No se divisaba sino el
la bodega, ó con más claridad, las planchas azul del cielo, arriba, y el verde de los llanos
de madera que cubrían la entrada á la bodega. cubiertos de gramíneas, abajo. A la sombra
Las planchas ó tapas no cedían. Gritamos ; de algunos árboles, que de trecho en trecho *
pero nuetros gritos no se escuchaban, aho- erigen sus copas al aire, ó á la vera de algún
gados por los ahuUidos del huracán. Presos pozo, vacas y toros sesteaban ó pacían ;
en aquella trampa, nos creíamos perdidos y sus pieles, manchadas de blanco y de negro,
sin remisión. El barco, sin embargo, no se de blanco y de rubio, ó bien barcinas, ence-
hundía ni estaba encallado sino que volaba radas, barrosas, servían como descanso para
sobre las ondas. Corría, como dicen los mari- el ojo, fatigado á la postre de tanto verde y
neros, la tempestad. Dos horas de angustia, tanto azul.
dos horas de agonía, se deslizaron ]iara noso- El calor subió de punto al medio día. Fué
74 MUNDIAL

necesario poner entre los rayos del sol y protestas de mi hermano Augusto y allí fué
nuestros cuerpos un obstáculo ; y, á usanza Troya. Me emborraché y la borrachera me
llanera, nos calamos las cobijas. Dormimos puso furioso. Quise reñir con el viejo, á quien
en un rancho, no lejos del Orinoco. Al eché por tierra ; y luego la emprendí contra
amenecer pasamos él río, personas y caba- todo el mundo. Por fortuna mi hermano
llerías en balsas inverosímiles y peligrosas. Augusto, que jamás prueba gota de licores,
En este punto nombrado, si mal no recuerdo. estaba en su juicio ; pues los demás tan borra-
El Tigre, donde existe un vecindario de chos como yo, no eran una garantía. El
ranchos que apenas llegarán á media docena, viejo, por su parte, empuñó una lanza enas-
se perdieron veinticuatro, mientras se en- tada en un asta de dos metros y amenazaba
viaba á buscar y venía el baqueano con pasarme de parte á parte. Y lo hubiera
quien debíamos seguir por tierra hasta la en- practicado como lo decía á no ser por mi
treda en el territorio — en Asiures —, hermano Augusto. En el furor de la bi'ega
baqueano que era el único conocedor de por desarmarme de un machete que blandía
aquellos parajes que yo quería recorrer, la desaforado, cercené un dedo á mi pobre
sola persona que se había aventui'ado á hermano. Desarmado por fin, me propinaron
cruzar con prescindencia de la vía cómoda y café, limón agrio, y acostado en un chin-
expedita del Orinoco, aquellas soledades chorro me quedé profundamente dormido
hostiles ; una vez, en 1897, para salvar al durante diez horas ; y por donde me fué
guerrillero del Guárico Valentín Pérez, que imposible probar bocado. Al día siguiente
iba derrotado ; y dos ó tres veces más en no pude tampoco tomar sino café. Y con
circunstancias análogas. dolor insufrible de cabeza y estómago em-
No pasaré adelante sin referir el entremés prendí viaje, a caballo, á la mañana si-
que tuvo por teatro un rancho de aquellos guiente. Haroldo y el joven comerciante de
desiertos, y que por fortuna no se trocó, según Río Negro siguieron por agua, Orinoco arriba.
pudo acaecer, en drama. Desde la víspera no La comitiva de tierra se componía de
habíamos probado, en calidad de alimento Augusto, Alvarado, el baqueano José y yo.
sino corta porción de carne frita, podrida, Debíamos juntarnos con los que iban por
más para producir náuseas que para nutrir agua, días después á la entrada del territo-
á nadie. Extenuados, nos internamos tierra rio, en el pueblecito de Atures, cerca del
adentro en solicitud de un rancho en donde cual .se libra la formidable batalla del agua
debíamos encontrar gallinas, patos, pavos, con el granito, del río con la montaña,
cerdos, etc. formando uno de aquellos célebres Raudales
Nos preparábamos, pues, á ofrecernos un del Orinoco, el Raudal de Atures, estu-
banquete con que restaurar nuestras perdi- diado por Humboldt.
das fuerzas. Encontramos al dueño del ran- Mirabal había tratado de disuadirme
cho, un viejo borrachín, tendido en su hama- de practicar el viaje por tierra hasta el Rau-
ca, junto á un garrafón de licor, mientras una dal de Atures.
suerte de bruja, flaca, macilenta y paralí- — Es casi imposible, me decía. No existe
tica, atizaba carbones á cuyo fuego cocía por aquí sino un solo baqueano de seme-
una marmita. jantes desiertos y no sabemos si podemos
El viejo recibió la visita cortesmente •; dar con él. Además no encontrarán ustedes
con la tradicional é invariable hospitalidad ser humano en extensiones vastísimas.
generosa del campesino Venozolano, capaz Aparte del peligro de serpientes y de alimañas
en ciertas provincias de quitarse el bocado — porque el de los indios salvajes es quimé-
de la boca y la camisa del cuerpo, para obse- rico — el peligro mayor consiste en el paso de
quiar al huésped. Lo primero que el llanero ríos, caños y morichales profundos y to-
brindó fué un vaso de vino. — Es un vinito rrentosos, y la travesía por sábanas repletas
blanco dulce, índico, que me traen de Ciudad de aguas en esta estación de lluvias.
Bolívar. Pero yo, fatigado de la monotonía del viaje
Apuré de un golpe el vaso, contento de por agua, no hice caso ; y me dispuse á la
gustar el excelente vinillo blanco de Ciudad pintoresca cabalgada por los desiertos ori-
Bolívar. No lo hubiera tomado, máxime nocenses. Más que las lluvias, inás que los
en la extenuación del prolongado ayuno ! morichales rebosantes y sábanas inundadas,
Lo que llamaba aquel buen señor vinillo más que sierpes y alimañas, me preocupaba
blanco de Ciudad Bolívar — lo supimos el hambre que pudiéramos pasar, aunque
después — era aguardiente doble endulzado no tanto como para renunciar al viaje que
con melaza de papelón. El vinillo en dos prometía ser encantador, por inacostum-
minutos se me subió á la cabeza. Tomé por brado.
mi desventura, otro vaso, á pesar de las R. BLANCO FOMBONA.
< ^ ^ G^uedar} ía/tré),...
YER, mientras daba el último ducción de la lecha é industria de la man-
retoque á mi toilette de tarde, teca en la República Argentina », y más
me llegó un neumático del adelante, otro, sobre « El comercio de carnes
editor en el cual me pedía nada en la Argentina », de manera que el neumá-
menos que un artículo que tra- tico en cuestión, ni me indignó, ni me es-
tara de los lustradores. candalizó... solamente me intrigó. ¿ Por
Yo miré y remiré por ambos qué, y para qué demonios quería que le es-
lados la curiosa carta creyendo cribiera un puñado de cuartillas hablando
encontrar en alguna parte un de esos pintorescos muchachos ó adultos
indicio de broma, pero el neumático era que se ocupan en acicalar nuestro calzado ?
conciso y terminante : « Necesito un artículo Por más suposiciones que amontoné, no
sobre los lustradores de botines. Hágame pude encontrar la explicación de ésto que
Vd. el favor de escribírmelo lo más pronto en cualquier folletín se llamaría « enigma »,
posible ». « misterio impenetrable », « difícil problema»,
A decir verdad, no era ésta la primera vez etc., etc.
que un editor me ponía en aprieto seme- El tema, francamente, no era tentador
jante ; hubo ya alguno que me encargó « muy para mi y en un principio hasta pensé excu-
especialmente », un articulo sobre « Pro- sarme, pero, después, reflexionando más
76 MUNDIAL

En Conslaníínopla.

resolví aceptar el guante que me lanzaba dotas que corren y que entre la gente de
el editor ; porque yo estaba convencido que letras so atribuyen á hoy célebres escritores.
el encargo era un desafio y cuando leí la Me contaron una vez, por ejemplo, que un
carta por una décima vez, encontré lo si- poeta, hoy célebre y miembro de la Academia
guiente : « ¿A que Vd. no es capaz de lle- Francesa, en sus comienzos se vio obligado
narme una veintena de cuartillas hablando a escribir sobre temas más ó menos divorcia-
de los lustrabotas ? « ¡ Pues no faltaba más! dos con la literatura para ganar el amargo
Yo, que habia llenado más do treinta para pan cotidiano, y cjue cierto buen señor que
enumerar los litros de lecho y los quilos do dirijía una revista de agricultura y asuntos
manteca que produce niipaís, para heccrequi- rurales, le encargó un artículo sobi'e el cul-
librios aritméticos y juegos malabares con tivo de la patatas, recomcndíindole, « muy
las cifras que cantan las glorias de nuestro especialmente » también, cjuc no se olvidase
suelo pródigo como de recomendar á los
ningún otro en ani- '-^ cultivadores algún
males de toda especie, práctico sistema para
digeribles ó no, iba á locoger los tubércu-
ser incapaz de borro-
near veinte para decir
'4
:3»*^: los.
Nuestro poeta, que
algo del simpático gre- jamás había visto un
mio de los embetuna- campo[sembrado, pero
dores ? Sería simple- que tenía necesidad
mente absurdo. del producto del artí-
Los escrúpulos lite- culo, prometió al di-
rarios desaparecieron rector de la revista
en cuanto me acordé tener en cuenta su rc-
de tros ó cuatro anéc- £)t Bruselas. comendación y, efoc-
MUNDIAL 77

KH Argelia. En Londres.

tivamentc, después de largas disgresioncs pida y económica de coger el producto de


pintorescas alrededor del aspecto hermoso la siembra, y dijo más ó menos lo si-
que presentaría una plantación de patatas, guíente :
se decidió, al fin, á dar el recomendado « El mejor medio de recoger las patatas
consejo práctico sobre la manera más rá- en estado de iiiadurez, es extender una gran

Kn /.ÍÍ.V calles Vicnesas.


