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Tentures Murales
Lavables
M O ^ SALUBRA
LES PAPIERS PEINTS
LES ÉTOFFES ET
LA PEINTURE Wv-
^Sonl remplaces AVANTAGEUSEMENT]
Sur les Murs par
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Téiéphone ^ Jes TENTURES
325-41 X T E K K O ET
^SALUBRA,
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TEKKOLIN-PARÍS ^ ^ ""^ . ^ Zi
Oí 28.Rue deRichelieu,PARÍS
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NOUVELLE lETALLISATION
DÉCORATION PLASTIQUE' INALTERABLE
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fLEX/B/L/r£ SUR
C O R N I C H E S , R O SACES P L Á T R E , GRES,
MOULURES. GV PHlx :
S.'LOUIS I9Ü4 BOIS.
MOTIFS AJOURÉS, LIÉ&E 1905
PANNEAUX.
^aRUXELLES
kDIPlÓnt
STATÚES
PUBLICACIONES LEO MERELO & GUIDO FILS
MUNDIAL MAGAZINE-
Director literario : RUBÉN DARÍO
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»V^J. J_vl 1 V _ ^ X l \ 0 m
ARGENTINA HAITÍ
VSUSMSI} jmnTmrrmí
SOLIVIA HONDURAS
BRASIL
PANAMÁ
' 1 PARAGUAY
PERÚ
PORTUGAL
ECUADOR
REPÚBLICA DEL
ESPAÑA SALVADOR
FILIPINAS URUGUAY
GUATEMALA
VENEZUELA
MUNDIAL
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d e l N u m . I.
M a y o 1911
iIJ'Í
En nuestro próximo Número :
V O C E S D E G E S T A
Tragedia en tres jornadas, inédita de
D O N RAMÓN DEL VALLE INCLAN.
w sf !0r fc ^ ^ j s r ^ ^ ^ ^ ^ j r ^ j r j r
MUNDIAL
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DIRECCIÓN Y REDACCIÓN
24, Boul. d e s Capucines, P A R Í S
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L o s s u s c r i p t o r e s r e c i b e n s i n a u m e n t o de p r e c i o
todos los números extraordinarios que se publican.
E N E S T E N U M E R O
ARTEMIS, por Enrique LARRETA (Illustrado) ... PARÍS
NOCTURNO, por Rubén D A R Í O (Magnificas ilustraciones en
colores) ... LOS ARTISTAS HISPANO-AMERICANOS
EN EL SALÓN. (Reproducción de los cuadros).
MUNDIAL
mUNDIAL
aparece Heno de buena voluntad y con elementos que
hacen esperar el éxito, si el público hispano-americano
acoje con simpatía y estimulo á quienes quieren llevar á cabo
una obra de cultura, haciendo los sacrificios que r e q u i e r e una
publicación que en lengua castellana no t e n d r á rival p o r su
presentación tipográfica y artística y por lo n u t r i d o y vario de
su colaboración literaria.
La característica demagazine— habrá que a d o p t a r la palabra
en castellano — hará que en sus páginas alternen lo ameno y
lo c u r i o s o con lo bello y lo útil, y se p r o c u r a r á que el interés
no decaiga y que toda s u e r t e de lectores e n c u e n t r e en tal
r e p e r t o r i o complacencia, instrucción ó p r o v e c h o .
N o habrá preferencia por escuela ninguna, en lo exclusi-
vamente literario, de manera que no se tendrá en cuenta sino
la belleza y nobleza de la e x p r e s i ó n .
L o ingenioso, lo elegante, lo risueño t e n d r á n , como es de
razón, su consiguiente cabida. Y l o d o trabajo irá ilustrado
p o r la fotografía ó p o r el talento y la habilidad de especiales
dibujantes. Para ello la dirección artística p r o c u i a r á e l mayor
esmero.
Las Repúblicas hispano-americani.s s t r t n cbjeio de n u e s t r o
particular cuidado, así como E s p a í i a ; y será principalmente
con elementos propios coino llevaremcs á cabo nuestras
tareas.
Ua actualidad universal, en industria, c c m e r c i o , ciencias,
a l t e s , vida teatral, nnodas, e t c . . será atendida con singular
dedicación é interés p o r aptos c o l a b o r a d o r e s . Demás decir
que siendo un << ; magazine » que aparece en P a r í s , la nota
parisiense será de las p r e f e r i d a s .
-¡Wu/ií/m/cumplecon enviar su saludo
á sus colegas de ambos hemisferios y
en particular á los de nuestra A m é -
rica y de la madre P a t r i a .
Los EDITORES.
Ex'"" i>r. J'uiiiiiu lJ,,iL.
Presidente de la República de México, que viene ejcrcicmlu cs'.a mapilralura desde hace treinta años.
ll.Hiin;i.ui,jnir;iiiii-
LA AnmiCAammK^m
MÉXICO
mimTin.n i n i m i i r n n 11 i.i.iimj:i 11 INLVULUIU
ALGUNAS NOTAS DESCRIPTIVAS Pues bien, yo, en este artículo, voy áser un
verista.
AY una nueva escuela teatral Rubén Darío me pide algo sobre la situa-
(|ue llamaremos el verismo, )' ción actual de México para el primer número
consiste esencialmente en no del gran Magazine Mundial lanzado por los
llevar á la escena el conflicto sciiorcs I,éo Merclo y Cuido hijos — y yo
interior sino es dejándose pre- comiéndome mi cuita, la inquietud (inquie-
sentir ó entrever. tud y no alarma) que en todo buen mexi-
En la vida, segrm los íunda- cano tiene que producir la fiebre de 40 gra-
(ioics de esta escuela (cuando dos (fiebre de crecimiento, la llamo yo) que
menos en la vida chic) no se aqueja á nuestra tierra bien amada, voy á
labia jamás de lo que se siente. hablar de México en general. De su exten-
Es cursi ir refiriendo á todo el sión, (k: sus liabitantes, de sus regiones, de
mundo nuestras angustias interiores, que sus climas, espigando datos de aquí y dé
sólo á nosotros nos interesan. Es lamen- allá, de todo, menos de politica.
table obrar como aquel pobre é ingenuo Así cumjilo no sólo con la nueva escuela,
pcéta que en las reuniones bulliciosas llamaba sino con mi deber de diiilomático á quien le
aparte á un amigo y le llevaba á un ángulo está vedada con justicia toda apreciación que
de )a sala para decirle : no sea artistica, literaria... liasla filosófica.
— Hermano, soy muy desgraciado I Que mi natural inquietud la adivinen los
El hombre que se vá á batir al día si- míos. Sólo si quiero decir que el enfermo es
guiente con un rival temible, arbitro de la robusto, muy robusto, que acaso su crisis
espada, la víspera discurre sobre las vir- parcial no es más que efecto de la edad á que
tudes industriales de la remolacha. Los Ikíga y recuerdo las frases de una amiga chi-
padres cuya ímica hija se ha escapado con un lena mu\' linda por cierto, que ha poco rae
seductor, hablan á sus visitas de las ventajas decía con su voz de oro :
que tiene Biarritz sobre San Sebastián... — México es uno de los países del mundo
Que el oyente adivine, si quiere ó si puedo, que ha pasado por más terribles pruebas, y
los desastres íntinnos, las conflagraciones sin embargo h a sabido siem]ire triimfar.
morales. El censo de 1900 daba á México
MUNDIAL
Fotografía tomada con motivo de la entrevista del Presidente Tafl, de los Estados Unidos, y Porfirio Días, en
la fronlera El Paso.
13.145.462 habitantes... mal contados, por- eso México goza fama de hosjjitalario. ¿ No
que dada la estructura del país y la índole es la cortesía la cuna de la hospitalidad ? ¿ No
de las razas indígenas, el censo ha sido siem- es la virtud por excelencia de la especie ?
pre cosa difícil en la República. De la República Mexicana dijo alguien
En la actualidad bien contados, México debe que era un país de tres pisos : el litoral, la
tener dieciséis millones de habitantes, lis altiplanicie y las montañas inmortalmente
por lo tanto la nación hispano-americana niveas. Recuerdo haber expresado esta idea
que mayor número de nacionales cuenta. Su en los versos siguientes :
extensión de muy cerca de dos millones de
kilómetros cuadrados bastante inferior á la México ensaya sus vuelos
del Brasil, é inferior á la de la Argentina, de gran águila caudal
en tres gradas sin igual
hace que á pesar de la poca vecindad de su del altor de sus anhelos :
población, sea de los países más poblados Costa, Meseta central
de raza latina americana, México. y cumbres de eternos hielos.
De esos dieciséis millones de habitantes Muy montañoso es por lo general el terri-
que sin exajeración ninguna le suponemos torio nuestro, arrugado colosalmente jior
á México, el 54 por ciento pertenecen á la la Sierra madre que se bifurca formando dos
raza mestiza ; el 30 á la raza indígena, el 13 á cadenas enormes. Las más altas cimas
la raza blanca y criolla y el uno por ciento llámanse el Pico de Orizaba, el cofre de Pe-
solamente á la raza negra. Loemos á Dios, rote, el Popocatepelt (ó montaña que humea)
porque teniendo el problema indígena, no el Yztaccihualt (la soñadora y misteriosa
tenemos el problema negro como los Estados mujer blanca de los astecas, perennemente
Unidos, Cuba, el Brasil. El indio se educa recostada en su gigantesco mausoleo ; el
fácilmente. Es inteligente, apacible por lo .\jusco y el nevado de Toluca. Todas estas
general, á veces bello como una bella estatua montañas son de una majestad incomparable
de bronce y cuando la raza quiere dar una y custodian valles que, como el de México,
flor, dá un Juárez por ejemplo ! podrían contener muchas metrópolis.
El indio es además cortés. La cortesía es Muy variados climas reinan en l.i Ki|)ú-
una virtud primordial. En general el mexi- blica, debidos á la extensión v á l.i inmen-
cano, indio, criollo ó blanco es cortés y p w sidad de sus configuraciones. Desde las nic-
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ves hoscas de Chihuahua y de Coahuila de la moda y del reclamo vaya hacia nues-
hasta la tórrida molicie de Veracruz, de Cam- tras costas, podremos saciar el hambre de
peche ó de Yucatán, se extiende... toda la lira enignia y la curiosidad de todos los po tas,
que pulsan ya los cálidos terrales ya, los cier- de todos los artistas del Universo.
zos sutiles y enemigos. 2° La historia de las siete nahuatlacas,
Así los productos de todas las zonas se de las incansables peregrinas que vinieron
prodigan : el trigo, el arroz, el maíz y el frijol del norte, de las que uniéndose con los pri-
(bases de la aÜBnentación nacional) el cen- meros pobladores fueron engendrando impe-
teno, la cebada, el alpiste, el arvejón ; la rios, reinos y señoríos ; las que fundaron
huvas, las lentejas ; el garbanzo (que cons- esos prodigios de Tenochtitlan y de Texcuco,
tituye la mayor parte de nuestra exportación al borde azul y en el centro mismo de las
á Kspaña) el camote, tubérculo exquisito (la mansas turquesas de los lagos. El último
batata española) ; chiles (pimientos, guin- capítulo de esta historia ] ay qué capitulo !
dillas, etc.) de todas clase ; los derivados de que canto terrible de una iliada más que
la caña de azúcar, del maguey, de la vid ; homérica, es la conquista ; lo cierra con su
los textiles, como el ramié, el algodón, la espada de Toledo Hernando Cortés, sobre
pita, el henequén ; el ixtle de mague}' y la las ruinas del Anahuac vencido I
lechuguilla ; las maderas más preciadas como 3° La historia Colonial en que, además de
el ébano, la caoba, el roble, el madroño, el todos los héroes damos á España un Juan Ruiz
nogal, el palo de Rosa, el haya, el álamo, el de Alarcón y nos damos á nosotros una Le-
sabino, el ciprés, el zapote, el piño, el fresno, guenza y Gíngora, una Sor Juana Inés de la
el ocote, el guayabo y el guayacán. Cruz, un Padre Clavijero, un Navarrete, un
En cuanto á los productos minerales, sería Cabrera...
ocioso insistir. En más de 2.200 km. corren 4° La historia contemporánea primero
escondidas ó explotadas, ricas vetas de oro, convulsa, incierta, buscando cauce amplio
plata,cobre,h¡crroy])lomo. Laproducción del para su caudal robusto ; luego, encauzada
oro hasta hace pocos años mínima, aumenta ya,, serena, diáfana por un espacio tal de
en proporciones halagadoras. El México ar- tiempo que en Europa apenas pudiera con-
gentífero y productor de cobre se vuelve tarlo de paz alguna potencia privilegiada,
México aurífero y el yeso, el carbón de pie- ahora transitoriamente convulsa, de nue\'o
dra, el azufre, el kaolín y últimamente en Iransitoriamente inquieta; pero que habrá
proporciones considerables el petróleo, unen de sci'enarse pronto, muy pronto, á fin de que
su riqueza á la riqueza en flor de todas las se abran definitivamente para nosotros,
zonas. cuan grandes son, las puertas de esmeralda
México es un ])aís que tiene cuatro historias; del porvenir.
1" La precolombina, la misteriosa historia
de las remotas civilizaciones Maya y Zapo-
teca. Esta dejó ruinas muy más sugestivas Yen do desde aquellas distan tísimas civiliza-
que las de Egipto y el día en que la corriente ciones Maya y Zapoteca que por su antigüe-
los Presidentes Par/irio üiaz y T<i/Í recorriendo las ciiUes de lü Paso, froniern mexicana.