78 MUNDIAL

red debajo de los mil cirages


las plantas y más ó menos
sacudir las ra- inofensivos pa-
mas con fuer- ra el cuero que
za hasta hacer se di.sputa el
caer los fru- honor de reno-
tos ». var la gallar-
Es lógico é día y frescura
indudable, que de n u e s t r o s
el arte ó cien- botines.
cia, — hoy se Pero en Bue-
llama asi cual- nos Aires los
quier cosa, — lustr adores
de lustrar el ambulantes
En Marsella las tlainas no olvidan el lustre de sus zapatos
calzado, nació andan de capa
el mismo día, ó poco después' tal vez, caída después de la mstalación de los
en que el hombre pensó defender la planta « Salones » fijos, y ya va siendo raro, que,
de sus pies contra los efectos dañinos de las como antes, asalten al pobre transeúnte en
espinasjy las piedras. Y como todas las artes las plazas una verdadera gavilla de chicue-
y las ciencias que hoy enorgullecen al hom- los descalzos y semivestidos que se empe-
bre, la de lustrar el [calzado ha progresado ñan en que no lleva uno los zapatos con
enormemente. Yo' recuerdo, todavía, los el brillo del charol. Ahora la escena ha
tiempos del plebeyo cambiado. Los « salo-
betún fabricado abase - V ^ nes i> de lustrar, ofre-
de negro de humo, con cen al cliente, además
el cual los gavroches de de un servicio rápido
Buenos Aires dejaban y cómodo puesto que
los zapatos de nues- hay un hombre para
tros padres « como cada botía y una silla
un espejo » á fuerza para cada cliente, los
de saliva y cepillo. programas de la pró-
Hoy los medios han -xima carrera, de las
cambiado, se han re- funciones teatrales de
finado, y el betún ha la noche, los diarios
sido substituido por del día, las revistas
la crema, suave, per- ilustradas de la se-
fumada é higiénica. mana y algunos tro-
Los cepillos han cedido zos de ópera íonográ-
el lugar á los paños de lica. En las puertas
lana y en los típicos 'le estos « salones »,
cajones de nuestros como aciuí en la en-
gavroches, ya no se ven trada de los cabarets,
las caricaturas políti- cinematógrafos y tea-
cas de antaño, sino los trillos de ínfimo orden,
artísticos anuncios de Limpia-botas Berlinés. tres ó cuatro heraldos
MUNDIAL 79

En Buenos Aires
y en Barcelona es
en donde he visto
salones de lustrar
calzado más lujo-
sos. En París, los
contados que hay,
además de estar co-
mo escondidos en
parajes y callejue-
las céntricas, son
más bien un pre-
texto para vender
las pomadas y otros
accesorios, y care-
cen del confort de
los citados ante-
riormente. Aquí
En un *'Salón' de París. persiste el antiguo
sistema ambulante
paño al brazo y cera en mano, gesticulan y el de la instalació.i improvisada y
y gritan al paso de los transeúntes : mezquina á causa de que los garlones
— i Hay asiento, cabelleros, hay asiento ! de hotel y las mucamas de las casas
— Diez centavos solamente, hay asiento. se encargan siempre de este trabajo. En los
— Adelante, caballeros ! Estados Unidos hay puestos de lustrar en
Y mientras los modernos lustradores, de las salas de atracciones, en los Mtisic-halls
rodillas sobre al-
mohadones de ter-
ciopelo, resíriegan
vertiginosamente
nuestros zapatos
con el paño en-
cerado, los pobres
gavroches que desa-
loja el progreso, van
todavía por las
calles suburbanas
redoblando con sus
grandes cepillos de
cerda sobre sus
decorados y típicos
cajones que cuelgan
de un cordel dis-
puesto á la bande-
rola sobre el pecho.
En pleno Faubourg.
8o

Eti San Peíersbnrgo.

y en algunos calés aristocráticos. En la ciu- Buenos Aires han hecho imposible la clien-
dad de Mendoza (R. A.) se ensayó cambiar tela femenina. Pero lo que íué imposible
los lustradores por lustradoras, pero el espí- hacer en Mendoza se vé á todas horas en
ritu respetuoso y caballeresco de los clientes Bruselas, con la diferencia que la lustradora
hicieron imposible su sostenimiento, así no es joven ni bonita, cosa que parece nada,
como la irrespetuosidad de los lustradores de pero que tiene una gran importancia en lo

En Áicnas, un pacifico Iranseihiie se hace limpiar los botines.


MUNDIAL 8i

ári;s«L'-.

En Tunn.

que al respeto de los sexos se refiere ; en cajas de betún. De ello^podemos deducir


Marsella donde los mismos gavroches de todo que el señor Blechct lustx'a 16.425 pares
el mundo son los que ejercen la profesión, de zapatos al año con 1825 cajas de betún,
las muchachas no temen hacerse lustrar las y que durante los cuarenta y tres años que
elegantes botitas aún en pleno bulevar de la ejerce el oficio, ha acicalado la friolera de
Canneviére. 1.412.550 botines con 78.475 cajas.
En Alemania, país de las cosas vivas que En un año ganaba cerca de 3.300 francos
parecen máquinas y de las máquinas que y hoy, con los ahorros que ha podido hacer
parecen personas, el calzado se limpia au- sobre los 141.155 francos ganados en su vida,
tomáticamente en cinco minutos echando se ha hecho edificar una casita en los aire-
una moneda de diez céntimos. Esto, según dedores de Paris, tiene tres hijos, uno de
piensa el emperador, .significa á su pueblo, ellos oficial del ejército, y, sef ún su propio
pues así nadie se ve obligado á sacudir el decir, ha aprendido muchas cosas encerando
polvo de los zapatos á sus semejantes. los zapatos de sus semejantes á pesar de lo
Uno que no puede decir ésto, es el viejo que contrariamente piensa el emperardor
lustrador de las Halles (Mer- de los bigotes donjuanescos.
cado Central) IMr. Blechet, Porque todas las varie-
un respetable anciano de dades del calzado desfilaron
cicucnta y cinco años de bajo sus ojos : El zapato
edad que desde los doce cómodo y práctico del hom-
no hace más que lustrar el bre d'afjaires, el rústico de
calzado del prójimo. los foris de las: Halles, y el
Según sus informes, toma- zapato vagabundo del a/)ac/íe
dos de rigurosa contabilidad, y el zapato "fácil á salir"
lustra diariamente, término de la.níóme...
medio, á unas cuarenta y
cinco personas, empleando A. V. MAUDET.
para ello ah^ededor de cinco Liin¡}iíi-botas catalanes.
MUNDIAL

Variedades

l'na exposición inter-


naconal de artícalos para
íu:uadore;, abierta en
\'icna. — rublicamos al-
gunas fotografías de loa
curiosos ejemplares ex-
puestos : pipas nionu-
mentabs, tabaqueras ,
porta-cigarros, etc., etc.
•• •"""••'
•m -Je»" w
llCQDÍ i , Jii^X. -XJl JQOOOí

MMiESTM)nS - CMDAS
D^2COODCraOOCOXOCX:)OOODCüCOOCOX>OaaXXXXOX)ÜOOOíJMOOOOO

Los últimos acon- ra los lectores de


tecimientos nos " MUNDIAL "
han demostrado la agrupar las hui-
fragilidad de las das y las caídas de
coronas sostenidas cierto número de
por las cabezas magestades, dando
reales. Hemos cre\r- á conocer algunos
do interesante pa- documentos raros.

Comolosu]?onclrán de otro hombre im-


mis benévolos lecto- puesto por el azar de
res, serían necesarios la cuna ; sólo con-
dos ó tres gi^andes siente en aceptar el
volúmenes para tra- líjecuciún de Luis XVI, gobiern o de otro, cu3'a
(de una estampa de la época). capacidad le haj^a
tar detalladamente
de las magestades caídas. No tenemos, pues, hecho merecer el poder... y ya es suficiente.
la pretensión de explicar suscintamente las La mayor parte de los reyes caídos ó que
circunstancias en que ciertos acontecimientos lian huido de su patria deben la pérdida de
se desarrollaron ; el lado histórico, con sus su corona, sea á sus propias faltas, sea á las
causas y sus efectos, se reduce, para nosotros, de sus antepasados. Esto no es una regla gene-
al simple hecho que apoj^amos con docu- ral. La ambición de otro, de un allegado,
mentos susceptibles de interesar al lector. también les hace caer ; es el «, vete que quiero
^- Por qué los reyes huyen ó cám ? ponerme j'o » en toda su simplicidad.
Aj'er, los reyes que se creían de prosapia Además, desde hace un siglo, después que
divina por el solo hecho de haber nacido en la Revolución Francesa hizo retumbar los
una cuna blasonada y rema,tada por una cañones de la libertad contra los palacios, el
corona real, se convertían en nuestros dueños. oficio de rey, — hay que confesarlo, — tiene
Desgraciadamente, la naturaleza los ponía muchas dificultades y peligros. Aquí un rey
al mismo nivel de los otros hombres y cae ; allá es asesinado ; acullá el veneno
conro éstos, los reyes eran, ora buenos, ora produce su efecto terrible. Un Rey en nues-
malos, y la felicidad de los pueblos dependía tros tiempos tiene cinco probabilidades de
del azar. Esos tiempos tocan á su fin si sabe- morir en su cama y noventa y cinco de aca-
mos interpretar la risa universal que estalló, bar de una manera violenta. Es por ésto que,
no ha mucho, cuando Guillermo II, en un cuando lo pueden hacer, huyen ó abdican
discunso célebre, pretendió estar inspirado al primer motín ó al primer complot que les
por Dios. ]5arece un poCo grave. La historia de Fran-
Todas las coronas están llamadas á caer. cia es, en verdad, la más rica en huidas de
La idea republicana ha hecho demasiado soberanos. No podemos enumerarlas todas.
camino. El hombre ya no quiere depender Contentémonos citando las más célebres.
84 MUNDIAL

Luis XVI (retrato oficial en Versailles). Marie Antuinette (retrato uficial en Versátiles).

Caída y abdicación de Childerico III. después, murió algo aburrido de los


En 715, Pepino, estrechamente unido á la honrbres.
Iglesia, representada en aquel entonces por El hijo de Pepino el Breve debía acabar
el papa Zacarías, tiene el designio de des- casi análogamente. El que vaciara los ojos
tronar á Childerico III, buen hombre que á su sobrino Bernardo, cuando cayó en
pensaba que la felicidad de sus subditos manos de sus propios hijos rebeldes, fué
no consistía precisamente en las guerras ía- sometido á una odiosa humillación.
tricidas. En la misma iglesia de Soissons, despojó-
El Papa Zacarías, aconsejó, sele de sus galones militares, vis-
pues, á los francos, que rin tiósele de penitente y encerró-
dieran los honores de la sele en una sórdida prisión
realeza á quien tenía de donde acabó sus dias.
ella la pujanza ; ésto Huida y caída de Luis
es, á Pepino. Pepino XVI.
convoca presto los Este Rey que, por
obispos y los gran- azar, á pesar de su de-
des en Soissons, pa- bilidad, no estaba
ra poner fin á la desposeído de ma-
dinastía merovin- gostad, de grandeza
gia. Childerico III, ni de bonbad, era
fué solemnemente demasiado tímido pa-
destronado ; Uevó- ra imponer su volun-
sele por fuerza á la tad á sus cortesanos y
Catedral, arrancá- demasiado indeciso pa-
ronle las insignias sin ra llevar á término las
que nadie le defendiese. reformas que él mismo
Enseguida lleváronle á un reconocía necesarias. Le fué
convento, en Saint-Omer, imposible combatir por sí
vistiéronle con un hábito de mismo la Revolución sembrada en
monje después de haberle cor- los espíritus por los Enciclope-
tado la real cabellera. Tres años Luis XV111, distas y en los corazones por
hermano de Luis XVI^
MUNDIAL 85

nave entre el Rey y la Reina, Pétion entre


Mme Elisabeth y Mme Royale; el joven Delfín
(Luis XVII) sentábase en las rodillas de unos
y de otros. Al cabo de cuatro días la comi-
tiva llegó, á París. El pueblo, que había
acudido en masa para verla e;ntrar, acojió al
Rey con el iTiayor silencio, sin que nadie se
descubriera. Por todas partes había escrito
la consigna siguiente :
El que aplaudiere al rey será apaleado.
El que insultare el rey será ahorcado.
A pesar de esta condena, la de la indife-
rencia, Luis XVI compareció ante el Tribunal
Revolucionario que le condenó casi por una-

^'^^
%p
l.uis-Fclipe, último rey de Francia.

Célebre caricatura, del caricaiiirisia Philippon que


ÍW^ ¿A^g/Lr^Jl^c ¿o, cJuL- GUAI/^-'-^ valió ásu autor una gran multa y uno días de cárcel.

mimidad... Horror! Felipe Igualdad,


su pariente, — cuyo hijo debía reinar
'¿ii M>r/^^. bajo el nombre de Luis-Felippe y huir
también, — Feli]5e Igualdad votó su
muerte. Esta rama borbónica se atreve
aún á reclamar el trono de Francia.
Foiügrajíci del acta de abdicación d-e Luis Felipe. Luis XVI murió como rey. Despertado á
los abvisos, las injusticias y los impuestos las cinco de la mañana ]3ara ser conducido
exagerados. A pesar de que en la fiesta de al cadalso, oyó misa y comulgó ; después
la Federación, el Rey se comprometió de haber tomado tranquilamente sus ul-
á respetar la Constitución, viendo crecer timas disposiciones, él mismo dijo con voz
el partido revolucionario, tomó la resolu- firme : _
ción de emigrar junto con su familia. — Vamos.
Partió el 20 de Junio de 1791. Fué reco- El trayecto duró una larga hora, del Tem-
nocido y detenido en Varennes, por Drouet, ple á la Plaza de la Concordia. Luis XVI
dueño de postas, y la guardia nacional, que descendió del coche como lo hubiera hecho
acudió allí de todas partes, impidió que el mar- para volver á entrar en su palacio, subió las
qués de Bouillé le libertara con su caballería. gradas del cadalso sin temblar ; quiso hablar,
Dos comisarios do la Asamblea Nacional pero su voz fué apa,gada por el redoblar de
tomaron asiento en el real vehículo : Bar- los tambores, obedientes al mando de San-
85 MUNDIAL

terre. Fué echado sobre la báscula y el


verdugo hizo caer la cabeza del rey de Fran-
cia bajo el cuchillo que el mismo obrero real
habia inventado.
Huida de Luis X VIH.
El cuarto hijo del Delfín, hijo de Luis XV,
recibió al nacer el título de conde de Pro-
venza. Era, pues, hermano de Luis XVL
Cuando la Revolución estalló, vivió relati-
vamente retraído. En 1790, se deníendió
públicanrente de haber estado inmiscuido
en la conspiración del marqués de Favras
y fué absuclto ; pero en Junio de 1791 emigró
y en Coblcnza formó una especie de corte
armada á su alrededor. En 1814, después de
la caída de Napoleón ^ de la cual hablare-
mos luego— entró en Francia casi triunfante.
Viejo, enfermo, halagado por un partido
ultra-realista, que deseaba vengarse, no
posevó ni la simpatía del pueblo ni la fide-
lidad del ejército. Asi, pues, á penas el cau-
tivo de la isla de Elba apareció en las cortes de
Francia, Luis XVÍII se vio abandonado
completamente. Se marchó de París y se
refugió en Sand. Pero la batalla de Waterloo
le hizo subir de nuevo al trono. Para poder
continuar en él hubo de firmar la Charle
que le reducía al estado de monigote, no
pudiendo moverse sino á, voluntad de las Keiyatú de Xapoleún I", par David.
Cámaras.
Su huida de París es casi legendaria.
» Fuese á la manera de un notario avaricioso
y lleno de deudas, no olvidando ni la caja de
caudales ni la de las joyas. » La leyenda, y
quizás la historia, justa ó injustamente le
achaca haber usurpado el trono á Luis X V l l
que vivía aun bajo el nombre de NanendorlT.
, Abdicación de Luis Felipe.
' Este hijo de Felipe Igualdad, entusiasta
de la Revolución, tomó parte en las guerras
pro\-ocadas por ella, pero acusado de traición
junto con Dumouricz, se desterró en Mons.
N'olvió á Francia con Luis XVIH, fué amigo
de Carlos X y le sucedió primeramente con el
título de teniente general del Keino. Habién-
dose proclamado la caída de la rlinastía
de los Borboncs, tomó el lltulo de Rey de los
Franceses.
Después de las jornadas de Febrero, Luis
Felipe abdicó, subido en una mesa, en medio
del populacho que habia invadido las Tulle-
rías.
En la mañana del 25, cuando Luis Felipe
acababa de abandonar París disfrazado y de
incógnito, supo la proclamación de la Repú-
blica. Refugióse entonces en Inglaterra.
El día anterior, en la plaza del f^alais-
Roval, los revulocionarios, bajo las órdenes
de Lagrange. sitiaban el cuartelillo de Cha-
Relraio de Napoleón III. teau-d'Eau.
MUNDIAL 87

Lamoriciérc llega á uno de sus subtenientes :


caballo y dice, á gritos: — Kste documento es
— Cesad el fuego! He importante; tómalo, ciu-
aquí la abdicación del dadano. Si acaso me ma-
Roy. tan, entrégalo á mi her-
— Veamos, — díccle mana.
Lagrange. Do este curioso autó-
Y agrega casi inmedia- grafo publicamos una re-
tamente : producción. El otro fac-
— Decid á Luis Fe- símil que reproducimos
lipe — que antes de dos no es menos interesante,
horas estaremos en las va que levanta, ])or así
Tullcrías. decirlo, una punta del
Lagrange gruirda la velo que por tanto
abdicación del rey en su tiempo estuviera tendido
bolsillo. sobre el escrutinio se-
La lucha empieza de creto.
nue\'o. Lamoriciérc, lie- Lagrange liabía anun-
rido. vése obligado á ciado á la tribuna que
batirse en retirada : I,a- si la . Constituyente vo-
grangc dice á M. C... laba, el escrutinio secreto
Reirato d ¿ María Esluardo, reina de Francia
y reina d.e Escocia. {Fué encarcelada y
ejecnlada p'vr órdendc ¡•'.¡isabelh de Inglaterra.)
88 MUNDIAL

sobre la importante cuestión de la María se unió tres meses después, fué desig-
aministía, él y sus amigos publicarían sus nado como su asesino.
nombres en los periódicos ; es probable que Los escoceses indignados, resolvieron enve-
la imposibilidad de reunir todos los nombres nenarla. La reina escapó á este complot refu-
do los votantes, impidió la publicación de
este documento. iNo se encuentra ni en La
República, de Barcstc ni en El Pueblo de
P. F. Proudhon.)
He aquí las cifras oficiales del escrutinio
según el Monitor :
Número de los votantes 365
Mayoría absoluta 283
Bolas blancas á favor de la
proposición 189
Bolas negras, contra 373
El documento en cuestión sólo contiene
74 nombres : faltan pues, 113.
Caídas de Napoleón 1 y de Napoleón IIL
La caída de Napoleón I es tan conocida
que, al hablar de ella, es necesario repetir
lo que ya se ha dicho. Kecordemos solamente
que se despidió dos veces •. una en Fontai-
nebleau, antes de partir para la isla de Elba,
otra después de la batalla de Waterloo.
En cuanto á Napoleón III, en el momento
en que entregaba su espada al general de
Moltke, la República se proclamaba en Relrato íle ¡u inforiunada reina Draga de Serbia.
Francia.
La primera gran revolución consignada en giándose en Inglaterra. Lo que allí le acaeció
los anales de la historia tuvo lugar en Ingla- sábenlo ya nuestros lectores.
terra y fué conducida por Oliviero Ci'omwell, Carlos I.
carnicero de oficio. Nieto de María Estuardo, subió al trono en
Carlos I fué su grande víctima. Ya antes 1623 ; tentó, .sin éxito, expediciones contra
el pueblo escocés habia hecho justicia en la Francia y España; quiso imponer á sus
persona de una reina, la reina de E.'^cocia, subditos una nueva liturgia y hacerse rey
Maria-Estuardo. absoluto. Convocó, en 1641, el Parlamento,
Caída y muerle de Marín Estuardo. en ocasión de disturbios acaecidos, y el Par-
María-Estuardo, célebre á causa de su lamento, en vez de afianzarlo en el trono,
belleza, de su talento y de sus desgracias, levantó un ejército contra él. Refugióse en
era hija de Jaime V, rey de Escocia y de Escocia, pero los escoceses lo llevaron pre.so
María de Lorrena. En 1538 casóse con el á su patria (1647), donde fué condonado á
Delfín Francisco II. Viuda al cabo de un año, muerte por el Parlamento, en i6z)8, v deca-
á los diez y siete de edad y perseguida por pitado el 9 de Febrero de 1649.
Catalina de Médicis, la madre de su marido, He aquí el texto de la orden de ejecución
volvió á Escocia y tomó la corona. Ora del rey Carlos I :
adorada, ora odiada de sus subditos á causa « A la alta corte de justicia, para el pro-
de una moralidad ligeramente dudosa, des- ceso y juicio de Carlos Estuardo (Stenart) rey
pués de una serie de catástrofes, cayó en de Inglaterra : 29 de Enero. A, D, 1648.
poder de su enemiga la reina Isabel de In- Visto que Carlos Stenart, rey de Inglaterra,
glaterra, quien, celosa de la belleza, del ta- es y continúa siendo acusado y convicto y
lento y de los amores famosos de su rival, condenado por alta traición y otros grandes
después de haberla tenido mucho tiempo pri- crímenes ; y que sentencia, el sábado último
sionera, liízola decapitar. El pretexto fué fué pronunciada contra él por esta corte
la guerra de religión. para que sea muerto por decapitación ;
María Estuardo se había casado nueva- de cuya sentencia falta aún que se cumpla
mente con su primo Darnlcy, al cual cesó de la ejecución, la presente, es pues, para querer
amar. Darnley hizo asesinar, en presencia y requeriros que dicha sentencia sea eje-
de María, á Rizzio, secretario y confidente de cutada en plena vía pública, delante do Whi-
la soberana. Darnley, asimismo, murió bajo tchall, ir.añana día presente del presente mes
g-olpe del crimen. Bothovell, con quien de Enero, cnlvc las diez de la mañana y
MUNDIAL 8g

ÍMsliUo dii Kiclieiimnd, donde vive el rey Maimel de Porlu¿al.