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en la Tesorería, la cual suma ha sido dedicada nidas ]ior cualesquiera bonos de la América
en parle á obras de beneficio público y se ha latina ; las cifras de nuestro comercio inter-
reunido por medio de los superávits alcan- nacional muestran un aumento de más de
zados en los últimos diez añcs, gracias á la 300 por ciento en treinta años, y el desenvol-
patente mano de una administración hábil vimiento de nuestra industria minera nos
y previsora ; nuestros xnlorcs en el extranjero coloca en la ])ritncra fila como ]iroduc*-Ores
han logrado las más alias cotizaciones obte- de plata v en la. Irrccia loiiio ¡iroductores
M UNDIA L
picio campo para sus actividades no siempre orden. Debieron, entonces, comprender que
buenas ó útiles; y aquellos individuos, la nación ha progresado, que el gobierno, pro-
escoria de la sociedad, que están á todas motor de la evolución, la sigue y estimula,
horas listos para pelear por cualquier causa y que ellos, en cambio, no han mejorado,
en que puedan obtener algún provecho y puesto que en sus actos muestran la impre-
poner en ejecución sus aviesas intenciones. visión que inspiró á muchos de los caudillos
Los primeros, han supuesto que por medio revolucionarios durante la dolorosa época
de un movimiento i-evolucionario cambiarían de nuestras guerras civiles.
en la República la presente situación, que i Qué bueno sería que pudieran ver cla-
no consideran ellos satisfactoria, echando ramente en qué estriba el verdadei'O interés
en olvido las cnsefíanzas de la historia, y de México, é iluminados por el patriotismo,
dejando de reconocer, en su juicio equivo- procedieran sabia y ]:)rudcntemente en lo
cado y miope, los adelantos realizados en el futuro !
curso de los últimos años por la honrada,
patriótica é ilustrada administración que el
Genera! Díaz ha presidido.
Mirando solamente algunos defectos de La actual situación de la República es la
ciertas administraciones secundarias (¿ en siguiente : lín el Norte, en una porción del
qué pais no los hay ?) y queriendo remediar listado de Chihuahua, algunas bandas de
determinadas deficiencias que son en realidad descontentos contra la administración local,
el resultado de nuestras condiciones étnicas sin organización militar, propiamente ha-
y sociales, no han reconocido la maravillosa blando, sostienen una campaña de guerrillas
evolución que se ha efectuado en el jiueblo en la cual muy en breve serán dominados
mexicano, como consecuencia de la difusión por la fuerza de las armas, á pesar de las
de la instrucción pública y la ventajosa si- ventajas que esa clase de luchas les propor-
tuación que han alcanzado las clases tra- ciona en una región montañosa.
bajadoras, debido al progreso de nuestras La norma política de nuestro gobierno
industrias. prosiguiendo la obra emprendida, ha contri-
V.n su propaganda nunca han encontrado buido á inspirar confianza á los ánimos
ningún obstáculo, mientras se han conser- intranquilos, que no solamente ven ésto con
vado dentro de los límites de la ley, el respeto satisfacción, sino que han llegado á ser soste-
á la vida privada y el mantenimento del nedores de la causa del orden, como lo son
14 MUNDIAL
todos los que han creado intereses en nuestro cracia más efectiva dentro del orden, y para
país. llegar á ser dignos siempre de respeto debido á
Yo espero que el reducido movimiento los paLses. como el nuestro, celosos de su
revoltoso en Chihuahua será reprimido y soberanía v que conocen las obligaciones
que todos volveremos á trabajar de nuevo, que les imponen las leyes internacionales.
unidos en el mismo elevado y generoso ideal : Antes de terminar, una última palabra :
fortaleciendo nuestra nacionalidad ; y por una palabra de concordia, una palabra de
medio del esfuerzo en nuestra labor, como esperanza y de buena voluntad para todos
obreros, ó como personas dedicadas á ocu- mis compatriotas, que bien saben que antes
paciones intelectuales, coino hombres de ac- que todas las divisiones de partido, que todas
ción ó funcionarios oficiales, haremos que el las diferencias entre hombres que abrigan
mundo civilizado — que tantas considera- diversas opiniones en política, se encuentran
ciones tuvo para con nosotros durante la cele- los más importantes y sagrados intereses
bración del centenario de nuestra Indepen- de nuestra patria, de .su prosperidad y de su
dencia — olvide esta transitoria excitación futuro. Podamos vernos unidos en el mismo
en nuestra vida de paz y progreso, v aplauda ideal, y ohddando todas la-s diferencias,
el constante y firme impulso con que todos trabajar juntos por el j^rogreso de la verda-
nos dedicamos al trabajo, para que nuestro dera democracia y el mejor desarrollo de la
adelanto sea más cierto y nuestra demo- tierra madre.
A. N.
ARTEMIS
por Enrique LARRETA
/ Salve, oh, muy bella, la más bella de las vírgenes del Olimpo, Artémis soberana!
Te doy esla corona tejida en intacta pradera nunca locada por la hoz, donde
'jamás han jmcido rebaños, sólo visitada por la abeja primaveral y que el Pudor
fecunda con su rocío.
(EURÍPIDES, Hippólito.)
I
IL^
5
I-.
t.
El gran ciclo puro desplegaba rios, de ex-votos, de estatuas innumerables,
de pórticos, de carros de triunfo, la ciudad
sus velos de oro sobre el'valle sagrada recortaba sobre el azul del cielo su
de 01yni]iia. Hacia el oriento acrópolis blanco. El radiante medio día r e -
los montes de la Arcadia so verbei"aba en los mármoles y chispeaba
alejaban como olas de un mar aquí y all.á en la pintura dorada de algún
iluminado; mientras el vecino templo.
Cronio interponía por él norte Fuera del estadio, donde en aquel m o -
su falda cubierta de laureles mento se celebraban los juegos de la olim-
florecidos, y las montañas de piada nonagésima, todo estaba entonces
Trifdia cciraban el sur con sus silencioso y casi desierto. Apenas si algu-
escar])aini('ii(os estériles v |)e(lrcgososquc nos vendedores descansaban á ' l a sombra
brillaban :il sol. adormecedora de los toldos en las tiendas
En medio del valle asomando por arriba
i6 MUNDIAL
t a n d o a l a vez el recuerdo
de los eíebos a p a s i o n a -
dos, llenos de vigor flo-
reciente y en t o d a la
gracia de l a j u v e n t u d , q u e
habian suspendido en
v a n o t a n t a s coronas á
su p u e r t a , y el í n t i m o
m u r m u l l o de la m e d i t a -
ción c e r r á b a l e los azula-
dos párpados, mante-
n i é n d o l a a l e j a d a de los
círculos bulliciosos de las
demás cortesanas.
P e p r o n t o , dos gritos
a,L;u(l()s que d o m i n a r o n el
r u m o r de las conver-
saciones, la hicieron íihru-
los ojos, r . r a la voz feme-
n i n a y d e s t e m p l a d a de
Calipo, i n i c r m c d i a r i o ga-
l a n t e de las h e t a i r a s ,
personaje a b y e c t o , seco,
enfermizo, de p i e r n a s y
brazos miserables, de
ojos serviles. Vestía su
cuerpo el lino azul de u n a
t ú n i c a p l e b e y a y colgaban
de sus orejas, c o m o ador-
no, dos aros de m a d e r a .
Durante los juegos,
Calipo, en un incesante
ir y venir del Alíéo al
e s t a d i o y del estadio al
Alféo, m a n t e n í a infor-
m a d a s á las mujeres de
los m á s )5equcños inciden-
tes de las luchas y del
n o m b r e de los vencedores
a c l a m a d o s ])or el h e r a l d o ;
\' allí volaban ]>or <•! aire
las jjcsadas m o n e d a s con
q u e las malignas corte-
s a n a s rntriljuían sus ser-
vicios, apiiiilándolc á la
calvicie, desde lejos.
— ¡ Dryas 1 ¡ Dryas !
— exclamaba ahora. - -
i Vencedor en el p a n c r a -
cio I... — Y llovían las
preguntas.
—- ¿ D e d ó n d e ?
— C a z a d o r de Mese-
nia.
¿ l".s m u y fuerte ?
i'.s m á s (li<'sti'0 q u e
fuerte. Xo lia recibido tin
sólo golpe. Maíiana lu- Así rcsplendecc mire /odas las mujeres la belleza de Mircia.
cli.-ir;'i tíunhirii por l.astres
coroii.is del pciilatlo.
i8 MUNDIAL
mente %'est;ido, de rostro aplastado, de la- bárbaro, de collares, zarcillos, ajorcas y sor-
bios gruesos, de barba filosófica. Seguíale, tijas incontables que acentuaban su fealdad.
á su vez, un risueño auditorio, ante el cual En el ancho rostro amarillo, encuadrado por
discutía sobre la naturaleza de la Verdad la cerda hispida y grasicnta de los cabellos,
con un sofista famoso de Cirene, que cami- sus pupilas duras brillaban como los ojos de
naba enmudecido al lado suyo. Como po- esmalte de un ídolo.
seído por una divinidad fa.miliar, gesticu- Las hetairas sintieron especial interés
laba, extendía ambas manos, so dclenía por aquel nuevo personaje. Mircia, sin em-
por instantes, y proseguía luego su camino, bargo, sentada en el banco del exedro,
mirtmdo al cielo y á los árboles, mientras las dio poca importancia á la aparición del
palabras zunibaban en sus labios como labo- asiático y continuó charlando animada-
riosas abejas primaverales. : Bien conocido mente con el círculo do admiradores y de
<era entonces en Grecia el nombre do Só- amigas que la rodeaban cómo á una reina,
crates ! hasta que sus ojos se detuvieron con intensa
Entretanto, Alcibíades cruzó el puente, curiosidad en un tumulto que invadía
continuando su paseo por el camino del ahora la terraza aclamando á un joven atleta.
mar, y su nombre corrió por la turba como « ¡ Es Dryas de Mésenla, vencedor en el pan-
los ecos sucesivos de las montañas : « i Al- cracio I — exclamó el escultor Pylades. —
cibíades ! ¡ el Almcónida ! » murmuraban i Por Zeus ! jamás he visto un cuerpo más
todos los labios ; y las cortesanas se estrecha- hermoso, ni más noble cabeza ! Al verle se
ban en la terraza para mirarle, estremeci- experimenta, como ante las bellas estatuas,
das por aquel nombre que representaba la tentación de tocarle y sentir bajo la mano
para ellas el más enloquecedor de los sue- las ondulaciones armoniosas de los múscu-
ños. Unas se extasiaban ante la finura de los. Ha}'- algo de divino en su cuerpo. Parece
sus cabellos ondulantes, peinados con el el mismo Pirotóo de nuestro templo de Zeus
corimbo de las doncellas y prendidos sobre con el fuego de la vida. »
las sienes y la frente con brillantes ciga- A un gesto de Mircia. un guerrero de
rras de oro ; ante la insolente elegancia de altos hombros se dirigió fuera del pórtico.
su andar majestuoso ; ante la belleza de Al caminar dejaba oír un ritmo de bronce.
su rostro, donde los dioses habían reunido Era Polictor de Tebas, famoso estratega,
arn^oniosamcnte todo lo qué hay de her- valiente como Aquiles. De pié sobre las gra-
moso en el hombre y la mujer ; — otras mi- das comenzó á hacer señas al grupo de que se
raban fascinadas el primor de sus sanda- acercase. Su coraza reflejaba la luz i'oja del
lias ó la esplendidez de su manto i-esiilan- poniente. El penacho negro del casco flamea-
dcciente que arrastraba en el polvo. ba en el viento, y sus ropas do púrpura aso-
Caminaban junto á él Calías, hijo de maban por entre las placas de bronce como
Hipónicos, Theodoros, Antiocos, Polytion la sangre de las heridas.
y el célebre Zeuxis, cuya clámide lle\'aba, Sus ademanes fueron ])ronto compren-
escrito varias voces su ]}ropi.o noinhii' 011 didos, V.\ el'ebo, con los ojos encendidos
letras de oro. por la embriaguez del triunfo, caminaba
Aquel grupo inicialia el desfile'La mul- como aturdido entro el clamor de las ova-
titud se movía ]ior detrás desbordando los ciones. Algunos compatriotas se disputaban
caminos. el puesto á su lado para dejar comprender
De pronto, cuatro esclavos, haciendo que oran amigos del vencedor.
resonar las gradas con su calzado de palo, Como \ina hiz que brilla de pronto en la
lanzaron sus altas voces, como hondazos, noche, así la belleza de Dryas atrajo todas
pidiendo paso entre la muchedumbre, y, las miradas. Armoniosa gracia se desprendía,
una vez en el pórtico, depositaron sobro como una claridad, de todas las formas de
eirsuclo una suntuosa litera fabricada con su cucr]5o. vestido apenas de la escasa
maderas raras del Asia. Sus cortinas ce- túnica doria. Lu fuerza no había deformado
lestes con poseídos flecos de plata se des- su finura viril. Sus negros cabellos encres-
corrieron, y ])or entre ellos asomó la ca- ])a.(loK y ceñidos sobre las sienes con simple
beza monstruosa de Mcgabasis de Sardos, cordel, formábanle como una corona de ja-
el más rico comerciante de Atenas, el rey cintos, en torno de la pequeña cabeza sos-
del oro en el puerto del Piréo. tenida con vigor por el cuello poderoso. Un
Megabasis se apeó de su litera y se puso á fuerte surco dividía en dos su pecho como en
caminar penosamente en dirección á las el doblo relieve de un poto de bronce. Cono-
cortesanas. A cada movimiento su vientre cíase que el calor del sexo no había quemado
enorme oscilaba á uno \- OIID lado bajo la aún la flor intacta de sus labios, finos como
i'íquísima túnica. Iba cubierto, (-onio \\n rev los de una virgen, y la expresión de timidez
MUNDIAL
Fué enlóuces que la cortesana, cuyo corazón palpitaba todavía, escuchó junto d ella la voz de Megabasis que
balbuceaba con acento amoroso : — / Salud, blanca Mircia !
MIWDIAL
das, Mircia envolvióse la cabeza en un luminosa : rondas numerosas de Dríadas v
velo y abandonó sigilosamente la oi'gía. Hamadríadas que. tomadas de la mano y
Una vez fuera, el aire puro de la noche sin despegarse de los troncos, enroscaban
refrescó deliciosamente su rostro quema- hasta las altas copas sus graciosos torbellinos.
do por el aliento lascivo de los hombres, y Todo era Heno de númenes, todo divino
algo como una ráfaga etérea y divina des- en la espesura : las lágrimas fecundadoras
cendió de la Naturaleza hasta el fondo de de la noche, la risa de las fuentes, el ale-
su alma. Al pronto, la imagen de Dryas se teo de las aves nocturnas, los perfumes
levantó ante ella con poder irresistible, y al vivos de la selva, el crujir de las cortezas
aspirar los perfumes mágicos que llegaban en la sombra. Y ^tircia se apresuraba cada
del bosque, cual si fueran el propio aliento de vez más, enloquecida por el miedo, hasta
aquellos labios codiciados, sintió que el de- que por fin los árboles se hicieron más esca-
seo corría por sus miembros con la rapidez sos, y la claridad de la luna comenzó á filtrar
de la llama en un campo de estío. entre las hojas.