huésped de Felipe de Orléans, pretendiente perpetuo del , trono
de Francia-
las cinco de la tarde de este m i s m o día,
con entero eiecto. Para llevar á término esta
orden, con la presente requiere también de
todos los oficiales, soldados y otras buenas
gentes de esta nación de Inglaterra que os
asistan en este servicio. Dado bajo nuestras
firmas y sellos. Al coronel Francis Hacher, hijo de Olivero Cromweil, íué proclamado
al coronel Huncks, al teniente coronel Phaj're protector á la muerte de su padre y que
y á cada uno de ellos ». abdicó un año después, en 1659. Jaime II,
Este documente lleva ícchadc 1648 aunque nacido en 1633, hermano de Carlos II, des-
la historia indique 1649 como fecha de la tronado por Guillermo de Orange (1688),
ejecución de Carlos I. Esta divergencia pro- murió en 1701, desterrado en Saint-Germain.
viene de que los ingleses rehusaron, hasta Pasamos en silencio todas las caídas de
1752, á usar el calendario reformado por los petpicños reyes de Europa, tales como
Gregorio XIII. el Rey Milano, la reina Draga etc, y la huida
Este calendario, que cslá vigente todavía y caída de: Rey Manuel de Portugal. Todos
en Rusia, acusa un retraso de diez días com- estos acontecimientos están en la memoria
parado con "el nuestro. El 30 de Enero de de cuantos leen los periódicos ú hojean sola-
1848, sería, pues, en esc caso, el 9 de Febrero mente las ilustraciones. Digamos solamente,
de 1849. aunque ésto entra casi en las regiones de los
Carlos IT, nacido en lOjo, estaba cu La utópicos, que la huida y la caída del Rey
Haya cuando su padre fué llevado al supli- Manuel hace entrever la posibilidad, pri-
cio. Tomó el título de rey, partió para Esco- mero, de los Estados Unidos Latinos ; más
cia (1650), fué derrotado en Warcester por tarde, la República de los Estados-Unidos
CromweU y se refugió en Francia,. Subió al de Europa.
trono otra vez en 1660 y murió en 1685. Andrés IBELS. ¿
.Añadamos para precisar los acontecimien-
tos de esta época que Ricardo Cromwcll,
POELOS
CSCEMEI05 PMBICNSES
LE GOUT DU VICE tos los empuja el uno hacia el otro, l^ortay
es un escritor poco común, que ha conocido
(Comedia en quatro actos), el éxito explotando la literatura poivrée,
por Hcnry Lavcdan, cu la Comedie Fran^aisc aunque no tan cargada como los títulos de
sus libros nos harían creer : « La Fauna «...
A sátira fina, con agudezas de « Los últimos ultrajes «... Y notad que la
acero pero siempre risueña, li- mavor parte de esos títulos son trouvailles
gera é indulgente do Henry La- de Mmc I^ortay, la madre del escritor que
vedan la encontramos aún en no vive sino que para su hijo y por su hijo.
« Le Gcút du vice «. Es lo Así, cuando éste le anuncia su decisión de
primero sino lo que más se casarse con Lise — cori quien venía soste-
gusta en la nueva pieza del niendo una correspondencia anónima donde
autor de » El Duelo » ; en ella firmándose !\rírette se hacía pasar por
todos esos diálogos que llevan una joven casada que sabía todo... y mucho
la marca personal de su autor, más — la madre se opone, aunque cede des-
con ironías y con prédicas á pués ante el deseo de su hijo, de quien es una
medias tintas )• una manera de atacar v verdadera amiga.
anatematizar los vicios de sus contemporá- Lise ha venido á casa de Lortay para pe-
neos que no es ni anatema ni ataque — dirle explicaciones sobre sus intenciones. (No
en todos esos diálogos aparece la mano del olvidéis que es una moderna.)
maestro. Y vedlos casados, viviendo con la bonda-
En cuanto al desenvolvimiento de la pieza dosa mamá en una solitaria playa bretona.
resalta una falta de armonía que en ciertos Un tanto aburridos de amarse á solas han
])asajcs obliga al espectador á preguntarse hecho \-enir de Paris á Tréguier, el buen amigo
dónde quiere conducirlo el autor, ó dó.ide de ambos, v que ama además á Lise, como
conducirá el autor niismo á sus personajes. se lo había confesado antes de su casamiento
Pero toda la pieza desborda de frases deli- con Lortav. Este quiere estar seguro de la
ciosas y de amable filosofía ; y hasta cuando firmeza en los sentimientos de su Mirette y
sus personajes moralizan —Tréguier, el clá- ruega á Tréguier — i oh Cervantes I — que
sico amigo devoto que sabe sacrificarse en el le haga la corte.
momento ]5rec.isn_..su moral es suave é indul- Tréguier se rehusa en el piimer momento
gente. á los ridículos deseos de su amigo, pero en
Una pieza encantadora, en fin, es la nueva esos instantes llega hasta ellos d'Aprieu,
comedia de Henry Lavedan. ^'ividor y libertino que se instala con su
" El Gusto al vicio »... ¿ No ha espantado querida en el retiro de Lortay y Lise, acce-
este título al público púdico del Teatro Fran- diendo á los ruegos de ellos. Tréguier acepta
cés ? Pero no tengáis ciudado por eso, que entonces ocuparse de Lise.
generalmente no es el animal que se presenta "^' he aquí que llega lo que debía llegar :
bajo cubierta más temible, la bestia más Lortav, deseoso de sentimentalismo hace
feroz. la corte á la querida de d'Aprieu, la honesta
En efecto, en esta ]:ieza se concluye por y graciosa Jcannc. '
saber que nadie ama el vicio, si bien dos Una fuerte escena de celos entre los dos
snobs, dos víctimas de la literatura moderna espesos v Lise se encierra en su cuarto de-
estaban convencidos de ello. Porque ni el soyendo los ruegos de Lortay.
escritor Lorta}' ni la modern girl Lise Bernin, D'Aprieu, creyendo el momento eminen-
la hija de su editor, son viciosos, como cada temente psycológico para triunfar del amor
cual insiste en asegurar. En el fondo, apa- con que perseguía á Liso, se introduce en su
rece después que son los más sentimentales pieza V quiere hacerla Suva ; ella, indignada,
y burgueses de los esposos. Y él ama idíli- grita por su marido. Y es, como siempre, el
camente y ella lee « Pablo v Virginia ». fiel y resignado Tréguier quien se presenta.
Esa inclinación hacia el vicio, esa perver- Lise cree entonces llegado el momento de
sidad con que ellos cjuiercn aparecer envuel- amarlo, y le propone simplemente irse con él.
MUNDIAL 91

Pero Tréguicr conoce que ella está ofuscada indica el punto donde \k á aplastar á los
y reconcilia los dos esposos, que en el fondo austríacos pide razones á uno de sus ofi-
no han dejado de amarse pero que han nece- ciales sobre la diferencia de ocho liras que
sitado cambiar el amor libertino de antes, que aparece en los libros...
lian dejado de ser amante y querida para ser Durante los cuatro actos el autor ha bus-
esposo y esposa. cado, y conseguido, hacer valer á los espec-
¿ Encontráis aliora la moralidad de la tadores — sin debilitarla—la figura principal
pieza ? del héroe; y talvez sea eso la causa de que la
En la vida, creo que Tréguier SQ hubiera pieza haya sido tratada demasiado rápida-
ido con Eise, puesto que la amaba profunda- mente, demasiado superficial, si queréis.
mente \- el amor es el mejor medio para En toda ella hay fogosidad, y sobre todo,
hacer un egoísta ; pero en el teatro no se patriotismo ; y en donde aparece el •\'erso —
pasa así, y M. Henry Lavedan nos lo au- el primer acto y el último cuadro están es-
réola con toda la esplendidez de su inmenso critos en prosa — es un \-erso sonoro, y
sacrificio; de lo cual resulta que Tréguier es que llega al público como un eco de victoria.
uno de los personajes más simpáticos y M\ primer acto se pasa en Marzo de 1796
— i oh crueldad ! — más desdichado. — Germinal del año IIL — El ejército de Italia
Y aunque todos los artistas triunfan en sus está campado cerca de Niza, en una deco-
roles, dejadme citar á M. Bernard en el de ración de nieve, sufriendo el frío, el hambre,
Tréguier, que lo hace real con su admirable la inacción. Un nuevo jefe sucede á Schérer :
interpretación y le permite salir airoso de las Bonapartc. Los viejos generales murmuran
situaciones más difíciles en que lo coloca su sobre su llegada, pero en el segnndo acto
personaje ; y Mme Pierson, sublime en su de- son domados por quien ha sometido ya la
voción de madre que pasa por todos los mitad de la Italia, y que impide á sus gene-
caprichos de su hijo ; y Mme Piérat que nos rales sigan haciendo negocios denigrantes
muestra su cerebro enfermo de enfermedad de las victorias obtenidas. En esa escena se
literaria, y dejando no obstante triunfar la revela la autoridad incontestable del joven
bondad y honestidad de su alma — y que genera!.
con su gesto, con su ardor y hasta con su lo¿- Pero el hombre aparece siempre en el
leile deliciosamente original nos dá una idea héroe, y no cesa de pensar en Josefina, á
suprema de la moderna « cccrvcléc ». quien ha hecho ir de París á Milán para te-
Y todos, autor y artistas, seguirán reci- nerla cerca de su cuartel general.
biendo los merecidos y calurosos aplausos Lo vemos en la víspera de la batalla de
con que los saludó el público de la gloriosa Kivolí, bajo su tienda de campaira, estrechar
Maison de Moliere. contra su pecho una carta de la bien amada,
donde se le anuncia el probable adveni-
miento del hijo tan deseado, siendo esa la
principal causa por la cual Josefina no está á
RIVOLl su lado, ella que tiene horror al vivac.
(Pieza en cuatro actos y cinco cuadros verso, y prosal, En realidad, está en Milán dejándose cor-
por Kciié l'aiicliois, en el Odéon. tejar por el bello capitán Charles, tenorio de
espada, inconciente y vulgar."Bonapartc no
Hojeando la corrcsi)ondencia de Bona- puede batirse sin verla, y cabalga furiosa-
partc á Josefina de Bcauharnais — cuando mente de Mantua á Milán, de noche, desa-
recién unido á ella el joven corso debió fiando latormenta. Ya adivinares que cuando
abandonarla ]:or su ejército — el autor tle llega á la habitación de Josefina — donde
Becthoven concivió svi nueva pieza Rivoli. entra escalando la ventana como si fuera á
De modo que en ella nos presenta al Bona- un amor robado — el capitán Charles se
parte de ^•ointicinco años, juguete aún do encu(!ntra con ella.
un amor apasionado del cual gustaba los Esa cama que aparece en el tercer acto, ese
primeros sorbos, y llegando al frente del amante que se esconide en la ioiletle y ese ma-
ejército de Italia con el sabor de los besos de rido que salta la ventana, chocan un tanto.
su Josefina, atormentado por su recuerdo. Rota toda su ilusión de enamorado, el
Y al lado de ese Bonapartc fogoso y enamo- hombre sufre, mientras Josefina llora sobre
rado — y por lo tanto expuesto á ser débil, — la cama. Pérfida y con elasticidades de gata
M. Fauchois nos pinta el joven general que ciñiere retener á Napoleón que piensa en su
sucediendo al inepto Schérer en el comando ejército desplegándose allá bajo, sobre los
del ejército muestra enseguida su garra de llanos de Rivoli. Y ese es el momento más
león, V su voluntad inquebrantable, y la bollo de la escena. Napoleón se muestra
increíble elasticidad de su genio que mientras siempre obsesionado por la cálida belleza
92 MUNDIAL

' L A GAMIXK''. — Los autores con sus intérpretes.