La emoción la hizo apresurar el paso. El bosque terminaba ; en una revuelta del
Algunos hombres que toniaban el fresco camino sus ojos distinguieron, detrás de
en los caminos á la luz de la luna chistá- las negras ramas, un resplandor. Mircia dio
banla suavemente ; otros la detenían por la algunos pasos todavía, y bien pronto se
túnica para ofrecerla su dinero ; pero ella abrió ante ella el armonioso valle.
contestaba siempre con un movimiento El claro de luna blanqueaba los pequeños
soberbio de su cabeza invisible entre la templos de mármol de lo alto de los promon-
bruma del \-elo. torios. Hacia la izquierda, en todo el perfil
Un in.stante después entraba en el bos- de una colina, los pinos confundían á una
que. Las masas de follaje se levantaban misma altura su negro follaje extendido
como altos escarpamientos á uno y otro Kn medio del valle, el lago redondo resplan-
lado del camino, donde la maleza vivaz ha- decía como un escudo de plata. Todo el
bía crecido libremente borrando las sen- bosque rc.sonaba ahora, con el lejano rumor
das. Mírela caminaba, sin embargo, rom- de los himnos y se escuchaba, continua-
piendo las hierbas con sus pies, azuzada mente, el silbo vibrante de las flautas en la
por el miedo y con el oído atento á los \'asta quietud de la noche.
más tenues rumores. Junto al borde del lago la piedad anó-
De pronto llegó hasta ella un gemido nima había colocado una estatua de Artó-
ahogado y lúgubre, y sus ojos percibieron mis. La silvestre diosa corría acompañada
al instante, á pocos pasos del camino, una de la cierva salvaje en su fuga eterna, des-
forma humana apoyada en el ancho tronco colgando de la aljaba el dardo de la caza.
de una encina. Con veloz nrovimiento des- A algunos pasos se veía un viejo banco de
prendió de sus cabellos la aguja de oro de las mármol, puesto allí como para meditar en
hetairas, más temible que un dardo. la hija de Zeus.
El desconocido conservó, sin embargo, Era el paraje de la cita; Mircia, al acer-
su actitud tranquila. Por su aspecto deses- carse, divi.só junto al pedestal de la estatua
perado y sórdido, así como por el desor- la figura de un joven que, al escuchar sus
den lamentable de sus ro])a,s, Min i.i reco- pasos, se adelantó hacia ella. — i lis él !
noció á un vencido del estadio. — balbució brevemente, y el corazón le
Tenía las orejas cnormente liiii'liadas resonó dentro del pecho como el aleteo
como los púgiles, el labio despedazado y de un pájaro.
sangriento, destrozada la garganta por la.s Era. en efecto, Dryas, rpic se acercaba
cinco heridas de una garra humana. — ] La con la serena hermosura de un dios. La
mano de Dryas ! — pensó Min ia sin dete- cortesana dejó caer entonces sobre sus
nerse. Aquella visión atizó su demencia de hombros el blanco \clo, y su piel luciente
amor. brilló como la luna, lúi seguida, con un
Los follajes se hacían cada vaz más espe- movimiento disimulado, ordenó las ondas
sos, y la cortesana adelantaba con la ima- de sus cabellos y el lino del i» píos, cuyos
ginación llena de visiones fabulosa'- ¡lor IJliegues señalaban la graciosa firmeza de
medio de aquel bosque poblado j)ara, ella de ios senos, alzados por la juventud. Ella
divinidades y prodigios. Sus ojos, dilatados conocía los más sutiles secretos de su belleza,
por el pánico, distinguían con la realidad de y al pasarse la mano por el rostro sintió su
la vida, en los claros y encrucijadas, danzas propia hermosura.
de sátiros agitando con sus patas peludas el Entonces la brisa de la noche desliojó el
polvo y las hojas secas de los caminos que rumor de este diálogo.
al le\antarse se plateaban en la bruma — ¿ Eres t ú ?
MUNDIAL 23
N \']h¿, un monje del CDUVciito entraba, como alumno, en el taller del pintor
(le Sania I'"é, cerca de Zara- aragonés Lujáa.
,1,'oza, caminaba lentamente La historia no ha conservado el nombre
])or la carretera real, recitan- de aquel monje amigo de las artes. En cuanto
ilo psalmos de su breviario. á su protejido, este debía adquirir una repu-
I'",n un punto determinado de tación universal ; era Francisco Goya y Lu-
su paseo levantó los ojos y cientes, que había de sor el pintor favorito de
vio un chiquillo de quince ó la corte de E.spañi, el amigo y comensal del
diez y seis añ'JS que hacía rey Carlos IV y de su todo poderoso ministro
dibujos con un carbón, sobre una blanca Godoy, príncipe de la Paz.
pared. El buen padre era muy aficionado A poco do haber entrado en el taller de
á la pintura, y pintor á ratos. Se admiró Lujan, Goya desconcierta á su maestro por
de las disposiciones naturales de aquel la fogosidad y la exuberancia de su tempe-
muchacho. Interrogado que fué, el joven ramento. Niño todavía, demuestra una ori-
dibujante plugo al monje, quien se dejó ginalidad poderosa de la cual so espantaban
conquistar por la inteligencia y el buen sus compañ3ros y profesores, influidos de la
porte de su interlocutor. El religioso le pro- pintura plácida y sin carácter importada de
puso llevárselo á la ciudad y i)roi)orc)o- Italia por los ja presto de la escuela napoli-
narle un maestro que le cnseñira á pintar. tana, venidos á España después de LucaGior-
El padre del mudiacho, consultado, dejó dano. Su naturaleza ardiente no se acomoda-
partir su hijo, quien algunos días dcsjiués ba á las feminidades de los Vanloo y de los
30 MUNDIAL
los temas mitológicos, entonces de moda, para de San Francisco. Un,"'poco"''más tarde, se le
tratar temas nacionales, arrancados de la confia la decoración del ábside y de los al-
vida. Prefiere las danzas populares á todas tares de Nuestra señora del Pilar, de Zara-
las alegorías del Olimpo ; sustituye los dioses goza. El tema que escojió fué La Virgen y los
por toreros, las ninfas por majas desenvuel- Santos Mártires en la gloria.
tas y morenas manólas, con el clásico clavel En todas estas composiciones, Goj'a des-
en el cabello. Todo ésto lo pinta con un pincel pliega su ciencia y todas sus cualidades de
lijero, espiritual, reuniendo á sus pei"sonajes colorista. El dibujo es de una firmeza ad-
en grupos vivos y pintorescos, en paisajes mirable y la ejecución de'una factura vehe-
llenos de la vibradora luz del cielo de España. mente. Pero, digámoslo, no es ésto lo que
Goya revela enseguida lo que será en defi- vale á Goya su gloria imperecedera. Toda
nitiva : el pintor de la España luminosa y su habilidad no bastaba á suplir la ausencia
risueña, el retratista apasionado por sus de ^la fé : ningún habito religioso aviva su
tipos legendarios, el intérprete genial de sus obra : ante ella, uno se maravilla del talento
costumbres y de sus placeres. del ]:)intor sin sentir ninguna emoción verda-
Sus comienzos fueron felices. La corte y la dera ni fervor de ninguna clase.
ciudad amaron Estos trabajos,
'y~.\'!^y^^?^;i'f^-'-W "
pronto esta pintu- empero, valen á
ra nacional, los Goya el ser nom-
aficionados adivi- brado miembro de
naron en él el genio lá Academia de
y de un día para San F e r n a n d o .
el otro, el nombre Pronto obtuvo el
de Goya fué céle- favor de la corte y
bre en Madrid. Su entre la aristocra-
reputación llegó al cia madrileña, fué
colmo cuando en moda y titulo de
1778 publicó una orgullo h a c e r s e
colección de ma- retratar por Goya.
ravillosas aguas- Su taller fué
fuertes reprodu- invadido por todas
ciando las jirinci- las celebridades de
paies obras maes- aquella época así
tras de Velasquez. como por las da-
A jjartir de este mas y bellezas de
m o m e n t o vésc fama reconocida.
acosado de peticio- A esta moda debe
nes. Los conven- la posteridad la
tos, siemjjre aficio- má-s considerable,
nados a l a pintura, la mejor y la más
se lo dis])utaban. indiscutible parte
El incrédulo y vol- (le la obrado Goya.
teriano Goy a El célebre artista
hácese ])iiitor re- pintó unos dos-
ligioso, l'ara la cientos retratos-
iglesia de los Fran- Todos ellos son
ciscanos ])inló un admirables i)or la
Cnslí) en la Cruz verdad de la ex-
y una Predicación I) 'ñn l'iiilfii Alias <h' F.nnqucz. Musen ,IPI Priuhi, Mailrid.
presión, la firmeza
32 MUNDIAL
y sobriedad del dibujo y la increíble penetra- En tanto, Goya hacía también pintura de
ción psicológica del modelo. Los retratos de género y continuaba tratando los temas na-
hombre son vigorosos y como de relieve ; sus cionales que le eran especialmente queridos.
mujeres son sabrosas, palpitantes ; en todas Citar las obras de este fecundo y poderoso
sus obras, siéntese un alma que vibra, una artista sería demasiado largo.
sangre que palpita. Enumeremos solamente algunas de las
Goya no se preocupaba en embellecer .sus míis célebres. Los Toyas en el arroyó y sobre
modelos : rehusaba toda concesión en este todo la famosa Romería de San Isidro. Goya
sentido. El hombre feo, la mujer poco agra- ha tratado también la pintura campestre :
ciada no encontraban en él al pintor compla- La Comida sobre la yerba es un modelo; Goya
ciente, sino todo lo contrario, avivaba sus h a demostrado en este género una tal ligereza
imperfecciones naturales dándoles no sé que en el hacer y una tal elegancia en el detallar que
de hermoso que les caracterizaba y les hacía recuerda lasmejorcs y más delicadas composi-
inconfundibles. ciones de Fragonard ó de VVatteau. Los acon-
Gí;ya retratista tuvo ilustres amistades. El tecimientos trajinos que hicieron caer á los
Rey le honraba con su intimidad ; la reina le Borbones y la invasión francesa fueron indi-
protejió durante mucho tiempo é incluso ferentes casi para Goya. El no tomó ninguna
le perdonó haber sido partidario, contra ella, parte en ellos. Recluido en su quinta, dejó
de la Duquesa de Alba. Desterrado por poco pasar la tempestad. Quizás el pintor que, en
tiempo, volvió á la corte más solicitado que sus caprichos había estigmatizado á !a Inqui-
nunca, prosiguiendo, cerca de las grandes sición y burládosc de la religión no vio con
señoraus, las mismas aventuras amorosas de malos ojos una invasión que acarreaba con
su juventud. ella ideas de tolerancia y de libertad. En
MUNDIAL 33
"todo caso, en aquellos tiempos tumultuosos, Pero Goya no se encontraba bien en esta
•concivió una aversión profunda para la nueva atmósfera impregnada de fanatismo.
guerra que tradujo magnificamente en sus Para alejarse de las murmuraciones y de la
inmortales composiciones dedicadas á las rancunias de los reaccionarios abandonó Es-
desgracias de la guerra. Fernando VII inau- paña y se instaló en Burdeos, donde murió
guró después una era de reacción violenta de á los 82 años.
la cual fueron víctimas todos aquellos sobre La obra inmensa de Goya es de un interés
los cuales pesaba una sospecha de simpatía artístico universal, pero es, esencialmente,
para las ideas liberales. obra española. Y, como dice Teófilo Gau-
La fama de que disfrutaba salvó á Goya tier, «en la tumba de Goya está enterrado el
de las iras de sus superiores. El rey le hizo antiguo arte español, el mundo para siempre
saber que habia merecido « el destierro y, desaparecido de toreros, majas, manólas,
más que el destierro, el garrote », pero le contrabandistas, ladrones, alguaciles, y bru-
•confirmó su título de primer pintordelacorte. i as; todo el color local de España. »
'•7;:~T~.iai5niiiiE:!r.x3is;:
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KMISlSISPfflOmMCM
EKELSALONDE
BELLAS MTBS DE PARÍS
os pintores españoles no son Cardona, López de Ayala, Roger de Egus-
numerosos en este salón. La quiza, Laureano Barrau, Manuel Felin, Flo-
ausencia de Zuloaga es deplo- rensa y Armis, por España; de López Bu-
rable, i Cuanto tiempo estará chardo y del escultor Irurtia, por la Repú-
ausente de este salón el maes- blica Argentina.
tro que tantos triunfos adqui- Los Jardines de España de Santiago R u -
riera en él? ¿ Y Anglada- siñol son célebres ; nos los ha dado á co-
Camarasa, cuyo arte es un nocer y nos enseña á amarlos. Su Claustro
largo poóma en honor de la de Mallorca, su Canal del Generalife, Glorieta
pintura? Antes nos era una y el Jardín del Generalife son encantadores.
alegría encontrar en los muros de la Nacio- La simetría de los tejos en Glorieta es de un
nal las obras de estos dos artistas que efecto curioso, pero nuestra preferencia per-
honran con títulos diferentes, la moderna sonal vá á esta adorable tela: Jardín del Gene-
escuela española. En otro sitio hemos dicho ralife donde el sol se solaza libremente entre
cual es nuestra admiración por Zuloaga y las flores, donde la atmósfera es pura y
Anglada y por esto otro mago de la luz, transparente.
Sorolla y Bastida. Esperemos que quieran Castclucho es uno de los jóvenes pintores
convidarnos de nuevo á nuevas fiestas. españoles que seguimos con más interés,;
En el Salón de este año vemos obras de forma parte de una trinidad que creemos
Santiago Rusiñol, Castclucho, Juan Sala, destinada á un hermoso porvenir; él, Vas-
JUAS SALA. — En el país de tas gitanas.
A. ni: i.A GÁNDARA. — Kdralo. JUA7í SALA. — /i*i ¿í /-^•'-» '^*¡ i^^ ^ilaiia^. Scllun Sacional.
MUNDIAL 39
EL MES fflSPfflO-MEmCMO
í Centenario de Sarmiento. — parisiense tuvo grandes y merecidos
l'or iniciativa y bajo los aus- elogios para el Sr. Lugones, hacieíido
]5Ícios del Ministro Argentino, conocer, de paso, los progresos maravillo-
Sr. Enrique Larrcta, con gran sos de la privilegiada patria de San Mar-
lucimiento y numeroso público, tín.
se efectuó el tres de abril en lil nuevo Ministerio Mejicano. — A raíz de
la Sala Richelieu de la Sorbona, los últimos sucesos acaecidos en Méjico,el Go-
la reunión en que el ilustre bierno del General Porfirio Diaz ha sufrido un
escritor y poeta Sr. Leopoldo Lugones habló importante cambio Ministerial. Los Srs. de
larga y brillantemente del gran educacio- la Barra, Vera y Estaño!, Domingucz, Sodi y
nista y hombre de Estado de la república ríc- Barroquin entran, porlanueva combinación,
platensc, Don Domingo Faustino Sarmiento. á dirigir,respectivamente, las carteras de Rela-
El Gobierno Francés se asoció al simpático ciones-Exteriores, Justicia, Comunicaciones y
acto enviando en su representación al decano Trabajos Públicos, Instrucción y Bellas Artes,
de la Universidad y Fomento. Los
de Paris, Sr. Lan- s e ñ o r e s Ninan-
douzy. Asistieron dour y Genera!
también con ca- González queocu-
rácter oficial la paban ios ministe-
mayoría de los rios de Hacienda
cónsules sud-amc- y Guerra y Ma-
ricanos y el Em- rina, siguen en po-
bajador de ]'"s- sesión de sus car-
pafla, Sr. Pérez teras respectivas,
Caballero. El Sr. Paso de un ami-
Lugones, con la sión chilena para
erudición ipic te- el Japón. — De
dos a(hnii';unos, ])aso para el Ja-
hizo conocer al ])ón, á donde lo
selecto ]) ú b 1 i c o lleva una impor-
que colmaba el ianíc misión do!
anfiteatro, la in- (¡übierno de Chile,
teresante vida está en Paris el
del que echara Sr. A l f r e d o de
en la Argentina Yrarrázabal, emi-
las ])rinieras ba- nente personali-
ses del s i s t e m a dad en el mundo
educativo que ])ülitico y literario
hoy honra á esc (lo Santiago. An-
admirable ])aís' tes de partir para
Toda la prensa. Señor h'i'ilerico (rtiiiilxia su destino, el Sr.
/lustre literato y diplonuHlco mejicano.
46 MUNDIAL
Fiesta dada por el pintor Juan Sala en su estudio, á la cual asistieron el embajador de España y otris
personalidades de las colonias española y americana.
48 MUNDIAL
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Desde las Torres de Nolre-Vame.
MUNDIAL
feíel^.. 51
E aquí el crepúsculo. El cielo toma un tinte rojizo. El abejéo de las vías humanas
se acentúa. Monsieur se viste, Madame inspecciona singularmente sus cabellos,
sus hombros, sus ojos y .sus labios. Los « autos » vuelven del bosque como una
enorme procesión de veloces luciérnagas. La ciudad enciende sus luces. Se
llenan las terrazas de los bulevares.
y se deslizan las íáciles peripatéti-
cas, á paso parisiense, en bu.sca de
la buena suerte.
Los anuncios luminosos, á la
Vanqui, brillan fija ó intermitentemente en los edificios y
'os tziganos rojos comienzan en los cafés y restaurants
^Hs valses, sus cake-wals, sus zardas, y su hoy indispensable
^3ngo argentino, — por ejemplo : Q^dero papila.
Un pintoresco río humano vá por las aceras, y la « tira-
•^ía del rostro » que decía Poe, se vé por todas partes. Son
Roclos los tipos y todas la razas ; los yanquis importantes
^ imponentes, glabros y duros; los levantinos, les turcos
^ los griegos, parecidos á algunos sud-americanos ; los
^^liinos, los japoneses, y los filipinos con quienes se
Confunden por el rostro de Asia; el inglés que enseguida se
define ; el negro, de Haiti, ó de la Martinica, afrancesado
^Sumanera, y e l d e los Estados-Unidos, largo, empingo^
•botado y simiesco, alegre y elástico, cual si estuviese El sueño del rio.
La Opera, de noche, en iota gala.
siempre en un perpetuo paseo de la torta. Y el italiano, y el indio de la India y el de las Américas, y las
damas respectivas, y el apache de hongo y el apache de gorro, y el empleado que vá á su casa, y la gracia
de la parisiense por todas partes, y todo el torrente de Babel, al grito de los « camelots », al clamor de
las trompas de automóvil, al estrépito de ruedas y "cascos, mientras las puertas de los establecimientos
de diversión ó de comercio, echan á la calle sonora sus bocanadas de claridad alegre.
El « morne » Sena se desliza bajo los históricos puentes, y su agua refleja las luces de oro y de colores
de puentes, barcos y cha- . . lanas. El panorama es de
poesía. En el fondo de la noche calca su H de piedra
sombría Notre-Dame. De las ventanas de los altos
pisos sale el brillo de las lámparas. En la orilla
izquierda del gran río pari- siense, por donde hay aiin
gentes que sueñan, artis- tas y estudiantes, el moví-
miento en la luminosidad de bulevares y calles, se
acentúa, y « autobuses » y tranvías lanzan sus sones
de alerta. Mimi, moderni- zada, pasa en busca de,
sonríe por, ó vá del brazo con Rodolfo, el Rodolfo
del vigésimo siglo. Ya no se vé entrar á las ccrvc-
cerías y cafés el beyel do antaño, y junto alas mesas
se oyen tanto como el francés las lenguas extran-
jeras, sobre todo los varios castellanos de la América
nuestra. Un japonés de sombrero de copa flirta
con una muchacha rubia ; un negro fino y platudo
se lleva á la más linda bai- ladora de Bullier. Aunque
J
lintre dos luces.
54 MUNDIAL
Bullier no sea ya como antes, á él acuden los que gustan de la danza en el país de los escolares,
Así, después que ha pasado la comida en la taberna del Panteón para unos, para otros en « bouillons » ó
« crémeries » propicios á la economía ó á la escasez, es á Bullier donde principalmente se dirijen, como
no sea á algún cine, ó «cabaret » de cancionistas. Después los cafés se llenan, los discos de fieltro se
inultiplican en las mesitas ; hasta que el vecindario que tranquilo duerme, se suele despertar por la
madrugada, á los cantos en coro de los noctámbulos.
En la orilla derecha, por la,enorme arteria del bulevar, los vehículos lujosos pasan hacia los teatros ele-
gantes. Luego son las cenas -^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^ en los cafés costosos, en
donde las mujeies de ^^^K^^^^KKtKMKKKKaKKm <^undo que
altamente se ejercen en su MS^^^^^^^B^BB^B^SSBBSSg^ tradicional oficio de des-
El ^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^1
un ^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^H
^^^^^^^^^HM^^^^^^^^^^^^H aunque
rastacuerismo vá en deca- ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ K 'f^^^^^^^^^^^^H dencia,
trar un ejemplar que man- I^^H^^^^^KA]^^^^^^^^^^^^!
Cerca de la Magdalena ^^^^^^I^^HÍHÍ^^^^^^I^I^I ^ '^'^ ^^ Plaza de la Con-
cordia, está el lugar famoso |fl|B^|^^^^^HHH^^^^^^^H V^'^ ^^ pluma
un comediógrafo. Allí ^^I^^^^H^^^^^^I^^^^^^^H " ^^^^^ enarbolan
más fastuosos penachos, ^^^^^^HlJ^^^^sH^^^^^^^^^B presentan las más osadas
túnicas, aparecen forradas ^^^^^^^HUi^^^i^K^^^^^^^^H academias, ó traficantes
figurines, para gloria de ^^I^^^^^^IH^H^^^M^^^I «boite » y regocijo de
viejos verdes, anglosajones ^^^^IHl^^^^^^^^^H^^HaRÍ ''°^°^ ^ universales efebos
de todos colores, poseídos ,alHl!^^HI^H^IIHiil^^^HB^Eíi^E del más imperioso de los
pecados capitales, bajo la urgente influencia del
MUNDIAL
fixtra-dry. Allí, como en tales ó cuales establecimientos de los bulevares, se consagra la noce verda-
deramente parisiense, para el calavera de Paris, ó d'ailleurs, que cuenta con las rentas de un capital, ó
•^on los productos de una lejana estancia, puesta, hacienda, rancho, fundo ó plantación.
Por la calle del íaubourg Montniartro y de Notre-Dame-de-I,orettc, asciende todas las noches una
Procesión defiesteros,tanto cosmopolitas como parisienses, afectos al Molino-Rojo y alas noches blancas,
-^^adie tiene ya recuerdos literarios y artísticos para lo que ora antaño un^reíugio^de artistas y de literatos.
A.demás, se sabe ya la ' mercantilización del Arte.
Pero existen Montoya y otros que no quieren que
'a Musa atropellada ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ _ ^ ^ _ _ _ _ ^ _ ^
Lo para la ^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^H sagrada
es la de ^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^H ^^^
y de apachas de ^^^^^^^^^H^^^^^^^^^^^l Cuando
llega ya la ^^^^^^^^^Hi^^^^^^^^^^H ^^^ Molino-Rojo,
la experiencia de ^^^^^^^^B^^^^^^^^^^^^H ^^^'^^ acompañada de un
Poco de razonamiento, ^^^^^^^^^m^Mm^^^^^^^^^^^m cabaret
se es ^^^^^^^^^^^^^^I^^^^I^^^H llegado con cheques
en bolsillo, ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ entra estableci-
'iiientos llenos de som- kings relucientes de orfe-
'^rería, adornados de cha- cspaldas esbeltas y man-
tios por el rojo de los tziganos, y en donde la
botella de champaña obli- gatoria se ostenta en la
'leladera.
Estas son las casas con nombres de abadía rabele-
^6 MUhWIAL
siana, ó de roedor difunto. Allí los indispensables violinistas hacen bailar á las hetairas, ó heteras, que
convierten en champaña los luises de los gentlemen ciertos ó dudusos; danzarines de España, ó de Italia,
ó de Inglaterra, demuestran las tentaciones de las jotas, garrotines, tarantelas, ó «gigues » ; M. Berenger
no estaría muy tranquilo desde luego, si presenciase tales ejercicios coreográficos ; y sobre todo cuando
las machichas brasileñas 3'los tangos platenses son interpretados con fioriture montmartresa, exagerando
la nota en un ambiente en que la palabra pudor no tiene significado alguno. Pero como esos centros
no son para las niñas que comen su pan en tartines, como aquí se dice, están en tales fiestas á
sus anchas quienes vienen de los cuatro puntos del mundo en busca del fabuloso París eternamente
renombrado como el paraíso de las delicias amorosas y de los goces de toda suerte. Apesar de lo que se diga,
el amante de la diversión y del jolgorio, para los derrochadores del dinero y de la salud, un i m á i iresis-
tíble. El chino en su China, el persa en su Persía, el más remoto rey bárbaro y negro que haj'a pasado
por el paraíso parisiense, recordará siempre sus encantos y pensará en el retorno.
Es que, si en cualquier gran ciudad moderna puede encontrarse confort, lujo, elegancia, atracciones,
teatros, galantería, en ninguna parte se goza de todo eso como en París, porque algo especial circula
en el aire luteciano, y porque la parisiense pone en la capital del goce, su inconfundible, su singular,
su poderosísimo hechizo, de manera que los rej'es de otras partes, reyes de pueblos, de minas, de algo-
dones, de aceites, ó de dolares, á su presencia se convierten en esclavos, esclavos de sus caprichos, de sus
locuras, de sus miradas, de sus sonrisas, de su manera de andar, de su manera de hablar, de su manera de
recojerse la falda, de comer una fruta, de oler una flor, de tomar una copa de champaña, de oficiar en
fin como la más exquisita sacerdotisa de la diosa « hija de la onda amarga », patrona de la ciudad de
las Ciudades, y cuyos devotos y peregrinos habitan todos los países de la tierra.
París nocturno es luz y único, deleite y armonía; — y, helas! delito y crimen... No lejos de los
amores magníficos y de los festines espléndidos, vá el amor triste, el vicio sórdido, la miseria semidorada,
ó casi mendicante ; la solicitud armada, la caricia que concluye en robo, la cita que puede acabar en un
momento trágico, en el barrio peligroso, ó en la callejuela sospechosa.
Más los felices no se percatan de estas cosas. Los que van al bar elegante en un 40 H.P. no piensan
en el proletariado del placer. Ni el extranjero pudiente viene á fijarse en tales comparaciones. El ha
venido con la visión, con el ensueño de un París nocturno, único y maravilloso. Halla todo lo que necesita
para sus inclinaciones y sus gustos. Sabe que con el oro todo se consigue, en las horas doradas de la
villa de oro, en donde el Amor transforma ese rincón de alegría, en donde hace algunos años todavía so
soñaban sueños de arte y se amaba con menos desinterés. Aún los tiempos del Chat noif se recuerdan
con vagas nostalgias. Se dice que los artistas de hoy, los mismos artistas ! no piensan más que en la ganancia,
y que el asno Boronali, del Lapin Agüe, es el único artista verdaderamente independiente. Así, los hombres
cabelludos y con anchos pantalones y con pipas, que se ven por Montmartre, no son ni artistas siquiera. El
talento mismo, en ellos no es ciego ; no lleva venda ; cuando más, un monóculo, que por lo general
es un luis de Francia, una libra esterlina, ó un águila amaricana. Y ese amor que no ciega, en París se
vé mejor de noche que de día.
RUBÉN DARÍO.
CRÓNICA MUNDIAL
M M JS
\ 5
Viaje de Mr. Fallieres á Túnez. Autoridades Tunisinas adelantándose al recibimiento de Mr. Fallieres.
ción que hubiera ciertamente tomado pro- Jas casas Gallois, Grandin, Cornot, Aubert,
porciones más grandes todavía si el gobierno Dupont, D. Ayala, Besserat y Couvreur fue-
no se hubiese decidido á intervenir rápida ron saqueadas. Verdaderos ríos de champaña
y vigorosamente. corrían por los caminos. Mas de quince mil
En el curso de estos acontecimientos soldados ocupan todavía la región vitícola,
trágicos, el castillo de la familia Bissinger, donde parece que vuelve á reinar la paz ;
£ 1 c i n c u e n t e n a r i o de la u n i f i c a c i ó n
italiana.