de la creóle, que quiere rodearlo con sus bra- volviendo en esa chicuela de diez y ocho
zos que iban á estrechar al otro. años los sentimientos confusos en el primer
(c Ma victoire est plus belle que toi ! » momento, con un amor que engaña á ella
Grita el héroe y vá á buscar su ejército misma, creyéndolo real, y que se funde al
bajo el tori'ente que cae fuera. beso de otra boca que no es la que ella creía
Y después nos aparece sobre el plaieau desear, fijándole por el sólo roce de sus
de Rivolí, donde tiene un sueño, y la sombra labios el verdadero amor, el que transfor-
de César le predice el Triunfo y la Gloria, mará la Gamine en mujer, y en mujer que
si antes el Héroe vence al Hombre. piensa y que sabe amar.
Y después es el alba, y es el joven César Tales son los distintos estados de alma por
de pié sobre la meseta, en medio á una que hacen pasar MM. Veber y de Gorsse á
magnífica decoración, en su pose preferida, la heroína de su comedia.
clavando su mirada de águila sobre su ejér- Comedia que — por lo caricaturesco de
cito que desfila abajo, rumbo á la Victoria ! ciertos personajes — tiene del vaudeville,
Y hay cintas tricolores, y hay sones de y que — por el estudio minucioso y justo
trompetas y cantos de Carmañolas, y de de ciertos caracteres — es la comedia psy-
Marsellesas. Es, en suma, una pieza hecha cológica.
para ser aplaudida por el público. La alegría y el ansia de vida de Colette
Y si eso buscó Mr. Fauchois al presentarla, desentonan en el medio provincial y beato
al segundo Teatro Francés, á fé que lo ha en que sus viejas tías la han criado. Basta la
conseguido brillantemente. amistad del pintor Delannoy — miembro del
In.stituto — que ha ido á pasar dos meses á
su país, para despertar en la chicuela sueños
de arte, y es justamente en esc momento
LA CAMINE que por indicaciones del cura del pueblo, y
(Comedia en cuatro acles). para que los fieles no sigan escandalizándose
con las excentricidades de Colette, que sus
por MM. Vcbery dcGorsse: en la Renaissancc. tías quieren casarla con el hijo del notario,
La nueva pieza de Fierre Vcber y Henry de el tonto y ridículo Pingois. Tras lo cual la
Gorsse es un nuevo triunfo para sus autores. Gamine procede como una mujer, ó tal vez
Esa exuberante juventud que le comu- como una Gamine : huye á París y vá á
nica la Gamine Colette conquista desde luego reíu.giarse á la casa de Delannoy.
al espectador, que quedará bajo su encanto Embarrase de éste ; pero, cómo rechazarl a ?
durante el transcurso de los cuatro actos. esta loquilla de chicuela no promete seria-
Los autores nos han mostrado — aunque mente tirarse al se;na ?
algo ligeramente Bara no apartarse del carác- Colette cree sinceramente amar á Dclan-
ter de su comedia — cómo se van desen- no\- — que casi la triplica en edad — por que
MUNDIAL 93

L A GAMINI! " . — Acto

siente celos cuando ante ella el pintor se ranza la una en brazos de la otra, y él sigue
encierra en su cuarto con su querida Nancy artista, refugiando su dolor y su sacrificio en
Vallicr, de la Comedia Francesa. En rea- el arte.
lidad, Coletto no siente sino los entusiasmos He allí lo que más interesa en la comedia :
de la Ganiine por el hombre de talento que cuando la Gamine no existe más, cuando deja
la proteje. Para desahogar ese amor toma paso á la mujer ; ese cambio en el carácter
por confidente á Fierre Sernin, el discípulo de Colettc, esa evolución de sus sentimientos
preferido de Delannoy, y cuando llorando que tienen como punto de partida la caricia
se echa en sus brazos, él, que la ama sincera- de unos labios amantes. Y los autores debie-
mente, la besa en la boca. Delannoy lo ex- ron haber insistido más en mostrarnos ese
pulsa y por ese gesto de ira conoce con horror cambio en el estado de alma de la heroína,
que también él — cincuentenario,— está ena- aunque — y es preciso repetirlo — eso los
morado de la Ganiine. hubiera apartado algo del carácter etero-
Pero la Camine ya no existe : es una mujer. génco que han querido dar á su pieza.
Y ahora ya sabe lo que desea, ya sabe lo que Y por lo, demás... la Gamine es Mme Lan-
ama. Ese beso en los labios (Delannoy la tclme, esa deliciosa artista que representa
besaba diariamente en la írentc) le hace maravillosamente y con un fino esprit su
amar á Fierre Sernin, aunque por reconoci- rol de ingenua. Viéndola moverse en el
miento y bondad de alma se casará con De- taller de Delannoy, decís que la Vida y el
lannoy. Pero Delannoy se suprime, echa las Amor se mueven allí.
dos juventudes que cantan la Vida y la Espe-
FRANCO H.-ROSSI.
4s-

Molina Delza. descansa de- las ¡'aligas del teáiro. en- su pinfaresco jardín.
MUNDIAL 95

Hemos creído tnteresanle para el jmbltco /tispano-americano estas ligeras


siluetas de artistas parisienses; el azar lia hecho que comencemos con
Monna Delza, prometiendo á nuestros lectores continuar la serie con las más
notables actrices que son las niñas mimadas del público francés.
os pascantes (|iic lleva el lias- interesa,ntc',s éintcligentesparisien.ses: Monna
lío, el romanticismo ó la afi- Delza.
ción al buen aire, por las ave- El .sitio es tranquilo y parece á propósito
nidas que irradia la Plaza déla para el descanso, el estudio ó el ensueño.
Jistrella hacia las ninrallas, Ella, que tiene vcrdadei^o gusto y es prolija,
encuentran en la del Bosque ha puesto todo su empeño para que el
un hotclito intrigante, con can- amable retiro sea propicio ásus inclinaciones.
cela herrada, que hace pensar Y es así como el visitante empieza á admirar
en los antiguos castillos espa- el talento de la artista desde el momento que
ñoles. Allí no vive, como po- traspasa el umbral de su casa.
drá creer el proíano andariego, Hablar de « interiores » es asunto deli-
ni un noble linajudo, ni un americano extra- cado y hasta cierto punto abrupto ; y si los
vagante, ni un ministro de gustos literai'ios (( intcrio3cs » son de una mujer bonita, ele-
siquiera. Pero c.3to no puede motivar una gante y de talento, el trabajo requiere
desilusión al cnrio.so paseante, pues por poco guantes de Suecia, perfumados y herméticos.
que trabaje en averiguarlo, so entera que La curiosidad jjública, que no conoce me-
allí tiene su nido una de las más lindas. dida ni admite biombos, pide intimidades,
96 MUNDIAL

Momia Delza no deja l>asar una larde sin tomar el lité.

tibiezas, revelaciones ; de aquí la moda rei- á que obliga el teatro, es una enamorada del
nante de) at hoine. Los hombres dirigentes, silencio y de la soledad. En su hotelito de la
los artistas más ó menos célebres, el «hombre Avenida del Bosque, con la negligencia que
del día », y todas las personalidades del aj- produce el placer, lee á sus pcétas favoritos,
fiche, del cartel, del periódico ó de las tablas, á sus novelistas preferidos, y aunque por su
deben sufrir eso que algunas gentes poco belleza, su talento y su elegancia, es céle-
consecuentes con ellas mismas han dado en bre en París, ella se aparta dulcemente
llamar « suplicio del reportaje ». Las mu- buscando en los libros la satisfacción que
jeres bonitas, naturalmente, no piodían li- pide su espíritu exquisito y su alma senti-
brarse de este « suplicio ». Los fotógrafos, mental. A veces, también, como sabe com-
que parece van probando la no existencia prender la sencilla y grandiosa poesía del
de lo imposible, han sorprendido á Monna. campo, se vá á su Villa por dos ó tres meses,
Delza en su casa, más, en su nido tibio y y allí, entre las flores sonrientes, con un
familiar, sin las poses á que obliga la profe- decorado pastoril y un buen sol generoso,
sión de artista teatral y sin más inise. en continúa hilando sueños en la rueca do su
scéne que las queridas cosas de que ella se exquisita imaginación.
ha rodeado para su íntima satisfacción.
Todos saben quien es Monna Delza. lín la * **
pieza de Heni'i Bataille, « La Vierge Folie »,
Monna Delza se reveló al público de París Y bien, la eterna ingenua nos promete una
como una artista de verdadero talento ; ésto sorpresa.
ha hecho que la crítica no titubease en colo- Una vez que se conocen los detalles de su
carla entre las grandes del Teatro francés. estreno en Alemania, donde dicen que recitó
Su iniciación en la carrera de las tablas, sin admirablemente los versos de la obra du-
embargo, tuvo lugar en Alemania, con gran rante más de un mes y en dos sesiones dia-
éxito en diversos papeles de ingenua. Des- rias, todas la-s sorpresas que se nos anun-
pués ha corrido tras el triunfo definitivo con cien no nos sorprenden.
gran premura hasta alcanzarlo en la obra De recitar versos á cantarlos, y de cantar
que ya dejamos nombrada. á bailar, no hay más espacio que las vacila-
Monna Delza, á pesar de la vida agitada ciones naturales.
MUNDIAL

illlllllllilÉijiíulililillilliiiiliiglMIMim^^ JJillllliillllllllllllllltllllllllllllllllll!|llliíllllllll[lilil|Íl!liflii'liÍ

Un rincón curioso en su liolel.

Parece que Monna Delza no ha vacilado gría, también buena para el espíritu y sana
mucho tiempo. La espiritual artista se nos para la vida.
vá á presentar bajo el doble aspecto de bai- Su espiritualidad parisiense no estará
larina y de cantante. Para esta sorpresa ha avinagrada seguramente con la mordacidad
elegido el escenario del Palais Rpyal y la maligna que provoca el ridículo ; será una
obra que para el caso han escrito los señores alegría desbordante y espontánea, una ale-
Hennequin y Mitchell. Estamos seguros, se- gría comunicativa, también ingenua, nacida
gurísimos, de que así como triunfara en la de su juventud llena de flores y contentos
Comedia triunfará en el sublime arte de Sa- íntimos, tal vez hija de una bondad grande
lomé. ¿ Puede, acaso, haber algo impiosiblc y delicada, verdadero perfume de las flores
para un talento dúctil como el de ella ? hermosas y los frutos sabrosos.
Bailará, bailará admirablemente, y el ritmo La que ayer hizo sollozar hoy hará reír.
plástico de todo su cuerpo sabrá conquistar No sabemos si ella aceptará con más satis-
aplausos tan espontáneos y ruidosos CO:TIO facción el aplauso de los sollozos incontenidos
el ritmo de su voz y la elocuencia de sus por la emoción, ó el juguetón cascabeleo de
ojos. las risas francas. Pero lo que sabemos es
En el Palais Royal se nos revelará tam- que ella sabrá cumplir hoy como ayer.
bién como una espiritual cómica y esto no Y ya no son sólo los fotógrafos los que
será más que la afirmación de su asombrosa han ido á sorprender á la elegante artista
flexibilidad cerebral y hasta si se quiere, el en su castillo y en su Villa, ahora también
complemento de toda su obra artística que los pintores se ocupan de ella y ya aprestan
no por corta deja de ser varia y definitiva. sus paletas multicolores y sus finos pinceles
Después de haber hecho derramar lágri- de marta para perpetuar su silueta admi-
mas infiltrando en el corazón del público la rable. Gosé, el exquisito dibujante catalán
tristeza del alma de sus encarnaciones, á las que ha sabido conquistar un puesto de honor
cjue ella agregaba la sutil melancolía de su en esta ciudad tan difícil de conquistar, está
romanticismo, es humano deshojar la ale- trabajando en estos momentos un afñche
MUNDIAL