Italia ha celebrado con grandes fiestas el
cincuentenario de los principales hechos por
los cuales se llevó á cabo la unidad de la jDe-
nínsula italiana. Estas fiestas sobrevinie-
ron en plena crisis ministerial.
El ministerio Luzzatti cayó á consecuencia El nuevo uniforme en el ejércilo francés. Caballería é
de la discusión de la reforma electoral que es, Infantería.
INAUGURACIÓN DE LA EXPOSICIÓN DE ROMA
' "«,
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MV,
41 Hl^
^^¿^ mUí^mí^i
•*»á^£: >.:
Llegada d Roma del Rey Gustavo de Snecia. El cortejo en las calles de Roma.
Los herederos del trono de Alemania, acompañados del liey de Italia, visitando el Forum romano.
iiiiiiiimj|¡iiiiiiii|¡i¡iiiim|i
^t NOTICULAS |4t
El miércoles recibí papeles é instrucciones
en el Ministerio del I n t e r i o r ; y el jueves salí
VIAJIÍ 71TÍI- AI.TO ORINOCO p a r a la G u a y r a d o n d e m e e m b a r c a r l a esa,
t a r d e , á b o r d o del Manzanares, rumbo á
I, s á b a d o , \ í s p e r a del C a r n a v a l Ciudad Bolívar.
de 1905, como á las diez de la T u v o q u e deshacerse á t o d a c a r r e r a nues-
m a ñ a n a recibí un d e s p a c h o tro hogar, el viejo h o g a r roto desde 1892
telegráfico. E l Secretario Gene- con la muerte de nuestros padres, y que
ral del P r e s i d e n t e m e l l a m a b a , acabábamos de reconstruir, teniendo como
p o r ese t e l e g r a m a , al Palacio níi-,leo á nuestra hermana Isabel. Pero el
de Miraflores. I n m e d i a t a m e n t e viento del destino nos separaba de nuevo.
salí, t o m é un coche, y m e Isabel partiría con Osear para Europa. Se
dirijí á la m a n s i ó n presiden- quedaría en Holanda, con Humberto, y
cial. E l Secretario m e iníoi-mó Osear regresaiíi á ocuparse en trabajos de
q u e el Oral. Castro m e n o m b r a - agricultura, en finca de nuestras propiedades.
b a G o b e r n a d o r del Territorio A m a z o n a s . En cuanto á los demás, Augusto, Haroldo
Me alegré m u c h o ; y a la creo ! E n c a s a p a - y yo debíamos internarnos en el antiguo y :
s a m o s u n c a r n a v a l de lo m á s d i v e r t i d o . N u e s - fabuloso paíi del fabuloso y antiguo Dorado. ,'
t r a s v e n t a n a s caían p r e c i s a m e n t e al corso Luego de cinco días de navegación ama-
ó calle del C a r n a v a l . Así, p o r las t a r d e s , necimos una mañana frente á Ciudad Bolí-
grupos de r n u c h a c h a s a m i g a s d6> n u é s í t a • var. l,a capital de nuestra Guayana, vista
h e r m a n a Ysabel, s e . e n í S c i n a b a n en las ven- desde á bordo, en la bruma del amanecer, con
t a n a s , í e s t o r á i d o l a s , i l u m i n á n d o l a s , alegrán- sus torres blancas, sus casas blancas, sus
dolas. U n a noche h a s t a se bailó ! contornos áridos y en e! fondo una pirámide
MUNDIAL 69
de arena, bajo el cielo estrellado, al arrullo del En frente de nosotros, más allá del río, .se
Oricono, ni de recir la agradable sorpresa de extendían las pampas de Guárico, los dila-
una caimana madre á quien se ha destruido tados llanos del suroeste de Venezuela. Y los
en la cuna, sus más tiernos infantes. llanos y el río y el cielo y la selva, todo co-
Con el alba partimos. El paisaje, ya cono- menzó á iluminarse de súbito á la luz de los
cido nuestro, nos distrajo menos que el día relámpagos, no de fugaces relámpagos, sino
anterior. La carne, ya no fresca, hubo que de relampagazos lentos, vastos, magníficos.
comerla salada. Y empezó el hastío sino á sen- Era un espectáculo nunca visto por nuestros
tirse á presentirse. Para distraerlo nos diver- ojos, \' que nos sobrecojía de espanto y nos
timos en ensayar nuestros winchesteres, llenaba, al propio tiempo, de encanto. El
contra los ruidosos 3' burlescos araguatos que cielo se abría, al Este, cada medio minuto,
á la vera del río cabriolaban en los árboles ; y y de aquella apertura, salia no un zig-zag
que á la vista ó al rumorciUo de nuestra em- de oro, no una raj'a de fuego, no un chorro de
barcación rompían á chillar, alborotando la luz, sino una pálida y luenga llamarada
selva Y se escapaban á toda prisa saltando que se espaciaba, iluminaba toda la pampa y
de mata en mata. Su piel, color de azafrán, reverberaba en el solemne río, cuyas aguas,
rojeaba entre los verdes follajes, en la carrei'a de turbias, corrían trocándose en aguas de
á saltos que emprendían por las copas de los topacio. El espectáculo duró como una hora.
árboles. Luego rompió á llover. Las gotas de lluvia,
Estos monos cobrizos me hicieron pensar, gruesas, pesadas, repicaban sobre las tendi-
! quien lo diría ! en Víctor Hugo. El poeta, sin das cobijas. El Orinoco rujia como el mar.
haber de juro, contemplado una aérea fuga La naturaleza nos hacía la revelación de toda
de araguatos, á orillas del Oricono, supo, si no su fuerza y magnificencia. Era imposible no
pintarla, sujerirla, cuando evocó los Duen- pensar en la infinita pequenez del hombre
des en alguna de las más preciosas Orien- ante aquella potencia de los elementos. Y sin
tales. Y hasta que no vi monos, 3'endo 5' embargo, el átomo, el infusorio humano
viniendo de rama en rama, por grupos ó en había descubierto secretos de la naturaleza ;
bandadas, no alcanzó toda la hermosura del se había defendido contra ella y en parte era
poemita hugiano. En el poemita, el metro, triunfador. Pero qué ? No es el hombre tam-
corto y suave al principio, se va estirando y bién, no es la inteligencia otra manifestación,
encrespando á medida que la banda bullan- otra fuerza de Natura ? Cállate, gusano,
gera de los duendes se aproxima, hasta atro- doblega la frente y calla ya que tienes la
narlo todo, y luego torna el metro á encojerse dicha de ser capaz de admiración.
y suavizarse, á medida que la algarabía de
los duendes se va alejando, como la algarabía
de los monos, poco á poco, por las copas de II
los árboles. UN.^ CURIAR.^ EN LA NOCHE
Disparábamos también sobre los caimanes
cuando se dignaban sacar á flor de agua sus Llovió toda la noche ; amaneció lloviendo
hipopotánicas costras ; ó bien cuando se y durante el día entero no cesó de llover.
tendían en la playa, al sol, abiertas las Avanzábamos bastante. A las once ó doce de
enormes fauces. la mañana encontramos otra embarcación
Una de estas primeras noches del Orinoco que venía rio abajo, es decir, en sentido in-
ocurrió una escena indescriptible con gran verso á nosotros. Bajaba precisamente del
iluminación de luz eléctrica : una tempestad. Río Negro. Interrogados los viajeros sumi-
La tarde se había ido encapotando. A las nistraron pé.simos informes sobre el estado
seis apenas se veía. Atracamos, en conse- político del Territorio Amazonas. El gober-
cuencia, más temprano que de costuiubre en nador estaba muriéndose. Y aprovechando el
una ensenada del terreno, al pié de altura desorden consiguiente debía estar ya, á
plantada, como una huerta, de gua^'abos. aquellas horas, invadido el Territorio por
Se colgaron entre guayabos, chinchorros )' alguna de esas bandas de foragidos que, so
hamacas ; por encima de cada lecho colgante pretextos políticos, se derraman por aquellas
se pasó un cabestro, que iba de cabuyera á soledades cuando m.énos se piensa con el
cabuyera y por sobre el cabestro de cada ha- intento de robar ó de satisfacer odios y
maca tendió cada uno, á caballo, como sábana venganzas personales, por donde se compren-
á secar, la propia cobija, por donde quedamos derá que el Territorio Amazonas entre los
bajo un techo escurridizo de balleta, y no yaen límites Bra.sil, Colombia y Venezuela, es un
lecho sino en casa flotante. Por esta industria fragmento de Améi-ica tan crudo, en pleno
de los indios pudimos esperar y menos siglo XX, como aquella otra América de los
temerosos el diluvio que senos venía encima. Conquistadores, cuanto representa de más
MUNDIAL 71
necesario poner entre los rayos del sol y protestas de mi hermano Augusto y allí fué
nuestros cuerpos un obstáculo ; y, á usanza Troya. Me emborraché y la borrachera me
llanera, nos calamos las cobijas. Dormimos puso furioso. Quise reñir con el viejo, á quien
en un rancho, no lejos del Orinoco. Al eché por tierra ; y luego la emprendí contra
amenecer pasamos él río, personas y caba- todo el mundo. Por fortuna mi hermano
llerías en balsas inverosímiles y peligrosas. Augusto, que jamás prueba gota de licores,
En este punto nombrado, si mal no recuerdo. estaba en su juicio ; pues los demás tan borra-
El Tigre, donde existe un vecindario de chos como yo, no eran una garantía. El
ranchos que apenas llegarán á media docena, viejo, por su parte, empuñó una lanza enas-
se perdieron veinticuatro, mientras se en- tada en un asta de dos metros y amenazaba
viaba á buscar y venía el baqueano con pasarme de parte á parte. Y lo hubiera
quien debíamos seguir por tierra hasta la en- practicado como lo decía á no ser por mi
treda en el territorio — en Asiures —, hermano Augusto. En el furor de la bi'ega
baqueano que era el único conocedor de por desarmarme de un machete que blandía
aquellos parajes que yo quería recorrer, la desaforado, cercené un dedo á mi pobre
sola persona que se había aventui'ado á hermano. Desarmado por fin, me propinaron
cruzar con prescindencia de la vía cómoda y café, limón agrio, y acostado en un chin-
expedita del Orinoco, aquellas soledades chorro me quedé profundamente dormido
hostiles ; una vez, en 1897, para salvar al durante diez horas ; y por donde me fué
guerrillero del Guárico Valentín Pérez, que imposible probar bocado. Al día siguiente
iba derrotado ; y dos ó tres veces más en no pude tampoco tomar sino café. Y con
circunstancias análogas. dolor insufrible de cabeza y estómago em-
No pasaré adelante sin referir el entremés prendí viaje, a caballo, á la mañana si-
que tuvo por teatro un rancho de aquellos guiente. Haroldo y el joven comerciante de
desiertos, y que por fortuna no se trocó, según Río Negro siguieron por agua, Orinoco arriba.
pudo acaecer, en drama. Desde la víspera no La comitiva de tierra se componía de
habíamos probado, en calidad de alimento Augusto, Alvarado, el baqueano José y yo.
sino corta porción de carne frita, podrida, Debíamos juntarnos con los que iban por
más para producir náuseas que para nutrir agua, días después á la entrada del territo-
á nadie. Extenuados, nos internamos tierra rio, en el pueblecito de Atures, cerca del
adentro en solicitud de un rancho en donde cual .se libra la formidable batalla del agua
debíamos encontrar gallinas, patos, pavos, con el granito, del río con la montaña,
cerdos, etc. formando uno de aquellos célebres Raudales
Nos preparábamos, pues, á ofrecernos un del Orinoco, el Raudal de Atures, estu-
banquete con que restaurar nuestras perdi- diado por Humboldt.
das fuerzas. Encontramos al dueño del ran- Mirabal había tratado de disuadirme
cho, un viejo borrachín, tendido en su hama- de practicar el viaje por tierra hasta el Rau-
ca, junto á un garrafón de licor, mientras una dal de Atures.
suerte de bruja, flaca, macilenta y paralí- — Es casi imposible, me decía. No existe
tica, atizaba carbones á cuyo fuego cocía por aquí sino un solo baqueano de seme-
una marmita. jantes desiertos y no sabemos si podemos
El viejo recibió la visita cortesmente •; dar con él. Además no encontrarán ustedes
con la tradicional é invariable hospitalidad ser humano en extensiones vastísimas.
generosa del campesino Venozolano, capaz Aparte del peligro de serpientes y de alimañas
en ciertas provincias de quitarse el bocado — porque el de los indios salvajes es quimé-
de la boca y la camisa del cuerpo, para obse- rico — el peligro mayor consiste en el paso de
quiar al huésped. Lo primero que el llanero ríos, caños y morichales profundos y to-
brindó fué un vaso de vino. — Es un vinito rrentosos, y la travesía por sábanas repletas
blanco dulce, índico, que me traen de Ciudad de aguas en esta estación de lluvias.
Bolívar. Pero yo, fatigado de la monotonía del viaje
Apuré de un golpe el vaso, contento de por agua, no hice caso ; y me dispuse á la
gustar el excelente vinillo blanco de Ciudad pintoresca cabalgada por los desiertos ori-
Bolívar. No lo hubiera tomado, máxime nocenses. Más que las lluvias, inás que los
en la extenuación del prolongado ayuno ! morichales rebosantes y sábanas inundadas,
Lo que llamaba aquel buen señor vinillo más que sierpes y alimañas, me preocupaba
blanco de Ciudad Bolívar — lo supimos el hambre que pudiéramos pasar, aunque
después — era aguardiente doble endulzado no tanto como para renunciar al viaje que
con melaza de papelón. El vinillo en dos prometía ser encantador, por inacostum-
minutos se me subió á la cabeza. Tomé por brado.
mi desventura, otro vaso, á pesar de las R. BLANCO FOMBONA.
< ^ ^ G^uedar} ía/tré),...
YER, mientras daba el último ducción de la lecha é industria de la man-
retoque á mi toilette de tarde, teca en la República Argentina », y más
me llegó un neumático del adelante, otro, sobre « El comercio de carnes
editor en el cual me pedía nada en la Argentina », de manera que el neumá-
menos que un artículo que tra- tico en cuestión, ni me indignó, ni me es-
tara de los lustradores. candalizó... solamente me intrigó. ¿ Por
Yo miré y remiré por ambos qué, y para qué demonios quería que le es-
lados la curiosa carta creyendo cribiera un puñado de cuartillas hablando
encontrar en alguna parte un de esos pintorescos muchachos ó adultos
indicio de broma, pero el neumático era que se ocupan en acicalar nuestro calzado ?
conciso y terminante : « Necesito un artículo Por más suposiciones que amontoné, no
sobre los lustradores de botines. Hágame pude encontrar la explicación de ésto que
Vd. el favor de escribírmelo lo más pronto en cualquier folletín se llamaría « enigma »,
posible ». « misterio impenetrable », « difícil problema»,
A decir verdad, no era ésta la primera vez etc., etc.
que un editor me ponía en aprieto seme- El tema, francamente, no era tentador
jante ; hubo ya alguno que me encargó « muy para mi y en un principio hasta pensé excu-
especialmente », un articulo sobre « Pro- sarme, pero, después, reflexionando más
76 MUNDIAL
En Conslaníínopla.
resolví aceptar el guante que me lanzaba dotas que corren y que entre la gente de
el editor ; porque yo estaba convencido que letras so atribuyen á hoy célebres escritores.
el encargo era un desafio y cuando leí la Me contaron una vez, por ejemplo, que un
carta por una décima vez, encontré lo si- poeta, hoy célebre y miembro de la Academia
guiente : « ¿A que Vd. no es capaz de lle- Francesa, en sus comienzos se vio obligado
narme una veintena de cuartillas hablando a escribir sobre temas más ó menos divorcia-
de los lustrabotas ? « ¡ Pues no faltaba más! dos con la literatura para ganar el amargo
Yo, que habia llenado más do treinta para pan cotidiano, y cjue cierto buen señor que
enumerar los litros de lecho y los quilos do dirijía una revista de agricultura y asuntos
manteca que produce niipaís, para heccrequi- rurales, le encargó un artículo sobi'e el cul-
librios aritméticos y juegos malabares con tivo de la patatas, recomcndíindole, « muy
las cifras que cantan las glorias de nuestro especialmente » también, cjuc no se olvidase
suelo pródigo como de recomendar á los
ningún otro en ani- '-^ cultivadores algún
males de toda especie, práctico sistema para
digeribles ó no, iba á locoger los tubércu-
ser incapaz de borro-
near veinte para decir
'4
:3»*^: los.
Nuestro poeta, que
algo del simpático gre- jamás había visto un
mio de los embetuna- campo[sembrado, pero
dores ? Sería simple- que tenía necesidad
mente absurdo. del producto del artí-
Los escrúpulos lite- culo, prometió al di-
rarios desaparecieron rector de la revista
en cuanto me acordé tener en cuenta su rc-
de tros ó cuatro anéc- £)t Bruselas. comendación y, efoc-
MUNDIAL 77
KH Argelia. En Londres.
En Buenos Aires
y en Barcelona es
en donde he visto
salones de lustrar
calzado más lujo-
sos. En París, los
contados que hay,
además de estar co-
mo escondidos en
parajes y callejue-
las céntricas, son
más bien un pre-
texto para vender
las pomadas y otros
accesorios, y care-
cen del confort de
los citados ante-
riormente. Aquí
En un *'Salón' de París. persiste el antiguo
sistema ambulante
paño al brazo y cera en mano, gesticulan y el de la instalació.i improvisada y
y gritan al paso de los transeúntes : mezquina á causa de que los garlones
— i Hay asiento, cabelleros, hay asiento ! de hotel y las mucamas de las casas
— Diez centavos solamente, hay asiento. se encargan siempre de este trabajo. En los
— Adelante, caballeros ! Estados Unidos hay puestos de lustrar en
Y mientras los modernos lustradores, de las salas de atracciones, en los Mtisic-halls
rodillas sobre al-
mohadones de ter-
ciopelo, resíriegan
vertiginosamente
nuestros zapatos
con el paño en-
cerado, los pobres
gavroches que desa-
loja el progreso, van
todavía por las
calles suburbanas
redoblando con sus
grandes cepillos de
cerda sobre sus
decorados y típicos
cajones que cuelgan
de un cordel dis-
puesto á la bande-
rola sobre el pecho.
En pleno Faubourg.
8o
y en algunos calés aristocráticos. En la ciu- Buenos Aires han hecho imposible la clien-
dad de Mendoza (R. A.) se ensayó cambiar tela femenina. Pero lo que íué imposible
los lustradores por lustradoras, pero el espí- hacer en Mendoza se vé á todas horas en
ritu respetuoso y caballeresco de los clientes Bruselas, con la diferencia que la lustradora
hicieron imposible su sostenimiento, así no es joven ni bonita, cosa que parece nada,
como la irrespetuosidad de los lustradores de pero que tiene una gran importancia en lo
ári;s«L'-.
En Tunn.
Variedades
MMiESTM)nS - CMDAS
D^2COODCraOOCOXOCX:)OOODCüCOOCOX>OaaXXXXOX)ÜOOOíJMOOOOO
Luis XVI (retrato oficial en Versailles). Marie Antuinette (retrato uficial en Versátiles).
^'^^
%p
l.uis-Fclipe, último rey de Francia.
sobre la importante cuestión de la María se unió tres meses después, fué desig-
aministía, él y sus amigos publicarían sus nado como su asesino.
nombres en los periódicos ; es probable que Los escoceses indignados, resolvieron enve-
la imposibilidad de reunir todos los nombres nenarla. La reina escapó á este complot refu-
do los votantes, impidió la publicación de
este documento. iNo se encuentra ni en La
República, de Barcstc ni en El Pueblo de
P. F. Proudhon.)
He aquí las cifras oficiales del escrutinio
según el Monitor :
Número de los votantes 365
Mayoría absoluta 283
Bolas blancas á favor de la
proposición 189
Bolas negras, contra 373
El documento en cuestión sólo contiene
74 nombres : faltan pues, 113.
Caídas de Napoleón 1 y de Napoleón IIL
La caída de Napoleón I es tan conocida
que, al hablar de ella, es necesario repetir
lo que ya se ha dicho. Kecordemos solamente
que se despidió dos veces •. una en Fontai-
nebleau, antes de partir para la isla de Elba,
otra después de la batalla de Waterloo.
En cuanto á Napoleón III, en el momento
en que entregaba su espada al general de
Moltke, la República se proclamaba en Relrato íle ¡u inforiunada reina Draga de Serbia.
Francia.
La primera gran revolución consignada en giándose en Inglaterra. Lo que allí le acaeció
los anales de la historia tuvo lugar en Ingla- sábenlo ya nuestros lectores.
terra y fué conducida por Oliviero Ci'omwell, Carlos I.
carnicero de oficio. Nieto de María Estuardo, subió al trono en
Carlos I fué su grande víctima. Ya antes 1623 ; tentó, .sin éxito, expediciones contra
el pueblo escocés habia hecho justicia en la Francia y España; quiso imponer á sus
persona de una reina, la reina de E.'^cocia, subditos una nueva liturgia y hacerse rey
Maria-Estuardo. absoluto. Convocó, en 1641, el Parlamento,
Caída y muerle de Marín Estuardo. en ocasión de disturbios acaecidos, y el Par-
María-Estuardo, célebre á causa de su lamento, en vez de afianzarlo en el trono,
belleza, de su talento y de sus desgracias, levantó un ejército contra él. Refugióse en
era hija de Jaime V, rey de Escocia y de Escocia, pero los escoceses lo llevaron pre.so
María de Lorrena. En 1538 casóse con el á su patria (1647), donde fué condonado á
Delfín Francisco II. Viuda al cabo de un año, muerte por el Parlamento, en i6z)8, v deca-
á los diez y siete de edad y perseguida por pitado el 9 de Febrero de 1649.
Catalina de Médicis, la madre de su marido, He aquí el texto de la orden de ejecución
volvió á Escocia y tomó la corona. Ora del rey Carlos I :
adorada, ora odiada de sus subditos á causa « A la alta corte de justicia, para el pro-
de una moralidad ligeramente dudosa, des- ceso y juicio de Carlos Estuardo (Stenart) rey
pués de una serie de catástrofes, cayó en de Inglaterra : 29 de Enero. A, D, 1648.
poder de su enemiga la reina Isabel de In- Visto que Carlos Stenart, rey de Inglaterra,
glaterra, quien, celosa de la belleza, del ta- es y continúa siendo acusado y convicto y
lento y de los amores famosos de su rival, condenado por alta traición y otros grandes
después de haberla tenido mucho tiempo pri- crímenes ; y que sentencia, el sábado último
sionera, liízola decapitar. El pretexto fué fué pronunciada contra él por esta corte
la guerra de religión. para que sea muerto por decapitación ;
María Estuardo se había casado nueva- de cuya sentencia falta aún que se cumpla
mente con su primo Darnlcy, al cual cesó de la ejecución, la presente, es pues, para querer
amar. Darnley hizo asesinar, en presencia y requeriros que dicha sentencia sea eje-
de María, á Rizzio, secretario y confidente de cutada en plena vía pública, delante do Whi-
la soberana. Darnley, asimismo, murió bajo tchall, ir.añana día presente del presente mes
g-olpe del crimen. Bothovell, con quien de Enero, cnlvc las diez de la mañana y
MUNDIAL 8g
Pero Tréguicr conoce que ella está ofuscada indica el punto donde \k á aplastar á los
y reconcilia los dos esposos, que en el fondo austríacos pide razones á uno de sus ofi-
no han dejado de amarse pero que han nece- ciales sobre la diferencia de ocho liras que
sitado cambiar el amor libertino de antes, que aparece en los libros...
lian dejado de ser amante y querida para ser Durante los cuatro actos el autor ha bus-
esposo y esposa. cado, y conseguido, hacer valer á los espec-
¿ Encontráis aliora la moralidad de la tadores — sin debilitarla—la figura principal
pieza ? del héroe; y talvez sea eso la causa de que la
En la vida, creo que Tréguier SQ hubiera pieza haya sido tratada demasiado rápida-
ido con Eise, puesto que la amaba profunda- mente, demasiado superficial, si queréis.
mente \- el amor es el mejor medio para En toda ella hay fogosidad, y sobre todo,
hacer un egoísta ; pero en el teatro no se patriotismo ; y en donde aparece el •\'erso —
pasa así, y M. Henry Lavedan nos lo au- el primer acto y el último cuadro están es-
réola con toda la esplendidez de su inmenso critos en prosa — es un \-erso sonoro, y
sacrificio; de lo cual resulta que Tréguier es que llega al público como un eco de victoria.
uno de los personajes más simpáticos y M\ primer acto se pasa en Marzo de 1796
— i oh crueldad ! — más desdichado. — Germinal del año IIL — El ejército de Italia
Y aunque todos los artistas triunfan en sus está campado cerca de Niza, en una deco-
roles, dejadme citar á M. Bernard en el de ración de nieve, sufriendo el frío, el hambre,
Tréguier, que lo hace real con su admirable la inacción. Un nuevo jefe sucede á Schérer :
interpretación y le permite salir airoso de las Bonapartc. Los viejos generales murmuran
situaciones más difíciles en que lo coloca su sobre su llegada, pero en el segnndo acto
personaje ; y Mme Pierson, sublime en su de- son domados por quien ha sometido ya la
voción de madre que pasa por todos los mitad de la Italia, y que impide á sus gene-
caprichos de su hijo ; y Mme Piérat que nos rales sigan haciendo negocios denigrantes
muestra su cerebro enfermo de enfermedad de las victorias obtenidas. En esa escena se
literaria, y dejando no obstante triunfar la revela la autoridad incontestable del joven
bondad y honestidad de su alma — y que genera!.
con su gesto, con su ardor y hasta con su lo¿- Pero el hombre aparece siempre en el
leile deliciosamente original nos dá una idea héroe, y no cesa de pensar en Josefina, á
suprema de la moderna « cccrvcléc ». quien ha hecho ir de París á Milán para te-
Y todos, autor y artistas, seguirán reci- nerla cerca de su cuartel general.
biendo los merecidos y calurosos aplausos Lo vemos en la víspera de la batalla de
con que los saludó el público de la gloriosa Kivolí, bajo su tienda de campaira, estrechar
Maison de Moliere. contra su pecho una carta de la bien amada,
donde se le anuncia el probable adveni-
miento del hijo tan deseado, siendo esa la
principal causa por la cual Josefina no está á
RIVOLl su lado, ella que tiene horror al vivac.