digno de quien se lo inspira y que todo Paris todo visitante desconocido que se presenta
podrá admirar dentro de poco tiempo. ante las rejas de su puerta, es objeto de un
Y tampoco es ésto todo. Los empresarios, anticipado y verdaderamente inquisitorial
que áfuer de buenos comerciantes saben tanto examen. Se cuentan á este respecto algunas
de psicología como de resolver problemas anécdotas curiosas que sería aquí largo de
aritméticos, han encentrado que Monna relatar.
Delza muy bien puede ser contratada para Lo fabuloso también le encanta. Las tierras
cualquier escenario del mundo y á estas lejanas, jóvenes 3- proinetedoras, tienen
horas despliegan toda su actividad de hom- una fuerza imánica para ella. Ainérica es uno
bres de negocios y echan mano de todos los de sus sueños por realizar y según nos dice,
recursos de galantería y amabilidad que pronto, tal vez dentro de pocos meses, irá á
pueden llegar á decidir el esperado contrato. Buenos Aires, irá á Montevideo, irá á Rio Ja-
Mientras esta verdadera batalla se libra neiro, irá á Santiago... Y allá, en América,
en Su derredor, ella, la romántica castellana en esa América generosa y hospitalaria
de la Avenida del Bosque, sigue su vida apa- como UT campesino de leyenda, Monna Delza
cible, aprovechando las caricias del buen sol sabrá conquistar nuevos aplausos, nuevas
primaveral y la frescura de los tiernos cés- flores, nuevas palmas. Sirvan, pues, estas
pedes de .su jardín de ensueños. líneas, de espontánea y sincera presentación.
Tanto ama el retiro de su morada, que S.,

Monna Delza en una encantadora pose de abandon-o.


MUNDIAL 99

". HISTORIA

Influencia Inglesa en el Plata (1806-07)


o (Fragmento) o

Para Don SANTIAGO GUIDO

l^fe T i\ revolución de Mayo del año ya algunos nativos distinguidos no estaban


15 -L ,i8io, más que los otros gritos aún osjjarcidas en el ambiente.
do Independencia lanzados en ICl día de San Juan, los habitantes de
el resto de las colonias espa- Montevideo pre.senciaron, no sin asombro,
ñolas tuvo, sin duda, origen, por la extraña y especial solemnidad con que
en causas financieras ; pero, la rodearon sus oi-ganizadores, la primera
fuera ocioso pretender que procesión masónica que tuvo lugar en Amé-
sólo mezquinos intereses nra- rica latina. Lsta aparatosa ceremonia fué
teriales guiaron á los patrio- bien el complemento del periódico « The
tas directores de aquella. Southern Star » (« La Estrella del Sud »)
Los comerciantes ingleses que bajaron á publicado con el fin de ensalzar las virtudes
tierra tras la conquista de Montevideo (1807) de los nuevos amos contra los cuales penin-
no fueron sólo aventureros curiosos sino sulares é hijos del país alinientaban una doble
también vastagos do familias insulares res- inquina, religiosa y de raza.
petables, cpio lograron, con sus mercancías, La propaganda de « La Estrella del Sud »
hacer casi de improviso más barata y más fué como la primera chispa ,que voló do
cómoda la vida en la ciudad fundada por una hoguera cpie en 1806 ya había alumbrado
Zabala. con sus resplandores el cerebro de aquellas
Militares y civiles dieron impulso prove- cabezas dirigentes, que tras de poner un vi-
choso á dos fuertes evoluciones, que lleva- rrey armaban por su cuenta el brazo de sus
ron fatalmente, para desgracia de España, intrépidos compañeros, que á las órdenes
al movimiento imperecedero de Mayo. de Linicrs cruzaron entusiastas el ancliuroso
Y como, aún en los lucidos ticmjsos en que río como mar para conseguir el grado de re-
vivimos, la, del confort es cualidad que los conquistadorcs.
hijos de Albiójj poseen por primeros, así Los jefes ingleses que en el Plata pasaron
también en a:]ucllas épocas ideas de heroís- su efínrcro período de gobierno no se con-
mos y de agitaciones continuas los natu- tentaron con defender en su gaceta las ven-
rales do esa misma tierra hicieron llegar hasta tajas que reportarían á estas regiones el
nosotros, por el ejemplo, prácticas y útiles establecimiento de franquicias comerciales,
necesarios, ora en lo que al servicio de mesa tan beneficiosas para la expansión económica
concierne, ora en, lo que á la misnra, vida de la Gran Bretaña, sino que, con perspica-
cómoda se refiere. cia suma, se impusieron la consigna de deni-
A los que más costó adaptarse á las nue- grar á sus antecesoi'es en el dominio do estas
vas reglas del vivir naturalmente introdu- comarcas para hacer asi más resaltantes los
cidas fué á las familias españoles de mayor al- beneficios que su tutela permanente nos
curnia y á las de más hunrilde condición. reportaría. Abrieron los ojos á todos los
La clase que llamaremos media, sólo para gobernados declarándoles que los que en
distinguirla de las anteriores, se nrantuvo E.spaña se mostraban nju)' por debajo de
siempre en su' puesto, adaptando para su los puestos á ellos conferidos no merecían
comodidad los usos y prácticas extranjeras dirigir desde tan lejos á quienes tenían en tan
que creyó pertinentes, conservando siempre, alto precio la caballerosidad y el honor, - aa-
en general, las costumbres hispánicas. lidades que en otrora fueran innatas en
Junto á ese bienestar económico que hicie- tierras de Castilla. Veamos, como muestra,
ron verdadero en el corto período de su algunos párrafos del primer número de
dominación, los invasores trajeron ideas de periódico que se dio á luz en Montevideo el
libertad, que si bien es cierto profesaban 23 de Mayo de 1S07 ;
MUNDIAL

i( Volved los ojos por un momento hacia jurisprudencia y libertad inglesa, á la vena-
el otro hemisferio — se consignaba — y mi- lidad y tiranía de España : }• colmarán de
rad el estado de la monarquía española bendiciones el feliz instante en que comenzó
degradada á una provincia del imperio fran- su suerte independiente entre los brazos
cés y casi enteramente borrada del mapa de de la Gran Bretaña. La política de España,
la Europa. Este reino tan célebre, y anti- h a sido estrecha, mezquina é interesada.
guamente tan poderoso, y cuyos hechos Los honores, empleos eclesiásticos y secu-
famosísimos se iban extendiendo á las na- lares se han conferido siempre á los hijos
ciones mas distantes del orbe, ahora está de España posponiéndose el mérito de los
caduco, sin fuerzas y muriendo. Bajo el del país. Los naturales de este suelo han sido
dominio absoluto de un ministro infame, despreciados, y considerados como sospe-
el instrumento y creatura de un tirano ex- chosos. Más hoy bajo un cielo más brillante
traño y el traidor de su patria, la España en y benigno sólo tendrá lugar el verdadero
el día ofrece una pintura de deshonrada infe- mérito; y á este sólo será la preferencia y
licidad y humillación ; teniendo una exten- los nacionales gozarán las distinciones que
sión vasta aunque impotente y débil, su hasta ahora han desconocido ».
grandeza antigua está arruinada, y casi olvi- « La Estrella del Sud » con sus ai'tículos,
dada, y no parece ahora más que el esqueleto estilo de proclamas, ínflu3'ó más que ningún
de un gigante ». otro impreso en el fomento de las nuevas
...« La libertad es el fundamento de la ideas ; penetró más que las aquí escasas pu-
constitución inglesa. Sus leyes están esta- blicaciones de los revolucionarios franceses
blecidas sobre la justicia y la equidad. Nin- y de Juan Jacobo Rousseau en la masa del
gún tirano puede sacrificar á su capricho las pueblo, que entonces pudo leer ú oír leer
vidas de sus vasallos. Ningún señor injusto, á su gusto las primeras críticas dirigidas
para satisfacer su mala voluntad ó para ven- públicamente, en su proj^io suelo, al sis-
garse puede destruir á un sujeto humilde. El tema español imperante, al sistema de la
pobre villano, que á sus fatigas incesantes tiranía política y del monopolio comercial.
debe su miserable subsistencia, respecto á No en valde mandó Inglaterra á tan leja-
la libertad es igual á su soberano ; se confía nos confines lo mejor entre sus marinos, ya
en la justicia de su patria, y se abrasa su probados en otras empresas audaces, si bien,
ánimo con la noble sobei^bia de la indepen- como Sucede á menudo, puso con el elemente
dencia. Las riquezas no pueden trastornar la bueno otro malo, con el que sólo parecen
justicia de la ley, ni el poder ocultar el delito. detenerse algunos cronistas que olvidan las
« En una monarquía absoluta como la es- ambiciones que la previsora Albión acari-
pañola, la libertad, las posesiones y vida del ciaba desde tiempos atrás- sobre los ya vas-
vasallo dependen del capricho de un tirano. tos mercados que España le dejaba visitar
El rey de la Gran Bretaña es el padre de sus por una puerta apenas entreabierta.
subditos. Su poder reconoce por base el Los ingleses que no se hallaban en Monte-
amor, y no el miedo. La bondad de su cora- video en 1807 sobre un lecho de rosas, como
zón y carácter, la suavidad de su gobierno no lo habían estado un año antes en Buenos
y su habilidad en escoger á sus ministros, Aires á la fecha reconquistada por la ban-
han alzado nuestro imperio, durante su dera de oro y gualda que hasta los nativos
reinado tan largo y glorioso, al punto más americanos defendieron con laudable bi-
alto del poder y de la gloria. En someteros zarría — tomaron en la ciudad medidas que
al cetro inglés participaréis los mismos dere- hicieron el alma altiva de los españoles,
chos y privilegios que gozamos nosotros. mandándoles, sin distingos, comparecer á
Vuestro comercio libre de exacciones injus- la Plaza mavor, con el fin de prestar en ella
tas y monopolios onerosos se hallará más juramento de fidelidad á un rey y á una
feliz y próspero que nunca. La justicia se patria que no era la suya, y, sometiéndoles,
administrará con imparcialidad rigorosa. además, á las consecuencias funestas, que
Las puertas del « Forum » estarán igual- podría producirles el fomento de la baja
mente abiertas á los españoles que á los delación entre sus filas.
ingleses ». Más, si bien es cierto que los actos de esa
En los números siguientes los noveles índole ejecutados por el generalísimo inglés
redentores continúan haciendo vehemente Auchmuty así como otros actos arbitrarios
propaganda eñ favor del país qu-3 les paga tendentes á quebrantar el respeto á los fueros
sus artículos; tratan de tocar con su pluma municipales que hasta entonces todos respe-
el alma misma de los orgullosos y altivos taban, constituían delito inmenso para los
platenses, á quienes dicen : españoles que tenían el culto del Dios único y
« Después percibirán la diferencia de la superior de su catolicismo y el de la I..ey de
MUNDIAL -lOI

su lejana patria, no es menos verdadero que las rebeldías, no muertas, contra un régimen
esa misma manera de portarse, sacrilega militar pernicioso, lleno de fanatismos,
para entonces, influyó sobre el ánimo de desconocedor de las mismas instituciones
los criollos, que, menos religiosos aunque que su propio monarca á tiempo regla-
más amantes de su independia, se lanzaron mentara.
á la conquista de esta última á golpes de Inglaterra, que no vino al Plata para
sable y lanza sobre sus potros indomables. redimir y que ven.gó con su propaganda libe-
En Montevideo y en Maldonado, mtis en ral el reconocimiento que España hiciera
Maldonado que en Montevideo, la soldadesca años antes de la Independencia de los Esta-
inglesa, ebria y ávida de botin, cometió dos-Unidos de Norteamérica, 03-Ó pronto
excesos condenables, principalmente en los sonar para sus naves de guerra la hora de
primeros días que siguieron á su desembarco, su eterna partida.
menoscabando la libertad privada y des- Con el tiempo, los invasores do ayer trans-
conociendo el respeto debido, á las creen- formaron el hierro de sus armas en potentes
cias ajenas, pero todo eso íué reprimido á locomotoras y el oro de sus uniformes mili-
.tiempo por jefes conscientes de su misión. tares en fuertes monedas que llenaron las
Tales atropellos tocaron más intimamente arcas de los sindicatos que en el Uruguay y
al alma hispánica que á la de sus subditos de en la Argentina inauguraron las primeras
ultramar, quienes tenían íresco el i'ecuerdo Jíneas íeroviarias, vanguardias poderosas del
de su raza charrúa, el del último episodio progreso.
de la reconquista de Buenos Aires y el de HUGO D., BARB.\GF.LATA.

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Í<íí>^ ^y^ ) ^ ^ )^K } ^ \ )^K }<^\ ^ í ^ }^A } ^ \ ) ^ \ )^K ) ^ ^ )^A

MAYO

Ni frío ni calor.
Ni calor ni frío.
La brisa en el río.
El aroma en la flor.
En el labio los besos.
En el pecho el amor.
En los bosques espesos
La voz del ruiseñor.
Blancas mariposas
En el joven jardín.
Visiones luminosas
En el azul confín.
Corderinos pascuales
En la amable juradora.
Cascabeles, timbales,
El sol.... ¡ La Primavera !
ALEJANDRO SUX,
102 MUNDIAL

La v e r d a d e r a Moda
— Qué es, al fin, una crónica de modas ? por completo de perlas de acero y c alóur-
me decía no há mucho el más espiritual die j¡, casi sujetada, por aplicaciones de
de nuestros autores dramáticos. Uste- pasamanería; al borde de la túnica, un
des no hacen otra cosa que describir lo crespón de seda, rosa viejo, bordado de
que todos vén... lo que casi todos saben... pequeñas perlas de oro, va ceñido al talle
— Perdone usted, no todo el mundo vé, por un cordón. Otra superposición de muse-
muy al contrario... Una crónica de modas linas de seda es también notable; ésta, ci-
es un guía, que derrama luz; es una amiga ñendo estrictamente el cuerpo, desnudan
fiel para las lectoras y el espejo donde sus con decencia aquellas mujeres cuyas líneas
deseos se reflejan. se presten á éste... modelaje.
Como guía, la crónica debe enseñar el Los sombreros de calle y los tocados de
camino de lo bello, de lo bonito; indicar lo noche toman las formas más diversas,
que está ó sienta bien, lo que está ó sienta desde la del pan de azúcar hasta la de la
mal de las innovaciones y de las creaciones cesta de flores: debo decir, no obstante,
que aparecen; hablar de los modelos inédi- que el pequeño sombrero hundiéndose en
tos, dar de ellos una idea. la cabeza, triunfa, pero no es admisible si
Es entonces cuando derrama luz, porque no sale de un buen taller de confección.
dá, por ejemplo, consejos como éstos : « el El " serre-téte » para la noche, aunque
modelo es así, pero no hay que imitarlo «, empiece á ser vulgar, tiene adeptos. Inútil
(' ésto también se lleva, pero no sienta que os diga, caras lectoras, que para permi-
bien », (' este modelo tiene éxito, pero sólo tirse este...; cáspital... digámoslo; este
lo llevan determinadas personas », etc. ". bonete de algodón „ que no deja ver un
Y es, en verdad, una amiga fiel, cuando solo cabello, fuera de la franja de la frente,
abordando hasta los más pequeños detalles, es necesario ser muy, muy, muy joven, ó á
hace sentir el ridículo de determinadas usan- lo menos muy fresca. El zapato de tercio-
zas. pelo está en boga, todavía. Parece que se le
Por esta respuesta, mis amables lectoras quiere reemplazar por el de satén, preferido
sabrán qué labor — ; qué agradable labor I de nuestras abuelas : irá acompañado, según
— me impongo. Quiero describirles « lo que dicen, de medias de seda blanca. Pero... si
mis ojos han visto » que diría nuevamente yo me permitiera dar un consejo, y,
M. Arthur Meyer, y lo que yo he deducido después de todo, me lo permito, ya que
de ello. estoy ahí para ello, os rogaría que no fuerais
Sin perífrasis, pues, digamos ya que, este vosotras las innovadoras. Por mi parte, este
año, la moda sienta muy bien al cuerpo, es zapato de satén negro chocando con la me-
decir que es seyante, como se dice en fran- dia Manca, no me dice absolutamente nada...
cés. Para « hablar mal « de ella, esperaré á menos, á menos... No lo digamos; i tiene
que haya cambiado... La ventaja de la mo- tantos caprichos, la moda !
da actual es que todas las mujeres parecen Los peinados son siempre ". vaguees »,
jóvenes. Mirad estos modelos que se mues- con la crencha al lado : no obstante, las ru-
tran en las carreras y decidme si no son bias ganan mucho en belleza llevando los
encantadores. Por empezar, un satén negro, cabellos poco sujetos y á bucles. Las more-
suave, recubierto de una blusa y de una nas continúan ostentando ondulaciones
túnica de velo bordado; un crespón c glacéo, regulares-
azul porcelana y blanco con vainicas bor- Las sombrillas de terciopelo serán el
dadas de azul y negro en el cuerpo y en las éxito de la temporada. He visto un delicioso
mangas. Señalemos también un vestido ter- modelo hecho de una mezcla de tela de
so, género « camisa de judía », bordado en Jouy y de terciopelo negro.
lo bajo, en el cuello y en las mangas. I Y qué de nuestros pequeños bolsos, con-
otros, y otros, más ó menos vistosos que vertidos en sacos enormes? Hoy día se usan
no describo para no ser prolija. de brocado, con un largo cordel y se llevan
Como toilette de noche, hé aquí un abri- suspendidos de los hombros. ... .
go de satén suave rojo « de crepúsculo »
rocubierto de muselina dé seda gris bordada MARIE BERTIN.
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Algunos di los üllimos modelos vistos en Auteuil,


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MUNDIAL "105

Libros Hispano-Americanos
'^ -^ -f

El porvenir de la América Latina, de largas meditaciones, consultas y tanteos


por Manuel UGARTE. F . Sempere y Cia. diplomáticos ; no encontrará eL lector prodi-
Valencia. . ' ' ' galidad de citas y llamadas explicativas,
pero hallará, sí, una profunda sinceridad,
Después de la extensa labor de confra-
un profundo amor á nuestras tierras y á
ternidad hispano-americana realizada por
nuestra raza, una completa ausencia de
este escritor argentino en anteriores volúme-
segundas intenciones, una absoluta falta
nes y en diversas publicaciones de Ariiérica
de frases apostólicas... Ugarte no ha tenido
y Europa, este libro no es más que el digno
en cuenta conveniencias de nacionalidad ni
corolario de toda su propaganda, la corona-
de partido, corrientes diplomáticas, engrei-
ción de su simpática obra. No diremos que
mientos culpables, susceptibilidades de re-
gión ; persónalniente, haciéndose eco de un
clamor que ha tiempo se oye, ha lanzado
en este libro un grito de alerta, un grito de
entusiasmo 5^ un grito de esperanza ;... n nada
puede cerrar el paso al porvenir, — dice. —
A pesar de los desfallecimientos y las grietas,
la América latina tiene que elevarse hasta el
triunfo, empujada, como todas las fuerzas
históricas, por la rigidez de su destino ». Y no
se crea que ésto es mero y sinrple fatalismo
hijo de su lírica ; Ugarte, como muchos, sabe
que hay un alma grande, generosa y audaz,
en toda esa tierra americana amamantada
por los países latinos de Europa ; sabe que
el triunfo será, pero no cree en él á ciegas,
por patriotismo ; en su obra encontraremos
un suscinto análisis de los factores que nos
empujan á él lógicamente, y por éstos nos
convenceremos de la verdad. El que en mu-
chas partes hallemos desfallecimientos y de-
• ••, , Manuel Ugarte. • . rrotas no implica nada; los granos del cuerpo,
muchas veces, no indican más que exube-
es Ugarte el primero ni el único que del por- rancia de vida ; las sangrías suelen ser salva-
venir de la América Latina se preocupa y doras ; lo esencial es que la savia exista, que
ocupa, pero si que es el que con más tesón la anemia no trabaje al organismo y le debi-
ha machacado sobre la dura piedra de una lite ; los niños insubordinados, rebeldes y
casi general indiferencia, el que con más destrozones, son siempre los triunfadores
confianza en el futuro ha tratado la cues- cuando echan barbas, y por el contrario, los
tión, y el que ha conseguido, sin desplantes • obedientes, juiciosos y cumplidores, no lle-
ni gestos, mover la opinión de todo un conti- gan á ser en la mayor edad más que simples
nente, y sobretodo, mover la voluntad de niedianías que se consuelan del fracaso com-
toda la juventud Centro y Sudamericana. tcmplando las buenas notas del colegio y
las condecoraciones infantiles. Los pueblos
« El porvenir de la América-Latina » es,
son como los hoinbres, y aquí cabe perfec-
ante todo un libro optimista ; pero no de
tamente el- adagio cristiano : los últimos serán
optimismo lírico y sin base ; se vislumbra
los primeros. , '
en todo él una buena seguridad de triunfo
para inañana, pero se tienen los ojos puestos El libro está dividido en tres partes : La
también, en la aridez del presente. No es, Raza », « La Integridad Territorial y Moral »
tampoco, un libro definitivo, ni una obra y « La Organización Interior ». En el primer
maciza trabajada pacientemente después capituló hace un cuadro de los diferentes
io6 MUNDIAL