(Pieza en cuatro actos y cinco cuadros verso, y prosal, En realidad, está en Milán dejándose cor-
por Kciié l'aiicliois, en el Odéon. tejar por el bello capitán Charles, tenorio de
espada, inconciente y vulgar."Bonapartc no
Hojeando la corrcsi)ondencia de Bona- puede batirse sin verla, y cabalga furiosa-
partc á Josefina de Bcauharnais — cuando mente de Mantua á Milán, de noche, desa-
recién unido á ella el joven corso debió fiando latormenta. Ya adivinares que cuando
abandonarla ]:or su ejército — el autor tle llega á la habitación de Josefina — donde
Becthoven concivió svi nueva pieza Rivoli. entra escalando la ventana como si fuera á
De modo que en ella nos presenta al Bona- un amor robado — el capitán Charles se
parte de ^•ointicinco años, juguete aún do encu(!ntra con ella.
un amor apasionado del cual gustaba los Esa cama que aparece en el tercer acto, ese
primeros sorbos, y llegando al frente del amante que se esconide en la ioiletle y ese ma-
ejército de Italia con el sabor de los besos de rido que salta la ventana, chocan un tanto.
su Josefina, atormentado por su recuerdo. Rota toda su ilusión de enamorado, el
Y al lado de ese Bonapartc fogoso y enamo- hombre sufre, mientras Josefina llora sobre
rado — y por lo tanto expuesto á ser débil, — la cama. Pérfida y con elasticidades de gata
M. Fauchois nos pinta el joven general que ciñiere retener á Napoleón que piensa en su
sucediendo al inepto Schérer en el comando ejército desplegándose allá bajo, sobre los
del ejército muestra enseguida su garra de llanos de Rivoli. Y ese es el momento más
león, V su voluntad inquebrantable, y la bollo de la escena. Napoleón se muestra
increíble elasticidad de su genio que mientras siempre obsesionado por la cálida belleza
92 MUNDIAL
siente celos cuando ante ella el pintor se ranza la una en brazos de la otra, y él sigue
encierra en su cuarto con su querida Nancy artista, refugiando su dolor y su sacrificio en
Vallicr, de la Comedia Francesa. En rea- el arte.
lidad, Coletto no siente sino los entusiasmos He allí lo que más interesa en la comedia :
de la Ganiine por el hombre de talento que cuando la Gamine no existe más, cuando deja
la proteje. Para desahogar ese amor toma paso á la mujer ; ese cambio en el carácter
por confidente á Fierre Sernin, el discípulo de Colettc, esa evolución de sus sentimientos
preferido de Delannoy, y cuando llorando que tienen como punto de partida la caricia
se echa en sus brazos, él, que la ama sincera- de unos labios amantes. Y los autores debie-
mente, la besa en la boca. Delannoy lo ex- ron haber insistido más en mostrarnos ese
pulsa y por ese gesto de ira conoce con horror cambio en el estado de alma de la heroína,
que también él — cincuentenario,— está ena- aunque — y es preciso repetirlo — eso los
morado de la Ganiine. hubiera apartado algo del carácter etero-
Pero la Camine ya no existe : es una mujer. génco que han querido dar á su pieza.
Y ahora ya sabe lo que desea, ya sabe lo que Y por lo, demás... la Gamine es Mme Lan-
ama. Ese beso en los labios (Delannoy la tclme, esa deliciosa artista que representa
besaba diariamente en la írentc) le hace maravillosamente y con un fino esprit su
amar á Fierre Sernin, aunque por reconoci- rol de ingenua. Viéndola moverse en el
miento y bondad de alma se casará con De- taller de Delannoy, decís que la Vida y el
lannoy. Pero Delannoy se suprime, echa las Amor se mueven allí.
dos juventudes que cantan la Vida y la Espe-
FRANCO H.-ROSSI.
4s-
Molina Delza. descansa de- las ¡'aligas del teáiro. en- su pinfaresco jardín.
MUNDIAL 95
tibiezas, revelaciones ; de aquí la moda rei- á que obliga el teatro, es una enamorada del
nante de) at hoine. Los hombres dirigentes, silencio y de la soledad. En su hotelito de la
los artistas más ó menos célebres, el «hombre Avenida del Bosque, con la negligencia que
del día », y todas las personalidades del aj- produce el placer, lee á sus pcétas favoritos,
fiche, del cartel, del periódico ó de las tablas, á sus novelistas preferidos, y aunque por su
deben sufrir eso que algunas gentes poco belleza, su talento y su elegancia, es céle-
consecuentes con ellas mismas han dado en bre en París, ella se aparta dulcemente
llamar « suplicio del reportaje ». Las mu- buscando en los libros la satisfacción que
jeres bonitas, naturalmente, no piodían li- pide su espíritu exquisito y su alma senti-
brarse de este « suplicio ». Los fotógrafos, mental. A veces, también, como sabe com-
que parece van probando la no existencia prender la sencilla y grandiosa poesía del
de lo imposible, han sorprendido á Monna. campo, se vá á su Villa por dos ó tres meses,
Delza en su casa, más, en su nido tibio y y allí, entre las flores sonrientes, con un
familiar, sin las poses á que obliga la profe- decorado pastoril y un buen sol generoso,
sión de artista teatral y sin más inise. en continúa hilando sueños en la rueca do su
scéne que las queridas cosas de que ella se exquisita imaginación.
ha rodeado para su íntima satisfacción.
Todos saben quien es Monna Delza. lín la * **
pieza de Heni'i Bataille, « La Vierge Folie »,
Monna Delza se reveló al público de París Y bien, la eterna ingenua nos promete una
como una artista de verdadero talento ; ésto sorpresa.
ha hecho que la crítica no titubease en colo- Una vez que se conocen los detalles de su
carla entre las grandes del Teatro francés. estreno en Alemania, donde dicen que recitó
Su iniciación en la carrera de las tablas, sin admirablemente los versos de la obra du-
embargo, tuvo lugar en Alemania, con gran rante más de un mes y en dos sesiones dia-
éxito en diversos papeles de ingenua. Des- rias, todas la-s sorpresas que se nos anun-
pués ha corrido tras el triunfo definitivo con cien no nos sorprenden.
gran premura hasta alcanzarlo en la obra De recitar versos á cantarlos, y de cantar
que ya dejamos nombrada. á bailar, no hay más espacio que las vacila-
Monna Delza, á pesar de la vida agitada ciones naturales.
MUNDIAL
illlllllllilÉijiíulililillilliiiiliiglMIMim^^ JJillllliillllllllllllllltllllllllllllllllll!|llliíllllllll[lilil|Íl!liflii'liÍ
Parece que Monna Delza no ha vacilado gría, también buena para el espíritu y sana
mucho tiempo. La espiritual artista se nos para la vida.
vá á presentar bajo el doble aspecto de bai- Su espiritualidad parisiense no estará
larina y de cantante. Para esta sorpresa ha avinagrada seguramente con la mordacidad
elegido el escenario del Palais Rpyal y la maligna que provoca el ridículo ; será una
obra que para el caso han escrito los señores alegría desbordante y espontánea, una ale-
Hennequin y Mitchell. Estamos seguros, se- gría comunicativa, también ingenua, nacida
gurísimos, de que así como triunfara en la de su juventud llena de flores y contentos
Comedia triunfará en el sublime arte de Sa- íntimos, tal vez hija de una bondad grande
lomé. ¿ Puede, acaso, haber algo impiosiblc y delicada, verdadero perfume de las flores
para un talento dúctil como el de ella ? hermosas y los frutos sabrosos.
Bailará, bailará admirablemente, y el ritmo La que ayer hizo sollozar hoy hará reír.
plástico de todo su cuerpo sabrá conquistar No sabemos si ella aceptará con más satis-
aplausos tan espontáneos y ruidosos CO:TIO facción el aplauso de los sollozos incontenidos
el ritmo de su voz y la elocuencia de sus por la emoción, ó el juguetón cascabeleo de
ojos. las risas francas. Pero lo que sabemos es
En el Palais Royal se nos revelará tam- que ella sabrá cumplir hoy como ayer.
bién como una espiritual cómica y esto no Y ya no son sólo los fotógrafos los que
será más que la afirmación de su asombrosa han ido á sorprender á la elegante artista
flexibilidad cerebral y hasta si se quiere, el en su castillo y en su Villa, ahora también
complemento de toda su obra artística que los pintores se ocupan de ella y ya aprestan
no por corta deja de ser varia y definitiva. sus paletas multicolores y sus finos pinceles
Después de haber hecho derramar lágri- de marta para perpetuar su silueta admi-
mas infiltrando en el corazón del público la rable. Gosé, el exquisito dibujante catalán
tristeza del alma de sus encarnaciones, á las que ha sabido conquistar un puesto de honor
cjue ella agregaba la sutil melancolía de su en esta ciudad tan difícil de conquistar, está
romanticismo, es humano deshojar la ale- trabajando en estos momentos un afñche
MUNDIAL
digno de quien se lo inspira y que todo Paris todo visitante desconocido que se presenta
podrá admirar dentro de poco tiempo. ante las rejas de su puerta, es objeto de un
Y tampoco es ésto todo. Los empresarios, anticipado y verdaderamente inquisitorial
que áfuer de buenos comerciantes saben tanto examen. Se cuentan á este respecto algunas
de psicología como de resolver problemas anécdotas curiosas que sería aquí largo de
aritméticos, han encentrado que Monna relatar.
Delza muy bien puede ser contratada para Lo fabuloso también le encanta. Las tierras
cualquier escenario del mundo y á estas lejanas, jóvenes 3- proinetedoras, tienen
horas despliegan toda su actividad de hom- una fuerza imánica para ella. Ainérica es uno
bres de negocios y echan mano de todos los de sus sueños por realizar y según nos dice,
recursos de galantería y amabilidad que pronto, tal vez dentro de pocos meses, irá á
pueden llegar á decidir el esperado contrato. Buenos Aires, irá á Montevideo, irá á Rio Ja-
Mientras esta verdadera batalla se libra neiro, irá á Santiago... Y allá, en América,
en Su derredor, ella, la romántica castellana en esa América generosa y hospitalaria
de la Avenida del Bosque, sigue su vida apa- como UT campesino de leyenda, Monna Delza
cible, aprovechando las caricias del buen sol sabrá conquistar nuevos aplausos, nuevas
primaveral y la frescura de los tiernos cés- flores, nuevas palmas. Sirvan, pues, estas
pedes de .su jardín de ensueños. líneas, de espontánea y sincera presentación.
Tanto ama el retiro de su morada, que S.,
". HISTORIA
i( Volved los ojos por un momento hacia jurisprudencia y libertad inglesa, á la vena-
el otro hemisferio — se consignaba — y mi- lidad y tiranía de España : }• colmarán de
rad el estado de la monarquía española bendiciones el feliz instante en que comenzó
degradada á una provincia del imperio fran- su suerte independiente entre los brazos
cés y casi enteramente borrada del mapa de de la Gran Bretaña. La política de España,
la Europa. Este reino tan célebre, y anti- h a sido estrecha, mezquina é interesada.
guamente tan poderoso, y cuyos hechos Los honores, empleos eclesiásticos y secu-
famosísimos se iban extendiendo á las na- lares se han conferido siempre á los hijos
ciones mas distantes del orbe, ahora está de España posponiéndose el mérito de los
caduco, sin fuerzas y muriendo. Bajo el del país. Los naturales de este suelo han sido
dominio absoluto de un ministro infame, despreciados, y considerados como sospe-
el instrumento y creatura de un tirano ex- chosos. Más hoy bajo un cielo más brillante
traño y el traidor de su patria, la España en y benigno sólo tendrá lugar el verdadero
el día ofrece una pintura de deshonrada infe- mérito; y á este sólo será la preferencia y
licidad y humillación ; teniendo una exten- los nacionales gozarán las distinciones que
sión vasta aunque impotente y débil, su hasta ahora han desconocido ».
grandeza antigua está arruinada, y casi olvi- « La Estrella del Sud » con sus ai'tículos,
dada, y no parece ahora más que el esqueleto estilo de proclamas, ínflu3'ó más que ningún
de un gigante ». otro impreso en el fomento de las nuevas
...« La libertad es el fundamento de la ideas ; penetró más que las aquí escasas pu-
constitución inglesa. Sus leyes están esta- blicaciones de los revolucionarios franceses
blecidas sobre la justicia y la equidad. Nin- y de Juan Jacobo Rousseau en la masa del
gún tirano puede sacrificar á su capricho las pueblo, que entonces pudo leer ú oír leer
vidas de sus vasallos. Ningún señor injusto, á su gusto las primeras críticas dirigidas
para satisfacer su mala voluntad ó para ven- públicamente, en su proj^io suelo, al sis-
garse puede destruir á un sujeto humilde. El tema español imperante, al sistema de la
pobre villano, que á sus fatigas incesantes tiranía política y del monopolio comercial.
debe su miserable subsistencia, respecto á No en valde mandó Inglaterra á tan leja-
la libertad es igual á su soberano ; se confía nos confines lo mejor entre sus marinos, ya
en la justicia de su patria, y se abrasa su probados en otras empresas audaces, si bien,
ánimo con la noble sobei^bia de la indepen- como Sucede á menudo, puso con el elemente
dencia. Las riquezas no pueden trastornar la bueno otro malo, con el que sólo parecen
justicia de la ley, ni el poder ocultar el delito. detenerse algunos cronistas que olvidan las
« En una monarquía absoluta como la es- ambiciones que la previsora Albión acari-
pañola, la libertad, las posesiones y vida del ciaba desde tiempos atrás- sobre los ya vas-
vasallo dependen del capricho de un tirano. tos mercados que España le dejaba visitar
El rey de la Gran Bretaña es el padre de sus por una puerta apenas entreabierta.
subditos. Su poder reconoce por base el Los ingleses que no se hallaban en Monte-
amor, y no el miedo. La bondad de su cora- video en 1807 sobre un lecho de rosas, como
zón y carácter, la suavidad de su gobierno no lo habían estado un año antes en Buenos
y su habilidad en escoger á sus ministros, Aires á la fecha reconquistada por la ban-
han alzado nuestro imperio, durante su dera de oro y gualda que hasta los nativos
reinado tan largo y glorioso, al punto más americanos defendieron con laudable bi-
alto del poder y de la gloria. En someteros zarría — tomaron en la ciudad medidas que
al cetro inglés participaréis los mismos dere- hicieron el alma altiva de los españoles,
chos y privilegios que gozamos nosotros. mandándoles, sin distingos, comparecer á
Vuestro comercio libre de exacciones injus- la Plaza mavor, con el fin de prestar en ella
tas y monopolios onerosos se hallará más juramento de fidelidad á un rey y á una
feliz y próspero que nunca. La justicia se patria que no era la suya, y, sometiéndoles,
administrará con imparcialidad rigorosa. además, á las consecuencias funestas, que
Las puertas del « Forum » estarán igual- podría producirles el fomento de la baja
mente abiertas á los españoles que á los delación entre sus filas.
ingleses ». Más, si bien es cierto que los actos de esa
En los números siguientes los noveles índole ejecutados por el generalísimo inglés
redentores continúan haciendo vehemente Auchmuty así como otros actos arbitrarios
propaganda eñ favor del país qu-3 les paga tendentes á quebrantar el respeto á los fueros
sus artículos; tratan de tocar con su pluma municipales que hasta entonces todos respe-
el alma misma de los orgullosos y altivos taban, constituían delito inmenso para los
platenses, á quienes dicen : españoles que tenían el culto del Dios único y
« Después percibirán la diferencia de la superior de su catolicismo y el de la I..ey de
MUNDIAL -lOI
su lejana patria, no es menos verdadero que las rebeldías, no muertas, contra un régimen
esa misma manera de portarse, sacrilega militar pernicioso, lleno de fanatismos,
para entonces, influyó sobre el ánimo de desconocedor de las mismas instituciones
los criollos, que, menos religiosos aunque que su propio monarca á tiempo regla-
más amantes de su independia, se lanzaron mentara.
á la conquista de esta última á golpes de Inglaterra, que no vino al Plata para
sable y lanza sobre sus potros indomables. redimir y que ven.gó con su propaganda libe-
En Montevideo y en Maldonado, mtis en ral el reconocimiento que España hiciera
Maldonado que en Montevideo, la soldadesca años antes de la Independencia de los Esta-
inglesa, ebria y ávida de botin, cometió dos-Unidos de Norteamérica, 03-Ó pronto
excesos condenables, principalmente en los sonar para sus naves de guerra la hora de
primeros días que siguieron á su desembarco, su eterna partida.
menoscabando la libertad privada y des- Con el tiempo, los invasores do ayer trans-
conociendo el respeto debido, á las creen- formaron el hierro de sus armas en potentes
cias ajenas, pero todo eso íué reprimido á locomotoras y el oro de sus uniformes mili-
.tiempo por jefes conscientes de su misión. tares en fuertes monedas que llenaron las
Tales atropellos tocaron más intimamente arcas de los sindicatos que en el Uruguay y
al alma hispánica que á la de sus subditos de en la Argentina inauguraron las primeras
ultramar, quienes tenían íresco el i'ecuerdo Jíneas íeroviarias, vanguardias poderosas del
de su raza charrúa, el del último episodio progreso.
de la reconquista de Buenos Aires y el de HUGO D., BARB.\GF.LATA.
MAYO
Ni frío ni calor.
Ni calor ni frío.
La brisa en el río.
El aroma en la flor.
En el labio los besos.
En el pecho el amor.
En los bosques espesos
La voz del ruiseñor.
Blancas mariposas
En el joven jardín.
Visiones luminosas
En el azul confín.
Corderinos pascuales
En la amable juradora.
Cascabeles, timbales,
El sol.... ¡ La Primavera !
ALEJANDRO SUX,
102 MUNDIAL
La v e r d a d e r a Moda
— Qué es, al fin, una crónica de modas ? por completo de perlas de acero y c alóur-
me decía no há mucho el más espiritual die j¡, casi sujetada, por aplicaciones de
de nuestros autores dramáticos. Uste- pasamanería; al borde de la túnica, un
des no hacen otra cosa que describir lo crespón de seda, rosa viejo, bordado de
que todos vén... lo que casi todos saben... pequeñas perlas de oro, va ceñido al talle
— Perdone usted, no todo el mundo vé, por un cordón. Otra superposición de muse-
muy al contrario... Una crónica de modas linas de seda es también notable; ésta, ci-
es un guía, que derrama luz; es una amiga ñendo estrictamente el cuerpo, desnudan
fiel para las lectoras y el espejo donde sus con decencia aquellas mujeres cuyas líneas
deseos se reflejan. se presten á éste... modelaje.
Como guía, la crónica debe enseñar el Los sombreros de calle y los tocados de
camino de lo bello, de lo bonito; indicar lo noche toman las formas más diversas,
que está ó sienta bien, lo que está ó sienta desde la del pan de azúcar hasta la de la
mal de las innovaciones y de las creaciones cesta de flores: debo decir, no obstante,
que aparecen; hablar de los modelos inédi- que el pequeño sombrero hundiéndose en
tos, dar de ellos una idea. la cabeza, triunfa, pero no es admisible si
Es entonces cuando derrama luz, porque no sale de un buen taller de confección.
dá, por ejemplo, consejos como éstos : « el El " serre-téte » para la noche, aunque
modelo es así, pero no hay que imitarlo «, empiece á ser vulgar, tiene adeptos. Inútil
(' ésto también se lleva, pero no sienta que os diga, caras lectoras, que para permi-
bien », (' este modelo tiene éxito, pero sólo tirse este...; cáspital... digámoslo; este
lo llevan determinadas personas », etc. ". bonete de algodón „ que no deja ver un
Y es, en verdad, una amiga fiel, cuando solo cabello, fuera de la franja de la frente,
abordando hasta los más pequeños detalles, es necesario ser muy, muy, muy joven, ó á
hace sentir el ridículo de determinadas usan- lo menos muy fresca. El zapato de tercio-
zas. pelo está en boga, todavía. Parece que se le
Por esta respuesta, mis amables lectoras quiere reemplazar por el de satén, preferido
sabrán qué labor — ; qué agradable labor I de nuestras abuelas : irá acompañado, según
— me impongo. Quiero describirles « lo que dicen, de medias de seda blanca. Pero... si
mis ojos han visto » que diría nuevamente yo me permitiera dar un consejo, y,
M. Arthur Meyer, y lo que yo he deducido después de todo, me lo permito, ya que
de ello. estoy ahí para ello, os rogaría que no fuerais
Sin perífrasis, pues, digamos ya que, este vosotras las innovadoras. Por mi parte, este
año, la moda sienta muy bien al cuerpo, es zapato de satén negro chocando con la me-
decir que es seyante, como se dice en fran- dia Manca, no me dice absolutamente nada...
cés. Para « hablar mal « de ella, esperaré á menos, á menos... No lo digamos; i tiene
que haya cambiado... La ventaja de la mo- tantos caprichos, la moda !
da actual es que todas las mujeres parecen Los peinados son siempre ". vaguees »,
jóvenes. Mirad estos modelos que se mues- con la crencha al lado : no obstante, las ru-
tran en las carreras y decidme si no son bias ganan mucho en belleza llevando los
encantadores. Por empezar, un satén negro, cabellos poco sujetos y á bucles. Las more-
suave, recubierto de una blusa y de una nas continúan ostentando ondulaciones
túnica de velo bordado; un crespón c glacéo, regulares-
azul porcelana y blanco con vainicas bor- Las sombrillas de terciopelo serán el
dadas de azul y negro en el cuerpo y en las éxito de la temporada. He visto un delicioso
mangas. Señalemos también un vestido ter- modelo hecho de una mezcla de tela de
so, género « camisa de judía », bordado en Jouy y de terciopelo negro.
lo bajo, en el cuello y en las mangas. I Y qué de nuestros pequeños bolsos, con-
otros, y otros, más ó menos vistosos que vertidos en sacos enormes? Hoy día se usan
no describo para no ser prolija. de brocado, con un largo cordel y se llevan
Como toilette de noche, hé aquí un abri- suspendidos de los hombros. ... .
go de satén suave rojo « de crepúsculo »
rocubierto de muselina dé seda gris bordada MARIE BERTIN.
MUNDIAL log
Libros Hispano-Americanos
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componentes étnicos que han dado como con sus personajes ; tal como los encontró
tipo al actual americano del sur, sin dete- nos los presenta; tampoco los sucesos los
nerse en pueriles divisiones regionales que ha revestido de comedia, de drama ó de-
pretenden inmunidades de cierta natura- ópera ; así, en « El azar ds los corazones »,
leza y cantidad, habla clara y valiente- nos relata una despedida amorosa que ter-
mente de las virtudes y defectos de cada una, mina : Se marchó sin que pasase nada trá-
y sin detenerse en lamentaciones extempo- gico ; yo no la volví á ver más en mi vida ;
ráneas sobre las desgracias de tal ó cual in- se marchó y mi corazón quedó de nuevo triste
fluencia, hace un llainado á la vii'ilidad y á la y sólo, quizás hasta el tropiezo de otra alma.
razón, para que de lo que somos saquemos Este hecho sencillo, en verdad, no tiene impor-
fuerzas para; ser lo; que debemos. — En el tancia ninguna... Pero hay siempre interés
segundo capítulo parangona lasdosAméricas, en conocer un alma.
i^ Latina y la Anglosajona dando un por qué Para los acostumbrados á las escenas de
;,á sus diferencias actuales con el estudio rá- la vida literaturizadas por los escritores, este
. pÁdo de sus dos distintas colonizaciones ; nos libro será, sin duda, una desilusión ; pero
habla d e l peligro yanqui, de sus continuas el Sr. Julio Rosales ha hecho bien en presen-
irrupciones é intromisiones en nuestros tamos esas frases escuetas de la exsistencia,
territorios y asuntos, descarta el peligro sin pompas líricas, adornadas solamente con
eui'opéo basándose en la rivalidad de las su amarga filosofía.
. grandes potencias, nos dice las convenien-
,cias de ^na sana fé en no,sotros mismos sin El Jardín de las Hespérides, por Cor-
¡perder de vista las ambiciones ajenas para nelio Hrsp..^NO. J. Casis, Editor, Bogotá.
. cpnservar • nuestro sitio, deteniéndose muy Admirablemente presentado lo que habla
.especialmente en la rivalidad de los Estados con elocuencia del progreso gráfico en Bo-
^ _Uriidos y el Japón, del que muchos centroa- gotá, nos llega este buen libro de poesías
'. mericanos esperan la salvación indirecta- helénicas. Lafrase de Andrés Chenier : Je veux
; mente, en lo cual no creo que anden muy qu'on imite les anciens..., es el credo del au-
. equivocados ; repudia los Congresos Pana- tor, quien, hay que confesarlo, cumple á
, mericanos porque « reposan sobre una fic- maravilla.
ción 3'. un olvido voluntarios de las reali- Desde la cubierta hasta el pié de imprenta,
, dades » ; lanza la idea de realizar congresos todo evoca los admirables tiempos idos. Pan
latino-americanos fundándose en la comple- coronado de pámpanos y racimos, una frase
• ta disparidad de intereses, carácter, origen, griega de portada, mondaduras de poemas
costumbres, lengua, .religión y miras de las viejos convertidos en lemas, sonetos pasto-
dos Américas y la completa homogeneidad rales, églogas tranquilas, héroes de Homero
de la repúblicas latinoamericanas, y nos y de Virgilio, dioses del Olimpo, citas de filó-
pinta, finalmente, la patria del porvenir sofos y una savia de paz que incita á vivir
formada de la imión de todos los países que en los campos, á orilla de un río trovador,
]3alpitan al impulso de la inmortal alma de con una ninfa por compañera, una flauta
• Koma. El tercer capítulo se dedica por en- para hacer coro á las cigarras, un gerifalte,
tero á la crítica de nuestras instituciones un árbol añoso, un rosal y una vid.
-]3olíticas, educacionales, religiosas, socialis-
tas, etc. Creo que. aquí ha sido , demasiado H o r a s de Luch.a,por Manuel G. PRAD A L I MA.
benévolo y no, sé hasta que punto ha hecho
bien. Un valiente volumen en el que se nos pinta
el estado político, social y económico del Perú,
El libro termina así : « Bajo una cúpula sin duda mirado con ojos demasiado pesi-
de gloria el Nuevo Mundo latino se habrá mistas pero que han visto todos los males
elevado á la altura de las razas que al negarse que sufre su patria. Esta labor de crítica
á desaparecer y al salvaguardar sus distin- chez nous me parece muy eficaz en todos los
tivas, defienden, con su concepción de la países americanos por aquello de « conócete
libertad y del progreso, un fragmento indis- y vencerás ». La verdad es que nosotros aún
pensable del alma universal ». no nos conocemos bien ; por ésto es digna de
todo mi aplauso la obra del señor Prada,
Caminos Muertos, por Julio ROSALES. aunque le señalo el defecto de ser tal vez un
Caracas. — El autor ha reunido cinco poco exajerado en sus apreciaciones.
observaciones íntimas y las ha tratado con
cierta ironía dolorosa que hace mal. Vulgari- P a s i ó n l u n á t i c a , por G. MARTÍNEZ SIERRA,
dades, cosas corrientes de la vida, escenas que ilustraciones de F . NUÑEZ MILLÓN. Gar-
se suceden á diario, sin llamar la atención, nier Hermanos, Editores, Paris.
componen el librito. No ha hecho literatura Este fecundo escritor nos ofrece una co-
MUNDIAL XO7
Aunque duro, no es pesimista, y luego « espíritus 1). La autora, que conoce perfec-
de. enumerar los males y sus causas, — males tamente el camino de las tinieblas, nos con-
que con poco más ó menos intensidad sufre duce, también, á escenarios serios donde
toda la América hispana, — el Señor Argue- los fenómenos
das traza un leve programa de regeneración se realizan sin
y al íín nos dice : ninguna clase
« Necesitamos hombres que echen abajo de superchería,
mucho, de lo que está arriba y hagan obra V allí nos cuenta
de revolución, constru^^endo de nuevo si es la historia de un
posible, sin contemporizaciones, sin cobar- al m a m á s ó
días, fuertes en su labor y preocupados, sobre menos extrava-
todo, de empujarnos al trabajo, forzarnos gante. Sin duda
al movimiento y, llenos de fé y valor, meter- ninguna, •' Caro
nos un ideal levantado en la cabeza, única y Spirto 3, es
manera de perseguir y alcanzar un fin, un unabella página
destino ». emocionante y
por ella sola, la
señora de Elor-
S o m b r a s , por Angeles VICENTE. Fernando m e n d i p u e d e
Fé, Editor, Madrid. estar satisfecha
Colección de cuentos que giran alrededor de su labor li-
teraria.
de las preocupaciones populares sobre los A7igeles Vicente.
lAPUBEODAD
DE'AUJNDIAL
OGAMOS á nuestros lectores de
seguir hojeando las páginas de
publicidad que damos á continuación.
Bajo un aspecto artístico y recreativo
hemos querido p r e s e n t a r las casas ó
os artículos que por su reputación
mundial y su seriedad ó bondad
acreditada, merecen la mayor atención
y toda la confianza del c o m p r a d o r .
E n el t e r r e n o de los negocios, como
en el dominio de la literatura, de las
ciencias y de las artes, las invenciones
y los perfeccionamientos tienen por
efecto de revolucionar á m e n u d o la
fabricación y la presentación de los
artículos diversos que consumimos
y que son el resultado de la gran
vida económica de los países p r o d u c -
tores. P o r ese motivo deseamos
que nuestras páginas de publicidad
constituyan una revista interesante
de todas las fabricaciones, de todas
las casas y de todos los artículos
que deben interesar á n u e s t r o s
lectores, al ponerles al corriente
de lo mejor, de lo más nuevo
y de lo más útil en el m u n d o
de las industrias y del comercio.
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