componentes étnicos que han dado como con sus personajes ; tal como los encontró
tipo al actual americano del sur, sin dete- nos los presenta; tampoco los sucesos los
nerse en pueriles divisiones regionales que ha revestido de comedia, de drama ó de-
pretenden inmunidades de cierta natura- ópera ; así, en « El azar ds los corazones »,
leza y cantidad, habla clara y valiente- nos relata una despedida amorosa que ter-
mente de las virtudes y defectos de cada una, mina : Se marchó sin que pasase nada trá-
y sin detenerse en lamentaciones extempo- gico ; yo no la volví á ver más en mi vida ;
ráneas sobre las desgracias de tal ó cual in- se marchó y mi corazón quedó de nuevo triste
fluencia, hace un llainado á la vii'ilidad y á la y sólo, quizás hasta el tropiezo de otra alma.
razón, para que de lo que somos saquemos Este hecho sencillo, en verdad, no tiene impor-
fuerzas para; ser lo; que debemos. — En el tancia ninguna... Pero hay siempre interés
segundo capítulo parangona lasdosAméricas, en conocer un alma.
i^ Latina y la Anglosajona dando un por qué Para los acostumbrados á las escenas de
;,á sus diferencias actuales con el estudio rá- la vida literaturizadas por los escritores, este
. pÁdo de sus dos distintas colonizaciones ; nos libro será, sin duda, una desilusión ; pero
habla d e l peligro yanqui, de sus continuas el Sr. Julio Rosales ha hecho bien en presen-
irrupciones é intromisiones en nuestros tamos esas frases escuetas de la exsistencia,
territorios y asuntos, descarta el peligro sin pompas líricas, adornadas solamente con
eui'opéo basándose en la rivalidad de las su amarga filosofía.
. grandes potencias, nos dice las convenien-
,cias de ^na sana fé en no,sotros mismos sin El Jardín de las Hespérides, por Cor-
¡perder de vista las ambiciones ajenas para nelio Hrsp..^NO. J. Casis, Editor, Bogotá.
. cpnservar • nuestro sitio, deteniéndose muy Admirablemente presentado lo que habla
.especialmente en la rivalidad de los Estados con elocuencia del progreso gráfico en Bo-
^ _Uriidos y el Japón, del que muchos centroa- gotá, nos llega este buen libro de poesías
'. mericanos esperan la salvación indirecta- helénicas. Lafrase de Andrés Chenier : Je veux
; mente, en lo cual no creo que anden muy qu'on imite les anciens..., es el credo del au-
. equivocados ; repudia los Congresos Pana- tor, quien, hay que confesarlo, cumple á
, mericanos porque « reposan sobre una fic- maravilla.
ción 3'. un olvido voluntarios de las reali- Desde la cubierta hasta el pié de imprenta,
, dades » ; lanza la idea de realizar congresos todo evoca los admirables tiempos idos. Pan
latino-americanos fundándose en la comple- coronado de pámpanos y racimos, una frase
• ta disparidad de intereses, carácter, origen, griega de portada, mondaduras de poemas
costumbres, lengua, .religión y miras de las viejos convertidos en lemas, sonetos pasto-
dos Américas y la completa homogeneidad rales, églogas tranquilas, héroes de Homero
de la repúblicas latinoamericanas, y nos y de Virgilio, dioses del Olimpo, citas de filó-
pinta, finalmente, la patria del porvenir sofos y una savia de paz que incita á vivir
formada de la imión de todos los países que en los campos, á orilla de un río trovador,
]3alpitan al impulso de la inmortal alma de con una ninfa por compañera, una flauta
• Koma. El tercer capítulo se dedica por en- para hacer coro á las cigarras, un gerifalte,
tero á la crítica de nuestras instituciones un árbol añoso, un rosal y una vid.
-]3olíticas, educacionales, religiosas, socialis-
tas, etc. Creo que. aquí ha sido , demasiado H o r a s de Luch.a,por Manuel G. PRAD A L I MA.
benévolo y no, sé hasta que punto ha hecho
bien. Un valiente volumen en el que se nos pinta
el estado político, social y económico del Perú,
El libro termina así : « Bajo una cúpula sin duda mirado con ojos demasiado pesi-
de gloria el Nuevo Mundo latino se habrá mistas pero que han visto todos los males
elevado á la altura de las razas que al negarse que sufre su patria. Esta labor de crítica
á desaparecer y al salvaguardar sus distin- chez nous me parece muy eficaz en todos los
tivas, defienden, con su concepción de la países americanos por aquello de « conócete
libertad y del progreso, un fragmento indis- y vencerás ». La verdad es que nosotros aún
pensable del alma universal ». no nos conocemos bien ; por ésto es digna de
todo mi aplauso la obra del señor Prada,
Caminos Muertos, por Julio ROSALES. aunque le señalo el defecto de ser tal vez un
Caracas. — El autor ha reunido cinco poco exajerado en sus apreciaciones.
observaciones íntimas y las ha tratado con
cierta ironía dolorosa que hace mal. Vulgari- P a s i ó n l u n á t i c a , por G. MARTÍNEZ SIERRA,
dades, cosas corrientes de la vida, escenas que ilustraciones de F . NUÑEZ MILLÓN. Gar-
se suceden á diario, sin llamar la atención, nier Hermanos, Editores, Paris.
componen el librito. No ha hecho literatura Este fecundo escritor nos ofrece una co-
MUNDIAL XO7

lección de cuentos y comedias en un volumen sensata y cuerda llama desdeñosamente


de trescientas treinta páginas. El primer locuras, pero que son las que en una forma
cuento es una historia vulgar relatada con perenne influyen en nuestra vida y nos dejan
arte ; el segundo es digno de figurar entre los en el corazón el perfume de una flor ó la ci-
de « Las mil y una noches » unas mil y una catriz de una puñalada. Las cartas de Enrique
noches más dulces y menos maravillosas. de Guímán, el Héroe, son de una profunda,
Égloga es una hermosa comedia llena de vida, triste pero verdadera realidad, y el epílogo
y Cuento de labios en flor, una bella página es lo que la gente cuerda llama « la cura »
poética y dulce, bien dialogada, más para la vuelta al seno de la conveniencia de la
leída que para llevada á las tablas. sociedad, proceso fatal de todos los rebeldes
flacos de espíritu, ó demasiado epicúreos,
Deshojando el silencio, por Julio Raúl que conociendo sus necesidades de placer,
MiiNDiLAHARSU. Iniprimcria Paul Dupont, buscan su satisfacción por amor á la vida
Paris. presente, á la vida real, corta y rápida.
Este joven poeta uruguaj'o nos ofrece
una colección de vei'sos sinceros, bien inten- Pueblo enfermo, por Alcides ARGUEDAS.
cionados, juveniles y un tanto bélicos. El V'':' de Luis Tasso, Editor, Barcelona
(2" Edición).
El señor Arguedas ha reunido en este volu-
men de más de doscientas páginas, una larga
serie de observaciones psicológicas sobre
Bolivia, — su patria, — con el noble objeto
de enseñar al país los males que le impiden
marchar hacia el éxito.
Escrito con sencillez y amenidad, « Pue-
blo Enfermo » resulta un libro interesante
é instructivo. Los títulos que encabezan- los
diez capítulos en que ha sido dividida la
obra, dicen con elocuencia de su importancia
como contribución al estudio psicológico
de los pueblos latino-americanos. « I, In-
flujo del medio físico en el desarrollo mate-
rial del país ». « II. El problema étnico en
Bolivia !). « III. Psicología regional. »
« IV. El carácter nacional ». « V. Una de
las enfermedades nacionales ». « VI. La
prensa, factor de decadencia colectiva >'.
Julio Raúl Mendüaharsu. « VIT. Causas de decadencia física ». «VIII.

volumen está dividido en cinco partes í


« Sangre de América », doi*de canta á las
repúblicas latinas y nos habla de i*nia batalla
entre las dos razas del continente ; « Pá-
ginas intimas u ; « Faces » ; « Cantos y can-
ciones », vigorosos y atrevidos, y « La brisa
entre las rosas », románticas visiones de
guerrero fatigado. Aunque no es su primera
obra, . el señor Mendilaharsü así lo cree,
como cree también en la inconsistencia de
las cosas humanas ; por eso, sin duda, nos
dice en « Inicial ».
Mi libro todo gérmenes— lioy sale de su nido
Como un pájaro joven volando liada el olvido.
Amoresprimaverales, por Alberto INSÚA,
Garnicr Hermanos, Editores, Paris. Ilus- Alcides Arguedas.
traciones de XAUDARÓ.
Después del prólogo sabroso de ironía De la sangre en nuestra historia ». « IX.
varios relatos sentimentales de los amores Causas de esterilidad intelectual » y « X. La
de juventud, do esos amores que la gente terapéutica nacional ».
io8 MUNDIAL

Aunque duro, no es pesimista, y luego « espíritus 1). La autora, que conoce perfec-
de. enumerar los males y sus causas, — males tamente el camino de las tinieblas, nos con-
que con poco más ó menos intensidad sufre duce, también, á escenarios serios donde
toda la América hispana, — el Señor Argue- los fenómenos
das traza un leve programa de regeneración se realizan sin
y al íín nos dice : ninguna clase
« Necesitamos hombres que echen abajo de superchería,
mucho, de lo que está arriba y hagan obra V allí nos cuenta
de revolución, constru^^endo de nuevo si es la historia de un
posible, sin contemporizaciones, sin cobar- al m a m á s ó
días, fuertes en su labor y preocupados, sobre menos extrava-
todo, de empujarnos al trabajo, forzarnos gante. Sin duda
al movimiento y, llenos de fé y valor, meter- ninguna, •' Caro
nos un ideal levantado en la cabeza, única y Spirto 3, es
manera de perseguir y alcanzar un fin, un unabella página
destino ». emocionante y
por ella sola, la
señora de Elor-
S o m b r a s , por Angeles VICENTE. Fernando m e n d i p u e d e
Fé, Editor, Madrid. estar satisfecha
Colección de cuentos que giran alrededor de su labor li-
teraria.
de las preocupaciones populares sobre los A7igeles Vicente.

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MUNDIAL 109:

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OGAMOS á nuestros lectores de
seguir hojeando las páginas de
publicidad que damos á continuación.
Bajo un aspecto artístico y recreativo
hemos querido p r e s e n t a r las casas ó
os artículos que por su reputación
mundial y su seriedad ó bondad
acreditada, merecen la mayor atención
y toda la confianza del c o m p r a d o r .
E n el t e r r e n o de los negocios, como
en el dominio de la literatura, de las
ciencias y de las artes, las invenciones
y los perfeccionamientos tienen por
efecto de revolucionar á m e n u d o la
fabricación y la presentación de los
artículos diversos que consumimos
y que son el resultado de la gran
vida económica de los países p r o d u c -
tores. P o r ese motivo deseamos
que nuestras páginas de publicidad
constituyan una revista interesante
de todas las fabricaciones, de todas
las casas y de todos los artículos
que deben interesar á n u e s t r o s
lectores, al ponerles al corriente
de lo mejor, de lo más nuevo
y de lo más útil en el m u n d o
de las industrias y del comercio.

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cadeza en los sentimientos:
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ciales que brillan en U n
H o g a r F e l i z . Las lec-
toras se sentirán conmo-
vidas al escuchar el relato,
triste unas veces, esperan-
zado otras, y enamoradí-
simo siempre, de una mujer
fiel que pena por las ve-
leidades de su esposo. E!
lector advertirá los peligros
a que el hombre se expone
por buscar aventuras lejos
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